Resúmen de La Historia de Venezuela Des PDF
Resúmen de La Historia de Venezuela Des PDF
Resúmen de La Historia de Venezuela Des PDF
Esta es una copia digital de un libro que, durante generaciones, se ha conservado en las estanterías de una biblioteca, hasta que Google ha decidido
escanearlo como parte de un proyecto que pretende que sea posible descubrir en línea libros de todo el mundo.
Ha sobrevivido tantos años como para que los derechos de autor hayan expirado y el libro pase a ser de dominio público. El que un libro sea de
dominio público significa que nunca ha estado protegido por derechos de autor, o bien que el período legal de estos derechos ya ha expirado. Es
posible que una misma obra sea de dominio público en unos países y, sin embargo, no lo sea en otros. Los libros de dominio público son nuestras
puertas hacia el pasado, suponen un patrimonio histórico, cultural y de conocimientos que, a menudo, resulta difícil de descubrir.
Todas las anotaciones, marcas y otras señales en los márgenes que estén presentes en el volumen original aparecerán también en este archivo como
testimonio del largo viaje que el libro ha recorrido desde el editor hasta la biblioteca y, finalmente, hasta usted.
Normas de uso
Google se enorgullece de poder colaborar con distintas bibliotecas para digitalizar los materiales de dominio público a fin de hacerlos accesibles
a todo el mundo. Los libros de dominio público son patrimonio de todos, nosotros somos sus humildes guardianes. No obstante, se trata de un
trabajo caro. Por este motivo, y para poder ofrecer este recurso, hemos tomado medidas para evitar que se produzca un abuso por parte de terceros
con fines comerciales, y hemos incluido restricciones técnicas sobre las solicitudes automatizadas.
Asimismo, le pedimos que:
+ Haga un uso exclusivamente no comercial de estos archivos Hemos diseñado la Búsqueda de libros de Google para el uso de particulares;
como tal, le pedimos que utilice estos archivos con fines personales, y no comerciales.
+ No envíe solicitudes automatizadas Por favor, no envíe solicitudes automatizadas de ningún tipo al sistema de Google. Si está llevando a
cabo una investigación sobre traducción automática, reconocimiento óptico de caracteres u otros campos para los que resulte útil disfrutar
de acceso a una gran cantidad de texto, por favor, envíenos un mensaje. Fomentamos el uso de materiales de dominio público con estos
propósitos y seguro que podremos ayudarle.
+ Conserve la atribución La filigrana de Google que verá en todos los archivos es fundamental para informar a los usuarios sobre este proyecto
y ayudarles a encontrar materiales adicionales en la Búsqueda de libros de Google. Por favor, no la elimine.
+ Manténgase siempre dentro de la legalidad Sea cual sea el uso que haga de estos materiales, recuerde que es responsable de asegurarse de
que todo lo que hace es legal. No dé por sentado que, por el hecho de que una obra se considere de dominio público para los usuarios de
los Estados Unidos, lo será también para los usuarios de otros países. La legislación sobre derechos de autor varía de un país a otro, y no
podemos facilitar información sobre si está permitido un uso específico de algún libro. Por favor, no suponga que la aparición de un libro en
nuestro programa significa que se puede utilizar de igual manera en todo el mundo. La responsabilidad ante la infracción de los derechos de
autor puede ser muy grave.
El objetivo de Google consiste en organizar información procedente de todo el mundo y hacerla accesible y útil de forma universal. El programa de
Búsqueda de libros de Google ayuda a los lectores a descubrir los libros de todo el mundo a la vez que ayuda a autores y editores a llegar a nuevas
audiencias. Podrá realizar búsquedas en el texto completo de este libro en la web, en la página http://books.google.com
\
600053795Z
RESUMEN
1iE LA
HISTORIA DE VENEZUELA
Sé
RESUMEN
DK LA
HISTORIA DE VENEZUELA
DESDE EL AÑO DE 4797 HASTA Kí. DE 1850,
TIENK AI. FIN UN BREVE ROSQUEJO HISTÓRICO QUE COMPRENDI LOS AÑO8
un 1834 HASTA 4837.
TOMO SEGUNDO.
PARÍS
IMPRENTA DE H. FOURN1ER Y COMP",
Cktt.B OS SA1NT-BRHOIT , «o 7.
- * , t
, 1
--) - •• -I .'
1/ - • - i"!,--.;
• ■ •.
•-!,>.i = .• .-i . , : i ,
' - 1<>l I P
RESUMEN
DE LA
HISTORIA DE VENEZUELA.
ANO DE 18SO.
ANO DE 1S551.
r
— 36 —
recibir vituallas como no fuese por el mar. Por donde ya fué ase
quible formalizar el bloqueo y quedar á cubierlo de sorpresas igua
les á la de Turbaco ; y de heclio para conseguirlo se mandó situar
una fnerte columna de tropa en Ternera al principio, despues en
el convento del cerro de la Popa y en Alcivia, para que se diese la
mano por la izquierda con Padilla. Esta columna fué puesta á las
órdenes del conde Federico Alderscreulz, sueco de luzes y valor, que
habia sido admitido al servicio de Colombia en clase de teniente
coronel. Solo fallaba, pues, que la escuadra de buques mayores
mandada por BabasUo (hallábase Brion enfermo en Curazao) iu-
terceptase completamente las comunicaciones marítimas de la plaza,
para reducir á los sitiados á la úliima estremidad. Efectivamente
aquel marino italiano se presentó frente á Cartagena ; mas no fué
para cumplir con. su deber, sino para alzarse con el mejor buque
de guerra nacional y dar la vela en él para la Habana , dejando
abandonados h.s demas : estos, viéndose sin jefe por la desercion
del pérfido estranjero, remontaron á Sabanilla con el fin de recibir
un nuevo arreglo.
Mas aquel contratiempo no impidió por fortuna que las opera
ciones del bloqueo continuasen , y á poco un suceso importante,
mejor diremos decisivo, hizo á ¡\lontitla árbitro cu cierto modo de
la plaza. Y fué que , como la guarnicion de los castillos de Boca-
chica se hallase sumamente escasa de mantenimientos, y padeciese
grandes trabajos con las alarmas en que á cada instante la ponían
los patriotas , se sublevó contra sus jefes y los obligó á capitular.
Con lo cual obtuvo Montilla piezas de grueso calibre, obuses, mor
teros y proyectiles para conducir á la Popa y convertir en sitio
formal aquel bloqueo. Pero ántes era preciso destruir ó tomar los
buques armados que así pequeños como grandes estaban en lo in
terior de la bahía y bajo los fuegos de la plaza ; porque ellos podian
impedir el trasporte y desembarque de his cañones y municiones
qne desde Bocadiica debian precisamente conducirse al puerto de
la Quinta, tanto mas que este se halla dominado por los castillos de
San Felipe y Pastelillo. Pensando en ello estaba Montilla cuando
su buena suerte le deparó un medio escelente de llevar á cabo
aquella empresa, tanto como arriesgada, provechosa. Pues sucedió
que sus amigos y espías de Cartagena le informaron que el 2.¡ de
julio habría en ella una tiesta de masones, á la cual debía asistir. la
mayor parte de los jefes y oficiales de marina y aun algunos de los
— 57 —
que hacian su servicio en ciertos baluartes de la plaza. Con este
aviso y previa una entrevista que tuvo coa Padilla , dió órdenes al
comandante de las fuerzas sutiles y al conde Alderscrcutz para que
en la noche de aquel dia obrasen simultáneamente, el primero ata
cando las fuerzas enemigas ancladas en la bahía, á fin de apresarlas
ó quemarlas; el segundo llamando la atencion de los enemigos por
los frentes de tierra para facilitar las operaciones de los buques.
Lo cual se ejecutó con lau buen éxito, que ya estaban en poder de
los patriotas y navegando para Cospique las lanchas enemigas y to
davía creian los realistas que el verdadero ataque se dirigía al cas
tillo de San Felipe y Tenaza de Santa Catalina. Vueltos empero de
su error, empezaron á cañonear la escuadrilla republicana desde el
reducto de Chambacú y del Arsenal ; logrando matar algunos hom
bres , herir otros y entre estos peligrosamente al alférez de fragata
Antonio Quintana , que mandaba aquella expedicion. Mas no impi
dió esto que alcanzado el objeto con el apresamiento de los bajeles
enemigos , se procediese al trasporte de los cañones ; si bien fué
necesario hacerlo de noche por estar el punio del desembarque ¡i
medio tiro de canon de los rastillos que nombramos hace poco.
El conde sueco, que en este y en los trabajos sucesivos mostró
discernimiento y una constancia á toda prueba, fué reforzado como
lo reilueria su posicion y el nuevo plan de ataque. Seguidamente
se establecieron aproches contra el castillo y la media luna, y rolo
el fuego, se logró .apagar en poco tiempo una batería de mor te os
situada en la Cruz é introducir muchas balas y granadas en el re
cinto de la plaza. No tuvo entretanto Cartagena ociosos sus caño
nes, los cuales desmoronaron el convento de la Popa é hicieron
fiero estrago en las filas de Montilla; pero este reparaba fácil y
prontamente sus pérdidas con una diligencia constante y por la
buena voluntad del pueblo y de la tropa, á tiempo que los sitiados,
trabajados del hambre, divididos en opiniones políticas, rodeados
de una poblacion descontenta, y desesperando ya del buen éxito de
la defensa, hacian aquesta á disgusto, mas dispuestos á rendirse
que á hacer alarde de iirmeza. Así el gobernador Tórres, que hasta
entónces habia sostenido el honor de su puesto, y se manifestara
decidido á mantenerlo, reconoció que en tales circunstancias no le
quedaba ya ningun recurso, mayormente cuando parecia haber si
do del todo abandonado por las autoridades de Puerto- Rico y de la
llabana; Por su parte Montilla, conociendo la posicion. de su con
— «8 —
trario y la propia , y deseando evitar derramamiento inútil de san
gre y mayores miserias á la angustiada Cartagena, ofreció á Tórres
una capitulacion honrosa. El resultado fué celebrar un ajuste por
el cual se comprometieron los realistas á evacuar la plaza el 50 de
setiembre si ántes no recibian socorrosde la Habana ó directamente
de España ; y como sucedió que no los recibieron^, entregaron la
ciudad el .1 \ de octubre. La guarnicion hiío juramento de no to
mar las armas contra la América durante la guerra; su embarco
para Puerto-Rico debia hacerse por cuenta de la república ; á los
particulares que quisiesen permanecer algun tiempo mas en la ciu
dad, se .concedia un término de cuatro meses para disponer de sus
propiedades ; estas y las personas se respetarían. Mas lo que no
pudieron obtener los realistas fué que Montilla entrara á la plaza
despues que ellos la evacuasen ; cosa que por un resto de insensato
orgullo solicitaron con vivísimas instancias. Verdaderamente aque
lla en todo el curso de la guerra americana iba á ser la vez primera
que una plaza de armas pasase de sus manos á la de los patriotas
con todas las formalidades de la guerra; y en esta entrega era du
ro para los antiguos señores del Nuevo Mundo, arriar su pabellon
y saludar el de sus colonos rebelados. Y hubieron de hacerlo mal
su grado aquellos tristes, pues Montilla se obstinó, acaso de propó
sito, en recibir puesto por puesto, con lo que á medida que en ca
da uno de ellos descendia la bandera española, se enarbolaba la
colombiana y era saludada por las baterías. Así fué como cayó en
poder de los republicanos el escudo del antiguo vireinato de San-
tafé y la mejor plaza fuerte de la América del Sur. Los vencedores
encontraron en ella 55 morteros, 295 cañones da grueso calibre
montados, mas de ^0 sin montajes, todo el tren de artillería que
llevó Morillo, 5.200quintalesde pólvora, 2.000 fusiles, .1.200 sa
bles y muchos almacenes repletos de municiones de guerra. Sus
llaves de oro enviadas por Montüla á Bolívar, fueron devueltas á
aquel jefe con las honoríficas espresiones que merecian su inteligen
cia, su valor y su constancia.
Los libertadores de Cartagena quisieron entónces volver las ar
mas victoriosas en el Magdalena hácia el istmo de Panamá, y pre
paraban para invadirlo una espedicion , cuando supieron el levan
tamiento espontáneo de la villa de los Santos, al cual se siguió el de
toda la provincia y luego el de Veragua, su vecina, á principios de
diciembre. Con esto quedó, sin intervencion de las armas y por
-39 -
solo el ímpntso de la pública opinion, libre y segnra toda aquella
tierra. Veamos ahora lo que hahia sucedido en la de Quito.
A fines del año anterior habia proclamado Guayaquil su in
dependencia y tambien enviado una espedlcion contra Quilo a
las órdenes del general .Luis Urdaneta ; pero derrolado este en
Guachi el 12 de noviembre, se retiró, dejando á Yaldes todo el pe
so de la guerra en aquellos lejanos parses. Igualmenté desgraciado,
movióse Valeles de Cali hácia Pasto, atravesando' el Juanambú y
fué batido en Genoi el 2 de febrero de este ano en que vamos, re
plegándose con este motivo á Mercaderes. En aquellos mismos dias
se recibió la noticia olicial del armisticio, y el general Sucre que
habia sido encargado dol mando de la division Valdes, lo confió al
general Pedro Leon Tórres y se encaminó a Guayaquil con el fin de
organizar tropas pnra la próxima campaña.
Rotas de nuevo las hostilidades, so preparaba Sucre á salir de
Guayaquil para Quilo, cuando la defeccion del teniente coronel
Nicolas López (poco ántes haiiia sido hecho prisionero y á pedimento
suyo admitido por Sucre en el servicio de la república ) y la del co
ronel Bartolomé Salgado con parte de la fuerza del ejército, llegó
á interrumpir el curso de su empresa. Sometidos, empero, pronta
mente los bajeles que de acuerdo con los traidores se habian suble
vado en la misma ria de Guayaquil, y puestos en fuga los caudi
llos del motin, emprendió Sucre su marcha hácia aquella ciudad á
tiempo que contra él se movian una division organizada en Cuenca
por el coronel Don Francisco González y otra que por Guaranda
conducia Aymerich. El jefe republicano, supliendo con la celeridad
sus pocas fuerzas , se dirigió rápidamente contra la primera y la
derrotó en Yaguachi cuando intentaba atravesar por allí para reu
nirse á la del Presidente, el cual se vió obligado á retirarse sobre
los refuerzos que habia pedido á Quito en consecuencia de la derrota
de González. Alarmado luego Aymerich por la suerte de la capital,
emprende hácia ella su retirada, y por lo pronto, á lin de rehacerse,
se sitúa en Riobamba, al mismo tiempo que Sucre iba sucesivamente
ocupando en su persecucion las posiciones que dejaba : por fin el
jefe republicano colocó sus tropas en el pueblo de Mocha paralela
mente á Riobamba . y al otro lado de la cordillera del ChimborazO.
En estas posiciones permanecieron ambos jefes algun tiempo hasta
que, prosiguiendo el uno su retirada y la persecucion el otro, se
encontraron en Guachi el 12 de setiembre, y allí trabado un com
— 60 —
bate reñidisimo, resultó Sacre derrotado con pérdida considerable,
quedando Mires prisionero. Este fué el que tuvo la culpa de aquel
desastre, porque empezó la pelea contra las órdenes de Sucre, el
cual, reconociendo la superioridad de la caballería enemiga, quería
evitar la llanura. Los realistas con fuerzas quíutuplas que las de
Sucre, perdieron la tercera parte de ellas ; pero fuera del honor de
sus banderas, el jefe republicano, perdió todo.
Abandonado esta vez por la fortuna en el campo de batalla, ad
quirió, sin embargo, como hombre de estado las ventajas que no
había podido alcanzar como guerrero. Dos meses despues de la
accion de Guachi propuso á los enemigos una suspension de hosti
lidades que por noveutadias ratificó Aymerich, y durante ella, mién
tras los ojos vulgares veian solo timidez é indecision en su conducta,
reapareció mas fuerte que ántes con un cuerpo de tropas rcclutado
sin esfuerzo entre pueblos que adoraban sus virtudes. Y ¡ cosa sin
gular! cuando la guerra estaba próxima á espirar, cuando toda la
gloria que ella habia podido conceder parecia estar definitivamente
repartida entre cierto número de hombres eminentes, entre los
cuales no se hallaba inscrito Sucre, comienza este una carrera que
va á colocarle al lado de.ellos, y próximo á Bolívar. Aquí en efecto
empieza á llenar el hijo invicto de Cnmaná las páginas mas brillan
tes de la historia colombiana, y desde aquí su nombre afortunado
unido al nombre mas glorioso que se encuentra en los fastos mili
tares de la América , se hace inseparable de él en la vida y en la
muerte, en los ücm¡.os que ilustraron y en la posteridad.
Esta es la historia militar del año .1821. La política, mas corta y
no ménos interesante, se encuentra en las actas del primer congreso
colombiano instalado el 6 de mayo en el Rosario de Cúcuta : esta
villa fué en efecto el lugar designado para el caso por la lei funda
mentaI, y á ella se habia trasladado el asiento del gobierno por un
decreto de Roscio dado á 9 de noviembre del año anterior en An
gostura. . i
El congreso se instaló con diputados libre y legalmente elegidos
por veinte y dos provincias emancipadas del gobierno colonial ; y
de luego á luego hubo de ocuparse en considerar la renuncia que
de su magistratura política hizo el general Bolívar. Nombrado por
el congreso de Venezuela presidente interino del estado , y exis
tiendo ya una asamblea soberana que ejercia los poderes del pueblo
de Colombia, no se consideraba jefe de ese pueblo, porqfle no habia
— 61 —
sido nombrado por él , « porque estói cansado , añadia, de verme
« llamar tirano por mis enemigos, y porque mi carácter y mis
« sentimientos me oponen una resistencia insuperable. » Santan
der, imitador entónces de Bolívar, hizo igual renuncia de la vice-
presidencia de Cundi nano aca; pero el congreso declaró que uno y
otro, y Nariñoy Sonblette, siguiesen desempeñando sus funciones
como ántes hasta el arreglo definitivo del gobierno por medio de la
constitucion que se daría al estado.
La union definitiva de Venezuela y la Nueva Granada por la que
tanto se había desvelado Bolívar, que era el fundamento de aquella
misma asamblea y la condicion indispensable de su existencia, fué
y debió ser la atencion primera y preferente del congreso. Poco se
habló dela union ensimisma porque todos, con razon, la considera
ban útil, mejor dicho, indispensable en aquel tiempo aun no tran
quilo en que la libertad de la república exigía el concurso general
y simuttáneo de todos los recursos. Fueron sí objeto de largos y
serios debates las condiciones del pacto fraternal que debia ligar á
paises diversos, fuera del idioma y de la religion , por todo lo de
mas. Mas ¿qué pacto, se dirá, podia hacer el prodigio de confundir
los pueblos que separa la naturaleza? ¿qué gobierno podia man
tener trabadas las heterogéneas partes de aquel vasto cuerpo polí
tico?
a Los pueblos de la Nueva Granad^ y Venezuela , dijo él en 1 2 de
u julio, quedan reunidos en un solo cuerpo de nacion , bajo el
« pacto espreso de que su gobierno será ahora y siempre popular
« representativo. — Esta nueva nacion será conocida y denominada
« con el título de república de Colombia. — La nacion colombiana
(¡ es para siempre e irrevocablemente libre é independiente de la
« monarquía española j de cualquier otra potencia ó dominacion
« estranji.ra. Tampoco es ni será nunca el patrimonio de ningima
« familia ni persona. — El poder supremo nacional estará siempre
« dividido para su ejercicio en legislativo , ejeculivo y judicial. —
« El territorio de la república de Colombia será comprendido dentro
« de los límites de la antigua capitanía general do Venezuela y el
« vireinato y capitanía general del Nuevo reino de Granada. Pero
« la asignacion de sus témanos precisos queda reservada para
« tiempo mas oportuno. — El presente congreso de Colombia for-
« mará la constitucion de la república conforme á las basas espre-
« sadas y á los principios liberales que ha consagrado la sabia
— 62; —
« práctica do otras naciones. —. Son reconocidas in solidum como
(i deuda nacional de Colombia las deudas que los dos pueblos haa
« contraido separadamente ; y quedan responsables á su satisfaccion
« todos los bienes de la república. — El congreso, de la manera
« que tenga por convenienle, destinará á su pago los ramos mas
« productivos de las rentas públicas, y creará tambien un fondo
« particular de amortizacion con qué redimir el principal ó satisfa-
(i cer los intereses, luego que se Laya verificado la liquidacion. —
« En mejores circunstancias se levantará una nueva ciudad con el
« nombre del Libertador Bolívar, que será la capital de la repii
« blica de Colombia. Su plan y situacion serán determinados por el
« congreso, bajo el principio de proporcionarla á las necesidades de
« su vasto terrüorio y á la grandeza á que este pais está llamado
« por la naturaleza. — Mientras el congreso no decrete las armas
« y el pabellon de Colombia se continuará usando de las armas
« actuales de ¡a Nueva Granada .y pabellon de Venezuela. »
Estos SÜH los principales artículos de la segunda lei fundamental
fado
de Colombia,
sobre el yfederalismo
ellos manifiestan
, las ideas
quede.
enunidad
el congreso
y de conceulraciou
habian triun- .
^
ANO DE 1&99.
'
— 76 —.
tropa en el estado mas lastimoso de miseria y desaliento. Debióse
esta calamidad al grau rodeo que hizo Piñango por Cumarebo para
peneirar en la comarca de Coro, y á la falta de subsistencias en
aquella marcha emprendida desde Yaritagua por los mortíferos bos
ques de Moroturo. Moráles que se habia avanzado hasta Urumaco,
tuvo noticias allí de la retirada de sus contrarios y queriendo asir
de nuevo la perdida ocasion , regresó de priesa á los Puertos de Al-
tagiacia, donde le esperaba la triste nueva de la ruina de sus co
lumnas invasoras , acaecida miéntras el malgastaba sus pasos en
seguimiento de los patriotas.
En efecto , aunque los jefes enviados por Moráles contra Mara-
caibo contaban con fuerzas suficientes para llevar á término dichoso
el plan confiado á su zelo, la falta de acuerdo y debida combina
cion , ocasionó su esterminio. El capitan Don Juan Ballestéros, uno
de ellos, desembarcó á barlovento y se hizo fuerte en las empaliza
das del hato llamado Juana de Ávila, á poca distancia de Maracaiho.
