Derecho
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Facultad de Derecho
UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES
PENSAR EN DERECHO
NRO. 10 AÑO 5
Eudeba
Universidad de Buenos Aires
Impreso en la Argentina
Hecho el depósito que establece la ley 11.723
ISSN: 2314-0194
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Subsecretario de Extensión Universitaria y Bienestar Estudiantil: Ab. Francisco Alfonsín
Índice
La aplicación de la ley penal más benigna y los delitos de lesa humanidad ........... 97
Gregorio Badeni
Víctor Abramovich*
Resumen
Abstract
* Profesor regular UBA y UNLA. Ex miembro de la CIDH. Procurador Fiscal ante la Corte
Suprema de Justicia de la Nación.
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Comentarios sobre “Fontevecchia”, la autoridad de las sentencias de la Corte...
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pensar en derecho
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Comentarios sobre “Fontevecchia”, la autoridad de las sentencias de la Corte...
7. Corte IDH. Sentencia del 24 de septiembre de 1999, Caso del Tribunal Constitucional
vs. Perú. Competencia, Serie C No. 55, párr. 31-33.
8. CSJN, Sentencia del 23 de diciembre de 2004, Espósito, Miguel Ángel s/ incidente de
prescripción de la acción penal promovido por su defensa, considerandos 12 y 15.
9. Corte IDH, Sentencia de 22 de agosto de 2013, Caso Mémoli vs. Argentina. Excepcio-
nes Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas, Serie C No. 265, párr. 140; CIDH, 15 de
octubre de 1996, Santiago Marzioni, Argentina, Informe Nº 39/96, Caso 11.673, párrs.
50 y 51.
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pensar en derecho
10. Corte IDH, Sentencia de 24 de febrero de 2011, Caso Gelman vs. Uruguay. Fondo y
Reparaciones, Serie C No. 221, párr. 193.
11. Corte IDH, la Resolución de 20 de marzo de 2013, Caso Gelman vs. Uruguay. Su-
pervisión de cumplimiento de Sentencia, considerando 59. En igual sentido, Corte IDH,
Resolución de 26 de febrero de 2016, Caso Artavia Murillo y otros (Fecundación in vitro)
vs. Costa Rica, Supervisión de cumplimiento de Sentencia, considerando 7. La Corte IDH
sostiene: (…). Las obligaciones convencionales de los Estados Parte vinculan a todos los
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Comentarios sobre “Fontevecchia”, la autoridad de las sentencias de la Corte...
poderes y órganos del Estado, es decir, que todos los poderes del Estado (Ejecutivo, Legis-
lativo, Judicial, u otras ramas del poder público) y otras autoridades públicas o estatales,
de cualquier nivel, incluyendo a los más altos tribunales de justicia de los mismos, tienen
el deber de cumplir de buena fe con el derecho internacional”.
12. Corte IDH, Sentencia de 28 de agosto de 2014, Caso de personas dominicanas y hai-
tianas expulsadas vs. República Dominicana. Excepciones Preliminares, Fondo, Repa-
raciones y Costas, Serie C No. 282, párrs. 311 y 314 y puntos resolutivos 13-15; Corte IDH,
Sentencia de 8 de septiembre de 2005, Caso de las Niñas Yean y Bosico vs. República
Dominicana. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas, Serie C No. 130,
punto resolutivo 8.
13. Corte IDH, Sentencia de 17 de septiembre de 1997, Caso Loayza Tamayo vs. Perú.
Fondo. Serie C No. 33, punto resolutivo 5; Corte IDH, Sentencia de 30 de mayo de 1999,
Caso Castillo Petruzzi y otros vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Serie C No. 52,
punto resolutivo 13.
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pensar en derecho
14. Corte IDH, Sentencia de 20 de junio de 2005, Caso Fermín Ramírez vs. Guatemala.
Fondo, Reparaciones y Costas, Serie C No. 126, punto resolutivo 9; Corte IDH, Sentencia
de 15 de septiembre de 2005, Caso Raxcacó Reyes vs. Guatemala. Fondo, Reparaciones
y Costas, Serie C No. 133, punto resolutivo 8.
15. Corte IDH, Sentencia de 21 de junio de 2002, Caso Hilaire, Constantine y Benjamin
y otros vs. Trinidad y Tobago. Fondo, Reparaciones y Costas, Serie C No. 94, punto re-
solutivo 11.
16. Corte IDH, Sentencia de 20 de noviembre de 2007, Caso Boyce y otros vs. Barbados.
Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas, Serie C No. 169, punto resolutivo
6; Corte IDH, Sentencia de 24 de septiembre de 2009, Caso Dacosta Cadogan vs. Bar-
bados. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas, Serie C No. 204, puntos
resolutivos 11 y 12.
17. Corte IDH, Sentencia de 14 de mayo de 2013, Caso Mendoza y otros vs. Argentina.
Excepciones Preliminares, Fondo y Reparaciones, Serie C No. 260, punto resolutivo 21.
18. Corte IDH, Sentencia de 28 noviembre de 2012, Caso Artavia Murillo y otros (“Fe-
cundación in vitro”) vs. Costa Rica. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y
Costas Serie C No. 257, párr. 157/58 y punto dispositivo 2.
19. Corte IDH, Sentencia de 14 de marzo de 2001, Caso Barrios Altos vs. Perú. Fondo,
Serie C No. 75, punto resolutivo 5.
20. Corte IDH, Sentencia de 12 de septiembre de 2005, Caso Gutiérrez Soler vs. Colom-
bia, Serie C No. 132, punto dispositivo 1.
21. Corte IDH, Sentencia de 26 de septiembre de 2006, Caso Almonacid Arellano y otros
vs. Chile. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas, Serie C No. 154, pun-
to resolutivo 5 y 6.
22. Corte IDH, Sentencia de 24 de febrero de 2011, Caso Gelman vs. Uruguay. Fondo y
Reparaciones. Serie C No. 221, punto resolutivo 9.
23. Corte IDH, Sentencia de 24 de noviembre de 2010, Caso Gomes Lund y otros (“Guer-
rilha do Araguaia”) vs. Brasil. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas,
Serie C No. 219, punto resolutivo 9.
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Comentarios sobre “Fontevecchia”, la autoridad de las sentencias de la Corte...
24. Corte IDH, Sentencia de 1 de septiembre de 2010, Caso Ibsen Cárdenas e Ibsen Peña
vs. Bolivia. Fondo, Reparaciones y Costas, Serie C No. 217, puntos resolutivos 7 y 8.
25. Corte IDH, Sentencia de 16 de noviembre de 2009, Caso González y otras (“Campo
Algodonero”) vs. México. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas, Serie C
No. 205, puntos resolutivos 12-14.
26. Corte IDH, Sentencia de 29 de noviembre de 2011, Caso Fontevecchia y D’Amico vs.
Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Serie C No. 238, párr. 105 y punto resolutivo 2.
27. Corte IDH. Caso Herrera Ulloa vs. Costa Rica. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 2 de julio de 2004. Serie C No. 107, párr. 195 y punto
resolutivo 4; en similar sentido véase Corte IDH. Sentencia de 27 de enero de 2009, Caso
Tristán Donoso vs. Panamá. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Serie
C No. 193, párr. 195 y punto resolutivo 14.
28. CSJN, Sentencia de 14 de febrero de 2007, Ministerio de Relaciones Exteriores y Cul-
to s/ informe sentencia dictada en el caso “Fontevecchia y D’Amico vs. Argentina” por la
Corte Interamericana de Derechos Humanos, considerando 5.
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pensar en derecho
devolver las sumas cobradas, que habían sido cubiertas por el propio Esta-
do. En el caso entonces la corte no logra identificar derechos que se verían
lesionados por la revisión de la sentencia, sino que invoca únicamente la
supuesta afectación de sus propias prerrogativas.
Cumplir con la condena consistía, precisamente, en activar el proceso
de revisión y, en su caso, disponer la revocación de la sentencia. Si en el
trámite alguna parte hubiera invocado obstáculos jurídicos insalvables, el
tema podría haber sido materia de examen y decisión de la propia Corte. En
el derecho comparado, por ejemplo, en Colombia, la normativa29 establece
un proceso de revisión de sentencias de los tribunales nacionales cuando un
tribunal internacional aceptado por Colombia, como la Corte Interamerica-
na, determinara que esa sentencia se dictó en violación del debido proceso o
con incumplimiento grave del deber de investigar. Los tribunales tramitan
el recurso de revisión y deciden revocar salvo que encuentren obstáculos
insalvables para ello. El deber de cumplir con la sentencia no implica en
ningún caso la imposición de un acatamiento ciego de la decisión interame-
ricana, sino la implementación de buena fe de un proceso serio y efectivo
de revisión que permita darle a esa decisión final de un caso contencioso
internacional un efecto útil.
Una lectura acotada del precedente “Fontevecchia” indica que la Corte
solo se negó a revisar una condena firme que ella misma había dictado, pero
que la situación sería diferente si se tratara de revisar decisiones de tribu-
nales inferiores que no pusieran en juego la supremacía de la propia Corte.
En mi opinión más allá del alcance del fallo concreto, lo cierto es que el tri-
bunal abrió la puerta para discutir en el futuro la competencia remedial de
la Corte Interamericana para revisar sentencias de tribunales nacionales, y
el argumento de la cuarta instancia con el alcance peculiar que le da la corte
local, sirve para poner un límite a otras órdenes de revisión de sentencias,
cualquier fuera la instancia que las dicte, lo que le daría a “Fontevecchia”
una proyección mayor.
Pero el punto más conflictivo de toda la decisión está en el argumento
de la existencia de un orden conformado por los principios fundamentales
de derecho público argentino que funciona como “valladar” infranqueable
29. Véase al respecto, Corte Constitucional, Sentencia C-004/03 que interpreta el alcance
del recurso de revisión en materia penal.
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30. CSJN, Sentencia del 14 de junio de 2005, Simón, Julio Héctor y otros s/ privación ile-
gítima de la libertad, etc. Causa N° 17.768C., disidencia del juez Fayt, considerando 44.
31. CSJN, Sentencia del 23 de diciembre de 2004, Espósito, Miguel Ángel s/ incidente
de prescripción de la acción penal promovido por su defensa, disidencia del juez Fayt,
considerando 13.
32. CSJN, Sentencia del 29 de noviembre de 2011, Derecho, René Jesús s/ incidente de pres-
cripción de la acción penal –causa n° 24.079–, disidencia del juez Fayt, considerando 7.
33. Malcom N. Shaw, International Law, Cambridge, Cambridge University Press, Sexta
Edición, 2008, p. 131.
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36. CSJN, Sentencia del 6 de marzo de 2014, CIaren Corporation c/ E.N. - arts. 517/518
CPCC exequátur s/varios, considerandos 6-9.
37. CSJN, Sentencia del 16 de abril de 1998, Petric, Domagoj Antonio c/ diario Página 12,
disidencia del juez Belluscio, considerando 7.
38. CSJN, Sentencia del 24 de agosto de 2004, Arancibia Clavel, Enrique Lautaro s/
homicidio calificado y asociación ilícita y otros –causa n° 259–, disidencia del juez Be-
lluscio, considerando 15.
39. CSJN, Sentencia del 24 de agosto de 2004, Arancibia Clavel, Enrique Lautaro s/
homicidio calificado y asociación ilícita y otros –causa n° 259–, disidencia del juez Fayt,
considerando 24.
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pensar en derecho
Bibliografía
41. Resolución de 20 de marzo de 2013, Caso Gelman vs. Uruguay. Supervisión de cum-
plimiento de Sentencia, considerandos 47, 54 y 57.
42. Corte IDH, Resolución de 26 de febrero de 2016, Caso Artavia Murillo y otros (Fe-
cundación in vitro) vs. Costa Rica, Supervisión de cumplimiento de Sentencia, conside-
randos 11-24.
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pensar en derecho
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Monismo en serio: “Fontevecchia” y el
argumento democrático
Marcelo Alegre*
Resumen
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Monismo en serio: “Fontevecchia” y el argumento democrático
Abstract
I. Introducción
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Monismo en serio: “Fontevecchia” y el argumento democrático
Si este principio hoy suena poco novedoso u original, es preciso recalcar que
en nuestro país solamente de manera esporádica (en el mejor de los casos)
estuvo en vigencia antes de 1983.
