Capitalismo

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¿Qué es el Capitalismo?

El capitalismo es el sistema económico fundado en el capital como relación social básica


de producción. El capital es un factor de producción constituido
por inmuebles, maquinaria o instalaciones de cualquier género, que, en colaboración con
otros factores, principalmente el trabajo y bienes intermedios, se destina a la producción
de bienes de consumo. Es la cantidad de recursos, bienes y valores disponibles
para satisfacer una necesidad o llevar a cabo una actividad definida y generar
un beneficio económico o ganancia particular. A menudo se considera a la fuerza de
trabajo parte del capital. También el crédito, dado que implica un beneficio económico en
la forma de interés, es considerado una forma de capital (capital financiero).
En el capitalismo los individuos privados y las empresas, empleando trabajadores
asalariados, llevan a cabo la producción y el intercambio de bienes o de servicios, con el
propósito de producir y acumular ganancias u otro beneficio de interés propio.
También se denomina capitalismo o sociedad capitalista a todo el orden social, político y
jurídico originado en la civilización occidental y basado en aquél sistema económico. El
orden capitalista se distingue de los anteriores por su movilidad social y por la regulación
formal de las relaciones sociales mediante el contrato libre.
Existen diferentes apreciaciones sobre la naturaleza del capitalismo según la perspectiva
social e ideológica desde la cual se lo analice.
El capitalismo es concebido, al menos, de tres formas diferentes dependiendo del énfasis
en la consideración de ciertas características como determinantes o intrínsecas, desde
enfoques respectivamente políticos, culturales y sociales, sin que esto implique una
exclusión mutua de las diferentes definiciones.
Economía de mercado

La economía de mercado es un sistema económico en donde las decisiones


fundamentales de qué, cómo y para quien producir se resuelven a través del mercado.

En una economía de mercado, la interacción de la oferta y demanda es la que determina


la cantidad y precio de equilibrio de los bienes y servicios transados. Asimismo, el
mercado se encarga de la distribución de la renta a través de la posesión de los factores
productivos (capital, trabajo, etc.)

El Estado por su parte, tendría el rol de proveer de un marco jurídico que permita la libre
competencia e iniciativa de las empresas. Esto incluye la protección de los derechos de
propiedad, la intermediación de conflictos (Tribunales) y la actuación subsidiaria en
aquellos casos en los cuales la competencia no sea factible o esté limitada.
Basar un sistema en la economía de mercado da importancia a los equilibrios originados
entre oferentes y demandantes, que determinarán sus asignaciones de bienes y servicios
a producir y consumir, con un alto grado de independencia de poderes o instituciones.

Estos agentes económicos producen y consumen buscando un beneficio económico o


cierto nivel de utilidad, respectivamente, en un mercado junto a otros muchos individuos
o empresas que se prestan a la interacción con el mismo objetivo. Esto se origina con
la escasez de recursos, que hace necesario desarrollar las distintas actividades y las
diferentes decisiones de consumo.

Para la existencia de mercados libres se necesita que los distintos gobiernos se centren
en el control y la supervisión de los derechos de productores y consumidores en lugar de
manejar a voluntad sus actividades. Sistemas políticos más proteccionistas estarán más
alejados de economías de mercado, mientras otras corrientes como
el keynesianismo hablan de un papel de influencia relativo.

El estudio del concepto de libre comercio asegura asignaciones de recursos eficientes


simplemente dejando su funcionamiento en las manos de los agentes. La teoría de la
mano invisible de Adam Smith incide también en esta idea.

Con el desarrollo histórico de teorías que dan más protagonismo al sector privado
(especialmente el capitalismo) la definición de economía de mercado ha ido
evolucionando hasta la actualidad, como pilar de la economía global. Actualmente
prevalecen los modelos mixtos, pues en la mayoría de países el sistema económico
predominante toma características del libre mercado y de planificación gubernamental.

Características de una economía de mercado

A continuación describimos las características básicas de una economía de mercado:

 Es descentralizada: Los problemas básicos de toda economía se resuelven a través de


la libre interacción de los individuos. Se trata entonces de un sistema de elección
descentralizado.
 Funciona a través de señales: Las acciones se coordinan a través de señales, sin que
los individuos conozcan a cabalidad los procesos que generan estas señales. En una
economía de mercado las señales claves son los precios, los que indican la escasez
relativa de los recursos.
 Distribuye la renta: Se distribuyen las rentas de los factores producidos según quienes
los posean en un momento dado. Así por ejemplo, los trabajadores serán retribuidos de
acuerdo con lo que sean capaces de aportar en el proceso productivo y los dueños de
maquinarias y edificios recibiran rentas según el aporte que hagan estos bienes a la
producción.

Teoría Keynesiana
Hacia principios de los años 30 del siglo pasado el mundo entraba en una crisis muy
profunda, los niveles de desempleo y marginación se extendieron por la debacle conocida
como la “Gran Depresión” que, iniciada en Estados Unidos, se dilató a todo el mundo
capitalista. Por aquel entonces reinaba en el mundo académico económico las teorías de
los denominados clásicos, expresión que Karl Marx usó para envolver las ideas de
economistas como Adam Smith y David Ricardo; a los que Keynes sumará los nombres
de John S. Mill, Francis Edgeworth, Alfred Marshall y Arthur Pigou.

