Trabajo de Historia
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Trabajo de Historia
ESCUELA DE DERECHO
2019
TABLA DE CONTENIDO
1. INTRODUCCIÓN
2. BIOGRAFIA
8. AMNISTIA
10. CONCLUSIÓN
INTRODUCCIÓN
En el presente trabajo me dispondré a dar un breve pero muy focalizado, repaso acerca de
la vida del coronel Rojas pinilla. Del que, quienes lo conocieron de cerca aseguran que el
gran rasgo de la personalidad del general Gustavo Rojas Pinilla fue la bondad, los actos de
su vida dejan ver que a lo largo de los años de su protagonismo político ejerció, más la
ingenuidad que el poder.
Los tres hechos que marcaron los picos de su vida pública, el golpe de Estado del 13 de
junio de 1953, su derrocamiento el 10 de mayo de 1957 y su derrota electoral el 19 de abril
de 1970, señalan cómo esa ingenuidad personal y política repetidamente le llevó al error, a
la incapacidad de adelantarse a los designios y las maniobras políticas de quienes
inicialmente lo utilizaron como un comodín, los mismos que hacia el final de su vida lo
volvieron a engañar.
Como todos los militares colombianos de este siglo, Rojas Pinilla nació con y para el
régimen apuntalado por una burguesía unipartidista liberal-conservadora, que encontró en
las Fuerzas Armadas su soporte, institución a la que formó dentro de una concepción
privada del servicio, encargada de precebar los derechos de un país político, olvidando sus
deberes de defensa y de protección del país real, el país nacional que exaltaba Gaitán. El
Ejército de 1920, cuando Rojas Pinilla obtuvo su grado de subteniente, era entonces una
institución cerrada que actuaba al vaivén de los acontecimientos, de orientación
básicamente conservadora, heredera de las victorias de las guerras civiles, como el propio
general boyacense. Posteriormente, mientras se desarrollaba la carrera del oficial, ese
ejército había soportado los gobiernos liberales de Olaya Herrera y López Pumarejo.
Analizaremos pues, su gobierno, como llego al mandato y su famoso llamado golpe de
estado.
BIOGRAFIA:
Pasó sus primeros años en Tunja y Villa de Leiva, y en una propiedad rural en Arcabuco.
'Esta formación pedagógica fue muy importante en su vida, pues en sus discursos
presidenciales y políticos siempre se expresó en forma didáctica, por lo cual sus ideas
fueron captadas fácilmente por el pueblo. Entre 1916 y 1917 hizo los estudios
bachiller en ciencias. Gustavo Rojas Pinilla realizó una brillante carrera militar, que inició
Sus primeras actividades militares las realizó en el regimiento de artillería Tenerife N°-
Manizales, donde fue ayudante del general Marco Alzate, comandante de la Quinta
Brigada y padre del político Gilberto Alzate Avendaño. En la capital caldense fue
Ascendido a teniente del Ejército. En 1924 pidió permiso para retirarse del servicio activo,
con el fin de realizar estudios de Ingeniería Civil en Three State College, en Estados
En 1932, con motivo del conflicto entre Colombia y Perú, el capitán Gustavo Rojas Pinilla
Batería de Costa e ingeniero militar de la región. En 1936 fue ingeniero del departamento
Técnico de la fábrica de municiones del ejército, y como tal fue enviado en misión especial
a Alemania, con el fin de obtener la maquinaria necesaria para fabricar las municiones en
Bogotá; por esos días ya había sido ascendido a mayor del ejército y se destacaba su
Interés por la ingeniería militar. A su regreso a Colombia, fue nombrado jefe del
misión oficial especial ante el gobierno de Estados Unidos, para la consecución de armas
y materiales para las fuerzas militares, dentro del programa norteamericano Lend-lease;
este programa era un plan del gobierno de los Estados Unidos para el suministro de armas
realizó el trabajo "Pistas de aterrizaje en Colombia", que le sirvió de tesis para su ascenso
a coronel del Ejército. En este estudio Rojas proyectó el Aeropuerto El dorado, cuya
Primera Brigada con sede en Tunja, su ciudad natal. En 1948 fue nombrado comandante
de la Tercera Brigada en Cali, donde el coronel Rojas sometió la rebelión ocurrida allí a
consecuencia del asesinato del líder popular Jorge Eliécer Gaitán, el 9 de abril de 1948.
