Instituciones Medievales

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INSTITUCIONES MEDIEVALES

1. La nobleza y el dominio señorial. Los estados señoriales.

2. La monarquía. Fundamentos, administración, justicia y hacienda.

3. Las instituciones de poder local: la evolución de municipios y concejos. Las cortes.

4. Cristalización de la jerarquía eclesiástica.

LA MONARQUIA

Merced a ella el feudalismo pulverizo la soberania politica preservo la unidad geografica de las
futuras naciones , por poderoso que fuere ningun sr feudal se provlamo rey , la proclamacion
de rey de carácter sacramental quedo reservada a una sola dinastia

La primera estrategia del Régimen para adquirir legitimidad había sido acentuar sus
características católicas, la segunda sería hacer mayor uso del monarquismo

LA DINASTIA CAPETO EN FRANCIA

Casa reinante en Francia entre los años 987 y 1328, de la que descienden igualmente los reyes
posteriores, de las casas de Valois y de Borbón. Esta familia germánica, probablemente de
origen sajón, aparece en Francia desde el siglo IX, con Roberto, el Fuerte (? - 866), que
encabezó la defensa del centro de Francia contra los normandos (también se conoce a los
Capeto como Robertianos). Dos hijos suyos fueron reyes de Francia tras la desintegración del
Imperio Carolingio: Odón I (Eudes o Eudo) (888-93) y Roberto I (922-23); y también lo fue el
yerno de este último, Raúl de Borgoña (923-36).

Después, sin embargo, volvió a reinar la dinastía Carolingia, hasta que accedió al Trono el nieto
de Roberto I, Hugo Capeto (987-96), que da nombre a la dinastía. Aunque el principio teórico
de elección del rey se mantuvo, los Capeto instauraron la sucesión hereditaria, en la que se
vieron favorecidos por la existencia de descendientes directos durante más de tres siglos.

A Hugo Capeto le sucedieron su hijo Roberto II, el Piadoso (996-1031), su nieto Enrique I (1031-
60) y su bisnieto Felipe I (1060-1108). Durante todo ese tiempo, sin embargo, el poder de los
reyes era meramente nominal fuera de los dominios de la Corona en la zona central de
Francia, en torno a París, mientras que en el resto del «reino de los francos» los señores
feudales gozaban de una independencia casi total.
La afirmación del poder monárquico comenzó con el hijo de Felipe I, Luis VI, el Gordo (1108-
37), que sometió a los vasallos rebeldes y estableció una provechosa alianza con el Papado. Le
sucedió su hijo Luis VII, el Joven (1137-80), casado con Leonor de Aquitania; al divorciarse de
esta última, perdió los ducados de Poitou, Guyena y Gascuña, que pasaron al segundo marido
de Leonor, Enrique Plantagenet, luego rey de Inglaterra (Enrique II); la superposición de
derechos sobre esos territorios del suroeste de Francia sería motivo de conflictos con
Inglaterra durante siglos.
Le sucedió su hijo Felipe II Augusto (1180-1223). Las guerras que sostuvo contra los reyes de
Inglaterra (Juan sin Tierra y Ricardo Corazón de León) le proporcionaron los feudos que
aquéllos poseían al norte del Loira, con lo que amplió enormemente el dominio real; después
de la batalla de Bouvines (1214), un tercio del territorio francés era ya dominio directo de la
Corona, lo que ofrecía grandes posibilidades de fortalecer la autoridad monárquica.
Con su hijo Luis VIII, el León (1223-26), la monarquía pasó a ser hereditaria de derecho (ya lo
era de hecho). Su hijo Luis IX, el Santo (1226-70), puso fin a la cruzada contra los herejes
albigenses por el Tratado de París (1229), extendiendo los dominios de la Corona hasta el
Mediterráneo. También venció a Enrique III de Inglaterra, a quien hizo renunciar a Normandía,
Maine, Anjou y Poitou, al tiempo que se reconocía vasallo del rey de Francia como duque de
Aquitania.
Su hijo Felipe III, el Atrevido (1270-85), incorporó Navarra a Francia tras luchar por el control
de aquel territorio contra Castilla y Aragón y casar con la heredera de la Corona navarra a su
hijo, Felipe IV, el Hermoso (1285-1314). Le sucedieron los breves reinados de su hijo mayor
Luis X, el Testarudo (1314-16), y el hijo de éste, Juan I, el Póstumo (1316); al agotarse la
descendencia masculina, pasó la sucesión a los otros dos hijos varones de Felipe IV: Felipe V, el
Largo (1316-22), y Carlos IV, el Hermoso (1322-28).

