Ciudad-Estado Inmigrantes y Politicas Ecuador 1890-1950
Ciudad-Estado Inmigrantes y Politicas Ecuador 1890-1950
Ciudad-Estado Inmigrantes y Politicas Ecuador 1890-1950
Ramirez, Jacques Paul - Compilador/a o Editor/a; Ramirez, Jacques Paul - Autor/a; Autor(es)
Mazeres, Javier - Autor/a; Pagnotta, Chiara - Autor/a; Moscoso Alvarez, Raúl -
Autor/a; Carrillo, Ana - Autor/a; Velásquez, Verónica - Autor/a;
Quito Lugar
Editorial IAEN Editorial/Editor
2012 Fecha
Colección
Política migratoria; Inmigrantes; Migración; China; Alemania; Italia; España; Ecuador; Temas
Colombia;
Libro Tipo de documento
"http://biblioteca.clacso.edu.ar/Ecuador/icq/20170619052847/pdf_742.pdf" URL
Reconocimiento-No Comercial-Sin Derivadas CC BY-NC-ND Licencia
http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.0/deed.es
Jacques Ramírez G.
Editor
Primera Edición, 2012
325.209866
R1452
Presentación 11
Autores 13
11
Autores
13
introducción
15
16 Jacques Ramírez
otros extranjeros, como los chinos o los gitanos, no se les admitió y fueron
rechazados y expulsados.
En relación al primer grupo, a partir del Decreto del 25 de noviembre de
1867, se reconoció como ciudadanos a personas que habían llegado al Ecua-
dor provenientes de Colombia, Perú, Venezuela y Chile. Como se recordará,
en aquella época para ser ciudadano se requería estar casado, ser mayor de
veintiún años y saber leer. De esta manera, dicho decreto daba a las personas
provenientes de los países de la región incluso más derechos (y deberes) que
los que tenía una buena parte de la población ecuatoriana, que no cumplía
con los requisitos estipulados para ser considerados ciudadanos. Años des-
pués, en la Constitución de 1878, se estipuló que son ecuatorianos por na-
turalización «los nacidos en cualquiera de las Repúblicas hispanoamerica-
nas, si fijaren su residencia en el territorio de la Nación, y declararen, ante la
autoridad competente, que quieren ser ecuatorianos» (art. 9).
Estas benevolencias con la población de los países de la región deben ser
entendidas en el marco del apoyo que tuvo Ecuador en las guerras de inde-
pendencia donde participaron, sobre todo, soldados neogranadinos y vene-
zolanos. Desde aquella época se registra población perteneciente al actual
territorio de Colombia asentada en nuestro país, y sobre quienes el presi-
dente Flores en su mensaje al Congreso Ordinario de 1890 se refería de la si-
guiente manera:
Las relaciones entre Colombia, Ecuador y los demás países que anterior-
mente conformaron la Gran Colombia, eran en algunos aspectos tan cer-
canas que en el año de 1911 firmaron el Acuerdo sobre cónsules, el cual
facultó a funcionarios de Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela, re-
sidentes en terceros países, hacer uso de sus atribuciones a favor de los ciu-
dadanos de dichos países que no tuvieran cónsul en el mismo lugar. Este
acuerdo constituye el primer hito en materia migratoria y de cooperación de
carácter multilateral del que se tenga registro en la región andina.
1 En el suplemento del diario oficial de 1889 y en otros escritos de Flores se expone que hubo
en Ecuador unos 15.000 colombianos.
Introducción 17
De esta manera, vemos cómo, dentro del enfoque del aperturismo seg-
mentado, este primer grupo de personas provenientes de los países de la re-
gión no fue considerado como extranjero, sino que adquirió el estatus de
ciudadanía de la República del Ecuador o se les dio las facilidades para que
se puedan naturalizar como ecuatorianos. Incluso muchos de ellos, sobre
todo colombianos, formaron parte del ejército nacional.
En cuanto a los inmigrantes europeos y norteamericanos, varios países
del continente tuvieron una política que implicó, entre otras cosas, la aper-
tura de oficinas de inmigración en el exterior y la inyección de capital para
atraer a familias enteras de migrantes. Argentina en 1890 destinó un millón
de pesos solo por concepto de adelanto de pasajes; Uruguay, un año antes,
destinó 20 millones de pesos para fomentar la inmigración, y Brasil invirtió
cinco millones. A parte de este capital, dichos Estados pagaron el alojamien-
to a los recién llegados y les ofrecieron trabajo.2
A pesar de la creencia de Flores respecto a los beneficios de la inmigra-
ción, que se despliega en varios de sus textos, la realidad económica y social
del Ecuador dificultaba el fomento de la misma. Al preguntarse: «¿estamos
en el estado [sic] de erogar dinero para la inmigración?», no solo que la res-
puesta del Presidente fue negativa, sino que pensaba que aunque se tuviese,
las condiciones estructurales del país hacían tal opción inviable:
2 Ver: Devoto (2006); González (2003); Mörner et al. (1985); Sánchez (1973); Scarzanella
(1983); Vangelista (1997), Flores (1890). No obstante, muchos fueron engañados ya que las
condiciones que les ofrecieron y las tierras prometidas nunca se concretaron.
18 Jacques Ramírez
Las razas europeas, superiores a todas las asiáticas, son las llamadas a
suministrarnos el contingente útil y valioso de su inteligencia y aptitudes,
acompañado del noble espíritu de familia y amor á la propiedad y al trabajo
que predomina en los inmigrantes de esas regiones y los arraiga fácilmente
al suelo de su nueva patria (Cámara de Comercio de Guayaquil, 1889).
Justamente estas últimas palabras nos llevan al tercer grupo en que se ubi-
caron los excluidos del aperturismo segmentado, los «no deseables»: los
chinos. A dicha población, vía decreto presidencial del 14 de septiembre de
1889, se le prohibió la entrada y se propendió a la expulsión de aquellos que
ya estaban asentados tal como se lee en los primeros artículos del mismo:
3 El artículo 2 de dicha ley señalaba que «los extranjeros que fueran perniciosos al orden pú-
blico podrán ser expelidos del territorio».
Introducción 19
4 Cabe señalar que varios países empezaron a cerrar las puestas a los chinos, incluidos los Esta-
dos Unidos, que fue el referente del presidente Flores para elaborar el decreto de expulsión.
Introducción 21
5 Para un análisis del último período ver Eguiguren (2011) y Ramírez G. (2010). Adicional-
mente hay otro enfoque en la actualidad denominado de gobernabilidad migratoria por el so-
ciólogo inglés Bimal Ghosh en su trabajo para la Comisión Global de Gobernanza de las
Naciones Unidas, defendido por ciertos organismos internacionales como la OIM. Al res-
pecto, ver Geiger y Pécoud (2010)
22 Jacques Ramírez
Cuadro 1
Extranjeros domiciliados según la Ley de Extranjería de 1886 y 18926
Ley de Extranjería 1886 (art. 3) Ley de Extranjería 1892 (art. 3)
1. Los que hayan adquirido o adqui- 1. Los que hubieren adquirido o adqui-
rieren domicilio, conforme a las le- riesen domicilio, conforme a las le-
yes civiles. yes civiles.
2. Los que ante cualquier autoridad 2. Los que ante cualquier autoridad
municipal hayan declarado la inten- política hayan declarado su inten-
ción de domiciliarse. ción de domiciliarse.
3. Los que, aun sin tal declaración, hu- 3. Los que, aun sin tal declaración, hu-
biesen residido, sin interrupción, biesen residido en el territorio del
más de dos años en el territorio Ecuador, con ánimo de permanecer
ecuatoriano, sin ejercer cargo públi- en él.6
co de gobierno extranjero.
6 Por «ánimo de permanecer» se entiende: la residencia continua y voluntaria por más de dos
años, sin ejercer cargo público de gobierno en el extranjero; la residencia unida a una pro-
piedad raíz; la residencia unida al ejercicio del comercio con casa establecida, o de cualquier
otra industria que no fuese transitoria. Haber contraído matrimonio con ecuatoriana y per-
manecido en el país por más de un año (art. 4).
Introducción 23
Gráfico 1
Población extranjera radicada en Quito, 1906
800
700
600
500
400
300
200
100
0
Gráfico 2
Extranjeros radicados en Quito según ocupación, 1906
7 Como se observa, muchas de las y los extranjeros que aparecen vinculados a la instrucción
pública y casas de beneficencia también son religiosas, lo que aumentaría el porcentaje de
este grupo que se indicó en el cuadro anterior.
Introducción 25
Gráfico 3
Extranjeros radicados en Quito dedicados
al comercio según nacionalidad, 1906
500
400
300
200
100
0
Colombia Perú Italia España Francia Chile Alemania Estados Otros
Unidos
Nacionalidad
8 El 5 de mayo de 1884 se expidió un decreto que aceptaba en el ejército a los extranjeros que
combatieron contra la dictadura (Robayo, 1949). De un trabajo genealógico de Jurado No-
boa revisamos todos los datos de personas extranjeras del período 1820-1950, consideran-
do un universo de 407 individuos; el 41% correspondieron a colombianos, varios de los
cuales aparecen vinculados a actividades militares. Igualmente, en otro estudio de Jurado
(1987) se ratifica lo señalado.
26 Jacques Ramírez
Gráfico 4
Distribución de la población colombiana en Quito
por ocupación u oficio, 1881 (%)
30
25,41
25 21,5
20 18,57
16,94
15
10
5 2,28 2,61 1,95
3,58
1,63 1,3
0,98 0,65 0,98 0,65 0,98
0
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9 Ese alto porcentaje que aparece en las fuentes originales como «no reporta» en su totalidad
son mujeres: «damas, señoritas, mujeres casadas y viudas no reportaban oficio y tampoco
se les puede considerar como oficios del hogar pues contaban con sirvientes a su cargo pa-
ra las labores domésticas». Mantenemos el nombre como aparece en el original («no repor-
ta»), pero constituyen lo que se suele denominar como «amas de casas».
Introducción 27
Otra información valiosa que arroja esta fuente es el lugar de origen de di-
cha población. Más del 70% provenía de los territorios que alguna vez fue-
ron ecuatorianos: el 37,46% de Pasto y el 34,85% de Popayán; seguido de
Barbacoas (8,47%) y Túquerres (5,86%), estos últimos territorios pertene-
cientes al departamento de Nariño, fronterizo con Ecuador.
Gráfico 5
Lugar de nacimiento de la población colombiana radicada en Ecuador, 1881
N/A
Bogotá
Medellín
34,85%
Cartagena
Otros
10 Encontramos el Reglamento para levantar el Censo Provincial de Pichincha, que se efectuó el do-
mingo 2 de abril de 1922.
28 Jacques Ramírez
Cuadro 2
Movimiento de extranjeros transeúntes en Quito
por la Vía Férrea del Sur, 1921-1922
Saldo Saldo
Nacionalidad Llegadas Salidas Llegadas Salidas
1921 1922
Alemanes 101 74 27 153 176 -23
Colombianos 194 186 8 141 198 -57
Españoles 209 185 24 171 175 -4
Italianos 141 116 25 226 190 36
Japoneses 1 … 1 1 … 1
Total 1393 1232 174 692 739 -47
Fuente: Registro Oficial del Ministerio del Interior.
Elaboración: Equipo de investigación de la obra.
Cuadro 3
Movimiento de extranjeros transeúntes en Quito
por la Vía Férrea del Sur, 1924
Nacionalidad Llegadas Salidas Saldo
Alemanes 246 201 45
Colombianos 165 211 -46
Españoles 140 185 -45
Italianos 253 237 16
Japoneses 1 … 1
Total 805 843 -38
Fuente: Registro Oficial del Ministerio del Interior.
Elaboración: Equipo de investigación de la obra.
Otra fuente disponible para la década de los años veinte es la que nos pro-
porciona el Registro Civil sobre menores de edad. Para 1921 se registraron
228 casos en los cuales tanto el padre como la madre eran extranjeros; 143
casos de padres ecuatorianos y madres extranjeras; y 635 casos de padres
extranjeros y madres ecuatorianas. De esta manera, tenemos el registro de
1.006 niños inscritos que tenían al menos uno de sus padres de nacionali-
dad extranjera, lo que representaba el 1,28% del total de menores inscritos.11
También estos datos dejan ver la existencia de matrimonios mixtos —
más entre hombres extranjeros y mujeres ecuatorianas—, lo cual se ratifica
en los datos de matrimonio de aquel año, en los que aparecen 151 matrimo-
nios entre extranjeros y ecuatorianas; 30 de ecuatorianos con extranjeras y 47
entre extranjeros. En total hubo 181 matrimonios mixtos de 228 que se pro-
dujeron ese año, lo cual nos da pistas para entender la integración social de
los inmigrantes. Según estas cifras, el 80% de los extranjeros, independien-
temente de su sexo, se casaron con un ecuatoriano/a. El 20% restante se ca-
saron entre ellos. Desafortunadamente no contamos con información des-
agregada por nacionalidad; pero estos datos sí existen para las defunciones.
De un total de 374 muertos extranjeros en nuestro territorio que se produ-
jeron el año de 1921, 237 fueron colombianos seguidos de 43 peruanos y 15
españoles. Esto ratifica, una vez más, la presencia de personas provenientes del
11 El 83,83% eran hijos de padres ecuatorianos; el 14,89% eran de padre, madre o ambos des-
conocidos.
Introducción 31
vecino país del norte. En cuanto al sexo hubo más muertos hombres que mu-
jeres. De los otros grupos que analizamos en este libro vemos que hubo ocho
muertos italianos, igual número de chinos y tres de procedencia alemana.
Gráfico 6
Nacionalidad de los extranjeros fallecidos
en la República del Ecuador, 1921
400
350
300
250
200
150
100
50
0
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12 Como veremos más adelante las excepciones o prohibiciones no son menores, por lo que el
principio de «territorio abierto a todos los extranjeros» se vuelve contradictorio y limitado,
como señala Robayo (1949). Varias de las restricciones que encontramos en la actual Ley de
Inmigración parten de la Ley de 1921.
32 Jacques Ramírez
Gráfico 7
Población de extranjeros según nacionalidad con permiso de domicilio, 1938
2000
1800
1600
1400
1200
1000
800
600
400
200
0
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Gráfico 8
Población de extranjeros con permiso de domicilio
según rangos de edad 1938
25
20
15
10
0
Menores de 10 a 16 de 16 a 20 de 20 a 30 de 30 a 40 de 40 a 50 de 50 a 60 Mayores
de 10 años años años años años años años de 60 años
14 Claro está que ser el grupo más controlado y exigirles que periódicamente se reporten an-
te las autoridades puede ser un factor que explique su alto porcentaje, a diferencia de otros
extranjeros que, como indicaba la ley, podían ser considerados domiciliados de modo táci-
to y, al no acudir ante la autoridad, no aparecen en las estadísticas.
34 Jacques Ramírez
Gráfico 9
Población de extranjeros con permiso de domicilio
según provincia de asentamiento, 1938
3000
2750
2500
2250
2000
1750
1500
1250
1000
750
500
250
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Y por último, las principales actividades de las personas que llegaron al país
fueron el comercio (23,88%), los quehaceres domésticos (18,03%) y la agri-
cultura (13,06%).
Introducción 35
Gráfico 10
Estadísticas de extranjeros en Ecuador, 1938
1,71%
2,43%
2,81%
2,96% Comerciantes
3,85% Quehaceres domésticos
Agricultores
23,88% Otras profesiones
4,04% Empleados particulares
Estudiantes
6,097% Religiosos
Jornaleros
7,87% Ingenieros
18,03%
Sin profesión
Mecánicos
10,59%
13,06% Industriales
Profesores
Contadores
Carpinteros
Los datos de ocupación, así como los de asentamiento, reflejan uno de los
aspectos más debatidos en aquella época sobre la presencia y pertinencia de
inmigrantes en nuestro territorio: la colonización. Como se expuso ante-
riormente, el aperturismo segmentado implicó la puesta en escena de algu-
nos elementos centrales: lo étnico, o lo vinculado al mejoramiento de la «ra-
za» —como se pensaba entonces—; lo económico, vinculado con la idea de
progreso; lo socio-cultural, vinculado a los «buenos» valores y costumbres;
y lo geográfico, vinculado al origen del inmigrante y a la necesidad de po-
blar ciertas zonas del país. El fin último era la construcción de un Estado-
nación moderno y civilizado.
La puesta en marcha de este objetivo implicó políticas de inmigración y
colonización de las cuales Guerrero (1954) y Crespo (1958) recogen las pre-
misas fundamentales:
−− Una eficaz política inmigratoria y de colonización permitirá alcanzar
un debido desarrollo económico, cultural y étnico.
−− La inmigración permitirá poblar racionalmente el país, sin mezclas
exóticas, tratando de mejorar el coeficiente vital de la población ecua-
toriana.
36 Jacques Ramírez
Gráfico 11
Entradas, salidas y saldo inmigratorio, 1938-1948
10000
9000
8000
7000
6000
5000
4000
3000
2000
1000
0
1938 1939 1940 1941 1942 1943 1944 1945 1946 1947 1948
16 Tal como en la actualidad, no son las políticas de retorno impulsadas por los países de ori-
gen y destino las que han motivado el regreso de migrantes, sino sobre todo el contexto de
crisis global y pérdida de empleo en los países de destino.
17 El año 2011 el gobierno de Israel condecoró a Muñoz Borrero como «justo de las naciones»
por su papel en la Segunda Guerra Mundial en apoyo a los judíos.
Introducción 39
Gráfico 12
Población de extranjeros según provincia de asentamiento, 1948
7.000
6.000
5.000
4.000
3.000
2.000
1.000
0
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18 Es en la Ley de 1940 que aparece por primera vez la disposición de que los extranjeros tran-
seúntes pueden permanecer por 90 días, con posibilidad de prórroga por el mismo período
(art. 5). La distinción entre extranjeros residentes y transeúntes tiene por objeto regular el
goce y el ejercicio de los derechos de aquellos por el sistema legal de domicilio, en todos los
casos en que este sea establecido por la legislación ecuatoriana (art. 6).
42 Jacques Ramírez
Cuadro 4
Extranjeros domiciliados según la Ley de Extranjería de 1938 y 1940
Ley de 1938. Son domiciliados Ley de1940. Son residentes
Los que de un modo expreso, y por es- Los que habiendo manifestado por es-
crito, manifestaren ante la autoridad crito ante la Autoridad competente
competente su voluntad de residir en el su voluntad de residir en el Ecuador y
Ecuador, siempre que, conservando los cumplido las condiciones exigidas por
trámites y cumpliendo las condiciones la ley y los reglamentos obtengan el per-
exigidas por esta ley, obtengan el permi- miso respectivo de residencia.
so respectivo para el objeto.
Este enfoque del control que aparece en esta época parte de considerar
«sospechoso» a todo extranjero, por lo que se pone una serie de filtros.
El primero es el visado en el pasaporte para poder ingresar al país.19 Pero
previo a ello, el cónsul ecuatoriano acreditado en el exterior «no podrá visar
el pasaporte, sin exigir antes el certificado de las autoridades de la población
residente del extranjero, sobre la conducta y más condiciones personales
de éste, cerciorarse, por todos los medios del caso, que el extranjero puede
inmigrar al Ecuador» (Ley de 1938, art. 15).
Y de todas maneras, una vez que se cumplió estos requisitos, quedó es-
tablecido que las autoridades inmigratorios en nuestro país están «obliga-
das, antes de aceptar el ingreso al Ecuador, a averiguar sobre la conducta del
extranjero… y estarán sujetos a una multa de 500 a 1.000 sucres en caso de
violación de lo dispuesto en este artículo» (énfasis añadido).
Posteriormente, en 1941, vía Decreto 339 se crea el «timbre de inmigra-
ción» que estipulaba el cobro de dinero para el otorgamiento de visas. Estas
políticas de control van acompañadas de criterios morales sobre la «buena
conducta de los inmigrantes» y sobre quienes pueden y deben ser admitidos
por considerarse personas deseables que contribuyen al país. Por lo que que-
dó claramente estipulado una serie de extranjeros que no se les admitió en
el territorio ecuatoriano como:
19 Es en la Ley de 1947 donde se elabora con más detalle la clasificación de los diferentes tipos
de visas: de turismo, de retorno, de inmigrante; de transeúnte, de negocios, de diplomático y
de cortesía. En la Ley de 1921 aparece una pequeña referencia a las visas, indicando solamen-
te que los extranjeros deben demostrar sus pasaportes visados al llegar al Ecuador (art. 25).
Introducción 43
Gráfico 13
Población extranjera en Ecuador, 1950
16000
14000
12000
10000
8000
6000
4000
2000
0
os
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Gráfico 14
Porcentaje de población extranjera en Ecuador, 1940-2010
1,4
1,2
0,8
0,6
0,4
0,2
0
1940 1950 1982 1990 2001 2010
Gráfico 15
Población extrajera en Ecuador, 1906-2010
200.000
150.000
100.000
50.000
0
1906 1938 1940 1948 1950 1982 1990 2001 2010
Agradecimientos
A Raúl, Ana, Javier y Verónica por creer en este proyecto, por su compromiso
con la investigación, por atreverse a indagar por nuevos derroteros y sobre to-
do porque, en momentos de tormenta, cuando esta investigación se hundía
—y yo con ella—siguieron remando, entre tensiones y conflictos: ¡Pa’lante! A
Chiara por ser el motor de arranque y promotora de este estudio.
Un agradecimiento especial merece todo el personal del Archivo Histó-
rico del Ministerio de Relaciones Exteriores, sobre todo la señora María So-
ledad Castro y el señor David Romero, responsables del área de conserva-
ción. La señora Castro nos orientó y aconsejó con profesionalismo en todo
el trabajo de campo.
De igual manera, a las personas del Archivo Nacional, quienes permitie-
ron de forma atenta la revisión exhaustiva de los fondos del Ministerio del
Interior; especialmente de la Gobernación de Pichincha, en donde nos fue
posible encontrar documentación relacionada con el Departamento de In-
migración y Extranjería, los sistemas estadísticos de poblaciones, las gober-
naciones y su relación con las poblaciones y los temas de seguridad nacio-
nal, sobre todo en la época de la Segunda Guerra Mundial.
Quisiéramos agradecer además a todo el personal de los otros archivos
utilizados en esta investigación: al personal de la Biblioteca Espinosa Pólit,
del Archivo Histórico del Municipio de Quito, del archivo del Ministerio de
Cultura (ex Archivo histórico del Banco Central), de la Biblioteca de la Ca-
sa de la Cultura de Quito, de la Biblioteca del Instituto de Historia Maríti-
ma de la Armada, de la Biblioteca Municipal de Guayaquil, del Archivo His-
tórico del Guayas —en especial al Maestro Jorge Saade, Director de Cultura
del Guayas, Mariela García y Carmen Burgos, quienes nos facilitaron algu-
nas de las fotos publicadas en este libro—, y del Archivo Biblioteca de la Fun-
ción Legislativa.
De igual manera a Juan Paz y Miño, Valeria Coronel y Federica Zaccag-
nini por su atenta lectura, observaciones y recomendaciones realizadas a los
borradores finales de este libro. A los colegas de la Universidad de Córdoba
(Argentina), en especial a Eduardo Domenech por el espacio que me brindó
en esos pagos para exponer los avances de este estudio, pero sobre todo por
su amistad; y a Leticia Calderón del Instituto Mora (México), donde tam-
bién pude presentar los resultados de este estudio.