1. B.A. Ackerman. We the people. Cambridge, Massachusetts, etc.: The Belknap press of
Harvard University Press, 1991.
2. La Nación, sábado 15 de octubre de 1983, pp. 12-13. “Las principales plataformas parti-
darias. Unión Cívica Radical (UCR-Alfonsín): Se desterrará la tortura y se creará un cuer-
po policial especial de lucha antiterrorista. Se reemplazará la actual legislación antisub-
versiva por una de fondo. Se reconocerá la plena jurisdicción obligatoria de la [CADH]”.
En su mensaje presidencial a la Asamblea Legislativa, Raúl Alfonsín, el día de su asun-
ción, (10 de diciembre de 1983) dijo: “En esta fecha se da la circunstancia particularmente
auspiciosa de celebrarse en todo el mundo el Día Internacional de los Derechos Huma-
nos, en conmemoración de la Declaración Universal aprobada en París el 10 de diciembre
de 1948. En esta oportunidad nosotros queremos refirmar solemnemente nuestra fe en
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pensar en derecho
propuesta fue apoyada por todo el espectro político. Las expresiones de los
legisladores de los dos partidos mayoritarios confirman que estaban abra-
zando un principio de democracia + derechos. Baste con unas pocas citas,
representativas del tono general del debate.
En primer lugar, era evidente una motivación eminentemente prác-
tica, la de garantizar los derechos individuales que son precondición de la
democracia. La decisión no plasmaba una inquietud académica, sino que
estaba en juego la vida de los ciudadanos, como la experiencia reciente lo
mostraba:
los derechos del hombre y la intención de nuestro gobierno de actuar tanto en lo interno
como en lo internacional para que esos derechos alcancen vigencia efectiva”. p. 65.
3. En Senado, marzo 1 de 1984, pp. 735-736.
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Monismo en serio: “Fontevecchia” y el argumento democrático
Los gobiernos populares siempre han suscrito en forma amplia las con-
venciones y pactos que consagran la preservación de los derechos fun-
damentales de la persona en el ámbito internacional, en contraposi-
ción con los gobiernos de origen minoritario, que han tratado de eludir
las responsabilidades de orden internacional que esos instrumentos
establecían. (Storani)
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Monismo en serio: “Fontevecchia” y el argumento democrático
ber distinguido los casos en que el cálculo del beneficio no afectaría los
recaudos en los casos de delitos de lesa humanidad, por no vulnerar la
proporcionalidad de la pena ni la seriedad del proceso judicial en cuestión
(porque el acortamiento de la pena sería suficientemente breve) de otros
casos en los que la aplicación directa del beneficio pondría en entredicho
ambos requisitos del sistema IDH (proporcionalidad de la pena y seriedad
del proceso).
V. Control de daños
Esta Corte “ha fijado pautas para el buen uso de sus precedentes, al
explicar cómo deben entenderse las expresiones generales vertidas
en sus sentencias, estableciendo que no cabe acordar carácter obli-
gatorio para casos sucesivos a los términos generales contenidos en
el fallo. Así en la resolución tomada en el expediente ‘Municipalidad
de la Capital cl Isabel A. Elortondo’ (Fallos: 33: 162) sostuvo que:
‘cualquiera sea la generalidad de los conceptos empleados por el Tri-
bunal en esos fallos, ellos no pueden entenderse sino con relación
a las circunstancias del caso que los motivó, siendo, como es, una
máxima de derecho, que las expresiones generales empleadas en las
decisiones judiciales deben tomarse siempre en conexión con el caso
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pensar en derecho
en el cual se usan...’”.4
VI. Epílogo
Bibliografía
4. Cfr. Fallos: 332: 1963, voto de la jueza Argibay. Las itálicas son mías.
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Las ataduras de Ulises se aflojan: el
pronunciamiento de la CSJN frente al
caso “Fontevecchia” de la Corte IDH
Lautaro Furfaro*
Resumen
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Abstract
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I. Introducción
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1. La relación metafórica del DIDH con el mito de Ulises tiene origen en este trabajo.
2. Saba, Roberto, Las Decisiones Constitucionales de Ulises: Acerca de las Dificultades
para la Construcción Colectiva de una Práctica Constitucional en Argentina, 2004,
SELA (Seminario en Latinoamérica de Teoría Constitucional y Política) Papers. Paper
41, p. 22.
3. Para un estudio profundo de la cuestión, véase: Cayuso, Susana G. y Gelli, María An-
gélica, Ruptura de la Legitimidad Constitucional: La Acordada de la Corte Suprema de
Justicia de la Nación de 1930, en Cuadernos de Investigaciones 1, publicado por el Ins-
tituto de Investigaciones Jurídicas y Sociales “Ambrosio L. Gioja”, Facultad de Derecho
y Ciencias Sociales. UBA. Véase también el fallo de la CSJN Municipalidad vs. Mayer,
Fallos 201:266.
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Las ataduras de Ulises se aflojan: el pronunciamiento de la CSJN frente al caso...
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11. Cfr. CSJN, Mazzeo, Julio Lilo y otros s/ rec. de casación e inconstitucionalidad, sen-
tencia de 13 de julio de 2007.
12. Cfr. Pinto, Mónica, El valor jurídico de las decisiones de los órganos de control en
material de derechos humanos en la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia, en
Abramovich Víctor y Chritian Courtis (compiladores) La Aplicación de los Tratados so-
bre Derechos Humanos en el ámbito local: la experiencia de una década, Buenos Aires,
Ed. Del Puerto, pp. 119 y sigs.
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Las ataduras de Ulises se aflojan: el pronunciamiento de la CSJN frente al caso...
a) Caso “Espósito”
En el año 2004 la CSJN tuvo que resolver el caso “Esposito” que refería
a la implementación de la sentencia dictada en Bulacio vs. Argentina de la
Corte IDH.13 Allí la CSJN consideró:
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pensar en derecho
b) Caso “Derecho”
16. El 29 de noviembre de 2011 la CSJN debió revisar una sentencia anterior en la que
había decidido confirmar la decisión apelada, por la cual se había declarado extinguida
la acción penal por prescripción y sobreseimiento en la causa seguida contra René Jesús
Derecho luego del fallo de la Corte IDH en el caso Bueno Alves vs. Argentina.
17. Cfr. CSJN, Derecho, René Jesús s/ incidente de prescripción de la acción penal –causa
n° 24.079–, considerando 4.
18. CSJN, Derecho, René Jesús s/ incidente de prescripción de la acción penal –causa n°
24.079–, considerando 5.
19. Cfr. Abramovich, Víctor, Comentarios al caso Fontevecchia: La autoridad de las senten-
cias de la Corte Interamericana y los principios de derecho público argentino, 2017, p. 1.
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26. Es curioso que en su disidencia en Schiffrin Leopoldo Héctor c/ Poder Ejecutivo Na-
cional el ministro Rosenkrantz sostuvo que para temas relativos a decisiones en el marco
de una reforma constitucional es necesario “ser consistentes a lo largo del tiempo, lo que
demanda un respeto más riguroso hacia las decisiones que esta Corte ha adoptado en el
pasado”. ¿Acaso la seguridad jurídica y la coherencia de un sistema jurídico no demanda
que la CSJN sea consistente con su jurisprudencia anterior o que se aparte fundadamente
de la doctrina de casos anteriores?; ¿cuál es la diferencia entre Espósito y Derecho y este
pronunciamiento?; ¿la nueva mayoría considera que la CSJN estuvo equivocada en los
casos anteriores? Los fundamentos de la mayoría no arrojan una sola línea sobre estos
interrogantes. Creo que no es suficiente el cambio en la composición del tribunal para
justificar una modificación en su jurisprudencia en un problema tan relevante como el
cumplimiento de una condena internacional por violaciones a los derechos humanos de
un tratado.
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27. A diferencias de los tribunales nacionales, la Corte IDH no tiene medios para com-
peler a los Estados a implementar sus sentencias. Sobre este punto, véase: De Schutter
Olivier, International Human Rights Law, Second Edition, UK, Cambridge University
Press, 2016, p. 1022.
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Las ataduras de Ulises se aflojan: el pronunciamiento de la CSJN frente al caso...
V.B. Premisa 2
28. Es curioso el término “competencia remedial” utilizado por la CSJN cuando la CADH
utiliza el concepto de “reparaciones” en su artículo 63 de la CADH. Es posible que este
argumento se encuentre influenciado por la doctrina anglosajona que a cada derecho (ri-
ght) le confiere un remedio legal (legal remedy).
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pensar en derecho
29. CSJN, doctrina de Fallos: 307:2153; 312:2078 y 314: 458, entre otros.
30. Sobre el método de interpretación literal, ha dicho la CSJN que “el método gramati-
cal por el cual comienza toda tarea interpretativa obliga al juez a atenerse a las palabras
del texto escrito, en la comprensión de que ninguna disposición de la Constitución ha
de ser considerada superflua, sin sentido o inoperante. El juez debe entender asimismo
las palabras de la Constitución en el significado en el que son utilizadas popularmente y
explicarlas en su sentido llano, obvio y común”. CSJN, Rizzo, Jorge Gabriel (apoderado
Lista 3 Gente de Derecho) si acción de amparo el Poder Ejecutivo Nacional, ley 26.855,
medida cautelar), considerando 17.
31. Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, art. 31.1. Para un análisis por-
menorizado de los criterios de interpretación del derecho internacional, véase: Villiger,
Mark E., Commentary on the 1969 Vienna Convention on the Law of Treaties, The Ne-
therlands. Martinus Nijhoff Publishers, 2009, pp. 415/441.
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pensar en derecho
las condiciones de su vigencia (art. 75, inc. 22, párr. 2°, esto es, tal como la Convención
citada efectivamente rige en el ámbito internacional y considerando particularmente su
efectiva aplicación jurisprudencial por los tribunales internacionales competentes para su
interpretación y aplicación. De ahí que la aludida jurisprudencia deba servir de guía para
la interpretación de los preceptos convencionales en la medida en que el Estado argenti-
no reconoció la competencia de la Corte Interamericana para conocer en todos los casos
relativos a la interpretación y aplicación de la Convención Americana (confr. arts. 75,
Constitución Nacional, 62 y 64 Convención Americana y 2°, ley 23.054)”. CSJN, doctrina
de Fallos: 307:2153; 312:2078 y 314: 458, entre otros.
36. Corte IDH, Caso Baena Ricardo y otros vs. Panamá, sentencia de 28 de noviembre de
2003, párr. 131
37. Corte IDH, Caso Kimel vs. Argentina”, supervisión de cumplimiento de sentencia,
resolución del 15 de noviembre de 2010, considerando 4.
38. Corte IDH. Caso Apitz Barbera y Otros (“Corte Primera de lo Contencioso Admi-
nistrativo”) vs. Venezuela. Supervisión de Cumplimiento de Sentencia. Resolución de la
Corte Interamericana de Derechos Humanos de 23 de noviembre de 2012.
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39. Cfr. Pinto, Mónica, El valor jurídico de las decisiones de los órganos de control en
material de derechos humanos en la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia,
ob. cit., pp. 124.
40. Cfr. CSJN, Monges, Analía M. c/UBA-Resol. 2314/95, 26 de diciembre de 1996. Fa-
llos: 319:3148.
41. CADH, artículo 75: Esta Convención solo puede ser objeto de reservas conforme a las
disposiciones de la Convención de Viena sobre Derecho de los Tratados, suscrita el 23 de
mayo de 1969. La Convención de Viena Sobre Derecho de los Tratados entiende se entien-
de por “reserva” una declaración unilateral, cualquiera que sea su enunciado o denomina-
ción, hecha por un Estado al firmar, ratificar, aceptar o aprobar un tratado o al adherirse
a este, con objeto de excluir o modificar los efectos jurídicos de ciertas disposiciones del
tratado en su aplicación a ese Estado.
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pensar en derecho
42. Cfr. Abramovich, Víctor, Comentarios al caso Fontevecchia, ob. cit., 2017, p. 2.
43. Cfr. Pasqualucci, JO M. The practice and the procedure of the Inter-American Court
of Human Rights, Second Edition, NY, Cambridge University Press, 2013, pp. 117 y 118.
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44. Cfr. CSJN, Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto s/ “Fontevecchia y D’Amico vs.
