El Cuaternario Paleoambientes y Paisajes
El Cuaternario Paleoambientes y Paisajes
El Cuaternario Paleoambientes y Paisajes
PREHISTORIA
Y PROTOHISTORIA
DE LA PENÍNSULA IBÉRICA
Tomo I
© UNIVERSIDAD NACIONAL
DE EDUCACIÓN A DISTANCIA - Madrid, 2006
INDICE
Introducción ........................................................................................ 17
7. Bibliografía ............................................................................. 46
íNDICE 9
y el holoceno ................... .. ....... ... .... ... ... ...... .... ..... 129
5. Recapitulación .. ... ... ...... .. ... .. .............. .. ............ ........ .............. . 137
subdivisión interna .... .. .... ............. .................... ..... ... .. ......... ... 145
1.1. Problemática del estudio del Paleolítico inferior ... ... .. . 145
1.3.2. Paleolítico inferior clásico ... ... ... ......... .. ..... .. .... ... 153
2.2.2.1. Los reemplazos de fauna .... .. ... ... ..... .. ... 163
de la Península? ............. ... .. ........ .... ....... ... ..... ...... 171
h I )I('E _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __ _ _ __ _ _ _ _ _~1__=_1
('. Su bsistencia ................ .......... ..... ............. ........ .... .... .......... ...... 250
"/. Estructuras .................. .......... ................. ...... .. ... ........ ...... ... .. .. 252
.1,1 ~, l¡tl 1
l. Introducción ............................... ............................................ 309
',1
1.1 . Presentación .................. ................................................. 309 ., ¡\¡ 1 I
1, 1\ 111I
b, Ilillli"f'l ;1
lítko
4. Subsistencia ................. ... ........ .......................................... ...... 333
7. Bibliografía ... ..... .. ..... ..... ........ ............ .. ......................... .... .. .... 347
I , l. I.'~ 1 ~,
1,2, 1;,1 ~
1. ~. 1;.1 ~,
2. Disll'ihlh
IWIl í IISII L
l. Introducción ............................ ............................................... 349
2.3. FI~
4.l. El Magdaleniense cantábrico ............................... ......... 357
3.4. El e
4. Bibliogl';
Tema 9, Arte rupestre paleolítico (1): Soportes, técnicas y te
mática .................................................................................. 377
~
............... . 307
4. Temática .... ... ... ... ................... ........... ................ .................. ..... 392
4.1. Signos ...... .. ............ ............ .. ........................ .... .... ............ 392
309
4.2. Animales ........ .. .... ..... ..... ........... ...... ...... .... ... ... .. ... ......... .. 395
309
4.3. Antropomorfos ... .. .. ....... ......... ........... .. .. ... ... .. .. ..... ......... . 396 .
310
4.4. Manos ...................... ......... .... ..................... .... .......... .. ...... 397
313
316
5. Concepto de santuario de A. Leroi-Gourhan ........................ 400
316
319
325
Tema 10. Arte rupestre paleolítico (11): El arte rupestre paleo
331
lítico de la Península Ibérica
333
337
1. Cronología del arte rupestre paleolítico de la Península Ibé
339
rica ..... .. ...................................... ..... .................... .............. .. .. ... 409
347
1.1. El sistema de H. Breuil ...... .... .. ........................ .......... .... 410
1.3. El sistema de F. Jordá ........ ...... ........ .... .... ...................... 413
.. .. .............. 354
2.2. El Interior Peninsular (Mesetas y Extremadura) y Por
ial ............ 355
tugal ....... ....................... ..... ... .. ...... ... ...... ...... .. .. .. ...... .. ..... 425
.................. 365
.................. 368
3. Principales interpretaciones del arte paleolítico ............ ...... 433
.. ................ 368
3.1. El arte por el arte .... ............ ...... ............ ................ .. ....... 434
3.4. El chamanismo ..... ........... ..... .. ....... ....... .............. ... ......... 438
nicas y te
377
Tema 11. Arte mueble paleolítico ..... ... .. ...... .. ........ .. .. .... .. .... .......... 445
379
380
1. Arte mueble y arte rupestre ............ ...... .. ........ ............ ........... 447
384
2. Soportes y técnicas ...... .. .. ...... ........ .. .......... ....................... ...... 447
384
2.1. Soportes .............. .... .... ...... ...... .. ......... ........ ... ..... ........... .. 448
387
2.2. Técnicas .... ......... .. ......... ... ..... .. ....... .......... ........ .......... ..... 454
4.3. El sur peninsular (Andalucía) .......... ...... .... .. .......... .. .... .. 465
6. Bibliografía ........ .. .. ............. .. .. .... ...... .. .......... ...... .... ... ....... ...... 470
litoral atlántico .. ...... ........ .... .. .... .... .... .. .. ....... ..... ... .. ... ..... . 473
1. El Aziliense .... .. ....... .. ...... .................. .. .... ... .. .................... .. .. ... 475
1.1. Historia de la investigación .. ...... .. ... ... ... ....... ..... .. ... ..... .. 475
1.2. Dispersión y cronología ...... .. ...... .... ............. .. ...... .......... 476
1.4. Laindustriaósea ... .. .... .............. ................. ... .............. ... 481
1.5. Los medios de subsistencia ........ ... .............. ... .... .... .. .. ... 485
s. Bibliografía .................. ........................... .... .. ..... .. ... .... ... ... ...... 512
í~'DICE 15
1.2. Las facies industriales ......... ..... ...... ...................... .......... 519
1.4. La sociedad .......... ..... ..... .... ............... ............ ... ......... ...... 525
2. Epipaleolitico Pleno: El Mediterráneo ....... .... ..... ... ............ ... 527
2.1. Dispersión y cronología ..... ..... ................. .. ....... ....... ...... 527
2.3. El Epipal-eoiítico de denticulados .... .... ....... .......... .. ... .... 533
3.1. Dispersión y cronología ...... ... ...... ....... ..................... ...... 537
'lema 14. Arte Postpaleolítko: Levante y Sur '" ......... ............ ... ... 549
2. Historiografía ..... .. ...... ..... .................. .... .. .. .. .... ............ ........ ... 552
4. Técnicas de ejecución ........................................ '" ... .... ... ... ... .. 557
6. Cronología e interpretación .... .... ......... ........ ..... .... ... .............. 562
8. Bibliografía ...... ......... ...... ........... .... .. ....... ................... ..... ....... . 570
L lJ"rrRODUCCIÓr\
, en el. cual nos encontramos, es un peque
I J último periodo geo{ógicoo
"" ~IISpirD de 1,8 mmones de años (1,8 Ma) en una historia geológica de
, '0;00 millones. Sin embargo, este breve periodo denominado Cuaterna
111', l'S la etapa más conocida desde los puntos de vista geológico y geo
l'l"d'ológico. Las variaciones climáticas acaecidas a lo largo del Cuater
1\. I ,i (l -hecho que, por otra parte, siempre ha acompañado a la historia
/,( ',)Iúgica del Planeta- han dejado múltiples testigos geomOlfológicos que
I }I 'lTlliten reconstruir los paleoambientes del pasado.
FIGURA 2.1 . Reconstrucción del paisaje de las Lagunas de Ruidera (Ciudad Real).