52 Jacques Ramírez
1. Introducción
En el dilatado campo de estudios sobre la emigración española a ultramar,
existe cierto consenso en denominar «emigración en masa» (Sánchez-Albor-
noz, 1988) a aquellos flujos que se producen entre las dos últimas décadas
del siglo XIX y el primer tercio del siglo XX. Un período que se perfila ade-
más como el más vasto y relevante para el estudio de la emigración españo-
la a Latinoamérica (Prieto, 2008).1
Aquella corriente migratoria, sin igual en la historia de España, formó
parte de un éxodo mayor de hombres y mujeres de toda Europa que busca-
ban nuevas oportunidades al otro lado del Atlántico, a fin de dejar atrás un
continente azotado por grandes transformaciones demográficas, económi-
cas y sociales, y constantes conflictos políticos y bélicos (Sallé, 2009).2
La producción académica —principalmente española, pero también la-
tinoamericana— ha abordado desde entonces esta temática migratoria a tra-
vés del desarrollo de numerosos estudios que, por lo común, han apuntado
a la descripción de los flujos en su sentido más amplio; esto es, la cuantifica-
ción, la cronicidad, así como las causas y los efectos, tanto en los contextos
de salida como de llegada.
1 La prohibición de emigrar a las repúblicas de América del Sur termina con la Real Orden de
16 de septiembre de 1853, que dio inicio a un éxodo migratorio de españoles a estos países con
un fuerte repunte en la década de 1880, y que alcanzó su punto culminante en 1912 (De
Francia, 1988).
2 Se calcula que, entre 1880 y 1914, se desplazaron unos 34 millones de europeos, en su ma-
yoría hombres y mujeres jóvenes. Sus principales destinos fueron los países situados en
zonas templadas de la costa atlántica del continente americano: Estados Unidos, Brasil y
Argentina. Estas migraciones transoceánicas están asociadas asimismo a los cambios pro-
ducidos con la segunda revolución industrial, debido al incremento de la demanda de pro-
ductos agrícolas y a los avances en el transporte marítimo (Alted, 2006).
53
54 Javier Mazeres
3 Respecto a las causas del flujo, los estudios apuntan, por lo general, a motivos económicos;
como el creciente éxodo rural de una economía agraria escasamente modernizada. Se seña-
la igualmente la evasión del servicio militar o la aparición de una economía de la migración
propia en torno a la atracción de los «enganchadores», y las cadenas migratorias con lazos
de parentesco, amistad y vecindad (Sallé, 2009).
4 La cifra de españoles desplazados presenta una amplia variabilidad dependiendo de los au-
tores. Según cálculos de César Yáñez (2006), entre 1882 y 1936, emigraron a América algo
más de 4 millones de españoles. Para Sánchez-Albornoz, también son cerca de 4 millones.
Sin embargo, las cifras son algo inferiores en los cómputos de Naranjo Orovio (1992). Na-
ranjo Orovio da la cifra de 3.297.312 personas en el periodo entre 1882 y 1930 (Alted, 2006).
5 Un recuento realizado en 1929 por la Junta Nacional del Comercio Español en Ultramar
contabilizaba 1.200 sociedades o propiamente asociaciones de diverso tipo: socorros mu-
tuos, beneficencia, instrucción, recreativas, de carácter regional, religiosas, deportivas o
profesionales (Ministerio del Estado de España, 1934).
En la mitad de los mundos 55
otros— que aún hoy perduran, y continuarán perdurando por mucho tiem-
po» (Sallé, 2009: 7). Y sin embargo, como cuestión de estudio, la migración
española ha devenido un tema opacado a uno u otro lado del flujo en los úl-
timos años. Además de que, por lo general, se ha expresado un preocupante
desequilibrio con respecto a las regiones de estudio o los flujos abordados.
En el caso particular de la migración española hacia Ecuador, en el pe-
ríodo de 1890 a 1950, se la puede encontrar reseñada cuantitativamente en
menor cantidad en comparación a otros lugares de la región como Colom-
bia y Perú, y superior únicamente a la radicada en Bolivia y Paraguay (Alou,
2001); debido a esto, se la ha señalado como un proceso migratorio de se-
gundo orden y, por ende, bien ha sido abordado muy ocasionalmente o bien
ha quedado relegado dentro de trabajos no destinados al caso particular.6
No obstante el indudable interés y la amplia variedad de cuestiones que
suscita la migración internacional, se ha desarrollado una desigual y muy dis-
persa creación de obras sobre el tema, las cuales abarcan campos tan variados
como el genealógico, el historiográfico, el sociológico, el jurídico y hasta el pe-
riodístico; aun así, la producción es menor a la de los países vecinos.
Los estudios desarrollados señalan, sin embargo, que aquel flujo ha te-
nido una gran trascendencia para el contexto de llegada y que transcurre
a lo largo de algunos períodos diferenciados. En primera instancia, el que
va desde mediados del siglo XIX hasta recién entrado el siglo XX, y nutre
principalmente a la ciudad portuaria de Guayaquil de comerciantes e in-
dustriales. Posteriormente, otro desde las primeras décadas del siglo XX y
con mayor apertura hacia Quito, que transita entre recurrentes llegadas de
religiosos, intelectuales y anarquistas exiliados por el impacto de la Gue-
rra Civil Española (1936-1939). Finalmente, ya en las postrimerías del si-
glo XX, se resalta el arribo de ejecutivos, empresarios y cooperantes al país
(Alou, 2001).
Las dos primeras etapas, dentro del alcance de nuestro estudio, no han
merecido hasta hoy más que los pocos trabajos señalados. Por lo tanto, es
un tema por explorar y que condensa cuestiones cruciales sobre cómo se
construye el imaginario de «lo ecuatoriano» y del sentido de nación en la
conformación histórica del Estado-nación moderno.
Nuestro propósito, ahora, es realizar una reconstrucción de la presen-
cia migratoria española en la ciudad de Quito, y por ampliación en Ecua-
dor, entre los años 1890 y 1950. Para ello, se integrarán el trabajo de archivo
7 Quiero agradecer a las familias: Boguñá, De Prada, Dalmau, De Crespo (Quito); Rodríguez
Coll, Gilabert y Quilez (Manta); y al Instituto Ecuatoriano de Cultura Hispánica (Iech-Quito).
8 Para nuestro período de estudio, contamos con el Censo de la Provincia de Guayas de 1890;
el Censo de la Población de Quito de 1906; el Primer Censo Nacional de Población de 1950.
El Censo de Pichincha realizado por la Oficina de Seguridad y Estadística del Cabildo Qui-
teño en 1922 no apareció.
En la mitad de los mundos 57
Gráfico 1
Población extranjera radicada en Quito, 1906
800
700
600
500
400
300
200
100
0
9 Cifras relativas a pasajeros llegados a la capital por el Ferrocarril del Sur, provenientes del Re-
gistro Oficial del Ministerio del Interior. APL: Registro Oficial, ABFL, 1922. Año III, 17 de fe-
brero de 1922, No. 430; Registro Oficial, ABFL, 1923. Año IV, 4 de mayo de 1923, No. 775. AN:
Ministerio del Interior, Pichincha. Caja 138 (1924-1925), Informe de 10 de marzo de 1925, Re-
sumen de los Datos estadísticos recogidos en el año de 1924, Cuadro demostrativo de Extranjeros
por el Ferrocarril del Sur (Policía Nacional de Quito - Oficina de Seguridad y Estadística).
En la mitad de los mundos 59
Mapa 1
Residencia habitual de extranjeros (Censo 1906).
Inmigrantes de España
Teleférico de Quito SE
LV
AA
LE
GR
E
E. M. del
Hierro
SIMBOLOGIA
EEF. UCE
Calles y avenidas
E
UB R
Sitios de referencia
OC T
Universidad Central
Cultura del Ecuador
9 DE
9977750
Educación BO
L IVIA
Pol. Javeriana
Ca. Pichincha
Recreación
LEYENDA
No. emigrantes B. Bco.
Central
1-5
6 - 11 P. México
STO
GOA
P. El Ejido
DE
9976750
10
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Nacional
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Mejía
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9974750
±
Panecillo
1:20.000
La
Recoleta
INSTIT UTO DE LA CIU DAD
Cuadro 1
Movimiento de extranjeros transeúntes en Quito
por la Vía Férrea del Sur (1921 y 1922)
Saldo Saldo
Nacionalidad Llegadas Salidas Llegadas Salidas
1921 1922
Alemanes 101 74 27 153 176 -23
Colombianos 194 186 8 141 198 -57
Españoles 209 185 24 171 175 -4
Italianos 141 116 25 226 190 36
Japoneses 1 … 1 1 … 1
Total 1393 1232 174 692 739 -47
* El total incluye otras nacionalidades.
Fuente: Registro Oficial del Ministerio del Interior.
Cuadro 2
Movimiento de extranjeros transeúntes en Quito
por la Vía Férrea del Sur (1924)
Nacionalidad Llegadas Salidas Saldo
Alemanes 246 201 45
Colombianos 165 211 -46
Españoles 140 185 -45
Italianos 253 237 16
Japoneses 1 … 1
Total 805 843 -38
Fuente: Registro Oficial del Ministerio del Interior.
En la mitad de los mundos 61
Gráfico 2
Inmigración española en Ecuador (1890-1950)
700
616
600
500 487
386
400
300
259
200 186
170
106 124 133
119
100 89
41 57
31
0
1890 1899 1906 1937 1938 1939 1943 1950
17 Por medio del Tratado de Reconocimiento, Paz y Amistad entre el Ecuador y España, del 16 de fe-
brero de 1840, y de la Convención de Comercio, Navegación y Consular Ecuador España, del 2 de
junio de 1840, cada Estado otorgaba al otro ventajas para la instalación de sus súbditos y el
ejercicio del comercio (Izquierdo, 2001).
18 Estas fechas señalan los siguientes conflictos con España: las negociaciones de esta con el
expresidente Juan José Flores, para establecer un protectorado en Ecuador (1846); y la usur-
pación de las Islas Chinchas del territorio peruano por parte de España, acto que desataría
una contraofensiva de Perú, Chile y Ecuador (1864) (Calvo-Sotelo, 2001).
En la mitad de los mundos 65
19 Aspiazu: «Los hermanos Aspiazu tenían el negocio más lucrativo de Guayaquil en 1896 […] en
su mayor parte ganado en la siembra del cacao» (Pineo, 1994). Manuel Antonio de Luzárraga
y Echezurria: banquero y prócer de la Independencia de Ecuador. Su Casa Bancaria Luzárra-
ga, después Hijos de Manuel A. de Luzárraga, resumía el comercio y el crédito del país; impor-
taba, exportaba, comerciaba, negociaba letras de cambio, etc. (Pérez, 1987; Avilés, 1998).
20 La Costa ecuatoriana ocupaba ya en 1904 el rango de mayo productor y exportador mun-
dial de cacao; entonces denominado «la pepa de oro» (Ayala, 2008).
66 Javier Mazeres
res, tendrá una importancia capital para entender las vicisitudes por las que
atravesaron, como veremos, no pocos españoles. Asimismo, la Ley de Fo-
mento a la Industria y Agricultura, del mismo año, repercutiría notable-
mente, más allá incluso del territorio ecua-
toriano, en aquellos que buscaban «hacer la
América».21
Ambos períodos ofrecieron, no obstante, las
condiciones favorables para que se diera una
persistente llegada de inmigrantes españo-
les, siguiendo pautas similares —y con algu-
nas leves diferencias— a lo que acontecía en
décadas anteriores.
Ahora bien, si un análisis precipitado ha-
ría pensar que los flujos desde España esta-
ban encaminados a hacer corresponder con
Quito y Guayaquil la preferencia en los asen-
tamientos de religiosos y comerciantes res-
Foto 1. Vicente Ojeda López, Celia María pectivamente, hoy sabemos que no fue así.
Villagómez y dos de sus hijas De hecho, se trata de una inmigración con
Fuente: Archivo particular.
rasgos mucho más heterogéneos.
En otras ciudades y provincias del país (como Esmeraldas, Los Ríos,
Tungurahua, Puebloviejo, Riobamba, Aguarico, Tulcán, La Coca-Curaray,
Santo Domingo o Armenia) la presencia española era constatable.22 Entre
aquellos inmigrantes se reportan, además, actividades de comercio menor,
agricultura e instrucción educativa. En 1910 aparece asimismo el primer ca-
so de un académico español, catedrático de Historia Natural, que ofrecía
sus servicios profesionales al Gobierno del Ecuador vía Consulado de Ecua-
dor en Madrid.23 Sin embargo, eran aún poco frecuentes los casos de natu-
ralización de ciudadanos españoles: se registraba solamente uno.24
Pero si la presencia española en el país se daba en buena parte del terri-
torio, conviene resaltar que se observó una fuerte tendencia a radicarse tan-
to en Guayaquil como en Quito. Parece claro que en esta última se asenta-
21 Expresión de la época que evocaba hacer fortuna en tierras americanas, para luego regresar
como un «indiano» próspero y acaudalado.
22 AH: Comunicaciones recibidas de la Legación de España en Ecuador, B.17.2 (1861-1900); B.17.3
(1901-20); B.17.4 (1921-25). Comunicaciones con el Cuerpo Diplomático Extranjero en el Ecuador,
N.37.22 (1906-1908).
23 AH: Comunicaciones recibidas de la Legación del Ecuador en España, C.17.2 (1906-1911), No. 270,
15 de junio 1910.
24 AH: Naturalizaciones, T.1.6.1, Nota de 28 julio de 1892 (s. n.).
En la mitad de los mundos 67
4. De la memoria a la experiencia
A través de testimonios (como el que será expuesto), se muestra que los mo-
vimientos migratorios de los españoles no siempre tuvieron éxito al radicar-
se definitivamente en Quito. Muchas veces, los migrantes tuvieron que re-
gresar a su tierra natal; y, en otras ocasiones, la coyuntura política de su país
de origen complejizaba sus movimientos una vez que regresaban, por algu-
na situación específica, con el objetivo de volver a América.
En la siguiente descripción y posterior relato, se expone el testimonio de
vida de un migrante catalán en palabras de su nieto:
32 Francisco Javier Suárez Veintimilla, Otavalo, 1895, hijo del abogado Rafael Suárez Espa-
ña. En 1917 ingresó en la Academia de Caballería de Valladolid (España), donde se licen-
ció; fue distinguido con la Cruz Blanca al mérito militar y, posteriormente, promovido co-
mo alférez honorario del Ejército de Caballería. Colaboró con el diario El Derecho, de Quito,
y en varias revistas católicas de la península, como Unión Ibero-Americana. Durante la Gue-
rra de Marruecos, y con 26 años de edad, perdió la vida en los campos de batalla de la Cabi-
la de Beni-Arós, el 19 de junio de 1922. Fue homenajeado por el Congreso de los Diputados
de España el 28 de junio de 1922 (Varios autores, 1923).
En la mitad de los mundos 71
33 AH: Comunicaciones recibidas de la Legación de España en Ecuador, B.17.4 (1921-1925), No. 38,
27 de octubre de 1922.
34 Entre los mayores impulsores del hispanismo en Ecuador se encontraban la Academia Na-
cional de Historia; intelectuales como el director de la Academia Ecuatoriana de la Lengua,
Gonzalo Zaldumbide; el P. Aurelio Espinosa Pólit; Carlos Manuel Larrea; el historiador de
arte quiteño José Gabriel Navarro; o el historiador, político e ideólogo conservador Jacin-
to Jijón y Caamaño (Bustos, 2001). Asimismo, el grupo literario Meléndez y Pelayo, la Con-
federación Iberoamericana de Estudiantes Católicos y la filial del Instituto Hispano-Luso-
Americano (Guerra, 2004).
35 Cabe señalar que el «Día de la Raza» fue establecido por vez primera en Argentina en 1917
por decreto del presidente Hipólito Irigoyen. Siendo secundado al año siguiente en España
72 Javier Mazeres
respecto a épocas anteriores. Para inicios del siglo XX, estas se encontraban
sustentadas en una creciente y dinámica plataforma normativa entre ambos
países; se suscribirían o comprometerían algunos convenios propiciatorios,
los cuales sentaron las bases para un escenario progresivamente adecuado a
la movilidad, en sus distintas dimensiones, o al entendimiento institucional.
Un ejemplo de lo anteriormente expuesto lo podemos encontrar en los
siguientes eventos producidos como parte de esta política: la Convención
sobre propiedad literaria, científica y artística, realizada el 30 de junio de
1900; la Convención sobre el reconocimiento mutuo de títulos académicos,
incorporación de estudios y ejercicio de profesionales de 1903; el Convenio
Postal de 1916; el Acuerdo de reciprocidad y validez de los estudios de ba-
chillerato de 193137, año en que se estableció el servicio de correo aéreo entre
Ecuador y España; el Acuerdo Meteorológico de 1949 o el Acuerdo de prohi-
bición del comercio, circulación o exhibición de toda clase de películas cine-
matográficas que puedan denigrar a España y Ecuador de 1935.38
Conviene añadir que de forma paralela a los anteriores, se fueron renego-
ciando las tarifas arancelarias de productos como el cacao y el café ecuatoriano;
y los vinos y tejidos de algodón españoles, a fin de favorecer la comercialización
mutua39; lo que culminaría con la firma del Proyecto de Modus Vivendi Comer-
cial entre España y Ecuador, de 1947, y el inicio de las negociaciones para la fir-
ma de un Tratado de Amistad, Comercio y Navegación, en 1948.40
La cooperación institucional bilateral, marcadamente favorable a los in-
tereses españoles, y basada en capacitaciones y contrataciones profesiona-
les, comenzó a fraguarse también en los estamentos militares y policiales,
fuera con la formación en España de algunos cuadros de mando ecuatoria-
nos, o trayendo a la Escuela Militar a instructores españoles.41 Asimismo,
37 AH: Comunicaciones recibidas de la Legación de España en Ecuador, B.17.7 (1931-1932), No. 47, 2
de mayo de 1931.
38 AH: Comunicaciones recibidas de la Legación de España en Ecuador, B.17.8 (1933-1934), No. 88,
19 de octubre de 1935.
39 AH: Comunicaciones recibidas de la Legación de España en Ecuador, B.17.5 (1926-1927), No. 110,
13 de septiembre de 1926; B.17.7 (1931-1932), No. 36, 4 de abril de 1931; No. 61, 28 de ma-
yo de 1931.
40 AH: Comunicaciones recibidas de la Legación de España en Ecuador, B.17.11 (1945-1948), No. 15,
17 de mayo de 1948.
41 AH: Comunicaciones recibidas de la Legación de España en Ecuador, B.17.4 (1921-1925), No. 53, 2 de
junio de 1922; B.17.5 (1926-1927), No. 219, 21 septiembre de 1927; No. 220, 22 de octubre de
1927; No. 221, 31 de octubre de 1927; B.17.6 (1928-1930), No. 12, 10 de marzo de 1928; B.17.7
(1931-1932), No. 133, 3 de marzo de 1932; B.17.9 (1935-1936), No. 956, 6 de noviembre de
1935. Comunicaciones recibidas de la Legación del Ecuador en España, C.17.3 (1928-1929), No. 44, 2
de julio de 1929; C.17.5 (1935-1940), No. 13, 5 de diciembre de 1935.
74 Javier Mazeres
42 AH: Comunicaciones recibidas de la Legación de España en Ecuador, B.17.4 (1921-1925), No. 151,
11 de diciembre de 1924; B.17.5 (1926-1927), No. 133, 7 de octubre de 1926; No. 154, 29 de
diciembre de 1926; No. 171, 17 de enero de 1927; B.17.7 (1931-1932), No. 29, 28 de marzo
de 1931; No. 118, 28 de diciembre de 1931; No. 183, 1 de agosto 1932. Comunicaciones recibi-
das de la Legación del Ecuador en España, C.17.3 (1928-1929): No. 3, 5 de enero de 1929.
43 AH: Comunicaciones recibidas de la Legación del Ecuador en España, C.17.3 (1928-1929): No. 44,
2 de julio de 1929.
44 AH: Comunicaciones recibidas de la Legación de España en Ecuador, B.17.3 (1901-1920); B.17.4
(1921-1925); B.17.5 (1926-1927); B.17.6 (1928-1930); B.17.7 (1931-1932); B.17.8 (1933-
1934).
45 AH: Comunicaciones recibidas de la Legación de España en Ecuador, B.17.3 (1901-1920); B.17.5
(1926-1927). Comunicaciones recibidas de la Legación del Ecuador en España, C.17.5 (1935-1940);
C.17.6 (1943).
En la mitad de los mundos 75
51 AH: Comunicaciones recibidas de la Legación de España en Ecuador, B.17.4 (1921-25), No. 58, 3 de
julio de 1922.
52 AH: Comunicaciones recibidas de la Legación de España en Ecuador, B.17.11 (1945-48). Comuni-
caciones recibidas de Legación del Ecuador en España, C.17.3 (1928-1929); C.17.5 (1935-1940);
C.17.8 (1946-47).
En la mitad de los mundos 77
55 El Canciller José Tibau consiguió el compromiso del Ministro de Relaciones Exteriores de que
se reconocería al nuevo gobierno nacional español «enseguida que se iniciara esta actitud en
este continente». Fue posteriormente reconocido por el gobierno franquista, que le concedió
las Encomiendas de la Orden de Isabel la Católica y la Orden del Mérito Civil (Alou, 2006).
56 AH: Comunicaciones recibidas de la Legación de España en Ecuador, B.17.10 (1937-1944), No. 235,
23 de abril de 1937; No. 246, 30 de abril de 1937; s. n. 28 de agosto de 1938; No. 20, 7 de oc-
tubre de 1940.
57 AH: Comunicaciones recibidas de la Legación de España en Ecuador, B.17.10 (1937-1944), No. 270,
6 mayo de 1937.
58 Este cambio de denominación se debió a que la incipiente Unión Nacionalista Española
en Ecuador convino convertirse en 1938 en Falange Española Tradicionalista (FET) y de la
Juntas de la Ofensiva Nacional Sindicalista (JONS); de acuerdo al partido único del régi-
men franquista. La Falange en Ecuador declaraba en 1938 contar, entre afiliados y simpati-
zantes, con 258 españoles; con 163 credenciales expedidas en Guayaquil y 95 en el resto del
En la mitad de los mundos 79
país. Lo que, siguiendo sus propios cálculos, suponía un 75% de los 350 españoles residen-
tes; frente a un 13% de republicanos. BEP: Nueva España, 15 de enero de 1938: 2.
59 Jaime Nebot Borras: nacido el 13 de agosto de 1891 en Porrera, Tarragona, Cataluña, Es-
paña; emigró a Guayaquil en 1921, procedente de Argentina y Panamá, como representan-
te de la Casa Muñoz. Presidió la Cámara Oficial Española de Comercio (1920 y 1929-1930),
así como la Sociedad Española de Beneficencia (1934-1942); y fue condecorado por el go-
bierno español con el grado de Caballero de la orden de Alfonso X El Sabio y con la Orden
al Mérito Agrícola en el grado de Caballero, por el gobierno de Ecuador. Padre y abuelo de
una destacada saga de políticos ecuatorianos, entre los que se encuentran Jaime Nebot Ve-
lasco, y Jaime José Nebot Saadi (Estrada, 1992). Murió en Guayaquil el 1 de mayo de 1950.
60 BEP: Según nota de Nueva España: Emigrantes de ayer (31.01.1939): 15.
80 Javier Mazeres
61 Recordemos que Mariano Suárez Veintimilla fue hermano del militar ecuatoriano del ejér-
cito español fallecido en Marruecos F. J. Suárez Veintimilla. Posteriormente sería conde-
corado en España además con la Gran Cruz de Isabel la Católica. AH: Comunicaciones
dirigidas por la Legación del Ecuador en España, C.17.8 (1946-47), No. C/138/47, 13 de di-
ciembre de 1947.
62 BEP: Según nota de Nueva España (15.12.1938): 2.
63 AN: Ministerio del Interior Pichincha. Caja 162 (1941-1942), Nota de Justino Cornejo, Director
de Información y Propaganda del Ministerio de Gobierno, 8 de enero de 1942.