Abandonado allí á sus propios recursos, se defendió cuanto pudo
el 24 de abril contra fuerzas superiores enviadas á su encuentro,
y no rindió las armas sino despues de largo y recio conflicto, cos
toso á los patriotas por la muerte del coronel Heras. Prisionero coa
las reliquias de su tropa , que ántes de la accion subia á 21 6 hom
bres, fué conducido á la ciudad, y allí donde naciera, murió de sus
heridas. Siguióse luego á la pérdida de Ballésteros la de la segunda
columna que á Perija habia dirigido Don Lorenzo Morillo, pues en
terado del desasire de su compañero , aceptó el 26 la capitulacion
que le ofreció el general Lino Clemente, y rindió las armas con 562
soldados que le acompañaban, los cuales debian ser trasladados por
cuenta de la república á Santiago de Cuba. Hecho el embarco y
principiada la navegacion, una noche ántes de salir del lago, cayó
al agua Morillo y se ahogó ; sin que haya podido averiguarse si su
desgracia fué obra de villana traicion, ó del acaso.
El objeto de la operacion confiada á Piñango se hallaba en parte
conseguido , cual era el de socorrer á Maracaibo. Con todo la bri
llante division de Venezuela estaba absolutamente desorganizada y
casi per.iida : la mas completa derrota en el campo de batalla no ha
bría producido en sus filas mas estrago. Y hallándose Sonhlette frente
á frente de un enemigo emprendedor, cauto y activo, fuerza le era
rehacer á loda priesa aquellos cuerpos, poco ántes tan numerosos y
bellos. Mas de lo que podia esperarse se hizo en efecto para resta
— 77 -
blecer el ejército y el 22 de mayo estaba ya en estado de entrar
nuevamente en campaña, escepto un batallon y un escuadron que
fueron destinados al Tocuyo para salvarlos de su total destruccion :
trescientos enfermos quedaron ademas en Carora. Apénas 864 fusi
leros estuvieron en disposicion de volver á las fatigas militares y en
tre estos solo 475 veteranos de los batallones Boyacá y Orinoco.
Con esta fuerza se movió Sonblette de Carora eH 8 de mayo , y
el 25, al acercarse al Pedregal encontró y derrotó una columna
enemiga , que al mando del teniente coronel Don Simon Sicilia ,
se organizaba allí con el objeto de atacarle en su cuartel general.
Ocupado el Pedregal y tomada lengua del pais, se supo que en
Coro estaba el coronel Tello con 200 hombres , y que Moráles per
manecia en los Puertos de Altagracia. Por lo cual se dispuso que el
coronel Torrellas quedase en el Pedregal con una columna de vo
luntarios par hacer frente á Tello y que los convalecientes del To
cuyo y Carora se incorporasen al cuerpo de operaciones. Acto con
tinuo se dirigió Sonbletle á Urumaco , luego á Sasárida y poste
riormente á Dabajuro , donde en la tarde del 6 de junio supo la
llegada de Moráles á Juritiva en aquel dia , y que por la noche de-
bia acampar en Seque. No se tenia un conocimiento perfecto de
las fuerzas de la division de Moráles , y mucho ménos de las dis
posiciones con que hubiese marchado por aquellos lugares. Por va
rias cartas suyas del 26 de mayo que interceptó la division colom
biana , se sabia que hasta aquella focha permanecia en los Puertos
de Allagracia y que la marcha de Sonblette le inquietaba mui poco,
á causa de suponerle escaso de fuerza y sin mas objeto que el de
distraerle de sus operaciones contra Maracaibo. Por oira parte el
general Clemente habia recibido órden de observar cuidadosamente
los movimientos del enemigo en los Puertos de Altagracia . para
obrar por la espalda en el momento que marchase sobre Sonblette ;
de modo que , ligando sus operaciones con las de este , pudiesen
dar á Moráles un golpe cierto y duro. Consideró , pues, eldirector
de la guerra que , ó bien Moráles iba á su encuentro con parle de
sus fuerzas solamente, y en este caso le seria fácil batirle , ó que
si se habia movido con toda ella , la division del Zulia debi;i estar
maniobrando por su retaguardia y podrían tomarle entre dos fuegos.
Esta consideracion le determinó á buscarle el dia siguiente, 110
obstante que solo tenia presentes en su campamento poco mas de
700 hombres, por hallarse recorriendo la tierra algunas partidas en
— 78 —
demanda de víveres. Y en efecto al amanecer del 7 se puso la divi
sion en marcha desde Dabajuro formada en columna de ataque
y con disposicion de acometer al enemigo en donde fuese encon
trado , supliendo con la audazia la diferencia de fuerzas.
Desde Dabajuro al campamento enemigo partían dos caminos pa
ralelos y Sonblette prefirió el de la izquierda por ser mas amplio y
llano. A las dos ó tres horas de marcha su descubierta cogió algu
nos oficiales y soldados «nemigos que custodiaban municiones y
equipajes, y entónces se supo que la division de su mando se halla
ba colocada á espaldas y muí cerca de la espanola, por haber esta
acertado á lomar el camino de la derecha. Informaron tambien los
prisioneros que Moráles llevaba consigo toda su fuerza compuesta
de 4200 á 4500 hombres y 2 piezas de artillería, y ademas que
ningun movimiento se habia sentido á retaguardia por parte de
las tropas de Maracaibo. Esta circunstancia y la superioridad nu
mérica del enemigo hacian en estremo aventurada la posicion de
Sonblette, tanto mas que entre la gente con que debia entrar á
combate solo tenia 400 veteranos. Siguió empero por la retaguardia
del enemigo y eu su demanda, juzgando poder sorprenderle en su
marcha , y cuando no destruirlo , por lo ménos quitarle la artillería
y dispersarle alguna gente. Pero fué el caso que Moráles, .fatigado
del cansancio y la sed, habia hecho alto en un jagüel que se halla á
corta distancia de Dabajuro, y miéntras una parte de su tropa bebia
sin desordenarse, otra estaba tendida en batalla á la derecha del
camino con la artitíería á su frente. El terreno , llano como de or
dinario Io es el de Coro : cubierto sí de cardones y nopales , tan
espesos que á pocos pasos , ni aun estando á caballo , puede des
cubrirse el campo.
Ya pues no habia medio de evitar el combate á ménos de huir
vergonzosamente , y en la fuga perecer sin remedio. Lo cual visto
por Soubletle , ordenó que los batallones Boyacá y Orinoco , y una
columna de indios de Siquisique, fuesen conducidos por el coronel
Piñango á la pelea contra el batallon realista llamado de Baríuas, que
era el que Moráles tenia formado en batalla. El choque fué duro ,
la defensa bizarra : venezolanos eran unos y otros. Pero á pesar del
vivo fuego de fusil y de cañon que á quema ropa recibieron , logra
ron los patriolas poner en derrota á Harinas , el cual se desbandó
en parte , y en parte se guareció de un cuerpo númeroso de espa
ñoles que entraron de refresco á reemplazarle. Renovóse el com
—« 79 —
bate con ventaja de Moráles , y de resultas , Orinoco que había
atacado por el centro y Boyacá por la derecha, quedaron separados :
la izquierda confiada á los indios había abandonado su puesto
desde el principio de la accion. El batallon colombiano de nombre
Occidente, que estaba de reserva en el camino, hizo un movimiento
á su frente y se apoderó instantáneamente de la artillería enemiga ;
pero tuvo al instante que replegar por carecer de fuerza para contra-
restar á sus contrarios victoriosos. Respetaron estos, sin embargo,
la posicion que lomó en una pequeña altura cercana , donde se
hizo firme con algunos dispersos de Orinoco; con gran ventura de
Sonblette , á quien solo quedaba para defenderse aquella tropa.
Porque Boyacá y parte de Orinoco se retiraban entre tanto por el
camino de Casieure, sin ser en manera alguna molestados por el
enemigo ; siendo de notar que este no se movió despues á cosa al
guna de importancia. De tal modo que el jefe republicano, viendo
no ser prudente continuar nueva pelea con sus restos , guió por la
noche hacia Dabajuro, y llegó tranquilamente el 9 al pueblo de Mi-
tare. Allí se reincorporaron el coronel Torrellas y las partidas que
estaban fuera del cuartel general, y el 40 en la alborada, conti
nuó su repliegue áCarora, bien para encontrarse con el batallon
Apure que estaba en marcha desde el Tocuyo ó bien para evitar
una nueva reyerta con Moráles. El Áó llegó en efecto á Carora y allí
se le reunió Apure : tambien Boyacá, que separado de la accion
hizo dichosamente tu retirada por el camino de Taratarare. Y
aquesta fué la mui sonada accion de Dabajuro que los españoles
elevaron hasta las nubes diciendo de ella maravillas , á tiempo que
los émulos de Soublette . por odio á esle , la presentaban con ne
grísimos colores. Lo cierto es que en ella los patriotas pelearon
contra fuerzas mui superiores en número , si acaso no en calidad •
y que á pesar de eso solo tuvieron una périida de 4 07 hombres
entre muertos heridos y dispersos. Mayor sin comparacion fué la
de Morales , á quien ademas de eso se le forzo á desistir por en
tónces de la invasion de Maracaibo, con abandono de los bajeles
que ya habia reunido para ello en los Puertos de Allagracia. En
Dabajuro cayeron prisioneros el coronel Piñango y algunos oficiales
mas, y aunque Moráles respetó segun el tratado de Trujilio la vida
del primero, hizo fusilar á los capitanes Telechea y Trainer (ingles
este), al subteniente Francisco Velasco, y á otros varios. Desgracia
/"
— 80 —
fué ¿ mas cómo impedir que estando vivo no fuese aquel hombre
el peor de los nacidos ?
Desde que Sonblelte llegó á Carora contrajo toda su atencion á
poner la tropa que tenia en estado de abrir nuevas operaciones sobre
Coro y dió órdenes premiosas para que la division del Zulia se le
incorporase eH6 de julio entre Casigua y Seque, á fin de marchar
luego al punto contra los realistas.
El lü de julio se movió de Carora por el camino de Taratarare ,
y eH7 encontró las tropas de Maracaibo en Juritiva al cargo del
coronel Julio Augusto de Reimboldt de nacion aleman. El 18 con
tinuaron la marcha ambas divisiones reunidas llevando la fuerza de
2000 hombres , y el 23 llegaron á la ciudad de Coro y al puerto
de la Vela. Pero desde el dia ántes se habia embarcado en este Mo
rales para Puerto-Cabello con parte de sus tropas, enviando por
tierra el batallon Harinas.
Ni quedaron entónces mas fuerzas realistas en Coro que las guer
rillas de Carrera; por lo que juzgando inutil Sonblette su presen
cia en aquellos parajes, resolvió encargar la persecucion de ellas á
otro jefe práctico de la comarca. Este fué Torrellas, el cual para de
cirlo de paso, dispersó en breve las partidas que infestaban la pro
vincia y logró hacer prisioneros á todos sus jefes incluso el princi
pal. Sonblette le dejó dos batallones, otro envió á Maracaibo, y él
con tres enderezó su marcha hácia Valencia á largas jornadas y sin
hacer mansion en parte alguna.
El motivo de la marcha precipitada de Moráles á Puerto-Cabello
era un llamamiento de La Torre para entregarle el mando, en cali
dad de capitan general, por haber sido él destinado con igual em
pleo á Puerto Rico. Por fin aquel mal hombre cuya conducta atra-
viliaria, cruel y últimamente traidora, habia hecho tanto mal á
España y su colonia, obtuvo del gobierno español el objeto por que
anhelaba e intrigaba de mucho tiempo atras. Por esta vez, sin em
bargo, la corte, que apénas se bastaba contra la anarquía demagó
gica de España, y que no podia dar ningun ausilio á América , es
acaso disculpable de haber puesto los ojos en Moráles para el mando
de Costa-Firme; pues al fin, el canario conocia el país, tenia pren
das militares y era entre los jefes realistas que habian quedado en
Venezuela , el que , por su graduacion podia ocupar el puesto de
Lo Torre. Sea lo que fuese, Moráles estrenó su nueva autoridad
— 81 —
con una empresa atrevida que su fortuna y los errores de sus ene
migos llevaron á término dichoso.
Acabamos de decir que cuando se puso en camino para Puerlo-
Cabello, envió por tierra con la misma direccion al batallon Barí-
nas. A lin pues de proteger su entrada, y llamar la atencion de los
colombianos sobre un punto , de que pensaba alejarse, salió de la
plaza el \ I de agosto con \ 800 hombres, y el \ 2 bajó á la llanura
de Naguanag'ja sin que hubiese hallado oposicion en el camino;
atento que la crudeza de la estacion y las enfermedades que fueron
su consecuencia habian hecho levantar el sitio de Puerto-Cabello.
Nada podia hacer Moráles mas agradable á Paez que descender á la
llanura donde la brillanle y numerosa caballería colombiana le ha
bría hecho un mal inmenso; así el mismo .12 fué arrollado por
fuerzas menores, y obligado á tomar posiciones en las alturas. Paez
le provocó de mil maneras el siguiente dia; pero en vano. Mucho
ménos quiso bajar despues, porque los cuerpos que Sonblelte, pre
viendo sus movimientos, habia sacado Je Coro tan de priesa, se reu
nieron á Páez el 44. Su objeto empero estaba conseguido, cual era
el de hacer acudir hacia aquel punto las mejores tropas colombia
nas; por donde luego que de ello se hubo cerciorado, regresó á
Puerto-Cabello , y el 24 de agosto se embarcó con \ 200 hombres ,
dirigiendo el rumbo á la península Goagira. Da principio á su feliz
y corta campaña , desembarcando en los arenales de Cojoro el 29
del mismo. Allí despide sus baques para que cruzen en el golfo,
aparentando querer introducirse en el laso, y engrosado con algu
nos indios, se dirige á la línea de Sinamaica, de la cual y de la villa
del mismo nombre se apodera sin oposicion tres dias despues.
El oficial que defendia el puesto de Sinamaica tenia muí poca
tropa y debió replegarse como lo hizo, despues de haber tomado
algunos prisioneros y retirado el ganado; pero olvidó limpiar de
embarcaciones el Socuy, único paso que tenia Mnráles, é imposible
de vencer si hubiera carecido de ellas.
Mándanse empero colocar avanzadas en el rio, ya cuando el ene
migo se hallaba en la ribera, juzgando que estas darían avisos opor
tunos de sus movimientos, y tiempo á que cuatro piraguas arma
das que allí habia impidiesen el paso. Pero por un nuevo y mas fa
tal error las avanzadas se pusieron á bordo de los buques, y estos
despues de haber tirado unos cuantos canonazos á las tropas rea
listas, se fueron á la isla de Toa.; en el tablazo, dejando abaudona-
II.— UIST. 3IOD. 6
dasatgunas canoas, que debieron haberse recogido cuando no que
mado, y que un traidor puso luego en manos de Moráles. La situa
cion de este ántes de aquel suceso era desesperada : por toda racion
habia hecho distribuir á cada hombre un puñado de maiz, y ni en
la Goajira , ni en Sinamaica habia encontrado una sola res. Ni
podia detenerse á buscar bastimentos , á causa de que el tiempo
urgente por demas, no daba para ello.
Entretanto el general Clemente habia confiado el mando de la
tropa que tenia al teniente coronel Cárlos Castelli, oficial valeroso,
único ya de'aquellos italianos que se reunieron á Bolívar en Haití el
año de 1816. Este pues habia recibido órdenes de dirigirse á mar
chas forzadas hácia puerto del Mono , camino por el cual debia
entrar el enemigo despues de pasado el Socuy. Las mejores posi
ciones, las únicas que debian tomar las tropas colombianas, estaban
á la orilla derecha de aquel rio y su paso principal, por el cual
era imposible que lloráles lo esguazase aun siendo corla y débil
la defensa. Las canoas que un indio del Mojan puso en sus manos,
no tenían cabida sino para cinco ó seis soldados á la vez, y estos
despues de atravesar buen espacio con el agua hasta el pecho
destilando por la margen izquierda, debian embarcarse en aque
llos frágiles barquichuelos para llegar al paso Zulela ¡ Buena cosa,
no poner mas que avanzadas en el obstáculo, y estarse á esperar
que el enemigo lo haya pasado para atacarle! Así fué que casi á un
misno tiempo supo Castelli que las embarcaciones armadas habian
abandonado el rio y que el enemigo lo estaba atravesando sin obstá
culo, desde el 4 de setiembre al mediodia. Calculados el tiempo y
la capazidad de los buques, se vino en cuenta de que á his \ 0 de
la noche (hora en que la tropa podia llegar á Zulela y oponérsele)
debia tener en tierra obra de 600 hombres. Púsose pues en mar
cha con la desventaja de ignorar las posiciones que en la ribera
ocupaban ya los invasores ; y tanto por esto cuanto por la obscuri
dad y los tropiezos que ofrecia el terreno, anegadizo y montuoso de un
lado , de otro cubierto de planías espinosas, fué rechazado fácil
mente por los españoles, á pesar de la muerte de su segundo jefe el
bizarrísimo coronel de Valancey D. Tomas Garcia. Dueño del paso
y árbitro de entrar al terreno llano, Moráles con fuerzas superiores
en número, animadas con una victoria, puestas en el caso de morir
ó vencer, y conducidas por un gran número de bravos oficiales,
no podia hallar oposicion invencible en parte algoaa.
— «5 —
Desconfiando ya Clemente despues de esto , del buen éxito de la
defensa, hizo embarcar en Maraeaibo el parque y otros efectos, y
recibidos 420 hombres de Coro pertenecientes al batallon Carácas,
salió al encuentro de Moráles con 700 hombres , situándose en
Salina Rica, entre la capital y el Mojan. Error gravísimo , primer»
porque en caso de una derrota (muí probable de suyo) la retirada
hacia Maraeaibo, y el embarco, serían sumamente difíciles, atento
á lo corto de la distancia, y á que en toda ella no habia una sola
posicion en que hacerse firme, para resistir á una persecucion
activa ; y segundo, porque Moráles podia ocupar á Maracaiho por
un camino que le quedaba á la derecha, salvando el obstáculo de
Clemente y sus tropas: caso este que de haber sucedido, habria
dejado á los patriotas sin retirada á parte alguna. Moráles empero,
poco práctico de la tierra , prefirió combatir y lo hizo con buen
éxito, derrotando á los republicanos el 6 de setiembre en el punto
que ocupaban. Fué poco activo en la persecucion , lo cual debe
acaso atribuirseála falta de caballería; pero el dia 7 ocupó la ciu
dad sin la mas pequena oposicioa. Entre muertos, heridos y pri
sioneros tuvieron los patriotas muí pérdida de 522 hombres : los
restantes, y entre estos algunos heridos , se embarcaron por el
puerto de Aguiar y otros puntos hácia Moporo en la ribera orien
tal de la laguna. El general siguió este movimiento, que fué en
verdad el mas desacertado de toda la campaña. Despues que Mo
ráles hubo pasado el Socuy , Clemente, en lugar de presentar
batalla al enemigo, debió retirarse al castillo de san Cárlos y allí,
recogidas las mas embarcaciones que pudiese, mantenerse dueño
del lago y de aquella importante fortaleza , en tanto que por mar
y tierra le ausilinseii. Si no , pudo haberse replegado hácia la
sierra de Perijá , desde donde le era fácil darse la mano con las
tropas del Magdalena y defeuderse en escelentes posiciones. Derro
tado cu Salica ltica, todavía era asequible uno ú otro plan ; con lo
cual Moráles quedaba sin víveres, sin salida por el lago, ni por el
Socuy, ni por la sierra ; y caso que ¡uienuisc huir por lascabezeras
de los ríos que forman el Socuy, ¿con cuánta fuerza, preguntamos
con Montenegro, con cuánta fu«rza habría llegado á las playas de
la Go;ijira? La retirada á Moporo produjo luego la pérdida del
castiHo de San Cárlos y de las baterías de la barra, que su coman
dante entregó el O, sin la mas pequeña oposicion, DO obstante ha
llarse con recursos .de lodo género , suficientes para dejar bien
— 84 —
puesto siquiera el honor de las armas. Esta villanía aseguró al ene
migo la completa y segura posesion del pais ; y allí donde debió
encontrar su ruina, se rehizo, cobró aliento y amenazó con nueva
guerra. Si bien se examina el origen de los errores á que se
debió esta desgracia , hallaremos que fué ignorancia del terreno ,
pues sobraban en el jefe, en los oficiales, en la tropa y en el pueblo
mismo, con pocas escepciones , valor y buena voluntad. Por lo
que toca á Moráles, desapiadado y soberbio como siempre, apénas
se vió dueño de Maracaibo , espidió un decreto imponiendo pena
de muerte y confiscacion á los estranjeros que encontrase con las
armas en la mano, y no contento con esta escandalosa infraccion
del tratado de Trujillo, declaró mas larde , insubsistentes muchos
de sus artículos. Despues de varias reclamaciones por parte del
gobie'rno de la república, y del comandante de las fuerzas navales
anglo-americanas situadas en las Antillas, Páez dió órden á las
tropas colombianas de su mando para cumplir estrictamente
aquel convenio , a pesar del mal ejemplo de los enemigos : noble
y digna represalia acreedora al mas alto elogio.
Lus primeros movimientos de Morales sobre Maracaibo llegaron
á noticias de Sonblette al comenzar setiembre, y entónces dispuso
la salida de una espedicion marítima á las órdenes del capitan de
navio Renato Bcluchc, la cual debia desembarcar en Coro trescien
tos soldados y despues seguir á Maracaibo en ausilio de Ctemente.
Al geneial Páez le autorizó para obrar a discrecion con tres bata
llones en el occidente de la provincia de Carácas y en la de Truji
llo, siendo el objeto de su operacion socorrer á Clemente si aun
ocupaba este á Maracaibo ; y si lo hubiese perdido, conservando
empero la laguna, como era de suponerse, embarcar la division Y
reconquistar la plaza. Páez llegó á Carache el 28 de setiembre, y
allí supo por comunicaciones de Clemente que este jefe, despues de
la entrega del castillo se habia retirado de Gibrallar á Betijoque, y
que Moráles tenia en su poder todos los bajeles del lago. Adelantó
su marcha hasta Trujillo ; pero conociendo que su permanencia en
aquellos parajes era inútil, y que el comandante general de Zulia
tenia fuerzas bastantes para conservarlos, se retiró á Valencia al
promediar de octubre. Reluche surgió frente de la barra de Mara
caibo el .19 del mismo mes, y el 20 observando que no iban los
Itácticos á bordo, envío la lancha de su bajel con cuatro hombres
y vin oficial al castillo de S. Cárlos. No volvieron ; con lo que cier
— 85 —
to de que los enemigos ocupaban el castillo y las baterías, dio la
vela para el puerto de la Guaira. De esta manera se vieron frustra
das las oportunas providencias que se dictaron para recuperar á Ma-
racaibo, retardándose con gravísimo daño de la república la épo
ca de su reconquista. Con diez dias que el infiel comandante de
las fortalezas las hubiese mantenido, los buques colombianos en
tran en la laguna yPáez con su brillante division pone fin a la
guerra en Venezuela. Veamos ahora como Morales triunfa otra vez
de los patriotas que quieren espelerle de su conquista, y como en
ella mas y mas se asegura y establece.