Al morir este último sin herederos masculinos directos, puede darse por extinguida la casa. Se
impuso el principio de sucesión en los varones, pasando la Corona de Francia a Felipe VI de
Valois, representante de una rama secundaria de la familia; la reclamación del Trono francés
por los reyes de Inglaterra prolongaría el enfrentamiento entre ambos reinos en la llamada
«Guerra de los Cien Años» (1339-1453).

EL IMPERIO ELECTIVO EN ALEMANIA

En alemán el Primer Reich inició en el siglo X y duró 850 años hasta su disolución en 1806
durante la conquista de Europa por Napoleón.
El imperio pasó por diferentes fases de apogeo y declive de las diferentes dinastías. Entre ellas
destacó la de los Hohenstaufen y la de los Habsburgo. De los cuales aparecieron algunos reyes
españoles.
El siglo XVI estuvo marcado por la Reforma de Martín Lutero, a la que seguirán conflictos
sociales y guerras religiosas. En el siglo XVII, Prusia destacó entre los estados territoriales de
mayor poder, convirtiéndose en potencia militar.
Sacro Imperio Romano
El origen del Imperio Alemán se remonta a 911, año en el que Conrado I asciende al trono
alemán. Es considerado el primer rey de Alemania. No obstante, por su origen, el título oficial
fue en principio de "rey franco" y más tarde de "rey romano". El imperio mismo sufrió
alteraciones en su designación:
 Imperio Romano, a partir del siglo XI.
 Sacro Imperio Romano, a partir del siglo XIII.
 Sacro Imperio Romano Germánico, a partir del siglo XV.

La Edad Media
 El Sacro Imperio Romano Germánico se trataba de una monarquía electiva, en la que el
rey era elegido por la nobleza. Salvo excepciones, estaba emparentado con su antecesor.
Durante este período el imperio no tenía una capital sino que el monarca gobernaba
desplazándose de un lugar a otro. El rey se concebía como gobernante sometido a las
leyes transmitidas y era investido por el poder legislativo, fiscal, judicial, militar y
eclesiástico.
 En 962 Otto I se hizo coronar emperador en Roma (936-973).
 A partir de entonces, los reyes tenían que trasladarse a Roma para ser coronados
emperadores por el Papa. Aprovechando esta situación los nuevos emperadores
procuraban asentar su poder en Italia.
 Enrique IV no pudo mantener el predominio del Emperador sobre el Papado. La pugna con
el Papa Gregorio VII por la designación de los obispos, provocó que el Papa y el Emperador
se convirtieran en dos poderes enfrentados.
 A continuación, sucedió la dinastía de los Staufen: con ellos se produjo una fragmentación
territorial. Esto retrasó el proceso de Alemania como nación, al contrario de otros países
de Europa occidental donde empezaban a aparecer Estados nacionales.

LA PAZ DE LA IGLESIA EL IDEAL CABALLERESCO Y LAS CRUZADAS

El desencadenante de estas luchas medievales fue el afán de los monarcas europeos por
recuperar Jerusalén de manos “infieles”.

La Primera Cruzada fue convocada por el papa Urbano II y tuvo gran acogida, surgieron
numerosos voluntarios dispuestos a liberar Jerusalén del dominio infiel.