64 El Comité Nacional de Acción Republicana Española en Ecuador (ARE), que operaba con
sede en Quito desde 1942, estuvo presidido por Antonio Jaén Morente. Justiniano Ruiz fue
En la mitad de los mundos 81
presidente del Comité Local de Quito, y Jaime Castells Muntal del Comité Local de Guaya-
quil. BEP: Periódico Democracia Española.
65 Entre estas: Dr. José R. Chiriboga V., Secretario General de la Administración Pública; Ma-
nuel Benjamín Carrión; Dr. Rodrigo Jácome, jefe del Departamento de Prensa y Publicacio-
nes de la Chancillería; Dr. Antonio J. Quevedo, antiguo Secretario de Estado y diplomáti-
co; Justino Cornejo, catedrático y escritor; Jaime Barrera B., abogado y periodista; Manuel
Agustín Aguirre, Secretario General del Partido Socialista Ecuatoriano; Abel Romeo Casti-
llo, Subdirector del diario El Telégrafo.
66 Ecuador votó contra la exclusión de España de la ONU en 1946, dentro de los debates en
torno al denominado «Caso Español». Posteriormente, en 1948, la Legación de España en
Quito envió la siguiente carta al Ministro de Relaciones Exteriores de Ecuador: «Tengo la
honra de hacer presente a Vuestra Excelencia, en vísperas de la Asamblea de la Naciones
Unidas que se celebrará en París el mes próximo, que mi gobierno consideraría como la
prueba más terminante de sus excelentes relaciones con el de esta noble República del Ecua-
dor, que Vuestra Excelencia se dignase dar a los Delegados ecuatorianos en dicha Asamblea,
las instrucciones más concretas para que voten en toda circunstancia a favor de España».
AH: Comunicaciones recibidas de la Legación de España en Ecuador, B.17.11 (1945-1948), No. 30,
14 de agosto de 1948. También en, B.17.11 (1945-1948), No. 41, 18 de septiembre de 1948;
B.17.12 (1949-1951), No. 46, 14 de mayo de 1949; No. 58, 2 de agosto de 1949.
82 Javier Mazeres
67 AH: Comunicaciones recibidas de la Legación del Ecuador en España, C.17.5 (1935-1940), No.
6-1-71, 18 de diciembre de 1939. Comunicaciones recibidas de la Legación de Italia en Ecuador,
B.25.10 (1938-1939), No. 485, 9 de mayo de 1930.
68 La nota verbal contenía un alegato, según «la doctrina y la práctica internacionales», a fa-
vor del reconocimiento oficial del gobierno golpista como «beligerante», en tanto que con-
tendiente en la Guerra Civil Española». AH: s. n.
69 BEP: Nueva España (30.4.1939): 2.
En la mitad de los mundos 83
70 AH: Comunicaciones recibidas de la Legación de España en Ecuador, B.17.10 (1937-1944), No. 34,
3 de agosto de 1942; No. 37, 28 agosto 1942.
71 AH: Comunicaciones recibidas de la Legación de España en Ecuador, B.17.10 (1937-1944), No. 22,
3 de diciembre de 1943; No. 2, 4 de febrero de 1944; B.17.11 (1945-1948), No. 2, 8 de ene-
ro de 1948; No. 14, 14 de abril de 1948; No. 27, 30 de julio de 1948; No. 28, 7 de agosto de
1948. Comunicaciones recibidas de la Legación del Ecuador en España, C.17.9 (1948), No. C/72/48,
28 de mayo de 1948.
84 Javier Mazeres
72 AN: Ministerio del Interior Pichincha. Caja 165. Nota de la Dirección General de Migración y
Extranjería al Sr. Ministro de Gobierno y Policía, 16 de marzo de 1943.
73 AN: Ministerio del Interior Pichincha. Caja 162 (1941-1942); Nota de la D.G. de Migración y Ex-
tranjería a Sr. Ministro de Gobierno y Justicia, 15 de enero de 1941; Nota del Ministerio de
Gobierno y Policía, 15 de diciembre de 1941. Caja 163 (1942); Nota de D.G. de Migración y
Extranjería a Sr. Ministro de Gobierno y Policía, 13 de abril de 1942; Nota de Sr. Ministro
de Gobierno y Policía, 29 de abril de 1942. Caja 168 (1945); Carta de Eduardo Pardo Martí-
nez a Ministro de Gobierno, 4 de septiembre de 1945.
74 AH: Comunicaciones recibidas de la Legación de España en Ecuador, B.17.10 (1937-44), No. 24,
8 de noviembre de 1940. Comunicaciones recibidas de la Legación del Ecuador en España, C.17.6
(1943), No. C/34/43, 9 de junio de 1943.
75 AH: Comunicaciones recibidas de la Legación del Ecuador en España, C.17.5 (1935-1940), No.
148/40, 25 de junio de 1940: «hay constante demanda entre las personas que se interesan
en la América del Sur y cuyo número actualmente en España es cada vez más creciente».
También, C.17.8 (1946-1947), No. C/16/46, 8 de febrero de 1946; No. C/29/46, 5 de marzo
1946; No. C/5/47, 4 de enero de 1947; No. C/ 102/47, 14 de agosto 1947; No. C/107/47, 1
de septiembre de 1947; C.17.10 (1949), No. C/131/49, 4 de agosto de 1949; No. C/173 /49,
3 de noviembre de 1949.
En la mitad de los mundos 85
76 AN: Ministerio del Interior Pichincha. Caja 167 (1944-1945), No. 257-J.D., de 15 de marzo de
1945; No. 66-S-4, de 3 de abril de 1945. Casos en AH: Comunicaciones dirigidas por varias au-
toridades y particulares, F.5.159, No. 694, 15 de noviembre de 1934. Naturalizaciones, T.1.6.3
(1940); T.1.6.6 (s. f.); T.1.6.7 (1943); T.1.6.8 (1944); T.1.6.9 (1944).
77 Legendario exabrupto del militar José Millán Astray, fundador de la Legión Española, el 12
de octubre de 1936, en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca contra el intelectual, es-
critor, periodista y académico Miguel de Unamuno, entonces rector de la institución.
86 Javier Mazeres
Manuel García-Jaén
Escritor y abogado ecuatoriano, hijo y nieto del exilio republicano español.
Sus padres y hermanas, junto a sus abuelos maternos, entre los que se en-
contraba el político, diplomático y catedrático Antonio Jaén Morente, lle-
garon a Quito el 10 de agosto de 1939, como consecuencia de la Guerra Ci-
vil Española.
De por medio estaba en juego lo que significaba vivir como exiliados, esto
es, como residentes ocasionales en una ciudad y en un país que siempre se
consideraba como una realidad temporal y pasajera (García-Jaén, 1992).
rios del país a lo largo de los siglos precedentes (Espinosa, 1996)—, fueron
construyendo una visión estereotipada del «desarrollo», hacia adentro y ha-
cia fuera del mismo, que terminaría penetrando en la permeabilidad cultu-
ral de sus clases medias; las cuales, a través de manifestaciones de todo or-
den —pero principalmente de guías comerciales y turísticas—, secundaron y
proyectaron fuera de las fronteras nacionales una imagen atractiva y moder-
na de urbanismo y ornato público, tan solo necesitada del aliento extranje-
ro; de entre las cuales extraemos ahora tres ejemplos:82
Una imagen antagónica, sin embargo, con otras lecturas coetáneas más in-
conformistas y menos entusiastas, como la mirada irónica e irreverente de un
siempre suscitador Pablo Palacio, quien por aquel tiempo diagnosticaba:83
Atención, capitalistas del mundo: El Chimborazo está en pública subasta.
Lo daremos al mejor postor y se admiten ofertas en metálico o en tierra pla-
na como permuta. Vamos a deshacernos de esta joya porque tenemos nece-
sidades urgentes: nuestros súbditos están con hambre, por más que tengan
promontorios a la venta. […] ¡Queremos tierra plana para sembrar caña de
azúcar y cacao! ¡Queremos tierra para pintarle caminos! (¡Atención subasta
pública! (Pablo Palacio, 1932).
Como parte de este proceso, se produjo entonces una abundante legis-
lación sobre inmigración, extranjería, colonización, pasaportes, turismo y
demás materias afines que tratarían de despertar el interés entre los extran-
jeros para fomentar así su llegada.
En aquella legislación se encuentran: la Ley de Extranjería, Extradición y
Naturalización de 1921, sus homónimas de 1938 y 1940; la Ley de Extranje-
ría de 1947, además de sus respectivos reglamentos y reformas; el Reglamento
General de Pasaportes de 1941 y 1946; y el Reglamento de Naturalización, Ex-
tradición y Expulsión de 1950.84 Asimismo, se concretó la creación de la Jun-
ta de Inmigración y Extranjería en Quito (1901). En la misma dirección apa-
rece la Ley de Tierras Baldías y Colonización de 1936 y de 1940, con sucesivas
reformas y ampliaciones85, al calor de las cuales surgieron el Instituto Nacio-
nal de Colonización o la Dirección de Tierras Baldías.86
Con el mismo objetivo se crearon leyes, reglamentos y disposiciones de
turismo en 1930, 1938 y 1948, así como la Comisión de Turismo (1946),
la Oficina de Información para el Turismo (1947), la Tarjeta de Turismo
(1948) y otros dispositivos difusores, como la revista The Republic of Ecuador
(1921) —que se editaba en Nueva York como órgano de propaganda de los
intereses nacionales en el exterior— o la Fundación Touring Club Ecuatoriano
(1928), en la ciudad de Guayaquil.87
Tomada como ejemplo, rescatamos ahora brevemente parte del articula-
do de la Ley de Extranjería, Extradición y Naturalización de 1940 que, junto a su
Reglamento de Aplicación de 1941, se despliegan prácticamente durante toda
la última década que nos ocupa: «La República de Ecuador recibe en su territo-
rio a los extranjeros que vengan a él para ser elementos útiles al progreso nacio-
nal…» (art. 1, R.); considerando actividades útiles a la exportación de productos
nacionales, las actividades agrícolas, las industriales, y las de los profesionales
facultativos (art. 22, R.). «Los condenados o perseguidos por motivos políticos
o religiosos, o por actos conexos con estos delitos; o los que busquen mero asi-
lo para salvar su vida de inminente peligro, podrán ingresar en el territorio de
la República…» (art. 12, R.); aunque matizando que no serían admitidos, en-
88 «Los pasajeros que desembarquen en cualesquiera de los Puertos Ecuatorianos, tienen de-
recho a introducir libremente las herramientas y objetos indispensables para ejercer una
profesión, arte u oficio; se exceptúan igualmente de pago de derechos Aduanales, los equi-
pajes que contengan vestidos, ropa interior, sombreros, zapatos y demás objetos de uso per-
sonal» (Enríquez, 1937).
89 Para una mayor profundización en los ensayos de colonización con inmigrantes de la épo-
ca, ver: Pérez, 1954; Crespo, 1958.
En la mitad de los mundos 91
92 BEP: «Grupo de colonos españoles llegó ayer a Quito», periódico El Comercio (31.1.1941).
93 BEP: «Grupo de colonos españoles llegó ayer a Quito», periódico El Comercio (31.1.1941).
94 Las más notables excepciones serían México, Venezuela, Panamá y República Dominica-
na. Recordemos además que al menos 100.000 de los 500.000 desplazados a Francia tras la
Guerra Civil Española perdieron su vida en los campos de concentración franceses.
En la mitad de los mundos 93
Alejandro Gilabert
Periodista y anarco-sindicalista catalán. Combatió en la Columna de Buena-
ventura Durruti en el transcurso de la Guerra Civil Española. Tras pasar por los
campos de concentración en Francia y por una colonia agrícola en Santo Do-
mingo, llegó a Ecuador en 1941, para formar parte de la Colonia Española Si-
món Bolívar. Durante el gobierno de la Junta Militar, en 1974, fue deportado
del país, acusado de «haber atacado al gobierno en varios artículos de prensa»,
a través de su columna «Piedras al viento» del periódico El Mercurio o la Revista
Manabí; donde firmaba como Perseo o Critilo, respectivamente. Regresaría un
año más tarde para vivir de nuevo en Manta, donde murió en 1979.
Pedro Quilez
Educador aragonés, cofundador de las escuelas libres de la central obrera
anarco-sindicalista C.N.T. Al igual que Gilabert, combatió en la Columna de
Buenaventura Durruti durante la Guerra Civil; pasó por los campos de con-
centración en Francia y también residió en una colonia agrícola en Santo Do-
mingo. Llegó a Ecuador en 1941 y formó parte de la Colonia Española Simón
Bolívar. Pasó a residir en Manta, trabajando para el inmigrante catalán Vila-
seca en la curtiembre La Iberia. Fue condecorado en Manta como ciudadano
ilustre, con la Cruz del Fuego del Cuerpo de Bomberos, y en España con la
Cruz de Caballero al Mérito Civil. Murió en Manta en el año 2000.
5. Conclusiones
1. Introducción
Los estudios sobre los flujos migratorios desde la península italiana hacia
América Latina se han concentrado en Argentina, Brasil y Uruguay, prestan-
do en cambio poca o nula atención al caso ecuatoriano. Esto, debido a que
los estudios han seguido la misma dirección de los grandes flujos migrato-
rios, que preferentemente se dirigieron hacia la zona limítrofe entre estos
tres países. Tan solo en lo que respecta al caso argentino, entre 1850 y 1930
arribaron al país aproximadamente 5.800.000 inmigrantes, de los cuales un
47% era de origen italiano (Vangelista, 1997).
En comparación con los tres destinos principales de inmigración en
América Latina, el área andina presenta un número de inmigrantes más ba-
jo: entre 1880 y 1930, a Perú llegaron aproximadamente 12.000 europeos,
principalmente italianos, españoles e ingleses (Bonfiglio, 1998). En general,
el flujo migratorio dirigido hacia los países del Pacífico se concentró en Pe-
rú y Chile. Esto se debió principalmente a las favorables condiciones econó-
micas que ahí parecían presentarse.
En cambio Ecuador, para aquella época, contaba con una economía
precaria, signada por la escasez de recursos y el retraso industrial. A pesar de
todo esto, un siglo después, en 1950, la comunidad italiana era la tercera en
importancia en el país; en el contexto histórico que se vivía en Ecuador y to-
1 «Hombre de rostro, rostro de marinero, ¿de dónde vienes, adónde vas?». De Crêuza de mâ es
un canto de Fabrizio de André.
97
98 Chiara Pagnotta
mando en cuenta el bajo flujo migratorio hacia los países andinos, las 884
personas que conformaban la comunidad italiana en aquel entonces asu-
mieron un peso importante (Inec, 1950). Aun así, debido a la baja presencia
numérica, la historiografía italiana ha prestado escaso interés al estudio de
la propia inmigración en la zona andina.
La investigación, cuyos resultados se presentan en este capítulo, se
orientó hacia la reconstrucción del flujo migratorio y al análisis de la transi-
ción de la identidad italiana al interior del ciclo migrante-residente.
En la primera parte se hace referencia a la inmigración italiana en Ecua-
dor desde los años inmediatamente posteriores a la Independencia hasta las
primeras décadas del siglo XX. Aquí encuentra su lugar una explicación his-
tórica del fenómeno de la emigración a la luz de los acontecimientos polí-
ticos italianos y ecuatorianos de la época. A continuación, se procede a una
caracterización específica del flujo migratorio.
La segunda parte abarca la época que he llamado «de transición»: los
años veinte y treinta del siglo XX, caracterizados por el crecimiento en el nú-
mero de italianos presentes en el país; y por la aparición en la escena políti-
ca italiana del fenómeno del fascismo, y su consecuente incidencia sobre los
inmigrantes italianos en Ecuador.
En la tercera, se abordan las tensiones provocadas por la Segunda Gue-
rra Mundial, la instauración de las leyes raciales en Italia y la inmigración
judía hacia Quito, la alineación de Ecuador con la política estadounidense y
la incorporación de italianos a las listas negras estadounidenses. Finalmen-
te se cierra con un breve comentario sobre la inmigración de técnicos espe-
cializados en los años cincuenta del siglo XX, y acerca del Plan Paviolo de
colonización italiana. Como se explicó en la introducción general del libro,
para este trabajo se hizo un análisis de archivo revisando principalmente la
correspondencia diplomática entre Italia y Ecuador durante el período de
1900 a 1950, ubicada en el Archivo Histórico del Ministerio de Relaciones
Exteriores ecuatoriano.2
2. Los pioneros
Los historiadores suelen poner a la Independencia americana como ante-
cedente para el inicio de la inmigración europea en América Latina. Esto,
debido a que el fin del monopolio colonial sobre el comercio conllevó una
apertura de los mercados americanos. Los nuevos navíos llegados para co-
merciar, sin embargo, no trajeron consigo solo nuevos productos y mercan-
cías, sino también, y por vez primera, grandes contingentes de inmigrantes
provenientes de diversos países, y no tan solo viajeros arribados desde la vie-
ja España3 (Devoto, 2006; González Martínez, 2003; Mörner, Dana Sims,
1985; Sanchez Albornoz, 1973; Scarzanella, 1983; Vangelista, 1997).
Los primeros en llegar, también a Ecuador, fueron los marineros y los
pequeños comerciantes. Debemos tomar en cuenta que, incluso antes de la
Independencia, ya había un pequeño núcleo de residentes itálicos. Noboa
Jurado contabilizaba a cuatro genoveses en el Quito del siglo XVI, y para el
siglo XIX indica que había un genovés por cada dos italianos residentes en
la ciudad andina (Noboa Jurado, 1998).
La prevalencia de los ligures4 dentro de la inmigración italiana hacia
Ecuador fue una de las particularidades más marcadas del flujo migratorio
hasta los años cuarenta del siglo XX. La razón del fenómeno tiene una ex-
plicación histórica: en 1815, después del Congreso de Viena, la antigua Re-
pública de Génova —que comprendía el territorio de la actual Liguria y, en
el momento de su máxima expansión, Córcega, parte de Cerdeña, Crimea,
Chio y varios puestos de avanzada en el Mediterráneo— fue anexada al Rei-
no de Cerdeña. La pérdida de autonomía y el aumento de las tasas sobre el
comercio causaron la primera emigración, a la que enseguida se sumó el exi-
lio causado por los motines de 1821 (Vangelista, 1997).
Por otra parte, en Ecuador, corrientes de pensamiento favorables a la
inmigración italiana y europea instaron al gobierno a fomentar el flujo in-
migratorio, dictaminando algunos decretos en los primeros años de la Re-
pública, como el de 1849, que propiciaba una inmigración exclusivamente
católica5, o como una ley en 1861, que promovía la llegada de inmigrantes
europeos y estadounidenses.6
El fin último del fomento a la inmigración extranjera, incluyendo los flu-
jos migratorios italianos, es responder a las necesidades del país. Recorde-
mos que, en esa época, Ecuador aún era un país fuertemente polarizado entre
grandes propietarios, capas acomodadas y populares que necesitaban instau-
rar el sistema agrícola de la pequeña propiedad campesina y crear las prime-
ras industrias. En este sentido, la inmigración extranjera no rehúso el trabajo
manual, fuertemente estigmatizado por las élites locales, y terminó orientán-
dose hacia sectores del mercado de trabajo aún no desarrollados en Ecuador.7
7 Algo similar estaba pasando en Perú; ver García Jordán (1992: 961-975).
8 SIG, Elenco original socios fundadores (documento no archivado).
La inmigración italiana en Ecuador 101
9 SIG: Statuto della Società di Beneficenza italiana Garibaldi instituita in Guayaquil il 24 giugno 1882,
Guayaquil, Imprenta de La Nación, 1882.
10 Recordamos cómo el Estado ecuatoriano de la época era gobernado por García Moreno,
conservador y de inspiración muy clerical. Después de la toma de Roma (1870), García Mo-
reno protestó por la injuria infligida al Papa y maldijo a los reyes italianos Savoia, previen-
102 Chiara Pagnotta
Mapa 1
Residencia habitual de extranjeros italianos en Quito (1906)
RESIDENCIA HABITUAL EXTRANJEROS (Censo 1.906)
EMIGRANTES DE ITALIA
9978750
Teleférico de Quito SE
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SIMBOLOGIA
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Calles y avenidas
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Cultura del Ecuador
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Recreación
LEYENDA
No. emigrantes B. Bco.
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6 - 11 P. México
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9974750
± Panecillo
1:20.000
La
Recoleta
INSTIT UTO DE LA CIU DAD
Ecuador. Recordemos que el viaje por mar en esa época preveía la partida en
Génova, con escalas en Marsella y Barcelona, la circunnavegación del Cabo
de Hornos, y nuevas escalas en Valparaíso y Callao antes de entrar a Salinas
para, desde allí, arribar a Guayaquil. Es, entonces, una razón geográfica la
que explica por qué la migración a la costa del Pacífico se dirigió sobre todo
a Valparaíso y Callao, primeros puertos de arribo en América Latina. Ade-
más, era más probable que el flujo migratorio se detuviese en la costa ecua-
toriana, ya que la falta de vías de comunicación dificultaba la penetración
hacia el interior (Descalzi, 1933). Habrá que esperar a los años posteriores
a 1908, año en que se inauguró la línea del ferrocarril transandino, que co-
municaba Quito y Guayaquil, para que el panorama habitacional de la capi-
tal se diversificara en cuanto a las tipologías de presencia.
Otro gran cambio de la época que incidió sobre la consistencia de los
flujos migratorios hacia el país fue la apertura del Canal de Panamá en
1914. Desde ese momento, los barcos de las compañías navales genovesas
que transportaban a los inmigrantes del puerto italiano al ecuatoriano tu-
vieron una vía directa y más veloz para vincular a los dos países.
las famosas pulperías, pequeños emporios en los que se podía encontrar to-
do tipo de mercaderías (Estrada, 1993).
Algunos italianos se dedicaron al comercio y a la producción en gran es-
cala; y también hubo algunas familias dedicadas a la fabricación de pastas
(Mortola De Bernardi, Segale-Norero, Valda-
no) y de bizcochos; al cultivo y la exportación
de cacao hacia el mercado mundial (Parodi,
Segale); o a la formación de las primeras casas
comerciales que trabajaron con productos de
importación (Caputi, Vignolo, Parducci). Ca-
so más único que raro, Parodi se transformó
en hacendado, mientras que lo normal era
que los italianos insertados en el sector agrí-
cola llegasen a obtener el puesto de mayordo-
mos (Crawford de Roberts, 1980).
En términos generales, se puede afirmar que
esta primera época del flujo migratorio no te-
nía un carácter familiar sino más bien de pio-
neros singulares (hombres), quienes se casa- Foto 4. Unas actividades de las familias
ban con mujeres de la región o con europeas Fuente: italianas más importantes
Aliprandi y Martini (1933).
de otras nacionalidades.
Junto a este flujo de marineros y de pequeños comerciantes, se situaba
una segunda corriente migratoria de tipo religioso. Se trataba de siete mi-
sioneros salesianos guiados por el Padre Luigi Calegno, provenientes de To-
rino, que en 1887 llegaron por primera vez a América Latina y se instalaron
en Quito, donde fundaron un instituto religioso con una escuela anexa de
artes y oficios. En 1890, se establecieron también en Riobamba y, en 1893,
en Cuenca, teniendo siempre a su cargo la fundación de centros dedicados
a la formación del trabajo obrero y a la educación de los niños. En el mismo
año se establecieron en la Amazonía las misiones de Méndez y Gualaquiza
(Valverde Romero, 1987).
Por parte ecuatoriana, con el ascenso de los liberales al poder, se prohi-
bió la continuación de las misiones: en 1895, los salesianos fueron expro-
piados de todos sus bienes y en 1896 acabaron expulsados del país, acusa-
dos de haber apoyado a los conservadores en la lucha contra Eloy Alfaro.14
La tercera corriente migratoria de la época, aunque menos importante
que las precedentes, estuvo constituida por un pequeño núcleo de peones y
18 Ver también AH: Comunicaciones recibidas de la Legación de Ecuador en Italia, C.25.5 (1922-
1923), nota No. 21, 28 de noviembre de 1922.
