04 Ética Profesional PDF
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ÉTICA PROFESIONAL
SEMANA 4
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SEMANA 4 – ÉTICA PROFESIONAL
APRENDIZAJES ESPERADOS
Relacionar los elementos conceptuales básicos
de las teorías de los valores y de las virtudes,
integrando los conceptos de ética social.
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INTRODUCCIÓN
Durante esta cuarta semana la atención se Las interrogantes anteriores componen una
centrará en cuestiones como: ¿existen los rica, amplia y actual fuente de reflexiones y
valores?, ¿qué son los valores?, ¿son cuestionamientos necesarios de abordar
objetivos o subjetivos?, ¿podemos hablar de para quien desee tomarse en serio su
antivalor o disvalor?, ¿existen distintos tipos conducta moral. Por lo anterior, es que en
de valor?, ¿existen valores más importantes esta semana se buscará respuestas en una
que otros?, ¿valor y virtud son lo mismo?, ¿la aproximación conceptual a los valores; luego,
vida moral de los sujetos es una lucha por se expondrá la relación y diferencia entre los
imponer sus propios valores?, ¿existe valores y las virtudes. Posteriormente, se
relación entre bien común, justicia social y abordará el bien común y la justicia social;
ética social?, ¿qué diferencia y complemento para finalmente establecer los campos de
se puede establecer entre ética pública y acción de la ética pública y la ética privada.
ética privada?
Fuente: https://goo.gl/2eqoSS
https://goo.gl/jVq6iB
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1. LOS VALORES
Fuente: https://goo.gl/u1DWBU
1.1. CONCEPTO
No es cuestión fácil conceptualizar los valores. Las definiciones que se pueden presentar
responderán a diversas teorías de los mismos o tienden a plantearse en un lenguaje muy
filosófico. Resulta plausible entonces aproximarse a una definición de ellos a través de explicitar
sus características o notas más distintivas. Respecto de esto se suelen describir las siguientes
cualidades:
Dependencia: son más comprensibles los valores cuando se les entiende en relación a un
bien o acción. Los valores requieren de un depositario que permita su mostración. Desde
esta cualidad podemos hablar bajo formas como: la belleza de su cuerpo, la tranquilidad
de un paisaje, la justicia de su dictamen, la verdad de sus dichos, la utilidad de una acción
o herramienta, etc. Bajo esta cualidad los valores son propiedades que enaltecen o hacen
deseable determinado bien o conducta.
Polaridad: está referida a la oscilación en la que el valor se mueve entre dos polos
(bipolaridad) donde se configura como dos valores opuestos: bondad o maldad (en el
plano moral), verdad o falsedad (en la dimensión científica), belleza o fealdad (en la esfera
estética). Cuando la valoración se inclina al primer término se llama valor (valor positivo) y
cuando se mueve al otro polo, se denomina disvalor (valor negativo, antivalor o
contravalor).
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Jerarquización: esta cualidad posibilita clasificar los valores de acuerdo a una gradación, la
que permite, bajo distintas formas, categorizar los valores. Así, algunos autores establecen
valores superiores e inferiores, valores morales, religiosos, estéticos, objetivos, subjetivos,
etc.
No obstante, los valores se pueden definir como aquellas cualidades de cualquier realidad (idea,
bien, acción) que positivamente la engrandecen y por lo mismo la hacen apreciable, es decir, digna
de estima; y por consiguiente deseada por la libertad.
Fuente: https://goo.gl/EKu3Ga
1.2. CLASIFICACIÓN
Fuente: https://goo.gl/6Rq9a9
Para algunos filósofos los valores no pertenecen a la realidad material, aunque ella “tenga
valores”, estos no son del mundo físico, existen en cuanto otorgan una estimación que hace
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querible la realidad material o deseable determinada conducta humana. La pregunta que divide a
los filósofos, más que la referida a la existencia de los valores, es la que alude al modo en que
estos existen.
Una corriente subjetivista de los valores postula que el valor no tiene sentido ni existencia propia,
sino que depende de un sujeto que lo percibe como algo bueno, valioso y deseable; es decir, el
sujeto o colectivo social es el que determina el valor de una realidad o acción. Este pensamiento se
sostiene en la constatación frecuente de discrepancias entre los sujetos en torno a un mismo
evento. Así, por ejemplo, existen distintas valoraciones, unas a favor y otras en contra, de la
invasión o guerra del golfo Pérsico, de la última Reforma Educacional, de la concesión de
autopistas nacionales a extranjeros, de la ley que posibilita el aborto en tres causales, de la
colección de estampillas de correos, etc.
