Un Poco de Historia

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UN POCO DE HISTORIA

Nombres Para la Historia de la Verdadera Medicina

Por Germán Alberti V., PSI, DMN


Separata de “La Revolución Naturista”

La historia de la Naturopatía se pierde en la noche de los tiempos, sin embargo


haciendo saltos muy grandes ubiquémonos en el siglo XIX, que es el momento clásico,
el Siglo de Oro del Naturismo, cuando hombres del pueblo, geniales, comienzan a unir:
alimentación natural, plantas medicinales, actividad física y tratamientos con agua, aire,
tierra y luz, principalmente.

La hidroterapia se ha practicado desde la antigüedad, en Grecia y Roma eran


frecuentes los baños termales naturales. Como disciplina, la Hidroterapia y la Moderna
Medicina Naturista, realmente comienzan con Vicente Priessnitz (1799-1851), un
campesino de muy aguda inteligencia, quien habiendo sufrido la patada de un caballo,
se curó a sí mismo con compresas de agua fría. Dada su rápida recuperación, comenzó
a utilizar ese método en otros enfermos y, en 1822,
establece una “clínica” para tratamientos con agua.
Los enfermos tenían que consumir de doce o más
vasos de agua al día, realizar trabajos como leñar,
subir cerros, o baños de vapor, para luego recibir
duchas frías. Calor y frio alternados en forma
repetitiva. Usaba gimnasia, paseos, ascensión de
cerros, descalzos, ejercicios respiratorios, fricciones...
Aplicando también baños del sol y corrientes de aire.
Estos baños de aire eran con el cuerpo desnudo
acompañados de ejercicios físicos. En cuanto a la
alimentación recomendaba semillas, pan integral, frutas y verduras.
Uno de los aportes fundamentales de Priessnitz fue el darse cuenta que, para
curar las enfermedades crónicas, había que provocar reacciones agudas por la
aplicación de agua fría, inducir las “crisis curativas”.
A Priessnitz le siguieron muchos discípulos: Rausse (1805-1848), quien substituyó
el calificativo de “Medicina del agua” o “curación por el agua” y popularizó el concepto
de Medicina Natural.

Después de Priessnitz aparece el sacerdote Sebastián Kneipp (1821-1897),


quien, cuando era seminarista, enfermó gravemente de tuberculosis, siendo
desahuciado. En esos días, en una biblioteca de München, pudo leer un texto del
médico naturista Johann Siegmud Hann, y comprender mejor su enfermedad, a la
vez, quiso aplicar el agua fría sugerida en el libro y comprobar sus beneficios.
Escapándose por las noches a un lago congelado, o al Danubio, rompía el hielo,
zambulléndose por breves minutos, se vestía y regresaba al
convento. Cuenta que las reacciones de calor y agradable
sueño fueron muy significativas. Su mejoría fue
increíblemente rápida. Comenzó a practicar distintos
tipos de chorros y baños fríos y calientes en otras
personas y su fama fue extendiéndose más cuando llegó
al pueblo de Wörishofen donde trabajó como sacerdote y
como Naturópata (Médico Naturista).

El padre Kneipp no sólo se dedicó a tratar enfermos.


Su principal preocupación fueron los niños y la formación
de jóvenes sanos. Fundó escuelas y preparó incluso al
personal, a quienes daba cursos y certificaba antes de
permitirles trabajar con él. Basaba su sistema educativo y curativo en cinco pilares:
Herbolaria o fitoterapia, Nutrición, Hidroterapia, Actividad física; y Paz interior y
bienestar