°
Los homini·dos y los primer'os pasos de la Antmpogénesis configw.
ración del ser humano, se sitúan temporalmente fuera de l051ími;tes
del Cuaternario. No obstante, siendo verdad que la Evolución Huma
na comenzó a finales del Terciario, no es menos cierto que ha culmi
nado en el Cuaternario. Concretamente, con la aparición de nuestra
especie en el Pleistoceno superior, 'la fase del Cuaternario prevía al
Holoceno, aquella en la cual actualmente nos encontramos. Este hecho
ha sido tan destacado y distintivo que el propio ser humano ha deci
dido denominar al Cuaternario como Era Antropozoica o Periodo Antm
poz.oico, según los dife:rentes autores. Posteriormente, la .c apacidad
tecnológica del hombre, en la intervención de los ecosistemas, dio
lugar al desarroUo de agricultura y ganadería, coincidiendo con el ini
cio del Holoceno, la última época del Cuaternario. Por estas razones,
se ha asociado Cuaternario con evolución humana. Tanto es así que
existe una corriente partidaria de retrotraer el inicio del Pleistoceno
inferior, la primera fase del Cuaternario, a unos 2,6-2,5 Ma BP (millo
nes de años antes del presente). Es este momento cuando se identifi
can los primeros síntomas del primer ciclo glaciar propiamente dicho
o, cuando menos, reconocible como tal en el registro geológico. No
parec.e casualidad que los primeros homínidos con rasgos que per
miten integrarlos dentro del género Homo, así como los vestigios más
antiguos de tecnologías líticas, aparezcan precisamente en este
momento.
Variación climática y Evolución Humana han ido unidas a lo largo del
Cuaternario. Este último hecho se consideró tan importante que ha ser
vido de elemento definitorio de este periodo geológico . Sin embargo, en
56 PREmSTORIA y PROTOHlSTORlA DE LA PENÍNSULA mÉ-R'tC4.
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Serie Miocena Sistema Paleógeno
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U. CUATERNARIO: PALEOA.MBIENTES Y PAISAJES 57
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Opción 3. CuateITlanQ «,época Opción 4. Sistema Cuaternario.
compues{3». Base en 1,8 Ma Base en 2,6 Ma
Serie Holocena Serie Hdocena
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Selie Miocena Serie Miocena
Sistema Paleógeno Sistema Paleógeno
58 PREHISTORIA Y PROTOHISTORIA DE LA PENÍNSULA IBÉRICA EL CUATERNAl
millones de años para unos autores o 2,6 millones de años para otros), como un Sist
sino también en su ubicación dentro de la tabla geocronológica de la Tie inicio se sitú
rra, bien como un sistema o un subsistema, dentro de la Era Cenozoica. Pleistoceno y
Según lo anterior se obtienen hasta seis propuestas de ubicación geocro temario com
nológica del Cuaternario (ver cuadro 2.1).
A modo de resumen, existe una interpretación por la que el Cuater 2.2. Cron
nario conforma un Sistema dentro de la Era Cenozoica, claramente dife
renciado del Sistema Neógeno. A su vez, queda subdividido en dos series Los criter
(Pleistoceno y Holoceno) Asimismo, el inicio del Cuaternario se sitúa en ternario y es
1,8 Ma (millones de años) 02,6 Ma. Las opciones 1 y 4 del cuadro 2.1, se cos, arqueolé
corresponden con esta interpretación. estos criterio
Una segunda posibilidad incluye al Cuaternario como un subsistema ducen una ci
del Neógeno, dentro de la Era Cenozoica y con un inicio de 1,8 o 2,6 Ma. cer sus corre
Las opciones 2 y S del cuadro 2 .1 se corresponden a esta interpretación.
Un tercer grupo de autores consideran que el Cuaternario está inte 2.2.1. ero
grado por dos series (serie Pleistocena y Holocena), ambas dentro del Sis
tema Neógeno y también con la posibilidad de considerarlo iniciado hace En la se!
2,6 Ma o 1,8 Ma. Las opciones 3 y 6 del cuadro 2.1, se corresponden a esta comenzaron
división cronológica. ciados a la a
Desde un punto de vista pragmático y de consenso científico, con obje posibilidad e
to de encontrar una mayor eficacia de objetividad cronológica en los estu sión en el p,
dios prehistóricos y arqueológicos, está comúnmente aceptado conside siglo XVIII, rr
rar al Cuaternario como un Sistema dentro de la Era Cenozoica, teóricos que
subdividiéndolo a su vez en dos series : Pleistocena y Holocena. Igual pretérita Edl
mente, adoptaremos en las presentes unidades didácticas el inicio con rios encontr
vencional en 1,8 Ma, en función de lo más comúnmente aceptado. Según pueden obsE
este criterio, la opción 1 del cuadro 2.1, será la utilizada, quedando las Treinta y
otras como conocimiento añadido a la heterogeneidad de la ubicación siz sobre la J
cronológica del Cuaternario. la geometría
Respecto a la cronología terrestre, es conveniente recordar la corre una sucesiól
lación entre el criterio cronoestratigráfico y las unidades de tiempo geo te la supuest
lógicas. Según esto obtenemos el siguiente cuadro: dos que inte]
do de tiemp
CUADRO 2.2. Unidades cronoestratigráficas y geológicas.
Su teorÍ<
I Unidades cronoestratigráficas I Eratema Sistema Serie I Piso hasta que el
1 Unidades geológicas I Era Periodo Época 1
Edad del pasado s
tes. No obst
Según el criterio utilizado se puede denominar el Cuaternario como para explicc
un Sistema o un Periodo. Por lo tanto, se puede definir el Cuaternario ta su idea s'
ULA IBÉRICA EL CUATERNARIO: PALEOAMBIENTES y PAISAJES 59
)ara otros), como un Sistema o Periodo, dentro de la Eratema o Era Cenozoica, cuyo
:a de la Tie inicio se sitúa en 1,8 Ma. A su vez, se subdivide en dos series o épocas:
Cenozoica. Pleistoceno y Holoceno. Según este criterio no es correcto definir el Cua
ión geocro ternario como una Era.
: el Cuater
nente dife
2.2. Cronología del Cuaternario
1 dos series
Los criterios que se han seguido, a la hora de delimitar el periodo Cua
se sitúa en
ternario y establecer su inicio, han sido varios: geológicos, estratigráfi
tdro 2.1, se
cos, arqueológicos, palinológicos, polaridad magnética, etc. Cada uno de
estos criterios establece una serie de subdivisiones cronológicas, que intro
;ubsistema ducen una cierta complejidad terminológica y una dificultad en estable
3 o 2,6 Ma. cer sus correlaciones.
pretación.
) está inte
tro del Sis
2.2.1. Cronología glaciar clásica
:iado hace
En la segunda mitad del siglo XVIII, diversos científicos europeos
tden a esta
comenzaron a considerar la existencia de depósitos sedimentarios, aso
ciados a la acción morfogenética del hielo. Se establecía de este modo la
,con obje posibilidad de que los glaciares alpinos hubiesen tenido una mayor exten
n los estu sión en el pasado geológico más reciente. Estos geólogos de finales del
) conside siglo XVIII, mayoritariamente suizos y franceses, pusieron los cimientos
enozoica, teóricos que en 1840 permitieron al suizo Louis Agassiz establecer una
na. Igual pretérita Edad del Hielo, utilizada para explicar los depósitos sedimenta
1icio con rios encontrados a distancias elevadas de los glaciares, que actualmente
do.Según pueden observarse en los valles y circos de los Alpes.
dando las
Treinta y cinco años después del establecimiento de la teoría de Agas
lbicación
siz sobre la Edad del Hielo, James Croll estableció que ciertos cambios en
la geometría de la órbita terrestre, acaecidos periódicamente, implicaban
. la corre una sucesión de etapas frías y cálidas. Esta idea contradecía parcialmen
mpo geo te la supuesta Edad del Hielo, pues introdujo la existencia de periodos cáli
dos que interrumpen la continuidad del frío a lo largo de un dilatado perio
do de tiempo.
