Cambios y Permanencas en La Paternidad y Maternidad PDF
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Cambios y permanencias en
la paternidad y la maternidad 1
Yolanda Puyana V
Edición final
"Mi papá no opinaba era la persona que traía la plata y nada más.
Mi mamá no me acariciaba nunca. Ahora me dice:
no vaya a acariciar al niño sino cuando esté dormido"
(Lina, de Medellín)
'Capítulo editado por Yolanda Puyana Villamizar v redactado en conjunto a partir de los informes
de investigación de las universidades participantes en la misma: Claudia Mosquera por la Universidad
Nacional, Doris Lamus y Ximena Useche de la Universidad Autónoma de Bucaramanga, Blanca
Jiménez y Maria Dominique de Suremain por la Universidad de Antioquia, Maria Cristina
Maldonado y Amparo Micolta por la Universidad del Valle, Pilar Morad y Gloria Bonilla por la
Universidad de Cartagena.
Yolanda Puyana V. Edición final
consideran se han dado con respecto a la forma de cumplir dichos roles hoy. La
expresión coloquial un cambio del cielo a la tierra fue muy común, de lo que se
deduce que hay una magnitud casi infinita de variaciones, entre las que se desta-
ca el paso desde una educación autoritaria, drástica y de un intercambio
comunicativo distante en las relaciones paterno, materno y filiales, hacia formas
más expresivas del afecto con una autoridad más democrática, donde prevalecía
-como se dice en los testimonios- la sensación de estimarse como seres distintos a
sus antecesores.
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Cambiosy permanencias
2
Lipovetsky, G. La Tercera Mujer. Anagrama, Colección Argumentos, Barcelona, 1999, p 187.
3
Giddens A. La Transformación de la Intimidad. Sexualidad, amor y erotismo en las sociedades
modernas. Ediciones Cátedra. Madrid, 1995, p.I02.
4
Badinter, E. El Uno es el Otro. Editorial Planeta, Barcelona, 1987.
""Flaquer, L. La Estrella Menguante del Padre. Edición Ariel, Barcelona, 1999.
47
Wanda Puyana V. Edición final
En la misma época, Ligia Echeverri 10 realizó una investigación sobre las for-
mas familiares, calculando un 40% de familias de hecho en el nivel nacional, las
6
Cebotarev, N. De modelo patriarcal al modelo de familia de responsabilidad individual. Una
comparación de Canadá y Colombia. En: IV Conferencia Iberoamericana sobre familia.
Universidad Externado de Colombia, Bogotá, 1997.
"Gutiérrez de R, V Cambios y Tendencias de la Familia Colombiana. Año Interamericano de la
Familia, Edición ICBF, DNP, memorias, Bogotá, 1983, p. 245.
8
Ibid., p. 245.
'Gutiérrez de P., V Honor , Familia y Sociedad. El caso de Santander. Universidad Nacional de
Colombia, Bogotá, 1988.
'"Echeverri, L. La familia de hecho en Colombia. ICBF, DNP, Año Interamericano de la Familia,
memorias, Bogotá, 1983, p. 319.
48
Cambios y permanencias
49
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Cambios y permanencias
bre la forma de ser padres y madres según sean las cohortes generacionales, en
especial los jóvenes y los adolescentes21.
En ese sentido la imagen de que un padre trabajador, estricto que cumplía con su
obligación, responsable o autoritario que infundía temor, se complementó con la de una
figura paternal distante, debido a sus responsabilidades laborales, por lo cual fue
descrito también como poco afectuoso y ausente de la vida doméstica. Al padre
había que respetársele, siendo éste el mandato social y familiar del momento; en
ocasiones, no necesitaba castigar físicamente para hacerse obedecer, bastaba sólo
una orden y ésta era ejecutada de inmediato. Tales características se conjugaban
de manera simultánea con la imagen del hombre recto o educado. Al mismo tiem-
po se valoraba al padre por el apoyo económico, lo cual fundamentaba su
autoridad en el hogar, y ser un hombre responsable significaba que era un padre
20
Jiménez, B et al. Los Tuvos, los Míos y los Nuestros. Universidad de Antioquia, Medellín, 2001.