A la hidroterapia, que le hizo famoso, la complementó con plantas medicinales, la


alimentación natural vegetariana y mucha actividad física. También conoció las virtudes
curativas de la ortiga y es, por decirlo de una manera actualizada, el Padre de la
Inmunoterapia Natural. Con la ortiga, usada externamente en forma sistemática, se
puede restablecer el control nervioso sobre el sistema inmunológico y curar con ello
casi todas las enfermedades autoinmunes. En Wörishofen fundó un balneario para la
práctica hidroterápica, en 1889, que pronto tuvo que ampliarse, sufriendo
persecuciones por la medicina alopática. Pero su profunda fe y persistencia acabaron
por ser respetadas y su método difundirse y llegar a nuestros días.
Sus tratamientos se conocen como la "cura Kneipp" y se basa en aplicaciones de
hidroterapia, plantas medicinales, ortiga y una alimentación adecuada, que como lo
hacía su predecesor, Vicente Priessnitz, se componía de muchas semillas oleaginosas,
frutas y vegetales. Sus cinco pilares de la salud y la realización humanas, fueron
siempre el norte tanto de las escuelas como de los sanatorios naturistas que fundó.
Con Monseñor Kneipp la Hidroterapia y la ortigoterapia tomaron nuevo auge,
preconizó la vida sencilla y añadió el empleo de la tierra o geoterapia y las plantas
medicinales (fitoterapia).
A diferencia de la corriente americana, que estuvo casi hasta ahora reprimida y
dominada por la industria farmacéutica; y donde poco a poco se fueron proscribiendo y
hasta persiguiendo con cárcel a los practicantes de los métodos naturales, en Alemania
hubo un reconocimiento oficial, prácticamente, de la medicina naturista cuando el doctor
Guillermo Winternitz (1837-1905) fue nombrado en 1881 profesor de hidroterapia en
la Facultad de Medicina de la Universidad de Viena. Su objetivo era conocer y difundir
las bases fisiológicas de la hidroterapia y estudiar científicamente sus aplicaciones.
Otro gran propulsor del vegetarianismo científico fue el doctor Walter
Zimmermann, quien en 1843 publica su libro “El Camino Del Paraíso” para recomendar
no sólo el uso de remedios naturales, sino también de la alimentación mayoritariamente
cruda.
Teodoro Hahn (1824-1883) fue boticario y discípulo de Rausse, continuador de
Priessnitz. Se orientó primero hacia la hidroterapia y, después de estudiar biología,
propagó el régimen naturista vegetariano, creando clínicas y publicando un libro. Hahn
unió la alimentación vegetariana y concluyó que ésta no sólo ayudaba más a los
enfermos sino que dignificaba la condición humana, pues no había que usar el
asesinato de animales para poder vivir ¡y con mucha salud!
Arnoldo Rikli (1823-1906), suizo, funda en 1855 un sanatorio naturista, donde se
practican baños de aire, de luz y de sol, se suman a los procedimientos higiénico-
terapéuticos ya conocidos de la Medicina Naturista. Rikli redescubre la importancia
terapéutica de la luz solar especialmente de los baños de sol matinales o de la tarde,
para desintoxicación. Decía: "El agua cura, ciertamente, sin embargo el aire aún cura
mejor y, mejor todavía que ambos, cura la luz".

Louis Kühne sintetiza los conocimientos anteriores


en una monumental obra: “La Nueva Ciencia de Curar”
(1893). La cual es considerada precursora de la que años
más tarde escribiera en nuestra América el chileno Manuel
Lezaeta Acharán, La medicina Natural al Alcance de
Todos. Kühne afirma: “No existe enfermo sin fiebre
interna” Lezaeta sistematiza aun más este concepto y nos
habla de restablecer la salud colocando al cuerpo en
“equilibrio térmico”. Más adelante la biología descubre los
mecanismos homeostáticos manejados desde el
hipotálamo y se acepta que el hombre es un animal, como
muchos otros animales “homeotermo” Pero el concepto de fiebre interna no es
aceptado por la escuela alopática, pues su existencia en el negocio de las drogas
depende de mantener a la humanidad crónicamente desequilibrada en sus
temperaturas. No pueden entender que una persona con la piel y extremidades frías
pueda estar quemándose por dentro. Este, veremos más adelante, es un concepto
clave en medicina naturista.

