Karl Kautsky, Capital Financiero y Crisis (1911) PDF
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y crisis
Karl Kautsky1
I. El libro de Hilferding2
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urante algún tiempo se nos reprochó a los marxis-
tas nuestra falta de productividad luego de la muer-
te de Engels. El reproche no era totalmente infun-
dado, pero la vinculación entre nuestra "falta de pro-
ductividad" y la muerte de Engels se produjo sola-
mente por el hecho de que muchos marxistas encontraron en esa
muerte la señal para alejarse del marxismo; incluso para combatirlo
con entusiasmo. Así, las filas de los teóricos marxistas se vieron mo-
mentáneamente debilitadas, y la deserción de nuestros ex camaradas
del campo del marxismo "ortodoxo" fortaleció a nuestros adversa-
rios y nos obligó a colocarnos a la defensiva por un tiempo. Duran-
te años debimos dedicar lo más valioso de nuestro tiempo y nues-
tras fuerzas a defender los resultados ya obtenidos por el marxismo,
contra los mismos camaradas que habían contribuido a obtenerlos,
y a refutar argumentos que poco tiempo antes habían sido declara-
dos poco sólidos por las mismas personas que ahora los utilizaban.
Pero esta crisis en el marxismo apenas duró una década. El revi-
sionismo teórico (no, por cierto, el práctico) está archivado y los mar-
xistas estamos nuevamente en condiciones de dedicar todo nuestro
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mente el proceso total del capital pueden observarse con claridad las
tendencias de su desarrollo y a partir de allí las funciones y los obje-
tivos del movimiento socialista. Pero esa comprensión es absoluta-
mente necesaria para que el proletariado desarrolle permanentemen-
te el máximo de su fortaleza y la utilice siempre en forma apropia-
da, evitando falsos senderos que implican un derroche de tiempo y
de esfuerzo.
Pero también en un sentido más estricto puede decirse que la
comprensión del proceso de circulación del capital es tanto o más
importante, para el proletariado militante, que la del proceso de pro-
ducción. Este último muestra, en efecto, el creciente antagonismo
entre trabajo asalariado y capital; pero la forma del proceso de cir-
culación determina de qué manera se constituyen los capitalistas, a
quienes los trabajadores deben enfrentar, algo que de ninguna ma-
nera carece de importancia para las tácticas de lucha. Y las formas
que asume el capital cambian mucho más rápido bajo la influencia
del proceso de circulación que bajo la del proceso de producción.
La ganancia es la fuerza motriz de todo el mecanismo capitalis-
ta; la base de las ganancias de la clase capitalista es la plusvalía, cuya
magnitud depende del número de trabajadores empleados por el ca-
pital total y de la intensidad de su explotación. Pero la porción de ga-
nancia que embolsa cada capitalista en forma individual no depen-
de de la cantidad de plusvalía obtenida de la explotación de sus pro-
pios trabajadores. El capitalista puede ganar no solamente a expen-
sas de los trabajadores, sino también a costa de otros capitalistas; si
uno sabe cómo hacerlo y posee suficiente capital y suerte, puede vol-
verse rico mucho más rápido robando a grandes ladrones que sa-
queando a los saqueados.
Hilferding analiza las fuerzas motrices que subyacen en los dife-
rentes tipos de ganancia que se realizan a costa de los explotadores
–la ganancia especulativa, la ganancia del fundador3, la ganancia mo-
nopólica a través de la exclusión de la competencia–para demostrar
cuán poderosamente influyen en la conformación de la clase capita-
lista y de qué manera, impulsadas por ellas, las empresas industriales
pertenecen cada vez menos a capitalistas individuales y pasan a ma-
nos de sociedades anónimas. Hilferding va más allá y demuestra có-
mo, con estas sociedades anónimas y a través de ellas, se acrecienta
el poder de los bancos sobre la industria; y, por otro lado, también
la concentración de las empresas, en parte por medio de la combi-
nación de empresas mixtas, una de las cuales provee el material a la
otra, en parte uniendo varios trabajos del mismo tipo en una aso-
ciación, un cartel, o, finalmente, un trust consolidado. Muestra, ade-
más, de qué manera estos medios revolucionan cada vez más el pro-
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tra muy bien. Su libro demuestra una vez más cuán errado es espe-
rar que los empleadores lleguen, con el tiempo, a pensar que les con-
viene estar en buenos términos con sus trabajadores; que ganarán de
esa forma cada vez más "perspectiva político social". Se habla de la
idea de Scharfmachertum4 como de una reliquia del tiempo pasado; se
la describe como un fenómeno "atrasado", que debe desaparecer con
el avance posterior del desarrollo capitalista. Los marxistas, que no
consideramos la concepción "atrasada" del Scharfmachertum como
un producto del pasado sino como algo que tiene sus raíces más fuer-
tes en el presente y en el futuro, ya que pertenece al capitalismo, so-
mos catalogados, por supuesto, como igualmente "atrasados".
