Resumen Procesal Civil II
Resumen Procesal Civil II
Resumen Procesal Civil II
El proceso conlleva o hace surgir tres categorías de relaciones: la primera entre las
partes y el Estado; la segunda entre las partes; y la tercera entre las partes y el Estado y
ciertos terceros.
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que solamente entre ellos, y ocasionalmente entre ellos y algunos terceros podían
originarse relaciones jurídicas. Algunos autores modernos contemplan el proceso como
una institución generada principalmente de relaciones entre las partes y el Estado. Ambas
concepciones son extremistas; un análisis realista del proceso muestra la presencia
necesaria de ambas de sus relaciones, y además, posibilidad de relaciones entre las partes
y ciertos terceros, y entre el Estado y ciertos terceros.
Por el hecho de que un proceso esté planteado ante el juez, este asume la
obligación de cumplir a requerimiento de las partes, o de oficio, según los casos, los
deberes de diversas clases que la ley impone como agente de la función jurisdiccional del
Estado: despachar ciertos trámites previos al conocimiento de la causa; oír a las partes o a
sus representantes; ordenar medidas de instrucción; dictar sentencias.
Por el contrario, estas facultades de las partes frente a los agentes de la función
jurisdiccional del Estado, y las obligaciones de estos frente a aquellos, son
primordialmente relaciones de derecho público, realizaciones del derecho objetivo
tendentes a la administración de la justicia social. El proceso crea diversas relaciones
jurídicas entre las partes, verdaderos derechos subjetivos de cada uno de ellos frente a las
otras. El demandado tiene hacia el demandante la obligación de comparecer en juicio,
sancionada por el derecho correspondiente al demandante de obtener sentencia en
defecto.
El proceso engendra efectos jurídicos entre las partes y el Estado, de una parte, y
ciertos terceros, de la otra parte; los primeros tienen un carácter privado; los segundos
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tienen un carácter público. Es el caso de los testigos llamados a deponer sobre los hechos
de la causa; desde el momento en que una de la partes requiere la citación de un testigo,
este contrae frente a esa parte y frente al Estado, la obligación de prestar una declaración
veraz y sincera acerca de los hechos de la causa; la negativa a cumplir, el mal
cumplimiento de esa obligación y ciertas faltas graves cometidas en sus declaraciones,
hacen incurrir al testigo en responsabilidad civil frente a las partes, cuando su actitud
dolosa les haya causado perjuicios, y una responsabilidad penal frente al Estado cuando
sus faltas revisten el carecer de un perjurio.
Durante mucho tiempo se ha venido admitiendo que las relaciones jurídicas que el
proceso engendra entre las partes tienen un carácter contractual: el proceso no será otra
cosa que una convención intervenida entre el demandante y el demandado, con objeto de
dirimir el litigio mediante una sentencia; es el contrato judicial, que se menciona
frecuentemente en doctrina y jurisprudencia, para designar no solamente la convención
consentida ante el juez por las partes litigantes, sino también el proceso mismo, esto
último evidentemente es un error.
Entonces podrá sostenerse que el proceso era la obra de las partes, quienes fijaban
su extensión y demás condiciones ante el magistrado, a fin de que este autorizara el
sometimiento del litigio, al juez escogido por las partes.
Ya en el período del procedimiento extraordinario, en que el litigio era sometido a
jueces cuyas facultades jurisdiccionales no emanaban del acuerdo de las partes, sino del
Estado, esta manera de considerar el proceso no se ajustaba enteramente a la realidad, sin
embargo, seguíase considerando el proceso como una relación de naturaleza contractual.
Por la fuerza de la tradición el proceso tiene un carácter contractual, específicamente en
la jurisprudencia.
Proceso y Procedimiento
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Pero, al lado del procedimiento que sirve para obtener la solución judicial de un
proceso, existen algunos procedimientos que no sirven a ese fin, sino que tienden a
realizar, en ciertas condiciones y fuera de la intervención de los órganos jurisdiccionales,
el derecho que tiene una persona frente a otra. Se les llama procedimientos extrajudiciales
o extraprocesales. Así, el acreedor que tiene un título ejecutorio procede, sin dirigirse al
juez, a practicar un embargo ejecutivo, es decir, a embargar y vender en subasta los
muebles del deudor, usando exclusivamente el ministerio del alguacil y del vendutero
público. En este caso el acreedor cobra su acreencia, incoando, no un proceso, sino un
procedimiento extra-judicial, empleando una vía de derecho que no es una acción en
justicia, sino una vía de ejecución.
El proceso se inicia generalmente ante esos tribunales por un acto emanado del
demandante, que un alguacil prepara: citación, emplazamiento, acto de apelación, según
los casos. En este primer momento en que comienzan a surgir las relaciones jurídicas
procesales entre demandante y demandado, el tribunal permanece todavía ajeno al
desarrollo de la situación procesal, es decir, no tiene noticia alguna de su apoderamiento.
En los asuntos civiles en primera instancia y en todos los asuntos en la corte de apelación,
la audiencia es fijada por el juez presidente con posterioridad a la demanda, a solicitud de
una de las partes; en los asuntos comerciales y de referimientos en primera instancia, la
audiencia es fijada antes de la demanda o de su notificación.
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En todas las materias, la sentencia defectuosa no hace correr los plazos de las vías
de recursos, no puede ser ejecutada, sino después de haber sido notificada a
requerimiento de la parte interesada, salvo para esta, que el juez haya ordenado la
ejecución sobre original.
Las reformas introducidas al Código de Procedimiento Civil por las leyes 834 y
845 de 1978, inspiradas en las reformas de 1971, en la legislación francesa, se
caracterizan principalmente por la eliminación de ciertos rigorismos procesales, por una
mayor participación del juez, a los fines de evitar las innecesarias dilaciones favorecidas
por las antiguas formas procesales. Así, esta nueva legislación atribuye al juez la facultad
de ordenar “astreintes” o multas conminatorias, la ejecución provisional de su decisión
cuando lo estime necesario y sea compatible con la naturaleza del asunto, a condición de
que no esté prohibida por la ley.
El juez carece en general, con la reserva que se indicará, del poder de aportar de
oficio las pruebas, de buscarlas en donde se encuentren, solamente puede, salvo
prohibición expresa de la ley, suplir de oficio los medios de hecho o de derecho que
favorezcan a las partes, pero siempre sobre el fundamento de los elementos de pruebas
que ellas suministran.
Para fallar con idoneidad el juez debería obtener durante el desarrollo del proceso
un conocimiento directo de los alegatos de las partes y de las pruebas en que apoyan sus
pretensiones. Durante el proceso el juez debería estar en inmediata comunicación con las
partes, oírlas en audiencia personalmente, o a sus mandatarios, y tener intervención
inmediata en la administración y recepción de las pruebas.
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La publicidad:
La contradicción:
Por regla general, en todo proceso hay dos partes: Demandante y Demandado. El
demandante es la parte que toma la iniciativa del proceso, sometiendo al tribunal una
pretensión contra el demandado. El demandado puede, a su vez, asumir el papel de
demandante, cuando promueve un incidente, como por ejemplo: una demanda
reconvencional. En este caso, en cuanto al incidente, el demandado se convierte en
demandante, y el demandante originario, identificado como demandante en lo principal,
asume el papel de demandado en lo incidental.
