Murphy R Steward J Caucheros y Tramperos Dos Procesos PDF

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• resultado es el aumento del precio de la novia: los derechos sobre muje-


res han entrado en el mecanismo de mercado y, una vez fijada la oferta, eí ROBERT F. MURPHY
precio de las mujeres ha experimentado una rápida inflación. JULIÁN H. STEWAKD
Las indicaciones que me fueron entregadas por el organizador del pre.
senté simposio me pedían algunos comentarios sobre los efectos del aumen- CAUCHEROS Y TRAMPEROS:
to de la monetización en el comercio, en la distribución de la riqueza y so- DOS PROCESOS PARALELOS DE ACULTURACION *
bre las deudas. Resumiendo la situación a este respecto, diré que el co-
mercio ha experimentado un vasto incremento con la introducción del di-
nero de uso generalizado, pero también debido a otra serie de factores con-
comitantes con la forma colonial de gobierno. Al mismo tiempo, el mer-
cado ha ampliado su esfera de acción dentro de la sociedad. Los tiv son,
intrínsecamente, un pueblo que valora la distribución igualitaria de la ri-
queza hasta el punto de creer en el embrujamiento de unos para reducir
el monto de la riqueza de aquellos al tamaño de la de los otros. Con el
dinero, el grado y la amplitud de las diferencias en la distribución de k
riqueza ha crecido en gran medida y seguramente continuará creciendo. Fi-
nalmente, el dinero ha introducido una nueva forma de endeudamiento, una
forma que nos es especialmente conocida a los occidentales. En el sistema El problema
indígena, las deudas se presentan bajo la forma de débitos de tutela matri-
monial, manifestándose congruentes con el sistema de parentesco, o bien
El propósito de este artículo es mostrar cómo dos casos distintos de
bajo la forma de prestigio disminuido. En la esfera de subsistencia no
aculturación pueden ejemplificar procesos paralelos de cambio cultural,
existen créditos, salvo entre parientes y vecinos cuyas actividades forma,
esto es, regularidades intraculturales de función y de causalidad, incluso
ban parte del status familiar, y no actos de préstamo. La introducción del
si las diferencias en la forma externa y en el contenido sustantivo son ta-
dinero de uso generalizado y la expansión del mercado que aquél trajo con-
les que la aculturación puede igualmente ser considerada como un desarro-
sigo han acabado por divorciar las deudas del parentesco y el status, crean- llo convergente.
do en la esfera de subsistencia una noción de deuda divorciada de las acti-
vidades entre parientes y vecinos. Como se verá más adelante con mayor detalle, en los tiempos anteriores
al contacto europeo los mundurucú del Río Tapajós en Brasil y los algon-
En resumen, debido a la expansión del mercado y a la introducción quinos nororientales del Canadá diferían tanto en la estructura social como
del dinero de uso generalizado, la economa tiv ha entrado a formar parte
en la naturaleza general de su cultura y en sus respectivas adaptaciones
de la economía mundial. Esto ha provocado cambios profundos en las ins-
cultural-ecológicas. Los primeros eran cazadores de bosque tropical y horti-
tituciones de la soci-dad tiv. El dinero es una de esas ideas que en todo
cultores que habitaban aldeas semipcrmanentes y daban gran importancia
tiempo provocan choques y rupturas, y como toda otra idea nueva y con
a la guerra. Los segundos eran cazadores de los grandes rebaños migrato-
empuje, nunca deja de crear su propia revolución. La revolución moneta-
rios y estaban dispersamente organizados en bandas nómadas. No obs-
ria, al menos en lo que a esta parte de África se refiere, significa el defi- tante, y a pesar de estas diferencias, ambos grupos representan a grandes
nitivo alejamiento de todo tipo-de economía multicéntrica. El camino de
rasgos el mismo nivel de integración sociocultural. Es decir, que las familias
esta revolución puede ser penoso, pero sus resultados dejan pocas dudas.
individuales estaban relacionadas entre sí por medio de ciertas pautas supra-
familiares —actividades de la aldea en un caso, funciones de la banda en
:co, el otro— pero, en cada caso, cada unidad local era políticamente autó-
noma.
Dado que este artículo es esencialmente una ilustración metodológica,
es importante subrayar que el concepto de nivel no clasifica culturas se-
gún formas y contenidos de carácter sustantivo. Culturas diferentes pueden
ser completamente disímiles en sus rasgos particulares, en cuanto que son
producto de tradiciones e historias distintas y de distintas adaptaciones lo-

200 * Fuente: Economic Development and Cultural Change 4, jul. 1956.


ca'es al medio, pero sus unidades sociales autónomas mayores pueden tener, parte de un sistema sociocultural más amplio y comienzan a producir para
mercados exteriores según pautas mercantiles.
no obstante, un tipo similar de inclusividad. Así, pues, mientras que la se.
mejanza de nivel debe subyacer, toda formulación de regularidades int«- El proceso de transición gradual desde la economía de subsistencia a la
culturales, dicha similaridad por sí misma no implica ningún tipo de idea- dependencia del comercio es irreversible, y una vez conseguido el acceso
tidad tipológica. Los mundurucú de la selva tropical y los cazadores sub- a los bienes del comercio no hay retroceso posible. Podría por tanto decirse
que, en estas condiciones, la cultura aborigen se ve abocada a ser reempla-
árticos que son los algonquinos son enteramente diferentes en lo que res-
pecta a su estructura social y a la mayor parte de sus rasgos particular**. zada por un nuevo tipo de cultura que llega a su culmen cuando el pro-
Ambos, sin embargo, tienen un nivel de integración socio-cultural compa- ceso responsable ha llegado a su fin. El punto culminante se alcanza preci-
rable. samente cuando el monto de actividad dedicada a la producción para el
A p^ jar de ello, unos y otros son iguales en lo que hace referencia comercio crece hasta el punto de interferir con el ciclo de subsistencia abo-
proceso de aculturación a que se han visto sometidos y el tipo cultural re- rigen y el tipo de organización social vinculada a él, haciendo imposible su
sultante de este proceso que emerge actualmente en ambas poblaciones. pervivencia.
Ambos procesos se asemejan en el modo como la influencia comercial extft.
rior condujo a la, transformación del nivel de integración local, desde Js
banda o la aldea a la familia individual, y la forma como, a su vez, la fa- algonquinos nororientdes
milia quedó integrada como parte marginal de una más amplia nación. S
tipo cultural resultante tiene en común el que el núcleo cultural local con- Nuestro análisis del proceso de aculturación de los algonquinos ñor-
tiene en cada caso el factor fundamental exterior de una casi completa de- orientales parte del hecho de que los territorios de caza de pieles de pro-
pendencia económica basada en mercancías, que son cambiadas por deter- piedad familiar, tan ampliamente documentados entre estos indios, son pos-
minado producto local y el que la naturaleza funcional de la producción teriores a la llegada de los blancos. La suposición de Speck, Cooper y Ei-
local, la familia y otros elementos de la cultura están directamente rtií- seley de que tales territorios tenían un carácter enteramente aborigen ca-
cionados con este nuevo elemento. El factor común que se postula como rece de todo apoyo en los documentos históricos más antiguos. Por otro
de importancia causal es siempre una determinada actividad económica —k lado, casos incuestionables de formación de territorios familiares, posterior-
recolección de un producto silvestre—, que arrastra adaptaciones ecológi- mente a la llegada de los blancos, han sido recogidos por diversos etnólo-
cas muy similares. Mientras que la producción de caucho difiere de la caz» gos: por Leacock entre los montañeses orientales, por Jenness entre cier-
de pieles tanto como el bosque tropical pueda diferir de las estériles tie- tos atabascos de la cuenca del Mackenzie, y por Steward entre los carrier
rras subárticas del Labrador, el resultado del proceso de aculturación es en de la Columbia Británica. El estudio de Leacock trata los procesos de desa-
ambos casos la emergencia del mismo tipo de cultura, en cuanto definido rrollo de los territorios de trampería con mayor detalle y provee por tan-
desde el punto de vista del nivel de integración y del núcleo cultural. Em- to el material más esclarecedor. Haremos aquí continua referencia a él, al
plearemos este último término para referirnos a la interrelación estructur»! describir el núcleo cultural aborigen y los cambios subsiguientes ocurridos
de las instituciones básicas de la cultura. en él.
El estudio de estos dos casos ayudará asimismo a clarificar el concepto De acuerdo con Leacock, los montañeses orientales formaban original-
heurístico de ecología cultural, y especialmente a ¡lustrar cuan fundamental- mente un grupo de bandas escasamente integradas. La unidad social bási-
mente distinto es este concepto del de deterninismo ambiental. Mostrare- ca era el grupo de caza invernal «multifamiliar», compuesto de dos o tres
mos que el medio como tal no es en modo alguno el factor decisivo en la familias. Estos grupos eran nominalmente patrilocales, pero existía una
relación cultura-entorno. Al analizar el proceso creador de adaptación de ¡a considerable desviación de la pauta y cada familia individual se mudaba
cultura al medio, es necesario determinar los rasgos cruciales del entorno con facilidad de un grupo a otro. Las continuas divisiones y reestructo
que son selectivamente importantes para una cultura de un determinado raciones de tales grupos de invierno dependían de las vicisitudes del invier-
nivel y perteneciente a una determinada área cultural. En este sentido, no no subártico del Labrador. La caza, nunca muy abundante o excesivamen-
importa cuan diferentes puedan ser el territorio subártico y la selva tropi- te concentrada, escaseaba y se desparramaba al máximo en los inviernos
cal en su totalidad. El factor determinante es que cada entorno provea un duros. Las familias abandonaban entonces el grupo multifamiliar de in-
determinado recurso para fines comerciales que pueda ser controlado mejor vierno, con el fin de explotar de manera extensiva el territorio. Cuando
que de ninguna otra forma por familias individuales que controlan dicho
llegaban tiempos mejores, las mismas familias podían reunirse con grupos
recurso dentro de un territorio delimitado. Estos productos normalmente no
de familias distintos. Cada uno de estos grupos tenía un jefe, pero la cons-
alcanzan plena importancia hasta que las poblaciones nativas no devienen
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-úalmente del comerciante blanco, pudiendo aún mantenerse en su nivel
tante fluctuación de los miembros del grupo hacía que el status de
de subsistencia. Puesto que los animales de pieles preciosas pequeños, no
seguidores de dicho jefe quedara mal definido.
