Bloque Teatro
Bloque Teatro
Bloque Teatro
4.GÉNERO DRAMÁTICO
1
En adelante, se realizará, entre paréntesis, la transcripción en caracteres latinos de las
palabras citadas en griego.
junto con la de músicos, escenógrafos, iluminadores, ingenieros de sonido,
vestuaristas, etc.
No obstante, la elevación del teatro a la categoría de disciplina artística
autónoma no invalida lo literario del texto dramático; antes bien, lo sitúa en un nuevo
lugar: el de la escena, donde todo tiene un valor, todo importa, todo resulta
significativo. Esta relación entre literatura y teatro condiciona la génesis misma de la
obra. Si bien el dramaturgo utiliza en su trabajo todos los recursos literarios de que
dispone, lo hace condicionado al menos por dos factores: el espacio y la duración de
la representación (cfr. La Celestina y su relación con el teatro).
En definitiva, texto y escena no parecen sino presuponerse uno a otro; la
permanencia de lo escrito, frente a lo efímero de la representación, no resulta razón
suficiente para subordinar el teatro a la literatura. Ambos, desde sus respectivos
contextos de producción, han desarrollado características propias y, continuamente,
exigen explicaciones y redefiniciones.
GÉNERO
GÉNERO LÍRICO ÉPICO-NARRATIVO GÉNERO DRAMÁTICO
Yo lírico Él Tú
Función emotiva Función referencial Función conativa
(persuasión)
Hegel, por su parte, define el drama como “la totalidad del movimiento”, en
contraposición a la novela que se ocupa de “la totalidad de los objetos”. Se entiende
por movimiento todo aquello que hace al conflicto, a la oposición entre caracteres que
constituye la crisis, un momento que se construye en el aquí y ahora del discurso
teatral, de tensión concentrada. La novela también se ocupa del mundo objetivo, pero
su tiempo se detiene en todo aquello que pueda dar idea de ese mundo: ambiente,
costumbres, personajes secundarios. En el drama solo se hace hincapié en aquello
que es útil para la acción; no se permiten, pues, las digresiones propias de la novela.
Es posible resumir lo antedicho en el siguiente cuadro:
DRAMA NOVELA
conflicto mundo
acción narración
unidad digresión
caracteres personajes
tiempo concentrado tiempo laxo
espacio limitado espacio múltiple
espectador social lector individual
presencia pasado
3. COMPONENTES DRAMÁTICOS.
El hecho teatral puede ser analizado como un proceso complejo de
comunicación, ya que en él intervienen numerosos códigos que deben ser
interpretados por el auditorio para que el mensaje alcance su pleno objetivo.
El lenguaje es el medio más importante de comunicación; pero la obra teatral
no es sólo lenguaje, sino que es algo más: ese “plus” encierra justamente la
“teatralidad”, es decir lo específico teatral, lo que la hace ser diferente de otros
discursos literarios. Es necesario distinguir, pues, entre texto dramático, texto
literario -sistema organizado que transmite significación- y texto espectacular (no
verbal) -representación.
Raúl Castagnino sostiene, en El texto dramático, que para que haya teatro, es
menester la fusión de una serie de elementos. Son ellos los siguientes: sala -
escenario - público - obra - actores - efectos (decorados, luces) - director -
trabajadores (auxiliares, utileros).
Sin embargo, a través de la historia del teatro se ve que no todos han sido
imprescindibles; debemos reconocer que hay tres irremplazables:
texto - actor - público
Los elementos del teatro son pues:
* el texto dramático y su estructura
* el autor
* el director
* los personajes
* el tiempo teatral
* el texto espectacular
* el público
3.2. El personaje.
En latín, “persona” significaba máscara3 y designaba el papel interpretado por
el actor. Es decir, en un principio el personaje estaba enteramente subordinado a la
3
La máscara es una metáfora del teatro mismo. La transición de la máscara animal empleada
desde la prehistoria, hacia la “persona”, es decir, la máscara trágica o cómica utilizada por el
actor, señala el inicio del teatro como expresión de las manifestaciones emocionales básicas
del hombre: risa y llanto. Mucho de ha escrito acerca de la costumbre de enmascararse.
El origen de la careta se pierde con el correr del tiempo; no obstante, a pesar de la explicación
práctica que se dio a la máscara trágica, utilizada según algunos a manera de bocina para
amplificar la voz, el disfraz del rostro se mantiene como una constante en los teatros populares,
el mimo y aun el cine primitivo con sus pesados maquillajes tipificadores como el caso de
Chaplin.
acción; era una especie de títere representado por actores cuya cara no podía verse,
simples instrumentos de la emoción dramática. A partir del Renacimiento, los
personajes comienzan a adquirir vida propia y, en algún caso, alcanzan el equilibrio
perfecto entre carácter y acción, o mejor dicho, entre interioridad y mundo exterior, al
mismo tiempo que se va acentuando la identificación con el intérprete. Paulatinamente
esta diferenciación se va haciendo cada vez corta hasta que se hace imposible
distinguir entre intérprete y personaje, puesto que la ilusión realista domina por
completo la escena.
Quizás la máscara retrotraiga a lo animal básico, en esos rasgos rústicos y exagerados, o sea
una manera de liberación frente a las represiones de la sociedad y los dogmas, como sucedía
en el carnaval, o busque estilizar lo humano ocultando la carnalidad del actor que nunca deja
advertir su emoción particular detrás del antifaz o de la pintura.
La máscara, tal como el maquillaje moderno, equivale a investidura. Revestirse religiosamente
de otro yo, renunciar a la identidad cotidiana para convertirse en héroe, vocero, sacerdote…
Es, de alguna manera, metáfora del arte teatral en sí mismo.
vestuario y con la colaboración del espectador que deberá agregar aquello que no esté
expreso en el texto ni en la puesta.
3.2.3. El actor
Evidentemente sin actores no hay teatro, pues este es una forma particular de
enunciación que se establece frente a un público a través del cuerpo y la voz, reflejos
de la condición humana que necesita su espejo y su espacio de entretenimiento. El
actor es el elemento clave de la representación teatral: él es quien da vida a los
personajes, hace posible la acción dramática y confiere la plena significación al texto
dramático, que adquiere nuevas posibilidades significativas en cada representación e
interpretación.
Un poco de historia
En Atenas, los actores eran casi empleados del Estado (cfr. ut infra), que los
eximía de cargas públicas y abonaba sus salarios. En Roma no se los vio con buenos
ojos y pasaron a integrar un oficio degradado, también exclusivo para hombres. Solo
los mimos, capaces de encantar a los poderosos con su gestualidad, gozaron de cierto
favor en la época imperial.
