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ISSN: 1576-5962
revistas_copm@cop.es
Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid
España
Artículo
El mobbing o acoso psicológico en el trabajo: Una perspectiva
psicosocial
RESUMEN
ABSTRACT
This paper examines the mobbing group phenomenon rather than an individual one.
Mobbing develops in labor settings, being then a phenomenon that is caused by the structu-
res, the values and the social practices of organizations. Consequently, this paper advocates
the thesis that mobbing must be studied from an explicit psychosocial approach rather than
from the point of view of the individual personality or psychopathology.
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PALABRAS CLAVE
KEY WORDS
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A. Ovejero Bernal
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sobre todo porque el acosador sabe bien sión, esos problemas familiares o ese alco-
que la violencia física entre adultos deja holismo han sido producidos por el mob-
más huella que la violencia psicológica y bing.
está claramente tipificada en el código
penal. Por ello, en este trabajo se opta por En todo caso, resulta extremadamente
mantener el término bullying para las difícil cuantificar con exactitud este fenó-
agresiones físicas entre niños y adolescen- meno, lo que explica que cada autor y
tes en la escuela, y reservar el término cada estudio proporcionan cifras diferen-
mobbing para las conductas adultas en el tes. Y esa dificultad proviene sobre todo
mundo laboral, aunque ciertamente ambos de estas tres fuentes. En primer lugar, el
fenómenos compartan muchos aspectos y mobbing no está perfectamente claro ni
tengan grandes similitudes definido con precisión (De Elena, 2005b),
por lo que, en segundo lugar, es muy pro-
En cuanto al mobbing, se calcula que bable que se incluyan como mobbing
afecta a un número muy importante de tra- casos que no lo son (De Elena, 2005a); y
bajadores. De hecho, Leymann encontró, en tercer lugar, las cifras que suelen esgri-
en los años ochenta, que este cruel fenó- mirse han sido elaboradas a partir de cues-
meno afectaba al 3,5% de los trabajadores. tionarios de autoinforme, por lo que cabe
Sin embargo, desde esa primera estima- la posibilidad de que muchas personas que
ción, las cifras de personas afectadas no dicen sentirse acosadas no lo estén. Aun-
han dejado de crecer. Así, un estudio de la que el mobbing está relacionado con el
Universidad de Alcalá de Henares, reali- estrés (de hecho, los síntomas fisiológicos
zado con trabajadores de nuestro país, y psicológicos de ambos fenómenos son
daba una tasa, a mi juicio un tanto exage- similares en muchos aspectos), sin embar-
rada, de más de un 15% de afectados de la go no deben confundirse ambos fenóme-
población actual (más de dos millones de nos. Por ejemplo, muchos trabajadores
personas), mientras que al menos un 33% que están estresados, cansados o nervio-
decían ser o haber sido víctimas del acoso sos, a veces como consecuencia de un jefe
(Piñuel, 2002). Y lo que es más grave, autoritario, exigente, rígido o con pocas
alrededor de un 20% de los acosados ter- habilidades sociales, se quejan de acoso
minan incluso en la exclusión total laboral psicológico en el trabajo y así lo expresan
y/o social, y a veces hasta en el suicidio. en los cuestionarios, cuando realmente no
Por ejemplo, Leymann (1996a) ha calcula- se trata de mobbing. Por tanto, el fenóme-
do que, en Suecia, entre un 10% y un 20% no no es nuevo ni son casos de mobbing
de los suicidios anuales se deben, al todos los que “detectan” los investigado-
menos en parte, a procesos de acoso labo- res y las encuestas. Sí parece ser cierto, no
ral. Es más, son muchos los psicólogos obstante, que aunque no estemos en abso-
que sospechan que un alto porcentaje luto ante una epidemia laboral, como a
tanto de intentos de suicidio como de sui- veces se dice, sí se trata de un problema
cidios consumados se deben al acoso psi- que numéricamente va a más, a causa
