Reseña Malagón

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Universidad del Valle

Facultad de Humanidades
Historia del Trabajo Social
Sara Isabel García Tejada 1830692
Angélica María Rivas 1830648

RESEÑA DE “FUNDAMENTOS DE TRABAJO SOCIAL”


DE EDGAR MALAGÓN

Malagón Bello, E. (2012). Fundamentos del trabajo social (Primera edición). Bogotá:
Universidad Nacional de Colombia.

Edgar Malagón Bello es un Trabajador Social de la Universidad Nacional de Colombia que ha


enfocado sus estudios hacia la epistemología e historia del Trabajo Social. Además es profesor
titular -más alto escalafón de docencia- de la Universidad Nacional de Colombia, también ha
sido docente de la Universidad del Valle, la Universidad Externado de Colombia, la Escuela
Superior de Administración Pública y la Universidad de la Salle. Se ha preocupado por el
desarrollo de la dicha disciplina como ciencia, intentando aplicar conceptos filosóficos de la
ciencia al trabajo social.

En su ejercicio investigativo, el autor ha integrado temas como el bienestar social, la política


social y los problemas sociales; se han expuesto algunas de sus publicaciones en la revista de
Trabajo Social de la Universidad Nacional, entre éstas se encuentran: "Trabajo Social: ética y
ciencia", "Las relaciones de bienestar social y los campos de intervención del Trabajo Social",
"El lado oscuro de la familia y la política social". En 2012, el autor publicó su obra
denominada “Fundamentos del Trabajo Social” donde aborda la profesión desde una mirada
empírico analítica, y a su vez, plantea aclaraciones y discusiones -necesarias debido a la falta
de consenso frente a la historia del Trabajo Social- acerca de la terminología, el campo de
intervención, sus alcances y su especificidad. En este sentido, la primera, segunda y tercera
parte del libro abordan “La dimensión profesional”, “La dimensión disciplinar”, y “La
historia del Trabajo Social” respectivamente.

Para desarrollar la primera parte de la obra, el autor habla sobre los problemas sociales y el
sufrimiento humano, a partir de este tema plantea un cuestionamiento sobre el significado de
lo que es considerado un problema social afirmando que, para el Trabajo Social, estos deben
estar constituidos por un carácter ético, científico y político. De este modo, argumenta que son
una construcción colectiva que implica juicios morales -que designan lo malo y lo bueno-.
Estos se derivan de las diferencias estructurales en el marco ético que caracteriza a cada
sociedad. Además, muestra el término de sufrimiento como carencia de las necesidades
humanas, lo que llevará a exponer el concepto de carencia y necesidad a lo largo del texto.

De esta manera, el autor aborda el concepto de necesidad y lo diferencia del concepto de


satisfactores; aclara que estos últimos son relaciones sociales que contienen objetos que
satisfacen esas necesidades limitadas, requeridas no solamente para la supervivencia, sino
también para disfrutar de una vida digna. Así, explica que las necesidades poseen estados, estos
son: la satisfacción, como felicidad objetiva; la insatisfacción, como negación de la necesidad
o carencia de relaciones satisfactorias; y la satisfacción utópica o completa, como satisfacción
sin frenos que puede tornarse inmoral. Adicionalmente, el autor refiere a la familia, el mercado
y las acciones de bienestar social como espacios en los que se dan esas relaciones satisfactorias.

Malagón provee una clasificación de las necesidades y presenta los conceptos que designan la
satisfacción y la negación de las mismas. Inicialmente, el autor presenta las necesidades de
orden corporal, en estas se encuentran las necesidades de nutrición, protección, inmovilización,
movimiento y desplazamiento; luego presenta las necesidades afectivas o del ámbito amoroso
donde se encuentra la autoestima como reconocimiento de sí mismo y la alteridad como
reconocimiento por parte de quienes nos rodean; finalmente, en relación con las necesidades
humanas individuales, el autor presenta el ámbito cultural donde desarrolla la necesidad de
eticidad y conocimiento.

En el mismo plano, el autor plantea la pobreza, el desamor y la ignorancia como negación de


las necesidades que constituyen los problemas sociales o formas de sufrimiento humano. Para
proseguir con lo anterior, Malagón significa la pobreza como el conjunto de carencias
corporales que llevan al deterioro y muerte del sujeto-cuerpo; asimismo, dista los conceptos de
pobreza y desigualdad sugiriendo que existen comunidades pobres con igualdad, pero también
ricas con desigualdad. Exhibe el sistema económico capitalista como causa de la condición de
pobreza, afirma que en un sistema donde todo gira alrededor de la ganancia se requieren dos
vías de acción que llevan a la misma: la sobreexplotación (plusvalía y relaciones salariales que
sostienen el sistema) y el desempleo (disminuye costos de producción y mano de obra al
invertirse en máquinas, tecnología y ciencia).

