Descripcion
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Para la época en que llegaron los primeros conquistadores europeos en los siglos XVI y
XVII todavía existían asentamientos mayas en partes de los territorios que ahora se
conocen como Belize, Guatemala y México. Por ejemplo en la provincia maya de
Chetumal que era lo que ahora es la parte norte de Belize y en el sur del estado de
Quintana Roo en México. En áreas más hacia el sur había asentamientos de los Mayas
Mopán y aun más al sur vivían los Mayas Manche Chol. En Belize central se encontraba
la provincia maya de Dzuluinicob cuyo centro político era Tipu. En 1502 Cristóbal Colón
llegó al Golfo de Honduras durante su cuarto viaje y algunos años más tarde dos de sus
navegantes Martín Pinzón y Juan De Solís navegaron la costa de Belize para llegar a
Yucatán. En 1525 empezó la conquista de Yucatán cuando España envió expediciones a
Guatemala y Honduras. Los españoles iniciaron sus principales expediciones al resto de
territorios desde Yucatán pero encontraron una fuerte resistencia maya en las provincias
de Chetumal y Dzuluinicob. Esta área se convirtió en un refugio de la invasión española
pero debido a enfermedades que los mayas contrajeron de los españoles, se debilitaron
lo suficiente para no poder seguir resistiéndose a la conquista (Merill 161).
A pesar de que España conquisto Tipu en 1544, Tipu estaba muy lejos de los centros
coloniales de poder, principalmente de Yucatán, como para ser efectivamente
controlado. En 1638 empezó un periodo de resistencia en Tipu y para 1642 toda la
provincia de Dzuluinicob estaba en estado de rebelión. Adicionalmente, en 1642 y de
nuevo en 1648, piratas atacaron Salamanca de Bacalar, el lugar de gobierno español al
sur de Yucatán, lo cual marcó el fin del control español sobre las provincias de Chetumal
y Dzuluinicob. Es por eso que se puede afirmar que entre 1638 y 1695 los Mayas que
habitaban el área de Tipu gozaron de autonomía del gobierno español. En esa misma
época (1638), corsarios ingleses provenientes de las Antillas se interesaron por la riqueza
maderera en donde ahora es Belize por lo que se establecieron en la zona y la llamaron
Bahía de Honduras y más tarde Honduras Británica (Bardini 38). Casi 30 años más tarde
en 1667, se firmó un tratado europeo que pretendía eliminar la piratería y eso incentivó
a los bucaneros ingleses que cortaban madera en el área de Belize a establecerse de una
manera más permanente en el territorio beliceño. El 18 de julio de 1679, Inglaterra y
España firmaron el Tratado de Madrid o el Tratado Godolphin que reconocía las
posesiones inglesas en las Indias Occidentales, no obstante no se especificó cuáles.
Posteriormente, casi a finales de siglo, en 1697, los españoles conquistaron a los Itzá
(grupo étnico de afiliación maya) y en 1707 los españoles decidieron reinstalar
forzosamente a los habitantes de Tipu en un área cercana al Lago Petén Itzá. Tipu, el
centro político de la provincia maya de Dzuluinicob y la última unidad maya
independiente, dejó de existir precisamente en el mismo momento en que los ingleses
se interesaban cada vez más en el área. (Merill 162).
Ambas coronas, tanto la española como la británica, firmaron una serie de acuerdos con
respecto a la explotación maderera por parte de Inglaterra con el fin de fijar los límites
en los que se podía llevar a cabo esta actividad. En 1763 se firmó el Tratado de París que
estableció que España garantizaría que los vasallos y trabajadores de la corona británica
corten, carguen y transporten el palo de tinte sin ser molestados de ninguna manera. A
cambio, Inglaterra debía demoler todas las fortificaciones que sus vasallos pudieron
haber construido en la Bahía de Honduras y en otros territorios españoles máximo 4
meses después de la ratificación de este tratado. No obstante, el pacto todavía no señaló
límites específicos para las actividades inglesas.