La relatividad de los valores se debe a su carácter concreto e histórico; gracias a este, los
antigüedad decía el sofista Protágoras: “El hombre es la medida de todas las cosas”. La
situación real y la conducta real del hombre demuestran que no es posible una valoración
universal. En cada grupo humano y en cada individuo las maneras de valorar las cosas son
Otra corriente, opuesta a la anterior, es la objetivista. Esta afirma que los valores son universales
(supratemporales, extraterritoriales y extra-históricos) y existen externa e independientemente
del sujeto; están fuera de él, en la realidad objetiva. Lo que el individuo hace no es atribuir u
otorgar valor a la realidad, sino captar el valor que le aparece. Es en esta captación donde el
objetivismo reconoce un proceso subjetivo (valoración), pero en cuanto ejercicio personal de
percepción, lo que no involucra que el valor sea subjetivo. La percepción es subjetiva, más no la
realidad u objeto percibido; aunque el objeto o realidad no sea percibida, no pierde o cambian sus
atributos. Del mismo modo ocurre con el valor, sostiene el objetivismo; lo subjetivo es la
valoración (percepción), pero no el valor que permanece, con todas sus cualidades, en la realidad
para ser captado o percibido por el sujeto. Para las personas, robar no es un valor, es un disvalor o
antivalor. Al respecto existe cierto consenso y conciencia común respecto de que no es bueno
robar. Pero no solo para la sociedad actual es considerado malo robar; 2.000 años a. C., en el
Código de Hammurabi, se puede leer lo siguiente: “Si un hombre roba en el campo un arado
pesado de siembra, pagará 5 siclos de plata al dueño del arado”; parece entonces que
independientemente del sujeto y el contexto hay valores que siempre aparecen respetables y
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valiosos para todos los sujetos, más allá de un acuerdo o pacto social: han de ser universalmente
respetados como tales y hay conductas que han de ser universalmente rechazadas. Hoy, por
ejemplo, la pedofilia es una conducta que debería ser objetiva y universalmente condenada,
independientemente que alguna cultura en particular aún no descubra tal valor.
La teoría objetiva de los valores entiende que las eventuales discrepancias que pueden aparecer
en torno a estos no dicen relación, en estricto rigor, a los valores mismos, sino a las situaciones
particulares (una conducta, un bien) que implican un valor determinado. En ocasiones estas
situaciones particulares no consiguen reproducir con claridad, perfección o plenitud todo el
alcance de un valor. La discrepancia, en esta perspectiva, alude, por ejemplo, a la justicia de un
acto o situación particular y no al valor de la justicia en sí mismo. Esta argumentación es la que
según el objetivismo explica por qué lo que para una cultura humana determinada es bueno y
valioso, por ejemplo la esclavitud, la exclusión de los niños o mujeres, etc., para otra es un disvalor
y un atropello al ser humano. Aquí aplicaría que en alguna época puntual o en alguna cultura
determinada no se haya descubierto aún que una conducta como la esclavitud sea un disvalor y
sea percibido como algo bueno o normal; sin embargo, ello no justifica, para la corriente
objetivista, que la esclavitud en sí misma sea algo normal o valioso.
Para algunos pensadores modernos, entre la posición objetivista y subjetivista puede plantearse
una tercera posición: la democrática o por consenso. Para esta corriente los valores son
determinados por la mayoría. Es en la reflexión conjunta donde pueden aparecer las
discrepancias, la decisión de quienes tienen el poder (los que pueden ser solo unos pocos), una
representación o el voto popular de los ciudadanos donde termina imponiéndose para el todo
social una determinada valoración sobre un bien o conducta específicos.
Para ejemplificar todo lo anterior, se puede plantear la siguiente situación. Para algunos sujetos la
práctica del aborto es un disvalor, que atenta al primer derecho humano y valor universal como es
el cuidado de la vida (visión objetivista); para otros, puede ser un derecho reproductivo individual
de cada mujer, donde ella decide si toma esa acción (visión subjetivista). Finalmente, para algunas
culturas, el aborto puede ser una decisión, un derecho consensuado y un valor legitimado por el
grupo social, para todos y cada uno de sus miembros.