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Ejemplo: “A” demanda a “B”, en cobro del precio de una venta; por su parte B,
para liberarse de la obligación de pagar, responde a la demanda de “A”, interponiendo
una demanda reconvencional en nulidad o en resolución de la venta.
Importancia de la Distinción
Intervinientes:
Capacidad Procesal
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La capacidad procesal es la aptitud jurídica que debe tener toda persona para ser
parte de un proceso, como demandante, demandada o interviniente. Tienen esta capacidad
procesal todas las personas, físicas (hombres y mujeres) o jurídicas, nacionales o
extranjeros. Frecuentemente se designa como capacidad de goce este aspecto de la
capacidad procesal; pero esto es inexacto; capacidad y titularidad son la misma cosa.
Incapacidad
Consecuencias de la Incapacidad
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representación o a la asistencia. Esto, según algunos autores, puede justificarse en razón
del carácter de orden publico que tienen las normas que regulan el proceso que interesa a
los incapaces.
Clases de Representación
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Extensión del Mandato:
Entre las primeras, se cuentan las diligencias que tienden a la estricta ejecución
del mandato: incoar la demanda, dar y recibir comunicación de documentos, concluir a la
admisión o al rechazamiento de medios de prueba y concluir en cuanto al fondo, notificar
pura y simplemente las sentencias favorables a las pretensiones del demandante. Todas
estas actuaciones corresponden al cumplimiento del mandato ad-litem otorgado.
El mandato ad-litem cesa por las causas que ponen fin a todo mandato: (Art.2003
C.C), terminación de la instancia o del proceso; revocación del mandato o renuncia del
mandatario; muerte, interdicción o quiebra del mandante o del mandatario.
En todo litigio debemos distinguir, el objeto y la causa, que son dos de los
elementos constitutivos de la demanda en justicia.
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Esta distinción resulta de los términos precisos del artículo 1351 del Código Civil,
cuando establece, en síntesis, que la autoridad de la cosa juzgada inherente a una decisión
judicial tiene lugar solamente cuando la cosa demandada (objeto de la demanda) y la
causa de la demanda, sean las mismas en el nuevo proceso, que en el decidido por la
sentencia cuya autoridad se invoca, y, cuando además, la nueva demanda intervenga entre
las mismas partes activas y pasivamente, actuando con las mismas cualidades.
Objeto.
La Causa.
Normalmente, ninguna de las partes del proceso puede ser sustituida por otra
persona, ni cambiar la calidad con que figuró en el comienzo de la litis. El demandante
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puede enajenar a favor de un tercero el derecho o el interés deducido en juicio; pero en
este caso el cesionario es un mero continuador, a título particular, del demandante.
Por otro lado, cuando muere una de las partes, sus herederos continúan el proceso
en que figuraba su autor, sin necesidad de que sea incoada nueva demanda: los herederos,
en efecto, representan procesalmente a su autor activa y pasivamente, puesto que son sus
continuadores jurídicos.
Ambas partes tienen que limitarse a controvertir en torno al objeto y la causa del
litigio en la extensión que el demandante le ha dado en la demanda introductiva. En esto
consiste la inmutabilidad del proceso.
Incidentes de la Instancia:
También las modifican o amplían las demandas provisionales, que puede intentar
una de las partes a los fines de evitar un perjuicio que podría derivarse del proceso. Es el
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caso de la exigencia de la fianza judicatum solvi, que el Prof. Tavares señala como
demanda provisional.
No comparto este criterio, pues la fianza judicatum solvi no es otra cosa que una
excepción como cualquier otra, que pueden proponer las partes en el orden procesal
establecido, que solo tiende, como todas las excepciones, a interrumpir el proceso y
constituyen medios de defensa.
Por otra parte, tampoco constituye una demanda provisional, pues de ser acogida
la excepción en una condenación definitiva, cuya provisionalidad dependerá de la
devolución de la garantía si fuera depositada en inmueble o en numerario, que, en casi la
generalidad de los casos, es un contrato de seguro, que termina sin mayores problemas,
cuando el tribunal estatuye el fondo de la demanda.
Demandas Nuevas
Hay demanda nueva cuando en el curso del proceso el demandante formula una
pretensión que difiere de la contenida en la demanda introductiva de instancia, por su
objeto y causa. Esto ocurre, por ejemplo, cuando el demandante, después de haber
concluido en la citación o emplazamiento a que se le reconozca un usufructo, pide en sus
conclusiones que se le reconozca el derecho de propiedad; aquí hay un cambio de objeto
de la demanda.
Las reglas formales que rigen el proceso, en general, y cada una de las instancias
o etapas en que pueda dividirse, tienen como finalidad asegurar, especialmente al
demandado, los derechos de la libre defensa. El apoderamiento del tribunal es el acto
procesal con que se inicia cada una de las instancias ordinarias del proceso, o la instancia
única en los casos en que el segundo grado de jurisdicción es suprimido. A partir del
conocimiento que de ese acto se da al demandado, este contrae la obligación de
comparecer en juicio, al mismo tiempo que se encuentra en condiciones de defenderse.
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Diversos Modos.
Demanda y Citación.
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que “dentro de los treinta días del depósito de la instancia, depositará en la misma
Secretaría del tribunal su contestación”, y la “notificara a la parte adversa o a su
abogado”. La misma disposición legal prevé mas adelante, que “a petición de la parte
más diligente, el tribunal fijará una audiencia para conocer del caso”. Lógicamente, y
aunque la ley no lo establezca, la parte que persiga dicha audiencia, deberá notificar a la
otra parte o a su abogado la fecha de dicha audiencia, a los fines de discutir el asunto.
Enunciaciones Comunes.
Constitución de Abogado.
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La constitución de abogado es válida, aunque el designado rehúse defender al
demandante. El emplazamiento sería nulo si el abogado a quien constituye hubiese
muerto, o si hubiese cesado de ejercer la profesión por suspensión o aceptación de un
cargo judicial.
Elección de Domicilio.
Esta indicación señala al demandado cual es el objeto y la causa del proceso, vale
decir, que indica cual es el contenido de la pretensión, así como los fundamentos o
medios de hecho y de derecho que sustentan esa pretensión.
Tribunal Apoderado.
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También se acostumbra a indicar el edificio, palacio de justicia u otro en que el
tribunal celebra sus audiencias; pero estro no es necesario, ya que el demandado
comparecerá por ministerio de abogado, quien conoce la ubicación exacta del tribunal.
Plazo de la Comparecencia.
Enunciaciones Especiales.
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El artículo 65 del Código de Procedimiento Civil manda que con la copia del
emplazamiento se dé al demandado copia de los documentos, o de la parte de ellos en que
se funda la demanda. Con esta medida se pone al demandado en condiciones de proponer
sus defensas.
Sanciones.
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El artículo 417 del Código de Procedimiento Civil, dispone, para los casos que se
requieren celeridad, que la citación puede ser hecha, con permiso del juez para
comparecer de día a día, o aún de hora a hora. El mismo texto dispone que en las causas
marítimas la citación puede se dada de día a día, “aún de hora a hora” sin permiso del
juez.
Referimiento.
Las leyes 834 y 845 del 1978, especialmente la 845, han establecido un
procedimiento único en materia civil. Este nuevo procedimiento ha tomado en sus
características generales los rasgos del antiguo procedimiento sumario.
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algunos de sus avances (nulidades, excepciones, procedimiento del defecto,
referimientos, entre otros). Sin embargo, otros procedimientos, principios o sistemas no
fueron recogidos por el legislador dominicano.