Años más tarde, en 1783 se firmó el Tratado de Versalles. Con esto, la Corona española
tuvo como objetivo principal evitar que la ocupación inglesa se continuara extendiendo
en el territorio de Belize, por lo que se les autorizó a los ingleses a continuar explotando
el palo de tinte pero ahora fijando “límites indelebles” para dicha actividad. Del mismo
modo, es importante recalcar que con este tratado España se reservaba la “plena
soberanía sobre el territorio objeto de la concesión, [lo cual] Inglaterra reconoció” (Libro
Blanco en CP/DOC.935/79). Estos límites eran el Río Hondo y el Río Belize. Para poner en
acción lo estipulado, el gobierno español concedió el plazo de 18 meses para que los
asentamientos ingleses se agruparan estrictamente dentro del territorio comprendido
entre los dos ríos. España les daría todas las facilidades necesarias para la reubicación y
permitiría que los habitantes ingleses ejercieran libremente actividades de pesca para su
subsistencia. Pero, como se dijo, nada de esto derogaría los derechos soberanos de la
Corona española sobre el territorio beliceño.
No obstante, los asentamientos ingleses consideraron que el área delimitada entre los
ríos Hondo y Belize no era suficiente para la explotación maderera y pesquera, por lo
que pidieron a Londres que negociara una ampliación de los límites anteriormente
establecidos por el Tratado de Versalles. Estas negociaciones culminaron en 1786 con la
Convención de Londres. En esta Convención, España amplió el área de explotación
maderera hasta el Río Sibún. Así mismo, hizo una serie de concesiones a los ingleses
tales como: la libertad de cortar cualquier otra madera aparte del palo de tinte,
aprovecharse de cualquier fruto o producción de la tierra en su estado natural, la
ocupación de una pequeña isla conocida como Cayo Casina y la libertad de pesca. En
cuanto a las restricciones, Inglaterra no podría establecer sus tropas o artillerías en dicho
territorio, los asentamientos en esta área estarían sujetos a inspección española dos
veces al año e Inglaterra estaba prohibida de establecer cualquier tipo de gobierno civil
o militar en el área. Además, al igual que en el Tratado de Versalles, la soberanía
española ejercida en ese territorio no estaría en duda. “De esta cuenta, hasta antes del
tratado con Guatemala [1859], la Gran Bretaña no consideró oficialmente a Belize dentro
de su dominio colonial y le dio únicamente la denominación de territorio” (Libro Blanco
en CP/DOC.935/79).
En 1802 se firmó el Tratado de Paz de Amiens que puso fin a la guerra entre Inglaterra,
Francia, España y la República Bátava y estableció en su tercer artículo que:
“Su Majestad británica [debía restaurar] a la República francesa y [a] sus aliados, Su
Católica Majestad [España] y la República Bátava, todas las posesiones y colonias que les
pertenecían y que [habían] sido ocupadas o conquistadas por las fuerzas británicas
durante el curso de la […] guerra, con la excepción de la isla de Trinidad y las posesiones
holandesas en la isla de Ceilán”. De ahí que años antes en 1798 la flota hispana haya
querido invadir los asentamientos ingleses rn Belize para recobrarlos, no obstante, sin
éxito.
Hasta 1819 Inglaterra reconocía que Belize no era parte de sus colonias, es más, el
Parlamento inglés declaró que Belize “no estaba dentro de los límites y dominios de Su
Majestad Británica” (CP/DOC.935/79). Incluso, después de la independencia de
Centroamérica en 1821, la documentación británica oficial encontrada en los Archives of
British Honduras da a conocer que, en teoría, Inglaterra se seguía considerando como
“simple usufructuario del territorio de Belize”. Asimismo, los ingleses tenían claro que su
permanencia en Belize estaba respaldada únicamente por los tratados anglo-españoles
de 1783 y 1786 y que por lo tanto, cualquier tipo de negociación debía hacerse con
Guatemala, que ostentaba plena soberanía del territorio al sur del Río Sibún. Por ende,
cualquier traspaso de la frontera natural del Río Sibún por parte de los ingleses, fijada en
acuerdos previos, constituiría un acto de usurpación.
Es en este momento en el que surgen de una manera más clara las razones que
sustentan las bases de esta disputa. Las repúblicas independientes que se establecieron
tras la desintegración del imperio español en la década de 1820, afirmaban que habían
heredado los derechos soberanos de España en esa área pero Inglaterra nunca lo aceptó
porque consideraba que ellos eran los que ejercían el único control efectivo sobre le
área. Por lo tanto, se puede ver que es en esta premisa que se respaldaba el reclamo de
Belize por parte de Guatemala y de México. Sin embargo, México desistió de reclamar
una porción de Belize al norte del Río Sibún debido a que firmó un tratado con Inglaterra
en 1893 (Merill 182).
