Este documento describe cómo la sociedad le enseñó a una niña que para ser guapa necesitaba cumplir con ciertos estándares de belleza que terminaron haciéndola sentir fea y poco digna, lo que la llevó a permitir que la maltrataran.
Este documento describe cómo la sociedad le enseñó a una niña que para ser guapa necesitaba cumplir con ciertos estándares de belleza que terminaron haciéndola sentir fea y poco digna, lo que la llevó a permitir que la maltrataran.
Este documento describe cómo la sociedad le enseñó a una niña que para ser guapa necesitaba cumplir con ciertos estándares de belleza que terminaron haciéndola sentir fea y poco digna, lo que la llevó a permitir que la maltrataran.
Este documento describe cómo la sociedad le enseñó a una niña que para ser guapa necesitaba cumplir con ciertos estándares de belleza que terminaron haciéndola sentir fea y poco digna, lo que la llevó a permitir que la maltrataran.
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EL MALTRATO SUTIL
Un día cualquiera, en una ciudad cualquiera, de un país cualquiera, nació una
niña preciosa; sus maravillosos ojos lo miraban todo con curiosidad.
Cuando empezó a caminar por la ciudad, le
dijeron que para ser guapa había que llevar vestidos bonitos. Y dejó de sentirse guapa si no llevaba un lindo vestido…
Y le dijeron que si cambiaba el color de su piel sería más guapa y le enseñaron a
maquillarse. Y dejó de sentirse guapa si no iba maquillada.
Le dijeron que para ser guapa tenía que ser
más alta y se puso… y sufrió sus primeros tacones. Y se sentía bajita y enana si no llevaba tacones. Le dijeron que para ser guapa tenía que ser delgada. Ya nunca pudo comer lo que le gustaba sin sentirse culpable.
Y le dijeron que su pelo… y le dijeron que su cintura… y le dijeron que su
pecho… Hasta que aquella niña se sintió tan fea, que todos los días necesitaba hacer grandes sacrificios para sentirse un poco más guapa. Terminó por estropearse la piel maquillándose a diario, destrozarse los pies al llevar tacones muchas horas, desnutrirse al mantenerse extremadamente delgada. Le habían enseñado a no quererse como era, a necesitar cientos de añadidos ortopédicos para ser digna de los demás. Hasta que empezó a temer que los demás descubrieran cómo era ella en realidad… Y sintiéndose fea se enamoró de un chico que la trataba como si ella no fuera digna de él. Y a ella… ¡le pareció normal!
Y sintiéndose así, fea, sin aceptarse a sí misma, comenzó a permitir que la
maltrataran.
No olvides nunca que la verdadera belleza es una actitud. Y que eres