La Geoterapia o uso terapéutico de la tierra, en especial el barro


Se sabe que los egipcios usaban arcilla para conservar las momias. Los médicos
hipocráticos griegos la empezaron a aplicar de forma terapéutica. El médico griego
Dioscórides atribuía a la arcilla un poder excepcional en la cicatrización de heridas.
(Nosotros hemos comprobado que también es muy útil en las quemaduras).
Galeno en la edad media también usó arcilla por sus propiedades curativas.
Avicena, el médico árabe-español, también conoció las propiedades curativas de la
arcilla. Durante la Edad Media las cataplasmas de arcilla fueron empleadas en la
medicina popular.
Adolfo Just observó el comportamiento de los animales salvajes y se dio cuenta
que se bañaban en barro para curar sus heridas. Dice el Dr. Gimeno: “A partir de aquí
fue introduciendo el uso de la arcilla externa en su balneario. Just "descubrió" que el
magnetismo terrestre se transmite al cuerpo humano cuando descansa o duerme sobre
un lecho de hierbas y tierra o al pasear descalzo por el bosque, y ello acelera el
restablecimiento de la salud”. En realidad es importante el contacto con la tierra, porque
el organismo se descarga de electrones sobrantes “hace tierra” y esto es un modo de
alcalinizar su cuerpo.
Los que se hicieron más famosos por sus curaciones con barro fueron Adolfo Just (1859-
1936) y el pastor evangélico Leopoldo Emanuel Felke (nació el 7 de febrero de 1856 en
Kläden. Murió en Stendal, 16 de agosto 1926) a quien apodaban “El Pastor del Barro”. Por
supuesto, también utilizaban la alimentación vegetariana, ayuno, la utilización de alimentos
crudos y hasta Homeopatía. La famosa Cura de Felke consta de los siguientes pasos: 1) Baño
de asiento con frotación en las partes sumergidas y en el abdomen dejando caer el agua desde
la boca del estómago. 2) Baños de aire y luz: se pueden tomar en cualquier momento.
Ligero de ropa o desvestido, el enfermo, camina y se frota el cuerpo con las manos, de
vez en cuando con movimientos enérgicos, especialmente las extremidades. El cuerpo
se calienta agradablemente poco a poco. La duración del baño de aire y luz es de 15 a
20 minutos. Poco a poco, este período de tiempo se va prolongando y, eventualmente,
puede ser de más de una hora después de unos días. Mientras más tiempo, mejor. La
gente nerviosa quiere hacerlo corto, pero les ayuda a mejorar sus nervios. Muchos se
dan un baño de asiento al terminar o se dan un baño de pitón, o chorro, es decir, un
enjuague frío con la manguera. Se escurren el agua con las manos y se visten sin
secar. 3) Baño de arcilla: El baño de arcilla de Felke es prescrito para determinadas
formas de la enfermedad es similar al baño de asiento, pero en su lugar el agua está
mezclada con arcilla de buena calidad y sin piedras. Al terminar este baño, la persona
se lava con manguera, se seca con las manos y se viste. Duración del baño de barro
después de la regulación.
La “Alimentación Solar”. Era el nombre que inicialmente le daban los naturistas
a la dieta cruda, quien más luchó por demostrar su importancia fue el médico suizo
Max Bircher-Benner a quien han llamado el Padre de la Medicina Moderna, o el
Hipócrates moderno. Médico con formación alópata pasado al naturismo, El doctor
Bircher-Benner fue el primer médico (ex-alópata) en fundar una clínica para enseñar la
comida cruda, esto ocurrió en 1898. Tuve la suerte de conocer personalmente al Dr.
Rafael Bircher, su hijo, ¡quien ya tenía 90 años de edad! Me contó que su padre fundó
esa clínica cuando él apenas contaba dos años de vida. Dicen los historiadores que
Maximiliano Bircher-Benner fue un niño enfermizo, y ya recién graduado de médico se
