De Verdad Es Deseable El Amor Romántico

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¿De verdad es deseable el amor romántico?

¿Quién no ha escuchado en su niñez cuentos en los que una bella


princesa es rescatada de un castillo por un valiente príncipe que
la lleva a su castillo para casarse con ella? ¿Qué niño/a no ha
escuchado embelesado la historia de superación de infinidad de
pruebas por las que tiene que pasar el protagonista varón para
conseguir el amor de la princesa? ¿Qué niña no ha deseado
secretamente ser lo bastante bella como para que un príncipe
supere un sinfín de obstáculos por ella? Y, ¿qué niño no se ha
sentido identificado con el príncipe que finalmente consigue el
amor de la princesa?

MARÍA DEL MAR FAJARDO NAVARES

En el cuento de "Blanca Nieves", la princesa Muchas mujeres


permanece sumida en un profundo sueño durante piensan que su
cien años hasta que llega el príncipe y con un beso la vida comenzará
despierta a la vida. De adultos nos encontramos con cuando conozcan
la misma versión del amor. En "Pretty woman", una a ese hombre
prostituta es "salvada" de su mísera vida gracias a ideal que les
un hombre atractivo y, por supuesto, rico (el aportará alegría y
equivalente actual a ser un príncipe con reino.) En vitalidad y con el
"Notting Hill", el personaje que interpreta Hugh que aprenderán a
Grant está triste y frustrado hasta que casualmente disfrutar del sexo,
(él no hace nada para que ocurra) se encuentra con es lo que se llama
una actriz famosa (su media naranja) que le "complejo de bella
despierta de su letargo y le hace sentir vivo. durmiente".

Todas estas historias nos hablan de un tipo especial


de relación afectiva, el amor romántico. Este tipo de amor supone la
existencia de dos personas incompletas e infelices que encuentran el
sentido de su existencia en el "otro". Habitualmente se habla del destino
como esa fuerza que nos conduce hacia nuestra mitad y que es
totalmente independiente de la voluntad individual. El destino sería la
causa de que dos personas se encuentren y se "enamoren". Esta es la
explicación a la que se suele recurrir para explicar el encuentro
amoroso. Muchos hombres y mujeres sienten una especial inclinación
hacia historias en las que se produce el encuentro con el "otro ideal".
Para muchas personas, la vida comienza cuando se produce ese
encuentro tan "especial". Esa idea de que empezaremos a vivir a partir
del momento en que se produzca dicho encuentro y el condicionamiento
de todas nuestras metas a ese objetivo forma parte de lo que se conoce
con el nombre de "complejo de Bella Durmiente" ya que quienes tienen
interiorizadas estas ideas no tienen un proyecto de vida individual sino
que condicionan toda su existencia al encuentro con ese otro que
aportará ilusión, confianza, entusiasmo... El sentimiento de identidad
personal estaría ligado a encontrar esa relación idílica y a mantenerla.

La tradición judeocristiana es el referente histórico al que acudir para


explicar el porqué del atractivo que esas historias tienen para todos
nosotros. Reza un mito que, inicialmente, existía un Adán que era
masculino en un costado del cuerpo y femenino en el otro. Dios los
partió en dos y quedaron un hombre y una mujer. Ésta es la razón de
que la Iglesia Católica apueste por la indisolubilidad del matrimonio. La
ceremonia del matrimonio cristiano termina diciendo "lo que Dios ha
unido que no lo separe el hombre"... Ésta es precisamente la filosofía
implícita en la forma occidental que tenemos de entender el amor según
la cual los seres humanos estamos incompletos y, por tanto, la única
forma de ser felices es encontrar la mitad perdida, la media naranja.

El hecho de considerar que puede existir en alguna parte alguien que


sea mi negativo tiene profundas repercusiones en la vida individual de
las personas. La primera implicación es el proyecto de vida sobre la base
del encuentro con ese otro "especial" que te proporcione el sentimiento
de estar completo. La segunda implicación derivada de la anterior es la
idealización a que se le somete a ese "otro" tan "especial". En este
sentido, los encuentros amorosos no se "planean" con la finalidad de
conocer a la otra persona tal cual es sino que cada miembro de la pareja
focaliza su atención en aquellos aspectos del otro congruentes con "mi
hombre/mujer ideal". Como las personas queremos agradar,
especialmente si de una pareja potencial se trata, entonces ajustamos
nuestro comportamiento a sus expectativas, lo que da como resultado
un "encuentro amoroso" muy gratificante para cada miembro de la
pareja lo que refuerza la idea de que existe algo parecido a la "media
naranja".

