La Historia Interminable
La Historia Interminable
La Historia Interminable
Resumen: —Se titula La Historia Interminable —explicó Bastián—. Por fuera es de color cobre y
brilla si se mueve de un lado a otro. Tiene dos serpientes dibujadas, una clara y otra oscura, que
se muerden la cola. Por dentro está impreso en dos colores... y tiene unas letras capitulares muy
grandes y bonitas (Ende, 1982: 416). ¿Qué es La historia interminable? ¿Una novela fantástica?
¿Un libro para niños? En las décadas precedentes, el trabajo de destacados especialistas ha
abierto el camino a diferentes niveles de lectura en una obra que ha demostrado ser bastante más
compleja, en cuanto a lo que a su significado se refiere, de lo que podría parecer a priori.
Atendiendo a su valor polifónico y siguiendo la senda de aquellos estudios que vislumbraron un
sentido esotérico de la obra, observándola desde una perspectiva hermenéutica a través de sus
principales elementos simbólicos, el presente artículo realiza un análisis estructural y semántico
de carácter comparativo que concluye con la lectura de La historia interminable como un
elaborado tratado de alquimia espiritual y filosofía hermética.
Palabras clave: fantasía; alquimia; hermetismo; Michael Ende.
Abstract: “It’s called the Neverending Story,” said Bastian. “It’s bound in copper-coloured silk that
shimmers when you move it around. There are two snakes on the cover, a light one and a dark
one, and they’re biting each other’s tails. Inside it’s printed in two different colours—and there
are big beautiful capitals at the beginning of the chapters.” (Ende, 1982: 416)
What is The Neverending Story? A Fantasy novel? A children’s book? Over the decades, the studies
of renowned specialists have cleared the way for many different levels of interpretation of this
piece of work, which has shown itself to be much more complex regarding its meaning than it
might appear at first glance. With specific attention to its polyphonic value and while following
the path of these studies that have discerned an esoteric significance in the literary work,
observing it from an interpretive perspective through its principle symbolical elements, this article
conducts a structural and semantic analysis of the comparative character which concludes
that The Neverending Story is an elaborate discourse on spiritual alchemy and Hermetic
philosophy.
Keywords: fantasy; alchemy; hermeticism; Michael Ende.
INTRODUCCIÓN
La historia interminable
1
Respecto a la opinión del propio Ende en cuanto a la idea de categorizar la literatura
diferenciando entre literatura infantil y literatura para adultos, citaremos aquí lo siguiente:
“Los inicios de lo que hoy llamamos literatura infantil se sitúan en los comienzos del siglo
XIX. Antes existían los cuentos, pero éstos de ninguna manera eran solo para niños”
(Ende, 1996: 83). En su opinión, el mundo habitado por los autores anónimos de las
antiguas historias era igualmente habitable para adultos y para niños, y las diferencias
consistían únicamente en el “grado de saber y de sabiduría” del lector.
2
La narrativa de mundos imaginarios es un género nacido en la primera mitad del siglo
XX que se caracteriza principalmente por asumir rasgos estéticos de la tradición épica y
desarrollar sus narraciones en universos imaginarios. A este género pertenecen desde las
primeras novelas épicas del siglo XX escritas por J.R.R. Tolkien o E.R. Eddison, hasta la
saga contemporánea de G.R.R. Martin, Canción de hielo y fuego.
Por otra parte, toda la obra de Michael Ende se caracteriza por el fuerte
compromiso de cambio sociocultural que anima el espíritu del llamado
“nuevo romanticismo”3 —colectivo de escritores germano surgido en los
años setenta del siglo XX, del cual Michael Ende es considerado el más
eminente representante (Kenfel, 1993)—; un compromiso crítico que no
forma parte, en primera instancia, de los intereses esenciales de la tradición
de la narrativa de mundos imaginarios.
A través de una estética neorromántica muy renovadora, Ende se
embarca en la búsqueda de la recuperación de los valores culturales de un
humanismo que considera en decadencia —cuando no en grave peligro—
por la deriva del pensamiento racionalista de su tiempo. Esta búsqueda se
manifiesta en las páginas de La historia interminable en una desaforada
reivindicación del arte y la cultura universales como elementos esenciales
de la construcción humana. Las referencias son tan abundantes como
significativas: desde el espejo de Lewis Carrol o J. Matthew Barrie, que
lleva al niño-hombre a romper el cerco de sus sentidos para penetrar en su
mundo interior; hasta la inscripción “Haz lo que quieras”, emblema de la
búsqueda de la verdadera libertad que el Auryn toma de Gargantúa y
Pantagruel de Rabelais (Ende, 1996: 391); pasando por el retorno al hogar
de la Odisea homérica y los escenarios imaginarios de pintores como el
Bosco, Goya y, sobre todo, su padre, Edgar Ende.
