Daniel El Escogido de Dios

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Daniel el Escogido de Dios

Daniel hizo de Dios su fortaleza, y el temor de Dios estaba continuamente delante de él


en todas las transacciones de su vida.

Introducción

Entre los muchos cantos que he aprendido en la Iglesia hay una frase que me
gusta mucho y que cada vez que lo escucho lo continuo repitiendo y es el canto
sobre Daniel: “A Daniel imita, dalo a conocer; muéstrate resuelto y firme, aunque
solo estés.”1
Hay algo valioso y significativo sobre el personaje de Daniel. Él amaba a Dios
profundamente y le obedecía incondicionalmente.
“Apreciaba más la aprobación de Dios que el favor del mayor potentado de la
tierra, aun más que la vida misma. Resolvió permanecer firme en su integridad,
cualesquiera fuesen los resultados.”2
Ya sea al crecer en Judea a la espera de la anticipada llegada del Mesías o al ser
llevado cautivo a Babilonia por el ejército de Nabucodonosor, ya sea al soportar las
pruebas y aflicciones en una sociedad hostil en Babilonia o al ser un intrépido
testigo ante los poderosos gobernantes de Babilonia y Medo-Persia, ya sea como
el valiente que cayó en el foso de los leones o el profeta fiel a quien Dios reveló la
profecía más larga de la historia desde sus tiempos hasta los nuestros, Daniel se
mantuvo íntegro y firme con un fuerte propósito y una clara visión de quién era y a
quién servía.
Es ese Daniel, su resolución moral, su solidez espiritual, su confianza absoluta e
intrépida en Dios, que siempre me ha dejado maravillosamente cautivado. En la
vida de el podemos ver que:
“Un carácter noble no es el resultado de la casualidad; no se debe a favores o
dones especiales de la Providencia. Es resultado de la disciplina propia, de la
sujeción de la naturaleza inferior a la superior, de la entrega del yo al servicio de
Dios y de los hombres.”3

Frase de Transición
¿Cuáles son algunas de las lecciones que podemos aprender de la vida y del
servicio de Daniel, un gigante espiritual, un líder importante en la Babilonia de
Nabucodonosor y la Medo-Persia de Darío?
El capítulo 6 del libro de Daniel nos proporciona algunos lecciones útiles.
1. ERA UN HOMBRE CON MUCHOS TALENTOS.
La Biblia dice que tenía “extraordinarias cualidades” (Daniel 6:3, NVI).4 Darío reconoció
las habilidades de Daniel y lo escogió como el primer ministro de su reino. Esto no era de
sorprenderse porque el rey anterior, Nabucodonosor, descubrió que tanto él como sus
amigos tenían “sabiduría y discernimiento” diez veces más que sus sabios, (1:20) y los
había asignado a posiciones de liderazgo en el reino. El carácter y las ideas de Daniel
impresionaron tanto al emperador Medo-Persa que no dudó en colocarlo en una posición
de importante liderazgo en su palacio. El estado inicial de Daniel como cautivo de
Jerusalén no limitó sus esfuerzos por hacer lo mejor para la gloria de Dios.

2. ERA UN HOMBRE ÍNTEGRO.


Tener un logro profesional extraordinario no es la única manera de ser un buen líder y un
fiel siervo del Señor. Daniel vivió como un hombre íntegro. Esto fue el resultado de su
relación con el Señor. La Biblia dice que “lejos de ser corrupto o negligente, Daniel era un
hombre digno de confianza” (Daniel 6:4). Su perspectiva del trabajo y de sus deberes era
sincera y honesta. No se encontraba ninguna falta en él. Cuando sus enemigos intentaron
exponerlo por lo que consideraban su debilidad, no pudieron encontrar ninguna falta. Su
mente era firme, su vida estaba enfocada en serle fiel a Dios y en cumplir con los deberes
de su cargo con habilidad y cuidado. “Su adhesión indómita a lo recto fue una luz que
brilló en las tinieblas morales de aquella corte pagana.” 5

3. ERA UN HOMBRE FIEL.


La integridad de Daniel estaba arraigada en su firme convicción y fidelidad a Dios. Su
carácter estaba alineado con la ley de Dios. Obviamente, a Daniel le habían enseñado a
obedecer a Dios desde niño. Él sabía que “El comienzo de la sabiduría es el temor del
Señor; conocer al Santo es tener discernimiento” (Proverbios 9:10). “La ley de su Dios” a
la que se refiere en Daniel 6:5 es más que los Diez Mandamientos. Se refiere a los
principios físicos, morales, sociales y espirituales de una vida verdadera y correcta.
Incluso de joven fue cuidadoso en observar los principios de salud de su fe (Daniel 1:8).
Para Daniel, seguir a Dios y ser fiel a sus mandatos era más importante que las
tradiciones y el conocimiento humano de este mundo.

4. ERA UN HOMBRE DE ORACIÓN.


La vida de fe y oración de Daniel era proverbial. Ya sea en la invitación de comer la
comida de rey ofrecida a los ídolos o con respecto a ceder sobre su vida de oración,
siempre se mantuvo firme en su fe. Su vida de oración era tan genuina y fuerte como su
fe.
“La oración era para él una necesidad. Hizo de Dios su fortaleza, y el temor del Señor
estaba constantemente delante de él en todas las transacciones de la vida.” 6
Cuando los enemigos de Daniel intentaron romper la estrecha relación que tenía con el
rey, no pudieron encontrar ningún defecto de carácter o falta de responsabilidad, pero
sabían que podían atraparlo a través de su compromiso religioso.
Había una cosa que Daniel nunca iba a arriesgar: su lealtad y adoración a su Dios, que
practicaba de forma pública y privada sin temor a nada. Esta lealtad a Dios finalmente lo
llevó al foso de los leones. Sin embargo, ninguna amenaza lo podía separar de Dios.
“Daniel fue echado al foso de los leones porque se mantuvo fiel al cielo.” 7 Ningún foso de
los leones, ninguna amenaza del rey, podrían separarlo de su Dios. La oración fue la
clave en las manos de la fe de Daniel, y por medio de la oración, la vida y la esperanza de
Daniel se sostenían y perseveraban.

