Constitución Política de Los Estados Unidos Mexicanos
Constitución Política de Los Estados Unidos Mexicanos
Constitución Política de Los Estados Unidos Mexicanos
El congreso de 1813, partiendo de los Sentimientos de la Nación, de Don José Ma. Morelos,
proclamó la primera Constitución mexicana, o Decreto Constitucional para la libertad de la América
Mexicana, conocida también como Constitución de Apatzingán, ya que se promulgó en ese lugar el
22 de octubre de 1814.
Esa Constitución, la cual era un documento con importantes principios políticos que reflejaban la
necesidad de lograr una organización propia y autónoma, estaba conformada por 22 capítulos,
integrados por 242 artículos, en los que se exponía, entre otros puntos, que "América es libre e
independiente de España y de cualquier otra nación, gobierno o monarquía", y que la soberanía
dimana esencialmente del pueblo.
Cabe destacar que, a pesar de ser una Constitución tan progresista y acabada para su tiempo, no
llegó a regir un solo día. Como ya quedó establecido, la Constitución del 14 fue producto del
movimiento insurgente, y su realización vino a terminar con lo comenzado en la independencia:
afianzar la prosperidad del país.
El texto Constitucional consta de 171 artículos distribuidos en VIII títulos. En él se adopta, gracias
al Acta Constitutiva de la Federación Mexicana, el gobierno republicano federal (en analogía a lo
establecido en la Constitución de Estados Unidos de América), dividiéndose la república en 19
estados, soberanos e independientes en cuanto a su régimen interior, y 4 territorios dependientes
del gobierno del centro.
El poder supremo de la federación, que se consideraba emanado del pueblo, se dividía en ejecutivo,
legislativo y judicial. El ejecutivo estaba a cargo de un presidente y un vicepresidente, que duraba
en su ejercicio 4 años; el legislativo se depositaba en dos cámaras, de diputados y senadores,
renovables cada dos años, y el judicial se confiaba a una Suprema Corte de Justicia, a los tribunales
del circuito y a los jueces de distrito.
En la constitución se señalaba a la religión católica como oficial, conservándose igualmente los
privilegios del clero y del ejército, que tanto mal acarrearían más tarde a la nación mexicana. Se
estableció la libertad de imprenta, y se creó un Consejo de Gobierno, formado por la mitad de los
senadores, uno por cada estado, presididos por el vicepresidente. Este Consejo estaba encargado,
entre otras cosas, de velar sobre la observancia de la Constitución, del Acta Constitutiva y leyes
generales.
La Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos del 24, representaba el antagonismo del
centralismo virreinal; garantizaba la división de poderes dentro del gobierno nacional así como
también dentro de la organización política social. De esta manera, la Constitución del 24 aseguraba
la forma republicana representativa y popular de gobierno para cada estado de la federación.
Uno de los principales problemas de la Constitución de 1824 fue el sistema de elección del
presidente y vicepresidente, los cuales eran electos por votación de las legislaturas, y de los cuales
ganaba la presidencia quien reuniera la mayoría absoluta de los sufragios; y aquél que le siguiera
en votos, obtendría la vicepresidencia. El hecho de que la vicepresidencia fuera para el vencido de
la votación en la que resultó electo el presidente, trajo como consecuencia que las divisiones
ideológicas y políticas surgieran inmediatamente, sucediéndose pronunciamientos y desórdenes
que desencadenaron luchas fratricidas.
Los conservadores libremente se dedicaron a hacer propaganda a favor del centralismo, con la
complacencia de Santa Anna. En varios estados hubo pronunciamientos a favor de tal sistema, y
en la misma ciudad de México el populacho recorrió las calles aclamando este sistema de gobierno
hasta que por fin el 23 de octubre de 1835 el Congreso se declaró constituyente y adoptó las bases
de una Constitución centralista mejor conocida como las 7 Leyes.
Entre los disturbios domésticos y la guerra de Texas, el Congreso prosiguió su misión constituyente.
La nueva ley fundamental se dividió en siete estatutos, razón por la cual a la Constitución centralista
de que se trata se le conoce también como la Constitución de las Siete leyes.
Según ella todos los gobernantes estarían sujetos al gobierno central; se suprimían las legislaturas
de los estados para convertirlos en departamentos gobernados por juntas departamentales de 5
individuos que aconsejaban al gobernante; las rentas públicas de los departamentos quedaban a
disposición del gobierno central; además se prorrogaba el periodo presidencial a 8 años y se creaba
el cuarto poder: el Supremo Poder Conservador, encargado, entre otras cosas, de vigilar el
cumplimiento de la Constitución.
Las Siete Leyes entran en vigor en 1837 y, entre otras cosas, establecían la intolerancia religiosa a
favor de la iglesia católica. Se mantuvo el bicamerismo; el poder ejecutivo se cambió a 8 años; y el
Consejo de gobierno quedó establecido por dos eclesiásticos, dos militares y nueve miembros de
las clases sociales. Se precisó la exclusividad del Congreso para resolver dudas sobre los artículos
Constitucionales; y se impuso el voto censatario como requisito para ocupar los cargos de elección
ciudadana. Esto es, el presidente y el vicepresidente eran electos por los Congresos estatales,
correspondiendo al de la Unión verificar el resultado de las elecciones.