21
Maldonado, M C y Micolta, A. Revista Nómadas, No.l 1, octubre 1999, Bogotá. Sánchez, R
del S Paternidad y Maternidad Adolescente. Universidad de Caldas, Editextos, Manizales, 1998.
22
Un primera clasificación de las cualidades acerca de los padres y las madres de esta época, se
realizó a partir de los recuerdos de entrevistados/as de Bogotá v posteriormente, se compararon
con las narraciones al respecto de las demás ciudades. Ver: Mosquera, C. et al. La Mujer en lo
Público, el Hombre en lo Privado, Revista TRANS , Vol 2, Universidad Nacional de Colombia,
Bogotá, 2 0 0 1 .
"Las entrevistas giraron en torno a los recuerdos de madres y padres, los cuales dan cuenta de la
manera como su generación fue socializada, así como de las representaciones sociales y prácticas
más comunes de la época. Sin embargo, debe anotarse que en la mirada al pasado incide el
presente, es decir, los recuerdos fluyen influenciados por los valores éticos y morales de la sociedad
y la cultura en el momento actual.
24
E1 grupo B corresponde a los estratos 1 , 2 , 3 definidos por el DAÑE en las ciudades. El grupo A a
los estrato 4, 5 y 6.
25
E1 énfasis es distinto en cada ciudad en Medellín se señala al " no cumplidor", en Cali y Cartagena
a los padres "mujeriegos" y "borrachos".
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ejemplar. Los valores trasmitidos por los padres se basaban en aspectos como la
honestidad, la responsabilidad, el trabajo, la decencia; en esta medida la educación
era rigurosa y se basaba en una respuesta severa ante estas faltas en los hijos e
hijas. En el caso de Medellín se destaca ese valor como dominante, pero también
sobresalen estos tipos de cualidades en los casos de Cartagena, Bogotá, Bucara-
manga y Cali. Si bien en la primera ciudad fueron frecuentes las narraciones
acerca de las relaciones paralelas, la exaltación de la figura del padre era la de ser
un ser responsable económicamente.
La imagen del padre violento y borracho, es empleada para describir con más
frecuencia a los padres de entrevistados/as, en especial del grupo B, quienes mal-
trataban física y verbalmente a sus hijos/as. Estos/as relatan palizas con garrotes,
correas, zambullidas de cabeza en albercas de agua fría hasta que los/as niños/as no
pudieran respirar, colgaduras del cuerpo en vigas de madera, vestir de niñas a los
niños, entre otros. Todas estas situaciones son vistan hoy por los/as entrevistados/
as como hechos que les produjeron dificultades psíquicas, lo cual demuestra la
asimilación de conceptos provenientes de la vulgarización de la psicología y el
psicoanálisis en la vida cotidiana. El cuadro de violencia descrito se agudizaba
cuando el padre llegaba boiracho en horas de la noche a golpear a toda la familia,
empezando por la madre. También se calificaban a algunos de estos hombres
como promiscuos o mujeriegos. Al mismo tiempo, los hijos mayores, aparecen en las
narraciones como las personas que protegían a sus madres de los maltratos a los
que los sometía el padre. Se recuerda también al padre como abandonador, un
hombre que se marchaba del hogar, dejaba a su progenie a cargo de la madre, o
quien entraba y salía de manera inestable, situación que marcó las historias de
varios/as entrevistados/das de diferentes estratos sociales, lo cual trajo como con-
secuencia el crecimiento de hijos/as sin esta figura y sin el apoyo social que procura.
Éstas situaciones fueron cubiertas por redes de familiares, especialmente en la
ciudad de Cartagena.
Las remembranzas con respecto a las madres giraron en torno a varias figuras
también polares, por un lado se destacó la imagen de la mujer ama de casa, dedi-
cada al hogar y pasiva, mientras por el otro se hizo referencia a la madre trabajadora,
verraca y echada pa delante quien, por múltiples factores, en especial la falta de
recursos o el abandono del marido, asumió el papel de proveedora.