Por sus acciones de pacificación en Cali y el Valle del Cauca, Rojas Pinilla recibió
honores del Departamento del Valle y del gobierno del presidente Mariano Ospina Pérez.
Rojas siempre consideró que su mejor actuación militar había sido la realizada en Cali
para calmar los ánimos el 9 de abril de 1948. La violencia política y social recrudeció
En 1953, Colombia experimentaba una crisis política. Las consecuencias del asesinato de
noviembre de 1949 y el partido liberal, que no se había presentado a las últimas elecciones
En 1950 las muertes alcanzaron a llegar a 50.253; 447 por cada 100.000 habitantes. A
todo ello se sumó la ausencia de poder que significó la designación de Roberto Urdaneta
como presidente.
La muerte violenta del guerrillero Saúl Fajardo el 2 de diciembre de 1952, sumada a los
incendios del 6 de septiembre demostraron que los desmanes de las fuerzas del estado
hasta entonces sólo imputadas en regiones distantes sometidas al control militar, podían
suceder también en las calles de Bogotá. La repercusión de estos crímenes figura como
una de las causas que meses después contribuyeron al derrumbamiento del gobierno de
Urdaneta.
El 13 de junio de 1953 tuvo lugar el golpe militar contra el gobierno del presidente
Laureano Gómez "golpe de opinión"
GOLPE DE ESTADO:
La intervención del Ejército empezó a ser apreciada por distintos grupos políticos y
económicos. Alfonso López Pumarejo, en el Partido Liberal, postuló con certeza que si la
violencia no se detenía, podría devorar al país. Estaba seguro de que el freno a la violencia
no era posible con Laureano Gómez en el poder: el periódico “El Siglo” trataba a los
liberales de “bandoleros” y el gobierno pedía a la dirección del partido que definiera su
rechazo a ellos2. El conflicto, en lugar de resolverse, parecía extremarse.
Los industriales tampoco estaban a gusto con el gobierno de Laureano Gómez. Según lo
descubrió Eduardo Sáenz porque los industriales sentían que las medidas para combatir la
inflación habían precipitado “una verdadera crisis con efectos deflacionistas”3. En la
Asamblea Nacional, realizada en Cali en abril de 1951, la Asociación Nacional de
Industriales –ANDI– insistió en la “proximidad del colapso” y su alarma fue trasmitida por
el Embajador americano al Departamento de Estado. Rafael Urdaneta, quien reemplazó
temporalmente a Laureano cuando éste dejó la presidencia por motivos de salud, hizo todo
lo posible para satisfacer las demandas de los industriales y visitó las instalaciones de
algunas empresas para constatar su estado. Aunque la mejoría económica fue reconocida un
año después, los industriales continuaron preocupados por la violencia y la “lucha a muerte
entre los partidos”.
Más que los militares, a la Embajada le preocupaban los guerrilleros. Aunque su triunfo era
poco probable y remoto, la posibilidad de alcanzar centros vitales de población y su
prolongada existencia contribuía a la inestabilidad del gobierno y acercaba la posibilidad de
un movimiento militar o de un golpe cívico-militar para tomarse el poder. Por esa razón, la
Embajada coincidía con la propuesta de López Pumarejo y los guerrilleros: amnistía
general y comités bipartidistas en todos los departamentos afectados para investigar cada
hecho de violencia. Sin embargo, en lugar de expresar su respaldo en forma oficial y
directa, el embajador intentó divulgar su pensamiento a través del Nuncio Apostólico, quien
se mostraba de acuerdo. La Embajada estaba convencida de que, si el gobierno no se
mostraba más flexible, el riesgo de una infiltración comunista en la guerrilla era cada vez
mayor. Es más: los guerrilleros del Llano practicaban ya, de manera espontánea e
inadvertida, algunos “principios comunistas”.
Tras los hechos del 6 de septiembre de 1952, la posibilidad de un golpe militar se hizo aún
más evidente. Al menos para el embajador norteamericano, su emergencia era irreversible.
