Juicio Crítico Libro de Alfred Rappaport

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UNIVERSIDAD CENTRAL DEL ECUADOR

FACUTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS


CARRERA DE FINANZAS

MODELOS DE SIMULACIÓN FINANCIERA

JUICIO CRÍTICO

DEL LIBRO “LA CREACIÓN DE VALOR PARA EL


ACCIONISTA”
(Alfred Rappaport)

ALUMNA: CATAGÑA ELIZABETH

DOCENTE: MSc. BARREIROS RUBÉN

AULA 22
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En el libro sobre la creación de valor para el accionista este nos indica como surgieron los

valores y como deben de invertir los accionistas y como pueden generar más capital y mayor

inversión.

Lo sucedido desde 1986 cuando se originó la gran depresión debido a que la bolsa de valores de

los EEUU había caído de manera drástica, de modo que las empresas hayan cerrado sus

funciones, generando una quiebra a los accionistas e inversores y sin duda los trabajadores

quedaron fuera. Hace muchos años ya se sabía que los accionistas y el valor que podían generan

o los ingresos que podían percibir pero siempre se ha creado gran escepticismo debido a que la

gente siempre desconfía.

En la década de los noventa siempre el valor para los accionistas consistía por lo general en la

valoración de gastos de capital y de imponer precios para el momento de la venta generando

tanto el beneficio del mismo como también del corredor de bolsa quien tenía que estar pendiente

sobre las acciones de la empresa que podían estar a la baja o tal vez crecer y dispararse. Cuando

hay acciones bursátiles ya la empresa tiende a la alza las acciones de crecer y se vuelven más

costosas y sube el precio de la acción, es así como en algunos casos las empresas pequeñas se

han convertido en unos grandes gigantes por así decirlo hay que tomar en cuenta las principales

aplicaciones del enfoque del valor para el accionista, tomando como referencia la planificación

de la dirección y su debida evaluación. Dicho enfoque se lo puede utilizar para diferentes

empresas que cotizan en la bolsa de valores y para empresas que no cotizan en la bolsa de

valores. Los objetivos que cada empresa tiene para que la rentabilidad de la misma vaya

creciendo constantemente y pueda tener rendimientos altos con el paso del tiempo a través de las

diferentes inversiones que se puedan dar en diversos proyectos. En la actualidad a través de un

sistema capitalista en que se encuentra la sociedad, el valor del accionista es captado por varios
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directivos en diferentes países que son potencia mundial, como Japón, con el paso del tiempo es

probable que la rentabilidad de una empresa se mida a través del valor para el accionista. Un

caso es Estados Unidos donde la maximización del valor para el accionista está considerada,

tanto para miembro de los consejos administrativos como para los de los cargos superiores como

la alta dirección, cabe recalcar que las diferentes empresas que quieran aumentar la rentabilidad

de su empresa, son capaces de despedir personal, han inculpado a la alta dirección de buscar sus

propio interés. Los directivos que gestionan en pro de los intereses de los accionistas tendrían

que invertir en tecnología, buscando la reducción de los costos de seguridad, lo directores

generales de algunos de las empresas americanas grandes han defendido que los intereses de los

accionistas no deberían ser su obligación principal, debemos tomar en cuenta que la mayoría de

los directivos y de los responsables públicos de la política reconoce que los aumentos en precios

de las acciones son reflejo de mejoras en la productividad la que generar un puesto de trabajo y

el volumen de impuestos necesarios para cumplir con los objetivos sociales cuyo tratamiento

hace mejor el gobierno que el sector privado. Cabe recalcar en la actualidad en el Ecuador no

posee una economía estable, lo que ha provocado un aumento de desempleo, lo que afecta a

varias familias ecuatorianos. Existe un enfoque para las partes involucradas que este coherente

como los intereses de los accionistas, la competitividad y en la última instancia, con el

comportamiento socialmente responsable de la empresa. Este enfoque reconoce que las empresas

tienen que ser competitivas, si quieren sobrevivir y continuar atendiendo a todas las partes

involucradas. Coincido con el pensamiento que se cita del activista y abogado Ralph Nader,

quien sostiene que las empresas deben ser “socialmente responsables” y servir tanto al interés

público general como a los intereses de los accionistas.


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Normalmente las empresas manifiestan dentro de su misión y visión que su objetivo

primordial es la creación de valor para los accionistas, olvidando por completo el bien común de

la empresa y de la sociedad. La postura de cada empresa depende del directivo que la dirige,

unos optan solo por cumplir con instrucciones con la única finalidad de ganar dinero mientras

que otros directivos conscientes cumplen con esto y también se preocupan por las personas y

comunidades que atienden, sus clientes y el cuidado del medio ambiente.

