Trabajo Constantino
Trabajo Constantino
Trabajo Constantino
Pero, seguramente, Constantino sea más conocido por ser el primer emperador romano que
permitió el libre culto a los cristianos. Su conversión al cristianismo, de acuerdo con las
fuentes oficiales cristianas, fue el resultado inmediato de un presagio antes de su victoria en
la batalla del Puente Milvio en al año 312. Tras esta visión extática, Constantino adoptó un
nuevo estandarte para marchar a la batalla al que llamaría Lábaro. La visión de Constantino
se produjo en dos partes: en primer lugar, mientras marchaba con sus soldados vio la forma
de una cruz frente al Sol. Tras esto, tuvo un sueño en el que se le ordenaba poner un nuevo
símbolo en su estandarte, ya que vio una cruz con la inscripción («Con este signo
vencerás»). Mandándolo pintar de inmediato en los escudos de sus soldados, venció a
Majencio. En los siglos venideros las cruces figuraron en los escudos de casi todos los
ejércitos cristianos. Se dice que tras estas visiones, y por el resultado de la batalla del
Puente Milvio, Constantino se convirtió de inmediato al cristianismo. Pero, tal vez fue así
por otras razones, a continuación podremos ve nuevas perspectivas de esta famosa parte la
historia de la Iglesia.
Constantino, sus inicios, acenso y llegada al poder.
Fue el primer emperador en detener la persecución de los cristianos y dar libertad de culto
al cristianismo, junto con todas las demás religiones en el Imperio romano. Se considera
que esto fue esencial para la expansión de esta religión. Seguramente, Constantino sea más
conocido por ser el primer emperador romano que autorizó el culto cristiano. Los
historiadores cristianos desde Lactancio se decantan por un Constantino que adopta el
cristianismo como sustituto del paganismo oficial romano. El historiador y filósofo
Voltaire, no obstante, aseguró que Constantino no era cristiano y no sabía qué partido tomar
ni a quién perseguir.
Después de estudiar el incremento del número de cristianos entre los siglos I a III, el
sociólogo Rodney Stark sugirió que el edicto de Milán no fue la causa del triunfo del
cristianismo, sino una respuesta astuta de Constantino frente al crecimiento exponencial del
número de cristianos en el Imperio romano, que habría pasado de aproximadamente 40 000
(0,07 % de la población del Imperio) en el año 150 a casi 6 300 000 (10,5 %) en el año
300.10 Muchos historiadores actuales rechazan la conversión de Constantino al
cristianismo y cuestionan la narrativa apologética de Eusebio de Cesarea y Lactancio.
Poco después de la batalla del Puente Milvio, Constantino entregó al papa Silvestre I un
palacio romano que había pertenecido a Diocleciano y anteriormente a la familia patricia de
los Plaucios Lateranos, con el encargo de construir una basílica de culto cristiano. El nuevo
edificio se construyó sobre los cuarteles de la guardia pretoriana de Majencio, los Equites
singulares, convirtiéndose en sede catedralicia bajo la advocación del Salvador, substituida
ésta más tarde por la de San Juan. Actualmente se la conoce como Basílica de San Juan de
Letrán. En el año 324 el emperador hizo construir otra basílica en Roma, en el lugar donde
según la tradición cristiana martirizaron a San Pedro: la Colina Vaticana, que actualmente
acoge a la Basílica de San Pedro. En el año 326, apoyó financieramente la construcción de
la iglesia del Santo Sepulcro en Jerusalén.
En febrero del año 313, y probablemente aconsejado por el obispo de Córdoba Osio,
Constantino se reunió con Licinio en Milán, donde promulgaron el Edicto de Milán,
declarando que se permitiese a los cristianos seguir la fe de su elección. Con ello, se
retiraron las sanciones por profesar el cristianismo, bajo las cuales muchos cristianos
habían sido martirizados, y se devolvieron las propiedades confiscadas a la Iglesia. El
edicto no sólo protegió de la persecución religiosa a los cristianos, sino que sirvió también
para las demás religiones, permitiendo que cualquier persona pudiese adorar a la divinidad
que eligiese. Un edicto similar ya se había emitido en el año 311 por Galerio, entonces
emperador, primero entre sus iguales, de la tetrarquía. El edicto de Galerio concedía a los
cristianos el derecho a practicar su religión, pero no a recuperar los bienes confiscados. El
Edicto de Milán incluía varias cláusulas que establecían que todas las propiedades
confiscadas durante la persecución de Diocleciano serían devueltas, así como otras
disposiciones sobre los anteriormente perseguidos cristianos. Sin embargo, lo cierto es que,
a partir de ese momento, el cristianismo pasa a adquirir el estatus de religión privilegiada y
se inician las persecuciones a las demás religiones.
Tras el edicto se abrieron nuevas vías de expansión para los cristianos, incluyendo el
derecho a competir con los paganos en el tradicional (cursus honorum) para las altas
magistraturas del gobierno, otorgándose privilegios al clero así como la exención de ciertos
impuestos; también ganaron una mayor aceptación dentro de la sociedad civil en general.
Se permitió la construcción de nuevas iglesias y los dirigentes cristianos alcanzaron una
mayor importancia. Como muestra de ello, los obispos cristianos adoptaron unas posturas
agresivas en temas públicos que nunca antes se habían visto en otras religiones.
