Diana
Diana
Diana
Diana era la diosa de la luna, la caza, la fertilidad y la virginidad. Se dice que vagaba
por los bosques más recónditos en los que el hombre no había hecho estragos y era
la protectora de la naturaleza y los animales.
A pesar de que el culto a Diana se inició en la época de los romanos, con el paso de
los años se convirtió también en una deidad muy venerada por los paganos en Italia.
Fue llamada entonces protectora de las brujas, las cuales invocaban su protección
creyendo en ella como una Diosa extremadamente enérgica y poderosa, adorándola
con fervor.
Unos años más tarde, el cristianismo prohibió el culto a Diana, tildándolo como
demoníaco; sin embargo, la brujería Italiana continuó celebrando sus festividades,
llevando a cabo sus rituales orgiásticos, e incluso venerando a la diosa con más
entusiasmo.
‘El evangelio de las brujas’ cuenta la leyenda de cómo el interior de Diana se dividió
en dos: luz y oscuridad, dando vida a quien fue el gran amor de su vida; amor que era
prohibido ya que al venir de su interior era su propio hermano e hijo, Lucifer…
Lucifer, como su nombre lo indica, era la luz; y Diana, al ver la luz tan hermosa, -esa
luz que era su otra mitad-, la deseó enormemente. Deseaba recibir a la luz
nuevamente en su oscuridad, la hacía temblar de deseo y necesitaba convertir ese
deseo en éxtasis –olvidando sus votos de castidad-; sin embargo, Lucifer siempre
huyó de ella…
Según se cuenta en esta leyenda, Lucifer tenía esplendor de espíritu; sin embargo,
era muy orgulloso y eso le impedía servir a alguien, por lo que descendió de los cielos
por voluntad propia a la Tierra. Diana, frustrada y dolida por haber perdido a su
amor, decidió convertirse en mortal para poder ir tras Lucifer… Una vez convertida
en mortal enseñó magia y hechicería a las mujeres, en especial a las que eran
esclavas, para que pudieran liberarse del yugo opresor en el que vivían,
convirtiéndose así en su protectora. Una vez terminada su labor, Diana volvió a la
búsqueda del amor de su vida…
Se dice que Lucifer tenía una gata a la que amaba profundamente. Una noche Diana
acordó con la criatura intercambiar formas, se acostó con su hermano y, en la
oscuridad, asumió su verdadera forma. Lucifer estaba furioso, pero Diana lo fascinó
con su belleza y picardía, y él se abandonó a su amor sin poder evitarlo, así la luz fue
conquistada por la oscuridad, convirtiendo a Lucifer en lo que conocemos hoy en
día.