Tarea Biografias
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Biografías:
Rafael Molina Ureña, Desiderio Arias y
Francisco Caamaño
Su designación la hicieron líderes de las Fuerzas Armadas que en medio de la guerra civil
que procuraba restaurar en el poder al derrocado profesor Juan Bosch tomaron el Palacio
Nacional. Molina Ureña era un allegado de Bosch y fue designado tras la renuncia a la
presidencia de Donald Reid Cabral.
El libro, titulado "Molina Ureña, Mis Memorias", (31 de mayo 1961 al 27 de abril de 1965)
fue escrito por el político y guardado por su esposa, quien autorizó a Orlando Inoa su
publicación, a fin de aportar ese testimonio a la construcción del agitado periodo histórico
vivido por el autor.
A Molina Ureña, hasta ahora se le tiene, como el presidente que abandonó el más alto cargo
público, y se asiló apenas iniciada la lucha constitucionalista, condición que el autor (ya
fallecido) argumenta se debió a muchas circunstancias que no son de dominio público y que
intenta explicar a lo largo de sus 238 páginas, en un libro cuidado en su edición e impreso en
Editorial Búho.
Revela Molina que, al Palacio Nacional, con toda la agitación imperante en la ciudad y los
brotes violentos de lucha armada, de intentos de linchamientos de personeros que apoyaron
el golpe de Estado a Juan Bosch, (septiembre 25 de 1963), el doctor José Francisco Peña
Gómez, impecablemente vestido de blanco se presentó en Palacio.
Molina se dirigió a Peña para indicarle que desde Radio Santo Domingo (la radio y
televisora del Estado) agitadores del bando constitucionalista, estaban llamando a actos de
violencia y que ello no convenía al movimiento, pidiéndole que, en su condición de director
de prensa del PRD, debía enfrentar esa situación.
Cuenta que Peña le informó que su presencia en Palacio se debía exclusivamente a su deseo
de saludar al doctor Donald Reid Cabral, quien estaba preso en la tercera planta, dicho lo
cual, subió a cumplir con ese cometido, sin dar respuesta a Molina Ureña.
Uno de los planes de los militares constitucionalistas, dice Molina Ureña, era tomar el más
activo foco de resistencia castrense: la base aérea de San Isidro, para lo cual los comandantes
Illio Capocci, Andrés Riviere y Manuel Ramón Montes Arache, trazaron un plan estratégico
consistente en avanzar sigilosamente hasta rodear la base, con apoyo de la Marina de Guerra,
que hasta ese momento su comandante, el contralmirante Rib Santamaría, estaba a tono con
los constitucionalistas (postura que cambió posteriormente). Sostiene que el coronel
Caamaño se opuso a esa acción militar contra San Isidro porque no estuvo de acuerdo con el
papel que estratégicamente se le asignó. “Se caía así una operación llamada a constituirse en
una carta de triunfo para poner fin al enfrentamiento de los dos bandos militares” dice
Molina Ureña.
Fue embajador en París de 1968 a 1971.
Murió el 22 de mayo del 2000.
Desiderio Arias: