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p ít u l o
SUPERFICIE Y PROPIEDAD
SUPERFICIARIA
1. DEFINICIÓN Y FUNDAMENTO
El art. 1030 CC define la superficie como el derecho real por el
cual "el superficiario goza de la facultad de tener temporalmente una
construcción en propiedad separada sobre o bajo la superficie del suelo”.
El predio, normalmente, tiene la condición de unidad jurídica, por
lo que el suelo y las construcciones conforman una sola entidad. Sin
embargo, la superficie es un derecho que faculta a la construcción con
el fin de dividir los objetos: uno, el suelo, que se mantiene en titularidad
dominical de su propietario originario (dominus solí); otro, un edificio,
que se transfiere a un titular específico en propiedad superficiaria.
Si bien es cierto que el suelo y el edificio mantienen una sola
estructura física, sin embargo, ambos objetos se separan en forma abs
tracta para el logro de fines relevantes. Esta circunstancia implica la
derogación del principio superficies solo cedit, por cuanto el edificio gana
autonomía en relación con el suelo. Por tanto, se desintegra la unidad,
lo que tendrá incidencia en los derechos y hasta en el hecho posesorio.
Tal principio queda excluido por título convencional (superficie) o por
específica disposición legal|28SS1, aunque también se ha opinado que títulos
meramente obligatorios pueden paralizar el principio de accesión, por lo
que se impide que el dominus soli pueda atraer a su órbita, sin más, las
construcciones128561.
1831
G unther G onzales Barrón
1832
Superficie y propiedad superficiaria
im» i «£i derecho de superficie en sentido estricto es el derecho de ejecutar sobre o bajo el
suelo ajeno todas aquellas actividades que son necesarias para hacer surgir una cons
trucción, con el ulterior efecto de hacer a su titular propietario de la obra que directa
mente ha sido edificada, en derogación del principio de la accesión”: CIAN, Giorgio
(Director). Commentario Breve al Códice Cívile, 9° edición, CEDAM, Padua 2009, pp.
939-940.
12,611 Ibíd., p. 939.
128621 GUARNERI, A. “Superficie e nuovi diritti connessi”. En GAMBARO, Antonio y MO-
RELLO, Ugo (Directores). Tratatto dei Diritti Reali, Volumen II: Diritti Reali Parziari,
Op. Cit., p. 14.
I28" ' Ibíd., p. 12.
1833
Gunther G onzales Barrón
I2s«l ^ rt 959 . “£[ propietario puede constituir el derecho de hacer y mantener sobre el
suelo una construcción a favor de otro, que adquiere su propiedad.
Del mismo modo puede enajenar la propiedad de la construcción ya existente, separa
damente de la propiedad del suelo”.
Nótese que el prim er párrafo influye en el Código de 1984, pero del segundo párra
fo no hay rastros.
imísi por ta]es fundamentos, no se entiende la opinión de CÁRDENAS QUIROS, Carlos.
“El derecho de superficie”. En Id. Estudios de Derecho Privado, Ediciones Jurídicas,
Lima 1994, p. 259, para quien es posible que el dominas solí transfiera al superficiario
el edificio ya levantado. La pregunta sería; ¿a cuál “superficiario” se le transm ite el
edificio, si en tal caso no hay título de superficie?
,2t6CI GUARNERI, A. “Superficie e nuovi diritti connessi". En GAMBARO, Antonio y MO-
RELLO, Ugo (Directores). Tratatto dei Diritti Reali, Volumen II: Diritti Reali Parziarí,
Op. Cit., p. 48.
1834
Superficie y propiedad superficlaria
Izm71“un dereCh0 de construir que consiste en una concesión del propietario del suelo a fin
que otro construya sobre el mismo (y tal derecho tiene contenido económicamente
valorable con prescindencia de su ejercicio, y queda a la voluntad del superficiario: C
00/6656): la relación tiende a la formación de un derecho de propiedad a favor del con
cesionario sobre aquello que será la construcción”: CIAN, Giorgio (Director). Com-
mentario Breve al Códice Civile, Op. Cit., p. 939.
lM6si "pa pr0p¡edad de la construcción que el superficiario tiene derecho de mantener sobre
el suelo ajeno es llamada propiedad superficiaria. Incluso, siendo caracterizada por la
dependencia respecto del derecho de superficie, ella ingresa de cualquier modo en el
común esquema del derecho de propiedad. La propiedad superficiaria es, por tanto,
un derecho distinto respecto al derecho de superficie, si bien íntimamente conectado
con este último”: BIANCA, Massimo. Diritto Civile, Volumen VI: La Proprietá, Giuffré
Editore, Milán 2005, pp. 546-547.
1835
G unther Gonzales Barrón
Ibíd, p. 553.
1836
Superficie y propiedad superficlaria
1837
G unther G onzales Barrón
1838
Superficie y propiedad superficlaria
Ibíd., p. 40.
i“ ,s‘ Ibíd„ p. 41.
|a771 CÁRDENAS QUIRÓS, Carlos. “Derecho de Superficie". En Id. Estudios de Derecho
Privado, Ediciones Jurídicas, Lima 1994, p. 254.
1839
Gunther G onzales Barrón
128781 Para ei caso del usufructo se dice otro tanto: “El derecho que en este caso se transmite
(por la cesión del ejercicio) es personal, dado que el usufructuario no pierde su calidad
de tal. Por eso mismo la cesión carece de vocación registral”: URBANEJA, Marce
lo Eduardo. “Usufructo inmobiliario: aspectos notariales y regístrales”. En LAMBER,
Rubén A. (Director). Usufructo. Aplicaciones civiles y comerciales, Editorial Heliasta,
Buenos Aires 2011, p. 240.
