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Revista de Psicología del Trabajo y de las

Organizaciones
ISSN: 1576-5962
revistas_copm@cop.es
Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid
España

OVEJERO BERNAL, ANASTASIO


El mobbing o acoso psicológico en el trabajo: Una perspectiva psicosocial
Revista de Psicología del Trabajo y de las Organizaciones, vol. 22, núm. 1, 2006, pp. 101-121
Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid
Madrid, España

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=231317045005

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Revista de Psicología del Trabajo y de las Organizaciones - 2006
Volumen 22, n.º 1 - Págs. 101-121- ISSN: 1576-5962

Artículo
El mobbing o acoso psicológico en el trabajo: Una perspectiva
psicosocial

Mobbing: A psychosocial approach


ANASTASIO OVEJERO BERNAL1
Fecha de Recepción: 26-04-2004 Fecha de Aceptación: 10-05-2006

RESUMEN

En este trabajo se pretende analizar el acoso psicológico en el trabajo (“mobbing”) como


un fenómeno que no es individual sino abiertamente grupal y que se inscribe dentro de las
organizaciones laborales, siendo producto de las estructuras, de los valores y de las prácti-
cas sociales de las organizaciones donde se produce. De ahí que aquí se defienda la idea de
que debe ser ante todo una perspectiva netamente psicosocial la que dé cuenta del “mob-
bing”. Por tanto, frente a un énfasis en la personalidad del acosado o en el perfil del acosa-
dor, en este artículo se pone el énfasis en la psicología social del acoso psicológico en el
trabajo.

ABSTRACT

This paper examines the mobbing group phenomenon rather than an individual one.
Mobbing develops in labor settings, being then a phenomenon that is caused by the structu-
res, the values and the social practices of organizations. Consequently, this paper advocates
the thesis that mobbing must be studied from an explicit psychosocial approach rather than
from the point of view of the individual personality or psychopathology.

1 Facultad de Ciencias del Trabajo. Universidad de Valladolid. e-mail: tasio@psi.uva.es

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El mobbing o acoso psicológico en el trabajo: Una perspectiva psicosocial

PALABRAS CLAVE

Acoso psicológico en el trabajo, Mobbing, Psicología


social del “mobbing”

KEY WORDS

Mobbing, Social psychology of “mobbing”.

102 Revista de Psicología del Trabajo y de las Organizaciones, 2006, vol. 22 n.º 1
A. Ovejero Bernal

1. INTRODUCCIÓN ha dedicado dos números monográficos,


uno en 1996 (Vol. 5, nº 2, págs. 161-320),
Al progresivo y continuado deterioro editado por Peter Herriot con el título de
de las condiciones de vida laboral hoy Mobbing and victimization at work; y
existente (reducción de los salarios, preca- otro, editado por D. Zapf y S. Einarsen, en
riedad en el empleo, etc.), se añade otro 2001 (Vol. 10, nº 4, págs. 369-524), con el
factor negativo que cada día que pasa título de Special issues on bullying in the
parece cobrar más importancia: el mob- work place: Recent trends in research and
bing o acoso psicológico en el trabajo. Es practice. Tan importante es el asunto que
conocido que si hace décadas tal vez el incluso se afirma que una de las medidas
principal problema de los trabajadores –no más eficaces hoy día para mejorar la cali-
necesariamente el más grave- era la fatiga dad de vida laboral consiste justamente en
física, ahora es el estrés (Peiró, 1993; eliminar, o al menos reducir, el impacto de
Peiró y Salvador, 1993; Peñacoba y cols., este fenómeno, y no falta quien ya le con-
2000; Amutio, 2004; López Fernández y sidera la plaga laboral del siglo XXI.
Pérez Quintana, 2004; etc.). Pues bien, es Incluso en nuestro país está comenzando a
dentro del análisis de este fenómeno del ser estudiado este problema con cierta sis-
estrés donde se comenzó a estudiar el tematicidad (López y Camps, 1999; Sáez
fenómeno del mobbing, como una de las Navarro y García Izquierdo, 2000, 2001;
más importantes fuentes de estrés, pero Barón, Munudate y Blanco, 2003; Fidalgo
pronto se constató el alcance y la gravedad y Piñuel, 2004; Buendía, 2003; De Elena,
del asunto, hasta el punto de que algunos 2005a, 2005b; De Elena y González,
terminaron incluyéndolo en el ámbito del 2005; Parés, 2005, etc.), habiéndose publi-
terrorismo psicológico, llegándole a defi- cado recientemente varios libros al respec-
nir como psicoterror (Leymann, 1996a; to (Blanco, 2003; González de Rivera,
Piñuel, 2002). “En este tipo de conflicto, 2002; Piñuel, 2002, 2003; Rodríguez,
la víctima es sometida a un proceso siste- 2002; Mediavilla, 2004; etc.).
mático de estigmatización y privación de
sus derechos civiles. Si tal dinámica se En línea con mi posición eminentemen-
mantiene durante años, en ciertos extre- te antipsicologista, en el sentido de inten-
mos puede conducir a la exclusión del tar explicar los fenómenos sociales y hasta
mercado laboral, cuando el individuo el comportamiento humano y la misma
afectado es incapaz de encontrar un nuevo personalidad humana como producidos
empleo debido al daño psicológico infligi- por las condiciones y factores sociales,
do” (Leymann, 1996b, pág. 165). Actua- económicos, históricos y culturales, más
mente suele incluirse este fenómeno den- que a través de factores psicológicos, lo
tro de los riesgos psicosociales en el tra- que se pretende mostrar aquí es que son
bajo. El mobbing, que existe probable- ante todo las condiciones concretas de la
mente desde que hay grupos humanos, no actual situación laboral, caracterizada por
fue estudiado hasta que el profesor alemán un darwinismo social exacerbado y una
Heinz Leymann lo hizo a primeros de los cruel competición de todos contra todos,
años 80 en Suecia, pero actualmente está en un contexto de incertidumbre, amenaza
alcanzando tal relevancia en el mundo y miedo al futuro, propios del actual
laboral que la revista European Journal of momento neoliberal e incluso del actual
Work and Organizational Psychology le narcisismo postmoderno, lo que hace que

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El mobbing o acoso psicológico en el trabajo: Una perspectiva psicosocial

el mobbing se haya convertido en un fenó- sar psicológicamente a todos aquellos que,