El hecho de pensar que el único propósito de una empresa es crear valor para los accionistas

es una perspectiva reducida y estrecha, de muy corto plazo y que puede llegar a ser considerada

como egoísta. Si los directivos deciden continuar con este enfoque corto, es posible que se

generen problemas como los grandes fraudes corporativos debido a la codicia, falta de

autorregulación y principalmente por tener un pensamiento erróneo de las verdaderas finalidades

de una empresa. Más bien las empresas deben tener muy claro que sus acciones redundan en la

sociedad y que son actores importantes del cambio y la transformación.

Las necesidades de inversión excluidas. La relación entre el cambio en el valor económico y

los beneficios se hacen aún menos transparentes por el hecho de que las inversiones en el capital

circulante y en el capital fijo necesarias para mantener la marcha de la empresa quedan excluidas

del cálculo de los beneficios, es decir que el dinero se cobra después de que los ingresos se

reconoce, y así ocurre que las empresas donde aumenta el saldo de cuentas a cobrar, la cifra de

ventas de su cuenta de resultados sobreestima el cash-flow generado por la ventas en el periodo

de turno. Debemos tomar en cuenta que las empresas con actividades de expansión, los aumentos

en cuentas por cobrar y existencias hará que la cifra de beneficios sea mayor que el cash-flow,

pero cabe recalcar que muchas veces cuando los beneficios fallan es debido a que no se toma en

cuenta el factor tiempo en el valor del dinero. Se concluye que un aumento o disminución en los
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beneficios no tiene por qué generar un aumento o una disminución correspondiente en el valor

para el accionista, dado que la cifra de los beneficios no reflejan el nivel del negocio, ni los

riesgos financieros de la empresa, ni tampoco tiene en cuenta el capital circulante necesariamente

para logra el crecimiento esperado.

Por lo general la sociedad se fija de manera obsesiva en los beneficios por acción que se

presentan tanto en los informes financieros de las empresas así como en la prensa económica,

esto se debe a que se piensa que en dichos informes se reflejan la actuación de las empresas, lo

cual de cierta forma es muy cierto, porque si hay algo que los financieros tienen muy claro es

que los beneficios por acción sirven como indicador de la rentabilidad de una empresa, siendo

una de las medidas más utilizadas para determinar el rendimiento empresarial, pero hay que

recalcar que se debe saber interpretar los valores que reflejan este indicador.

Por ejemplo es un grave error pensar que si una empresa genera un crecimiento satisfactorio

en sus beneficios por acción, el valor de mercado de sus acciones también crecerá. En la

actualidad un número creciente de directivos concuerda que el crecimiento de los beneficios por

acción no induce necesariamente un aumento en el valor de mercado de las acciones.

El beneficio por acción es considerado generalmente la variable más importante para

determinar el precio por acción de una empresa, pero siempre se debe utilizar en compañía de

otros ratios (variables), porque puede suceder que la empresa analizada “maquille” su

contabilidad, exponiendo unos resultados más favorables de los obtenidos en realidad.

Del mismo modo es de mucha importancia tener en consideración el capital (o inversión)

que la empresa ha utilizado para producir esos beneficios, porque se puede dar el caso de que dos

empresas posean el mismo beneficios por acción, pero una de ellas pudo haber necesitado una
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inversión más grande para conseguir ese beneficio, lo cual indica que ha utilizado sus recursos de

forma menos eficiente que la otra empresa, lo que finalmente quiere decir que ha obtenido los

mismos beneficios por acción pero con más recursos.

Debemos tener en cuenta que la valoración de una empresa es un ejercicio de sentido común que

necesariamente requiere al menos de unos pocos conocimientos técnicos y que va mejorando con

la experiencia. Una forma sencilla para tratar de evitar los errores en valoración es no perder de

vista las siguientes preguntas: ¿qué se está haciendo?, ¿por qué se está haciendo la valoración de

determinada manera? y ¿para qué y para quién se está haciendo la valoración?. Si respondemos

adecuadamente estas preguntas estaremos cumpliendo con los requisitos de tener el

conocimiento y sentido común.

Algunos ejecutivos financieros se manifiestan en contra de la utilización de ponderaciones del

valor de mercado basándose en que la volatilidad del precio de las acciones provocaría un coste

del capital también volátil. No hay razón para crecer que una estructura objetivo de valor de

mercado designada por la dirección tuviera que ser más volátil que una estructura objetivo de

valor contable. Al invertir en una cartera ampliamente representativa del conjunto del mercado

de renta variable, es posible diversificar de modo sustancial todos los riesgos no sistemáticos: es

decir, los riesgos específicos de cada empresa en particular por ejemplo el presidente de la

empresa muere inesperadamente, se descubre petróleo en un terreno propiedad de la empresa, Es

probable que el precio delas acciones se sitúe en niveles que únicamente recompensen a los

inversores por los riesgos del mercado no diversificables: es decir, los riesgos sistemáticos en los

movimientos del mercado en general. El coeficiente beta es una medida del riego sistemático.
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En este sentido los accionistas esperan que sus directivos tomen las mejores decisiones que le

permitan a la empresa la creación de valor, y es por eso que en la actualidad es un tema central y

de gran interés la formulación de objetivos y estrategias. En otras palabras el proceso de

formulación de estrategias se trata de aplicar estrategias potencialmente capaces de crear valor y

este análisis prosigue para demostrar que adquirir ventaja competitiva y crear valor para el

accionista son actividades equivalentes cuya finalidad es hacer que la empresa logre posicionarse

en el mercado y cumplir con sus objetivos propuestos.