No sólo parecía clara la inspiración, dirección y complacencia de los incendios contra las
casas de los dirigentes liberales y la prensa por parte de la fracción conservadora dirigida
por Álvaro Gómez y Jorge Leyva, sino que, abrumados por la magnitud de la situación, un
grupo de oficiales retirados, en unión con otros de servicio activo, empezaron a preparar un
golpe con el regreso del General Rojas Pinilla. Por eso se exigió su retorno y se consultó la
decisión con Ospina y Alzate, quienes se mostraron de acuerdo. Según el embajador, Alzate
pretendía alcanzar el poder en las elecciones inmediatas que los autores del golpe
convocaran. Para constatar los rumores, el 12 de septiembre de 1952 un funcionario de la
embajada se reunió con Alzate. En criterio de este último, los ataques del 6 de septiembre
eran “la angustiosa salida” del laureanismo para cerrar la posibilidad de un acuerdo liberal
con la candidatura de Ospina Pérez. En lugar de otorgar garantías a los dirigentes liberales
y cambiar su gabinete, el gobierno extremaba las políticas de fuerza. Con las dificultades
del orden público como pretexto, la Asamblea Constituyente elegiría a Jorge Leyva como
próximo presidente. Para Alzate, entonces, la situación del país se degradaba hasta la
anarquía. Las retaliaciones del bandolerismo no se hicieron esperar y por ello, no se
excluyó la posibilidad de una guerra civil. Agotados todos los intentos por la búsqueda de
una salida pacífica, no se pudo descartar un golpe militar . Al finalizar 1952, la
eventualidad de un golpe de estado no procedía solo de la Embajada en Colombia. El
Departamento de Estado observaba al gobierno como una “dictadura oligárquica” frente a
la cual “cabría preguntarse si el general Rojas Pinilla y el ejército continuarían dándole
pleno respaldo”. La frase final era sumamente concluyente: “Rojas y Alzate han sido
buenos amigos en el pasado”. El periódico “Diario de Colombia”, dirigido por Alzate
Avendaño, convirtió a Rojas en sujeto de mención y halagos constantes. La frase “General,
¡salve usted la patria!” se incluyó en sus páginas y apareció en los manifiestos . Hijo de
General y sobrino de altos oficiales, Alzate se preciaba de su “ancestro guerrero” e
intentaba utilizar sus parentescos. El cardenal Crisanto Luque, máximo jerarca de la iglesia
católica, visitó los cuarteles y pidió que “los militares se prepararan para el golpe de
estado”. Según dijo Alzate Avendaño: “Todo estaba previsto” para el golpe. Si Gómez
intentaba posesionarse o destituir a Rojas Pinilla, se caía . Según Alfredo Vásquez
Carrizosa: “La idea del golpe era un secreto a voces”. Incluso el presidente estaba enterado.
La desconfianza de Laureano Gómez hacia Gustavo Rojas Pinilla tenía antecedentes en dos
fuentes. La primera, cuando el presidente Ospina Pérez pasó por encima de los coroneles
Carlos Perdomo y Miguel Ángel Hoyos para ascender a Rojas y nombrarlo director del
Ejército. Más antiguos que Rojas en el cuerpo castrense, los dos oficiales tenían superior
derecho al importante cargo. Ospina ascendió a Rojas un día antes que a Perdomo y Hoyos,
y lo convirtió en general con 24 horas más antiguo que los otros. Esta medida, adicional a
las preferencias que Ospina Pérez había demostrado con el oficial a partir del 9 de abril de
1948, lo señalaba ante Gómez como “ospinista” acérrimo. Así se confirmó además cuando
respaldó el cierre del Congreso y evitó una conspiración planeada contra Ospina dos días
antes de la elección de Gómez como presidente.
La segunda fuente era el general Régulo Gaitán. Seguidor y amigo íntimo de Gómez, quien
transmitió su desconfianza frente a Rojas. El raudo paso de este último como director del
Ejército a Ministro de Correos y Telégrafos, se debió a confrontaciones con los generales
Bayona Posada y Sánchez Amaya, merced a las ínfulas y deseos de poder de Rojas, quien
emitía órdenes al Ejército sin tener en cuenta al Estado Mayor. Régulo Gaitán fue un
intrigante permanente contra Rojas.