Tratado Aycinena-Wyke
Desde el punto de vista británico, este tratado simplemente establecía los límites de un
área ya dominada por Inglaterra. Pero, por otro lado, desde el punto de vista
guatemalteco éste resultaría ser un tratado secesionista que Guatemala sólo podría
permitir bajo ciertas condiciones, como la construcción de una carretera desde este país
a la costa caribeña (Merill 182).
En resumen el tratado reconoció la soberanía inglesa de facto sobre el territorio
beliceño, cuyas fronteras eran las mismas que en la actualidad. La aceptación de
Guatemala a estos límites podría ser ampliamente debatida, se podría argumentar que
Guatemala tuvo como única salida firmar el tratado debido a la creciente amenaza de
Walker. Además lo vio como un acuerdo que lo podría ayudar en caso de futuras
agresiones, al tener un vecino tan fuerte como lo era Inglaterra. “[E]l gobierno de
Guatemala obró por estado de necesidad y por presiones británicas[, esto] se demuestra
también con el hecho de que el nuevo representante británico, George Mathew, dio
declaraciones en el sentido de que Guatemala deberá considerarse suficientemente
pagada con tener su frontera cubierta por las posesiones británicas” (Herrarte 32).
Por el contrario, la posición de Inglaterra se basaría entre otros factores, como en una
nota de parte del representante de Guatemala ante Londres entregada al gobierno
británico en julio de 1857 como borrador del futuro tratado que firmarían. Una parte de
la nota decía que “el gobierno de Guatemala […] se declara convencido de su propia
conveniencia en aceptar los hechos consumados [o de facto]; se siente honrado y
satisfecho en la vecindad de una nación tan poderosa e ilustrada; se complace en
reconocer la comunidad de intereses que resulte de dicha vecindad entre Inglaterra y
Guatemala, y se congratula al pensar que por tan plausibles motivos puede sacar
ventajas” (Bardini 39).
En 1948 y 1957 Guatemala propuso a Belize ser un estado libre asociado, pero Inglaterra
rechazó la propuesta. En 1963 se logró que ambos países solicitaran la mediación del
gobierno de Estados Unidos. Lyndon B. Johnson quien aceptó la mediación, nombró
como representante al abogado Bethuel M. Webster. Esto sucedió ya que Guatemala
había roto relaciones con Inglaterra el 24 de julio de ese mismo año debido a que el
gobierno inglés manifestó que incorporaría a Belize al Commonwealth británico, le
concedería mayor autonomía y también la posibilidad de tener un gobierno propio.
Estas decisiones fueron fruto de una conferencia llevada a cabo en Londres el 1 de
febrero de 1960 y que acabó 10 días más tarde. Dentro de las estipulaciones de la
conferencia estaba el incremento de miembros beliceños en el Consejo Legislativo y
asimismo la disminución de miembros nombrados por el gobernador británico, esto
entraría en vigor el 1 de enero de 1964. En 1965 Webster empezó sus buenos oficios
mediando entre los dos países. No obstante, Inglaterra rechazó las propuestas finales
que se presentaron en 1968 ya que éstas estipulaban el retiro de Inglaterra del territorio
beliceño así como una estrecha relación entre Belize y Guatemala con el fin de que esta
última asumiera la defensa de Belize y su representación exterior. Del mismo modo
grupos de oposición en Belize rechazaron las propuestas y pidieron su independencia de
Inglaterra (Herrarte 38,39, CP/DOC.935/79 & Merril 183).