Esto no tendría nada de particular si no fuese porque, a partir del mito


de la media naranja se generan un conjunto de expectativas a más
largo plazo capaces de bloquear la resolución de conflictos cuando
necesariamente tienen lugar. ¿Cuáles podríamos decir que son esas
expectativas? La idea de que la otra persona es mi mitad perdida
implica pensar que "los dos juntos constituimos una unidad" y, por
tanto, tenemos que coincidir necesariamente en deseos, formas de
satisfacerlos, criterios, valores, inquietudes, pensamientos,
sentimientos, preferencias, gustos... En otras palabras, se piensa que
amar a otra persona es coincidir con ella en una gran variedad de
aspectos. La socialización femenina ha insistido en lo incompleta que es
una mujer sin un hombre pero, en la actualidad, muchos hombres
participan de ese mismo sentimiento de falta de identidad individual.

Desde este punto de vista, ¿qué ocurre cuando, con el tiempo, los dos
miembros de la pareja empiezan a mostrarse tal cual son? Aparecen los
primeros conflictos que estas parejas interpretan como desamor o
muestras de egoísmo. Puesto que no contaban con que surgiesen los
conflictos, cuando inevitablemente surgen se produce un enfrentamiento
basado en lo que podemos llamar "modelo de confrontación" que
supone que si uno tiene razón el otro se equivoca. En este estado de
cosas, cada miembro de la pareja intentará que el otro haga/deje de
hacer/ lo que él/ella quiera.

Aparecen las luchas de poder en el seno de la pareja que generan


mucho resentimiento, decepción, frustración y amargura. Este estilo de
pareja recibe el nombre de "fusional" porque es la versión adulta de la
fusión infantil con una primera figura de apego, generalmente la madre.
En estas parejas, solo existe el "nosotros" mientras que el "yo"
individual queda diluido. Los gustos, deseos y preferencias individuales
sólo pueden llevarse a la práctica si son compartidas por el otro de
manera que aquí nos encontramos con hombres y mujeres que
abandonan hobbies para agradar a su pareja, dejan de ver a
determinadas amistades o incluso pierden el contacto con sus familias
de origen. Estas personas son altamente manipulables ya que "si, una
tarde, prefieres jugar con tus amigos al tenis a salir conmigo es que no
me quieres lo bastante". El coste de este tipo de relaciones puede ser
bastante alto para aquéllas personas que, previamente a esa relación,
tenían una vida rica en estímulos, es decir, personas que tenían muchas
amistades, hobbies y abundantes intereses e inquietudes. Sin embargo,
la relación puede funcionar "razonablemente bien" durante muchos años
si cada uno se adapta fielmente al papel que se le ha asignado ya que
en este tipo de parejas los roles son rígidos y muy definidos. La relación
se mantendrá mientras la conducta de cada uno se adapte a ellos y
empezará a resquebrajarse cuando uno de los dos quiera redefinir su
papel en la relación.

Podemos preguntarnos si resulta razonable esperar que el otro/a sea un


prototipo exacto de uno mismo. Y en cualquier caso, ¿tener esas
expectativas mejora o empeora nuestra calidad de vida? Es posible creer
cualquier cosa si ello nos hace vivir más felices pero, ¿de qué forma
mejora nuestra vida la idea de que somos seres incompletos? ¿Nos hace
sentir mejor la creencia de que el otro debe pensar, sentir o
comportarse igual que yo? Si la respuesta a estas preguntas es que
pagamos el precio de la infelicidad, la decepción y la frustración por
pensar así entonces debemos buscar una alternativa a este ideal.

Se puede finalizar contestando a la pregunta título de este artículo. En


base a todos los argumentos planteados no parece que resulte deseable
el ideal de amor romántico. Más bien constituye una trampa. Sin
embargo, es importante tener en cuenta que la fusión es un deseo
genuino de toda persona ya que nuestra primera existencia estuvo
fuertemente ligada a otro ser humano. Esa es la razón de que tengamos
una fuerte pulsión hacia la fusión. De adultos el momento fusional por
excelencia es el coito. Y, en cualquier caso, existen distintos grados de
fusión en diferentes momentos de una relación. Y eso es perfectamente
natural. La fusión como parte de un proceso en una relación pero no
como base sobre la que fundamentar un vínculo afectivo. Por tanto, la
conclusión sería fusión sí pero en momentos específicos. Poder funcionar
en ocasiones como pareja y en ocasiones, a título individual, es por
tanto el modelo alternativo al fusional que yo propondría. Este otro
estilo relacional recibe el nombre de "modelo de interdependencia" y
tiene importantes repercusiones en la vida de la pareja.

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