Su teoría no pudo ser contrastada empíricamente y cayó en el olvido,
~ hasta que el serbio Milutin Milankovitch la retomara en los años veinte
~ del pasado siglo, estableciendo los postulados astronómicos todavía vigen
tes. No obstante, si la teoría de Croll no sirvió, en un primer momento,
rio como para explicar la sucesión de etapas frías y cálidas, si fue tenida en cuen
lternario ta su idea sobre la alternancia climática , aunque no se supiese exacta
60 PREH1STORL<;,. y PROTOmSTORlA. DE LA PENÍl\SULA IBÉRICA
mente la causa. Esta teoría sirvi.ó para que 'fhomas Cbamberhin ji Fi-ank
'Le\-ereLt, en Estados Unidos, y Aibertc-n Penck v Eduard BlilCkllCr, en Euro
pa, basándose en estud'ios geomorfotógioos de las telTazas fluviales, esta
hleciesen cuatro grandes etapas glaciares (momentos fríos y secos) CDH
cuatro estadios interglaciares (etapas cálidas y húmedas). Para dio, 105
investigadores alemanes se apoya:ron en el estudio de las terrazas flu<via
les de diferentes ríos alpinos, atluentes del Danubio. Teniendo en cuenta
ias alturas relatiyas de las mismas, desc-ribieron cuatro grallcies etapas
glaciares.
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Del'en :1
I'8Imin0logía
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kanjedense
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¡;'GURA 2.2. Diferencies en 1m cantidades relotivas de 0 en el hielo continental
q, ¡ua marina que contienen el isótopo pesado ¡·aO. El anólisis isotópico del oxígeno
18
concentración de 0. A partir d.e ello puede deducifliB k, evolución 00 los
I]
PRE~-r0PJA y PROTOHISTORIA DE LA PEN.t~'S'ULA ltBÉRiCA
12KatrP
24 Ka BP
3 59 Ka BP
4 11 Ka BP
128 Ka BP
186 Ka BP
7 245 Ka1*'
303 Ka 31'
339 Ka Bi?
362 Ka BP
11 423 Ka BP
478 Ka BP
13 52.4 Ka EP
565 KaHP
15 620 Ka BP
16 €S9 KaBP
712 Ka BP
18 760 Ka BP
19 787 Ka BP
20 810 KaBP
21 865 Ka BP
mente sin variación, desde que fuera propuesta por Emiliani en los años
sesenta.
Por último,. cabe señalar que los OíS se subdividen, a su vez, en inte
restadios, denomiNadas con el número de su estadio y una leu-a. De este
modo el OIS S, uno de los mejor conocidos, se subdivide en los interes
tadios Sa, Sb, Sc, Sd y Se. Cada uno de estos interestadios presenta una
variación climática, dentro del propio DIS 5. Este hecho completa y com
plica el estudio paleoclimático del Cuaternario, pues no sólo hay una varia
ción estadial-etapas glaciares/frías e interglaciares/cálidas- sino que ade
más, dentro de cada uno de los estadios se asiste a variaciones climáticas
interestadiales, de menor duración que las estadiales ,
I I >RNA'Rlü:PALEOAMBIENTES Y PAISAJES 67
PcritaomQ@Retism'o
E1 rOleoffiegnetismo o Magnet0estratigrofío -es un método utilizado en
lose51ueics e5l!ro!i~¡;GfiCos del Cuaternario, como herram·i enla de correla
ción y datación. Se basa en lo detección de cambios en el campo mag
rético terreosk-e, 'e n esp.eciQl de la:s inversiones de polsridad regis.troclas
por sechmeFotos f.efrQmCl:@néticos en el momento de su deposición. El cam
po mQgnéti-cot.erre$ke, generaélg) por medio de la acción dinámica de1
núdeo, ·cam'oi0 CGAstanf:emente, tanto en dirección como en .i ntensidad.
Un registro f0síl¡zodode bs variaciones pasadas puede obtenerse por el
vestigio de la magnetización, adquirido por m-Gteriales de origen volcá
nico cuando ·é-s:to.s se enfrían; por arciHas cocidas y por rocas calentadas.
11 ( 1;¡\lFHK4,RJO: P.\LEO¡\ I\-1BiENTES y PArSAJES 69
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1.: L CU.n'ER"ZA.f'JO: PALEOAMBIEN'TES y ·PA'1S,~JES
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74 PREHISTORlA y PRDTOHISTDRIA DE LA PENíNSULA IB.ÉRICA
11
PREHISTORIA Y PROTOmSrORV\ DE LA PEK:Í.NSULA 1iB'ÉR1, ,\
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Fases .friías 1 !Fa.~.t~ Crl.lR~og¡¡'a ~ l
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Boüng 13.50G-!2.00G J
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Dryas II lVWhl- U. .8fJl) !
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A.Heród l 11.808-10.700 ¡
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Preboreal lO.7úOIlO.200-8.800 BP
Boreal 8.800-7,500 BP i
Atlántico 7.500-4.300 BP I
Subboreal 4.300 BP-2.800 BP (800 a. C)
Subatlántico 800 a. e-Actualidad
1I
í8 t'RiEfHSTORIA y PROTOH1STOlF:ll, DE L\ PENL"iSULA IB-tRlCA
- - - -- - - - - - - -- - ------- . -
I I
EL CUATERNAR1D: PM.EO.t....;\:ffiIENTES Y .P AISAJES 79
América dd Norte. Dentro de Europa tamb-r.én existen diferendas 1<Yv3.1es,
Jo que contribuye a dibujar único m0s.ak'Ü p()Óleoombi:ental de Europa.
I ji
PREffiSTORIA y PROTOmSTOfHA DE LA PENÍ:-'¡SULA IBÉRICA
La situación actual fue la misma hace 22.000 años (figura 2.3;. Sin
nbargo, hace 11.000 aflos el perihelio (distancia mínima de la Tiena con
l: 1
1 "k¡,ada.
fIGURA 2.3. Lo Herro clescrrbe una órbjto h;gemm~:Hlte eJfp~;ca a!rede-..lOf del Sol. É~re
DO está ubicado en el ce'ntm de 10 elipse s·i no que ocupa uno de sus focos. En la
oChJQlidod, durante él Solsticio de invierno &i H.emiéerio None (22 de díofemhre). la
Tierro se ef'iClJentro próxima al punto de $U órbtro wés C>5YC/::I.f,O al So.! (perihelio), que
clcGnza el 3 de enero. lo dísfonóa d Sol dUf-onte esos 6¡l:i:s es la más CGr{0 del año,
en tomo a 147 mi-Hon-es de km. Por esa rezón lo Tieno , en su COJ1iu'rno, fecibe esos
días el máx'imo dle cafor. Por el oontrario,durarue el Sclsncio de verano.del Hemísrer·io
Node (21 de ¡un,jo), la Tierra se eAwentr-o próxima a! Fumo de su ór'bitamós .Glejoclo
cle1 Sol (cfelio.). que alconza el 4.de julio. La distancio d Sol es la másla-rga del año,
unos 152 millones de kilómetros. Entonces la Tierrc, en su conjunto, r€Cibe esos días
tln 3,5% menos de eneraía solar. A lo 1arqo de lo. mi!eniO'S, von cambiando las fechas
del perihelio y del o.fe!¡;. Hace i 1.000 ;ños, eA 13efi'he!io ocurrto en junio y el afelio
en diciembre. lo contrario de ahora. (Mod~~¡Go(b a pOJ~:r de UrÍDrte, 2003:).
Prer.¡¡;'S'i\}n
~;wa años
i " , ) En la actualidad esta inclinación es de 23° 27' (ver figura 2.S}. San
II ,Lld ambos trópicos se sitúan a 23° 27' de latitud y los círculos pülares a
í,!,'B', resultado de restar a 90° el ángulo de inclinación (90 0 - 23° 27 ' =
h(1" 33').
