El Territorio Excluido PDF
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El territorio excluido
del artista plástico Héctor Mancilla participaron dos colectivos
Díaz, quien comenta su obra: “La independientes, los cuales han venido
idea es plasmar el entorno de las trabajando de manera conjunta en los
El territorio excluido
estaba en el Salón Colonia de la Obrera; de la memoria y la ha dado a conocer
una carreta de mulitas como las que mediante publicaciones, exposiciones
circularon en sus calzadas; un barquito fotográficas y conferencias. El otro,
de papel que recuerda la navegación por Palabra de Clío, es una asociación de
el canal de la Viga; un carrito que nos historiadores mexicanos, egresados de la
remite a la esencia misma de la colonia unam, que fieles a su lema “Divulguemos
Buenos Aires; uno de los dos Indios la Historia para mejorar la sociedad”,
Verdes que durante 40 años aquí estuvo; a desarrollado un programa de trabajo
y un pequeño círculo que alude a la isla durante diez años, que incluye
de Tultenco, aquélla que estuvo al sur publicaciones y diversas actividades
de Tenochtitlan y perdura transformada académicas en México y el extranjero.
después de siete siglos formando parte La coordinadora de este libro, Ma. Eugenia
de la urbe. Hacia atrás y próximo, se Herrera, es actualmente presidente el
vislumbra el zócalo representativo de la de Palabra de Clío, miembro del Grupo
Ciudad de México, nuestro gran terruño Tultenco y de la Asociación de Cronistas
que nos brinda identidad y pertenencia”. del Distrito Federal y Zonas Conurbadas,
AC. La presentación del libro estuvo a
cargo de Alfonso Hernández Hernández
quien es cronista del Barrio de Tepito y
funge actualmente como Subdirector de
Patrimonio Cultural en la Delegación
Cuauhtémoc, quien ha sido promotor
inicial de la realización de esta obra,
junto con el arquitecto Edgar Tavares
López, gran estudioso de la Ciudad
de México y encargado del Rescate de
la Memoria Barrial en la Delegación
María Eugenia Herrera Cuauhtémoc.
“Divulguemos la Historia para mejorar la sociedad” coordinación
El territorio excluido.
Historia y patrimonio cultural de las colonias
al norte del río de La Piedad
ISBN: 978-607-95645-8-2
Presentación ........................................................................................ 5
Introducción
María Eugenia Herrera .......................................................................... 7
Colonia Tránsito
María Eugenia Herrera .......................................................................... 19
Colonia Esperanza
María Eugenia Herrera .......................................................................... 47
Colonia Doctores
Marco Fabrizio Ramírez Padilla............................................................. 139
Colonia Obrera
Leslie Mercado Revilla ........................................................................... 167
Colonia Buenos Aires
Yabín Silva Estrada ................................................................................ 195
Colonia Algarín
Yabín Silva Estrada ................................................................................ 223
Presentación
Alfonso Hernández Hernández
5
Introducción
María Eugenia Herrera
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8
Introducción
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EL TERRITORIO EXCLUIDO
Caminos de tierra
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Introducción
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EL TERRITORIO EXCLUIDO
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Introducción
por una extensa red de canales y acequias. Muchos de estos caminos de agua
perduraron aun después de la desecación del lago como vías importantes de
comunicación.
Xocongo
La actual calle de Xocongo corre paralela al oeste de la Calzada de San Anto-
nio Abad, y fue una de las acequias que pervivieron durante varios siglos
después de la conquista. Aparece en planos tempranos como “Agua del Acue-
cuezcatl” y como camino de tierra más tarde, perdiendo su trayectoria en los
potreros en ella instalados para ser abierta nuevamente en las primeras déca-
das del siglo xx, conforme fue avanzando la urbanización de la zona. En 1966
la reconstruyeron y alinearon. Guillermo Juárez lo comenta: “La apertura de
esta calle arrasó con vecindades y los campos de futbol. Ahí se construyó una
escuela del Poli y una secundaria” (Juárez, 2014). Actualmente desde la cal-
zada de Fray Servando se llama Xocongo; posteriormente toma el nombre de
José Antonio Torres hasta Viaducto Miguel Alemán.