Cuando en setiembre supo Montilla en Carlagena la pérdida de
Maracaibo, se trasladó á Rio de Hacha á fin de poner á cubierto de
un golpe de mano la provincia, reforzando su guarnicion con algu
nos infantes y ginetes escogidos. A poco recibió órdenes terminan
tes de Bogotá para observar de cerca á Moráles y amenazarle por la
Goajira, no fuera que, internándose por Cúcuta, cayera sobre las
provincias del Socorro y de Pamplona ; entónces indefensas. Y co
mo el gobierno ignorase aun la entrega del castillo, anadiásele que
hiciese ocupar a Maracaibo, dado que el enemigo se lanzase al in
terior, en tierras de Mérida ó Trujillo. A estas órdenes se siguieron
otras en que Santander, enterado ya de lo ocurrido, le mandaba
formar un ejército de í.000 hombres para libertar por la Goajira
á Maracaibo, y en cumplimiento de ellas fué que Montilla, reu
niendo de priesa cuantas fuerzas tenia á la mano, puso mil solda
dos escogidos de infantería y caballería á las órdenes de Sardá, con
prohibicion de combatir al enemigo, á menos de serle mui supe
rior en fuerzas, y de no pasar el Socuy sino cuando de cierto su
piese la internacion de Moráles y el desamparo de la ciudad. Tras
pasando sin embargo Sardá los límites que se habían prescrito á
sus movimientos sobre Maracaibo, atravesó el istmo de la Goajira ,
se apoderó de la villa de Sinamaica, y se dispuso á pasar el Socuy
por el punto que dicen Puerto de Guerrero. Sábelo Moráles el 42
de noviembre, y sin perder momento atraviesa el rio con 4800 in
fantes y I20ginetes, encuentra á su enemigo en las llanuras de
Garabulla y le derrota despues de una accion sangrienia que duró
mas de dos horas. No sin pérdida, pues tuvo la de su jefe de estado
mayor D. Leon Iturbe, venezolano de nacion, y 500 hombres mas ,
muertos en el campo. Pero Sardá, á quien llevaron á aquel trance
f
— 86 —
un ardor temerario y el deseo de distinguirse en Colombia, como
ya lo hiciera en Méjico peleando por la independencia, dejó muer
tos y heridos mas de 500, prisioneros S00 inclusos 2.f oficiales,
y él con mui pocos soldados, de caballería los mas, regresó al Ha
cha. Por fortuna que Sonblette habia enviado desde Venezuela al
mismo punto un cuerpo de infantes y otro de ginetes, que llegaron á
tiempo para reforzar el ejército del Magdalena ; disminuido con aquel
terrible descalabro; y tambien que Montilla, dando nuevas prue
bas de actividad y acierto, reparó pronto el mal, organizando consi
derables fuerzas de mar y tierra, para abrir nuevamente la cam
paña.
Engreido Moráles con estos triunfos, y libre con el último del
cuidado que hasta entónces le habia detenido en Maracaibo, resol
vió invadir las comarcas de Coro, y al efeclo desembarcó con un
gran cuerpo de tropas en el Ancon, mientras otro menor ocupaba
el puerto de Seibita y costas de Trujillo, aparentando invadir la
provincia. Casi todo este cuerpo regresó inmediatamente á Mara
caibo ; pero el principal siguió áSasárida, desprendió háciael Pedre
gal un baiallon para cubrir la avenida de Carora, y el 5 de diciem
bre ocupó sin oposicion la capital de Coro. Incapaz Torrellas de re
sistir fuerzas mayores, y mejores que las suyas, se retiró á las
posiciones de Caurimagua. Acosado en ellas por los realistas, re
chazólos valerosamente al principio, pero cierto ya de que no po-
•dia recibir los ansilio.; que esperaba , hubo al fin de abandonartas
con pérdida de sus puestos avanzados, retirándose á Trujillo, en
tanto que Moráles, al ver asegurada la posesion de Coro, buscaba
léjos de allí nuevos combates. Para ello se dirigió al puerto de Mo-
poro en el lago á tiempo que Clemente con noticia de su aproxima
cion, replegaba por Betijoque hácia Trujillo y Carache, en donde
Torrellas se le incorporó despues.
Tantos desastres no tuvieron mas compensacion que el apresa
miento de la corbeta de guerra María Francisca, hecho eH 6 de di
ciembre por la escuadrilla colombiana que mandaba el capitan de
navio John Daniel. Aquel hermoso bajel estaba tripulado por 250
hombres, y llevaba de Cuba para Puerto Cabello 30.000 pesos,
vestuarios y víveres en gran copia, y tambien varios individuos de
!a tropa de D. Lorenzo Morillo, los cuales volvian á hacer la guer
ra al continente , en contravencion de lo capitulado. Mas aunque
- 87 —
útil y brillante este hecho de armas, estaba muí léjos de consolar á
Venezuela de las pérdidas sufridas en este año, verdaderamente
aciago, cuya historia militar terminamos aquí.
No parece sino que la victoria, tiel solo á Bolívar, había abandona
do con él las armas de su patria ; por lo menos en esle año, solo su
espada y la de Sucre brillaron á la luz de útiles triunfos. Ya hemos
dicho que el Libertador había regresado á Bogotá desde Venezuela
á fines del año anterior, y ahora añadiremos que salió de aquella
capital para el sur el 45 de diciembre. A principios de enero del
presente se hallaba en Cali, desde cuyo punto se dirigió á Popayan
con el objeto de esperar los cuerpos que debían seguirle para abrir
ja campaña de Quito. Comenzada esta, púsose en camino hácia Pas
to , y el 7 de marzo despedazó á los españoles acaudillados r or Don
Basilio García en la célebre batalla de Bombona, gloriosa si biea
cara a las patriotas por la muerte del general Pedro Leon Tórres.
Sus armas victoriosas le abrieron las puertas de Pasto , á cuya ciu
dad entró el 8 de junio recibiendo prisionero á Garcia y las reli
quias que de su tropa conservaba.
Para cuando estas cosas sucedian, andaba activa y encarnizada la
guerra por el lado de Guayaquil entre Sucre que habia vuelto á
tomar la ofensiva, y Aymerich que por muerte de ¡Vlurgeon dirigia
otra vez los asuntos militares y políticos. El caudillo de los patrio
tas atravesó la cordillera occidental por Machala y ocupó el 9 de
febrero á Zaraguru en la provincia de Loja ; allí se le reunieron
algunas tropas ausiliartsque enviaba del Perú el Protector Don José
de San Martin en reemplazo de un batallon colombiano que servia
á los españoles, y que se pasó á sus tilas. Aqueste cuerpo era aquel
famoso de Numancia que con hijos de Venezuela formó el valiente
Yáñez en 48f5; conducido al Perú, abandonó á los realistas y con
tribuyó de tal manera á los triunfos de San Martin , que pagado
este de su valor y disciplina, no quiso desprenderse de él por nin
guna consideracion. Habiendo caido sucesivamente Cuenca y Alaus{
en poder de los colombianos , persiguió Sucre a los realistas que
desde la primera de aquellas ciudades se habían retirado á Rio-
bamba , y ocupó esta plaza el 22 de abril despues de un brillante
combate en que su caballería triunfó de los realistas, mui superiores
en número.
pugnables
Movióse posiciones
el 28 del que
mismo
el terreno
punto sobre
fragosoQuito
de aquella
, evitando
tierra
lasofrecia
inex
r
— 88 —
á los españoles ; y dirigiéndose por la llanura de Turubamba á re
taguardia de sus contrarios, logró situarse sobre uno de sus flancos,
entre los pueblos de la Magdalena y Chillogallo, apoyado en las al
turas dominantes que forman la crcsta del volcan de Pichincha.
El 25 de mayo levantó por la noche su campo , y apareció el 24
sobre la montaña, burlando diestramente y con feliz audazia la vi
gilancia de los enemigos. Este movimiento ( como todos los de aquel
insigne capitan ) tenia un objeto útil , y era el de colocarse entre
Quito y Pasto , impidiendo que se reuniese al presidente Aymerich
un cuerpo que iba en su ausilio desde esta provincia. Confiados lo»
realistas en la superioridad de su infantería y queriendo privar á
Sucre de la cooperacion de su caballería, mui temible para ellos
desde la accion de Riobamba, intentaron desalojar a los colombia
nos de su posicion ; la lucha sangrienta que entónces se trabó, de
fendiendo unos lo adquirido, queriendo los olros recuperar lo
que perdieran , es la que llama la historia batalla de Pichincha,
eterno honor de Sucre. Los realistas enteramente derrotados , sin
refugio seguro, sin esperanza de racional defensa, rindieron por
capitulacion la ciudad de Quito, entregándose prisionero Aymerich
y el resto de sus tropas el 25 de mayo , dia precisamente en que
doscientos ochenta años ántes flameó por la primera vez en su re
cinto el pabellon temido de Castilla.
Así ilustraron el nombre de la patria Sucre y sus compañeros en
esta corta y brillante campaña, en que tambien se vieron las tropas
de Buenos-Aires y el Perú combatir al lado de las de Colombia, por
la noble causa de la independencia americana. En la cordial efu
sion de su gozo y de su gratitud , ratilicó Quito ( acta de 29 de
mayo ) en una asamblea de sus mas ilustres ciudadanos , el pacio
de union con la Nueva Granada y Venezuela , dictando al mismo
tiempo otras medidas que tenían por objeto recordar a la posteri
dad el Iriunfo de Pichincha, y la gloria de sus libertadores.
A imitacion de Quito, se declaró tambien Guayaquil unido á Co
lombia, por el órgano de una asamblea popular reunida el 51 de ju
lio. Desde entónces quedó adherido á la gran república, y pocos dias
despues formó de él Bolívar un nuevo departamento de Colombia.
Años adelante (en ^24) organizó el congreso otros dos en el her
moso territorio de la antigua presidencia ; á saber, el del Ecuador,
cuya
Volviendo
capital al
fuéLibertador
Quito; y eldiremos
de Asuay,
que que
el 1 5tenia
de junio
por tal
llegó
á Cuenca.
á Quito
— 89 —
y el .1 4 de julio á Guayaquil, en medio de las aclamaciones de aque
llos pueblos y de todos los del tránsito . Infinitas fueron las mues
tras de amor, que así ellos como el ejército le dieron, y no poc
contribuyó á su bien merecida satisfaccion la visita que el 26 de
julio le hizo en Guayaquil el Protector del Perú Don José de San
Martin. Despues de esto y dado que hubo algunas disposiciones para
organizar la administracion de la comarca, se trasladó á Cuenca y
allí ofreció al gobierno del Perú un ausilio de 4.000 colombianos.
La capitulacion de Pasto, humana y generosa como todas las que
Bolívar concedia á sus enemigos, dió entrada al ejército colombia
no en un pais jamas hasta entónces hollado por plantas republica
nas ; pais de supersticion y fanatismo , de valor y constancia , de
energía y crueldad ; pais en fin , ó como decia el Libertador en su
lenguaje pintoresco, « cadena de escollos en donde hombres por es
tremo tenazes defendian las posiciones mas formidables que la na
turaleza haya creado parala guerra ». La de Quito, no ménos gene
rosa , aseguró la libertad de un pais hermoso y vasto, y puso en
manos de Sucre 4 60 oficiales, \ .1 00 prisioneros de tropa, \ 4 piezas
de artillería, .1.700 fusiles, y cuantos elementos de guerra poseía
el ejército español. Dejemos que Bolívar ( proclama de 8 de junio )
anuncie á los colombianos estos hechos.
« Ya toda vuestra hermosa patria, les dijo, es libre. Las victorias
« de Bomboná y Pichincha han completado la obra de vuestro he-
« roismo. Desde las riberas del Orinoco hasta los Andes del Perú ,
« el ejército libertador marchando en triunfo ha cubierto con sus
« armas protectoras toda la ostension de Colombia. Una sola plaza
« resiste, pero caerá. — Colombianos del sur : la sangre de vuestros
« hermanos os ha redimido de los horrores de la guerra ! Ella os
« ha abierto la entrada al goze de los mas santos derechos de liber-
« tad y de igualdad. Las leyes colombianas consagran la alianza de
« las prerogativas sociales con los fueros de la naturaleza. La cons-
« litucion de Colombia es el modelo de un gobierno representativo,
« republicano y fuerte. l\o esperéis encontrar otro mejor en las ins-
« tituciones políticas del mundo, sino cuando él mismo alcanze su
« perfeccion. »
Lo mas notable que fuera de Venezuela ocurrió en el resto del
año fué la sublevacion promovida y abanderizada en Pasto por un
oficial español prisionero de Pichincha. Era este hombre Don José
Bóves , sobrino del famoso caudillo que desoló á Venezuela , y no
— 99 —
ménos que él inquieto, porfiado é inhumano. A pesar de esto el ge
neral Sucre , intendente de Quito , le habia tratado con I ondad y
aun ofrecidole su pasaporte para la Península ; poro Bóves á
quien se le babia metido en la cabeza la diabólica idea de emular á
su tío, le pagó escapándose del depósito de prisioneros y reaniman
do en l'asto el fuego mal apagado de la guerra. Fué en vano , sin
embargo, que reunidos en considerable número los pastusos, logra
sen rechazar á Sucre en un ataque que les dió hallándose situados
en fuertes posiciones sobre el Guailara. Un mes despues fueron
hechos pedazos por el mismo jefe en el reñido combate de Yacuan-
cuer ; y como rehusasen entregar la ciudad por capitulacion , fué
entrada esta á viva fuerza por el ejército de Colombia. A medios
ruines, á conspiraciones ineficazes sin otro resultado que el com
prometimiento y casi siempre la muerte de los que á tramarlas se
prestaban, ocurrían ya los realistas en la rabia de su impotencia.
Por una de ellas á fines de este año se vió turbada igualmente la
tranquilidad de la Nueva Granada, siendo el caso, que Don Fran
cisco Labarces, antiguo capitan realista, y un comerciante catalan de
nombre Puyais, insurgieron en combinacion el uno la Ciénaga , el
otro la ciudad de Santa Marta. Esta revolucion promovida de acuer
do con Moráles y algunos españoles residentes en esta última plaza ,
tuvo al principio un carácter alarmante, porque el coronel Luis
Rieux, gobernador de ella, se dejó engañar por Labarces, y poco avi
sado, cuando volvió en sí, fué para verse batido y prisionero. Por
fortuna sucedió que el comandante Pedro Rodríguez, á quien el in
tendente del Magdalena enviara en comisioná Santa Marta cuando
ya había estallado en la Ciénaga la revolucion, dió sobre ella y el es
tado de las cosas á Montilla un aviso oportuno y discreto, asegurán
dole que Rieux perdería á Santa Marta. Con esta advertencia sobre
cuya exactitud no tenia duda, por serle Rodríguez conocido, se em
barcó Montilla llevando enausilio dela plaza el batallon Tiradores.
Cuando llegó á principios de enero de 1825, ella y las fortificaciones
del Morro estaban ocupadas por los enemigos ; y como frese muí
arriesgado un desembarco á las inmediaciones del poblado, se diri
gió á sotavento y lo verificó en Sabanilla, entrando por la boca del
Magdalena. Marchando luego rápidamente sobre Soledad , penetró
por tierra el teniente coronel Reimboldt con los Tiradores y una
compañía de caballería al mando del capitan Ricardo Crofton. Mon
tilla en persona con los esquifes y lanchas que pudiera) armarse de
— 91 —
prisa entró por la Ciénaga llevando una columna de doscientos infan
tes al mando del teniente coronel Miguel Arizmendi. En fin, el 20 de
enero fueron destruidos los realistas casi del mismo modo que en
4820 por el coronel Carreño. El 21 estaban ya restablecidas las au
toridades colombianas y poco despues se embarcó Montilla para la
ciudad del Hacha , dejando tranquila ó por lo ménos sometida la
provincia.
Asi , pues , en este año ( aunque desgraciado para Venezuela )
Bolívar completó la independencia del vasto territorio de Colombia
y se preparó para llevar las armas victoriosas de la república aun
mas allá de sus confines. La España entre tanto , tierra clásica de
energía, de imprevision é inconsecuencias, se hallaba entregada al
flujo y reflujo de opiniones contrarias y muchas , que luchaban ,
unas por conquistar la libertad , otras por restablecer el despo
mo
tismo.
de opresion
Como siempre
á otro de
, enlibertad,
todos loshabíase
paises convertido
que pasan esta
de un
allíestre-
poco
ANO DE 19*3.
r
— 94 —
Montilla que, como dijimos hace poco, se hallaba cuesta ciudad,
envió contra Mendoza un cuerpo de caballería y otro de infantería
al mando del coronel Carmona, con órden de salir por la espalda
del enemigo. Fácil hubiera sido esta operacion si el jefe republicano
quisiera seguir la ruta que nú hombre práctico del terreno le indi
caba ; pero desatendió sus consejos y Mendoza, advertido en tiempo,
se retiró; si bien con tanto desórden, que á pesar de la ventaja
que llevaba, se le hicieron algunos prisioneros. Eu cuanto á la otra
columna realista , Montilla mismo se puso en marcha para comba
tirla; pero López eludió la pelea primero evacuando la ciudad del
Valle, despues abandonando la fuerte posicion del Voladorcilo y
retirándose á Perijá. Un fuerte destacamento que dejó en la altura
del Volador (á inmediaciones del paso del rio Socuy ea la sierra)
fué hecho prisionero pocos dias despues. Despejadas con esto de
enemigos las fronteras del Hacha, y encargada la seguridad del in
terior de la de Santa Marta al zelo del coronel José Félix Blanco,
dióse Montilla al cuidado de preparar una espedicion contra Mara
ca! bo. en combinacion de las fuerzas navales que debian forzar la
barra.
Porque ha de saberse que el plan atrevido y al parecer leme-
mario de entrar por aquella angostura, arrostrando con los fuegos
del castillo, se habia ya tratado por Montilla en junta de hábiles
marinos. En efecto , poco despues d.e la derrota de Sardá , empezó
aquel jefe á reunir en el Hacha los buques de guerra que segun las
órdenes del gobierno debian dirigirse sobre Maracaibo. Los pri
meros que llegaron fueron los bergantines Independencia y General
Bolívar, aquel perteneciente á la república y mandado por el capi
tan de navio Renato Bcluche , el segundo propio del capitan de
navio Nicolas Joly y montado por él. Estos dos hombres, de nacion
franceses, habian hecho útiles servicios á la causa americana y prin
cipalmente á la de Venezuela, y con merecida reputacion de vale
rosos é inteligentes gozaban la de ser amigos fieles y afectuosos del
pais. Con ambos, pues, separadamente trató Mantilla muí despacio
el plan de introducir en el lago de Maracaibo la escuadrilla ; idea
que algunos prácticos de la barra habian defendido como de po
sible ejecucion. Y de hecho tanío lic'uchc como Joly afirmaron que
era asequible y aun prometieron forzar el temeroso paso , si se les
daba una fuerza capaz de resistir á la que , despues de vencido ,
opusiera en el interior del lago el enemigo. Uno y otro particion
— 9* —
luego á situarse en los Taques para cruzar en la boca del golfo r
privando de recursos y ausilios marítimos á los realistas, en tanto
que el coronel Pa lilla, comandante general de la escuadra, reunía
en Cartagena el resto de bajeles que debían componerla. En esto
ocurrió la sublevacion de Puyais y Labarces, luego la correría de
López y Mendoza ; pero calmado todo como acabamos de ver, llegó
Padilla á Rio de Hacha con la corbeta Constitucion y demas buques
aprestados en Carlagena para la campana, y conferenciando con
Montilla, juzgó ser asequible la empresa de forzar la barra y ofre
ció cumplirla á iodo trance, con tal que se aumentaran los bajeles
situados en los Taques con tres embarcaciones para asegurarse de
la posesion del lago. Partió pues al golfo de Venezuela, con autori
zacion de pedir las embarcaciones á la Guaira, y bien prevenido de
dar con anticipacion oportuno aviso del dia designado para forzar
la barra , á fin de que el ejército pudiese moverse hácia la Goajira
y buscar por el Socuy la comunicacion con la escuadrilla.
Por su parle Sonblette entre otras medidas encaminadas á es
trechar á Morales, en lo que se consideraba como su último asilo,
tomó la de reforzar ma-¡ y mas el ejército del Magdalena. Al efecto
en enero partió para Uio-Hacha el general Francisco Esteban Gó
mez , que había sido nombrado por el gobierno segundo jefe de
aquel ejército, y en febrero siguieron el mismo camino el batallon
Carabobo (así se llamaba Albion desde la batalla gloriosa en que
tanto brilló su valor) y un escuadron de caballería.
Se ve, pues, que el gobierno y sus jefes no omitían cosa alguna
para recuperar la plazade Maracaibo, punto importan te desde el cual
le era dado á Moráles llevar la guerra á diferentes provincias muí
distantes entre sí para poder oportunamente ausiliarse, obligando á
los patriolas á mantener en pié numerosas divisiones y á tener re
partida su atencion y cuidados. El activo jefe realista no economi
zaba por su parte medio alguno para desembarazarse de los enemi
gos que se le acercaban. Dueño absoluto del lago, ne quería con
sentir que sus contratios ocupasen tranquilamente ningun punto de
la costa. Causóle rezelo que Manrique se estuviese en Gibraltar, y
mandó atacarle. Mal le salió con tudo el proyecto de desalojarle,
pues rechazadas sus tropas el4í de abril, coa trabajo se ampara
mentados.
ron,
Cansada
los que
ya de
escapar
protegerle,
pudieron,
mostróle
en sus
conbuques,
otro revessaliendo
la fortuna
escar-
los .