meno frecuente y haya facilitado que cier- en este caso en el ámbito laboral, parecen
tas personas con problemas psicopatológi- poner en peligro su falsa superioridad y
cos especiales (narcisismo extremo, envi- descubrir sus evidentes carencias. Si a ello
dia profunda, inmadurez emocional, fuer- unimos los serios problemas psicoafecti-
tes complejos de inferioridad y la consi- vos y emocionales de los acosadores, su
guiente necesidad de sobresalir sobre los inseguridad y su envidia, el mobbing
demás y de demostrar continuamente una puede ser mejor entendido. Pero siempre
superioridad que no tienen y unos valores dentro de un contexto organizacional que
de que carecen, etc.) encuentren el terreno permite, facilita y hasta potencia ese tipo
favorable para poner en práctica una serie de conductas tan propias del acoso en el
de conductas claramente patológicas de trabajo. Por consiguiente, lo fundamental
cara a ocultar sus carencias psicológicas, son las condiciones culturales de nuestra
afectivas y emocionales. Y aunque para sociedad y las de la cultura concreta de
explicar adecuadamente este fenómeno se cada empresa; luego están los problemas y
insistirá aquí en los rasgos de personalidad carencias del acosador y, más aún, las
del acosador, sin embargo desde ahora características del grupo que le apoya.
quiero manifestar y dejar clara la crucial Porque no olvidemos que el mobbing se
importancia que el contexto tiene para que incrusta de lleno en las relaciones inter-
se produzca y se extienda este fenómeno y personales que tienen lugar dentro de una
que podríamos resumir diciendo que nues- organización laboral concreta y de unos
tra actual sociedad presiona muy fuerte- valores culturales específicos; sólo des-
mente, y de muy diferentes maneras, sobre pués es cosa de un grupo con diferentes
los individuos para que se sitúen por enci- patologías, guiado por un líder con gran-
ma de los demás. Como escribe Blanco des carencias personales, emocionales y
(2003, pág. 92), “la expansión de las fór- psicoafectivas. Y lo que menos cuenta es
mulas de acoso laboral es propia de la glo- la personalidad (supuestamente débil,
balización”. En esta línea, poco antes, el sumisa, enfermiza, etc.) del acosado, que
psicoanalista francés Christophe Dejours más que una causa es una consecuencia
(1998) atribuía el incremento del mobbing del proceso de acoso.
al hecho de que los trabajadores, a causa
del miedo y del sufrimiento que les produ-
ce la contratación precaria y la flexibilidad 1. EL MOBBING EN CIFRAS
en el despido, banalizan la injusticia diri- Y COSTOS
gida a otros en el trabajo y hasta les lleva
a colaborar con ella. Cada vez más, cons- A veces al acoso también se le denomi-
truimos nuestra identidad sobre los despo- na “bullying”, término inglés que se utili-
jos de otras personas con las que nos com- za mucho en el ámbito escolar para hacer
paramos, de tal forma que a muchos indi- referencia a lo que en castellano llamamos
viduos les resulta insoportable sentir que “matonismo” y se refiere más a violencia
no están a la altura de tal comparación. física, y conlleva una serie de conductas
Por consiguiente, la mezcla de un narcisis- más directas que las del acoso laboral.
mo desmedido, una envidia exorbitada y Éstas suelen ser más sofisticadas, insidio-
un profundo complejo de inferioridad sas, sutiles y cínicas, utilizando una vio-
resulta tan explosiva que les impele a aco- lencia más psicológica y más indirecta,

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sobre todo porque el acosador sabe bien sión, esos problemas familiares o ese alco-
que la violencia física entre adultos deja holismo han sido producidos por el mob-
más huella que la violencia psicológica y bing.
está claramente tipificada en el código
penal. Por ello, en este trabajo se opta por En todo caso, resulta extremadamente
mantener el término bullying para las difícil cuantificar con exactitud este fenó-
agresiones físicas entre niños y adolescen- meno, lo que explica que cada autor y
tes en la escuela, y reservar el término cada estudio proporcionan cifras diferen-
mobbing para las conductas adultas en el tes. Y esa dificultad proviene sobre todo
mundo laboral, aunque ciertamente ambos de estas tres fuentes. En primer lugar, el
fenómenos compartan muchos aspectos y mobbing no está perfectamente claro ni
tengan grandes similitudes definido con precisión (De Elena, 2005b),
por lo que, en segundo lugar, es muy pro-
En cuanto al mobbing, se calcula que bable que se incluyan como mobbing
afecta a un número muy importante de tra- casos que no lo son (De Elena, 2005a); y
bajadores. De hecho, Leymann encontró, en tercer lugar, las cifras que suelen esgri-
en los años ochenta, que este cruel fenó- mirse han sido elaboradas a partir de cues-
meno afectaba al 3,5% de los trabajadores. tionarios de autoinforme, por lo que cabe
Sin embargo, desde esa primera estima- la posibilidad de que muchas personas que
ción, las cifras de personas afectadas no dicen sentirse acosadas no lo estén. Aun-
han dejado de crecer. Así, un estudio de la que el mobbing está relacionado con el
Universidad de Alcalá de Henares, reali- estrés (de hecho, los síntomas fisiológicos
zado con trabajadores de nuestro país, y psicológicos de ambos fenómenos son
daba una tasa, a mi juicio un tanto exage- similares en muchos aspectos), sin embar-
rada, de más de un 15% de afectados de la go no deben confundirse ambos fenóme-
población actual (más de dos millones de nos. Por ejemplo, muchos trabajadores
personas), mientras que al menos un 33% que están estresados, cansados o nervio-
decían ser o haber sido víctimas del acoso sos, a veces como consecuencia de un jefe
(Piñuel, 2002). Y lo que es más grave, autoritario, exigente, rígido o con pocas
alrededor de un 20% de los acosados ter- habilidades sociales, se quejan de acoso
minan incluso en la exclusión total laboral psicológico en el trabajo y así lo expresan
y/o social, y a veces hasta en el suicidio. en los cuestionarios, cuando realmente no
Por ejemplo, Leymann (1996a) ha calcula- se trata de mobbing. Por tanto, el fenóme-
do que, en Suecia, entre un 10% y un 20% no no es nuevo ni son casos de mobbing
de los suicidios anuales se deben, al todos los que “detectan” los investigado-
menos en parte, a procesos de acoso labo- res y las encuestas. Sí parece ser cierto, no
ral. Es más, son muchos los psicólogos obstante, que aunque no estemos en abso-
que sospechan que un alto porcentaje luto ante una epidemia laboral, como a
tanto de intentos de suicidio como de sui- veces se dice, sí se trata de un problema
cidios consumados se deben al acoso psi- que numéricamente va a más, a causa
cológico en el trabajo, a pesar de que con sobre todo del contexto de competitividad
frecuencia los profesionales sanitarios los interpersonal, egoísmo e individualismo y
atribuyen a otras causas como la depre- de falta de solidaridad característico del
sión, los problemas familiares o el alcoho- actual capitalismo neoliberal y ultracon-
lismo. Pero es que a menudo esa depre- servador, o más bien, a causa del éxito

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El mobbing o acoso psicológico en el trabajo: Una perspectiva psicosocial

