STC9528 2017

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MARGARITA CABELLO BLANCO

Magistrada ponente

STC9528-2017
Radicación n.° 11001-02-03-000-2017-01395-00
n.° 11001-02-03-000-2017-01469-00
(Aprobado en sesión de veintiuno de junio de dos mil diecisiete)

Bogotá, D. C., cinco (5) de julio de dos mil diecisiete


(2017).

Se procede a decidir las tutelas acumuladas, instauradas


la primera por la señora Ivette Johana Nieto Suárez y la segunda
por la doctora Yennifer Ruíz Gaitán, esta última en su calidad de
Defensora de Familia del Instituto Colombiano de Bienestar
Familiar, frente a la providencia de fecha 10 de marzo de 2017
proferida por la Sala Civil-Familia del Tribunal Superior del
Distrito Judicial de Ibagué, integrada por los magistrados Diego
Omar Pérez Salas, Astrid Valencia Muñoz y Ricardo Bastidas
Ortiz.

ANTECEDENTES

1.- La promotora depreca la protección constitucional de


los derechos fundamentales al debido proceso y «derechos humanos
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fundamentales de su hija XX1», presuntamente vulnerados por la

autoridad encartada dentro del juicio de restablecimiento


internacional de menores que le inició Marcelo Javier Losice.

2.- Arguyó la señora Ivette Nieto Suárez, como pilares de


su reclamo, en suma, lo siguiente:

2.1.- De la unión que sostuvo con Marcelo Losice nació en


Argentina el 1º de junio de 2012 la menor XX.

2.2.- En diciembre de 2014 estuvo de visita en


Colombia y «debido a que era víctima de agresiones físicas y verbales
por parte del padre de [su] hija y [su] compañero tomó la decisión de no
regresar[se] al país de Argentina».

2.3.- El 22 de enero de 2015 solicitó ante el ICBF el


impedimento de salida del país de la niña, requerimiento
que fue admitido el 27 del mismo mes y año, ordenándose
la citación del señor Losice a la audiencia de conciliación de
la custodia empero esta fracasó.

2.4.- El 19 de mayo de 2015, el ICBF avocó el


conocimiento de las diligencias administrativas de
restitución internacional de menores, trámite dentro del
cual se realizó un informe de valoración psicológica, en la
que se concluyó que «la pretensión de restitución de la menor XX a
su país de origen no es aconsejable comoquiera que evidencias fuerte
arraigo de integración a su medio social y familiar en la república de
Colombia».

1En virtud del artículo 47 del Código de la Infancia y la Adolescencia, armonizado con el
canon 7º de la Ley 1581 de 2012, se omiten los nombres de las menores.

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2.5.- Agotada la actuación descrita la defensora de


familia promovió el proceso que nos ocupa,
correspondiéndole el conocimiento al Juzgado Cuarto de
Familia de Ibagué, autoridad que dispuso la valoración por
parte de una psicóloga clínica a XX, entre otros.

2.6.- El despacho cognoscente agotada toda la etapa


probatoria, dicta sentencia el dos (2) de septiembre de 2016
desestimando las pretensiones, empero el tribunal
encartado en providencia de diez (10) de marzo de 2017
revocó tal determinación y, en su lugar, ordenó la
restitución internacional de la menor.

2.7.- Reprocha que el ad-quem cuestionado «desconoce los


dictámenes psicológicos que fueron aportados en el proceso, en el cual
se pudo establecer que la niña XX se encuentra adaptada a su círculo
social y a su entorno. También desconoce la recomendación realizada
por la psicóloga jurídica en la que manifiesta que no es recomendable el
traslado de la niña […] se probó dentro del expediente que la niña tiene
más apego a su madre y aunado a ello, ha sido ella la encargada de
criarla y cuidarla toda vez que el padre […] laboraba tiempo completo
[…] tampoco tuvo en cuenta el testimonio de la niña YY, [su] hija mayor
quien manifestó que habí[an] sido víctimas de violencia intrafamiliar en
la república de Argentina».

2.8.- Recrimina también que el superior censurado


olvidó «el interés superior de la niña, a quien pese que se probó en el
expediente que ya se encontraba adaptada a su entorno social en
Colombia ordena la restitución […] desconoce el tribunal la especialidad
de los peritos psicólogos que presentaron informes dentro del proceso,
sin fundamento alguno […]».

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3.- De otra parte, en el escrito de tutela acumulado la


Defensora de Familia del ICBF expresó en síntesis que:

3.1.- Inició el trámite administrativo de Restitución


Internacional de Menores, actuación dentro de la cual la
conciliación convocada fracasó por falta de acuerdo.

3.2.- Censura que el ad-quem encartado «incurrió en error de


hecho al revocar la decisión emitida por el Juzgado Cuarto de Familia de
Ibagué en favor del interés superior de la niña XX toda vez que
descontextualiza la integralidad de los dictámenes periciales, inobservando
con el interés superior que titula la niña, la prevalencia de sus derechos, el
cambio de las circunstancias, el tiempo de permanencia de la misma en la
ciudad de Ibagué, el centro de vida actual, la estabilidad emocional con que
cuenta, el bienestar y el ejercicio pleno de derechos del que goza, la
integración al medio familiar y social, el arraigo y los estrechos vínculos
afectivos que tiene hacía su progenitora y demás miembros del grupo familiar
materno, presupuesto que fueron probados y son indispensables para negar
la orden de restitución de la niña a su progenitor […].

3.3.- Refiere que «el señor MARCELO JAVIER LOSICE se ha


sustraído durante el tiempo de permanencia de la niña en la ciudad de Ibagué
de cumplir con su obligación alimentaria, descargando toda la
responsabilidad en la progenitora, oponiéndose a que esta fuese decretada
por la autoridad judicial, lo cual da cuenta de que antepone sus intereses
personales al bienestar de su hija, utilizando su omisión como forma de
ejercer presión, si bien el padre no cuenta con la imposición de una cuota
alimentaria cuanto menos se espera es que el amor que prodiga se exprese en
suministrar de manera voluntaria provisión de alimentos […] de tal forma que
la progenitora de la niña XX es quien por dos años y seis meses, ha
garantizado todo lo indispensable para el sustento, habitación, vestido,
asistencia médica, recreación, educación e instrucción y en general lo
indispensable para el desarrollo integral de la niña».

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4.- Solicitan, conforme a lo relatado, se ordene «revocar la


sentencia de segunda instancia» (fls. 1-36 Cdno. 1-28).

LA RESPUESTA DE LOS ACCIONADOS

El colegiado enjuiciado, manifestó, entre otros, que «bien se


ve, que la acción de tutela no tiene vocación o mérito de prosperidad y lejos de
incurrirse en el defecto esgrimido por la demandante – defecto fáctico – la
sentencia atacada se emitió conforme la normativa internacional que regula la
acción emprendida por el señor Marcelo Javier Losice y el ordenamiento
Jurídico interno, valorando de manera individual y conjunta los medios de
prueba recaudados y practicados en la actuación» (fls. 1239 – 1242 y

1246).

La defensora de Familia del ICBF, informó que ya


interpuso acción de tutela por los mismos hechos comoquiera
que no había sido notificada de esta y solicitó que «los argumentos
expuestos en el escrito de tutela remitida por la suscrita el día 05 de junio de
2017, sean tenidos en cuenta a manera de coadyuvancia, toda vez que la
defensoría es garante de los derechos constitucionales y fundamentales de la
niña XX los que se observan han sido inobservados y amenazados de
vulneración por la decisión del tribunal superior» (fls. 1272 – 1273).

El ministerio de Relaciones Exteriores, alegó falta de


legitimación por pasiva (fls. 1422-1425).

El Juez de la Red Internacional de la Haya, señaló que «la


extensa decisión del juez 4º de familia de Ibagué, en la que se acude
continuamente al principio del interés superior de la niña para soportar la
decisión, desconoce que en los expedientes de restitución, este interés
subyace en el derecho de la menor a estar al lado de sus dos padres […] de
donde ninguno de los progenitores puede atribuirse la potestad de cercenar la

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garantía constitucional del niño a no ser separado de la familia, siendo claro


en este caso, la custodia de la hija la ejercían de manera compartida ambos
padres, que la residencia habitual de ésta estaba en la República de
Argentina, que la madre la retuvo de manera ilícita pues la trajo de vacaciones
con permiso del padre y avisando de la buena fe del padre se negó a
regresarla al seno del hogar que habían formado en el mencionado país […]».

De otra parte, refirió que «si bien en el fallo, el juez en su decisión


se refiere a la excepción que contempla el acuerdo respecto “…a la integración
del menor al nuevo medio…”, citando el artículo 12 del Convenio, desconoce
que tal excepción solo tiene vigencia en el caso de que la petición de restitución
se radique pasado el año de la sustracción o retención, misma que por tanto
no aplicaría en este caso, cuando la petición formulada fue dentro del año
siguiente a la retención de la niña».

Y, agregó que «gracias a la correcta aplicación del tratado por jueces


de otros estados, muchos de nuestros nacionales, han logrado la repatriación
de sus hijos y con ello se ha dado cabal cumplimiento al interés superior del
niño a no ser separado de su familia por un traslado o retención ilícitas, a que
las controversias sobre su custodia o guarda se definan ante el juez del
estado de su residencia habitual (juez natural), a mantener contacto fluido con
ambos progenitores y sus familias y a obtener una rápida resolución de la
solicitud de restitución» (fls. 1451-1454).

Marcelo Javier Losice, a través de apoderada, acotó, entre


otros, que «[…] ningún info0rme psicológico, puede justificar la ilegalidad, si
existen diferencias conyugales entre los padres, se deberán solucionar por la
vía judicial y conciliar los temas referentes a la menor en la jurisdicción propia
de su domicilio, pero tomar decisiones unilaterales con fundamento en
problemas personales que derivan traslados o retenciones ilícitas no es la vía
correcta, sí los jueces permiten estos actos ilegales se abrirá la puerta para
que cualquier mujer a punto de divorciarse, traslade de manera irregular a
sus hijos argumentando problemas de pareja y legalizando sus actuaciones
con ese pretexto, es importante para la sociedad, inculcar siempre el respeto y

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lealtad que se deben profesar los cónyuges y un acto ejemplar es solucionar


los cónyuges y un acto ejemplar es solucionar las diferencias de manera
concertada, conciliada o por la vía legal. Si se está generando violencia por
parte de la señora IVETTE JOHANA NIETO SUÁREZ al retener de manera
ilegal en Colombia a su hija».

Y, añadió que «en los procesos de restitución internacional de


menores el juez si existe traslado o retención ilegal que dé lugar a ordenar la
restitución internacional del menor retenido a su centro de vida y hogar
habitual. El juez no podrá decidir otros aspectos de fondo tales como:
custodia, visitas, alimentos, causales de divorcio, condiciones económicas,
condiciones sociales o religiosas, es decir el juez no podrá decidir nada
diferente a ordenar o no, la restitución del menor de manera ilegal […] el
proceso no se corresponde con que mi mandante deba defenderse de
acusaciones efectuadas por la progenitora incumplidora en tierras
colombianas, sino que todo juicio debe ser ventilado ante el juez natural, que
en este caso, se corresponde en la República de Argentina. Concebir lo
contrario implicaría incurrir en contra de principios fundamentales del debido
proceso» (Cdno. 5).

CONSIDERACIONES

1.- La reiterada jurisprudencia ha sostenido, en línea de


principio, que este amparo no es la senda idónea para censurar
decisiones de índole judicial; sólo, excepcionalmente, puede acudirse a
esa herramienta, en los casos en los que el funcionario adopte alguna
determinación «con ostensible desviación del sendero normado, sin ecuanimidad y
apoyado en el capricho o en la subjetividad, a tal punto que estructure ‘vía de hecho’»,
y bajo los supuestos de que el afectado concurra dentro de un
término razonable a formular la queja, y de que «no disponga de medios
ordinarios y efectivos para lograrlo» (ver entre otras, CSJ STC, 3 de mar.

2011, rad. 00329-00).

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El concepto de «vía de hecho» fue fruto de una evolución


pretoriana por parte de la Corte Constitucional, en vista de la
necesidad de que todo el ámbito jurídico debe respetar los derechos
fundamentales como base de la noción de «Estado Social de Derecho» y la
ordenación contemplada en el artículo 4 de la Carta Política. Así hoy,
bajo la aceptación de la probabilidad que providencias desconozcan
prerrogativas esenciales, se admite por salvedad la posibilidad de
amparar esa afectación siempre y cuando se cumplan los siguientes
presupuestos: l. Generales: «a) Que la cuestión que se discuta resulte de
evidente relevancia constitucional; b) Que se hayan agotado todos los medios
ordinarios y extraordinarios de defensa judicial al alcance de la persona afectada,
salvo que se trate de evitar la consumación de un perjuicio iusfundamental
irremediable; c) Que se cumpla el requisito de la inmediatez; d) Cuando se trate de una
irregularidad procesal; e) Que la parte actora identifique de manera razonable tanto los
hechos que generaron la vulneración como los derechos vulnerados y que hubiere
alegado tal vulneración en el proceso judicial siempre que esto hubiere sido posible y f)
Que no se trate de sentencia de tutela» y, 2. Especiales: «a) Defecto orgánico; b)
Defecto procedimental absoluto; c) Defecto fáctico; d) Defecto material o sustantivo; e)
Error inducido; f) Decisión sin motivación; g) Desconocimiento del precedente y h)
Violación directa de la constitución» (C-590/2005, reiterada, entre otras, SU-

913/2009 y T-125/2012).

2.- Observada la censura planteada resulta evidente que


las reclamantes, al estimar que se actuó con desprecio de la
legalidad por supuestamente incurrirse en «defecto fáctico», enfilan
su inconformismo contra el tribunal encartado por cuanto
profirió la sentencia de 10 de marzo de 2017, revocando la de
primera instancia y, en su lugar, ordenó la restitución de la
menor XX a Argentina.

3.- Es del caso precisar que el defecto alegado, de acuerdo


a lo expuesto por el máximo órgano constitucional, tiene lugar

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«cuando el juez carece del apoyo probatorio que permita la aplicación


del supuesto legal en el que se sustenta la decisión».

Y, en ese orden, dicha Corporación ha reiterado de


forma específica que:

«[…] La Corte ha identificado, así, dos dimensiones del defecto


fáctico: una dimensión negativa y una positiva. La primera tiene lugar
cuando el juez niega o valora la prueba de manera arbitraria, irracional
y caprichosa, o simplemente omite su valoración, y sin razón valedera
da por no probado el hecho o la circunstancia que de la misma emerge
clara y objetivamente. Esta dimensión comprende las omisiones en la
valoración de pruebas determinantes para identificar la veracidad de
los hechos analizados por el juez. Y la dimensión positiva, se presenta
generalmente cuando el juez aprecia pruebas esenciales y
determinantes para la definición del caso, que no ha debido admitir ni
valorar porque, por ejemplo, fueron indebidamente recaudadas (artículo
29 C. P.) o cuando da por establecidas circunstancias sin que exista
material probatorio que respalde su decisión.

Estas dimensiones configuran, a su vez, distintas modalidades


de defecto fáctico, que han sido categorizadas así: (i) defecto fáctico por
la omisión en el decreto y la práctica de pruebas; (ii) defecto fáctico por
la no valoración del acervo probatorio y (iii) defecto fáctico por
desconocimiento de las reglas de la sana crítica.

De acuerdo con las características de caso objeto de estudio, se


hará énfasis en la hipótesis denominada defecto fáctico por valoración
defectuosa del material probatorio, situación que se advierte cuando el
funcionario judicial, en contra de la evidencia probatoria, decide
separarse por completo de los hechos debidamente probados y resolver
a su arbitrio el asunto jurídico debatido; o cuando a pesar de existir
pruebas ilícitas no se abstiene de excluirlas y con base en ellas
fundamenta la decisión respectiva».

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[…]

En concordancia con lo anterior, y tal como lo ha advertido la Corte,


sólo es factible fundar una acción de tutela frente a un defecto fáctico
cuando se observa que la valoración probatoria hecha por el juez en la
correspondiente providencia es manifiestamente arbitraria. El error en
el juicio valorativo de la prueba “debe ser de tal entidad que sea
ostensible, flagrante y manifiesto, y el mismo debe tener una incidencia
directa en la decisión, pues el juez de tutela no puede convertirse en
una instancia revisora de la actividad de evaluación probatoria del juez
que ordinariamente conoce de un asunto, según las reglas generales de
competencia”» (Subrayado fuera de texto) (C. Constitucional T-

781 20 Oct. 2011, rad. 3106156).

4.- Decantado lo anterior y, dando paso a las las


demostraciones recaudadas, se vislumbra lo siguiente:

4.1.- Providencia de fecha 13 de marzo de 2015 emitida


por un juez de Argentina, en la que resolvió «Primero: hacer
lugar al pedido de restitución internacional de la niña XX [...] a su
residencia habitual sita en Calle Alsina No. 360 piso 1º Dto C de la
localidad y partido de Quilmes, Provincia de Buenos Aires, República de
Argentina […]» (fls. 56-59 ibídem).

4.2.- Resolución del ICBF de 19 de mayo de 2015 en la


que avocó el conocimiento de la petición de restitución de
XX, ordenando, entre otros, informe psicosocial de los
progenitores y la menor y también entrevista personal de los
padres (fls. 98-99).

4.3.- Informes de «evolución psicosocial, académico y

comportamental» de XX, proferidos por psicóloga y docente del

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Gimnasio Los Robles de Ibagué, adiados 6 y 7 de abril de


2015, en los que hacen constar que «XX llegó a nuestra
institución a cursar el grado de pre jardín con inicio de labores
académicas desde el 3 de febrero del año en curso. En el proceso de
matrícula siempre estuvo acompañada por su mamá, la señora Ivette
Nieto, quien está pendiente de la niña, la trae y la recoge del colegio
puntualmente. Durante estos tres meses hemos observado que XX se
adaptó con facilidad, se le ve feliz con sus compañeros, juega y se
divierte con ellos, hubo una integración fácil y acorde con sus pares […]»
y «al inicio de sus labores se mostró tímida con sus compañeros y
docentes, pero poco a poco se ha ido integrando, comparte juegos,
disfruta, corre y ríe con todos […]», respectivamente. (fls. 80-81).

4.4.- «Informe de valoración sicológica» de fecha 9 de junio


de 2015 realizado por Necty Amézquita, psicóloga del centro
zonal Galán de Ibagué, que contiene respecto a la menor (3
años) lo siguiente «XX se caracteriza por ser una niña extrovertida,
despierta, obediente, inquieta e inteligente. Se evidencian síntomas
emocionales negativos que influyen especialmente en el desarrollo de su
personalidad ya que se muestra sintomatologías de ansiedad asociados
al temor que sentía en los momentos de violencia intrafamiliar
evidenciados en la entrevista mediante la aplicación de asociación del
juego de roles de papá y mamá donde manifestó “papá malo” y sacudía
a la figura que representaba a la mamá y en los gestos se observaba
dicha ansiedad» y concluyó, entre otros, «la pretensión de
restitución de la menor XX a su país de origen no es aconsejable
comoquiera que evidencia fuerte arraigo de integración a su medio social
y familiar en Colombia» (fls.214-219).