Después de todo lo planteado, una interrogante que todo sujeto debe plantearse es si se puede
hablar de una jerarquía u ordenamiento entre los valores o, dicho de otra forma, si hay o no
valores más importantes que otros y, por ende, si se puede diseñar una jerarquía única y
permanente que oriente las valoraciones y decisiones de la conciencia moral o si esto es un
constructo arbitrario y un tema totalmente debatible. Las respuestas a estas interrogantes son
variadas. A continuación se presentan algunas de ellas:
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Aquellos a los que aspira el Constituyen aspiraciones o Se refiere a los modos de Son más individuales,
individuo para sí mismo y propósitos que benefician a conducta necesarios para aunque también están
responde a la pregunta toda la sociedad, tales alcanzar nuestros valores socialmente condicionados y
¿qué es para usted lo más como respeto finales, y no son en sí no están directamente
importante en la vida? medioambiental o el mismos fines existenciales. relacionados con la
Vivir, felicidad, salud, respeto a los derechos Responde a la pregunta moralidad ni con la
“salvación”, familia, éxito o humanos. Responde a la ¿cómo cree que hay que culpabilidad. Responde a la
realización personal, tener pregunta ¿qué quiere usted comportarse con quienes le pregunta ¿qué cree hay que
prestigio, demostrar para el mundo? Paz, rodean? Honestidad, tener para poder compartir
estatus, bienestar material, supervivencia ecológica del educación con los demás, en la vida? Cultura, dinero,
sabiduría, amistad, trabajo, planeta, justicia social, etc. sinceridad, responsabilidad, imaginación lógica, buena
ser respetado demostrar lealtad, solidaridad, forma física, inteligencia,
valía, amor, etc. confianza mutua, respeto belleza, capacidad de ahorro,
de los derechos humanos, iniciativa, pensamiento
etc. positivo, constancia,
flexibilidad, vitalidad,
simpatía, capacidad de
trabajo en equipo, coraje,
vida sana, etc.
1.- Valores religiosos 2.- Valores espirituales 3.- Valores de 4.- Valores de
afectividad vital afectividad sensible
(Intelectuales) Verdad
vs. falsedad
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Fuente: http://goo.gl/fj7QMh
Clasificación y características
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Fuente: https://goo.gl/UqqEVT
Claramente los valores son susceptibles de ordenar jerárquicamente. Esta categorización puede
responder a distintas variables: visión de hombre, tipo de ciencia, dimensión de la vida humana,
finalidad, etc. Las clasificaciones u ordenamientos pueden ser variados; algunos complementarios
o incluso opuestos. Más allá de la propuesta concreta, lo relevante de este punto es que cada
persona, si desea tomarse la vida con responsabilidad, debe en algún momento preguntarse por
sus valores y sobre cuáles son aquellos importantes para sí; quien realiza este ejercicio, ejercita el
músculo de la conciencia moral, mas si pasa la vida sin resolver este cuestionamiento, es posible
afirmar que vive con una conciencia moral atrofiada o dormida.
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2. LAS VIRTUDES
Al tema de las virtudes se le han dedicado incontables páginas. Desde los grandes tratados de
Aristóteles y Santo Tomás De Aquino, hasta autores más contemporáneos (Bennett, Isaacs) han
descubierto en ellas un camino para desarrollar la conducta ética del ser humano. En seguida se
expondrá una síntesis de las ideas centrales en torno a las virtudes, las que permitirán clarificar
una definición, distinguir el proceso gestacional de ellas y su relación con los valores.
2.1. CONCEPTO
La virtud, en su expresión más completa, es un estado o disposición habitual, permanente y firme
de la voluntad para obrar lo que la conciencia moral (o razón) descubre como bueno o valioso. Un
acto virtuoso no es otra cosa que una acción buena por la cual se regula la conducta hacia algo
valioso: la virtud es lo que concretiza el valor, es lo que se hace para alcanzar el valor. En breve, la
virtud es un hábito operativo bueno, es decir, una acción buena o valiosa habitual que llega a
consolidarse para ser un estado o disposición estable del sujeto.
Solo con la repetición frecuente de estos actos, el sujeto se habitúa, se acostumbra y lo que antes
le resultaba quizás algo difícil o incómodo o poco natural por el hecho de reiterarlo
frecuentemente en su vida se llega a transformar en algo, muchas veces, natural y tan espontáneo
que tal vez, en ocasiones, lo hace no ser consciente del acto. En este proceso de formación, la
voluntad tiene un papel muy importante; esto es, hacer lo que uno ha determinado hacer.
Siempre en nuestra vida diaria va a ser necesario el esfuerzo y eso requiere de voluntad.