Formas.
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con el fin de evitar el pago de derechos fiscales sobre cada uno de estos actos, predomina
la práctica de acumular ambas diligencias; el alguacil prepara a requerimiento del
abogado de la parte demandada un acto en que se informa la constitución de ese abogado,
al abogado del demandante.
Cuando la citación ha sido hecha a breve término, en virtud del permiso del juez,
puede hacerse la constitución de abogado, conforme al artículo 76 del Código de
Procedimiento Civil, oralmente en audiencia, a quien se dará acta de su constitución; de
esta sentencia no se sacará copia; pero el abogado del demandado está obligado en ese
día a reiterar su constitución por un acto; si no lo hiciese se sacará copia de la sentencia a
su costa.
La constitución de abogado tiene como efecto impedir que el asunto pueda ser
fallado en defecto por incomparecencia del demandado. No puede haber incomparecencia
del demandante, puesto que este ha comparecido por ministerio del abogado que se
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constituyó por él en el emplazamiento. A partir de la comparecencia del demandado
puede haber únicamente defecto por falta de concluir.
Comunicación de Documentos.
Como es de derecho, cada una de las partes en el proceso tiene derecho a conocer
los documentos invocados por su adversario como base de sus pretensiones. La ley
contiene varias aplicaciones particulares de este principio: “el demandante en los asuntos
civiles y comerciales, está obligado, pero no a pena de nulidad, a dar con el
emplazamiento copia de los documentos en que apoya su demanda” (artículo 65 del
Código de Procedimiento Civil); el demandado debía ofrecer, en los asuntos ordinarios,
comunicación de sus documentos en su escrito de defensa; análogamente, en el proceso
de saneamiento inmobiliario el reclamante debe acompañar su reclamación con los
documentos justificativos.
Fijación de Audiencia.
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Después de vencido el plazo del emplazamiento, cualquiera de las partes puede
solicitar la fijación de audiencia en que se conocerá de la causa (Art. 77 del Código de
Procedimiento Civil). La solicitud de audiencia se hace en forma de instancia dirigida al
juez presidente, y es fijada por auto del juez presidente (artículo 40 de la ley de
Organización Judicial).
Acto Recordatorio.
Celebración de la audiencia.
Conclusiones.
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objeto es obtener una medida previa, por ejemplo una declinatoria, o la solicitud de una
fianza judicatum solvi.
Son conclusiones principales las que resumen todas las pretensiones de las partes
en cuanto al fondo de sus derechos respectivos. Subsidiarias son las que contienen sea
una restricción a las conclusiones principales, para el caso de que el tribunal entienda que
no debe acoger estas. Además de las conclusiones subsidiarias, la parte puede presentar
conclusiones más subsidiarias, para que sean tomadas en cuenta, si no lo son tampoco las
subsidiarias, y aún “mucho más subsidiarias”, para el caso de que tampoco sean acogidas
las conclusiones más subsidiarias.
Son alternativas, las conclusiones que tienen por objeto reclamar, de dos o más
cosas, una de ellas, a opción de la contraparte o del tribunal.
Sentencia.
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En materia comercial se aplican los mismos principios que impone la
pronunciación de las sentencias en materia civil.
Sustitución de Procedimientos.
Las reglas del procedimiento ante el Juzgado de Paz están contenidas en los
artículos 1 al 47 del Código de Procedimiento Civil, con las modificaciones introducidas
por la ley 845 de 1978 de los artículos 1ero., 16, 19, 20 y 21.
Citación.
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La citación ante el Juzgado de Paz está sometida a los mismos requisitos exigidos
por la ley para los demás actos de alguacil. El artículo 2 del Código de Procedimiento
Civil señala las enunciaciones que debe contener la citación, de un modo análogo a como
lo hace el artículo 61 del mismo código para los emplazamientos ante el Juzgado de
Primera Instancia. Con la excepción de la constitución de abogado, obligatoria
actualmente en virtud de la ley 91 del 1983, que crea el Colegio de Abogados, la citación
ante el Juzgado de Paz, a diferencia del acto de emplazamiento, no contiene ni elección
de domicilio, ni copia de documentos y en materia inmobiliaria la designación del
inmueble no tiene que hacerse precisamente, conforme a lo que dispone el artículo 64 del
Código de Procedimiento Civil. A diferencia de lo que dispone el artículo 61 del Código
de Procedimiento Civil, el artículo 2 del citado código no pronuncia la nulidad de la
citación por incumplimiento de las formalidades que manda a observar. Hay que aplicar
en esta materia la distinción entre formalidades sustanciales y no sustanciales.
La citación puede ser anulada solamente cuando omite una de las formalidades
sustanciales, que son las fechas, la designación del demandante, la indicación del
demandado, la enumeración del objeto y de los medios de la demanda, la indicación del
Juzgado de Paz y el plazo de la comparecencia.
Plazo de la Comparecencia.
Este plazo puede ser abreviado mediante auto del Juez de Paz, en los casos en que
el demandante pruebe la urgencia (Art. 6 del Código de Procedimiento Civil).
Defecto.
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La situación de las partes ante el Juzgado de Paz, en lo que al procedimiento de
defecto se refiere, no difiere sensiblemente de la que ocupan en la materia civil y
comercial ante el Juzgado de Primera Instancia.
Pluralidad de Demandados.
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TEMA VII. Las Excepciones.
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extranjero es demandante, tiene la obligación de garantizar al demandado dominicano el
reembolso de las costas procesales y el resarcimiento de los daños y perjuicios que
puedan resultar del proceso.
Esta fianza garantiza, en primer lugar, las costas procesales y, en segundo lugar,
las indemnizaciones que puedan ser otorgadas al demandado, cuando las pida
reconvencionalmente. Pero no garantiza el pago de otras condenaciones que pueden ser
adjudicadas al demandado en virtud de demandas reconvencionales distintas de las
enunciadas.
Justificación.
La fianza aquí prevista puede únicamente ser reclamada bajo las condiciones
siguientes:
1. Que se trate de un extranjero transeúnte, es decir, que no tenga domicilio en la
República;
2. Que el extranjero sea demandante principal o interviniente voluntario, pero nunca
si es demandado, aún cuando haya incoado una demanda reconvencional;
3. Que ese extranjero no pertenezca a un país que sea signatario de la Convención de
Derecho Internacional Privado, adoptada por la III Conferencia Internacional
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Americana de 1928, en La Habana, que es conocido como Código Internacional
Privado, aprobado en nuestro país por la ley 1055 del 1928, pues el artículo 383
del señalado Código, que conocemos también como Código Bustamante, dice
que: “No habrá distinción entre nacionales y extranjeros, en cuanto a la prestación
de fianza para comparecer a juicio”.
Dicha fianza puede ser exigida al extranjero transeúnte, en todas las materias y
ante todas las jurisdicciones, a menos que tenga bienes inmuebles en el país.
Puede ser exigida en los asuntos comerciales ante el Juzgado de Paz, Tribunal de
Tierras y en referimiento.
Nociones generales.
Son declinatorias las excepciones que tienden a obtener que el tribunal apoderado
de un proceso no lo conozca, en razón de que no es el designado por la ley. Su nombre les
viene de que el litigante que propone la excepción, generalmente del demandado, declina
el honor de ser juzgado por el tribunal, o de que éste, a invitación de una de las partes, o
de oficio en ciertas ocasiones, declina su competencia para conocer del proceso
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Excepción de incompetencia. Noción.
