Casualidad o Causalidad
Casualidad o Causalidad
Casualidad o Causalidad
Excelence management
Hace días que necesitaba escribir esto. Quiero, si me permites, reflexionar sobre mis
propios pensamientos y compartirlos contigo. Mi intención es que poner en común estas
reflexiones para que sirvan para remover algo en ti, querido/a lector/a sobre la casualidad o la
causalidad.
Si has llegado hasta aquí en busca de respuesta o, al menos, para conocer una interpretación
sobre ella, te adelanto que he dejado un final abierto para que seas tu quien saques tus
propias conclusiones y las compartas con nosotros.
“La casualidad no es, ni puede ser más que una causa ignorada de un efecto desconocido”.
-Voltaire-
Os lanzo una pregunta: ¿Todo ocurre por casualidad, el azar? o ¿todo ocurre por algún
motivo, es decir, por el movimiento que nosotros mismos generamos?
Quizás estaba cansado o no muy inspirado para hacer un escrito, así que salí a la calle a
despejarme. Así lo hice. Lo cierto es que me vino muy bien el cambio de aires. Unas horas
más tarde, más decidido y con ganas, volví a plantarme delante del papel a modo de reto
conmigo mismo. Y nada. Imposible.
Tan sólo habían pasado diez minutos y ya me di por vencido al sentir que ese también
iba a ser un nuevo intento fallido. Por tanto, abandoné otra vez la silla de escritorio y
busqué en la lectura mi entretenimiento, sobre todo para dejar de pensar en mi incapacidad de
escribir este artículo.
Así que recurrí a uno de mis libros favoritos: “El mundo azul” de Albert Espinosa. Lo abrí por
una página al azar que terminaba con la siguiente cita:
Desesperado, tras unos pocos minutos de búsqueda de otra casualidad que me llevara a dar
con la tecla, me levanté de nuevo, hice la cena y fui a darme una ducha, por aquello de
intentar “refrescar mis ideas”. Pero ya estaba demasiado cansado y pensé que era mejor dejar
de intentarlo, así que me fui a la cama. Mañana será otro día. Borrón y cuenta nueva.
A primera hora de la mañana me desperté con ímpetu. Desayuné y me planté delante del que
estos días se había convertido en mi “enemigo”: el papel en blanco. Con la sensación de
estar estancado en un bucle infinito, volví a entrar en el mismo proceso de frustración del
día anterior que hacía que volviera a dudar acerca de mi capacidad para redactar este
artículo.
¿Acaso no era casualidad sino causalidad por mi parte?, ¿no era yo mismo el que estaba
aplazando lo que me parecía imposible? Lo cierto es que no aguantaba ni cinco minutos
sentado en la silla. En muchas ocasiones, la inspiración no se presenta sin más sino que
hay que buscarla.
Podría haber hecho borradores, esquemas, buscar información acerca de esta temática o
directamente aceptar que debía pasar a otro tema con la esperanza de poder enlazarlo con
este. Sin embargo, me dejé llevar por la desesperanza, por la frustración que a su vez me
llevaba a pensar que no era capaz cuando realmente sólo pasaban minutos y yo no hacía
nada por intentarlo.