Uranga La Filosofía Como Expresión Literaria
Uranga La Filosofía Como Expresión Literaria
Uranga La Filosofía Como Expresión Literaria
es que los filó ofos ~scriban libros!" ~or sofo utiliza una lengua con probado valor y me di cuenta que el procedimiento er,él
mal que escriban siempre es prefenble literario parece que lanza sobre sus lec- generalizable, y que había que entrenarse,
poder echar mano de ese medio de comu- tores un sofisma interesado en que se lo aplicarse a la tarea de definir en cada caso
nicación que no exponerse, enfrentarse traguen. La viciosa convicción de que el el estilo de un autor, y no simplemente
cuerpo a cuerpo, a estas ariscas y semi- asunto de la retórica es el arte de ganar dejarse agarrar por él. 'Se tratarí8,
mudas criaturas. adeptos de una causa injusta coadyuva a pues, en un segundo paso de la investi-
Por otro lado no han faltado poetas, que el filósofo, figura surgida como con- gación, de definir el estilo de algunos
jueces por tanto del idioma, que han elo- traimagen del sofista, desdeñe ~a expre- filósofos, de Hegel, de Schopenhauer, de
giado la expresión literaria de los filóso- sión bella. Nietzsche, de Heidegger, de Ortega y
fos, que la han destacado. Por ahí anda La belleza de la filosofía y de su ex- Gasset. Tarea un poco más elevada que
una célebre página de don Antonio Ma- presión residen en su fidelidad a las co- la de salir a la caza de gazapos gramati-
chado en que nos hace caer en la cuenta, sas, en la precisión con que las transcri- cales. Pero no pararía aquí la cosa.
con sapiente én fasis, de que Kant es parco ben. El filósofo se impone la máxima con Leyendo el tomito de H O1nenaje que
sin duda en metáforas, pero que cuando que Gide definía la sinceridad: "que las a Jorge Lukács le han dedicado sus deudo-
le da por emplearlas suele elegirlas con palabras no se te anticipen a las ideas". res de lengua alemana, con ocasión de
un gusto que le envidiarían los más ele- Las palabras corren en tropel, despiertan sus setenta años, cuenta uno de ellos,
gantes poetas. Ese sueño de la paloma y se unen antojadizamente por las leyes Erpenberg, que estando en Moscú, du-
que se da a imaginar que sin el sustento heredadas, automáticas, del idioma, e im- rante los años de la emigración los escri-
del espacio volaría mejor, le parece a don ponen con violencia sus "afinidades elec- tores solían reunirse regularmente para
Antonio acabado acierto metafórico. De tivas", sus asociaciones legítimas e ile- cambiar impresiones, e impedir que se
aquí y de ahí siempre es posible entre- gítimas. Es muy difícil remontar el río oxidaran sus actividades artísticas. En
sacar, de los escritos de Jos filósofos, in- de las palabras, remar a contracorriente, cierta ocasión el grupo se vio conmovido
negables logros estilísticos. Paul Valery y obligarlas a ser dóciles, no a SllS mari- por una noticia periodística de marcado
que no respetaba mucho la filosofía re- dajes tradicionales, al genio del idioma, sabor macabro. Atenazados por el horror,
ducía todas sus alharacas, pretendiendo sino a las ideas. El orden de las ideas no y en busca de ejercicio, los escritores se
liquidarla con esto, J una discusión mal corresponde al orden de las palabras, es propusieron elaborar esa noticia como
planteada de palabras y sólo de palabras, siempre, innovacian, y el filósofo aparece cuento, novela u obra de teatro, en fin
a una interminable cuestión lingüística. bajo la desairada figura de corruptor, O utilizarla artisticamente, darle-forma. Una
Pero ¿ no se convierte con ello a la filo- pervertidor del lenguaje, en contraste hi- vez que estuvieron en posesión de sus pro-
sofía en un inmenso poema, en una im- riente y desfavorable con el poeta con~o yectos o r~alizaciones acudieron a Lukács,
ponente cuestión poética? creador del idioma. Abandonarse al gema quien Jes propuso que, a la usanza del
Creo que basta con rozar estos extre- del idioma sería equivalente a abandonar país en que estaban, sería bueno someter
mos, con pulsar estas antinomias de la fi- a la llamada critica de masas los bocetos,
losofía como expresión literaria para dar o sea, que sería ilustrativo que' se leyeran
a entender que por detrás de ese lugar ante un auditorio de obreros alemanes, y