4.5.- «Visita social de verificación de derechos» realizada el 12


de junio siguiente por parte de la trabajadora social Caterine
Villanueva, en la que se informa «la niña cuenta con vinculación al

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sistema educativo vinculada al Gimnasio Robles, afiliación al sistema de


salud como beneficiaria de su progenitora Ivette Nieto en régimen
contributivo EPS Salud Total, se encuentra viviendo en una residencia de
carácter familiar la cual cuenta con suficientes y amplios espacios para
actividades de descanso, esparcimiento, aseo y alimentación,
observándose cuarto asignado a la niña con elementos propios y
decoración infantil», y, agregó «se percibe que en cuanto a la dinámica
familiar se muestra funcional con comunicación asertiva, adecuado
ejercicio de autoridad reflejado en el comportamiento de la niña y en el
asumir las normas dentro del hogar y órdenes impartidas por los
adultos, a nivel relacional es afectiva en vía bilateral, observando en los
adultos el interés latente en continuar aportando al cuidado de la niña y
el bienestar de la misma y en la niña con demostraciones constantes de
afecto hacia los integrantes de su familia» (fls. 220-221).

4.6.- Demanda de Restitución internacional de menores


promovida por Marcelo Javier Losice en contra de Ivette
Nieto Suárez (aquí accionante) (fls. 39-41 copias).

4.7.- Auto de 10 de junio de 2015 por medio del cual el


Juzgado Cuarto de Familia avoca el conocimiento del libelo
reseñado (234-235).

4.8.- Contestación a la demanda por parte de la


quejosa, en la que alegó excepciones denominadas «”estar
plenamente demostrado que XX se ha integrado a su nuevo medio de
vida en la ciudad de Ibagué”, “demostración de maltrato por parte del
esposo y padre Marcelo Losice hacia Ivette”, “sustracción e
incumplimiento injustificado de los deberes de padre por parte de
Marcelo Losice”, “el grave riesgo de XX en caso de procederse a la
restitución, la exponen a un peligro físico o psíquico, con la aparición de
innumerables secuelas que la ubican en una situación intolerable para
su bienestar”, “principio del interés superior de los menores de dieciocho

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años” y “protección de la familia y de la integridad de la mujer víctima


de violencia intrafamiliar, psicológica y de justicia en perspectiva de
género”» (fls. 249-264).

4.9.- «Informe de evolución psicosocial» de fecha 7 de julio de


2015 emitido por la psicóloga del Gimnasio los Robles en los
siguientes términos «una vez culminado el primer semestre de
labores académicas, observamos que XX continúa demostrando agrado
por el colegio, se le observa más segura de sí misma, más empoderada
de su rol de estudiante, siempre con una carita muy sonriente,
disfrutando de todas las actividades propias del grado que cursa […]»
(fl. 267).

4.10.- «Informe psicodiagnóstico» rendido por la psicóloga


Liliana Mayret Ballares, quien tuvo en tratamiento a XX
desde diciembre de 2014 al mes de abril de 2015, respecto
de quien conceptuó «se encuentran alteraciones significativas y
determinantes en la escala de ansiedad y en el test CAT puntuando 9 de
10 puntos en cada uno; lo que traduce en presencia de ansiedad frente
al tema objeto de CAT para niños asociado al temor y miedo al daño por
figuras de autoridad en este caso su figura paterna. Los resultados de
las asociaciones, el tema libre y los trazos de los trabajos realizados por
la niña denotan marcada presencia de secuelas de violencia
intrafamiliar generada por su padre hacia su madre; en el juego de roles
y en las láminas de poder del CAT; la paciente ha construido historias
acerca del bueno y el malo (en este caso papá malo … mamá recibe
ayuda del niño) […] psicológicamente estas respuestas y resultados
comprueban e identifican en la menor XX la presencia de secuelas y
daño emocional generado por la violencia intrafamiliar de sus padres y
se puede constatar mediante su discurso y gestos [...]» (fls. 270-294).

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4.11.- «Valoración psicológica» rendida por Alexandra


Rubiano – psicóloga clínica de infancia y adolescencia,
adiada 6 de agosto de 2015, en la que consta «se evidencia en el
momento estabilidad de la mayoría de las áreas de ajuste de la niña
(social, emocional, académica) cuenta como factores de generatividad su
familia materna quien posee herramientas y fortalezas personales que le
permiten a la niña XX crecer en un ambiente familiar armónico y estable.
Como factores de vulnerabilidad se evidencia los múltiples conflictos
entre los padres poniendo en amenaza y/o vulneración el desarrollo de
la niña. Por lo tanto se sugiere que es de gran importancia que el padre
de la niña el señor MARCELO LOSICE sea valorado por sicología,
además que los padres reciban atención terapéutica con el fin de
abordar diferentes situaciones estresantes durante su relación y ruptura
[…]» (fls. 356-359).

4.12.- «Informe de visita social» (27 de agosto de2015) llevada


a cabo por la trabajadora social Claudia Clemencia Díaz,
respecto de la que señala «la niña XX se observó en aparente estado
de salud, con un crecimiento al parecer adecuado a su edad, donde se le
satisfacen adecuadamente las necesidades no solo básicas, como
alimentos, vestuario, salud sino de segundo orden, como la recreación,
las espirituales, afectivas, es una niña afable, la cual después de un
rato, se comunica fácilmente y establece relación cordial. El lugar de
residencia cuenta con adecuadas condiciones habitacionales, de
ventilación, iluminación, higiene, orden, zonas verdes y espacios para
recrearse, ya que es una finca a las afueras de la ciudad […]», añadió
«a nivel afectivo en este momento la niña XX goza de un buen entorno
familiar, se evidencian sanas relaciones basadas en apoyo mutuo y el
amor, mantienen unas pautas de convivencia adecuada, que les
proporciona buen funcionamiento. La familia cuenta con una formación
basada en el respeto a la integridad personal, con una adecuada escala
de valores. El contexto social, educativo, tiene arraigo en principios
morales y religiosos propios de la cultura colombiana» y, precisó «no se

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puede concluir que el retorno de la niña XX a Argentina vulnere o no sus


derechos fundamentales, toda vez que la niña nació y residía allí y no
existen los elementos suficientes para determinar estos aspectos {…}»
(fls 365-375).

4.13.- Denuncia de violencia intrafamiliar de Marcelo


Losice contra Ivette Nieto en la República de Argentina (fls.
435-436).

4.14.- «Informe de evaluación psicológica» presentado el 15 de


junio de 2016 por la psicóloga jurídica Ángela María
Montealegre García, en el que se lee respecto de la niña
«buena presentación personal, extrovertida, manifiesta lo aprendido a
través de sus experiencias vividas en su entorno. Conducta motora:
adecuado en funcionalidad sin alteración. Conciencia: sin alteración.
Estado de ánimo: alegre, colaboradora durante el proceso de entrevista,
en su relato refiere estar contenta con la convivencia con su progenitora
en el país actual de Colombia, agrega su negativa de regresar al lado de
su progenitor, no refiere concepto favorable hacia la convivencia con su
progenitor, este último es identificado como “lobo feroz” referencia al
padre como a una persona que grita y que trata mal a su progenitora» y

refirió «en la evaluación psicológica realizada no se evidencia presencia


de trastornos psicológicos en la niña XX que afecten su adecuado
desarrollo actual y participación en la sociedad, por el contrario su
desempeño escolar es bueno, cuenta con un grupo de pares con quien se
relaciona adecuadamente interactuando de acuerdo a su desarrollo de
manera positiva y fortaleciendo procesos de socialización» (fls. 576

601).

4.15.- Aclaración a la experticia reseñada a petición del


señor Marcelo Losice, así «es de aclarar que en el dictamen
psicológico no se confirmó la presencia de violencia intrafamiliar, se

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manifestó una posible presencia de la misma teniendo en cuenta los


aportes revisados del proceso […]» (fls. 645-647).

4.16.- «evaluación y observación del contacto entre la diada


padres e hija» de fecha 19 de octubre de 2015, suscrito por

Alexandra Rubiano, así «durante el encuentro se observa entre


ambos padres alta estimulación hacía su hija, adoptando una actitud
permanente de acogida, fomento de expresión de sentimientos, emplean
el juego como forma de interacción entre los tres asumiendo diferentes
roles […] evidenciándose vinculación afectiva y apego hacía sus padres
no obstante se denota mayor vinculación con su progenitora quien es su
referente y su base segura en su desarrollo en el momento» (fls. 874-

895).

4.17.- Interrogatorios de parte y testimonios de la


docente, hermana y abuela materna de la menor (fls. 872-
881y 902-908).

4.18.- Fallo de primera instancia proferido el 2 de


septiembre de 2016, en el que el despacho cognoscente,
resolvió «Primero: ACEPTAR LA OPOSICIÓN a la RESTITUCIÓN
INTERNACIONAL de la niña XX que fue presentada por la señora
IVETTE NIETO SUÁREZ… Segundo: DENEGAR LA RESTITUCIÓN
INTERNACIONAL DE MENORES de la niña XX […]» (fls. 726-752).

4.19.- Acta de audiencia y Cd de fecha 10 de marzo de


2017, en la que el colegiado enjuiciado al desatar la alzada
revocó la de primer grado y, en su lugar, dispuso «1.
RECHAZAR la oposición a la restitución internacional de la niña XX […]}
2. ORDENAR la restitución internacional de la niña XX…» (fls. 1095-

1097 y cd. 7 entre fls. 1167 y 1168).