Clases de incompetencia.
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sabe, son de orden público; 2) la incompetencia relativa, que resulta del apoderamiento
de un tribunal que no es el designado por la ley para conocer del asunto en razón del
domicilio de la persona demandada o de la ubicación del inmueble objeto del proceso, en
violación, por consiguiente, de una de las reglas de la competencia territorial o ratione
personae vel loci, que son de interés privado.
Consecuencias:
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Condiciones de admisibilidad de la excepción de incompetencia.
Esta situación anormal es más frecuente de lo que parece, sea que cada uno de los
adversarios haya apoderado un tribunal diferente; sea que el demandante haya
introducido una nueva demanda en otro tribunal, sin desistir de la primera; sea que
después de la muerte de las partes en causa o de una de ellas, los herederos introduzcan
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una nueva instancia, porque ignoren que ellos están en una instancia pendiente. Para
evitar gastos inútiles y para impedir sentencias contradictorias, se permite al demandado
en la segunda instancia solicitar la declinatoria ante el tribunal primeramente apoderado.
(Art. 28 ley 834).
1. Que las dos demandas tengan el mismo objeto y se apoyen sobre la misma causa;
2. Que las dichas demandas existan entre las mismas partes;
3. Que sean llevadas ante dos tribunales diferentes, pero del mismo grado de
jurisdicción, igualmente competentes.
Estas son, salvo la última, las mismas condiciones que exige el artículo 1351 del
Código Civil para que haya cosa juzgada.
Para que haya litispendencia no es suficiente que dos procesos coexistan ante dos
tribunales diferentes entre las mismas personas; es necesario que esta doble demanda
tenga el mismo objeto y se fundamente sobre la misma causa.
Es necesario además, para que haya litispendencia, que las demandas sean
formadas entre las mismas partes. Es necesario todavía que en las dos instancias las
partes accionen en la misma calidad. Así, no presentan el carácter de litispendencia dos
instancias en rendición de cuentas, en una de las cuales una parte no figura más que como
mandatario del contador demandado que es llamado en garantía, en tanto que la otra
instancia está comprometida directamente contra esta misma parte en su calidad de
coheredero de la persona a la cual da cuenta por los otros coherederos que accionan para
el porvenir en partición de la sucesión.
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La declinatoria por litispendencia debe ser propuesta ante el tribunal apoderado en
segundo término. Cuando hay litispendencia la jurisdicción apoderada en segundo lugar
debe desapoderarse en provecho de la otra, si una de las partes lo solicita y si nadie lo
solicita el tribunal puede hacerlo de oficio, conforme a lo establecido en el artículo 28 de
la ley 834. El tribunal apoderado en primer lugar debe retener el conocimiento del
proceso, ya que el error del demandante ha consistido en haber apoderado al segundo
tribunal, para esta situación estamos suponiendo que las jurisdicciones apoderados son
igualmente competentes y son del mismo grado. En caso de identidad de litigios el
demandante debió abstenerse de incoar una demanda idéntica ante otro tribunal.
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estatuye, esta decisión puede ser opuesta ante el otro tribunal como teniendo la autoridad
de la cosa juzgada.
Efectos de la litispendencia.
Lo mismo debe hacerse si este último tribunal es incompetente. Sin embargo, los
seguidores de esta opinión admiten que, si el primer tribunal apoderado es
manifiestamente incompetente, el segundo tribunal no debería desapoderarse, sino
sobreseer el conocimiento del asunto hasta que el primero se haya pronunciado sobre su
competencia.
Recursos.
Los recursos abiertos contra las sentencias que estatuyen sobre la excepción de
litispendencia, por las jurisdicciones de primer grado, son los recursos hechos y juzgados
como en materia de incompetencia, que son la impugnación y la apelación, según sea el
caso.
Recursos Múltiples.
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Puede suceder que dos Cortes de Apelación estén apoderadas de un mismo
asunto, caso en el cual, de conformidad con el artículo 32 de la ley 834, la decisión
corresponde a la Corte apoderada en primer lugar, que deberá determinar cual de las dos
jurisdicciones es la más apta para conocer del asunto, de acuerdo con las circunstancias.
En el caso de que ambas jurisdicciones se desapoderen la última decisión intervenida se
considerará como no pronunciada (artículo 34 de la ley 834).
Noción.
Hay conexidad cuando dos demandas entre las cuales existen ciertas relaciones,
han sido llevadas por ante dos tribunales igualmente competentes, aunque no estén
pendientes entre las mismas partes. Con este motivo podrían ser pronunciadas sentencias
contradictorias; no habría en la especie oposición de cosa juzgada, puesto que se trata de
dos litigios distintos, sino solamente la imposibilidad de ejecutar ambas sentencias.
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La conexidad es el lazo que une varios asuntos y que hace que la solución de uno
pueda influir en la solución del otro, de tal forma que si son juzgadas separadamente
podría resultar con ello sentencias contradictorias. La conexidad tiene por efecto
modificar la competencia de los tribunales. Esta modificación tiene como objetivo
primordial evitar gastos y lentitudes inútiles e impedir que se dicten decisiones
contradictorias, por ello se puede demandar a un tribunal la declinatoria de un asunto a
otro tribunal apoderado de un asunto que le sea conexo.
Así, ha sido decidido que hay conexidad: “… entre las demandas que dos partes
han incoado respectivamente la una contra la otra, ante dos tribunales, en supresión de
escritos injuriosos o difamatorios diferentes”; “... entre la acción en validez y la de
radiación de una inscripción, cuando ambas se apoyen sobre el mismo título”; “... entre la
demanda de pensión introducida por una mujer contra su marido y la demanda de aquel
tendiente a que su mujer se reintegre al domicilio conyugal”; “... entre la acción real
sobre el mérito de una inscripción hipotecaria y la acción personal sobre la validez de un
embargo mobiliario, si las dos acciones tienen como base el mismo título y si el deudor
hace valer contra ellas la misma excepción de liberación”; “... entre la demanda formada
o introducida por el embargado en levantamiento parcial de un embargo retentivo,
fundado en el motivo que no es deudor sino de una parte de la deuda, causa del embargo,
y la acción intentada por el acreedor ante otro tribunal en pago total de la deuda”; “...
entre los quebrados de dos establecimientos de comercio entre los cuales existía una
sociedad en participación”.
Hay todavía más conexidad: “... entre la demanda en partición de una sucesión
comprometida por los coherederos ante el tribunal del lugar de su apertura, y la instancia
en validez de un embargo inmobiliario dirigida contra los inmuebles de la sucesión por el
acreedor de uno de los herederos, desde que el acreedor contesta o impugna la indivisión
y sostiene que el inmueble objeto de su persecución, el cual quiere expropiar, es de la
exclusiva propiedad de su deudor”; “... entre las demandas relativas a la venta de los
bienes dependientes de una sucesión y en la rendición de cuentas a beneficio de
inventario y aquellas en partición y liquidación de los bienes de la misma sucesión y de
cualquier otra”; “… entre la acción de las víctimas de un abordaje contra los capitanes de
dos navíos y la acción de uno de los capitanes contra el otro”; “... entre dos instancias de
apelación, cuando una de las sentencias atacadas pronuncia condenación y la otra haya
sido dictada para resolver las dificultades de la puesta en ejecución de esta condenación”;
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“… entre dos acciones distintas, una en nulidad de restablecimiento de la comunidad de
esposos separados de cuerpo, la otra en impugnación del estado del hijo, pero que tenga
por objeto común descartarlo de la sucesión de su abuela materna”.