Como último intento para llegar a un acuerdo con Guatemala antes de la independencia
de Belize, se firmó el 11 de marzo de 1981 en Londres las Bases de Entendimiento. Este
acuerdo planteaba el reconocimiento de Belize por parte de Guatemala e Inglaterra
como Estado independiente y la cooperación entre Belize y Guatemala en temas de
seguridad, comercio y proyectos de beneficio mutuo. No obstante, lo último a lo que se
llegó fue a un entendimiento entre los países. El gobierno guatemalteco se rehusó a
ratificar el tratado y se retiró de las negociaciones. A pesar de no proveer alternativas, la
oposición Beliceña tampoco aceptó el acuerdo y llevó a cabo actos violentos para
demostrarlo, por esa razón se declaró un estado de emergencia en el territorio. Meses
después unidos por un sentimiento independentista, los habitantes de Belize
proclamaron el 10 de septiembre de 1981 su independencia de Inglaterra. Se reconoció
la independencia de Belize y se estableció en su Constitución que la frontera oeste del
territorio beliceño con Guatemala era la establecida en el Tratado Aycinena-Wyke de
1859 (Merill 184 & Herrarte 41). Cuatro días más tarde Belize se convirtió en estado
miembro de la Organización de Naciones Unidas.
Desde antes de que se conformara la OEA como tal, ya empezó a existir una
preocupación en los foros internacionales conformados por representantes de países
americanos, sobre el diferendo territorial entre Belize, Guatemala e Inglaterra. En la
Segunda Reunión de Consulta entre los Ministros de Relaciones Exteriores de las
Repúblicas Americanas en 1940 en La Habana, se emitió la Resolución XIX que expresaba
el deseo de los países americanos de que haya un arreglo pacífico en lo que llamaron “la
cuestión Belize”. Años más tarde en la IX Conferencia Internacional Americana llevada a
cabo en Bogotá en 1948, Guatemala propuso la eliminación del coloniaje en las
Américas por ser “anacrónico y entorpecedor”. Al ser una idea compartida por varios
países, se consideró la Resolución XXXIII que estableció que en la OEA siempre
prevalecería la resolución pacífica de las controversias internacionales, sobretodo entre
países americanos y repúblicas europeas. Por estas razones, se decidió crear la Comisión
Interamericana de Territorios Dependientes con el fin de centralizar la información sobre
los distintos casos y encontrar métodos pacíficos para abolir el coloniaje y la ocupación
de territorios americanos por países extracontinentales. Fue así como dicha Comisión
emitió una serie de resoluciones en solidaridad con los reclamos “justos y legítimos” de
las naciones americanas con respecto a los territorios ocupados (OEA /Ser. G
CP/DOC.935/79).
En pocas palabras, a pesar de que Belize no formó parte de la OEA sino hasta mediados
de 1991, tanto la Asamblea General como el Consejo Permanente discutieron la
“cuestión Belize” varias veces al ser un tema importante para los países americanos, y en
especial para Guatemala.
En 1972 en la Asamblea General de la OEA en Washington, D.C., el Representante de
Guatemala el Sr. Roberto Herrera Ibargüen presentó los hechos sucedidos con Belize e
Inglaterra declarando que:
Esto causó que la Asamblea General adoptara la resolución AG/RES.79 (II-O/72) sobre el
fortalecimiento de los principios de no intervención y autodeterminación de los pueblos
y medidas para garantizar su observancia. Aquí se proclamó que todo estado tiene
derecho a la libre determinación e independencia de los pueblos y naciones y que debe
ejercerse sin trabas ni presiones extrañas. Del mismo modo, esta resolución pidió un
informe derivado de una misión enviada al territorio de Belize liderada por el Mayor
General don Álvaro Valencia del ejército colombiano para determinar los efectivos y tipo
de fuerzas militares ahí estacionadas. Esto se logró hacer con completo apoyo de las
autoridades inglesas y beliceños.