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Lo anterior, por cuanto sostuvo que «el Convenio de la


Haya regula el desplazamiento y retención de un menor fuera del
territorio del Estado donde ha tenido su residencia habitual producido en
desconocimiento del derecho de guarda o de visita en vigor en ese
momento y sus objetivos son mitigar prontamente el daño físico o
sicológico que un niño o niña pueda llegar a deducir del desarraigo
intempestivo e impedir que la persona sustractora obtenga beneficios de
la justicia del país receptor amparando así el derecho a que sea la
jurisdicción de la residencia habitual quien dirima las controversias
familiares, fines que consultan los principios del interés superior del
menor, celeridad y restricción en la materia, que orientan la aplicación
del sendero normado que disciplina este asunto.

Una lectura integral y sistemática del convenio permite recopilar


los requisitos objetivos que habilitan la restitución internacional del niño
o niña en los siguientes: 1. Que el niño o niña sea menor de 16 años; 2.
Que la residencia habitual ha sido la del país requirente art. 1º convenio;
3. Que quien presenta la solicitud es la persona, institución u organismo
que ejercía el derecho de guarda en el momento del traslado art. 13; 4.
Que la solicitud se presente dentro del año siguiente a la retención art.
12; 5. Que el menor se encuentre en el territorio del país exhortado o
requerido art. 1º; 6. Que no exista consentimiento del peticionario al
momento del traslado, consintiendo el no regreso o la variación de la
residencia habitual del menor; 7. Que no exista grave riesgo de
sometimiento al menor a un peligro físico o psíquico o lo ponga en una
situación intolerable ante el regreso; 8. Que no se desconozcan derechos
humanos o libertades fundamentales del país requerido; 9. Se constate
que el menor no se oponga a su regreso siempre que hubiese alcanzado
una edad y madurez que mostrare la conveniencia de considerar su
opinión» (1:13:17 a 1:15:56).

Seguidamente, anotó que «pues bien, del acervo probatorio regular y


oportunamente allegado en primera instancia, logra constatarse fehacientemente que

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la menor XX nació el 1 de junio de 2012 en la provincia de Quilmes república de


Argentina producto de la relación de hecho sostenida entre el peticionario Marcelo
Losice y la opositora Ivette Nieto, quienes para la fecha de traslado definitivo de esta
habían sostenido 8 años de convivencia marital, de la cual hizo parte la menor YY hija
de la señora Ivette Nieto, también se verifica que el 2 de diciembre de 2014 el señor
Marcelo Losice otorgó permiso para la salida de la república de Argentina de la menor
XX en compañía de su progenitora “saliendo del territorio de la República de Argentina
el día 20 de diciembre del corriente año con regreso el 23 de enero de 2015”a efectos
del disfrute de las fiestas de fin de año, sin embargo llegada la fecha de regreso no
aconteció el retorno, seguidamente la señora Ivette Nieto promovió el 22 de enero de
2015 ante el Centro Zonal Galán de Ibagué de la Regional Tolima del ICBF solicitud
para obtener la custodia de la niña “debido a que el padre de la niña ejercía hacía ella
violencia intrafamiliar con quien convivía en el país de Argentina y teme por la
represión de él al saber que ella no volvería a viajar con su hija para dicho país”, esa
fue la justificación de la solicitud ante el Centro Zonal Galán de Ibagué del ICBF,
actuación administrativa que se abstuvo de continuar la defensora de familia ante la
comunicación del exhorto de 26 de marzo de 2015 {...} ordenando ejecutar la
sentencia proferida el 3 de marzo anterior {…}» (1:15:57 a 1:19:03).

En ese orden, acotó que «lo expuesto hasta aquí pone de presente tal
como lo reconoció el juez cuarto de familia en la sentencia que se apela que la retención
de la menor por parte de la progenitora sin duda alguna es ilícita {…} al constatar
como aquí se logra que la residencia habitual de la niña XX desde su nacimiento y
hasta la fecha de retención contra legem lo era la ciudad de Quilmes provincia de
Buenos Aires Argentina, oportunidad en la cual tenía 2 años de edad circunscripción
territorial donde la menor concurría al jardín maternal de Quilmes donde incluso ya se
encontraba matriculada para el curso lectivo 2015 y YY cursaba secundaria en el
Instituto Privado la Provincia, ejerciendo entonces peticionario y opositora de manera
conjunta el derecho de guarda sobre la niña en cuestión.

Dentro del traslado de la admisión judicial del pedido restitutivo el apoderado


de la señora Ivette formuló excepciones de mérito que denominó {…} excepciones
todas que ubicó el a-quo en la existencia de un riesgo grave de que la restitución de la
niña la exponga a un peligro físico o psíquico o coloque en una situación intolerable,

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circunstancia tipificada en el literal b del art. 13 de la Convención como causal para


rechazar la restitución» (1:19:34 a 1:22:06).

Relevó que «bien contrario a lo sostenido por el funcionario de primer grado


ciertamente no milita en este proceso ningún elemento de juicio contundente e
indicativo de la palmaria presencia del calificado riesgo grave que ante el retorno
pueda exponer a la infante ante un peligro físico o psíquico o la coloque en un
escenario no tolerable, dichos riesgos fueron discernidos en el fallo atacado como la
afectación sicológica que en la menor XX a juicio del juzgador de primer nivel
generaron las discordias entre sus padres perturbación reflejada en su
comportamiento familiar y social, conclusión que soportó en el testimonio de la docente
[…]. 2 la ausencia de estabilidad emocional en el padre y la falta de redes de apoyo
para la crianza de la niña en el país de origen. 3. La violencia de género que adujo fue
víctima la progenitora y 4. La integración de la menor a su entorno familiar actual. Los
aludidos actos de violencia intrafamiliar que se dice por la opositora ocurrieran durante
la convivencia marital en el Estado requirente preliminarmente a la luz del objeto del
convenio de la Haya de 1980 es menester, es importante dejar claro que debieron ser
alegados por la señora Ivette Nieto ante las autoridades de la República de Argentina
como residencia habitual de la menor siendo las llamadas a verificar la veracidad de
lo denunciado pues no hay duda que el argumento se orienta a colocar en tela de
juicio la idoneidad del padre para ejercer los cuidados de su hija y con ello la
necesidad de definir el derecho de guarda.

Recuérdese aquí que la finalidad del convenio es lograr el retorno inmediato de


un menor a su sitio habitual de residencia cuando éste ha sido trasladado o retenido
ilícitamente impidiendo el ejercicio efectivo del derecho de guarda a quien lo venía
ejerciendo, lo que implica el rechazo absoluto de la posibilidad de otorgar
consecuencias jurídicas a la conducta unilateral de un progenitor ajena a derecho de
variar la residencia de un niño sin el consentimiento del otro padre, ello en virtud de la
prohibición de que la justicia del Estado en que se ha pretendido el refugio defina el
ejercicio de la custodia. Por tanto el recaudo probatorio que buscaba establecer la
actitud e idoneidad de los ascendientes para ejercer la custodia o determinar la
violencia intrafamiliar y sus posibles secuelas en la personalidad de XX y las
relacionadas con prestación alimentaria a costa del demandante son circunstancias

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que de modo alguno debieron se rebatido probatoriamente por el juez de familia de


Ibagué, quien al permitirlo en efecto desbordó la potestad jurisdiccional que confiere las
reglas del marco normativo internacional arriba ya citado, ya referido y con ello
desconoció las obligaciones de Colombia como estado requerido.

Con prescindencia de todo lo anterior, tampoco la probanza arrimada revela


que la devolución de la niña XX al Estado requirente la exponga a alguna situación
que implique un daño corporal o mental menos aun la someta a una situación
intolerable, al contrario en su interrogatorio de parte la señora Ivette Nieto en cuanto a
los actos de agresión intrafamiliar expuso que el señor Marcelo no era agresivo con la
menor y por su parte la sicóloga especialista jurídica quien rindiera dictamen al interior
del asunto fue clara en señalar que en el dictamen sicológico no se confirmó la
presencia de violencia intrafamiliar y de igual manera expuso la perito que los
documentos allegados evidenciaban un cumplimiento de la garantía de los derechos
de la niña en la república de argentina mientras vivió allí, esto puede verificarse en los
folios 105 Cdno. 2 en el incidente de objeción al dictamen, igualmente en el folio 107
del mismo cuaderno 2, es más aparece el concepto de la sicóloga clínica de infancia y
adolescencia del ICBF rendido tras la petición precisa de evaluar el contacto con la
niña XX con sus padres indicando que “durante el encuentro se observa entre
ambos padres alta estimulación hacía su hija, adoptando una actitud
permanente de acogida, fomento de expresión de sentimientos, emplean
el juego como forma de interacción entre los tres asumiendo diferentes
roles, teniendo en cuenta las necesidades afectivas, sociales e
intelectuales de la niña quien responde de manera positiva hacía los
mismos, proyectando alegría al establecer contacto con su progenitor
evidenciándose vinculación afectiva y apego hacía sus padres» {…} y si
bien es cierto se resalta la mayor vinculación con la progenitora más
adelante explica la profesional la necesidad de establecer contacto
continuo con ambos padres “ya que la vinculación afectiva que nace de
la proximidad y del contacto físico es de vital importancia para el
desarrollo de la infante”.