Argentina”, cit., considerando 8.
45. CSJN, Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto s/ “Fontevecchia y D’Amico vs.
Argentina”, cit., considerando 8.
46. Cfr. Steiner, Christian y Uribe, Patricia, Introducción general, en Steiner, Christian,
y Uribe, Patricia (editores), Convención Americana sobre Derechos Humanos: Comenta-
rio, Konrad Adenauer Stiftung, 2014, p. 7.
47. Cfr. Corte IDH. Caso Tarazona Arrieta y Otros vs. Perú. Excepción Preliminar, Fon-
do, Reparaciones y Costas. Sentencia de 15 de octubre de 2014. Serie C No. 286, párr. 137.
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48. Corte IDH. Caso Velásquez Rodríguez vs. Honduras, Fondo, sentencia de 29 de julio
de 1988, párr. 61; Corte IDH. Caso Godínez Cruz vs. Honduras, Fondo, sentencia de 20
de enero de 1989, párr. 64; Corte IDH. Caso Fairén Garbi y Solís Corrales vs. Honduras,
Fondo, sentencia de 15 de marzo de 1989, párr. 85.
49. Este procedimiento está previsto en el artículo 46 de la CADH.
50. Cfr. Pinto, Mónica, El derecho Internacional: Vigencia y desafíos en un escenario
globalizado, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2004, párr. 106.
51. Cfr. CIDH, Informe 39/96, Caso 11.673, Marzioni, Argentina, 15 de octubre de 1996,
Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos 1996, OEA/
Ser.L/V/II.95 doc.7 rev., párr. 48.
59
Las ataduras de Ulises se aflojan: el pronunciamiento de la CSJN frente al caso...
52. Cfr. Abramovich, Víctor, Comentarios al caso Fontevecchia, ob. cit., 2017, p. 3.
53. Cfr. Diego Rodríguez-Pinzón, La Comisión Interamericana de Derechos Humanos,
en Manual sobre Derecho Internacional de los Derechos Humanos: Teoría y Práctica,
Compiladores: Carlos Ayala Corao, Claudia Martin y Diego Rodríguez-Pinzón Ed. Univer-
sidad Católica Andrés Bello, Venezuela (en producción), 2016, p. 25: disponible en: www.
wcl.american.edu/hracademy/documents.
54. Cfr. Pinto, Mónica, El derecho Internacional: Vigencia y desafíos en un escenario
globalizado, ob. cit., párr. 106/107.
55. CIDH, Informe 39/96, Caso 11.673, Marzioni, Argentina, 15 de octubre de 1996, In-
forme Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos 1996, OEA/Ser.L/V/
II.95 doc.7 rev., párr. 50.
60
pensar en derecho
56. Cfr. ONU, Corte Internacional de Justicia, Reparation for Injuries Suffered in the
Service of the United Nations, Advisory Opinion: I.C.J. Reports 1949, párr. 184.
57. Cfr. Correa, Christian, Reparaciones y Medidas Provisionales, en Steiner, Christian,
y Uribe, Patricia (Editores), Convención Americana sobre Derechos Humanos: Comen-
tario, Konrad Adenauer Stiftung, 2014, p. 828.
58. Cfr. Correa, Christian, Reparaciones y Medidas Provisionales, en Steiner, Christian,
y Uribe, Patricia (editores), Convención Americana sobre Derechos Humanos: Comen-
tario, Konrad Adenauer Stiftung, 2014, p. 828.
61
Las ataduras de Ulises se aflojan: el pronunciamiento de la CSJN frente al caso...
59. Cfr. Pasqualucci, JO. M. The practice and the procedure of the Inter-American Court
of Human Rights, Second Edition, NY, Cambridge University Press, 2013, p. 338.
60. Corte IDH, Caso Tristán Donoso vs. Panamá, supervisión de cumplimiento de sen-
tencia, resolución de 1 de septiembre de 2010.
61. Corte IDH, Caso Herrera Ulloa vs. Costa Rica, supervisión de cumplimiento de sen-
tencia, resolución de 12 de septiembre de 2005.
62
pensar en derecho
62. Cfr. Abramovich, Víctor, Comentarios al caso Fontevecchia, ob. cit., 2017, pp. 3 y 4.
63
Las ataduras de Ulises se aflojan: el pronunciamiento de la CSJN frente al caso...
63. CSJN, Acosta, Claudia Beatriz y otros s/ hábeas corpus, Fallos 321: 3555, senten-
cia de 22 de diciembre de 1998, considerando 13. En el caso la CSJN sostuvo que “(…)
bajo los supuestos indicados [sentencia firme de condena anterior al procedimiento
ante la Comisión], cabe expresar que (…) si bien por el principio de buena fe que rige
la actuación del Estado argentino en el cumplimiento de sus compromisos internacio-
nales, aquel debe realizar los mejores esfuerzos para dar respuesta favorable a las re-
comendaciones efectuadas por la Comisión, ello no equivale a consagrar como deber
para los jueces el de dar cumplimiento a su contenido, al no tratarse aquellas de deci-
siones vinculantes para el Poder Judicial. Es que la jurisprudencia internacional, por
más novedosa y pertinente que se repute, no podría constituir un motivo de revisión de
las resoluciones judiciales –equiparable al recurso de revisión–, pues ello afectaría la
estabilidad de las decisiones jurisdiccionales, la que, en la medida en que constituye un
presupuesto ineludible de la seguridad jurídica, es exigencia del orden público y posee
jerarquía constitucional”.
64. Cfr. Pinto, Mónica, El valor jurídico de las decisiones de los órganos de control en
material de derechos humanos en la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia, ob.
cit., pp. 135 y 136.
64
pensar en derecho
65. Cfr. Pinto, Mónica, National and International Courts: deference or disdain, Loyola
of Los Angeles International and Comparative Law Review, Thomson Reuters. 2008,
Rev. 247, p. 3.
66. Cfr. Pinto, Mónica, National and International Courts: deference or disdain, Loyola
of Los Angeles International and Comparative Law Review, Thomson Reuters. 2008,
Rev. 247, p. 3.
67. En “Espósito” con buen criterio la CSJN dejó a salvo su postura contraria a revisar una
sentencia firme de prescripción, pero cumplió con lo resuelto por la Corte IDH.
65
Las ataduras de Ulises se aflojan: el pronunciamiento de la CSJN frente al caso...
66
pensar en derecho
71. Cfr. Rosenkrantz, Carlos F., Against Borrowings and other Nonauthoritative Uses of
Foreing Law, 1, International Journal of Constitutional Law, 2003, pp. 269/295.
72. Cfr. Filipini, Leonardo, “El Derecho Internacional de los Derechos Humanos no es un
préstamo; reflexiones a la crítica a los préstamos de Carlos F. Rosenkrantz”, Revista de la
Universidad de Palermo, Año 8, 2007, p.191/202.
73. Cfr. Filipini, Leonardo, “El Derecho Internacional de los Derechos Humanos no es un
préstamo; reflexiones a la crítica a los préstamos de Carlos F. Rosenkrantz”, Revista de la
Universidad de Palermo, Año 8, 2007, p. 200.
67
Las ataduras de Ulises se aflojan: el pronunciamiento de la CSJN frente al caso...
74. Cfr. Filipini, Leonardo, “El Derecho Internacional de los Derechos Humanos no es un
préstamo; reflexiones a la crítica a los préstamos de Carlos F. Rosenkrantz”, Revista de la
Universidad de Palermo, Año 8, 2007, p. 197.
68
pensar en derecho
75. Cfr. Alberdi, Juan Bautista, Bases y puntos de partida para la organización política
de la República Argentina, Buenos Aires, Ed. Terramar, 2015, p. 44.
76. Sostuvo Alberdi “Firmad tratados con el extranjero en que deis garantías de que
sus derechos naturales de propiedad, de libertad civil, de seguridad, de adquisición y
de tránsito, les serán respetados. Esos tratados serán la más bella parte de la Consti-
tución; la parte exterior, que es llave del progreso de estos países, llamados a recibir
su acrecentamiento de fuera. Para que esa rama del derecho público sea inviolable y
duradera, firmad tratados por término indefinido o prolongadísimo. No temáis en-
cadenaros al orden y a la cultura. Temer que los tratados sean perpetuos, es temer
que se perpetúen las garantías individuales en nuestro suelo. El tratado argentino
con la Gran Bretaña ha impedido que Rosas hiciera de Buenos Aires otro Paraguay.
No temáis enajenar el porvenir remoto de nuestra industria a la civilización, si hay
riesgo de que la arrebaten la barbarie o la tiranía interiores. El temor a los tratados
es resabio de la primera época guerrera de nuestra revolución: es un principio viejo
y pasado de tiempo, o una imitación indiscreta y mal traída de la política exterior
que Washington aconsejaba a los Estados Unidos en circunstancias y por motivos del
todo diferentes a los que nos cercan.” Cfr. Alberdi, Juan Bautista, Bases y puntos de
partida para la organización política de la República Argentina, Buenos Aires, Ed.
Terramar, 2017, p. 95.
69
Las ataduras de Ulises se aflojan: el pronunciamiento de la CSJN frente al caso...
77. Cfr. Alberdi, Juan Bautista, Bases y puntos de partida para la organización política
de la República Argentina, Buenos Aires, Ed. Terramar, 2017, p. 224.
70
pensar en derecho
78. Véanse las opiniones de los convencionales Muruzabal y Yriarte, en el Diario de Sesio-
nes, Convención Nacional Constituyente, 22ª Reunión - 3ª Sesión Ordinaria (Continua-
ción), 2 de agosto de 1994, pp. 2840/2853.
79. Diario de Sesiones, Convención Nacional Constituyente, 22ª Reunión - 3ª Sesión Or-
dinaria (Continuación), 2 de agosto de 1994, p. 2831.
80. Diario de Sesiones, Convención Nacional Constituyente, 22ª Reunión - 3ª Sesión Or-
dinaria (Continuación), 2 de agosto de 1994, pp. 2828 y 2829.
81. Diario de Sesiones, Convención Nacional Constituyente, 22ª Reunión - 3ª Sesión Or-
dinaria (Continuación), 2 de agosto de 1994, p. 2829.
71
Las ataduras de Ulises se aflojan: el pronunciamiento de la CSJN frente al caso...
82. Cfr. Diario de Sesiones, Convención Nacional Constituyente, 23ª Reunión - 3ª Sesión
Ordinaria (Continuación), 3 de agosto de 1994, p. 3130.
83. Diario de Sesiones, Convención Nacional Constituyente, 22ª Reunión - 3ª Sesión Or-
dinaria (Continuación), 2 de agosto de 1994, p. 2863.
84. Diario de Sesiones, Convención Nacional Constituyente, 23ª Reunión - 3ª Sesión Or-
dinaria (Continuación), 3 de agosto de 1994, p. 3145.
72
pensar en derecho
73
Las ataduras de Ulises se aflojan: el pronunciamiento de la CSJN frente al caso...
87. Cfr. Gullco, Hernán, Corte Suprema vs. Corte Interamericana: ¿quién debe tener la
última palabra?, Buenos Aires, La Ley, 2017, pp. 5 y 6.
74
pensar en derecho
88. De todos modos, ambos sistemas regionales presentan grandes diferencias en mate-
rial de acceso y procedimiento a la instancia internacional, en las temáticas abordadas y
en la calidad de las instituciones democráticas de los Estados en que operan. Sobre estos
temas, véase: Alston, Philip, y Goodman, Ryan, International Human Rights, UK, Oxford
University Press, 2013, pp. 986 y sigs.
89. Un análisis sobre las relaciones del constitucionalismo con este tribunal supranacio-
nal puede verse en Hirschl, Ran, Towards Juristocracy: the origins and consequiences of
the new constitucionalism, USA, Harvard University Press, 2007, pp. 215 y sigs.
90. Allí la Corte IDH remarcó que “el Estado no puede oponer como justificación de
su incumplimiento una decisión de un tribunal interno, aun cuando sea el tribunal de
más alta jerarquía en el ordenamiento jurídico nacional. Es más, la existencia de una
decisión a nivel interno, como la sentencia del Tribunal Supremo, que considere que el
Fallo emitido por la Corte Interamericana es inejecutable, desconoce los principios bá-
sicos de derecho internacional sobre los cuales se fundamenta la implementación de la
Convención Americana” Corte IDH. Caso Apitz Barbera y Otros (“Corte Primera de lo
Contencioso Administrativo”) vs. Venezuela. Supervisión de Cumplimiento de Senten-
cia. Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 23 de noviembre
de 2012, párrs. 21 y 39.