gregarios ni migratorios, todavía no eran capturados en gran escala, usán-
A pesar de su constante necesidad de dividirse en unidades meno-
dose técnicas primitivas como la trampa de madera y las armas de fue-
res, los montañeses orientales preferían vivir en grupos de mayor tamaño,
go, y puesto que dichos animales no producían sino carne inadecuada, la
ya que la caza colectiva resultaba más eficaz para el apresamiento de gran-
principal provisión de invierno seguía siendo el venado y otras piezas de
des piezas. De hecho, los informjyjtes más tradicionalistas de Leacock con- •/
caza mayor. Los indios podían aún permitirse el lujo de no dedicarse a
sideraban la caza solitaria o semisolitaria como una técnica propia del
los artículos para el comercio, sino hasta después de haberse asegurado
hombre blanco, y decían expresamente que no era adecuada para los in-
una amplia provisión de alimentos.
dios. Por otra parte, en ausencia de fuentes externas de aprovisionamien-
Los tramperos marginales que en este estadio aún eran los indios, de-
to, como las que hoy día son disponibles, el compartir la caza con las fa-
finieron, no obstante, rápidamente tan implicados en el sistema de true-
milias que no habían tenido suerte en la cacería resultaba esencial para la que que algunos bienes occidentales, tales como ollas, sartenes, cuchillos,
supervivencia. Los rigores del medio imponían un grado de fluidez y amor-
hachas, trampas de hierro y armas de fuego se convirtieron en necesidades
fia social, esenciales para la supervivencia física. Debido a las variaciones
para ellos. Y puesto que tales artículos manufacturados resultaban mucho
de los factores ambientales, especialmente en lo que concierne a la canti- más efectivos que los correspondientes implementos indígenas, estos últi-
dad y distribución de la caza, la cristalización de grupos de invierno más mos quedaron rápidamente desplazados y sus procesos de manufactura
rígidos y más permanentes resultaba imposible.
prácticamente perdidos. El proceso se desarrollaba, por consiguiente, en el
Los montañeses, no obstante, se agrupaban en unidades más amplias
sentido de una creciente dependencia del comercio, que prácticamente con-
en los meses de verano, época de la pesca y de la caza del caribú. Cada
dujo a la pérdida de muchas de las artes útiles nativas. Durante este pri-
verano, varios grupos multifamiliares de invierno se reunían alrededor de
mer estadio de dependencia, los tradicionales y mal definidos territorios
los diversos lagos y ríos del territorio, donde podían obtener relativa bue-
donde cada banda amorfa subvenía sus necesidades siguieron siendo la úni-
la pesca. Según Leacock, en tiempos anteriores a la llegada de los eurt
ca forma de propiedad existente, y los lazos de dependencia dentro del gru-
peos, dichos grupos no mantenían la propiedad de territorios bien delimi-
po continuaron siendo estrechos.
tados. Cada una de las bandas disponía más bien de un campo de ope-
En la segunda fase de la aculturación de los montañeses, siguió desa-
raciones r»,ás o menos definido y generalmente reconocido. Por lo demás,
rrollándose el proceso en el mismo sentido, hasta el punto de ser nece-
hubiera sido contrario a los intereses de cualquier banda entrometerse en
sarios ciertos ajustes. La dependencia del comercio se incrementó hasta
las tierras de las otras, ya que el área de cada banda representaba una di-
tal punto, que la caza de pieles se hizo más importante que la caza para
visión aproximada de los recursos con relación a la población. Pero, pues-
!a subsistencia. El indio se vio forzado entonces a adquirir la mayor par-
to que la abundancia de caza en cada territorio variaba de año en año, era
te de sus provisiones de invierno del comerciante blanco, con lo que a
costumbre que las bandas temporalmente más favorecidas ofrecieran hos- partir de este momento la caza pasó a ser una mera fuente complementaria
pitalidad a las más acoradas por el hambre.
de alimentación. Debido a las dificultades que durante el trampeo suponía
^ Las citadas «bandas» tenían poca o ninguna organización formal. No transportar provisiones de comida para toda la familia, los hombres em-
existía una jefatura formal ni mecanismos definidos que constituyeran la pezaron a dejar a sus familias en el puesto comercial todo el invierno,
banda como entidad social. Las bandas se fundaban directamente sobre la mientras ellos recolectaban pieles con otros hombres. A estas alturas, las
realidad económica. Tenían la mayor importancia funcional durante la tem-
deudas y las facilidades de crédito habían ya ligado a los indios con de-
porada de caza de los grandes animales migratorios. Mientras que tanto terminados puestos de comercio. La práctica de dejar a las familias du-
los montañeses como los culturalmente indistinguibles naskapi cazaban por rante todo el invierno en los puestos, estrechó aún más estos lazos. Las
igual el caribú. El mayor desarrollo de los territorios de caza en la parte familias empezaron a depender del almacén para la subsistencia, y el pues-
norte del Labrador parece explicarse por la mayor dependencia de los to pasó poco a poco a convertirse en el centro de la vida social y económi-
naskapi respecto de este animal.
ca del trampero.
Leacock divide el desarrollo de los territorios familiares de trampería Afirma Leacock que durante este segundo estadio, tipificado en la ac-
en tres fases generales En la primera fasp. ruando los indios empezaban tualidad por !a banda natashquan de los montañeses orientales, se da to-
apenas a introducirse en la economía de las pieles, la caza de animales davía una considerable movilidad territorial entre los cazadores de pieles,
de pieles preciosas y su comercio por herramientas y provisiones constituía y la demarcación familiar de trampería es todavía temporal y mal delimi-
todavía una actividad secundaria en relación con la economía de subsis- tada. Los más viejos informantes manifestaban preferencia por la actividad
tencia de los nativos. En este estadio los indios dependen tan sólo par-
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seedor de los derechos exclusivos de caza de piel del territorio donde se ha
colectiva, ejemplificada aún hoy por el trampeo en grupo, la inexistenck efectuado la captura.
de derechos de propiedad definidos en los territorios de trampería, y el re- Dentro de la misma área, coexisten pues dos conceptos básicamente dis-
parto entre los hombres del gmpo de trampeo de las pieles de animales tintos de derecho de apropiación de los recursos, cada uno de ellos justi-
muertos con rifle. La reclamación del animal caído en la trampa por parte ficable y explicable de manera diversa: el derecho a cazar piezas de caza
del dueño de la misma parece ser también una costumbre nativa. mayor para fines de subsistencia, prácticamente en cualquier sitio, y el de-
Los estadios esbozados por Leacock, sin embargo, no son presentados recho a monopolizar animales de pieles preciosas dentro de áreas bien de-
por la autora como períodos claramente delimitados, en cada uno de los finidas. El gobierno provincial de la Columbia Británica ha reconocido la
cuales llegara a conseguirse una estabilidad cultural. Se trata más bien mencionada distinción hace algunos años, registrando los territorios de
de frases transitorias de un proceso, a cuya culminación, según nuestra trampería familiares de los indios carrier y protegiéndolos con la ley, mien-
terminología, tienden a acercarse los montañeses orientales. Algunos hora- tras permitía la caza de alce en todas partes.
bres, dice Leacock, muestran una creciente inclinación a volver al mismo Este resultado final de la aculturación constituye en sustancia lo que
territorio de trampería, año tras año. La extensión de dicho territorio ad. Leacock denomina el tercer estadio. En él, la familia nuclear se convierte
mite, habitualmente, no más de dos tramperos trabajando juntos. Hasta en la unidad social y económica primaria, mientras los antiguos lazos de
cierto punto, esta forma de trabajar ha sido establecida por los tramperos dependencia económica interfamiliar quedan cada vez más debilitados. El
blancos, pero los indios la siguen principalmente por ser la más efectiva. nuevo individualismo ha llegado a penetrar incluso la familia nuclear. En-
Cuando un indio que trabaja en solitario goza de los beneficios y ha ad- tre los montañeses occidentales, allí donde entre los más aculturizados del
quirido ciertos derechos sobre un determinado territorio, intenta proteger grupo oriental sólo el cabeza de familia detenta la propiedad de los re-
y perpetuar sus recursos vitales mediante prácticas de selección y conser- cursos de pieles del territorio, el hijo del trampero adquiere en propiedad
vación de pieles que no son propiamente nativas. Los tramperos monta- las madrigueras de castor que por sí mismo descubre.
ñeses más conservadores no aprueban enteramente este nuevo modo de Con la disolución de los lazos interfamiliares entre los algonquinos
proceder adoptado por algunos de sus compatriotas, pero se respetan su nororientales, los establecimientos de comercio devienen los centros de gra-
tenencia en exclusiva de los derechos de trampería sobre un determinado vitación económica de la familia. Leacock dice:
territorio. Lo que surge de aquí es un sistema de propiedad por usufruc-
to, que encontramos también entre los montañeses occidentales y, de he- El movimiento de establecimientos comerciales ha sido eviden-
cho, en muchas otras partes del mundo donde los sistemas de control le- temente el factor determinante más importante en los recientes cam-
gales y gubernamentales son más bien escasos y la densidad de población bios de tamaño y emplazamiento ocurridos entre las bandas de mon-
baja. tañeses. No obstante, sería erróneo inferir de aquí que la creciente
Según la nueva pauta de explotación se extiende más y más entre los dependencia del comercio ha originado la destrucción de grupos so-
montañeses orientales, el grupo como tal reconoce en forma creciente los ciales anteriormente estables. Lo contrarío parece más próximo a la
derechos familiares sobre los territorios de caza de pieles. Tales derechos verdad: que los cambios introducidos con el comercio de las pieles
se extienden progresivamente sobre gran parte, si no la casi totalidad, del han provocado la formación de bandas más estables y con una orga-
territorio de la tribu hasta acabar chocando seriamente con el nomadismo nización formal mucho mayor.
o seminomadismo de los indios más conservadores. Estos, en último térmi-
no, se ven forzados al cambio, y lo que finalmente emerge es el clásico te- Como ejemplo de este desarrollo posterior al contacto con el comer-
rritorio familiar de trampería en el que el cabeza de familia detenta la cio de las pieles, Leacock señala la banda denominada Seven Islands. Esta
propiedad de un área bien definida que se transmite patrilinealmence. «nueva» banda, no obstante, tiene muy poco que ver con las bandas ca-
i.