Ahora, no pasa por alto esta Corporación que en sus testimonios la


adolescente YY quien convivió con las partes durante 8 años y la señora
Faride, hermana y abuela materna de la menor, refieren posibles actos

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de violencia intrafamiliar, sin embargo como se acotó, la verificación de


tales conductas que podrían perturbar la armonía y tranquilidad familiar
y sus correspondientes consecuencias en el ejercicio de la custodia de
XX le incumbe a las autoridades de familia de la república de Argentina.
Con todo nótese del contenido de las declaraciones que ninguna da
cuenta de agresiones sobre la humanidad de XX […] sin negar que,
siendo las declarantes familiares de quien retiene ilegalmente la menor
sus atestaciones pueden estar minadas de parcialidad pues les asiste
un interés […]. Súmese a lo anterior que militan dos denuncias por
violencia intrafamiliar una presentada el 11 de noviembre de 2012 por
Ivette Nieto y otra el 6 de abril de 2014 por Marcelo Losice y decisión de
1º de abril siguiente proferida por el juez tribunal familia No. 1 del
distrito judicial de Quilmes prohibiendo a Ivette cualquier hecho de
violencia sobre el denunciante; nótese el amplio espectro temporal, la
amplia distancia de época entre las dos denuncias que en principio
invalidarían lo asegurado por la opositora en su interrogatorio y
afirmado en sus testimonio por la señora Faride en cuanto que la
actuación judicial por violencia intrafamiliar adelantada por el padre de
la menor obedeció a retaliación por la inicialmente adelantada en su
contra y, de otra parte la ausencia de una denuncia con anterioridad
cercana al traslado a Colombia no deja de restarle credibilidad a los
móviles que alega la opositora justificaron su decisión.

Los comportamiento irritantes y agresivos de XX desde su arribo a


Colombia que refirió en su atestación la docente […] calificados en el fallo
apelado como secuelas de las perturbaciones familiares no pasan de ser
una conclusión sin respaldo alguno, tales enunciados probatorios solo
pueden soportarse en un informe técnico científico que acuda como
insumo principal a la verificación factual y directa de la personalidad de
los involucrados y de los otros elementos de juicio que aportan a lo
sucedido durante el periodo de convivencia marital en la medida en que
inclusive podría asegurarse que la conducta de la menor esa su inocente
respuesta a la inconformidad que conllevaba un cambio intempestivo de
residencia, puesto que se vio constreñida por imposición de su madre a
renunciar a la compañía de su padre con quien compartía día a día, sus

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amigos, su mascota, sus hábitos y la necesidad de adecuarse a una


nueva cultura» (1:22:07 a 1:33:06).

Así mismo, advirtió que «respecto a la adaptabilidad de la


menor a su nuevo ambiente, se observa por el tribunal que el supuesto
de hecho de la norma aplicada no encuentra coincidencia típica en la
situación sub judice, nótese que el inciso 2º del art. 12 del Convenio
contempla como excepción la adaptabilidad como motivo para negar el
reintegro internacional previene que su aplicabilidad opera cuando la
iniciación de la demanda ante la autoridad administrativa o judicial del
estado donde se hallare el niño se haya realizado luego de un año
contado desde el traslado o no regreso a modo de sanción para el padre
negligente y en procura de darle estabilidad al niño, en este caso la
retención ilícita de la niña XX acontece desde el 23 de enero de 2015
fecha del fenecimiento de la autorización otorgada por el padre, la
petición de retorno fue presentada ante las autoridades de la república
de Argentina el 19 de febrero de 2015 y finalmente la demanda ante la
justicia colombiana el 26 de junio de 2015 cuya decisión que dio fin a la
instancia se produjo el 2 de septiembre de 2016, siendo evidente
entonces que no transcurrió el año que habla la norma […]» (1:33:07 a

1:35:44).

En esa dirección, también adujo que «en efecto la finalidad


del convenio internacional cifrada en el objetivo de obtener de manera
inmediata el retorno de la menor busca evitar la adaptabilidad que trae
consigo el transcurrir del tiempo y la necesidad forzosa que impone el
medio de adecuarse al mismo, sin embargo, dicho escenario que crea tal
obligado proceso de adaptabilidad ciertamente es perecedero y
contingente frente al litigio de restitución y con todo le es transversal el
derecho que le asiste a la niña de fortalecer la relación filial con su
progenitor vulnerado en su potestad de custodia prerrogativa que en él
descansa, resulta indiscutible y fuerza la lógica así concluir que los más
de 24 meses que se ha perpetuado la retención ilícita dentro de los
cuales 17 meses ha transitado el proceso de restitución desde su fase

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administrativa hasta el fallo que se revisa 14 meses de ellos el juzgado


cuarto de familia la niña XX forzosamente ha debido iniciar un proceso
de adaptación a su nuevo ambiente familiar, social y cultural. No
obstante es imposible asegurar que dicha integración ha sido plena y
absoluta tanto en la esfera próxima familiar como en la comunidad local
dándose la ambigüedad del concepto de adaptación sino además la
interpretación restringida que en virtud del convenio debe hacerse al
mismo, en razón de edificarse como una excepción a la regla general,
cual es la inmediata restitución, de hecho no existe en la actuación
elemento de juicio pertinente, contundente que devele la adaptación
plena y en todo sentido de la menor que para el caso lo sería un peritaje
especializado, que se reitera se echa de menos, es más si se partiera de
la afirmación que la menor XX logró adaptarse a su nuevo ambiente sin
mayores contratiempos y vicisitudes emocionales, viable sería razonar
entonces que amplia s su capacidad de ajuste a los entornos que se le
ubiquen, luego el retorno no generaría mayores repercusiones aún más
cuando es a su lugar de origen y donde desarrollo sus primeros años de
vida en el seno de un hogar» (1:35:47 a 1:38:37).

Y, por ultimo manifestó que «tampoco es de acogida el muy


citado interés superior de la menor para rechazar el pedido restitutivo,
interés que no responde imparablemente a lo que uno de los padres
considere óptimo para su desarrollo integral y que en el asunto bajo
examen se satisface plenamente con el regreso de XX a su domicilio
habitual dando cumplimiento al convenio de la Haya, amén de que no
figura acreditada una circunstancia indicativa de que retirarla del
entorno vigente le repercuta en afectación grave alguna. Lo
anteriormente discurrido conduce como en los albores de esta sentencia
se anunció a revocar la sentencia apelada y a dar cumplimiento al
convenio sobre aspectos civiles y al secuestro internacional de niños
suscrito en la Haya el 25 de octubre de 1980 […] finalmente y a fin de
evitar traumatismo en la menor que eventualmente el retorno pudiera
ocasionarle es del caso prever acciones orientadas a que el traslado
definitivo al lugar de origen sea precedido de una adecuada preparación

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que mitigue el cambio de domicilio y garantice además la ejecución del


mandamiento judicial para cuyo propósito se ordena al ICBF que dentro
de los tres días siguientes a la ejecutoria de esta sentencia realice
intervención sicológica a la niña XX, a su progenitora y a la familia
extensa […]» (1:41:19 a 1:43:43).

5.- Descendiendo al preciso asunto motivo de


pronunciamiento, se advierte, con vista en el fallo cuestionado,
que el amparo rogado debe otorgarse de acuerdo a las razones
que pasan a explicarse.

5.1.- La quejosa Ivette Nieto Suárez se duele que el ad-


quem acusado desconoció: i) los dictámenes psicológicos
aportados al proceso que dan cuenta de la adaptación de la
menor a su entorno familiar y social; ii) la «recomendación
realizada por la psicóloga jurídica en la que manifiesta que no es
recomendable el traslado de la niña»; iii) el testimonio de YY (hija
mayor) que manifestó que ambas fueron «víctimas de violencia
intrafamiliar en la república de Argentina» y iv) el interés superior

de XX.

Dentro del trámite que nos ocupa alegó entre otras


excepciones la que denominó «estar plenamente demostrado que
XX se ha integrado a su nuevo medio de vida en la ciudad de Ibagué”,
“el grave riesgo de XX en caso de procederse a la restitución, la exponen
a un peligro físico o psíquico, con la aparición de innumerables secuelas
que la ubican en una situación intolerable para su bienestar”, “principio
del interés superior de los menores de dieciocho años”» (subrayado

fuera de texto).

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Entretanto la funcionaria del ICBF, censura que el ad-quem


encartado «incurrió en error de hecho al revocar la decisión emitida por el
Juzgado Cuarto de Familia de Ibagué en favor del interés superior de la niña
XX toda vez que descontextualiza la integralidad de los dictámenes periciales,
inobservando con el interés superior que titula la niña, la prevalencia de sus
derechos, el cambio de las circunstancias, el tiempo de permanencia de la
misma en la ciudad de Ibagué, el centro de vida actual, la estabilidad
emocional con que cuenta, el bienestar y el ejercicio pleno de derechos del que
goza, la integración al medio familiar y social, el arraigo y los estrechos
vínculos afectivos que tiene hacía su progenitora y demás miembros del grupo
familiar materno, presupuesto que fueron probados y son indispensables para
negar la orden de restitución de la niña a su progenitor […].

De otra parte, el colegiado enjuiciado, al revocar la decisión


de primer grado y, en su lugar, ordenar la restitución de la
menor a Argentina, si bien es cierto, en aplicación de la
normatividad internacional a la situación fáctica objeto de
revisión concluyó que la retención de XX fue ilegal, puesto que
ambos progenitores tenían la custodia, la menor residía en la
República de Argentina y la madre no regresó con ella el día que
finalizaba el permiso otorgado por el padre -consideración que
no es objeto de reparo-; también lo es, que sostuvo «no milita en este
proceso ningún elemento de juicio contundente e indicativo de la palmaria presencia
del calificado riesgo grave que ante el retorno pueda exponer a la infante ante un
peligro físico o psíquico o la coloque en un escenario no tolerable» y, «no existe en la
actuación elemento de juicio pertinente, contundente que devele la
adaptación plena y en todo sentido de la menor que para el caso lo sería
un peritaje especializado, que se reitera se echa de menos».