que, definitivamente, ha tenido el capita- 3. QUÉ ES EL MOBBING


lismo a la hora de interiorizar en todos Y EN QUÉ CONSISTE
nosotros tales rasgos, que fueron siempre
los suyos, a través de poderosos y eficaces El término mobbing está tomado de la
procesos de socialización y a través de la etología, en concreto de Konrad Lorenz
fuerza psicológica que conlleva nuestra (1966), quien lo utilizó para referirse al
actual sociedad consumista (véase Oveje- ataque de un grupo de animales gregarios
ro, 2004). de menor tamaño acosando a un animal
solitario mayor. Posteriormente, Heine-
En cuanto a las consecuencias psicoso- man (1972, pág. 63), físico sueco, recogió
máticas, psicológicas y psicosociales que este concepto de Lorenz para aplicarlo a la
el acoso laboral tiene en los trabajadores conducta destructiva que, en el patio de
acosados, son similares, aunque general- recreo, dirigían un grupo de niños contra
mente más profundas, de más larga dura- otro. Y en los años 80, Leymann (1986,
ción y de peor pronóstico, a las del estrés 1990) lo aplicó al ámbito laboral, defi-
y a las del síndrome de estar quemados niendo el mobbing como el continuado y
por el trabajo: insomnio, pesadillas en el deliberado maltrato verbal que recibe un
sueño, dolores de cabeza, problemas gas- trabajador por parte de otro u otros, que se
trointestinales, pérdida del apetito, ansie- comportan con él cruelmente con la finali-
dad, angustia, depresión e incluso en algu- dad de lograr su destrucción psicológica y
nas ocasiones en el caso del acoso laboral, de conseguir incluso que abandone la
como ya se ha dicho, suicidio (Gil-Monte, organización. Estamos, pues, ante un pro-
y Peiró, 1997; Fernández Canti, 2000; ceso destructivo, premeditado, intencio-
Blanch Plana, Aleja y Biscarri, 2002; Gil- nal, sistemático y de consecuencias incal-
Monte, 2003; González Gutiérrez y cols., culables, a corto y medio plazo, para las
2003; etc.). personas acosadas, y a largo plazo para el
propio funcionamiento de las organizacio-
Finalmente, y aunque menos importan- nes laborales e incluso de la misma demo-
te que el sufrimiento humano producido, cracia. Es más, estamos a menudo –y tal
también deben tenerse en cuenta los cos- vez en todos los casos- ante una agresión
tos económicos de esta terrible “peste” grupal, pues, a mi juicio, es improbable
social, costos que en cualquier país euro- que la agresión provenga de un solo indi-
peo asciende a muchos cientos de millo- viduo, dado el nivel de inseguridad y
nes de euros anuales, en concepto de bajas cobardía que suelen tener los acosadores.
laborales, jubilaciones anticipadas, reduc- El acoso suele provenir de un grupo de
ción del rendimiento, etc. Al fin y al cabo, “mediocres” contra un trabajador de más
por triste que sea reconocerlo, han sido méritos y valía que ellos, grupo que, con
estos costos económicos del acoso laboral, frecuencia, está liderado por un acosador
más que el sufrimiento humano que pro- de más alta jerarquía en la organización
duce, lo que ha llevado a muchas empre- que el acosado, aunque, además de este
sas a intentar poner remedio a esta plaga. acoso “vertical”, sin duda mayoritario, hay
Pero ¿qué es realmente y en qué consiste también alrededor de un 30% de casos de
con exactitud este fenómeno tan aparente- acoso “horizontal” (véase Piñuel, 2003),
mente silencioso y que, sin embargo, está acoso entre compañeros, donde no inter-
ocasionando tantos estragos? vienen personas de más alta jerarquía.

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Las secuelas que deja el mobbing son incompetencia profesional, etc. Se trata,
tan serias que, como escribe el citado por ello, de un ‘crimen’ limpio del que no
Piñuel (2002, pág. 82), un trabajador que queda huella y en el que la carga de la
ha sufrido acoso psicológico en el trabajo prueba suele resultar complicada y costo-
durante un tiempo presenta una serie de sa. Es un asesinato silencioso y limpio del
síntomas parecidos a los del denominado que no queda ni rastro. En ocasiones se
Síndrome de Estrés Postraumático produce la agregación posterior al lincha-
(SEPT), característico en las víctimas de miento moral de otras personas, que pue-
asaltos, catástrofes naturales (terremotos, den ser animadas, motivadas o, sencilla-
inundaciones), accidentes aéreos, bombar- mente, coaccionadas para que participen
deos, violaciones, etc. Pero las secuelas en el acoso. En este caso suele hablarse de
del mobbing son, si cabe, aún peores, pues ‘gang’ o ‘banda’ de acosadores” (Piñuel,
se añade el hecho de que, así como las 2002, pág. 59). En resumidas cuentas, lo
víctimas de todas esas situaciones sufren que pretenden los acosadores son básica-
un único suceso traumático aislado que no mente dos cosas: aislar socialmente al
suele volver a darse más veces, las vícti- acosado, eliminando sus contactos inter-
mas del psicoterror laboral experimentan personales y destrozando sus redes de
repetidos y persistentes ataques, amena- apoyo social; y hundir su autoestima, des-
zas, burlas, etc., con la sensación de “estar haciendo su identidad y su autodefinición.
siempre a tiro” del acosador y de no tener Los devastadores efectos del mobbing
vía de escape, salvo la de marcharse del derivan de que el acosador consiga estas
trabajo, cosa que hacen a menudo. La cosa dos cosas.
es tan grave que, como nos recuerda el
propio Piñuel (2002, pág. 36), el mobbing Ahora bien, el mobbing se produce por-
o acoso psicológico laboral es para que hay una organización, con una estruc-
muchos especialistas, “la peor amenaza tura y con unas características muy con-
individual sobrevenida en la era postin- cretas, que lo hace posible; una organiza-
dustrial para los trabajadores y puede, en ción extremadamente improvisadora y con
los próximos años, llegar a diezmar a la unos gerentes impotentes o negligente-
población laboral de los países que no mente despreocupados. Y es que los gru-
estén atentos a proteger el derecho básico pos, al igual que los individuos, pueden
de un trabajador y a que el desempeño de comportarse eficaz o ineficazmente, y/o
su trabajo no le produzca secuelas físicas moral o inmoralmente. El acosador no es
o psicológicas, que pueden llegar incluso a un individuo autosuficiente, sino el líder
aniquilarle”. Pero la gravedad de este de un grupo patológico. Claro que también
fenómeno proviene no sólo de sus conse- cuentan las carencias emocionales y psico-
cuencias sino de lo oculto de su actuación: afectivas del acosador, así como su perso-
“Este tipo de violencia tiene la caracterís- nalidad, como luego veremos más deteni-
tica diferencial, respecto de otros tipos de damente, pero no de forma directa. En
violencia que se presentan en la organiza- contra de lo que muchos creen, lo funda-
ción, de no dejar rastro ni señales exter- mental van a ser ante todo los valores
nas, a no ser las del deterioro progresivo sociales imperantes, luego el tipo de orga-
de la víctima, que es maliciosamente atri- nización en la que se produce el mobbing
buido a otras causas, como problemas de y, finalmente, las características del grupo
relación o de personalidad, carácter difícil, en cuyo seno tiene lugar el acoso. Más en

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El mobbing o acoso psicológico en el trabajo: Una perspectiva psicosocial

concreto, para explicar este fenómeno no sea la organización, a nivel meramente


podemos acudir a los rasgos personales formal (que más que democrática sería de
del acosado, sobre todo porque, como tipo laissez-faire), más fácilmente habrá
puntualiza el propio Leymann (1996a), al acoso, que precisamente es también lo
producirse un síndrome de estrés post- más habitual en el ámbito universitario.
traumático, el individuo puede desarrollar Pues bien, esa situación facilita, y hasta
importantes cambios de personalidad favorece, el que ciertas personas, con
como síntoma de desórdenes mentales auténticos problemas de personalidad y
mayores, debido precisamente al proceso particularmente con problemas psicoafec-
de acoso. De hecho, como señala Fuertes tivos y emocionales, la aprovechen para
(en prensa), es más probable que el acoso compensar algunas de sus carencias ata-
psicológico en el trabajo se dé en aquellas cando a personas hacia las que sienten
situaciones caracterizadas por estos tres envidia o mera rivalidad. Claro que cual-
rasgos: 1) Privacidad o lejanía del control quier análisis de la personalidad del acosa-
público o del estado de derecho: cuanto do indica importantes deficiencias y ras-
menor sea la relación de una organización gos de personalidad que aparentemente le
con el exterior a ella y con otras organiza- convierten en “blanco” idóneo de los ata-
ciones superiores más probable será el ques del acosador, sin olvidar que tal
acoso. De ahí que en la Universidad, por supuesto “síndrome de personalidad” es
ejemplo, pueda ser particularmente fre- más la consecuencia que la causa del
cuente: cada departamento es relativamen- acoso laboral.
te independiente y autónomo, con tal de
que cumpla con las leyes y las normativas No obstante, resulta útil tener presente
vigentes; 2) Clausura o restricción de las aquí dos advertencias. En primer lugar, no
posibilidades de abandono del escenario: se debería llamar mobbing a fenómenos
cuanto más difícil le sea al individuo, por que no lo son, como es el caso de alguien,
los motivos que sea, abandonar la organi- egoísta y agresivo contra sus compañeros,
zación más son las posibilidades de que que acaba solo y aislado cuando éstos ter-
haya acoso y, sobre todo, más probable minan por darle la espalda o incluso por
será que ese acoso sea más persistente y enfrentarse abiertamente a él; y en segun-
tenga consecuencias más perversas. Por do lugar, habría que tener presente que
eso, suele darse más a menudo en las muchas personas, a veces acosadores o ex
Administraciones Públicas: mientras que acosadores, aprovechan la “moda” actual-
en la empresa privada la consecuencia mente existente sobre este fenómeno para
última más probable del mobbing es que el denunciar que son acosados, sin serlo en
acosado abandone la organización, en la absoluto, como puede ser el caso de un
pública el acosado termina, con más pro- acosador que, al fracasar en sus intentos
babilidad, dándose de baja por depresión; de acoso, tilda de acoso hacia él la negati-
y, 3) Inestabilidad o ambigüedad de la cul- va y lógica reacción de sus compañeros.
tura de autocontrol de la conducta social: Es importante, pues, diferenciar unas
cuanto mayor sea la ambigüedad sobre situaciones de otras y no confundir lo que
quién debe controlar la conducta social y es acoso con lo que no lo es (véase De
hasta ética en una organización, más pro- Elena, 2005a). El acoso laboral se caracte-
bable será la conducta de acoso. Y ésa es riza por la intensidad y la repetición siste-
la gran paradoja: cuanto más democrática mática de la agresión y por la ilegitimidad