común de la mala fortuna de la filosofía que se les invitara a manifestarse libre-
como obra de arte, se ocultan muchos mente sobre las obras que se les propo-
problemas que vale la pena investigar. y nían. El auditorio estaba, como los escri-
que hasta hoy no han atraído suficiente- tores, al tanto de la noticia periodística
mente la atención de los ensayistas. Tellla, que había servido de materia o punto de
éste, humanista por excelelícia. curiosi- partida a las obras en proyecto. El re-
dad erudita y algo más. ese sutil añadido sultado fue decepcionante. Nadie pudo
que convierte a la curiosidad en amor por convencer con su cuento. novela o drama,
lo que los hombres se han propuesto con- a la masa, mientras que la noticia escueta
seguir, y han conseguido otras veces sin había provocado en todos, autores y jue-
proponérselo. ces, una emoción vivísima. Ya en capilla
¿ Por qué escriben mal algunos filóso- preguntaron los desalentados autores cuál
fas? La respuesta inmediata. y que menos era la opinión de Lukács acerca de este
favor les hace. consistiría en decir que fracaso, y si no le daba por pensar, como
su mala, su baja calidad como escritores. el genio de la filosofía, la imperativa voz a todos, que la crítica de masas, tan elo-
se debe a que 10 que piensan es de por de las cosas, a nombre de los gritos de giada por los soviéticos, era en realidad
sí desmañado, inconcreto, torpe, nebular las palabras. Y, sin cmbargo, filosofía y una inepc@. Lukács les hizo caer en la
e insignificante. Lo abstruso e insignifi- poesía se tocan ... cuenta de que, arrastrados por la emoción
cante no puede encontrar, sino en una que suscitara la noticia, había elegido cada
expresión' contrahecha la medida exacta En el problema de la filosofía como quien una forma artística para elaborarla,
de su realidad. "No me gusta dejarme expresión literaria están, pues, entrañados pero que cualquiera que fuera la forma
maltratar por lo abstracto", solía decir muchos en igmas y de muy diversa índole. elegida, ninguna había podido conservar
Goethe cada vez que alguien le invitaba El plano más inmeeliato y chabacano se intacta la emoción que inicialmente pro-
a sumergirse en los escritos de los filó- referiría a ejemplificar las infracciones dujera. "De modo que -se le replicó-,
sofos. Ese salto hacia 10 incorrecto como gramaticales, sintácticas, o como prefiera pareces insinuar que la única forma ade-
primer compás de entrada en las sin fo- llamárselas, en que incurren muchos filó- cuada a esta materia es la noticia periodís-
nías filo óficas desagrada y desarma. Des- sofos. "La gramática se venga cruelmente tica". "En modo alguno -elijo Lukács-,
corteses por excelencia los filósofos no ele quienes la desprecian", ha dicho Goe- la noticia periodística no es una forma
lanzan el cebo oe una primera fr:\se bien the. Y fácil sería formar un anecdotario, artística, pero está muy cerca de una for-
hecha, sino que esperan, con su paciente alegre y escandaloso, de los disparates ma que, ésta sí, es ya artística: la anéc-
mala educación, que el lector vencerá de gramaticales que hacen de muchas obras dota". La materia exige como forma apro-
por sí su repugnancia, y que acompañará filosóficas verdaderas sobras artísticas. piada la anécdota, y ninguno de los es-
al pensamiento por los meandros en que Un segundo plano de consideración se critores había sabido verlo. Para terminar,
viola y mancilla todas las convenciones ocuparía de la estilística. Cuando estu- apuntó Lukács que este género artístico
gramaticales. diaba en Alemania, sobre todo el Diván particular, que es la anécdota, había sido
"No conozco otro filósofo. que como oricl/tal-occidenta/, de Goethe, topé con cultivada con singular acierto por Ernst
Schopenhauer, haya inspirado a tan bue- una aguda caracterización de Burdach I'on Kleist. Los escritores tuvieron que
nos artistas", decía Keyserling. preludian- acerca de! estilo goethiano, estilo festivo confesar que entre los presentes no hábía
do un ensayo en que maliciosamente se que no se arredra de echar mano de ex- ningún Kleist. y que las masas les habían
daba a mostrar que la bella lengua de presiones populares y casi vulgares, y que dacio una lección.