Del mismo modo, el 5 de marzo de 1979, el Comité Jurídico Interamericano hizo una
declaración especial sobre el colonialismo territorial en América, específicamente del
caso Belize. En el preámbulo de la declaración el Comité consideró que Inglaterra a pesar
de los impedimentos jurídicos impuestos por los pactos de 1783 y de 1786 con España,
siguió ejerciendo ocupación en el territorio de Belize y además amplió los límites
indelebles que se habían pactado (ocupando el territorio entre el Rio Sibún y el Rio
Sarstún). Así mismo, la declaración afirmó que Inglaterra se valió de su poderío y de
otros artificios para no incurrir en la prohibición impuesta por el Tratado Clayton-Bulwer
de no ejercer influencias sobre Centroamérica. Adicionalmente, aseveró que Inglaterra
incumplió el tratado de límites que suscribió con Guatemala por lo que esta última se vio
en la obligación de denunciar el tratado; Inglaterra reconoció su incumplimiento en
actos posteriores. Por estas razones, en sus cláusulas resolutivas, el Comité declaró que
“[…] el gobierno del Reino Unido no puede decidir unilateralmente sobre el destino de
Belize sino solamente a través de negociaciones con el Gobierno de Guatemala, la cuales
deberían tomar en cuenta los intereses y deseos de la población Beliceña, de acuerdo
con el principio de libre determinación de los pueblos […]” (CP/DOC.935/79)
La década concluyó con una carta enviada el 18 de octubre de 1999 del Ministro de
Relaciones Exteriores de Guatemala, Eduardo Stein Barillas al Primer Ministro de Belize,
Said Musa, que cambiaría la dinámica de las negociaciones de ahí en adelante. La carta
expresaba la posición de Guatemala ante la disputa. La premisa esencial del documento
era que el gobierno de Guatemala quería que el gobierno de Belize reconociera que su
disputa es jurídica y por lo tanto debía ser resuelta a través de medios jurídicos, y no
solamente políticos. Del mismo modo Stein declaró su preocupación por una serie de
incidente sucedidos en el área de adyacencia entre los dos países como muertes y
destrucción de cosechas, demostrándose así la necesidad de una pronta y pacífica
negociación. La carta continúa diciendo que la independencia de Belize y su derecho a la
libre determinación no le dan per se ningún titulo. Por esta razón Guatemala, mientras
estaba lista para reconocer el territorio beliceño desde el Río Hondo hasta el Río Sibún,
no aceptaría como beliceño el territorio comprendido desde el Río Sibún hasta el Río
Sarstún ya que lo considera como parte de la provincia guatemalteca de la Verapaz.
Reclamó también algunas islas adyacentes excluyendo el Cabo San Jorge. Por último,
solicitó a Belize aceptar la propuesta de “solicitar auxilio” al Secretario General de la OEA
para que medie la negociación.
Se podría suponer que lo que se percibe como un cambio de actitud de Guatemala con
respecto a las negociaciones con Belize se dio a raíz de las diferencias en las políticas
entre Jorge Serrano Elias y Alvaro Arzú Irigoyen. Fue bajo el mandato de Serrano (1991-
1993) que el gobierno guatemalteco declaró su reconocimiento del estado de Belize. Sin
embargo Arzú (el canciller de Serrano) se opuso a la decisión del presidente de
normalizar las relaciones con su vecino país y renunció a su cargo de canciller. Por eso se
puede decir que, bajo su presidencia, Arzú (1996-2000) se retomó una actitud un poco
más firme hacia Belize con respecto a una posible devolución del territorio entre del Rio
Sibún al Rio Sartsún
El 20 de julio de 2000 fue una fecha muy importante para los dos países ya que firmaron
3 acuerdos en los que sentaron las bases para un “Panel de Conciliadores y para una
Comisión Mixta encargada de considerar y aplicar medidas de fomento de la confianza.
Acordaron también un mecanismo para establecer contactos y cooperación entre los
ejércitos de ambos Estados” (E-138/00). A raíz de lo acordado, en agosto, ambos países
establecieron dicho Panel de Conciliadores, constituido por el diplomático guyanés Sir
Shridath Ramphal (por Belize) y el abogado estadounidense Paul Reichler (por
Guatemala) para encauzar el proceso de negociación. Se reafirmó el rol del Secretario
General como Testigo de Honor durante todo el proceso de negociación.
A finales del año el Consejo Permanente estableció dentro del Fondo de Paz un
subfondo titulado “Apoyo a las negociaciones entre Belize y Guatemala” para financiar
los costos del trabajo del Panel de Conciliadores de diálogo entre ambos países. Ante
esta decisión el Secretario General Gaviria declaró que “[l]o que se busca en [el acuerdo]
es que los facilitadores, de las más altas calidades, que han escogido los países
finalmente sean pagados por este fondo y no exclusivamente por los países. Ese es un
buen precedente, porque les va a dar a los facilitadores una independencia mucho
mayor y mucha mayor capacidad de garantizar que este proceso culmine
satisfactoriamente, y le va a crear a los Estados de la OEA un camino por recorrer que
esperamos signifique que la Organización estará preparada para ser en América el
centro principal de solución de controversias” (CP/ACTA 1255/00).