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ética de sus ataques, dirigidos a la destruc- nos sociales en general, el maltrato infan-
ción psicológica de la persona. El fin últi- til, el maltrato de mayores o el maltrato de
mo del mobbing es acabar con el equili- pareja. En tal sentido, la responsabilidad
brio y la resistencia psicológica de la per- ética y moral de que se produzcan estas
sona acosada, desgastándola emocional y situaciones de acoso es principalmente de
físicamente. Otro rasgo inconfundible del la sociedad que no ha sabido, desde las
acoso es que se produce una escalada cre- múltiples instancias socializadoras (fami-
ciente en los ataques, hasta llegar a extre- lia, sistema educativo, sistema laboral),
mos imposibles de soportar por el acosa- instalar a los individuos en la lógica del
do. Debido a ello, en un 90% de los casos respeto al otro, de la cooperación, de la
el acoso suele terminar con la salida de la solidaridad, de la ayuda mutua; antes al
persona de la organización, por lo que, contrario, los valores en los que se susten-
como puntualiza Blanco (2003), el mob- ta nuestra sociedad, especialmente en el
bing se ha convertido en una alternativa al actual momento ultraliberal, son el dinero,
despido, por lo que, concluye esta autora el individualismo, el egoísmo, la competi-
(pág. 67), “el acoso en el trabajo forma tividad, etc., es decir, meros valores ins-
parte de las políticas de reducción de plan- trumentales que, además, siempre exigen
tilla con fines de ahorro y de reorganiza- al individuo compararse con los demás y
ción para cumplir con las nuevas formas salir victorioso en tal comparación. De
de fragmentación y concentración de esta manera, las relaciones interpersonales
empresas”. En este caso, puede confundir- en general, y las laborales en particular, se
se con el fenómeno conocido como bos- convierten en auténticas batallas encami-
sing (los problemas de denominación pue- nadas a ganar la guerra de ser más que los
den verse en De Elena, 2005b). otros (tener más dinero, disfrutar de un
mayor prestigio, etc.). Y todo ello está
En consecuencia, parece que no cabe aumentando a medida que el capitalismo
duda, como sostiene Rodríguez Fernández neoliberal se hace más implacable y a
(en prensa, pág. 1), que el mobbing es un medida que cada uno de nosotros interiori-
proceso psicosocial complejo y, como tal, zamos cada vez más y más profundamente
constituido por múltiples niveles y aristas estos valores de ese capitalismo feroz y
que difícilmente pueden reducirse a una deshumanizador, hasta formar parte de
relación diádica acosador-acosado, ni tan nuestra apropia identidad: ganar como sea,
siquiera a una relación de grupo, por lo ascender aunque sea pisando a los demás
que para comprenderle cabalmente habría compañeros y hasta a los amigos, compe-
que analizarlo desde los cuatro componen- titividad peligrosamente creciente, etc. En
tes que lo constituyen o contextos respon- suma, como concluye el citado Rodríguez
sables de su incidencia: el contexto social, Fernández (en prensa, pág. 2), “la lógica
el de la organizaciones, el grupal y el indi- en la que nos instalamos los grupos y las
vidual. Estos cuatro componentes son par- personas es la que no nos deja salir de esta
tes inseparables de una misma lógica y, tela de araña, porque nuestra propia identi-
por tanto, fundados en una misma raciona- dad como personas y como profesionales
lidad, por lo que, añade Rodríguez Fer- se va desarrollando desde esa racionalidad
nández, el acoso grupal en el trabajo es un y desde esa lógica, que es la lógica de la
síntoma más de un sistema social enfermo, exclusión, de la competitividad y de la
como la siniestralidad laboral o, en térmi- insolidaridad”. No debería olvidarse, ade-

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más, como señala Buendía (2003, pág. de culpabilidad, que el acosador siente por
11), que para que se dé el acoso institucio- no poseer atributos que él estima ideales.
nal o el mobbing, “resulta imprescindible Según Adler, los defectos físicos, intelec-
la colaboración o permisividad del resto tuales o emocionales generan un senti-
del personal de la organización. La perse- miento de inferioridad que la persona
cución psicológica se desarrolla en medio intenta compensar superando esas caren-
de un sorprendente silencio e inhibición cias mediante el desarrollo de un complejo
de los observadores, que antes de nada de superioridad. El complejo de superiori-
procuran ‘ser de los nuestros’. El factor dad hace que el acosador viva en la fic-
catalítico clave en el inicio y desarrollo ción de la posesión de valores, atributos y
del acoso es el resto de la organización”. cualidades que en realidad no posee,
Y es que, añade el propio Buendía (pág. negándolos en los demás de manera
13), “hay que tener en cuenta que el hosti- defensiva. Cuando surge en su entorno
gador llega tan lejos como le permita su una persona (la víctima) que sí posee en
empresa, y que hay empresas que reúnen verdad tales características, ello supone
todas las condiciones para que surja y se para el acosador un verdadero choque con
desarrolle el mobbing”, como es el caso de la realidad. Su reacción ante esa dolorosa
la Universidad. En efecto, en el ámbito realidad suele consistir en negar, elimi-
universitario, el sistema de promoción nándola, la fuente de la disonancia, des-
competitiva (acreditaciones, habilitacio- arrollando el psicoterror contra la víctima.
nes, sexenios, etc.) no hace sino contribuir El objetivo es hacer desaparecer a la vícti-
a la facilitación y fomento del acoso psi- ma del horizonte psicológico del acosador,
cológico en el trabajo. porque sus capacidades suponen para éste
una desestabilización psicológica”.