Tal desconfianza motivó la primera decisión de Gómez que molestó a Rojas. Jefe del
Estado Mayor en 1950 y Comandante General de las Fuerzas Militares en 1951, Gómez
decidió, a través de Urdaneta, separarlo del cargo y nombrarlo Representante de Colombia
en la Junta Interamericana de Defensa, para confiarle a Régulo Gaitán la dirección de las
Fuerzas Militares19. Rojas comprendió la estrategia y recibió el apoyo de sus subalternos.
La tropa se acuarteló y Rojas se entrevistó con Urdaneta para exponer las causas de su
recelo. El cargo no era para el general de más alta graduación, sino para un coronel, como
había sucedido siempre. Urdaneta desestimó la existencia de propósitos diferentes al contar
con un general en Washington, que además dominaba el inglés y podría colaborar en la
adquisición de armamento. La negativa de Rojas para trasladarse a Washington fue
aplacada con un doble nombramiento como consejero militar de la embajada, algunos
dólares adicionales en gastos de representación, una importante comitiva de ayudantes, y
desplazamientos a Corea según su gusto .
Laureano realizó, entonces, un nuevo intento por alejar a Rojas del país y le ofreció un viaje
a Alemania para inaugurar los vuelos de Avianca en la ruta Bogotá-Frankfurt. En la
escalerilla del avión, varios oficiales le pidieron desistir del viaje porque durante su
ausencia sería llamado a calificar servicios. Al descender, los subalternos tiraron sus gorras
al cielo y celebraron con vítores la decisión del General Rojas se hizo consciente de su
poder y pidió a Urdaneta el cambio del ministro de guerra José María Bernal, quien fue
reemplazado por Lucio Pabón Núñez, recomendado por el mismo General. Según Rojas,
cuando Laureano se enteró de su permanencia en el país, decidió atacarlo a través del
periódico “El Siglo”.
Rojas Pinilla daba por supuesta la medida de Laureano. Antes de que ocurriera viajó a su
finca en Melgar, pero pidió a sus subalternos que le enviaran un avión en caso de algún
suceso extraordinario. Existen muchas versiones acerca de los hechos y no es del caso
confrontarlas o detenernos a su examen.
A pesar del gabinete 100% conservador, los siguientes anuncios del nuevo gobierno militar
auguraron la reconciliación nacional: indulto y amnistía para detenidos políticos y alzados
en armas, libertad de prensa, diálogo entre los partidos y “restablecimiento de las
condiciones necesarias para realizar elecciones puras”38. La Asamblea Nacional
Constituyente le reconoció el carácter presidencial a Rojas y éste lo asumió investido de
legitimidad. Las palabras de Darío Echandía, históricamente presentes, definieron la acción
de Rojas como un “golpe de opinión”
La guerrilla liberal del Llano respondió al llamado del gobierno y cesó hostilidades el 22 de
junio de 1953. Su segunda ley, promulgada cuatro días antes, murió con su autor, el
abogado Alvear Restrepo, en circunstancias no muy claras y en medio de la negociación
para deponer las armas. El 7 de julio, 500 combatientes de Antioquia, al mando de Juan de
Jesús Franco, entregaron sus armas ante el general Pío Quinto Rengifo, nombrado por
Rojas gobernador de ese departamento. Las entregas siguieron en cadena hasta que más de
dos mil hombres, encabezados por Guadalupe Salcedo, rindieron filas y sueños al gobierno
militar. A cambio, sólo algunos recibieron un crédito que pagaron totalmente en breve
tiempo. La libertad de prensa no llegó a estrenarse. A sólo dos semanas del nuevo gobierno,
la Oficina de información y propaganda del Estado –odipe– determinó la continuación de la
censura . Poco después quedó al arbitrio del gobierno en una ley que la Embajada
Americana calificó de “mal redactada y vaga”, “destinada a silenciar la oposición al
régimen”41. La reestructuración del poder judicial fue anunciada por Rojas con el
reemplazo de la Corte Suprema de Justicia. El Partido Liberal aprobó la medida porque
ganó con ella la posibilidad de recuperar altas posiciones en las funciones del Estado: la
mitad de los magistrados designados, incluidos Antonio Rocha y Darío Echandía, fueron
liberales. Para Alzate, por el contrario, era peligroso que el poder judicial quedara bajo
tutela del ejecutivo . Sin embargo, la luna de miel entre Rojas, los partidos políticos y la
prensa –a excepción del periódico “El Siglo”-, continuó sin mayores tropiezos. Ni siquiera
la masacre contra los estudiantes durante los días 8 y 9 de junio de 1954, logró modificar
las actitudes de la élite política frente al gobierno militar.