La Edad Media cristiana los tomó por paganizantes. Esto los obligó a buscar
sobrevivir en las ferias populares como saltimbanquis, acróbatas, prestidigitadores,
juglares e histriones. Las obras representadas en las iglesias estaban a cargo de
actores vocacionales, miembros de las cofradías religiosas; las exhibidas en las
plazas, a cargo de los representantes de distintos gremios de artesanos. Incluso en el
primer Renacimiento, ciertas comedias eran representadas por grupos de nobles o
estudiantes.
En los siglos XVI y XVII, se registran nombres de actores célebres como
Edward Alleyn y James Burbage que representaron las obras de Marlowe y
Shakespeare. Este mismo se inició en el oficio y representó el papel de fantasma en
Hamlet; también Molière representó diversos papeles.
En el siglo XVIII, el actor inglés David Garrick crea un festival dedicado a
Shakespeare, utilizando un vestuario correspondiente a la época de las obras. Es en
este momento cuando se inicia la era de los primeros actores de gran popularidad:
encabezan compañías profesionales itinerantes, reciben obras especialmente escritas
para ellos, dirigen las puestas y, más tarde, en nuestro siglo, cuentan con el aporte de
directores escénicos.
Escuelas de actores
Konstantin Stanislavsky (1863-1935), creador del Teatro de Arte de Moscú en
1898, desarrolló un método de actuación de gran influencia en el siglo, intentando un
acercamiento científico al arte de la actuación. En primer término, es posible hablar de
una recreación obsesivamente documentada; más tarde, y a raíz de sus puestas de
Chejov, por medio de la captación intuitiva del “subtexto” y la vivencia del personaje.
Esto se obtenía a través de la “memoria emotiva”, es decir, algún recuerdo que
actualiza una experiencia personal, de modo que el intérprete vuelve a sentir aquello
que lo conmovió en su origen. Para poder reproducir ese estado, sin volverlo mecánico
y falto de vida, se vale de una total liberación corporal que absorbe la mirada del
espectador.
El polaco Jerzi Grotowski propone un arte actoral casi sagrado, en el que el
intérprete debe dejarse posesionar por el personaje como en una ceremonia ritual. Su
método parte de Stanislavsky, pero tiene como fin despojar al intérprete de todas las
trabas que le impidan esa entrega similar al trance religioso. En este sentido, adopta
técnicas orientales de relajación corporal.
3.5. El autor
El autor teatral se diferencia del novelista o del poeta, pues su producción está
destinada a la representación y condicionada por elementos materiales como el
espacio teatral y la escenografía. De algún modo, una vez escrito el texto, debe
subordinarse a las interpretaciones que el director y los actores hagan de su obra.
En el teatro todo es doble: se parte de dos emisores diferenciados, ya que el
autor en sí mismo se manifiesta en las acotaciones escénicas destinadas a los
mediadores (actor, director, escenógrafo, etc.); al mismo tiempo, el actor representa
otra instancia emisora, en tanto representa la obra para un público.
El conflicto entre autor, personaje, director y actor es un problema que interesa
fundamentalmente al teatro contemporáneo. El tema ha sido expuesto por Pirandello
en Seis personajes en busca de autor.
3.6. El director.
El director recibe un texto y tiene que dar vida, animar, coordinar los
movimientos, disponer los elementos escenográficos; todo sobre la base de algo que
él no ha creado, sobre algo que es la obra de otros.
Lo cierto es que el director tiene algo de creador; un mismo texto puede variar
sustancialmente, puesto en escena, según sea su enfoque. Comienza su tarea con la
lectura y explicación de la obra ante los intérpretes; ahí deberá captar su espíritu e
imprimirle un ritmo.
El ritmo teatral depende del director; algunos marcan cuidadosamente; otros
suelen hacer ensayos o experimentos sobre la marcha. Luego el director debe elegir
los decorados, utensilios, muebles, tramoya, luces. Aquí se revelará su sentido plástico
e imaginación, para que el espíritu de la obra concuerde con ese aparato exterior.
Dice Castagnino que el oficio de director escénico reclama, en primer término,
la habilidad concertante; y cuando a ello se une el genio, hay auténtica creación en la
puesta en escena. El director escénico es un artista desde el momento que supera
fórmulas y recetas; cuando, ante la incertidumbre de dos caminos, elige y selecciona
guiado por su intuición.
El director, pues, coordina y da coherencia a los distintos elementos que
intervienen en el espectáculo teatral. Su importancia ha sido reconocida en época
reciente. En muchas ocasiones la dirección fue desempeñada por los propios autores
como Esquilo, Molière, Goethe, Hugo. De todas maneras, la importancia del director
varía de acuerdo con la crítica: para algunos tiene una participación desmedida, en
tanto que para otros no.
Lo cierto es que algunos directores han puesto dramas clásicos en escenarios
modernos y han empleado técnicas y efectos que desvirtúan el espíritu verdadero de
la obra. El problema que aún se mantiene sin resolver es cuál es el límite entre el autor
y el director.
Ahora bien, aparentemente el más prescindible de cuantos integran la nómina
teatral es, para muchos, el director; su tarea fue llevada a cabo sucesivamente por el
autor o los actores principales y solo a partir de fines del siglo XIX adquirió el lugar
relevante que ocupa en la actualidad.
Es posible citar muchos ejemplos de directores que han trascendido en el
teatro moderno. Se analizarán las modificaciones de Bertolt Brecht.
3.7. El público
El proceso de recepción es complejo, ya que abarca las relaciones existentes
entre la sala teatral y la escena, así como también las del texto dramático con el texto
espectacular.
La comunicación se inicia con el primer emisor: el escritor. El autor condiciona
el texto a los códigos de escritura dramática, al contexto social, a su visión del mundo,
a su ideología. Luego el director y los actores, emisores en segundo grado, lo
transforman en texto espectacular, proponiendo a su vez sus propias significaciones.
La actividad del espectador consiste en una opción de desciframiento de los signos
que se le presentan en la representación. El código cultural, que es competencia de
cada espectador, desempeña un papel importante, pues está condicionado por el
ámbito, la educación, la influencia de los medios, etc.
CÓDIGOS SUBCÓDICOS
* Efectos luminosos
* Efectos especiales: música, sonidos,
ESCENOGRÁFICO truenos, lluvia, etc.
* Distribución espacial: muebles, puertas,
telón, etc.
* Lenguaje corporal
ACTORAL
* Lenguaje gestual
* Desplazamiento de los actores
1. El teatro en Grecia
Rastrear el origen de las manifestaciones teatrales no resulta tarea sencilla.
