Flavio Valerio Aurelio Constantino I. Emperador
Flavio Valerio Aurelio Constantino I. Emperador
Flavio Valerio Aurelio Constantino I. Emperador
Al principio del siglo IV, el imperio estaba gobernado por una tetrarqu�a: dos
augustos, Diocleciano y Maximiano, y dos c�sares, Galerio y Constancio Cloro,
compart�an el poder. El joven Constantino sirvi� en la corte de Diocleciano en
Nicomedia tras el nombramiento de su padre como uno de los dos c�sares de la
Tetrarqu�a en 293.
Segunda tetrarqu�a
Imperio romano en 311.
El a�o 305 marc� el final de la primera tetrarqu�a con la renuncia de los dos
augustos Diocleciano y Maximiano.6? De esta forma los dos c�sares accedieron a la
categor�a de augusto y dos oficiales ilirios fueron nombrados nuevos c�sares. La
segunda tetrarqu�a quedaba as� formada: Constancio Cloro y Severo II, como augusto
y c�sar respectivamente, en occidente y Galerio y Maximino Daya en la parte
oriental del imperio.
Sin embargo, Constancio Cloro cay� enfermo durante una expedici�n contra los pictos
en Caledonia, muriendo el 25 de julio de 306. Su hijo Constantino se encontraba
junto a �l en su lecho de muerte en Eboracum (actual ciudad de York, Inglaterra),
en la Britania romana, donde su leal general Chroco, de ascendencia alemana, y las
tropas leales a la memoria de su padre le proclamaron augusto (emperador), lo que
fue aceptado r�pidamente en Britania y Galia,7? pero rechazado en Hispania.8?
Simult�neamente, el c�sar occidental Severo II, era proclamado augusto por Galerio.
Ese mismo a�o el pueblo de Roma nombra emperador a Majencio, hijo del anterior
tetrarca Maximiano. Este �ltimo regresa tambi�n a la escena pol�tica reclamando el
t�tulo de augusto.
Comienza as� un per�odo de 20 a�os de conflicto que culminar� con la asunci�n del
poder absoluto por Constantino el Grande. De este primer grupo de contendientes el
primero en caer fue Severo traicionado por sus tropas; mientras que por su parte
Constantino y Maximiano concertaban una alianza. Al final del a�o 307 hab�a 4
augustos: Constantino, Majencio, Maximiano y Galerio y un solo c�sar, Maximino
Daya.
A pesar de la mediaci�n de Diocleciano, al final del a�o 310 la situaci�n era a�n
m�s confusa con siete augustos: Constantino, Majencio, Maximiano, Galerio,
Maximino, Licinio �al que hab�a introducido en la pugna Diocleciano� y Domicio
Alejandro, vicario de �frica y autoproclamado augusto.
Finalmente, Majencio fue relegado por los tres augustos restantes y finalmente
vencido por Constantino en la batalla del Puente Milvio, en las afueras de Roma, el
28 de octubre de 312. Una nueva alianza entre Constantino y Licinio sell� el
destino de Maximino, quien se suicid� tras ser vencido por Licinio la batalla de
Tzirallum, en el a�o 313.
Diarqu�a (314-326)
Seguramente, Constantino sea m�s conocido por ser el primer emperador romano que
autoriz� el culto cristiano. Los historiadores cristianos desde Lactancio se
decantan por un Constantino que adopta el cristianismo como sustituto del paganismo
oficial romano. El historiador y fil�sofo Voltaire, no obstante, asegur� que
�Constantino no era cristiano� y �no sab�a qu� partido tomar ni a qui�n
perseguir�.9?
Su relaci�n con el cristianismo fue dif�cil, ya que fue educado en la adoraci�n del
dios Sol (Sol Invictus), cuyo s�mbolo portaba y cuyo culto estaba asociado
oficialmente al del emperador.12?
Poco despu�s de la batalla del Puente Milvio, Constantino entreg� al papa Silvestre
I un palacio romano que hab�a pertenecido a Diocleciano y anteriormente a la
familia patricia de los Plaucios Lateranos, con el encargo de construir una
bas�lica de culto cristiano. El nuevo edificio se construy� sobre los cuarteles de
la guardia pretoriana de Majencio, los Equites singulares, convirti�ndose en sede
catedralicia bajo la advocaci�n del Salvador, substituida �sta m�s tarde por la de
San Juan. Actualmente se la conoce como Bas�lica de San Juan de Letr�n. En 324 el
emperador hizo construir otra bas�lica en Roma, en el lugar donde seg�n la
tradici�n cristiana martirizaron a San Pedro: la Colina Vaticana, que actualmente
acoge a la Bas�lica de San Pedro. En el 326, apoy� financieramente la construcci�n
de la iglesia del Santo Sepulcro en Jerusal�n.
En febrero del a�o 313, y probablemente aconsejado por el obispo de C�rdoba Osio,
Constantino se reuni� con Licinio en Mil�n, donde promulgaron el Edicto de Mil�n,
declarando que se permitiese a los cristianos seguir la fe de su elecci�n.13? Con
ello, se retiraron las sanciones por profesar el cristianismo, bajo las cuales,
muchos hab�an sido martirizados como consecuencia de las persecuciones a los
cristianos y se devolvieron las propiedades confiscadas a la Iglesia. El edicto no
s�lo protegi� de la persecuci�n religiosa a los cristianos, sino que sirvi� tambi�n
para las dem�s religiones, permitiendo que cualquier persona pudiese adorar a la
divinidad que eligiese. Un edicto similar ya se hab�a emitido en el a�o 311 por
Galerio, entonces emperador, primero entre sus iguales, de la tetrarqu�a. El edicto
de Galerio conced�a a los cristianos el derecho a practicar su religi�n, pero no a
recuperar los bienes confiscados.14? El Edicto de Mil�n inclu�a varias cl�usulas
que establec�an que todas las iglesias confiscadas durante la persecuci�n de
Diocleciano, ser�an devueltas, as� como otras disposiciones sobre los anteriormente
perseguidos cristianos. Sin embargo y de hecho, a partir de ese punto el
cristianismo pasa a adquirir el estatus de religi�n privilegiada y se inician las
persecuciones a las dem�s religiones.15?
Tras el edicto se abrieron nuevas v�as de expansi�n para los cristianos, incluyendo
el derecho a competir con los paganos en el tradicional cursus honorum para las
altas magistraturas del gobierno, otorgando privilegios al clero, como la exenci�n
de ciertos impuestos, as� como tambi�n ganaron una mayor aceptaci�n dentro de la
sociedad civil en general. Se permiti� la construcci�n de nuevas iglesias y los
l�deres cristianos alcanzaron una mayor importancia y como ejemplo de ello, los
obispos cristianos adoptaron unas posturas agresivas en temas p�blicos que nunca
antes se hab�an visto en otras religiones.
Como resultado de todo esto, las controversias de la Iglesia, que hab�an existido
entre los cristianos desde mediados del siglo II, eran ahora aventadas en p�blico,
y frecuentemente de una forma violenta. Constantino consideraba que era su deber
como emperador, designado por Dios para ello, calmar los des�rdenes religiosos, y
por ello convoc� el Primer Concilio de Nicea (20 de mayo al 25 de julio de 325)
para terminar con algunos de los problemas doctrinales que infectaban la Iglesia de
los primeros siglos, especialmente el arrianismo.
En sus �ltimos a�os de vida tambi�n ejerci� como predicador, dando sus propios
sermones en el palacio ante su corte y los invitados del pueblo. Sus sermones
pregonaban al principio la armon�a, aunque gradualmente se volvieron m�s
intransigentes hacia los viejos modos paganos. Las razones para este cambio de
postura son meras conjeturas. Sin embargo, aun al final de su vida sigui�
permitiendo que los paganos recibieran nombramientos p�blicos. Ejerciendo su poder
absoluto, hizo recitar al ej�rcito sus pregones en lat�n en un intento de convertir
a la clase militar al cristianismo, cosa que no consigui�. Comenz� un extenso
programa de construcci�n de iglesias en Tierra Santa, lo que expandi� de forma
crucial la fe cristiana y permiti� un considerable incremento del poder y la
influencia del clero.