Uno de los casos más frecuentes de conexidad es aquel donde una de las partes
demanda la ejecución del contrato sinalagmático y la otra parte demanda su resolución.
Por el contrario, no hay conexidad: “… entre la demanda interpuesta por uno de los
herederos contra otro heredero, en designación de administrador de los bienes
sucesorales, en rendición de cuentas de su gestión y aquella presentada por este
administrador contra terceros igualmente en rendición de cuentas de un mandato
particular que le había sido otorgado al efecto del cobro de sumas debidas a la sucesión”;
tampoco existe conexidad “... entre la acción en disminución del precio de un
arrendamiento, por la evicción sufrida por el propietario y aquélla en nulidad de
arrendamiento por incapacidad del inquilino”.
Dos asuntos pueden ser conexos, aunque las partes no sean las mismas; cuando
muchas demandas son intentadas por varios individuos que tengan intereses distintos
contra una misma persona, cada causa debe ser juzgada separadamente.
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El juez apoderado no puede suplir de oficio el medio de conexidad, pero puede
de oficio ordenar la fusión de dos instancias pendientes en su mismo tribunal.
Cuando uno de los asuntos es llevado ante un tribunal de derecho común y el otro
ante un tribunal de excepción, es necesario siempre que ambos asuntos sean fusionados
ante el tribunal del derecho común, aún cuando este haya sido apoderado en último
término.
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La excepción de conexidad no puede ser propuesta más que en tanto las dos
instancias cuya coexistencia sirve de base a la excepción estén pendientes ante
jurisdicciones del mismo grado.
Si un asunto pendiente ante una jurisdicción del primer grado es conexo con otro
asunto pendiente ante otra jurisdicción de segundo grado, es imposible oponer la
excepción de conexidad ante la jurisdicción apoderada en último lugar. Las normas que
establecen el doble grado de jurisdicción son de orden público y su violación entraña una
incompetencia absoluta. De todo lo dicho anteriormente, resulta que el tribunal de primer
grado es incompetente de manera absoluta para conocer de un asunto que se encuentra
pendiente de apelación. Recíprocamente la jurisdicción del segundo grado es
incompetente de manera absoluta para conocer de un asunto que no ha pasado por primer
grado. El artículo 30 de la ley 834 del 1978 establece expresamente que cuando las
jurisdicciones apoderadas no son del mismo grado, la excepción de litispendencia o de
conexidad, no puede ser promovida más que ante la jurisdicción del grado inferior.
Recursos.
Los recursos abiertos contra las sentencias que estatuyen sobre la excepción de
litispendencia, por las jurisdicciones de primer grado, son los recursos hechos y juzgados
como en materia de incompetencia, que son la impugnación y la apelación, según sea el
caso.
41
corresponde a la Corte apoderada en primer lugar, que deberá determinar cual de las dos
jurisdicciones es la más apta para conocer del asunto, de acuerdo con las circunstancias.
En el caso de que ambas jurisdicciones se desapoderen la última decisión intervenida se
considerará como no pronunciada (artículo 34 de la ley 834).
42
esta excepción, deberá a pena de inadmisibilidad, motivarla y hacer conocer en todos los
casos ante cuál jurisdicción ella demanda que sea llevado.
Pero otra parte de la doctrina entendía que el tribunal estaba obligado a pena de
nulidad a estatuir por dos sentencias distintas, una sobre la declinatoria y la otra sobre el
fondo, entendían que no podían estatuir por una sentencia, aunque fuera por disposiciones
distintas. Para ellos esta era la intención del legislador que al redactar el artículo 172
quiso dar a las partes el tiempo de preparar sus defensas al fondo. La sentencia que
estatuía sobre la declinatoria no debía contener otra decisión aunque esta fuera extraña al
fondo. Así, era nula para ellos la sentencia que al rechazar una excepción declinatoria
ordenaba la suspensión de trabajos comenzados y disponía la fijación de audiencia para
conocer el fondo.
43
que eternizar el proceso; conforme al texto de los artículos citados la celeridad del
proceso sale gananciosa, pues el juez puede, acumulando los incidentes con el fondo,
fallarlos, como se ha dicho, por una sola y misma sentencia, pero por disposiciones
distintas.
44
TEMA XII. Las Nulidades.
Concepto. Generalidades.
Esta disposición no debe, por otra parte, ser interpretada literalmente; una nulidad,
en efecto, no puede ser cubierta más que en tanto ella sea conocida o que haya podido
45
serlo y, en consecuencia, la renuncia al derecho de prevalerse no podría resultar más que
de un hecho posterior al acto atacado en nulidad, es entonces necesario distinguir entre el
acto introductivo de instancia, cuyos vicios quedan cubiertos por las defensas o
excepciones, y los otros actos de procedimiento intervenidos en el curso de la instancia,
cuyas irregularidades no pueden ser cubiertas por los medios producidos antes de que
ellos existan y que no serían cubiertos sino por actos posteriores que impliquen renuncia
al derecho de demandar la nulidad.
El artículo 36 de la ley 834 señala: “Todos los medios de nulidad contra actos de
procedimiento ya hechos deberán ser invocados simultáneamente bajo pena de
inadmisibilidad, de los que no hayan sido invocados en esta forma. La mera
comparecencia para proponer la nulidad de un acto de procedimiento no cubre esa
nulidad”.
El artículo 37 de la ley 834, podríamos decir que sintetiza los comentarios del
antiguo artículo 173 del Código de Procedimiento Civil, cuando dice que: “Ningún acto
de procedimiento puede ser declarado nulo por vicios de forma si la nulidad no esta
expresamente prevista por la ley, salvo en caso de incumplimiento de una formalidad
sustancial o de orden público. La nulidad no puede ser pronunciada sino cuando el
adversario que la invoca pruebe el agravio que le causa la irregularidad, aun cuando se
trate de una formalidad sustancial o de orden público”.
Estas nulidades están regidas por normas y principios diferentes: se considera que
una nulidad de forma es menos grave que una nulidad de fondo, por cuya razón, para
estas últimas rige un estatuto más severo.
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la jurisprudencia rehúsa aplicar a aquellas irregularidades que caen sobre formalidades
sustanciales, pero innova considerablemente al agregar a la categoría de las nulidades
por vicio de forma, la categoría de nulidades por “irregularidades de fondo”, que se
compone de tres suertes de faltas: falta de capacidad, falta de poder para representar a una
persona moral o de un incapaz, falta de capacidad o de poder de una persona para
representarle en justicia.
Los artículos 35 al 38, ambos inclusive, de la ley 834 del 1978, regulan lo relativo
a las nulidades de forma de los actos de emplazamiento y de procedimiento. Las
nulidades que deben ser propuestas antes de toda excepción o defensa son las que se
refieren a irregularidades de forma del acto de emplazamiento o de procedimiento. No
hay que distinguir entre las nulidades sustanciales, resultantes de la omisión de una
formalidad que debe ser comprobada por el acto mismo y las que no tienen este carácter.
Así, deben ser propuestas antes de toda defensa al fondo: (1) la nulidad de forma
de un pedimento en perención de instancia; (2) la nulidad de una citación o
emplazamiento, resultante de que el alguacil no ha declarado que el vecino al cual le
entregó la copia, la haya firmado en el original; (3) la irregularidad que resulta de que el
ministerial actuante en interés de una de las partes, se entregue el mismo como
mandatario de la parte adversa, copia de las piezas que debe notificar.