Los críticos coinciden, casi en forma unánime, en afirmar que el teatro nació unido al
juego, a la magia, a las ceremonias religiosas, y localizan este punto de partida, para
el mundo occidental, en Grecia, donde se hallaba asociado al culto religioso.
El mundo griego concibe la religión de un modo peculiar. Adquiere en él un
carácter popular, no dogmático. Los hombres la practican del mismo modo que
ejercitan cualquier otra actividad cotidiana. Está presente en todos los actos de la vida,
en la educación, en el arte, en los ejercicios gimnásticos, en el trabajo en general, y
aparece asociada al Estado, en forma particular; los dioses pertenecen no solo a la
colectividad de los fieles, sino también al Estado, por eso las ceremonias religiosas
son públicas e interviene en ellas la mayoría de los miembros de la comunidad con
cantos, danzas, música. Aquellos que no tienen participación activa, también asisten
como espectadores.
El prototeatro tiene, entonces, su origen en el culto que se realiza en honor a
los dioses, en especial para celebrar a Dionisos, divinidad de la naturaleza elemental
que encarna el mito circular de la fecundidad, que nace y muere cada año para
renacer. Dios amable, placentero, pero a la vez, como toda divinidad antigua, con una
doble naturaleza, terrible, destructiva, frenética. En él se aúnan, como en las dos
máscaras del teatro, rasgos positivos, benéficos, y aspectos negativos, dramáticos,
que provocan la risa y el placer, el llanto y el dolor de los mortales.
Nacido de la unión de Zeus, que se encuentra en lo más alto de la escala
jerárquica divina, con Semele5, diosa de lo bajo, de lo profundo, del país de los
5
Semele. Entre todas las doncellas mortales honradas por el amor de Zeus, rey de los dioses,
ninguna era más atractiva que Semele, hija de Cadmo y Armonía. Aunque consciente de sus
encantos superiores, Semele era excesivamente reservada, y fue sólo con gran dificultad como
Zeus, disfrazado de mortal, pudo exponer su petición de amor.
Semele, orgullosa de haber atraído al más grande entre los dioses, no volvió a ofrecer
resistencia, consintiendo a su unión. Su amor creció y prosperó; Júpiter bajaba desde el Olimpo
tan a menudo como le era posible para disfrutar de la compañía de sus amada.
Sus frecuentes ausencias terminaron por levantar las sospechas de Hera, la cual, como era
usual, no escatimó esfuerzos para descubrir qué poderoso encanto había sido capaza de
separlo de su lado. Después de unos pocos días se enteró de todo, decidiendo inmediatamente
llevar a cabo su venganza y castigar a su veleidoso esposo. Para acometerla con éxito, asumió
el rostro y la forma de Beroë, la anciana niñera de Semele, entrando así sin levantar sospechas
en el cuarto de la joven princesa.
Inmediatamente entabló conversación con la joven a su supuesto cuidado, hábilmente
extrayéndole una confesión completa.
La falsa niñera le preguntó a Semele si estaba segura de que él era el rey de los dioses, como
él declaró, y si la había visitado con toda la pompa de su indumentaria real. La doncella
respondió que él solía visitarla disfrazado únicamente de mortal, después de lo cual Beroë, con
indignación fingida, le contó a la joven que él debía ser un villano o un impostor, pues ante Juno
rara vez aparecía si no era con atavíos de dios.
muertos, representa el abandono al puro existir, la fertilidad ubérrima, sobre todo la de
los viñedos, el renacer de la primavera, y también el mundo infernal, la muerte de la
vegetación en invierno y la caducidad de las cosas.
Los ritos que expresaban el exceso de dolor por la muerte y la alegría por la
resurrección del dios tenían un carácter orgiástico. Se representaba a Dionisos
acompañado de una comitiva embriagada ( = “thiasos”), de sátiros6, silenos y
deidades de los bosques. Las mujeres que lo celebraban danzaban enajenadas en
torno a su efigie y se enfervorizaban hasta enajenarse. Bailaban, con sus cabellos
sueltos, coronadas sus cabezas con hiedras y serpientes; se las conocía con el
nombre de Bacantes, Ménades o Tiades.
En estas ceremonias los movimientos de las ménades y los sátiros, que
integraban la representación, fueron llamados por los griegos = “dráo” (hacer,
ejecutar, accionar); de ahí derivará la palabra drama, acción.
Sus celebrantes, cubiertos con pieles de macho cabrío, formaban un coro, que
luego sobrevivirá en la tragedia ática; este coro cantaba un himno en honor a Dionisos,
denominado ditirambo. La etimología de la palabra tragedia se asocia con este
hecho: “tragós” = (macho cabrío), “odé” = (canto); “tragoidía” =
(canto de los machos cabríos). Aristóteles asigna a la voz el sentido de desmedido, lo
que excede los límites normales, luego pasó a significar lo terrible y espeluznante.
El culto de Dionisos, en su origen celebrado en Parnaso, Delfos, Argos y
Laconia, especialmente en los montes Citerón y Taigeto, se extendió por toda Grecia
con rapidez.
Así fue que, en la siguiente ocasión en que Zeus hizo acto de presencia, la doncella utilizó
todas sus lisonjas para exigirle un juramento solemne por el cual le concedería cualquier
petición que ella eligiese formular. Zeus le hizo el más solemne de los juramentos para
satisfacer su capricho. Con la promesa ganada, Semele le pidió a su amante que regresara
veloz al Olimpo, adquiriera su propia forma y regresara rápidamente a su lado, rodeado por
toda la pompa celestial y armado con sus terribles bolas de rayo. Zeus, horrorizado ante esta
imprudente petición, le imploró que pidiera alguna otra cosa y que lo librara de una promesa
cargada de peligros para ella; todo fue en vano. Semele disfrutaba saliéndose con la suya.
Por tanto, Zeus regresó al Olimpo, modificó su disfraz tanto como le fue posible, difuminó su
gloria por donde pudo y eligió el más flojo entre sus rayos, pues bien sabía que un mero mortal
no podría soportar la conmoción de toda su gloria. Entonces, montado sobre un pálido destello
de relámpago, salió disparado hasta Semele.
Pero, aunque mucho más moderado de lo normal, esta aparición fue más de lo que los nervios
humanos de la pobre Semele pudieron soportar, cayendo desvanecida al suelo ante la primera
visión de su amante. Olvidándose de todo excepto de la alarmante condición en que se
encontraba ella, Júpiter corrió a su lado, pero el relámpago que revoloteaba sobre su cabeza
prendió fuego a todo el palacio, el cual quedó reducido a cenizas.