Schopenhauer es el precio que ha pagado se apropia sin escrúpulo de las locuciones De aquí se desprende no una, sino mu-
por traficar con un pensamiento que no populares; estilo llano, casi de criadas. chas lecciones. Ante todo el problema de
tiene nada de profundo. Cuando se do- .Aproveché la definición para caracterizar, las relaciones entre la materia y la forma
mina la expresión, replicaría el filósofo. a mi vez, el estilo que don Alfonso Reyes en el arte. Hay que quitarse de la cabeza
e acrifica en el ara de sus convenciones utiliza precisamente en su libro sobre la idea de que la forma es omnipotente,
la oscuridad del pensamiento. se hace Coethe, y en casi toda su obra, por lo cual y que cualquiera que sea la materia es
transparente verbalmente, se nivela lo abs- no sería exagel-ado hablar de estilo al- posible someterla a una· forma determi-
truso al ra ero de lo meridiano. de lo fonsino. N o he podido nunca olvidar este nada. ¿ Quién no recuerda la confusa dis-
meridianamente retórico. Cuando el filó- acierto en la caracterización de un estilo. cusión acerca de la novela de la Re\'olu-
UNIVERSIDAD DE MEXICO
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ción mexicana y de América como "no- no menos que filosófica, o por ello filosó-
vela sin novelistas"? Habría también que fica, puesto que acuña en forma simul-
desconfiar muy en serio de lo que dice tánea las exigencias dramáticas y etimo-
Valery: "no hay pensamiento humano tan lógicas propias de la proposición filosófica
sutil que no pudiera someterse a la forma clave, o básica, de un sistema. adie ne-
del soneto", encorsetarse bajo la forma gará que tal fórmula es equivalente a
de soneto. la de "sentimiento trágico de la vida",
Pero no habría que conformarse con pero esta vez en la palabra ago'nía hay
ejemplificar el desajuste de forma y ma- la resonancia dramática del conflicto en-
teria, sino, como hace Lukács, apuntar tre fe y razón, )' el hallazgo etimológico
hacia una solución, o sea, mostrar cómo que nos hace reparar en que agonía es
esa mate-ria pide su forma adecuada, y lucha. combate. pelea, y no simplemente
cómo hay un artista que se la ha procu- triunfo de uno de estos dos términos con-
rado, mientras que los malos la han frus- trapuestos, las verdades de la ciencia y
trado, dejando que la materia, por de- las esperanzas de la religión.
cirlo así, se deje ver, se imponga a la for- Si la proposición filosófica fundamen-
ma y el resultado es todo, menos una tal, su célula germinal, como también po-
obra de arte. En su libro sobre Goethe, dría llamársela, es de índole etimológica,
Gundolf demuestra, deduce, que el Wer- como parece sugerir Ortega y Gasset, o
ther, dado el personaje, tenía que ser dramática, como quisiera Gómez Robledo,
una novela epistolar, y no un drama o vemos que la filosofía en su base misma,
un cuento. téntica tras de la que vamos, que encierra, en su fundamento tiene que resolver un
Don José Ortega y Gasset hizo una como en una nuez, la quinta esencia de problema, aunque mínimo, de expresión
aparición sensacional en Darmstadt, allá toda filosofía, y que busca su forma ma- litera¡-ia. Y enunciar tal proposición en
por 1951, suscitando con todo el peso, croscópica, es, en sí, una enunciación términos intraducibles. por su misma per-
poder e impertinencia, de su egregia re- contradictoria o confl·ictiva: expresa la fección literaria, como sucede en los casos
tórica, el problema del género literario identidad y a la vez la contradicción. Es eximios con un poema, no habla en contra
propiamente filosófico. La filosofía se la proposición que el mismo Hegel llama de su condición filosófica, sino precisa-
ha escrito en todos los géner05, novela, especulativa·. Por ejemplo: toda proposi- mente en su favor. Hay un ingrediente
cuento, drama, diálogo, ensayo, tratado, ción que se construye con el verbo aufhe- mínimo de arte literario que el filósofo
poesía, y no parece haber ningún privi- ben que a la vez significa lo que se pierde, tiene que introducir, o poner en los ci-
legio por parte de alguno de ellos, ninguno se hunde, se va, y lo que se conserva, se mientos de su sistema, y si 10 frustra,
acapara, como verdaderamente filosófico, asume o se salva. Un discurso en que como es muy frecuente, es algo'más grave
a la filosofía. En otras palabras, la ma- las proposiciones espejearan a la vez la que cometer una in fracción gramatical,
teria que llamamos filosofía lo mismo se identidad y la contradicción de lo que cosa que ocurre todavía más frecuente-
vierte en la anécdota que en el tratado. enuncian sería e! discur.so propiamente mente en los escritos de los filósofos, en
¿ O no? y si no, ¿ por qué? Pues, como filosófico, aunque se dijera bajo la forma la superficie macroscópica, podría llamár-
dice Kie'rkegaard, sólo los niños o los de poesía, de cuento o de tratado. Repá- sele así, del cuerpo de la filosofía. Por
débiles de espíritu se conforman con un rese, en función simplemente de ejemplo, ello creo que se ha dicho con buen sen-
no lanzado sin razones, como una orden. en esta proposición de Goethe: "Nada tido que toda filosofía tiene algo de obra
Años más tarde, aquí, entre nosotros, nos aleja tanto de la vida como el arte de arte, o que debe serlo en una porción,
Antonio Gómez Robledo, en su discurso y nada nos une a la vida tanto como por lo menos mínima, para no negarse
de ingreso a la Academia de la Lengua, el arte." como filosofía, para no ahog-ar su célula
ha replanteado el tema que eruptivamente Ortega y Gasset daba ot¡-a respuesta al germinal, su proposición básica. Toda fi-
dejó caer Ortega, y le ha dado un sesgo problema de la calidad de la proposición losofía, "ha de dejarse paladear", como
de positivo interés. El género es, en fi- filosófi'ca elemental, diciendo que era la exigiría de algunas. Jaime García Terrés,
losofía, viene a decirnos, indiferente con que se escribía haciendo resona¡- el valor o dei aría de ser filosofía. Tal es mi con-
tal de que, la filosofía, conserve en él, etirtlOlógico de las palabras. ¿ N o decía vicción.
