Ramiro SL 9
Ramiro SL 9
Ramiro SL 9
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Licenciado en Filosofía por la Universidad Intercontinental y en Ciencias
Religiosas por la Universidad La Salle. Maestro y Doctor en Historia y Etnohistoria
por la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Profesor-investigador en la
UIC, en las licenciaturas en Filosofía y Teología, además, coordinador de la
Maestría en Filosofía y Crítica de la Cultura. También docente de la Maestría en
Pastoral Urbana de la Universidad Católica Lumen Gentium. Miembro del Sistema
Nacional de Investigadores, de la Asociación Filosófica Mexicana, del Colegio de
Estudios Guadalupanos y Presidente del Observatorio Intercontinental de la
Religiosidad Popular.
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La Religiosidad Indígena Mexicana: pervivencias culturales en la concepción autóctona de lo Sgdo.
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Ramiro Alfonso Gómez Arzapalo Dorantes
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La Religiosidad Indígena Mexicana: pervivencias culturales en la concepción autóctona de lo Sgdo.
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Nos referimos al mito del nacimiento de Huitzilopochtli, en el cual, su madre:
Coatlicue, se encontraba barriendo en el cerro Coatépetl, cuando vió caer del cielo
un ovillo de plumas que tomó y guardó entre sus ropas en el vientre. Después,
cuando quiso tomarla nuevamente, había desaparecido, se le introdujo y de allí
quedó embarazada del dios Huitzilopochjtli. No tomamos como ejemplo la
virginidad, pues era ya madre de al menos 401 hijos (los 400 surianos y la
Coyolxauhqui –al menos-) pero sí es un embarazo sobrenatural que enmarca el
calibre del dios por venir. Cfr. Walter Krickeberg, Mitos y leyendas de los aztecas,
mayas, incas y muiscas, México, FCE, 1971, p. 69-70.
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Quetzalcóatl, que como humano habitante de Tula, fue Ce Ácatl Topiltzin, héroe
cultural, impulsor de las artes y la astronomía, enseñó grandes avances en la
observación del cielo y su uso para la agricultura, la escritura, el arte, etc.
Engañado por sus enemigos yace con su hermana después de una borrachera
con pulque, y se autoexilia, prometiendo regresar. Este personaje histórico se
divinizó fusionándose con Quetzalcóatl en el ámbito del mito y el orden divino. Cfr.
Miguel León Portilla, La Huída de Quetzalcóatl, FCE, México, 2001; Enrique
Florescano, El Mito de Quetzalcóatl, México, FCE, 1995.
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Recordemos que al destruirse el cuarto sol, no había ya humanos. Así que en el
Quinto Sol, la nueva humanidad surge a partir de que Quetzalcóatl se roba los
huesos de los ancestros del Mictlán y se sangra su pene sobre ellos (ejercicio
común de autosacrificio en la época prehispánica), por eso somos Macehuales
(los merecidos), merecidos por la sangre de los dioses. Cfr. Eduardo Matos
Moctezuma, Vida y muerte en el templo mayor, México, FCE, 2003, p. 57-58.
5
Nos referimos también a la narración del Quinto Sol, en la cual Nanahuatzin y
Tecuciztécatl se autoinmolan en el fuego, resultando el sol del primero y la luna del
segundo, pero que no se movían en el cielo, así, esos astros sin dinamismo eran
absolutamente inútiles para la agricultura, por lo que todos los dioses deciden
autoinmolarse en el fuego también, y al hacerlo iniciaron los ciclos diurno y
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2 de febrero (Candelaria).
Bendición de las semillas.
Semilla=Niño.
2 de noviembre (Difuntos).
nocturno, así como los estacionales. Cfr. Walter Krickeberg, Op. Cit., p. 23-24.
Cosecha.
Se agradece el apoyo de
los muertos
36 para el éxito
del ciclo agrícola, porque
ellos también trabajan.