cológico en el trabajo, a pesar de que con sobre todo del contexto de competitividad
frecuencia los profesionales sanitarios los interpersonal, egoísmo e individualismo y
atribuyen a otras causas como la depre- de falta de solidaridad característico del
sión, los problemas familiares o el alcoho- actual capitalismo neoliberal y ultracon-
lismo. Pero es que a menudo esa depre- servador, o más bien, a causa del éxito
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Las secuelas que deja el mobbing son incompetencia profesional, etc. Se trata,
tan serias que, como escribe el citado por ello, de un ‘crimen’ limpio del que no
Piñuel (2002, pág. 82), un trabajador que queda huella y en el que la carga de la
ha sufrido acoso psicológico en el trabajo prueba suele resultar complicada y costo-
durante un tiempo presenta una serie de sa. Es un asesinato silencioso y limpio del
síntomas parecidos a los del denominado que no queda ni rastro. En ocasiones se
Síndrome de Estrés Postraumático produce la agregación posterior al lincha-
(SEPT), característico en las víctimas de miento moral de otras personas, que pue-
asaltos, catástrofes naturales (terremotos, den ser animadas, motivadas o, sencilla-
inundaciones), accidentes aéreos, bombar- mente, coaccionadas para que participen
deos, violaciones, etc. Pero las secuelas en el acoso. En este caso suele hablarse de
del mobbing son, si cabe, aún peores, pues ‘gang’ o ‘banda’ de acosadores” (Piñuel,
se añade el hecho de que, así como las 2002, pág. 59). En resumidas cuentas, lo
víctimas de todas esas situaciones sufren que pretenden los acosadores son básica-
un único suceso traumático aislado que no mente dos cosas: aislar socialmente al
suele volver a darse más veces, las vícti- acosado, eliminando sus contactos inter-
mas del psicoterror laboral experimentan personales y destrozando sus redes de
repetidos y persistentes ataques, amena- apoyo social; y hundir su autoestima, des-
zas, burlas, etc., con la sensación de “estar haciendo su identidad y su autodefinición.
siempre a tiro” del acosador y de no tener Los devastadores efectos del mobbing
vía de escape, salvo la de marcharse del derivan de que el acosador consiga estas
trabajo, cosa que hacen a menudo. La cosa dos cosas.
es tan grave que, como nos recuerda el
propio Piñuel (2002, pág. 36), el mobbing Ahora bien, el mobbing se produce por-
o acoso psicológico laboral es para que hay una organización, con una estruc-
muchos especialistas, “la peor amenaza tura y con unas características muy con-
individual sobrevenida en la era postin- cretas, que lo hace posible; una organiza-
dustrial para los trabajadores y puede, en ción extremadamente improvisadora y con
los próximos años, llegar a diezmar a la unos gerentes impotentes o negligente-
población laboral de los países que no mente despreocupados. Y es que los gru-
estén atentos a proteger el derecho básico pos, al igual que los individuos, pueden
de un trabajador y a que el desempeño de comportarse eficaz o ineficazmente, y/o
su trabajo no le produzca secuelas físicas moral o inmoralmente. El acosador no es
o psicológicas, que pueden llegar incluso a un individuo autosuficiente, sino el líder
aniquilarle”. Pero la gravedad de este de un grupo patológico. Claro que también
fenómeno proviene no sólo de sus conse- cuentan las carencias emocionales y psico-
cuencias sino de lo oculto de su actuación: afectivas del acosador, así como su perso-
“Este tipo de violencia tiene la caracterís- nalidad, como luego veremos más deteni-
tica diferencial, respecto de otros tipos de damente, pero no de forma directa. En
violencia que se presentan en la organiza- contra de lo que muchos creen, lo funda-
ción, de no dejar rastro ni señales exter- mental van a ser ante todo los valores
nas, a no ser las del deterioro progresivo sociales imperantes, luego el tipo de orga-
de la víctima, que es maliciosamente atri- nización en la que se produce el mobbing
buido a otras causas, como problemas de y, finalmente, las características del grupo