75
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76
pensar en derecho
Bibliografía
77
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pensar en derecho
79
Un fallo que atrasa
Resumen
Abstract
81
Un fallo que atrasa
I. Introducción
82
pensar en derecho
83
Un fallo que atrasa
84
pensar en derecho
85
Un fallo que atrasa
86
pensar en derecho
IV. Conclusión
Bibliografía
87
Un fallo que atrasa
88
Cuatro enfoques sobre el caso “Bignone”
Roberto Gargarella*
I. Introducción
* Abogado (UBA), 1984. Sociólogo (UBA), 1985. Profesor titular de Derecho Constitu-
cional (UBA). Master en Ciencias Políticas FLACSO, 1990. Doctor en Derecho (UBA),
1991. LLM, Universidad de Chicago, 1992. Jurisprudence Doctor, University of Chicago,
1993. Posdoctorado Oxford University, 1994. Becario J. S. Guggenheim, 2001. Becario
H. F. Guggenheim, 2003-2004. Autor de una veintena de libros y un centenar de artícu-
los sobre Derecho, Teoría Constitucional, Filosofía Política; correo electrónico: robert@
utdt.edu. Agradezco a Leonardo Filippini sus comentarios a una versión diferente de este
texto.
1. Fallo “Bignone”. CS / CFCP - Aplicabilidad de la ley 24.390 (2 x 1) a los delitos de lesa
humanidad.
89
Cuatro enfoques sobre el caso “Bignone”
evitarse todo riesgo de una “justicia sesgada” o “de un solo ojo”. Podía justi-
ficarse, si se quiere, señalar que aún los conciudadanos que habían cometido
las peores atrocidades iban a ser tratados con el máximo cuidado y respeto
(volveré sobre este punto al examinar “la moral del caso”). Sin embargo, el
hecho es que cuando uno mira hacia atrás y piensa sobre los primeros meses
de la Corte en su nueva composición, se encuentra ya con toda una serie de
fallos (que incluyen, por ejemplo, y junto a “Bignone”, a otros como “Villa-
mil”, “Fontevecchia”, o “Alespeiti”) que insisten sobre la necesidad de repa-
rar ciertas aparentes injusticias en materia de derechos humanos y juzga-
miento del pasado, a la vez que descuidan la larga lista de injusticias sociales
que acucian a nuestros conciudadanos, muchas de las cuales ya han golpea-
do las puertas de la Corte. Siempre, pero muy en particular en contextos de
grave injusticia social, y luego de un largo período de violación de derechos,
se impone que la Corte asuma un papel más presente en la cuidadosa re-
construcción del tejido de libertad e igualdad constitucional hoy destruido.
Dicha reconstrucción requiere, sobre todo, de un extremo esfuerzo por vol-
ver a colocar a toda la ciudadanía en un mismo piso de igualdad. Ello exige,
de parte de los tres poderes principales del Estado, una tarea cooperativa,
especialmente destinada a rescatar a la mayoría de nuestros conciudadanos
–millones de ellos– de la situación de miseria y dolor que padecen. En tal
sentido, resulta preocupante la política del caso, esto es –en términos más
generales–, la agenda de casos que viene construyendo la Corte, en su nueva
composición, que reserva un espacio muy especial a los casos referidos a
(moderar la condena sobre) los criminales de lesa humanidad; que incluye
el desafío al sistema interamericano de derechos humanos (en “Fontevec-
chia”); el rechazo al derecho de la policía a sindicalizarse (“Sindicato Policial
Buenos Aires”, del 11 de abril, 2017); o el considerar constitucional los lími-
tes a los derechos civiles de los condenados por más de tres años (“González
Castillo”, caso sobre el que volveré al final). ¿Qué justifica estas elecciones?
Más específicamente: ¿tiene sentido escoger esta línea de casos, dentro de la
siempre limitada agenda de casos en que la Corte escoge hablar, en el marco
de un país marcado por profundas e injustas desigualdades sociales?
Dado que el caso “Bignone” involucra a uno de los hechos más atroces
de la historia argentina –los crímenes cometidos por el proceso militar– y
90
pensar en derecho
91
Cuatro enfoques sobre el caso “Bignone”
entre sí. Asumimos este compromiso aún, y en especial, en relación con los
miembros más reprochables de nuestra comunidad –los que peor se han
portado con nosotros–. Estos rasgos liberales e igualitarios de nuestro de-
recho penal (del derecho penal moderno, agregaría) serán asumidos aquí
como perfectamente aceptables, y propios de una sociedad decente.
Ahora bien, la pregunta que el caso concreto plantea sobre nosotros
refiere a si el beneficio que prevé el artículo alcanza a los criminales de “lesa
humanidad” como Muiña, que invocan la aplicación de una ley (la 24.390),
que fue aprobada en 1994 y derogada pocos años después, en mayo del
2001. Esa ley (la del “2 x 1”) procuró atender al reclamo de los presos (comu-
nes) sin condena firme, y determinó que el tiempo de prisión preventiva sin
condena firme contara doble: cada día de prisión preventiva representaría
entonces dos días de prisión (o uno de reclusión).
Al respecto, es un problema que el criminal, en este caso Muiña, alegue
dicha ley como “ley más benigna” que debe aplicársele, cuando él cometió
sus crímenes mucho antes de que la ley del “2 x 1” apareciera (él cometió sus
crímenes en 1976), a la vez que su pena le fue impuesta mucho después de
que la ley en cuestión fuera derogada (Muiña fue condenado por el Tribunal
Oral en lo Criminal Federal en 2011, y su sentencia quedó firme en agosto
del 2013).
Alguien podría decir que el citado artículo del Código Penal considera
también como “ley más benigna” a las leyes vigentes en el “tiempo interme-
dio”, lo que genera la pregunta de si esta ley del “2 x 1,” que nació después de
que Muiña cometiera sus crímenes, y murió antes de que él fuera detenido
y condenado, califica como “ley intermedia.” Para la Corte, a partir de una
lectura –desde mi punto de vista– indebida y toscamente literalista, la res-
puesta es positiva, como lo es también para buena parte de la doctrina penal
(lo admita en voz alta o no). En mi opinión, no es aceptable una lectura
literal como la que se propone, cuando el cómputo de la pena que se le hizo
a Muiña tuvo lugar en un momento en el que ya no regía dicha ley (la del
“2 x 1”), siendo además que la prisión preventiva que él padeció no ocurrió
antes o durante el tiempo en que dicha ley estuvo vigente (ello, más allá del
hecho de que, en razón de las leyes de perdón vigentes durante el tiempo
en que rigió la ley del “2 x 1,” Muiña no pudo ser sometido en esos años a
un régimen de prisión preventiva como el que la ley 24.390 quiso reparar).
Es decir, Muiña no tuvo la oportunidad de “motivarse” por la ley del “2 x 1”
en ningún momento: la ley no regía cuando él cometió el crimen, ni cuando
92
pensar en derecho
93
Cuatro enfoques sobre el caso “Bignone”
94
pensar en derecho
2. Esta lectura “asimétrica” se corresponde con, y resulta ratificada por otros casos recien-
tes decididos por la Corte, como –tal vez– “Fontevecchia”, sobre el alcance y peso de las
decisiones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos; o –de modo más grave– en
“Villamil”, en donde el máximo tribunal sostuvo que las acciones civiles contra el Estado
en juicios de lesa humanidad no son imprescriptibles.
95
La aplicación de la ley penal más
benigna y los delitos de lesa humanidad
Gregorio Badeni*
I.
97
La aplicación de la ley penal más benigna y los delitos de lesa humanidad
II.
98
pensar en derecho
99
La aplicación de la ley penal más benigna y los delitos de lesa humanidad
III.
100
pensar en derecho
101
La aplicación de la ley penal más benigna y los delitos de lesa humanidad
Crímenes de Lesa Humanidad que fue aprobada por la ley N° 24.584 publi-
cada el 29 de noviembre de 1995. Caracteriza como tales a los definidos en
el estatuto del Tribunal Militar Internacional de Nüremberg del 8 de agosto
de 1945 y confirmados por las resoluciones de la Asamblea General de las
Naciones Unidas N° 3 del 13 de febrero de 1946, N° 95 del 11 de diciem-
bre de 1946 y el delito de genocidio definido en la Convención de 1948. La
Convención sobre los Crímenes de Lesa Humanidad quedó incorporada a la
categoría contemplada en el art. 75, inc. 22, de la Constitución cuando, el 2
de septiembre de 2003 fue promulgada la ley N° 25.778.
Si bien esa Convención dispone la imprescriptibilidad de los hechos
delictivos que describe, a lo cual se podría añadir la inaplicabilidad de la ley
penal más benigna, lo cierto que ello está condicionado a su art. IV. Estable-
ce que los Estados parte se comprometen a adoptar las medidas legislativas
necesarias para que no se opere la prescripción de la acción penal o de la
pena en los delitos de lesa humanidad. Pero, dispone expresamente que tal
solución debe ser concretada “con arreglo a sus respectivos procedimientos
constitucionales”. De modo que, si de la Constitución resulta lo contrario
como acontece con nuestra Ley Fundamental, será insuficiente una reforma
legislativa. Se impondrá la reforma de la Constitución siguiendo la vía que
establece su art. 30. Al no imponer la aplicación retroactiva, que es invia-
ble a la luz del art. 18 de la Constitución, su aplicación debe concretarse
para los delitos de tal especie que se cometan a partir de la sanción de la
ley N° 25.778. Esta solución está en un todo de acuerdo con la Convención
de Viena que, en su art.28, establece que las disposiciones de un tratado no
obligan a las partes respecto de actos o hechos que hayan tenido lugar con
anterioridad a la fecha de entrada en vigor del tratado.
Por otra parte, toda la argumentación sustentada sobre una presunta
valoración social de los jueces que les permitiría la libre interpretación del
orden jurídico, al margen del riesgo que representa y su proximidad con
una concepción populista, encuentra un obstáculo en la ley N° 23.313 del
17 de abril de 1986 con la cual se aprobó el Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos. La parte final del art. 15 de esa Convención establece que
“nada de lo dispuesto en este artículo se opondrá al juicio ni a la condena
de una persona por actos u omisiones que, al momento de cometerse, fue-
ran delictivos según los principios generales del derecho reconocido por la
comunidad internacional”. En la ley aprobatoria de aquel pacto se dejó a
salvo que: “El Gobierno argentino manifiesta que la aplicación del apartado
102
pensar en derecho
IV.
13. Anales de la Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Buenos Aires, año
2004, p. 524.
103
La aplicación de la ley penal más benigna y los delitos de lesa humanidad
14. Algunos privatistas la invocan con cierta ligereza, fruto del desconocimiento de la evo-
lución histórica de las instituciones republicanas del constitucionalismo.
15. Fallos CS 327:3312, 327:5668 y 328:2056.
104
pensar en derecho
16. Segundo V. Linares Quintana, Tratado de la Ciencia del Derecho Constitucional, T. II,
Buenos Aires, Plus Ultra, 1987, p. 482.
17. Carl Friedrich, El hombre y el gobierno, Madrid, Tecnos, 1968, p. 304.
18. En tal sentido se pronunció la Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de
Buenos Aires en la cita N° 13. Declaró que las normas consuetudinarias del jus cogens
que establecerían, desde tiempo inmemorial, la imprescriptibilidad de ciertos delitos, no
tienen validez porque la costumbre, por internacional que sea, no es fuente del derecho
aceptable en materia penal forjado por el movimiento constitucionalista en salvaguarda
de la libertad, la dignidad y el progreso de las personas.
105
La aplicación de la ley penal más benigna y los delitos de lesa humanidad
106
pensar en derecho
V.
107
La aplicación de la ley penal más benigna y los delitos de lesa humanidad
26. Carl Schmitt, Teoría del partisano, Madrid, Instituto de Estudios Políticos, 1966.
27. “Prescripción, legalidad, amnistías e indultos”, Anales de la Academia Nacional de
Ciencias Morales y Políticas, T. XXXIV-2007, Buenos Aires, 2008, p. 197.