derrumbó cuando sufrió una leve ictericia. Sólo experimentó mejoría cuando se sometió
a una alimentación cruda, a base de manzanas, principalmente, El joven médico
observó cómo su salud se recuperaba rápidamente.
Este episodio y otras pruebas posteriores con sus pacientes, convencieron al Dr.
Max Bircher-Benner del tremendo poder curativo de los alimentos crudos. Observar el
estilo de vida simple de pastores en los Alpes suizos, también le ayudó a desarrollar
sus ideas nutricionales, ponerlas a prueba a sí mismo, su familia y sus pacientes. Max
inventó un plato de avena cruda y manzanas, nueces y jugo de limón, y lo llamó müesli.
Como hemos dicho, en 1904 el Dr. Max
Bircher-Benner inició su propia clínica en Zúrich
llamada “Sanatorium Lebendige Kraft”.
“Sanatorio Fuerza Viva”. Allí se han registrado
millares de sensacionales casos de sanación.
Sus hijos Rafael y Raquel continuaron su obra y
ahora ésta se encuentra en manos de su nieto
Dr. MD Max Andrés Bircher, quien lo dirige con el
nombre de Centro Bircher-Benner para la
Medicina Natural Científica, en Le Pont, Suiza.
Dice el historiador del Naturismo, Dr.
Gimeno: “Si Rikli aplicaba el sol por fuera,
Schlickeysen y Bircher-Benner lo hacían,
además, por dentro, con la “alimentación solar”.
El Dr. Carlos Casanova Lenti, eminente médico
naturista peruano llama al Dr. Bircher Benner el
Hipócrates moderno, el padre del Crudivorismo.
Nos acercamos cada vez más a un conocimiento científico de la alimentación
natural cuando H. Lahmann (1860-1905), recomienda usar las sales minerales
presentes en los vegetales y el Doctor Ragnar Berg (1873-1956) insiste en la ingestión
de alimentos alcalinizantes, es decir ricos en minerales alcalinos. El Dr. Martín Scola,
también médico alemán, ex-alópata, de quien hago referencia con frecuencia, por haber
sido mi maestro directo en nutrición, nos habla de la Regla Berg, que consistía en usar,
por lo menos un 80% de alimentos crudos y alcalinizantes
En Estados Unidos el movimiento naturista también fue muy fuerte en el siglo XIX,
y se caracterizó por preconizar un estilo de vida acorde con la Naturaleza, al que
llamaron Higiene Natural. Destacan numerosos personajes principalmente Isaac
Jennings, Sylvester Graham, Benedict Lust, Bernard MacFaden, Herbert Shelton,
Russell Trall, Elena G. de White, Arnold Ehret, Bernard Jensen, quien desarrolló
muchísimo la técnica iridológica de diagnóstico preventivo. Así pudiéramos mencionar
miles más. En Estados Unidos se funda la primera Escuela de Naturopatía. El Dr.
Shelton se hizo famoso por desarrollar su teoría de la combinación de alimentos.
MacFaden atravesó a pie todo el territorio estadounidense, de este a oeste, para
demostrar las bondades de la Higiene Natural. El Dr. Jennings desarrolló el concepto de
“ortopatía”, el cual posteriormente en el siglo XX, dio paso a la medicina
ortomolecular, iniciada por el premio Nobel, Dr. Linus Pauling. La señora White funda
la Iglesia Adventista del Séptimo Día, y la dota con bases de higiene natural, donde se
incluye la alimentación vegetariana.
Sin embargo, en Estados Unidos, país de altos contrastes, se desarrolla
monstruosamente la industria farmacéutica y la cirugía, no opacando, sino bloqueando
y persiguiendo hasta querer borrar de la faz de la tierra a la Naturopatía. Por una parte,
haciendo que el Estado desconociera la enseñanza naturopática en las Escuelas de
Medicina, se eliminaron y combatieron hasta con cárcel: el ayuno, la hidroterapia,
geoterapia y alimentación vegetariana. Desde 1910 hasta mediados de los años 80 del
siglo XX, sólo la farmacología y la cirugía eran las terapias autorizadas y enseñadas en
todas las universidades reconocidas. En un país caracterizado por su espíritu libertario