La figura de la madre ama de casa, alcahueta, cobijay cariñosa fueron los recuer-
dos de hombres y mujeres del grupo A. Se refirieron a la madre confinada a la
vida hogareña, dedicada al cuidado de los/as hijos/as, que supervisaba el trabajo
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Cambios y permanencias
de las empleadas domésticas cuando tenían recursos, o que realizaban los oficios
de la casa, en los hogares más pobres. Asimismo a la madre se le recordó como el
pilar fundamental, garante de la unidad familiar, el sol de la familia, mujer ejemplar,
la matrona, la que hacía buñuelos y pudines, y la protectora. Sus virtudes eran la
abnegación, la sumisión, la entrega a los hijos/as, dar todo y el sacrificio. Al mismo
tiempo, las entrevistados/as no olvidan algunos defectos maternos: castigaban con
golpes, sobreprotectoras, estrictas, delegaban al padre las decisiones importantes o distan-
tes y ante el autoritarismo del padre, se convertían en las mediadoras de la progenie.
Los entrevistados recuerdan que la mujer se casaba joven y desde ese momento su
única misión en la vida era tener familia muy grande, en especial, para el caso de
Medellín. También usaron expresiones como cayó en las garras de mi padre, para
denotar la entrega de su destino al hogar y a la figura masculina.
El trabajo fuera del hogar no les impedía a las madres cumplir con ese rol;
algunas de las mujeres sortearon la situación dejando encerrados/as a los/as hijos/
as en su hogar, puesto que en esa época poco se recurría a los jardines infantiles.
Sin embargo, otras contaron con el apoyo de sus madres y de la red próxima de
parientes, contacto especialmente resaltado para el caso de Cartagena, donde la
figura de la abuela surge como dominante en la crianza y la educación de la
progenie. Sin embargo, se amaba a la madre, aunque fuera fuerte en el trato y
severa en los castigos. En general, el destino de estas madres de los años 60, era
53
Yolanda Puyana V. Edición final
"Similar categoría fue desarrollada por Lluis Flaquer al estudiar los cambios de la familia en
España. Flaquer, L op. cit., al estudiar los cambios de la familia en España.
28
No se pretende establecer tipologías, pues estos términos hacen referencia a categorías deductivas
a partir de modelos teóricos. En este estudio cada narración fue agrupada en comparación con la
otra y se dedujeron dichas tendencias a través de un análisis intratextual de cada entrevista
profunda como totalidad.
2,
En cada tendencia se percibe la tensión entre la reproducción de la tradición v las respuestas a las
demandas producidas por la circulación de nuevos conocimientos, creencias, ideas y opiniones
relacionadas con asuntos como el ser hombre o mujer, padre o madre; diversas concepciones
democráticas acerca de la niñez, la crianza, la autoridad y el ser niño/a, como también por el
cambio en las condiciones de vida de los individuos, los cuales están asociados con factores como
lugar de residencia, empleo, necesidades de subsistencia, escolaridad o tipo de familia.
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Wanda Puyana V. Edición final
Finalmente, tanto hombres como mujeres expresan que uno de los aspectos en
los cuales se ponen de manifiesto los cambios culturales, tiene que ver con la
forma como han aparecido nuevas significaciones de la niñez. De una infancia
centrada en una socialización a través del trabajo, se pasa a valorar otras activi-
dades como el juego y el estudio. Se prefiere que los niños/as sean más apreciados
por sus padres y madres como sujetos/as con derechos, ya que antes el mundo de
los adultos era separado de la infancia y sus criterios eran muy poco tenidos en
56
Cambiosy permanencias
cuenta. En general, la mayoría de padres y madres consideran que hoy los adoles-
centes son rebeldes, desobedientes y quieren conocer el mundo a través de preguntas
difíciles de responder para ellos/as.
A pesar de estas afirmaciones tan tajantes acerca del cambio, el estudio dete-
nido y comparativo de las entrevistas, facilitó reconocer las diferentes formas
como padres y madres se sitúan ante la paternidad y la maternidad. En esta
perspectiva se analizarán los principales hallazgos de esta investigación en las
tres tendencias ya señaladas.
Los padres calificados como tradicionales son valorados por su papel de pro-
veedores; es decir, son quienes principalmente aportan económicamente y se hacen
cargo de los gastos de sostenimiento de la familia, incluidos los de la esposa o
compañera. Esta función fue considerada por ellos como su obligación y respon-
sabilidad ante la sociedad y su familia, una condición inherente a su paternidad.