Los pensadores clásicos cuponían pleno empleo para todos los factores de la producción,
si bien hay momentos de la vida económica en que esto no sucede así, afirmaban que
hay una clara tendencia a su cumplimiento. Si la economía demora en llegar a su
equilibrio, esto sucede por la existencia de intervenciones por parte del gobierno o de
poderes monopólicos que impiden el correcto funcionamiento de la competencia. Sólo
admitían la existencia de paro voluntario, es decir, los individuos que deciden por propia
voluntad no ofrecer sus servicios en el mercado laboral al salario vigente; y paro friccional,
que incluye los individuos que cambian de trabajo y al hacerlo transcurre un tiempo desde
el cese de la última ocupación hasta el comienzo de la nueva.

Entonces la teoría clásica intentaba explicar cómo asignar los recursos productivos, el
desempleo no era un problema a resolver y como los mercados son autorregulables, los
niveles de desempleo pronto serían reducidos por las mismas fuerzas que operan en el
mercado, evitando así un gran desempleo. Estos economistas pronto caen en descrédito
puesto que se hace casi imposible sostener dichas teorías ante la abrumadora realidad
de la crisis de 1929.

Es en este contexto donde aparece en la escena de la teoría keynesiana. Keynes fue un


economista inglés que impuso una nueva forma de pensar la economía capitalista
instaurando un marco teórico que traería aparejadas renovadas políticas. Realmente
nació un paradigma diferente que dominó la escena político-económica desde el fin de la
Segunda Guerra Mundial y hasta principios de los 70, período que algunos llaman “la
edad de oro del capitalismo”, pues la economía global experimentó un crecimiento sin
precedentes en la historia.

La obra cumbre de Keynes editada en 1936 titulada "Teoría general de la ocupación, el


interés y el dinero"; constituye la esencia de su contribución a la teoría económica en
general y es donde a partir de la cual, junto con otros estudios previos, se conforma lo
que hoy conocemos como la macroeconomía. Resaltaba el término “general” por
entender que las ideas clásicas sólo eran aplicables a un caso particular y ésta dejaba
de lado todo un cúmulo de situaciones que necesitaban ser explicadas. Con ella ataca
principalmente el supuesto de pleno empleo, intentando demostrar que el capitalismo se
desarrolla en condiciones fluctuantes de la actividad económica y que dicho pleno empleo
es sólo un caso específico. Además la teoría es general porque apunta a explicar el.
Hipótesis subyacentes de la Teoría Keynesiana

Inflexibilidad de salarios: El mercado por sí solo no es autorregulable al menos con la


rapidez necesaria, el hecho de que por un tiempo considerable no siempre los mercados
están correctamente equilibrados se da por la existencia de rigideces en los precios,
especialmente si hablamos de salarios nominales en el mercado laboral. La teoría clásica
falla al esperar que el mismo exceso de oferta en el mercado laboral, léase desempleo,
sea el propulsor de una baja en el salario que logre eliminar tal desequilibrio; pues,
siguiendo a Keynes, los clásicos no están considerando la existencia y actuación de las
asociaciones obreras y la legislación de protección social que son parte integrante de la
escena económico-política1.

Teoría de la demanda efectiva: Para la teoría keynesiana, el empleo total depende de la


demanda total y el paro es el resultado de una falta de demanda total. La demanda
efectiva se manifiesta en el gasto de la renta, si aumenta la renta de una comunidad
también aumentará su consumo, pero éste menos que aquella. Por lo tanto, para que
haya una demanda suficiente para mantener el nivel de empleo, se debe verificar un nivel
de inversión equivalente a la diferencia entre la renta y el consumo. Por ello podemos
decir que la inflexibilidad de salarios no es el único factor que desencadena el desempleo,
aún cuando exista competencia perfecta en los mercados y todos los precios
milagrosamente se ajustaran instantáneamente, las decisiones de los inversores influirán
sobre la demanda efectiva y por último en el nivel de empleo.

Por otro lado, no sólo el desempleo, también la inflación depende del volumen de
demanda efectiva; cuando la demanda es deficiente se produce el desempleo y cuando
la demanda es excesiva se produce la inflación. Keynes acepta la conclusión tradicional
de que los aumentos de la cantidad de dinero llevarán a aumentos en el nivel de precios,
pero difiere en el proceso causal. El impacto inicial del aumento en la cantidad de dinero
disminuye los tipos de interés, lo que aumenta la demanda efectiva por inversión,
asociada a un aumento de la renta, del empleo y de la producción. Es a causa del
incremento en el costo de la mano de obra que los precios también comienzan a subir.

El interés como premio por no atesorar dinero: En la teoría keynesiana, el dinero


desempeña las funciones de ser unidad de cambio, medida de cuenta y reserva de valor.
Considerando esta última función, los que poseen más renta de la que consumen tienen
como alternativas atesorar dinero, prestarlo a una determinada tasa de interés o invertir
en una actividad que brinde cierto beneficio. Si las personas deciden acumular riqueza
en forma estéril, debe haber un por qué al tomar esta decisión. Para Keynes cada
individuo posee una preferencia por la liquidez que combinada con la cantidad de dinero
determina la tasa real de interés en un momento dado. Es decir, la gente atesora dinero
porque existe incertidumbre acerca de la evolución de las variables económicas y con
ello “los poseedores de dinero tienen un tipo de seguridad del que no gozan los
poseedores de otras especies de riqueza.”2

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