Discurso
Discurso
Discurso
Una etapa de nuestras vidas ha culminado y una nueva está por comenzar.
A lo largo de los años hemos construido una relación de compañerismo que ha
trascendido las barreras de la amistad y se ha convertido en una verdadera
hermandad. Gracias al Santiago y a todas nuestras vivencias en él, y a los
principios y valores de nuestro fundador el doctor Rafael Vegas, podemos
afirmar que hoy en día somos un claro ejemplo de lo mejor que nuestro país
tiene que ofrecer. Ya sea que permanezcamos en Venezuela o tengamos que
aventurarnos al extranjero, tendremos el honor de levantar la frente en alto y
derrotar cualquier adversidad que nos presente el destino, al haber sido forjados
en el Colegio Santiago de León de Caracas. Ciertamente nuestra promoción ha
sido una de las más especiales que han cursado por el colegio. Tras vivir ciertas
dificultades en torno a la crisis que atraviesa nuestro país, nuestro espíritu y
carácter se fortalecieron a más no poder, gracias al afán de cumplir nuestra meta.
Decía Aristóteles: “las raíces de la enseñanza son amargas, sin embargo, la fruta
es dulce.” Qué razón tenía.
Me es imposible relatar cada uno de los acontecimientos que permitieron
nuestra unión como promoción, pues me tomaría horas hacerlo. Sin embargo,
en cada uno de esos momentos siempre estaban presentes las mismas virtudes:
el compañerismo, la empatía y el compromiso. Valores que nos fueron
inculcados desde nuestra primera entrada al colegio y que nos acompañaron en
nuestro crecimiento como seres humanos. Somos un vivo ejemplo de la misión
del colegio: “Educar con excelencia en un ambiente de participación libre y
responsable.” Esta excelencia que se encuentra en cada uno de nosotros es el
recordatorio diario de todo lo que podemos llegar a conseguir si tan sólo
tenemos el coraje y la determinación para alcanzar nuestros sueños.
Los lazos de amistad que hemos construido gracias al Santiago sin lugar
a dudas se podrán mantener a lo largo del tiempo por el inmenso valor que estos
conllevan. En particular, aquellos construidos con nuestros docentes, los cuales
tuvieron la labor y la vocación de enseñarnos todo aquello que conocían siempre
procurando la excelencia. Por ello, quisiera agradecer personalmente a todos los
profesores que llegaron a educarnos en algún momento por su inmensa labor y
compromiso. Para ello quisiera un muy fuerte aplauso en nombre de esos
docentes.
(Aplausos)
(Aplausos)
Para finalizar, me despido agradeciéndole a Dios por permitirnos llegar
hasta aquí y pidiéndole que nos siga acompañando a cada uno en el resto de
nuestras vidas. Desde el fondo de mi corazón, les deseo el éxito en el futuro y
que sean capaces de encontrar la felicidad en sus vidas, algo de lo que estoy
completamente seguro que lograremos. Me despido con el corazón arrugado por
una etapa tan bella que como cualquier otra tuvo que llegar a su fin, pero con la
certeza, esperanza y optimismo que nos muestran los días futuros. Sé que
triunfaremos donde sea que nos encontremos. Somos Venezuela, somos
santiagueños y somos la Promoción LX. Muchas Gracias.
(Aplausos Finales)