San Máximo Confesor. Misterio Siempre Nuevo
San Máximo Confesor. Misterio Siempre Nuevo
San Máximo Confesor. Misterio Siempre Nuevo
El Verbo de Dios nació según la carne una vez por todas, por
su bondad y condescendencia para con los hombres, pero
continúa naciendo espiritualmente en aquellos que lo desean;
en ellos se hace niño y en ellos se va formando a medida que
crecen sus virtudes; se da a conocer a sí mismo en proporción
a la capacidad de cada uno, capacidad que él conoce; y si no se
comunica en toda su dignidad y grandeza no es porque no lo
desee, sino porque conoce las limitaciones de la facultad
receptiva de cada uno, y por esto nadie puede conocerlo de un
modo perfecto.
Así pues, Dios se hace perfecto hombre, sin que le falte nada
de lo que pertenece a la naturaleza humana, excepción hecha
del pecado (el cual, por lo demás, no es inherente a la
naturaleza humana); de este modo ofrece a la voracidad
insaciable del dragón infernal el señuelo de su carne, excitando
su avidez; cebo que, al morderlo, se había de convertir para él
en veneno mortal y causa de su total ruina, por la fuerza de la
divinidad que en su interior llevaba oculta; esta misma fuerza
divina serviría, en cambio, de remedio para la naturaleza
humana, restituyéndola a su dignidad primitiva.
TIEMPO DE NAVIDAD
JUEVES DE LA SEMANA I
4 de enero
Oficio de Lectura
SEGUNDA LECTURA
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San Máximo, el Confesor
( 580 - 662)