Para llegar a la conclusión anterior, desestimó los


testimonios de la hermana mayor, la abuela materna y la
docente de XX, las dos primeras por considerar que tenían

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«interés en el caso» y, la segunda porque lo dicho solo podía ser

demostrado por un dictamen técnico-científico; amén que de


los cuatro (4) informes y/o diagnósticos rendidos por
psicólogas tanto en el trámite administrativo como en la
actuación judicial se refirió solo a dos y de manera parcial;
tampoco tuvo en cuenta los conceptos rendidos por las
trabajadoras sociales respecto a la forma de vida cotidiana
de la niña, tanto en su entorno familiar como social.

En consecuencia, se observa que el tribunal: i) reprocha


la ausencia de prueba respecto del riesgo del retorno de la
menor a Argentina y frente a la supuesta «adaptación» de la
misma a las condiciones de vida en Colombia; ii) insiste en
que se echa de menos un dictamen especializado y una
experticia técnico-científica para acreditar ello, iii) reitera
incisivamente en la finalidad de la Convención de la Haya,
cual es, la restitución inmediata del menor que ha sido
trasladado o retenido ilícitamente y iv) en lo atinente con el
interés superior de XX se limita a señalar que este se
satisface con el regreso de la misma a Argentina.

5.2.- Es menester explicar que la acción de «restitución


internacional de menores», según tuvo oportunidad de señalar

la Corte Constitucional en Sentencia T-689 de 28 de agosto


de 2012, busca regular, grosso modo, la anómala conducta
consistente en «el desplazamiento de un menor fuera del territorio de
un Estado en que tenga su residencia habitual, o, retención del mismo
fuera de ese territorio por tiempo diferente al establecido para el
ejercicio del derecho de visita, siempre que se produzca en violación del

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contenido de los derechos de guarda o de visita en vigor en ese


momento, en el lugar de residencia habitual del menor».

Por ende, al efecto de conjurar dicho proceder, indicó


la providencia de marras, está establecido un procedimiento
para lograr la «restitución internacional de un menor ilícitamente
trasladado o retenido por uno de los padres cuando Colombia es el país
requirente», el cual «consta de dos fases: administrativa y judicial. En
la fase administrativa, recibida la solicitud y verificados los requisitos
de procedencia, a las autoridades centrales les corresponde impulsar
con carácter de urgencia el trámite y tomar medidas concretas para: (i)
localizar al niño; (ii) prevenir nuevos peligros para el niño o perjuicios
para las partes, tomando o haciendo tomar medidas provisionales; (iii)
facilitar una solución amistosa para la entrega del niño; (iv)
intercambiar datos relativos a la situación social del niño, si ello resulta
útil; (v) proporcionar información general respecto de la legislación del
Estado relativa a la aplicación del Convenio; (vi) facilitar el inicio un
procedimiento judicial o administrativo para obtener el regreso del niño
y permitir que el derecho de visita sea organizado o efectivamente
ejercido; (vii) conceder o facilitar, según sea el caso, la obtención de
asistencia judicial jurídica, incluyendo la participación de un abogado;
(viii) asegurar en el plano administrativo el regreso del niño sin peligro;
y (ix) eliminar cualquier obstáculo en la aplicación del Convenio»,

siendo que ambas fases han de velar por un desarrollo


«célere» de las actuaciones en pro de salvaguardar el «interés
superior del menor».

Este último concepto, en dicha providencia se siguió


diciendo, se nutre de «reglas constitucionales, legales y
jurisprudenciales que pueden ser aplicadas para determinar en qué
consiste el interés superior de cada niño, dependiendo de sus
circunstancias particulares: (i) Garantía del desarrollo integral del
menor; (ii) Garantía de las condiciones para el pleno ejercicio de los

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derechos fundamentales del menor; iii) Protección del menor frente a


riesgos prohibidos; (iv) Equilibrio entre los derechos de los niños y los
derechos de sus padres, sobre la base de que prevalecen los derechos
del menor; (v) Provisión de un ambiente familiar apto para el desarrollo
del menor; (vi) Necesidad de razones poderosas que justifiquen la
intervención del Estado en las relaciones paterno / materno - filiales».

Por supuesto, la decisiones adoptadas por las autoridades


judiciales -así como las administrativas-, han de atender
«tanto a (i) criterios jurídicos relevantes, es decir, los parámetros y
condiciones establecidos por el ordenamiento jurídico para promover el
bienestar infantil, como a (ii) una cuidadosa ponderación de las
circunstancias fácticas que rodean al menor involucrado, entendidas
como las circunstancias específicas del caso, visto en su totalidad y no
atendiendo a aspectos aislados», todo ello en aras de «establecer
las condiciones que mejor satisfacen el interés superior de los niños en
situaciones concretas», dado que el desarraigo violento de su

entorno -familiar y/o social- que puede llegar a padecer un


infante puede acarrearle consecuencias nefastas para su
vida, algunas veces irreparables.

Por tanto, en el estudio de dichos asuntos ha de


atenderse el «bloque de constitucionalidad» imperante en la
materia, entre otras reglas, a lo consignado en el artículo 44
Superior; en la Ley 12 de 22 de enero de 1991 «[p]or medio de
la cual se aprueba la Convención sobre los Derechos del Niño adoptada
por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 20 de noviembre de
1989»; en el Convenio de La Haya suscrito el 25 de octubre

de 1980 sobre «Aspectos Civiles del Secuestro Internacional de


Niños», mismo que fue aprobado en Colombia mediante Ley

173 de 22 de diciembre de 1994; en la Ley 620 de 25 de


octubre de 2000, aprobatoria de la «[c]onvención Interamericana
sobre Restitución Internacional de Menores», la que fue suscrita en

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Montevideo el 15 de julio de 1989 en la Cuarta Conferencia


Especializada Interamericana sobre Derecho Internacional
Privado; en la Ley 1008 de 23 de enero de 2006, «[p]or la cual
se fijan algunas competencias y procedimientos para la aplicación de
convenios internacionales en materia de niñez y de familia»; y, en el

Código de la Infancia y Adolescencia (Ley 1098 de 8 de


noviembre de 2006).

5.3.- En efecto, a la luz del artículo 3º de la C. de la H. de


1980, que reza: «El traslado o la retención de un menor se
considerarán ilícitos: a) cuando se hayan producido con infracción de
un derecho de custodia atribuido, separada o conjuntamente, a una
persona, a una institución, o a cualquier otro organismo, con arreglo al
Derecho vigente en el Estado en que el menor tenía su residencia
habitual inmediatamente antes de su traslado o retención; y b) cuando
este derecho se ejercía de forma efectiva, separada o conjuntamente,
en el momento del traslado o de la retención, o se habría ejercido de no
haberse producido dicho traslado o retención. El derecho de custodia
mencionado en a) puede resultar, en particular, de una atribución de
pleno derecho, de una decisión judicial o administrativa, o de un
acuerdo vigente según el Derecho de dicho Estado», se observa en el

asunto de marras, que desde el punto de vista formal sin duda


alguna se cumplen los presupuestos para ordenar la restitución
de XX a su lugar de origen (Quilmes-Argentina) comoquiera que
existió por parte de la quejosa una retención ilegal de su hija,
respecto de quien tenía la custodia compartida con el progenitor,
cuando decidió no regresar al lugar de origen en el tiempo que
feneció la autorización otorgada por el padre.

Empero, dicha normatividad también consagra unas


excepciones, entre ellas, la regulada en el literal b del canon 13

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ibídem «[…] la autoridad judicial o administrativa del Estado requerido no está


obligado a ordenar la restitución del menor si la persona, institución u otro
organismo que se opone a su restitución demuestre que: […] existe un grave
riesgo de que la restitución del menor lo exponga a un peligro grave físico o
psíquico o que de cualquier otra manera ponga al menor en una situación
intolerable […]», defensa que fue utilizada por la progenitora de XX.

Lo anterior significa que en el debate objeto de revisión


constitucional se encuentran enfrentadas la regla general de
«restitución inmediata» y la reseñada exceptiva, y, es precisamente en

dirección de la satisfacción o no de esta última que debe girar el


análisis, puesto que de este depende el fracaso o no de la
restitución pretendida; pues, si bien es cierto, el fin de la
Convención de la Haya es el retorno inmediato del menor a su
lugar de origen cuando ha sido trasladado o retenido
ilícitamente, también lo es, que ello no es absoluto, a tal punto
que el mismo cuerpo normativo consagra la posibilidad
contraria, de cumplirse los referentes expuestos en el literal de la
excepción.

5.4.- Y, es en dicho laborío que encuentra la Sala que el


tribunal encartado incurrió en una inadecuada apreciación de
medios probatorios, pues omitió analizar si el retorno inmediato
de XX la exponía a un «peligro grave físico o psíquico o una situación
intolerable», teniendo en cuenta que:

a) La supuesta agresión relatada y en principio visibilizada


del padre hacia la madre implica la posibilidad latente de
maltratos, situación que debe sopesarse con el debido cuidado
en este asunto, pues pensar que tal comportamiento es una

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amenaza solo para la pareja y que no afecta a la hija, desdibuja


el concepto de violencia psicológica y no permitió al tribunal
analizar con mejor detenimiento la existencia o no de un riesgo
grave y/o la violencia domestica que se percibe dentro de la
relación de pareja.

No debe olvidarse que un niño, niña o adolescente que


crece en un entorno de violencia como pueden ser, entre otros,
los actos de poder del progenitor, es factible
verse afectada indirectamente en su normal desarrollo o
inclusive existe la eventualidad extrema, pero posible, que
termine siendo la menor víctima del o los agresores de esa
violencia.