En 1099, esta primera incursión en Oriente resultó alentadora para todos aquellos cristianos
europeos que al mando de Godofredo de Bouillon lograron su objetivo: conquistar la Ciudad
Santa de Jerusalén.

También se llamó la “Cruzada de los Pobres” porque las tropas europeas que se desplazaban
hasta Oriente estaban compuestas por cristianos que habitaban una Europa hambrienta y
desesperada debido a las malas cosechas, con elevada mortalidad y grandes contingentes de
campesinos sin trabajo.

Visionarios honrados y meros embaucadores convencían a gente pobre de que había llegado la
hora y Cristo venía a liberarles de sus penalidades, imponiendo un mundo igual para todos con
el advenimiento de la Jerusalén celestial.

La historiografía reconoce hasta ocho Cruzadas entre los combates más importantes entre
cristianos y musulmanes. Pero hubo otras cruzadas en las que los ejércitos cristianos se
enfrentaban a paganos más cercanos como los eslavos.

La ambigüedad de las fronteras entre germanos y eslavos, línea que separaba a los cristianos
de los paganos planteaba permanentes enfrentamientos y llevó a establecer la mano pontificia
su carácter de Cruzada.
El monje cisterciense francés Bernardo de Claraval proclamaba la fórmula a aplicar:
conversión o exterminio. De hecho, la extensión de los beneficios pretendidamente
espirituales de la cruzada era el más efectivo soporte para el secular expansionismo alemán
entre las amplias tierras del Este.

Los amenazados cristianos del Cáucaso y los húngaros y polacos agredidos por el arrollador
poder mongol contaron también con el apoyo del espíritu cruzado.

Pero no todo fueron triunfos, y en 1187 –la Tercera Cruzada– el sultán Saladino supo unir a las
fuerzas musulmanas y reconquistó Jerusalén.

El rey de Inglaterra, Ricardo Corazón de León, que partió a Tierra Santa junto al emperador
germano Federico Barbarroja y Felipe II de Francia, fue uno de los rivales cristianos a los que se
enfrentó Saladino.

En la Cuarta Cruzada (1248-1254), la ambición económica se impuso a la espiritual y el


marqués Bonifacio de Monferrato lideró un ejército cuyo objetivo fue la conquista de la
capital bizantina.

Las riquezas de Bizancio se convirtieron en el objetivo de esta cruzada.

Las tropas cruzadas se concentraron en Venecia, desde donde partieron 30.000 hombres. Se
dirigieron hacia Constantinopla y lograron convertirla en un reino latino.

En la Quinta y la Sexta Cruzada, Jerusalén conservó latina hasta 1244, año en que se perdió
definitivamente y pasó a manos turcas de nuevo.

Hacia 1270 se llevó a cabo uno de los últimos asaltos de la cristiandad a tierras “infieles”,
impulsado por Luis IX de Francia, pero fue un rotundo fracaso.

A finales del siglo XIII hubo intentos frustrados de proclamar nuevas cruzadas. En el Concilio
de Lyon (1274), se comprobaba el fracaso del papa Gregorio X en su intento de organizar otra
operación cruzadas que, a pesar de contar con algún apoyo de monarquías europeas, no llegó
a pasar de ser un proyecto fallido desde sus mismos planteamientos.

EL MEDIO RURAL: SITUACION DEL CAMPESINADO BAJO EL REGIMEN SEÑORIAL

Representaban el 90% de la población. Muy pocos eran propietarios de sus tierras. La mayoría
vivía en el feudo y trabajaban las tierras del señor. Se dividían entre siervos y libres:

Los siervos. Estaban sometidos completamente a la autoridad del señor. no podían


abandonar el feudo, ni casarse sin su permiso, trabajaban gratuitamente para el señor. A
cambio el señor los mantenía y alimentaba. Su condición social pasaba de padres a hijos.
Los campesinos libres por el contrario sí podían abandonar el feudo y decidían sus
actos personales. Trabajaban en los mansos del señorío pagando a cambio unas rentas
al señor y el diezmo a la iglesia.
 Vivían por lo general en pequeñas aldeas. Sus viendas eran muy pobres, hechas de
adobe, madera y cañas. Tenían una sóla habitación en la que toda la familia comía y
dormía.
 Los campesinos eran autosuficientes, producían todo lo que necesitaban, se
alimentaban con lo que cultivaban y se vestían con la ropa que tejían las mujeres.
 El trabajo en el campo era muy duro. Toda la familia, incluidos niños y ancianos,
trabajaban de sol a sol con herramientas muy rudimentarias. Como no tenían abonos,
cada año cultivaban solo la mitad de la parcela. La otra mitad se dejaba en barbecho,
es decir sin cultivar, para que la tierra recuperase su fertilidad. Esto provocaban que la
producción agrícola fuese muy baja.
 Cultivaban principalmente cereales (trigo, centeno, cebada), legumbres (judías,
lentejas, garbanzos), hortalizas, vides y frutales. Los de mejor posición podían criar
algún animal como gallinas, corderos, cerdos o terneros.