Rojas se mostró en diversas ocasiones inflexible con los gremios, pero cedió a favor de
ellos en muchos otros casos. A pesar de sus medidas, las ganancias de los empresarios
mantenían sus índices y sus balances eran satisfactorios. Por otra parte, la creación del
Banco Hipotecario Popular, el “Secretariado de Acción Social” –SENDAS–, la policía
femenina y la fundación del Instituto Nacional de Abastecimiento –INA–, le trajeron
respaldo popular.
Rojas pinilla velo por los derechos de los indígenas y su integración al Estado, le dio a la
comunidad Wayuu un acueducto. Es de recalcar también, que Automatizó la telefonía
urbana y rural para el fortalecimiento de las comunicaciones e impulsar la educación y la
cultura. En el tema de movilidad auspició el ferrocarril del Atlántico; la pavimentación de
la mayor parte de las carreteras troncales del país; construyó del Aeropuerto Internacional
El Dorado y 18 aeropuertos más. Terminó la represa hidroeléctrica de Lebrija y la
nueva refinería de Barrancabermeja y formuló un plan de obras públicas financiado
principalmente por las ganancias de la bonanza cafetera.
No obstante, la confianza de los uniformados ante Rojas fue advertida de nuevo por
el General París en enero de 1957: “Rojas Pinilla, presidente 1958-1962, por
decisión inmodificable de las Fuerzas Armadas”. El “Frente Civil” creció en afectos
y a él se unieron Ospina, Urdaneta y Guillermo León Valencia. La Iglesia, con su
cardenal Crisanto Luque asumió una posición beligerante contra Rojas. El 20 de
marzo de 1957 se firmó el pacto definitivo contra la reelección de Rojas. Los
partidos políticos liberal y conservador se comprometieron a: Crear un gobierno
civil que se ejerza a nombre de los dos partidos, que los represente por igual, en el
cual ambos colaboren y que esté sostenido por una sólida alianza que no permita su
naufragio ni lo deje inclinarse hacia la hegemonía.
Rafael Navas Pardo, el hombre fuerte del gobierno más cercano a Rojas, y Luis
Ordóñez, el comandante del servicio de inteligencia, fueron señalados mucho
tiempo después por el presidente de la Junta, Gabriel París, de intentar un golpe de
cuartel a mediados de 1957. En su concepto, sin embargo, no era un golpe para
restaurar a Rojas: Navas encabezaba el intento para asumir el poder con toda su
ambición58. Las intenciones de Navas fueron abortadas cuando los demás
miembros de la Junta descubrieron el montaje de una emisora clandestina y
ordenaron la detención de oficiales afectos a Navas59. Alberto Duarte Blum, el
Comandante del Ejército en época de Rojas y Ministro de Justicia, fue separado de
su cargo por la misma Junta, que lo relacionaba con rumores de revuelta en
noviembre de 1957 para impedir la votación del plebiscito que aprobó al Frente
Nacional. En marzo de 1958, tres capitanes; Gabriel Puyana, Guillermo Rodríguez y
José Jaime Rodríguez, procuraron liderar un golpe que instau rara una nueva Junta
compuesta por los coroneles Alberto Ruiz Novoa, Gabriel Revéis Pizarro y Gerardo
Ayerbe Chaux. El movimiento, que consultó a Lleras Camargo, fue desalentado por
su rechazo. En abril de 1957, varios coroneles propusieron a Navas Pardo que
continuara en el poder. En su criterio, los civiles no estaban preparados para asumir
el mando y libraban una campaña para desprestigiar a las Fuerzas Armadas. El
entonces mayor Álvaro Valencia Tovar se opuso a la idea, y Navas Pardo opinó que
no estaba dispuesto a perpetuarse en el gobierno. El último intento se ejecutó el 2 de
mayo, dos días antes de las elecciones presidenciales, encabezado por el