relación o de personalidad, carácter difícil, en cuyo seno tiene lugar el acoso. Más en
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ética de sus ataques, dirigidos a la destruc- nos sociales en general, el maltrato infan-
ción psicológica de la persona. El fin últi- til, el maltrato de mayores o el maltrato de
mo del mobbing es acabar con el equili- pareja. En tal sentido, la responsabilidad
brio y la resistencia psicológica de la per- ética y moral de que se produzcan estas
sona acosada, desgastándola emocional y situaciones de acoso es principalmente de
físicamente. Otro rasgo inconfundible del la sociedad que no ha sabido, desde las
acoso es que se produce una escalada cre- múltiples instancias socializadoras (fami-
ciente en los ataques, hasta llegar a extre- lia, sistema educativo, sistema laboral),
mos imposibles de soportar por el acosa- instalar a los individuos en la lógica del
do. Debido a ello, en un 90% de los casos respeto al otro, de la cooperación, de la
el acoso suele terminar con la salida de la solidaridad, de la ayuda mutua; antes al
persona de la organización, por lo que, contrario, los valores en los que se susten-
como puntualiza Blanco (2003), el mob- ta nuestra sociedad, especialmente en el
bing se ha convertido en una alternativa al actual momento ultraliberal, son el dinero,
despido, por lo que, concluye esta autora el individualismo, el egoísmo, la competi-
(pág. 67), “el acoso en el trabajo forma tividad, etc., es decir, meros valores ins-
parte de las políticas de reducción de plan- trumentales que, además, siempre exigen
tilla con fines de ahorro y de reorganiza- al individuo compararse con los demás y
ción para cumplir con las nuevas formas salir victorioso en tal comparación. De
de fragmentación y concentración de esta manera, las relaciones interpersonales
empresas”. En este caso, puede confundir- en general, y las laborales en particular, se
se con el fenómeno conocido como bos- convierten en auténticas batallas encami-
sing (los problemas de denominación pue- nadas a ganar la guerra de ser más que los
den verse en De Elena, 2005b). otros (tener más dinero, disfrutar de un
mayor prestigio, etc.). Y todo ello está
En consecuencia, parece que no cabe aumentando a medida que el capitalismo
duda, como sostiene Rodríguez Fernández neoliberal se hace más implacable y a
(en prensa, pág. 1), que el mobbing es un medida que cada uno de nosotros interiori-
proceso psicosocial complejo y, como tal, zamos cada vez más y más profundamente
constituido por múltiples niveles y aristas estos valores de ese capitalismo feroz y
que difícilmente pueden reducirse a una deshumanizador, hasta formar parte de
relación diádica acosador-acosado, ni tan nuestra apropia identidad: ganar como sea,
siquiera a una relación de grupo, por lo ascender aunque sea pisando a los demás
que para comprenderle cabalmente habría compañeros y hasta a los amigos, compe-
que analizarlo desde los cuatro componen- titividad peligrosamente creciente, etc. En
tes que lo constituyen o contextos respon- suma, como concluye el citado Rodríguez
sables de su incidencia: el contexto social, Fernández (en prensa, pág. 2), “la lógica
el de la organizaciones, el grupal y el indi- en la que nos instalamos los grupos y las
vidual. Estos cuatro componentes son par- personas es la que no nos deja salir de esta
tes inseparables de una misma lógica y, tela de araña, porque nuestra propia identi-
por tanto, fundados en una misma raciona- dad como personas y como profesionales
lidad, por lo que, añade Rodríguez Fer- se va desarrollando desde esa racionalidad
nández, el acoso grupal en el trabajo es un y desde esa lógica, que es la lógica de la
síntoma más de un sistema social enfermo, exclusión, de la competitividad y de la
como la siniestralidad laboral o, en térmi- insolidaridad”. No debería olvidarse, ade-
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más, como señala Buendía (2003, pág. de culpabilidad, que el acosador siente por
11), que para que se dé el acoso institucio- no poseer atributos que él estima ideales.