Cuando el trópico se sitúa en 21 ° 06' , porque la inclinación del eje
.11, ;¡Ilza su valor mínimo, el círculo polar con'espondiente se sitúa a 68°
. ¡' . Es decir; las zonas frias del planeta se reducen en extensión; los desier
i, se desplazan hacia latitudes más bajas, siguiendo la línea tropical; y
IS
b
84 PREHISTORIA Y PRDTOHISTORIA DE LA PENÍNSULA B3ÉRICt\
.__ .?~~
23.4 0
fiGURA 2.6. Lo indinación del eje terrestre de rotación varía con una period;,cidad de
unos 41 .000 años. Cuando el volor de! ángulo que se establece en-tre e·j eie geométrico
y el eje de rotación es alto, la diferencia eh insolación estacionales grande, y viceversa
"(si el ángu10 fuese cero no existiría la sucesión de estaciones). El valor actuGI es de 23°
27' Y durante los d05 últimos millones de años ha variado entre un vaior máxjmo de
24,30" y un minimo de 21,06 [modificado o porlir de Uriarle, 2003).
0
l iII
! I ( I I"TERNARIO: PA:LEOAl.\lf.lI ENTES Y PAISAJES 85
.11 b cid Sol, sea un 3,5% inferior a la recibida en.el perihdio, cuando est.:'l
r ¡¡
\
~------ -._-~-
1I
EL CUATERNARIO: PALEOA~W>!ENTES y PAISAJES 87
--------------~--------------------
-- .. . . - --.--~
1I
88 rnH~¡¡SToo.LA y PROTOHiSTORiA DE L·\ PE1>i"lNSULA IBÉRKA
~------------------.--------~
----------~--------_ ..
EL CUAT,ER::-:ARffi: P·.'-\LE()::\):lBIE~,~1'ES Y PAiSAJES 89
Esta COl¡riente s.l.\ne:rfk·ia! s.e ha enfri.ado al Hegar a las latitudes subpo
{ares de los denominarlos Mares N'órmcos (sector del Atlántico comprendi
GO entre los 65-7'ÜO ~ d-e latitud, y k":\S costas de Noruega-Islandia y la costa
oriental de Gr:.oemanciía). Esta ebn?iÍmición dc1a temperaturad~ la Corrien- .
te del Golfo conHeya {Hila densificación, lo qu>-::, da lugar su hunillrniem:o hacia
capas oceárricas más prof~.;Hldas, trnsfon.nándose en una nueva corriente en.
pn:~fundid.ad, conocida intern.a.cionahnente como COT1.1ente NADW (acró
nimo d.e North Atlantic Deep Hhfer, Aguas Profundas dd Atlántico Norte),
El caudal cle esta corriente pmfunda es de UBOS 13 Hm 3/s. A'.'an7--ét en pro
runclidad hacía el sur, siguieNdo el margen occidental del Atlántico hasta las
latitudes subpohres del ;Hem~sfelio AustraL Una vez alcanza esta zona, se
inflexionahacia el océaao Índico y pasa al Pacífi·w .
IJ
l '
92 PREHL"iTORlA Y PROTOHISTORIA DE LA PENíNSULA iBÉRiCA
------------------
24.·000 :SP) y GiS 2 6 Ú';timo i\,{áximo Glaciar (24 .000-12.000 BP). Oe
hecho, la idea aceptada tradicionatmente de una evolución gmdual cid
ditlli'l cuaternario, funda.mentalmente controlada por los ciclos ast ron6
micos de l\-'1ilankO\;tc'h, está siendo matizada en la actualidad. En espe
cia] en lo que cORciern-e a la última fase de! Pleistoceno, aunque según se
desarrolla el análisi.s de estos registros también se perfila una imagen R-ru1S
compleja de la variabilidacl. dimática del Pleistoceno medio avanzado.
Conforme se conocen e investigan más registros paleoclimáticos, como
los testigos de hielo de Groenlandia, se pone en evidencia que la variabi
lidad dimática d.el últim{) ciclo glaciar-integlaciar es más compIejaae ~:G
que asumen las teorías clásicas. La crn:va de vatiación de los isótopos de
oxigeno encelTados en los hi:ei.os groenlandeses, ha pemütid:o id.entificar
FIGURA 2.10 . Disiribución de los casquetes de hielo o inlandsis a inicios del Último
93
,l' con-espondia con eI final de un intenso p eriodo frío o estadial. Las cau
Una vez :ci:e~:mendidos del inlandsis, estos icebergs comenzaban S\:;l deri
va oceánica lroda el ~4!e, perdiendo su masa helnda a medida que atra
vesaban el océ.2l5Do. La fusión de este a.gua dHIce provocaba la rusmli.nu
cí.ende la sab.:ni&ad en la mitad GTien-tal ciel Atlántico y, por lo tan.{úl,
é.i-smirmía la cle-ns-ida.d y se interru.Inpía d hundimien.to del agua superfi
cial. Ige este moriD, la pro4ucción de agua profunda (NADW) se reducía
drásticamente y se mod.ificaba la circulación termohahna atlántica. Los
eventos HeiTJ.och eran seguidos por un rápido incremento de la ten~
~'atu,a durante un h:fl..~~e periodo de tiem.po, en ocasiones medido en déca
das. S0TI las &e?ominacl<its Oscilaciones Dansgaélxd-Oeschger (O-O). Ea
'I110t'ivo Ge este ~pentino cambio térmico hay que buscarlo en un rápido
reesta'hl.edmien.1o de lo. circulación terrnohalina, pues al cesar el aporte
cle agBa duke cw.nQo 5>e reducía la fiheraóón de icebergs, se I'ecupera la
densidad &i 2-g.ua y \'O'ivía él prod.ucirse d hundimiento de agua supe-rní
ciaJ, haLia lascapa5 más ,profundas del océano.
La recl.ucci &n dce ice!;-:ergs se debe a que e1 casquete de hielo eRtraba era
una fase de e<íiurlilirio t,ecténico, al haberse liberado de todo el «exceden
te» de Mido &.iT':<H'ite la etapa anterior. s'u espesor, masa y supeIfkie, por
tanto, qued.abann..">-ducidos y dejaban. de actlli~r los mecanismos que gene
raban la hberadón de masas de hielo. Junto a esta explicación, puramente
fisica-mecárlica, hay otr-as que ayudan a entender el calentamiento regio
nal de la atmósfera, con dos especialmente i~T)orta ntes.
~~~~---------------------------------------------------------- -- -
I i
96 PREHiSTORIA Y PROTOHISTGR-lA OC LA f>ENÍNSllL.A 18ÉRl'CA
'¡'
incluye no sdo jo comunidad dominante de 10 reg~óf1, sino !@mbién les
comu/1'Í·dc;des interme.aKri que la p;r€Ceden. De -este modo nosuel,9 hGlber
I
' l' ,ía: en el marc-o de eslG categoría ecológico se conjugan todos los eslo
h,) nes necesarios por'Cl constituir un ciclo energético completo y cerrado.
, Jn ejemplo de ecosistema en el que pueden verse claramente jos elementos ,
11
98 PREHiSTORIA Y PROTOmSTOR1.:d, L"lE LA PENLNSULA IHÉRlCA
_ __ ___ _ _o
l ·
\ I ~;\ l'ER!'\fiR!0: PAl.:E{$¡';:MBIEtHES Y PAISAJES 99
Pueaen .\ ~:remC:KiID'.,eK¡¡mQlen
.'hL· L' , L.
@s -L .-...!'""l~ ~ .
cG-nc~~s =1f-~",JlQ.n ~'i/Z~!h.u
..
,~'rdad lJ:¡;¡m pcb~md.6;nes-táínte'9(QdcJ por l:Z}$ miembros (in¿,ividuo¡¡,i
11r:1jr€cru:ZQ~ de uoo e'iipecieenunárea geqg!1'5Ei-w o un e-."Oslstema &¡6e
/1;<::05, .déDn.43 se encu.enfran aislados genéticGmente de oíros especies~
tH,~uecom,p<M1ooel eftpoóo ffsko. Pcnr U11~rii_d (tumb¡én ~
• .4_~ 1.."~IIó!-,
O'lágg o11OM .....O
!...J_J
o -CGm~"'¡-ja~ _"-'-_" l . I ~ .. t .:1
e:~;{<Q1 se ent¡erroeel conj1¡ilT o (!.le
pob~Qci@~s de dIferentes especies que interodúon deR~r0 unecosiste· re
l1'lo. E5-tetér-mtno.es sinón{mo de~l1ilt,~is, CjIJ€ desigmJ a rodos ~{)S
l 'gGfli~ que vh'€!l e<"t un :hif~.