LAS CIUDADES RENACIMIENTO URBANO Y CORPORACIONES DE OFICIOS LAS


UNIVERSIDADES LA ESCOLASTICA

Las ciudades no desaparecen completamente en la Alta Edad Media; sin embargo, aunque
conservasen antiguas actividades comerciales, pasaron a tener un carácter administrativo-
episcopal. Tal situación comenzó a cambiar en el siglo XI, cuando la población europea
cambió, el comercio se reanimó y el feudalismo conoció su declive. Así comenzó el
Renacimiento Comercial y Urbano, cuando las ciudades pasaron a ser centros de actividades
mercantiles y, por extensión, centros industriales, o, más concretamente, artesanales y de
manufacturación. Los grandes comerciantes vendían productos originarios de otras regiones,
como la seda de Italia, la de las ciudades flamencas y las especies de Oriente. Estos
mercaderes opulentos constituían la alta burguesía –o como era denominado en la época, el
patriciado urbano. Se organizaban en asociaciones llamadas gremios y poseían un monopolio
del gran comercio. Debajo de ellos estaban ubicados los comerciantes más pequeños, es decir,
la pequeña burguesía. Eran comerciantes y señores de la calle de talleres de producción
artesanal (estos últimos pequeños profesionales eran conocidos como maestros artesanos).
Los estratos más bajos de la población urbana se formaron por los empleados de los talleres
de artesanía, por los trabajadores (trabajadores pagados por día de trabajo), los sirvientes de
familias adineradas y también personas sin profesión definida y mendigos. La mayor parte de
la producción urbana era destinada al consumo local y el ambiente formado por zonas rurales
adyacentes. Sólo en las regiones más desarrolladas, como Flandes, hubo una producción para
el mercado internacional. La producción de los talleres artesanales se regía por los gremios
(asociaciones que reunían todos los artesanos de una ciudad ligados a una misma actividad
productiva). La regulación tenía por finalidad mantener el equilibrio entre la producción y el
consumo, así como evitar la competencia entre los productores. No siendo posible la
intervención en el mercado consumidor, se desarrollaba en el mercado productor, mediante la
fijación de precio, cantidad, calidad de productos, pago a trabajadores, horas de trabajo, entre
otros aspectos laborales. El gremio también ofrecía funciones asistenciales, pues las
contribuciones pagadas por sus miembros podían ser parcialmente destinadas a asociados
enfermos, inválidos o cuya oficina hubiera sufrido un siniestro. En ocasiones de guerra que
afectasen a la ciudad, las asociaciones llegaban a participar en los combates, organizándose en
milicias urbanas. Asociado a los gremios, existían las cofradías, entidades patrocinadas por la
Iglesia que reunían a los artesanos en torno del santo patrón de su profesión. La forma de
producción industrial urbano varió de acuerdo con el desarrollo económico de la Edad Media.
Inicialmente, la forma típica fue la producción artesanal. En ella, un maestro artesano, quien
posee los medios de producción (herramientas, materias primas, instalaciones), vendía sus
productos directamente a los consumidores. Él trabajó con un número variable de empleados
(funcionarios o socios), cuya remuneración se base en la participación de las ventas realizadas
y que con el tiempo podría convertirse en maestros artesanos con taller propio. En el taller
había todavía aprendices, a menudo parientes del maestro o un oficial, que trabajó entre siete
y nueve años sin goce de sueldo a cambio de vivienda, alimentación e iniciación a la profesión.
Hubo momentos en que la expansión del mercado obligaría a los maestros a aumentar la
producción, para hacerlo rápidamente, teniendo que contratar a más trabajadores, porque no
había tiempo para convertir a los alumnos oficiales. Con el tiempo, los maestros se dieron
cuenta que era más barato que pagar jornaleros antes que funcionarios – lo que también
significó una mayor ganancia. Así, la distancia entre el empleador y los empleados aumentó
debido a que el número de oficiales se redujo y disminuyó su importancia en la actividad
productiva. Pero a pesar de la disminución del número de empleados con cuota de ventas
(sustituido por un creciente número de empleados), el maestro artesano siguió trabajando en
el taller, en compañía de sus empleados. Por lo tanto seguía existiendo la producción
artesanal. Pero el crecimiento del consumo terminó alterando la relación entre productor y
consumidor, generando la necesidad de un intermediario (el comerciante) que dispusiera de
capital para comprar el producto del maestro artesano y revenderlo en mercados nacionales e
internacionales. La participación del comerciante en la distribución daría origen a la
producción manufacturera. En esta, ya no existía la figura del maestro (el cual trabajaba junto
a sus subordinados) sino el dueño de los medios de producción que contrataba a los
trabajadores y supervisaba por medio de capataces igualmente contratados. La producción
manufacturera fue principalmente en el sector textil y significó la intervención del capital
comercial en el proceso de producción – lo que sin duda era considerablemente simplificado.
No es que el comerciante se convirtiera en productor. Él continuó siendo un comerciante, para
aumentar sus ganancias, ahora también productora. Inicialmente, el comerciante contrató a
unos trabajadores, sólo para el acabado del material adquirido de los maestros artesanos.
Luego amplió sus instalaciones para llevar a cabo el tejido. Después de haber obtenido buenos
resultados en la producción textil, los comerciantes comenzaron a dedicarse a otros sectores
productivos. En todas ellas, para acelerar el proceso y aumentar la productividad, la obra se
divide en tareas específicas, realizadas siempre por los mismos trabajadores – que ya no se
necesitan sucesivamente realizar diferentes tareas. Esta es la diferencia esencial entre la
fabricación y la artesanía: en el primero, el mismo trabajador realiza todos los pasos de
producción, para dar el producto terminado, mientras que en la fabricación, cada trabajador
realiza un solo paso en el proceso pasando a otro empleado el encargo de completar la etapa
siguiente. Este tipo de mecanismo concebido fue ampliamente adaptado durante la
Revolución Industrial con la producción en serie. La expansión de la industria manufacturera
arruinó a numerosos maestros que no lograron competir con ellos. Muchas de las tiendas
acabaron cerradas e incontables artesanos, para sobrevivir, empezaron a trabajar en sus
propias casas, ayudados por sus familiares. Ese proceso productivo recibió el nombre de
producción doméstica o sistema doméstico de producción. El comerciante manufacturero
convivió con los demás tipos de productores hasta el siglo XVIII cuando se inició la moderna
industrialización.