4. PERFIL PSICOLÓGICO Por otra parte, ese complejo de inferio-


DEL ACOSADOR ridad, e incluso ese resentimiento contra el
mundo, que caracteriza a tantos acosado-
A pesar de que en este trabajo se ha res, les lleva a una continua carrera com-
dicho que el mobbing no es causado por petitiva contra todos y a una necesidad
síndrome de personalidad ninguno, sin absoluta de demostrar que él está por enci-
embargo sí resulta útil analizar los rasgos ma de los demás (“dime de qué presumes
de personalidad y las carencias psicoafec- y te diré de qué careces”): necesita impe-
tivas y emocionales del acosador que aun- riosamente enemigos a los que vencer.
que, insisto en ello, no son la causa del Ello, unido a su profundo narcisismo y a
acoso, sí le dan un tinte especial, de forma su fuerte carácter paranoide, le lleva a una
que su examen podrá permitirnos, por una permanente vivencia de sentirse traiciona-
parte, entender mejor el fenómeno, y, por do profesional o personalmente por cuan-
otra, poderle detectar más fácilmente, pues tos le rodean. No olvidemos que ya Ley-
suele ser habitual encontrarse acosadores mann (1996a) insistía en que el comporta-
con un síndrome de personalidad homogé- miento del acosador obedecía casi siempre
neamente similar en todas las situaciones a un intento de esconder o disimular sus
de acoso. Por decirlo con palabras del propias carencias. El comportamiento del
citado Piñuel (2002, págs. 121-122): “El acosador suele basarse en la necesidad de
sentimiento de inferioridad opera en forma controlar a los demás, a través de la seduc-

110 Revista de Psicología del Trabajo y de las Organizaciones, 2006, vol. 22 n.º 1
A. Ovejero Bernal

ción cuando puede, o a través de la mani- de la cultura social y empresarial predomi-


pulación cuando no funciona la seducción, nante hoy día en nuestra sociedad. Por
y, finalmente, mediante la compra de las ello, al menos a mi juicio, no resulta aquí
voluntades por los más diversos medios. aconsejable un enfoque psicopatológico
Cuando nada de ello funciona, acude al del acosador, sino, más bien, una psicolo-
acoso psicológico, para lo que de mil gía social del mobbing, pues para que se
maneras buscará aliados y cómplices, que dé el proceso de acoso psicológico en el
constituirán el grupo acosador. “Un hecho trabajo ha de haber una complicidad acti-
abundantemente descrito por muchos va o pasiva por parte del grupo en el que
especialistas es la capacidad de seducción se ha gestado así como, tal vez más aún,
que presentan los acosadores y que emplean por parte de la organización laboral en su
en buena parte de sus estrategias y maqui- conjunto.
naciones. El encanto que producen en
muchas personas contrasta con la crueldad
con que maltratan a sus víctimas. Además, 5. PSICOLOGÍA SOCIAL
la seducción, que suele acompañarse de la DEL MOBBING
compra de las personas mediante preben-
das, puestos o favores, sirve al propósito Una vez explicado el mobbing y lo que
de manipular a los demás mediante la significa, lo más importante es examinar
simulación o la gratificación. Al tener a cómo pueden prevenirse las consecuencias
muchas personas atrapadas bajo el manto tan dramáticas que tiene (estrés, ansiedad,
de la seducción, la probabilidad de res- insomnio, enfermedades psicosomáticas,
puesta de la víctima es menor. ¿Quién depresión y, en ocasiones, incluso suici-
puede creer que una persona tan adorable dio). Pero para entender cabalmente esto,
y encantadora sea un acosador en serie” nos puede ser de gran ayuda analizar lo
(Piñuel, 2002, pág. 150). Porque no olvi- que podríamos llamar psicología social
demos que es tal la necesidad que los aco- del “mobbing” pues, como hemos dicho,
sadores tienen de destruir a sus víctimas, es la estructura de la organización la que
que si se escarba un poco se comprueba facilita este fenómeno y es el grupo el que
fácilmente que en el pasado han destroza- lo lleva a cabo, a menudo al servicio de
do ya a otras. Podríamos decir que se trata los intereses patológicos del acosador. Sin
de “asesinos psicológicos en serie”, lo que esas características del grupo, el acosador
se ve facilitado por el hecho de que una de no sería sino uno de tantos seres frustrados
sus más definitorias características estriba y acomplejados, cobardes, envidiosos,
en su incapacidad para sentir remordi- resentidos, narcisistas y paranoicos, que o
mientos, arrepentimiento, culpabilidad o, bien vivirían aislados y amargados o bien
sencillamente, de sentirse responsables del intentarían imponer sus carencias psicoló-
daño que están causando o causaron en el gicas y emocionales por otras vías, gene-
pasado a otros. Estamos ante unos indivi- ralmente violentas y antidemocráticas,
duos absolutamente amorales, solos y sin pero a veces incluso constructivas y, en
amigos: solamente tienen o enemigos o ocasiones, hasta creativas. Sin embargo el
súbditos o aliados. Ahora bien, no olvide- mobbing desaparecería. Y en todo ello el
mos que el acosador no es un producto de acosado se volatizaría, pues el llamado
sus rasgos de personalidad ni de una “síndrome del acosado” y sus rasgos
infancia problemática, sino más bien lo es supuestamente patológicos no son sino la

Revista de Psicología del Trabajo y de las Organizaciones, 2006, vol. 22 n.º 1 111
El mobbing o acoso psicológico en el trabajo: Una perspectiva psicosocial

natural consecuencia del propio proceso en los que estos autores muestran cuáles
de acoso. Ante tal proceso, probablemente son los factores psicosociales que llevan a
cualquiera de nosotros desarrollaría esos un elevado número de personas a no
mismos “rasgos de personalidad”, que no actuar en absoluto cuando contemplan una
son sino meras reacciones a la situación situación de emergencia como puede ser
ambiental concreta de acoso. una persona ahogándose en una piscina o
una mujer siendo violada y hasta asesina-
De lo que acabamos de decir se deduce da, factores entre los que podríamos desta-
que aunque la intervención en este campo car la difusión de la responsabilidad y la
debe ser multidisciplinar y tanto la medi- conducta de imitación.
cina como la psicología clínica deben
intervenir en la curación de los síntomas, Más grave aún, y más favorecedor del
es la psicología social la que más puede acoso en el trabajo, es el comportamiento
hacer para prevenir esta plaga laboral, ya de los miembros del primer grupo mencio-
que son muchas las teorías y muchos los nado, más o menos conscientes de su
datos existentes en esta disciplina que nos complicidad, que no sólo no hacen nada
ayudan, por una parte, a entender este por impedir el linchamiento de una perso-
fenómeno y, por otra, a intentar ponerle na inocente, sino que contribuyen activa-
remedio y prevenirlo. Así, conocido es mente al linchamiento, tirando ellos mis-
que ante todo somos seres sociales que mos las peores piedras (burlas, extender
necesitamos continuamente para todo el calumnias e infundios, hacerles el vacío
apoyo de los demás. Sin ese apoyo, con social, etc.). Los procesos propios de la
frecuencia sentimos que no somos nada, expansión del rumor hacen el resto (véase
que se nos hunde la tierra bajo nuestros Ovejero, 1997, Cap. 11). Es más, en
pies. Por eso, la principal estrategia del muchos miembros de este grupo funcio-
acosador, secundado con frecuencia por nan perfectamente los factores de obedien-
un grupo activo de personas que por unas cia a la autoridad estudiados por Milgram
u otras razones (mera imitación, holgaza- (1981) en los que dos tercios de sus suje-
nería social, intentos de agradar al jefe o tos, personas perfectamente normales y
hacer méritos ante él, no parecer diferente, sin ninguna patología psicológica especial,
quedarse con el puesto de la víctima, etc.) eran capaces de administrar descargas
acompaña al acosador en sus ataques a la eléctricas de hasta 450 voltios a una perso-
víctima, y por un grupo silencioso y na inocente que nada les había hecho
aquiescente que, a veces por ignorancia y (véase Ovejero, 1998, Cap. 10). Ese por-
casi siempre por comodidad y por no ser centaje del 65% subía a más del 90%
el primero en actuar, dejan hacer y permi- cuando el castigo que tenían que adminis-
ten que se linche cruel e impunemente a trar a sus víctimas no era físico sino psico-
alguien que no sólo no les ha hecho nada a lógico (Meeus y Raaijmakers, 1986),
ellos, sino que su único delito ha sido como, por otra parte, suele ocurrir en los
ponerse en el camino de las ambiciones casos de acoso laboral, donde, por defini-
del acosador o, más frecuentemente aún, ción, los ataques no son físicos. Y es que
provocar en él reacciones claramente pato- ésa es otra variable que facilita el
lógicas. En este sentido, pueden sernos de mobbing: el que el sufrimiento de la vícti-
gran utilidad los experimentos de los psi- ma no sea físico sino psicológico y, por
cólogos sociales Darley y Latané (1968), tanto, más sutil. Dado el rechazo generali-