Por otra parte, es conveniente destacar que las respuestas de las espe
\ i c"'; :mimaies y vegetales ante los cambios medioambienwJes no son iume·
,Ii;tlas, existiendo cierta desincronización entre la cronología de Las S"\lce
" iones c1imát~cas, establ,ecida a partir del registro sedimentológico. y ta
'fI'l' puede d.educirse por medio de los datos paleobotánicos y paleonto
1, J)2icos. En es:pec-ial cuando se documenta el inicio de un periodo tem
I>lilUO. Esto es así porque la recolonización de las comunidades vegetales,
\':--.pecialmente en el caso de las plantas leñosas, y de las especies anima
k:-; a ellas asociadas, se produce con un ligero retraso respecto al esta
t >!,'cimiento die las nuevas condiciones.
Ir
100 PREmSTORIA y F~:ORJl-f.!SrOR{,l). DE LA PENtlXSULA IBÉRKA
Q
45° 52° &ff' 65
S -:\ , '\ ', ) ":~ " :\<\ ',> ',) ":\ i, ), ~"" /,) {ij\ ~
';~"""J' ;- ~ :--- \ (>' .....\~ : ;¡.'~~\I;>'~ ~~e;::)i2.;:) >:- >:.
,,~ ,{\"; ";\t ':\, ,,!\ ,.JI, ,(\\ .'. Tunde<:
~~ '-y- .. ~-r' \...;",..- ~ .. ~ w f:,~ ;.-¿. w w ~ y090~
'" . . !' T:a:192 Bosques ra"tos
'Bosque ca..ucifono lemp,eoc (8oS<1u~ boreal de co.nfioras) de abedul
HHERGLACIAL
j\
; ( 'f.unGra
Ly ° 9CL~
.----
C<!Si.erto polar G$aciar ce.otinen~1
Bosq-úes n1.o-s
{ln:"""Jsis)
oe ®E0\.!1 GLACIAL
! ., i'.l :"IJO .
hndm
lo s franjas de tundra e-s~án comprendi.dcs entre el-límite natural dB la
l. II I JII hociolos polos y los zonas órdicas y Qot-órdicos. Su distribución se
" Iil O los líguenes del género C/adonia-las que se establecen y sirven de
'¡ Irn ento a los herbívoros. Los especies animdes que se han adaptado a
,I VII en la tundra son: caribú, reno, liebre y zorro órticos,. oso polar, lobo,
102 PREHlST(,\f,'JA y FROTOHtS1'ORIA DE LA PENÍNSULA ffiÉRJC A
Sosqoo coduo*o1io ~
Este bioma cubría antiguamente toda la Eurasia lempbda, induY'Bndo
la parte meridional de Escandinavia, desde el Atlóntico hasla le vert1ent-e
siberiana de 105 Uraies; China sep~entf~oncl y cenkaJ; y les regiones de
Norteamérica situados al este desde e'l meridiano 100° hosta la latHud de
Saint-Laur-en1. Estos ecosistemas son, por el contfOfio, casi inexistentes en
el Hemisferio Sur, sa lvo en Australia y NuevG Zebndo, debido a la esca
sez de tierras emergidas más aUé de les 40° de latitud Sur.
I j,
j I CUATERNARlO: PALEO;!\-M,€{'E NTES y PAISAJES 103
j-
I En E\jf0GO
' el OOS01,1€
., iern.o,~o
, cedudfdio eSID repres-entado por
, b05
1 qu:es de rabies yr>3yaE,reg~" ks y«riQcio.'1e3 Ie,.:ubs en hlt:medad atmos-
JI íérica. A e&to.sárhck~ se 0-S0Ó0'l1 OITa:s €Sf'léDeS vegetales 'lnernGS obu.o
domas, oomo wl0'5, awetlG:f1os, dmo:s y cntk;~'im . $lJ diversidad cle especies
1 es bastcmte e!evo.0m y po.c;re una dam estr:etincacbn erO'.Jsfiva y herbácea.
Las e~-pecies que cOll:lfX>Aen esIos eslT.cüos hajos poseen cortos períodos
vegetQltivos y esta n ada.pl.\zclos o hs porkubres (xi!1cHciones de1 subsuelo
'
ehl h0s~tle ,C1f':te pennOflece s0meti.clo a l'na infens-o penumbra desde el
comiernz<D de le eskximn o6ll¡da psr b répida e intensa bliac¡ón arbóreo.
El b0sque OO<!luc.¡f-oJio templado e~he[.~a una i'mportcmre biomaso, aun
que irlferiOf a la de Jos hiomos trGf>icG}~'S . El robWo1 puBdeWegOf a tener
más de 400 T¡ha . Los a nimales 00$ cmoderistK:-os d~los bosc¡oos cadud
folios 16m;pJGdOS son oér"j¿os, oro, ord¡fIO, l:0ffO , l'¡ooe, gato montés y 10bo.
E~5
En EO;las tempiod:G'Sdc>~de h,s 'p recipitaciones son insuftóenfes pora
permitir el ctesafrdo de los órboles" generdmenre como consectJencia de
la cont¡n'en~0{ización de! dim.a, en llJgar de bosques aparecen enormes
e step<lls, muy frecuentes en el Hemtsferio 'Boreal. le: pradera norleameri
cana ybs estepas fUsD-siber-i.anm. son buenos ejemplos de esta hiomo,
r:aracterizaÓO por la predominanciG del estrato herbóceo de gramíneas.
A veces se encuen-tron QrboJes y arb.¡stos irregularmente dispersos en las
p rG6er~5 , con frecuenctD formondo f~'Cls a to ¡argo de los márBenes d.e
l íos y GHO)'OS . Los mamfferos ful6s CQr{~deríst¡cos de! biomo ¿e estepa son
b isón, 0n:f¡!opes, équidos sdvajes, lobo, logomorfos, arditbs terrestres ,
perro cle ~GS praderas y topo .
Lo s suebs <le las estepas presentan -grandes diferencias con los de los
bosques templados, establecidos en lotitu&es Clnálogos y sobre unos mis
mos substratos geológicos. A CGUS-O de la brevedad del ciclo vegetativo
r:lelos plarltas herbóceos, se produce una irnport.:Jnte ocumulo.ciórl de mofe
r ia of@ánico, de tal forma que tiene mósl'v-Jmus. Además, yen razón del
clima, lo eVQPoroción es superior a la piuviometría, ID que se tradoce en
li no ausencia de lixiviación y en una acumulación de sales minerole~ -par
ti cularmente de calcio y potasio- en los capas superficiales. Por con si- .
g uient-e, ciertos suelos de es.tepct, como los chemozem (tierras negros de
turopo oriental y NorteaméricaL fi.guwn entre los más fértiles del Plane
ta. Las estepas de las :Lonas templodos, aniarlo pobladas por grandes her
bívoros, han sido desde hace mucho tiempo utilizadas por el ser humano
..r 'k1G73Wrrwe'
104 f'REHtSTORV\ y N?:OTOHT'STORIA DE LA PENíNSULA [BÉRtCA
lo arbóreo o.:hier-l 0, VQI1 noci.-BRdo.se code I¡~€Z más pobres en pb\ltas leño
SG5, G fl1edia!a ql5€ nes opGrtomos del Ecuadof (es e1 caso del Sa,¡'~)_ En
hs sdtrancs, el €S'frclo herhóceo de es~ bioma está brfl'l'Sldo por gromí
neos, que pveden Gtfcaf1í::cr mas tie un mer.o 6e dtJJfO_ En Africc , lo obwn
clanci-a ele herbáceas ¿ 'jrante laesroóón hún:¡¡ea..:¡ permit.e lo Ri'lultipJ.ico
óón de los ung!Ji06.2.'S de gran t~maño: cebras, búfalos, anf·fk.pes, gacelas
y otrm herbívoros . Labiom.Glsa de los mamíferos llega a alcanzar valore:;
inisuclcb1es, p¡,}<cs ei'l rnngunQ regi6n Gel mundo Glparece espontáneamente
td conc€nJ.f;Gción de grandes mamfroros.