Por último, el Panel haría recomendaciones a las partes para llegar a una solución
definitiva de su diferendo (Acuerdo sobre el procedimiento para tratar los aspectos
sustantivos del diferendo territorial y otros asuntos de procedimiento). En esta misma
fecha el Panel de Conciliadores envió una carta a los Embajadores de Belize y
Guatemala, Assad Shoman y Gabriel Orellana respectivamente, para comunicarles sobre
el informe del IPGH sobre la Zona de Adyacencia y la pertenencia o no a la misma de los
asentamientos ubicados en Río Blanco, Machaquilá y las casas ubicadas en la vecindad
de Valentin Camp.
Ahora bien, como primer hecho de un acuerdo histórico entre Belize y Guatemala, el 30
de agosto de 2002, el Panel de Conciliadores presentó sus propuestas al Secretario
General de la OEA. Acto seguido, el 16 de septiembre del mismo año, el Secretario
General presentó a los dos Ministros de Relaciones Exteriores la propuesta completa de
los Conciliadores compuesta por cinco elementos: cuestiones territoriales; cuestiones
marítimas; un fondo fiduciario de desarrollo; comercio, inversiones y cooperación
funcional; y, arreglos transitorios.
Con este acuerdo se estableció una Oficina de la Secretaría General de la OEA en la Zona
de Adyacencia. El propósito fundamental de esta oficina es verificar y hacer seguimiento
de los incidentes que ocurran en la Zona de Adyacencia, así como monitorear
constantemente toda la Zona para detectar incidentes en su etapa inicial y prevenir su
escalamiento. La oficina lleva a cabo una serie de actividades que mejoran la
comunicación, integración y cooperación entre las partes involucradas, también
promueve una cultura de paz. Las funciones principales de esta oficina son: 1) organizar
y propiciar contacto entre las comunidades que viven a ambos lados de la Línea de
Adyacencia, 2) verificar que los Derechos Humanos sean cumplidos en la Zona de
Adyacencia, 3) desarrollar y ejecutar actividades diseñadas a mejorar las relaciones, la
confianza y la cooperación entre los habitantes de la Zona de Adyacencia, 4) verificar, a
pedido de cualquiera de los dos gobiernos, incidentes que puedan ocurrir en la Zona de
Adyacencia y 5) proveer a los residentes de la Zona de Adyacencia la información
actualizada de los acuerdos bilaterales y medidas de confianza asociadas a ellos.
Entre los proyectos y programas que la Oficina ha llevado a cabo a partir del primero de
julio de 2003 que comenzó a operar están: el programa de reasentamiento en el
vecindario de Nueva Judá en Melchor de los Mencos que reintegró a los guatemaltecos
que vivían en el lado beliceño de la Zona de Adyacencia de vuelta a Guatemala, una
campaña de información para informar el público general de Belize y Guatemala el
propósito de la OEA en la Zona de Adyacencia y la verificación de establecimientos a lo
largo de la Línea de Adyacencia para establecer su ubicación exacta dentro de la Zona de
Adyacencia.
Esta oficina localizada entre Melchor de los Mencos en Guatemala y Benque Viejo en
Belize, no tiene jurisdicción legal ni en Belize ni en Guatemala y no puede actuar en pro
de intereses privados. No puede resolver problemas civiles o criminales en la Zona de
Adyacencia ya que los gobiernos de Belize y Guatemala resolverán estas cuestiones en el
lado este y oeste, respectivamente, de la Línea de Adyacencia. Ahora bien, la Oficina
tiene la responsabilidad de reportar sus observaciones a las autoridades beliceños,
guatemaltecas y de la OEA proveyendo información imparcial en temas importantes
para ambos gobiernos (OAS in the Adjacency Zone in Belize and Guatemala).
En este mismo año, a finales del mes de agosto, el gobierno de Guatemala notificó al
Secretario General de la OEA su rechazo a las propuestas hechas por el Panel de
Conciliadores el año anterior. Declaró que encontró dificultades con ciertos aspectos de
las propuestas del Panel de Conciliadores para una solución justa, equitativa y
permanente. No obstante, aún así reiteró su compromiso de seguir cumpliendo con las
Medidas de Fomento de la Confianza acordadas por ambos gobiernos el 7 de febrero de
2003.