Semele pereció abrasada; la única persona que escapó fue Dioniso, hijo de Zeus y Semele,
que fue rescatado por su padre.
6
Sátiros: semidioses lascivos, mitad hombre y mitad macho cabrío.
En forma paulatina, el sentido religioso original se debilita y va ganando terreno
el aspecto externo, puramente humano del culto. De este modo, las representaciones
dramáticas permanecerán unidas a las fiestas dionisíacas.
(coreguía)
7
Demóstenes dice en un discurso que en esos días sacros no se podían realizar operaciones
comerciales ni exigir el pago de deudas.
Tratándose de una institución de estado de carácter religioso, se constituyó en
un rito impuesto ( -“leitourguía”-, de -“leitos” = público- y
-“ergon” = trabajo-) Era una carga pública que debían asumir los ciudadanos ricos.
Esta liturgia se llamaba . El corega era elegido por el arconte epónimo
en las Grandes Dionisíacas, y por el arconte rey en las Leneas; su obligación consistía
en “producir”, es decir, subvenir a los gastos de una tetralogía.
Los autores presentaban sus obras al arconte, quien seleccionaba tres
tetralogías (por ende su gusto personal determinaba qué autores serían
representados). Cada corega se encargaba de producir la tetralogía de un autor. Debía
pagar al poeta y al coro (constituido por no profesionales), al flautista, a uno, dos o tres
actores profesionales y alquilar las máscaras y trajes que generalmente pertenecían al
arrendatario del teatro.
El autor hacía las veces de director y en algunas oportunidades también
trabajaba como intérprete.
El corega gozaba de beneficios: durante el año de su persona era
sagrada. Si alguien lo injuriaba, se consideraba una ofensa hecha al pueblo y podía
llevar al ofensor ante un tribunal. Si su coro ganaba, se le daba un trípode que tenía
derecho a alzar sobre un monumento en la vía pública, con una inscripción que
conmemoraba el acontecimiento. Del Pritaneo (casa de los arcontes) al templo de
Dionisos había una calle llamada “De los Trípodes”, bordeada por estos monumentos.
Tribunal
Estaba constituido por cinco jueces para la comedia y cinco para la tragedia,
elegidos por sorteo entre los miembros de las diez tribus; debía prestar juramento de
imparcialidad. Sin embargo, la reacción del público durante el espectáculo, pues era
muy efusivo, debía influir sobre un fallo.
Premios
Había premios en dinero para los tres poetas concursantes. El ganador recibía
una corona de hiedra. Además del premio para el autor y el corega, existían premios
para los actores, independientes de la tetralogía ganadora.
(didascalia)
Las didascalias eran inscripciones que recordaban cada concurso: las piezas
que habían participado y el resultado final. Aristóteles recopiló esos datos en una obra
perdida que llevaba ese nombre. Los alejandrinos también lo hicieron e igualmente se
perdieron sus trabajos. Pero los manuscritos de las piezas conservados reproducen
los datos de las inscripciones, de la obra de Aristóteles o de las de los alejandrinos.
Gracias a esta información es posible reconstruir las tetralogías, conocer títulos y
autores de piezas perdidas, fechas de representación y resultados de los concursos.
8
Los colores de estas pelucas también estaban codificados: los morenos eran crueles; los
rubios, con bucles, eran héroes.
(“keraunoskopeion”): antorchas o juego de espejos por los que se
simulaban los relámpagos.
(“gueranós”): maquinaria por la que se alzaban los cadáveres al cielo.
1.1.6. Escenografía.
La escenografía es la pintura de decorados cuya invención es atribuida a
Sófocles. Filósofos y físicos colaboraron para adaptarlas a las normas de la
perspectiva. Se adosaba al frente. Los decorados trágicos tenían columnas, estatuas y
frontones. Los cómicos, casas privadas y ventanas. Los satíricos, paisajes agrestes.
El motivo principal del decorado trágico era el frente de un palacio o templo.
Ante un palacio se desarrolla Agamenón, Las Coéforas (Esquilo); Edipo Rey, Electra
(Sófocles); Orestes, Medea (Eurípides); frente a un templo, parte de las Euménides
(Esquilo). Algunas piezas exigían decorados especiales, como Prometeo (Esquilo) que
se desarrolla en una roca frente al mar y Electra (Eurípides), frente a una cabaña.
Había también dos enormes prismas triangulares ubicados en los costados de
la escena que, girando sobre sí mismos, permitían variar de decorado en plena acción.
Prólogo: se trata de una escena breve donde uno o dos actores nos presentan la
historia y sus personajes principales.
Se considera que el primer autor lírico que sustituyó las palabras improvisadas
del ditirambo, alrededor del -600 fue Arión de Lesbos. Lo siguió Tespis quien
introduce un actor que habla con el coro.
Después de Tespis, Atenas fue por tres siglos la capital del teatro. Los tres
grandes trágicos, Esquilo11, Sófocles12 y Eurípides13 fueron atenienses, al igual que
Menandro, autor de la “comedia nueva”.
La primera tragedia que se conserva es Los persas de Esquilo. Trata acerca de
las guerras sostenidas por éstos contra los griegos. La primera comedia es Los
Arcanienses de Aristófanes, especie de alegato en favor de la paz
Durante el siglo de Pericles, los autores representaban en los festivales tres
tragedias y una sátira. Cuando tenían un punto de unión se llamaban tetralogías, por
ejemplo: La Orestíada, de Esquilo, que comprende: Agamenón, Las Coéforas y Las
Euménides y una comedia satírica, Proteo, que se ha perdido.
11
Esquilo (525-456 a.C.). En su teatro se unen lo religioso y lo patriótico; lo divino y lo humano.
Coloca en escena el segundo actor, permitiendo el diálogo en la representación. Aunque
depende del coro, redujo el número de integrantes. Los argumentos de sus obras son simples,
pero sus efectos catastróficos. Dio preponderancia a los parlamentos sobre el canto. El drama
más antiguo de Esquilo es Las suplicantes. El coro representa aquí el papel principal. La acción
es sencilla: las hijas de Dánao han huido de Egipto por no querer acceder a una unión
antinatural con sus parientes. La obra plantea, pues, un problema moral.
Otras obras son, además de la trilogía La Orestíada, Prometeo encadenado, Prometeo liberado
y Los siete contra Tebas.
12
Sófocles (495-406 a.C.). En sus tragedias la trama se complica, ya que desplaza el centro de
atención más hacia la interacción de los personajes que hacia la justicia divina. Agregó a los
dos actores de Esquilo un tercero, que contribuyó al dramatismo de la pieza.