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sacros como Dios Padre, la Virgen, los santos, etc, pero también con
las fuerzas de la naturaleza (lluvia, rayo, granizo) y los elementos
presentes en ella (cerros, bosques, manantiales). En este sentido, el
cristianismo popular constituye una de las creaciones culturales más
originales de América Latina. Escasamente controlado por el
cristianismo jerárquico y por la ortodoxia oficial, el cristianismo popular
pudo seguir libremente su curso, asimilando elementos de la
experiencia religiosa indígena y de la tradición sacramental y litúrgica
de la romanización6. En este orden de ideas bien expresa Báez-Jorge
que:
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A Zi dadá y a Zi naná se les asocia con los padres de la vida: “Al hombre le
llamaban Padre Viejo y a la mujer la Madre Vieja […] de estos dioses
procedían todos los humanos”. Ellos también son engendradores de la
parte más importante del santoral otomí, en el cual hay cuatro figuras
sobresalientes, cuatro Cristos –descendientes de Dios y la Virgen-,
encargados de proporcionar el sustento y la salud a los otomíes: el Señor
de Jalpa, el señor de Chalma, el Señor de las Maravillas y el señor de la
Buena Muerte (Alfajayucan).9
Ibidem, p. 69.
8
9
Sergio Sánchez Vázquez, “Visitar el santuario. Los Señores otomíes del Valle del
Mezquital”, en Patricia Fornier, Carlos Mondragón y Walburga Wiesheu (Coords.),
Ritos de paso. Arqueología y Antropología de las Religiones Vol. III, pp. 287-307,
México, ENAH-INAH-CONACULTA, 2009, pp. 291-292.
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10
Ibidem, pp. 294-296.
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San José y la Virgen María fueron los primeros indígenas que vivieron
sobre la tierra. José creó el Sol, la Luna y los hombres. Sin embargo, el
mundo que formó era muy plano y “los astros aparecían cuando les venía
en gana”. Su hijo Jesucristo tuvo que reestructurar el mundo, ordenando al
Sol y a la Luna salir a determinadas horas y brillar con “diferente
intensidad”, enseñó a los hombres las horas de comer y dormir, además de
crear montañas, valles y barrancas. Al examinar el papel que Jesucristo
desempeña en la visión del mundo de los mames de Santiago
Chimaltenango (Guatemala), Wagley indica que, si bien se equipara a Dios,
“Cristo es presentado como un héroe de la cultura, y en otras versiones […]
es claramente un embaucador, y en todas las historias, es un indígena, no
un ladino”.12
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Héctor M. Medina Miranda, “El culto ancestral y las deidades mestizas en la
Semana Santa de los indios del Occidente mexicano”, en: José Luis Alonso
Ponga; David Álvarez Cineira; Pilar Panero García y Pablo Tirado Marro
(Coordinadores), La semana santa: antropología y religión en Latinoamérica, t. I,
Valladolid, Ayuntamiento de Valladolid, 2008, pp. 173-178. Pag. 173.
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Religiosa perteneciente a las Hermanas de San José de Lyon, estudiante de
teología en la Universidad Intercontinental. Ha desarrollado su trabajo pastoral en
la Sierra de Soteapan, Veracruz. Hace algunos años en la clase de Antropología
Cultural y Fenomenología de la Religión presentó este caso y compartió sus
imágenes para la Exposición Fotográfica: La Cruz en la Vida de los Hombres de
Maíz, exhibida por el Observatorio Intercontinental de la Religiosidad Popular en la
UIC, la DEH-INAH y la ENAH entre el 2016 y 2017.
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Expo Cruz y Maíz Consuelo 2
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“Ofrecimiento a los cuatro rumbos”
San Pedro Soteapan, Veracruz.
Autora: Hna. Consuelo Pulido García.
2010.
En la iglesia, durante la misa se ofrenda a los cuatro
rumbos del universo y se crea este círculo mientras
se realiza dicho ofrecimiento.
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Conclusión
Se reconoce el papel protagónico que los grupos subalternos
indígenas tuvieron –y siguen teniendo- en su propio proceso histórico,
el cual, a pesar de la dominación, les posibilitó negociaciones,
consensos y rupturas con los grupos dominantes, logrando integrar
selectivamente ciertos elementos que les fueron impuestos, sin romper
totalmente con su tradición ancestral.
Expo Cruz y Maíz Consuelo 14
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Sánchez Vázquez, Op. Cit., p. 290.
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Serge Gruzinski, La guerra de las imágenes. De Cristóbal Colón a “Blade
Runner” (1492-2019), México, FCE, 1990, pp. 182-183.
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Ibidem, notas al pie 11 y 12.
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