— 96 —
rigores que deparaba á su constancia. El dia .l.° de mayo apresó
Labnrde, jefe de escuadra español, en la costa de Borburata, las
corbetas Carabobo y María Francisca, que mandaba el comodoro
Daniels y que hacian parte de las fuerzas marítimas que sitiaban á
Puerto-Cabello. Cruzaba entónces en el saco de Maracaibo con al
gunos buques Padilla, indeciso en acometer la empresa, hasta en
tónces tenida por imposible, de forzar la barra que obstruye la en
trada del lago; si bien para ello necesitaba de los buques que habia
pedido á Sonblette desde fines de marzo, destacando al intento uno
de los mejores que tenia al mando de Beluche. Y sucedió que pre
cisamente cuando este intrépido marino daba con ellos la vela en
Borburata, se presentó Laborde, y se vió en la necesidad de com
batir : á duras penas salvó su bajel y con él fué á dar la triste nue
va al apostadero de los Taques. Por lo demas, tal era la confianza
de los realistas en la eficazia de los fuegos de la fortaleza que situa
da en el estrecho lo defiende, que se burlaban á la sola idea de que
alguno pensase en atravesarlo á viva fuerza ; y como inútiles, no ha
bian querido tomar precauciones para el caso de que tal suceso
padiera acontecer. Empero, nada es imposible al verdadero valor
urjido por la necesidad. La necia confianza del enemigo da bríos al
natural aliento de Padilla. La preponderancia que la marina espa
ñola acaba de adquirir sobre la colombiana con el apresamiento
de sus mejores y mas fuertes buques, le pone en la dura alternati
va de escoger entre dos grandes peligros : el de arrostrar sin la mas
remota probabilidad de buen éxito con la escuadra de Laborde ó el
de tentar una empresa, difícil es verdad, pero acaso no entera
mente impracticable. Debe arrebatar a Moráles su importante con
quista si logra penetrar en el lago; entónces las fuerzas todas de la
república pueden simultáneamente emplearse contra ella. Grande
es en verdad el riesgo ; mayor será por lo tanto la gloria y utilidad
del vencimiento. Resuelto en fin á acometerla empresa, aunque en
ello le fuese la vida, se apareja al combate, y dada la señal preci
pítase á toda vela al canal. La fortuna obedeció al valor. Descubrió
el suceso que los fuegos del castillo (en el estado en que se halla
ban) eran insuficientes , y aquel temido riesgo el menor que cor
rerse podia en el intento de forzar el paso. En vano contra él
tronó aquel dia el canon de la fortaleza. Sus bajeles pasaron feliz
mente la estrechura : uno solo que varó (el de Joly) y fué preciso
resolverse á perder, se incendió para que no cayera en manos de
— 97 —
los enemigos, despues de haber estraido la artillería y cuanto po-
dia ser útil. A favor de esta feliz operacion entró Padilla al lago
( 8 de mayo) y de él se enseñoreó. Constantemente vencedor en
diversos encuentros con la escuadrilla española, fué dueño de
cruzar libremente aquellas aguas, de interceptar los víveres que
de la costa á la ciudad se enviaban y de mantener cu fin á los
realistas en constantes alarmas.
No ménos felizes las armas republicanas en la provincia de Coro,
donde por disposicion de Sonblettc mandaba el teniente coronel
Réyes González, habian conseguido libertarla casi completamente
de enemigos. El .1° de mayo fueron estos derrotados en el Tanque
S inmediaciones de la ciudad. Quedó so'o entónces haciendo la
guerra en aquellos parajes el coronel Lorenzo; pero batido en Cu-
marebo el .10 de junio, se retiró á Sasárida y luego a Maracaibo ,
logrando afortunadamente atravesar el lago por los puertos de
Altagracia con las reliquias de su tropa.
Empezaba con esto á ser muí apurada la situacion de Moráles,
porque hallándose Padilla dueño del lago, puede decirse que tenia
á las puertas de Maracaib,) ires enemigos temibles cada cual por
separado, y si reunidos, formidables. Uno era Réyes González,
pacificador di; Coro, tanto mas de respetar, cuanto que Sonblette
ántes que supiese la rota de Lorenzo, le ha.bia reforzado con un
cuerpo de infantes escelentes. Otro, Manrique, que como ya hemos
visto, amenazaba por Gibraltar; el tercero y mas fuerte Mon-
tilla y su ejército del Magdnlena.
Este jefe habia despachado, como dijimos, ¿Padilla ; y ostaba
preparándose para ponerse en viaje á Maracaibo al primer aviso,
cuando recibió el del combale naval de Daniels y LaDorde : luego
la feliz nueva de haber entrado por la barra parle de los baques
colombianos. Lista ya para marchar su espedicion, movióle aquel
suceso á acelerar la partida ; tanto mas , que él anhelaba por la
gloria de entrar el primero en Maracaibo, objeto entónces esclusivo
de la atencion del pueblo y del gobiern i. Y acaso hubiera logrado
su deseo, porque su division se componía de escelentes soldados
de todas armas y llevaba cuatro piezas de á 4 bien montadas y ma
nejadas, dos obuses de á seis pies con sus dolaciones completas,
una recua crecida de muías pira el parque, muchas reses cu pié,
víveres en abandancia, y cuanto era en fin necesario para lamar-
cha y el combate. Pero en esto enfermó gravemente y hubo de
II.— IHST. JIOD. 7
— 98 —
entregar el mando al general Gómez, siendo este aquel mismo
margariteño que vimos en ofro tiempo tan heroico en la defensa de
su patria contra el general Morillo, y hombre al par de honrado,
valeroso.
Sabiendo pues Moráles que Gómez se acercaba por la via de Sina-
maica, dejó en Maracaibo una pequeña guarnicion y con la marina
y el resto de su ejército se trasladó al paso del Socuy; no empero
con tanto sigilo y precaucion que lograse ocultar de los pat riolas
su precipitado movimiento. Acaudillados estos por Manrique, que
se hallaba á la tazon embarcado con sus tropas en la escuadra de
Padilla, ocuparon la plaza el .16 de junio á pesar de la oposicion
que les hizo el destacamento español que la guarnecia; pero cono
ciendo que no podian conservarse en la ciudad, la evacuaron
inmediatamente y se reembarcaron despues de haber destruido
las baterías que miraban al lago y puesto en sus buques los
víveres que les fué posible recoger, el parque y cuanto podia ser
de alguna utilidad al enemigo. En tal estado se hallaba la plaza
cuando Moráles regresó á ella luego que supo haberse retirado
Gómez por la Goajira.no por falta de vituallas, sino acaso por care
cer de noticias acerca de la escuadra, que debia facilitarle el paso
del Socuy.
Hasta entónces el director de la guerra en Venezuela habia con
siderado las operaciones en la laguna y la provincia de Coro como
ausiliares del movimiento principal, es decir, el del cuerpo de
operaciones del Magdalena ; pero como este no habia lomado la
parle acliva á que estaba naturalmente llamado, acaso por dificul
tades insuperables, varió de plan y dispuso en 5 de julio que los
cuerpos que solo debian observar y divertir al enemigo, se le acer
caran y le combatieran. Al efecto obra de 1 000 hombres marcharon
de Coro á reunirse con Manrique, y si este con ellos no quedó en
estado de buscar en tierra al general Moráles, por lo ménos adqui
rió respetabilidad y medios efiicazes de hacer útiles, como luego
sucedió, los movimientos de la escuadra.
A fines de junio despachacl capitan de navio D. Angel Laborde
desde la isla de Curazao algunos ausilios á la escuadrilla de Moráles,
y el 4 del siguiente mes salió él mismo con direccion á Maracaibo,
llegando el 44 al castillo de San Cárlos con dos golelas mercantes
solamente, pues habia ordenado que sus buques de alto bordo, üo
pudiendo pasar por la barra , quedasen cruzando en el golfo.
- 9* -
Reamó luego en Zapáras la escuadrilla y se dirigió á pasar el
tablazo, lo cual verificó el 22 á pesar de alguna resistencia que le
opusieron los buques colombianos ; logrando montar al siguiente
dia el islote de Capitanchico y fondear entre él y Maraca! bo. Los
independientes dieron la vela de Punta de Palmas y el mismo dia
anclaron en Altagracia y Punta de Piedras. Ambas escuadras se
preparaban para atacarse el 24 y solo esperaban por el viento,
cuand i los patriotas que lo tuvieron favorable á las dos de la tarde
dieron la vela sobre sus contrarios. Arrejerados estos esperaron el
ataque con la desventaja de no poder maniobrar ni hacer uso de
todos sus fuegos, á tiempo que los patriotas , dueños de moverse
en todas direcciones, podian elegir el punto del ataque y presen
tarles alternativamente sus costados. Con esta superioridad dió
Padilla a las tres y media de la tarde la señal del abnrdaje. Reci
biéronte los realistas impávidamente con un fuego bien sostenido
de cañon y de fusilería que no fué contestado por los patriotas hasta
que, hallándose á toca penoles, comenzaron á hacer uso de ambas
armas. Como los jefes de los dos ejércitos habian puesto sus mejo
res tropas á bordo de los buques , el choque fué sangriento. Arro
járonse unos sobre otros con la saña del ódio y el furor de la deses
peracion. Los colombianos tenían que vengar sobre Laborde la
reciente victoria naval de Borburata : los españoles tenian que sos
tener su antigua reputacion marítima y justificar con un Iriunfo
otro triunfo. Nunca mas ciego valor, mas ira, mas esfuerzos fueron
desplegados por realistas y patriotas que en aquella batalla memo
rable que colocó ln gloria de la marina de Colombia al par de la de
su brillante ejército. Algun tiempo estuvo la fortuna indecisa : de
claróse en fln por los oprimidos contra los opresores, y Padilla ven
ció, y las postreras esperanzas de los españoles desaparecieron. Due
ño del lago, lo era de' Maracaibo. Moráles sin salida debia rendirse.
Sus mejores soldados habian perecido, y no existia un punto sobre
el cual pudiera dirigirse con fuerzas suficientes para superar las
primeras resistencias. Capituló, pues, el 5 de agosto, con ventajosas
condiciones que sus generosos enemigos tuvieron á gloria conce
derle, y eH5 del mismo mes se embarcó para Cuba con los que
quisieron seguirle. Así se vió libre Maracaibo, posicion militar la
mejor de Colombia, punio desde el cual puede llevarse la guerra al
corazon de Venezuela y de la Nueva Granada, y cuya defensa es
fácil y no exige gran dispendio de fuerzas ni recursos.
. — 400 —
La escuadra colombiana con 85 piezas , casi todas de á 1 8, tenia
872 hombres de dotacion en tres bergantines, siete goletas y una
fuerza sutil respetable; esta con 45 piezas de diferentes calibres y
527 hombres de dotacion : la de Moráles compuesta de tres bergan
tines. doce goletas y diez y seis embarcaciones menores, tenia por
todo 67 piezas, entre ellas .18 deá 4, 925 hombres de tropa embar
cados y 497 marineros. Así , con razon manifestó Laborde por dos
vezes á Morales ser aventurada una accion naval contra fuerzas su
periores, tanto por la clase de los buques, y la pericia y disciplina
de los que los manejaban , como por el número y calibre de sus
piezas. La perdida de los independientes fué de 8 oliciales y 56 in
dividuos de tripulacion y tropa muertos , \\ de los primeros y .105
uc los segundos heridos. La de los realistas ascendió á mas de 800
de unos y otros, quedando prisioi 8ros 69 oficiales y 569 soldados
y marineros. « Hl c.ipitan de navio Gualterio Chylty, ingles de na-
« cion , dirigió las fuerzas sutiles con acierto y bravura : Joly y
a Beluche se portaron como de costumbre; y puede asegurarse,
« que todos los oficiales colombianos y los que estaban á sus ór-
« denes acreditaron en este memorable combate, que no habia sido
« equivocado el juicio que de ellos llegó á formarse Laborde cuau-
« do previó el resultado funesto que debia producir la ignorancia
« de Morales , culpable , no solo por su terquedad , sino mas aun
« por el descuido en que habia incurrido , dejando á merced de los
« independientes la entrada en la laguna , en tiempo que tenia ásu
e disposicion todo lo que era necesario para heberlo impedidn. »
Este juicio de Montenegro nos parece muí exacto.
Ya desde el 24 de abril se habia rendido por capitulacion el mi
rador de Solano ; pero hasta fines de setiembre no restableció Páez
un sitio riguroso en Puerto-Cabello. Y como los españoles desecha
sen con altanería la intimacion que les hizo, prosiguió activamente
los trabajos y empleó lodo el mes de ociubre en aproximar sus lí
neas de ataque, estableciendo baterías en diversos puntos y priván
dolos del agua del rio y de una casa fuerte que tenían fuera de las
trincheras, desde la cual incomodaban constantemente á los sitiado
res. Tarde, empero, hubiera caido en poder de estos la plaza, atendida
la obstinacion con que Calzada la defendia, lo fuerte de sa posicion y
los pocos aparejos de sitio regular con que para rendirla se conta
ban, si un aviso seguro no hubiera instruido á Páez del único lado
vulnerable de su recinto.
— 101 —
Lo que se llama pueblo interior de Puerto-Cabello, se halla cons
truido en una peijiieña península que se prolonga hácia el norte
de la costa y está fortilicado por el sur , que mira al pueblo este-
rior, y por el occidente hácia la entrada del puerto : por el norte
hai un canal profundo que lo separa de la isleta en donde se halla
construido el castillo que defiende la entrada. Por la parte que el
castillo resguarda no está fortificado , ni tampoco por el naciente
en que la naturaleza lo ha defendido con un estenso manglar , de
poco fondo en la baja marea y tenido por invadeable hasta entón
ces. Únese esta parte de la poblacion por un istmo mui estrecho á
la que se denomina pueblo esterior, fundado , parte en el conti
nente , parte en la prolongacion del istmo , y este se halla cortado
bajo la muralla de la plaza por un foso que comunica las aguas del
manglar con las del mar esterior. Es, pues, fácil concebir que aun
que los patriotas eran dueños de la poblacion esterna , hallándose
esta bajo los fuegos de la plaza y careciendo de medios suficientes
para apagarlos y batirla en brecha, poco habian adelantado cuando
el aviso de un paso al traves de los barrizales del mangle que la
rodea , vino á indicarles la posibilidad de penetrar en ella. Discu
tido y aprobado el proyecto , púsose en ejecucion el 7 de noviem
bre á la diez de la noche, hora en que precedidos por el práctico
que debia senalar el peligroso camino , enteramente desnudos para
evitar el ruido y poderse reconocer en la oscuridad y guardando el
mas profundo silencio , partieron de la Alcabala , punto del pueblo
esterior, 400 fusileros y 100 lanzaros al mando del sargento mayor
Manuel Cala , acompañado de otros jefes. Haciendo un gran rodeo
para no ser descubiertos por los centinelas de las fortificaciones
salientes de la plaza , que miran por el S. E. á la direccion que se
guían , lograron , despues de andado un espacio de mas de mil va
ras, introducirse por la parte desguarnecida de la ciudad. Puesto
el pié en tierra con no comun felizidad á las dos y media de la ma
ñana , se subdivieron en varias partidas destinadas á atacar por la
espalda y simultáneamente las baterías de la plaza , el muelle y la
puerta de la estacada que comunica el paeblo esterior con el inte
rior. Sentidos entónces, empezó á oirse el fuego, y el choque, y la
confusa grita por todas partes. Los españoles sorprendidos , corta
dos , quisieron vender cara su postrera derrota. ¡ Vanos esfuerzos !
Los patriotas peleaban no solo por la gloria , sino por la vida. Ven
cidos , uno solo de aquellos denodados no hubiera sobrevivido á
— 402 —
su audazia : vencedores , iban á recibir de sus compañeros y de
sus generales la recompensa que merecia el último triunfo obte
nido por los venezolanos sobre sus antiguos dominadores. Cedió
todo á sus esfuerzos. Los realistas se defendieron con valor ; que
pocas vezes han entregado sin combatir la victoria : empero al
fin rindieron las armas y entregaron dos dias despues el castillo
por medio de una capitulacion honrosísima en que Páez accedió á
cuanto quisieron pedirle. Así sucumbió Puerto-Cabello , último
recinto que abrigaba todavía las armas españolas en el vasto terri
torio comprendido entre la ria de Guayaquil y el magnífico delta
del Orinoco. Aquí concluye la guerra de la Independencia de Co
lombia. En adelante no se emplearán las armas de la república sino
contra guerrillas de foragidos que la tenazidad peninsular armó y
alimentó por algun tiempo , ó en ausiliar mas allá de sus confines
á pueblos hermanos en la conquista de sus derechos. Feliz mil ve
zes si los laureles de tan notables victorias no se hubieran visto
marchitados por la guerra civil ; si su propia sangre no hubiera te
ñido en fratricida discordia los campos en que con inmarcescible
gloria se vertiera en santa lid con sus contrarios.
Estas ventajas robustecieron la opinion y buen crédito de la re
pública. Los nuevos gobiernos americanos se apresuraron á unirse
con vínculos de amistad é iutereses al naciente y poderoso pueblo
que con tanto lustre se inscribía por sus propios esfuerzos en el
catálogo de las naciones. Y aun la rica y entendida Inglaterra no se
desdenó de enviar cónsules á su territorio para cultivar una amis
tad que tan útil debía ser á su comercio.
Por lo que respecta á Venezuela, lo mas notable que ocurrió en
este año fué la ejecucion de la lei (I .° de julio) y decreto del go
bierno ( 7 del mismo ) sobre espulsion de desafectos , mandada ha
cer por Soublette en 4 1 de setiembre ; lo cual produjo en Caracas
una fuerte sensacion. Los colombianos que constantemente babian
seguido la suerte de la revolucion y que á consecuencia de sus
triunfos volvieran al territorio , conocian la necesidad de la medi
da ; pero la deploraban algunos de estos mismos y todos los que ,
sin estar en su caso, veian envueltos en ella á sus amigos ó parien
tes mas cercanos. Seria necesario retrogradar á la época en que ta
les providencias se llevaban á efeclo, para poder juzgar y apreciar
debidamente aquesla. Y aun así sería difícil colocarnos en un punto
de im¡iarcialidad tal , que nos pusiese á cubierto de las pasiones de
— 40.3 —
los diferentes partidos que entónces existían. Para nosotros, aunque
hombres de otro tiempo , es fácil , empero , concebir que la in
fluencia que los españoles vecinos de Venezuela continuaron ejer
ciendo en el pais depues de libertado este por las armas republica
nas , debia ser vista de mui distinta manera por los colombianos
que entraron y por los colombianos que residieron, Estos seguían
viendo y tratando á personas con quienes babian vivido sin inter
rupcion , y aunque en el fondo de su alma amasen la independen
cia del pais, ni tenían una confianza ciega en el triunfo del ejército
libertador , ni estaban determinados á todas las consecuencias de
un rompimiento absoluto y rigoroso con España y con los españo
les ; y á mas eran bijos , esposos ó amigos. Los que enlraban esta
ban en un caso mui diverso. Ese rompimiento lo habían hecho de
mucho tiempo airas y era irrevocable : nada por tanto debían omi
tir de cuanto contribuyese á asegurar y perpetuar el triunfo de las
armas libertadoras , á colombianizar , por decirlo así , el pais :
una vez adoptado el sistema electivo, era indispensable alejar cual
quier influencia contraria á los intereses de la república.
La severidad de esla medida se limitó á hacer salir del pais á to
dos ó casi todos los españoles y canarios , sin causarles estorsion
alguna en sus propiedades , pues aunque se declaró que estas que
daban como rellenes de su conducta en el eslranjero, ninguna pro
videncia se dictó para inquirir cuál fuese ella , y sucesivamente , á
proporcion que el pais ganaba en seguridad interior , se les permi
tió regresar al seno de sus familias. Volvieron , sí , y no hallaron
ni enemistad , ni odio , ni restricciones para su industria , resul
tando de su momentánea y mui poco gravosa separacion del pais
grandes bienes para la provincia de Carácas. La ejecucion de la lei
y decreto de espulsion concitó contra Sonblette la enemistad de
todos los que reprobaban la medida ; y esto era natural , atento
que si bien no fué dada ni provocada por él , la cumplía. Muchos
y fuertes escritos se publicaron eniónces ; pero ni en ellos ni en las
averiguaciones que detenidamente hemos hecho sobre el caso, ha
llamos una sola imputacion contra aquel íntegro magistrado , de
faltas que puedan llamarse vergonzosas , tales como las de vender
la justicia
El congreso
ó desviarla
se reunió
porelmezquinas
8 de abril.pasiones
Ocupadode esclusivamente
su fiel verdadero.
en
r
— 404 —
tienen aquel carácter de generalidad y trascendencia que pudieran
colocarlas dentro de los estrechos límites de este bosquejo. El mas
nolable de sus actos es la autorizacion dada al general Bolívar en
4 de julio para ausentarse del lerritorio de la república en ausilio
del Perú , á que Labia sido invitado por los diferentes gobiernos
que sucedieron al protectorado de San Martin.
Para quien no se hallase instruido de la situacion de los negocios
políticos y militares de aquel vireinato cuando los hijos de Colom
bia marcharon en su socorro , serian poco inteligibles los sucesos
que a su intervencion se siguieron. Ni debería estrañarse que ca
reciendo de dalos fijos para apreciar la importancia de sus servi
cios, dudase de ellos ó los tuviese en poco con mengua de la gra
titud y de la justicia. Y cuando la consideracion de la propia glo
ria no moviese al escritor nacional á presentar á sus lectores la
mas clara y prolija relacion de los sucesos , compatible con la es-
tension del reducido cuadro , fuera bastante motivo para determi
narle á ello el interes de no dejar lagunas , dudas, ni reticencias
que perjudiquen á la inteligencia de la historia con menoscabo de
su verdad y de su pureza.
Hallábase tranquilo el Perú por los años de .1819 y mas de la
mitad del siguiente bajo la direccion del virei español Pezuela ,
cunndo Chile, libre ya de sus enemigos para entónces, encargó al
general San Martin de una espedicion de 4300 hombres destinada
á libertar el antiguo imperio de los Incas. Desembarcó este en Pisco
el 8 de setiembre de 1 820 protegido por la escuadra del justamentc
celebrado marino Lord Cockrane ; y como resultasen sin efecto las
proposiciones de paz que se discutieron en Miraflóres, cercado
Lima , por los comisionados de uno y otro partido , continuaron
activamente las hostilidades, disponiendo el jefe espedicionario que
un cuerpo de .1 200 hombres á las órdenes del coronel Arenáles se
internase desde Pisco para conmover el territorio, dando apoyo á la
opinion ; y él se trasladó embarcado hácia el pais del norte con el
resto de sus tropas, tomando tierra en Huacho el 9 de noviembre.
Arenáles fué dichoso en su empresa : batió á los enemigos en diver
sos encuentros : vió engrosadas sus filas con los naturales de aquella
tierra y con el batallon Numancia , en un todo compuesto de vene
zolanos : abrazaron su causa muchas poblaciones que se pronun
ciaron por la independencia, y despues de infinitos obstáculos,
siempre triunfante , llegó basta Pasco, habiendo ocupado sucesiva
— 405 —
mente todos los puntos intermedios de la sierra. A fin del año se
hallaba San Martin dueño de toda la parte norte del Perú.
Desatinados los españoles con estos reveses, se empeñaron en
atribuirlos á la obstinacion con que el virei conservaba la rapita!,
y olvidando los servicios que habia prestado á la causa de la metró
poli , le depusieron por medio de una conspiracion fraguada por
los principales jefes del ejército . dándole por sucesor á Laserna.
El gabinete de Madrid , esclavo siempre de la voluntad y desafue
ros de sus subdelegados de ultramar , se apresuró á sancionar con
su aprobacion aquel atentado tan contrario á la disciplina y al buen
órden. Empero este cambio de autoridades no era el que podia
sacar álos realistas de su apurada situacion. Mas larde , al contra
rio , la insubordinacion de otro jefe completó la ruina de su cansa
ó la aceleró cuando ménos ; constanle y universal resultado de la
desunion y el desconcierto que produce la desobediencia.