En ese orden, la presencia de un niño, niña o adolescente


ante un acto o actos de violencia en la humanidad o en la
psiquis de su progenitora y/o del presunto agresor, le genera, a
su vez, miedo, angustia, inestabilidad y/o inseguridad, amén
que altera la esfera psíquica de aquel o aquella; sin que pueda
aceptarse como argumento válido y suficiente lo señalado por el
ad-quem que si la menor no ha sido víctima directa de violencia

no se percibe afectación grave para ella.

b) Resulta infundada y con falta de motivación la


valoración que hace el colegiado de los testimonios rendidos por
la abuela y hermana de XX, cuando desestima los mismos por la
simple calidad de familiares y estar por ello minados de
parcialidad ante el interés que les asiste para que la niña
definitivamente se quede en Colombia.

31
11001-02-03-000-2017-01395-00

Ha sido reiterado en múltiples precedentes de esta Sala


que tal razón no es suficiente para omitir, apreciar y tener en
cuenta lo dicho por aquellas, dado que quienes pueden dar
información relacionada con el entorno familiar son sus
integrantes, fundada en su cercanía directa con la convivencia
doméstica, por supuesto, con las limitantes propias de hacerse
un análisis con mayor severidad, con miras a determinar la
fuerza de convicción de los mismos.

c) Es limitado el estudio de los informes de visitas sociales


y las valoraciones psicológicas realizadas a XX desde su llegada
a Colombia y durante el tiempo que ha permanecido en el país,
lo que muestra, de una parte, cómo la menor describe su
experiencia ante la relación que ha observado de sus padres y, la
realidad actual de aquella, lo que a no dudarlo amerita un
análisis completo por parte del tribunal a efectos de determinar
si de los mismo se deduce o no la existencia de un grave riesgo
para la restitución de la menor XX al Estado requirente.

5.5.- Ante la necesidad de hacer una adecuada


ponderación entre los extremos planteados, el colegiado
cuestionado en cumplimiento de sus deberes y en pro de
obtener la certeza de la situación fáctica en pugna, debió valorar
en su totalidad el material probatorio arrimado al sub judice,
específicamente cada uno de los informes y conceptos
reseñados, así como los testimonios recepcionados y la
documental arrimada, analizándolos exhaustivamente, o en su
defecto, si tales acreditaciones no le eran suficientes, como en
algún aparte lo informa, debió procurar obtener la prueba
idónea de la que se duele por ausencia, para establecer qué

32
11001-02-03-000-2017-01395-00

implicaciones representaba el retorno de XX a Argentina y, su


consecuente desarraigo de Colombia, país en el que se
encuentra hace aproximadamente tres años; en otras palabras,
debió relevar toda la situación que involucra a la infante como
sujeto de derecho de especial protección para concluir si se
daban los supuestos de la excepción alegada por la interesada y
contenida en la Convención de la Haya.

6.- Es evidente entonces que, dentro del plenario el ad-


quem recriminado relevó y dio mayor importancia a la retención
ilícita de XX por parte de la madre, lo que significaba el
reintegro inmediato de la misma a su país de origen,
descuidando a criterio de la Sala la valoración integral de las
acreditaciones aportadas y recaudadas, omitiendo además
ponderar, en su afán de priorizar el cumplimiento del Convenio
de la Haya, el interés superior de la menor quien en la
actualidad goza de un desarrollo estable y armónico para su
edad.

Sumado a lo anterior, se observa de lo contenido en el


trámite, que la llegada a Colombia de la menor no le produjo
afectación a sus derechos fundamentales lo cual fue afirmado
por la psicóloga jurídica en su momento; no obstante se advierte
que de lo que no tiene certeza el superior es respecto a las
consecuencias en la humanidad física y psíquica o el riesgo de
exponer a XX frente a una situación intolerable ante su eventual
regreso a Quilmes - Argentina.

33
11001-02-03-000-2017-01395-00

7.- Esta Sala en casos similares en los que concedió el


amparo, esto es, dejó sin efecto la orden de restitución, tuvo la
oportunidad de precisar que:

«[…] En la aplicación del Convenio de la Haya, desde luego, debe


propenderse por proteger los derechos de los menores sobre cualquiera
otros, en aplicación del principio de derecho internacional que consagra
la primacía de los derechos de los niños. Como se señaló al revisarse la
constitucionalidad de la ley y del tratado, ese instrumento “guarda
plena concordancia con los principios constitucionales y los preceptos
de la Carta Política que establecen la protección especial del menor y la
primacía de sus derechos”, en cuanto desarrolla el artículo 44, “pues se
encamina a garantizar que todo menor residente en un país miembro
del Convenio reciba de sus padres la protección y el amor necesarios
para un desarrollo armónico, así los intereses de los padres en una
situación de disolución de la familia queden relegados ante el interés
superior y prevalente de los menores”.

Por esto, en coherencia, el artículo 13 del Convenio establece que


la autoridad administrativa o judicial no estará obligada a ordenar el
reingreso del menor cuando la persona, institución u organismo que se
opusiere probare, bien “Que la persona, institución u organismo que
cuidaba de la persona del niño no ejercía efectivamente el derecho de
guarda en el momento del traslado o no regreso o había consentido o
asentido posteriormente a ese traslado o no regreso”, ora “Que existe
un grave riesgo que el regreso del niño no lo someta a un peligro físico o
síquico o de cualquier otra manera no lo coloque en una situación
intolerable”.
[…]

Con todo, aceptando en gracia de discusión que el padre de los


menores, conjuntamente con su progenitora, ejercía efectivamente la
guarda, lo que aunado a la sustracción de sus hijos del lugar de
residencia habitual a otro país, configuraba la ilicitud, se observa que

34
11001-02-03-000-2017-01395-00

el Tribunal soslayó, incurriendo en yerros calificados, esta vez sí con


incidencia en el plano constitucional, el análisis probatorio sobre si el
regreso de los menores aseguraba la integridad física y psíquica de los
mismos, o no iban a ser sometidos a una situación de intolerancia,
entendiendo, por supuesto, que el daño o peligro no debe
considerarse en el lugar de retorno, sino que también se puede
ocasionar por el hecho de sustraerlo del lado de su madre o del
entorno al cual se han adaptado nuevamente» (subrayado fuera

de texto) (CSJ 15 Jun. 2007, rad. 00673-00).

En otro caso más reciente, dijo que:

Ahora, ese Tratado estipula que en los litigios de esa índole, los
jueces deben verificar si concurre alguna de las causales en las cuales
“[e]l traslado o la retención de un menor se considerarán ilícitos”, al
tenor de lo definido en el canon 3° ídem.: “(…) a) [C]uando se hayan
producido con infracción de un derecho de custodia atribuido, separada
o conjuntamente, a una persona, a una institución, o a cualquier otro
organismo, con arreglo al Derecho vigente en el Estado en que el menor
tenía su residencia habitual inmediatamente antes de su traslado o
retención; “b) [C]uando este derecho se ejercía de forma efectiva,
separada o conjuntamente, en el momento del traslado o de la
retención, o se habría ejercido de no haberse producido dicho traslado o
retención (…)”.

Empero, lo antelado no significa que, ante la comprobación de


una de las situaciones antes descritas el juez deba, sin mayores
consideraciones, disponer la devolución del infante al país extranjero,
por cuanto, antes es indispensable analizar si en el caso converge
alguna de las eventualidades contenidas en la regla 13 ibídem:

“(…) [L]a autoridad judicial o administrativa del Estado


requerido no está obligada a ordenar la restitución del menor si la
persona, institución u otro organismo que se opone a su restitución

35
11001-02-03-000-2017-01395-00

demuestra que: “a) la persona, institución u organismo que se hubiera


hecho cargo de la persona del menor no ejercía de modo efectivo el
derecho de custodia en el momento en que fue trasladado o retenido o
había consentido o posteriormente aceptado el traslado o retención; o”
“b) existe un grave riesgo de que la restitución del menor lo exponga a
un peligro grave físico o psíquico o que de cualquier otra manera ponga
al menor en una situación intolerable”.

“La autoridad judicial o administrativa podrá asimismo negarse


a ordenar la restitución del menor si comprueba que el propio menor se
opone a la restitución, cuando el menor haya alcanzado una edad y un
grado de madurez en que resulte apropiado tener en cuenta sus
opiniones”.

“Al examinar las circunstancias a que se hace referencia en el


presente artículo, las autoridades judiciales y administrativas tendrán
en cuenta la información que sobre la situación social del menor
proporcione la Autoridad Central u otra autoridad competente del lugar
de residencia habitual del menor (…)”.

En la sentencia aquí reprochada, el Tribunal acotó que de


conformidad con el anotado canon 3º, literal a), del Convenio, “(…) se
acreditaron los supuestos fácticos (…) que permiten afirmar que la
menor Sara Lucía Heitz Domínguez se encuentra retenida ilícitamente
en Colombia (…)”, por cuanto, la señora Karol Sulays Domínguez
Contreras estaba violando el régimen de custodia aplicable en el
Estado de residencia del núcleo familiar.
[…]

El Tribunal omitió estudiar a cabalidad si en ese asunto


convergía alguna de las eventualidades para negar el regreso de la
menor a España, estipuladas en la regla 13 del aludido Tratado,
transcrita en precedencia.
[…]

36
11001-02-03-000-2017-01395-00

Era obligatorio para el hoy accionado aclarar lo precedente, en


aras de garantizar el interés superior de la menor (Artículo 44 de la
Constitución Política), aún más, observando su tierna edad,
circunstancia que la hace más vulnerable y torna imperioso verificar si
las condiciones ofrecidas por su progenitor en realidad son las más
adecuadas; especialmente, cuando según la reseñada experticia, aquí
en Colombia la niña tiene un ambiente idóneo para su desarrollo y
habitabilidad, y mantiene un contacto permanente con su familia
paterna» (subrayado fuera de texto) (CSJ STC 13269 19 Sep.

2016, rad. 02434-00).