13
Eurípides (480-406 a.C.). Llamado el “filósofo de la escena”. Es el más moderno de los tres
trágicos. Dejó de lado los grandes problemas de la moralidad y la religión para interesarse por
el hombre y sus reacciones psicológicas. Bucea en el interior del individuo más que en sus
sentimientos religiosos. Escribió una obra contra la guerra, Las Troyanas.
El teatro de Eurípides representa la paulatina secularización de la cultura religiosa y mítica. Los
dioses y los héroes son reemplazados por los hombres. El héroe tradicional pierde grandeza y
se humaniza.
Esquilo y Sófocles enfrentaban hombres y dioses. Eurípides considera que las divinidades son
“ficciones engañosas”.
2. El teatro en Roma
Los orígenes del teatro romano también están vinculados con ceremonias y
cultos ofrecidos a divinidades agrarias. Probablemente los juegos fescenios,14 en
honor a Baco (Dionisos), una especie de “komos” burlón, con mímica y danzas traídas
por los etruscos, quienes aportaron diversos elementos: acompañamiento con flauta,
bailes, uso de la máscara, etc. Debe agregarse a estas consideraciones el progresivo
conocimiento de las suntuosas representaciones del teatro griego que los romanos
irían percibiendo en sus sucesivas conquistas. En este sentido, la guerra que enfrenta
a la República Romana con Cartago en el 244, denominada Primera Guerra Púnica,
establece el contacto con el arte y la literatura griegos. Estas guerras se desarrollaron
fundamentalmente en Sicilia. Los soldados permanecieron allí varios años. Los
romanos conocen, entonces, el teatro griego y se hacen en Roma las primeras
representaciones de obras griegas traducidas y adaptadas, pues ellos desean tener
algo semejante. Por esta razón, agregan a las festividades romanas (ludi romani15–
juegos anuales en Roma) dichas representaciones. En primer término, se representan
tragedias y luego, con Plauto y Terencio, comedias.
14
Juegos fescenios, de fascinum (amuleto).
15
En los ludi romani se representaban por primera vez las obras teatrales. En ellos, en un
principio, había carreras de carros, oportunidad para que los caballeros demostraran la
habilidad de sus caballos. En los ludi de mes de septiembre, que se desarrollaron a partir de
procesiones triunfales al templo de Júpiter, las carreras no se consideraban probablemente en
los tiempos históricos con significación religiosa. Se las organizaba a los efectos de la diversión
y las obras de teatro, los ludi scaenici que se agregaron a las carreras en el –240, se ofrecían
también como diversión, y en sí mismos no tenían las conexiones con lo sagrado que tuvieron
las representaciones griegas. Estos juegos romanos eran organizados por magistrados que
para el caso contaban con ciertas sumas administradas por el Estado, sumas que casi nunca
cubrían todos los gastos. Por otra parte, a pesar de los intentos por atraer a la nobleza, quienes
acudían a los espectáculos eran los hombres y mujeres pertenecientes a la clase media baja.
Si la mayoría de los nobles senatoriales hubieran sido concurrentes, Roma no habría tenido
que esperar casi dos siglos para tener un teatro permanente.
Los romanos tenían alguna otra forma de literatura; pero todo es dejado a un
lado ante el deslumbramiento que provoca el mundo helénico.
El teatro en Roma dependía del Estado y todos tenían entrada libre. Había
numerosas escuelas de actores, que fueron dirigidas por retóricos y florecieron en
tiempos de Cicerón.
La disposición del teatro era más o menos la misma que en Grecia, pero el
coro dejó de evolucionar en la orchestra y ascendió a una tarima, cerca del escenario.
Los teatros funcionaban el día entero, casi con el concepto de negocio espectáculo.
Los directores de las compañías compraban las obras a los poetas y las ponían en
consideración de los patrocinadores de los juegos. Los esclavos, todos varones,
podían representar varios papeles durante una sola obra y el público adjudicaba el
premio en los concursos a los actores, no al autor y a la pieza.
Los romanos disminuyeron drásticamente el papel del coro, su evolución y
canto en la orchestra, hasta su casi desaparición, no tanto por cuestiones de costo,
sino por una innovación artística: una mayor cercanía entre el público y la ficción
teatral. De todas formas, el aspecto musical fue mantenido: en el transcurso de su
representación, las obras alternaban el diálogo o el recitado acompañado de música,
con extensos pasajes cantados por los actores, similares a un canto lírico próximo a la
ópera bufa, e incluso a la ópera moderna.
16
Plauto (254-184 a.C.). De él se conservan 20 comedias paliadas que no son meras copias del
original griego, sino reelaboraciones en las que el autor plasma su sello personal. En ellas se
destacan el tono popular, la ambientación urbana, el diálogo vivaz y lleno de humor. Los
personajes representan tipos sociales como el esclavo, rico en recursos, sagaz y leal a su amo;
el soldado que se vanagloria de sus hazañas; la cortesana; el joven enamorado y el viejo
avaro.
Entre sus obras se destacan La comedia de la ollita y El soldado fanfarrón (Miles gloriousus)
situaciones graciosas (antecedente de la Commedia dell’arte, cfr. ut infra). Las
atelanas, llenas de equívocos, situaciones groseras y ruidosas, tendientes a la sátira
política, llegaron a acompañar las representaciones de las tragedias e influyeron en la
comedia culta. El propio dictador Sila, a principios del siglo I a.C., escribió este tipo de
comedia. Con posterioridad a la época de Sila, la farsa va adquiriendo un espacio más
destacado en detrimento de la comedia.
17
Las primeras manifestaciones teatrales, durante la época carolingia (s. VIII a s. X), se dan a
través de los dramas litúrgicos, representaciones de textos escritos en latín, relacionados con
las celebraciones de Pascua, Navidad y Reyes, y dirigidos a un público limitado: los monjes y
religiosos en general. Su ámbito es la iglesia románica o el convento. Más adelante, la iglesia
tiene la necesidad de difundir los pasajes bíblicos para los iletrados. Con la aparición de la
catedral gótica, más amplia que la románica y más adecuada para la representación, se logra
este objetivo y los dramas litúrgicos se trasladan al ámbito urbano. Frente a las catedrales, los
habitantes de la ciudad asistían al espectáculo teatral.
al mismo tiempo propició la creación de un tipo de drama consustanciado con la
evolución de la sociedad.
18
La Baja Edad Media es el período que transcurre desde que se anuncia la crisis del orden
medieval -en la segunda mitad del siglo XIII- hasta las postrimerías del siglo XV. (José Luis
Romero).