Como anexo a lo anterior, hace referencia a ideologías y lenguajes que naturalizan la pobreza
desde el campo religioso (vista como garante de un beneficio para la vida posterior al espacio
terrenal), existencial (dotada de valores y virtudes desde canciones, dichos, peliculas, etc.) y
científico (justificada como condición irremediable, natural). Sobre la pobreza, también
expone dos formas de medición: desde los consumos y desde los ingresos, en ambas para el
proyecto de investigación se debe conceptualizar la pobreza, seleccionar los factores que la
hacen posible y precisar cuáles son los consumos indispensables para el desarrollo humano. La
pobreza es una manifestación extrema de las múltiples facetas de la desigualdad, la
insuficiencia de recursos monetarios para alcanzar un nivel de bienestar compatible con la
dignidad humana es una de las formas más alarmantes en que se presentan las diferencias
sociales.

Sin embargo, el tema físico no es el único sufrimiento humano, el desamor es señalado por el
autor como la carencia afectiva desde la autoestima y la alteridad; así, Malagón expone el
desamor como una enfermedad mental que surge a partir de las relaciones sociales y culturales
en las que se desarrolla el sujeto. El autor sitúa la familia, la escuela y el lugar de trabajo como
espacios en los que se evidencia esta carencia. Inicialmente, muestra cómo desde la familia -
mediante las represiones- se desencadenan acciones de violencia; comenta que emergen
diferentes sufrimientos provocados por las inhibiciones a partir de factores sociales y culturales
impuestos desde la crianza como la exogamia, la heterosexualidad, la monogamia, la
maternidad y el autoritarismo. Consecuentemente, Malagón expresa que, al producirse la
violencia intrafamiliar la culpa no es exclusivamente del agresor o de los actores implicados,
sino que también se responsabiliza a la estructura cultural y social en la que se ha desarrollado.

Posteriormente, el autor expone cómo desde la vida escolar y académica surgen una serie de
situaciones -el autoritarismo desde la figura del profesor, la competencia académica, el sistema
de calificaciones y la discriminación científica- que son determinantes en el papel social que
se le asigna al sujeto y dan lugar a sufrimientos físicos y psíquicos. Además de las situaciones
meramente académicas, el autor menciona los patrones de consumo, la discriminación a la
diferencia, y a su vez, el matoneo o acoso escolar, como situaciones que son producto de la
convivencia escolar. Desde estos dos ámbitos -académico y convivencial- son palpables las
diferentes situaciones que ejercen presión sobre los sujetos que consecuentemente se traducen
muchas veces en acciones violentas hacia sí mismos y hacia quienes los rodean.

Para finalizar con el problema social del desamor, Malagón referencia el espacio laboral,
expone tres momentos claves en los que se ve afectada la sensibilidad de las personas. El
primero, durante el ejercicio de búsqueda del empleo donde el sujeto asume una actitud
humillante durante un proceso en que debe ser comparado, evaluado y finalmente contratado o
no; el segundo momento representa la situación de empleados ya contratados quienes se ven
“obligados” a hacer actividades que no les genera gusto alguno, además de esto, se ven
enfrentados a maltratos psicológicos debido a las relaciones jerárquicas; el tercer momento, es
el sentimiento de inseguridad y vulnerabilidad constituido por un gran temor: ser despedidos.
En el espacio de trabajo se evidencian diferentes malestares en quienes venden su fuerza de
trabajo, en casos más particulares, la vida familiar y social de los individuos gira alrededor de
ese empleo ante la imposibilidad de alternativas para generar ingresos económicos.

No obstante y para finalizar, frente a la carencia de satisfactores culturales o de conocimiento,


el autor presenta el problema social de la ignorancia. Lo abarca desde tres ámbitos, el primero
de estos es el analfabetismo que se presenta en dos grados: el absoluto, en donde se pueden
observar conocimientos de los códigos alfabéticos ya sean escritos y/o numéricos; y el
funcional, cuando hay existencia de una formación básica pero resulta insuficiente para lograr
ser parte del mercado laboral. El segundo ámbito, lo abarca desde la alienación que se basa en
la ausencia de sentido ciudadano al no percibirse como un ser de derechos, por lo cual estos
derechos no se ejercen ni se exigen. Y finalmente, el tercer ámbito, lo abarca desde la
desviación social que la define como la ausencia de principios morales, valores y eticidad que
son importantes para la interacción social. El autor nos recuerda que para satisfacer las
necesidades se llevan diferentes ritmos, que algunos requieren de inmediatez, mientras que el
conocimiento no requiere la misma prontitud.