En realidad, es la atenuación de los antagonismos de clases lo
que proviene del pasado: del pasado inglés. Se trata de una idea ba-
sada en la suposición de que todavía Inglaterra está mostrándonos
nuestro futuro, como ocurría en tiempos de Marx. Esta esperanza
se basa en el hecho, no precisamente nuevo, de que en Inglaterra,
después de la victoria del librecambio (1846), las relaciones entre ca-
pitalistas y trabajadores mejoraron durante algunas décadas. Pero es-
te revisionismo, que nos reprocha el seguir al pie de la letra las pala-
bras del maestro, no consigue ver cómo las palabras de Marx acerca
del valor de Inglaterra como un ejemplo hace tiempo que se han cum-
plido en los hechos y también en las observaciones que ellos mis-
mos hicieron en Inglaterra. Durante tres décadas Inglaterra se ha re-
trasado en términos económicos, cada vez más, y los antagonismos
de clase también se han intensificado allí; no, por cierto, al mismo
nivel que en Alemania o Estados Unidos, porque Inglaterra está atra-
sada, porque los propietarios capitalistas individuales todavía predo-
minan en una industria cuya dependencia de los bancos y concen-
tración en carteles y empresas trustificadas todavía no ha llegado tan
lejos como en esos dos países. Este hecho ya era conocido, pero Hi-
ferding ha expuesto admirablemente algunas razones, desconocidas
hasta ahora, para este fenómeno.
Es Estados Unidos, no Inglaterra, el país que nos muestra nues-
tro futuro bajo el capitalismo. No existe otro lugar donde el "retra-
sado" Scharfmachertum esté más intensamente desarrollado que allí.
El futuro del capitalismo pertenece al capital financiero. Pero es-
to, tanto en la lucha internacional de la competencia como en la lu-
cha de clases interna, significa la forma más brutal y violenta del ca-
pital.
Es mejor expresar lo que Hilferding entiende por capital finan-
ciero y su desarrollo con las propias palabras del autor. En un tramo
del texto presenta un breve resumen que ayuda considerablemente
a seguir la línea de pensamiento que fluye a través de una gran par-
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la plusvalía, sino que mantienen una parte de ésta para llevar a cabo
la producción durante el año siguiente, en una escala mayor?
Para este caso, Marx brinda otro esquema, como el siguiente:
A
I. 4.000 c + 1.000 v + 1.000 p = 6.000 medios de producción.
II. 2.000 c + 750 v + 750 p = 3.000 medios de consumo.
B
I. 4.400 c + 1.100 v + 1.100 p = 6.600 medios de producción.
II. 1.600 c + 800 v + 800 p = 3.200 medios de consumo..
C
I. 4.841 c + 1.210 v + 1.210 p = 7.260 medios de producción..
II. 1.760 c + 880 v + 880 p = 3.520 medios de consumo.
D
I. 5.324 c + 1.331 v + 1.331 p = 7.986 medios de producción.
II. 1.936 c + 968 v + 968 p = 3.872 medios de consumo.
E
I. 5.856 c + 1.464 v + 1.464 p = 8.784 medios de producción.
II. 2.129 c + 1.065 v + 1.065 p = 4.249 medios de consumo.
F
I. 6.442 c + 1.610 v + 1.610 p = 9.662 medios de producción.
II. 2.342 c + 1.172 v + 1.172 p = 4.686 medios de consumo.
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A 1.100 - 1.750 -
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domésticas.
En menor escala, este tipo de ampliación del territorio del mer-
cado agrario de la industria capitalista aún continúa en numerosos
viejos centros urbanos; entre otros en Alemania, y en mayor escala
en muchas partes de Asia y Africa; por ejemplo, en Siberia y Sudáfri-
ca. Pero el proceso se está cumpliendo más forzadamente en los dos
continentes del Nuevo Mundo,7 hasta el momento particularmente
en los Estados Unidos. La agricultura, en el tipo de territorio men-
cionado, es muy magra. Los agricultores, oprimidos durante siglos
por el Estado y los grandes explotadores, han sido, por un lado, gra-
cias a su pobreza, obligados a explotar el suelo cada vez más, de for-
ma que éste se torna cada vez menos fértil o requiere cada vez más
trabajo para brindar los mismos resultados. Los campesinos de es-
tos distritos son por lo tanto, en su mayoría, muy pobres, y el poder
de compra del individuo es muy pequeño. A pesar de esto, estos pa-
íses constituyen un gran mercado para productos industriales debi-
do a la enorme cantidad de gente que vive en ellos. De esta forma,
125 millones habitan Rusia, 300 millones habitan la India Británica,
y más de 400 millones China.
Los campesinos del Nuevo Mundo son bastante diferentes. No
muy oprimidos por las cargas del Estado, y sin terratenientes para
explotarlos, tienen que tratar con suelo virgen no exhausto, cuyos
grandes rindes requieren al inicio menos trabajo cuanto más descon-
siderada es la explotación que se lleva a cabo. Esto produce un cam-
pesinado próspero que puede consumir una gran cantidad de pro-
ductos industriales. El rápido aumento de este campesinado se ha
convertido en una de las condiciones más importantes del enorme
crecimiento de la industria norteamericana.
La ampliación del mercado para la industria capitalista por me-
dio de estos dos métodos inicialmente sólo progresó lentamente. Los
productos de la agricultura son, en proporción a su valor, muy vo-
luminosos y pesados, y no pueden soportar grandes costos de trán-
sito. Así y todo, deben llegar al mercado para que el campesino pue-
da comprar los productos de la industria. No puede comprar hasta
que no haya vendido. Pero durante un largo tiempo, no hubo otro
medio de transporte barato que los barcos de carga. Además de una
extensión de tierra determinada, muy limitada, el mercado para los
productos agrícolas y, por lo tanto, para los de la industria capitalis-
ta, sólo podía ampliarse a lo largo de la costa marítima y a lo largo
de los ríos navegables. Sólo se produjo un cambio tiempo después
del auge de la maquinaria, en Inglaterra, en la década de 1820, y po-
co después en el resto de Europa, donde, de hecho, la construcción
de los ferrocarriles sólo adquirió importancia en la década de 1850.
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ro que es, por regla, muchas veces menor a la que gasta como tal en un
año. Pero como capital fijo, debe invertir una suma en el proceso de
producción que es muchas veces mayor que la que le retorna en el trans-
curso del retorno de su capital circulante, como sustituto para el capi-
tal fijo en el precio de sus productos. Los desarrollos técnicos tienden
especialmente a extender el capital fijo y a disminuir, por otra parte, el
capital circulante, al tiempo que aceleran el proceso de circulación me-
jorando los medios de comunicación, de forma que el industrial pue-
da mantener una cantidad menor de almacenes y pueda vender su pro-
ducto más rápidamente. El capital fijo también crece relativamente en
la medida en que el capital constante aumenta más rápido que el capi-
tal variable. Pero éste constituye una porción importante del capital cir-
culante. El capital fijo tiene, por lo tanto, la tendencia a crecer a una ta-
sa mayor que el capital circulante, y a superarlo cada vez más.
Finalmente, para poder reemplazar el capital fijo, el capitalista de-
be estimar y separar, del total que ha realizado con el producto vendi-
do, la porción de valor que representa el valor del capital fijo ya consu-
mido, hasta que el monto haya alcanzado el nivel de valor del capital fi-
jo, y pueda servir para obtener nuevo capital fijo en lugar del que ha si-
do consumido. Debe hacer lo mismo con la porción de valor del pre-
cio del producto que representa capital circulante: no gasta de una vez
el dinero que recibe a cambio de los productos vendidos, sino que lo
deja separado para obtener a cambio, de tanto en tanto, provisiones
nuevas de materias primas y auxiliares, para pagar salarios y llevar a ca-
bo las operaciones de negocios hasta que se vuelvan a vender y cobrar
productos nuevos. Pero la suma de dinero necesaria será menor que la
suma que debe acumularse para la renovación total del capital fijo, y no
permanecerá, ni por cerca, tanto tiempo sin ser usada como la suma
para la renovación del capital fijo. Aún estamos dejando de lado el cré-
dito y el sistema bancario, pero si el capital fijo se renueva, una suma
de dinero mucho mayor fluye al mercado, aumentando por lo tanto la
demanda de ciertos productos de la industria en niveles mucho más al-
tos que las sumas de dinero que se gastan constantemente en interva-
los cortos para renovar el capital circulante.
Supongamos que se construye una hilandería nueva. Se necesitan,
de repente, máquinas, soportes de acero para los ladrillos, una cantidad
de fuerza de trabajo, constructores y trabajadores metalúrgicos espe-
cializados; se gasta mucho capital. Cuando se termina la fábrica, ningu-
no de estos trabajadores sigue siendo necesario. Ahora la fábrica lleva
a cabo sus funciones de manera regular, excepto en los casos de pro-
blemas accidentales: siempre el mismo número de trabajadores, la mis-
ma cantidad de materia prima y carbón. Esto continúa año tras año,
hasta que las máquinas se tornan viejas o se las ha usado al límite. To-
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Notas
4. Más adelante, el propio Kautsky aclara que Hilferding llama "ganancia del fun-
dador" al beneficio obtenido por quienes aportan el capital inicial para la crea-
ción de una empresa. Ver página 59 (N. del T.).
8. Memento mori: alocución latina que significa "recuerda que morirás" (en latín
en el original, N. del T.)
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