1840
Superficie y propiedad superficiaria
lamí p em¿3 está decir que es válida la transmisión pardal de superficie “pro-cuota”, por
cuya virtud, ambos superficiarios tienen la facultad conjunta de levantar el edificio.
1841
Gunther G onzai.es Barrón
7. CONSTITUCIÓN DE LA SUPERFICIE
1842
Superficie y propiedad superficiaria
7.2 CONTRATO
El contrato es el típico instrumento de cooperación que utilizan
los particulares para satisfacer las necesidades de orden patrimonial, sea
para atribuirse bienes o pertenencia de bienes, o para prestarse servicios
o abstenciones. Siendo ello así, no resulta extraño que la constitución de
superficie pueda realizarse a través de contrato.
El contrato constitutivo de superficie puede celebrarse a título
oneroso o gratuito; empero, debe acotarse que la superficie onerosa, en
donde medie un precio, no es compraventa, pues la definición típica de
este contrato (art. 1529 CC) exige que la transferencia se realice sobre
la propiedad128831, sin embargo, se aplicarán por analogía las reglas de la
compraventa, por tratarse del contrato con el que presenta mayor similitud.
Por otro lado, la superficie gratuita, cuya transmisión se sustenta
en el ánimo de liberalidad, no es donación, pues la definición típica de
esta exige también que la transferencia se realice en propiedad de bienes,
y no en superficie (art. 1621 CC). En tal caso, nuevamente, se aplicarán
por analogía las reglas de la donación, por ser el contrato con el que
presenta mayor similitud. En efecto, en ambos existe empobrecimiento
patrimonial del atribuyente, enriquecimiento patrimonial del atributario
y ánimo liberal. Esta analogía es especialmente importante por la apli
cación de las normas sobre forma de la donación (arts. 1623-1625 CC),
revocaciones especiales y límite institucional en cuanto que por donación
no se puede dar más que por testamento (art. 1629 CC).*lo
1843
G unther G onzales Barrón
Los derechos inmobiliarios nacen por efecto del consenso, luego de nacida la impor
tante obligación de enajenar, que se justifica por razones de técnica jurídica, no de
materialidad física; por tanto, es distinto decir que los derechos inmobiliarios “nacen
inmediatamente del consenso", que alude a la innecesaria categoría, exclusivamente
dogmático-conceptual, sin utilidad práctica, de los “contratos con efectos reales",
jvjo obstante, debe admitirse que el tema es objeto de amplio debate. Por ejemplo, la
Corte de Casación italiana (21 de diciembre de 1987, n. 9500) ha admitido que es po
sible la adquisición de derechos reales inmobiliarios, en ausencia de la declaración de
voluntad del adquirente, en cuanto ya no es necesaria por la falta de rechazo del desti
natario de la propuesta traslativa, en un término adecuado: GUARNER1, A. “Superfi
cie e nuovi dirittí connessi”. En GAMBARO, Antonio y MORELLO, Ugo (Directores).
Tratatto dei Dirittí Reali, Volumen II: Dirittí Reali Parziari, Op. Cit., p. 28.
la*,; s e habla, inclusive, de un principio de tipicidad de las promesas y demás actos unilate
rales (GALGANO, Francesco. El negocio jurídico, traducción de Francisco de P. Blasco
Gaseó y Lorenzo Prats Albentosa, Tirant Lo Blanch, Valencia 1992, p. 227); es decir,
aquí no existe autonomía privada más que para concluir los actos previstos en la ley,
pero aun así, estos requieren expresa o implícitamente el asentimiento del beneficiario
1844
Superficie y propiedad superficiaria
1845
G unther G onzales Barrón
7.4 TESTAMENTO
1846
Superficie y propiedad superficiaria
les para lograr la culminación del edificio, entre los que se encuentran
los siguientes: estudio de suelos; visitas inspectivas; limpieza, relleno o
alisamiento de terreno; preparación del proyecto con mira en campo;
rectificar áreas si fuese necesario; preparar elementos estructurales o
edificaciones previas; obtener licencias; construir una caseta de apoyo;
proveer vigilancia y empleados para ventas; etc, etc. Todo ello es posesión,
y se ejerce durante la etapa previa a la edificación en sí. Por tanto, es
perfectamente posible que se consolide la superficie mediante la posesión
ad usucapionem, antes de la construcción. En efecto, supongamos que
una persona celebra un negocio jurídico constitutivo de superficie, pero
con la persona equivocada, con un no-titular; en tal caso, el derecho no
se adquiere en forma derivada por el contrato, sino por la usucapión.
Regresando a nuestro Código, debe indicarse que la sola omisión
del legislador no es argumento suficiente para llegar a conclusiones. Re
cuérdese que uno de los problemas fundamentales del Derecho privado
práctico es lograr que el propietario -o el titular de cualquier derecho
real- pueda contar con un adecuado título de su derecho. Esta misma
necesidad está presente en la superficie.