Con el fin de no simplificar teorías sobre el origen y desarrollo del de- zadoras aborígenes, ya que el principal vínculo entre sus miembros es el
recho de propiedad, es importante reconocer que los derechos sobre terri- comercio que llevan a cabo con el puesto comercial de Seven Islands. No
torios de caza de pieles son meramente derechos de costumbre o de usu- reclaman territorio para la banda como tal y, en la actualidad, de hecho,
fructo sobre las pieles de animales dentro de un área definida. En modo tienden al territorio familiar y no a las tierras de la banda. Existe un jefe
alguno constituyen dcicchos de control y beneficio sobre la tierra misma de banda cuya principal función es actuar como intermediario con el Agen-
y *or>re todo lo contenido en ella, incluida la totalidad de su vida salva;*. te Indio. Los componentes del grupo se refieren a sí mismos como el pue-
Cualquiera, por ejemplo, puede matar o perseguir un venado o un caribú blo de «Seven Islands» (derivado, como se ha dicho, del nombre del esta-
en cua'quier área de trampería. En algunos casos, en cambio, puede llegar blecimiento comercial), y así son nombrados por los demás indios. Sin em-
incluso a capturarse un castor, con tal de entregar la piel del mismo al po-
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bargo, con vistas a conseguir una mayor claridad en la taxonomía, es mejor ticar, y que resultaban difíciles de llevar a cabo sin cobertura. Por lo de-
dejar de describir la combinación a que venimos refiriéndonos como una más, y puesto que los mundurucú usaban más bien poco el transporte acuá-
«banda». Un grupo tal trae a la memoria los shoshoni de la Gran Cuenca tico, el aislamiento de los ríos no resultaba un grave contratiempo.
del Missouri, posteriores a la llegada de los blancos, que se clasificaban a Se ha subrayado ya que los mundurucú y los algonquinos nororientales
sí mismos según las reservas, como por ejemplo los paiute de Warm del siglo xrx estaban situados a un mismo nivel de integración sociocultu-
Springs, los paíute de Burns, los shoshoni de Owyhee, etc. Anteriormente ral. Las simples y escasamente estructuradas bandas de cazadores nómadas
a la Ley de Reorganización, la única base de agrupamiento de estos núcleos algonquinas equivalían a grandes rasgos a las aldeas semisedentarias de los
la constituían la residencia en una misma reserva y el hecho de estar re- mundurucú. En ambos casos el grupo local estaba compuesto por una co-
presentados por un mismo portavoz, que generalmente asumía el puesto, munidad autónoma multifamiliar. En determinadas circunstancias, las di-
en parte debido a su prestigio, pero principalmente mediante el reconoci- versas aldeas mundurucú llegaban a integrarse a nivel tribal, pero sin que
miento del Agente Indio. Y puesto que los agentes preferían habérselas existiera ningún tipo de control político que abarcara por igual todos los
con personas «cooperadoras», los jefes muy a menudo no representaban en poblados. El hecho de que el poblado mundurucú no pueda funcionar en
realidad a los indios. Estas gentes de las reservas, al igual que la banda de aislado, ya que existe matrimonio interlocal y cooperación periódica para
Seven Islands de Leacock, tienen una mínima estructura formal y una muy fines ceremoniales y guerreros, no implica necesariamente un más alto ni-
limitada razón de ser. La estabilidad del grupo, en los casos citados, vel de integración económica o política. De manera inversa, puede argüir-
es siempre una mera función de su relación con los blancos, un factor ex- se que las bandas algonquinas nordorientales eran autónomas, pero en modo
temo. Entre los montañeses orientales más aculturados, no obstante, la uni- alguno constituían unidades por completo aisladas unas de otras.
dad básica económico-social es en general la familia nuclear. El nivel de integración de algonquinos y mundurucú era, pues, el mis-
mo, pero sus respectivas culturas diferían estructural o tipológicamente y
en cuanto al contenido. Los clanes y mitades patrilineales hacían que los
Los mundurucú lazos de parentesco en la sociedad mundurucú fueran más amplios y ple-
nos. El aprovisionamiento de la aldea estaba basado en una agricultura de
Discutiremos los mundurucú con mayor detalle que los algonquinos, no roza. El pesado trabajo de talar el bosque, por su parte, era realizado por
sólo porque etnográficamente son menos conocidos, sino también porque grupos de trabajo compuestos por todos los hombres del .poblado, mientras
el problema de la transición a la familia individual, dentro del proceso el cuidado de las huertas y la preparación de la mandioca corrían por cuen-
general de aculturación, no ha sido adecuadamente descrito para Sudamé- ta de las mujeres de la familia matrilocal ampliada. La principal ocupación
rica. de los hombres, por lo demás, era la caza y la guerra.
Los mundurucú han estado en activo contacto con la civilización euro- La reconstrucción que Leacock hace de la sociedad original de los mon-
pea durante los últimos 160 años, de los cuales sólo 80 han estado dedi- tañeses orientales, muestra que la importancia funcional de la familia nu-
cados a la explotación del caucho. La descripción que a continuación ha- clear ha sido mayor entre éstos que entre los mundurucú. La familia entre
cemos de la época anterior al caucho entre los mundurucú no se refiere los montañeses era una unidad relativamente estable dentro de las con-
a los mundurucú anteriores al contacto, sino que remite a mediados del tinuamente móviles y amorfas bandas de cazadores, mientras que para los
siglo xix. Los cambios producidos entre los mundurucú con anterioridad mundurucú la pauta era justamente la opuesta. Cada casa mundurucú cons-
a esta fecha son el tema de otro artículo. tituía una unidad estable compuesta por las mujeres y su descendencia
Los mundurucú han venido habitando las selvas vírgenes y las saba- femenina. Los mundurucú componían la aparente paradoja de una socie-
nas al este del alto Tapajós, en el estado de Para, Brasil, por espacio de dad de clanes y mitades patrilineales formada por familias ampliadas ma-
por lo menos dos siglos. La sabana en esta región es más bien reducida y trilocales. Los hombres se casan dentro de estas familias ampliadas desde
la flora predominante es el bosque alto y la espesa vegetación típica de la unidades semejantes, bien dentro del mismo poblado, bien en otro dis-
cuenca del Amazonas. Los mundurucú escogían el campo abierto para la tinto. El marido, no obstante, no tenía necesidad de integrarse en la fa-
construcción de sus aldeas, porque el alejamiento de las grandes corrien- milia ampliada matrilocal a la que se vinculaba por medio del matrimo-
tes de agua otorgaba una cierta protección frente a los ataques enemigos nio, puesto que el centro de sus actividades estaba en la casa de varo-
provenientes del río > un mayor alivio de los enjambres de mosquitos que nes, emplazada en el perímetro occidental del círculo de casas que forma
infestan las orillas de los ríos, al tiempo que la ausencia de bosque en las el poblado. Todos los varones, una vez alcanzada la pubertad, pasaban a
inmediaciones del poblado proporcionaba cierta seguridad ante los ataques dormir en la casa de varones. Las mujeres de cada casa, por su parte,
por sorpresa al amanecer, que casi todas las tribus de la región solían prac- preparaban y enviaban a la casa de varones los alimentos que se consu-
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mían en la comida comunal. La casa de varones era también el centro de cestería. La pulpa era tostada a continuación sea en forma del beijú nativo,
trabajo y de descanso de los hombres del poblado. El vínculo económico una especie de pastel de mandioca plano, sea en forma de farinha, que es
más inmediato del varón con la casa de su esposa lo constituía la obligación una basta harina de mandioca brasileña. La farinha solía venderse a los co-
de depositar allí diariamente la caza conseguida. La distribución comunal merciantes brasileños. Todas las fases de la preparación de la mandioca
de la misma, no obstante, restaba toda importancia económica al hecho. eran llevadas a cabo por las mujeres de la familia ampliada, que trabaja-
Por lo demás, el marido visitaba la casa de su esposa para fines sexuales, ban juntas bajo la dirección de la más anciana de la casa. El trabajo que-
para jugar con los niños o, simplemente, para tomar un refrigerio entre daba repartido entre diversas especialidades que, probablemente, contri-
comidas.
buían a hacer la operación a la vez más eficaz y más agradable.
Las rupturas matrimoniales no originaban mayores desajustes sociales. La farinha era, pues, un producto colectivo que implicaba el trabajo
La mujer simplemente continuaba viviendo en la casa con sus hijos y to- comunal del poblado en la apertura de nuevos huertos y la plantación de
maba nuevo marido. Si el marido pertenecía al mismo poblado no tenía mandioca, y los esfuerzos de las mujeres de cada casa en su preparación.
ni siquiera que mover su hamaca de la casa de varones. Marido y mujer no Además, era la aldea como un todo, y no los individuos, quien vendía el
realizaban juntos ningún tipo de tarea económica, y la división sexual del producto a los comerciantes brasileños. En la operación de trueque el
;
trabajo operaba sobre el contexto del poblado como un todo más que so- jefe hereditario del poblado representaba a éste, y las ganancias de la ven-
bre la familia nuclear como tal.
ta se repartían por igual entre todas las casas del poblado.
El ciclo anual de actividades anterior al período del caucho no estaba El naturalista británico Bates describe el modo como se efectuaba el
pautado entre los mundurucú por las estaciones fría y templada, como en comercio a mediados del siglo diecinueve, cuando los mundurucú comen-
Labrador, sino por los períodos secos y lluviosos. Al final de cada estación zaban a comerciar, junto con mayores cantidades de otros productos, pe-
lluviosa —el mes de abril en el Alto Tapajós— los árboles que ocupaban queñas cantidades de caucho:
el sit.o de los futuros huertos eran derribados por una cuadrilla de traba-
jo compuesta por todos los hombres del poblado y dejados allí mismo para [los mundurucú del Alto Tapajós] cultivan grandes plantaciones de
secar. Una vez despejado el bosque, muchas de las familias se dirigían mandioca y venden el excedente, que asciende en el Tapajós a unas
en pequeños grupos hacia los ríos mayores, donde la pesca era buena du- 3.000 a 5.000 canastas (60 libras cada una) por año, a los mercade-
rante las aguas bajas y donde podían también cazar los animales que deja- res que entre los meses de agosto y enero remontan el río desde San-
ban el interior de los bosques para ir a abrevar a la corriente. tarem. Igualmente recogen en la selva grandes cantidades de zarza-
Dos o tres meses más tarde era preciso volver a la aldea para quemar parrilla, caucho indio y habas tonka. Los traficantes, a su llegada a las
los árboles derribados, antes de que las primeras lluvias empezaran a em- Campiñas (la escasamente boscosa región, al otro lado de las cata-
papar el bosque. Tan pronto como las lluvias habían reblandecido lo bas- ratas, donde habitan la mayoría de los mundurucú) deben primero
tante la tierra, los huertos individuales eran plantados de mandioca con la distribuir sus mercancías —ropas de algodón barato, hachuelas de
ayuda cooperativa de todos los hombres y mujeres de la aldea. Los demás hierro, cuchillería y pequeños efectos— entre los jefes menores, luego
vegetales eran plantados por las mujeres de la casa del hombre que había esperan tres o cuatro meses para recibir el pago en especie.
abierto el huerto, a quien, según esto, se consideraba propietario del
mismo.