19 AH: Consulados en Europa, D.19.48 H-I, (1937), 25 de septiembre de 1937.
La inmigración italiana en Ecuador 109
tar los programas de expansión hacia aquellas zonas, realizando una activi-
dad propagandística en nombre del gobierno fascista.
Con ocasión del arribo a Guayaquil de la Nave Italia. se inauguró la sede
local del Fascio20 de Guayaquil, cuyo fundador era Luigi Fossati. Al momento
de la fundación, contaba con aproximadamente cuarenta inscritos. La otra se-
de existente en Ecuador se encontraba en Manta (Aliprandi y Martini, 1933).
Una primera rami-
ficación en el extranjero
del Partido Nacional fas-
cista fue la fundación del
Fascio de Nueva York, en
192121; enseguida, los fas-
cios se difundieron don-
dequiera que hubiese un
núcleo importante de in-
migración italiana. En
1928, Mussolini regla-
mentó el estatuto de los
Foto 7. El Fascio en Guayaquil fascios en el exterior y la
Fuente: Aliprandi y Martini (1933). diplomacia ecuatoria-
na estableció, entre otras
normas, las relativas a la estricta observancia de las leyes del país anfitrión y
la prohibición de participar en su política interna.22
A pesar de que en 1932 los inscritos al Fascio en Guayaquil eran cerca de
100, dicha agrupación tuvo, a final de cuentas, un escaso éxito. Sin embargo,
el consenso y la simpatía hacia el fascismo —también por parte de los mismos
ecuatorianos— eran más amplios e iban más allá de la actividad del Fascio de
Guayaquil. De la documentación diplomática que hemos podido analizar, se
desprende una cierta cercanía entre los diferentes gobiernos ecuatorianos y
la Italia fascista, cercanía que se mantuvo hasta 1941. Dentro de esta inicial
simpatía se puede encontrar, por ejemplo, al Ministro de Relaciones Exterio-
res, Carlos Manuel Larrea, quien, al parecer, fue un «ferviente admirador de
Mussolini»23; asimismo, es posible constatar que Ecuador decidió no aplicar
sanciones contra Italia a consecuencia de la guerra de Etiopía.24
tre 1935 y 1936; y terminó con la anexión del territorio africano a Italia. En julio de 1936,
la comunidad internacional decidió imponer sanciones al Estado italiano por haber proce-
dido a dicha anexión.
25 A este propósito consultar: El Ejército Nacional-Revista de estudios históricos-militares, por los
años en objeto, donde fueron publicados los cursos dictados por los oficiales italianos.
26 AH: Comunicaciones dirigidas por la Legación de Italia en Ecuador, B.25.9 (1936-1937), protocolo
2642, del 22 de diciembre de 1937.
La inmigración italiana en Ecuador 111
27 AH: Comunicaciones dirigidas por la Legación de Italia en Ecuador, B.25.9 (1936-1937), protocolo
2642, del 22 de diciembre de 1937.
28 Varias notas en AH: Comunicaciones dirigidas por la Legación de Italia en Ecuador, B.25.10 (1938-1939).
29 AH: Comunicaciones dirigidas por la Legación de Italia en Ecuador, B.25.10 (1938-1939), recorte
de El día (17.10.1938).
30 AH: Consulados del Ecuador en Europa, D.19.54, TOMO IV I-J, (1938), nota No. 1, del 4 de ene-
ro de 1938.
112 Chiara Pagnotta
31 Para más informaciones sobre este asunto, consultar el conjunto de las leyes raciales italianas;
en particular, recordamos cómo el 17 de noviembre de 1938, XVII año de la Época Fascista, el
Rey Vittorio Emanuele promulgó el decreto-ley No. 1728, concerniente a las «Disposiciones
para la defensa de la raza». La fase más dura de la persecución antihebraica se dio después del
8 de septiembre de 1943, cuando en la Italia del centro-norte se instauró un gobierno fanto-
che con el capo Mussolini cada vez más dependiente de los aliados alemanes, que ya estaban
de hecho asentados con las armadas en Italia. En este momento empezó la verdadera persecu-
ción y el envío de los judíos italianos a los campos de exterminio en Alemania.
La inmigración italiana en Ecuador 113
34 Entrevista 015, con el hijo de Alberto y de Constanza di Capua. Quito, 4 de junio de 2011.
35 Entrevista 007. Quito, 6 de mayo de 2011.
La inmigración italiana en Ecuador 115
36 Ver varios casos en Registro Oficial No. 35 y 36, Quito, 14 y 15 de octubre de 1940.
37 Registro Oficial No. 845, Quito, 23 de junio de 1943.
38 AH: Documentos sobre súbditos de las naciones del Eje (1941-1946), en Lista negra EEUU 1942, Me-
morandum, Quito, 16 de marzo de 1942.
116 Chiara Pagnotta
ni Luigi, Ruperti Arturo, y Slaviero Mario y familia (en los casos en que los
familiares también eran italianos).
En la solicitud de 1945 al ministro de Relaciones Exteriores ecuatoria-
no en la que se pedía que el Gobierno interviniese a favor de Franco Dirani,
se puede apreciar que la esposa ecuatoriana, la madre y el padre, la herma-
na y el cuñado del detenido, subrayan que la razón por la que su familiar se
encuentra en el campo de detención no tiene que ver con su afinidad con el
fascismo, sino con un trabajo obtenido en el Consulado italiano durante el
régimen fascista. Se explica también que Dirani había arribado a Ecuador
con sus padres a los tres años de edad, y que su conocimiento real de Italia
era bastante escaso.40
6. Conclusiones
La inmigración italiana hacia Ecuador comenzó por motivaciones endóge-
nas a ambos países, inmediatamente después de la apertura del puerto de
Guayaquil al comercio mundial. En Ecuador se pensaba que una inmigra-
ción europea y católica podría blanquear y catolizar el territorio del país an-
dino para, de tal modo, entrar en la modernidad y, al mismo tiempo, traer el
progreso europeo al país (según la mentalidad de la época). Mientras tanto,
en Italia se cerraban los ojos a la realidad de estos flujos de personas, obliga-
dos a dejar sus lugares de origen debido a la carencia de los medios básicos
de supervivencia. La inmigración representaba, en última instancia, la úni-
ca alternativa al hambre.
A diferencia de otros países, durante todo el siglo XIX el flujo italiano ha-
cia Ecuador fue numéricamente poco consistente, y dominado cuantitativa-
mente por la prevalencia de los ligures asentados en el puerto comercial del
país andino. Solo en las primeras décadas del siglo XX la situación empezó a
diversificarse en términos de composición del flujo (en este período comenza-
ron a hacer arribo al país andino mujeres de diferentes regiones italianas), y
de su distribución (varias partes del territorio nacional ecuatoriano).
El gobierno ecuatoriano empezó a exigir, en los años cuarenta, una ma-
yor fidelidad como país de arribo. Pedía a los inmigrantes que se nacionali-
zaran y que no compitieran con la mano de obra local. Si anteriormente la
inmigración europea era bienvenida, en aquella temporada comenzó a ser
vista como un peligro para la identidad y la seguridad interna. Algunos ciu-
Portadores de «civilización»:
la inmigración alemana a Quito
Raúl Moscoso
1. Introducción
Esta investigación ofrece un enfoque histórico etnográfico sobre los proce-
sos de inmigración alemana hacia la ciudad de Quito entre los años 1880-
1950. Si se toma en cuenta toda la serie de procesos y eventos históricos que
ha vivido el Ecuador desde finales del siglo XIX hasta la primera mitad del
XX, poniendo como eje los flujos inmigratorios en general y en particular la
de los alemanes resulta bastante complejo. Sin embargo, se ha logrado en-
contrar ciertas continuidades y rupturas en lo que se refiere a las políticas
de inmigración y en los discursos oficiales con respecto a la inmigración –
del aperturismo segmentado al control migratorio- por lo que se ha dividi-
do el análisis en dos grandes etapas históricas, viendo el contexto nacional
e internacional.
El primer apartado analiza la incipiente migración alemana desde 1880
hasta 1930. Este flujo estuvo compuesto, como lo veremos en el desarrollo del
capítulo, por técnicos en diferentes ramas —destacándose entre ellas la edu-
cación y la construcción de grandes obras de infraestructura—, y por algunos
comerciantes y pequeños empresarios en la ciudad de Quito. La segunda eta-
pa (1930-1950) coincide con la instauración del sistema nacionalsocialista en
Alemania y el estallido de la Segunda Guerra Mundial, lo que produjo la sa-
lida forzada de judíos hacia numerosos destinos en todo el mundo, llegando
al Ecuador un pequeño porcentaje de esta población, fenómeno que signifi-
có para el país —y especialmente para la ciudad de Quito— el flujo extranjero
más importante desde el inicio de su vida republicana.
Como se indicó en la introducción de este libro, la metodología para el
análisis que se presenta a continuación es fruto de la combinación de algu-
nas técnicas de investigación que se fueron complementando y articulando
para llenar algunos vacíos que dejaban las fuentes secundarias sobre el tema.
121
122 Raúl Moscoso
1 Quiero agradecer sobre todo a Carlos Dammer por compartir sus historias e imágenes, y a
Manfred Siltz.
Portadores de «civilización»: la inmigración alemana a Quito 123
2 El autor cita algunos nombres importantes de misioneros alemanes, entre los que se des-
tacan Heinrich Richter, Samuel Fritz o Leonhard Deubler. Estos religiosos, que llegaron a
124 Raúl Moscoso
Ecuador entre la segunda mitad del siglo XVII y los primeros años del XVIII, fueron impor-
tantes en las misiones de evangelización del Oriente ecuatoriano.
3 Para ver cifras, podemos remitirnos a los datos cuantitativos compartidos por Vera de Fla-
chs (1994). Para ver algunas percepciones locales sobre por qué esto representaba un fra-
caso, podemos remitirnos al Discurso a la Nación del Ministro de lo Interior y Relaciones
Exteriores, de Francisco Salazar (AHREE: Informes a la Nación del Ministerio de Relaciones Ex-
teriores, archivo digital, «Mensaje del Presidente al Congreso Ordinario», 10 de junio de
1890), o el de Luis Napoleón Dillon (AHREE: Informes a la Nación del Ministerio de Relaciones
Exteriores, archivo digital, «Informe del Ministerio de Relaciones Exteriores e Inmigración
al Congreso Constitucional de 1903»).
4 La autora muestra un cuadro en que se comparan estadísticas oficiales de Brasil y Alema-
nia: la brasileña arroja un dato de 123.290 inmigrantes alemanes, mientras que la alemana
señala un dato de 89.273.
Portadores de «civilización»: la inmigración alemana a Quito 125
5 Podemos observar que la primera ley que se estableció en el país sobre inmigración y colo-
nización fue creada en 1849. Hacia 1899 ya se hablaría sobre la colonización del Archipié-
lago de Colón. El 14 de junio de 1861 se expidió un decreto que autorizó al Ejecutivo a pro-
mover la inmigración (Robayo, 1949).
6 AHREE: Informes a la Nación del Ministerio de Relaciones Exteriores, archivo digital, «Informe
del Ministerio de lo Interior y Relaciones Interiores al Congreso Constitucional de 1887»,
Quito, 15 de junio de 1887.
126 Raúl Moscoso
7 AHREE: Informes a la Nación del Ministerio de Relaciones Exteriores, archivo digital, «Informe
del Ministerio de lo Interior y Relaciones Interiores al Congreso Constitucional de 1890»,
Quito, 10 de junio de 1890.
8 AHREE: Informes a la Nación del Ministerio de Relaciones Exteriores, archivo digital, «Informe
del Ministerio de Relaciones Exteriores e Inmigración al Congreso Constitucional de 1899,
Quito, 11 de agosto de 1899.
9 AHREE: Informes a la Nación del Ministerio de Relaciones Exteriores, archivo digital, «Infor-
me del Ministerio de Relaciones Exteriores e Inmigración al Congreso Constitucional de
1903», Hamburgo, 10 de agosto de 1903.
10 Un reducido grupo de alemanes decidió establecer una pequeña colonia en 1929 en Galápa-
gos; también se registró la presencia de alemanes en Mera. El 12 de noviembre de 1926 se
instaló en Mindo la colonia Ayora, formada por ciudadanos de nacionalidad austriaca. Es-
te grupo no tuvo un plan claro de colonización y terminó extinguiéndose: «Hoy han queda-
do algunos austriacos esparcidos en Santo Domingo de los Colorados, Quinindé y Mindo»
(Francisco Bolona, Secretario de la Asamblea Orientalista Nacional, en AHREE: Informes a
la Nación del Ministerio de Relaciones Exteriores, archivo digital, «Informe del Ministerio de Re-
laciones Exteriores Primer Volumen», Quito, septiembre de 1927.
Portadores de «civilización»: la inmigración alemana a Quito 127
11 AHREE: Oficios a las Legaciones del Extranjero, N.37.31 (1923), No. 24, Quito, 30 de julio de
1923.
12 AHREE: Cartas provenientes de Legación Alemana en el Ecuador, B.1.10 (1938-1939), No. 436,
Quito, 25 de abril de 1938.
13 Entrevista 019. Quito, 24 de marzo de 2011.
14 AHREE: Informes a la Nación del Ministerio de Relaciones Exteriores, archivo digital, «Infor-
me del Ministerio de Relaciones Exteriores e Inmigración al Congreso Constitucional de
1903», Quito, 10 de agosto de 1903.
128 Raúl Moscoso
portante que se instaló en la Costa ecuatoriana fue Brückmann & Cía., cu-
yo fundador fue Franz Edward Brückmann, migró a Ecuador con sus dos
hijos, Franz y Ludwig, en 1890.15 Por su parte, la familia Möller fundaría en
Guayaquil la casa Möller & Cía.; ellos se dedicaron a la representación de
industrias importantes en Alemania como Telefunken, Bayer o Mercedes
Benz (Estrada, 2006).
Los comerciantes alemanes de aquella época encontraron en Guayaquil y
Manta centros importantes de negocios; allí podían explotar y exportar pro-
ductos que eran consumidos en Alemania16, y pudieron importar mercaderías
de lujo que consumía la naciente «oligarquía agrofinanciera y comercial (im-
portadora y exportadora)» (Acosta, 2006: 31). Los niveles de importaciones
registraron un aumento drástico hasta la década de los 20; sin embargo, los
principales proveedores para el mercado ecuatoriano eran Gran Bretaña (an-
tes de la Primera Guerra Mundial) y EE.UU. (después de la misma).
Foto1. Casa de Tagua de Otto Schwarz Foto 2. Max Müller & Cía en Guayaquil
Wilde en Manta Fuente: AHG: No. 2054.
Fuente: AHG: Casa Comercial Tagua
Handels Gesellschaft Manta, No.
3773.
17 AHREE: Cartas provenientes de Legación Alemana en el Ecuador, B.1.10 (1938-1939), No. 436,
Quito, 25 de abril de 1938.
130 Raúl Moscoso
Las élites guayaquileñas tuvieron una gran apertura para entablar ne-
gocios con comerciantes extranjeros18, quienes en muchos casos venían co-
mo representantes de casas de sus respectivos países. Los comerciantes forá-
neos mantenían un fuerte nexo comercial con sus países de origen: «Tenían
un conocimiento más cercano del comercio de ultramar, disfrutaban de ac-
ceso más fácil a los seguros europeos, las líneas de navegación y las fuentes
de crédito» (Pineo, 1996: 269). El matrimonio entre mujeres de la élite gua-
yaquileña y comerciantes extranjeros era común, especialmente alemanes:
Möller, Kruger y Schwarz se casaron con mujeres ecuatorianas.
Los comerciantes alemanes y europeos de la época entraron a formar
parte de las élites guayaquileñas, llegando algunos a participar del grupo fi-
nanciero más importante de la ciudad, que antes de la Revolución Juliana
de 1925 estaba representado por el Banco Comercial y Agrícola. Es el caso
del alemán Gustavo Chanange, quien fue expulsado en el fervor de la Revo-
lución Juliana por ser «uno de los principales agentes del Banco Comercial
y Agrícola en la especulación sobre el cambio, que motivó, entre otras cau-
sas de importancia, el movimiento del 9 de Julio».19 El señor Chanange era
representante en Ecuador de firmas alemanas como: Borsig, fábrica de loco-
motoras; Berlín Compañía Alemana de Electricidad; Berlin Deutsche Wer-
ke, y Berlín Fábrica de Anillos. Otros grupos comerciales alemanes por su
lado fueron perjudicados por el Banco Comercial y Agrícola, registrándose
reclamos del delegado del cónsul alemán Gurnow en el año 1923, procuran-
do defender los intereses de la compañía para plantaciones de cacao Puga &
Cía., y de la Sociedad Möller & Cía. por cobros indebidos.
Este movimiento comercial todavía no era la constante de la ciudad de
Quito, que, como veremos a continuación, recibió menos alemanes en aque-
lla época. Los primeros que llegaron estuvieron más vinculados a los servi-
cios técnicos y profesionales, y algunos también al comercio, pero en una
magnitud mucho menor que la presentada en Guayaquil hasta finales de
los años 20.
18 Cabe puntualizar que fue así con extranjeros europeos, pero no con otros grupos como los
chinos, tema que se analiza en el siguiente capítulo de este libro.
19 AHREE: Oficios a las legaciones del extranjero, N.37.33 (1925), No. 4, Quito, 11 de septiembre
de 1925. La revolución del 9 de julio de 1925 se constituyó en un golpe de Estado llevado
adelante por una junta militar dirigida contra la hegemonía bancaria y oligarca de los años
20. El poder oligárquico agroexportador y financiero tenía el control del poder político y
utilizaba las fuerzas represivas del Estado a su servicio y antojo. Los alcances de esta revo-
lución han sido ampliamente discutidos por varios historiadores y otros científicos ecuato-
rianos. Para profundizar más alrededor de este tema se puede consultar: Paz y Miño (2002),
Cueva (1983), Acosta (2006).
Portadores de «civilización»: la inmigración alemana a Quito 131
20 AHREE: Informes a la Nación del Ministerio de Relaciones Exteriores, archivo digital, «Memoria
del Ministerio del Interior y Relaciones Exteriores del Ecuador al Congreso Constitucional
de 1880».
21 El Pasaje Royal fue diseñado por Schmidt y ejecutado post mórtem por otros arquitectos
nacionales y extranjeros de la época.
134 Raúl Moscoso
4. Misiones pedagógicas
El proceso de modernización del Estado ecuatoriano tuvo en la educación
una de sus principales herramientas. Desde el gobierno del conservador
Gabriel García Moreno se registra la preocupación por reforzar la educa-
ción pública, mediante la inversión de recursos económicos, un proceso de
incremento del personal docente y el ordenamiento de todo el sistema de
instrucción pública sin precedentes: «Al terminar su gobierno y sus días el
número de educandos se había triplicado (con respecto al registrado en 1856),
llegando a 31.790 estudiantes primarios» (Paladines, 1989: 38). El gobier-
no de Gabriel García Moreno promovía un espíritu modernizador de las es-
tructuras estatales y de consolidación de las mismas desde el clero. Así, veía
la traída de maestros de las órdenes religiosas, sobre todo de la Compañía
de Jesús, «el mejor instrumento civilizador-moralizador». Hacia 1870 trae-
ría una misión pedagógica de jesuitas para la formación de una Escuela Po-
litécnica Nacional.
El ámbito de la educación pública es un espacio importante de inser-
ción cultural y profesional por parte de especialistas alemanes en Ecuador.
Liderados por el padre Juan Bautista Menten, estos 14 misioneros jesuitas
contratados por García Moreno trabajaron bajo contrato con el Estado.22
Los objetivos de esta misión consistían en hacer funcionar una universidad
con especialidades técnicas que podría ayudar a preparar «mano de obra
orientada al desarrollo del aparato productivo, a la integración del Estado
Nacional y a la constitución de una hegemonía social» (Gómez, 1993:15).
Este proceso, sin embargo, no debía ser apartado de la institución reli-
giosa, sino más bien contribuir a un proceso armónico en el que Estado e
Iglesia se fortalecerían mutuamente. La misión jesuita tuvo en este sentido
un interés destacado para el gobierno de García Moreno, puesto que ellos
en última instancia colaborarían a sostener su proyecto país «dada su capa-
cidad de elemento articulador de los niveles ideológicos» (Paladines, 1989:
40). Menten, quien trascendió al periodo garciano, era un convencido del
método cristiano de enseñanza a través del cual se promovía la ciencia y la
moral de la siguiente manera: «En todo hombre la ciencia se hace práctica,
únese con sus principios y sus pasiones: estas y estos producen su tendencia,
la cual cuando es mala, como realmente lo es siempre que procede de malos
principios, lleva consigo la de hacer malos a los demás» (Menten, 1989: 29).
Esta postura clerical antiliberal sería la que caracterizaría la fundación de la
Primera Escuela Politécnica. Las pretensiones de García Moreno de traer la
ciencia europea al país no incluyeron a las masas rurales e indígenas, sino
que estuvieron destinadas a los criollos, lo que garantizaría la hegemonía de
los intereses terratenientes aristocráticos en el país. No obstante, se podrían
relativizar estos efectos si tomamos en cuenta que «este tipo de educación
contribuyó con la intelectualidad que llevó a cabo la revolución liberal de
1895» (Gómez, 1993: 31).
Los misioneros jesuitas no se quedaron en el país después de la muer-
te de García Moreno, además, debido a la animadversión que el régimen li-
beral profesaría años más tarde hacia los misioneros extranjeros.23. Quie-
nes prolongaron su estadía, como Menten o Wolf, respondieron al llamado
de gobiernos que les dieron cargos importantes antes de la Revolución Li-
beral: el primero, Ministro de Obras Públicas; y el segundo, Geólogo de la
Nación. Sin embargo, a pesar del amor que ambos parecieron profesar por
Ecuador, ninguno de ellos falleció en el país. Sin embargo, hicieron mucha
obra y marcaron las carreras de numerosos profesionales locales de quienes
fueron maestros.
El arribo del régimen liberal plantearía el nuevo rumbo, que pretendía
mayor inclusión social en la educación pública. Uno de los principios defen-
didos por los liberales fue la educación laica y la democratización de la cul-
tura. Goetschel (2008) plantea que las reformas educativas que promovían
la secularización de la sociedad ecuatoriana empezaron a generar procesos
de inclusión social de sectores históricamente relegados como las mujeres,
que comenzaron a incorporarse poco a poco al aparato burocrático nacio-
nal. El régimen liberal impulsó ciertamente procesos ambiciosos de educa-
ción pública, que no siempre fueron sostenidos debido a la falta de recursos
económicos. Rubbel, jefe de la Misión Pedagógica de 1914, encontraba que
23 Algunos curas alemanes fueron expulsados del país en 1896, como fue el caso de Heinrich
Neuenhoffen, quien fue arrestado y expulsado de Portoviejo. Otros prelados alemanes ejer-
cieron una participación activa de boicot al régimen liberal de Eloy Alfaro: Schumacher
intentó introducir en Ecuador en el año 1898 material propagandístico conservador; el
gobierno decomisó 12 cajones enviados por la imprenta alemana Herder Freiburg consig-
nados al presbítero don Pedro Avilés cuyo contenido eran folletos escritos en español hos-
tiles al gobierno de Alfaro. Esto lo reconoció la propia legación alemana el día 25 del mis-
mo año; después de haber realizado algunas reclamaciones diplomáticas, afirmaron que
los folletos firmados por Schumacher sufrieron una «confiscación plenamente justificada».
