Azrael Angel de La Muerte
Azrael Angel de La Muerte
Azrael Angel de La Muerte
Muerte
POSTED ON20 NOVIEMBRE, 2012ÁNGELES Y ARCÁNGELES 119
COMENTARIOS
En cuanto a su aspecto, por lo general Azrael es representado con una espada o una
guadaña en virtud de su asociación con la clásica personificación de la muerte en
forma de esqueleto vestido de negro. La vestimenta de Azrael suele ser una larga
sotana o túnica negra con una capucha, lo cual no es fortuito pues el negro ha sido
el color arquetípico de la muerte en distintos tiempos y culturas, tanto de Occidente
como de Oriente.
Existe sin embargo una representación mucho
más impactante del Arcángel Azrael. A saber, en el Islam se lo describe como un
ángel de setenta mil pies y cuatro mil alas, con un cuerpo cubierto de tantos ojos y
lenguas como personas hay sobre la Tierra. Claramente se ve que la representación
es simbólica, estando ligada al papel que se le da de ser quien escribe los nombres
de las personas en el Libro de la Muerte.
Por último, una interpretación más realista ha sugerido que Azrael es un arcángel
rodeado por una luz blanquecina, no ya del blanco resplandeciente de la túnica de
Gabriel, sino de un blanco mortecino y representativo de la naturaleza de la muerte.
.
AZRAEL Y SU MISIÓN
Azrael tiene el título del Ángel de la Transición porque ayuda al ser humano en el
difícil tránsito de la muerte. Este papel puede ser abordado desde distintas ópticas,
pasando por la clásica visión en que Azrael separa el alma del cuerpo y acompaña
al alma a su destino, hasta aquella perspectiva algo heterodoxa de la reencarnación
entendida de una forma más perteneciente al esoterismo que a la religión,
perspectiva en la cual Azrael es el guía espiritual del alma en el momento de pasar
de una vida a la otra, tanto en el caso en que esa alma tiene que pasar (antes de
encarnar) por diversos planos sutiles o lugares de estancia, como en el caso
(enmarcado en otras teorías) en que esa alma tiene que asumir un cielo o infierno
temporal y transitorio entre una y otra existencia.
Es en esa función de Ángel de la Transición donde
Azrael se encarga de dar paz al alma de quien va a morir, no solo en el momento
de la muerte y en los instantes previos, sino en la difícil crisis que constituye el
préambulo de angustia y agonía propio de aquellos casos en que el individuo sabe
que la muerte está próxima, tal como el caso del enfermo terminal (de SIDA, cáncer,
etc.) o, por poner un ejemplo extremo, el caso de alguien que va a morir ejecutado
o torturado. Y es que, y esto hay que señalarlo, Azrael no requiere que su ayuda
sea solicitada para ayudar. Él simplemente está allí, incluso para muchos de los que
no creen en su existencia.
Mas él no se limita a ayudar al sujeto que va a morir: también ayuda a quienes
sufren la agonía y la muerte de quien pasará al otro mundo. Es así que él derrama
su “energía sanadora y luz divina”, otorgando consuelo, serenidad, aceptación y,
sobre todo, una comprensión sabia y profunda de la muerte, no ya como el
inquietante paso del ser a la nada, sino como el tránsito en que el sujeto abandona
sus elementos transitorios y perecederos, triunfando sobre el vacío de la disolución
en virtud de aquello que hay de eterno en él.
Lo visto remite a la función de Azrael en torno a la muerte y su preámbulo, pero él,
sobre todo para quienes piden su ayuda directamente o simplemente solicitan a Dios
o a los seres de luz ayudas vinculadas a su función, puede ofrecer sus servicios. Tal
es el caso de las personas que atraviesan crisis existenciales vinculadas a la
comprensión de la muerte. Individuos que se preguntan cuál es la naturaleza de la
muerte, que guardan un profundo miedo hacia ésta, o que se dejan hundir en la
depresión pensando en que todo acabará con la muerte, en que sobrevivirán pero
perderán su esencia, en que sus almas tendrán un destino desconocido pero
ciertamente angustiante, o en que no tienen salvación y estarán condenados al
suplicio eterno una vez dejado este mundo. En esos y otros casos Azrael puede
inspirar en el sujeto en crisis la idea o las ideas pertinentes para una comprensión
adecuada de la muerte, como también puede insuflar una profunda confianza en
que el Creador no abandona a sus hijos en las crueles y mecánicas redes de la
causalidad aparente, o bien un intenso sentimiento de esperanza de salvación que
permita, en quienes están estancados en la culpa, salir del remordimiento e iniciar
el camino de la reformación.
Lo anterior muestra que el papel de Arcángel de
la Transición es algo más amplio de lo que podría parecer, y esa amplitud abarca
todavía otros aspectos. Así, toda crisis existencial puede, en tanto concebida como
transición, ser potencial espacio para la ayuda de Azrael, pudiendo este arcángel
colaborar en la liberación del dolor, de la ira acumulada, del sentimiento de soledad
y de confusión, etc.
Según cierta concepción de la tradición ocultista, Azrael es un ángel de los Registros
Akásicos, siendo estos unos registros etéricos (el éter es un fluido intangible que
penetra todo en el universo) de todo lo que ha sucedido desde el inicio de los
tiempos y por tanto de los karmas buenos y malos de cada individuo.
Otro planteamiento ocultista dice que Azrael es el Ángel del Espíritu, título éste que
denota la capacidad de Azrael para ubicar nuestros cuerpos sutiles (el etérico, el
astral, el causal, etc.) y el estado en que estos se encuentran, independientemente
de la dimensión en que se encuentren.
Finalmente y debido al vínculo intrínseco entre la actividad mediúmnica y el mundo
de los espíritus desencarnados, algunos han dicho que Azrael suele ofrecer consejo
y asistencia a los médiums que trabajan de manera seria y correcta, sobre todo si
tienen el firme propósito de ayudar a las almas en pena que padecen sufrimiento y
confusión en el más allá.
.
AZRAEL EN DISTINTAS TRADICIONES RELIGIOSAS
Judaísmo
En el misticismo judío comúnmente se lo refiere
como “Azriel”, no como “Azrael”, y frecuentemente se lo ve
como una personificación del mal, aunque no como la personificación del mal o el
mal en sí. Sin embargo el Zohar (libro sagrado perteneciente a la tradición
cabalística) retrata a Azriel como un ser bondadoso que comanda legiones
angelicales y recibe las plegarias de los creyentes que han alcanzado el paraíso.
El experto Lodge Magan, en su libro Dragon’s Blood #2- Practical Necromancy, nos
dice que: ‹‹En el judaísmo la visión del Ángel de la Muerte es similar. Él quita la vida
con una gota de veneno, mientras está de pie junto a la cabeza de la persona
agonizante, preparado para capturar el alma que deja el cuerpo a través de la boca.
Azrael habita en el Tercer Cielo. Sí el pecador confesaba su falta, el ángel de la
muerte no lo podía tocar, porque entonces uno es protegido por Dios. En la literatura
judía, Azrael es un espíritu, asumiendo una forma que es influenciada por las
creencias de las personas, sus actos y su fe: para el hombre honesto y correcto, él
aparece en la hora de la muerte como un bello arcángel, para los pecadores, en una
forma horrenda y macabra. En su visión, uno puede morir de miedo.››
Cristianismo
En el paleocristianismo (cristianismo primitivo) se confundía a Azrael con Azra,
descendiente de los sacerdotes de la tribu de Aarón y escriba durante el periodo del
segundo Templo de Jerusalén.
Otra creencia planteaba que Azrael era el profeta Esdras, profeta que vaticinó la
venida de Cristo y que subió al cielo sin haber pasado por la muerte física, razón
esta en virtud de la cual se llegó a especular que él era Azrael.
Por su parte, el hereje Marción habló de Azrael como el Ángel de La Ley (la ley de
Moisés), basándose en parte en la asociación entre el periodo teológico de La Ley
con el sacrificio —en ese entonces se ofrendaban animales a Dios, pero el último
sacrificio fue Cristo, con quien se inauguró el periodo teológico de La Gracia, en el
cual el hombre era librado de la muerte por el poder redentor de El Salvador— y por
lo tanto con la muerte.
Pese a todo lo dicho, Azrael no pertenece al cristianismo actual: ni al católico ni al
protestante (evangelista, mormón, adventista, etc.), no al menos a nivel oficial o
canónico. Por ello, si algún cristiano cree en Azrael, esa creencia es más una realidad
de fe personal, extrabíblica y no-oficial.
Islam
El Corán dice que el Ángel de la Muerte toma el alma de cada persona en el momento
de la muerte, sin embargo aclara que solo Alá (Dios) conoce cuándo morirá cada
persona y a dónde será llevada su alma. Se cree que su poder es tan grande que,
simbólicamente hablando, se necesitaban 70,000 cadenas para contenerlo, teniendo
cada una la longitud de un viaje de miles de años. Según la tradición, cuando alguien
muere Allah lee el nombre del fallecido y Azrael tiene 40 días para cumplir con su
rol de separar el alma del cuerpo. Pero su llegada puede variar. Cuentan las leyendas
que ésta viene cargada de paz y olores paradisíacos cuando un hombre es justo,
pero que está acompañada de demonios torturadores (que atormentan al moribundo
en el proceso de tránsito) cuando un hombre es malvado. Según cierta leyenda,
Azrael está continuamente escribiendo los nombres de las personas que nacen y
borrando los de las personas que mueren. Para la teología islámica, Azrael
(nombrado como “Azrail, Azaril, Azariel o Izrail”) será el último ser en morir (muerte
previa al Juicio Final).
Algunos relatos de la tradición islámica refieren encuentros entre el Ángel de la
Muerte y los profetas. Un ejemplo impactante de eso es la historia (símbólica en
gran medida) de Moisés, quien también es venerado en el Islam. Así, dicen que
Azrael había ido a tomar el alma de Moisés pero éste se negaba a morir. “Aquí tienes
un siervo que se niega a morir”, le dijo Azrael a Dios y después, forcejeando con
Moisés, éste le dio un palmazo que le sacó uno de sus millones de ojos: el ojo que
representaba que Moisés estaba en la lista de los que probarían la muerte…
.
LA HISTORIA DE AZRAEL
Pasado el tiempo, entre los seres de luz llegó a pensarse que Azrael y su coro
rechazaban hasta cierto punto el Cielo. Finalmente Azrael expresó su decisión de
autoexiliarse junto a su coro, no porque él y sus ángeles no amaran la compañía
celestial, sino porque su compasión por los humanos era tan grande que preferían
servir a Dios en la oscuridad con tal de evitar que las almas sufriesen un destino
injusto al morir. Se convirtieron entonces en abnegados ángeles, en seres que
iluminaban los lúgubres territorios de la muerte con la blancura impoluta de su
ardiente bondad.
Las siguientes serían sus misiones principales: 1) buscar y separar fantasmas y
demonios de sus lazos corpóreos y etéricos, 2) cazar y destruir a las almas que no
tienen salvación y pertenecen a los demonios, 3) guiar a su destino a los humanos
que mueren, contribuyendo a que se les de una segunda oportunidad (en la rueda
de reencarnaciones) si es preciso, 4) luchar contra los demonios que promueven la
muerte, 5) rescatar almas salvables del infierno
.
CONTACTANDO CON EL ARCÁNGEL DE LA MUERTE
Arriba vemos una versión moderna, simbólica y estilizada del sello o sigilo de Azrael.
Su presencia no es necesaria para el desarrollo del ritual que después
presentaremos, de modo que se lo ha puesto únicamente para satisfacer la
curiosidad intelectual.
Muchos ocultistas hablan de la invocación a Azrael concibiéndolo no como un ser
real sino como un ser simbólico, como una personificación de la muerte dotada de
un gran poder a la hora de canalizar las energías psíquicas y espirituales del mago
en relación al fin de contactar con el poder espiritual inherente a las fuerzas propias
de los dominios de la muerte, concebida como algo que, si bien en sí mismo no tiene
vida, se manifiesta como presencia viva y dinámica en la experiencia espiritual del
hombre. Por eso, antes de presentar un ritual de invocación a Azrael, Lodge Magan
nos aclara que: ‹‹Un trabajo de muerte puede servir para algunos propósitos: uno
puede intentar una invocación a la muerte como un rito de entropía y destrucción o
una maldición lanzada a una victima elegida o uno puede invocar a las formas del
dios de la muerte para el bien del conocimiento y comprensión del morir. En el
segundo caso, uno invoca a símbolos y conceptos asociados con la muerte con el fin
de facilitar el proceso de morir y para transformar el miedo y ansiedad, que es
usualmente relacionado con ésta, en la fuerza de vida creativa.››
Veamos ahora el ritual que Lodge Magan nos propone:
-Procure que sea de noche.