LAS UNIVERSIDADES Y LA ESCOLASTICA

Otro aspecto del renacimiento intelectual de la Alta Edad Media fue el redescubrimiento del
interés por las obras de la antigüedad clásica de los trabajos de los griegos y romanos.
En el siglo XII se introdujo en Europa occidental una gran cantidad de obras científicas y
filosóficas, incluyendo las obras médicas de Galeno e Hipócrates, las de geografía y astronomía
de Ptolomeo, así como las de matemáticas de Euclides y Arquímedes. Pero, sobre todo, el
occidente disponía ahora de las obras completas de Aristóteles.
Durante la segunda mitad del siglo XII todos los trabajos científicos de Aristóteles se tradujeron
al latín, que servía como idioma internacional para hablar y escribir en el occidente. Este gran
flujo de las obras de Aristóteles tuvo un impacto abrumador en occidente. Llegó a
considerársele como “el maestro de los que saben’ el hombre que, al parecer, abarcaba todos
los campos del conocimiento.
No obstante, la recuperación de las obras científicas y filosóficas griegas no fue un proceso
simple. Había sobrevivido muy poco conocimiento del griego en Europa. Por tanto, fue a través
del mundo musulmán que el occidente recuperó a Aristóteles y a los demás autores griegos. La
traducción de las obras griegas al árabe había sido sólo un aspecto de una brillante civilización
musulmana.
En el siglo XII estos escritos ahora se traducían del árabe al latín, haciéndolos accesibles al
occidente. En todas partes en las que las culturas musulmana y cristiana coincidieron —en el
reino normando de Sicilia (en el sur de Italia) y, sobre todo, en España— el trabajo de
traducción lo realizaban académicos árabes y judíos.
No obstante, el mundo islámico hizo algo más que contribuir intelectualmente al occidente
con esas traducciones. El trabajo científico que realizó en los siglos IX y X, le permitió
adelantarse al mundo occidental, y en los siglos XII y XIII los trabajos árabes sobre física,
matemáticas, medicina y óptica estuvieron al alcance del occidente gracias a las traducciones
al latín.
Además, cuando las obras de Aristóteles fueron llevadas a occidente en la segunda mitad del
siglo XII, estuvieron acompañadas por los comentarios escritos de extraordinarios filósofos
árabes y judíos. Un ejemplo fue Ibn-Rushdo Averroés (1126-1198), quien vivió en Córdoba y
compuso un comentario sistemático sobre casi todos los trabajos sobreviviente de Aristóteles.
SAN BERNARDO DE CLARAVAL Y LA TEORIA DE LAS DOS ESPADAS

La Teoría de las Dos Espadas siempre estará relacionada con la Iglesia y el Estado. Pero antes
de ser llamado: “La teoría de las dos espadas”, se dice que en Roma existían poderes, que eran
el poder que emanaba Los Pontífices y el Poder real, se refiere a que era también como dos
autoridades, la espiritual y la temporal, los poderes fueron de cristiandad.

El primer poder estaba relacionado con los sacerdotes, pero sobre todo el Papa, mientras que
en el segundo viene del Emperador. Esta Teoría fue empleada en el mudo romano y cristiano.
También tiene muchas interpretaciones en distintos libros en la Biblia. Los carolingios
fortalecieron aún más la percepción espiritual, en la historia de la Cristiandad en el ambiente
monástico.

Por otra parte, el estudio de los textos agustinianos y de otros Padres de la Iglesia, en el
ambiente monástico, fortaleció una percepción excesivamente espiritualista, que marcó la
historia de la Cristiandad hasta el siglo XII,

Esta Teoría de las Dos Espadas como la mayoría de las teorías que se han impuesto tuvo un
largo proceso de creación y elaboración: asándose en una epístola del papa Gelasio, tomando
un texto de San Lucas, los carolingios utilizaron la alegoría que luego san Bernardo y sus
contemporáneos estructuraron para las cruzadas.

En conclusión, es la separación de poderes entre la Iglesia y el Estado, que está en la base del
Cristianismo (“Dad a Dios lo que es de Dios y Al César lo que es del César”). En lo cual está
frase hoy en día es una gran verdad.