El año concluyó con la primera reunión del Grupo de Amigos compuesto por: Argentina,
Brasil, Canadá, Ecuador, El Salvador, Jamaica, Nicaragua, España, Suecia, Inglaterra,
Estados Unidos y Japón.
El siguiente año, del 4-6 de mayo de 2004, las delegaciones de Belize y Guatemala,
encabezadas por el Excelentísimo Señor Godfrey Smith, Ministro de Relaciones
Exteriores de Belize, y el Excelentísimo Señor Jorge Briz Abularach, Ministro de
Relaciones Exteriores de Guatemala, se reunieron en la sede de la OEA, en Washington,
D.C. junto con el Secretario General, César Gaviria, y el Secretario General Adjunto,
Embajador Luigi R. Einaudi, para continuar sus deliberaciones encaminadas a lograr una
solución al diferendo territorial. El resultado fue el Acuerdo sobre la renovación y el
fortalecimiento de las medidas de fomento de la confianza entre Belice y Guatemala. Las
delegaciones discutieron el establecimiento de una Comisión Mixta la cual examinaría
una lista integral de nuevas medidas de fomento de la confianza, incluyendo un tratado
de asistencia legal mutua, un tratado de libre comercio, la promoción conjunta del
turismo y la facilitación del tránsito de bienes de ambos países.
Como precedente importante a la firma del acuerdo de 2008 entre Belize y Guatemala.
El 11 de agosto de 2008, el Secretario General de la OEA, José Miguel Insulza, visitó
Belize para discutir la posibilidad de someter la disputa territorial a la Corte
Internacional de Justicia. El 8 de diciembre, se tomó una decisión trascendental dentro
del marco de negociaciones de los dos países centroamericanos: someter el reclamo
territorial, insular y marítimo de Guatemala a la Corte Internacional de Justicia para
obtener una decisión final y definitiva que ambas partes deberán cumplir de buena fe.
A finales del 2009 como una nueva medida de acercamiento entre Belize y Guatemala y
a propuesta del Secretario General de la OEA, se resolvió crear un Grupo de trabajo de
alto nivel que informaría a los Ministros sobre los acuerdos alcanzados. También para
que elaborare propuestas para presentar a los dos gobiernos sobre proyectos conjuntos
de cooperación, con la asistencia técnica de la OEA.
En marzo de 2010, la OEA moderó la primera reunión del Grupo de trabajo de alto nivel
entre los representantes de Belize y Guatemala en Ciudad de Belize, Belize. El propósito
de este Grupo es el de promover una línea de comunicación directa y continua entre las
partes con respecto a la situación en la Zona de Adyacencia. Del mismo modo pretende
analizar temas de interés mutuo e identificar las oportunidades que se presenten para
lograr una mejor cooperación bilateral. Durante esta última reunión se decidió que el
Grupo de trabajo servirá como un espacio informal para un diálogo abierto, para
intercambiar puntos de vista, proponer soluciones y alternativas a problemas que
puedan surgir y continuar con la confianza y entendimiento que se ha propiciado en
estos últimos años entre las partes.
Actualmente, Belize y Guatemala están haciendo los arreglos necesarios a nivel nacional
para someter a referendo la decisión tomada en el 2008 de pedirle a la Corte
Internacional de Justicia que resuelva su disputa territorial. Los plebiscitos se llevarán a
cabo simultáneamente en ambos países en una fecha previamente acordada (Secretaría
de Asuntos Políticos de la OEA).
* Documento preparado por María Gabriela Egas durante su pasantía de verano 2010 en
la Organización de Estados Americanos (OEA)
Referencias
Bardini, Roberto. “El fin del colonialismo”. Cuadernos del Tercer Mundo. Año IV, No. 48.
nov.-dic. 1981.
OEA. Informe anual del Secretario General 2000-2001. OEA/Ser. D/III.51. Washington
D.C., 2001.
OEA. Informe anual del Secretario General 2001-2002. OEA/Ser. D/III.52. Washington
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D.C., 2004.
Merrill, Tim (ed.). Guyana and Belize. Country Studies. Washington D.C.: Library of
Congress, 1993.
OEA. “OAS in the Adjacency Zone in Belize and Guatemala”. (Folleto informativo).