Sin embargo, las nulidades de orden público caen bajo la aplicación del artículo
37 de la ley 834, y pueden ser propuestas en todo estado de causa y después de las
defensas al fondo. Por ejemplo: (...) la nulidad de una medida de instrucción en razón de
la incompetencia del juez que la dictó; (...) la nulidad resultante de que una sentencia de
divorcio dictada en defecto por falta de comparecer no hubiera sido notificada por
alguacil comisionado.
Las nulidades de orden público no caen en las previsiones del artículo 35 de la ley
834 y, en consecuencia, pueden ser propuestas en todo estado de causa y después de las
defensas al fondo.
Estas nulidades están regidas por reglas más estrictas que las nulidades por vicio
de forma. En efecto, contrariamente a lo que sucede con las nulidades de forma, las
nulidades de los actos de procedimiento por vicios de fondo son enumeradas
expresamente por el artículo 39 de la ley 834 del 1978.
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Conforme a las disposiciones legales del artículo 39 citado, son nulidades de
fondo que afectan la validez de los actos de procedimiento: 1) La falta de capacidad para
actuar en justicia; 2) La falta de poder de una parte o de una persona que figura en el
proceso como representante, ya sea de una persona moral, o de una persona afectada de
una incapacidad de ejercicio; 3) La falta de capacidad o de poder de una persona que
asegura la representación de una parte en justicia.
El primero de los casos se refiere a la capacidad de goce que tienen todas las
personas para actuar en una instancia, sea como demandante, demandada o interviniente.
El segundo de los casos previstos es de una parte o una persona que no puede, por
sí misma, actuar en justicia (menor, interdicto, etc.).
Son dilatorias las excepciones que tienen a que una de las partes obtenga un plazo
que le permita adoptar una decisión. Procuran, en consecuencia, suspender el proceso
durante cierto tiempo.
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El Código de Procedimiento Civil (artículo 174 y siguientes) ha previsto dos
excepciones dilatorias:
Sin embargo, el artículo 187, de acuerdo con los términos del cual, el heredero, la
viuda, la mujer divorciada o separada de cuerpo pueden no proponer sus excepciones
dilatorias sino después de haber transcurrido los plazos para hacer inventario y deliberar;
esto parece implicar la existencia de otras excepciones dilatorias.
Excepciones Dilatorias.
Se ha considerado como excepciones dilatorias todos los medios que tienen por
objeto procurar al demandado un plazo para producir sus medios de defensa porque el no
puede defenderse en ese momento, y tiene el derecho de gozar de un plazo.
La excepción es una forma de las obligaciones. Pero esta forma tan amplia ha sido
descartada. Aquel que tiene una excepción tiene también un medio de defensa; es igual
para aquel que puede invocar en beneficio de división y el beneficio de excusión.
Existen, sin embargo, dos casos previstos en los artículos 174 y siguientes del
Código de Procedimiento Civil, en los cuales se encuentran verdaderas excepciones
dilatorias, a saber:
1. El caso del artículo 1225 del Código Civil, donde el heredero del deudor de una
deuda indivisible, citado y requerido por la totalidad, requiere un plazo a los fines
de poner en causa a sus coherederos;
2. Aquel del artículo 27 del Código de Procedimiento Civil, de acuerdo con el cual
la parte que ha obtenido ganancia de causa en lo posesorio tiene el derecho de
alegar sobre la acción petitoria de su adversario y proponer la liquidación del
pago de las costas producidas ante el Juez de Paz;
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La demanda en aplazamiento de causa y la demanda de sobreseimiento no son
excepciones dilatorias que deben ser propuestas antes de toda defensa al fondo. El juez
apreciará soberanamente si debe o no decidir sobre el pedimento. La demanda en
comunicación de documentos hace inadmisible la demanda de sobreseimiento.
No se trata aquí sino de dos excepciones dilatorias establecidas por los artículos
174 y siguientes del Código de Procedimiento Civil y solamente desde el punto de vista
de las reglas de forma a las cuales ellas están sometidas. Las reglas de fondo de la
excepción dada a los fines de hacer inventario y deliberar han sido expuestas en lo que
concierne a la mujer común en bienes (comunidad); en lo que concierne al heredero
(sucesión) y en aquellas relativas a la excepción de garantía (venta).
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Si el plazo resultare insuficiente el juez puede acordar un nuevo plazo (Código
Civil artículo 798).
La excepción dilatoria debe ser pedida. Ella no puede ser suplida de oficio por el
tribunal y debe ser promovida en la misma forma que las nulidades.
La excepción dilatoria debe ser propuesta antes de toda defensa al fondo (artículo
2 de la ley 834 del 15 de julio del 1978), pero no queda cubierta por la excepción de
fianza judicatum solvi, ni por la excepción de nulidad. La excepción dilatoria debe ser
propuesta antes de la excepción declinatoria de incompetencia.
El artículo 2 de la ley 834 del 15 de julio del 1978, que deroga el artículo 186 del
Código de Procedimiento Civil, prescribe proponer las excepciones dilatorias
conjuntamente, pero el artículo 187, agrega que el heredero la viuda y la mujer divorciada
o separada, pueden no proponer sus excepciones dilatorias, sino después de haberse
extinguido el plazo para hacer inventario y deliberar. Es necesario señalar que la
excepción dilatoria que resulta del plazo para hacer inventario y deliberar quedaría
cubierta por la presentación de otra excepción dilatoria y especialmente la excepción de
garantía.
Las sentencias dictadas sobre las excepciones están sujetas a las mismas vías de
los recursos que las sentencias que estatuyen sobre el fondo.
51
En la práctica, la excepción en garantía es raramente invocada, la excepción
carecería de interés práctico, ya que si el día fijado en el avenir y notificado por el
abogado de la demandante, el tribunal no juzga el asunto; ahora bien, si así ocurre, el día
de la citación el asunto es simplemente enrolado en su turno, el tribunal concederá un
plazo más o menos largo que transcurre antes del fondo, el demandado dispone de todo el
tiempo para llamar a su garante, sin tener que invocar la excepción dilatoria.
52
El garantizado que produce en su comparecencia a la audiencia para la cual fue
citado, el original de la demanda en garantía, tiene el legítimo derecho de solicitar que la
audiencia sea sobreseída hasta la expiración del plazo dado al fiador para comparecer. Sin
embargo, el sobreseimiento no debe ser acordado al demandado que declare en audiencia
que va a intentar una demanda en garantía.
Por otra parte, no hay lugar a admitir las cuestiones prejudiciales de un apelante
tendentes a reenvío de un asunto hasta que perimen los plazos previstos por la ley para el
establecimiento de un intimado llamado en garantía cuando se trate de una garantía
simple y donde no existe un lazo de derecho entre la acción principal y la acción en
garantía.
La excepción debe proponerse antes de toda defensa al fondo (Art. 2, ley 834 del
1978).
El papel del garante: En la garantía formal el garante puede siempre tener la causa
y los hechos del garantizado, sin que se pueda impedírselo o forzarlo. Asumiendo la
responsabilidad del garantizado, se obliga en forma irrevocable a reparar o pagar las
condenaciones pronunciadas.
53
demandado habría cubierto descuidando invocarla in limine litis. Sin embargo, no puede
invocar la excepción de incompetencia ratione personae del garantizado cuando ha
quedado cubierta por este no proponerla in limine litis.