AHREE: Cartas provenientes de Legación Alemana en el Ecuador, B.1.1 (1892-1903), No. 221, Li-
ma, 25 de junio de 1898.
136 Raúl Moscoso
24 AHREE: Informes a la Nación del Ministerio de Relaciones Exteriores, archivo digital, «Infor-
me del Ministerio de Relaciones Exteriores e Inmigración al Congreso Constitucional de
1903», Hamburgo, 10 de agosto de 1903.
Portadores de «civilización»: la inmigración alemana a Quito 137
25 AHREE: Cartas provenientes de Legación Alemana en el Ecuador, B.1.4 (1926-1927), No. 375,
Quito, 9 de julio de 1926.
26 Entrevista 020. Quito, 17 de marzo de 2011.
138 Raúl Moscoso
27 Ver Ruptura de Relaciones Diplomáticas con el Gobierno Imperial de Alemania (18-19), disponible en:
es.scribd.com/doc/26865687/1918-Ruptura-de-relaciones-diplomaticas-con-el-gobierno-im-
perial-de-Alemania.
28 AHREE: Cartas provenientes de Legación Alemana en el Ecuador, B.1.3 (1922-1925), Quito, 11 de
febrero de 1924.
Portadores de «civilización»: la inmigración alemana a Quito 139
en 1927, después de haber terminado con sus contratos. Los informes sobre
el trabajo de estos maestros emitidos por el Ministerio de Instrucción Pú-
blica fueron favorables.
Algunas de las profesoras que se quedaron trabajando en el 24 de Mayo y
en el nuevo Colegio Alemán empezarían a formar parte de la naciente comu-
nidad alemana de Quito. Se relacionaron, por ejemplo, con otras mujeres ale-
manas que habían llegado anteriormente a la ciudad, hacían paseos dentro
y fuera de la ciudad, o tomaban el café de la tarde con torta alemana.29 Uno
de sus lugares favoritos de paseo en la década de los 30 era Baños (en Tungu-
rahua): formaban grupos enteros de mujeres, entre las que incluían profeso-
ras normalistas ecuatorianas, y se iban a recorrer la serranía ecuatoriana.
esperarse cualquier cosa (entre risas)».30 Hacia la década de 1930, las europeas
eran vistas como mujeres fáciles y demasiado liberales (Kreuter, 1997).
mer relataba sobre el Club Alemán de Quito en el que se reunían más tarde,
en la década de los 20, los alemanes para jugar billar, beber cerveza y conver-
sar de diferentes temas. El local del Club Alemán estuvo ubicado en el Pasa-
je Royal, uno de los sectores más exclusivos de la ciudad. Otro informante
relativiza la importancia del Club Alemán de la ciudad, que tuvo «poca re-
sonancia porque el alemán se había integrado a la sociedad quiteña, busca-
ba el nexo familiar; había muy pocos casos de una búsqueda de lazos fami-
liares de segunda, peor de tercera generación de alemanes entre sí. Siempre
existió apertura, contrario a lo que pasó en el sur de Chile».34
Los alemanes residentes en la ciudad no parecen haber sufrido problemas
económicos de importancia. Además de los testimonios obtenidos, podemos
observar otros datos interesantes que nos arroja el Censo de 1906 sobre los lu-
gares de vivienda de los alemanes. La mayor concentración de ellos se ubicaba
en las calles Venezuela (7), Chile (9), Chimborazo (7) y García Moreno (9). Las
calles García Moreno y Venezuela eran las principales de Quito: «En zonas del
centro era posible ubicar las casas de los señores principales, y en las afueras
caseríos y pueblos de indios» (Kingman, 2006: 163). Igualmente, los espacios
de reunión como el Pasaje Royal o el Hotel Savoy fueron compartidos con los
personajes más importantes de la élite quiteña (Jurado, 2008).
La cervecería sería una de las ocupaciones más destacadas de los prime-
ros alemanes residentes en la capital.35 Como hemos observado, parecía que
las élites quiteñas se complacían con la presencia alemana, o al menos no es-
taban molestas con la compañía de ellos en los espacios más importantes de
distinción y con los productos que los comerciantes les ofrecían. Un intento
por controlar a los sectores indios en la ciudad tenía que ver con el control de
las chicherías, de las cuales en 1906 había 96, siendo uno de los negocios más
prósperos de la ciudad: «La sustitución de la chicha por otro tipo de bebidas
forma parte de las extirpaciones culturales que se produjeron en el siglo XIX»
(Kingman, 2006: 162). Las cervecerías proveerían el sustituto europeo de este
tipo de bebida predominante entre los sectores indios de la ciudad. A princi-
pios de siglo XX ya había en Quito 17 personas registradas como cerveceros36,
muchos de ellos alemanes. Anton Dammer, que se instaló en la ciudad a fina-
les del siglo XIX, era cervecero de profesión y decidió dedicarse a lo que sabía
hacer. Parece que trajo algún capital desde su país natal, puesto que en Qui-
to pudo adquirir una casa señorial al pie del Panecillo y establecer allí una de
las primeras cervecerías de la ciudad. Quito no tenía a principios del siglo XX
cervecerías industriales, y las que existían habían sido fundadas por algunos
de los escasos europeos que vivían en esta ciudad.
37 Los Bretzels son un tipo de bocadillo alemán hecho con harina de trigo, leche, levadura y
mantequilla; normalmente lo bañan con unas pocas pepitas de sal en grano. El Biergarten
(«jardín de la cerveza») es un espacio ritual alemán ubicado en un patio o terraza al aire li-
bre y destinado especialmente al consumo de cerveza. Allí se reúnen, sobre todo en verano,
los grupos de amigos a departir y divertirse.
Portadores de «civilización»: la inmigración alemana a Quito 143
las élites quiteñas de algunas maravillas del viejo mundo, como la cerveza o
los bocadillos, pero también —más tarde, hacia los años 20 y 30— serían los
principales proveedores de otros artículos de fabricación alemana, como he-
rramientas o artículos para el hogar (como las radios marca Telefunken). A
partir de la inauguración del ferrocarril, en 1908, los representantes de ca-
sas alemanas empezarían a llegar a Quito.
Cervecería La Victoria de Quito, estaba casado con la señora Teresa Rueda (AHREE: Expedien-
tes de Naturalización por legaciones, 1.6.9, nro. 389-D, Quito 25 de febrero de 1943); Heinz Du-
ffer, quien había vivido hasta 1942 durante 21 años en Ecuador y estaba casado con una ecua-
toriana (AHREE: Juicios de Expulsión de ciudadanos del eje (1946), 1.6.3, , nro. 13-76); Leopoldo
Brauer, quien ingresó a finales del siglo XIX y era propietario de una relojería, se casó en dos
ocasiones con señoras ecuatorianas (AHREE: Expedientes de Naturalización por legaciones, 1.6.9,
nro. 502, Quito 13 de marzo de 1946); Walter Wohlermann, quien llegó a Ecuador a princi-
pios del siglo XX, con 14 años de edad, y se dedicó primero al comercio y después a la agri-
cultura, también estaba casado con una ecuatoriana (AHREE: Juicios de Expulsión de ciudadanos
del eje (1946), 1.6.3 , nro. 74, Quito 3 de octubre de 1946). Otras familias como la Dammer,
Contag, o Timpe, igualmente comerciantes o empresarios de aquella época, tendieron a for-
mar matrimonios mixtos —entrevistas con Dammer (Quito, 24 de marzo de 2011) y con Siltz
(Quito, 22 de febrero de 2011)—.
146 Raúl Moscoso
nes llegaba a 246 personas que arribaron a la capital en 1924; sin embargo,
la mayoría de ellos dejarían la ciudad poco después. El dato de tránsito de
alemanes durante la década de los 20 nos permite observar un incremento
debido a las facilidades del transporte; ellos llegarían, en su mayoría, para
establecer relaciones comerciales.
Tabla 1
Movimiento migratorio de alemanes a través del tren del Sur
Año Entradas Salidas Saldo
1921 101 74 27
1922 153 176 -23
1924 246 201 45
Fuente: Registro Oficial del Ministerio del Interior.
Elaboración: Equipo de investigación de la obra.
40 AHREE: Expedientes de Naturalización por legaciones, 1.6.9, nro. 502, Quito 13 de marzo de 1946.
41 Entrevista 019, Quito, 24 de marzo de 2011; y 017, Quito, 18 de abril de 2011.
Portadores de «civilización»: la inmigración alemana a Quito 147
Foto 11. Relojería y ferretería Foto 12. Relojería y ferretería alemana de Leopoldo
alemana de Brauer (interior)
Leopoldo Brauer Fuente: AHG: No. 4231.
(exterior), Quito
Fuente: AHG: No. 4469.
ción ideológica, eran los coros: tenemos conocimientos de los coros desde
los años 20 hasta los años 50, eso es típico alemán».46
El Colegio Alemán registraría un proceso de crisis en los años 20, lo que
casi provocó su cierre. En 1921 recibió la primera subvención del gobierno
alemán, y los padres de familia empezaron a hacerse responsables de la insti-
tución. En 1926 se creó una organización de padres de familia llamada Deuts-
cher Schulverein, que pasaría a hacerse cargo del buen funcionamiento del cole-
gio: ellos tenían autoridad a nivel pedagógico y discutían sobre los diferentes
problemas que tenía la institución para encontrar salidas (Tinajero, 1992).
Entre las familias que pasaron a hacerse cargo del colegio estuvieron la Dam-
mer, la Ridder y la Brauer, y decidieron fortalecer la convicción de «nuevas ba-
ses, realmente alemanas» para el colegio. Es así que se dio una involución en
el proceso de integración con los estudiantes locales, y en el año lectivo 30-31
se inscribieron 27 alumnos, todos alemanes (Tinajero, 1992). Con los años, se
registraron diferentes corrientes, una más cerrada a la integración y otra más
abierta, triunfando finalmente la segunda tendencia.
El Colegio Alemán empezó a fortalecerse con base en los apoyos que reci-
bían del gobierno alemán (Weilbauer, 1975) y en la apertura a estudiantes de
otras nacionalidades. La institución (que en 1934 ya tenía 75 alumnos) en
1938 recibió a 185 (Tinajero, 1992). El Colegio empezó a contar cada vez con
más apoyo del gobierno alemán, y admitía poco a poco a más estudiantes
ecuatorianos. Fernando Tinajero hace un registro en los años 30 de 143 alum-
nos de las siguientes nacionalidades: 27 alemanes, 10 austriacos y suizos, 17
de otras nacionalidades y 89 ecuatorianos. Este incremento en el número de
los estudiantes demuestra también la gran acogida que tenía la cultura alema-
na entre las élites de la ciudad. En una crónica publicada en el diario El Comer-
cio obtenemos una descripción de las familias ecuatorianas que inscribieron
a sus hijos en el Colegio Alemán: «Conocido es el crecimiento que ha experi-
mentado el norte de Quito y como varios barrios se han levantado para alber-
gar a una cantidad de personas que se puede decir gozan de un fácil vivir y que
por tanto necesitan de todos aquellos servicios» [sic].47 Pese a la gran presencia
de ecuatorianos dentro del Colegio, podemos ver que la cultura y la metodo-
logía alemanas prevalecían dentro la institución.
La Deutsche Schulverein fundó en 1934 la Compañía Comercial Inmo-
biliaria S.A., con el objetivo de construir su local propio para el funciona-
miento del Colegio. Los padres de familia participaron como accionistas,
hicieron una hipoteca y recibieron apoyo del gobierno de Berlín (Tinajero,
1992). Además de este apoyo monetario por parte del gobierno de Hitler, ca-
be mencionar que se efectuaban envíos de materiales como instrumentos de
física.48 En 1935 se dio la inauguración del nuevo local del colegio en la ave-
nida 9 de Octubre, al norte de Quito.
El diario El Comercio, en su nota del 17 de junio de 1935, dice que los ni-
ños ecuatorianos que iban a ese colegio podrían experimentar «métodos ale-
manes educativos y sujetarse a la disciplina que uniforma procedimientos y
agrupa a los individuos para formar masas homogéneas y fuertes».49 El artícu-
lo sigue hablando de las posibilidades y la confianza que darían a los ecuato-
rianos la grandeza y el poderío de los alemanes. El director ecuatoriano Juan
Elizalde dijo en su discurso inaugural: «He podido convencerme de las múl-
tiples formas en que aquel país podría ayudar al nuestro en el desarrollo y
conformación de su vida». Llaman la atención los términos utilizados en es-
ta nota periodística para describir a los alemanes: grandeza, fuerza, poderío;
50 La inauguración del nuevo local del Colegio Alemán también tuvo cánticos hitleristas, ban-
deras con esvásticas y el saludo correspondiente del brazo derecho estirado para rendirle
honores al presidente Velasco Ibarra.
152 Raúl Moscoso
56 AHREE: Expedientes de Naturalización por legaciones, 1.6.9, No. 1657-D, Quito, 16 de noviem-
bre de 1944.
154 Raúl Moscoso
59 AHREE: Informes a la Nación del Ministerio de Relaciones Exteriores, archivo digital, «Informe a la
Nación del Ministro de Relaciones Exteriores, 1940-1941», Quito, 4 de agosto de 1941.
60 AHREE: S/R, Circular Reservada No.10-DC, Quito, 29 de diciembre de 1939.
61 La Ley de Extranjería, Extradición y Naturalización de 1938 disponía en el artículo 12: «Só-
lo se podrá conceder permiso para domiciliarse en el Ecuador a los extranjeros que reúnan
las siguientes condiciones: a) Poseer un capital no menor de mil dólares americanos, que se-
rá dedicado a trabajos agrícolas o a alguna industria aprobada por la Oficina Central de In-
migración (…)». ABAEP, Ley de Extranjería, Extradición y Naturalización de 1938, S/R, Quito, 16
de febrero de 1938.
62 Ernesto Lehmann (2005) publicó algunas historias de vida en las que se pueden ver estra-
tegias migratorias aplicadas por los judíos, como por ejemplo haber hecho cuota entre to-
do un grupo de gente y darle el dinero a cada familia que iba a visitar al cónsul para que
demostrara su gran capital y se le abrieran las puertas del Ecuador. Estrategias similares uti-
lizaron los ecuatorianos al ingresar a Europa en la última estampida migratoria, en donde
«la bolsa» que se pedía a la entrada a España inmediatamente era regresada a Ecuador pa-
156 Raúl Moscoso
ra que utilizaran el mismo dinero otros migrantes. Al respecto, ver Ramírez G. y Ramírez G.
(2005).
63 Inmigración ABAEP: Ley de Extranjería, Extradición y Naturalización de 1938, Quito, 16 de fe-
brero de 1938.
64 Primer Censo de Población del Ecuador 1950, vol. IV–tomo I, población por idiomas y dia-
lectos por provincia.
65 Hicem fue una organización internacional fundada en 1927 con el fin de ayudar a migrar a ju-
díos de Europa. Sus nombres proviene de la abreviación de las siglas de las tres organizaciones
que se juntaron para fundarla: Hias (Hebrew Immigrant Aid Society), de Nueva York; Ica (Jewish
Portadores de «civilización»: la inmigración alemana a Quito 157
66 Revisar artículos como el del diario El Comercio titulado «Los nazis ponen en práctica sus
conocidas tácticas en el Ecuador» (22.08.1940). Allí se habla de la estructura nazi en el
Ecuador, en la que participan delegados de la Legación Alemana y empresarios millonarios
de esa nacionalidad que se desenvuelven «como jefes de una colonia alemana que tiene ac-
tualmente unas 2.000 personas».
Portadores de «civilización»: la inmigración alemana a Quito 161
67 AHREE: Cartas provenientes de Legación Alemana en el Ecuador, B.1.11 (1940-1941) No. 37,
Quito, 11 de enero de 1941. En el anexo de la carta se pueden observar nueve publicaciones
que acusaban a personas e instituciones alemanas de nacionalsocialistas, y que posterior-
mente serían rectificadas.
162 Raúl Moscoso
72 Decreto 339, publicado en el Registro Oficial No. 178, del 01/04/1941. AHREE: Cartas pro-
venientes de Legación Alemana en el Ecuador, B.1.11 (1940-1941), No. 20, Quito, 28 de abril de
1941.
164 Raúl Moscoso
je. La primera lista promulgada por los Estados Unidos iba siendo actuali-
zada de acuerdo a los informes presentados por miembros de la legación
estadounidense en Quito, por opositores de Hitler en Ecuador, entre los
que se incluían judíos, comunistas expulsados, norteamericanos, franceses,
y agentes encubiertos del FBI. En la primera Lista Negra aparecieron los
nombres de 93 alemanes «peligrosos», de los cuales solo 26 pertenecían al
partido nazi (Friedmann, 2004).
La Lista Negra se constituyó en una especie de cacería de brujas y parece
haberse convertido en un mecanismo de control estadounidense del poder
económico alemán en Ecuador. Las personas cuyos nombres fueron publi-
cados en la Lista Negra sufrieron bloqueos en sus cuentas bancarias, expro-
piación de propiedades y negocios, expulsión del país y confinamiento en
campos de concentración en EEUU. Cerca de 500 empresas fueron incauta-
das en Ecuador y 13.000 en toda Latinoamérica (Estrada, 2006). A partir de
1946 se dio el fin de las listas negras y el retorno de prisioneros hacia Ecua-
dor, aunque pocos recuperaron sus bienes incautados después de años de
trámites. Algunas personas, que según el gobierno de los Estados Unidos es-
taban vinculadas a los nacionalsocialistas en nuestro país, tuvieron proble-
mas al solicitar su naturalización y sus bienes incautados y bloqueados no
fueron devueltos.
El 7 de noviembre de 1945, el gobierno ecuatoriano se comprometió
con Estados Unidos y Gran Bretaña a «que las propiedades, haberes o fon-
dos de nacionales del Eje que se hallaren bajo bloqueo, no sean desbloquea-
dos o devueltos a sus dueños originales».73 Esto marcó, para los alemanes
que sufrieron las consecuencias de la lista negra, un nuevo inicio desde fina-
les de la década de los 40.
10 . Conclusiones
El fenómeno de inmigración alemana hacia la ciudad de Quito fue bastan-
te lento, y estuvo determinado por las diferentes épocas y coyunturas que se
vivieron en Europa y en América Latina. Esta paulatina migración fue de-
terminada por decisiones familiares y a veces empresariales; la única relati-
vamente masiva fue la judía de finales de los 30 y principios de los 40, y de
poco sirvieron los intentos de colonización que pretendieron nuestras auto-
ridades a lo largo de todo el proceso histórico que aquí registramos.
sienten identificados como grupo en tierras ajenas, y esto responde a las ne-
cesidades de supervivencia y de construir una vida cómoda y digna en aquel
lugar distinto del originario.
La movilidad humana, tal como lo estipula la actual Constitución del
Ecuador, es sin duda un derecho que debe ser respetado. No se pueden po-
ner por encima el nacionalismo y las fluctuaciones del mercado. El ser hu-
mano ha sido y será un nómada que busca nuevos horizontes, que desea
una mejor vida para los suyos, que se permite soñar con otros derroteros.
Esta serie de sueños, necesidades y derechos han sido mancillados y viola-
dos por las potencias mundiales y por otras naciones que, con el discurso de
protección de sus mercados nacionales y sus ciudadanos, han incurrido en
prácticas inhumanas y a veces genocidas frente a las olas de migrantes. La
historia muestra que los flujos humanos son permanentes, y no existirán le-
yes, ordenanzas o muros que los puedan frenar. El derecho a la movilidad
no puede ser negado y los migrantes lo ejercerán; lo que sí puede cambiar,
a través de decisiones políticas trascendentales, son las condiciones del via-
je y del asentamiento.
capítulo cuarto
Comerciantes de fantasías:
la inmigración china a Quito
Ana María Carrillo
1. Introducción
La llegada de los chinos al país a finales del siglo XIX y principios del siglo
XX se constituye en un tema que abre varios debates complejos y, en oca-
siones, poco explorados. El primero y más obvio: a partir del Decreto Eje-
cutivo que prohibió su entrada en 18891, se puede perfilar una subjetiva
concepción sobre el deber ser de la joven nación ecuatoriana en uno de sus
componentes fundamentales como la población. Esto, ligado a políticas y
prácticas insertas en la transición de un Estado colonial a otro moderno, y lo
que implica en el reordenamiento internacional de poblaciones. Relaciona-
das, pero no equivalentes, son las cartas que jugó el Estado ecuatoriano, y
en general Latinoamérica, en sus intentos por atraer población blanca al es-
pacio territorial dibujado como vacío.
1 APL: Antonio Flores Jijón, 14 de septiembre de 1889, publicado en el Diario Oficial. Tomo
42, Julio-Septiembre 1889. Suplemento oficial al Diario Oficial No. 159, s/n.
169
170 Ana Carrillo
Mapa 1
Ruta de navegación desde Macao, China, hasta Callao, Perú
A: Macao; B: Filipinas; C: Hawái; D: San Francisco, E: Panamá, F: Callao
Fuente: Construido a partir de las herramientas y los datos del Google Earth y el Googlemaps 2011.
Por otro lado, la profusa presencia de chinos culíes en Perú está vinculada
con el sostenimiento a toda costa de los sistemas productivos de algodón y
caña de azúcar en la costa peruana, y estaba fuertemente relacionada con los
intereses y el poder de los terratenientes —que sobrepasaban la capacidad de
negociación y hegemonía del Estado—. El evento además obedecía a diná-
micas propias del Imperio Chino, como la pobreza de la región meridional
—que obligaba a la población a una migración masiva como vía de super-
vivencia— y las mafias de tráfico de personas —propiciadas por los sistemas
coloniales británicos y portugueses—. Una vez prohibido el tráfico de cu-
líes por el Imperio Británico, los hacendados peruanos incentivaron el trá-
174 Ana Carrillo
fico de japoneses, a finales del siglo XIX, hecho exitoso pero en menor esca-
la (Hu-Dehart, 1988).
También hay que pensar que varias razones, especialmente de comercio,
abrieron rutas marítimas de intercambio de todo tipo de productos; China
no estaba lejos de convertirse en un lugar donde la importación y la expor-
tación incentivaban un gran flujo marítimo, especialmente con puertos co-
mo los de San Francisco, Panamá y Callao.
Ahora bien, para el gobierno de Urbina, ligado a los intereses de los hacen-
dados cacaoteros, constituía una preocupación la escasez de mano de obra;
no obstante, es aventurado pensar que su negativa estaba articulada por un
profundo pensamiento libertador y de igualdad étnica. De hecho, los deba-
Comerciantes de fantasías 175
tes sobre la libertad de los esclavos no eran debates que giraban alrededor de
la raza y la igualdad, sino al plazo de manumisión; los esclavos libertos lle-
garon en su mayoría a concertarse en haciendas mientras las leyes expedidas
presionaban a los campesinos e indígenas a concertarse dentro del cerrado
sistema hacendatario (Quintero y Silva, 1991). Durante este período, el sis-
tema precapitalista de trabajo y de tenencia de la tierra se fortaleció. Quin-
tero y Silva señalan múltiples estrategias como tributos, adjudicaciones de
tierras comunales, y la eliminación del minifundio como presión a la pobla-
ción indígena y campesina para concertarse.
Otro intento de introducir chinos culíes en el territorio ecuatoriano, re-
gistrado por el historiador Camilo Destruge4 (1917), fue llevado a cabo en
1862, durante la primera Presidencia de García Moreno, quien autorizó su
entrada aunque las negociaciones fracasaron. En el segundo período gar-
ciano, parece haberse concretado la transacción; por eso, en 1874, el hacen-
dado y funcionario diplomático en Lima, Vicente Piedrahíta, oriundo de
Daule, trajo para trabajar en sus haciendas de Palestina y Anasque un car-
gamento de chinos que, al parecer, terminaron dispersándose. Según el his-
toriador: «ya para la misma época ponían fondas en Guayaquil y llegaron a
monopolizar el negocio del bité apanao, del aló con huevo flito, etc.» (Destru-
ge, 1917: énfasis en el original).