108
pensar en derecho
si los jueces se apartan de la ley porque están en desacuerdo con ella o en-
tienden que colisiona con la política de Estado, estarán violando la ley, y por
añadidura, acarreando la inseguridad jurídica. En varias oportunidades, y
casi desde sus comienzos, la Corte Suprema de Justicia tuvo oportunidad de
destacar que si la interpretación jurisprudencial tiene un valor similar al de
la ley es porque integra con ella una realidad jurídica. No es una nueva nor-
ma, sino la norma interpretada cumpliendo su función en el caso concreto.
Por otra parte, aunque las leyes puedan considerarse rezagadas con relación
a las de otros países, los jueces deben ajustarse a aquellas y no a las leyes,
prácticas o costumbres extrañas, por más dignas que sean de imitación. No
es a los jueces sino al legislador a quien le corresponde innovar (Fallos CS
21:130; 68:296; 200:490; 207:192; 210:389; 273:420). A lo sumo, los jueces
pueden negarse a aplicar una norma contraria a la Constitución, pero no por
entender que no se compadece con la política de Estado establecida por un
gobierno.
Nos adherimos a la primera de estas posiciones que desestima las con-
sideraciones de índole política proclamadas por la segunda como “políticas
del Estado” a las cuales deberían estar sujetos los jueces. Estas últimas con-
ducen a la inaceptable politización cuasi agonal del Poder Judicial y a su
consecuente absorción por los órganos políticos del gobierno.
109
No huir de los tratados
Roberto P. Saba*
Resumen
111
No huir de los tratados
Abstract
The author analyses the decision made by the Supreme Court of Argen-
tina of not complying with the mandate of the Interamerican Human Rights
Court in the Fontevecchia vs. Argentina case regarding the overruling of a
previous case decided by the national tribunal concerning the violation of
the claimant’s right to freedom of speech. The author’s criticism to the Su-
preme Court’s decision focuses on the fact that it disregarded the relevance
and binding character of the decisions made by the Interamerican Human
Rights Court for the States signatories of the Interamerican Human Rights
Convention. Drawing from academic works of the Justices that were part
of the majority, the author points out to the main critical aspects of their
perspectives such as a mistaken conception of political community and in-
terpretative community that they defend. Saba also applies the notion of law
as integrity to suggest a possible alternative solution for the interpretative
dispute between national and international tribunals arguing in favor of the
importance of judicial dialogue as a means for identifying the meaning of
fundamental rights and principles established in the Constitution and in the
international treaties of human rights.
112
pensar en derecho
la firma del Pacto de San José de Costa Rica por nuestro país, a las lecciones
dejadas por la trágica y traumática experiencia de la última dictadura mili-
tar, a las decisiones tomadas por el primer gobierno democrático posdicta-
dura presidido por el Dr. Raúl Alfonsín en materia de derecho internacional
de derechos humanos, a la reforma constitucional de 1994 y a la jurispru-
dencia de la propia Corte en ese mismo campo hasta hace unos pocos me-
ses. La sorpresiva decisión de la Corte requiere un análisis minucioso de sus
fundamentos, tanto para comprender su alcance actual, así como su posible
impacto en el futuro.
El 25 de septiembre de 2001 la Corte Suprema de Justicia de la Nación
confirmó la sentencia de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil que
había hecho lugar a la demanda del Sr. Carlos Menem en la que este recla-
maba una compensación por los daños y perjuicios supuestamente provo-
cados por una publicación llevada a cabo por la Revista Noticias (Editorial
Perfil) de la que eran legalmente responsables los Sres. Jorge Fontevecchia
y Héctor D’Amico.1 La nota periodística se refería a la presunta existencia
de un hijo no reconocido del que fuera al momento de la publicación Pre-
sidente de la Nación, quien alegó que aquella nota periodística afectaba su
derecho a la intimidad previsto en la Constitución Nacional y en diversos
tratados internacionales de derechos humanos. Por su parte, los deman-
dados alegaron que la aplicación de una condena pecuniaria por daños y
perjuicios implicaba la afectación de su derecho a la libertad de expresión
por medios indirectos. Según estos, por un lado, la calidad de funcionario
público que detentaba el Sr. Menem al ostentar la primera magistratura del
país, lo colocaba en situación de ver reducida la protección de su intimidad
y privacidad. Además, la dimensión social de la libertad de expresión, se-
gún lo ha sostenido la Corte Suprema de Justicia de la Nación2 y la Corte
Interamericana de Derechos Humanos,3 implica la protección del derecho a
recibir información por parte de la ciudadanía, la cual se encuentra obligada
a someterse a los dictados del Presidente de la República y por ello puede
1. Caso Menem, Carlos Saúl c/ Editorial Perfil SA y otros s/ daños y perjuicios sumario,
Fallos 324:2895.
2. Casos Ponzetti de Balbín (Fallos 306:1892), Morales Solá (Fallos 319:2741), entre otros.
3. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Opinión Consultiva OC-5/85 del 13 de
noviembre de 1985.
113
No huir de los tratados
114
pensar en derecho
115
No huir de los tratados
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pensar en derecho
117
No huir de los tratados
9. Viceconte, Mariela C. c/ E.N. -Mº de Salud y Acción Social s/ amparo ley 16.986, 2 de
junio de 1998, Cámara Nacional de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo Federal
de la Capital Federal, Sala 04.
10. Fallos 328:2056.
118
pensar en derecho
119
No huir de los tratados
120
pensar en derecho
15. Ibídem. Véase Gareth Evans, “R2P: The Next Ten Years”, en Alex Bellamy and Tim
Dunne, eds., Oxford Handbook of the Responsibility to Protect, Oxford University Press,
Oxford, 2016.
121
No huir de los tratados
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No huir de los tratados
cada país. Esta fórmula ‘ha nacido de los términos y del espíritu de
nuestra Constitución, los que no podían ser desvirtuados por ningún
tratado sin exponerse a caer en nulidad.19
19. Carlos Saavedra Lamas, “En torno a la Constitución que nos rige”, Academia Nacional
de Derecho y Ciencias Sociales, Buenos Aires, 1957, p. 21.
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No huir de los tratados
en su fallo de 2001, asume que tiene competencias para dar esta orden al
Estado argentino, el cual, por medio de su Poder Ejecutivo (Ministerio de
Relaciones Exteriores que cursa la comunicación a la Corte Suprema) y de
su máximo tribunal, entienden que esa orden está dirigida a este último, lo
cual no surge expresamente de la sentencia de la Corte Interamericana que
solo indica “dejar sin efecto la sanción civil”. Aunque es comprensible que
ambos poderes llegaran a esa conclusión a partir del hecho de que parece
lógico que la acción de dejar sin efecto –o revocar– una sentencia le debiera
corresponder, si fuera posible, al mismo órgano que la emitiera. Si la Corte
Suprema tuviera razón y ello no le fuera posible “a la luz del ordenamiento
constitucional nacional”, entonces podría interpretarse que no es tan claro
que la orden estaba dirigida a ese tribunal, pues si no tiene las facultades
para hacer lo solicitado, quizá la orden no estaba dirigida a él. Esto abre una
discusión acerca de si la Cancillería argentina hizo lo correcto al enviar el
oficio a la Corte Suprema, sabiendo que existirían obstáculos formales a la
revocatoria de la sentencia. ¿Podría haber hecho otra cosa? Es posible, pero
no me detendré en este contrafáctico en este trabajo.
En cualquier caso, lo más interesante y preocupante de la “respues-
ta” de la Corte a la Cancillería –pues en términos estrictos no se trata de
un “fallo” o “sentencia”– no yace en la negativa a cumplir con la sentencia
de la Corte Interamericana, sino en los fundamentos e implicancias de la
justificación de esa negativa. La Corte Suprema argentina no solo se niega
a revocar su decisión impugnada por la Corte Interamericana, sino que ela-
bora algunas premisas que podrían tener implicancias respecto del modo
en que el Estado argentino –del que obviamente la Corte Suprema forma
parte– cumplirá de aquí en más con sus compromisos internacionales de
derechos humanos o de otro tipo. En suma, la respuesta de la Corte Supre-
ma al Poder Ejecutivo dispara un debate complejo sobre el valor del derecho
internacional en el sistema jurídico argentino y la forma en la que este será
considerado por el Poder Judicial al tener que decidir sobre su aplicación.
Si se procedió de este modo en un caso que se refería a la aplicación de un
tratado de derechos humanos que tiene, de acuerdo con el art. 75, inc. 22
de la Norma Fundamental del país, jerarquía constitucional, el interrogante
crece exponencialmente respecto de compromisos que no tengan esa jerar-
quía, como por ejemplo los tratados bilaterales de libre comercio o los de
integración.
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No huir de los tratados
20. Carlos F. Rosenkrantz, “En contra de los Préstamos y otros usos ‘no autoritativos’
del derecho extranjero”, Revista Jurídica de la Universidad de Palermo, Año 6, Nro. 1
(2005). Versión original en inglés titulada “Against Borrowings and other Nonauthori-
tative Uses of Foreign Law”, 1 International Journal of Constitutional Law, 2003, pp.
269-295. Véase también el comentario de Leonardo Filippini llamando la atención sobre
el hecho de que el derecho internacional no es derecho extranjero cuando es suscripto
por el Estado argentino en Leonardo G. Filippini, “El derecho internacional de los dere-
chos humanos no es un préstamo. Reflexiones sobre la crítica a los préstamos de Carlos
F. Rosenkrantz”, Revista Jurídica de la Universidad de Palermo, Año 8, Nro. 1, Buenos
Aires, 2007, pp. 191-202. También véase la respuesta de Rosenkrantz a Filippini donde
confirma y refuerza su noción de derecho internacional como derecho extranjero incluso
y particularmente cuando es suscripto por el Estado nacional, en Carlos F. Rosenkrantz,
“Advertencias a un internacionalista (o los problemas de Simón y Mazzeo)”, Revista
Jurídica de la Universidad de Palermo, Año 6, Nro. 1 (2005).
21. Claudio Nash Rojas, “Corte Suprema Argentina y Corte Interamericana. ¿Un nuevo in-
tegrante del club de la neo-soberanía?”, en http://dialogojurisprudencial.org/columnas.
