Cancer de Prostata
Cancer de Prostata
Cancer de Prostata
Qué es
La próstata es la glándula sexual del hombre encargada de
producir el semen. Es del tamaño de una nuez y se encuentra
debajo de la vejiga de la orina, rodeando a la uretra. A diferencia de
otro tipo de cáncer, el de próstata se caracteriza por evolucionar
de forma muy lenta. El cáncer de próstata es extremadamente
frecuente, aun cuando su causa exacta sea desconocida.
Epidemiología
Los tumores más frecuentemente diagnosticados en varones en
España en 2017 fueron los de próstata, según la Sociedad Española
de Oncología Médica, alcanzando la cifra de 30.076 casos ese
año. En 2016, según recoge la Sociedad Española de Oncología
Médica a partir de datos proporcionados por el Instituto Nacional
de Estadística, los tumores de próstata fueron responsables de
5.752 muertes en la población general en nuestro país. Datos
recientes indican que la supervivencia de los pacientes con cáncer
ha aumentado de forma continua en los últimos años en todos los
países europeos, especialmente para el cáncer de próstata, en
probable relación con el diagnóstico precoz.
Causas
Sobre la base de las observaciones epidemiológicas se han
sugerido cuatro causas principales del cáncer prostático:
Factores genéticos
Aunque existen indicios que involucran a los factores genéticos en
la causa del cáncer prostático, es difícil separar estos factores de
los factores ambientales. Estudios genéticos han mostrado que
existe un gen específico del cromosoma 1 o gen HPC-1 que
aumenta la probabilidad de desarrollar cáncer de próstata.
Factores hormonales
Varios estudios han sugerido que los factores hormonales pueden
tener importancia en el desarrollo del cáncer de próstata. Estos
incluyen:
La dependencia de las hormonas andrógenas (masculinas) de la
mayoría de los cánceres de próstata.
Factores ambientales
Quienes emigran de regiones de baja incidencia a regiones de alta
incidencia mantienen una baja incidencia de cáncer prostático
durante una generación y luego adoptan una incidencia intermedia.
También se han identificado varios factores ambientales que
podrían ser promotores del cáncer de próstata:
Dieta alta en grasas animales.
Agentes infecciosos
Se ha considerado que los agentes infecciosos transmitidos por vía
sexual podrían causar cáncer prostático, sin embargo, los estudios
epidemiológicos, virológicos e inmunológicos han brindado
resultados contradictorios. Los estudios epidemiológicos han
sugerido un aumento en el riesgo de cáncer prostático asociado
con un mayor número de compañeros sexuales, una historia previa
de enfermedad de transmisión sexual, frecuencia del acto sexual,
relación con prostitutas y edad temprana de comienzo de la
actividad sexual.
En contraste, otros estudios han sugerido que existe un mayor
riesgo de cáncer prostático asociado con la represión de la
actividad sexual, como un comienzo en edad más tardía, un pico
más temprano y una cesación prematura de la actividad sexual. Por
otra parte, algunos trabajos han mostrado un mayor riesgo entre
los pacientes que nunca estuvieron casados y un riesgo aún mayor
entre aquellos que tuvieron niños, pero otros estudios no han
mostrado una correlación significativa con el estado marital o con
el número de hijos. De forma similar, los estudios de potenciales
agentes infecciosos no han brindado resultados concluyentes,
como tampoco proporcionan pruebas concretas para una causa
infecciosa de cáncer prostático.
Síntomas
Los síntomas de la enfermedad pueden tardar mucho tiempo,
incluso años, en manifestarse. En las fases iniciales, cuando el
tumor está limitado a la próstata, puede ser asintomático o
acompañarse de síntomas obstructivos leves fácilmente atribuibles
a una hiperplasia benigna, como son la incontinencia urinaria; la
disminución del calibre o la interrupción del chorro de orina; el
aumento de la frecuencia de la micción, sobre todo durante la
noche; las dificultades para orinar, y la sensación de escozor
durante la micción.
Cuando los tumores son localmente avanzados se acompañan de
síntomas obstructivos claros, además puede haber hematuria
(sangre en la orina) o signos de infección (estos dos últimos son
poco frecuentes). También puede generar un dolor frecuente en la
región lumbar y dificultades en las relaciones sexuales.
Cuando se trata de tumores avanzados puede aparecer edema o
hinchazón de piernas (debido al crecimiento de ganglios linfáticos
regionales), dolores óseos (por extensión tumoral al hueso) e
incluso debilidad o pérdida de fuerza en piernas (compresión de la
médula espinal o de las raíces nerviosas). También puede
causar insuficiencia renal, pérdida de apetito y de peso o anemia.