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EL TERRITORIO EXCLUIDO
Chimalpopoca
La actual calle de Chimalpopoca fue uno de los canales de la ciudad de Teno-
chtitlan llamándose entonces: Xoloco. Corría de oriente a poniente pasando
por los barrios centrales del campan de Zoquipa, para cruzar la Calzada a Iz
tapalapa, continuar su recorrido por el límite inferior del campan de Moyotla,
inclinando su rumbo hasta desaguar su cauce en la orilla sur poniente de la
isla. Este canal perduró durante varios siglos, siendo segado finalmente y con-
vertido en camino de tierra, tomando los nombres de los lugares por los que
iba pasando hasta el siglo xx cuando tomó el nombre de Chimalpopoca.
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Introducción
Caminos de fierro
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EL TERRITORIO EXCLUIDO
Bibliografía
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Introducción
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Colonia Tránsito
María Eugenia Herrera
Significado
Orígenes
La superficie que actualmente ocupa la colonia fue parte del lago mesoame-
ricano para convertirse posteriormente en una zona chinampera surcada de
canales y de intensa actividad agrícola. Está asentada sobre lo que fueron cuatro
de los 18 calpullis que conformaban el campan de Zoquipa: Tlaxcuititlán,
Ateponazco, Cuezcontitlan y Acatlán. Para efectos de gobierno, los españoles
conservaron las parcialidades, con sobrenombres cristianos. Así, San Pablo Zo
quipan tuvo un gran templo. Con el paso del tiempo se perdieron sus 18 calpulli.
Sus pobladores sobrevivientes estuvieron libres de encomienda, incorporados
a la corona española y congregados en pequeñas poblaciones, conocidas por
los nombres de capillas franciscanas, instaladas en la zona. Las que estuvieron en
el territorio de la actual colonia Tránsito eran San Nicolás, Santa Crucita, Los
Reyes y Santa Cruz Acatlán.
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El rastro
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Colonia Tránsito
Fundación
Desde finales del siglo xix, la expansión de la ciudad dio pie a la apari-
ción de grandes empresas fraccionadoras que en la zona intentaron re
petidamente incluirlas en sus proyectos, pero fue hasta 1933 cuando se
definió el fraccionamiento de los terrenos de la Sociedad Cooperativa de Cons-
trucción y Consumo “Tránsito” y el trazo de las calles (ahdf: agosto 8 de 1939).
Corría el sexenio de Lázaro Cárdenas, cuando se impulsó la creación de
viviendas populares, mayormente en zonas periféricas, en respuesta a la cre-
ciente demanda de la población trabajadora y marginada. En este contexto
surgió la colonia Tránsito para dotar de vivienda de los empleados de la corpo
ración, suceso narrado por Jesusa Palancares, personaje de Hasta no verte Jesús
mío de Elena Poniatowska.
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EL TERRITORIO EXCLUIDO
Características urbanas
Servicios
La colonia Tránsito fue extramuros y marginal, por lo cual los servicios siem-
pre se retrasaron con relación a las zonas más céntricas o adineradas. El agua
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Colonia Tránsito
Al norte, la colonia colinda con Fray Servando Teresa de Mier; al sur, con la
avenida del Taller; al oriente, con Clavijero y la Calzada de la Viga; al ponien-
te con la calzada de San Antonio Abad.