En esta situacion se hallaban los realistas del Perú cuando la
llegada de Abreu , comisionado por el gobierno constitucional de
España para entrar en transacciones con los patriotas , produjo un
momentáneo descanso entre los contendientes. Tuviéronse nuevas
conferencias en Punchauca ; pero como no pudiesen avenirse entre
sí los partidos por razones iguales á las que en Colombia habian
frustrado todo plan de conciliacion , rompiéronse nuevamente las
hostilidades en el mes de junio de 4824 , espirado que hubo el ar
misticio de 40 dias en que habian convenido. Y no siendo posible
á Laserna conservar por mas tiempo la capital , vióse en la necesi
dad de evacuarla, quedando tranquilo poseedor de ella San Mar
tin , quien con el títuto de Protector se puso al frente del gobierno.
Despues de este suceso que le hacia dueño de los recursos de Lima
y daba importancia á su causa por el influjo moral de su posesion,
mejoróse ademas considerablemente el estado He los negocios con
la ocupacion de la plaza del Callao que por convenio le entregó el
general Lamar en el mes de setiembre. Libre de esta atencion el
Protector, se preparó á concluir la guerra dirigiendo sus tropas
contra La' erna situado en el Cuzco , Canterac en Jauja y Valdes en
Arequipa , los cuales tenían á sus órdenes un total de 1 2.000 hom-
Ires aguerridos ; pero ántes de emprender estas operaciones resol
vió tener vistas con Bolívar, y en su busca se embarcó en febrero
de 1822 con direccion á Guayaquil , delegando interinamente el
mando civil en Torretagle y el militar en Alvarado, general de
— Í06 —
sus tropas. Noticioso en el tránsito de que el Libertador no podia
concurrir por entónces á la entrevista, regresó á Lima , y aunque
no reasumió el mando, dispaso una espedicion de 2400 hombres
qoe á cargo del general Tristan fué destinada contra el puerto de
ka en las costas del Sur.
La completa derrota que dieron á este jefe Canterac y Valdes á
principios de abril , inspiró fuertes bríos y aliento al partido espa
ñol, á tiempo que la posicion del Protector, desmejorada ya con la
inobediencia de lord Cockrane , con la escasez de numerario para
sostener sus tropas y con la opinion desventajosa que de sus mi
ras políticas tenían los naturales, llegó sobremanera á compli
carse.
Eu tal estado, sabiendo San Martin la llegada de Bolívar á Guaya
quil , se dirigió á aquel punto y tuvo el 26 de julio su entrevista
con el Libertador de Colombia. Las doce boras que en dicha ciudad
se detuvo San Martin , casi todas se emplearon en aquella reser
vada conferencia, cuyo asunto y pormenores son aun el dia de hoi
un misterio para la historia. Inmediatamente regresó á Lima, adon
de llegó el .19 de agosto, reasumiendo el mando el 21. Y cuando
todos esperadan verle apresurar las operaciones de la guerra y ven
gar el reciente descalabro que habian sufrido sus armas, se presen
tó á deponer ante el congreso, instalado el 20 de setiembre, la su
prema autoridad que ejercía. El congreso le exoneró, como era jus
to , de toda ella en la parte política, y le nombró generalísimo de
las tropas; pero San Martin no quiso acoptar aquel título. Cuáles
fueran los motivos de tan singular y voluntario retiro, se ignoran ;
empero su sinceridad se vió claramente luego, pues sin tardanza
abandonó el Perú y se dirigió á Chile. El congreso nombró entón
ces una junta gubernativa compuesta de Lamar, Alvarado y Vista-
Florida.
A la inoportuna cuanto inesplicable ausencia de San Martin, fué
consiguienle la division y el desórden que produce siempre la falta
de una cabeza que, enseñoreándose del poder, refrene en los parti
dos la ambicion y las pretensiones de sus secuazes poderosos. A fa
vor del trastorno medraron los realistas, multiplicáronse sus triun
fos. Las acciones de Toratá y Moquehua en las que Valdes y Can
terac destrozaron al general independiente Alvarado , llevaron el
espanto y la consternacion á Lima, y lo que es peor, sirvieron de
pretesto para el motin mililar con que logró Santa Cruz que el con
greso destituyese la junta y confiara el gobierno á Riva-Agflero,
dándole á él la direccion y mando del ejército.
Estos acontecimientos tuvieron lugar á principios del año de
4825, y miéntras el nuevo director de la guerra en el Perú, deseo
so de justificar su usurpacion , preparaba otra fuerte espedicion
contra las cosías del Sur, salian de Guayaquil en el mes de marzo,
con direccion á Lima, las primeras tropas ausiliares de Colombia. A
tiempo llegaron estas de poder tomar parte en la empresa proyec
tada; mas queriendo Santa Cruz obrar solo con fuerzas nacionales,
se movió á mediados de mayo llevando consigo 5000 peruanos. A
fines del mismo mes llegó Sucre á Lima en calidad de enviado del
Liberlador, pero no permaneció enla capital mucbo tiempo, porque
acercán Jose Canterac con un ejército de 9000 hombres, bubo de re
tirarse bajo los fuegos del Callao con 5000 colombianos que ya se
hallaban en la capilal cuando fué evacuada por los patriolas, y cuyo
mando tomó por eleccion voluntaria de los generales y por súplicas
del gobierno del pais.
Habíanse, ántes de este suceso, refugiado al Callao varios miem
bros del congreso por resultado de las desavenencias que anda
ban entre dicho cuerpo y Riva-Agücro. Perdida Lima, esta frac
cion de la legislatura nombró á Sucre supremo jefe militar, y
Riva-Agüero , destituido por ella, tomó el camino de Trujillo,
hizo reunir algunos diputados que le eran adictos y á su sombra
continuó ejerciendo en aquel apartado distrito la superior autori
dad, listas fatales disensiones á la vez que dividian el pndor y los
recursos que reunidos hubieran podido emplearse decisivamente en
favor de la república , tenían el grave inconveniente de entorpecer
las operaciones militares disminuyendo el peso moral de la autori
dad de aquel a quien tocaba dirigirlas.
Por suerte los progresos de Santa Cruz llamaron la atencion de
Canterac, el cual conociendo la imposibilidad de reducir el Callao,
marchó prontamente hácia las provincias del Sur, evacuando el
46 de julio á Lima. Libre entónces Sucre para dirigirse á donde
el mayor riesgo le llamaba , dejó el mando político á Torretagle y
con los 5000 colombianos se dirigió á Chala para ausiliar á Santa-
Cruz.
No entra en el plan de estos apuntes seguir paso á paso las ope
raciones de aquella campaña. Bastará decir que Santa-Cruz fné des
pedazado en diferentes acciones, y que en su retirada desastrosa,
— .108 —
apénas pudo reembarcar poco mas de 1 000 hombres, de los cuales
perdió aun 500 que fueron en la navegacion apresados por un cor
sario. Sucre pudo socorrerle á tiempo; pero mezquinos resentimien
tos, la emulacion, digamos mas bien la envidia, se apoderaron del
ánimo de Sania Cruz y le indujeron á rechazar el ausilio ofrecido
por el jsfe colombiano , que sahia dominar sus propias pasiones,
cuando los iniereses públicos lo. requerían. De resultas él mismo
hubo de retirarse al fin con alguna pérdida que le causaron los
realistas en Arequipa y Uchumayo. Merced á sus sabias maniobras,
laespedicion se reembarcó casi completa en Quilca.
Para el 4o de setiembre en que Bolívar llegó á Lima en medio de
universales aclamaciones, rodeado de los homenajes de la admira
cion y de la gratitud, el estado de los negocios en aquella parte de
Ja América era en verdad desesperado. Todo el alio Perú y la mayor
parte del bajo estaban en poder de los realistas. Recientes y bri
llantes triunfos habian reanimado su vator y sus esperanzas cuando
el desaliento reinaba entre los patriotas, divididos ademas en ban
dos políticos, escasos de recursos metálicos y apénas poseedores de
la capital de Lima y de los paises situados en la costa del Norte, en
tre los cuales ménos como amiga que como contraria debia con
tarse á Trujillo ocupada á la sazon por el partido armado de Riva-
Agúero. Ya veremos, empero, al gran caudillo de Colombia, supe
rior á tantos contratiempos, desplegar en la tierra del Sol los recur
sos de su genio fecundo y poderoso, y llevar en triunfo la libertad
hasta los áridos desiertos de Alacámas y las apartadas vertientes del
Rio de la Plata.
ANO DE
í
i
dictada por el mas puro sentimiento de amor patrio, fué injusta y
arbitraria en su esencia, inoQciosa tal vez para su objeto, y fuente
por otra parte de malos actos y de descrédito para la república.
Fué la medida de que hablamos la lei de 28 de julio en que auto
rizaba el congreso al Poder Ejecutivo para declarar en estado de
asamblea las provincias amenazadas de invasion esterior, ó conmo
cion á mano armada, pudiendo en este caso exigir contribuciones,
hacer alistamiento de tropas, y espulsor del territorio, sin las for
malidades de la lei, á las personas que juzgase desafectas á la inde
pendencia. Autorizado para delegar estas facultades , así como la
de indultar , que tambien le habia sido concedida , traspasólas el
Ejecutivo á las doce comandancias de departamento, en que estaba
dividida la república ; y bé aquí el origen de aquel tremendo poder
que se ejerció frecuentemente en las provincias con escarnio de la
opinion y de la justicia. Vióse muchas vezes fingir, en medio de la
paz, el temor de una quimérica espedicion española, ó pretestar el
riesgo, mas quimérico aun , de insignificantes asonadas, para de
clarar en un departamento nulas las leyes generales , nulos los
derechos y garantías sociales del ciudadano , y valedera solo la
potestad absoluta de ciertos hombres, que por miras de siniestra
política ó á impulsos de iunobles venganzas, arrancaron del hogar
doméstico á muchos ciudadanos pacificos y los condenaron al des
tierro ó a trabajos infamantes, ó á llenar las filas del ejército ; á
tiempo que invadida la fortuna de los particulares, se vió dismi
nuida por contribuciones forzadas, exigidas con escandalosa vio
lencia. Largo tiempo duró este abuso que contribuyeron á prolon
gar las variaciones políticas que sufrió el gobierno, hasta que de
infortunio en infortunio vino este á parar en unas solas manos,
con menoscabo de las leyes y de los principios republicanos.
A este mal de violencia que claramente demostraba no estar ci
mentada la libertad ni en las costumbres, ni en los intereses, ni en
las leyes, se siguió uno de avaricia y concusion que tuvo su origen
en el decreto del congreso constituyente de Cúenta, su fecha 7 de
julio de .1 825, por el cual se autorizaba al poder ejecutivo para
emitir ó poner en circulacion en Europa ú otra parle, por via de
empréstito ú operacion de cambio , vales , obligaciones ó pagarés
sobre el crédito de la nacion, hasta la suma de treinta millones de
pesos fuertes, quedando responsables al pago del capital é intereses
las rentas del estado y en particular la del tabaco. En consecuencia
— .m —
de esto el gobierno confirió su poder á los señores Manuel Antonio
Arrublas y Francisco Montoya, los cuales contrataron en Calais á
14 de abril de este año y con la casa de B. A. Goldsmiht y Compa
ñía un empréstito de 4. 75 0.00 0 libras esterlinas al interes de 6 por
ciento anual, interes que, para decirlo de paso, comenzó á deven
garse desde el 45 de enero, bien que los fondos no empezaron á
recibirse basta el junio del mismo año. Los agentes formaron en
Hamburgoel 45 de mayo de .1824 con los mismos señores un con
trato de venta del empréstito, estipulando que la república daria
por cada 85 libras que recibiese en dinero efectivo, 4 00 en vales,
y estipulando el modo de pagar los 4.57.500 libras á que se redu
jo por esta operacion.
Ya la república tenia otras deudas estranjeras. Una de ellas se
originó de las contratas celebradas en Lóndres por los señores Real
y López Méndez, como comisionados de la Nueva Granada y Vene
zuela, y de los ausilios que algunos estranjeros prestaron al general
Bolívar para la espedicion famosa de los Cayos. Mas tarde (en 24
de diciembre de 1849 ) autorizó este mismo general al vicepresi
dente Zea, para que entablase en Europa relaciones diplomáticas y
abriese un empréstito de dos á cinco millones de libras esterlinas.
Zea promovió transacgiones con los acreedores, y á pesar de las
exageradas pretensiones de estos y de los vicios de la mayor parte
de los documentos en que fundaban sus derechos , se avino con
ellos, y á fuer de generoso les concedió cuanto quisieron pretender.
Así, elevando capitales, duplicando intereses y accediendo a condi
ciones no ménos onerosas, las contratas de Real y Méndez formaron
una deuda de 547.785 libras esterlinas, por la cual dió vales el
ministro á nombre del gobierno. Luego, y entre otras cosas para
amortizarla, contrató el 45 de marzo de 4822 con los señores Her-
ring, Graham y Powles, del comercio de Lóndres, un empréstito de
dos millones de libras esterlinas al 80 por ciento, admitiendo como
numerario los vales que él mismo habia puesto en circulacion, con
cuya medida llegó en efecto á quedar pagada la deuda primitiva.
El primer congreso constitucional de Colombia por decreto de 7 de
julio de \ 823 desaprobó la conducta de aquel ministro, por haber
concluido sus operaciones fiscales de una manera definitiva sin es
tar au tomado para ello, y mas que todo por haber recibido , dis
tribuido y consumido de su propia autoridad la mayor parte dej
empréstito, sin solicitar oportunamente la aprobacion de su con.*
duela ; mas deseando al mismo tiempo cimentar el crédito público
sobre basas sólidas, ordenó que se hiciese una liquidacion y que se
reconociesen por el poder ejecutivo todas aquellas cantidades sumi
nistradas realmente á la república, junto con sus respectivos inte
reses. Larga, complicada y casi imposible operacion despues de estar
representada la deuda en vales emitidos ya, y circulando de mu
cho tiempo atras. Así fué que no embargante la desaprobacion que
dejamos referida, el congreso posteriormente ( lei de 22 de mayo de
i 820 ) reconoció como deuda nacional los dos millones de libras
esterlinas, sin perjuicio de la liquidacion; la cual jamas llegó a ve
rificarse.
Mui fáciles son de concebir las razones que movieron al Liber
tador á dar la autorizacion fiscal y diplomática que dejamos indi
cada ; pues de nada ménos se trataba que de fundar el crédito pú
blico de la incipienie república, de pagar lo que con tanta genero
sidad se le Labia prestado y de adquirir nuevos recursos para con-
ÜHiiar una lucha cuyo término se veia mui distante. Así, cuando el
Libertador, y no él, sino el gobierno que existia en Angostura , re
cibió algunos buques, armas, pertrechos y otras cosas de mala cali
dad y con enormes precios, fué por estrema precision, y porque
solo con grande utilidad para los prestamistas podia conseguirse uno
que otro especulador atrevido capaz de aventurar sus fondos en
manos de los pocos y desvalidos patriotas que entónces componían
la En
república.
mui diversas circunstancias se contrataba ahora este emprés
r
del departamento impidiese su ejecucion, llevando á puro y debido
efecto lo mandado. Justo es decir que en todo este negocio procedió
el gobierno de acuerdo con la lei y en el circulo de sus atribu
ciones ; pero si bien se examinan el decreto y las circunstancias" en
que se espidió, se verá que no eran infundadas ni del todo injustas
las atarmas que produjo su publicacion, precursoras de la tempes
tad á que mas tarde dió lugar el empeño de hacerlo cumplir, con
desprecio de la voluntad pública. Preciso es decirlo. Las facultades
estraordinarias delegadas á los comandantes generales, y el uso
poco discreto que estos habian hecho de ellas, hizo creer al pueblo
que la formacion de cuerpos de milicias, sujetos en el alistamiento,
organizacion y mando á la autoridad militar , no era mas que un
medio indirecto de sujetar la república al fuero de guerra, atendida
la facilidad con que podian de un momento á otro ser llamados al
servicio, como soldados del ejército, con solo que?e quisiesen pre-
testar razones para declarar la provincia en estado de gaerra. Y
como si se hubieran querido justificar estos rezelos populares, el
comandante general de Venezuela y Apure, que de una parte se
veia urgido por las órdenes premiosas y terminantes del gobierno,
y de otra se hallaba contrariado hasta cierto punto por las autori
dades civiles , declaró en asamblea (estado de guerra) ambos de
partamentos, para hallar pronta y sin restriccion la obediencia.
Así terminó para Venezuela el añod« 1824, sin otra ocurrencia
notable que un alboroto promovido entre los esclavos del circuito
de Pelare por algunos clérigos de la capital, mal hallados con las
instituciones republicanas. Sofocado al nacer por la actividad y vigi
lancia de las autoridades , fueron castigados algunos de los culpa
dos
prendiendo
cogidos con
en lalasgracia
armasá los
en seductores
la mano, y de
se aquellos
indultó al
infelizes.
resto, comL
y el sable.
Grandes fueron las ventajas que en favor cíela caiisa del.Períi
produjo este suceso, no Biendo la menor entre 'ell,ás Ja, desmorali
zacion de la soberbia caballería de los realistas-, que, désacredilada
y disminuida no pudo de allí en adelante- prestar servició-álgurio
de consideracion. El general Rodil que m-andaíia lá guarnicicn ¿fe*
Lima se encerró inmediatamente en el Calíao, .déjan-dbía capital a
la merced de los patriotas. Canterac con la-infantefía y eír,esíóiic
sus caballos continuó ordenadamente su retirada, perseguido siem
pre por Bolívar, que ocupó á Tarma, Jau¡a"rÍuáncáyo y -Huamañga
á proporcion que los enemigos se adelantaban 'hacia e-í Cuzco", %
donde llegaron con una pérdida de mas cíe' '^.ÓÓO'homb'res. Detuy
vose el ejército libertador en Huamanga v allí permanecio cerca de
un mes. ni i y , iiT¡c.ni■iii"-w ii< ii>
,losmedios
,. de
, concluir
. . la
. campana.
» •• '" l .i"" - ii n"-¡ü SfwlH
, . .. . , , , , , ... ..-- -1 -"ii- ü-/-l-lf iJ BÜ-il
A la noticia
acierto del descalabro
que había de desmembrar
cometido en Junm,
• conociendo
KiinriifioT Laserna
su ejército
.iTT-. njíib el
TI des-
-quiso Bire«
pararlo dando órden á Valdes , que acababa de obtener uojríunfo
completo sobre la mas fuerte division de planeta^ parajquftatyan-
donase a este el alto Perú, y á marchas ^í-zadiis^se je iucoEPorase
— 420 —
en el- Cuzco. Así lo verificó del 40 al II de octubre, y tomando
entonces el virei el mando de las tropas, se encaminó en busca de
sus contrarios para darles una batalla decisiva. Sucre por su parte
se movió hacia el Ápurimac en demanda de los realistas, á tiempo
que estos, juzgando ser Huamanga el teatro probable de sus ope
raciones, pasaban a-|uel rio cerca de su nacimiento, y se dirigian
sobre el flanco -derecho del general colombiano. Por medio de este
largo rodeo lograron en efecto llegar basta Huamanga y Matará ,
cortando las comunicaciones de los patriotas con la capital , y si
tuándose á su retaguardia. Era su proyecto seguir entónces por el
camino real ele Lima a colocarse en los alios de Uripa y obligar á
fcucre, que andaba por las inmediaciones de Andabuailas,á batirse
en aquel punto; pero como encontrasen á Uripa ocupada por los
republicanos, cambiaron de plan y se propusieron torciendo el ca
mino hacia la derecha por Concepcion , hacer creer á Sucre que
intentaban volverse á su antigua lima de operaciones por el mismo
camino qué desde el Cuzco habían traido. El general republicano
pasó el Pampas en su persecucion, y viendo libre el camino para
volver á Matará, se dirigió á aquel punto sin curarse de la treta
de sus contrarios. Burlados estos en sus combinaciones, se pusieron
¿ri su seguimiento, y cuando Sucre retrocedia de nuevo en busca
de un campo adecuado para la batalla, fué atacada y destrozada su
retaguardia en el paso difícil de la quebrada de Corpahuaico ,
donde perdió lodo el parque, uno de sus dos cañones y considera-
B¡ei número dé equipajes. Enorgullecidos con este pérfido halago
dé la fortuna , continuaron molestando la retaguardia de Sucre
liásfa que llegado que hubo este á Ayacucho, les dió el frente y
convidólos al combate. Preparáronse á pelear los realistas ocupando
las alturas de Con-dorcanqui que dominan la pequeña llanura de
Ayacucho, situada al E. de Quinua y resguardada solo con dos bar
rancos que en parte la circuyen.
" Amaneció ei famoso 9 de diciembre en que debia decidirse la
suerte de un pueblo. Formó Sucre su ejército en tres divisiones y
una reserva que se apoyaban sobre los barrancos laterales, teniendo
á-sú frente otro barranco que corlaba casi en su totalidad la lla
nura. Dadas las disposiciones necesarias, recorrió las filas y arengó
á los diversos cuerpos, recoi dándoles sus glorias y su patria. Mil
vivas-al Libértador resonaron entónces , y nunca, dice Sucre, se
mostró el entusiasmo con mas orgullo en la fíenle de los guerre
ros. Dióse, en fin, la señal del conflicto y los españoles bajando con
velozidad sus columnas se precipitaron sobre los patriotas.
Tocó al general español Valdes la suerte de comenzar vivamente
el ataque por la izquierda de los patriotas, los cuales reforzados por
su parte con algunos cuerpos de la reserva, lo sostuvieron con va
lor. Si en los olros puntos de la línea hubieran estado tan equili
brados el ataque y la defensa , mas tiempo hubiera sido dudoso el
éxito del combate ; pero no lardó mucho en decidirse, porque unos
cometieron errores y fueron los otros prontos y felizes en aprove
charlos. Dos batallones realistas que con el objeto de llamar la aten
cion por la derecha se habian adelantado temerariamente en la lla
nura, fueron envueltos y destruidos antes de poder ser socorridos
por la division a que pertenecian. La del centro, que mandaba el
general Monet , se empeñó con el objeto de ausiliarlos, en el paso
del barranco y eu el desórden causado por este intempestivo mo
vimiento le opuso Sucre la division Córdoba y la caballería. Cor
doba (José María) emprendió su marcha contra Monet arma á dis
ension, y despreciando el horroroso fuego de sus contrarios, llegó
sin disparar á cien pasos de sus filas. Cargado entónces por 8 escua
drones espanoles , trabó la pelea, y ayudado por la caballería que
mandaba el intrépido Miller, de nacion ingles, lo hizo plegar todoá
su frente. Derrotados por la derecha y por el centro de la línea, ha
cia aun Valdes una viva oposicion á los esfuerzos del general La
mar (colombiano que poco ántes habia abandonado el servicio de los
españoles), que por el flanco izquierdo le atacaba; pero no pudien-
do resistir el choque del ejército que por todas partes victorioso se
dirigió contra él, hubo de ceder el terreno y el triunfo disputándolo
sí heróicamente y salvándose con pocos á las alturas de retaguar
dia. Allí lograron reunirse á Canterac que con la reserva de los rea
listas habia intentado inútilmente restablecer el combate. Yodo es
taba perdido para el ejército real. Las tropas se hallaban deshechas,
el virei prisionero ; un número inmenso de jefes, oficiales y solda
dos habian rendido las armas en el campo; bagajes, artillería, per
trechos , todo estaba en poder del vencedor. Manifestó Sucre en
tónces que era digno de los favores de la fortuna, sellando su es
pléndido triunfo con la heróica generosidad de un valiente. En cir
cunstancias en que segun la espresion de un escritor español, « po
dia considerarse como una gracia cuanto les fuera otorgado por su
—m—
orgulloso enemigo » concedió á los restos del ejército vencido una
honrosísima capitulacion de que ofrece la historia pocos ejemplos.