Por otra parte, Constantino posiblemente conservó el título de pontifex maximus hasta su
muerte, un título que los emperadores romanos ostentaban desde Augusto como jefes de la
antigua religión romana hasta que Graciano el Joven (375–383) renunció al título. Según
los escritores cristianos, Constantino finalmente se declararía a sí mismo cristiano cuando
tenía más de cuarenta años, escribiendo a los cristianos para dejarles claro que creía que
debía su éxito a la protección del Dios cristiano.
En el año 321, Constantino legisló que el venerable domingo debería ser un día de descanso
para todos los ciudadanos, que durante este día los jueces no podrían dictar sentencia ni se
podría trabajar en las ciudades. Las monedas todavía llevarían los símbolos de culto al sol
(Sol Invictus) hasta el año 324. Incluso después de que los dioses paganos hubiesen
desaparecido de las monedas, los símbolos cristianos aparecían sólo como atributos
personales de Constantino entre sus manos o en su lábaro: Ji (Χ) atravesado por la letra Ro
(Ρ) para formar ☧ que representa las dos primeras letras del nombre de Cristo en griego
ΧΡΙΣΤΟΣ.
Constantino, no fue bautizado hasta cerca de su muerte en el año 337, cuando eligió para
que le administrara este sacramento al obispo arriano Eusebio de Nicomedia, quien, a pesar
de ser aliado de Arrio, aún era el obispo de la región. Eusebio era también amigo íntimo de
la hermana de Constantino, lo que probablemente asegurara su vuelta desde el exilio.
Concilio de Nicea
El concilio de Nicea I (o Primer concilio de Nicea) fue un sínodo de obispos cristianos que
tuvo lugar entre el 20 de mayo y el 19 de junio del año 325 en la ciudad de Nicea de Bitinia
en el Imperio romano. Esta ciudad hoy es llamada en turco İznik y forma parte de la
provincia de Bursa en Turquía. Fue convocado por el emperador romano Constantino I, o
más bien fue convocado por el obispo Osio de Córdoba y luego apoyado por Constantino.
Sus principales logros fueron el arreglo de la cuestión cristológica de la naturaleza del Hijo
de Dios y su relación con Dios Padre, la construcción de la primera parte del Símbolo
niceno (primera doctrina cristiana uniforme), el establecimiento del cumplimiento uniforme
de la fecha de la Pascua, el domingo como día de reposo y del Señor.
En este sentido, la totalidad los obispos cristianos del Imperio fueron oficialmente invitados
a participar en él, aunque a la hora de la verdad tan sólo acudieron en torno a unos 300, o
quizá menos, y casi todos procedentes de las provincias orientales. Presidido por Osio y en
él tuvieron lugar interesantes disputas teológicas, como la que enfrentó a Arrio contra
Alejandro de Alejandría y su colaborador, Atanasio.
Sin embargo, ¿cuál fue el papel exacto que desempeñó el emperador Constantino en todo
esto? ¿Qué importancia tuvo en el desarrollo de los acontecimientos y en sus
consecuencias? Es sabido que, aunque se entendía con la comunidad cristiana y en teoría se
había convertido al cristianismo tras su victoria sobre Majencio, no se bautizó hasta su
lecho de muerte.
Algunos investigadores han señalado que Constantino mismo presidió y dirigió activamente
las discusiones y personalmente propuso la fórmula decisiva que expresaba la relación de
Cristo con Dios en el credo que el concilio emitió, que es “consustancial con el Padre”
Impresionados por el emperador, los obispos con solo dos excepciones firmaron el credo,
aunque otros historiadores no parecen estar muy de acuerdo con tal afirmación y se inclinan
por pensar que el emperador simplemente se limitó a ser respetuoso con los temas allí
tratados, dejando el peso de las decisiones sobre los Padres.
Tras la clausura del Concilio, lo cierto es que no hubo una posición clara que se inclinase
más a favor de los arrianistas o hacia los partidarios de las resoluciones que se habían
tomado en Nicea. En él se convendría además que el Espíritu Santo estaba a la misma
altura que Dios y Cristo y, de este modo, comenzó a dibujarse lo que posteriormente sería
la doctrina trinitaria.
A pesar de ello algunos críticos creen que Constantino establecía una nueva religión,
transfiriendo a ésta ornamentos paganos que les eran propios a los gentiles, adoptados y
santificados por la Iglesia, que no afectaban ni alteraban la esencia doctrinal y enseñanzas
cristianas de la Iglesia. De todos modos, él inauguró el concilio vestido imponentemente,
dio un discurso inicial ataviado con telas y accesorios de oro, para demostrar justamente el
poderío del Imperio por un lado, y el apoyo e interés al concilio desde el estado, por el otro.
El estado proveyó de comida y alojamiento, e incluso de transporte, a los obispos que
convergieron a Nicea para el concilio.
En sus últimos años de vida también ejerció como predicador, dando sus propios sermones
en el palacio ante su corte y los invitados del pueblo. Sus sermones pregonaban al principio
la armonía, aunque gradualmente se volvieron más intransigentes hacia los viejos modos
paganos. Las razones para este cambio de postura son meras conjeturas. Sin embargo, aun
al final de su vida siguió permitiendo que los paganos recibieran nombramientos públicos.
Ejerciendo su poder absoluto, hizo recitar al ejército sus pregones en latín en un intento de
convertir a la clase militar al cristianismo, cosa que no consiguió. Comenzó un extenso
programa de construcción de iglesias en Tierra Santa, lo que expandió de forma crucial la
fe cristiana y permitió un considerable incremento del poder y la influencia del clero.
Conclusión
Constantino y la Iglesia
Cristiana
Facilitador: Estudiantes:
Luis Peña
Jefran Ponce
Cristian Ramirez