nal o el mobbing, “resulta imprescindible Según Adler, los defectos físicos, intelec-
la colaboración o permisividad del resto tuales o emocionales generan un senti-
del personal de la organización. La perse- miento de inferioridad que la persona
cución psicológica se desarrolla en medio intenta compensar superando esas caren-
de un sorprendente silencio e inhibición cias mediante el desarrollo de un complejo
de los observadores, que antes de nada de superioridad. El complejo de superiori-
procuran ‘ser de los nuestros’. El factor dad hace que el acosador viva en la fic-
catalítico clave en el inicio y desarrollo ción de la posesión de valores, atributos y
del acoso es el resto de la organización”. cualidades que en realidad no posee,
Y es que, añade el propio Buendía (pág. negándolos en los demás de manera
13), “hay que tener en cuenta que el hosti- defensiva. Cuando surge en su entorno
gador llega tan lejos como le permita su una persona (la víctima) que sí posee en
empresa, y que hay empresas que reúnen verdad tales características, ello supone
todas las condiciones para que surja y se para el acosador un verdadero choque con
desarrolle el mobbing”, como es el caso de la realidad. Su reacción ante esa dolorosa
la Universidad. En efecto, en el ámbito realidad suele consistir en negar, elimi-
universitario, el sistema de promoción nándola, la fuente de la disonancia, des-
competitiva (acreditaciones, habilitacio- arrollando el psicoterror contra la víctima.
nes, sexenios, etc.) no hace sino contribuir El objetivo es hacer desaparecer a la vícti-
a la facilitación y fomento del acoso psi- ma del horizonte psicológico del acosador,
cológico en el trabajo. porque sus capacidades suponen para éste
una desestabilización psicológica”.
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natural consecuencia del propio proceso en los que estos autores muestran cuáles
de acoso. Ante tal proceso, probablemente son los factores psicosociales que llevan a
cualquiera de nosotros desarrollaría esos un elevado número de personas a no
mismos “rasgos de personalidad”, que no actuar en absoluto cuando contemplan una
son sino meras reacciones a la situación situación de emergencia como puede ser
ambiental concreta de acoso. una persona ahogándose en una piscina o
una mujer siendo violada y hasta asesina-
De lo que acabamos de decir se deduce da, factores entre los que podríamos desta-
que aunque la intervención en este campo car la difusión de la responsabilidad y la
debe ser multidisciplinar y tanto la medi- conducta de imitación.
cina como la psicología clínica deben
intervenir en la curación de los síntomas, Más grave aún, y más favorecedor del
es la psicología social la que más puede acoso en el trabajo, es el comportamiento
hacer para prevenir esta plaga laboral, ya de los miembros del primer grupo mencio-
que son muchas las teorías y muchos los nado, más o menos conscientes de su
datos existentes en esta disciplina que nos complicidad, que no sólo no hacen nada
ayudan, por una parte, a entender este por impedir el linchamiento de una perso-
fenómeno y, por otra, a intentar ponerle na inocente, sino que contribuyen activa-
remedio y prevenirlo. Así, conocido es mente al linchamiento, tirando ellos mis-
que ante todo somos seres sociales que mos las peores piedras (burlas, extender
necesitamos continuamente para todo el calumnias e infundios, hacerles el vacío
apoyo de los demás. Sin ese apoyo, con social, etc.). Los procesos propios de la
frecuencia sentimos que no somos nada, expansión del rumor hacen el resto (véase
que se nos hunde la tierra bajo nuestros Ovejero, 1997, Cap. 11). Es más, en
pies. Por eso, la principal estrategia del muchos miembros de este grupo funcio-
acosador, secundado con frecuencia por nan perfectamente los factores de obedien-
un grupo activo de personas que por unas cia a la autoridad estudiados por Milgram
u otras razones (mera imitación, holgaza- (1981) en los que dos tercios de sus suje-
nería social, intentos de agradar al jefe o tos, personas perfectamente normales y
hacer méritos ante él, no parecer diferente, sin ninguna patología psicológica especial,
quedarse con el puesto de la víctima, etc.) eran capaces de administrar descargas
acompaña al acosador en sus ataques a la eléctricas de hasta 450 voltios a una perso-
víctima, y por un grupo silencioso y na inocente que nada les había hecho
aquiescente que, a veces por ignorancia y (véase Ovejero, 1998, Cap. 10). Ese por-
casi siempre por comodidad y por no ser centaje del 65% subía a más del 90%
el primero en actuar, dejan hacer y permi- cuando el castigo que tenían que adminis-
ten que se linche cruel e impunemente a trar a sus víctimas no era físico sino psico-
alguien que no sólo no les ha hecho nada a lógico (Meeus y Raaijmakers, 1986),
ellos, sino que su único delito ha sido como, por otra parte, suele ocurrir en los
ponerse en el camino de las ambiciones casos de acoso laboral, donde, por defini-
del acosador o, más frecuentemente aún, ción, los ataques no son físicos. Y es que
provocar en él reacciones claramente pato- ésa es otra variable que facilita el
lógicas. En este sentido, pueden sernos de mobbing: el que el sufrimiento de la vícti-
gran utilidad los experimentos de los psi- ma no sea físico sino psicológico y, por
cólogos sociales Darley y Latané (1968), tanto, más sutil. Dado el rechazo generali-
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Llegados a este punto, no debería extra- Como hemos dicho, lo que pretende el
ñarnos el hecho de que el mobbing no acosador es aislar física, psicológica y
dañe sólo a la persona acosada, sino que socialmente a su víctima, de tal forma que
“las consecuencias del acoso psicológico el estrés del acosado aumenta más cuanto
en el trabajo afectan en primer lugar al más carezca de apoyos sociales (compañe-
acosado o a la víctima, porque es quien ros, familia, etc.). De hecho, es bien cono-
sufre más directamente ese calvario de cido que los efectos del estrés, en cual-
humillaciones y ataques a su dignidad de quier situación en que se dé éste, se miti-
forma sistemática y reiterativa, lo cual le gan si se cuenta con suficiente apoyo
lleva a cuestionarse su propia estima per- social (véase Ovejero, 1990; Peiró y Sal-
sonal y profesional, así como a estados vador, 1993; Gil Monte y Peiró, 1997). De
psicosomáticos graves que, de forma pro- ahí que el mero hecho de acercarnos a la
gresiva, pueden conducirle a estados cró- víctima y manifestarle nuestro apoyo suele
nicos depresivos e, incluso, al suicidio. suponer una enorme mejora en sus sínto-
Pero, en segundo lugar, también afecta al mas de estrés, pues “detrás de una actitud
entorno familiar, que se verá profunda- aparentemente resuelta y decidida, prepo-
mente alterado al no comprender nada de tente y fanfarrona, se oculta en realidad
lo que ocurre pero sí constatar la progresi- una personalidad miedosa, acobardada y
va transformación de ese miembro de la acomplejada, llena de sentimientos de
familia a quien difícilmente se le puede inadecuación y víctima de los complejos
ayudar porque ni él mismo sabe comuni- de inferioridad. Por ello, la confrontación
car de forma clara lo que le está sucedien- con el acosador, especialmente si es con-
do. Esta situación en la medida que se pro- frontado por varios (de ahí la importancia
longa en el tiempo se hace más difícil de de la solidaridad con la víctima), le hace
soportar por los restantes miembros de la habitualmente retroceder. Un sindicato
familia. También, en tercer lugar, afecta a británico de enfermeras ha establecido
la propia empresa, que se verá afectada entre sus prácticas anti-mobbing la
por el bajo grado de desempeño de esa siguiente recomendación, cuyos efectos
persona, por su absentismo justificado han resultado casi milagrosos: cuando una
mediante bajas por enfermedad, por el mal enfermera es objeto de maltrato (mote,
clima laboral que se crea, por su propia insulto, ridiculización, etc.) por parte de
imagen que, obviamente, se verá deterio- algún facultativo, el resto de las enferme-
rada. Y, finalmente, afectará a la sociedad ras presentes rodean inmediatamente de
en su conjunto, tanto desde el punto de manera física al agresor y le comunican
vista humano como económico, en cuyo que su comportamiento es inaceptable en
caso deberá asumir todos los gastos gene- el seno de las relaciones de colaboración
rados por esa persona desde el punto de que se requieren en el medio hospitalario.