Al convertirse el caucho en el producto principal de la Amazonia, la
El maÍ2, las calabazas, las habas y otros vegetales eran cosechados y pauta del intercambio comercial entre los mundurucú siguió siendo la mis-
consumidos inmediatamente entre enero y febrero. Los cultivos de raíces, ma. Todo el caucho recolectado se entregaba al jefe, única persona que ne-
incluida la mandioca agria y la dulce, maduraban hacia el final de Ja esta- gociaba directamente con el traficante blanco. Las mercancías conseguidas
ción lluviosa en los nuevos huertos. I-r»s cultivos de raíces replantados re- a cambio del caucho, hasta donde podemos saber por los informantes de la
querían un más largo período de maduración. Tanto la mandioca agria como época, eran repartidas a cada individuo proporcionalmente a la cantidad
la dulce pueden ser cosechadas según se van requiriendo, lo que otorga un de caucho que había recogido. Puesto que los jefes, normalmente, resulta-
valor inestimable a esta forma natural de almacenamiento para la provisión ban ser más prósperos que los demás hombres, podemos suponer que su
ininterrumpida a lo largo de todo el año.
papel de intermediarios no les ocasionaba demasiados trastornos. De cual-
La mandioca agria, el más importante con mucho de los productos hor- quier forma, la parte del jefe nunca era tan grande como para provocar
tícolas de los mundurucú, requería un considerable trabajo para poder ser serias desigualdades en el reparto de la riqueza. De hecho, los mercaderes
utilizado en forma comestible. Los tubérculos eran, en primer lugar, ralla, se las ingeniaban para tener a los indios siempre en deuda, y esta deuda
dos, extrayéndoseles el ácido prúsico por medio del tipití, o prensa de era siempre cargada por cuenta del jefe como representante del poblado.
210
211
Tocantins, que visitó a los mundurucú en 1875, publicó a continuación una entre los algonquinos, actuaba como mediador comercial entre su grupo y
de las facturas que solían presentarse a los jefes. Si la factura es realmen- los blancos. Una vez el comercio individual ha quedado firmemente esta-
te.típica, el endeudamiento de los indios era con frecuencia más bien duro. blecido entre un sector de los mundurucú, los «jefes», en cambio, son
Al parecer estas deudas se usaban para forzar a los jefes a lograr de sus elegidos por el Agente Indio y por los misioneros, no tanto con fines co-
subditos una mayor producción. merciales ya, sino más bien con el fin de controlar la conducta general de
Según la dependencia de los mundurucú respecto del mercado iba los indios. Esta situación se aproxima bastante a la que los montañeses
siendo mayor, el jefe iba quedando cada vez más subordinado al mercader, presentan en la actualidad, si bien unos y otros han llegado a ella desde
que lo manipulaba en consecuencia. El mercader llegó incluso a ser capaz bases aborígenes diferentes y siguiendo un desarrollo funcional distinto. En
de nombrar «jefes» para llevar a cabo el comercio. Este tipo de jefes era ambos casos los propios indios eran bien conscientes de que los jefes
generalmente conocidos como capitao, o «capitán», y se distinguían los nombrados por los blancos no eran jefes genuinos según las pautas del
jefes de poblado hereditarios, denominados anyococucat o ichongop. Usan- liderato aborigen, y ambos grupos evidentemente sospechaban que el cita-
do a los «capitanes» como representantes locales del comercio, los mer- do jefe era promovido en favor de los intereses del hombre blanco y no
caderes aumentaron su control sobre el poblado. Al mismo tiempo, al usur- en los de su pueblo. Las nuevas pautas de liderato nunca quedaron, pues,
par al jefe hereditario sus funciones mercantiles, debilitaban la estructura plenamente establecidas, y, si bien dichas pautas resultaban funcionales en
misma del mando. Con él tiempo, el capitao llegó a desplazar casi por com- términos de las relaciones entre indios y blancos, se manifestaban siempre
pleto al jefe hereditario. Dentro de esta campaña de sustitución, y con el como disfuncionales en términos de la estructura sociocultural nativa.
fin de aumentar el prestigio del jefe nombrado por ellos mismos, los mer- Entre los mundurucú la integridad de los grupos sociopolíticos locales
caderes tomaban a veces consigo, en su viaje anual a Belén para surtirse se mantuvo temporalmente, en parte, debido al cambio en el papel fun-
de provisiones, a sus protegidos, para ser confirmados en su puesto por el cional de la jefatura. El hecho de que la misma pauta de liderato ya trans-
gobernador o algún otro funcionario. formada deviniera también disfuncional, se debió en parte a las adapta-
I a dependencia de los mundurucú respecto del comercio incrementó al ciones ecológicas que la recolección del caucho imponía. Dichas adaptacio-
principio la autoridad del jefe hereditario en tiempo de paz, ya que los ha- nes hicieron mucho más que contribuir a la desintegración de los contro-
bitantes del poblado confiaban en él para promover y asegurar sus inte- les políticos. Destruyeron la base económica del agrupamiento como tal en
reses del mejor modo en las actividades comerciales. Él nombramiento de poblados.
capitades, no obstante, minó la autoridad del jefe nativo y marcó el inicio La hevea brasilensis, la especie nativa más común del árbol del cau-
del creciente control del mercader sobre el poblado. La gente comenzó a no cho, crece en estado silvestre por toda la zona que se extiende alrededor
saber a quién debía considerar como «jefe», si al capitao o al anyococucat. del curso alto del Amazonas. Su explotación es factible sólo durante la es-
Sin embargo, pronto comenzaron a desarrollarse entre los indios malos tación seca, y en el valle del Alto Tapajós la duración máxima de la tem-
sentimientos y sospechas contra los jefes nombrados por los traficantes, a porada de recogida es desde mayo a principios de diciembre, es decir, apro-
quienes hacían en parte cómplices de las astutas y cada vez más evidentes ximadamente siete meses. Puesto que los árboles se hallan desparramados
maniobras de sus patronos. Sobre los capitaóes recayó la onerosa tarea de in- por todas las tierras bajas que rodean los cursos de los ríos, la comunica-
citar a los indios a una mayor productividad en las avenidas de caucho, ción entre ellos se efectúa a través de circuitos de senderos abiertos entre
y puesto que aún hoy los mundurucú siguen considerando la recogida de la maleza. La distancia entre árboles y el trabajo que la recogida en sí mis-
caucho una tarea poco agradable, es posible imaginar lo poco que este ma implica, limitan generalmente el número de árboles sangrados por día
cometido habrá hecho por aumentar su popularidad. Durante la investiga- y hombre a unos 130 o menos. Algunos recolectores logran aumentar la
ción de campo entre los mundurucú, el joven y bilingüe «jefe» nombrado producción mediante el mantenimiento de dos o tres avenidas separadas
por los mercaderes de la aldea de Cabitutu estuvo a punto de perder la que visitaban sólo cada segundo o tercer día. La distribución del árbol del
vida. La desconfianza hacia el mercader, a quien el «jefe» representaba, caucho es tal, que cada avenida da acceso a los árboles comprendidos en
acabó por centrarse sobre este último, amenazando su posición hasta d un área de tres a cinco millas cuadradas. El tamaño de cada territorio en
punto de estar muy próximo a ser asaeteado. concreto depende, por supuesto, de la densidad de árboles de caucho. En
En los últimos años, como se verá a continuación, se ha producido algunas zonas de la cuenca amazónica el caucho silvestre es más abundan-
entre los mundurucú una creciente tendencia a tratar individualmente con te que en otras. Uno puede caminar de 10 a 20 millas, por las márgenes
el comerciante, en lugar de hacerlo a través del «jefe», lo que ha acabado del río donde el caucho está más disperso, sin encontrar una sola morada,
de dislocar la organización política del poblado. pero, en los lugares donde el caucho se encuentra en abundancia, las casas
El «jefe» mundurucú nombrado por el hombre blanco, al revés que aparecen en intervalos de una milla y a veces incluso de media.

212 •m
1

El cauchero debe trabajar en su avenida o avenidas casi a diario, y -—I1 El trabajo en las avenidas de caucho, en la segunda mitad del si-
por tanto debe vivir cerca de ella. Puesto que cada recolector explota una glo xix, no distorsionó tanto el ciclo anual de subsistencia como cabría
considerable extensión de terreno, el alejamiento físico de sus vecinos se haber esperado. Las mismas gentes que antes dejaban la aldea durante la
le impone como una necesidad. Así, en la región del río Tapajós, donde estación seca para pescar o cazar en las márgenes de los grandes cursos de
la población, excluidos los mundurucú, asciende a unos tres mil individuos, agua, marchaban ahora a la recolección del caucho. Como en tiempos pasa-
sólo existen dos aldeas brasileñas de alguna consideración. Una de ellas dos, despejaban el emplazamiento de los futuros huertos antes de marchar
tiene 700 habitantes, la otra sólo 150. IMS restantes emplazamientos son y volvían a la aldea a tiempo para quemar la broza y los árboles abatidos
pequeñas aldeas compuestas por un puesto de comercio y de dos a siete y plantar los huertos. La necesidad de proveer primero a la propia subsis-
casas. La mayor parte de la población vive en casas aisladas que se repar- tencia limitaba la temporada del caucho a tres de los siete posibles meses,
ten por las márgenes del río. desde mediados de junio a mediados de setiembre. Esto establece un es-
La explotación del caucho silvestre es una ocupación solitaria e indi- trecho paralelo con las primeras fases de la producción de-pieles de los al-
vidual, ya que tanto el sangramiento del árbol, como la subsiguiente re- gonquinos nororientales, cuando la necesidad de cubrir su propio aprovi-
cogida del látex y su coagulación son tareas de un solo hombre. La fase sionamiento de carne por medios cooperativos obligaba a los indios a li-
final, que tiene lugar a la caída del día, consiste en la solidificación del lá- mitar la producción de pieles, en contradicción con la creciente demanda
tex, ahumándolo al fuego. La simplicidad y el programa diario del proce- de las manufacturas occidentales.
so del caucho en la Amazonia es tal, que no cabe ningún tipo de especializa- A lo largo del siglo xix (y hasta el presente día) los mundurucú, como
ción en cualquiera de sus partes. Por esta misma razón dos hombres nun- los algonquinos y de hecho la mayoría de los aborígenes, fueron adqui-
ca trabajan juntos en la misma avenida. Por más que la colaboración esté riendo un aparentemente insaciable apetito por los bienes utilitarios como
siempre abierta como posibilidad, por sí misma no añade nada nuevo en el por las baratijas de la civilización. Las armas de fuego aumentaban su efi-
sentido de un aumento de la producción. ciencia por igual en la guerra y en la caza, especialmente en la caza indi-
Esta breve reseña sobi'e la forma de explotación del caucho silvestre vidual que se efectuaba dur; rite la temporada del caucho, cuando una o
es necesaria para la comprensión de los cambios ocurridos en la sociedad dos familias vivían aisladas en las proximidades de sus árboles de caucho.
