Leyendas de Guatemala
Leyendas de Guatemala
Leyendas de Guatemala
Batsu estalló en cólera cuando supo que la joven había desaparecido y mandó a sus
guerreros a buscarla. Al poco andar escucharon el canto de Jilgue. Pero cada vez que
se acercaban al sitio de dónde venía el canto, Jilgue había desapareció. Entonces Batsu
mandó a quemar el bosque. Cuando las llamas comenzaban a levantarse le gritó a
Jilgue que si salía podía salvarse.
Ella le respondió que prefería la muerte. El fuego se hacía cada vez más fuerte. De
pronto vieron como Jilgue cayó al cuelo u agonizó. Pero un pajarillo color ceniza, con el
pico y las patas rojas, comenzó a cantar sobre sus cabezas. No era el canto de un
pájaro, era la voz de Jilgue, que desde entonces se sigue escuchando en el canto de
los jilgueros que hoy pueblan los bosques de nuestras tierras.
Desde ese día, todas las noches, Celina esperaba con alegría esa música que sólo ella
escuchaba. Un día no aguantó la curiosidad y se asomó a la ventana y cual siendo la
sorpresa, ver a un hombrecillo que calzaba botitas de piel muy brillante con espuelas
de oro, que cantaba y bailaba con su guitarra de plata, frente a su ventana.
Desde entonces, Celina no dejó de pensar en aquel hombrecito. Ya no comía, sólo vivía
esperando en momento de volverlo a escuchar. Ese hombresito la había embrujado.
Al darse cuenta los vecinos, aconsejaron a los padres de Celina que la llevaran a un
convento para poderla salvar, porque ese hombrecito era el "puritito duende".
Entonces Celina, fue llevada al convento donde cada día seguía más triste, extrañando
las canciones y esa bonita música. Mientras tanto el hombrecito se volvía loco,
buscándola por todas partes.
Por fín la bella Celina no soportó la tristeza y murió el día de Santa Cecilisa. Su cuerpo
fue llevado a la casa para velarlo. De repente se escuchó un llanto muy triste. Era el
sombrerón, que con gran dolor llagaba a cantarle a su amada: "ay...ay... mañana
cuando te vayas voy a salir al camino para llevarte el pañuelo de lágrimas y suspiros"
Los que vieron al sombrerón cuentan que gruesas lágrimas rodaban mientras cantaba:
"estoy al mal tan hecho que desde aquí mi amor perdí, que el mal me parece bien y el
bien es mal para mi". Toda la gente lloraba al ver sus sufrimiento. Y cuentan que para
el día de Santa Cecilia, siempre se ven las cuatro mulas cerca de la tumba de Celina y
se escucha un dulce canto: "corazón de palo santo ramo de limón florido ¿por qué
dejas en el olvido a quien te quiera tanto?"
Los penintentes de la recoleccion
Todos los días a los doce de la noche, los vecinos del Barrio de La
Recolección escuchan pasos de encadenados. Son penitentes
fantasmas que quieren librarse de sus culpas.
1. La Llorona
2. El Sombrerón
3. La Ciguanaba
Por las noches se dedica a tirar piedras a los techos de la casas, a perseguir a las
muchachas en edad de tener novio, a hacerle trenzas a los caballo o a tocar guitarra.
Precisamente una de las maneras de ahuyentarlo es colocándole una guitarra
destemplada a media noche y así dejará en paz a la familia.
Dice la Leyenda que el duende es un ángel expulsado del cielo debido a su envidia
hacia Dios, y fue condenado a vagar por los campos asustando a las personas.
Cuentan que "a las jovencitas que tienen novio y cuando éste está de visita, las
fastidian con órdenes o secretos malignos al oído, que el pobre joven se indigna y
termina por no volver a ver a su adorada.
Si no esta presente el muchacho o pretendiente, las perturban en la casa con órdenes
y consejos, hasta que las enajenan para que no se verifique el matrimonio. Durante el
sueño, estos espíritus les ocasionan pesadillas, las llaman a un lugar conocido, hasta
que las tornan sonámbulas.
Así han encontrado varias vagando lejos de su residencia, que van o vienen por
determinado sitio, sin darse cuenta ellas de tal acto. Hasta que alguno de la familia o
conocido la encuentra en estado de subconciencia."
Otra de las razones por las que se contratan mujeres para llorar en los funerales,
consistía en que las lágrimas liberadoras confortaban a quienes vivían el dolor que la
muerte les dejaba, y las plañideras acompañan a los vivos lamentando su pérdida y
dándoles apoyo moral, así como augurar un afortunado camino espiritual al alma que
se dirige a otras dimensiones.
REFRANES