Texto Tristan e Isolda

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II

Graciela Paraskevaídis:
La música del amor y la muerte: Tristán e Isolda de Wagner *

Muy pocas veces un solo acorde ha resumido una obra entera y ha dado más que hablar que el
del inicio de este drama musical. No menos de veinticinco interpretaciones han desencadenado desde
hace más de un siglo diferentes exégesis que van desde las explicaciones puramente técnico-
funcionales de la armonía hasta el desentra ña miento de una lectura polisémica inherente a esta
superposición de intervalos, que Schoenberg ya definiera genéricamente en su Tratado de armonía como
complejo vertical sonoro, desechando la terminología tradicional de acorde. Estudiosos tan diversos
como Évéline Andréani, Rudolf Riéti, Jean-Jacques Nattiez, Diether de la Motte y el semiótico Philip Tagg
han documentado y ampliado la temática alrededor de este acorde.
Conocido como el "acorde de Tristán", concentra una energía erótico-libidinal inédita en la historia
de la ópera. Para Wagner significa abordar un modelo armónico y estructural audaz, tanto por la
incorporación orgánica de un cromatismo desestabilizador de los referentes tonales y modulatorios, como
por-el uso sistemático de la melodía infinita y la utilización del Leitmotiv (motivo conductor asociativo)
sintetizando y derivando los símbolos esenciales del drama en un intervalo ascendente de sexta menor,
una superposición ambigua de cuarta aumentada, tercera mayor y cuarta justa, y un movimiento
cromático ascendente de cuatro sonidos (sol # - la - la # - si).
El primer Leitmotiv - en esta ópera hay veintinueve en total - es el de la confesión de la pasión,
con presencia predominante no sólo en el preludio al acto I, sino en la quinta y última escena del mismo,
luego en la tercera escena del acto II y, finalmente, en la segunda y tercera escena del acto III.

- Ejemplo 1: La Confesión

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El segundo Leitmotiv - e l del deseo - aparece como un diseño melódico cromático ascendente,
escuchado tres veces seguidas al comienzo de la obra, con la sexta menor ascendente más el acorde, y
luego en variantes, como insistente presencia de su insatisfacción. Este motivo está permanentemente
presente con excepción del preludio al acto III. Un elemento esencial es el silencio y el calderón que se
interponen entre una y otra aparición leitmotivística, agregando intensa carga expresiva. Subrayo
especialmente la existencia del silencio - nada habitual en Wagner -, en relación directa con el aumento
de tensión dramática.

Ejemplo 2: El deseo y acorde de Tristán

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El tercer Leitmotiv fundamental es el de la mirada, como testimonio elocuente de esa pasión que,
por el momento, sólo la música refleja y hace existir. Lo encontramos en el preludio inicial y en casi todo
el acto I, y luego en la segunda escena del acto III, en innumerables transformaciones y en igualdad de
importancia dramática y musical con los motivos recién señalados.
Ejemplo 3: La mirada

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El Leitmotiv del filtro de la muerte, con sus cromatismos emparentados con el deseo, aparece en
el preludio al acto I, en la tercera, cuarta y quinta escena del mjsmo, en la primera y segunda del acto.ll y
en la primera, y segunda del acto III.

Ejemplo 4: Filtro de la muerte

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El Leitmotiv de la liberación por la muerte, el Thanatos que da significado al amor, se escucha en


el preludio inicial, en la tercera y quinta escena del acto I, en el final del acto l||.

Ejemplo 5: La liberación por amor

En toda la historia de la música europea anterior aTristán e Isolda existen muy pocos ejemplos
que igualen esta carga erótica, en perfecta reciprocidad entre los códigos de contenido semiótico-poético
y los códigos de contenido semiótico-musical. Uno de esos ejemplos está en los madrigales amorosos de
Cario Gesualdo (1560-1613), un corpus definible como microdrama poético-musical sobre el amor y la
muerte; el Eros y el Thanatos se expresan cromáticamente hasta el morbo, rompiendo todo discurso
armónico y melódico previsible. Como breve pero contundente referencia, el madrigal Moro lasso al mió
duol (Muero infeliz en mi dolor), N° 17 del libro VI.
Señalo los cromatismos (descendentes, puesto que se refieren a la muerte, al igual que en el
caso del filtro de la muerte wagneriano) que acompañan el verso inicial - Moro lasso al mió duol -. Casi
tres siglos antes que Wagner, el excéntrico y sofisticado compositor italiano sienta un precedente único
de la dualidad Thanatos-Eros, constituyéndose también en un solitario y torturado pre-expresionista
musical.

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