Explicados de manera esquemática, los síntomas locales que
pueden presentarse en el cáncer de próstata son los siguientes:
Urgencia miccional: imperiosidad miccional o incluso pérdida
involuntaria de la orina.
Goteo posmiccional.
Prevención
El hecho de que el cáncer de próstata tarde años en manifestarse
es el motivo por el cual es muy importante que las personas que
tienen posibilidades de contraer la enfermedad se sometan
a exámenes médicos de forma frecuente. Es importante recordar el
hecho que el hombre tiene mayores posibilidades de padecer la
enfermedad a medida que envejece.
No está científicamente demostrada la relación entre el consumo
de determinados alimentos y la reducción del riesgo de sufrir
cáncer de próstata. Los licopenos, sustancias antioxidantes
presentes en los tomates y las sandías, o las isoflavonas que se
encuentran en la soja han sido objeto de estudio en la prevención
de este tipo de tumor; sin embargo los resultados no han sido
concluyentes, como recoge la Sociedad Española de Oncología
Médica.
Tampoco existe en la actualidad ningún medicamento preventivo.
En un estudio que se realizó en hombres con alto riesgo de
desarrollar cáncer de próstata, la administración del fármaco
finasterida (indicado para el tratamiento y control de la hiperplasia
benigna de próstata sintomática) consiguió reducir un 25 por ciento
el riesgo de cáncer de próstata comparado con un placebo. Sin
embargo, los efectos secundarios provocados en estos pacientes,
tales como descenso del apetito sexual, impotencia y presencia de
una mayor tasa de tumores de alto grado (que tienen peor
pronóstico), desaconsejan el uso de este fármaco hoy en día como
agente de prevención.
Tipos
El cáncer de próstata se presenta en el 95 por ciento de los casos
en el tejido glandular, lo que se denomina adenocarcinomas. El
cinco por ciento restante es el cáncer neuroendocrino, que se
origina en las células pequeñas de la próstata.
Este tumor maligno puede crecer de tres maneras:
Crecimiento local: se produce por crecimiento tumoral e invasión
de la cápsula prostática. Después el tumor puede romperla y
crecer invadiendo los tejidos y órganos periprostáticos. La invasión
de la vejiga o el recto es tardía en el tiempo.
Diagnóstico
Tratamientos
Este tipo de cáncer se desarrolla de forma muy lenta, provocando
que, en muchas ocasiones, el tratamiento tenga que efectuarse
durante un largo plazo de tiempo. Se debe destacar, sin embargo,
que si el cáncer se detecta en su primera fase, cuando todavía se
encuentra dentro de la próstata, el paciente puede tener una larga
expectativa de vida. Se recomienda asistir a un profesional médico
en cuanto se detecte alguna anomalía especialmente a la hora de
orinar; de esta forma, el médico puede detectar rápidamente la
causa que está originando el malestar. También se recomienda
visitar el urólogo de forma regular una vez se cumplen los 50 años.
El tratamiento de la próstata depende básicamente del estado
evolutivo de la enfermedad. Datos como el grado, la etapa del
cáncer o la edad y el estado de salud del paciente son muy
importantes para decidir el tratamiento a seguir. Actualmente hay
cuatro formas de proceder para reducir y/o extraer el cáncer de
próstata:
Cirugía
Procedimiento que consiste en la extracción de la glándula
prostática entera y los tejidos ubicados a su alrededor. Algunas
veces se extraen también los ganglios linfáticos del área
pélvica (parte inferior del abdomen, localizada entre los huesos de
la cadera). Este tipo de intervención, conocida con el nombre
de prostatectomía radical, se puede llevar a cabo mediante dos
tipos de procedimientos:
Prostatectomía retropúbica: La extracción se efectúa a través de
una incisión en el abdomen.
Radioterapia
Este tratamiento se puede combinar con el de la cirugía, ya sea
para preparar la zona afectada para la extracción del tejido
afectado o para intentar limpiar la zona después de la intervención
quirúrgica. En este caso, se puede proceder de dos formas
diferentes:
Tratamiento interno (mediante la inserción cerca del tumor de un
pequeño contenedor de material radiactivo). Se trata de un
implante que puede ser temporal o permanente, y que al ser
extraído no deja ningún tipo de rastro radiactivo dentro del cuerpo.