JUAN DE SALYSBURI Y EL ENFOQUE ORGANICISTA

Lo primero que tiene que hacer es un sincero examen de sí mismo y un estudio de la situación
de la comunidad política, cuya representación ostenta. Tal como Plutarco la concibe, la
comunidad política es algo así como un cuerpo que está dotado de vida por el don del favor
divino, actúa al dictado de la suma equidad y se gobierna por lo que podríamos llamar el poder
moderador de la razón. Todo aquello que nos instruye y forma en el culto de Dios (no digo «de
los dioses», como Plutarco) y nos dicta las ceremonias del culto, hace las veces de alma de este
cuerpo de la comunidad política. Es, pues, necesario mirar a los que presiden el sagrado culto
como alma de este cuerpo y venerarlos como tales. Porque, ¿quién se atreverá a dudar que los
ministros de la santificación son vicarios del mismo Dios? Además, así como el alma alcanza la
supremacía sobre todo el cuerpo, aquellos a quienes nuestro autor llama «prefectos de la
religión» presiden todo el cuerpo de la comunidad política. El mismo César Augusto se
mantuvo sometido hasta tal punto a los pontífices de lo sagrado, que para no estar por debajo
de nadie, fue creado pontífice máximo (Vestalis) y poco después, vivo aún, fue incluido entre
los dioses.

El príncipe ocupa en la comunidad política el lugar de la cabeza y se halla sujeto solamente a


Dios y a quienes en nombre de él hacen sus veces en la tierra, como en el cuerpo humano la
misma cabeza tiene vida y es gobernada por el alma. El Senado ocupa el lugar del corazón, ya
que de él proceden los comienzos de los actos buenos y malos. Los jueces y los gobernadores
de las provincias reclaman para sí la misión de los ojos, los oídos y la lengua. Los oficiales y
soldados se corresponden con las manos. Los que asisten al príncipe de modo estable, se
asemejan a los costados. Los recaudadores e inspectores (commentarienses) (no los que
controlan las cárceles, sino los encargados del erario privado del príncipe) pueden ser
comparados al vientre y los intestinos. Si éstos se congestionan por una desmesurada avidez y
retienen con excesivo empeño lo que han acumulado, engendran innumerables enfermedades
sin cura posible, hasta el punto de que esta dolencia puede conllevar la destrucción de todo el
cuerpo. Los agricultores se parecen a los pies, que se encuentran continuamente pegados al
suelo. Para ellos es especialmente necesaria la atención de la cabeza, ya que tropiezan con
muchas dificultades mientras pisan la tierra con el trabajo de su cuerpo, y merecen ser
protegidos con tanta o más justa protección cuanto que mantienen de pie, sostienen y hacen
moverse a todo el cuerpo. Deja sin esas piezas de los píes a cualquier cuerpo, por robusto que
sea, y no podrá caminar por sus propias fuerzas, sino que intentará arrastrarse torpemente
con las manos, sin conseguirlo y con gran fatiga, o sólo se podrá mover con el auxilio de las
bestias

SANTO TOMAS DE AQUINO

Tomás de Aquino exhibió ya desde su educación primaria una destacada inteligencia. Para
consternación de sus padres, decidió dedicarse a la vida religiosa, ingresando en la Orden de
Santo Domingo en algún momento entre el año 1240 y 1243. Continuó estudiando con los
mejores profesores europeos de la época, entre los que se encontraba Alberto Magno. Aquino
pasó su vida enseñando, viajando, predicando y escribiendo, hasta que en 1273,
encontrándose en Nápoles, una poderosa experiencia religiosa ocasionó que dejase de escribir
para siempre. Su obra maestra, la Summa Theologica, que es la culminación de su intento de
sintetizar la filosofía Aristotélica con la teología Cristiana, quedó inconclusa. Tomás de Aquino
murió el 7 de Marzo de 1274.

El pensamiento económico de Aquino es inseparable de su comprensión de la ley natural.