vista médico, hospitalario, subsidio de Le exigen una disculpa explícita a la vícti-
paro, pensión, etc.” (Rodríguez Fernán- ma y la advierten que, de no disculparse y
dez, en prensa, págs. 4-5). asegurar que no volverá a producirse un
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es la posesión de una buena red de apoyo curso dice, unas prácticas sociales que por
social dentro de la familia y dentro del fuerza tendrán que ver con la resistencia
grupo de amigos y compañeros (véase activa a la implementación del actual capi-
Putnam, 2002, 2003). Pero sin olvidar que talismo ultraliberal y de sus principales y
-quiero insistir en ello- la mejor forma de dañinos valores en nuestras sociedades y
prevenir el acoso psicológico en el trabajo en nuestras vidas (véase Ovejero, 2004;
y terminar con esta terrible plaga para el Castells, 2000, 2001a, 2001b).
actual mundo laboral, consiste justamente
en instalar dentro de las empresas modos
de convivencia auténticamente democráti- 7. CONCLUSIÓN
cos y participativos. Mientras eso no ocu-
rra y mientras sigamos dejando la defensa Si el fenómeno del mobbing es algo
de los acosados a ellos mismos, el mob- realmente tan serio y tan preocupante, y
bing seguirá arrasando y sus efectos conti- sus consecuencias tan graves y tan dramá-
nuarán siendo realmente devastadores. ticas como aquí se ha dicho, entonces
todos deberíamos contribuir, tanto a nivel
Por consiguiente, las medidas concretas personal como a nivel grupal y a nivel ins-
de tipo individual encaminadas a combatir titucional, a que el rechazo cultural sea tan
esta auténtica plaga no hará sino “poner general como el que ya existe hacia el
paños calientes” que sin duda aliviarán el maltrato a los niños o hacia la esclavitud.
mal pero que no podrán terminar con él. Como hemos podido constatar en las pági-
Lo que realmente necesitamos es una nas anteriores, y como subraya el profesor
solución integral. Más en concreto, Leymann (1996a), “en los países occiden-
“hemos de introducir elementos de razón tales altamente industrializados, el lugar
en el sistema organizativo, desde el cual de trabajo es el último reducto de los
se posibilite el cambio y se potencie una ‘campos de batalla’ donde la gente puede
nueva cultura basada en la cooperación, en ‘aniquilarse’ mutuamente sin correr riesgo
la solidaridad y en la emancipación, que de penalización”. Y si en las organizacio-
nos permita recuperar al ser humano en su nes no se ataca suficientemente este pro-
esencia e individualidad y esto debe tradu- blema es sencillamente porque no se quie-
cirse en incrementar sus conocimientos, re hacerlo. Por el contrario, a veces exis-
posibilitar su promoción, contribuir a su ten intereses en la propia empresa para
integración y propiciar la seguridad en el legitimarlo, bien de un modo activo o bien
empleo; en otros términos, invertir en el de una forma pasiva, por parte de la jerar-
trabajador de un modo integral. Eso forta- quía de la organización, lo que nos lleva a
lece el futuro de la organización, su credi- plantearnos el papel que desempeña ésta
bilidad, al tiempo que pone de manifiesto como escenario fundamental donde se ori-
su capacidad de asumir que las personas gina y se desarrolla este fenómeno. Es una
son su principal soporte” (Rodríguez Fer- cuestión de poder y de control, que, a la
nández, en prensa, pág. 7). Ahora bien, postre, es el principal problema de las
estas palabras de Rodríguez Fernández, organizaciones humanas (partidos políti-
que comparto plenamente, quedarían en cos, organizaciones religiosas, empresas,
un mero discurso idealista si no llevamos universidades, etc.). Por consiguiente, a
a cabo, colectivamente, las prácticas partir de lo argumentado en páginas ante-
sociales que hagan posible lo que ese dis- riores, parece evidente poder concluir que
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