mundurucú. En el primer período del contacto con los blancos, los mun- En la caza comunal, por el contrario, el alcance y la rapidez de las armas
', durucú comerciaban principalmente con harina de mandioca y otros produc- no eran tan fundamentales, puesto que las piezas podían ser cercadas y
tos silvestres, teniendo entonces el caucho u ría importancia secundaria. La apresadas por el número. Entre los demás objetos que acabaron por con-
observación de Chandless de que en 1860 los mundurucú del Alto Tapa- vertirse en necesidades para los mundurucú estaba el vestido. Contraria-
jós «mercaban en zarzaparrilla y vendían provisiones a las partidas de cau- mente a lo que se piensa, la desnudez no es tan benéfica para los pue-
cheros», indica que el comercio en cantidades importantes de artículos que blos del trópico y existen en cambio varias razones que hacen deseable
no fueran el caucho continuó al menos hasta T860. Muy poco después de el vestido en el atea de la Amazonia. Por un lado los insectos que moles-
esta fecha, sin embargo, el ritmo de extracción de caucho en la Amazonia tan en gran medida a los indios, por otro el descenso de temperaturas du-
se aceleró, y en 1875, según reza el informe de Tocantins, el caucho se ha- rante la noche, que puede llegar hasta los 65 e incluso 55 ° Farenheit. El
bía convertido en el principal producto de los mundurucú. vestido, sin embargo, es caro y sólo muy recientemente ha empezado a
Con la introducción del comercio del caucho, la aculturación mundu- ser usado de manera consistente en algunos de los poblados mundurucú.
rucú entró en una segunda fase. Durante el primer estadio, mientras el La tendencia a cubrir el cuerpo ha producido en el curso de dos genera-
comercio en harina de mandioca y otros productos silvestres eran los predo- ciones un sentido del pudor comparable al de los europeos. Los mun-
minantes, el jefe hereditario hacía las veces de mediador entre los trafican- durucú, además, y especialmente las mujeres, han adquirido el gusto por
tes y su pueblo. Las pautas sociales aborígenes habían cambiado muy poco la ropa fina por puro afán de ostentación. Igualmente han desarrollado el
y la guerra era vigorosamente perseguida tanto por los mismos mercade- gusto por los bienes estrictamente no utilitarios, como el ron crudo brasi-
res corno por las autoridades coloniales. Durante esta segunda fase,, que leño y las cuentas y ornamentos surtidos por el mercader blanco.
duró hasta 1914, definitivamente desterrada la guerra, el tamaño de los Una descripción completa y adecuada de la creciente dependencia de
poblados se redujo sensiblemente debido a la introducción de las enfer- los mundurucú respecto del comercio requeriría tratado aparte, ya que la
medades europeas, y la posición del jefe hereditario quedó ampliamente dependencia de los bienes manufacturados trajo consigo la subsiguiente de-
debilitada con la imposición de «jefes» nombrados por los blancos. Este pendencia de los bienes adyacentes y subordinados a aquellos. Las armas
período se caracteriza por una «pérdida» de la integración más que por la de fuego requerían pólvora y plomo, en tanto que los tejidos manufactu-
adquisición de un nuevo tipo de integración o de estructura. rados precisaban tijeras, hilo y agujas para su reparación. La sustitución

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definitivamente pacificada, la ayuda militar de los mundurucú dejó de ser
de las vasijas de barro aborígenes por las ollas de metal, y de las han requerida. Entretanto, la recogida del caucho se había convertido para los
oativas por las manufacturadas ha llegado hasta el extremo de que mu indios en el principal medio de adquirir artículos extranjeros. La mano
chas de las mujeres jóvenes no saben ya cómo fabricar estos artículos, de obra era escasa en el Amazonas y los traficantes empujaban a los indios
actuales mundurucú recuerdan escasamente que sus predecesores usaban a realizar cada vez mayores esfuerzos, lo que interfería con la actividad gue-
hachas de piedra y cuchillos de bambú, y se encontrarían totalmente des- rrera indígena, ya que, en tiempos anteriores, la temporada del caucho era
validos sin la sartén de cobre que emplean para hacer la harina de man- precisamente la época en que los indígenas se dedicaban a la guerra. Cuan-
dioca. do, en 1914, una misión franciscana se estableció entre ellos, la base po-
A pesar del floreciente comercio de chucherías, el atractivo de la ma- lítica y económica que sostenía la anterior actividad guerrera de los mundu-
yoría de los bienes radica más en su carácter puramente utilitario que en rucú estaba ya tan minada, que las admoniciones de los sacerdotes para
su exotismo. El grado de eficiencia que la economía mundurucú ha conse- que vivieran en paz hallaron eco inmediato.
guido mediante <^1 empleo de instrumentos de hierro ha sido ciertamente Al final del segundo estadio de aculturación, lo único que mantenía uni-
enorme. da la sociedad mundurucú eran los lazos de parentesco y la comunidad
El paralelo establecido en cuanto al proceso básico de aculturación en- económica para la producción de comida para el grupo. Gran parte de la
tre los mundurucú y los montañeses, puede probablemente hacerse exten- antigua estructura había desaparecido. La jefatura hereditaria estaba por
sivo a la mayor parte de los pueblos aborígenes. En el caso de los mundu- completo minada, la actividad guerrera enteramente borrada, y lo único
rucú, el desplazamiento de la artesanía aborigen por los bienes de merca- que realmente funcionaba era la dependencia económica del exterior. Ya
do, mucho mejor preparados para cubrir las necesidades vitales, tanto nue- durante el siglo xix un creciente número de mundurucú, principalmente
vas como viejas, condujo inexorablemente a una creciente dependencia aquellos que habían tenido algún tipo de dificultad con sus convecinos,
de los nativos respecto de las gentes que les surtían dichos bienes y a un había abandonado de manera permanente sus poblados. Con el auge del
mayor intricamiento en pautas económicas externas a su propia cultura. caucho fueron muchos más los que siguieron el mismo camino, con el fin
Las familias mundurucú, al igual que entre los algonquinos, comenza- de integrarse plenamente en la economía cauchera.
ron a depender de los puestos comerciales. Hace más de un siglo, Bates La plena dedicación a la recogida del caucho no es compatible con la
relataba que los mercaderes brasileños efectuaban expedicones estacionales vida del poblado. Dado que el poblado mundurucú original estaba situado
para comerciar con los mundurucú. Al adquirir importancia el caucho en a varios días de marcha de las áreas del caucho, que normalmente bor-
la Amazonia, comenzaron a establecerse puestos permanentes de comer- dean los ríos, las familias que querían participar a la vez en la vida del
cio en el Alto Tapajós. Cada uno de estos puestos, ya fuera de propiedad poblado y en la economía del caucho tenían que emigrar estacionalmen-
individual o perteneciente a una compañía, ejercía tal control sobre las par- te del poblado a los terrenos caucheros y viceversa. De esta manera, di-
celas cauchíferas de la selva, que podía llegar a obligar a los recolectores chas familias no podían pasar más de tres o cuatro meses en la recogida
de caucho a tratar exclusivamente con él. Esto lo lograban mediante su del caucho. La única forma como los indios podían dedicarse plenamente
poder de desposesión y manteniendo en deuda constantemente al recolector. a la recolección era abandonando los poblados de la sabana interior y mu-
Los mercaderes que actuaban entre los mundurucú nunca llegaron a obte- dándose de manera permanente a las cercanías del árbol de caucho en las
ner títulos de propiedad sobre los territorios de extracción pertenecientes orillas de los ríos. Un gran sector de los mundurucú, a quienes el traba-
a la tribu, pero llegaron a tener a Jos indios en una situación de real de- jo estacional no alcanzaba ya para cubrir su creciente demanda de bienes
pendencia mediante convenios de crédito que el indio nunca llegaba a li- manufacturados, eligió este camino.
quidar. Con el tiempo, todas las aldeas acabaron bajo el control de unos Estas familias representan el tercer estadio de la aculturación mundu-
pocos traficantes, tan influyentes, en virtud de su imprescindibilidad para rucú. La instalación de dichas familias en las regiones caucheras se efectuó,
los indios, que podían nombrar «jefes», en contra de la tradición india, sin embargo, de dos maneras. La primera manera consistía en una adap-
con lo que duplicaban su poder de control sobre el poblado. tación completa y directa a la recogida del caucho, que aún puede ser es-
La progresiva debilitación de la jefatura hereditaria, cuya autoridad tudiada hoy día en muchos poblados del interior. Las gentes que aún de-
estaba anclada en el modo de vida aborigen, llegó a su extremo con el de- seaban incrementar sus ingresos mediante el trueque, acondicionaban la
clinar de la guerra. Las guerras posteriores a la llegada de los blancos, casa situada al lado de las avenidas del caucho para mejor resistir la tem-
aunque frecuentemente mercenarias y auxiliares de la ocupación y expan- porada de lluvias, construían huertas y permanecían allí mismo. Seguían
sión portuguesas, perpetuaban todavía el modelo nativo de autoridad. Los manteniendo relaciones con los poblados del interior, pero su órbita prin-
indios eran retribuidos con mercancías por sus servicios guerreros. Pero, cipal era ya la de las comunidades de familia dispersas, dependientes de
cuando al final del siglo xix la región central de Amazonia había quedado
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los diversos puestos de comercio. El último peldaño del proceso cíe in- partir de entonces, al de mero intermediario entre los habitantes del po-
corporación a la economía local brasileña, que representaba a la vez la cul- blado y los sacerdotes o el Agente Indio.
minación cíe su proceso de aculturación, tenía lugar con el definitivo aban- , Los poblados amorfamente estructurados de las orillas del Cururú re-
presentan un estadio de transición entre la situación comunal anterior y la
dono de estos últimos restos de horticultura y la dedicación total al tra-
familia nuclear bien establecida, y no constituyen, por tanto, el culmen de
bajo en las avenidas del caucho. A partir de entonces, al igual que sus
la adaptación a la ecología de la recolección del caucho. La mayoría de los
vecinos brasileños y que los montañeses occidentales, pasaban a depender
residentes en las márgenes del Cururú aún tienen que vivir lejos de sus
por entero del comercio para la provisión de alimentos.