Se concibe también que así es más viril y se asocia el ser padre con la proveeduría,
la capacidad de ejercer la autoridad con los rasgos de su masculinidad. Por lo
general, los padres agrupados en esta tendencia manifiestan haber reaccionado
ante el nacimiento de su prole concentrándose más en su trabajo. Los padres de
esta tendencia participan muy poco en los oficios domésticos, sólo en caso de
bricolaje, arreglos de electrodomésticos y tareas de reparación de la casa. Dado
que el papel valorado como padre es el de proveedor, muy poco participan en la
30
Giddnes, A. Un Mundo Desbocado. Los efectos de la globalización en nuestras vidas. Madrid,
Tauros. 2000, p. 51-55.
31
Ibid.
32
Giddnes sostiene que las maneras tradicionales de hacer las cosas tienden a subsistir o a restablecerse
en muchos ámbitos de la vida, incluida la vida diaria. Se produce una suerte de simbiosis entre
modernidad y tradición. En la mayoría de los países, la familia, la sexualidad y las divisiones entre
los sexos continuaron, pese a los cambios modernos, saturadas de tradición y costumbres. Véase:
Ibid., p. 51-55.
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Wanda Puyana V Edición final
crianza, pues la consideran una tarea femenina y al mismo tiempo sienten que
están muy atareados cumpliendo su función de proveer.
Por lo general, estos padres son poco comunicativos en las expresiones de sus
afectos y cuando procuran serlo reconocen sus propias limitaciones, pues fueron
formados e interiorizaron los rasgos de una masculinidad fuerte, agreste y ajena a
las expresiones afectivas, en oposición a las características emocionales de las
mujeres. Pasan la vida diaria alejados de las actividades de los hijos/as, concen-
trados en sus trabajos y muy poco les ayudan en las tareas escolares o las actividades
que el sistema educativo les demanda.
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Cambios y permanencias
Las madres ejercen la autoridad ante la ausencia del padre, en nombre del
padre o por delegación del mismo. Son quienes están muy presentes en lahorma-
tización diaria y rutinaria de la progenie, pues permanecen el mayor tiempo
posible en casa. Utilizan castigos físicos, regaños y restricciones para hacer cum-
plir las normas paternas, a veces son afectuosas, pues se constituyen en los ejes de
la vida emocional de su hogar, pero con frecuencia manifiestan sus expresiones de
cariño con temor de perder el respeto ante su descendencia.
Como conclusión, se puede señalar que en los relatos de estos padres y madres
de la tendencia tradicional se observa cierta coherencia entre las representaciones
y las prácticas, pues al ser valorado el padre de manera especial por su rol de
proveedor se es consecuente con tradiciones de centurias. Por otro lado, la repre-
sentación social proclive a la maternidad como proyecto de vida central para la
mujer se resuelve con su estadía en el hogar, siendo ella la encargada de la crianza
y de los asuntos domésticos de la prole. Sin embargo, ya estos grupos son inquietados
3
Gutiérrez, V La Dotación Cualitativa de los Géneros para su Estatus v Función. Revista Nómadas,
No. 11, Bogotá, octubre de 1999.
4
De la Roche, M. El Cambio de la Familia en México. Revista Nómadas, No. 11, Universidad
Central, Departamento de Investigación, Santafé de Bogotá, Octubre de 1999.
59
Wanda Puyana V. Edición final
"Elias, N. La Revolución de los Padres y Otros Ensayos. Norma, Bogotá, 1998, p. 412.
36
González de la R. op.cit.
"Echeverri, L. Las Transformaciones Recientes en la Familia Colombiana. Revista de Trabajo
Social, No.l Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 1998, p. 51.