Por tanto, la omisión del legislador no puede interpretarse como
rechazo de una figura impuesta por la fuerza de la tradición histórica, y
justificada plenamente por la sistemática. La usucapión es un medio de
adquisición de la propiedad, y de los demás derechos reales, cuya prin
cipal característica es eliminar las dudas sobre la adquisición y otorgar
seguridad jurídica. En tal sentido, se dice que el tiempo lo borra todo, y
en efecto, el tiempo es el más poderoso aliado del derecho. En palabras
del pandectista alemán WINDSCHEID: “el tiempo es un poder al cual
ningún ser humano puede sustraerse; lo que ha existido largo tiempo,
nos aparece solo por eso como algo firme e inconmovible y es un mal
defraudar las expectativas que crea”128921. La función social de la usucapión
es evitar controversias sobre la titularidad de los bienes a través de com
probar la posesión por largo tiempo, con lo cual, además, se regularizan
las situaciones de hecho socialmente ventajosas (explotación económica
de los bienes) frente a las situaciones de vacua titularidad, sin contenido
social ni económico.*I,
IM921 q . ¡j Je z PICAZO, Luis. Fundamentos de Derecho Civil Patrimonial, Op. Cit., Tomo
III, p. 699.
1847
Gunther G onzales Barrón
1848
Superficie y propiedad superficiaria
años”123941. Bueno, pues, en lugar que el título nulo sea de usufructo, ha
bría que variarlo por el de superficie; y la consecuencia es la misma: el
poseedor actúa en concepto de superficiario, pero si el título es nulo o
carece de buena fe, entonces le está abierta la usucapión extraordinaria.
En suma, tratándose la superficie de un derecho real inmobiliario,
entonces la usucapión está habilitada con la posesión continua, pacífica,
pública y en concepto correlativo, por el plazo de diez años; mientras que
si existe justo título y buena fe, el plazo posesorio es de cinco años. La
analogía en este caso es muy simple: si los requisitos del derecho mayor
(propiedad) son los señalados en el art. 950 CC, entonces, con la misma
lógica le corresponden los mismos requisitos al derecho menor (superficie).
l28*11La usucapión de treinta años a que alude JOSSERAND, Louis. Derecho Civil, traduc
ción de Santiago Cundidlos y Manterola, EJEA y Bosch y Cía Editores, Buenos Aires
1950, Tomo I, Volumen III, pp. 388-389, es la llamada “extraordinaria” y que en nues
tro Código solo requiere diez años de posesión.
123951 pof [jj razón, no tiene sustento alguno el art. 108 del Reglamento de Inscripciones del
Registro de Predios, por cuya virtud, “la inscripción del derecho de superficie dará lu
gar a la apertura de una partida especial”. En efecto, si la apertura de partida indepen
dizada solo se justifica cuando una parte del objeto se separa del predio matriz, enton
ces la conclusión es que ello ocurrirá con el nacimiento de la propiedad superficiaria,
es decir, con la terminación del edificio. Por tanto, no se entiende cómo se abre partida
con un mero derecho real en cosa ajena, sin que se haya producido la separación de la
propiedad.
1849
Gunther G onzales Barrón
1850
Superficie y propiedad superficiaria
9. TRANSMISIBILIDAD DE LA SUPERFICIE
El derecho de superficie, una vez constituido, puede circular como
prerrogativa real, es decir, transmitirse del superficiario original al nuevo
superficiario. En buena cuenta, el derecho se traslada de una persona a
favor de otra, de tal manera que el transmitente se despoja de la condición
de superficiario que pasa a favor del adquirente128971.
El art. 1031 CC señala que la superficie es transmisible, salvo pro
hibición expresa, lo cual implica que el derecho real cambia de manos,
I»»] “Donde se comprueba que un sujeto y sus causahabientes hayan poseído una gruta
que constituye una entidad autónoma y netamente distinta del suelo superior bajo el
perfil material, funcional y económico, correctamente el juez de mérito, en presencia
de una posesión pública, pacífica e ininterrumpido, por un periodo útil a la usucapión,
declara un título de adquisición originario de la propiedad de la gruta separada de la
propiedad del suelo superior”: GUARNERI, A. “Superficie e nuovi diritti connessi”.
En GAMBARO, Antonio y MORELLO, Ugo (Directores). Tratatto dei Diritti Reali,
Volumen II: Diritti Reali Parziari, Op. Cit., p. 36.
la»?: ge trata de “negOCi0S derivativos-traslativos” en los cuales el derecho ya existe en el pa
trimonio del enajenante -e n este caso, el usufructo ya fue constituido-, y éste es objeto
de una traslación. En cambio, en los negocios “derivativos-constitutivos”, el derecho se
constituye (“nace") al momento déla atribución de! adquirente: CAPOZZI, Guido. Dei
singoli contratti, Op. Cit., p. 18.
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G unther G onzai.es Barrón
sea por acto ínter vivos (contrato) o mortis causa (sucesión legal o
testamentaria).
1852
Superficie y propiedad superficiaria
I“ ’“l Por lo demás, esta solución no era desconocida para los juristas romanos, por lo cual la
consolidación no conllevaba la extinción del usufructo cuando el resultado producido
era injusto: SCHULZ, Fritz. Derecho Romano Clásico, Op. Cit., p. 372.
ARIAS SCHEREIBER PEZET, Max. “Art. 1002". En W .AA . Código Civil Comentado,
Op. Cit., Tomo V, pp. 636-637.
I29oo] “es neCesarío decir que, al par de los otros derechos reales in alieno, también el derecho
de superficie está interesado por aquellas teorías, de origen germánico que extienden
a las relaciones reales entre nudo propietario y titular del derecho real sobre cosa ajena
el principio de comportarse según la buena fe y corrección, dictado en tema de relacio-
18S3
Gunther Gonzales Barrón
1854
Superficie y propiedad superficiaria
1855
Gunther Gonzales Barrón
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Gunther G onzales Barbón
1858
Superficie y propiedad superficiaria
I2íx*) MAJO, Adolfo. La tutela civile dei diritti, GiufTré Editore, Milán 2003, p. 1.