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Fuente: https://goo.gl/AM32Si
Una acción bien hecha se produce con mayor facilidad al ser repetida; las primeras veces pudo
costar, luego con la reiteración se transformó en algo menos difícil y posibilita una disposición,
para finalmente ir consolidando aquella virtud en la práctica del sujeto, al punto que ya es algo
fluido. Este estado virtuoso es el que da origen al carácter del individuo: la suma de hábitos y
costumbres definen el carácter de una persona: “Siembra una acción y recogerás un hábito,
siembra un hábito y recogerás un carácter” (Williams James).
Considerar la siguiente situación: se cree que el hijo es desordenado, se quiere que valore el orden
y sea una persona ordenada. Habitualmente cuando llega del colegio deja sus ropas y mochila
tiradas en cualquier lugar de la casa. Desde ahora se ha decidido pedirle cada vez que llegue que
lleve su mochila a la habitación del escritorio, se cambie de ropa y deje su uniforme escolar
ordenado en su pieza. Las primeras veces no lo quiere hacer, reclama, pide explicaciones. Ud.
insiste y él con pocas ganas comienza a realizar lo que le pide; le cuesta, pero lo hace. Luego de
algún tiempo ya no reclama y comienza a hacer lo que le pidió sin siquiera recordárselo. Luego de
un tiempo se ha habituado a realizar la conducta deseada. Ahora le resulta algo más natural y si
persevera, quizás, descubra el valor escondido y se habitúe a la conducta porque descubre la
bondad de ella: la hace parte de sí, transformándola en algo característico y bueno de su carácter
o persona.
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Una correcta comprensión de la relación de estos términos debe considerar una mirada
complementaria entre ellos. Se da en estos conceptos una relación de reciprocidad. Los valores
son el contenido teórico que da sentido a las virtudes, y estas son la forma práctica en que los
primeros adquieren su plenitud. Por tanto, el sujeto que se plantea el desafío de una ética
coherente no puede prescindir de alguno de ellos.
La persona que descubre lo valioso de algo, adhiere a eso y lo busca. Su deseo de alcanzarlo puede
ser tan fuerte que muchas cosas las subordina a este valor: quiere justicia; pero,
consecuentemente pide y hace justicia. Cualquiera puede hacer un gran discurso sobre la justicia,
mas no todos dan el paso siguiente de pedirla para sí y los demás y darla cuando ello es necesario
o brota de la gratuidad. En este dar o hacer justicia está implícita la voluntad de una acción que
mueve la conducta, a través de actos, a la adquisición de eso descubierto como valioso.
Cuando el sujeto realiza actos de justicia, paulatinamente se transforma en una persona virtuosa,
es decir, habitualmente está practicando acciones justas; en este caso, se considera un individuo
ecuánime, justo, equitativo y una persona valiosa (con valores). A este ir y venir entre los valores y
virtudes se le identifica como un círculo virtuoso. Por defecto, cuando el individuo se orienta por
disvalores y sus actos los expresan frecuentemente (vicios), se reconocerá un círculo vicioso.
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Fuente: http://goo.gl/PJ8s33
Ser un principio.
Fuente: https://goo.gl/Mpazow
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https://goo.gl/MmKGBL
Desde Platón, la justicia se ha vinculado al concepto de armonía y orden. Ulpiano, jurista romano,
definió la justicia como “la constante y perpetua voluntad de dar a cada uno lo suyo”. Desde la
ética filosófica, la justicia es vista como
la virtud moral que consiste en la constante y firme voluntad de […] dar lo que es debido
[…] para con las personas, la justicia dispone a respetar los derechos de cada uno y a
establecer en las relaciones humanas la armonía que promueve la equidad respecto a las
Estas ideas básicas de la virtud de la justicia, surgidas en diferentes momentos del desarrollo
histórico de la ética, subyacen a la dimensión social de la justicia. Se comprenderá la justicia social
como la práctica del bien común de la sociedad en su conjunto, para todos y cada uno de sus
miembros individuales como colectivos, mediante el cumplimiento de las obligaciones mutuas, el
acceso a los derechos sociales y la eventual corrección de aquella situación social que envuelva
alguna injusticia.
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La ética pública y la ética privada suelen asociarse a campos de la interacción social con límites, en
apariencia, bien demarcados. La dimensión privada de la ética suele vincularse a los derechos y
deberes del individuo en particular y a las actividades empresariales y su finalidad de lucrar. Por su
parte, la dimensión pública de la ética se relaciona con los servicios, actividades, derechos y
obligaciones de interés ciudadano y estatal.