60
Cambios y permanencias
Si bien está de moda un discurso proclive a considerar a los hijos e hijas como
sujetos de derechos, con posibilidades de autorregulación, de realización perso-
nal y a la infancia, como una etapa en la que prime la felicidad, aún los padres y
madres presentan múltiples limitaciones para cumplir con estas metas. Entre
madres y padres de la tendencia de transición aparece una fuerte ambigüedad en
el ejercicio de los castigos y de las formas de imponer la autoridad. Esto se debe a
que comparten una alta valoración del diálogo por encima del uso del castigo
físico, pero con frecuencia acuden a drásticas reprimendas, repitiendo de manera
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Wanda Puyana V. Edición final
Aunque unos expresen más afecto que otros, los padres del grupo B se conside-
ran, en general, más activos, cercanos y pendientes de los hijos, así como de la
compañera, cuando se comparan con sus respectivos progenitores, manteniendo
como referencia el recuerdo de su padre. Otros, pese a una infancia de pobreza,
de abandono o de maltrato, quieren ser diferentes y conversar, acariciar, besar,
decir palabras estimulantes y gratificantes a sus hijos/as. Los padres del grupo B,
tienden a reconocer en sus hijos personas con derechos; se lamentan de sus condi-
ciones de pobreza e ignorancia e intentan compensar con algunos medios como la
información, charlas y talleres en los establecimientos educativos y de modo in-
formal entre amigos/as.
62
Cambiosy permanencias
Otros padres y madres reconocen que hoy todo está en discusión, que las
relaciones con los hijos/as se construyen y reconstruyen día a día, y que no es que
fracasen ellos o sus métodos, sino que ahora el diálogo y los acuerdos tienen una
vigencia limitada, no como en los tiempos de los abuelos. Están presentes unos
relatos según los cuales, los hijos deben ir asumiendo sus propias responsabilida-
des y lo que se establece entre padres, madres e hijos es el diálogo, como también
la negociación. Estos procesos se van dando con el crecimiento de los hijos y no se
hacen diferencias entre los chicos y las chicas. Cabría la posibilidad del caso un
poco más radical de esta versión de paternidad: el laissez faire, laissez passaire,
acompañada de la figura del padre amigo o la madre amiga, con la cual se disuel-
ve el rol de autoridad, como una forma de discurso y práctica que en aras de una
mayor libertad de la prole, releva al padre de sus obligaciones y casi no establece
límites.
En general, los rasgos del padre de la tendencia de transición contienen las si-
guientes características distintivas: ya no se plantea como tarea central ante la
prole ser proveedor, porque comparten la proveeduría o el sustento económico
del hogar con la madre u otros parientes; en consecuencia, esta situación novedosa
modifica la representación de sí como padre y el discurso democrático marcado
por inconsistencias con respecto a las prácticas de la autoridad, buscando otras
alternativas comunicativas con su prole. Asimismo, tienden a compartir la auto-
ridad con la madre y a procurar menos castigosfísicosante las faltas de su progenie,
si se compara con la tendencia anterior38. Cuando estos padres cambian sus pro-
pias actitudes y prácticas frente a las expresiones afectivas, con frecuencia
experimentan crisis, pues ahora corrientes de pensamiento innovadoras le de-
mandan ser un padre cariñoso y comunicativo, lo cual choca con una socialización
basada en la formación de una masculinidad agreste y poco expresiva de afectos.
63
Wanda Puyana V Edición final
Por otra parte, las madres calificadas en la tendencia de transición presentan las
siguientes características: en primer término, contribuyen de manera significativa
al sostenimiento económico de la familia, constituyéndose este aporte en estimu-
lante para su autoestima y el aprecio que la misma sociedad hace de su rol. Si
bien la mayoría de las mujeres devengan menos ingresos que sus maridos, en
varios casos su papel de proveeduría se transforma en el principal. El manejo que
se hace de los recursos familiares se distribuye a partir de varias alternativas,
según las cualidades de las parejas. Madres profesionales o que son trabajadoras
y que vivencian profundos conflictos consigo mismas por el tiempo que el trabajo
deja para sus hijos/hijas, buscando por tanto formas alternativas como llegar
temprano, trabajar cerca al hogar o alcanzar apoyos entre trabajadoras domésti-
cas, profesoras o abuelas. Las madres procuran ejercer una autoridad compartida
o delegada con los padres y, ante las faltas de su hijos/as, hablan, explican y,
eventualmente, aplican el castigo físico, ya que prefieren usar las prohibiciones
como forma de control disciplinario y de expresar los conflictos con ios adolescen-
tes. Se enuncia como deber ser el acuerdo sobre las normas con los padres, pero
con frecuencia esa meta no se cumple. Las madres buscan entablar una relación
de confianza, comunicación y cercanía con los hijos/as, sin miedo a perder la
autoridad; son expresivas del afecto y cariñosas, tienden a entablar diálogos acer-
ca de temas como el de la sexualidad, principalmente con sus hijas. Si bien la
vinculación de la progenie a la educación formal es planeada entre ambos padres,
aún ellas son las más responsables al respecto, convirtiéndose en las que acompa-
ñan, controlan y apoyan las actividades escolares.