Los historiadores peruanos han registrado un auge migratorio de los ex
culíes radicados en Perú hacia otros lugares después de la guerra del Pacífi-
co de 1878 (Lausent-Herrera, 1988; Rodríguez Pastor, 1989). En el texto de
Lausent-Herrera se plantea una ruta común para los ex culíes y los chinos
prófugos de las haciendas de la costa peruana, que trataban de ir hasta Iqui-
tos para explotar caucho pero que, por sus condiciones, eran presa fácil de
los sistemas ilegales de enganche realizados por la Policía rural peruana en
alianza con los hacendados.
Para llegar hasta Iquitos, un flujo migratorio sigiloso se hacía por la
frontera norte peruana hasta lo que hoy es la provincia de El Oro en Ecua-
dor, y luego pasaban a Zamora e Iquitos. Es muy probable que esta ruta hu-
biera sido la primera utilizada por los chinos para quedarse en Ecuador,
especialmente en la provincia de El Oro y la cuenca baja del río Guayas. Las-
timosamente, de estos migrantes es muy difícil recoger memoria o docu-
mentos pues, al parecer, era una población que se refundió en zonas rurales;
los mismos informantes entrevistados para este estudio niegan ser sus des-
cendientes o desconocen esa parte de la historia.
4. Prohibición de entrada
Lo más importante de la historia de la relación entre la inmigración china y
el Estado ecuatoriano es el Decreto Ejecutivo expedido en 1889 a través del
cual el presidente Flores Jijón prohibió la entrada de los ciudadanos chinos
a la República, y dio a entender que aquellos que ya residían en el país po-
dían ser expulsados de ser conveniente para los intereses de la nación. El mé-
todo utilizado, un Decreto Ejecutivo sin autorización de la Función Legis-
lativa, levantó un escándalo en torno a las formas constitucionales, por lo
cual el presidente publicó una serie de defensas escritas5 gracias a las que po-
demos, a través de sus argumentos, intuir los criterios subjetivos y también
materiales que impulsaban dicha decisión.
Varios factores confluyen en los argumentos del presidente Flores Ji-
jón; para pensar en ellos es fundamental ubicar la época en que se dio el de-
creto. Primero debemos aclarar que los Estados latinoamericanos, en cons-
trucción, estuvieron interesados en atraer migrantes de raza blanca hacia
los territorios que ellos consideraban salvajes y despoblados; en este senti-
do, varios proyectos de colonización europea se emprendieron, algunos de
ellos tratados en otros capítulos de este libro.
El argumento por el cual se justifica la prohibición y posible expulsión
hace hincapié en la soberanía nacional y en la obligación del gobernante de
precautelar los intereses de la nación. La constante referencia a una nación
de origen hispánico —y, entre líneas, de carácter occidental— es una de las
pistas para entender cuáles eran los intereses a los que se refiere el mandato.
Era necesaria, por ejemplo, la presencia de individuos de raza blanca que pu-
dieran contrarrestar (simbólica y culturalmente) los efectos perversos de una
posible invasión poblacional de elementos asiáticos. Se trata de un temor
continental que preocupaba principalmente a los países que Flores Jijón lla-
mara «América Española»:
5 El texto que contiene todo lo expuesto a continuación tiene tres versiones: Suplemento al
Diario Oficial No. 159, publicado el 8 de noviembre de 1889; Derecho Público. Inmigración Chi-
na. Impreso en la Imprenta del Gobierno el mismo año 1889; y Crédito y Derecho Público. Car-
tas del Presidente de la República del Ecuador a sus Ministros, publicado por la Imprenta del Go-
bierno en 1890.
Comerciantes de fantasías 177
Para 1908, nueve años después del Decreto Legislativo de 1899, era evi-
dente la falta de herramientas estadísticas con las cuales los ciudadanos chi-
nos residentes en Ecuador hicieran sus inscripciones. La falta de este regis-
tro imposibilitaba a las gobernaciones y a la policía conocer la cantidad de
población china y su movimiento demográfico. Aun más grave era el hecho
de la falta de documentación de los chinos residentes, quienes se convirtie-
ron por defecto en sin papeles.
Los acontecimientos posteriores dan a entender que el Estado era in-
capaz de controlar el problema surgido del contrabando y la entrada ilegal
de ciudadanos chinos al territorio a través de una fuerte red de corrupción;
además, se trató de resolver la contradicción hecho/derecho ignorando el
problema. Es la razón por la cual el gobierno chino, el de Estados Unidos
de Norteamérica y el de Ecuador firmaron un acuerdo tripartito con el fin
de someter a la protección y jurisdicción del gobierno de Estados Unidos (a
través del canciller y los funcionarios consulares) a los súbditos chinos resi-
dentes en Ecuador.
Así, en 1909 se realizó la inscripción de los ciudadanos chinos residen-
tes en Ecuador ante el cónsul estadounidense Herman Dietrich; las inscrip-
ciones fueron en total 908 y constituían el único certificado de que algún
súbdito chino había residido en Ecuador (anexo 2).6 El protectorado de chi-
nos y la incursión de un tercer país que servía de intermediario dentro del
mismo territorio eran, después de todo, los resultados de una práctica colo-
nial extendida que incluía en forma diferenciada a la población china den-
tro del territorio y que además recalcaba la desigualdad de condiciones.
Además, la muy pobre relación entre Ecuador y China había obligado a de-
legar constantemente sus funciones consulares a cónsules de otros países.7
Simultáneamente a este proceso de inscripción, con fecha 12 de enero
de 1909, el gobierno liberal envió una circular a los gobernadores de provin-
6 El libro que contiene la totalidad de estos certificados estuvo depositado en la Colonia Chi-
na, y me fue facilitado por Alfonso Chum Jurado, presidente actual de la Sociedad de Be-
neficencia de la Colonia China de Guayaquil. Los certificados se refieren en su totalidad a
inscripciones hechas por ciudadanos en la región Costa. En el censo de Quito de 1906, reali-
zado por el Cabildo, no aparece ningún ciudadano chino como residente en la capital, a pe-
sar de que la información sobre extranjeros es bastante minuciosa, lo que confirma su asen-
tamiento sobre todo en la región litoral.
7 En el archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores, solo se encuentra una escasa corres-
pondencia consular entre China y Ecuador, conformada por una recolección de cartas de
cónsules de otros países latinoamericanos quienes, debido a la ausencia de cónsul ecuato-
riano, asumen sus funciones. Estas cartas básicamente comentan autorizaciones para pa-
gos de aduanas.
182 Ana Carrillo
Por otro lado, este censo, que era efectuado con ayuda del jefe político de ca-
da parroquia, establecía la obligatoriedad de idear medidas antropométri-
cas o desarrollar maneras eficaces de identificar a los súbditos chinos. Así,
por ejemplo, el registro de ciudadanos chinos residentes en la provincia de
Manabí es una colección de partidas donde se detallan la edad, el estado ci-
vil, la ocupación y la residencia; pero también la estatura, el ancho, la for-
ma de la nariz, la boca, el pelo, la barba y alguna señal particular (anexo 4).
Este tipo de inscripciones también eran publicadas individualmente en
el Registro Oficial, especialmente en el lapso de 1909 a 1910; con el pasar
del tiempo, estas formas de identificación se irían complejizando y combi-
nando con otras, como el registro dactiloscópico y las fotografías de frente
y perfil adjuntas a los pasaportes a partir de la década del veinte.
Esta forma de identificación vinculada con sistemas antropológicos y
biológicos que tenían que ver con la categorización, catalogación e identi-
ficación de los individuos según la raza se aplicaron a partir del siglo XIX,
8 A pesar de que se expidió un decreto en 1907 con respecto al reglamento que regiría la situa-
ción de los ciudadanos chinos residentes en Ecuador, dicho texto está desaparecido.
Comerciantes de fantasías 183
11 Manuel J. Calle fue un periodista y prosista ecuatoriano de finales del siglo XIX y princi-
pios del siglo XX. Dirigió algunos periódicos de avanzada como El Pensamiento (1885), La
Libertad (1888), escribió en El Guante y el Grito del pueblo ecuatoriano. Sobre él se han escrito
tratados como Manuel J. Calle: Ángel enmascarado de demonio (Mata, 1980); y también algunas
breves reseñas de su obra y biográficas, una de las más completas es Visión Actual de Manuel
J. Calle (Municipio de Cuenca, 1988).
12 Ha sido difícil ubicar el pensamiento de Manuel J. Calle, especialmente por su estilo sar-
cástico y la diferencia de época; las notas empleadas a continuación han sido utilizadas des-
pués de largas y necesarias reflexiones. En ocasiones, es difícil distinguir con exactitud los
sentidos de sus sentencias, como veremos a continuación; la posición de Manuel J. Calle
con relación a la presencia de ciudadanos chinos es ambigua, sale a su defensa pero al mis-
mo tiempo los criminaliza y discrimina por cuestiones raciales. Lo que queda claro de estos
relatos es que los grupos comerciales guayaquileños se veían presionados por la presencia
de comerciantes chinos en su ciudad, lo que los llevó a varios intentos por lograr su expul-
sión definitiva; y lo que provocó la defensa que hace Calle de este comercio. Los artículos
que analizamos fueron escritos y publicados en Guayaquil.
Comerciantes de fantasías 185
tes chinos ingresaron al país de manera ilegal; de hecho, las entradas que
registran los pasaportes antes mencionados oscilan entre 1892 y 1928, con
un auge en la primera década del siglo pasado. Las condiciones y las mane-
ras en que entraron al territorio es algo de lo que no tenemos conocimiento
exacto, pero lo que sí queda claro es que alrededor de su entrada al territo-
rio se activó una enorme red de corrupción que terminó siendo escandalosa:
Deben de haber otras causas porque así como se quiera no se toma to-
da una Policía Nacional al peso para practicar una cosa prohibida por la ley.
Para la introducción de chinos principales, corre dinero: ha llegado a darse
hasta 1.500 y 2.000 sucres para el contrabando de un solo individuo. Aho-
ra bien, ¿quién recibe ese dinero? Es el punto capital. Entendemos que en la
Gobernación de la provincia se lleva un registro especial de los chinos esta-
blecidos, que tienen derecho a ir y volver, con conocimientos de la autori-
dad, especie de padrón que facilita el procedimiento de las concesiones… y
también el perpetramiento de ruines picardías (Calle, 1916b).
En teoría, según el derecho ecuatoriano, los únicos ciudadanos chinos
con derecho a volver a Ecuador eran los que tenían tal especificación en su
pasaporte. Para evitar la falsificación de pasaportes o la utilización de este
documento por otro ciudadano chino, se puntualizó en el Decreto Ejecuti-
vo 15 de marzo de 1920 (en Aspiazu, 1933: 106 en adelante) que se negaría
la visa del pasaporte en cuestión en los siguientes casos (art. 9):
Pero bien, y aunque desde el punto de vista legal no hay base para dudar del
derecho que los ecuatorianos de raza amarilla tienen para regresar al país en
cualquier tiempo; […] porque el régimen democrático requiere la igualdad
ante la ley y este principio es una de las bases fundamentales de nuestra or-
ganización social, juzgo sin embargo —por nuestra deficiente Policía inmi-
13 «Se resuelve una consulta del Ministerio de Relaciones Exteriores relativa al ingreso al país
de ecuatorianos de raza amarilla». Elevada al Ministerio del Interior con fecha 9 de mayo
de 1923 y resuelta por el Honorable Consejo de Estado, cuya resolución fue publicada en el
Registro Oficial No. 943 del 5 de diciembre de 1923. APL.
Comerciantes de fantasías 189
14 «Se resuelve la consulta elevada por el Sr. Ministro de Relaciones Exteriores, relativa a si
las leyes y reglamentos de inmigración china se extienden a los hijos de chinos nacidos en
Ecuador y que hubiesen salido de él, es decir a ecuatorianos de raza amarilla. El H. Conse-
jo reconsidera su resolución dictada el 4 de diciembre de 1923 acerca de este punto, la mis-
ma que se halla publicada en el número 943 del Registro Oficial correspondiente al 5 de di-
ciembre de 1923».
190 Ana Carrillo
estas subjetivas que hicieron que la inmigración china fuera construida co-
mo perniciosa en Ecuador, razones que involucraban bases materiales.
16 Entrevista con Alejandro Díaz (enero de 2011), dueño del chifa China en Quito; migrante
en la ciudad desde 1960.
192 Ana Carrillo
nos a Ecuador. Los encargados de levantar los informes por petición direc-
ta del Presidente de la República fueron la Junta Consultiva de Agricultura
de Quito, y la Cámara de Comercio de Guayaquil (ambas, representantes de
los intereses económicos de los grupos de poder de las dos principales regio-
nes del Ecuador: los hacendados de la Sierra y los comerciantes de la Costa).
La sentencia de los dos documentos se pronuncia en contra de la inmigra-
ción china; la argumentación combina motivos raciales, pero también refe-
rentes al lugar de los chinos dentro del sistema productivo nacional. El pro-
blema del comercio es fundamental; es posible que el comercio minorista y
mayorista chino hubiera estado en constante competencia con el comercio
impulsado por la burguesía guayaquileña.
Los argumentos para juzgar inconveniente la inmigración china a terri-
torio ecuatoriano que presenta la Junta Consultiva de Agricultura de Quito
son básicamente «la absoluta diversidad de la raza, creencias y costumbres
de los chinos y los pobladores de las repúblicas sudamericanas» (Informe de
la Junta Consultiva de Agricultura de Quito, como anexo en Flores Jijón, 1889a:
8); por lo que los consideran imposibles de asimilarse a la población ecuato-
riana. Además, ven en ellos un peligro por ser exuberante la población chi-
na alrededor del mundo y su llegada masiva «[…] formando una raza apar-
te, se apoderarían de todas nuestras fuentes de riqueza» (Flores Jijón, 1889a:
8). Incluso, se les acusa en el documento de no convenirle a la República:
[…] pues no hay escases [sic] de personas que ejerzan las profesiones y oficios
determinados; ya porque la agricultura no adelanta sino empleándose
en ella trabajadores laboriosos, activos, inteligentes, interesados en el
progreso de la respectiva finca, requisitos de que carecen absolutamente
los jornaleros chinos (Flores Jijón, 1889a: 8).
[…] que, entre los inmigrantes al Ecuador, los chinos parecen ser los menos
a propósito para satisfacer las verdaderas necesidades y aspiraciones del
país, en razón del atraso moral, ideas y costumbres excéntricas a nuestra
civilización, que caracterizan comúnmente a los pobladores de ese vasto
imperio, casi apartado de las demás naciones por su rara índole, peculiar
idioma y extraña organización social, política y religiosa. […] Las razas
europeas superiores en todo a las asiáticas son las llamadas a suministrarnos
el contingente útil y valioso de su inteligencia y aptitudes, acompañado del
noble espíritu de familia y amor a la propiedad y al trabajo […]. Atendiendo
Comerciantes de fantasías 193
17 Comerciante de origen chino radicada en Quito desde los años setenta. Su familia es due-
ña de importantes empresas, especialmente en la ciudad de Manta. Nació y vivió su infan-
cia en Ecuador (entrevista de junio de 2011).
18 La compañía anónima La Fama, fundada en 1923, propietaria de varias piladoras de arroz
y café, llegó a poseer la segunda piladora más grande del país; era el resultado de una fuer-
te sociedad comercial de ciudadanos chinos residentes en Ecuador. Con el tiempo, tam-
bién se dedicó a la exportación en sociedad con la Compañía Anónima Singha, fundada en
1945, dedicada al acopio de producción y a las exportaciones (Comité Nacional Pro Alia-
dos, 1946: s/r).
194 Ana Carrillo
Esta red de acopio también se forjó a través de lazos de confianza que se fue-
ron construyendo entre comerciantes chinos y pequeños agricultores de la
Costa. No pasó lo mismo con los comerciantes nacionales que desarrolla-
ron una aversión hacia sus colegas asiáticos. Algunas disputas que revisa-
remos a continuación enfocan el problema de la importancia que fue co-
brando paulatinamente el pequeño comercio asiático en la Costa. Ante la
competencia, algunas solicitudes de expulsión se hicieron desde varias aso-
ciaciones, principalmente de comerciantes:
Quienes sí están en peligro de salir por la tangente son los chinos […]. Esto
constituirá una de las mayores iniquidades del egoísmo comercial puesto
en condiciones de imposible competencia […] Me declaro defensor del
comercio asiático en este puerto. Ahora, cuando somos más o menos todos
Comerciantes de fantasías 195
19 El texto citado fue recogido de una antología de artículos publicados por Manuel J. Calle,
bajo el seudónimo de Ernesto Mora, en el periódico El Guante, 26 de septiembre de 1911.
Las crónicas de Calle son a favor de los comerciantes chinos en el sentido de identificación
con el pueblo: sus almacenes siempre tenían mercadería más barata y eran los preferidos
por la gente de menores recursos. Aun así, esto no deja de ser una interpretación: los artícu-
los de Calle, como dijimos, suelen ser difíciles de interpretar con exactitud.
196 Ana Carrillo
20 Copia de la Petición que la Sociedad de Beneficencia de la Colonia China eleva al honorable congreso
nacional de 1931, relativa a obtener que se establezca una situación clara, estable y legal para los ciuda-
danos chinos residentes en el país, así como la admisión de inmigrantes de su nacionalidad garantizados
por su competencia, salud y solvencia. Firmado por Aparicio Muyán el 3 de septiembre de 1931,
Archivo del MRREE, Comunicaciones recibidas de la legación de China. Varios años. s/r.
Comerciantes de fantasías 197
Bueno será que alguna vez siquiera brille un rayo de justicia imparcial en tan
delicado asunto. […] Resulta un gran disparate aseverar que la competencia
china ha arruinado a los comerciantes nacionales. Los comerciantes
nacionales se arruinaron —y ellos lo saben de sobra— por causas bien
diferentes […] que si a unos les faltó cálculo o previsión a otros les sobró
familia, compromisos sociales o vicios, y entre las quiebras de inteligencia,
lujo desmesurado […] y aquel de la vanidad, y el otro aquel de las bellas, las
botellas, los dados y la baraja, se les llevó el diablo a los demás…
Los gastos: he ahí la cuestión, porque un chino vende barato, es
principalmente debido a que casi no gasta en su propio mantenimiento.
Vive en el local del almacén, […] como casi no come, y no bebe, ni juega, ni
parrandea, se viste lo menos posible y lo más humildemente dable —resulta
que todo entra en el capítulo de ganancias sin ninguna fatiga, sin deber a
nadie, haciéndolo todo él solo—.
Pero es indudable que el chino saca de aquí el dinero, pero aquí no
lo invierte […] Solamente querríamos averiguar si el derroche de los
ricos comerciantes [se refiere a nacionales y extranjeros principalmente
europeos] redundó alguna vez en beneficio del buen pueblo de Guayaquil,
con telas y joyas, vestidos y muebles traídos directamente de Europa, con
licores y conservas extranjeros; con servidores de fuera, en una emigración
constante de dinero (Calle, 1916a).
Sería bueno y conducente que haya algún ciudadano bien informado que
nos diga: 1° Si la opiomanía se ha introducido entre nosotros por contagio
chinesco, o ha sido adquirida en guaridas inmundas donde los celestes se
intoxican tan lindamente como los que no son celestes ruedan borrachos de
alcohol en tabernas y pulperías no menos inmundas; y 2° Si, actualmente
por lo menos, los fumaderos de opio son negocio exclusivo de chinos o por
ellos atendidos y servidos…
Pues dejando aparte el asunto de que es Inglaterra la que mantiene el
vicio en Oriente, proveyéndolo de la terrible sustancia, lo que constituye un
buen comercio, recordaremos que la afición a los nepentes21, a los excitantes
como el hatchits, la morfina, el éter, es, entre nosotros, producto de lecturas
perversas, de pedantería sustancial de la juventud dorada, de imitación
a sociedades degeneradas, y no una costumbre nacida a la influencia de
una vecindad siempre, y con razón, reputada asquerosa e indecente. Ya
pasará la racha, y entonces los padres se quejarán de que sus chicos no se
estén quietecitos en algún fumadero embruteciéndose lentamente, pero
sin escándalo, en vez de armar marimorenas en las cantinas, enloquecidos
con el ajenjo, el wisky [sic], el cognac, el bitter y otras porquerías, con el
resultado de querellas y vergonzosos carcelazos […].
Cierto que por otra parte que los cafetines y figones —refugio supremo
de las clases menesterosas— suelen ser veinte veces detestables, y que la
adulteración de las sustancias alimenticias es cuestión inacabable en todas
ellas, con las excepciones razonables; pero debe tomarse en cuenta que ni
esos figones son en tanto número que lleguen a constituir la más pequeña
amenaza contra la salud pública, y que hay aquí instituciones de Policía
Higiene y Sanidad, con amplias facultades a cuyo inmediato cuidado y
23 Copia de la Petición que la Sociedad de Beneficencia de la Colonia China eleva al honorable Congreso
Nacional de 1931, relativa a obtener que se establezca una situación clara, estable y legal para los ciuda-
danos chinos residentes en el país, así como la admisión de inmigrantes de su nacionalidad garantizados
por su competencia, salud y solvencia. Firmado por Aparicio Muyán el 3 de septiembre de 1931.
AHMRE: Comunicaciones recibidas de la legación de China. D.42.5. Varios años. s/r.
202 Ana Carrillo
Por supuesto, no todos los inmigrantes fueron siempre bien recibidos. Los
dos comerciantes chinos que aparecen en la lista de guayaquileños ricos en el
período 1897-1908, por ejemplo, encontraron menos aceptación. Un vistoso
libro de 1920 que promovía el comercio de Guayaquil señalaba que «todo el
territorio de Ecuador ofrece un amplio campo para inversionistas de todas
las razas (con la excepción de la mongólica)». Los mercaderes chinos (y luego
los sirios) no se asociaron a la Cámara de Comercio, ni tampoco podían
esperar ingresar en el prestigioso Club de la Unión (Pineo, 1994: 269).
Pero en los pequeños pueblos las relaciones sociales exitosas de los chinos es-
taban basadas en su éxito comercial; los descendientes de inmigrantes chinos
con fortunas razonables recuerdan el respeto y el cariño que recibían de parte
del pueblo sus padres o abuelos. Se crearon entonces alrededor de ese tema tan-
tas imágenes de marginalización y discriminación, como de respeto y cariño.
Es el caso del relato del señor José Asinc, cuyo abuelo fue socio propie-
tario de la piladora La Fama, y poseyó haciendas en la población de Yagua-
chi24; o de la familia Wongsang, cuyo éxito comercial implicaba una impor-
tante red de importación de artículos europeos que abastecía la demanda
de los numerosos ciudadanos extranjeros residentes en el puerto de Manta;
además de una exportadora de aletas de tiburón en los años cuarenta con
destino a Perú, algunas acciones de la piladora La Fama y el negocio de aco-
pio de arroz en una extensa e importante parte de la provincia de Los Ríos..25
Es el caso también del «honrado comerciante César A. Kuffó» en honor de
cuya hija, Paulina Kuffó Moreno, se publicó toda una semblanza con mo-
26 Los dos términos empleados: chinos chinos y chinos injertos, son utilizados por la misma comuni-
dad china para diferenciar a aquellos que nacieron en China o son hijos de padre y madre chino,
de aquellos que son mestizos, generalmente hijos de padre chino y madre ecuatoriana.