1859
Gunther G onzales Barrón
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Superficie y propiedad superficiaria
[imsi j-){£z PICAZO, Luis. Fundamentos de Derecho Civil Patrimonial, Op. Cit. Tomo III, p.
885.
1861
Gunther Gonzales Barrón
1 5 .2 "N O -U SO "
Las normas específicas previstas para la superficie (arts. 1030-1034
CC) no mencionan la causal extintiva producida por el no uso del de
recho; en tal contexto, no cabe aplicar analógicamente las reglas del
usufructo, pues claramente una disposición de este tipo se considera
restrictiva de un derecho, por lo que la analogía queda vedada (art. IV
título preliminar CC).
Sin embargo, el problema tiene solución.
El art. 2001-1 CC establece que la acción real prescribe a los diez
años. Esta norma no aplica al usufructo ni a las servidumbres, que
prevén un plazo específico de cinco años, ni a la propiedad que es un
derecho imprescriptible, en consecuencia, el plazo decenal actúa solo en
los derechos reales que carezcan de normativa específica en materia de
prescripción, lo que alcanza a la superficie.
En consecuencia, la superficie se pierde por el no uso de diez años.
Téngase en cuenta que la pérdida por “no-uso” constituye una san
ción a quien cuenta con una titularidad jurídica, pero que descuida la
función del derecho, en este caso, realizar la actividad de construcción.
Esta institución no solo busca sancionar al superficiario negligente y tu
telar el interés social en la debida explotación de la riqueza, sino, además,
tiene como finalidad restringir los efectos de la disociación del dominio
cuando no hay un fundamento que la justifica; pues si el superficiario
no usa por un periodo de tiempo tan prolongado, es de suponer que
carece de interés en el derecho, por lo que no hay razón para mantener
la separación de la propiedad.
Por último, cabe preguntarse desde cuándo se inicia el cómputo
del no uso: “Ha quedado establecido que este plazo deberá ser contado
desde la fecha en que pudo iniciarse la construcción; y, en caso de que
se tratare de derecho de reconstruir, desde que operó la demolición o
destrucción de la edificación”129091.
1862
Superficie y propiedad superficlaria
1 5 .3 RENUNCIA
12*ioi £)¡£z PICAZO, Luis. Fundamentos de Derecho Civil Patrimonial, Op. Cit., Tomo III,
p. 889.
1863
Gunther G onzales Barrón
1 5 .5 CONSOLIDACIÓN
La consolidación es la reunión en una misma persona de las cualida
des de propietario del suelo y superficiario, ya sea cualquiera el título que
haya dado origen a esa situación (ínter vivos o mortis causa), siempre que
la reunión sea total. En caso de confusión parcial, la superficie subsiste.
La consolidación es causa de extinción automática de la superfi
cie, es decir, opera ipso iure, con independencia de la voluntad de los
sujetos125111. Sin embargo, alguna discusión se presenta en el caso que la
superficie haya sido hipotecada. En tal caso, ¿es posible la consolidación
y consiguiente extinción déla superficie y la hipoteca? Nuevamente la
respuesta es negativa, pues el acreedor no puede perder el derecho por
causas absolutamente ajenas al crédito. En tal caso, la consolidación opera,
pero no se extingue la hipoteca.
1864
Superficie y propiedad superficiaria
129121 Gullón Ballesteros expresa su opinión sobre este problema: “frente al acreedor hipo
tecario, los actos dispositivos del deudor hipotecario no son eficaces, dado el vínculo
de Lndisponibilidad que la hipoteca crea sobre el bien gravado. Por lo tanto, no es que
aquel tenga derecho sobre el suelo, prescindiendo de la construcción o del derecho real
de goce del superficiario, sino que la derogación de la accesión (acto eminentemente
dispositivo) no se da en relación con el acreedor hipotecario”: Cit. CÁRDENAS QU1-
RÓS, Carlos. “Los modos de constitución, la duración y la extinción del derecho de
superficie”. En W .AA . Estudios jurídicos en honor de los profesores Carlos Fernández
Sessarego y Max Arias Schreiber Pezet, Op. Cit., p. 51.
[2901 £ | text0 de las resoluciones puede verse en el acápite 16.8 del capítulo XXV, sobre usu
fructo.
1865
Gunther . Gonzales Barrón
1866
C XXVII
a p ít u l o
USO Y HABITACIÓN
1. DEFINICIÓN
El art. 1026 CC esboza una definición del derecho real de uso, cuan
do señala que otorga la facultad de servirse de un bien no consumible.
En efecto, si tenemos en cuenta que todas las cosas proporcionan una
determinada utilidad o bienestar para el ser humano, entonces el uso
viene a ser la forma de aprovechamiento personal de una cosa, según su
utilidad natural o función típica. Por ejemplo: un vehículo se usa como
medio de transporte; una silla, para el descanso; un predio rural, como
medio de producción agrícola; un predio urbano, para fines de vivienda.
El uso tiene las siguientes características:
i. Es aprovechamiento típico de la cosa, por lo que se descartan
las formas de explotación extraordinarias o anómalas. Una cosa
tiene como finalidad la vivienda, pero no un negocio.
ii. Es aprovechamiento material de la cosa, por lo que se concreta en
el ejercicio de una facultad. No comprende las actividades jurídi-
1 ejercicio de potestades o la actuación de los mecanismos
otección del derecho. De esta forma se descartan los actos
• dsposición, la venta de frutos o el cambio administrativo del
u. j de la cosa.
iii. Es aprovechamiento personal, por lo que se descartan las fórmulas
de disfrute, por intermediación de tercero, o los actos con fina
lidad de lucro, como son todos aquellos propios de la actividad
empresarial. Por tanto, el arrendamiento no es acto de uso, ni
tampoco la puesta del bien en la dinámica de una empresa.
iv. Es aprovechamiento sin frutos, pues ello excedería la definición
1869
Gunther G onzales Barrón
2. CONTENIDO
El derecho real de uso confiere facultades restringidas de aprove
chamiento, lo que lo diferencia claramente del usufructo.
El usuario solo se sirve del bien según su función típica, de modo
personal y directo; mientras que el caso de los bienes fructíferos, también
se permite el recojo inmediato de los frutos. El uso no llega a más. En
cambio, el usufructuario tiene amplísimas facultades de disfrute y explo
tación económica, incluso, en cierta medida, análoga a la propiedad129151.
Por tanto, todo lo que es amplitud en el usufructo; por el contrario, es
severa limitación en el uso129161.
Si bien el Código establece que las reglas del usufructo se aplican,
en cuanto sean pertinentes, al derecho real de uso (art. 1026 CC), sin
embargo, debe entenderse que tal remisión se hace por economía legis
lativa, pero, lamentablemente se trata de una economía mal entendida,
12,151 VENEZIAN, Giácomo. Usufructo, uso y habitación, EDERSA, Madrid 1928, p. 23.
|J9“>TAGLIAFERRi, V. “Uso”. En GAMBARO, Antonio y MORELLO, Ugo. Tratado dei
Diritti Reali, Volumen II: Dirítti Reali Parziari, Giuffré Editare, Milán 2011, p. 135.
1870
USO Y HABITACIÓN
3 .1 OBLIGACIÓN DE CONSERVACIÓN
El usuario asume la obligación de conservar el bien. Sin embargo,
nuestro Código no establece un criterio o canon de diligencia exigible
para el cumplimiento de esta obligación129191, por lo que es aplicable ana
lógicamente la norma prevista para el arrendamiento, en consecuencia, el
usuario es responsable por la pérdida o deterioro del bien que ocurran
en el curso de la relación jurídica, si no se prueba que ha ocurrido por
causa no imputable a él (art. 1683 CC). Nótese que la norma establece
un severo régimen de responsabilidad, por el cual el usuario solamente
se libera por la pérdida o deterioro si prueba la causa no-imputable que
ocasionó el daño; por ende, si las causas son desconocidas, entonces el
1871
Gunther Gonzai. es Barrón
3 .2 OBLIGACIONES DE ASEGURAMIENTO
La obligación del usuario de conservar el bien, para en su momen
to restituírselo al propietario, hace nacer algunos deberes especiales de
aseguramiento, consistentes en el inventario y tasación de los bienes
muebles (art. 1006 CC, por remisión) y en la prestación de una garantía
(art. 1007 CC, por remisión).
!»mi pa ]ey establece otro remedio a favor del propietario: la extinción del usufructo cuando
el usufructuario haga abuso de su derecho, o deteriore los bienes o los deje perecer por
falta de reparaciones ordinarias (art. 1021-6 CC).
129111 p e ñ a BERNALDO DE QUIRÓS, Manuel. Derechos Reales. Derecho Hipotecario, Op.
Cit., Tomo I, p. 622.
l\
USO Y HABITACIÓN \nv^
El inventario es la relación detallada de bienes, que incluye su des
cripción y valorización. Puede realizarse en vía extrajudicial, a través de
un convenio con firmas legalizadas entre los interesados (en este caso:
propietario y usuario)129221, notarial129231 y judicial129241. El inventario ne
cesariamente será judicial cuando falta acuerdo entre los interesados (El
Código no lo dice, pero se presupone así desde que las otras modalida
des -extrajudicial y notarial— necesitan acuerdo), o cuando se trata de
usufructo legal y testamentario.
El inventario es un acto jurídico en sentido estricto de comproba
ción (accertamento), no negocio, cuya finalidad es verificar el estado y ]( f. X
consistencia de los bienes, a efecto de contar con una prueba preconsti
tuida valiosa para determinar el exacto cumplimiento de la obligación
de custodia y posterior restitución de la cosa129251.
12.221 Por analogía con lo dispuesto en el art. 320 CC: “Fenecida la sociedad de gananciales,
se procede de inmediato a la formación del inventario valorizado de todos los bienes.
El inventario puede formularse en documento privado con firmas legalizadas, si ambos
cónyuges o sus herederos están de acuerdo
12,231 Este tipo de inventario está regulado en los arts. 29 a 34 de la Ley 26662, de Compe
tencia Notarial en Asuntos No Contenciosos. Teniendo en cuenta que la actuación
del notario se realiza Ínter volentes, es decir, con el consentimiento de los interesados,
cualquier oposición obliga a suspender el trámite y remitir lo actuado al juez (art. 6).
1292.1 Arts. 763 a 768 CPC.
12.251 CLAN, Giorgio (Director). Commentarío Breve al Códice Civile, CEDAM, Padua 2009,
p. 969.
12.251 Cit. Ibídem.
12.221 En contra: ARIAS SCHREIBER PEZET, Max. “Art. 1006”. En W .A A . Código Civil Co
mentado, Op. Cit., Tomo V, p. 647.
12.2.1 POLLANI, F. “Usufrutto". En GAMBARO, Antonio y MORELLO, Ugo (Directores).
Tratatto dei Diritti Reali, Volumen II: Diritti Reali Parziari, Op. Cit., p. 97.
1873
Gunther Gonzales Barrón
12,2,1 DORAL GARCIA DE PAZOS, José Antonio. “Usufructo”, Op. Cit., Tomo VII-1°, p.
397.
lM3°l Ibíd., Tomo VII-1», p. 393.
lM3l>Conf: ROMERO ROMAÑA, Eleodoro. Los Derechos Reales, Op. Cit., Tomo II, p. 312.
(2932] ¡_a “dispensa” se diferencia de la “renuncia” en que aquella es un acto otorgado por el
constituyente que impide el nacimiento de la obligación de inventariar, pues es con
comitante al título constitutivo; mientras tanto, la renuncia es acto posterior a la cons
titución del usufructo, en cuya virtud el nudo propietario libera de su obligación al
usufructuario; la doctrina considera que las hipótesis en que se permite la dispensa,
también son aplicables a la renuncia: DORAL GARCÍA DE PAZOS, José Antonio.
“Usufructo". Op. Cit., Tomo VII-1°, p. 411.
1874
USO Y HABITACIÓN
de excepción que se aplica solo en los dos casos citados. Esta regulación
ha sido tomada del Código de 1936, la que en su momento se apartó
del amplísimo deber de garantía que estableció el Código de 1852 (arts.
1098-1099), y que también era propio del Derecho romano e intermedio.
La prestación de garantía es una obligación propiamente dicha (con
forme: PUGLIESE y BIANCAl2933!), pues el deber se impone en interés
del acreedor (propietario).
¿Cuál es la consecuencia de que el usuario no constituya la garantía?
La respuesta está dada por una norma ubicada en forma asistemática
en el Libro de Derecho de Familia, específicamente en el capítulo de
Cúratela: “Cuando el usufructuario no preste las garantías a que está
obligarlo ronforme al art. 1007 el juez, a pedido del propietario, nom-
brai dor” (art. 600). Esta norma es aplicable al uso, por virtud de
la re, m del art. 1026 CC. Aquí estamos en presencia de una típica
“curat de bienes”, pues no existe persona a quien cuidar, por lo que
el curador debe realizar actos de administración (la ley dice incorrec
tamente: “actos administrativos”) referidos a la custodia y conservación
de bienes, así como el cobro de créditos y pago de obligaciones; además
podrá celebrar otros actos si los autoriza el juez, previa justificación de
su necesidad o utilidad (art. 602 CPC). En nuestra opinión, este curador
contará con facultades análogas a las de un administrador judicial, para
lo cual puede ser nombrado el mismo propietario129341.
12,531 q a N, Giorgio (Director). Commentario Breve al Códice Civile, Op. Cit., p. 969.
12,5,1 WOLFF, Martin. “Derecho de Cosas”. En EiSTNECCERUS, Ludwig, KIPP, Theodor y
WOLFF, Martin. Tratado de Derecho Civil, Op. Cit., Tomo 111-2°, p. 94.
|2,5S| CASTAÑEDA, Jorge Eugenio. Los Derechos Reales, Imprenta Villanueva, Lima 1958,
Tomo II, p. 137.
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USO Y HABITACIÓN
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Gunther G onzales Barrón
6. HABITACIÓN
immi cLAbh Giorgio (Director). Commentario Breve al Códice Civile, Op. Cit., p. 981.
l25” *1TAGLIAFERRJ, V. “Uso”. En GAMBARO, Antonio y MORELLO, Ugo (Directores).
Tratado dei Diritti Reali, Volumen II: Diritti Reali Parziari, Op. Cit., p. 151.
1878
USO Y HABITACIÓN
Las diferencias son las siguientes: el uso recae sobre cualquier bien,
mueble o inmueble; la habitación, solo sobre inmuebles con capacidad para
servir de vivienda1294'1. El uso permite un aprovechamiento restringido a
la función o funciones típicas de los bienes; la habitación, solo sirve para
la morada. El uso puede beneficiar a personas naturales y jurídicas, la
habitación, solo a personas naturales129421, pues son las únicas que tienen
morada (art. 1027 CC). El uso, cuando se trata de bienes fructíferos,
permite la recolección de frutos para consumo personal; la habitación,
nunca permite recoger frutos.
Una diferencia para fines prácticos: el derecho real de uso para
vivienda consiente no solo el fin de morada, sino también, por ejemplo,
la restringida utilización de la casa para un consultorio profesional del
usuario o para dictar lecciones particulares a alumnos, siempre que se
trate de su ejercicio personal, y no de carácter empresarial; en cambio,
la habitación se circunscribe a la morada.
1879
Gunther Gonzales Barrón
Imu| “Indiscutible y cierta la operatividad del limite de las necesidades personales y de la fami
lia para la percepción y disfrute de los frutos que, por el usuario, son aquellos destinados
al consumo material y directo, manteniéndose, permanente y objetivamente extraños a
la esfera de! uso, los frutos civiles y aquellos que de cualquier modo consistan en dinero”:
TAGLIAFERRI, V. “Uso”. Bn GAMBARO, Antonio y MORELLO, Ugo (Directores). Tra
tado dei Diritti Reali, Volumen II: Diritti Reali Parziari, Op. CiL, p. 149.
I»u] “£ n apOy0 de tal afirmación, se debe evidenciar que sea posible que las necesidades
del usuario y de su familia sean mutables en el tiempo, sea en orden a la persona del
1880
USO Y HABITACIÓN
que la familia del habitador solo comprende el círculo más cercano (pa
dre y madre de familia, hijos, abuelos), y siempre que se encuentren en
relación de dependencia, por lo menos relativa, con las cabezas de familia.
No puede incluirse a hijos independientes, incluso con su propia pareja
e hijos. Eso ya sería otra familia. Esta interpretación es adecuada con la
protección que también merece el propietario frente a abusos del habitador
en cuanto a la magnitud del derecho de aprovechamiento personal que
pretende ejercer*129451.
6 .3 HABITACIÓN LEGAL
usuario, sea en orden a la composición de la familia que ingresa en el ámbito del dere
cho en cuestión, incluso con relación a la tipicidad, con una natural variabilidad en la
consistencia, no predicable a priori”: Ibíd., p. 50.
129451 por ta] m ot¡vo, no puede compartirse el 39° fundamento de la Corte Suprema, en la
sentencia del 23 de octubre de 2008, con ocasión del Segundo Pleno Casatorio: “Del
mismo modo, el artículo 1028 del mismo Código señala que los derechos de uso y
habitación se extienden a la familia del usuario, salvo disposición distinta, de lo que
emerge que en el caso de una familia, el hecho de otorgarse el uso y habitación de
un inmueble a los cónyuges, implica que tal derecho se extienda a los hijos de estos,
siendo inútil exigir que los mismos sean menores de edad o no, puesto que es a conse
cuencia del derecho otorgado a los padres por lo que los hijos entran a habitar conjun-
. tamente el inmueble”.
|294í| HE1DEGGER, Martin. Tiempo y Ser, traducción de Manuel Garrido, José Luis Moli-
nuevo y Féliz Duque, Editorial Tecnos, Madrid 2011, p. 34.
1881
Gunther G onzales Barrón
129471Uno de los autores del Código Civil da cuenta que esta norma tiene como antecedentes
la reforma argentina de 11 de octubre de 1974, que incorporó el art. 3573 bis al Código
Civil, así como la reforma italiana de 19 de mayo de 1975 que modificó el art. 540 del
Código de 1942: LANATTA, Rómulo. “La sucesión del cónyuge”. En W .AA . Libro
Homenaje a Ulises Montoya Manfredi, Cultural Cuzco, Lima 1989, pp. 22-23.
CIAN, Giorgio (Director). Commentario Breve al Códice Civile, Op. Cit., p. 581.
125491 PERRERO, Augusto. Tratado de Derecho de Sucesiones, 6° edición, Editora Jurídica
Grijley, Lima 2002, p. 457.
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USO Y HABITACIÓN
7.2 CONTRATO
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USO Y HABITACIÓN
causal (art. 949 CC)> mientras el uso de bienes muebles se adquiere con
el contrato causal y la tradición (art. 947 CC).
Esta última tesis es preferible, pues mantiene la sistemática en la
ordenación jurídica de los derechos reales. La solución contraria es iló
gica, en cuanto la propiedad mobiliaria requiere de la tradición, pero no
el uso mobiliario, con lo que quedaría en la penumbra la racionalidad
de tan arbitraria distinción.
1885
G unther Gonzales Barrón
7 .4 TESTAMENTO
7.5 LEY
Por último, el art. 1000-1 CC señala que la ley, cuando así lo disponga,
es causa de nacimiento del uso. Esta norma se refiere a la habitación legal,
prevista en los artículos 731 y 732 CC, de lo que ya se hizo referencia en
el acápite 6.3 de este capítulo.
Por su parte, no existen hipótesis del derecho real de uso, consti
tuido por ley.
1886
USO Y HABITACIÓN
[29S31 “43 (fundamento).- En suma, la usucapión viene a ser el instituto por el cual el po
seedor adquiere el derecho real que corresponde a su relación con la cosa (propiedad,
usufructo), por la continuación de la posesión durante todo el tiempo fijado por la ley”.
|M5<1 Admite la usucapión, siempre que haya una posesión idónea: CIAN, Giorgio (Direc
tor). Commentario Breve al Códice Civile, Op. Cit., p. 982.
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'M5;>Ibíd., p. 9S4.
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USO Y HABITACIÓN
125561 La doctrina italiana sigue este criterio: “La cuestión correctamente planteada parte
del presupuesto que el derecho de uso tiene la finalidad precisamente de satisfacer las
necesidades del usuario y de su familia: la capacidad de goce directa es el límite al dere
cho, y en cuanto supera tal capacidad queda reservado al propietario de la cosa. En tal
óptica, es perfectamente comprensible la no posibilidad de cesión o bien de locación:
el derecho se presenta como intuitus personae, destinado a una específica forma de
goce, cuya medida es reportada a las necesidades de una bien individualizada persona
y por ello no puede ser cedido": TAGLLAFERRI, V. “Uso”. En GAMBARO, Antonio y
MORELLO, Ugo (Directores). Tratado dei Diritti Reali, Volumen II: Diritti Reali Par-
zíari, Op. CiL, p. 155.
12,571 Así lo propone: TAGLLAFERRI, V. “Abitazione”. En GAMBARO, Antonio y MORE
LLO, Ugo (Directores). Tratado dei Diritti Reali, Volumen II: Diritti Reali Parziari, Op.
Cit., p. 198.
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t»sai “£j usufructo se extinguía al expirar el término fijado, pero si el usufructuario moría o
sufría capitis deminutio, antes de expirar el plazo, el usufructo se extinguía en tal su
puesto antes de transcurrir el término establecido”: SCHULZ, Fritz. Derecho Romano
Clásico, traducción de José Santa Cruz Teijeiro, Bosch Casa Editorial, Barcelona 1960,
p. 372.
1890
USO Y HABITACIÓN
129591“£[ derecho ¿e m o puede ser atribuido también a una pluralidad de sujetos pro quota:
viene en tal caso a instaurarse una situación de cotitularidad del derecho (co-uso) a
la cual son aplicables, en cuanto compatibles, las normas sobre la comunidad. En el
negocio con el cual constituyen un derecho de uso en comunión, las partes pueden
prever, para la hipótesis en la cual uno de los co-titulares venga a menos, que su cuota
acrezca a los otros, antes que consolidarse en cabeza del concedente”: CIAN, Giorgio.
Commentario Breve al Códice Civile, Op. Cit., p. 982.
l29éoi GARCÍA PÉREZ, Rosa. “Usufructo y sociedad de gananciales”. En Revista Critica de
Derecho Inmobiliario, N° 659, Madrid, mayo-junio 2000, p. 1697. Sobre el particu
lar, se cita una resolución de la Dirección General de los Registros y del Notariado
del 31 de enero de 1979, en la cual se distingue -acertadam ente, según creemos- la
calidad de usufructuario, que en teoría puede recaer en uno solo de los cónyuges,
y la calidad de co-titular, que recae sobre el cónyuge no-usufructuario en virtud de
la sociedad de gananciales; por tal motivo, la muerte del usufructuario (único) da
lugar a la extinción del usufructo, y no al acrecimiento que es propio del usufructo
conjunto. Un importante sector de la doctrina (PEÑA BERNALDO DE QUIRÓS,
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USO Y HABITACIÓN
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|z%31 DI MAJO, Adolfo. La tutela civile dei diritti, Giuffré Editore, Milán 2003, p. 1.
l19"! BIONDI, Biondo. Las Servidumbres, traducción de Juan Manuel González Porras, Edi
torial Comares, Granada 2002, p. 1086, recuerda que en el lenguaje romano se conocía
esta figura como vindicado servituds, que comprendía a las servidumbres personales
(usufructo) y las prediales. Es más, en el Derecho romano se tuvo que aplicar la analo
gía pues la única adió in rem, prevista para el dominio, se extendió a los otros derechos
de carácter real. Esta es, curiosamente, la situación actual en nuestro ordenamiento
jurídico.
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USO Y HABITACIÓN
|2«s] p u iG BRUTAU, José. Fundamentos de derecho civil. Editorial Bosch. Barcelona 1994,
Tomo III-1°, p. 382.
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1 2 .2 "N O -U SO "
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12.3 RENUNCIA
La renuncia es el negocio abdicativo por el cual se pierde el derecho.
No es necesaria la aceptación de tercero, pues basta la voluntad de una
sola persona, la del usuario abdicante; es pues, un negocio no-recepticio,
no dirigido a alguien en particular129681.
El art. 1029 CC no permite celebrar acto jurídico alguno sobre el
uso y habitación, salvo la consolidación. Si bien es cierto que la renun
cia no se identifica con la consolidación, que implica la adquisición por
el propietario del uso, o viceversa, sin embargo, el efecto práctico de la
renuncia es el mismo que el de la consolidación: el propietario expande
sus facultades sobre toda la cosa. En consecuencia, debe admitirse la
renuncia como mecanismo para extinguir el uso o habitación, pues tiene
identidad funcional.
|29“ l DIEZ PICAZO, Luís. Fundamentos de Derecho Civil Patrimonial, Editorial Civitas,
Madrid 1995, Tomo III, p. 889.
1897
Gunther G onzales Barrón
12.6 CONSOLIDACIÓN
La consolidación es la reunión en una misma persona de las cua
lidades de propietario y usuario, ya sea cualquiera el título que haya
dado origen a esa situación (Ínter vivos o mortis causa), siempre que la
reunión sea total. En caso de confusión parcial, el uso subsiste aunque
sea en parte. Esta última hipótesis es típica del uso divisible, en donde
una porción del uso se reúne en el propietario (por ejemplo: en virtud
de una herencia); en tal caso, habrá co-titularidad de un derecho (de
propiedad) subsistiendo el otro en parte (uso)129691.
La consolidación es causa de extinción automática del uso, es decir
opera ipso iure y con independencia de la voluntad de los sujetos'29701.
1 2 .7 ABUSO DE FACULTADES
Está muy extendida la frase referida a que el usufructuario “está
obligado a conservar la forma y sustancia de la cosa”. Según GARCÍA
VALDECASAS, la “forma” equivale al destino de la cosa, mientras la
sustancia” alude a su “valor”; por tanto, el usufructuario deberá disfru
tar el bien de acuerdo a su destino económico, esto es, según la forma
normal y acostumbrada en que se explote ese bien, teniendo en cuenta
ios criterios del tráfico (art. 1008 CC); además, la obligación de conserva
ción exige mantener el valor del bien a fin de proceder a su restitución.
Por su parte, el art. 1009 CC prohíbe las modificaciones sustanciales
del bien, por lo que el propietario puede oponerse a dicho acto y pedir
al juez que regule el uso o la explotación (art. 1017 CC); o, si el asunto
es de particular gravedad, se puede solicitar al juez la extinción del uso
(art. 1021-6 CC)'29711.
Todas estas normas son aplicables al uso, por efecto de la remisión
del art. 1026 CC, y todavía con mayor razón, pues el usuario o habita
dor cuenta con un aprovechamiento restringido, por lo que cualquier
desviación del uso personal hace que el acto se tipifique como “abusivo”.
1256,1LACRUZ BERDEJO, José Luis y otros. Elementos de Derecho Civil, Tomo 111-2°: Dere
chos Reales Limitados, JM Bosch Editor, Barcelona 1991, p. 55.
125701Ibid., pp. 55-56.
125711Para el derecho italiano, están conformes con tal solución un amplio sector doctrinal,
como TR1MARCHI, MUSOL1NO y el propio autor que los cita: CIAN, Giorgio (Di
rector). Commentario Breve al Códice Civile, Op. Cit., p. 982.
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