php#columna6, 15 de marzo de 2017; Centro de Estudios Legales y Sociales, Las conse-
cuencias del fallo de la CSJN para la vigencia de los DD.HH. Sobre la decisión de la Corte
Suprema de Justicia de la Nación en el caso “Fontevecchia y otros c/ República Argenti-
na”, 18 de febrero de 2017, disponible en http://www.cels.org.ar/common/documentos/
cels%20sobre%20fallo%20fontevecchia%20.pdf ; Víctor Abramovich, La autoridad de las
sentencias de la Corte Interamericana y los principios de derecho público argentino, en
http://nohuboderecho.blogspot.com.ar/2017/02/victor-abramovich-sobre-el-caso.html;
128
pensar en derecho
primer paso en ese sentido acercando a este país a las posturas nacionalistas,
soberanistas y aislacionistas adoptadas por Venezuela bajo la presidencia de
Chávez, o las que estuvieron coqueteando los gobiernos de Rafael Correa en
Ecuador, Dilma Rousseff en Brasil y Cristina Fernández de Kirchner luego
de la medida cautelar emitida por la Comisión Interamericana en el caso de
“Bello Monte”.22 Claudio Nash, por ejemplo, ha dicho que “esta es una sen-
tencia regresiva de la Corte Suprema de Justicia de la Nación (pensando en
el caso “Espósito” de 2004). No tiene base en el derecho internacional pú-
blico ni en el DIDH. Pero lo que es más grave aún, pone a la Argentina en un
grupo de Estados que, con matices, han intentado limitar los alcances de la
competencia de la Corte Interamericana: el Tribunal Supremo de Venezue-
la, que ha señalado que no se pueden cumplir las sentencia de la Corte In-
teramericana que contravengan la Constitución Venezolana y las sentencias
del propio Tribunal; el anterior gobierno corrupto de Guatemala que plan-
teó ante la Corte Interamericana la decisión (hoy revocada) de incumplir las
sentencias condenatorias de dicha Estado; y, República Dominica, donde su
Tribunal Constitucional también ha señalado que no se deben cumplir las
sentencias de la Corte Interamericana que sean contrarias a las sentencias
de dicho Tribunal nacional. El denominador común es un neosoberanismo,
donde se intentan limitar los controles internacionales en materia de dere-
chos humanos, haciéndolos ineficaces”.23
Por los fundamentos de la Corte Suprema y las posturas que como aca-
démicos han sostenido algunos de sus miembros, considero que la perspec-
tiva del tribunal guarda más relación con el excepcionalismo que en materia
de derecho internacional de los derechos humanos han defendido algunos
autores de los Estados Unidos y con la postura de los jueces conservadores
129
No huir de los tratados
del tribunal supremo de ese país, como por ejemplo la de Antonin Scalia,
en relación con el derecho internacional y extranjero, que con una especie
proyecto aislacionista. Michael Ignatieff distingue tres tipos de excepciona-
lismo (exceptionalism) en el marco del debate estadounidense: el primero
se caracteriza por considerar que el derecho internacional debe ser apoyado
por los Estados Unidos pero que este país no se encuentra alcanzado por sus
mandatos (exemptionalism). El segundo se identifica con una postura de
doble estándar, consistente en criticar a aquellos Estados que no obedecen
el derecho internacional o a sus órganos de aplicación, pero al mismo tiem-
po ignorar el modo en que ese derecho internacional impone obligaciones
sobre los Estados Unidos. El tercer tipo de excepcionalismo es bautizado por
Ignatieff como aislacionismo jurídico, y se identifica con la práctica de los
jueces estadounidenses de ignorar el derecho y la jurisprudencia producida
por tribunales extranjeros o internacionales.24 En una línea similar, Frank
Michelman y Harold Koh también se han referido a la postura de los jueces
estadounidenses que se autoperciben fuera de lo que Anne-Marie Slaughter
llama la “conversación judicial global”.25
Si bien es posible comprender e incluso compartir aquella preocupa-
ción que ha recorrido la región desde que la Corte respondió al Ministe-
rio aquel 14 de febrero de 2017, considero que el problema que presenta
la postura de la Corte Suprema es más acotado, aunque no por ello menos
alarmante. Entiendo que la resistencia a cumplir con la decisión de la Cor-
te Interamericana, y por ende con la Convención Americana de acuerdo a
cómo esta es interpretada por ese tribunal, se circunscribe al accionar de la
Corte Suprema y, quizá del resto del Poder Judicial Federal y Provincial de
Argentina, no alcanzando al resto de los poderes y autoridades políticas del
país, las cuales no solo no han compartido la postura de la Corte Suprema,
sino que han dado señales por acción o por omisión de querer cumplir con
24. Michael Ignatieff, “American Exceptionalism and Human Rights”, en Michael Ig-
natieff (ed.), American Exceptionalism and Human Rights, Princeton University Press,
Princeton, 2005, pp. 1-26, en pp. 3-11.
25. Harold Hongju Koh, “America’s Jekill-and-Hyde Exceptionalism”; Frank Michelman,
“Integrity-Anxiety”; y Anne-Marie Slaughter, “A Brave New Judicial World”, todos en Mi-
chael Ignatieff (ed.), American Exceptionalism and Human Rights, Princeton University
Press, Princeton, 2005, pp. 198-222; pp. 241-276; pp. 277-303, respectivamente.
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26. Sobre el problema del conflicto entre los tribunales internacionales y los tribunales
supremos nacionales, como el que se presenta en este caso, véase Mónica Pinto, “National
and International Courts: Deference or Disdain”, 30 Loyola of Los Angeles International
and Comparative Law Review 247.
27. Casos Cantos (2003), Espósito (2004), Derecho (2011), Carranza Latrubesse (2013)
y Mohamed (2015), véase Gil Domínguez, p. 3.
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34. Anne-Marie Slaughter, “A Brave New Judicial World”, en Michael Ignatieff (ed.),
American Exceptionalism and Human Rights, Princeton University Press, Princeton,
2005, pp. 277-303.
35. Domingo F. Sarmiento, Comentarios de la Constitución de la Confederación Argen-
tina, 1856.
36. Dorsen, “The relevance of foreign legal materials …”, p. 523.
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37. Véase Dorsen, “The relevance of foreign legal materials …”, p. 523.
38. Véase Dorsen, “The relevance of foreign legal materials…”, p. 521.
39. Olympic Airways vs. Husain, 124 S. Ct. 1221 (2004).
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Como se sabe, supongamos que quiero hacer algo: entonces debo pen-
sar en una razón para hacerlo. Tengo que escribir algo que suene como
si fuera dicho por un abogado. Tengo que citar algo. No puedo citar un
precedente estadounidense porque estaría contradiciendo una prácti-
ca de doscientos años. No puedo citar una ley decidida por el pueblo
de los Estados Unidos porque en efecto solo dieciocho de los treinta y
ocho Estados que tienen pena de muerte establecen que el jurado no
puede determinar si una persona es discapacitada mental y si ello es
relevante. ¿Qué voy a usar? Encuentro una decisión tomada por una
persona muy inteligente en Zimbawe o en cualquier otro lugar y la cito.
¡Por dios, realmente suena abogadil! Y así da lugar a la manipulación.42
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44. Ronald Dworkin, Dworkin, Ronald. Law’s Empire, Cambridge, Belknap Press, 1986.
45. Carlos S. Nino, The Constitution of Deliberative Democracy, New Haven, Yale Uni-
versity Press, 1996.
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Y agrega que:
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(…) los complejos desarrollos a los que nos referimos cuando hablamos
de globalización deberían llevarnos a reconsiderar la relevancia que le
damos hoy en día a las fronteras nacionales. Necesitamos preguntar-
nos si, a la larga, sería mejor continuar viviendo en las comunidades
48. Benedict Anderson, Imagined Communities: Reflections on the Origin and Spread of
Nationalism, Verso, Londres, ed. rev. 1991, p. 6.
49. Charles Taylor, “Invoking Civil Society”, en Charles Taylor, Philosophical Arguments,
Harvard University Press, Cambridge, 1995, pp. 204-224.
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54. Roberto Saba, A Community of Interpreters, Tesis Doctoral, Yale Law School, 2010;
Roberto Saba, “El Principio de Igualdad en el Diálogo en el Derecho Constitucional y el
Derecho Internacional”, en Capaldo, G.; Clérico, L.; Sieckmann, J. (ed.); Internaciona-
lización del Derecho Constitucional-Constitucionalización del Derecho Internacional,
Eudeba, Buenos Aires, 2012. Véase también Calogero Pizzolo, “¿Ser ‘intérpretes supre-
mos’ en una comunidad de intérpretes finales?”, Revista La Ley, Año LXXXI, Nro. 63,
Buenos Aires, 3 de abril de 2017, pp. 7-13.
55. Horacio Rosatti, “El llamado ‘control de convencionalidad’ y el ‘control de constitucio-
nalidad’ en la Argentina”, La Ley, Suplemento de Derecho Constitucional, 13 de febrero,
2012, pp. 1 y ss.
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(…) no observan desde un empíreo, por fuera del orden jurídico nacio-
nal; integran ese orden del mismo modo que los planetas de un siste-
ma que –sin perder especificidad– se vinculan en torno a una estrella.
Consecuentemente, así como no desliga a los tratados (aprobados y
ratificados por nuestro país) de la Constitución, la introducción del art.
75, inc. 22 tampoco autoriza a desligar la interpretación judicial de los
tratados realizada por un tribunal en el marco de un caso concreto (el
llamado control de convencionalidad) del control de constitucionali-
dad. Dicho de otro modo: la reforma de 1994 no autoriza a hablar de
un control de convencionalidad “por fuera” del control de constitucio-
nalidad.57
Rosatti volverá, como veremos más adelante, sobre esta tesis en la Res-
puesta al Ministerio ya en su calidad de juez de la Corte Suprema.
En referencia al segundo de los puntos, Rosatti rechaza la tesis de
aquellos que creen que la expresión constitucional del art. 75, inc. 22 “en
las condiciones de su vigencia” de los tratados internacionales con jerarquía
constitucional deba ser interpretada como “implicando la subordinación del
orden local a las interpretaciones que en ámbitos internacionales se realicen
sobre tales documentos. Desde su punto de vista, la reforma de 1994 no
tuvo el objetivo de “detraer (de modo abierto o encubierto) competencias a
la jurisdicción nacional (menos aún a la Corte Suprema de Justicia), ni dejar
una “cláusula gatillo” accionable a futuro por un tribunal internacional que
pudiera contradecir el texto expreso de la Constitución Nacional, reformán-
dola por un mecanismo distinto del art. 30”. Vale destacar que esta última
crítica es diferente a la anterior: mientras la primera rechaza que un juez o
tribunal nacional deba hacer prevalecer la Convención sobre la Constitu-
ción, la segunda rechaza que el juez o tribunal nacional deba seguir obli-
gatoriamente una interpretación de la Convención que realice un tribunal
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58. Anne-Marie Slaughter, “A Brave New Judicial World”, en Michael Ignatieff (ed.),
American Exceptionalism and Human Rights, Princeton University Press, Princeton,
2005, pp. 277-303, en pp. 282-291.
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el diálogo! Se trata de aceptar el peso de lo dicho por nuestro interlocutor, cuando él nos
ofrece un argumento razonable, y modificar en consecuencia la propia postura. De lo con-
trario, decimos que dialogamos pero en realidad mostramos que estamos por completo
indispuestos a cambiar nuestra postura, aun cuando la sabemos equivocada. Esa actitud
sería justamente la contraria a la actitud propia del diálogo judicial que invocamos.
65. Juan Bautista Alberdi, Bases, párr. XV y párr. XXXIV.
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66. Roberto Gargarella, “La autoridad democrática frente a las decisiones de la Corte In-
teramericana”, Revista La Ley, Año LXXXI, Nro. 63, Buenos Aires, 3 de abril de 2017, pp.
3-5, en p. 4.
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67. Roberto Gargarella, “La autoridad democrática frente a las decisiones de la Corte In-
teramericana”, Revista La Ley, Año LXXXI, Nro. 63, Buenos Aires, 3 de abril de 2017, pp.
3-5, en p. 4. También elaboro este punto en Roberto Saba, A Community of Interpreters,
Tesis Doctoral, Yale Law School, 2010.
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68. John Stuart Mill, Sobre la libertad, Madrid, Alianza Editorial, 1970, Capítulo 2.
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69. Ronald Dworkin, Law’s Empire, Harvard University Press, Cambridge, 1986, Capítu-
los 6 y 7.
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71. Véase, por ejemplo, Owen Fiss, “Objectivity and Interpretation”, 34 Stanford Law
Review 739, 1982, p.741.
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Bibliografía
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Artículos recibidos por convocatoria abierta
El fin del principio de igualdad en el
ordenamiento jurídico argentino. La
transición entre el juicio a prueba y el
principio de igualdad
Resumen
Abstract
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El fin del principio de igualdad en el ordenamiento jurídico argentino...
Introducción
• Igualdad: establece que todos los seres humanos son iguales ante la ley
haciendo hincapié en la igualdad de oportunidades y la igualdad social.
Basándose en que los hombres tienen la misma naturaleza y poseen
la capacidad de raciocinio. Por ende, son iguales a la luz de la razón.
Estas ideas serán elaboradas durante toda la Ilustración, fue su mayor
representante Jean Jacques Rousseau.
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pensar en derecho
1. Juan Pablo Pompillo Baíllo, Historia General del Derecho, México, Oxford Universitv
Press, 2008, p. 236.
2. John Locke, Segundo ensayo sobre el gobierno civil, México, FCE, 1941, p. 17.
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6. Juan Bautista Alberdi, Bases y puntos de partida para la organización nacional, Buenos
Aires, Tor, 1948.
7. Natalio Pisano, “El Pacto de San José de Flores o de unión nacional”, en El Pacto de
San José de Flores o de unión nacional 1859-2009, autores varios; Buenos Aires, Junta
de Estudios Históricos de San José de Flores, 2009, p. 132.
8. Diccionario de la Lengua Española, XIX Edición Real Academia Española, Madrid,
Espasa Calpe, 1970. Tomo Único, 1424, p. 729.
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9. Digesto, I, I, 10; García del Corral, D.I., “Cuerpo del Derecho Civil”, Tomo I, Barcelona,
Lex Nova, 1889, p. 197.