Frente a los problemas socialmente planteados y la incapacidad de satisfacción de las


necesidades, emergen terceros que de manera altruista ofrecen su ayuda para disminuir las
carencias. Este altruismo debe ser gratuito presentándose como una acción de bienestar social,
el altruista aporta de su patrimonio al carente, situación fuertemente vinculada a la filantropía
y la solidaridad. Por un lado, el autor nos deja claro que solidaridad es ayudar a alguien que no
puede ayudarse a sí mismo mediante una relación recíproca enmarcada en la igualdad. Por otro
lado, la Filantropía puede dejar cierto sin sabor, ya que hay un sentido de compasión que
visualiza al otro en una condición de inferioridad, así, se lleva a cabo una relación
unidireccional y desigual. Pero, ¿Hasta qué punto esas contribuciones altruistas pueden
representar un mal? Cuando se fomenta una relación de dependencia que limita al individuo
en la que no puede prosperar gracias a sus esfuerzos, iniciativas y capacidades. Así, se
evidencia que los resultados del altruismo no son siempre son positivos.

Como tema final, el autor habla sobre la práctica de la intervención en Trabajo social que se
construye desde una razón altruista, compadeciéndose del sufrimiento humano. Esta
intervención hace parte de la acción política que busca la eficiencia mediante la utilización de
métodos. Según el autor, sus objetivos están orientados a superar los obstáculos que impiden
mejorar la calidad de vida, el desarrollo humano y la justicia social. Además dice que,
comprender el objeto de intervención es fundamental para el ejercicio profesional, así, se busca
lograr la implementación de un cambio social duradero, la optimización de los métodos y la
utilización de los recursos, y la utilización de una base epistemológica concreta.

Expuesta la información anterior, se puede decir que la primera parte del libro posibilita su
comprensión e interpretación mediante el uso de una terminología sencilla y cómoda para el
lector; además, por un lado, la estructura del texto dividida en temas y subtemas marca límites
que permiten reubicar la atención de quien lee, por tanto, se disminuyen las posibilidades de
que el lector se desoriente sobre el tema que se está desarrollando. Por otro lado, cabe destacar
la sinergia entre los diferentes contenidos de esta primera parte del texto. Consideramos que
otro de los aspectos que hace la lectura amena, son los ejemplos y datos utilizados enmarcados
en el contexto social colombiano, lo que permite aterrizar la información expuesta a nuestra
propia realidad como ciudadanas colombianas.

De esta forma, aunque solo hemos leído la primera parte de esta obra, nos atrevemos a extender
una invitación a conocer el texto, no sólo a quienes están en proceso de formación de Trabajo
Social o a quienes ya son profesionales, sino también a las personas que les interesa ahondar
sobre las cuestiones sociales ya que el texto propicia los elementos para su entendimiento.

En conclusión, esta primera parte del texto muestra cómo construimos significados, precisos o
no, a partir de las palabras y términos que día a día utilizamos para denominar, hacer y pensar
como seres humanos. Sin embargo, al hacer uso de estos de manera recurrente, se puede
distorsionar su verdadero significado, esto es lo que Malagón nos presenta cada vez que se va
hasta el origen del término usado, dado que el significado que imprimimos sobre estos
direcciona nuestro actuar como seres humanos y trabajadores sociales. De esta forma, la
correcta utilización de la terminología empleada en Trabajo Social posibilita una visión más
amplia y objetiva de lo que se tiene, lo que se quiere transformar y la manera en que se va
intervenir sobre dichas situaciones.
Para finalizar, podríamos decir que el Trabajador social debe conocer esta clase de textos que
le permitan delimitar su objeto de estudio e intervención considerando que las necesidades y
sufrimientos humanos son una cantidad limitada que se alimentan desde distintos espacios de
la cotidianidad condicionadas por un contexto y una estructura social y cultural en los que se
desarrolla el sujeto a través de la vida. De esta forma también es una herramienta para delimitar
los recursos y estrategias eficientes, que evitan un desgaste innecesario y que finalmente
permitan llevar a cabo la práctica profesional alcanzando los resultados esperados.

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