Desarrollo
En los años treinta del siglo pasado la colonia Tránsito estaba en pleno proce-
so de expansión, cuando los antiguos barrios estaban cambiando su fisonomía
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EL TERRITORIO EXCLUIDO
El sismo de 1985
“Yo salí presurosa del inmueble al ver que empezaban a caer vidrios y algunos
materiales con que estaba construido; algunas compañeras lograron ponerse
a salvo al quedar tendidas entre las máquinas de coser o que lograron aban-
donar los talleres. Así vi cómo caía el edificio y quedaban atrapadas cerca de
50 compañeras, entre ellas mi hermana” (Matre, 1995: 14 y 15). Así relata
Cecilia Martínez la tragedia que vivió el 19 de septiembre de 1985 por el sismo
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Colonia Tránsito
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EL TERRITORIO EXCLUIDO
Siglo xxi
La colonia Tránsito arriba al siglo xxi con una cara múltiple y renovada. En
ella conviven vecinos herederos de generaciones por siglos arraigadas; otros
centenarios que trajo la Revolución y sus secuelas; los de medio siglo XX, lle
gados a cubrir jornadas en los talleres y fábricas del entorno, y, finalmente, los que
el sismo les dio la oportunidad de ser dueños de su casa. Por su parte, el entor
no tampoco es plano: iglesias franciscanas conviven con vecindades renovadas,
edificios gubernamentales y construcciones porfirianas. Importantes avenidas
transitadas, con callejuelas y callejones. Un centro comercial con un mercado
de pacas asentado en la banqueta. Talleres clandestinos con una planta refres-
quera trasnacional.
En fin, en el siglo xxi la Tránsito ya no es marginal ni extramuros; todavía
es habitacional, pero continúa dando cobijo a trabajadores propios y extraños
haciéndoles espacio en comercios, talleres y oficinas gubernamentales.
Patrimonio material
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Colonia Tránsito
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Colonia Tránsito
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Colonia Tránsito
Santa Crucita
La capilla de Santa Crucita, situada en la avenida del Taller esquina con Cla-
vijero, ha estado ahí desde hace más de cuatro siglos, cuando pasaba atrás de
ella el canal de la Viga. Como otras capillas franciscanas de la época, ésta fue
construida por indígenas, quienes pusieron sus chozas en su entorno. Igual-
mente hicieron un camino apisonado para salir a la Calzada de San Antonio
Abad, antes conocido como camino a Santa Crucita.
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Colonia Tránsito
El Colonial
Sobre la orilla sur de la avenida Fray Servando Teresa de Mier, a unos pasos
de San Antonio Abad, se encuentra un edificio de antigua factura, conocido
como “El Colonial”, pero cuyo nombre original fue “Edificio San Lucas”. Cons-
truido en 1933 cuando Fray Servando era calle angosta y no hacía frontera
con la plaza de la iglesia de San Lucas. Cambió su nombre a partir de la quin-
ta década de ese siglo, cuando se construyó a su lado el cine “Colonial”.
Es éste un monumental conjunto de trescientas viviendas distribuidas
en ocho largos edificios de cuatro pisos cada uno, dispuestos de manera para
lela a la calle, divididos en dos grandes bloques por un pasillo y entre ellos por
privadas, todo ello en un conjunto cerrado de gran superficie y precedido
por una monumental fachada, único vestigio, escrupulosamente resguardado,
del cual anotamos sus características arquitectónicas: “Representa un ejemplo de
la transición que tuvo la arquitectura mexicana entre los años veinte y treinta.
Se observa la ausencia de arcos en las ventanas, en su lugar aparecen esquinas
en ochave en su parte superior. Muestra también algunos detalles del estilo art
déco, sobre todo, los relieves que rematan sus cuerpos en forma de triángulo
y los que se hallan debajo de las ventanas situadas en la especie de “torres”
que delimitan los dos cuerpos de la fachada; en ese mismo estilo, se destaca
la geometría rectilínea de sus balcones y herrerías” (Arq. Edgar Tavares).