poblados durante la estación cauchera, pero la mayor facilidad en las comu-
El segundo modo de adaptación a la economía cauchera, si bien des-
nicaciones que la canoa suponía, permitía que la mayor parte de ellos pu-
emboca en el mismo tipo de asentamiento y de organización social que el dieran volver al trabajo del caucho después de plantar sus huertas.
primero, implica la transición por un estadio intermedio. La anteriormen- El nuevo individualismo y la fragmentada división del trabajo, com-
te mencionada misión del Río Cururú había tenido un éxito más bien es- binados con facetas de la vieja cultura que no encontraban ya su lugar en
caso hasta que en 1920 se adoptó la política de comerciar con los indios. la nueva situación, contribuyeron a la desorganización de la sociedad del
Los misioneros se comportaron honesta y generosamente en sus relaciones Río Cururú. La autoridad política cíe los «jefes» nombrados por los blan-
comerciales, y la recolección de caucho se convirtió en un próspero nego- cos no era ahora sino un medio de extender la influencia de éstos. Por otro
cio para los indios. La intensificación de las actividades recolectólas provo- laclo, la continua inmigración de jóvenes varones désele los poblados que
có un movimiento general hacia las riberas del Cururú, y hacia 1930 mu- aún quedaban en la sabana originó un excedente de hombres en el Río
chas de las aldeas del interior habían sido abandonadas. Cururú, lo que multiplicó los conflictos por-causa de las mujeres. Debido
La migración se efectuó de forma tan masiva, que pronto surgieron a las interminables reyertas en poblados que habían perdido su original
nuevos poblados en las márgenes del río. Estos poblados, sin embargo, ca- base de integración, los disidentes acababan por mudarse a las avenidas
recían de la organización de varones, de la división del trabajo y las pautas de caucho o formaban nuevos poblados más pequeños. Este proceso de fi-
colectivas que estructuraban los poblados de viejo cuño. La población que sión sigue produciéndose en nuestros días. Al mismo tiempo, la misión
había emigrado cíe los antiguos poblados, si bien constituía una importante y el Puesto Indio se han convertido en los más importantes puntos foca-
masa de gente, estaba más bien integrada por familias individuales que por les del nuevo modo cíe integración de los mundurucú. Aproximadamente
poblados enteros. Los nuevos poblados crecían según 'nuevas familias nu- un tercio de la población del Río Cururú construye sus casas para la tem-
cleares iban llegando de las comunidades de la sabana-. Durante este pe- porada de las lluvias alrededor de tales agencias, que sirven a la vez como
ríodo de crecimiento, y puesto que los nuevos poblados estaban formados centro de reunión social, comercial y religiosa. Es también desde el puesto
por familias que en su mayoría no habían estado nunca conectadas entre y la misión desde donde las nuevas líneas de autoridad irradian actual-
sí, cada familia tenía que realizar por sí misma las actividades de subsis- mente.
tencia que eran. anteriormente la función de la familia ampliada y de la
aldea como tal. Marido y mujer, con la poca o mucha ayuda que los hi-
jos pudieran prestarles, limpiaban y plantaban los huertos. El pescado que Sumario comparativo
los miembros de cada familia recogían en los ríos cercanos reemplazó rápi-
damente a la caza, anteriormente realizada en forma colectiva, como fuen- .. La tabla que presentamos a continuación expone en forma de sumario
te principal de proteínas. Entretanto, el aumento en la producción de cau- las principales fases de aculturación, según han sido abstraídas del contexto
cho abrió a los indios la posibilidad de comprar machetes, cuerdas y ca- histórico. Los factores aculturativos básicos, en los dos casos que compara;
noas, que "ayudaban a conseguir una mayor efectividad en la pesca. Los mos, ejercieron influencias paralelas, si bien ambas sociedades se desarro- ¡
poblados, no obstante, creciendo siempre en este mismo sentido, acaba- liaron en modos sustancialmente diferentes hasta la culminación final del \''
ron por perpetuar la división atomística del trabajo, lo que convirtió a la proceso. Los factores causales comunes a ambos son cuatro. Primeramente, ,
familia nuclear en la unidad básica de producción. ambas sociedades quedaron implicadas en una economía mercantil de true-
La autoridad política en el territorio del Cururú era prácticamente que en el que los recolectores de productos silvestres quedaban atados por
inexistente. Las familias recién llegadas comenzaron a comerciar indivi- lazos de deuda y crédito a determinados traficantes. Este tipo de impli-
dualmente, primero con los misioneros y más tarde con el recientemente es- cación ocurre también frecuentemente entre los pueblos indígenas que se
tablecido Puesto Indio. Dicha actitud económica despojó a los «jefes» de dedican al cultivo y a la producción de ganado. No obstante, debemos dis-, "
una de las pocas funciones que aún les quedaba, reduciéndose su papel, a tinguir csia forma de las transacciones en efectivo, en las que el carácter
1
TABLA DE COMPARACIONES 3. Período de transido» 3. Período de transición
Progresivo desplazamiento de las Progresivo desplazamiento de las
MUNDURUCÚ MONTAÑESES artesanías nativas, creciente de- artesanías nativas, creciente de-
manda de bienes manufacturados, manda de bienes manufacturados,
1. Período pre-caucho 1. Período pre-pieles creciente dependencia del trafi- creciente dependencia del trafi-
El poblado está formado por la Banda nómada mixta, dedicada cante. cante.
casa de varones y las casas de la a la caza de los grandes rebaños Jefatura hereditaria minada por Incremento de la producción de
familia ampliada; la población se migratorios. el nuevo tipo de jefes represen- pieles que interfiere con la caza
divide en clanes y mitades patri- Frecuente disolución de la banda tantes del mercader. de aprovisionamiento.
lineales. durante la escasez invernal. El ciclo agrícola y la vida del po- Enfrentamiento del comercio in-
Los hombres de! poblado forman Reagrupamiento en unidades de blado impiden una mayor pro- dividual con la solidaridad de
grupos para la caza y preparación mayor tamaño de los grupos in- ducción de caucho. grupo.
colectiva de huertos. vernales, para la caza y pesca de Aparición del comercio individual.
Las mujeres de las diversas casas la estación de verano.
se ocupan de los trabajos hortí- Jefatura débil y móvil. Existen- 4. Período de convergencia y culmi-
colas. cia de líder en los grupos de in- nación 4. Período de convergencia y culmi-
Actividad guerrera intensiva para vierno; inexistencia de jefe en la A. Tipo intermedio nación
la caza de cabezas y como merce- banda de verano; bilocalidad re- Traslado a los nuevos poblados Predominio de la caza de pieles;
narios aliados de los blancos; dis- sidencial; frecuentes cambios en en las regiones del caucho. las provisiones invernales se ad-
persión parcial de los habitantes la composición de los grupos de El Jefe de intermediario con los quieren por compra.
del poblado durante la estación invierno. misioneros y el Agente Indio. Grupos de invierno no necesa-
seca para dedicai.se a la pesca y la Comercio individual, economía riamente con fines de caza colec-
guerra. El jefe es el líder guerre- individual de subsistencia. Fin de tiva. La caza individual o fami-
ro y el representante del poblado la casa de varones y del poblado liar proporciona una mayor efi-
en el comercio de la harina de tradicional. El poblado se man- cacia y permite la conservación.
mandioca. tiene unido gracias a los debilita- Traspaso de las interdependen-
dos lazos de parentesco y socia- cias económicas del grupo al tra-
2. Período de integración marginal 2. Período de integración marginal bilidad. ficante.
El jefe continúa como mediador Comercio efectuado por medio Factores centrípetas (brujería, ri- Emergencia de jefes que sirven
con el traficante, pero ahora eS'a de los cabezas de familia. Los lí- validades sexuales) causan la fi- como intermediarios con los mi-
menudo nombrado por el propio deres no comercian en nombre de sión de los nuevos poblados y sioneros y el Agente Indio.
traficante. El traficante gana in- sus seguidores. desembocan en B. como sigue. La familia nuclear aparece como
fluencia. Situación secundaria del trampeo B. Tipo disperso (a continuación unidad básica a lo largo de todo
Dispersión de la población du- con respecto a la caza de aprovi- de 3 o 4A). el año.
rante la estación seca, para la re- sionamiento. Persisten las pautas El liderato deja de actuar como El trampero tiene en posesión y
cogida de caucho más que para de subsistencia y las pautas so- factor integrador. transmite los derechos de un te-
la pesca o la guerra. La guerra ciales básicas. El comercio individual diluye los rritorio de caza bien delimitado,
continúa, pero disminuida en im- Inexistencia de territorios de lazos de parentesco. explotado tan sólo por su familia.
portancia. trampería. Los obstáculos impuestos por el
Las pautas de asentamiento y eco- Vinculación a los puestos de co- ciclo agrícola se resuelven me-
nomía son básicamente las mis- mercio. diante el traslado a las avenidas
mas del período pre-caucho. de caucho. Aislamiento de la fa-
Continuo desplazamiento de los milia exceptuados los lazos co-
trabajadores aborígenes. 1 merciales.