Fuente: https://goo.gl/Z6vC62
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Debe indicarse, además, que lo público y lo privado son dos esferas de la conducta del sujeto. Para
algunos estas dimensiones de la persona son claramente distinguibles y no se afectan
mutuamente; sin embargo, para otros el límite no es tan claro y resulta evidente que
efectivamente, en ocasiones, se cruzan.
Quienes creen que estas esferas no se tocan además estiman que la ética privada permite más
libertades y menos regulaciones que la pública, ya que lo que está en juego en la esfera privada es
solo un bien particular, a diferencia de la esfera pública donde se supone la búsqueda de un bien
común.
Al contrario de quienes sustentan lo anterior, una equilibrada y adecuada visión entre ética
pública y ética privada supone comprender:
Que la esfera privada requiere de una efectiva regulación que impida una libertad tal que
permita la aparición de situaciones injustas que menoscaben la convivencia social.
Que la esfera pública implica mayores niveles de modernización y fiscalización para evitar
situaciones de corrupción.
Que ambas esferas de la vida ética del sujeto logren mejores niveles de transparencia y
probidad.
Estos elementos mencionados tienen por objeto constituir un marco referencial para la conducta
del sujeto, tanto para las exigencias de la interacción entre las actividades privadas como para
aquellas de interés público.
Lo anterior es entendido también por la ONU cuando centra las exigencias éticas de la justicia
social en “erradicar la pobreza y promover el empleo pleno y el trabajo decente, la igualdad entre
los sexos y el acceso al bienestar social y la justicia social para todos” (Naciones Unidas, 2007, p.
2). Este imperativo ético constituye una orientación hacia dónde dirigir los esfuerzos de los sujetos
y sus pueblos por alcanzar una situación de mayor bien común y justicia social.
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COMENTARIO FINAL
En esta cuarta semana se ha profundizado en la teoría de los valores y las virtudes; se han
identificado los binomios éticos claves para la ética social, como son bien común/justicia social y
ética pública/ética privada. Junto a esto, se ha podido dar respuesta a las interrogantes planteadas
en la introducción; sí, los valores existen y se pueden definir, es posible distinguir un valor de un
disvalor o establecer categorías en los valores. Igualmente, luego de este estudio, se puede
afirmar que hay valores más importantes que otros o que se ordenan jerárquicamente. Se ha dado
razón de la relación de reciprocidad, teórico-práctica, entre valor y virtud y de la relación necesaria
entre ética pública y ética privada.
Pero lo anterior resultará relevante solo si se da el paso de vivenciar en el quehacer diario los
valores y las virtudes, tomando posición y definiendo algunos desafíos personales como: ¿cuáles
son mis valores?, ¿qué valor es para mí más importante?, ¿qué estoy dispuesto a sacrificar por
alcanzar un valor?, ¿cuál es mi jerarquía de valores?, ¿busco ser una persona que practica
determinados valores?, ¿mantengo una ética pública y otra, bajo demandas más maleables, para
mi esfera privada? Intentar dar respuesta a estos requerimientos éticos y actualizar las decisiones
tomadas permitirá protagonizar de modo responsable la vida moral de cada uno y del conjunto
social.
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GLOSARIO
Depositario: que mantiene y guarda algo que ha recibido. Que contiene y cuida algo que le ha sido
encargado.
Extraterritorial: fuera de un territorio determinado. Este adjetivo aplicado a los valores busca
explicitar, desde la perspectiva objetivista, que ellos pueden prevalecer en un limitado territorio
geográfico; la estimación de un valor puede recibirse desde otro territorio o lugar y luego
traspasarse a otro territorio o cultura.
Extrahistórico: fuera de un contexto histórico específico. Este adjetivo empleado en los valores
apunta a que estos, desde la visión objetivista, responden no solo a un determinado momento
histórico, sino que van más allá de ese contexto (lo anteceden y lo suceden o superan).
Supratemporales: más allá de un tiempo establecido. Este adjetivo usado como una cualidad de
los valores manifiesta, desde la óptica objetivista, que ellos están por sobre consideraciones
temporales, están más allá de una época especial; la trascienden.
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REFERENCIAS
Escobar, G. (2008). Ética. 6ª edición. Ciudad de México: McGraw-Hill.
España
Isaacs, D. (2010). La educación de las virtudes humanas y su evaluación. 15ª edición. Pamplona:
Editorial Eunsa.
Mifsud, T., s. j. (1994). Moral de discernimiento. Tomo I: Moral Fundamental: Libres para amar. 5ª
http://www.un.org/es/comun/docs/?symbol=A/RES/62/10
IACC (2017). Ética de los valores y las virtudes. Ética Profesional. Semana 4.
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