Christie, Agatha - Tiene Usted Todo Lo Que Desea
Christie, Agatha - Tiene Usted Todo Lo Que Desea
Christie, Agatha - Tiene Usted Todo Lo Que Desea
LO QUE DESEA?
Agatha Christie
Digitalizado por kamparina para Biblioteca-irc en Enero de 2.004
http://biblioteca.d2g.com
—Creo que soy yo. Es decir —y repitió las palabras del anuncio que
Elsie había visto más de una vez en The Times y buscado en vano
poco antes—: «¿Es usted feliz? Si no lo es, consulte a mister Parker
Pyne.» Sí, éste soy yo.
—Ya lo veo —dijo Elsie—. Pero ¡qué... qué extraordinario!
Él movió la cabeza.
—En realidad, no. Es extraordinario desde su punto de vista, pero no
desde el mío —y le dirigió una sonrisa tranquilizadora. Luego se
inclinó hacia delante. La mayoría de los otros viajeros se habían
retirado ya del coche—. Es decir, ¿usted no es feliz? —preguntó.
—Yo... —empezó a decir Elsie, y se detuvo.
—Usted no hubiera dicho «Qué extraordinario» si no fuera así —le
indicó.
Elsie guardó silencio durante un minuto. La sola presencia de mister
Parker Pyne le daba una extraña calma.
—Sí —admitió finalmente—. Soy... desgraciada. Por lo menos, estoy
inquieta.
Él hizo un gesto afirmativo como expresión de simpatía.
—Ya lo ve usted —continuó ella—, ha ocurrido una cosa muy curiosa y
no tengo la menor idea de lo que puede significar.
—Si quiere contármela —propuso mister Parker Pyne.
Elsie se acordó del anuncio. Con frecuencia, ella y Edward lo habían
comentado, riéndose. Jamás se le había ocurrido que ella misma...
Quizás sería mejor que desistiera... si mister Parker Pyne no fuese
más que un charlatán... Pero parecía... ¡una persona tan correcta!
Elsie tomó su decisión. ¡Cualquier cosa para librarse de aquella
inquietud!
—Se lo diré a usted. Voy a Constantinopla para reunirme con mi
esposo. Tiene muchos negocios en Oriente y este año ha sido preciso
que fuera allí. Se fue hace quince días. Iba a preparar las cosas para
que yo pudiese reunirme con él. Esta idea me ha excitado mucho. Ya
comprende, nunca había estado en el extranjero. Hemos pasado seis
meses en Inglaterra.
—¿Su esposo y usted son norteamericanos?
—Sí.
—¿Y quizás no hace mucho tiempo que se casaron?
—Un año y medio.
—¿Y han sido felices?
—¡Oh, sí! Edward es un verdadero ángel. —Y continuó tras una
vacilación—: Quizás no completamente a la moda de ahora. Sólo un
poquito... bien, yo lo llamaría estrecho de miras. Muchos antepasados
puritanos, etcétera. Pero es un encanto —añadió apresuradamente.
Mister Parker Pyne la miró un par de segundos con aire pensativo y
dijo:
—Continúe.
—Fue una semana después de la partida de Edward. Yo estaba
Digitalizado por kamparina para Biblioteca-irc en Enero de 2.004
http://biblioteca.d2g.com
—¡Edward!
El rostro de Elsie se había iluminado al distinguir a su esposo, que
corría a su encuentro por el andén, en Estambul. De momento, la
pérdida de sus joyas se había borrado de su conciencia. Había
olvidado las curiosas palabras halladas en el papel secante. Lo había
olvidado todo, salvo el hecho de que acababa de pasar quince días
lejos de su marido, quien, aun con sus estrechas miras, era en
realidad una persona muy atractiva.
Estaban a punto de salir de la estación, cuando Elsie sintió en el
hombro un amistoso golpecito y, al volverse, se halló frente a mister
Parker Pyne, cuyo rostro benigno parecía radiante de buen humor.
—Mrs. Jeffries —dijo—, ¿quiere venir a verme al Hotel Tokatlian
dentro de media hora? Cree que podré tener buenas noticias para
usted.
Elsie miró a Edward con gesto incierto. En seguida hizo la
presentación.
—Mi... mi marido. Mister Parker Pyne.
—Según creo, su esposa le telegrafió a usted que le habían robado las
joyas —dijo mister Parker Pyne—. He hecho lo que podía para
ayudarle a recobrarlas. Creo que tendré noticias para ella dentro de
media hora.
Elsie dirigió a Edward una mirada interrogante. Éste contestó
prestamente.
—Es mejor que vayas, querida. ¿Ha dicho el Tokatlian, mister Pyne?
Digitalizado por kamparina para Biblioteca-irc en Enero de 2.004
http://biblioteca.d2g.com