112 Revista de Psicología del Trabajo y de las Organizaciones, 2006, vol. 22 n.º 1
A. Ovejero Bernal

zado en nuestra actual sociedad hacia la social (pensamiento de grupo, estereoti-


violencia física, el acosador, que es cobar- pos y prejuicios, polarización grupal, teo-
de, cínico y amoral, realiza contra el aco- ría del etiquetado, etc.), entre las que
sado aquellas acciones violentas que habría que destacar la teoría de la atribu-
menos rechazo social provocan, que sean ción (véase Ovejero, 1998, Cap. 2), dado
menos perceptibles y, en todo caso, con que las atribuciones causales son un ele-
las que pueda rehuir la responsabilidad mento fundamental en este campo. Y lo
penal. Por otra parte, es también el son al menos en estas dos direcciones.
maquiavelismo, la cobardía y el cinismo Por una parte, del tipo de atribuciones
del acosador lo que le lleva a utilizar el causales que haga el acosado de su situa-
grupo para sus ataques al acosado, y a ción y de sus sentimientos, dependerá en
escudarse en él para que así, en caso de gran medida tanto su capacidad de resis-
ser descubierto, su responsabilidad quede tencia a los ataques de acoso como la
difuminada. No olvidemos que son nume- mayor o menor gravedad de las conse-
rosos los estudios de psicología social que cuencias de esos ataques. Así, no es lo
muestran claramente que es la difusión de mismo que la víctima interprete la situa-
la responsabilidad una de las más impor- ción de una forma realista como siendo
tantes variables que ayudan a explicar causada por una persona injusta y envi-
ciertas conductas humanas, en principio diosa, a que la interprete culpabilizándo-
inexplicables (Milgram, 1981; Zimbardo y se a sí misma de lo que le pasa, cosa
cols., 1986; etc.). harto frecuente en los casos de mobbing,
lo que lleva a menudo a los acosados a
Para entender plenamente el fenómeno una situación de indefensión aprendida
del acoso psicológico en el trabajo, tampo- (Seligman, 1975; Seligman y Maier,
co deberíamos olvidar, dentro de esta 1967). Por otra parte, también suele ser
importancia crucial del grupo, la llamada frecuente que en las situaciones de mob-
ideología de la sumisión (Beauvois y bing la mayoría de los compañeros del
Joule, 1981, 1996): acudiendo a un clásico acosado atribuyan la situación en que
principio marxista, según el cual no es éste se encuentra así como sus reacciones
nuestra ideología la que nos lleva a com- a la misma a variables internas o de per-
portarnos de una u otra manera, sino, más sonalidad (“es que fulanito es un paranoi-
bien, es nuestra conducta la que hace que co”, “es que está deprimido”, “es que
nos formemos una u otra ideología, estos tiene problemas con su pareja”, etc.).
autores concluyen que en la vida cotidia- Como vemos, estas explicación de lo que
na, sobre todo en el campo laboral, nos sucede, que se conoce como “error fun-
vemos obligados a realizar frecuentemente damental de atribución” (Ross, 1977;
conductas de sumisión, que, por consi- Ross y Nisbett, 1991), ayuda mucho al
guiente, van construyendo en nosotros una acosador en la consecución de sus fines,
ideología según la cual es necesario some- pues con la psicologización de la situa-
terse a la autoridad o a los jefes del grupo. ción, las agresiones del acosador y del
El acosador, a menudo, se vale también de grupo que le secunda quedan totalmente
esto. ocultas. Por consiguiente, lo mejor que
debería hacer la víctima del acoso es
Por último, podríamos aplicar aquí identificar lo antes posible lo que real-
otras muchas teorías de la psicología mente le sucede, es decir, percibirlo

Revista de Psicología del Trabajo y de las Organizaciones, 2006, vol. 22 n.º 1 113
El mobbing o acoso psicológico en el trabajo: Una perspectiva psicosocial

cuanto antes como lo que es, una conse- 6. ALGUNAS PROPUESTAS


cuencia de un caso de mobbing y, por DE PREVENCIÓN DEL MOBBING
consiguiente, hacer las atribuciones cau- Y DE AMINORACIÓN DE SUS
sales correctas derivadas de ello. CONSECUENCIAS

Llegados a este punto, no debería extra- Como hemos dicho, lo que pretende el
ñarnos el hecho de que el mobbing no acosador es aislar física, psicológica y
dañe sólo a la persona acosada, sino que socialmente a su víctima, de tal forma que
“las consecuencias del acoso psicológico el estrés del acosado aumenta más cuanto
en el trabajo afectan en primer lugar al más carezca de apoyos sociales (compañe-
acosado o a la víctima, porque es quien ros, familia, etc.). De hecho, es bien cono-
sufre más directamente ese calvario de cido que los efectos del estrés, en cual-
humillaciones y ataques a su dignidad de quier situación en que se dé éste, se miti-
forma sistemática y reiterativa, lo cual le gan si se cuenta con suficiente apoyo
lleva a cuestionarse su propia estima per- social (véase Ovejero, 1990; Peiró y Sal-
sonal y profesional, así como a estados vador, 1993; Gil Monte y Peiró, 1997). De
psicosomáticos graves que, de forma pro- ahí que el mero hecho de acercarnos a la
gresiva, pueden conducirle a estados cró- víctima y manifestarle nuestro apoyo suele
nicos depresivos e, incluso, al suicidio. suponer una enorme mejora en sus sínto-
Pero, en segundo lugar, también afecta al mas de estrés, pues “detrás de una actitud
entorno familiar, que se verá profunda- aparentemente resuelta y decidida, prepo-
mente alterado al no comprender nada de tente y fanfarrona, se oculta en realidad
lo que ocurre pero sí constatar la progresi- una personalidad miedosa, acobardada y
va transformación de ese miembro de la acomplejada, llena de sentimientos de
familia a quien difícilmente se le puede inadecuación y víctima de los complejos
ayudar porque ni él mismo sabe comuni- de inferioridad. Por ello, la confrontación
car de forma clara lo que le está sucedien- con el acosador, especialmente si es con-
do. Esta situación en la medida que se pro- frontado por varios (de ahí la importancia
longa en el tiempo se hace más difícil de de la solidaridad con la víctima), le hace
soportar por los restantes miembros de la habitualmente retroceder. Un sindicato
familia. También, en tercer lugar, afecta a británico de enfermeras ha establecido
la propia empresa, que se verá afectada entre sus prácticas anti-mobbing la
por el bajo grado de desempeño de esa siguiente recomendación, cuyos efectos
persona, por su absentismo justificado han resultado casi milagrosos: cuando una
mediante bajas por enfermedad, por el mal enfermera es objeto de maltrato (mote,
clima laboral que se crea, por su propia insulto, ridiculización, etc.) por parte de
imagen que, obviamente, se verá deterio- algún facultativo, el resto de las enferme-
rada. Y, finalmente, afectará a la sociedad ras presentes rodean inmediatamente de
en su conjunto, tanto desde el punto de manera física al agresor y le comunican
vista humano como económico, en cuyo que su comportamiento es inaceptable en
caso deberá asumir todos los gastos gene- el seno de las relaciones de colaboración
rados por esa persona desde el punto de que se requieren en el medio hospitalario.
vista médico, hospitalario, subsidio de Le exigen una disculpa explícita a la vícti-
paro, pensión, etc.” (Rodríguez Fernán- ma y la advierten que, de no disculparse y
dez, en prensa, págs. 4-5). asegurar que no volverá a producirse un

