Artistica Origen de La Cultura

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OTRO

La etimología del concepto moderno “cultura” tiene un origen clásico. En varias lenguas
europeas, la palabra “cultura” está basada en el término latino utilizado por Cicerón, en
su Tusculanae Disputationes, quien escribió acerca de una cultivación del alma o “cultura
animi”, para entonces utilizando una metáfora agrícola para describir el desarrollo de un alma
filosófica, que fue comprendida teleológicamente como uno de los ideales más altos posibles
para el desarrollo humano. Samuel Pufendorf llevó esta metáfora a un concepto moderno, con
un significado similar, pero ya sin asumir que la filosofía es la perfección natural del hombre.
Para este autor, los significados de cultura, que muchos escritores posteriores retoman, “se
refieren a todas las formas en la que los humanos comienzan a superar su barbarismo original
y, a través de artificios, se vuelven completamente humanos”.5

El término “cultura”, que originalmente significaba la


cultivación del alma o la mente, adquiere la mayoría de sus posteriores significados en los
escritos de los pensadores alemanes del siglo XVIII, quienes en varios niveles desarrollaron la
crítica de Rousseau al liberalismo moderno y la Ilustración. Además, un contraste entre
“cultura” y “civilización” está usualmente implícito por estos autores, aun cuando no lo
expresen así. Dos significados primarios de cultura surgen de este período: cultura como un
espíritu folclórico con una identidad única, y cultura como la cultivación de la espiritualidad o la
individualidad libre. El primer significado es predominante dentro de nuestro uso actual del
término “cultura”, pero el segundo juega todavía un importante rol en lo que creemos debería
lograr la cultura, como la “expresión” plena del ser único y “auténtico”.

Origen del término cultura y sentidos en los que se ha empleado a través de la historia

La palabra cultura proviene del participo pasivo de un verbo latino que puede conjugarse de la siguientes
manera: “colo, colis, colere, colui, cultum”, el cual significa: cultivar, cuidar, tener cuidado, prestar
atención (Lerma-Martínez, 2005, págs. 25-26). Así pues, en distintas etapas de la vida del hombre, el término
ha sido usado en diversos sentidos, tal como se explica en la Tabla 1. El primero uso es el relacionado con el
sentido material respecto a la relación hombre-tierra; luego apareció el sentido espiritual que denotaba la
relación del hombre con los dioses de la tierra. Posteriormente, ambos significados (material y espiritual) se
unen generando así un sentido humanista, y luego el término se utiliza para describir a los artistas, literatos y
la clase poderosa que formaban una elite.
EL ORIGEN DE LA DIVERSIDAD CULTURAL HUMANA.

Por Plinio el Insurrecto (Septiembre 2002)

En estos tiempos de globalización, sigue siendo un hecho que la especie humana es muy diversa
culturalmente. El termino antropológico de cultura se define como el conjunto de elementos
que caracterizan y diferencian a unas sociedades o comunidades humanas respecto de otras.
Estos elementos se podrían resumir en la lengua, conocimientos, técnicas, artes, costumbres y
usos, valores y pautas de comportamiento. ¿Por qué tal diversidad de culturas?. La respuesta
nos la puede dar, como no, la aproximación evolutiva.

Los humanos somos una de las especies animales que habitan casi todos los ambientes y
regiones geográficas de la tierra. Es obvio que cada vez que un grupo de humanos colonizaba
por primera vez un determinado hábitat, las personas se enfrentaban con los problemas de
satisfacer las necesidades básicas. Se enfrentaban con la necesidad de producir alimentos,
cobijo, herramientas y máquinas, y de reproducir las poblaciones humanas dentro de unos
límites establecidos por la biología y el medio ambiente. Estos límites naturales, son los que
determinaron que forma de vida eran más apropiados a cada entorno. Del conjunto de posibles
formas de satisfacer necesidades básicas, cada entorno seleccionaba cual eran más
beneficiosas en ese determinado hábitat. Esta selección natural actuaba a través de la
acumulación gradual de rasgos útiles por medio de un proceso de observación y de prueba y
error.

La forma de procurarse el alimento nunca es igual en unos ambientes que en otros.