19
Los investigadores que estudian el período se encuentran con dificultades serias ya que es
casi imposible reconstruir la representación, la puesta en escena.
20
Esta vertiente profana pareciera estar ligada a los festejos tradicionales, a las fiestas de Año
Nuevo, a la celebración de la primavera , al Carnaval, donde se canta y se danza y en el que
predomina la alegría, la risa, la burla, la sátira.
Según señala Bajtín, estas fiestas populares subvertían el orden oficial establecido por la
Iglesia. En ellas el pueblo participa de una realidad distinta de la establecida, del mundo al
revés, en el que el pobre representa durante el día de fiesta el papel del señor rico y poderoso
y el campesino se disfraza de señor feudal. La representación, con un sentido satírico y crítico,
va a dar origen a nuevas formas de la comedia: la farsa y la sottie.
TEATRO PROFANO TEATRO RELIGIOSO
Farsa. La palabra farsa, como otras voces Misterio. Representación teatral de tema
literarias (entremés, sátira, potpourri) tienereligioso que floreció durante la Edad Media
un origen culinario. Farsa proviene del latín hasta el siglo XV inclusive, en toda Europa
farcire, rellena, embutir. Se usó para (especialmente en Francia, Alemania y
denominar las glosas no canónicas que se España). En el misterio aparece una
agregaban a los textos consagrados. combinación de sentimentalismo y realismo,
Forma teatral cómica, cuyos recursos se propio de la creencia religiosa popular, que
aproximan a los de la baja comedia; en la escena se manifiesta como una
aparecen situaciones definidas por la mezcla de lo trágico y lo cómico.
exageración, efectos frecuentes deConstituyen una suerte de imaginería
pantomima, caracterizaciones ridículas y popular donde los temas de la historia
payasescas, realismo trivial que redunda religiosa, desde la creación hasta los santos
en la escasa dimensión psicológica de sus medievales, es representada y recortada en
personajes que son generalmente tipos. escena. Las representaciones de los
Esta forma literaria popular desarrolla misterios solían durar varios días; eran, a
temas graciosos, como el burlador burlado. menudo, organizadas por las diferentes
En la Farsa de Maese Pathelin, un pícaro corporaciones y gremios; intervenían en
abogado engaña a un mercader, pero es ellas hasta 200 personajes. El escenario, en
finalmente burlado por un pastor. Es la plaza pública o en el atrio de las iglesias,
importante considerar la influencia de la llegaba a los 50 metros de largo. La
farsa sobre el teatro moderno: Molière y amplitud temporal del misterio permitía
Shakespeare. intercalar canciones, debates, escenas de
farsa, etc.
Sottie. Relacionada con el Carnaval, se Milagro. Su creación de atribuye a Jean
encuentra la sottie (del francés sot, tonto) o Bodel. Tipo de obra dramática religiosa
“fiesta de los locos o de los tontos”. En ella medieval. Abundó sobre todo en Francia; su
se critican las clases dirigentes y las florecimiento se produjo en el siglo XIV.
costumbres religiosas; los personajes se Este género se estructura en tres actos, en
disfrazan con cabeza de asno o capuchón cada uno de ellos aparece un ámbito
de tonto. El loco-tonto tiene sabiduría y a distinto: el de la fe, el feudal y el burgués
través de sus parlamentos se expresan (en este último, las escenas se desarrollan
verdades irrebatibles. Se desarrollan en la en tabernas). Su representación se
plaza pública, donde se realizan las ferias, realizaba en el atrio de iglesias y
quizá la institución popular más importante catedrales. Los temas de los milagros
en la Edad Media solían centrarse sobre alguna intervención
sobrenatural (milagros de la Virgen o de los
Santos) en la solución de problemas
planteados en la vida cotidiana. Se trata,
pues, de piezas hagiográficas sobre la vida
de santos y sus milagros. Son conocidos La
jeu de Saint Nicolas (El milagro de San
Nicolás) de Bodel; El milagro de Teófilo de
Rutebeuf y Los milagros de Nuestra Señora
de Berceo.
Autos sacramentales. A partir de la
instauración de la fiesta de Corpus Christi,
se intensificaron las representaciones sobre
carromatos. Allí se representaban cuadros
vivientes de la Pasión de Jesús, que
reciben en España el nombre de autos
sacramentales y que llegan a su apogeo
con Calderón de la Barca. 21 Los autos son
21
En España se han conservado fragmentos de un único drama litúrgico escrito en romance
castellano, alrededor de la segunda mitad del siglo XII, el Auto de los Reyes Magos. Consta
de tres escenas en que cada uno de los Reyes Magos monologa acerca de la nueva que
anuncia la estrella de Belén. La obra se abre con la expresión de Gaspar que dice: “Dios
criador qual maravilla”. El fragmento se interrumpe con la consulta que hace Herodes a los
piezas dramáticas en un solo acto y en
verso, en la que se representan, en forma
alegórica, temas relacionados con la Biblia,
la hagiografía, el dogma católico y los
sacramentos, especialmente el de la
Eucaristía.
Lauda. Poema medieval italiano de
inspiración cristiana; está compuesto,
generalmente, en versos octosílabos. En el
siglo XIII, los laudi incorporan diálogos a su
estructura lírica y señalan uno de los
caminos hacia el drama religioso medieval.
Famoso autor de laudi fue Jacopone Todi,
con su Pianto della Madonna (Llanto de la
Virgen)
Pasión. En ella se representaba la
comparecencia de Jesús ante Pilatos.
Ambos personajes dialogan.
Moralidad. En la Edad Media tardía
(alrededor del siglo XIV), obra teatral
generalmente breve, de carácter teológico,
alegórico y con intención didáctica. Su
estructura dramática era mínima, ya que se
trataba de una alegoría dramatizada; sus
personajes principales eran vicios y virtudes
que luchaban generalmente por la
conquista de un hombre, representante de
toda la humanidad. Su origen es francés; en
España, la moralidad fundió sus
características con las del auto y las farsas
morales. Entre las siete moralidades
inglesas del siglo XV que se conservan se
destaca una pieza de este tipo llamada
Everyman (Cadacual). Se trata de una
moralidad que desarrolla el tema del
hombre disoluto que a la hora de morir se
encuentra solo, todos lo han dejado, sus
amigos, sus riquezas, únicamente lo
acompañan las Buenas Acciones, que por
último salvan su alma.
Para concluir, se puede señalar que en las postrimerías del siglo XV, en 1499,
haciendo puente con el Renacimiento, se publica la primera edición de una de las
obras dramáticas más destacadas del medioevo, La Tragicomedia de Calixto y
sabios de su corte, los rabinos, sobre los hechos que le han referido los magos.