10. Jean-Jacques Rousseau, El contrato social; Buenos Aires, Aguilar, 1965, pp. 115-116.
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11. Jorge Machicado, “La Revolución Francesa y el Derecho Penal Liberal”, disponible
en http://jorgemachicado.blogspot.com/2010/11. Para ver más: http://jorgemachicado.
blogspot.com.ar/2010/11/rfdpl.html#sthash.Ce49Mfgm.dpuf
12. Constitución de la Nación Argentina, op. cit., p. 5.
13. Germán Bidart Campos, Tratado Elemental de Derecho Constitucional Argentino,
Buenos Aires, Abeledo Perrot, 1994.
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14. Robert Alexy, Teoría de los derechos fundamentales, Madrid, CEC, 1993, p. 351.
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• En el derecho penal
Artículo 1°. Nadie podrá ser juzgado por otros jueces que los desig-
nados de acuerdo con la Constitución y competentes según sus leyes
reglamentarias, ni penado sin juicio previo fundado en ley anterior al
hecho del proceso y sustanciado conforme a las disposiciones de esta
ley, ni considerado culpable mientras una sentencia firme no desvirtúe
la presunción de inocencia de que todo imputado goza, ni perseguido
penalmente más de una vez por el mismo hecho.
Artículo 4°. Los tribunales competentes, en acuerdo plenario dicta-
rán las normas prácticas que sean necesarias para aplicar este Código,
sin alterar sus alcances y espíritu.18
174
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Hacia mediados del siglo pasado podemos observar una crisis del posi-
tivismo jurídico. De diversos autores podemos destacar a Hans Kelsen, que
en su Teoría Pura del Derecho de 1934 establecerá un criticismo de origen
kantiano, excesivo formalismo, insistencia desmedida en la norma sancio-
nadora, que nulifica las funciones directrices y educativas del derecho y una
estructuración excesivamente formalista y sistemática que la hacen rígida a
cambios futuros.20
Las ideas de Kelsen se cristalizarán en la premisa común de concebir
la norma jurídica como sinónimo del derecho, un mandato coercitivo del
Estado, revestido de ciertas formas, pero carente de contenido metajurídico.
Dicha circunstancia coincide con el llamado proceso de la decodificación,
es decir, el abandono de la idea de código como epítome de la ley y el derecho.
El referido proceso comienza a mediados del siglo XX, caracterizán-
dose por un debilitamiento del prestigio de los códigos, y por una creciente
dispersión normativa.
Se observa un proceso centrífugo de desconcentración de normas, ma-
nifestándose en: regulación en leyes especiales de materias importantes
19. Lino E. Palacio, Derecho Procesal Civil, Tomo III, Buenos Aires, Abeledo-Perrot,
1976. p. 14.
20. Juan Pablo Pompillo Baíllo, op. cit., p. 277, y Hans Kelsen, Teoría pura del derecho,
Buenos Aires Eudeba, 1987.
175
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21. Abelardo Levaggi, Manual de Historia del Derecho Argentino, Tomo I, Buenos Aires,
De Palma, 1998, pp. 220, 221 y Juan Carlos Frontera, “La descodificación como síntoma
de la historicidad del Derecho”, en Revista Electrónica del Instituto de Investigaciones
Ambrosio L. Gioja - Año I, Número 1, Invierno 2007, disponible en: http://www.derecho.
uba.ar/revistagioja/articulos/R0001A001_0011_miscelanea.pdf
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IV. El neoconstitucionalismo
38. CSJN “Aquino, Isacio C/ Cargo Servicios Industriales SA, 21/09/2004. Cf. Eduardo
Álvarez, “Validez constitucional del artículo 39 de la LRT, en la ley de Riesgo del Traba-
jo”, Revista de Derecho Laboral, Rubinzal-Culzoni, 2001, p. 163); Estela M. Ferreiros,
“Constitucionalidad de la Ley de Riesgo del Trabajo”, Doctrina laboral, marzo 1997, p.
39, entre otros autores.
39. Ley Nacional Nº 23.302/85 de Defensa del Aborigen; y Jorge Alterini y otros, Propie-
dad Indígena; Buenos Aires, Universidad Católica Argentina, 2005.
40. María Ahumada Ruíz, La jurisdicción constitucional en Europa, Madrid, Thompson-
Civitas, 2005, S. 80.
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• Desarrollos teóricos
41. Luigi Ferrajoli, “Pasado y futuro del Estado de derecho”, en Miguel Carbonell,; Nota
de pie 1, pp. 18-21. “Neoconstitucionalismo y derechos fundamentales en tiempos de
emergencia” disponible en: http://www.miguelcarbonell.com/artman/uploads/1/Neo-
constitucionalismo_y_derechos_1.pd
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• Prácticas jurisprudenciales
42. Gustavo Zagrebelsky, El Derecho dúctil. Ley, derechos, justicia, Madrid, Trotta, 1995,
pp. 93 y ss.
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43. Barak Aharon, The Judge in a Democracy, Princeton, Princeton University Press,
2006; en Marian Ahumada Ruiz, citada.
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A. Principios generales
186
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Y que:
(...) el art. 76 bis, en sus párrafos primero y segundo define cuáles son
los casos en los cuales en abstracto puede suspenderse el juicio a prue-
ba. Además de emplear concretamente el vocablo “casos” en el inicio
del segundo párrafo, que ello es así lo demuestra el hecho de que aquí
la norma no establece que “será procedente” –o expresión de similar
significado– la suspensión, sino solamente que se “podrá solicitar” la
misma por parte del imputado (…)
Agregando que:
(…) Cuando al inicio del primer párrafo el art. 76 bis expresa “reprimi-
do con pena...” evidentemente no alude al imputado, sino al “delito”,
del mismo modo que en el segundo párrafo el “máximo de la pena...
aplicable” no refiere tampoco a una pena concreta seleccionada para
un imputado, sino al máximo que puede ser aplicado (acepción del tér-
mino aplicable) a un imputado de determinado “concurso de delitos”,
con lo cual está dando inequívocas muestras de lo que afirmamos. Bas-
te considerar para desechar cualquier hipótesis distinta, que si estuvie-
ra previendo el caso de un “imputado... reprimido con pena...” lo sería
de uno ya condenado, en cuyo caso no habría “juicio” que suspender a
prueba (…).
Por último, para seguir abonando su posición el Dr. Jukic explicó que:
(…) En los párrafos séptimo y octavo, el art. 76 bis consagra dos ex-
cepciones donde no obstante tratarse de delitos comprendidos en los
“casos” previstos, de todos modos, la suspensión del juicio a prueba
no resulta en abstracto viable: cuando hubiese participado en el delito
un funcionario público en el ejercicio de sus funciones, y los delitos
reprimidos con pena de inhabilitación. Si bien la norma coloca estos
dos supuestos luego de detallar las “condiciones de procedencia” del
beneficio y al final de la mención de todas ellas, estimo que la natu-
raleza de los mismos –operan en abstracto con indiferencia hacia el
caso concreto– indica su permanencia a la definición de los “casos”, y
que –en consecuencia– se ubicarían sistemáticamente mejor luego de
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45. Zalazar, Eduardo Ramón s/estafa, plenario nro. 15 Cámara de Apelación de las cinco
circunscripciones judiciales de la Provincia de Santa Fe, rta. el 22/12/98. En dicho ple-
nario se estableció por mayoría lo siguiente: a) El instituto de la suspensión del juicio a
prueba, incorporado al Código Penal por la ley 24.316 como arts. 76 bis, 76 ter y 76 quar-
ter, no resulta aplicable a los imputados por delito o delitos cuya escala penal en abstracto
exceda los tres años de reclusión o prisión; y b) El consentimiento del Fiscal, previsto en el
art. 76 bis, cuarto párrafo del Código Penal, es exigible para todos los casos de concesión
de tal beneficio.
46. Disponible en: http://www.planetaius.com.ar/fallos/jurisprudencia-k/caso-KOSUTA,%20
TERESA%20R.%20c.s.RECURSO%20DE%20CASACION%20.htm
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pensar en derecho
exceda tampoco los tres años y que exista la posibilidad de una condena de
ejecución condicional.
Asimismo, se entendía que debía mediar, como requisito fundamental,
el consentimiento del fiscal para poder proceder a la suspensión.47
En este lineamiento, no existe posibilidad legal que permita aplicar di-
cho instituto a delitos que posean una pena prevista mayor de tres años, aun
cuando en concreto la pena efectiva aplicada no exceda tal número de años.
“Esta posición define o delimita la aplicación del instituto a los delitos con-
siderados leves, de competencia correccional”, teniendo siempre en cuenta
que la declaración del carácter grave o leve de un delito, debe ser realizada
en un juicio y no sobre un pronóstico sobre la pena a recaer.48
Nos refiere Juan Pablo Alonso que la jurisprudencia del Tribunal Oral
Criminal Nº 9 es un ejemplo de posición estricta, ya que en la causa Enciso
y Streule s/Suspensión del juicio a prueba (Nº 388 del 23/12/1996); en el
cual se sostiene que los dos requisitos –que el delito imputado sea de acción
pública y que el máximo de la pena de prisión o reclusión del delito que
se le imputa no exceda los tres años– deben presentarse conjuntamente,
considerando el primero como un requisito objetivo y al segundo como un
requisito subjetivo; restringiendo la aplicación del instituto a solo los delitos
cuyas penas máximas no superen los tres años de prisión.49
Tiempo después surge una tesis amplia, que viene a rebatir la tesis res-
tringida, planteando que el requisito de que el máximo de la pena de prisión
o reclusión del delito que se le imputa no exceda los tres años, y el requisito
de que exista la posibilidad de una condena de ejecución condicional proce-
den para supuestos distintos; expresando entonces que con el cumplimien-
to de uno de aquellos dos requisitos basta para que proceda la suspensión,
siendo innecesario que se cumplan ambos requisitos en forma conjunta.
López Camelo estima que:
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El fin del principio de igualdad en el ordenamiento jurídico argentino...
50. Raúl Guillermo López Camelo, , “Probation. Algo más acerca de su alcance normati-
vo”, D.J., Año 1997, Volumen 2, La Ley, p. 635.
51. Fernando J. Amoedo, “La pena privativa de libertad como límite de procedencia de la
suspensión del juicio a prueba”, D.J., año 1998, volumen 3, p. 1.013.
52. Ibídem Cita Nº 44 y Tribunal Oral en lo Criminal Nro. 23 de la Capital Federal (TOral-
Crim)(Nro23), Fecha:24/02/2000 Partes: Menghini, Ariel A. Publicado en: La Ley 2000-
B con nota de Eduardo Pablo Jiménez y con nota de Gustavo A. Bruzzone La Ley 2000-B,
576 DJ2000-2, 182 - RU 2000-3 con nota de Gustavo A. Bruzzone RU 2000-3, 10 Cita
Online: AR/JUR/804/2000.
190
pensar en derecho
1°) Que la pena sobre la que debe examinarse la procedencia del ins-
tituto previsto en el Art. 76 bis y siguientes del Código Penal es la de
reclusión o prisión cuyo máximo en abstracto no exceda de tres años;
2°) Que no procede la suspensión del juicio a prueba cuando el de-
lito tiene prevista pena de inhabilitación como principal, conjunta o
alternativa;
3°) Que la oposición del Ministerio Público Fiscal, sujeta al control de
logicidad y fundamentación por parte del órgano jurisdiccional, es vin-
culante para el otorgamiento del beneficio.54
Por último, diremos que los defensores del instituto manifiestan que
se han satisfecho distintas finalidades respecto de la problemática penal, ya
que con este medio se simplifica el proceso penal y se procura racionalizar
el uso de los escasos recursos del Estado de modo que preferentemente sean
dedicados a la persecución de delitos de mayor gravedad o identidad.
En tal sentido, cumple con dicho objetivo pues la eficacia de su sistema
ha logrado a través de la limitación del poder punitivo del Estado, evitar el
proceso, la condena, y la pena privativa de la libertad.
Da un respaldo y una cierta protección a la víctima, en cuanto se ha
procurado una mínima protección o resarcimiento al perjudicado, por me-
dio del recurso que permite al victimario “ofrecer” una reparación de los
daños ocasionados por él a la víctima.