t. Confferas
Tundra y mosaico
de estepa fria
llanuras costsr8S
emergidos
& 8r....s~tJ;B
de -híe'¡;:}
B~'.J:e
. . me61rerr.érteo
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I \ lA1"1 '.Ji: \'-!M-:'~'? : p:'JLEOAMElE)\¡"fES y PAISAJES
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I 1fa:jB80
11' 'fl bos:quB bixet¡-I Bosque mix"iG de coníferas
y el>pedes de hoja GaGuca
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------------------------------------'~~
TW1.d ra y m;Qsei~o Lial'lut<!s rosteras
de estepa ma em6T,g:id~
& ~~tif]
..~ cww.'Íoüot¿«~¡~<l Casw.J;e\oo \
Estepa fria áoca den';@io
, EGE>GlJe
~ ·meffi~~:€;r,ffi·~.'J
o P1en iglc:;¡ciDf, hGce unos 65.000 años (modificado o partir de van Andel
como Asia -ce~tnll; Ordos (Olina); Mongolia y el sector oriental del Desier
to del Gobi. Se caracteriza por una cobertera vegetal herbácea de poco
desarrol1o vertica'!, sin masas arboladas o de monte bajo. En cuanto a1
ecotcno de transkÍón entre la estepa propiamente dicha :i hs masas fores
tales relictas, la estepa continental arbolada, habría esta do dominado por
prados y pastos, ofreciendo algunas masas boscosas de perermifG<1ias y de
monte bajo, de escaso desarrollo superficial y generalmente vinculadas
con lagos y cursos de agua.
1I
I 1 ¡Af'¡·:RI>:ARID: PAl.EOAMm,E NTES y PAISAJE.S
1
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15.400·13.000 (HE l) Ii
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Oscilación D-O
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fu:\'3S la I l'MOO-i.55W ill' (máx¡ma~:l:!ensiÓ!1 de los
casquek's polares eJ\/re
Laug:,erie 1 19.{)¡}D BP
20.000 ~' l 5:000 RP)
t :~I im () ~iiáxüno
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- - -- -J1 28.000 BP 1--_ _f.;:_o·e_s-_>el_·'I_~l~-,g·
1!--·OOO--· B-p-· ----11
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1 l 3S .OLXJ-33.900 BP (HE 4)
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Oscilaci.óR D·O
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1 12 PREFUS"iíOOlA y PROTOHISTORiA DE U. PENíNSULA U5ÉRlCA
- -- - - -- - -- . .
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\: If{i':AR ID: PALEOAi\1BIENTES y PAIS,UES
- - --
ti3
ror t(Jme, reé-u'fro re)ot;'vam.erd¡e fódl sí-tu.cr 61'1 é! tiempo Uf.! p2K:i.m~p(,toC1
pl>rtü de lr.1i.S ~;s:r-~.ies ele miCf~momíferoseJl él fiepre5e1'lted'Zts .
PlDfC;,f,2l .m m, -ka mkref.rr~R<J {iflduyenio rep~1\es y bokocto.'i~ eru in~E- ,~. '
@mdopor€$?eci~s que frenen tUl¡ rC:l1~9'b de tc*e:rs.ncia ec(j~G,g¡c'O W.etil.0ií i
.(¡jOO kJ ffiOCro V ,}r.:¡ ~o'fauna:b5 oscHacionesen ~~S voi'l'$kA:es d;¡mctCih,
@fOOs}' ec~@~.cGls {§md0 00 hl:lmeood,: CGnrbíc:s ·e n ,la tempe:T.lturo; 'VCiío'íc
clones ;e~ eJ fipocle veoeír:>d6n' uno may,,,r o menor aboodono:';rz: detla:pre
d-~do>-es" ._.,) <i~on r¡,Ó-s, por~femplo ,u un fotooú c;¡ U(;)O t.ega.ri~1[Jq\i1e ~
&JflCffi.:¡ro .0 un h5vid0. De dhí ,que; OOeffiÓS de ser útileti como m~l'¡¡:o
.deres Cf1~d'l'~:9iC0Sf 5e-on e~.oe¡en1es¡nd¡ooclO'res dlm&ikos_ t«;l pre'S'Z>"tcm ~
·de ·VR€S ~pe·óe:s u otr«s de, roedores pu:&clen 'O}'udom0s e fec0rn5truir d I,·,'
-cttrrJ0 q~e itT.perozbo cuando s-e depositó un n1véi CI'fqoo04ógico.
1
., l' 1', tUl,a may'orllttcilcIón a los mamfferos &e ta~la mediana.Y gra.m:le. La
'l /"n r.ar,a eUoes que tienen mayor peSG a la hora de cletern1inar el tipG
,j, j ,iom..'lSqVl.c imp.:.-ya en cada zona y mOtuento y, sobre tod0, de recons
1111l! ' !<Jsmooos de \ida de las comunid.ades human.as. En cualquier caso,
1I,·q., 'h -() más importantes los restos de roedores y iagomorros Oiebres y
, . IIli'iws), ~lie los c¡e meso y macroIl?12:míferos.
l'Lll' otra parte, U-lgUfiOS linajes de maIllÚeros ocuparon ambientes hoy
'''''1 llares, or--igi:n:ando durante el Pleistoceno variedades elKJ.énÑcas que
j ',",;!l't'mos por a~t{) en este apartado. Por ejemplo, es el caso de l-os de
l., Id l'S y mamu:,s ena nos de las grandes islas del MeditCHl:Í;n-eO orient<t1 y
, " IIl! :ll (Creta, ~'i!EJi!,a, Cerdeña y Sicilia).
¡' ¡III, ' !;¡s que comienzan a apa,r ecer en los ecosistemas europeos, En rea
1" l.,d ;..Imbos eveIT'~OS o episodios fonnan parte de un proceso oontinuado,
r '!. \\lonaGo con las transformaciones del clima y de las comunidades
\ "" 'I ~tlt'S , que culmina entre 1,5 y 1,25 1\>1a BP con la plena config.uración.
d.· 1, ':-' t'cosistem<ls que caracterizaron Europa hasta hace unos 900.000
11'1' 1' ,
i i
H6
- - - -
PREHISTORIA Y PRCJTOHiSTo.·RIA iBElA fENrnSULA lBÉRfCi\
- - ---- - . --
ELCUATERNAR!O: PALEO.4.M2>lENTES y PAISAJES
----- U7
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CUADRO 2.10. Principales mamíferos de los bior'T1as europ~0s del Pleistoceno inferior
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Cérvidos A {r.:es ?5
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Suideos
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Sus sfrozzii
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Felinos crenfltidéJ1s tfj
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Acin01zix 12'
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Pachyctocllra
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Hiénidos
lH'évirosrris.. ~
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Úrsidos - ~
Theropitccus
Primates oswaldi I
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7.0._. EspeáfS {J uJ'Opeas del Plioceno final COl! corltimll'dad
('fl el Pleisloceno
~---- ---- -- - - - - -- - - - - -
II
ELClJATEfu~fu~O: PALEOA:\H3IEl'>.ITES y PAISAJES 12 [
----------------.---------------------
a ka nuevas condiciones y pervivieron, coexist~efidQ con !as especies de
-origen afroasiát-ico y, en algunos casos, evolucionando hacia las foml~.;s
del PieistoC0-110 medio y superior. Algunas de estas especies ~ljdieron sub
sistir eniO"J re'lictos (t~ ambientes forestales, comD el macaco d.e bosque
(M.acaca s)'lvl1na), un primate que pervivió desde el F'Ho.ceno fin.a'l hast2.
el Pleistoceno mecti-o a~'afiZZtdo,hace unos 5<ffO.OGO aí1os. 'fam.hién es el
c.aso del oso etrusco (Ursus elruscHs) o los antecesores de los zon:os (l!i.il
pes alopecoiJ.e.s) y hnces (Ly1JX issiodoreKsis) actuales.