Melibea de Fernando de Rojas22. Esta obra participa de lo tragicómico en su acepción
moderna: como combinación de lo sublime y lo grotesco.
22
La Celestina ha planteado controversias en cuanto a su adscripción a un género
determinado:
a. Algunos críticos consideran que se trata de una novela tanto por su extensión como por el
empleo arbitrario de las unidades de tiempo y espacio (para algunos es una novela dialogada y
para otros, una novela sentimental -concentra su interés en el análisis de los sentimientos
amorosos en particular a través de personajes femeninos-).
b. Otros críticos defienden la condición teatral de la obra apoyándose en el diálogo, la
carencia de partes narrativas, la división en actos y la presencia de apartes. Sin embargo, uno
de los inconvenientes que presenta para su representación es la diversidad de espacios
escénicos. Los personajes se mueven por una multiplicidad de escenarios tanto interiores
(casas de Calisto, Melibea y Celestina) como exteriores (calles y plazas). La ausencia de
acotaciones obliga a que los personajes de un modo implícito marque las distintas secuencias.
En realidad, Rojas escribió La Celestina bajo un modelo literario muy conocido y difundido
durante la Edad Media: la comedia elegíaca.
c. Otros la consideran una obra agenérica, imposible de clasificar dentro de ningún género
convencional.
vital importancia el cambio en la mentalidad científica que se manifiesta en la
enunciación de la teoría heliocéntrica de Copérnico, confirmada luego por Galileo, las
teorías políticas de Maquiavelo, las críticas de Erasmo y Tomás Moro y el
descubrimiento de la perspectiva áurea, que hace del arte un todo ordenado y
armónico, según los ideales del neoplatonismo.
El Renacimiento instaura el drama humanista italiano –que precede a la
Commedia dell’ Arte- de escasa importancia en cuanto a los textos, pero muy relevante
a la hora de restablecer las unidades clásicas de acción, lugar y tiempo; la separación
entre escena y público (tal como se conoce en el teatro moderno) y el concepto de
concentración dramática. Asistimos, pues, a la creación de los grandes teatros
nacionales, cuya característica será una extremada libertad artística, excepto en
Francia, donde se produce más tarde, muy entrado el siglo XVII.
23
Carlo Goldoni (1707-1793). Comediógrafo italiano.
La Commedia dell’ arte fue una forma de teatro fundamentalmente popular, que
surgió en la segunda mitad del siglo XVI, en Italia. El inicio de esta escuela, nacida del
pueblo y más tarde elaborada en las cortes, se debe a un comediante y autor, Angelo
Beolco, llamado el Ruzzante, quien hacia 1520 con su propia compañía profesional,
integrada por hombres y mujeres, interpretaba obras derivadas de la comedia latina,
haciendo hincapié en los tipos que luego pasarán a la Commedia dell’ Arte. Las
representaciones se realizaban en la plaza pública y los actores pasaban una gorra
entre el auditorio para que los espectadores depositaran en ella algunas monedas
como retribución a la actuación ofrecida. Las compañías recorrían en carromatos los
pueblos, convirtiéndose sus integrantes, por este hecho, en verdaderos cómicos de la
legua. Los espectáculos se realizaban sobre la base de improvisación. Los actores no
contaban con textos escritos; por esta razón se la llamó commedia all’improviso.
Con posterioridad se agregó una línea argumental sobre la cual se improvisaba; por
eso, recibe también el nombre de commedia a soggetto; es decir, improvisada sobre
un tema (soggetto) dado.
En las representaciones eran frecuentes las bromas (lazzi); los actores debían
tener una excelente preparación gimnástica, ya que las características de la actuación
exigían gran destreza física.
Los personajes de la commedia dell’ arte alcanzaron validez universal a través
de la creación de tipos como:
* Doctor boloñés, médico o abogado, típico pedante de la comedia clásica.
* Capitán Matamoros (también llamado Fracassa, Aspaviento o
Rodomonte), soldado fanfarrón que llevaba una máscara de nariz afilada, largos
mostachos y capa colorida o negra.
* Arlequín (zanni o criado), especie de diablo grosero y brutal, ágil y malvado;
llevaba mascarilla negra y traje a cuadros o rombos de distintos colores y sable de
madera.
* Polichinella (zanni), personaje burlesco que presentaba doble joroba, nariz
aguileña, sombrero bicorne y era aficionado a la comida y la bebida. Siempre era
víctima de alguna paliza.
* Pedrolino (zanni, en Francia se convertirá en Pierrot), galán siempre
rechazado por la frívola Colombina. Era un romántico, ejecutante de mandolina.
* Colombina (zanni), la más famosa de las criadas, joven y pícara, se
dedicaba a colaborar con los amores de su ama, mientras hacía sufrir a sus
pretendientes.
* Scaramouche, otro de los criados
A los personajes se los reconocía, pues, siempre por sus vestimentas y, en algunos
casos, por sus máscaras y ciertas características invariables de expresión y lenguaje.
Estas compañías de cómicos y el tipo de teatro que practicaban ejercieron gran
influencia sobre comediógrafos de toda Europa (Molière se inspiró en ellos para la
composición de sus comedias).
24
El teatro Globe, en Southwark, donde se estrenaron muchas de las obras de Shakespeare y
del que él mismo fue empresario, fue construido en 1599. Se incendió en 1613, fue
reconstruido al año siguiente y finalmente demolido en 1644, después de que las salas de
espectáculos fueran clausuradas por orden del lord protector Oliver Cromwell.
25
Christopher Marlowe (1564-1593). Dramatrugo y poeta inglés.
verano (en la que incorpora a la escena seres sobrenaturales como hadas y duendes)
y Las alegres comadres de Windsor.
Sus tragedias tienden a captar la esencialidad del alma humana a través de
sus aspectos positivos y negativos. En ellas personifica las pasiones y los
sentimientos: los celos desmedidos en Otelo, el amor prohibido en Romeo y Julieta, la
ambición desmedida en Macbeth, la ingratitud de los hijos en El rey Lear y la duda en
Hamlet.
Las escasas noticias acerca de su cultura, la falta de manuscritos que
comprueben fehacientemente la autoría de sus obras, los testimonios dudosos acerca
de sus actividades han generado numerosas especulaciones que le niegan existencia
como dramaturgo. Sus obras han sido atribuidas a diversos personajes de la época: a
Francis Bacon, canciller del reino, iniciador del ensayo inglés; a Christropher Marlowe,
exiliado bajo nombre supuesto y a varios personajes encumbrados como el Conde de
Derby u el Duque de Southampton, hombres de letras, conocedores de las costumbres
cortesanas y de la geografía europea.