Por ella se comprometió á asegurar las vidas y propiedades de los
realistas : á costear el viaje á la Península de los individuos del
ejército que quisieran hacerlo : á permitir que los buques mercan
tes ó de guerra españoles se proveyesen de víveres en cualquier
punto de la costa : á conservar á los vencidos los honores y distin
ciones de su rango : á reconocer como peruanos á todos los que ha-
bian seguido el partido del rei y aun á permitirles su incorporacion
al ejército libertador con sus mismos grados : al olvido de lo pa
sado y á la suministracion de la mitad de los sueldos á los capitu
lados para sostenerlos hasta su salida del territorio. Los españoles
por su parte se obligaron á entregar la plaza del Callao y los paises
que aun dominaban sus armas en el alto y bajo Perú.
Inmensos fueron á la par de sus ventajas los trofeos de este triun
fo. Por él cayeron en poder del vencedor \ 6 generales, incluso el
virei, 46 coroneles, 68 tenientes coroneles 484 sargentos mayores y
oüciales , mas de 2000 soldados , once piezas de artillería , grau
cantidad de fusiles , todas las cajas de guerra, municiones y cuan
tos elementos militares poseian los españoles. Este era el mas bri
llante, numeroso y aguerrido de sus ejércitos y el último que com
batiera bajo el pendon de Castilla contra los pueblos de América.
Contaba al comenzar la batalla con la fuerza disponible de 9,51 0
hombres : el ejército de Sucre solo alcanzaba á 5,780.
Hase dicho que los realistas comprendieron en la capitulacion
todos los paises que en el alto y bajo Perú estaban dominados por
sus armas. Se ve , pues , que renunciaban de este modo los medios
de defenderse con las fuerzas que aun tenían en el Sur y en el Ca
llao , y que reunidas pasaban de 8000 hombres. Empero los jefes
que capitularon en Ayacucho, ó convencidos de lo infructuoso de
sus esfuerzos despues del recibido desengaño, ó temiendo mas caer
en manos de Olañeta que confiar su suerte en las del jefe colom
biano, adoptaron este último partado, abandonando para siempre la
posesion de aquella tierra codiciada , cuyas riquezas fueron origen
de tanta ruina americana.
No tardó mucho Sucre en ponerse en marcha para aprovecharse
de las ventajas que su victoria le ofrecia. El Cuzco se entregó sin
resistencia á su vanguardia el dia 24. EJ general Tristan que habia
— .125 —
sido reconocido como virei y que afectó al principio dar impulso á
la agonizanle causa española, se sometió igualmente al gobierno de
la república, prestándole juramento de fidelidad. El general D. Ra
fael Maroto y olros jefes realistas que tenían mandos militares en
el bajo Perú , abandonaron el territorio junto con los que habian
capitulado; mas como quiera que otros de entre ellos no quisiesen
considerarse ligados con el convenio de Ayacacho y se negasen á
entregar las tropas y parajes que en su poder se bailaban, detúvose
algun tanto el ejército libertador en el Cuzco, miéntras se aparejaba
Sucre á completar la libertad del territorio.
ramente
De aquílosenesparcidos
adelante marcha
y desanimados
sin oposicion
restos de
basta
las aniquilar
fuerzas reales
ente-:
nada puede oponerse al que acaba de hacer pedazos las mejores tro-
pas que defendian la causa de la Espana contra sus antiguas colo
nias. La grande obra americana está perfeccionada. La independen
cia del Perú, fruto de la palma de Ayacucho, asegura los derechos de
Colombia , la existencia política de Chile y Buenos Aires , y reune
emancipados á la sombra de la libertad , los pueblos que hace poco
eran esclavos de una misma tiranía.
Como en todas las grandes ideas que tenían por objeto la indepen
dencia de los pueblos americanos, Bolívar fué de los primeros en
concebir la de llevar la guerra libertadora al Perú; y como todos
los hombres á quienes dió el cielo el poder de concebir lo grande y
la voluntad de ejecutarlo , halló dificultades en el tiempo y en los
hombres cuando trató de realizar su empresa.
¡ A cuántas interpretaciones y desfavorables juicios no se halló
es puesta esta conducta generosa ! Los escritores de la época y junto
con ellos , hombres de juicio y luzes desaprobaron que Colombia
hubiese tomado sobre sí la guerra del Perú : mal éxito y conse
cuencias funestas presagiaran otros, y algunos supusieron en la in
tervencion fines aviesos. Los cobardes temian , los egoístas desani
maban, no faltaron profetasquecompararon la espedicion de Bolívar
á la de Napoleon en Rusia ; y miéntras cada uno en Colombia á su
manera espresaba así el descontento, diferia el gabinete de San Já
mes el reconocimiento de la república hasta que no justificase el
suceso la parle que tomase en una buena y noble causa. Solo Bo
lívar no injurió con triste duda la estrella de Colombia y la de su
fortuna ; íolo el Perú al llamarle repetidas vezes en su ausílio, hizo
á su ingenio y á su constancia justicia ; solo el congreso deColom
bia al favorecer las miras del Libertador, comprendió el porvenir y
justamente es partícipe en la gloria del vencimiento y en la grati
tud debida á los libertadores.
El congreso del Perú en el primer arrebato de su gratitud de
cretó honores y recompensas estraordinarias, acaso escesivas, á sus
ausiliares. Un decreto suyo ( 4 2 de febrero de \ 825 ) ordenó que
se abriese una medalla en honor del Libertador, y que su estatua
ecuestre figurase en un monumento que debia erigirse en la plaza
principal de Lima : que en la plaza mayor de las capitales de los
departamentos se fijase una lápida con una inscripcion de gratitud
por haber salvado á la república, y que en las casas de los ayun
tamientos se colocase con todo el decoro posible su retrato : que
disfrutase en todo tiempo los honores de presidente de la república :
que se pusiesen á su disposicion dos millones de pesos; uno para
sí como regalo (el cual rehusó) , otro para que lo distribuyese á discre
cion entre los generales , jefes , oficiales y tropa del ejército : que
para ello contratase un empréstito bajo el crédito de la nacion : que
el general Sucre fuese reconocido con el dictado de Gran mariscal
de Ayacucho : que á todos los individuos que hubiesen servido en la
campana del Perú desde el 6 de febrero de .I S24 hasta el dia de la
victoria de Ayacucho, se les considerase como peruanos de nacimien
to paralos efectos civiles y políticos : y finalmente, que Bolívar insti
tuyese y señalase cualquiera otra clase de premios honoríficos ó pe
cuniarios como recompensa de los servicios ya prestados y estímulo
de los que pudiera necesitar la nacion en adelante. Por otros decre
tos votó despues accion de gracias á la república de Colombia por los
servicios que habia hecho á su aliada y confederada la del Perú :
al senado y cámara de representantes de la misma por haber per
mitido al presidente la salida y decretado poderosos ausilios para
hacer la guerra á los enemigos de la independencia peruana : á
Simon Bolívar, padre y salvador del Perú y al heróico ejército
libertador.
'
— 152 —
debe Carácas con letras de oro en sus fastos el dia 14 de agosto de
48J0 en que usando de una parte de la soberanía , proscribió el
comercio de víctimas africanas con que pobló su suelo la codicia de
sus mal avisados opresores. Carácas debia prepararse entónces á su
larga y sangrienta lucha de independencia : Carácas , colonia hasta
entónces , no era conocida sino en oscuros mercados : Carácas no
era sino una esclava rebelde , cuando los grandes y adelantados
pueblos europeos llenaban el mundo con su fama y sus tesoros.
Pues en esos momentos de azares y peligros y cuando léjos de abolir
ese comercio, se enriquecian con él esas mismas naciones que hoi se
precian de haberlo estinguido, la generosa y pobre capital de Ve
nezuela justificaba su revolucion y sus principios proclamando ante
las cultas naciones los derechos que ellas olvidaban ó proscribian
en medio de sus ciencias, de su poder y de su gloria.
Nada, pues, mui importante ocurrió este año en Venezuela , ni
en las otras comarcas de Colombia. En el Perú quedaban aun sos
teniendo la divisa real despues de los triunfos de Sucre, Olañeta en
las provincias del Sur, y Rodil en las fortificaciones del Callao, con
desprecio de la capitulacion de Canterac.
Cuando Olañeta recibió las primeras noticias del desastre de Aya-
cucho , formó la resolucion de mantener por sí solo la guerra y al
efecto dirigió parte de sus fuerzas al Desaguadero y parte á Puno.
Frustrado el objeto de estos movimientos por haberse sometido
Tristan y por la defeccion de las tropas de Cochabamba, hubo de
recoger su dispersada gente y retirarse con ella á Potosí, en lamen
table y desesperaba situacion. Todo conspiró á un tiempo contra él.
Sucre que no encontraba obstáculos en su marcha , se adelantó
hasta Oruro : Arenales, con tropas de Buenos Aires se movia desde
Salta en combinacion con el jefe colombiano ; y buen número de los
mejores soldados realistas se sublevaba en la Paz y Valle-grande, pa
sándose á las filas de los independientes. Perdido con la desgracia el
tino, dividió nuevamente sus fuerzas Olañeta destacando algunas
contra los recientemente sublevados y otras á hacer frente á la inva
sion de Arenales, que con parte de su ejército babia ocupado á Tupi-
za. Siguióse á este error otra desgracia. Las fuerzas destinadas contra
el argentino, hallaron que el comandante Medinaceli que con ellas
debia cooperar se habia sublevado tambien, con lo que exasperado
y fuera de sí Olañeta, marchó á atacarle y fué muerto en la pelea,
— \55 —
á manos de los suyos , segun unos , por demasiado arrojo segun
otros. Las tropas destinadas á Valle-grande capitularon , sellando
así la libertad del alto Perú.
Bolívar que desde oí I O de diciembre anterior habia entrado en
Lima , espidió un decreto convocando el congreso para el .I 0 de
febrero del presente. Reunióse este en efecto el dia señalado y
sus primeros actos fueron dirigidos á manifestar su gratitud á los
libertadores del Perú , colmándolos , como hemos visto , de gracias
y recompensas. Al devolver el Libertador al cuerpo legislativo las
ilimitadas facultades de que le habia revestido al acto de cerrar sus
sesiones el año anterior, quise herir, dijo, el orgullo nacionalpara
que mi voz fuese oída y el Perú no fuese mandado por un co
lombiano; pero todo ha sido vanamente : el grito del Peni ha
sido mas fuerte que el de mi conciencia. En efecto el congreso
le confirió el poder ejecutivo, para cuyo ejercicio pidió permiso
á Colombia, porque segun se espresó , reconocía monstruosa
aquella autoridad , é impropia de él. Bien merecia , sin duda ,
este espresivo dictado el poder sin límites que el mismo dia de su
instalacion le confirió el congreso. Autorizóle nada ménos que para
diferir la reunion ordinaria de la legislatura , para suspender en
todo ó en parte la constitucion y leyes vigentes , para delegar estas
facultades en una ó en mas personas y para nombrar quien le sus
tituyera en algun caso inesperado. Sin hacer ninguna otra cosa no
table se disolvió este congreso el 4 0 de marzo ; un mes despues de
haberse reunido.
Desde que Sucre puso el pié en el territorio del alto Perú, con
vocó una asamblea general de representantes del pueblo con el
objeto de organizar su gobierno. Estas provincias que desde 4778
habian sido desmembradas del vireinato de Lima para componer
parte del de Buenos Aires y que habian vuelto accidentalmente
á su primera dependencia luego que empezaron los disturbios
políticos de Charcas en \ 809 , quedaron en libertad para consti
tuirse en virtud del abandono que ambos gobiernos hicieron de
sus respectivas pretensiones. Con esle motivo el de Buenos Aires
ordenó al general Arenáles que protegiese su organizacion política,
y Bolívar por un decreto dado en Arequipa en \6 de mayo con
firmó la convocatoria hecha por Sucre , aunque reservando á
la sancion del congreso peruano de \ 826 las resoluciones de la
asamblea del alto Perú , cuyo territorio debia quedar entre tanto
— 454 —
dependiente del gobierno de Lima , bajo el mando inmediato de
Sucre. La oondncta de los argentinos en este negocio tiene visos
de sobrado interesada, á pesar de su aparente desprendimiento,
pues al paso que el congreso constituyente de Buenos Aires protes
taba dejar á las provincias del alto Perú en completa libertad para
disponer de su suerte , mandaba un ejército para invitarlas á que
le enviasen sus representantes. Verdad es que Bolívar al ratificar
la convocatoria de Sucre establecia una reserva que hacia dependef
el destino de aquellas provincias de la sancion del Perú , cuya ad
ministracion dirigía con absoluta é ilimitada autoridad ; pero pu-
diendo diferir indefinidamente la reunion ordinaria del congreso
de Lima, lo convocó sin embargo para eH 0 de febrero del siguiente
año y se debió á su eficaz cooperacion el que la asamblea general
del alto Perú lograra instalarse el .10 de julio del presente. Decla
róse el 6 de agosto (aniversario de la batalla de Junin ) , la inde
pendencia de aquellas provincias y el H del mismo mes se consti
tuyeron bajo la denominacion de República Bolívar , confiando el
poder ejecutivo al Libertador por todo el liempoque residiera den
tro de su territorio y encargando á Sucre del mando inmediato de
los departamentos. Disolvióse la asamblea el 6 de octubre despues
de haber fijado el 25 de mayo del siguiente año para la reunion
del cuerpo constituyente , encargando al Libertador una constitu
cion política para el pais y dejando una comision permanente de
su seno para que le ausiliase en aquel trabajo arduo y delicado.
Libre todo el alto Perú, diputó el ilustre Sucre cerca del gobierno
de Colombia un oficial del ejército para presentarle los trofeos de
la última campaña. Hallábanse entre ellos el estandarte real de Cas
tilla que condujo Pizarro á aquellas apartadas regiones trescientos
años ántes , y los pendones que eran la insignia del vasallaje de
sos provincias á los descendientes de Fernando VI. Desde Ayacucho
á Tupiza se habian humillado ante los libertadores 25 generales
realistas, .1.400 jefes y oficiales y 18.000 soldados : libres se ha
llaban dos millones de habitantes que diseminados en un inmenso
territorio empezaban á gozar los bienes de la independencia, de
bidos á los esfuerzos generosos de Colombia.
Quedaba aun por reducir la plaza del Callao que con tenaz resis
tencia conservaba Rodil en la obediencia de España , en medio de
la desgracia de sus armas. Componíase su guarnicion de 2400 hom
bres y encerraba en su recinto inmensos repuestos de víveres, efec
— 455 —
los de guerra y caudales de que se habían apoderado los realistas
al acto de la sublevacion que lo puso en sus manos en el ario ante-
terior. Ya se ha visto que cuando esto suceso tuvo lugar, el estado
de los negocios se presentaba del modo mas lisonjero para los es
pañoles ; y aunque el descalabro de Junin vino en seguida á des
mejorar su posicion , no renunciaron á la esperanza de defender
con ventajas la fortaleza cuando vieron , en setiembre, llegar en
su ausilio el navio Asia y el bergantín Aquíles , que unidos á los
bajeles con que la plaza contaba, podian conservar sus comunica
ciones marítimas y aun oponerse con buen éxito á la escuadra com
binada de los sitiadores. No fué, empero, de larga duracion esta
Juz de próspera fortuna; que luego la apagaron , cobardes ó trai
dores, los que debian conservarla. Un tal Gruzeta, comandante del
navio y á quien Rodil había confiado el mando de la escuadra, supo,
en ocasion de hallarse cruzando sobre las costas de Intermedios, la
derrota de Ayacucho ; y cobrando un terror pánico , abandonó
aquellos mares y dió la vela con su navio y los bergantines Aquíles
y Conslaute para Manila , enviando á guarecerse en España y en
Chiloe los otros bajeles de la escuadra. Hallándose el acobardado
marino sobre las aguas de las islas Marianas, se sublevó la tripula
cion del navio , se puso en armas y arrestó á sus oficiales. Obligado
por la fuerza el capitan del Constante á conducir á Méjico el buque,
entregáronlo allí los amotinados , comprendiendo al bergantín en
el convenio que al intento hicieron con las autoridades de aquella
república. El Aquíles, que se había alejado del convoi , cuando
oyó el tumulto de la sublevada marinería , tambien fué presa de
un motin semejante, y vino á parar en manos de los patriotas de
Chile , á quienes fué entregado por la tripulacion.
Resistióse Rodil al cumplimiento de la capitulacion de Ayacucho,
tanto porque le pesaba entregar á los patriolas el último amparo de
las armas reales, cuanto confiado en que tenia víveres para un año,
término suficiente para poder recibir ausilios de la Península. Ni
porque en aquella batalla hubiera andado tan abatida la fortuna de
los realistas, renunciaba á entrar en comunicacion con Olañeta por
medio de su escuadra, cuya fuga y dispersion ignoraba todavía ; pero
un oficial á quien envió con este objeto fué preso en Quilca por
los chilenos; batieron los republicanos una division que salia dia
riamente de la plaza para hacer forrajear el ganado vacuno y la ca
ballería : las enfermedades habían reducido la guarnicion á la mi
— 456 —
lad de su número y las conspiraciones se multiplicaban al rededor
del jefe español.
No ignoró por mucho tiempo el obstinado defensor del Callao la
pérdida de sus bajeles , tanto mas sensible cuanto que alejando
toda esperanza de conservar la fortaleza, hacia estériles los cruentos
sacrificios de sus defensores. Ya en mayo no se daba racion en la
plaza sino á los empleados en servicio ; se consumieron cuantos ca
ballos y muías pudieron haberse á la mano, y como la miseria apre
tara, no se despreciaron los mas inmundos y asquerosos animales.
Llevóse el hambre y el escorbuto mas de 6000 individuos de esta
trisle gente : estrechado por mar el bloqueo, á esfuerzos de las es
cuadras combinadas de Chile , Perú y Colombia , y vivamente hos
tilizada la plaza por las obras de tierra que el colombiano Bartolo
mé Salon dirigía : sin vislumbrar ninguna posibilidad de humano
socorro, y ya en el trance de una muerte cierta y próxima, dió Ro
dil oidos á las proposiciones que se le hicieron, firmando una capi
tulacion el 25 de enero de 1 826, honrosa cual convenia á su esfor
zada defensa, y cual acostumbraban concederla á sus enemigos los
hijos generosos de América.
Cuando la plaza se rindió, se hallaba su guarnicion reducida á
400 hombres en situacion tan lastimosa, que con dificultad podian
tenerse sobre sus pies. Rodil y los oficiales que estuvieron en es
tado de embarcarse , marcharon el mismo dia para la Península.
La toma del Callao puso término á la guerra de independencia
en la América del Sur, y fué el último triunfo de Bolívar en esta
sangrienta y larga lucha, empezada y acabada por los valientes hi
jos de la heroica Venezuela.
ANO DE 1SSA.
probidad.
Para este tiempo habian ocurrido algunos sucesos notables en
las provincias orientales de la república. Sublevóse el batallon Orí
noco en ia ciudad de Guaya na proclamando federacion ; pero pa
gada, racionada y vestida la tropa, convino en evacuar ia plaza y
marchar á Cumaná. Poco despues se encendió en esta ciudad la
guerra civil, oponiéndose sus habitantes á la entrada de Bermúdez
( defendia este al gobierno), á quien obligaron por último á reti
rarse abandonando los puntos que había ocupado á inmediaciones
de la plaza.
Mui poco faltó para que Puerio-Cabello fuese tambien el teatro
de escenas sangrientas. El acta de la asamblea de Carácas celebrada
el 7 de noviembre, habia revelado á los partidarios del código bo
liviano la posibilidad de que sus planes quedaran frustrados, y para
contrariar la nueva marcha del federalismo consiguieron ganar el
batallon Granaderos que guarnecia á Puerlo-Cabeilo. Como quiera
que los cabildos se habian convertido en dóciles instrumentos de
todos los trastornos , consiguióse que el de esta plaza que poco
tiempo ántes se habia el primero pronunciado por la federacion,
se declarase contra ella en acta de 21 de noviembre, protestando
que sin desistir de la causa de las reformas , ratificaba la eleccion
que habia hecho de Bolívar por mediador en las disensiones ocur
ridas, y que no siendo las facultades de que estaba revestido bas
tantes para reunir la gran Convencion, en lo necesario y para solo
este objeto se le autorizaba. Mas fácil es concebir que pintar el sen
timiento que causó á Páez ver desconocida su autoridad en una
plaza que con tanía gloria habia arrancado de las manos del comun
enemigo. En los primeros instantes de su indignacion, amenazó po
ner por segunda vez el' pié triunfante sobre los muros de la plaza y
hacer un ejemplar escarmiento en los promovedores de aquel mo-
vimiento que calificaba de atentado, si el cabildo volviendo sobre
sus pasos no se sometía pronta, pura y simplemente. Antes de esta
intimacion se habian disparado algunos tiros con motivo de haberse
acercado á la plaza una partida de tropa destacada de Valencia, y
quién snbe hasta dónde este incidente y el personal resentimiento
de Páez contra los sublevados hubieran contribuido á hacerle lle
var á efecto sus amenazas, si la noticia de la llegada á Bogotá del
Libertador presidente no hubiera dado esperanzas de una próxima
reconciliacion. Si |os temores de la guerra civil contristaban el
ánimo de los buenos ciudadanos y losmantenian en perpetua alar
ma, no era» motivos menores para afligirlos las medidas de repre
sion dictadas por el jefe civil y mililar en la necesidad de maute
ner su autoridad. Desde el mes de julio se habian ya sujetado aI
fuero militar varios cuerpos de milicias y establecidose con el ca
pedir
rácter la
decirculacion
policia unaderigorosa
impresospesquisa
y cartascon
queque
contrariasen
á prelesto de
el mo
im>
ANO DE
Y
— .227 —
« sus heróicos hechos como otros taníos lítulos al establecimiento
« de un gobierno que por su bondad sea equivalente á tan inmeu-
« sos sacrificios. Colombia apénas naciente tuvo una alta reputacion
« debida a sus instituciones y á su marcha firme y majestuosa —
« era un alto honor ser colombiano— sucesos desgraciados han
« eclipsado este nombre y oscurecido sus glorias.... Tristes y
« malhadados acontecimientos han abierto heridas al crédito na-
« cional, han turbado el órden.... Hagamos una mútua y general
« reconciliacion... En el templo de la patria no deben levantarse
« altares, sino abrirse sepulcros á la discordia. »
Una resolucion de \ 6 de abril declarando urgente la reforma de
la constitucion de Cúcuta , fué uno de los primeros actos do Iu
asamblea constituyente y el único de importancia en que lodos sus
miembros estuvieron de acuerdo, porque desde mui temprano se
manifestó entre ellos desunion y guerra , y de parte de la mayoría
del cuerpo zelos y desconfianza hacia Bolívar.
