Sesión 3 Hacer, Decir, Preguntar
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CODIGO: EBA-029
SESIÓN Nº 3
1.- Introducir una nota antropológica acerca del individuo y su ‘tránsito’ a lo cultural.
Qué fue lo que ocurrió en la evolución del hombre, que afectó no sólo a su aspecto
físico, sino que también afectó su condición de existencia. Algunas teorías, tratando de
explicar o comprender esta diferencia, indican que la condición existencial del individuo,
del sujeto humano, es la de ser un ser desfondado, debido a que ha perdido su base dada por
naturaleza. Dicha base natural es lo que comúnmente se le ha llamado instinto, que es una
forma de reacción ‘no razonada’ frente a un estímulo externo. Al perder esta base, la cual le
imposibilita de poseer puntos de referencia estables y compartidos dados de manera natural,
es que el hombre ha constituido una cultura, un fondo cultural, el cual le permite orientarse
en la sociedad que le ha tocado vivir. Dicha cultura, evidentemente, le ha antecedido
temporalmente, así cuando un individuo nace, lo hace al interior de una cultura, la cual
establece una serie de puntos de referencias, tales como un determinado lenguaje,
tradiciones, costumbres, instituciones, etc.
Este desfondamiento es lo que produce las culturas, pero, a qué se debe dicho
fenómeno, ¿qué tiene de ‘especial’ o de distintivo el individuo que lo diferencia de otras
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especies animales y vegetales, en particular con las más emparentadas con él, como son los
mamíferos superiores? Esto es lo primordial, pues, a partir de las diferencias se puede
indicar algunas condiciones fundamentales para que el individuo sea de un modo
determinado, distinto al resto.
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vislumbrar con los casos de niños ferales, niños que han sido descritos por la literatura
científica y que tienen la particularidad de haber sido criados, desde los primeros días, por
animales. Un caso así consta, con bastante certeza, el cual fue criado por lobos, luego
capturado y analizado en un laboratorio. El niño actuaba como lobo, en sus actos y
comunicaciones, en cautiverio alcanzó a proferir unas pocas palabras y a relacionarlos con
unos pocos colores (como lo haría un chimpancé, por ejemplo), pero no mucho más, si
usted observa con atención, el niño, como tal, era un individuo genéticamente perteneciente
a la especie humana, pero en su comportamiento similar a los lobos, qué había faltado,
fundamentalmente la socialización con su especie y, en específico, el lenguaje humano, en
cualquiera de sus múltiples variaciones. Lo extraordinario que ocurrió cuando el niño, en
las experiencias que se realizaron con él, fue puesto frente a un espejo, es que reaccionó
como lo haría un lobo, es decir, atacó el espejo, atacó su imagen, con lo cual se pudo
concluir que no tenía, precisamente, una imagen de sí mismo, en la medida que no se
reconocía como a sí mismo en el reflejo del espejo. Notemos la relevancia del lenguaje
humano, sin éste no hay comprensión ni reconocimiento del sí mismo, es decir, no hay
existencia humana sin el recurso del lenguaje, de ahí la relevancia de éste en su condición
de crear mundos humanos en su realización.