Es destacable, con relación al tema que nos ocupa, la fascinación
mostrada por los autores de este nuevo romanticismo —manifiesta de
forma especialmente significativa en la obra de Ende— por los temas y
elementos de carácter esotérico y espiritual.4 Por ello, nuestro autor, y muy
particularmente La historia interminable, han sido estudiados también
desde una perspectiva hermenéutica a través de sus principales elementos
simbólicos, y relacionados con las esferas espiritualistas tanto del
cristianismo como del esoterismo oriental (Berger, 1988; Hocke, & Kraft,
3
Este colectivo está compuesto por autores como Paul Maar, Janosch, Gunter Herburger,
Reiner Kunze, Peter Richsel y el propio Michael Ende. Algunas de las características
principales que definen su literatura son la poetización de la vida, la naturaleza como
sujeto y no como el objeto de la producción artística, un marcado interés por la cultura
popular y su conservación y su contraposición a la cultura de las clases burguesas, el
descubrimiento de los mitos y su lenguaje simbólico como obras artísticas de la
naturaleza, y la crítica a las normas: la figura de “Taugenichts” como modelo positivo
contra la industrialización (Kenfel, 1993: 21-25).
4
Las relaciones de La historia interminable con la religión y el romanticismo han sido
estudiadas por Kath Filmer en «Religion and romanticism in Michael Ende’s The
Neverending Story» (1991: 59-64).
5
Por afirmaciones de este tipo, los sectores más reaccionarios de la sociedad de su tiempo
llegaron a acusarle de satanismo, recibió demandas de explicación por parte de pedagogos
preocupados por la influencia que sus libros podían ejercer en los niños, e incluso —
según sus propias palabras— se hizo una especie de campaña contra él en ciertos
ambientes protestantes (Ende, 1996: 389). Si bien, en su «Carta a un ilustrado» responde
a algunas de estas acusaciones, que pretendían relacionarle con Alistair Crowley, y
califica a este de “kitsch hermético” y “comicastro de su propia doctrina” sobrestimado
por aquellos que lo identifican con el Maligno (Ende, 1996: 390).
6
Sinesio: adepto alquimista que probablemente vivió en el siglo IV. Se ha discutido si
este Sinesio y el homónimo obispo de Cirene (379-415), que fue discípulo de la platónica
Hipatia de Alejandría, son la misma persona.
LIBROS DE OCASIÓN
Propietario: Karl Konrad Koreander
Pero el letrero está escrito al revés, tal y como se vería desde la parte
de dentro de la tienda. De tal modo que, cuando, posteriormente, el
narrador describe la escena en la que el Viejo de la Montaña Errante
comienza la relectura-reescritura de La historia interminable (Ende, 1982:
187), el propio Bastian se encuentra confuso y no entiende las primeras
2. 1. El color y la imagen
7
El narrador de La historia interminable se refiere al libro en el que escribe-habla el Viejo
de la Montaña Errante, que Bastian reconoce como igual al que él mismo lee y pretende
relacionarse también con el que el lector tiene ante sus ojos.
8
Sobre nigredo, albedo, citrinatas y rubedo, véase también Forgerons et Alchimistes
(Eliade, 1977: 167).
La cáscara del gran huevo fue rota en pedazos por una fuerza tremenda,
mientras se oía el oscuro retumbar de un trueno. Comenzó a soplar un viento
tempestuoso que surgió de las páginas del libro que Bastian tenía entre las
rodillas, de forma que las páginas comenzaron a volar desordenadamente.
Bastián sintió la tormenta en el pelo y el rostro, se quedó casi sin aliento, las
llamas de las velas del candelabro de siete brazos danzaron y se pusieron
horizontales, y entonces un segundo viento tormentoso, más poderoso aún,
agitó el libro y apagó todas las luces (Ende, 1982: 190).
9
El estado de nigredo viene precedido por un proceso en el que el sujeto, dividido en dos
principios opuestos y complementarios, se cuece en una lucha de contrarios que da como
resultado su propia “muerte”.
10
La ofrenda del nombre actúa como ritual que activa la regeneración de Fantasía. Esta
regeneración y muerte se produce en un ciclo interminable, por ello, Koreander le dice a
Bastian en su reencuentro que se puede regresar a Fantasía siempre que se invente un
nuevo nombre para la Emperatriz, esto es, siempre que se esté en condiciones de realizar
el ritual alquímico de la Gran Obra:
—¡Deja que te diga algo un viejo y experimentado viajero de Fantasía, muchacho! Es un
secreto que nadie quiere saber allí. Si piensas en ello, también tú comprenderás por qué.
No puedes ver otra vez a la Hija de la Luna, eso es verdad... mientras sea la Hija de la
Luna. Pero si puedes darle otro nombre la volverás a ver. Y cada vez que lo consigas será
de nuevo la primera y la única vez (Ende, 1982: 418).
prólogo, ya que tampoco está numerado), con una letra capitular ordenada
alfabéticamente y que es la primera letra a su vez del texto de cada capítulo.