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Cambios y permanencias
innovadoras en sus hogares. Si bien apenas son una minoría, en las ciudades
estudiadas se constituyen en cierta vanguardia emergente41, con respecto a las
formas de transición y tradicionales. Prima en ellos/as la construcción de relacio-
nes diferentes en el espacio familiar y en la sociedad, sin que persistan modelos
fijos o rígidamente establecidos. En ese sentido, este grupo se caracteriza por la
autorreflexión del yo ante las circunstancias complejas que la vida les demanda;
en términos de Anthony Giddens42, corresponde a una actitud propia de la mo-
dernidad reciente, en la cual se conjuga una relación con el tiempo, un espacio
globalizado y cambiante, la pérdida de ideas fijas o preestablecidas, la necesidad
de pensar acerca de la cotidianidad, ilustrarse con las ciencias (en especial las
humanas) e innumerables inquietudes que conllevan al riesgo como una constan-
te de reflexión de la persona, sobre el sentido de sus vidas. Hoy hombres y mujeres
fundamentan sus propias emociones en los descubrimientos de la psicología, la
biología, la antropología o la pedagogía y, en general, en representaciones sociales
circulantes acerca de la equidad y la democracia en la familia. Como consecuen-
cia de querer formar hijos e hijas autónomos y autorregulados, es relevante en
esta tendencia la búsqueda de principios o de acuerdos para establecer la autori-
dad. Sin embargo, persiste una inclinación a ver en la niñez y en la juventud una
capacidad natural para dirigirse sí misma que demanda muy poca intervención
de los/as adultos/as. La figura que representa este modelo es la de padre amigo o
madre amiga, con quien se genera una función de comunicación con la prole, de
orientación por parte de los adultos/as, que de imposición de las normas.
41
Expresión empleada por Virginia Gutiérrez de Pineda para referirse a las familias mas innovadoras.
Gutiérez de R, V Honor, Familia y Sociedad en la Estructura Patriarcal. El caso de Santander.
Universidad Nacional de Colombia, 1988.
42
Giddens, A. Modernidad e Identidad del Yo. Ediciones Península, Barcelona, 1997.
65
Wanda Puyana V. Edición final
En las ciudades los padres y las madres que asumen los cambios dan cuenta en
forma amplia de historias personales caracterizadas por un cuestionamiento so-
bre los modelos impuestos de hombre y mujer, la búsqueda de relaciones más
equitativas entre los géneros y las generaciones o con discursos democráticos refe-
ridos a la vida familiar. De ninguna manera están exentos/as de contradicciones,
pero existe en ellos mayor concordancia entre representaciones y prácticas, si se
comparan con la tendencia anterior. La paternidad y la maternidad la conciben
de manera central en tomo a la formación de criterios de autonomía y el respeto
de los derechos de todos los hijos/as, sin diferencia de edad o sexo.
Las madres, por su parte, destacan los siguientes rasgos: emplean un discurso
democrático en la vida familiar coherente con las prácticas, las cuales no exclu-
yen la existencia de fronteras borrosas entre ser democrático y el dejar hacer o
dejar pasar. AI mismo tiempo, intentan de manera permanente construir normas,
límites, diálogo, o la negociación ante los conflictos de autoridad. A su vez, com-
parten la proveeduría cuando se vive en pareja o se presenta autosuficiencia
económica cuando no. Al mismo tiempo, propenden por la redistribución de ta-
reas domésticas entre hijos e hijas y el padre, con el objeto de evitar la
discriminación por género. Asimismo, estas mujeres se convierten en copartícipes
del proyecto de educación y profesionalización de los hijos/as, proyectan su vida
a través de varias posibilidades, bien sea en su rol profesional o como trabajado-
ras y esta situación no les genera mayores conflictos pues el tiempo de compartir
con sus hijos /as lo valoran por su calidad. Son expresivas y cariñosas sin discri-
minación con su prole en razón de la edad o sexo y expresan un interés por la
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Cambios y permanencias
Si bien en los años 60 los estudios realizados por Virginia Gutiérrez de Pineda
en las regiones45de Colombia destacaron las diferencias alrededor de las formas
de organización familiar, las relaciones de pareja y la dinámica relacional pater-
43
ICBF et al. Tradicionalismo y Familia en Colombia. En; Memorias del año interamericano de la
familia. 1983, p.276
44
Henao, H. Colombia: sociedad mestiza y polimorfismo cultural. En: Cuadernos Familia Cultura
y sociedad. CISH, Centro de Investigaciones Universidad de Antioquia, Medellín, 2000.
45
La región incluye el sector urbano y el rural, así como las poblaciones semiurbanas muestran la
investigación presentada, en este estudio se delimitó a los grandes centros urbanos.
67
Wanda Puyana V Edición final
Si bien se cambia en todas las ciudades al mismo tiempo que éstas se moderni-
zan, la transformación no ha sido igual cuando se comparan sus características
por tendencias. Se puede afirmar que el rasgo más común de la paternidad y la
maternidad de las personas entrevistadas en Medellín, Bogotá y Cali es la transi-
ción48, lo cual implica la permanencia y coexistencia de representaciones sociales
y prácticas apropias" de los años cincuenta o sesenta junto con las comentes
renovadoras acerca de una mayor equidad entre los géneros, relaciones más afec-
tuosas y cercanas con los hijos e hijas y una autoridad más democrática. Al mismo
tiempo, el peso de los relatos que contienen elementos de la tradición en Cartage-
na y Bucaramanga es mayor. Son estas zonas donde se presentan procesos más
lentos de urbanización y de desarrollo económico, lo cual incide en que las es-
tructuras políticas y sociales tradicionales aún tengan mucho peso, la dinámica
espacial genere relaciones más directas entre los ciudadanos y el temor al control
social sea mayor. Por tanto en los relatos se evidencia con frecuencia la añoranza
por los hogares tradicionales acompañados de concepciones o prácticas encami-
nadas a conservar relaciones más jerarquizadas entre los géneros y las generaciones.
En Cali, Bogotá y Medellín, los padres de ayer eran los proveedores económi-
cos, concentrando la autoridad o delegándola en la madre y, en general, eran más
distantes con la progenie. A su vez, las madres eran amas de casa o trabajadoras
y quienes mostraban el afecto en el manejo de los recursos en pro del bienestar de
la familia. En cuanto al trabajo de la mujer, en Bogotá se presentan ciertas parti-
cularidades en relación con Medellín, mientras que en la primera ciudad son más
reiterativos los relatos que dan cuenta de madres (especialmente de sectores de
bajos recursos) vinculadas a trabajos productivos aún por fuera del hogar, la
cultura de Medellín es aún fuerte para incidir en que la mujer permanezca en el
hogar.
Debe destacarse que en las cinco ciudades los grupos innovadores en tomo a
las formas de ejercer la paternidad y la maternidad solo constituyen una mino-
ría51, luego aún predominan intensas contradicciones entre el deber ser de las
representaciones sociales y las prácticas, entre las circunstancias que obligan a
vivir en contra de ese deber ser y entre los cambios en algunas funciones, mientras
que se mantienen otras. En ese sentido puede afirmarse que la representación
social sobre la cual se privilegia el papel de padre como proveedor se está resque-
brajando, ciertas circunstancias e ideas aún los ligan a dicha funciones y los
separan de las otras, pero al mismo tiempo nuevas prácticas como la de partici-
par activamente en las labores de crianza y en el cuidado de los niños/as recién
nacidos los dinamizan hacia el cambio. Por otro lado, las ideas que privilegian la
maternidad aún se conservan en todas las ciudades bajo la creencia de que la
mamá —y no tanto el papá— es indispensable para la crianza y el crecimiento
'"Cuando se comparan los índices de castigo físico por ciudades, se encuentran el doble entre
Bucaramanga y Bogotá respecto al Norte de Bolívar, lo cual indica este empleo, pero no en la
misma intensidad de otras regiones del país. Encuesta de PROFAMILIA Demografía y Salud.
Bogotá. 2.000.