Comandante del Batallón Número 1 de Policía Militar, coronel Hernando Forero
Gómez, quien creía contar con el apoyo de Ordóñez y Navas, del Director de la
Policía Quintín Gómez, del Comandante de la Fuerza Aérea Alberto Pawels, y de
numerosas guarniciones del país. Rojas Pinilla, entre tanto, esperaba el desenlace de
los hechos en Santo Domingo, para trasladarse de inmediato a Bogotá y reasumir el
poder. El plan del golpe consistió en detener a los cinco miembros de la Junta, al
Comandante del Ejército Iván Berrío, y al virtual presidente Alberto Lleras
Camargo, controlar militarmente a Bogotá, garantizar el inmediato regreso de Rojas
y obtener el apoyo de los militares en todo el país. Sin embargo, falló porque no
pudieron localizar al almirante Rubén Piedrahita y porque el oficial de policía,
encargado de detener a Lleras, defeccionó y terminó entregándolo por error a una
patrulla leal del Batallón Guardia Presidencial. Con el fracaso del movimiento y el
asilo político de la mayoría de los participantes, entre los cuales se encontraba el
posteriormente célebre teniente Alberto Cendales, Alberto Lleras Camargo fue
elegido presidente con 2.482.984 votos, frente al candidato opositor al Frente
Nacional, Jorge Leyva, quien obtuvo 614.816 sufragios. Con ese abultado resultado,
la legitimidad rodeó al nuevo presidente quien, días más tarde, el 15 de mayo dirigió
a los militares el recordado discurso del Teatro Patria:
Se abrieron así las puertas de un nuevo pacto y una nueva relación entre civiles y militares
que se profundizarán a lo largo del Frente Nacional.
AMNISTIA:
Una de sus preocupaciones fue la amnistía para los alzados en armas, principalmente para
los guerrilleros de los Llanos Orientales, Tolima, Antioquia y otros departamentos y
territorios nacionales azotados por la violencia. Para afianzar la justicia social con la ayuda
a los desposeídos, creó la institución SENDAS (Secretaría Nacional de Asistencia Social),
que dirigió su hija María Eugenia Rojas de Moreno. SENDAS auspició los mercados
populares, los aguinaldos del niño pobre, los restaurantes escolares, las guarderías infantiles
y creó centros de bienestar social en las ciudades y campos. Se preocupó por la vivienda
popular, la casa campesina, el seguro campesino y la bolsa de empleos.
Su entierro fue en Bogotá, donde estuvo en cámara ardiente en el Capitolio Nacional. Sus
ideas políticas (continuadas por su hija María Eugenia, quien ha sido senadora y fue
candidata a la Presidencia en 1974; y actualmente por su nieto, el senador Samuel Moreno
Rojas) de un socialismo a la colombiana, con la búsqueda de la justicia social y la paz, la
ayuda a los menesterosos y desvalidos, la justa distribución de los bienes, la defensa de la
autodeterminación de los pueblos, el progreso y el desarrollo, se convirtieron en su mensaje
a la posteridad de un país que reclama cambios urgentes para alcanzar la paz y la
prosperidad anhelada por todos.
CONCLUSIÓN
Haciendo un balance del gobierno de rojas pinilla tenemos entre lo bueno que: Introdujo la
tv en el país, Estimuló los programas de las escuelas radiofónicas. Impulso al vivienda
popular, la casa campesina, el seguro campesino y la bolsa de empleo; Reconoció los
derechos políticos de la mujer. Auspició el ferrocarril del Atlántico y creo aeropuertos.
Entre lo malo tenemos que: se dio la oposición de los dos partidos tradicionales. Así
mismo la oposición de la opinión pública y el sector estudiantil. Asumió la dictadura militar
y censuro importantes medios de comunicación.
BIBLIOGRAFIA
WEBGRAFIA