-Tome un baño (preferiblemente en agua fría) antes del ritual.
-Consiga una pequeña (no tanto) campana.
-Póngase una túnica negra.
-Comience por preparar una vela negra y una vela roja.
-Si puede, queme incienso, el de mirra es una buena opción.
-Abra el ritual encendiendo la vela negra y haciendo sonar una campana.
-Recite lo siguiente:
Lepaca Kliffoth!
¡Azrael! ¡Azrail! ¡Ashriel! ¡Azaril! ¡Azriel! ¡Izrail!
Escúchame ¡mensajero divino!
¡Sombras y fantasmas! ¡Levántense de las fosas del cementerio y vengan a mi
llamado!
¡Tú, quien separas el alma del cuerpo y trae el sabor del veneno mortal!
¡Ven del abismo de Oscuridad!
¡Ángel de la Muerte!
¡Espíritu de muchos rostros y miles de alas!
¡Guía de las almas muertas!
¡Tú, quien llevas a los mortales al Otro Lado!
¡Quien se aproxima con los espectros y criaturas de la noche!
¡Escucha mi llamado!
Enciende en mí la llama negra de la muerte, ¡la esencia del Dragón Negro!
¡Llévame al borde de la muerte y la vida, para que pueda probarla y sumergirme en
su éxtasis!
¡Muéstrame la Muerte para que pueda conocer la Vida!
¡Arranca el velo negro de la ignorancia la cual cubre mis ojos!
-Concéntrese y visualice que entra al lugar un ángel vestido de negro, con veinte
alas y una espada.
-Imagine con gran viveza que el ángel corta cada parte de su cuerpo con la espada,
procurando sentir que le libera de las ataduras corporales y mundanas con cada
parte que le corta.
-Prosiga en la visión anterior por el tiempo que sea necesario hasta que sienta un
gran vacío interno y un sentimiento de aislamiento y soledad.
-Recite lo siguiente:
El fuego oscuro del Dragón Negro esta ardiendo ahora dentro de mi!
Yo soy la sombra el fantasma, listo para dejar la existencia terrenal!
Espíritus de la Oscuridad, ¡conviértanse en mis compañeros en mi viaje al reino de
los muertos!
¡Ángel de la Muerte! – ¡llévame al Otro Lado!
-Acuéstese boca arriba con los brazos cruzados sobre el pecho, en la posición que
tendría si estuviese en un ataúd.
-Sienta que su cuerpo astral se vuelve cada vez más ligero y Azrael lo eleva,
llevándolo al otro mundo.
-Viaje a su pasado más remoto, de ésta vida y, si puede, de vidas anteriores.
-Recuerde todo lo que le ha ocasionado sus mayores miedos, deseos, debilidades y
fortalezas.
-Procure sentir y percibir como todo aquello que alguna vez trajo cosas negativas y
debilitantes, se constituye ahora en fuente de fuerza y determinación.
-Una y solo una vez que haya logrado lo anterior, vuelva a su estado de conciencia
normal y levántese.
-Quítese la ropa como símbolo de que ha removido su pasado.
-Apague la vela negra y encienda la vela roja, símbolo de esa vida nueva y de esa
fuerza que está naciendo y levantándose en usted, ardiendo con la “llama dadora
de vida” y otorgándole ese sentido de totalidad y poder interior.
-Recite las siguientes palabras finales:
Despierto del sueño mortal y comienzo una nueva vida,
¡Con el fuego del Gran Dragón Rojo!
¡Qué así sea!
¡Ho Drakon Ho Megas!
-Medite por un rato en el sentimiento de poder que fue despertado en su interior,
después finalice el ritual.
.