Una tercera finalidad se concretaría, al lograr la internalización de cier-
tas pautas de conducta positiva en los imputados. Con la aplicación de las
53. José María Orgeira, “La suspensión del juicio a prueba y los delitos con una pena ma-
yor de tres años”, L.L., año 1996, Volumen E, p. 813.
54. Ibídem cita Nº 41.
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El fin del principio de igualdad en el ordenamiento jurídico argentino...
55. Causa Nº 57899-00-CC/09 “Barrios, Ludmila s/infr. art. 104 CC”- Apelación Sala I de
la Cámara Penal, Contravencional y de Faltas CABA, del voto de la Dr. Elizabeth A. Ma-
rum. Disponible en: http://defensoria.jusbaires.gov.ar/attachments/article/4513/16-%20
Expte.%20nro.%2057899-00-CC_09.pdf
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pensar en derecho
Por otra parte, del mismo instituto de la suspensión del juicio a prueba,
se puede inferir que se trata de un ejemplo de cambio del sistema normativo.
Según lo expresado por Alchourrón, habiéndose caracterizado el sis-
tema de derecho como “un sistema normativo cuya base está formada por
enunciados de derecho válidos. Que los juristas reformulen la base del sis-
tema sustituyendo unos enunciados por otros, no afecta el contenido nor-
mativo y, por ende, la identidad del sistema, siempre que las consecuencias
normativas sean las mismas”.58
Esta circunstancia no se observa en el caso analizado, ya que introduce
de hecho y sin mencionarlo, una categoría nueva de imputado, que quedaría
fuera de las consecuencias penales habituales.
En la misma línea, “se dice que un sistema cambia –porque se modifica
alguna de sus consecuencias normativas– lo que quiere decir que deja de
56. Julio B.J. Maier, Derecho Procesal Penal- Tomo I- Fundamentos, Buenos Aires, Edi-
tores del Puerto, 1999, p. 8.
57. CSJN, Acosta, Alejandro Esteban, 23/04/2008, La Ley 20/05/2008, 7, La Ley
26/05/2008, 9, La Ley 2008-C, 496, Sup. Penal 2008 (mayo), 34, ED , 5, La Ley
13/06/2008, 5, La Ley 2008-D, 36, DJ 18/06/2008, 481, DJ 2008-II, 481, JA 2009-I,
671, ED 227, 570, AR/JUR/919/2008 sostuvo que el criterio que limita el alcance del
beneficio del Art. 76 bis del Código Penal a los delitos que tienen prevista una pena de
reclusión o prisión consagra una interpretación extensiva de la punibilidad que niega un
derecho que la norma reconoce, otorgando una indebida preeminencia a sus dos prime-
ros párrafos sobre el cuarto, al que deja totalmente inoperante.
58. Idem cita 57.
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El fin del principio de igualdad en el ordenamiento jurídico argentino...
ser el mismo sistema para convertirse en otro distinto del anterior”,59 hecho
que ocurre en este instituto, al introducir una facultad que antes no gozaban
los imputados.
Los mismos no solo pueden pedir la suspensión de su propio proceso,
sino que se encuentran en una circunstancia que los posiciona en una situa-
ción distinta y que los favorece respecto de otros acusados, ya que a cambio
de un resarcimiento fáctico como las tareas comunitarias o el económico,
tratan de solucionar una conducta claramente delictiva.
Desde el punto de vista de las normas, este nuevo instituto penal ha
producido no solo un cambio de la base del sistema normativo, en cuanto
a la aplicación de los criterios de identificación –en este caso el principio
de igualdad de los ciudadanos ante la ley y su consecuente obligación de
cumplimiento–, sino también en las reglas de inferencia, ya que se crea una
nueva categoría que permite establecer nuevas reglas para la aplicación de
las penas.60
En este caso, sería la figura del imputado: “que no registra anteceden-
tes penales condenatorios tornan posible la aplicación de una condena con-
dicional, a lo que asocia sus condiciones personales”.61
Dicha nueva figura jurídica, constituiría un vacío o laguna jurídica,
en cuanto no se encontraría ni legislada ni regulada como sujeto aparte del
cuerpo normativo. Al respecto Kelsen estableció que respecto de las deno-
minadas:
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62. Hans Kelsen, Teoría pura del derecho, Buenos Aires, Eudeba, 1987, pp. 172-173.
63. Alchourrón, Bulygin, op. cit., pp. 225/226.
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El fin del principio de igualdad en el ordenamiento jurídico argentino...
que conlleva todo imputado. Todos estos elementos consideramos que son
ajenos al análisis lógico de las normas y los fenómenos jurídicos.
Al introducirse de esa manera el componente subjetivo, cobra mayor re-
levancia la figura del juez o tribunal que tendrá a su cargo aceptar o rechazar
la petición de suspensión del proceso a prueba; adaptándose nuestro sistema
jurídico a la realidad actual, o de las premisas del neoconstitucionalismo.
En este caso estaríamos ante un conflicto entre normas y principios, y si-
guiendo a Luis Prieto Sanchís en su análisis de la obra de Ronald Dworkin, que:
64. Luis Prieto Sanchís, “Teoría del Derecho y Filosofía Política en Ronald Dworkin”, Re-
vista Española de Derecho Constitucional, Año 5. Núm. 14. Mayo-agosto1983, pp. 356 y
s.s. Disponible en: http://webcache.googleusercontent.com/search?q=cache:E2nlHMO-
JUc8J:dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/241940.pdf+&cd=5&hl=es&ct=clnk&gl=us
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En una postura distinta, Hart establece que los principios son más ge-
nerales que las reglas en el sentido de que: a) un número determinado de
reglas puede ser mostrado como una ejemplificación de un principio; y b)
los principios hacen referencia a propósitos, metas, facultades o valores que
se presentan como algo deseable de preservar o de adherir, suministrando
no solo una explicación o racionalidad subyacente de las reglas, sino que,
además, contribuyen a su justificación.67
VII. Conclusiones
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71. Rodríguez García, Milton s/recurso de casación (Causa 14.342 y reg. 15.890).
72. Zovak, Andrea A. s/recurso de casación (Causa 14.418 y reg. 76/2012).
73. Gaona, Germán P. y Sala, Maximiliano S. s/recurso de casación (Causa 13.143 y reg.
905/2011).
74. Gallardo Dell’Oro, Juan Martín s/recurso de casación (Causa 14.389 y reg. 19.728);
Sala 2ª, integrada por los Dres. David, Slokar y por la Dra. Figueroa, 12/3/2012.
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75. Tribunal Oral en lo Criminal Nro. 10 de la Capital Federal, ibídem cita 62.
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Disertación del Dr. Pedro M. Rougés en
la Facultad de Derecho de la UBA, en el
salón Vélez Sarsfield, el día 6 de junio de
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I. El Estado fiscal.
II. La constitución financiera.
III. La doctrina y la jurisprudencia tributaria.
IV. La punición tributaria.
I. El Estado fiscal
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Los órganos con poder jurisdiccional ejercitan con timidez en sus deci-
sorios la obligación de hacer prevalecer la Constitución sobre las leyes dicta-
das por el Poder Legislativo, y permiten por omisión o comisión más por lo
primero, la prevalencia de disposiciones administrativas de carácter general
o particular. El orden administrativo es concebido como estatus de privile-
gio del Estado. Es inconcebible que los estrados judiciales sigan sostenien-
do hoy la regla del solve et repete, fundado en el concepto de “bien común”,
considerando que el interés del Estado es superior en la escala valorativa al
interés particular que debe ceder ante este supuesto, se refleja en forma implí-
cita en las sentencias judiciales como una filosofía fundante de las relaciones
fisco-contribuyente-responsable. El “estatus de privilegio”, como idea condi-
cionante de la interpretación constitucional, junto a la errónea interpretación
del art. 14 de la Constitución Nacional de la limitación de los derechos por las
leyes que los reglamentan, cuya primera etapa es la legislativa cuando dicta
las leyes y luego la administrativa cuando las reglamenta y las aplica.
En este proceso institucional e interpretativo, el órgano jurisdiccional
que debe privilegiar la preeminencia de la constitución en el orden jurídico
del país, poco puede hacer para sostener los derechos y las garantías de los
ciudadanos incluidos en la carta constitucional.
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la razón por la que ha sido enunciado con una nebulosa de contenido para
que cada uno reaccione ante la expresión asignándole las propiedades que
le parezcan más adecuadas. La razón por la que los símbolos son enuncia-
dos es profundamente eficientista, y en la materia tributaria, se expresa
esta característica en la finalidad recaudadora del fisco que se hipertrofia
penando las peligrosidades presuntas y eventuales, defendiendo intereses
genéricos y universales, ámbitos en que expresa su mayor potencialidad
la creación simbólica del erario público. El derecho penal deja de proteger
intereses individuales con exclusividad; defiende intereses universales: el
ladrón roba a alguien determinado y debe ser castigado porque “después”
puede robarnos a nosotros; hay una mediación del tiempo y las circuns-
tancias, funciona un principio histórico penal en Occidente que determina
la exigencia de certeza en el tipo penal, corolario del principio histórico
cultural de la legalidad. En cambio, el que no paga tributos nos roba a
todos porque el valor simbólico del erario público así lo razona, con lo
cual el delito se hace abstracto y el hecho punible indefinido. Desaparece
el interés en el juicio al imputado y las garantías que debe tener; hasta se
pierde la inveterada sospecha en la elección del imputado de un delito que
hacía el cuerpo policial tradicional, cuyos actos difícilmente gozaban de
la presunción de legalidad y la certeza del instrumento público. En estos
delitos genéricos y universales, evasión fiscal, salud pública, medio am-
biente, narcotráfico, la peligrosidad presunta y eventual son decididas por
organismos administrativos de alta capacidad y especialización y sus pro-
cedimientos gozan de presunción de veracidad porque el proceso es una
batalla contra la evasión, el narcotráfico, la destrucción del medio ambien-
te, y por lo tanto el Poder Judicial solo hace de legitimante de las operacio-
nes administrativas y policiales. Desaparece funcionalmente el principio
de inocencia en la normativa del derecho penal tributario.
La finalidad intimidatoria y compulsiva como coadyuvante de la re-
caudación fiscal responde a un cambio en el poder político, cuyo dominio
se expresa en el manejo del sistema financiero y del presupuesto, donde el
estado es el verdadero árbitro, por cuanto el mercado no puede manejar
estos sistemas de una manera automática y debe someterse a los dictados
del poder político por necesidades del propio sistema económico. Los sec-
tores económicos podrán tener mayor o menor influencia en las decisio-
nes financieras o presupuestarias que tome el sector político, pero estas
influencias las tienen los sectores económicos, que actúan en ese ámbito
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Disertación del Dr. Pedro M. Rougés en la Facultad de Derecho de la UBA...
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Por lo expuesto, para realizar una crítica a la dogmática del derecho tri-
butario en el Estado democrático constitucional moderno, es necesario, en
el Estado actual de la dogmática tributaria, liberar de confusión a los signi-
ficados jurídicos utilizados en la doctrina, legislación y fallos de los órganos
jurisdiccionales administrativos y judiciales. El método de trabajo utilizado
para elaborar una crítica que sea útil me ha obligado a tomar el derecho
tributario como un objeto de conocimiento separando de este los supuestos
políticos, económicos y técnicos que integran el fenómeno tributario. Es po-
sible hacerlo, teniendo en cuenta que el derecho tributario es el más positivo
de las ramas tradicionales que el uso y la doctrina dividen a la ciencia del
derecho. También he tomado como supuesto básico del derecho positivo
tributario a la Constitución, legislación y doctrina del Estado argentino, que
presenta elementos comunes, en los aspectos teóricos y prácticos, de los Es-
tados modernos y sus sistemas tributarios, con las obligadas referencias a
otros sistemas tributarios actuales.
El derecho tributario como conocimiento separado de otras realidades
fácticas del fenómeno tributario, es tomado como objeto, acentuando su ca-
rácter positivo, lo que permite:
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Disertación del Dr. Pedro M. Rougés en la Facultad de Derecho de la UBA...
d) Detectar los sentidos del lenguaje jurídico de la propia norma, con in-
dependencia de los sentidos lingüísticos de la política, la finanza y la
moral que no integran la interpretación de esta.
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