114 Revista de Psicología del Trabajo y de las Organizaciones, 2006, vol. 22 n.º 1
A. Ovejero Bernal

comportamiento semejante, ninguna se enfrente al proceso de acoso psicológi-


enfermera de esa sección ni de otras sec- co en sí. Y es que “la categorización y la
ciones aceptará trabajar con él en ningún terminología apropiada ofrecen una nueva
caso. La adopción de esta sencilla medida visión del mobbing. Las afirmaciones pro-
ha hecho desaparecer casi por completo el cedentes de un entorno hostil, que preten-
acoso laboral dentro de los hospitales en dían presentar el resultado como una
que se practica. En todos los casos, el aco- causa, ya no resisten ningún análisis. Esta
sador se retracta y tiene buen cuidado de es, quizá, la ayuda más importante que
no volver a intentarlo” (Piñuel (2002, pág. nuestras investigaciones han aportado a
149). las víctimas” (Leymann, 1996b, pág. 18).
Por tanto, detectar a tiempo que está sien-
Y en cuanto al acosado, sus reacciones do víctima de un caso de mobbing supone
más frecuentes ante los ataques del acosa- la más temprana victoria que la víctima.
dor suelen ser o bien reaccionar agresiva y
violentamrente contra el acosador, o bien, Por último, quisiera añadir algunas
lo que suele ser más frecuente, interiorizar medidas útiles para hacer frente, a nivel
y aceptar las acusaciones de que es objeto, individual, a los intentos de acoso en el
desplegando una especie de síndrome de trabajo, bien entendido, no obstante, que
Estocolmo, que es justamente lo peor que la prevención debe ser ante todo grupal y
puede hacer el acosado, pues “achicarse” organizacional: si queremos ser eficaces
ante el acosador y desplegar una serie de en este terreno, es el contexto el que debe
conductas (inseguridad, nerviosismo, timi- ser modificado y no los individuos. Así,
dez, miedo, etc.) ayudan al agresor, puesto las medidas personales que propone Ley-
que, dada su cobardía, se ensañará más mann (1996b) para prevenir el acoso
con su víctima al verla indefensa, despro- podemos resumirlas en tres: 1) Medidas
tegida y con pocas probabilidades de que de orden físico: alimentarse bien y con
le plante cara, además de que ello aumenta una dieta equilibrada, descansar y dormir
la estigmatización y el aislamiento por al menos lo suficiente y de forma repara-
parte de sus compañeros. Cuando se llega dora, y mantenerse en una buena forma
a ese punto es que el acosador ya ha con- física, ya que el ejercicio físico ayuda en
seguido su objetivo, al menos parcialmen- gran medida a combatir el estrés; 2) Medi-
te. En todo caso, las dos reacciones sólo das de mantenimiento de una alta y positi-
benefician al acosador, pues ambas le lle- va autoestima y una suficiente y adecuada
van a éste a afirmar que él tenía razón, en confianza en uno mismo; y c) Medidas de
el segundo caso porque la misma víctima orden psicosocial, dirigidas principalmen-
lo reconoce y en el primero porque el aco- te a la defensa de una positiva y suficiente
sador aprovechará esa reacción agresiva red de apoyo social. No olvidemos que lo
como un elemento más de su campaña de que pretende al acosador –y lo que siem-
difamación del acosado y de destrucción pre consigue el psicoterror cuando es efi-
de la imagen pública de éste. Lo mejor caz- es especialmente destruir la integri-
que puede hacer el acosado es ser cons- dad psicofísica del acosado y terminar con
ciente de que es víctima de un proceso de su red de apoyo social, aislándole total-
acoso injusto e injustificado, e identificar mente de su entorno: cuando consigue
abierta y explícitamente al agresor como esto, ya le tiene a su merced. Por tanto, tal
acosador, lo que, además, facilitará el que vez la mejor forma de prevenir el mobbing

Revista de Psicología del Trabajo y de las Organizaciones, 2006, vol. 22 n.º 1 115
El mobbing o acoso psicológico en el trabajo: Una perspectiva psicosocial

es la posesión de una buena red de apoyo curso dice, unas prácticas sociales que por
social dentro de la familia y dentro del fuerza tendrán que ver con la resistencia
grupo de amigos y compañeros (véase activa a la implementación del actual capi-
Putnam, 2002, 2003). Pero sin olvidar que talismo ultraliberal y de sus principales y
-quiero insistir en ello- la mejor forma de dañinos valores en nuestras sociedades y
prevenir el acoso psicológico en el trabajo en nuestras vidas (véase Ovejero, 2004;
y terminar con esta terrible plaga para el Castells, 2000, 2001a, 2001b).
actual mundo laboral, consiste justamente
en instalar dentro de las empresas modos
de convivencia auténticamente democráti- 7. CONCLUSIÓN
cos y participativos. Mientras eso no ocu-
rra y mientras sigamos dejando la defensa Si el fenómeno del mobbing es algo
de los acosados a ellos mismos, el mob- realmente tan serio y tan preocupante, y
bing seguirá arrasando y sus efectos conti- sus consecuencias tan graves y tan dramá-
nuarán siendo realmente devastadores. ticas como aquí se ha dicho, entonces
todos deberíamos contribuir, tanto a nivel
Por consiguiente, las medidas concretas personal como a nivel grupal y a nivel ins-
de tipo individual encaminadas a combatir titucional, a que el rechazo cultural sea tan
esta auténtica plaga no hará sino “poner general como el que ya existe hacia el
paños calientes” que sin duda aliviarán el maltrato a los niños o hacia la esclavitud.
mal pero que no podrán terminar con él. Como hemos podido constatar en las pági-
Lo que realmente necesitamos es una nas anteriores, y como subraya el profesor
solución integral. Más en concreto, Leymann (1996a), “en los países occiden-
“hemos de introducir elementos de razón tales altamente industrializados, el lugar
en el sistema organizativo, desde el cual de trabajo es el último reducto de los
se posibilite el cambio y se potencie una ‘campos de batalla’ donde la gente puede
nueva cultura basada en la cooperación, en ‘aniquilarse’ mutuamente sin correr riesgo
la solidaridad y en la emancipación, que de penalización”. Y si en las organizacio-
nos permita recuperar al ser humano en su nes no se ataca suficientemente este pro-
esencia e individualidad y esto debe tradu- blema es sencillamente porque no se quie-
cirse en incrementar sus conocimientos, re hacerlo. Por el contrario, a veces exis-
posibilitar su promoción, contribuir a su ten intereses en la propia empresa para
integración y propiciar la seguridad en el legitimarlo, bien de un modo activo o bien
empleo; en otros términos, invertir en el de una forma pasiva, por parte de la jerar-
trabajador de un modo integral. Eso forta- quía de la organización, lo que nos lleva a
lece el futuro de la organización, su credi- plantearnos el papel que desempeña ésta
bilidad, al tiempo que pone de manifiesto como escenario fundamental donde se ori-
su capacidad de asumir que las personas gina y se desarrolla este fenómeno. Es una
son su principal soporte” (Rodríguez Fer- cuestión de poder y de control, que, a la
nández, en prensa, pág. 7). Ahora bien, postre, es el principal problema de las
estas palabras de Rodríguez Fernández, organizaciones humanas (partidos políti-
que comparto plenamente, quedarían en cos, organizaciones religiosas, empresas,
un mero discurso idealista si no llevamos universidades, etc.). Por consiguiente, a
a cabo, colectivamente, las prácticas partir de lo argumentado en páginas ante-
sociales que hagan posible lo que ese dis- riores, parece evidente poder concluir que