El cash flow de explotación resulta de la diferencia entre las entradas y salidas de tesorería de

la explotación, ya que estos cash flow son significativos para calcular el valor societario, porque

representan la tesorería, disponible para pagar a los titulares de deuda y los accionistas. El

incremento de inversión en capital circulante, representa la inversión neta en cuentas por cobrar,

existencias, cuentas por pagar entre otras para mantener el crecimiento de las ventas, dado que

las inversiones parte de las operaciones básicas de la empresa.

El tipo impositivo pagado sobre los beneficios representa los impuestos sobre los beneficios

de explotación de un ejercicio fiscal que se pueden pagar en varios plazos durante el ejercicio o

que son un exigible al final del año.

Coste del capital es esencial para establecer la tasa de rentabilidad mínima aceptable o la tasa

de rentabilidad mínima que la dirección tendría que exigir para aceptar nuevas propuestas de

inversión. Las inversiones que producen en unos rendimientos mayores al coste de capital, donde

generarán un valor para el accionista, mientras que las que rinda menor que el coste del capital

disminuirá el valor para el accionista. La tasa pertinente para el coste de la deuda es la tasa a

largo plazo o el rendimiento al vencimiento, que refleja la tasa actualmente demandada por los
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inversores en deuda. Las tasas a corto plazo no incorporan las expectativas sobre la inflación a

largo plazo.

Las empresas deben estar siempre alertas ante las señales de mercado no solo del de valores,

sino en general, para saber cuándo es mejor tomar una decisión respecto a invertir en algún

negocio en específico. Esto quiere decir que una empresa debe saber cómo hacer una correcta

lectura del mercado. Las empresas que cotizan en bolsa están continuamente conectadas con el

mercado de valores en una interacción mutua de señales y controles. La empresa brinda

información a los mercados mediante los informes publicados y de una diversidad de otras

comunicaciones. El mercado recibe esta información, así como la procedente de otras fuentes y

forman su visión de las perspectivas futuras de la empresa en el precio de mercado de las

acciones de la empresa.

Existen las denominadas empresas-objetivo, las cuales se resisten a las absorciones como medio

de incitar a que se les realice mejores ofertas, esto si lo ve desde el punto de vista más común

puede llegar a ser considerado un tanto egoísta, porque lo único que buscan es un mejor interés

para sus accionistas. Cada empresa tiene que asegurar a los accionistas su retorno de la inversión

de diferentes formas en el menor tiempo posible. Esto hace que muchas veces los directivos

ofrezcan beneficios que no son posibles de conseguir o tomando un gran riesgo y hacen lo

posible para aumentar los dividendos de estos lo que, como hemos visto en muchas empresas.

Por eso ya el crear valor no es solo un asunto de dividendos sino de posicionamiento de la

empresa también, por otro lado un aumento o disminución en los beneficios no tiene por qué

generar un aumento o una disminución correspondiente en el valor para el accionista, dado que la
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cifra de los beneficios no reflejan el nivel del negocio, ni los riesgos financieros de la empresa, ni

tampoco tiene en cuenta el capital circulante necesariamente para logra el crecimiento esperado.

Por otro lado cuando los directivos ven que están aumentando continuamente el valor para el

accionista al invertir por encima de los costes de capital y al mismo tiempo produciendo unos

rendimientos para los accionistas que solamente son los medio del mercados, a veces llegan a

dos conclusiones: primero es que el mercado no valora realmente la productividad a largo plazo

de la empresa, sino que la juzga en función de su actuación a corto plazo, y la segunda es la

dirección debe apartarse del modelo del valor para el accionista para mejorar la posición

competitiva de su empresa. Comprar acciones que están adecuadamente cotizadas en el mercado

no aumenta el valor y que comprar acciones sobrevaloradas destruye valor para los accionistas

que sigan siendo.

También cabe destacar que este libro contribuye a la investigación teórica y empírica

desarrollada en nuestro país a estos efectos. En la parte teórica el autor ha desarrollado el

concepto de creación de valor para el accionista, existe una doble perspectiva de su observación

(interna y externa), su vinculación y las medidas que se utilizan para establecer su medición,

habiendo cubierto con especial profundidad este apartado.

Los inductores de creación de valor (crecimiento, rentabilidad y sostenibilidad) que han sido

desarrollados con amplitud y que sustentan los ejes sobre los que se construye la creación de

valor. En la parte empírica, el autor utilizó técnicas econométricas complejas (análisis de

regresión en modelos lineales generalizados y metodología de datos de panel) y tomo en cuenta a

las empresas que cotizan donde dotan a los resultados obtenidos de una elevada consistencia.

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