8.- Lo anterior, permite concluir que en los casos de la


especie analizada, lo que prevalece son los superiores
intereses del menor, aun por encima de los del padre y
madre de este, habida cuenta que todo el aparato judicial
ha de enderezarse a fin de que a aquel, no se le
menoscaben sus derechos fundamentales, procurando una
ponderación especial de la realidad fáctica de XX, vista en
su totalidad en aras de establecer las condiciones que mejor
satisfacen el interés superior de la niña en esta situaciones
concreta.

9.- Así las cosas, de lo transcrito se desprende que el


fallador cuestionado, incurrió en primer lugar, en defecto
fáctico, pues de una parte, valoró inadecuadamente el acervo
probatorio y, de otra, omitió decretar las pruebas necesarias
para tomar una decisión en derecho cuando apreció que las
existentes no le eran suficientes.

9.1.- La Sala, en torno a la facultad de decretar


«pruebas de oficio» (artículos 169 y 170 del Código de General

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11001-02-03-000-2017-01395-00

del Proceso), ha relevado que ello es un poder-deber del juez


caracterizado como una actividad del Estado enderezada a
la realización del Derecho, mediante la expedición de
sentencias acordes con la legalidad, la justicia y la verdad,
móvil por el que en muchos eventos no se trata de una
mera discrecionalidad del juzgador, sino de un deber
edificado sobre el juicio y conclusión razonable de este, en
aras de buscar la verosimilitud al interior del asunto puesto
a su consideración.

Al respecto ha asentado, que:

Relativamente a ese poder - deber otorgado por la ley al juez


para decretar de oficio las pruebas que considere útiles para la
verificación de los hechos afirmados por las partes (artículo 179
Código de Procedimiento Civil [169-170 CGP]), ha dicho la Corte
que si bien es cierto constituye, no sólo una facultad sino,
también, dado el interés público del proceso, un deber orientado
al establecimiento de ‘la verdad real’, no es menos cierto ‘que
sólo le corresponde al mencionado funcionario juzgador, juez o
magistrado, determinar previamente a la decisión del decreto de
oficio de pruebas, cuáles son las alegaciones de las partes y los
hechos relacionados con éstas, así como cuáles de estos hechos
requieren de su verificación o prueba y cuáles estima o considera
útiles para tal efecto» (CSJ STC 1524 de 2015).

Asimismo, es de resaltar que el referido «deber»


establecido en cabeza de los juzgadores, una vez superado
en el sistema jurídico colombiano el añejo concepto
privatista del proceso civil, apareja, salvo circunstancias
excepcionalísimas, la prohibición de que se emitan
sentencias inhibitorias, en tanto que las mismas, al no
configurar «cosa juzgada» (Sentencia C-666 de 28 de

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11001-02-03-000-2017-01395-00

noviembre de 1996, Corte Constitucional), están en contra


del postulado a que ha de atender la función jurisdiccional,
es decir, impartir pronta y cumplida justicia; por demás,
cumple recordar que el artículo 42-4º de la ley de ritos
civiles, indica que el juez tiene como uno de sus deberes
«[e]mplear los poderes que este Código le concede en materia de
pruebas de oficio para verificar los hechos alegados por las partes».

Al efecto, esta Corporación ha dicho que:

[J]ustamente, la iniciativa oficiosa del juez en materia probatoria, el


aspecto vertebral de este viraje y el que encarna con mayor viveza el
atemperamiento de los postulados privatistas en la materia, al
investirlo de la potestad de decretar pruebas de oficio para investigar
los hechos sometidos a su discernimiento, poder que en nuestro
ordenamiento adquiere unos visos aún más relevantes al adosarle, a
su vez, el carácter de un deber a cargo de aquél, tal como lo contempla
el artículo 37 del Código de Procedimiento Civil, en cuanto prescribe
que es un deber del juez ‘... Emplear los poderes que este Código le
concede en materia de pruebas, siempre que lo considere conveniente
para verificar los hechos alegados por las partes y evitar nulidades
y providencias inhibitorias (…)’ [Sentencia de Casación Civil del
7 de noviembre de 2000]» (CSJ STC 1524 DE 2015).

9.2.- En segundo término, incurrió en defecto por falta


de motivación, comoquiera que poco argumentó respecto del
interés superior de la niña, el desmérito dado a los testimonios
de la abuela y hermana de XX sin argumentación lógica y
menos aún atendió la situación actual de la infante.

Mírese como, en lo que respecta al «interés superior» se


limitó a señalar que «tampoco es de acogida el muy citado interés
superior de la menor para rechazar el pedido restitutivo, interés que no

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11001-02-03-000-2017-01395-00

responde imparablemente a lo que uno de los padres considere óptimo


para su desarrollo integral y que en el asunto bajo examen se satisface
plenamente con el regreso de XX a su domicilio habitual dando
cumplimiento al convenio de la Haya […]»,; frente a lo dicho por la

abuela materna y la hermana mayor, le restó credibilidad


por el simple hecho de ser familiares; y de la realidad
personal, familiar y social de la menor ningún reparo esbozó.

La Corte ha señalado permanentemente, en torno a la


«carga de motivación» que recae en cabeza de los jueces a la

hora de emitir sus decisiones judiciales, que:

[L]a carencia de sustentación del juez […] ciertamente impide a


las partes conocer los reales alcances del respectivo
pronunciamiento y su grado de convicción, razón por la cual,
como lo determinó el Tribunal Constitucional de primera
instancia, se requiere de mayor carga argumentativa del
operador judicial para respaldar las conclusiones sobre el punto
en cuestión (CSJ STC, 10 Ago. 2011, Rad. 00168-02).

Del mismo modo, ha sostenido:

[S]ufre mengua el derecho fundamental al debido proceso por


obra de sentencias en las que, a pesar de la existencia objetiva
de argumentos y razones, la motivación resulta ser notoriamente
insuficiente, contradictoria o impertinente frente a los
requerimientos constitucionales. Así, en la sentencia de 22 de
mayo de 2003, expediente No. 2003-0526, se increpó al Tribunal
por no “fundar sus decisiones en razones y argumentaciones
jurídicas que con rotundidad y precisión…”; lo propio ocurrió en el
fallo de 31 de enero de 2005, expediente 2004-00604, en que se
recriminó al ad quem por no expresar las “razones puntuales”
equivalentes a una falta de motivación; defecto que en el fallo de
7 de marzo de 2005 expediente 2004-00137, se describe como

40
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desatención de “la exigencia de motivar con precisión la


providencia” (CSJ STC, 28 Mar. 2008, Rad. 00384-00;

reiterado, entre otras, en CSJ STC, 10 Sep. 2012, Rad.


00588-01).

A más de ello, ha relevado que:

[L]a motivación de las decisiones constituye imperativo que surge


del debido proceso, cuya finalidad consiste en brindar el derecho
a las partes e intervinientes de asentir o disentir de la actividad
intelectual desplegada por el juez natural frente al caso objeto de
controversia, razón por la cual esta debe ser, para el asunto
concreto, suficiente, es decir, “…la función del juez tiene un rol
fundamental, pues no se entiende cumplida con el proferimiento
de una decisión que resuelva formalmente, el asunto sometido a
su consideración”(CSJ STC, 5 Sep. 2013, Rad. 01254-01

y 3 Nov. 2015, rad. 02655-00).

10.- En virtud de lo anterior, se impone por encima de


toda consideración, procurar la salvaguarda de las garantías
denunciadas, en especial el «interés superior» de XX, declarando
próspera la reclamación extraordinaria, como efectivamente se
dispondrá, y en consecuencia, se dejará sin valor y efecto el fallo
de segunda instancia proferido el 10 de marzo de 2017, así
como las actuaciones que del mismo se desprendan, ordenando
a la colegiatura encartada, que en el término de diez (10) días,
contados a partir del momento en que tenga conocimiento de
este fallo, vuelva a dictar sentencia, consultando las
disposiciones legales y la jurisprudencia que gobiernan la
materia, de conformidad con lo plasmado en la parte motiva de
este fallo.

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DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia, en


Sala de Casación Civil, administrando justicia en nombre de la
República y por autoridad de la ley,

RESUELVE:

PRIMERO: AMPARAR el derecho fundamental al debido


proceso de Ivette Nieto Sánchez en representación de su hija XX
conforme a las consideraciones expresadas, por lo que se deja
sin valor ni efecto la providencia de 10 de marzo de 2017,
dictada dentro del juicio de restitución internacional de menor
de edad referido en los antecedentes, así como todas las
actuaciones que de la misma se desprendan.

SEGUNDO: ORDENAR al Tribunal Superior del Distrito


Judicial de Ibagué, Sala Civil-Familia, que, dentro del lapso de
diez días (10) contados a partir de la fecha en que reciba
notificación de la presente resolución, dicte nuevamente la
sentencia de segundo grado, consultando las disposiciones
legales y la jurisprudencia que gobiernan la materia, de
conformidad con lo plasmado en este pronunciamiento.

Por Secretaría, envíesele copia de la presente decisión a las


partes involucradas e incorpórese copia de esta sentencia en el
radicado 11001-02-03-000-2017-01469-00, para que haga
parte de ella.

TERCERO: Cancélase la medida provisional ordenada en


el auto admisorio.

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CUARTO: Comuníquese telegráficamente lo aquí resuelto a


los interesados y, de no ser impugnada, oportunamente envíese
el expediente a la Corte Constitucional para su eventual revisión.

Notifíquese

LUIS ALONSO RICO PUERTA


(Presidente de Sala)

MARGARITA CABELLO BLANCO

ÁLVARO FERNANDO GARCÍA RESTREPO

AROLDO WILSON QUIROZ MONSALVO

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ARIEL SALAZAR RAMÍREZ

LUIS ARMANDO TOLOSA VILLABONA

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