intacta, la estructura dra111,ática que es dé Heidegger que practicaba la sensuali- Una propuesta como la que aquí busca
esencial a toda proposición enunciada de dad de acariciar raíces? Al iniciar la se- su solución sería imposible de desempe-
modo auténticamente filosófico, es indi- gunda parte de La montaiia mágica, Tho- ñar sin el antecedente de un libro de Al-
ferente el género en que se redacta la mas Mann reflexiona sobre el tiempo. Y fonso Reyes: El deslinde. En este ensayo
materia filosófica siempre que salvaguar- entre otras cosas apunta: Die Zeít ist se intenta responder a la pregunta de qué
de el dramatismo propio de toda enun- tiitig, sie hat verbale Beschaffenheit, sie sea lo litel-ario, o por lo menos, deslindar,
ciación o principio filosófico.
"zeitigt". Was zeitigt sie denn? Verol1- acotar las f ront.eras de lo que lo es frente
¿ No hay un parti pris a favor de! derung! : "El tiempo es activo, posee crea- a expresiones que no pueden considerarse
drmna como forma privilegiada de la fi- legítimamente como tales. Ha?, un inpe-
tividad verbal; el tiempo crea. ¿ Qué crea?
losofía? Claro es que, se dirá, entre drama diente mínimo en la propOSIClon ftlosoflca
j El cambio!" En español, no pasa este
como cualidad de un enunciado y drama -se la conciba como dramática, se la en-
como género literario hay su diferencia, juego etimológico- de las palabras, pero sí
en alemán, pues tiempo Z cit y crear zci- tienda como etimología o se combinen sa-
de modo que el problema planteado por biamente sus exigencias- de índole li-
Ortega queda intacto, y todavía andamos ten son afines. Proposición, por tanto, fi-
losófica en alemán, y no en español. Lo teraria o artística, que imposible sería
en búsqueda del género filosófico. Porque definir si Alfonso l\. e y e s no hubiera
dramática o no, la proposición filosófica, cual nos abre a otro abismo. La propo-
sición filosófica por excelencia es, a tenor puesto' en nuestras manos los indispensa-
el sistema, exige una expresión que no bles hilos conductores capaces de hacernos
necesariamente es, en el plano macroscó- de estas ideas de Ortega y Gasset, un
"juego de palabras", lo que orilla a buscar operar el cernido.
pico, digamos, el drama, como en el plano
microscópico siempre lo es. en la lírica, siempre
Pongamos por caso que se trata de re- intraducible, su ex-
dactar en forma de artículo o de ensayo presión adecuada, y
una correspondencia o cartas filosóficas. no el d rama, o en el
;. En qué caso es legítimo operar el cam- epos, en la narra-
bio? En el caso de que la correspondencia ción.
no entrañe de por si ningún dramatismo. Nada más ilustra-
En el caso contrario, se evaporaria el dra- tivo de los extremos
matismo al pasar al ensayo, y P01- tanto que estamos inten-
se frustraría, se eliminaría, justamente tando esclarecer que
lo que tiene de filosófico. En la forma
el título de una obra
de corresponden'cia está preservado el
dramatismo mínimo- de un enunciado fi- de U namuno: La
losófico que en la forma de ensayo ha agonía del cristianis-
desaparecido. mo. Haber dado con
Hegel dice en su Lógica que la propo- este título es ya toda
sición filosófica, esa materia última y au- una proeza literaria,