Dirigió este al presidente de la convencion dos comunicaciones
datadas en Bucaramanga a .10 de abril. Decía en la primera, que
por informes y queja del comandante general del Magdalena l:abia
sabido con sorpresa que varios miembros nombrados para la gran
convencion y reunidos en Ocafta el 2 de marzo para examinar los
registros de las asambleas electorales, habían lomado conocimiento
de una representacion que les dirigió el general Padilla y decrelá-
dole acciones de gracias por los acontecimientos de Cartagena ; in
tervencion que á ser cierta vería como una usurpacion de autoridad
de parte de los elegidos del pueblo, los cuales por el mero hecho se
convertían en instigadores de nuevas conspiraciones y eu instru.
mentos de la completa ruina de la patria, liase dicho ya que Padi
lla al llegar á Monipox dirigió á varios miembros de la comision
copia del oficio en que daba cuenta a Bolívar de los sucesos de Car
tagena. La relacion que de ellos hacia no era por cicrlo desapasio
nada ; mas con todo eso se colegia de su contesto que el mismo
nase
habiaofreciendo
sido el promovedor
sostener condesuaquellos
persona alborotos.
y su influjoPero
á la como
convencion,
Icrmi-
AÑO DE 1999.
'
-/
— 268 —
pais anhelaban verlo de nuevo sometido al, dominio peninsular,
no lograron que el fuego de la insurreccion se estendiese. Ni con
siguieron otra cosa que ver por él consumidas algunas pequeiias
poblaciones y hacer mas y mas odiado el¡ gobierno español, á cnyo
nombre se ejecutaban tales devastaciones. Ocupada la república en
sus disensiones domésticas , descuidó por mucho tiempo hacer una
eficaz persecucion á las gavillas de Arizábalo y Cisnéros, dándoles
vagar y respiro. De vez en cuando sus demasías escitabau el clamor
público y llamaban la atencion de las autoridades; entónces se les
buscaba con ardor hasta que deshechos y acosados se volvian á sus
guaridas. La buena estrella de Cisnéros y el cuidado que tuvo
siempre de acompañarse con pocos, le facilitaron los medios de con
servarse oculto en las suyas. No así Arizábalo. Queriendo este obrar
mas en graude al frente de la faccion de los Güires, allegó gente,
organizóla á usanza de gnerra regular y aun obtuvo pequeñas ven
tajas ; pero mui pronto frustradas sus quiméricas esperanzas, vióse
reducido á lamentable situacion. Quedáronse en promesa ó nunca
recibió los ausilios que el capitan general de Puerto-Rico le habia.
ofrecido para hacer la guerra : sus relaciones en el pais con los des
afectos al gobierno le sirvieron de poco , reduciéndose en lo ge
neral á meras correspondencias escritas ó verbales : el aumento de
sus tropas le perjudicó, porque confinado en las selvas carecia, de
recursos para alimentarlas y vestirlas : él mismo era |-oco hábil en
semejante guerra é incapaz de habituarse , ya entrado en años , al
rigor del clima y á la miseria de aquellas desiertas comarcas.
Viéndose , pues , estrechado por su propia gente que enflaquecida
y desmayada amenazaba abandonarle, despues de haber sufrido
grandes trabajos , imploró la clemencia del gobierno y el .18 de
agosto firmó una capilu'acion honrosísima para él, que ratificó en
setiembre el jefe superior. En virtud de ella los cabezillas Centeno
y Doroteo se presentaron jurando obediencia al gobierno. Arizábalo
solo, fiel á su causa y á sus principios se trasladó, á Puerto-Rico
para volver á su patria. . . :•
La paz que sucedió á estos triunfos de tan diverso origen y ca
rácter, léjos de dar reposo y dicha á Colombia, era precursora de
un trastorno general á cuyo impulso debia desaparecer su nombre
del catálogo de las naciones. Penoso es el deber de un historiator
nacional que habiendo de referir hechos contemporáneos halla, en
ocasiones entretegidas con nobles hechos, dignos de loa ,. acciones
— 269 —
vituperables que infaman la memoria de los muertos , ó manchan
la reputacion de un viviente poderoso , de un deudo ó de un amigo.
Vehículo pasivo del crimen y de la virtud, ha de trasmitir uno y
otro a la posteridad , ahogando los impulsos del afecto ó el grito
ora
de lahalagüeñas
sancre, y desechar
con que con
el miedo
entereza
ó ellasinteres
imágenes
tiendan
ora ápavorosas,
descami .
narle y perderle.
No eran ya estraños enemigos los que al ruido de las armas en
los campos de batalla pugnaban por destruir la república. Su rui
na se tramaba por los ministros del gobierno en la ausencia de
Bolívar. De hecho, los partidarios del poder absoluto, que desde la
disolucion del congreso de Ocaña habian trabajado á las claras por
el establecimiento de la dictadura, no estaban satisfechos de su
obra. El blanco de sns anhelos era una monarquía. Sueño pareco
que en hombres que habian visto en Carácas , en Angostura y Cú-
cula, en Ocaña y Bogotá tanto espíritu patriótico, tanto valor,
tanto odio á aquella especie de gobierno, cupiese el pensamiento
de imponerlo al pueblo contra la voluntad terminantemente mani
festada de la mas sana parle suya.
Y apénas se concibe como al propio tiempo que Córdoba, con
mas coraje que prudencia proclamaba el código de Cúcuta , con
tase el consejo de ministros ( componíanto el general Rafael Urda-
Deía, secretario de marin'a y guerra, Estanislao Vergara, de rela
ciones esteriores, Nicolas M. Tanco de hacienda , José Manuel
Restrepo de justicia é interior) contase, decimos, con la obe
diencia servil de la nacion para arrancarle el frulo de sus inmensos
sacrificios.
Algun tiempo permanecieron estas artes criminales medio es
condidas á los ojos del público, hasta que el aumento de prosélitos
y la actividad y descaro de sus maniobras revelaron parte del plan
y dieron la alarma al partido liberal , que lo echó por tierra. No
fué, con todo, sino en época mui posterior cuando se conocieron en
toda su ostension los atrevidos pasos que habia dado el consejo de
ministros para llevarlo á cumplido remate. Y como hoi mismo la
poca publicidad de los documentos origina dudas ó incredulidades
en unos, y juicios exagerados en otros, se hace necesario esclarecer
y lijar este delicado punto de la historia colombiana.
« No atreviéndose el consejo (dice el ministro de relaciones es-
n tcriores ) á proclamar su opinion sin contar con un apoyo , em-
— .270 —
o pezaron sas miembros á difundirla sordamente por medio de
« cartas á sus amigos y á personas respetables de los departamen-
« tos; y habiendo sido bien recibida, ha comenzado á generalizarse. »
Adelantóse á mas el consejo, pues convocó en Bogotá á una junta
secreta de notables que habiendo convenido en la idea, « se com
prometieron á propagarla. » Animados los ministros por el buen
éxito de estas primeras tentativas , quisieron dar al proyecto la
última mano. Al efecto acordaron en 5 de setiembre abrir con los
agentes diplomáticos de Francia é Inglaterra una negociacion con
traida : Io. á manifestarles la necesidad que tenia Colombia, para
organizarse definitivamente, de variar la forma de su gobierno es
tableciendo una monarquía constitucional, y á preguntarles si lle
gado el caso de que el congreso la decretase , seria bien vista ta
maña mutacion por sus gobiernos respectivos ; 2°. á indicarles que
efectuado el cambio era la opinion del consejo que Bolívar gober
nara por el tiempo de su vida con el título de Libertador y que el
de rei no se tomase sino por el que le sucediera en el mando; 5°. á
preguntarles si sus gobiernos reconocerían la libertad que tenía
Colombia, establecido que fuese el nuevo órden de cosas, para nom
brar á Bolívar por su jefe y para designar la dinastía, rama ó prín
cipe que debia sucoderle ; 4°. y por último se les baria presente
que como dado este paso tan importante para la organizacion de
Colombia y del resto de la América , era muí probable que los
Estados.Unidos del Norte y las otras repúblicas se alarmasen y qui
siesen contrariarlo, era necesario para sostenerlo la poderosa y efi
caz cooperacion de la Inglaterra y de la Francia. .Al comisionado de
esta última potencia , prevenía al acuerdo del consejo se le hiciese
entrever la posibilidad de que al tratarse de elegir el sucesor de
Bolívar, so pensase para ello en algun príncipe de la casa real de
Francia, la cual, por tener la misma religion de los colombianos y
por otras razones políticas, era la mas adecuada para gobernarlos.
Los ministros estranjeros recibieron de distinto modo esta con
fianza. El coronel P. Cambell, encargado de negocios de S. M. B.,
acusó cortesmeu te el recibo de la comunicacion que se le pasó al
efecto por el secretario de relaciones esteriores, y contestándola con
la reserva que es característica á los de su nacion , se limitó á de
cir que la trasmitiría inmediatamente á su gobierno y que espera
ba que el enviado estraordinario de Colombia en Lóndres recibiría
las instrucciones necesarias para entrar en francas explicaciones so
— S2W —
bre el particular. El frances Cáries Bresson,' comisionado de S M.
Cristianísima, espresó calurosamente la alta esiima que lo inspiraba
tan grande muestra de aprecio , y queriendo corresponder á ella
destinó al duque de Montebello que lo habia acompañado á Colom
bia, para llevar la noticia al reí su amo. Aun hizo mas, pues tomó
sobre sí la responsabilidad de suspender su partida hasta recibir
nuevas órdenes de su gobierno. Este mismo señor Bresson habia
cia
manifestado
de que Bolívar
poco ántes
permaneciese
al consejoendeelparte
mandode todo
Cárlos
el X
tiempo
laconvenien-
posible;
r
— 292 —
creyó que destruido por este medio el principal fundamento de
la revolucion de Venezuela, vacilaría el ánimo de sus habitantes
cuando la viesen desaprobada por el congreso, y que allanado así el
camino para una transaccion satisfactoria , conseguirían esta fácil
mente sus comisionados, en cuyos talentos é influjo personal cifraba
por oira parle el constituyente no pequeñas esperanzas.
Instruido Pácz por despacho oficial del ministro de guerra de Bo
gotá del o! jeto y marcha de esta comision, nombró otra que reci
biéndola en los límites del estado oyese sus propuestas y las contes
tase de acuerdo con las instrucciones que al efecto se le darían. Los
enviados del congreso de Colombia llegaron á Tariba, pueblo de la
provincia de Mérida , el .1 4 de marzo, y á pesar de la oposicion de
las autoridades se internaron hasta la Grita-Nueva; mas fuerte
mente embarazados en su marcha por las órdenes terminantes de
Páez que les fueron trasmitidas por el jefe del distrito , retroce
dieron al Rosario de Cúenta. Y habiendo dado cuenta de lo ocur
rido á su comitente, fuéles contestado que esperasen allí á los comi
sarios de Venezuela y con ellos se entendiesen del mismo modo que
lo hubieran hecho con el jefe superior, á no haber sido rechazados.
Con efecto , poco despues y en el lugar indicado el general Sucre,
el obispo de Santa Marta y el licenciado Francisco Aranda que com
ponían la comision del congreso, y el general Mariño, el doctor
Ignacio Fernández Peña y Martin Tovar que formaban la de Vene
zuela, dieron principio (18 de abril) á las conferencias.
Ahiléronse estas por los apoderados del constituyente esponien
do el objeto de su comision , que era en sustancia el de conservar
la asociacion colombiana. En las basas de constitucion acordadas
ofrecian á los venezolanos una prueba evidente de que no existia
el proyecto de monarquía, sino que por el contrario se trataba de
dar á los pueblos una mas directa intervencion en el manejo de sus
intereses locales , adoptando del sistema federal todo aquello que
era compatiblé con la integridad de la república. Dependia de esta
integridad la gloria de Colombia, y mal podría, segnn ellos, resol
verse su territorio en estados independientes, sin ofensa de los pú
blicos y solemnes comprometimientos que la ligaban con naciones
é individuos, y sin esponer á grandes riesgos la libertad del pueblo
y aun su independencia política : para evitar tamaños males decian
que el congreso estaba dispuesto á realizar cuantas reformas se le
propusiesen, con tal que en ellas se dejasen á salvo la union gene
— 295 —
ral y los intereses de las otras provincias. No podia ponerse en duda
(así contestaron los de Venezuela) que se hubiese realmente inten
tado destruir la república para fundar sobre la ruina de sus institu
ciones la odiada monarquía : hechos y documentos irrefragables lo
probaban. Así esto como los enormes males causados por el gobierno
de Colombia á Venezuela, habian contribuido á generalizar de tal
modo la opinion en favor de su reciente alzamiento, que era preciso
juzgarlo irrevocable. Dispuestos se hallaban á sostenerlo á todo
trance ; y como nada influirían contra esta decision los acuerdos del
congreso, se limitahan á proponer, con arreglo á sus instrucciones,
el reconocimiento del derecho que tenia Venezuela para constituir y
organizar su gobierno con enteca y cabal independencia. Y como al
propio tiempo declararon no serles permitido tratar sobre otra base,
siendo esta contraria á la union que segun los comisionados de Bo
gotá limitaba sus poderes, debieron considerarse desde luego ter
minadas las conferencias.
Convinieron, sin embargo, en reunirse al dia siguiente para con
tinuar la discusion, no ya con el carácter de agentes públicos, sino
en calidad de compatriotas y amigos que deseaban hallar medios
para restablecer la concordia , librando á los pueblos de los males
de un rompimiento.
Inútil fué tambien esta conferencia. Los comisionados de Páez
presentaron una serie de artículos que contenían el desarollo de un
plan de separacion para constituir en estados federados á Quito,
Cundinamarca y Venezuela, proponiendo tambien que para remo
ver todo motivo de desconfianza, se escluyese de mando y empleos
en el gobierno general á los que durante los últimos diez años hu
biesen servido la presidencia y vicepresidencia do la república, las
secretarías del despacho y las plazas de consejeros de estado. Obje
tando Sucre lo principal de estas proposiciones que á su ver no
contenían lo necesario para la organizacion de un gobierno general
que mantuviese las relaciones esteriores de Colombia y cuidase del
crédito nacional , dijo que en ellas se dejaba apénas vislumbrar la
esperanza de que los congresos dejos tres estados mantuviesen la
union de la república, y qae si se temía la continuacion del Liber
tador en el mando supremo, aseguraba á nombre de la comision ,
que la última renuncia de Bolívar era tan so'emne , que induda
blemente le seria admitida. Pero que conviniendo con los enviados
de Venezuela en la necesidad de que hombres nuevos entrasen á
— 294 —
regir los destinos públicos, proponía que lodos los generales en jefe
y tambien los de cualquiera graduacion que hubiesen sido presiden-
'te y vicepresidente, ministros consejeros de estado y jefes superiores,
fuesen igualmente eseluidos de los dos mas elevados puestos de la
administracion ejecutiva, así en el gobierno de la union como en el
de los estados federados que pudieran establecerse y durante tin'pe-
ríodo que no debia bajar de cuatro años. Sucre ofrecia sostener con
todas sus fuerzas estas opiniones en el constituyente, si pactaban.
hacer otro tanto en Venezuela los comisionados del jefe superior;
mas ellos rechazaron la propuesta conociendo que no tenia otro Cn
que privar á Venezuela del apoyo de Páez endrcunstancias de ne
cesitarlo para defender su causa y constituir su gobierno. Mal po
dia entóneos, sin hacer dudoso el éxito de la revolucion, comenzar el
pueblo por apartar de los negocios públicos á hombres que , si bien
peligrosos á la libertad por su poder é' influjo, eran los mas ade
cuados para los dias de peligro y combates. .Fundándose en lo limi
tado de sus instrucciones, íampoco consintieron los comisionados de
Venezuela en que el gran mariscal y sus compañeros pasasen á Va
lencia á tratar directamente con el congreso, ni en seguir ellos viaje
'á Bogotá .con el mismo objeto; pero ofrecieron que despues de reu
nido el constituyente de Venezuela , le seria permitido á cualqaiera
•«nviado del gobierno de Bogolá dirigirse libremente á la capital del
rstado. Aquí se puso término á las conferencias , ya convencidos
unos y oíros de la inutilidad de prolongarlas y de lo muí inconci
liables que eran, á lo ménos por entónces. los intereses de sus res
pectivos muitentes.
•Paro.estc tiempo habian ocurrido en Bogotá algunos sucosos no
tables. Debiendo asistir á las sesiones del congreso en calidad de
áiputado el presidente del «onsejo, fue nombrailo para reemplazar
le el general Domingo Caicedo, en cuyas manos pusointerinameu-
<e Bolívar el 2 de marzo el mando de la república. Alterada la sa
lud del Libertador con tantas inquietudes y tribulaciones, quiso go
zar por la primera vez del repnso de la vida privada despues de
veinte años consagrados al trabajo incesante tle'.los negocios pú
blicos, miéntras el congreso malgastaba el tiempo empleándolo en
formar una constitucion quede antemano veía rechazafla por los
pueblos. No se ocultó esta verdad al nuevo encargado de la admi
nistracion, y lo manifestó á'.los representantes en oficio de 45 de
abril, cou laudable sencillez y franqueza. 'Segnn él, no podía haber
— 295 —
Utilidad en sancionar un código político que no debia regir ni un
solo dia, existiendo la desconsoladora certidumbre de que los pue
blos lenian disposicion á rechazarlo. Por lo cual aconsejaba al con
greso se ocupase en dar una organizacion provisional al gobierno y
en elegir altos empleados de la administracion superior del estado,
autorizándolos para convocar una asamblea constituyente de la Nue
va Granada. « Tales son, anadia, los deseos generales, tal el cami-
« oo que traza la opinion pública para precaver los males que no
a solo se temen, sino que ya se tocan. » Adoptando estas mismas
opiniones celebraron en 20 de abril una acta los empleados y ve
cinos de la ciudad de 'funja, en qae ademas pedian se dejase ó Ve
nezuela árbitra de su suerte, y suspendiese el congreso sus sesiones
despues que nombrase al general Caieedo por jefe interino del gc*.
bienio.
Mas audazes aun los habitantes do Pore, capital de la provincia
de Calmare, habíanse levantado el 4 de abril contra el gobierno de
la union , y declarando que desraban formar parte integrante del
.territorio .do Venezuela, se acogieron á su amparo. Empero ni es
tos sucesos, ni otros 'muchos y diversos sintomas de trastornos >¡iic
por do quiera asomaban anunciando la disolucion de Colombia,
fueron parle á que el congreso desistiese de su ingratísijua larea
legislativa.
tad general,Firme
qaisoendará
el puesto
la nacion
a qae
una
se prueba
creia llamado.
de la pureza
por la volun<-
de sus
/
— 515 —
ámbito de la capital, y en cualesquiera casos previstos ó improvis
tos en que deje de hallarse á la cabeza del gobierno, entra a succ-
derle el vicepresidente ; á este le subroga el vicepresidente del con
sejo, elegido por sus miembros de entre los que no son dependien
tes del poder ejecutivo.
Sin necesidad de convocatoria debe reunirse el congreso el 2 de
enero de cada año en la capital de la república : noventa dias duran
sus sesiones y son por otros treinta prorogables.
Corresponde á la cámara de representantes velar la inversion de
las rentss nacionales y examinar la cuenta de los gastos públicos
que el ejecutivo debe presentar anualmente : ver las acusaciones
que se propongan contra cualquier empleado y declarar si hai ó no
lugar á formacion de causa, sin perjuicio de las atribuciones pro
pias de los tribunales He justicia.
Ks atributo de la del senado sustanciar y resolver los juicios ini
ciados en la cámara de representantes. Cuando se trate de acusa
ciones contra el presidente ó vicepresidente de la república ó con
tra algun miembro del consejo ó de la corte suprema , incorpora ;i
su seno este tribunal para sentenciar definitivamente. En cualquiera
de las dos cámaras y solo á propuesta de sus miembros, pueden te
ner origen las leyes y decretos, esceptuando los que establecen im
puestos cuya iniciacion pertenece á la de representantes. A toda
Iei ó decreto deben necesariamente dársele por cada cámara tres
debates en tres sesiones distintas. Si la una cámara no aprobase lo
que la otra ha sancionado ó propusiese modificaciones en que no
convenga aquella en que el proyecto tuvo origen, queda este sin
efecto. Aprobado por ambas, pasa al ejecutivo , el cual lo manda
cumplir ó lo objeta. En el primer caso tiene fuerza de lei : en el
segundo vuelve á la cámara que lo propuso. Considérase nueva
mente, y si entónces las dos terceras parles delos miembros de una
y otra cámara insisten en la conveniencia de la disposicion, debe el
gobierno mandarla ejecutar sin que para oponerse á ella le quede
arbitrio alguno. Lei tambien será si el encargado del gobierno no la
devolviese objetada á los diez dias de haberla recibido, á ménos
que dentro de aquel término suspendiese sus sesiones el consreso,
en cuyo caso se harán las objeciones en los diez primeros dias de
su reunion inmediata.
Fija el congreso los pesos y medidas , la lei , tipo y valor de la
moneda : establece tribunales y juzgados : crea ó suprime empleos
y determina sus asignaciones : decreta cada año k Tuerza militar
permanente, y dicta realas para la organizacion de la milicia : puede
enajenar, adquirir ú cambiar territorios : señala anualmente ei
montamiento de los gastos públicos : coatrae empréstitos sobre el
crédito del estado : celebra contratas para la navegacion interior,
para la apertura ile caminos y canales y para otros objetos de uti-
lilidad comun : conuede privi'egios esclusivos temporales para fo
mentar el progreso, introduccion ó mejora de inventos útiles : pro
mueve la educacion : acuerda amnistías : designa el lugar en que
ha de residir el gobierno : demarca la division territorial : da pre
mios y recompensas á los buenos servidores de la patria ó decreta
honores á su memoria. Los senadores y representantes no son de
ninguna manera responsables por las opiniones que emitan en las
cámaras, y gozan de inmunidad durante las sesiones y miéntras van
á ellas ó regresan á sus domicilios, escepludndo el caso de que hu
biesen cometido crimen que merezca el último suplicio. En delitos
en que la lei señala castigo corporal ó infamante , loca á la cámara
respectiva poner al acusado á disposicion del tribunal competente.