116 Revista de Psicología del Trabajo y de las Organizaciones, 2006, vol. 22 n.º 1
A. Ovejero Bernal

el acoso psicológico en el trabajo debe ser 2) En las democracias occidentales


considerado, analizado y comprendido están muy bien tipificados los delitos por
dentro del tipo de interacciones humanas violencia física y el matonismo físico es
instaladas en un sistema social reforzador severamente castigado, lo que hace que el
y legitimador de ese tipo de relación. Por acosador se convierta en un feroz matón
ello, y en línea con la tesis fundamental psicológico, puesto que la tipificación
defendida en este artículo (que el acoso penal de la violencia psicológica es aún
laboral es más cosa de la organización muy endeble y, por tanto, más difícil de
que de las personas implicadas), aunque demostrar el acoso psicológico.
los efectos del mobbing son observados en
las personas, especialmente en las acosa- 3) A medida que las personas –y, en
das, difícilmente podría llevarse a cabo este caso, los trabajadores de cualquier
una prevención eficaz si reducimos nues- organización- poseen mayor nivel profe-
tro análisis a meras relaciones de conflicto sional y cultural, más se sofistican, siendo
entre acosador y acosado, puesto que sus menos probable que acudan a la violencia
efectos y su visibilidad van a ser tan varia- física y más a la psicológica.
das y heterogéneas como sean las perso-
nas afectadas y las circunstancias del con- 4) Y, sobre todo, la actual sociedad se
texto en el que se desarrollen esas accio- caracteriza por un fuerte darwinismo
nes. social, un profundo hedonismo y por un
feroz individualismo, lo que, como ya se
Por otra parte, y en línea con la segun- ha dicho, facilita la estrategia del acosa-
da tesis que aquí se ha defendido (que la dor.
actual sociedad está facilitando y poten-
ciando el acoso laboral más que en épo- En suma, como se ha pretendido argu-
cas anteriores), habría que subrayar que, mentar aquí, el acoso psicológico en el tra-
aunque el mobbing no es en absoluto algo bajo no es cosa de personalidades patológi-
nuevo, sí es verdad que en nuestra época cas, sino, más bien, de cultura y estructura
está alcanzando unas cotas y una gravedad organizacionales así como de psicología de
antes nunca conocidas. Algunos rasgos de grupo, de tal forma que la mejor profilaxis
nuestra sociedad actual lo facilitan y hasta para evitar esta auténtica y perniciosa
lo promueven: plaga estriba en que en las organizaciones
laborales, y en los grupos psicosociales
1) En la actual sociedad postmoderna dentro de ella, entren plenamente unos
existe una generalizada repugnancia por la usos realmente democráticos. Es más, difí-
violencia física así como una gran oposi- cilmente puede hablarse de países demo-
ción hacia ella por parte de la opinión cráticos si aún no ha penetrado la democra-
pública. En consecuencia, las personas cia en sus organizaciones, especialmente
que sufren ciertas patologías, como es el en aquéllas en que se socializan los ciuda-
caso de los acosadores, utilizan dentro de danos: la familia, la escuela y la empresa.
las organizaciones violencia psicológica, Porque la democracia debe ser mucho más
pues, como mostraron en la Universidad que elegir a los gobernantes cada cuatro
de Utrecht los psicólogos Meeus y Raaij- años. Por ello no es raro que, a medida que
makers (1986), hay menos resistencia el neoliberalismo está reduciendo los dere-
hacia ella. chos laborales, sembrando el miedo y el

Revista de Psicología del Trabajo y de las Organizaciones, 2006, vol. 22 n.º 1 117
El mobbing o acoso psicológico en el trabajo: Una perspectiva psicosocial

sufrimiento cotidiano (Boltanski y Chipa- de manejo a nivel individual/grupal.


rello, 2002; Emmanuel, 2002) y en defini- Revista de Psicología del Trabajo y de las
tiva, socavando la democracia en las Organizaciones, 20, 77-93.
empresas, estén incrementándose conside-
rablemente las tasas de acoso laboral, es Barón, M., Muntuate, L. y Blanco, M.J.
decir, “que el acoso moral se ramifica a lo (2003): La espiral del mobbing. Papeles
largo y ancho del mundo como hijo de una del Psicólogo, 84, 71-82.
superestructura cultural emanada del
nuevo capitalismo, que no atiende a los Beauvois, J.L. y Joule, R.V. (1981):
orígenes e historia propios de cada país. Simission et ideologie: Psychosociologie
Una nueva cultura que se propaga como de la rationalization. Paris: P.U.F.
caldo de cultivo de la dictadura de los mer-
cados con los ingredientes del miedo, la Beauvois, J.L. y Joule, R.V. (1996): A
exclusión, el sufrimiento, la resignación y radical dissonance theory. Lawrence Erl-
la banalización de la injusticia social y del baum Associates.
mal” (Blanco, 2003, pág. 74).
Blanch Plana, A., Aluja y Biscarri, J.
Por último, antes de terminar sería de (2002): Síndrome de quemarse en el traba-
cierta utilidad hacer dos últimas puntuali- jo (burnout) y estrategias de afrontamien-
zaciones. En primer lugar, que de este tra- to: un modelo de relaciones estructurales.
bajo puede deducirse fácilmente que el Revista de Psicología del Trabajo y de las
mobbing es, antes que nada, un fenómeno Organizaciones, 18, 57-74.
psicosocial, por lo que más que “acoso
moral” o “acoso psicológico”, a este fenó- Blanco, C. (2003): Acoso moral, miedo
meno habría que denominarle acoso psi- y sufrimiento: Eichman en la globaliza-
cosocial en el trabajo. Y en segundo ción. Madrid: Ediciones del Orto.
lugar, sería conveniente dejar constancia
de la relevancia e incidencia que el acoso Boltanski, L. y Chiapello, E. (2002): El
psicosocial en el trabajo tiene en un gran nuevo espíritu del capitalismo. Madrid:
número de campos en el ámbito laboral Akal (original, 1999).
como son el clima organizacional, que
empeora sustancialmente; el desarrollo de Buendía, J. (2003): Riesgos psicosocia-
carrera, que a muchos les queda repenti- les en la Universidad: El síndrome de
namente cercenada; el desempleo al que “burnout” y el “mobbing”. La Mutua:
llegan algunos por culpa del mobbing; o la Revista técnica de salud laboral y preven-
satisfacción laboral, que se ve muy redu- ción, 9, 5-19.
cida, y no sólo la de los trabajadores aco-
sados, sino también la de otros muchos Castells, M (2000): La era de la infor-
que comienzan a sentirse amenazados. mación: Economía, sociedad y cultura.
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