Exactamente, y de la misma forma, el medio ambiente natural condicionaba el tipo de vivienda o
vestimenta. Es obvio que no se necesita lo mismo si se vive en los trópicos que si se vive en las
zonas templadas frías; igual que no es lo mismo vivir en un valle de los Alpes que en el desierto
del Sahara. Así, todavía hoy en día, podemos ver que las poblaciones que habitan ecosistemas
muy estables, como son las selvas ecuatoriales, son en su mayoría sociedades nómadas o
seminómadas de cazadores-recolectores. Estos grupos humanos no han desarrollado un
sedentarismo ni una verdadera agricultura, y además, apenas han cambiado culturalmente
desde hace miles de años. Por el contrario, aquellas poblaciones que habitaban los ecosistemas
más cambiantes e inestables en recursos del planeta son aquellas que dieron lugar al
sedentarismo, la agricultura, la ganadería, las ciudades, y en definitiva, a las grandes
civilizaciones. La forma en que las necesidades básicas eran satisfechas en función del hábitat
ocupado, condicionó la estructura social del grupo, los comportamientos, las costumbres, las
ideas, las creencias, y por supuesto los conocimientos adquiridos a través del proceso de
ensayo-error.

Como además poseemos un lenguaje articulado, los conocimientos adquiridos eran transmitidos
rápidamente de una generación a otra y de un grupo a otro. Los humanos somos animales con
una alta movilidad, por lo que los conocimientos generados en un medio ambiente particular
rápidamente eran transmitidos, por medio de la emigración, a otros grupos que vivían en
hábitats diferentes. No todos los conocimientos que venían de fuera eran útiles; algunos eran
desechados directamente puesto que no tenían aplicabilidad en un determinado entorno, otros
eran modificados a las necesidades impuestas por el entorno natural y algunos pasaban a
englobar la sopa de conocimientos que una determinada comunidad ya manejaba. Exactamente
lo mismo ocurriría con las ideas, las creencias, los valores, las costumbres, etc.

Este proceso resultó en una elevada diversidad de formas de vivir, las cuales no son estáticas o
inamovibles sino que evolucionan a lo largo del tiempo en función de los cambios en el entorno.
Entorno que ya no es sólo el medio ambiente natural, como en origen, sino que es también un
entorno social e ideológico. Este entorno social tuvo su germen en las adaptaciones al medio
ambiente y en los conocimientos obtenidos del mismo. Además, debido a que los humanos
tenemos la capacidad de crear tecnología, podemos modificar el medio ambiente que nos rodea,
siendo por tanto un agente de cambio en los ecosistemas. Si ha esto le añadimos que la base
social, consecuencia en un primer momento de las presiones selectivas impuestas por el
hábitat, ha evolucionado hasta lo que llamamos cultura de un pueblo y esta cultura evoluciona
con el paso del tiempo, tenemos que las presiones selectivas que afectan al individuo humano se
encuentran fundamentalmente en nuestro entorno social y cultural, y no en el medio ambiente.

En resumen, podemos decir que el origen de la diversidad cultural humana es el resultado de


las diferentes adaptaciones a los diferentes ambientes que ocupamos. Las particularidades
culturales no surgieron de las ideas y otros aspectos mentales o espirituales de la vida humana,
como los valores, la religión y el arte. Al contrario, las causas más probables de variación en los
aspectos mentales o espirituales de la vida humana fueron las variaciones en las presiones
naturales que afectaban a la forma en que las personas se enfrentaban con los problemas de
satisfacer las necesidades básicas de un hábitat particular.

Orígenes de la cultura latina[editar]


El origen de la cultura latina se encuentra en la civilización greco-romana, amalgama de la
cultura que se desarrolló en la Magna Grecia durante la dominación romana y difundida bajo el
Imperio romano (sobre todo en el Imperio romano de Occidente, pues el Imperio romano de
Oriente a poco de instaurarse adoptó el griego). Sus hábitos alimenticios, de vestir, sociales,
su lengua, arquitectura, etc., fueron transmitidos a los pueblos pertenecientes a los dominios
del imperio.

Escritura y numeración

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