Otros taxti que l-v~r\'i\'en ya se encontraban p1-e'Mfnente adaptados .a
aos ecosistemas abiertos, si bien desde unos 2,5 Mrt BP empiezan a dis
frutar de hábitats tTlás extensos y, por tanto, a prolirerar en mayor medi
da. "fal es el caso cid rinoceronte de pradera (Stephanodúnus etruSCtiS~,
de pequeña taHa y emparentado con el rinoceronte de Ja\\,'a, o de UP-Z.
variante arc,üca de f.~hno de dient.~s de sable (f1om.o lheriwu crel1atider.J.SD.
Au.nque esta última especie redujo sus poblaciones, ante la compeLencia
del inm.í grante africano Alegantcrean wilhei, h.'ornotherium I1l.0 <ck-sa;pare
ció de Europa hasta bien entnldo el Pleistoceno medio, evducionand-G
haáa una morfología.de menOl· envergadura (fIomorherU-i1>'Z ía.tidens). No
corrió la misma suerte un CáU1do de pequeflO ta.m aú.o (Canis arne'l1sis),
emparentado con los chacales actuales, que desapareció de lDsecos·i ste
mas europeos en torno a 1,5 Ma BE
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CUADRO 2,11 , Mdmífcros rn65 represenldlivos de los bíúmo5 del Pli'lisloceno medio éUropóO ~
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Proboscídeos
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y cápridos
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d. Itl~tl oso pardo europeo (Ursus arctos). Mantuvo un modo de 'vida reta
r 1o)f 1;1(,]0 con masas más forestadas y unos hábitos alimenticios con mayor
/111111 laridells) especie que desapareció hacia 500.000 BP, poco después de
'Ii 1<.' peneh-aran en Europa leones y leopardos muy similares a ios actuai0s.
li l
11 , (ll.4.TERNARlD: PALEOAJ\¡1BIENTES y PAISAJES 127
~~~~~--------------------~~
II
128 PR'U-HSTORIA y 'PROTOHlSTORIA DE LA PENÍNSULA IBÉRiCA
I í
no ffiEillSTOt&, 1J.' PROTOHISTORIA DE LA PENíNSULA IB'ÉRlCA
jf~nika
Lagomonos
liebre variable (Lep.us timidus)
Mustélidos
glotón 'O carcayú (Gulo gulo)
Cá,nidos
flOITO polar (AJ{opex iagopus)
l
Rinoceróntidos
rinoceronte lanudo (Coelodonta antiquitatis)
Cérvidos
reno {Ra.fl;gifer la.nmcLus)
buey almizdem (Ovibos moschatus)
Cápridos
rebeco (Rz,Wicabn'l. rupicabra)
:
Proboscideos mamut lanuao (Mammulhus prúnígenius)
Estepa loésska
ardilla terrestre (Spermophilus)
Roedores
marmota esteparia (Marnwta bobak)
CUADRO 2.12. (Cominl1oción)
r
--~J--------~----------~~-----~
Cápridos : rebeco {Rupicabra l'upicaJ,)/:a} ~
> íbice (Capra ibex)
I i\mi10~'nos , antikvpe saiga (Safga tartáácll)
I~Cér\'idOS J reno (Rangifer tara.nl1us)
1 rn..,.~mut tanudo (MamnLutJw.s pámigeniu.s)
r"B~mdM fuiga ,
j glotón o carcay·Ú (Guio guia)
¡
_~ustehd0S
, FéHdGS lince (Lynx Iynx)
Úrsi¿(m
oso pardo {Ursas aretos)
ciervo rojo (Cervus daphtlS)
1 alce (Alces alces)
reno (Rangi er tar(mau5)
.1
¡-E' ·d
, 0\1.- os uro (Bos primigenius )
I., ES!.flPa .cmrtineutru
Roedores
ardma terrest:re (Sperrnophilu:s, I
marmota esteparia {Mannota -habak)
Lagomonos liebre común {Lepus europaeus)
,,
Félidos 1león de las cavernas (Panthera leo spel-eLheu,S) ,,
;
I ¡
?KEHlSTORIA y PROTOmSTORí,A DE LA rENÍ!\'SCL~ IiBÉR!CA
CUADRO 2. 1 2 . (Contimsación)
1
Suideos 1jabalr (Sus scmpha)
Rinocer:Ól~ti.,j.OS j rinoceronte Merck (Dicemrhinus kirchberge17si.s)
Ij Pl'0bosC:imos J elefante arcaico (Elephas amiqwI's) ,
I
¡ .;Roquedo
!
1 1cabra pirenaica o montés (Capm pyrenaíca)
C<\pridos I fbice (Capm ibex)
¡ rebeco ( Rupi.capm rupicapra)
r.-o_._"..-_..""'---.---- - - - - - -.. - -
FL CUATERKAalO: r-ALEOAMBIENTES y PAISAJES 133
n::tacionarse cen una creciente actividad &cp.redadora por p..'1rte de lOE
~):nl,poshumanos. La inmensa mayoría de los yacimientos paleontológi
vos del P,leistüceno saperior también lo son an::¡ueo~ógicos. Esto es, .ofre
cen numel'osos4.'fiito-s sobn: un« creciente activldad a:ntrópíca. Quiere esto
decir Que cada l'eg,i:stro ,tocal muestra d predominio de una -e specie de .
rumiantes sobre 'k'tS dcoos, y una menor diversidad taxonómica con res
pecto a concentraciones óseas sin huellas de actividad humana. En otras
palabras, las fuunas representadas en los yacimientos arqueo!ógicos ¿¡d
Püeis-toceno medio a\'3.RZado y el Pleistoceo.o superior no repr;esentan fiel
rnente el biom.a ·en que se insertan. CU<l.ndo menos, !!1-0 en [O relativo a1
t~spectro de fauna,> d.d Inedio natural. E'Ste sesgo. fund..·u nenta:Uncnte l't:la
cionado con las prácticas económicas de los grupos humanos, ha de 'I/Ü1.
cularse con la abundancia de unas especies sobr,e otras; con la presen
ci2/auscnciú &e pdMaci-ones en d entorno inmediato ru asentallliento; cmil
la estacionahdad &,¿; la ocupación humaBa; y con el desarroHode estrate
gias espccífica6en kl captura de presas.
El recru-decimient-o ambientd producidG aproximadamente e,l1l.tre
35.QOO y Z?O.000 EP (coincicliendocon las {,atimas fases Jd rniel¡p[.enigla
L,iar y el Úhimo Máximo Glaciar}, tuvo como consecuencia la exttnóóIll
de un porcentaje importante de las especies de mact'omamíferos carac
terfstícas del Flcistoceno medio y superior. ProtJúscídeos; rinoccróntieos;
h'¡énidos; grandes felinos y otros iaxa, entre bs que se encuentl.-a Horno
Ileandertludensis, desaparecieron muy rápidamente del registro paieon
tológko europeo o, en el mejor de los casos, sus poblaciones se vieron
drásticamente merm-adas. En tineas generales, de este modo se conngu
¡-aron las comunidades de macromamíferos conocidas en Europa par.a
las últimas fa<>es de la Prehistoria y durante IDs tiempos históricos (bóvi
dos, cérvidos, cánidos, úrsidos, mustélidos. t.'qlüdos), Este conj'lm.t o mer
mado de fauna sa~vaje, simitlr al actual de !a subregión Hohirtlic:a, es el
que caracteriza el medio natural Holoceno. Bien es cierto que esta últri
ma serie ha ,"¿sto incrementada su l'iqueza específica de mamíferos, por
la introducción de animales domesticados como el toro, la oveja, la cabra,
el cerdo, ei c.aballo, el asno, la gallina o el pem,) (posiblemente d-omesti
cado a partir del lobo desde poco después de 15.000 BPJ.