¡
220 221
abstracto del dinero como medio de cambio otorga al productor primario tiempo, en el período inmediatamente posterior a la cesación de los jefes
una mayor libertad para elegir su contraparte en el trato. En una econo» hereditarios como mediadores con el traficante, muchos mundurucú si-
mía de trueque-crédito pura, toda transacción se basa en la relación perso- guieron una pauta similar. Consumada la destrucción de los lazos de pa-
nal entre los que efectúan el trato; el traficante se apoya en el patrocinio rentesco ampliados en ambos grupos, los individuos comenzaron a comer-
continuado sobre el productor primario, que no paga las antiguas deudas ciar por sí mismos.
sin adquirir otras nuevas. Parece, pues, el procedimiento básico entre los La organización de parentesco se conservó algún tiempo más entre
pueblos sin escritura que el indio permanezca siempre en deuda con el los mundurucú que entre los montañeses, y esto explica la persistencia
traficante, que, por su parte, puede alterar las cuentas a voluntad y sin de la vida del poblado entre los menos aculturados indios al este del Ta-
duda lo hace, mientras permite al indio comprar siempre más allá de sus pajós. La estructura -Je parentesco original de los mundurucú era más
posibilidades. Para ello el productor deudor toma préstamos sobre la ven- extensiva y socialmente integrativa que la de los montañeses. Los culti-
ta de su futura producción, y el acreedor no extiende pago hasta haberse vos para la subsistencia aborígenes sobreviven aún, incluso entre las fami-
asegurado de la entrega. En los sitios donde tal tipo de economía tiene lias que viven aisladas en las avenidas de caucho, y, en general, los mun-
'ugar, es usual que los traficantes rehusen tratar con productores que están durucú siguen produciendo sus propias subsistencias, por más que se ha-
ya en deuda con otros traficantes. Esto es en la Amazonia una especie de yan producido cambios con respecto a las técnicas y a la organización del
«acuerdo entre caballeros», si bien dicho acuerdo es a menudo violado por T'Hajo anteriores.
los mercaderes ambulantes. En segundo lugar, los crecientes lazos de de- El recolector de caucho brasileño —el hombre blanco que se ha despla-
pendencia respecto de los mercaderes se efectúan siempre a expensas de los zado a la selva o el mestizo totalmente aculturado e integrado en la eco-
lazos colectivos dentro de cada sociedad. El afianzamiento de individuos e nomía mercantil— generalmente compra sus alimentos del mercader, de-
instituciones fuera del sistema social indígena se intensifica por medio del dicando la época en que podría cultivar sus propios alimentos a la reco-
continuo incremento de la demanda de productos manufacturados. Esto, lección del caucho o a pagar sus deudas con el traficante mediante servi-
según ya hemos visto, se extiende más allá de la simple atracción por los cios personales. Hasta la fecha sólo podemos citar el caso de un mundu-
instrumentos y ornamentos occidentales. Los productos de lujo se con- rucú que comprara la mayor parte de sus provisiones alimenticias; no obs-
vierten rápidamente en necesidades, un proceso que podemos comprobar en tante, podemos predecir con bastante certeza que, según vaya creciendo el
nuestra propia cultura. En tercer lugar, si bien el látex y las pieles son nivel de aculturación y con él la dependencia en todos los aspectos res-
productos que nada tienen en común, implican, no obstante, una ide'nti- pecto de la nación englobante, el número de indios que adquiera sus ali-
ca adaptación ecológico-cultural. Se trata en ambos casos de productos na. mentos por compra irá creciendo en igual medida. Cuando estos indios no
turales obtenibles en cantidades apreciables dentro de un área cuyo óptimo sean ya capaces de autoabastecerse de alimentos, se habrán convertido en
grado de explotación se consigue mejor con el trabajo de un solo hombre caboclos, o habitantes neo-brasileños del bosque.
que con el de varios. En uno y otro caso es precisa la conservación, ya Los factores de aculturación han operado de dos maneras diferentes por
que una explotación llevada a cabo sin ningún cuidado puede reducir pe- igual entre los mundurucú y entre los montañeses. Primeramente crearon
ligrosamente el número de animales de pieles preciosas o despojar a los ár- una serie de modificaciones, que desembocaron gradualmente en una iden-
boles de todo valor productivo. El mantenimiento de la capacidad pro- tidad tipológica en el nivel familiar. En segundo lugar, a lo largo de la
ductiva del área de explotación es evidente que se apoya en un incentivo. evolución general de los grupos como tales, se fueron produciendo por
Finalmente, tanto en el caso de las pieles como en el del caucho, se trata parte de familias aisladas rupturas que llevaban a estas familias a aislarse
de productos lo suficientemente dispersos como para requerir que las per- totalmente de la tribu, para dedicarse por entero bien sea a la recogida
sonas que se dedican a su explotación vivan o trabajen a cierta distancia del caucho o a la caza de pieles. No fue sino hasta el final del proceso
los unos de los otros. cuando la ya muy modificada, pero todavía superviviente sociedad abori-
Todos estos factores de cambio fueron esencialmente los mismos entre gen, comenzó a desintegrarse como tal sociedad.
los montañeses y los mundurucú, y todos ellos, también, se introdujeron Entre los mundurucú, las relaciones de liderato y parentesco habían
a través del contacto con el mundo exterior. Los efectos iniciales sobre ido sufriendo una lenta pero continua purga a lo largo de los últimos cien
una y otra cultura aborígenes fueron distintos, debido a las diferencias años. La desaparición de la actividad guerrera había sustraído a la cultura
originales de ambos grupos. Mientras que el jefe mundurucú actuaba al mundurucú gran parte de su vitalidad, y el jefe se había convertido en
principio como intermediario con el traficante, los montañeses no parecen un puro figurón manipulado por los mercaderes y por los organismos reli-
haber tenido jefes propiamente dichos. En cambio, entre los montañeses, giosos y gubernamentales. El trabajo del caucho y la dependencia respec-
los cabezas de familia comerciaban en nombre de sus hijos. Durante algún to del traficante habían debilitado y amputado los antiguos vínculos so-

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ciales. Al final del proceso de transición hacia las formas de residencia ais- Otras comparaciones
lada y total divorcio de la antigua vida comunal, los mundurucú no es-
taban mucho más firmemente integrados de lo que lo estaban los mon- i Podemos delimitar y definir aún más el paralelismo algonquino-mundu-
tañeses. rucú mediante un examen cultural comparativo de los cambios estructu-
La culminación del largo proceso aculturativo muestra un alto grado rales provocados por la aculturación en otras áreas. No buscaremos, sin
de paralelismo estructural. Tanto las poblaciones mundurucú como las de embargo, nuevos paralelos, sino que discutiremos culturas en las que la di-
montañeses se hallaban divididas en comunidades dispersas y débilmente vergencia aparece de forma manifiesta. Un ejemplo de divergencia eviden-
integradas, centradas en torno a determinados puestos de comercio con los te lo constituye la Costa Noroeste, donde el comercio de pieles fortaleció,
que las familias individuales estaban vinculadas. Los indios aún se divier- más que debilitó, la estructura social aborigen. El florecimiento del pot-
ten, se asocian y se casan entre sí, pero la familia nuclear es ahora la única latch y del sistema de clases a resultas de las nuevas riquezas en bienes
unidad económica estable. Dicha unidad constituye en la actualidad el más manufacturados es la tesis hábilmente defendida por una serie de estudio-
alto grado de integración social que es posible hallar entre los indios, pero sos. Sería, sin embargo, erróneo considerar cualquier tipo de comercio
está ligado a la nación en que la tribu habita por intermedio de la econo- de pieles como factor fundamental. Lo realmente relevante es la caza indi-
mía regional. El grado de integración de la familia a nivel nacional tiene, vidual de animales de pieles preciosas. La nutria de agua fue la primera
pues, unas características muy especiales y muy limitadas, ya que no com- piel con que las tribus de la Costa Noroeste empezaron a comerciar, sin
parte sustancialmente el común denominador de la cultura nacional, ni que la caza de pieles implicara ningún tipo de esfuerzo meramente perso-
siquiera de la subcultura regional o de sus vecinos no indios. nal ni delimitación de territorios. El volumen del trampeo era probable-
Existe aún una fase final que, si bien ocurre en fechas y localidades mente bastante limitado y en cualquier caso no llegó nunca a superar los
diferentes, se caracteriza en general por la asimilación de los indios como efectos culturales de la riqueza salmonera, escasamente igualada por nin-
una subcultura más del sistema sociocultural de la nación y por la pérdida gún otro pueblo cazador, pescador o recolector.
virtual de su identidad como indios. En este punto, proceso aculturativo Las actividades de trampeo de los skagit de Puget Sound se aproxi-
y resultados divergen, ya que los indios, a partir de este momento, parti- man mucho más a los de los algonquinos nororientales, según Jos describe
cipan en un grado mucho mayor de la cultura nacional. En tanto las fa- Collins:
milias mantienen su tradicional relación marginal con la sociedad nacional,
se diferencian de las poblaciones básicas de la nación que habitan, y se Los puestos [de comercio] desempeñaron un importante Daoel en la
asemejan mucho más entre sí. Cuando, sin embargo, llegan a aprender la alteración de la economía de los indios. Primero alentaron la trans-
lengua nacional, comienzan a realizar matrimonios con gentes no indias y formación de sus hábitos de caza. Las pieles que fundamentalmente
adquieren valores y pautas de conducta no indias, terminan por ser clasi- interesaban a los traficantes eran las de castor y nutria, animales que
ficados con las subculturas regionales que han ido desarrollándose en algu- tenían escaso valor en la economía aborigen, puesto que resultaban
nas partes de la nación. menos deseables desde el punto de vista alimenticio que el venado
Se puede decir que los cambios drásticos de forma y nivel de integra- o el alce, por ejemplo. A demanda del traficante, no obstante, los ca-
ción tienen mucho que ver con la aceleración de la pérdida de distintivi- zadores comenzaron a perseguir con afán los citados animales. Otra
dad cultural. A este respecto, Fortes ha sabido expresar en forma elocuen- transformación económica tuvo lugar cuando hjs cazadores, en lugar
te las relaciones entre estructura social y contenido cultural formal en una de matar piezas para carne, empezaron a cambiar pieles por comida,
situación tal:
El comercio de pieles, sin embargo, provocó aquí efectos diferentes
Me atrevería a sugerir que una cultura constituye una unidad en que en el este del Canadá:
tanto está ligada a una estructura social bien trabada. En este senti-
do estaría de acuerdo en admitir que la estructura social es el fun- Los efectos de estos cambios sobre la organización social skagit fue-
damento de la vida total social de toda sociedad permanente. (...) La ron pronunciados. Las distinciones de rango social empezaron a ha-
estructura social de un grupo no existe desligada de los usos y acti- cerse más marcadas. Los cambios de status se hacían posibles (si bien
vidades que obran dentro de ella. Podemos concluir con certeza que la movilidad social había estado siempre al alcance de toda persona
allí donde la estructura persiste debe igualmente darse una continui- de buena descendencia que pudiera adquirir la distinción de la rique-
dad en los usos y costumbres correspondientes, y allí donde los usos za) a medida que se abrían nuevas fuentes de riqueza.
sobreviven debe existir alguna base estructural para ello.