La historia de “El Colonial” se conserva en la memoria de sus moradores,
varias familias residentes por cinco generaciones. Gustavo Villagrán Chávez
comenta que sus padres llegaron a poco tiempo de casados con dos de los
cuatro hijos que tuvieron. Él, por ser el menor, nació en el Colonial y ahí ha
permanecido toda su vida. Ahí vivieron sus padres hasta sus muertes y ahí
ha sido el centro y residencia familiar hasta la fecha. Comenta Gustavo que a
raíz del sismo del 85 el edificio fue protegido por el inah, su interior derruido
y reconstruido para ser vendido a sus residentes, con lo cual él y cada uno de
sus tres hermanos son ahora propietarios de una vivienda. Este caso fue uno
más de los llamados “Desdoblados”, mediante el cual se asignaron viviendas
por separado a los integrantes de una familia que antes habitaban una. Como
es fácil suponer, los Desdoblados rebasaron el número de viviendas disponibles
y, por la presión ejercida, consiguieron que se construyera el “Nuevo Colonial”
a la vuelta del primero sobre la calle de Topacio, que alberga tanto “coloniales”
de larga trayectoria como otros, más bien colados.
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EL TERRITORIO EXCLUIDO
Cine Colonial
En los años cuarenta el cine era un espectáculo que se había consolidado en el
gusto de los chilangos. Había decenas de salas en diversas colonias de la ciudad.
A diferencia de ahora, las salas eran de grandes dimensiones con cupo para
miles de espectadores. En Fray Servando Teresa de Mier, muy cerca de la Cal-
zada de San Antonio Abad, abrió el cine Colonial con 5,287 asientos, siendo
entonces el más grande del país. Fue inaugurado el 1 de julio de 1940, consti-
tuyéndose en un acontecimiento para el rumbo: “Y me acuerdo cuando se es-
trenó el cine Colonial, la gente iba con guantes y sombreros. Nosotros ni veíamos
la película por estar viendo el techo que parecía cielo lleno de estrellas. Mi mamá
nos decía que nos pusiéramos a ver la película” (Entrevista: Victoria Fernández).
El techo, efectivamente, estaba pintado simulando el cielo y cuando se
apagaba la luz de la sala, se encendían pequeños focos que parecían estrellas.
El efecto era complemento de la decoración del resto de la sala, ya que sus
paredes laterales parecían linderos de una calle de un pueblito de la provincia
mexicana, con ventanas enrejadas, techos de teja y hasta una iglesia con torre
y campana. Construido por el arquitecto Carlos Crombé, su fachada era de
estilo neocolonial y contaba con dos grandes y suntuosos vestíbulos, uno para
acceder a la luneta y otro para la galería. Rubén Villagrán —entonces niño en
los años sesenta y viviendo en el edificio contiguo— recuerda que con sus tres
hermanos iban a las matinés de los domingos en las que se exhibían hasta tres
películas. Jornada de larga duración, sólo soportable porque su madre les
llevaba tortas y refrescos en medio de tan larga función.
Como muchos otros inmuebles de la colonia, con el sismo de 1985 el
cine Colonial resultó dañado, por lo que tuvo que cerrar sus puertas y, pasado
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Colonia Tránsito
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Colonia Tránsito
sobre la Calzada San Antonio Abad, a la altura de la actual calle Alva Ixtlixóchitl;
exitosa porque introdujeron la prensa hidráulica en la fabricación de mosaicos,
que además de lograr mayor producción a menor costo, obtenía un producto
de gran resistencia y solidez”.
“El proceso era semi-industrial, utilizando tanto maquinaria como mano
de obra. La planta contaba con cuarenta prensas, colocadas en un galerón en dos
hileras paralelas de veinte máquinas cada una, manejadas por igual número
de operarios, pero la fábrica llegó a tener 250 empleados que desempeñaban
diversas funciones, estaban los prensistas, empacadores, choferes, cargadores y
personal administrativo. Además de los trabajadores de planta, había mucha
gente que vivían de la fábrica, como los distribuidores locales, los colocadores de
piso, los pulidores, mismos que deambulaban fuera de la fábrica para ofertar
su trabajo a los compradores.”
“El edificio de la fábrica era de grandes dimensiones, ubicado a mitad de
una manzana, pero al principio de los años sesenta, las autoridades del Distri
to Federal decidieron abrir la calle de Fernando Alva Ixtlixochil en medio de la
fábrica, obligando a los dueños a venderles el terreno necesario y a reubicar
la fábrica para irse por el rumbo de Apatlaco.