Garantía Simple.
En la garantía simple el fiador interviene sin tomar para sí el hecho y las causas de
las garantías. La razón es que este está obligado personalmente, el debe entonces
enfrentar personalmente hacia el demandante.
Una vez instruida la demanda en garantía tiene que ser fusionada con la demanda
principal, a menos que el demandante principal decida que no ha lugar a la demanda en
garantía o que el recurso es tardío.
El demandante principal que sucumbe debe ser condenado al pago de las costas,
comprendidas en ellas las de la demanda en garantía.
Nociones Generales.
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Es innecesario el examen de los medios que resultan de la inobservancia de los
plazos en los cuales deben ser ejercidas las vías de recurso; de los que resultan de la
ausencia de acto, como ocurre cuando el demandante o el apelante no deposita el acto
introductivo de la demanda o el acto de la apelación acompañado de la sentencia
impugnada. Así ocurre, por ejemplo, cuando el medio es la consecuencia del hecho de
que la apelación recae sobre una sentencia dada en último recurso o cuando la apelación
ha sido hecha de una manera diferente a la prevista. También se hace innecesario el
examen del medio si la excepción de incompetencia, aún cuando fuere de orden público,
ha sido invocada después de las conclusiones al fondo o después de haberse propuesto un
fin de inadmisión.
Los fines de inadmisión han sido definidos como medios de defensa utilizados por
un litigante para oponerse, sin contestar directamente el derecho alegado por su
adversario, a la demanda interpuesta en su contra, procurando que ésta sea declarada
inadmisible.
Resulta de esta definición que los fines de inadmisión son medios de naturaleza
mixta que se sitúan entre las defensas al fondo y las excepciones. Los fines de inadmisión
procuran hacer fracasar la demanda del mismo modo que las defensas al fondo; pero no
permiten, como tampoco lo permiten las excepciones, que se discuta el derecho sobre el
que la demanda se fundamenta.
Se podría decir que la diferencia fundamental entre las excepciones y los medios
de inadmisión se halla en el hecho de que la excepción paraliza la acción, detiene el
procedimiento sin penetrar el fondo. Se pretende demostrar con la excepción que el
procedimiento es incorrecto o, al menos, que debe suspenderse.
El fin de inadmisión hace caer, por el contrario, el proceso. El efecto del fin de
inadmisión no es paralizar el proceso como lo hace la excepción. La excepción procura
55
suspender para que se corrija lo que hay de irregular a fin de reanudar. La inadmisión
procura, por el contrario, hacerlo caer. Si el fin de inadmisión es acogido se hará
necesario una nueva instancia, si es posible.
Tal y como ocurre en las nulidades de fondo, los fines de inadmisión deben ser
acogidos sin que se tenga que justificar un agravio, aún cuando la inadmisibilidad no
resulte de ninguna disposición expresa. El artículo 46 dispone, en efecto, que “Las
inadmisibilidades deben ser acogidas sin que el que las invoca tenga que justificar un
agravio y aún cuando la inadmisibilidad no resulte de ninguna disposición expresa”.
Algunos autores distinguen los fines de inadmisión del procedimiento y los fines
de inadmisión ligados al fondo. Los de procedimiento son, según éstos, aquellos que
tienden a hacer la descartar la demanda porque la acción no ha sido ejercida en
condiciones regulares desde el punto de vista del procedimiento (Solus et Perrot, T.I, No.
316). Estos fines de inadmisión son deducidos de la falta de interés del demandante, o de
la expiración del plazo de que se disponía para actuar.
Los fines de inadmisión ligados al fondo, en cambio, son aquellos que tienden a
impedir el acto de hacer valer el derecho que sirve de fundamento a la demanda, como
resulta, por ejemplo, de la inadmisibilidad deducida de la cosa juzgada, de la inconducta
notoria de la madre o de la disparidad de grupos sanguíneos en la acción en investigación
de paternidad natural.
56
La falta de calidad es igualmente sancionada por un fin de inadmisión ligado al
fondo. Si se pretende que quien actúa en justicia no puede justificar un interés directo y
personal y el medio es acogido, la sentencia que lo sanciona es una decisión de fondo. La
parte perdidosa no podría alegar en segundo grado que se le violó su derecho de defensa.
Las disposiciones del artículo 44 de la ley No. 834 no son limitativas. En efecto,
la última parte del artículo 46 de la ley comentada indica que el artículo 44 no es
limitativo y que, por lo tanto, otros casos distintos a los señalados en este artículo podrían
dar lugar a inadmisibilidades. Las inadmisibilidades podrían provenir no sólo de la ley
sino también de la convención.
El artículo 46 de la ley 834 del 1978 establece que “Las inadmisibilidades deben
ser acogidas sin que el que las invoca tenga que justificar un agravio y aún cuando la
inadmisibilidad no resulte de ninguna disposición expresa”.
Cuando los fines de inadmisión tienen un carácter de orden público, deben ser
invocados de oficio. El artículo 47 de la ley 834 comentada expresa que “Los medios de
inadmisión deben ser invocados de oficio cuando tienen un carácter de orden público,
especialmente cuando resultan de la inobservancia de los plazos en los cuales deben ser
ejercidas las vías de recurso. El juez no puede invocar de oficio el medio de inadmisión
resultante de la falta de interés”.
Los jueces deben cuidar que los principios sean respetados so pena de permitir la
violación de una regla de orden público. Las reglas de procedimiento tienen, en efecto, un
carácter imperativo y éstas no dejan, en consecuencia a la voluntad de los litigantes, por
ejemplo, la selección de la jurisdicción que deben apoderar ni las formalidades que deben
cumplir.
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Es de orden público el fin de inadmisión que resulta de la apelación de un fallo
preparatorio. En efecto, el artículo 451 del Código de Procedimiento Civil dispone que
“De los fallos preparatorios no podrá apelarse, sino después de la sentencia definitiva y
conjuntamente con la apelación de ésta...”.
Esa misma sentencia expresa que “el artículo 70 del Código de Procedimiento
Civil, declara la nulidad de los emplazamientos que no han sido hechos de conformidad
con el artículo 68 del mismo Código; que esta disposición que es aplicable en toda
materia que no haya sido excluida de manera expresa, dispone que los emplazamientos
deben notificarse a la misma persona o en su domicilio...; que si el recurrido comparece
en la forma que indica el párrafo final del artículo 36 de la Ley No. 834 de 1978, de
aplicación general, con el propósito de invocar la irregularidad del emplazamiento, y por
tanto su inefectividad, debe hacerse derecho al pedimento...”.
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en el domicilio real o electo del intimado, notificándose al mismo tiempo al secretario del
tribunal, quien deberá visar el acto. El acto de apelación contendrá los agravios; todo esto
a pena de nulidad”. El acto de apelación debe ser, además de las otras diligencias
ordenadas, notificado al secretario del tribunal y visado por éste, de lo contrario el
recurso será irrecibible.
El artículo 730 del Código de Procedimiento Civil, establece que “no serán
susceptibles de ningún recurso las sentencias sobre nulidades de forma del
procedimiento, anteriores o posteriores a la publicación del pliego de condiciones, ni las
que deciden sobre la demanda de subrogación contra la parte que ejecute el embargo,
siempre que no se hubiese intentado por causa de colusión o de fraude, ni las que, sin
decidir sobre los incidentes, hicieren constar la publicación del pliego de condiciones”.