a toda prueba, se instaló la mafia alopática con un monopolio sin precedentes, por
muchos años, casi hasta el presente. (El Dr. James P Carter, en su libro “Rackettering
in Medicine” (“El Bandolerismo en Medicina”) la denomina “la medicina organizada”)
Las Universidades del mundo, y en especial las hispanoamericanas, no hicieron
otra cosa que copiar el modelo alopático de curación. Pues a medida que se
institucionalizaban y globalizaban los vicios del tabaco, el alcohol, la crianza masiva de
animales, la refinación e industrialización de alimentos, también la alopatía crecía y
emergió como una medicina quitadolores o paliativa de un sinfín de enfermedades
supuestamente incurables, para ayudar a esta humanidad degenerada a soportar sus
achaques. Casi logran borrar del mapa el Higienismo Naturista, (Natural Hygiene);
Quiropráctica, otro aporte maravilloso del naturismo norteamericano, Ayunoterapia,
todo lo que caracterizó al extraordinario movimiento Naturopático en ese país. Todavía
hoy en muchos países del mundo se tiene el modelo alopático como un modelo
científico y objetivo por excelencia, porque logra deslumbrar al público y a los
estudiantes de medicina con su mágico control de síntomas y métodos de diagnóstico
muy precisos, pero también muy costosos. Pero para ser un cliente fijo de la farmacia,
la gente tiene que creer primero: que sin carne no se puede vivir, usar alimentos
refinados, ser estreñida y sedentaria, etc., es decir, practicar todos los vicios y defectos
que vemos en la sociedad “civilizada” de hoy.
Gracias a los resultados de tanta alopatía: un estado cada día más enfermo de la
población, que desembocó en el aumento incontrolado de morbilidad y mortalidad por
las enfermedades degenerativas: cardiopatías, cáncer, diabetes, obesidad, etc., es una
mortalidad de proporciones epidémicas, ocasionada por esas “enfermedades de la
civilización”, que forzaron a la gente a buscar nuevas alternativas y ahora la Medicina
Naturista y el movimiento higienista han resurgido con más fuerzas.
¿Cómo llegó el conocimiento naturista a América Latina? -En la época colonial
hubo vegetarianos románticos, como don Simón Rodríguez, Maestro dilecto de El
Libertador Simón Bolívar y quien es considerado el primer naturista de América. Es
poco lo que ha trascendido sobre esta faceta de tan famoso personaje, pero de alguna
manera influyó en Bolívar, pues se sabe que no toleraba que fumaran en su presencia y
tenía gran aversión por los extravagantes y dañinos métodos químicos de los médicos
de su época. Don Andrés Bello, también fue un naturista consumado, pero tampoco nos
informan de él. Sabemos, sin embargo, que gracias a su sana alimentación logró vivir
más que todos sus hijos, quienes no siguieron sus pasos en este sentido.
A principios del siglo XX, llega a Chile un capuchino alemán, el padre Tadeo de
Wissent, quien trajo todo el conocimiento adquirido de Monseñor Kneipp y curó a
Manuel Lezaeta Acharán, un estudiante de medicina que sufría de sífilis y quien, al
alcanzar su total curación permaneció nueve años aprendiendo al pie de este
sacerdote, Lezaeta publicó su magna obra “La Medicina Natural Al Alcance de Todos”
en 1932, la cual fue mejorada hasta su muerte en 1961. Sufrió persecuciones y
cárceles. La medicina alopática quiso hacer quemar su libro, pero la justicia chilena en
aras de la libertad de expresión no lo permitió. Todavía hoy se sigue editando esta
monumental obra y sigue curando enfermos. Sus aplicaciones terapéuticas
sencillamente funcionan. Es un precursor de los conceptos homeostáticos de la
actualidad, con su “doctrina térmica”. Su obra es considerada por muchos "El Evangelio