Terapia hormonal
La evolución del tumor está vinculada a la acción de
la testosterona, una hormona sexual masculina. El tratamiento
hormonal tiene como objetivo reducir los niveles de testosterona en
el organismo o bien bloquear los efectos de esta hormona sobre la
próstata.
Seguimiento y revisiones
Después de someterse a tratamiento, el especialista va a controlar
el resultado de éste mediante revisiones y pruebas que valoran su
eficacia. Dicho seguimiento tendrá pequeñas variaciones según la
terapia realizada en cada caso. Para la observación y vigilancia del
cáncer deben llevarse a cabo determinaciones del PSA
periódicamente y biopsias en algunos pacientes. En caso de
aparecer síntomas, signos de progresión o avance del cáncer
puede reconsiderarse esta actitud y aplicar el tratamiento más
adecuado de acuerdo con las características de la enfermedad.
En los enfermos sometidos a tratamientos locales (cirugía o
radioterapia) como tratamiento definitivo, el descenso del PSA en la
sangre indicará la buena respuesta a éste. Las revisiones
periódicas (suelen ser cada seis meses) se llevan a cabo en estos
casos con análisis del PSA y tacto rectal.
Cuando el tratamiento empleado es el bloqueo de andrógenos
(hormonal) se pueden realizar las visitas cada tres o seis meses,
según el estado del paciente, ya que muchos son enfermos en
estadios avanzados. Se determinará el valor de PSA, cuyo
descenso muestra una buena respuesta.
La Asociación Española Contra el Cáncer recuerda la importancia
de referir al médico, tanto en las revisiones como en cualquier otro
momento, no solo cambios relacionados con los tratamientos, sino
cualquier otro síntoma como pérdida de apetito o peso, aparición
de dolor y cansancio. Será el médico el que valorará la necesidad
de más pruebas.
Pronóstico
La probabilidad de supervivencia tras sufrir un cáncer de próstata
es muy elevada, cercana al cien por cien en los cinco
años posteriores al momento del diagnóstico. La tasa de
supervivencia para los 10 años posteriores es del 99 por ciento,
mientras que para los 15 años posteriores es del 94 por ciento.
Los únicos casos en los que la tasa de supervivencia es baja es
cuando el cáncer se disemina, y se extiende a otros huesos y
órganos. En estos casos, la tasa de supervivencia es del 28 por
ciento.
Efectos secundarios
A pesar de la dificultad existente para predecir con exactitud los
efectos secundarios del tratamiento del cáncer de próstata, se
pueden conocer algunos efectos constantes según el tipo de
tratamiento utilizado.
Cirugía
El tratamiento quirúrgico puede provocar malestar los primeros
días después de la operación. Otro síntoma común en este tipo de
intervenciones es la sensación de cansancio y debilidad.
La impotencia y la incontinencia urinaria son, sin duda, los efectos
secundarios más molestos para el paciente.
No obstante, la impotencia postoperatoria se puede tratar con
medicamentos, inyecciones intracavernosas, bombas de vacío o la
colocación de una prótesis de pene. La incontinencia también
puede tratarse con rehabilitación y fármacos que ayudan a
controlar mejor la orina, aunque en ocasiones es preciso implantar
un esfínter urinario artificial alrededor de la uretra (con muy buenos
resultados).
Radioterapia
Los efectos secundarios tardíos de la radioterapia externa con las
técnicas modernas son menos frecuentes que hace años. Pueden
aparecer a nivel urinario, digestivo o sexual.
Aunque es poco frecuente, a nivel urinario, el paciente puede
experimentar un deseo frecuente de orinar o dificultades para la
micción. Más raramente, la sangre puede estar presente en la
orina, y la incontinencia es excepcional. En caso de aparecer, el
paciente debe consultar a su médico.
A nivel digestivo, el paciente puede padecer estreñimiento y,
ocasionalmente, sufrir episodios de hemorragias como
consecuencia de la irritación del recto por la radioterapia.
A nivel sexual, la impotencia puede aparecer meses después, o
incluso años, hasta en el 50 al 60 por ciento de los pacientes. A nivel
genital, las secuelas de la radioterapia son bastante raras con las
nuevas técnicas.
Terapia hormonal
La pérdida de apetito sexual, la impotencia o los aumentos súbitos
de temperatura son síntomas comunes de este tratamiento.
Algunos métodos de esta terapia pueden causar alteraciones
físicas superiores.
Terapia biológica
Algunos de sus efectos secundarios son la fiebre, dolor en los
músculos, debilidad corporal, pérdida de apetito, náuseas, vómitos
o diarrea.