._-~ .•
¡ ni
134
L
J\. CUATERI'<MZ,lD: Pd,LEQAM.BH:.KTES y PAiSAJES 13S
pa central y s-epl-en:J:üonaL La traducción de estos procesos a términos
LtunfsÜcos, es qUe las especies a:aftptactas a ecosis(emas de herbácea..'> ti'}.lO
sabana de fina1e¡; del Pleistoceno infel'ioc europeo fueron adaptándose a
~os biomas estepar.lüs o desapareci,e ron, para ceder el testigD a Gtras mejor
<:ap.acitru:ias Pf'd'Z1 ocupar esos a~mhientes.
- - - _._-- - - - - - - - -
1111
13-6 piR;EmSTOfUA y PROTOHlSTCmlA DE LA PE~¡.;;íNS:U!lA I>BÉRKA
~---------------------------.
El esquema de cokmi zación sucesi\'a por nu.evas especies y,fre !l.'CCO
lG-.'-üi'.ación por par-teae dementos antigu.os, procedentes de los retugi-o:s,
favorecería aqueH.as áreas de Europa centr,,'11 y septe,ntliona1 .m:á'i' cerca
nas a las n:~gi(mes refugio de topografía v.at'iada, sitt.ta,d.as hacia d sw: {ver
figuras 2.1 'l, 2.13 Y 2.14). Ea estas zonas las distandascie reco±m.ia.ació.n
serian m:ás cortas y la i'Cgenemción fGresta~ más rápida. El. m.eRor impac
to de la estacionalidad en d oeste de! continente, aspeüto n~dacion.aclG con
el efecto at-ernperadGI' de las masas oceánicas, generada mosaiio.os.dle ~i~ge
tación más espesos. Por el contrario, en las regiones oJ1ienlt2\~es ., ias dis
tancias entn, las llanuras y Las zonas refugio fue mucho ma~fOi: M1í, ia
estadona'i,i dad, merueZl Púi[ la variación a lo largo del año de i-as temp.e
raturas, seria mucho más a.centuad.a. Los biomas hoscosos yestqD8.it-v.OS
temphdos <id oeste, en consecuencia, se recuperarían eom.:6gicame.Llte .d e
fOlTIB.a más rápi,d a, ya que estarían menos amenazaaÜ5 1'01' un desoe~13o
de hs pob1ncKmes de <\nimales.
1ge este¿> modo, la «Estepa de Mamut» estaría compuesta :p0r rp?,-.Jsaico:;:
d:e vegetación eco1ógic.amen,te complejos (figura 2.14), sitaados eH b:ti\l.ti
des med.ias ~' a:ltas. Éstos alber-gar-on comun.idades diversitic..··vJ.as de fau
na, domina.das por herbívoros generalistas. La estahih-dad de estus mo~
cos éepenclería, en primer lugar, de la duración de las estaciones de
crecimiento vegetaL Ésta variaría según las reglones. En particnhrr, eJ;l
función de latitud, longitud y relieve. Este mosaico de ambientes, utili
zando la metáfora de Guthrie, produjo una estructUl'a a cuadros, C0ll .a pa
riencia de «D1ünta escocesa», muy' d.istinta de las franjas att~tu.dina!le$ (los
pisos segú.11 cota) y latitudinales (los dominioss~oún latitud) .qae se esta
blee·en en ta-s cornunidades vegetales de otros m-omentos, corno es.el ca'5ml
actual. Estos mosaicos contribuirían a dotar de un alto grado ee flexihi
lidad ecológica a la «Estepa de Mamut»: cualquier desequiHhrio provo
cado por incendios natum{es o por una sabreexptotación del medio, se
vería subsana.do rápidamente. En especial si las distancias ernn cm'tas
respecto a las áreas refugio, desde donde se prooucirían las 'l.·ecoloniza
dones.
Se asume que ia alternancia de ciclos fríos y cálidos alteraDa el tau,aa
ño y la disposici.6n de las manchas o retazos de estos mosaicos de vege
tación. Tambié n 'que el efecto oceánico ejerció una importante inflllea
cia, aunque hoy por hoy no parece posible cuantificada. No obstnnte, aos
distintos ambientes de cada cido interglaciar/glaciar no producirían pri
mero una comurüdad vegetal estruclurada en franjas topográficas)" lue
go otra con estructura «a cuadros». Lo que originaría serían dos formas
de mosaico, bosque y estepa, que dan forma al segundo tipo de diseño «a
cuadros», al contener comunidades diferentes de plantas y anim.a les.
! '1 (UAfEf'ú"'ARJ:O: f'ALEOA MB~ENTES y f'AISAfES
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BY
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. 'J.-.rJ ,,'.
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'Bandas
fl.GURA 2. ¡ 5. ClfodfO~
y bandas: rep,eserita" dos modebs 6i.f.erenciodos de
l:strudUfD ecot&gica ck:A
mediD. El primer,o cocrespondefÍo d PleistocenQ medio
'l'iUIlZodo y el f"jei-sí=eno 5uperi'Of {lo "Es'l€-po ¿e i',AOffitlh/), mi,e nlws que e1 segundo
es el pmpio de! HC10~no {mooincod.8 13 pmhr d:9 G'3Imbte, 200l, fig.4.5~.
i\k ()1ítico, los grupos humanos han ejercido un creciente influjo eilla
Il]<)chficació:nl de estos biomas, con una creciente necesida d de amplbr
1,.1" fOllas de pasto y la.s áreas agrícolas. En especial desde b Edad cid
JJI {H <ce, cuando ,se aprecia un pr'oceso de intensificació[l económica. Pos
¡, 'rit>nnente, la Revoludón industrial y el aumento demográfico de !a
1 (LId Contempr3ránea han supuesto Ulla modificaóón antrópica aún más
11 11\.'0 S<1 y creciente de los paisajes europeos, hasta alcanzar l.a situació1'l
,1\ i llal.
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I ¡¡¡
138 PREHISTORIA Y PROTOmSTORLA, DiE LA PENíNSULA. il:'BÉmCA
peos. Si bien los datos arqueológioos se han visto superados por los
_~w-________________
EL CUATERKARlO: Y..';'LEOA~.IRIENTES y PMS.AJES 139
---------------------------------------
datación y corn:'klCión cronológica y ambienta!, como [os estadios iso
tópicos rmul.nos.
GA.\1.BLE, C. (2{)01): Las sociedadEs paleoHticas de Europa, Barcelona, Arád.
Lejos de tratarse de una 3l.ctJ..Uj.~1z@.ci6n del manual anteriomaente cita
do, se trata de una nueva ¿nteTp:relación dd registro <irrq~j[eológico dd
Paleolítico europeo, hasta d Paieditko superior inicial. Resultan espe
cialmente irrteres,-"tutes ks reflexiDnes sohre sodobiología de sus [>li
meros capít·tilos_ En lo que r'cspecta a este tema, ofrece una exposi
ción dara de la variabihdad dirnática cid Pki.stoceno. En especiai en
10 ¡'eferente a -la formación de la Estepa df~i Mamut a y las oscilaóG
nes dimáti.cas de WümL
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cn el Museo de Alwmim fos dléis ZO-22 le octu};1-e de 2m.M, Ma.düd"
h-hllieo K.acionru y Centro d;c rlwestigaCi.ón de Akara.in-.-Th.{inisterio de
Cult u1'¡;1.; ~ lS-119.
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