En abril de 1842 el Congreso formuló un proyecto para una nueva Constitución, en el cual el
diputado Mariano Otero propuso un gobierno republicano, representativo, popular y federal, así
como un sistema de representación de las minorías, lo que ocasionó gran descontento de la fracción
conservadora que derivó en diversos enfrentamientos, por lo que el Congreso fue disuelto. Sólo
hasta junio de 1843 se sancionó una nueva Carta Magna, llamada Bases Orgánicas de la República
Mexicana.
Estas Bases, que solo estuvieron en vigor tres años, reiteraron la independencia del país, la
organización política en República Centralista, y suprimieron al Supremo Poder Conservador que
encabezaba el propio Santa Anna. Se instauró la pena de muerte y se restringió la libertad de
imprenta, ratificando que el país protegía y profesaba la religión católica.
La elección de los representantes era indirecta, esto es, se dividió a la población en secciones de
500 habitantes, mismos que elegirán un elector primario; éste nombraba los electores secundarios,
los cuales formaban el Colegio Electoral que a su vez elegía a los diputados al Congreso. El
ejecutivo tenía un demostrado derecho de veto de leyes.
Acta Constitutiva y de Reformas de 1847
Era la Constitución de 1824, pero reformada. Se había intentado copiar el modelo de Constitución
de Yucatán; y estas reformas mantenían la República federal; la división tripartita; el sistema
legislativo bicameral; prevalecía la Suprema Corte; y el legislativo de ahora en adelante no
conocería de vicepresidente.
Esta Constitución duró hasta 1849, cuando Santa Anna se auto proclamó dictador perpetuo. Cabe
destacar que en esta Constitución, junto con la de Yucatán, se establecieron los principios de los
derechos de amparo, lo cual es considerado como una de las aportaciones jurídicas más
importantes de México al mundo en esta materia.
El estatuto en que se basó la Constitución del 57 está dividido en nueve secciones y 125 artículos;
inspirado en la Constitución de 1824 y en las Bases Orgánicas de 1843, ratificaba la independencia
nacional, indicaba las obligaciones de los habitantes de la República, señalaba quiénes tenían el
carácter de mexicanos, de ciudadanos y contenía una sección dedicada a las garantías individuales
de libertad, seguridad, propiedad e igualdad. Aunque no hacía señalamiento alguno en cuanto a la
forma de gobierno, hasta que se estableció la Constitución, en sus títulos segundo y tercero.
La Constitución de 1857 estaba formada por ocho títulos y 128 artículos, más uno transitorio. Entre
otras cosas señalaba, en su artículo primero, los derechos del hombre, los mexicanos, los
extranjeros y los ciudadanos mexicanos. En 29 artículos destaca el reconocimiento de los derechos
del hombre como la base y el objeto de las instituciones sociales.
Venustiano Carranza, en su carácter de primer jefe del Ejército Constitucionalista, encargado del
Poder Ejecutivo, convocó en diciembre de 1916 al Congreso para presentar un proyecto de
reformas a la Constitución de 1857. El documento sufrió numerosas modificaciones y adiciones
para ajustarse a la nueva realidad social del país. Así, se promulgó el 5 de febrero de 1917 la Carta
Magna vigente, en el Teatro de la República de la ciudad de Querétaro, que conjuntó los ideales
revolucionarios del pueblo mexicano, y que por su contenido social, ha sido definida como “la
primera Constitución de corte social del siglo XX en el mundo”.
La nueva Constitución incluía una gran parte de los ordenamientos de la de 1857, especialmente
lo referente a los Derechos Humanos, a la letra como "Garantías Individuales". La forma de gobierno
siguió siendo republicana, representativa, demócrata y federal; se refrendó la división de poderes
en Ejecutivo, Judicial y Legislativo, si bien este último dejó de ser unicameral para dividirse en
cámaras de Diputados y Senadores.
En ese ámbito son significativas las reformas de 1953, en que se otorgó derecho de voto a las
mujeres, y de 1969, en que se concedió la ciudadanía a todos los mexicanos mayores de 18 años,
así como las sucesivas reformas electorales de 1977, 1986, 1989, 1990, 1993, 1994, y 1996
destinadas a garantizar elecciones plenamente legales, limpias, imparciales y respetuosas de la
voluntad popular. En la actualidad, por mandato constitucional, el voto es universal, libre, directo y
secreto para los cargos de elección popular, y los partidos son entidades de interés público. Las
elecciones federales son organizadas por una institución autónoma, el Instituto federal Electoral,
cuyos principios rectores son: la certeza, la legalidad, la independencia, la imparcialidad y la
objetividad.