Lo más asombroso, el perdurable misterio de este genio del teatro y de la
poesía, es que poco antes de cumplir los 50 años, en plena prosperidad y ejercicio de
su talento, decidió jubilarse y regresar a su pueblo natal (Stratford - on - Avon) donde
vivió como un pacífico granjero, sin volver a escribir ni siquiera un soneto hasta el día
de su muerte. Su última obra, considerada prácticamente su testamento literario, es La
Tempestad; esta se caracteriza por la gran cantidad de símbolos que encierra.
26
Indudablemente el dramaturgo más importante es Georg Kaiser (1878-1945). Tratra de
expresarse en las formas más diversas desde la tragedia hasta la comedia, desde el drama de
discusión social hasta la pieza de tipo revista. No sólo plantea problemas candentes de su
tiempo, sino que también traduce en diálogo, acción y movimiento escénico cuanto le intriga.
Para Kaiser, el teatro debe representar choques entre ideas, no ya entre personajes o
caracteres. Algunas de sus obras más importantes: Gas, Del amanecer a medianoche, El
incendio de la ópera.
Tic- Tac
Claudio de la Torre
Antonin Artaud (1896-1948) fue poeta (El ombligo de los limbos, El pesa-nervios),
ensayista (Viaje al país de los Tarahumaras, Van Gogh, el suicidado por la sociedad),
dramaturgo (El vientre quemado o la madre loca, Los Cenci), pero sobre todo actor,
director y hombre de teatro total. Su intuición de un teatro trascendente y metafísico
que implicara totalmente al espectador en una experiencia vital, quedó plasmada en el
Manifiesto del teatro de la crueldad y fundamentalmente en los diversos artículos que
reunió bajo el título de El teatro y su doble. Este texto, ignorado en su época, fue
redescubierto por diversos grupos que protagonizaron la vanguardia escénica de los
‘70. En él hace hincapié, fundamentalmente, en la expresión corporal como lenguaje
del drama.
Artaud retomó los postulados de Alfred Jarry para crear lo que él llamó el
“teatro de la crueldad”, un drama capaz de exponer el mundo de los sueños,
diluyendo, a la manera de la vanguardia surrealista, el peso de lo real en procura de
liberar el inconsciente. Su objetivo principal consistía en producir tensión e
incomodidad en el espectador y agredirlo haciéndole ver sus instintos escondidos.
Durante la década del ‘50 surge el teatro del absurdo. Esta denominación,
inspirada en el existencialismo de Albert Camus, fue empleada por primera vez en
1961 por el crítico Martin Esslin para definir al grupo de dramaturgos contemporáneos
cuya obra giraba precisamente en torno al absurdo de la condición humana.
El teatro del absurdo refleja la desintegración de la sociedad, la falta de
humanidad, la crisis de comunicación, la decadencia del arte y la cultura. Se origina,
fundamentalmente, en Francia, aunque tuvo otras manifestaciones en Alemania con
Günter Grass; en España, con Fernando Arrabal; en Inglaterra, con Harold Pinter y
en EE.UU. con Edward Albee. Pero su germen se encuentra en París, con escritores
como Jean Genet y varios autores de distintos orígenes tales como el rumano
Eugène Ionesco y el irlandés Samuel Beckett que usaron el francés como medio de
expresión.
El “antiteatro”, como también se lo llamó, abreva en la alegoría medieval, en la
Commedia dell’ arte, en la filosofía existencialista, en el cine mudo, en la pantomima a
través de actores como Charles Chaplin, Buster Keaton y los hermanos Marx. Pero la
verdadera fuente en que se nutre el teatro del absurdo es el surrealismo, en Alfred
Jarry27, Apollinaire28 y Antonin Artaud29.
27
Alfre Jarry (1873-1907). De su inclasiflicable obra sobresale la saga del “padre Ubu” (Ubu rey,
Ubu encadenado) que prefigura la dramaturgia vanguardista del siglo siguiente.
28
Guillaume Apollinaire (1880-1918) representa el puente perfecto por el que los movimientos
prosrománticos y el simbolismo se encuentran con las mayores audacias formales (cf.
caligramas) que desembocarán en le surrealismo.
29
Antonin Artaud(1896-1948). Poeta, ensayista, dramaturgo, actor, director, encarna la tensión
extrema y la propuesta más alta de revolución escénica del siglo XX. Artaud dio supremacía a
Ionesco es uno de los mayores representantes del teatro del absurdo. Sus
obras proponen un humanismo liberal que se opone a los avances de la tecnología y
que denuncia la incomunicación y la crueldad del hombre contemporáneo. Se plantean
el problema del lenguaje como instrumento de comunicación; el medio más apreciado
de comunicación se ha convertido en nuestro siglo en un instrumento de poder y
destrucción. Desde su primer éxito, La cantante calva, Ionesco aportó al teatro
contemporáneo el modelo más extremo del absurdo: las respuestas mecanizadas, las
frases hechas, la profunda incomunicación de la vida social. En sus obras siguientes
(La lección, Las sillas, Víctimas del deber) esa búsqueda fue acompañada de un
humor cada vez más feroz, para llegar en sus títulos de madurez (Rinoceronte, El rey
se muere, La sed y el hambre) a una manifestación de angustia rayana en la
desesperación.
El teatro de Beckett, por su parte, resulta cargado de angustia. El hombre
beckettiano está inmerso en un mundo sin significación, como en Esperando a Godot:
nada tiene sentido, se espera algo que no llega; esta obra es, pues, la metáfora mayor
sobre la desesperanza y el sin sentido de la vida presente en el resto de su producción
(Final de partida, La última cinta, ¡Oh, los días felices!).
BLIOGRAFÍA CONSULTADA
ARISTÓTELES, La Poética, México, Editores Mexicanos Unidos, 1996.
BARTHES, Roland, Lo obvio y lo obtuso. Imágenes, gestos, voces, Barcelona, Paidós,
1995.
lo psicológico, liberó el inconsciente oprimido e identificó lo dramático con la crueldad a través
de lo que él mismo llamó el teatro de la crueldad (cfr. Manifiesto del teatro de la crueldad
-1932- y El teatro y su doble -1938).
BOWRA, C. M., Historia de la Literatura Griega, México, FCE, “Breviarios”, 1996.
CASTAGNINO, Raúl, Teoría del Teatro, Buenos Aires, Plus Ultra, 1984.
CODOÑER, Carmen [comp.], Historia de la Literatura Latina, Madrid, Cátedra, 1997.
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