Lo que quedó del edificio en San Antonio Abad estuvo a cargo de un
velador, quien armó ahí una especie de congal de mala muerte, una verdadera
casa de vicio. No faltó un vecino que fuera a dar noticia a los hermanos Quin-
tana, quienes cerraron el negocio y corrieron al tipo. Es de suponerse que con
el tiempo vendieron el terreno, no lo sé, pero ahora ahí están oficinas del
Gobierno Federal.”
La historia de Melchor Mancilla: “Mi padre se llamó Melchor Mancilla;
nació en 1905 en la colonia Tránsito. A los doce años de edad quedó huérfano
a cargo de una hermana y un hermano más pequeños. Para entonces, Iñigo No
riega, empresario de la zona, contaba con un negocio de transportes de carga,
carromatos jalados por mulitas, donde mi papá consiguió trabajo. Corría el
año de 1917 y poco pasó para que mi padre pasara de ayudante a cochero y entre
otros viajes atendía a Mosaicos Quintana, quien le alquilaba carros a Noriega
para el traslado de su mercancía. Con el tiempo, el señor Villa, administrador
de la fábrica de mosaicos, lo contrató; era el año de 1920. Empezó como em-
pacador, después fue transferido al departamento de prensa, donde podía ganar
más por ser a destajo, pero requería largas horas de un trabajo pesado, preciso
y con un toque artesanal. En ese puesto laboró por 44 años, cuando, al ser
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Colonia Tránsito
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Colonia Tránsito
Nájera, había una fábrica de “combustibles”, que eran de aserrín con petróleo.
Eran de los que se usaban en los boiler antiguos.”
“Además del negocio establecido, en el barrio había comercio ambulante,
los gritones que por la calle anunciaban su producto. Había un señor que ven-
día merengues que pasaba casi todas las tardes por mi casa. Algunas veces ya
entrado en copas jugaba volados con los ‘vagos’ (como le decía mamá a quie-
nes se juntaban por las tardes en la calle y alrededor de la vecindad) y cuando con
trampas ganaban, nos repartían los merengues a los más pequeños. También
recuerdo al que vendía melcocha que la traía en botes de manteca y que con un
cincel rompía el dulce para despacharlo; al que vendía plátanos y camotes
asados en carritos con silbato de viento generado por el calor de la leña; al ro-
pavejero que te cambiaba loza por ropa vieja, ¡imagínate, ropa vieja en nues-
tras condiciones! No cabe duda, existía gente más amolada que un servidor.”
Para muchas familias de la colonia es importante la educación de sus hijos:
“No fui al kínder, no era obligatorio; mis padres no tenían para iniciar mi
ciclo escolar de pequeño. La primaria la estudié entre 1965 y 1971 en la escue
la Antonia Arellano Luna, ubicada en calzada de la Viga. De ese año hasta 1974
cursé la secundaria en la escuela Abraham Lincoln que se encuentra en la
calle de Chimalpopoca y de 1975 a 1978 el bachillerato en el cch “Oriente…
corriente”, como lo conocía la pelusa. Lo cursé sin contratiempos; mi visión
era no reprobar materias, no tenía tiempo ni dinero para pagar extras. En el
78 llegué a Ciudad Universitaria a la Facultad de Medicina. Ya para entonces
papá dominaba la cocina, era chef y lo invitaron trabajar en Toluca, en el Esta-
do de México. Me quería llevar junto con toda la familia, pero me negué. Me
quedé a vivir con mi abuelita en la vecindad”. Viví en Xocongo hasta los 21
años cuando salí a realizar mi internado médico a Querétaro”.
“Llegar allá fue un gran cambio. Tenía un cuarto sólo para mí en un edi-
ficio, bañarme en regadera me transportó a otro mundo. Aun así, Xocongo, la
calle de mi infancia donde se formaron mis ideales y mis sueños, sigue siendo
mi terruño y creo tener más sentido de identidad y pertenecía en esa calle que
a ningún otro lado donde he vivido. Incluso, no me siento afiliado a la colonia
Tránsito, sino a Xocongo, que es mi barrio aunque solamente sea una calle”.