E1 ascenso de escala en su carrera es el único empleo que en el
período de su eleccion pueden recibir del ejecutivo los senadores,
y representantes.
La mas elevada autoridad judicial «lo la república reside en la
corte suprema de justicia, compuesta de cinco juezes, y son atri
buciones suyas : conocer en ciertas ocasiones de las causas qne por
responsabilidad se formen á los secretarios del despacho y tambien
de las que lanío á eslos como al presidente y vocales del consejo
puedan seguirse por delitos comunes. Decide en tas litis conten
ciosas do los plenipotenciarios ó enviados estranjeros , cuando lo
permite el dereeho público y con sujecion á los tratados, y en las
que por responsabihdad se inicien á los agentes diplomáticos de la
república. Resuelve las controversia» que se originen de contratos
celebrados por el ejecutivo. Oye los recursos de queja contra las
cortes de justicia ú en particnlar contra alguno de sus miembros,
y le loca tambien conocer de la nulidad de las sentencias que
aquellas pronnncien en última instancia. Dirime las competencias
de los tribunales superiores y propone al congreso las reformas que
crea convenientes para la mejor administracion de justicia.
Son responsables los ministros de la corte suprema, por el delito
de traición con Ira la patria y el de cohecho. Y ni ellos ni lo» demas
juezes pueden, ser suspendidos de sus destinos , sino por acusacion
admitida legalmentc ; ni depuestos sino por causa probada y sen
tenciada; •,
Las diputaciones provinciales se reunen el l.° de noviembre de
cada año en las capitales de provincias : duran sus sesiones treinta
dias que son prorogables basta cuarenta. Son deberes de estas
asembleas : velar el exacto cumplimiento de las leyes y denun
ciar con pruebas suficientes ante la cámara de representantes ó
ante el poder ejecutivo las infracciones ó abusos que cometan los
empleados públicos : pedir á la autoridad eclesiástica que separe
de sus curatos aquellos párrocos cuya conducta sea notoriamente
mala : presentar al gobernador ternas para el nombramiento de
los jefes de canton y para los empleados del fisco provincial : re
partir elltre los cantones de la provincia las conlribueiones estra-
ordinarias que decrete el congreso , y hacer k> mismo con los
reemplazos del ejército y armada : formar anualmente el presu
puesto de los gastos que requiera el servicio municipal.
Pueden las diputaciones establecer impuestos provinciales , arre
glar su recaudacion y determinar el número y sueldo de sus em
pleados. Contraía empréstitos sobre sus fondos : adquiere, enajena,
ó permuta las propiedades del comun urbanas ó rurales : organiza
el servicio de policía con sujecion á la leí : fomenta la educacion
primaria : abre caminos y canales : construye puentes, funda hos
pitales, plantea otras obras de beneficencia , comodidad ú ornato :
concede privilegios eselusivos por tiempo determinado : erige nue
vas poblaciones : muda á otros sitios las antiguas , y en fin , le cor
responde favorecer la emigracion y colonizacion de estranjeros
industriosos.
Las ordenanzas y acuerdos de las diputaciones pasan al gober
nador de la provincia, á quien se concede el derecho de objetarlas,
en el término de cinco dias. De no hacerlo, tiénense por leyes mu
nicipales y tambien; cuando no estimándose justas las dificultades
que opusiere, insista la asamblea por el voto de las dos terceras
partes de sus miembros en que se lleve á efecto lo mandado.
Aunque el congreso tieae facultad para desaprobar aquellos actos
de las diputaciones que sean contrarios al tenor espreso de las leyes,
no es necesaria su aprobacion para que empiezeu á obedecerse
desde que hayan sido decretados y sancionados. Pero se suspende
la ejecucio i de los, que dieren origen á competencias entre dife
— 5l6 —
rentes diputaciones basta que el cuerpo legislativo dirima la con
tienda.
Los diputados provinciales gozan de la misma inmunidad que
los senadores y representantes : son responsables en iguales casos ,
y ademas, por los escesos que comelan en el uso de las atribuciones
que esta constitucion les señala.
El régimen superior político de las provincias está á cargo de
gobernadores dependientes del poder ejecutivo, del que son agentes
naturales c inmediatos. En todo lo perteneciente al orden, á la se
guridad interior, el gobierno político y económico, les están sujetos
todos los demas empleados públicos. Pueden convocar estraordina-
riamente las diputaciones provinciales.
Tal es la forma, estructura y enlaze de los poderes políticos que
constituyen el gobierno. Resta solo hablar de la parte que en el sis
tema de la organizacion social , tiene el pueblo , concluyendo con
una breve noticia de las disposiciones generales y de aquellas que
consagran las garantías de los venezolanos.
No ejerce el pueblo , por sí mismo , otras funciones de la sobe
ranía , que las de escoger electores. Estos son los que á su turno
bacen directamente las elecciones.
Los electores no son nombrados indistintamente por todas las
clases populares, sino por los ciudadanos que se hallen en ejercicio
de los derechos políticos. Hácese su eleccion en las cabezas de par
roquia y correspondo uno á cada cuatro mil habitante» del canton
y otro á cualquier residuo que no baje de dos mil.
Requiérese para ser elector: estar en pleno goze de los derechos
de ciudadano, haber cumplido 25 años, saber leer y escribir, tener
un año de residencia en alguna de las parroquias del canton que le
elige, ser dueño de una propiedad raiz que rente 200 pesos ó ejercer
alguna industria que produzca 500 ó gozar 400 de sueldo. El cargo
de elector dura dos años.
El 1 .° de octubre de cada bienio se reunen los electores en las
capitales de provincia , votan por presidente ó vicepresidente para
la república y eligen la mitad de los senadores , representantes y
diputados provinciales que les corresponden : todos duran cuatro
años. , - ,
Los registros en que se asientan los sufragios emitidos en la elec
cion de presidente y vicepresidente se remiten al congreso, al cual
toca hacer su escrutinio. Si llega á suceder que ningun ciudadano
— 3H —
reuna en su favor las dos terceras partes de la totalidad de los vo
tos, el congreso perfecciona la eleccion escogiendo uno de entre los
tres que hubiesen obtenido mayor número de ellos.
Para ser presidente ó vicepresidente se necesita : ser venezolano
por nacimienlo; haber cumplido treinta años de edad; tener tres
de residencia continua inmediatamente antes de la eleccion, sin que
se entienda aquella interrumpida por las ausencias que ocasione el
servicio de la república; ser dueño de una propiedad raiz que rente
ochocientos pesos ó ejercer alguna industria que produzca mil ó
gozar un sueldo de mil doscientos.
El presidente y el vicepresidente duran en sus destinos cuatro
años , son nombrados con dos de invervalo y no pueden ser reeli-
gidos para el período de elecciones sucesivo á aquel en que sirvie
ron sus empleos. El encargado del poder ejecutivo cesa en sus fun
ciones el mismo dia en que espira el término legal de ellas, si por
algun accidente no se hubiere reunido el congreso que debe darle
sucesor segun el voto de las asambleas electorales.
Corresponden dos senadores á cada provincia, cualquiera que sea
su poblacion, y para poder ser elegido se necesitan las mismas cir
cunstancias que deben concurrir en el presidente, con la única di
ferencia de que basta ser natural ó vecino de la provincia que le
nombra.
Cada una de ellas debe enviar al congreso un diputado por lo
menos. Las que tengan gran poblacion nombran uno por cada
veinte mil habitantes y otro por un residuo de doce mil. Los requi
sitos para ser representante del pueblo son sustancialmente los
mismos que deben tener los miembros del senado ; si bien la man
sion en el territorio y la renta son menores.
Los miembros de las diputaciones provinciales no se nombran
por basa de poblacion, sino que cada provincia elige de entre sus
vecinos tantos cuantos son los cantones en que está subdividida. La
que tenga, empero, menos de siete, envía siempre á la asamblea
siete diputados. Y son de todo punto iguales á las de representantes
las condiciones que en ellos se requieren.
Los venezolanos por naturalizacion que hayan de tomar asiento
en las cámaras legislativas ó en las provinciales, necesitan residen
cia mas larga y mayor renta que los que lo son por nacimiento. Y
están absolutamente escluidos de ser nombrados para aquellos des
tinos el presidente y vicepresidente de la república, los miembros
— 518 —
del consejo, los ministros de la corte saprema y los jefes militares
que ejerzan comandancias de armas.
Se estractara lo mas importante de las disposiciones generales de
la constitucion.
Declara que los magistrados, juezes y demas empleados son agen
tes de la nacion, y como tales, responsables ante la íei por su conduc
ta pública. La fuerza armada es por su esencia obediente y nunca
puede deliberar. Son culpables así el que espide como el que obe
dece órdenes contrarias á la constitucion ó á las leyes. Cualquiera
que sea el estado en que se halle una litis jurídica, pueden las par
tes componerla por medio de pacifico arbitraje. La casa de un ve
nezolano es un asilo inviolable : inviolables son tambien sus cartas
y papeles particalares. Nadie puede tomar el nombre del pueblo
para dirigir peticiones 5 las autoridades : todos pueden hacerlas en
el suyo propio. Es libre el ejercicio de la imprenta. Ninguno pue
de ser juzgado sioo por lei anterior á su delito y nunca por comi
siones especiales, ni por tribunales estraordinarios. Los venezola
nos no pneden ser .obligados á deponer con juramento en causa cri
minal contra sí mism'os, ni contra sus deudos inmediatos Ni deben
ser arrestados sin previa informacion sumaria; y resultando de es
ta que el hecho de que son acusados no merece pena corporal, se
les pone en libertad bajo fianza, en cualquier estado del proceso.
Lo mas tarde al tercer dia despues de su prision se recibirá al reo
su declaracion con cargos y el carcelero no puede incomunicarle ni
aherrojarle sin órden escrita del juez. La infamia que /levan consi
go algunos delitos no mancha la familia del delincuente. Quedan
abolidas las penas crueles y las confiscaciones. Todo tratamiento que
agrave la pena impuesta por la lei es un delito. Una porcion , por
pequeña que sea, dela propiedad individual no puede aplicarse á
usos públicos sin el consentimiento de su dueño ó del congreso, y
una indemnizacion previa. La industria comercial, la fabril, la
agraria , todo linaje, en fin, de labor ú ocupacion honesta pueden
ser ejercidas libre é indistintamente por todos. Prohíbese el esta
blecimiento de mayorazgos y vinculaciones : ni 1iai títulos de no
bleza, ni honores y distinciones hereditarias; todos ante la lei son
iguales. Ningun venezolano pnede ser juzgado por las leyes mili
tares, á ménos que se haTIe acuartelado y á sueldo de la nacion.
Para que un empleado de la república pueda admitir regalo, título
ó pension de gobiernos estraños, tiene que impetrar el conseníi
miento del congreso. "Recibese en Venezuela á todos los extranjeros,
y gozan estos en aquella tierra de la proteccion y la segnridad que
la con stilocion y las leyes conceden á los naturales.
La constitucion, ultimamente, provee el modo coreo deben hacer
se á sus disposiciones aquellas reformas que la esperiencta y el vo
to general demanden urgentemente. Cuando en las dos cámaras se
hayan declarado necesarias por el díclámen de las dos terceras par
tes de sus miembros, pubíicánse por la imprenta para que la na
cion las conozca y discuta. Pasados los cuatro afios que se necesitan
para que el congreso esté completamente renovado, de nuevo se
consideran y debaten en público, y puedes acordarse por las dos
terceras partes delos legisladores que se haílaren presentes al acto.
Modo fácil y sabiamente combinado de mejorar cH código político, y
que reune á la ventaja de ponerlo á cubierto del influjo transitorio
de las facciones , la de dar tiempo para que la opinion nacional se
csprese, sin necesidad de ocurrir á medios estraordinarios, siempre
violentos y peligrosos.
La copiosa legislacion que qtrfso Colombia adafrtar á pueblos en
tre sí tan diversos, habia sido sobre manera embrollada por los de
cretos especiales con que esperó el Libertador remediar sus incon
venientes. Tras la confusion de las reglas vino el abuso de las in
terpretaciones arbitrarias: con el régimen militar y las autoriza
ciones casi ilimitadas concedidas á los jefes superiores, cumplíánse
las Ifyes ó se les negaba obediencia segun cl qiierrr del que man
daba. Habiase introducido la práctica <le derogarlas en parte y
dejarlas en parle vigentes, originándose deequí 1a1 incertidumbre,
desconcierto y enredo, que ni el juez podia estar seguro de fallar
en virtud de la lei , ni el letrado de pedir to que ella le acordaba.
Ffo estaba el mal sdamente en la multiplicidad de las disposiciones
y en sw forma irregular- sino que inspiradas unas por e1 espíritu
republicano que animé á los congresos de Colombia , y decretadas
otras segun el de la dictadora, eran p«r lacrea inconexas y á vezes
de todo punto inconciliables. Gran paso hácía el órden habia dado
el congreso de Venezuela; pero sus trabajos legislativos habrían
sido inútiles si limitándolos al código fundamental., no hubiera
puesto en armonía con él aquellas disposiciones que contrariaban
ó entorpecian su marcha. Todas las reformas útiles no podian, sin
embargo , ser obra de sus manos ; que el tiempo ei a escaso , las
atenciones numerosas y entre los abusos y prácticas aviesas que
— 520 —
debian corregirse, las habia que por ser vetustas y arraigadas de
mandaban pensar maduro, gran tino y convenientes precauciones.
El constituyente, pues, contrajo su atencion á lo mas importante,
dejando á los congresos sucesivos el encargo de perfeccionar la em
presa comenzada. tí
Habia nacido en la época calamitosa de la guerra á muerte y por
efecto de mutuas represalias eutre los partidos la bárbara práctica
de las confiscaciones, que bien pronto autorizada por, las leyes
se vió ejercida con sobrado rigor y á costa siempre de familias
nacionales. Poco quedaba ya por secuestrar despues de muchos
años de esquisitas indagaciones por parte de aquellos á quienes las
leyes agraciaban con la adjudicacion de bienes confiscables ; pero
manteniendo en perpetuas alarmas á los propietarios la codiciosa
soli(itud de aquellos hombres , no se conformó el congreso con
proscribir las confiscaciones en el código político, sino que por de
creto de 4 de agosto mandó sobreseer en el conocimiento de las
causas pendientes sobre secuestros, declarando libres los bienes que
no se hallasen aun confiscados, y amparando á los poseedores por
adjudicaciones consumadas.
Desde que en el año \ 826 se quebrantó abiertamente la consti
tucion de Cúcuta, hicieron constantes esfuerzos para sustituirle una
especie de régimen militar que bien pronto invadió todos los ramos
de la administracion pública. Estableciéronse jefes superiores cu
los distritos, comandantes generales en los departamentos, coman
dantes de armas en las provincias , comandantes militares en los
cantones y aun en las parroquias, los cuales sin mas reglas que
sus voluntades caprichosas lo sujetaron todo á su jurisdiccion, anu
lando de hecho las leyes comunes. Concurría eficazmente á fortale
cer este plan el fuero de guerra, á que se sujetó, en son de gracia ,
á las milicias. Y el pueblo entero se vió por estos medios apartado
de la potestad. de los tribunales ordinarios. A hombres sin mas mé
rito que su andar diligentes para conducir pliegos ó llevar mensajes,
se les prodigaron los grados militares con desdoro de los antiguos
y beneméritos soldados que los compraron á precio de su sangre
en las lides de la independencia.
Habia ya cesado el ruido de la guerra cuando el prez .del valor
y de los servicios se daba al histrion y al músico que ociaban á los
poderosos con pueriles entretenimientos, á los parásitos que for
maban su séquito, á los aduladores ^uc los corrompían con el ve
— 524 —
neno de la lisonja. A preteslo de comisiones del servicio cruzábase
en todas direcciones una multitud de oficiales que afligian á los
pueblos del tránsito con bagajes y con otras frecuentes exigencias
de exacciones -violentas. Obra larga seria la de trazar el cuadro de
estos desórdenes, que consumían la sustancia del pais y que al fin
apuraron la paciencia de sus habitadores. Tan universal fué el cla
mor que contra ellos levantó la república, que el congreso consti
tuyente desechando miramientos y personales consideraciones, re
solvió cortar en su raiz las causas de tantos y tan escandalosos abu
sos. Ya habia fijado en la constitucion la manera d? dar ascensos
militares y determinado los casos en que un venezolano debiese
sujetarse al fuero de guerra. Por leyes y decretos especiales orga
nizó la fuerza militar del eslado, suprimiendo las comandancias
generales, reduciendo las otras á las mui necesarias para la defen
sa del territorio y sus funciones á solo el mando de armas. Dismi
nuyó el número de bagajes y el de los casos en que pudieran exi
girse, cometiendo á las autoridades civiles el esclusivo encargo de
pedirlos al vecindario y siendo su coste de cuenta del erario público;
y por último, mandó establecer las milicias con oficiales electivos,
sin dependencia de las autoridades militares ni para su formacion,
ni para su llamamiento al servicio de campana. Era necesario de
terminar la estension y uso de la libertad de imprenta y los lími
tes racionales que debian reconocerse en la inviolabilidad del asilo
doméstico y de la correspondencia privada ; y en la premura del
tiempo creyó conveniente el congreso adoptar las leyes de Colom
bia que arreglaban aquellos puntos y que habían caido en inobser
vancia bajo el gobierno de la dictadura. Tambien declaró vigente
la legislacion colombiana en el órden judicial, derogando los de
cretos de Bolívar que de cualquier modo la alterasen. Establecié
ronse tribunales mililares sujetándolos, para la secuela de los pro
cesos é imposicion de las penas, á las ordenanzas españolas de ejér
cito y marina, y á sus leyes adicionales hasla 1808, con algunas va
riaciones que hacia necesarias la índole del sistema político adop
tado por Venezuela. Conforme á los principios fundamentales de la
constitucion organizó el régimen económico y gubernativo de las
provincias, demarcando las funciones de los gobernadores y de los
jefes de cantones y de parroquias. Erigieronse juntas de sanidad, y
se restablecieron bajo la denominacion de Consejos los cuerpos
municipales estinguidos por Bolívar.
II.—BIST. HOD. SI
Aunque la constitucion de Cúenta había dejado de existir y por
una consecuencia necesaria lodo acto legislativo encaminado á for
talecerla, y aunque era sobradamente esplícila la de Venezuela en
jmnto á las autorizaciones estraordinarias, estaban tan recientes los
daños que estas habian causado y tan odiada su memoria , que el
congreso analó #or decreto especial aquel tan famoso de \b de
agosto de 4 82.5, origen principal de las catástrofes colombianas.
Derogó tambien espresamente el decreto sobre conspiradores dic
tado por el Libertador dos años ántes , porque omitiéndose en .él
los trámites establecidos para los juicios criminales , creyólo
azaroso á la libertad y contrario á los derechos individuales;
pero como era necesario un procedimiento espedilo y sumario en
los juicios de alta traicion, dispuso que á todos los reos de este
crimen se les sujetase á la jurisdiccion de los tribunales ordinarios,
sin qne contra ello valiese fuero ni privilegio alguno. Fijó la gra
duacion de la delincuencia y la del castigo, estrechó los lapsos ju
diciales é impuso severa responsabilidad á los juezes lentos ú omi
sos en el cumplimiento de sus deberes. De esta manera procuró el
congreso conciliar la seguridad del estado con el espíritu de las
instituciones patrias.
La lei que espidió el congreso de Cúenta sobre estincion gradual
de la esclavitud , si bien sábia y benéfica , había presentado en la
práctica algunos inconvenientes que disminuían en parte sus bue
nos efectos. No remedió oí mal Bolívar con un decreto en que se
propuso vigorarlas disposiciones de la lei cu el .cobro del impuesto
destinado á la manumision de los siervos. Y por esto .se movió el
constituyente á reformarla poniendo acordes su piadoso instituto
con los principios de la propiedad individual y la mejor educacion
de los libertos. Desde luego confirmó el precepto fundamental de
la antigua lei, que hacia libres los .partos de las esclavas y dejó
subsistente la obligacion que de alimentar, vestir y educar álos
manumisos se imponía en ella á tos dueños de sus madres; pero á
fin de indemnizarles el coste de estos beneficios , .quiso que tes
prestasen obediencia y servicios basta la edad de veinte y un años los
que naciesen despues-de publicada la nueva lei. De este deber están
esenlos los que teniendo ascendientes ó hermanos legítimos de
estado libre , sean por ellos sacados de la potestad de sus patronos.
Antes de la pubertad no puede separarse á los hijos del lado de sus
padres trasladando á unos ó á otros á diferentes provincias, y en
— 525 —
ningun caso os permitido venderlos puní Míranos paises , ni llevar
los á Venezuela, castigándosela infraccion con la pérdida del es
clavo introducido , el cual por el hecho queda libro, ó con una
multa de trescientos pesos por cada uno de lasque se estrajesen de
aquel tcrritorio. Fijd la lei el número menor de siervos que en
cada año deben libertarse cou el producto de una contribucion es
tablecida al efecto. Fáganla de dos por ciento los bienes de los que
mueran dejando herederos colaterales : de diez por ciento los de
aquellos que instituyan herederos estrañes , y acrece el fondo la
hacienda toda del que muera abintestado y sin tener sucesores le
gales,
mero del.'.l esclavos
tesoro público
determinado
suple enpor
todo
la caso
lei; para
y paramanumitir
velar el cumpli
el.nú-
los ánimos entónces con chismes tras los cuales llegaron disputas
y amenazas. A poco se adoptaron divisas y colores que marcaban
los bandos, y la ciudad revuelta y agitada por ellos estuvo muchas
veces próxima á ser el teatro de escenas sangrientas. El gobierno ,
entre intimidado y rezeloso, creyó conveniente debilitar un partido
quitándole el apoyo de las bayonetas, y al efecto dispuso que el ba
tallon Callao marchase á Tunja para que allí de secreto y precavi
damente lo desarmasen, licenciando á los oficiales y á la tropa. En
cumplimiento de es4a órden salió aquel cuerpo de Bogotá el dia9de
agosto, pero aun no habia hecho dos jornadas cuando se le reunieron
do
las milicias
majidatosde del
los pueblos
gobiernodel
y representando
tránsito y de losá circunvecinos.
este dominadoFingien'
por un
blica,
nez, jefe
en del
las prolestas
Callao, dispuso
de subordinacion
que saliese del
de coronel
la capitalFlorencio
un piquete
Jimé-
d»
, * .i
i i
- •• , ¡ *. .. , " :,- i
;.• ! . .i-.:.¡.- ; •
,,...•.-.,-..••• •••- ■
•il • ! -•!- ■ •- : i • :i ,
' -I:
í
APÉNDICE,
FIN.
r
i
*