Como indica el propio subtítulo del libro: La historia interminable. De la
A a la Z, el alfabeto y el significado de las letras tienen una gran
importancia en la obra de Ende —prestaremos atención a esta cuestión más
adelante—. El análisis pormenorizado de las veintiséis ilustraciones de
Quadflieg para la obra haría precisa la redacción de un artículo propio y
excedería el objetivo del presente estudio, por ello, nos limitaremos a
señalar algunos detalles cuya lectura puede relacionarse más sencillamente
con el arte alquímico:
La primera ilustración, por ejemplo —letra A—, representa, a través
de las figuras de los mensajeros que se encuentran el Bosque de Haule, los
cuatro elementos que, según describe la filosofía hermética, componen la
materia. Estos cuatro elementos son uno de los pilares sobre los que se
sustenta la alquimia y son representados habitualmente en las ilustraciones
de sus tratados.11 Algunos adeptos, como el monje Ferrarius definen la
alquimia como “la ciencia de los Cuatro Elementos, que se encuentran en
todas las sustancias de la creación pero que no son de naturaleza vulgar”
(en Klossowski de Rola, 1993: 17). Su importancia es tal que puede llegar
a considerarse que la práctica de este arte consiste simplemente en lograr
que estos elementos se conviertan unos en otros. También el célebre
Nicolas Flamel coincide en este punto y afirma que la alquimia consiste en
el conocimiento de los Cuatro Elementos (incluidas sus estaciones) que se
transforman mutua y recíprocamente unos en otros. Flamel afirma que
todos los filósofos coinciden en este punto (en Klossowski de Rola, 1993:
17). Para que estas transmutaciones sean posibles, los Cuatro Elementos
deben entenderse por tanto como combinaciones de cuatro características
de las sustancias y no como elementos constitutivos propiamente dichos,
ya que para el hermetismo toda la realidad se compone de una única
sustancia. Podríamos definirlos más o menos del siguiente modo:
11
Estas representaciones pueden mostrar los cuatro elementos por separado, a través de
diversos dibujos simbólicos (por ejemplo, las diferentes partes o miembros de una figura
caracterizadas con diversas formas y colores), o emplear signos ya convencionalizados
como la estrella de Salomón o la cruz.
2. 2. El Auryn
14
Para una explicación más detallada ver Alquimia. El arte secreto, (Klowssoski de Rola,
1993: 17-19).
¿Le parece a usted posible que Dios, tal y como lo presenta la cábala,
haya creado el mundo a partir de veintidós letras y diez números? (1996:
64).
La beth se adelantó ante el Uno Santo, bendito sea, suplicó: Señor del
universo, haz que el mundo sea creado a través de mí, pues todos los
habitantes del mundo darán gracias a través mío, ya que está escrito:
“Bendito es el señor para siempre” —barúj adonai leolám—. (...) Dios
atendió la petición de beth y creó el mundo a través de ella, pues también
está escrito: “En el principio Dios creó el cielo y la tierra” —Bereshít bará
Elohim et ha-shamayím ve-et ha-áretz— (en Camuñas & Villarubia, 2007:
18-23).15
15
Sefer Yetzirah “Libro de la Formación”, que alude a los 22 senderos de la sabiduría: los
10 sefirot del Árbol de la Vida y las 22 letras hebreas (3 madres, 7 dobles y 12 simples).
En cuanto a la kaf final, serás el broche de toda mi obra. Pues, por ser la
creación un acto de amor es también un acto de bendición, y por eso
completas la palabra barúj, “bendito”, por la que elegí a beth para que la
comenzara, y por la cual los que hayan sido sabios conocerán que la escala
para subir hasta Mí soy Yo mismo y estoy dentro de ellos. Pues Barúj es
también uno de mis nombres, y su número es el del Árbol de la Vida, el cual
también es, en definitiva, la esencia de cada ser creado (Camuñas &
Villarubia, 2007: 18-23).
CONCLUSIONES
16
“Si se suman los valores de las iniciales de esas tres palabras que representan las tres
esferas superiores del Árbol, más la cuarta, Malhut, que corresponde al plano físico, se
obtiene el resultado de 470; este número proporciona la expresión be-leb va-nefesh: «en
cuerpo y alma», que confirma la atribución de la reencarnación a la letra kaf ” (Camuñas,
& Villarubia, 2007: 171).
BIBLIOGRAFÍA.
Camuñas, María Selene & Jaime Villarubia (2007), Las letras hebreas y
sus pruebas iniciáticas. Las tentaciones en los senderos del Árbol de
la Vida, un recorrido espiritual por el alfabeto hebreo, Madrid,
Miraguano.
Dumézil, Georges & Chiener, David (1999), Los dioses soberanos de los
indoeuropeos, Barcelona, Herder.
https://elpais.com/diario/1984/04/22/cultura/451432804_850215.htm
l (26-1-2018).
Hocke, Roman & Kraft, Thomas (1997), Michael Ende und seine
phantastische Welt: die Suche nach dem Zauberwort, Stuttgart,
Weitbrecht.
Schaefer, Tatjana (2008), «Do what you wish or wish what you want?
'Michael Ende's Fantastica and Rudolf Steiner's moral
imagination», Papers: Explorations into Children's Literature, 18 (2),
28.