Entendió la ley natural como una ética derivada de las características fundamentales del ser
humano. Esas características pueden ser entendidas como la voluntad de Dios para la creación.
Así, un acto ilegítimo sería aquel que pervirtiera los designios de Dios respecto a una parte de
su creación. De acuerdo con Aquino, las transacciones económicas deben de ser consideradas
dentro de este marco, puesto que son un intento humano de adquirir materias que provee la
naturaleza para lograr ciertos fines.

La propiedad privada es una institución económica deseable porque complementa el deseo


interno del hombre por el orden. “Por lo tanto la propiedad no es contraria a la ley natural” ,
escribe Aquino en laSumma Theologica, “ sino un añadido creado por la razón humana”. Sin
embargo el Estado tiene autoridad para asegurar el marco legal que permite la vida comercial,
haciendo cumplir la ley, prohibiendo el robo, la violencia y el fraude. De este modo, el derecho
civil es el producto de una reflexión sobre la ley natural. Además, Aquino creía que la
propiedad privada es la mejor garantía para una sociedad pacífica y ordenada, debido a que
provee los máximos incentivos para un uso responsable de la propiedad. Aquino ayudo a
suavizar la tradicionalmente negativa imagen del comercio que caracterizaba, por ejemplo, al
pensamiento Patricio. Para Aquino, el comercio en si mismo no es malo sino que, más bien, su
valor moral depende de los motivos y la conducta del comerciante. Además, el riesgo asociado
con traer bienes de donde son abundantes a donde son escasos justifica el beneficio mercantil.
Sin embargo el comerciante debe dirigir sus beneficios hacia fines virtuosos.

DANTE Y EL IMPERIO UNIVERSAL

Para Dante Alighieri, la monarquía universal se tornaba necesaria para la felicidad humana. Si
bien el pueblo romano fue escogido por Dios para alzar su imperio, la autoridad imperial,
necesariamente, deriva de Dios, y no del Papa. Dante no concibe que la Iglesia deba gobernar
los asuntos temporales, éste tema de los poderes temporales y espirituales le inspirarán para
confeccionar algunas páginas de su Comedia.

Dante refutará los fundamentos del Papa Bonifacio VIII, con la intención de crear las bases
doctrinales que sustenten el germen de una monarquía universal e independiente del poder y
alcance del Papado. Impugnará la visión totalizadora que tenía el Papado del cristianismo, la
cual pretendía abarcar todos los aspectos del hombre asegurando que no se puede dar la
salvación fuera de la Iglesia y de la obediencia de las normas.

Según esta visión, la vida en la tierra era sólo un peldaño para alcanzar la vida celestial a la que
todo cristiano debía aspirar; así, la Iglesia tenía una visión universal, concepto que Dante
tomará despojándolo de su contenido religioso.

Se dan dos conceptos fundamentales, el concepto Humanitas, el cual está integrado por todos
los hombres sin tener en cuenta sus creencias; y el concepto Cristianitas, integrado por los que
constituían la grey de Cristo. Ambos provienen de distintos orígenes rigiéndose por normas y
principios distintos. El hombre es ciudadano en relación con la Humanitas, teniendo libertad
de elección, y súbdito con respecto a la Iglesia, es decir, Cristianitas, debiendo acatar la ley de
una autoridad superior. Se empieza vislumbrar el renacimiento del hombre hacia la vida de
ciudadano independiente y despojado de todo ámbito religioso.

La humanidad debía ser gobernada por una monarquía temporal, o imperio, que "es el
principado único, superior a todos los demás poderes en el tiempo y a los seres y cosas que
por el tiempo se miden": el Monarca Universal. Una autoridad que tendría que situarse por
encima de los príncipes, ya que su jurisdicción será mayor, correspondiéndole dirimir los
litigios, garantizar la justicia y garantizar la libertad, "máximo don conferido por Dios a la
naturaleza humana". La idea de un Imperio universal, la tomaba del antiguo Imperio romano,
soberano, donde fuera de él no había territorio independiente alguno.

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