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tendríamos que esperar desarrollos más o menos paralelos a los del este
La nueva riqueza adquirida por los skagit quedaba transferida a la del Canadá. Pero los citados carrier no negociaban con traficantes euro-
estructura de clases y, en último término, al porlatch. La diferencia, pues, peos, sino con tribus estratificadas de la Costa Noroeste, en el contexto de /
entre los indios de la Costa Noroeste y los grupos del Canadá Nororiental un sistema económico fundado en la validación del rango por medio del j
está en que los primeros lograron integrar las nuevas riquezas en la pre- potlatcb. Como sugiere el siguiente ejemplo de los carrier del Lago Stuart, i
existente estructura de clases creada y perpetuada por la economía de pes- el comercio directo con los blancos y el fin del potlatch desembocan, en cam-
ca. En cuanto a los últimos, puesto que no existían medios o fines cultu- bio, en el sistema de territorio familiar de trampería.
rales que promovieran la concentración del excedente económico en manos El efecto del comercio de las pieles entre los carrier del Lago Stuart,
de unos pocos, los beneficios redundaban en favor de todos. Lo mismo su- al norte del Rió Blackwater, corrió una suerte similar, pero terminó en
cedía con la sociedad mundurucú, igualmente inestratificada. Las diferen- territorios familiares de trampería, según la investigación de Steward. En
cias entre los skagit por un lado y los mundurucú y montañeses por otro tiempos anteriores a la llegada de los blancos, la riqueza de las pesquerías
pueden atribuirse a la estratificación social de los primeros, que a su vez de salmón, aunque mucho menor que la de las tribus de la costa, había
se explica parcialmente por los mayores recursos aborígenes de los skagit. proporcionado algunos excedentes que, bajo la influencia de los tsim-
Esto, en efecto, constituye una diferencia a nivel de integración sociocul- shian del Río Skeena, habían sido canalizados en favor de ciertos nobles
tural. que controlaban los derechos de pesca de grandes territorios en nombre
El impacto de la caza de pieles sobre la estructura social pre-existente de las mitades matrilineales. La riqueza circulaba por medio de potlatcbs
se aprecia mucho mejor entre los carrier del interior de la Columbia Bri- en pequeña escala. El comercio de las pieles, llevado a cabo directamente
tánica, donde la riqueza salmonera era mucho menor que en la costa. El con los blancos y no a través de los contactos costeros, creó una nueva
comercio cíe pieles entre los carrier del Río Blackwater implicaba una es- fuente de riqueza y fortaleció la pauta nativa. Si bien las pieles eran ca-
trecha interrelación con los grupos de la Costa Noroeste, especialmente los zadas por los miembros individuales de cada mitad, los nobles a que he-
bella-coola. Goldman resume de este modo los efectos de este contacto mos hecho referencia tenían derecho a un tanto por ciento de las pieles
sobre las simples y bilaterales bandas de cazadores carrier: capturadas en el territorio de la mitad.
En el curso de unos cincuenta años, sin embargo, diversos procesos se
Indudablemente, los bella-coola, como todas .las tribus de la Costa combinaron para dar lugar a 'in sistema de territorios individuales de tram-
Noroccidental, se enriquecieron relativamente con el comercio de pie- . pería como el de los indios del este del Canadá. Principalmente, la entra-
les. Y en Bella-Coola, donde la riqueza era el 'factor decisivo en la da de nuevas riquezas en bienes manufacturados había traído consigo herra-
adquisición de rango, el comercio de pieles debe haber sido particu- mientas que eran de gran utilidad para los individuos. Los nobles empe-
larmente bien recibido. Y los carrier, que habitan un poco más hacia zaron a ser presionados para dividir los territorios de trampería entre sus
el interior y se dedicaban A la caza de pieles para comerciar con los propios hijos, en lugar de pasarlos intactos a los hijos de sus hermanas,
bella-coola, que a su vez los mercaban con los blancos, se convir- herederos tradicionales de títulos y derechos. Este proceso se vio favore-
tieron en una parte importante del esquema de elevación de rango. cido por lus actividades del misionero y etnólogo católico Padre Morice,
Si bien el bella-coola no obtenía valiosas prerrogativas del simple que minó de manera efectiva las sanciones religiosas nativas que rodeaban
hecho de tener un yerno carrier, sin embargo, si podía conseguir un a la clase de los nobles, y por el gobierno, mediante la prohibición del
monopolio sobre sus pieles podía acumular riqueza suficiente para potlatcb. Las antiguas pautas sobreviven en la actualidad sólo en localida-
comprar nuevas prerrogativas. Y del mismo modo que se beneficia- des aisladas, o se llevan a cabo de forma clandestina. En Fort St. Ja-
ban los bella-coola, también lo hacían los alkatcho carrier. Estos úl- mes, junto al Lago Stuart, donde está situado el puesto de comercio de la
timos traficaban con productos obtenidos en la costa que vendían a Hudson Bay y viven unos pocos cientos de blancos e indios, el proceso ha
los carrier del este del Río Blackwater. Los beneficios económicos culminado de manera casi idéntica al de los montañeses.
conseguidos del tráfico de armas y trampas de hierro crecieron hasta
el p u n t o de hacer posible la acumulación de excedentes necesarios La actual sociedad carrier clel Lago Stuart consiste en familias indi-
para el potlatch. Los compromisos de potlatch, a su vez, estimularon la viduales que detentan derechos exclusivos sobre ciertos circuitos de
actividad económica, y el grado hasta donde eran capaces de competir trampería, registrados y protegidos por el gobierno provincial. La fa-
en el potlatch servía de índice para integrar los niveles económicos milia constituye la unidad económica y de parentesco.
como prerrogativas honoríficas.
Parece verosímil pensar que los carrier del Río Blackwater no han
Teniendo en;cuenta las hipótesis que previamente hemos enunciado,
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alcanzado todavía el estadio final de aculturación. La mismo puede pen- tencia tenían en cambio un efecto disruptivo: debilitaban el poder
sarse de los skagit. La consideración crítica en este caso es siempre pen- de los jefes.
sar si la riqueza salmonera en dichas tribus era tan grande que superaba
la ..nportancia de la caza de pieles, o no. No era este el caso de los carrier El jefe de banda de las praderas comerciaba con una mercancía que
del Lago Stuart. En el bajo Skeena, sin embargo, el salmón era tan impor- había sido obtenida por medio de un esfuerzo colectivo. El jefe mundurucú
tante, que llegaron a construirse industrias conserveras, y los tsimshian y servía como intermediario en el período anterior al caucho, cuando el co-
tlingit han dejado a un lado la caza de pieles para dedicarse por entero a mercio de la harina de mandioca, también producida comunalmente, tenía
la pesca comercial y la industria conservera del salmón. una importancia primordial. Pero el jefe mundurucú perdió prácticamente
Por su parte, algunos indios de las praderas, igualmente dedicados al su posición al convertirse el caucho en el principal producto para el comer-
comercio de piehs, han desarrollado formas distintas a las hasta aquí men- cio. Los indios tentehará del nordeste del Brasil han estado en contacto
cionadas. Esto constituye otra muestra de la necesidad de examinar por se- con la civilización mucho más tiempo que los mundurucú, pero, según
parado cada formación específica en la caza y comercio de pieles. Existe una Wregley y Galvao, los jefes de poblado y los cabezas de familia ampliada
diferencia ecológica notable entre la caza de pieles de las Grandes Llanu- aún mantienen un papel principal en el comercio de la harina de mandioca
ras y la que se lleva a cabo en los bosques de coniferas del Canadá. Esta y del aceite de palma de producción colectiva. Parece evidente que, sin
diferencia no es otra que la que hay entre la caza por persecución y la otra base de autoridad política, resulta difícil para los líderes mantener el
caza por trampeo. Efectuar comparaciones sobre la base del «comercio de control sobre el comercio de bienes de producción individual.
pieles» sin más resulta, pues, incompleto y equívoco. Mientras que en las Nuestras formulaciones establecen, en efecto, que cuando determinados
praderas el objeto principal del comercio eran las pieles de búfalo, los ani- factores aculturativos, definidos funcional más que formalmente» aparecen
males capturados en el Canadá oriental eran generalmente pequeños, no dentro de una cultura, el núcleo de ésta varía según expectativas y modos
gregarios y no migratorios. El comercio de pieles en las praderas era un predictibles. Dichas formulaciones asumen la existencia de ciertas precon-
mero resultado del excedente de caza, una vez cubiertas las necesidades de diciones constantes que, aunque dignas de ser investigadas en sí mismas,
subsistencia, y servía, además, para fortalecer las técnicas cooperativas y pueden, a efectos de método, ser tomadas como factores dados.
colectivas tradicionalmente empleadas en la persecución de los rebaños mi- Podemos ejemplificar esto haciendo referencia al factor aculturativo bá-
gratorios. Por otro lado, la cohesión de la banda en las praderas se había sico, aunque incompletamente explicado, común no sólo a los mundurucú
visto acentuada por la adquisición del caballo y las armas de fuego y por y a los naskapi, sino también a la mayor parte de los pueblos primitivos
la intensificación de la actividad guerrera, esta última realizada en parte existentes en el mundo. Dicho factor puede ser formulado como sigue:
para obtener caballos. cuando los bienes manufacturados de las naciones industrializadas se hacen
Es posible que una sociedad no estratificada que adquiere un ex- accesibles a las poblaciones aborígenes por medio del comercio, los nativos
cedente de riqueza pueda desarrollar una estructura de clases, pero esto abandonan progresivamente sus propios productos artesanos con el fin de
requiere unas condiciones especiales que no suelen producirse entre los re- dedicar todos sus esfuerzos a la producción de cultivos especializados para
colectores de productos silvestres. Algunas de las tribus de las praderas el comercio u otros ítems que les permitan obtener más productos de fa-
comenzaban a mostrar un desarrollo incipiente de un sistema de clases a bricación industrial. Las consecuencias de este simple pero universal factor
finales del xvm y principios del xix, pero dichas tribus se vieron diezma- son enormes, por más variada que pueda ser su manifestación local. El fe-
das por las epidemias y avasalladas por el avance de la frontera en el pre- nómeno es de un orden de regularidad tan alto, que es preciso buscar ex-
ciso momento en que la intensificación de la riqueza y las diferencias de plicaciones especiales para las contadas excepciones.
prestigio empezaban a emerger. Una situación paralela a la de las praderas La principal hipótesis que podemos desprender del presente estudio es
podríamos encontrarla entre los mundurucú, en la creciente autoridad de ésta: cuando las gentes de una sociedad nativa no estratificada cambian
los jefes debido a su situación de intermediarios en el comercio con los productos silvestres encontrados en forma diseminada y obtenidos median-
blancos. Jablow subraya un incremento semejante de los controles políticos te el esfuerzo individual, la estructura de la cultura nativa acaba por quedar
entre los cheyenne, y Lewis dice específicamente del comercio de los pies destruida y desemboca finalmente en un tipo de cultura caracterizado por
negros: la existencia de familias individuales que detentan derechos bien definidos
sobre los recursos comercializables y que se relacionan con la nación en-
En períodos de monopolio [del comercio indio por una sola compa- globante a través de los puestos de comercio. Los caucheros, al igual que
ñía], el comercio de las pieles producía un efecto positivo: incremen- los tramperos y otros tipos de recolectores, quedan por igual comprendidos
tar el prestigio y la autoridad de los jefes. Los períodos de compe- en esta formulación general.

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