El párrafo del artículo 47 de la ley 834 del 1978 expresa que “El juez puede
invocar de oficio el medio de inadmisión que resulta de la falta de interés”.
Este texto deja a discreción del juez pronunciar la inadmisibilidad deducida por
falta de interés. Mediante este medio se procura poner fin a procesos sin motivación
aparente. Se sabe que el interés necesario para que una acción sea admitida debe ser
jurídico, personal, nacido y actual. No responde a estos caracteres la acción de
individuos, por ejemplo, que considerándose difamados por pertenecer a una profesión
que había sido atacada de manera vejatoria en un periódico, demandaron en daños y
perjuicios; esta acción fue declarada inadmisible de oficio por falta de interés debido a
que los demandantes no habían sido nombrados personalmente en la reseña periodística.
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efecto, el artículo 48 de la ley 834 del 1978 dispone que “En caso de que la situación que
da lugar a un medio de inadmisión es susceptible de ser regularizada, la inadmisión será
descartada si su causa ha desaparecido en el momento en que el juez estatuye. Será igual
cuando antes de toda exclusión, la persona que tiene calidad para actuar viene a ser parte
en la instancia”.
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El acto es auténtico cuando la autoridad pública con atribuciones en el lugar y
momento dados, lo ha hecho siguiendo las formalidades del caso, debiendo constar estas
en el mismo acto, de acuerdo al artículo 1317 del Código Civil. Es obvio que la autoridad
que instrumenta y da fe del contenido del documento debe tener también atribución sobre
la materia que trata, puesto que de lo contrario procedería sin calidad.
En el acto público hay que distinguir los hechos que el oficial público comprueba
por sí mismo, de los que relata según las declaraciones de las partes. Los primeros,
realizados en su presencia, hacen fe hasta la prueba de la falsedad; los segundos, en
cambio, la hacen hasta la simple prueba en contrario.
Para que la fuerza probante de un acto sea oponible a terceros, en cuanto a la
fecha, ha de estar transcrito, según la Ley de Transcripciones de 1890, si se trata de
transferencia de derechos inmobiliarios o registrados, en materia mobiliaria, de acuerdo
con el artículo 1328 del Código Civil, en la Conservaduría de Hipotecas y Dirección del
Registro Civil correspondiente.
Los contra-escritos no pueden surtir efecto sino entre las partes contratantes. No
tienen validez contra terceros.
Todos los escritos que no tienen carácter de auténticos son actos bajo firma
privada . Por tanto, comprenden los que no son verdaderos actos ni están firmados.
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No es necesario que en ellos figuren testigos, pero es recomendable, ya que en caso de
verificación de escritura su declaración podría ser útil.
El acto bajo firma privada puede ser escrito por una persona que no sea la parte,
excepto cuando se trata de un testamento ológrafo, el cual, conforme a su naturaleza
intrínseca, debe ser escrito, fechado y firmado por la propia mano de quien lo otorga, a
pena de nulidad.
El acto bajo firma privada puede prepararse llenando los espacios en blanco de un
formulario, debe ser escrito con tinta, porque esta ofrece mayor seguridad; también puede
hacerse en cualquier idioma, siempre que para hacerlo valer ante nuestros tribunales se le
haya traducido a nuestra lengua por intérprete judicial autorizado.
La firma de los actos de este tipo es necesaria, pero puede ser estampada por otro
si se prueba que dio mandato para ello la persona a quien se opone. Puede ser firmada en
momentos y lugares distintos de los que se emplearon para hacer el acuerdo; si unas
partes firman y otras no, el acto es totalmente nulo, a menos que los jueces aprecien
soberanamente que es susceptible de ejecución parcial, por ejemplo, cuando dos personas
son copropietarias de un inmueble y en su venta una persona firma y otra no, la
enajenación es oponible a la persona que hubiera firmado.
En las convenciones sinalagmáticas, esto es, aquellas en las que hay obligaciones
recíprocas, se deben hacer tantos originales como partes haya con intereses contrarios y
mencionar esta circunstancia en cada original, como lo manda el artículo 1325 del
Código Civil. El acto bajo firma privada que no esté redactado en tantos originales como
partes con intereses contrarios haya, es nulo, pero la convención que encierra puede ser
probada con todos los medios de prueba, ya que el acto se le considera como un
comienzo de prueba por escrito, de acuerdo a lo prescrito en el artículo 1347 del Código
Civil.
Para que sea válido el acto bajo firma privada en que se recoge una convención
unilateral, un pagaré, por ejemplo, debe hacerse proceder la firma de un manuscrito de
aprobación con todas sus letras, de la suma por la cual se obliga, si la obligación es de
pagar una cantidad de dinero o valuable en dinero. El “bueno y válido o aprobado por”,
que son las palabras utilizadas frecuentemente, puede ser reemplazado por otras
equivalentes. El artículo 1326 del Código Civil exceptúa de esta regla del bueno y válido
o aprobado al acto que procede de comerciantes, artesanos, labradores, jornaleros, criados
por la rapidez o sencillez de su oficio, en lo referente a los comerciantes; y en los demás
casos, porque son generalmente iletrados, siendo esta enumeración estrictamente
62
limitativa. En todo caso, el acto nulo por falta de bueno o aprobado, puede servir de
comienzo de prueba por escrito.
La entrega voluntaria del título original bajo firma privada hecha por el acreedor
al deudor, vale prueba de la liberación. Y la entrega a uno de los deudores solidarios,
tiene el mismo efecto en beneficio de sus co-deudores.
Cuando una misma cosa es objeto de varias convenciones con diferentes personas
y los actos han adquirido fecha cierta el mismo día, tratándose de un mueble, se otorga
preferencia a quien primero hubiera entrado en posesión o al menos la hubiere pedido. Si
el objeto vendido es inmueble, la hora del registro resuelve el impasse, a favor de quien
lo hiciera primero.
La doctrina esta dividida con respecto a la fuerza probante menor o mayor que
deba reconocerse de las copias. Algunos entienden, haciendo especial énfasis en la
privacidad de los intereses envueltos en el proceso civil, que los jueces están en el deber
de admitirlas sin mayores dificultades si la parte a la que se opone no lo objeta. Otros
entienden que no, que si se trata de un documento bajo firma privada siempre debe
hacerse valer el original, y en la hipótesis contraria, estos es, los actos públicos, habrá que
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procurarse una copia certificada de los mismos, porque lo que debe primar una vez
apoderada la autoridad judicial es el sagrado imperio de la verdad y la justicia.
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La prueba testimonial es aquella que emana de las declaraciones hechas bajo
juramento, por terceras personas que han conocido o han percibido con sus propios
sentidos el hecho controvertido. De esta definición se desprenden dos situaciones
importantes: la primera, es que se trata de terceras personas, no partes en causa, quienes
ofrecen testimonio bajo juramento solemne de decir la verdad; y la segunda que importa
que el o la deponente hayan presenciado con sus propios sentidos y tengan conocimiento
directo de las incidencias sobre las que deponen, ya que no se puede ofrecer testimonio a
base de conjeturas, rumores o que le hayan dicho.
El Juez siempre es libre para apreciar la sinceridad del testimonio, toda vez que se
le considera un mecanismo de prueba, que no lo liga ni lo compromete, por ser
imperfecto, más aún cuando siempre habrá de correrse el riesgo de que la deposición no
sea del todo lo imparcial y objetiva que se deseara.
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