de la Salud”.
En Argentina hizo historia el profesor Juan Steve Dulín, quien escribió libros y
revistas muy orientadores y además, fundó una dinastía de excelentes médicos
naturistas, recuerdo también los nombres de Abentín y del profesor Rodríguez, quien
me envió por años numerosas lecciones de su curso de medicina natural.
En los años 60 en Perú comenzó a destacar el doctor Carlos Casanova Lenti,
primer médico naturista de su país y de Latinoamérica, fundador de la Clínica
Casanova. Allí empleó inicialmente los métodos del Dr. Bircher-Benner en materia de
nutrición y la Ayunoterapia del doctor Otto Buchinger. Luego los métodos
hidroterápicos con algunas variantes, desarrollando lo que denominó “termoterapia”, por
el uso de calor y fiebre provocada, principalmente. Posteriormente incluyó la terapia
celular de Niehans, el Instituto para la Investigación del Alimento Crudo como Terapia y
Profilaxis; y el Movimiento Naturista Ecologista Peruano.
En Colombia han destacado numerosos naturistas. Pero de entre ellos destaca la
obra filantrópica y científica de don Manuel J. Londoño, quien por muchos años fue un
Maestro de la curación por el agua, la ortiga y la alimentación vegetariana. Se enfrentó
titánicamente a la incomprensión y fanatismo médico alopático, pero triunfó y logró con
esas herramientas tan sencillas derrotar tremendas enfermedades neurológicas:
epilepsia, parálisis cerebral, síndrome de Guillain Barré y otras. También tuvo éxitos
notorios con variados tipos de cáncer, cardiopatías y enfermedades autoinmunes. Tuve
la ocasión de ser su amigo personal por muchos años y compartir muchas experiencias
profesionales.
Predicar con el ejemplo, y punto. Hoy en día hay una efervescencia por el
naturismo y este tipo de medicina. Pero cierta vez entré al consultorio de un supuesto
“Naturópata” con la pared repleta de cuadros por todos los “cursos” que había realizado
y me sorprendí al ver un cenicero sobre su escritorio. El tal “médico naturista” ¡fumaba!
Para ser médico alópata sólo hay que aprender a recetar drogas o ser virtuoso del
bisturí, poco importa si el candidato es enfermo, fuma, o bebe. Pero para ser naturista
hay que imitar y seguir el ejemplo de Priessnitz, Rausse, Kneipp y toda la pléyade de
hombres que participaron en el Siglo de Oro del Naturismo. Tal Naturópata tiene que
ser el vegetariano y no practicar vicios, así sean socialmente permitidos. El título y los
cursos no son suficientes para hacerse llamar médico naturista.

Está llegando el momento en que la naturopatía sea reconocida no sólo como la


más pura de las escuelas medicas, sino como el núcleo de la conquista y
conservación de la salud. También las otras escuelas, incluyendo la alopatía tendrán su
lugar, en las ciencias de la salud. Las tres escuelas marcharán juntas, armoniosamente,
junto con las otras formas de tratar al enfermo que se han expandido y popularizado en
los últimos años, que ya gozan del reconocimiento oficial. Todo ello será posible cuando
se separe el interés médico, de servicio al enfermo, del interés económico comercial de
venta de diagnósticos y remedios milagrosos (ilusiones) vengan de donde vengan.
Mientras consideremos los servicios de salud dentro del marco de las demás
industrias, siempre el público se mantendrá con la expectativa de que la salud es una
mercancía que se compra en la farmacia, el pabellón de cirugía o en la tienda
naturista... Los políticos seguirán comprando votos ofreciendo más hospitales y más
servicios médicos y remedios “gratuitos” para cada pueblo, como si la salud se midiera
por el número de camas de hospital que cada haya en cada ciudad.

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