Requisitos de Pastor
Requisitos de Pastor
Requisitos de Pastor
Predica
Bueno, ¡el niño tenía razón en un sentido! El trabajo visible de un anciano debe
centrarse en lo más importante: la predicación de la Palabra cada domingo. Sin
predicación no hay vida, y sin vida no hay iglesia, y sin iglesia no hay pastor.
Fundamentalmente, un pastor es alguien que “es apto para enseñar” (1
Ti. 3:2) y que “predica la Palabra” (2 Ti. 4:2). Eso es verdad para pastores
nuevos y pastores experimentados. Nunca nos cansamos de predicar y mejorar
en nuestra predicación porque es lo que da vida a la iglesia. Spurgeon, en el
apogeo de su ministerio, dijo “todavía estoy aprendiendo a
predicar”. Muéstrame a grandes pastores de la historia de la iglesia y te
mostraré a pastores que predicaban la Palabra con fidelidad. Mateo Henry, Juan
Calvino, Jeremías Burroughs, Martyn Lloyd-Jones eran pastores cuya función
principal en su iglesia local era predicar. Pablo advirtió a Timoteo que la
predicación es necesaria hay personas que “teniendo comezón de oídos,
acumularán para sí maestros conforme a sus propios deseos; y apartarán sus
oídos de la verdad, y se volverán a mitos” (2 Ti. 4:3-4). Ya hay suficientes
doctores en mitología en la iglesia de hoy, no necesitamos más. Necesitamos
pastores predicadores.
Pastorea
Etimológicamente, un pastor es alguien que cuida a las ovejas. Es interesante
que la metáfora terrenal que tenemos para esta gloriosa tarea es una de un
pastorcillo de ovejas. Al Señor pareciera gustarle preparar a sus siervos usando
esta metáfora. Lo hizo con Moisés por cuarenta años, luego con David durante
su juventud y lo hace con todo aquel que entra al ministerio. El Señor no nos
ha llamado a ser vaqueros que van detrás del rebaño dando latigazos. No, el
Buen Pastor nos llama a ser pastores que vayan delante de las ovejas,
mostrando el camino, orando por ellas, alimentándolas, aconsejándolas y
sirviéndolas hasta poder entregarlas santas cuando el Señor nos llame.
Pastor, ¿amas al Buen Pastor? Entonces, apacienta sus ovejas (Jn. 21:17). La
forma en que un anciano pastorea a sus ovejas es directamente proporcional a
su amor por el Señor.
Protege
Escuché a un amigo pastor decir que nuestra tarea como ancianos es
“ahuyentar a los lobos, pastorear a las ovejas e ignorar a las cabras”. ¡Gran
verdad! Parte de nuestra tarea todos los días es no solo pastorear a las ovejas,
sino ahuyentar a los lobos teológicos que andan en el rebaño. Cazar a un lobo
requiere mucha diligencia, puesto que tienen “apariencia de piedad, pero
negarán la eficacia de ella” (2 Ti. 3:5). Este texto parece indicarnos que el
tiempo revela si lo que se ve es real o es solo una fachada. Algo debe estar mal
cuando una oveja, en vez de balar, aúlla. “A estos evita” (2 Ti. 3:5).
A veces también es tarea del pastor ignorar a las cabras. Las cabras son
aquellos asistentes a la iglesia que consumen demasiado tiempo del pastor,
pero no quieren comprometerse con la iglesia. Quieren los beneficios de una
oveja, pero sin estar en el rebaño. A las cabras les gusta estar aisladas, en el
monte. No les gusta ser guiadas, ni apacentadas, pero cuando se atoran entre
los matorrales, piden auxilio.
Los ancianos no somos llamados a pastorear a todo el mundo, sino a la iglesia
local en la que Dios nos ha puesto. Dediquemos la mayoría de nuestro tiempo
a cuidar de esas ovejas por las que daremos cuentas. Aquellas que han hecho
pacto con nosotros a someterse a nuestro liderazgo.
Si queremos ser buenos pastores, entonces, ahuyentemos a los lobos e
ignoremos a las cabras.
Prepara
Mark Dever suele decir que su tarea como pastor es “preparar a la iglesia para
el pastor que vendrá después” de él. Lo que quiere decir es que a veces los
ministros idolatramos más el ministerio que a Jesús. Sabes que un pastor no ha
hecho un buen trabajo cuando este muere o se va y la iglesia se cae en
pedazos o no sabe qué hacer. Un pastor visionario debe dejar lista a la iglesia
para cuando él falte. Podríamos decir que, en cierto sentido, un buen pastor es
aquel que cuando se ha ido, nadie se da cuenta. Pablo le instruyó a Timoteo a
buscar “hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros” (2
Ti. 2:2).
Se cuenta que cuando Martyn Lloyd-Jones dejó de pastorear en Westminster
debido a su salud, le preguntaron si se lamentaba de no poder hacerlo más, a
lo que el Dr. respondió: “Por supuesto que no, no vivo para ser predicador, vivo
para Cristo”. Lloyd-Jones entendía que el ministerio pastoral es solo temporal y
debemos preparar a otros para seguir con la tarea.
Promueve la santidad
Un hombre puede ser un gran predicador, un buen consejero y un erudito
bíblico, pero si no vive en santidad, no está calificado para ser pastor. Cuando
la Biblia habla de un pastor, no se enfoca en sus habilidades, sino en su
carácter. De las dieciséis cualidades de un pastor en 1 Timoteo 3:1-7 solo una
de ellas habla sobre su competencia (“apto para enseñar”). Todas las demás
cualidades se centran en el carácter del ministro, de las cuales “irreprochable”
es la suma de ellas. Un anciano debe vivir de tal forma que cuando vengan
acusaciones (y vendrán), estas se resbalen por su buen nombre delante de
todos. Por supuesto, los ancianos son cristianos comunes con la misma
necesidad de gracia que toda la iglesia, pero es esa misma gracia que prepara a
los ancianos a vivir de forma ejemplar el fruto del Espíritu.
Entonces, ¿qué hace un pastor en la iglesia local? Predica, pastorea, protege,
prepara y promueve la santidad. Estas cosas son suficientes para mantener al
pastor ocupado durante la semana, pero “para estas cosas, ¿quién es
suficiente? Pues no somos como muchos, que medran falsificando la palabra de
Dios, sino que con sinceridad, como de parte de Dios, y delante de Dios,
hablamos en Cristo” (2 Co. 2:16-17).
CONSIDERANDO EL ROL DE UN
PASTOR
(The Role of the Pastor Considered)
L a meta de un ministro de hacer
Las personas que pretendan acercarse a nuestra organización, sin lugar a dudas –y aunque
nada digan-, van a estar observando si realmente somos personas de compromiso; igual
como cuando llegábamos nosotros a conocer de Dios, mirábamos qué tanto compromiso
tenía nuestro líder con la causa de la iglesia, en todas las estrategias de crecimiento
espiritual (encuentros, discipulados, escuelas etc.); y esto se evidenciaba y entonces,
nosotros poníamos buen cuidado en cómo servían a los demás y mirábamos si realmente
estaría comprometido con todo aquello que nos estaba enseñando; y esa es la semilla que
iba quedando plantada en cada nuevo corazón. Dios nos confirma esto, en aquel pasaje
cuando Dios le dice a Moisés que aliste líderes de su pueblo, gente escogida para que le
ayudaran en el oficio de juzgar al pueblo, porque iba a colocar -Dios-, del espíritu del
mismo Moisés, en ellos, no dice que Dios iba a colocar de Su Espíritu, sino del espíritu de
Moisés en aquellos hombres, y si algo tenía Moisés, es que era un hombre comprometido,
con la causa del Señor, la cual era sacar al pueblo de Dios hacia la libertad.
Hay quienes consideran que por el hecho de ser mentores, ya no necesitan esforzarse
tanto, pero resulta que nuestros discípulos siempre están mirando qué tanto adoramos a
Dios, cómo es nuestro servicio y compromiso con la iglesia, si realmente nos gozamos
alabando al Señor, de lo contrario, lo único que ha de querer es que le cambien de líder,
porque desea tener al frente alguien que sea un desafío para él (ella) mismo(a); que sea
un mentor o mentora que lo quiera llevar muy adelante en su compromiso con Dios;
debemos tener cuidado, porque la Escritura dice que hay de aquel que sea un estorbo para
que alguno no alcance el propósito divino.
Estás obligado a progresar. Dios no lo demanda, porque no lo dejó dicho (Génesis 1:22),
tenemos la responsabilidad de progresar, porque cuando no hacemos así, hay gente
alrededor de uno que se empieza a cansar; hay mujeres que se cansan del estancamiento
de su esposo, y es la consecución de nuestros sueños lo que nos va a llevar a progresar.
Un compromiso es importante porque cuando uno asume el compromiso, se quebranta
toda duda, o temor; por tanto ha de guardar su palabra, primeramente con Dios, pero
también con la persona con la cual se ha comprometido; es la razón por la cual dice:
“Hazlo todo como para el Señor”, porque en realidad hay cosas que en ocasiones no
provoca hacerlas, y si uno sabe que todo lo hace como para Dios, entonces sale el amor
para perseverar y Dios confía en que todo lo haremos bien hecho.