''Entre el 12% v 14% en todas las ciudades,
69
Yolanda Puyana V Edición final
Como se trató en el capítulo primero de este texto, en el caso que nos ocupa las
ideas acerca de la infancia como sujeto de derechos, la equidad entre los géneros
y otras representeciones sociales democratizadoras fueron apropiadas desde los
52
Stone, L. Familia, Sexo y Matrimonio en Inglaterra 1500-1800. Edita Fondo de Cultura
Económica, México, 1979, p. 19.
53
Flaquer, Op. cit., p. 87.
S4
Foucault, M. La Historia de la Sexualidad. La voluntad del saber. Tomo I, Siglo XXI, México,
1978.
55
Archila, M. La Clase Obrera en Bogotá. Cinep y Universidad Nacional de Colombia, 1991.
70
Cambiosy permanencias
71
Wanda Puyana V. Edición final
laborales. Esta forma de familia cumple también un papel central ante los secto-
res más golpeados por el desempleo y la falta de seguridad social, es, en suma,
una especie de amortiguador ante la crisis que tanto agobia a los colombianos/as
hoy. En diversas investigaciones realizadas en Guadalajara y en la ciudad de
México pudo contrastarse similar situación, ya que los hogares extensos eran mucho
más capaces de disminuir los efectos de las crisis económica y la precariedad de
los salarios. "Todos esos estudios han dado evidencia del dinamismo de los grupos fami-
liaresy de su íntima relación cambiante con los también cambiantes mercados de trabajo "5S.
sentan diferencias según el sexo. En el caso de las madres, las estadísticas demues-
tran que esta forma de convivencia es mucho más común, ya que se acostumbra
que ellas respondan por los hijos/as después de la separación, concentrando una
sobrecarga de responsabilidades y trabajos, a causa de las labores domésticas y el
cuidado de la progenie. Mientras los hogares monoparentales conformados por
padres y la prole estadísticamente son menos significativos, reciben apoyo más
constante de la familia de origen. De todas formas, mientras que en los relatos de
los padres se enfatiza en las dificultades para asumir la custodia de la progenie,
en los de las madres se destacan las responsabilidades, las culpas y las tensiones
cuando deben asumir el trabajo fuera del hogar. A esta situación se suma el que
en el mercado laboral los ingresos femeninos son menores respecto de los masculi-
nos, lo cual hace aún más precarias las condiciones económicas de los hogares
monoparentales femeninos.
Como consecuencia del cambio de roles que deben asumir padres o madres
con este tipo de hogar, se observa una mayor confluencia de los mismos en la
tendencia calificada como de transición en todas las ciudades; lo cual demues-
tran que son más susceptibles al cambio porque las circunstancias demandan
nuevos roles y por ello se contradicen con los patrones tradicionales de la división
sexual de roles en el hogar.
Con el trabajo remunerado por fuera del hogar la mujer tiene la oportunidad
de cuestionar la crianza y socialización como única tarea femenina, aumentar su
reconocimiento social y construir proyectos de vida alternativos o simultáneos a
la maternidad. No obstante, cuando son afectadas por las representaciones tra-
dicionales aún interiorizadas por ellas y se sienten como las únicas responsables
del destino de la prole, ellas tienden a justificar su participación en el mercado
laboral por sus hijos/as, argumentando que sus ingresos contribuyen a mejorar la
calidad de vida de éstos. Al mismo tiempo, se debaten entre el trabajo remunera-
do y la atención de su progenie sometidas a un grado muy alto de tensión y
culpa.
ejercidos por sus progenitores. Se suelen emplear formas más simbólicas de ejercer
el control tales como la supresión de permisos y de estímulos, el chantaje o la
amenaza, la amonestación y la persuasión. De todos modos en el proceso de
disciplinar las nuevas generaciones se observa una tendencia a implementar prác-
ticas moderadas y el ejercicio del autocontrol por parte de padres y madres ante
la agresividad que las faltas de la prole provocan. Nuevas representaciones socia-
les se divulgan como las referentes a ios derechos de los niños y niñas, que son
especialmente interiorizadas y defendidas por éstos y éstas. Por otra parte, se usa
la afectividad para imponer la autoridad, pues si en los años sesenta padres y
madres tenían temor a expresar los afectos para no perder la autoridad, ahora,
cuando manifiestan su amor a la prole, les solicitan cumplir con las normas.
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Cambiosy permanencias
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