5. ERA UN HOMBRE DE VALOR.


Daniel no se amedrentó a pesar de ser arrojado al foso de los leones. Él pudo decir “¡Que
viva Su Majestad por siempre!” (Daniel 6:21) a aquellos que ordenaron su castigo
mientras aún estaba en el foso. Incluso cuando la gente no apreciaba lo que hacía, aún
así continuó haciendo lo correcto para glorificar el nombre de Dios (6:22). ¿Cómo pudo
Daniel resistirse a ser intimidado en esa situación? ¿Cuál era la fuente de su valentía?
Los comentarios de Elena de White son muy profundos al respecto:
“Un hombre cuyo corazón se apoya en Dios será en la hora de su prueba el mismo que
en la prosperidad, cuando sobre él resplandece la luz y el favor de Dios y de los hombres.
La fe extiende la mano hacia lo invisible y se ase de las realidades eternas.” 8
Para Daniel, tener una posición elevada no lo era todo; prefirió perder su oportunidad de
permanecer como primer ministro con tal de no negar a su Dios.

6. ERA UN HOMBRE DE INFLUENCIA.


Independientemente de los objetivos políticos que permeaban el reino, tanto en el reinado
de Nabucodonosor como en el de Darío, Daniel estaba tan arraigado en su filosofía de
vida y en la ley, que su influencia sobre el reino se mantuvo estable, sin ningún riesgo.
Quienquiera que fuese el rey, Daniel intentó presentarle a su Dios. 9 Como resultado,
Nabucodonosor reconoció, “¡Tu Dios es el Dios de dioses!” (Daniel 2:47), y Darío
reconoció que el Dios de Daniel era el “Dios viviente” (6:20). Daniel no permitió que nadie
ni nada lo alejara de su relación con Dios. Más bien, él decidió influir en otros, incluidos
sus reyes, para que pudieran conocer la verdad. Aquí tenemos un ejemplo para los
cristianos de hoy que, independientemente de la posición u ocupación que Dios les haya
dado, deben aprovechar esa oportunidad para compartir la verdad con otros.

7. ERA UN HOMBRE DE FE.


Cuando Daniel salió del foso de los leones, registra la inspiración, “no se le halló un solo
rasguño, pues Daniel confiaba en su Dios” (Daniel 6:23). Como hombre de fe, Daniel
confiaba en Dios sin importar lo que fuera a pasar. La palabra confiaba en este texto es la
misma raíz que confianza en el versículo 4. Sugiere que la confianza de Daniel en el
Señor fue la base para ser una persona confiable. Su fe en Dios era una manifestación
constante en sus decisiones y acciones diarias para que todos los que lo rodearan,
incluso el rey, pudieran ver el carácter de Dios en él.
Daniel fue ciertamente el escogido de Dios. Su carácter no se desarrolló de la noche a la
mañana; fue el resultado de una disciplina ferviente y una continua obediencia a la
voluntad de Dios. “No es el resultado de la casualidad; no se debe a favores o dones
especiales de la Providencia. Es resultado de la disciplina propia, de la sujeción de la
naturaleza inferior a la superior, de la entrega del yo al servicio de Dios y de los
hombres”10
Ciertamente, ¡A Daniel imita!
Donny Chrissutianto (PhD, Instituto Adventista Internacional de Estudios Avanzados,
AIIAS, Silang, Cavite, Filipinas) es Catedrático Asistente en el Departamento de Teología
e Historia en el Instituto Adventista Internacional de Estudios Avanzados.

Citación Recomendada
Donny Chrissutianto, "Daniel: El escogido de Dios ," Diálogo 31:2 (2019): 18-20

NOTAS Y REFERENCIAS
1. Coro del himno “Honra al hombre de valor,” por Philip P. Bliss, 1873; traducción al español
por Juan B. Cabrera.
2. Elena G. White, Profetas y Reyes (Mountain View, CA: Pacific Press, 1957), 354.
3. Ibid., 358.
4. Todas las citas bíblicas en este artículo fueron tomadas de la Santa Biblia, Nueva Versión
Internacional® NVI® © 1999, 2015 por Bíblica Inc.®, Inc.® Usado con permiso de Bíblica
Inc.® Reservados todos los derechos en todo el mundo.
5. ___________, Profetas y Reyes, (Mountain View, CA: Pacific Press, 1957) 397.
6. ___________, La Oración (Doral, FL: Asociación Publicadora Interamericana, 2009), 24.
7. ___________, Hechos de los apóstoles (Mountain View, CA: Pacific Press, 1957), 459.
8. ___________, Profetas y Reyes, (Mountain View, CA: Pacific Press, 1957) 400.
9. Nabucodonosor (Daniel 2:27, 28; 4:24-27), Belsasar(5:18‒28) y Darío (6:21, 22).
10.Elena G. White, Educación (Mountain View, CA: Pacific Press, 1957), 358.

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