204 Ana Carrillo
27 Las relaciones familiares de los inmigrantes chinos merecen ser estudiadas más a fondo
en Ecuador. En Perú, la inmigración china generalmente masculina —al igual que en Ecua-
dor— ocasionó eventos importantes como la importación de niñas chinas desde mediados
del siglo XIX, que estaban sometidas a dolorosos procesos de explotación sexual; también
se hicieron importaciones con el propósito de arreglar bodas. Por otro lado, los pocos chi-
nos culíes que se casaron en Perú con mujeres peruanas en ese tiempo y tuvieron familias
abandonaron a sus mujeres cuando regresaron a su patria. Aquellas peruanas que viajaron
con sus esposos e hijos hasta China fueron en ocasiones marginadas y pidieron repatria-
ción al Estado. Para saber más sobre las interesantes relaciones familiares y de género de las
familias chino-peruanas, ver Lausent-Herrera (2006).
Comerciantes de fantasías 205
Se debe también analizar cierta relación tensa entre los empleadores chinos
y sus empleados, o entre los comerciantes chinos y sus clientes. Una aver-
sión compartida por los dos bandos, basada en formas distintas de conce-
bir el trabajo y el dinero, y por lo tanto el consumo. Mientras los empresa-
rios chinos se autodefinían como abnegados y laboriosos, los trabajadores
28 Copia de la Petición que la Sociedad de Beneficencia de la Colonia China eleva al honorable congreso
nacional de 1931, relativa a obtener que se establezca una situación clara, estable y legal para los ciuda-
danos chinos residentes en el país, así como la admisión de inmigrantes de su nacionalidad garantizados
por su competencia, salud y solvencia. Firmado por Aparicio Muyán el 3 de septiembre de 1931.
Archivo del MRREE: Comunicaciones recibidas de la legación de China. Varios años. s/r.
206 Ana Carrillo
29 Se refiere a la anexión de China a las causas aliadas en contra de los países del Eje, y en espe-
cial en la conformación del Frente del Pacífico que emprendería la lucha contra Japón.
Comerciantes de fantasías 207
IV.- Los nacionales de cada una de las Altas Partes Contratantes estarán
en libertad de entrar o salir del territorio de la otra bajo las mismas
condiciones que los nacionales de cualquier tercer país, de acuerdo con las
leyes y reglamentos del país aplicados a todos los extranjeros.
V.- Los nacionales de cada una de las Altas Partes Contratantes en el
territorio de la otra; disfrutarán de la plena protección de los leyes y
reglamentos del país respecto a sus personas y bienes.
Ellos tendrán derecho de viajar, residir, trabajar, y dedicarse a industrias
y comerciar en todas las localidades donde los nacionales de cualquier otro
país puedan hacerlo, sujetos sin embargo a las leyes y reglamentos del país.
También tendrán la libertad de establecer escuelas para la educación de
sus hijos30 y gozarán de la libertad de reunión y asociación, de publicación,
de conciencia y de culto de acuerdo con las leyes y reglamentos del país.
Con respecto a este Artículo, las leyes y reglamentos de cada una de
las Altas Partes Contratantes no establecerán medidas discriminatorias
contra los nacionales de la otra («Tratado de amistad entre el Ecuador y la
República China», en: Tamayo y Endara, 1952: 37-38).
Aunque la Segunda Guerra Mundial fue el motivo más decisorio para la fir-
ma del tratado de amistad, por la incorporación de China en el orden políti-
co de naciones, hubo varios intentos (liderados por los distintos presidentes
de la Sociedad de Beneficencia de la Colonia China31 y por el cónsul general
de China en Guayaquil, Chan Santon Taysing) para que los derechos de los
ciudadanos chinos se equiparasen con los de los demás extranjeros, o para
que fuera derogado el Decreto de prohibición de 1899.
La introducción del Cónsul General de China en Ecuador, resolución
publicada en el Registro Oficial No. 943 del 5 de diciembre de 1923 (APL,
Registro Oficial, Tomo IV 1923), abre una intención de cercanía entre las re-
públicas de China y Ecuador, recalcada por dicho Cónsul en un documen-
32 En los expedientes sobre documentación consular que se hallan en el Archivo del Ministe-
rio de Relaciones exteriores, se pueden encontrar varias cartas que tanto Aparicio Muyán
como Julio Ayón, ambos presidentes de la Sociedad China de Beneficencia, elevaron al Con-
Comerciantes de fantasías 209
pués de todo, la de los treinta fue una época en que la sociedad civil, agru-
pada en gremios, comenzaba a intervenir activamente en la vida política y
social del país. Sin embargo, no resultaba una defensa universal de los dere-
chos, más bien era un discurso que trataba de reivindicar el bien que los ciu-
dadanos chinos de bien le harían al país, proponiendo, en este sentido, una
inmigración selectiva:
34 Según los datos arrojados por los pasaportes de chinos (AHMRE: T2.3.1/ T2.3.2/ T2.3.3,
pasaportes años 1920 en adelante) es constante que más del 95% de la población masculi-
na de ciudadanos chinos se dedicara al comercio —la población femenina no aparece en los
registros—, relación que igualmente muestran las inscripciones de ciudadanos hechas en la
provincia de Manabí hacia 1910 (AN: Serie Gobierno, Ministerio del Interior, Gobernación
de Manabí, caja 37, expediente abril).
35 Una parte del artículo 71, inciso primero, de dicha ley dice: «Si se tratare de extranjeros co-
merciantes, quedaría a juicio de la Cancillería el conceder o negar la naturalización, toman-
do en cuenta datos estadísticos que establezcan, de modo fidedigno, el porcentaje de co-
merciantes extranjeros radicados en el Ecuador y la relación entre la oferta y la demanda de
los mercados del país».
36 Incluso algunos de los miembros de la Colonia China de Guayaquil aportaban con impor-
tantes cantidades de dinero para ayudar a China a solventar la resistencia contra el ataque
Comerciantes de fantasías 211
que vivía la población de origen chino creaba un vacío jurídico en el cual era
imposible aplicar la ley por vías normales.
En este caso, se acudió una vez más a una resolución por vía extrajurí-
dica. La solución que planteaba el Estado para resolver este caso abría una
nueva paradoja:
La vía jurídica iba a ser resuelta por la vía biológica: esperar a que murieran
los que podían estar envueltos en procesos ilegales de inmigración. Lo cierto
es que la invasión japonesa a China activó una diáspora de ciudadanos chi-
nos alrededor del mundo. Los cónsules chinos en varias latitudes hicieron
muchas gestiones para que se acogiera a la gran cantidad de despatriados;
ciudadanos chino-ecuatorianos que habían sido enviados a estudiar a Chi-
na regresaron por esos años; es el caso de Sigfredo Wongsang y Jorge Dillon
(entrevistas mayo 2011), quienes se convertirían en autoridades de la Colo-
nia China en Guayaquil. La rendición de Alemania en mayo de 1945, la in-
tervención del Ejército Rojo en Manchuria, y los ataques a Hiroshima y Na-
gasaki en agosto del mismo año pusieron fin a la invasión japonesa a China.
Se dieron festejos importantes en casas de ciudadanos chinos residen-
tes en la Costa ecuatoriana, según lo recuerda, por ejemplo, la familia Asinc
japonés. Entre ellos, Julio Ayón y Antonio Cruz, la familia Wongsang y Segundo Asinc; es-
tos últimos datos, sacados de conversaciones con José Asinc (mayo 2011) y Anita Wongsang
(mayo 2011).
37 El documento en cuestión contiene un resumen de la correspondencia entre el Cónsul Ge-
neral de China en Lima, el Cónsul General de Ecuador en Lima, y el Ministro del Interior
del Ecuador. La petición original que hiciera el Cónsul General de China en Lima fue mo-
tivada por la petición de Chan Santong Taysing (cónsul general de China en Guayaquil), y
surgió de la preocupación frente a la posible expulsión de extranjeros que no tuvieran car-
né de domicilio, establecido como obligatorio en 1938 por el gobierno de Enríquez Gallo.
212 Ana Carrillo
Ramos, cuyo abuelo Segundo Asinc Chan See organizó uno de estos gran-
des eventos. Se creó entonces la imagen de los ciudadanos chinos valerosos,
sobrevivientes al violento ataque japonés desde 1937, y cuyo aporte desde
ultramar había sido importante en contra del Eje fascista.38
No se trataba de una reivindicación a nivel de vecindario, sino una rei-
vindicación de tipo social y de base política. En los homenajes que envolvie-
ron a los ciudadanos chinos durante los festejos de la caída del Eje estaban
principalmente involucrados sectores obreros del litoral, y también de Qui-
to, auspiciados por una parte de los empresarios y comerciantes. El Comi-
té Nacional Pro Aliados y sus filiales obreras rindieron fastuosos homena-
jes a los respetables miembros de esta Colonia, e incluso se publicó un libro
con este objetivo: El Ecuador y los países Aliados (1946), que descansa en el Ar-
chivo Histórico del Guayas. De hecho, durante la guerra mundial los obre-
ros habían optado por una línea antifascista, siguiendo la posición trazada
por la Séptima Internacional Comunista, desplazando los proyectos políti-
cos de izquierda (Páez, 1983).
Además de la coyuntura interna y externa que ofreciera la guerra, al pa-
recer el presidente de la República, José María Velasco Ibarra, tuvo algún
vínculo cercano con los comerciantes chinos del puerto de Manta. Los rela-
tos de Anita Wongsang ubican a este histórico personaje de la política ecua-
toriana en alguna boda familiar, de la cual quedaría una fotografía. Algu-
nos inmigrantes chinos estuvieron vinculados con el velasquismo al ocupar
puestos como tenientes políticos o presidentes de consejos municipales, es-
pecialmente en las zonas rurales del litoral (entrevista con Jorge Dillon y Sig-
fredo Wongsang, mayo 2011).
El tratado de amistad chino-ecuatoriano fue la herramienta por la cual
se normalizaron definitivamente las relaciones entre el Estado y la pobla-
ción china inmigrante. La ruptura del estado de excepción jurídico permi-
tió abrir una segunda etapa de esta paradójica relación, lo cual significó que,
por primera vez, fuera permitida la movilidad libre, es decir, la posibilidad
de avanzar y establecerse en la Sierra.
38 En Ecuador existió una célula activa del Kuomintang, que conformó una Junta Patrióti-
ca de la Colonia China, encargada de viabilizar el apoyo contra Japón; sus representan-
tes fueron: Liborio Chong, Pompilio Wong, Antonio M. Cruz, Chan Santon Taysing, Julio
Ayón, Fermín Auza, Héctor Ayón, Víctor Yuiting, Guillermo Wong, Pablo M. Chong, Pe-
dro J. Mauchi, Jorge Chong, Jorge Hanchi, Federico Puig Wong, Segundo M. Cruz, Jacinto
Chang García y Roberto Lama (Comité Nacional Pro Aliados, 1946).
Comerciantes de fantasías 213
sible que el pequeño comercio rural hubiera roto estos sistemas de circula-
ción de las mercaderías y, por lo tanto, no hubiese convenido a una econo-
mía dependiente de las cerradas relaciones productivas como las serranas.
En la alianza élite hacendataria-poder local, se entiende una protección ins-
titucional en contra del comercio chino:
Aun así, la llegada del tren a principios de siglo facilitó el arribo de extranje-
ros a la Sierra ecuatoriana y, entre ellos, uno que otro ciudadano chino, que
40 Se han encontrado pocos datos del ingreso de chinos en el tren que venía desde la Costa; en
un cuadro demostrativo de la estadística de la Oficina de Seguridad y Policía de Quito, en-
cargada de la presencia de extranjeros en la capital, se hace un recuento de los viajeros de
tren según meses y nacionalidades en 1924, en dicho documento los ciudadanos chinos so-
216 Ana Carrillo
lo aparecen tres veces: una llegada en marzo, una salida en febrero y otra en junio —incluso
podría tratarse de la misma persona en tránsito constante— (AN: Serie Gobierno, Ministerio
de lo Interior, Gobernación de Pichincha, caja 138, expediente marzo, s/r).
Comerciantes de fantasías 217
10. Conclusiones
Los hallazgos de este capítulo nos permitieron elaborar una mirada sobre
las políticas de población en relación a las intenciones de blanqueamiento
dirigidas por las élites y los aparatos de gobierno de esa época.
La prohibición de entrada de los ciudadanos chinos a territorio ecuato-
riano esboza la ruta intencional de las políticas de poblaciones en la concep-
ción ideológica de los Estados en América Latina. En esta medida, también
refleja la situación de las jóvenes naciones latinoamericanas y su constan-
te anhelo de lograr ser reconocidas como modernas dentro del orden mun-
dial de naciones. Se reafirman así los vínculos discursivos que se plantearon
en Occidente a partir de categorías como modernidad, Estado-nación, ra-
za y capital.
Dentro de las prácticas internas de los Estados nacionales, estuvieron el
control, la explotación, la discriminación de poblaciones que eran construi-
das como inferiores. Estas prácticas, relacionadas con la biopolítica, se encar-
garon de crear mecanismos a través de los cuales se pretendió ejercer una
política directa sobre los cuerpos que permitiera normarlos y transformar-
los en pos del ideal-Estado. No es distinto el caso de los ciudadanos chinos
inmigrantes sujetos a censos constantes y a ambigüedades legales insosteni-
bles debido a su constante situación de excepción legal.
En el caso de las imágenes peyorativas que se crearon sobre los ciudada-
nos chinos en Ecuador, se ha podido perfilar el doble fondo que las consti-
tuye: si bien es verdad que la asociación raza-desarrollo está muy vinculada
al pensamiento social del siglo XIX y principios del XX —por lo que la dis-
criminación racial se convierte en un elemento naturalizado de esta época—,
218 Ana Carrillo
también es cierto que estos discursos fueron promovidos por actores espe-
cíficos en contextos determinados. Así, por ejemplo, en el puerto de Guaya-
quil, una fuerte campaña de desprestigio social y biológico se emprendió en
contra de los comerciantes chinos, atacados por sus pares guayaquileños.
Dicha campaña incluía el levantamiento de imágenes marginales sobre
esta población, fundadas básicamente en prejuicios raciales latentes; casos
parecidos estuvieron ligados a poblaciones indígenas en este mismo territo-
rio: inmorales, viciosos, degenerados, tacaños, entre otras. No obstante, co-
mo se indicó, su trasfondo eran las múltiples disputas por plazas comercia-
les en la Costa ecuatoriana; la pelea por el poder económico que pretendía
acaparar la burguesía comercial guayaquileña también era interés del Esta-
do liberal ecuatoriano, cuya base de acción y cambio la heredó de este mis-
mo sector productivo.
No todas las imágenes creadas en torno a los ciudadanos chinos fueron
negativas: otras, de gran respeto y cariño, también se generaron, principal-
mente sobre la base de su fortaleza monetaria y de su apego al trabajo. Las
pequeñas y grandes fortunas que hicieron en los pueblos del litoral les ayu-
daron a relacionarse con los pobladores de origen rural, e incluso a casarse.
El secreto del crecimiento comercial de los chinos en el litoral radicaba
en las pequeñas redes de distribución de mercancías a nivel rural, a su há-
bito al trabajo, al ahorro y a la bondad de sus precios. A través de un siste-
ma de crédito informal, crearon redes de confianza con los campesinos de
los cuales compraban y acopiaban la producción, que incluso les servía pa-
ra exportar.
A través de este trabajo, también se puede perfilar el papel que tuvie-
ron los grupos de migrantes en la transformación de la economía, de los
aparatos productivos e ideológicos al interior del Estado nacional, y en es-
pecial en la Costa. La creación de excedente debido a la renta por el comer-
cio internacional de cacao generó nuevas relaciones laborales y hábitos de
consumo. Esta transformación tuvo un interlocutor político que fue el li-
beralismo ecuatoriano en sus varias versiones. La asociación del poder local
comercial guayaquileño con el poder político del Gobierno central dio co-
mo resultado la aplicación de leyes especiales que controlaron el crecimien-
to económico de los comerciantes chinos.
En la coyuntura de asociación Estado liberal-comercio en el Litoral se puede
entender la promulgación de leyes discriminatorias que limitaban el accio-
nar del comercio chino y mantenían a esta población como personas sin de-
rechos, sin documentación, y entre amenazas de expulsión y sobornos. Se-
gún denuncia la prensa, un escandaloso tráfico de chinos se llevó a cabo en
Comerciantes de fantasías 219
Anexo 1
Cronología de eventos relevantes en
relación a la inmigración china
Anexo 2
Copia textual de la traducción que Alfonso Chum
Jurado hiciera de los certificados encontrados
en la Colonia China de Guayaquil
DUPLICADO41
No.______
41 El documento está escrito a máquina, y las partes en blanco se iban llenando a mano según
el ciudadano inscrito. Lleva además un Visto Bueno y a mano anotada la población en la
cual residía el portador. Los 908 registros, se entiende, pertenecen a los súbditos chinos que
habitaban todo el territorio nacional.
224 Ana Carrillo
Anexo 3
Circular de enero 12 de 1909, que reglamenta la
permanencia de chinos en el territorio nacional42
CIRCULAR No. 3
República del Ecuador.- Ministerio de lo Interior.- Sección de Gobierno.-
Quito, enero 12 de 1909.
Señor gobernador de la provincia de………………………………
Para dar cumplimiento a lo preceptuado por la Ley de 12 de octubre de 1899
y reglamentar la permanencia de los chinos inscritos, Ud. se servirá cumplir
y hacer cumplir las disposiciones siguientes:
1° Dentro de 90 días contados desde el 1° de enero de cada año, los gober-
nadores de las Provincias se encargarán de levantar un censo de los chi-
nos residentes en sus respectivos territorios jurisdiccionales, ordenando
previamente el jefe político de cada cantón que levante el censo en el dis-
trito de su cargo, y que, en la Jefatura Política, se guarde un registro que
podrá ser inspeccionado en cualquier tiempo. Copia de la inscripción de-
berá entregarse al súbdito chino inscrito a fin de que sea refrendada en la
oficina del gobernador.
2° En la Gobernación de la Provincia, se llevará un registro general en el
que constarán los nombres de todos los chinos residentes en ella y las
inscripciones respectivas, por cantones según los informes y libros de la
autoridad de cada cantón.
La inscripción verificada en los registros cantonales y su compulsa en-
tregado al interesado tendrán carácter de provisional y, solo después de
refrendadas, el nuevo testimonio o copia expedida por la Secretaría de
Gobernación tendrá valor definitivo, para los efectos de esta circular.
3° En cada partida, constará la descripción personal, como también las
precauciones antropométricas indicadas por el jefe político.
4° Dentro de 90 días contados desde el 1° de enero de cada año subsi-
guiente, deben visarse los certificados expedidos y añadirse las anota-
ciones necesarias que comprueben más detalladamente la identidad del
inscrito. Se entregará copia de dichas anotaciones, juntamente con el
certificado visado, a fin de que sean refrendadas en el registro de la Go-
bernación respectiva.
Dios y Libertad
Gral. Francisco Hipólito Moncayo
Comerciantes de fantasías 227
Anexo 4
Vista de Partida de Inscripción
Anexo 5
Cuadro levantado a partir de censos publicados en el
Registro Oficial (especialmente de 1909 a 1923)
y otras fuentes
No. de
Año Provincia Cantón Fuente
chinos
En el litoral,
Registro del cónsul estadounidense.
1908 sin especifi- 908
(Libro reposa en la SBCCH).
car
Cédulas de Inscripción Manabí. AN:
1909 Manabí Varios 43 Serie Gobierno. Gobernación de Mana-
bí. Caja 37, expediente abril.
Inscripciones publicadas en varios
1910 Manabí Varios 29 Registros oficiales 1910 APL: Regis-
tro Oficial Tomo I/II 1910.
Portoviejo 36
Montecristi 3
Sucre 13
Bolívar 7 Censo de chinos de Manabí. APL:
1918 Manabí Chone 29 Registro Oficial 509. 20 de mayo de
Jipijapa 8 1918. Tomo II 1918.
Santa Ana 10
Rocafuerte 0
TOTAL 106
Portoviejo 36
Santa Ana 8
Bolívar 4
Registro de los ciudadanos chinos.
1919 Manabí Montecristi 3
ABAEP: Libro de empadronamiento
Sucre 13
de la gobernación de Manabí.
Chone 23
Jipijapa 10
TOTAL 97
Portoviejo 21
Santa Ana 10
Bolívar 5
Registro de los ciudadanos chinos.
Montecristi 5
1920 Manabí ABAEP: Libro de empadronamiento
Sucre 15
de la gobernación de Manabí.
Chone 23
Jipijapa 19
TOTAL 98
Comerciantes de fantasías 229
Anexo 6
Capitales en giro legalmente declarados
por compañías/propietarios chinos
Capitales en giro
Capitales en giro
legalmente
legalmente
legalmente
declarados
declarados
declarados
Compañía/ Compañía/ Compañía/
propietario propietario propietario
Chang San 6.000 Santiago Faytong 6.000 Man Hing Chang 10.000
BALZAR Mau San & Cía 8.000 Chong Hin & Co. 16.000
Francisco Chang 5.000 Paw Hing & Cía. 3.000 Antonio Hyasing 20.000
Alfredo Chang 5.000 Emilio Mueckay 10.000 Hin Kop & Co. 14.000
Hing Luong
Lee Long & Cía. 4.000 Tay Kuon & Cía. 20.000 5.000
Kuong
Lee Ing & Cía. 6.000 San Hing & Cía. 6.000 VINCES
Perfecto Chan
Man On & Cïa. 6.000 CARACOL 10.000
& Co.
Man Hin Hnos. 4.000 José B. Chau 8.000 Kuon Yen Hnos. 8.000
Man Hing & Cía. 4.000 PUEBLOVIEJO Ku Li León 8.000
Win Hing & Cía 5.000 Francisco Yon 7.000 Lui Ba Hnos. 10.000
Win On & Cía 4.000 Luis Díaz 17.000 San Woo & Co. 12.000
EL ORO Tason & Co. 10.000
MACHALA Yau Lee & Co. 8.000
Lee Hing 8.000 QUEVEDO
Wo Hing & Co. 10.000 Chon Qui Hnos. 7.000
PASAJE Pow Chan & Co. 8.000
Roberto Wong
Chin Yin & Co. 12.000 10.000
& Co.
Kuon On & Co 6.000
Kuon San & Co. 2.000
SANTA ROSA
Kuon Hing Co. 12.000
Kuon Lee & Co. 10.000
Fuente: Buenaventura Navas (1922, 1926, 1930, 1931, 1936); Díaz Marmolejo (2000; quien
retoma de la Guía Comercial, Agrícola e Industrial del Ecuador publicada en 1909).
Elaboración: Construido a partir de las monografías históricas e ilustradas de Buenaventura
Navas.
capítulo quinto
1. Introducción
Los estudios sobre migración hacia América Latina durante el siglo XIX y
principios del XX se desarrollaron especialmente en lugares con gran afluen-
cia de extranjeros, principalmente europeos, como fue el caso de los países
del Cono Sur (Delgado, 1982; Sánchez, 1988; Pellegrino, 2003; González,
2003; Devoto, 2006). En este período, los estudios sobre la inmigración en
la región andina son muy escasos; y sobre migración intrarregional, especí-
ficamente de colombianos hacia Ecuador, se podría decir que inexistente.
Según el último censo (2010), la población colombiana es el principal
grupo extranjero que reside en Ecuador. La mayoría, expulsados a raíz del
conflicto interno que lleva más de medio siglo de duración. Dado este con-
texto, algunos académicos como Molano (1980) o Pecaut (2001) han rela-
cionado el inicio de esta migración con el ciclo político-social conocido co-
mo «La violencia», que estalló con el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán en
1948. No obstante, antes de este período largamente analizado, que desen-
cadenó un prolongado proceso de desplazamiento de la población duran-
te toda la mitad del siglo XX, ¿qué tipo de migración existía de Colombia
hacia Ecuador? ¿Cuáles eran sus principales características? ¿Qué influen-
cia tiene el contexto histórico colombo-ecuatoriano para la existencia de es-
tas migraciones?
Siguiendo el hilo conductor del libro, este capítulo final también remar-
ca la importancia de estudiar los flujos migratorios desde una perspectiva
histórica, con la especificidad que tienen los flujos transfronterizos, en los
cuales —a partir de una mirada diacrónica, explorando un lapso poco cono-
cido de la historia de ambos países— podemos entender de mejor manera las
dinámicas migratorias más contemporáneas.
233
234 Verónica Velásquez
1 Los principales lugares donde se realizó la búsqueda fueron: Biblioteca Aurelio Espinosa
Pólit; Biblioteca del Banco Central del Ecuador; Archivo Nacional: Serie Gobierno, caja Mi-
nisterio del Interior; Instituto Ecuatoriano de Cultura Hispánica; Academia Nacional de
Historia; Archivo Histórico Municipal de Quito; Biblioteca Nacional de Colombia.
2 En el trabajo de archivo tratamos principalmente de recuperar actas consulares y comuni-
caciones diplomáticas entre ambos países para, a través de esa información, obtener datos
sobre la población colombiana en Ecuador. No obstante, esta información fue muy limi-
tada, principalmente porque las personas de origen colombiano, en su mayoría, no se re-
gistraban ante el Consulado de Colombia en Quito, así que los datos estadísticos que pre-
sentamos constituyen una pequeña muestra de la población. Otro inconveniente es que los
registros que se llevaban en la época sobre población colombiana en Ecuador a través de los
consulados está desaparecida, es decir, hay constancia en ambos archivos que se llevaban re-
gistros, pero estos no se encuentran en las carpetas que reposan en el archivo del Ministerio
de Relaciones Exteriores de Ecuador y en el Archivo General de la Nación en Bogotá. Como
última esperanza, se buscó en la Notaría Primera de Bogotá, donde se guardan los registros
civiles de la población colombiana en el exterior; sin embargo, en este lugar solo se encuen-
tran las carpetas de la población colombiana en Ecuador a partir de 1986.
Tejiendo y destejiendo lazos fronterizos 235
5 No solo a los colombianos, sino también se reconoció como ciudadanos a personas prove-
nientes de Perú, Chile y Venezuela que habían llegado a Ecuador (Decreto, noviembre 25 de
1867).
6 En Colombia, los liberales se alzaron en armas en enero de 1895 contra el gobierno conser-
vador, que les había cerrado las puertas a la participación electoral. Tomaron nuevamente
las armas en octubre de 1899 e iniciaron la llamada «Guerra de los mil días», ganada final-
mente por los conservadores.
7 A finales del siglo XIX, la ideología liberal en América Latina tomaba cada vez más forma
y conseguía avanzar en los gobiernos nacionales. Según Ghotme (2007), Venezuela y Ecua-
dor estaban directamente implicados en las guerras civiles de Colombia; y Eloy Alfaro, an-
tes de asumir el poder ecuatoriano en 1895, contó con ayuda económica de Venezuela para
sus campañas en Ecuador.
8 Una referencia que ilustra la situación anotada: «[…] la reiterada violación de nuestro terri-
torio por las fuerzas colombianas, provocando a las ecuatorianas que en Tulcán resguardan
la frontera, ha producido un conflicto cuyo origen y alcance cree de su deber el gobierno del
Sr. General Alfaro poner en conocimiento de la nación […] miembros del partido conserva-
dor del Ecuador aliados con la fuerza de Pasto» (Registro Oficial de la República del Ecua-
dor. Año VI Quito, 31 de marzo de 1900 No. 1092. Circular No. 16).
238 Verónica Velásquez
En 1901, Leonidas Plaza Gutiérrez continuó con la reforma liberal, pero ne-
gó todo apoyo a la Revolución Liberal colombiana; y obtuvo a cambio que
el gobierno de Bogotá refrenara la ofensiva de los ecuatorianos conservado-
res emigrados en apoyo de los eclesiásticos de Pasto, y que les retirara el apo-
yo militar (Núñez, 2008: 53). A raíz de las guerras civiles, Colombia y Ecua-
dor, entre 1884 y 1913, suscribieron tres acuerdos sobre reclamaciones de
colombianos por medio de arbitraje por expropiaciones, suministros, em-
préstitos, daños y exacciones sufridos por los nacionales colombianos du-
rante las guerras.9
Tabla 1
Tratados Internacionales suscritos por Ecuador
con Colombia, Perú y Brasil
Nombre Países
Año Descripción o contexto
del tratado firmantes
Mosquera, al proclamar el Estado del Cauca,
había suscrito este tratado en Popayán (16 de
Tratado
julio de 1859), por el que caucanos y peruanos
(secreto) Colombia y
1859 acordaron repartirse el territorio ecuatoriano
Mosquera Perú
de modo que Guayaquil y Cuenca quedasen en
Zelaya
manos de Perú, y Quito y la Costa norte en ma-
nos del nuevo Estado del Cauca.
Gobernaba en Ecuador Gabriel García More-
no, tras vencer en una guerra civil a los libera-
les ecuatorianos. La Nueva Granada se deba-
tía también en una guerra civil entre liberales
y conservadores que terminó por envolver en
Tratado sus conflictos al país vecino. Las fuerzas ecua-
Colombia y 1862
de Tulcán torianas y neogranadinas se enfrentaron cerca
Ecuador
de Tulcán, y resultaron derrotadas las de Gar-
cía Moreno. A través de este tratado, Ecuador
se comprometió a entregar indemnizaciones en
dinero, armas, municiones y vestidos, y ambos
gobiernos acordaron un pacto de alianza para
su mutuo sostenimiento.
Las fuerzas del general Mosquera, tras triun-
far en la guerra civil colombiana, lanzaron una
ofensiva contra el gobierno conservador ecua-
toriano (15 de agosto de 1863). El 6 de diciem-
Tratado Colombia y
1863 bre de 1863, en el sitio de Cuaspud, choca-
de Pinsaquí Ecuador
ron los ejércitos de ambos países, dirigidos por
Mosquera y Flores. La derrota fue de Flores,
que retrocedió hasta Otavalo y permitió a Mos-
quera ocupar Ibarra.
Conferencia Esta conferencia buscaba de parte de Colombia
tripartita entre Colombia, una oportunidad para asomarse al reparto de la
Ecuador, Ecuador y 1894 Amazonía ecuatoriana. La conferencia no resol-
Colombia y Perú vió nada en concreto, pero evidenció la debili-
Perú dad política y militar de Ecuador.
Este acuerdo reconoció a Brasil la línea fronte-
riza Apaporis-Tabatinga, que permitió a dicho
Tratado Tobar Ecuador y
1904 país tener presencia en el norte de la hoya ama-
Río Branco Brasil
zónica; a la vez que reconoció que ambos países
tenían una frontera común.
Tejiendo y destejiendo lazos fronterizos 241
Tratado
(secreto) de Ambos países acordaron repartirse el territorio
Colombia y
Arbitraje y de 1904 amazónico ecuatoriano, encerrando a Ecuador
Perú
Modus Vivendi entre el mar y la cordillera de los Andes.
Tanco-Pardo
Tratado de
Colombia, a la par de que negociaba con Pe-
Arbitraje de
Ecuador y rú, se sometía junto a Ecuador a la decisión del
Límites 1904
Colombia Emperador de Alemania sobre la cuestión de
Andrade -
los límites entre Ecuador y Colombia.
Betancourt
Convención de Acuerdan la constitución de un tribunal de Ar-
Arbitraje de Lí- Colombia y bitraje y una comisión técnica para la determi-
1907
mites Andrade- Ecuador nación y demarcación de la línea de frontera en-
Vásquez Cobo tre los dos países.
Resuelven un arreglo amistoso de las diferen-
Tratado de Lí-
Colombia y cias que pudieran existir entre las dos naciones,
mites Andrade- 1908
Ecuador a causa de no estar aún definidos los límites de
Betancourt
sus respectivos dominios territoriales.
Convención
Colombia y Complemento de la Convención de Arbitraje de
Adicional An- 1908
Ecuador Límites Andrade-Betancourt
drade-Urrutia
Pacto de Alianza según el cual se declaran unidos
Tratado Colombia y a perpetuidad con el fin de conservar y hacer efec-
1910
Peralta-Uribe Ecuador tivo el derecho de dominio que les corresponde
respectivamente, en los territorios amazónicos.
Como vemos, desde fines del siglo XIX Ecuador tuvo que enfrentar las am-
biciones de tres países (Perú, Colombia y Brasil) sobre sus territorios ama-
zónicos del norte (Núñez, 2008: 73). Además, se comprueba el grado sig-
nificativo de interacción, incluyendo disputas territoriales, escaramuzas,
comercio transfronterizo y ciertas normas en común entre estos países (Es-
pinosa, 2010: 84).
Desde la década de 1930, se empezaron a regular con mayor énfasis los
flujos migratorios entre los dos países, a partir de los acuerdos para permisos
especiales y permisos fronterizos, además de los acuerdos sobre refrendación
gratuita de pasaportes. Tal hecho está muy ligado, a su vez, a lo que sucedió
en Ecuador internamente (señalado por Ramírez G. en la introducción de este
libro): el surgimiento del enfoque de control y seguridad nacional, y la conse-
cuente creación de instituciones y normativas cada vez más controladoras so-
bre la población extranjera, para su entrada y permanencia en el país.
Los permisos fronterizos se vieron como una necesidad de que comercian-
tes, campesinos y viajeros permanentes, con intereses y residencia en la fronte-
ra, contaran con un pase para el ingreso a uno u otro lado. Además, a partir de
la delimitación de la frontera varias haciendas quedaron divididas, lo que crea-
ba continuas dificultades para las autoridades de Tulcán e Ipiales. A su vez, in-
tentaban frenar el contrabando que se realizaba a través de la frontera. Por otro
lado, las dificultades de comunicación existentes en la zona fronteriza obliga-
ban a que las personas hicieran uso de caminos de la nación vecina para el trán-
sito y la movilización de productos. Un ejemplo de aquello es que los colombia-
nos tenían que atravesar la región del Pun para ir a Ipiales; y los ecuatorianos, la
región de Chiles para ir a Tulcán (MRREE: B.8.15 Comunicaciones dirigidas por la
legación de Colombia 1932-1933, Quito, febrero 22 de 1932).
Con el ánimo de incentivar el turismo entre ambos países, pero tratan-
do de evitar que los inmigrantes fueran a establecerse en el otro país, las dos
repúblicas convinieron en extender un permiso permanente en el territo-
rio de cada una, y de libre tránsito dentro de ellas, por 90 días máximo; sin
más requisito que la cédula de identidad y un certificado de buena conduc-
ta, otorgado por la autoridad policial del lugar de residencia del interesa-
do (MRREE: B.8.19 Comunicaciones de la legación de Colombia 1940-1944, s.f.).
Tiempo atrás, el 8 de julio de 1936, los dos gobiernos acordaron visar
gratuitamente los pasaportes de los ciudadanos de uno y otro país median-
te el principio de reciprocidad.12 No obstante, con la Ley de Extranjería dic-
tada por Ecuador en 1941, a través del Decreto número 339, se creó en el
país el timbre de inmigración, cuyas disposiciones, al ser aplicadas a co-
lombianos, incluso en tránsito, transgredían el acuerdo bilateral. Por ejem-
plo, los funcionarios consulares ecuatorianos cobraban por una visa de tu-
rismo, mientras los funcionarios colombianos la expedían gratuitamente
(MRREE: B.8.19 Comunicaciones de la legación de Colombia 1940-44. Quito, 8
de agosto de 1941; 12 de noviembre de 1941).
Los requisitos solicitados para los permisos especiales consistían en de-
mostrar plenamente la identidad, un certificado de buena conducta, un cer-
tificado médico de no padecer ninguna enfermedad infecto-contagiosa, y
estar vacunado; y pruebas que certificaran contar con los medios necesarios
para atender los gastos de viaje y la subsistencia en el respectivo país. Este
documento especial daba derecho a permanecer en el país sin restricción de
lugar ni de ocupación lícita (MRREE: B.8.19 Comunicaciones de la legación de
Colombia 1940-44, Memorándum, s/f). Además, tenían la obligación de pre-
sentarse a la Policía de la primera ciudad que visitaran durante las 48 horas
después de su llegada, y antes de emprender el regreso a su país de origen
(MRREE: B.8.19 Comunicaciones de la legación de Colombia 1940-44. Quito, 4
de octubre de 1944).
En 1945, se reglamentó el tránsito de la frontera colombo-ecuatoria-
na para los nacionales domiciliados en ambos países, y se creó la cédula de
identidad fronteriza (MRREE: B.8.20 Comunicaciones de la legación de Colom-
bia 1945-48. Quito, 7 de marzo de 1945), como constata la siguiente cita:
este período también presentó un tipo de relación entre ambos países a par-
tir del intercambio comercial, el tráfico fronterizo, los lazos familiares, el de-
sarrollo agrícola, los intercambios estudiantiles y el fomento del turismo.
16 Artículo 11. Decreto 1158 de 1936 (AGN: Fondo MRREE. Diplomática y Consular. Consula-
do de Colombia en Ecuador. 1926-1939. Carta del señor cónsul Pedro Felipe del Castillo
al señor Luis López de Mesa, Ministro de Relaciones Exteriores de Colombia. Quito, 10 de
marzo de 1939).
248 Verónica Velásquez
Gráfico 1
Distribución de la población colombiana en Quito, por sexo (1881)
Hombres
52,12 47,88 Mujeres
Fuente: Archivo General de la Nación, Colombia: Fondo MRREE. Diplomática y consular. Con-
sulado de Colombia en Ecuador. Cp. 360 folios 79 caja 269. 1874-1895.
Elaboración: Verónica Velásquez.
Gráfico 2
Inmigrantes colombianos en Quito, por ciudad de origen (1881)
Tuquerres
37,46%
8,47% Cali
N/A
Bogotá
Medellín
34,85%
Cartagena
Otros
Fuente: Archivo General de la Nación, Colombia: Fondo MRREE. Diplomática y consular. Con-
sulado de Colombia en Ecuador. Cp. 360 folios 79 caja 269. 1874-1895.
Elaboración: Verónica Velásquez.
Tejiendo y destejiendo lazos fronterizos 249
Gráfico 3
Distribución de la población colombiana en Quito,
por ocupación u oficio (1881)
30
25,41
25 21,5
20 18,57
16,94
15
10
5 2,28 2,61 1,95
3,58
1,63 1,3
0,98 0,65 0,98 0,65 0,98
0
o
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s
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ie
te
ha
rv
la
an
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co
Si
ci
Q
Es
er
om
C
Fuente: Archivo General de la Nación, Colombia. Fondo MRREE. Diplomática y consular. Con-
sulado de Colombia en Ecuador. Cp. 360 folios 79 caja 269. 1874-1895.
Elaboración: Verónica Velásquez.
Gráfico 4
Distribución de la población colombiana en Quito,
por estado civil (1881)
50,00 46,58
45,00
40,00
35,00
30,00 27,36
25,00
18,57
20,00
15,00
10,00 6,84
5,00 0,65
0,00
casado soltero viuda/o menor de no reporta
edad
Fuente: AGN: Fondo MRREE. Diplomática y consular. Consulado de Colombia en Ecuador. Cp.
360 folios 79 caja 269. 1874-1895.
Elaboración: Verónica Velásquez.
17 Esto también lo aborda Fernando Jurado Noboa en su estudio sobre la emigración de Pasto
a Ecuador entre los siglos XVI y XIX. Allí plantea que fue la guerra lo que empujó a los pas-
tusos a migrar a Ecuador (Jurado, 1987:157).
18 Para constancia de las múltiples solicitudes de bajas y las dificultades que se encontraban
para su ejecución, ver correspondencia del Archivo del Ministerio de Relaciones Exterio-
Tejiendo y destejiendo lazos fronterizos 251
Mapa 1
Residencia habitual de colombianos residentes en Quito (1906)
Teleférico de Quito SE
LV
AA
LE
GR
E
E. M. del
Hierro
SIMBOLOGIA
EEF. UCE
Calles y avenidas
E
UB R
Sitios de referencia
OC T
Universidad Central
Cultura del Ecuador
9 DE
9977750
LEYENDA
No. emigrantes
B. Bco.
1-5 Central
6 - 11
P. México
STO
12 - 19
GO
20 - 31
A
P. El Ejido
DE
9976750
32 - 45 10 CCE PUCE
Nacional
M
Mejía
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La Torre
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ESPE
TO
9974750
±
Panecillo
1:20.000
La
Recoleta
INSTIT UTO DE LA CIU DAD
Tabla 2
Movimiento de extranjeros en Quito por la vía del Ferrocarril del Sur
% de colombianos
No. Total en relación a la
Institución
colombianos extranjeros población extranjera
en general
Instituciones
21 75 28 %
públicas
Casas de beneficencia
38 62 61,29 %
y corrección
Monasterios 1 41 2,44 %
Establecimientos
11 121 9,09 %
públicos
Conventos de la
1 67 1,49 %
capital
Gráfico 6
Distribución de la población colombiana en Quito,
por sexo (1942-1951)
Hombres
42,86 57,14 Mujeres
Fuentes: Archivo General de la Nación, Colombia: Fondo MRREE: Diplomática y Consular. Con-
sulado de Colombia en Ecuador, Quito, 1943. Folios 100 Cp. 367 Cj 269; 1947 Cp.
368 folios III Cj. 270; 1948 Cp. 370 Folios 165 Cj 270. Consulado de Colombia en
Ecuador, Quito, Censo de los colombianos residentes en jurisdicción de esta oficina consular.
Quito, 9 de enero de 1950; Quito, 4 de enero de 1951.
Elaboración: Verónica Velásquez.
Gráfico 7
Distribución de la población colombiana en Quito,
por departamentos de origen (1942-1951)
1,10
2,20 2,20 1,10
Nariño
3,30 2,20 Cundinamarca
3,30 Valle
Cauca
Tolima
4,40
Antioquia
35,16
4,40 Caldas
Norte de Santander
5,49 Santander
Boyacá
6,59 No reporta
Quindío
7,69 20,88
Bolívar
Risaralda
Fuentes: Archivo General de la Nación, Colombia: Fondo MRRE: Diplomática y Consular. Con-
sulado de Colombia en Ecuador, Quito, 1943. Folios 100 Cp. 367 Cj 269; 1947 Cp.
368 folios III Cj. 270; 1948 Cp. 370 Folios 165 Cj 270. Consulado de Colombia en
Ecuador, Quito, Censo de los colombianos residentes en jurisdicción de esta oficina consular.
Quito, 9 de enero de 1950; Quito, 4 de enero de 1951.
Elaboración: Verónica Velásquez.
Gráfico 8
Distribución de la población colombiana en Quito,
por edad (1942-1951)
80,00
68,13
70,00
60,00
50,00
40,00
30,00
20,00 14,29
7,69 7,69
10,00
2,20
0,00
0 a 19 20 a 39 40 a 59 60 a más no reportan
Fuentes: Archivo General de la Nación, Colombia, Fondo MRREE: Diplomática y Consular. Con-
sulado de Colombia en Ecuador, Quito, 1943. Folios 100 Cp. 367 Cj 269; 1947 Cp.
368 folios III Cj. 270; 1948 Cp. 370 Folios 165 Cj 270. Consulado de Colombia en
Ecuador, Quito, Censo de los colombianos residentes en jurisdicción de esta oficina consular.
Quito, 9 de enero de 1950; Quito, 4 de enero de 1951.
Elaboración: Verónica Velásquez.
29 Diario Oficial, Decreto Legislativo (Colombia) del 13 de octubre de 1887: «Todos los ex-
tranjeros tienen el derecho de ejercer las profesiones de abogado y de médico sin sujetarse
a examen ni a ningún otro requisito» (MRREE: B.8.6 Comunicaciones recibidas de la legación
de Colombia 1886-1891 No. 59. Quito, 3 de septiembre de 1887). Asimismo, en 1895 se fir-
mó el tratado entre Colombia y Ecuador sobre libre ejercicio de profesiones liberales: «Los
Abogados, Médicos, Cirujanos, Ingenieros y en general, todas las personas que tengan títu-
lo profesional conferido por los tribunales de justicia, Universidades y otras corporaciones
científicas del Ecuador serán admitidas al libre ejercicio de su profesión en el territorio de
la república de Colombia; y respectivamente los que hayan obtenido esos títulos en Colom-
bia podrán hacerlos valer en el Ecuador, sin otro requisito que el de comprobar la autenti-
cidad del documento y la identidad de la persona» (art. I) (Ministerio de Relaciones Exte-
riores, Comercio e Integración del Ecuador. DVD-Rom. Tratados Internacionales suscritos por
el Ecuador 1830-1950 Volumen I.)
262 Verónica Velásquez
36 En 1893, don Joaquín Campuzano inició una empresa de explotación de minas, para lo cual
fue necesaria la apertura de un camino que conectara la región del Napo con la parte pobla-
da del país. (MRREE: B.8.9 Comunicaciones recibidas de la legación de Colombia 1900-1908. Qui-
to, 16 de diciembre de 1905). En 1901, los colombianos Domingo Cordovez Moure y César
Cordovez celebraron un contrato con la ciudad de Riobamba para proveer agua potable; no
obstante, la municipalidad detuvo la obra y la otorgó a otros contratistas, sin reparar los
daños ocasionados. Para la construcción del ferrocarril en el tramo que conectaría Bahía de
Caráquez con Quito, fue contratado el colombiano Ignacio Palan. Al final, el contrato no se
finalizó, lo que implicó un juicio arbitral por reclamaciones del empresario, quien adujo ha-
ber perdido todos los trabajos adelantados en la obra del ferrocarril, fracaso en los negocios
que para llevarla a buen fin tenía arreglados en Europa; fue declarado deudor del fisco, con
lo que se le cerraron las puertas de Ecuador, imposibilitándole que gestionara en persona la
nulidad del fallo, el embargo de todas sus propiedades y bienes, hasta los de uso particular
(MRREE: B.8.9 Comunicaciones recibidas de la legación de Colombia 1897-1899, Exposición, s. f.).
264 Verónica Velásquez
37 Se ejemplifica esta dimensión con las recurrentes denuncias que presenta la población co-
lombiana sobre abusos por parte de las autoridades de Policía de inmigración: reclamos de
colombianos ante la Legación contra las autoridades de policía de Ecuador por detenciones
arbitrarias, maltratos de que son víctimas los colombianos (MRREE: B.8.16 Comunicaciones
dirigidas por la legación de Colombia 1934-1935. Quito, 9 de diciembre de 1935).
Tejiendo y destejiendo lazos fronterizos 265
5. Cierre
En el imaginario desde Ecuador y las instituciones delegadas en representar
a Colombia, existía el interés por priorizar una migración selectiva o, como
se ha denominada en este libro, «un aperturismo segmentado», dando prio-
ridad principalmente a personas que contaran con suficientes medios eco-
nómicos. No obstante, la realidad muestra que mayoritariamente quienes
migraban eran personas con pocos recursos y baja escolaridad.
El artículo 38 de la Ley de Extranjería de 1938 estipulaba: «El gobierno
puede expulsar de su territorio a todo extranjero que se encuentre en uno de
los siguientes casos: 4º a los extranjeros que no fueren útiles para el progre-
so del país, por falta de conocimientos, de industria, o de medios económi-
cos, a juicio de la autoridad competente»;39 por otra parte, reconocía que en
la realidad operaban otros tipos de migrantes que no correspondían al de-
seo de una migración calificada, como se evidencia claramente en el siguien-
te informe del Jefe de la Oficina Central de Inmigración:
39 Archivo Nacional: Serie Gobierno, Ministerio del Interior. Informe estadística 1941, pp. 13-14.
Tejiendo y destejiendo lazos fronterizos 267
269
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