“Yo dejé el barrio hace 34 años. Después del terremoto el Gobierno del
Distrito Federal tiró vecindades; a la gente que ahí vivía les construyó de-
partamentos y se los ofreció en venta casi regalados. Una sola ocasión, fui con
mi hijo Memito; le quise enseñar el lugar donde nací. No sé por qué se me
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Colonia Tránsito
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Colofón
Antes San Antón de los Rastreros, hoy la colonia Tránsito sigue ahí donde
empezó hace casi setecientos años en el sur del campan de Zoquipa, hoy
parte del Centro Histórico de la ciudad, al menos en su lindero norte. Lugar
que debe ser incluido en la agenda de los que gustan conocer otras caras de
la ciudad, y si se animan, pasen a comer unos tacos de carnitas en “El Abani-
co”, un caldo de mariscos en la banqueta de la Calzada de la Viga, una paleta
helada de mango en “Nieves Jorge”. Lleven, asimismo, a bendecir sus anima-
les a Santa Cruz Acatlán y participen en su fiesta patronal. Y si de ropa usada
se trata, súrtanse en las pacas del callejón de Fray Servando o si nueva prefie-
ren, en las tiendas aledañas al Metro de San Antonio Abad.
Bibliografía
Becerril Montero, Gustavo, “El obrador y fábrica de textiles de San Antonio Abad
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103 pp.
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Martré, Gonzalo y Angélica Marval, Costureras debajo de los escombros. La lucha
sindical a diez años de la tragedia, México, Planeta, 1995, 153 pp.
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Colonia Tránsito
Hemerografía
“2 Toreros gravemente cogidos”, El Universal, 30 de octubre de 1933, Segunda
sección, pp. 1 y 8.
Archivos
ahdf, Planoteca, Módulo: 3, Planero: 7, Fajilla: 61, Clasificación: 401 (073) 450. Año
1937: Fraccionamiento “Tránsito” entre Xocongo, Correo Mayor, Topacio, Lo
renzo Boturini y calle sin número.
Dictamen de Declaratoria de Santa Crucita Monumento Nacional, del 27 de agosto de
1931. El director Jorge Enciso Rubrica, Dirección General de Sitios y Monu
mentos del Patrimonio Cultural.
Oficio que gira el 25 de julio de 1932 el Secretario de la sep Narciso Bassols al C.
Secretario de Hacienda informando que ha sido declarada monumento la capi
lla de Santa Crucita el 27 de agosto de 1931, Dirección General de Sitios y
Monumentos del Patrimonio Cultural.
Entrevistas
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Colonia Esperanza
María Eugenia Herrera
Significado
Orígenes
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EL TERRITORIO EXCLUIDO
situadas a partir de esta esquina y hacia el sur sobre la orilla derecha del canal.
Los mercaderes también se daban cita, algunos de los cuales se arraigaron en
el sitio y otros permanecían como población flotante.
Fundación
La colonia Esperanza es muy pequeña, quizá una de las más reducidas del
Distrito Federal. Incrustada en la esquina noreste de la colonia Tránsito, es
rodeada por ella, tanto por el sur como por el poniente y hasta hace poco fue
parte de ella. Por esta razón, su historia puede inscribirse en la de la colonia
Tránsito, ya que desde sus orígenes formaban un solo espacio.
Así podemos incluirla en los proyectos con los cuales desde finales del
siglo xix, empresas fraccionadoras pretendieron urbanizar la zona sin que
prosperaran varios de ellos. Fue hasta la tercera década del siglo pasado cuan-
do surgió la colonia Tránsito que abarcaba la Esperanza, permaneciendo ad-
herida hasta final del siglo xx, cuando se separa.
Con todo, a los vecinos de la Esperanza les costó tiempo adaptarse a su
nueva nominación: “Cuando mi familia llegó aquí como por 1912, no le decían
‘colonia’, era nomás ‘la Viga’. Preguntaban: ‘¿Dónde viven?’ ‘En la Viga’, con-
testaba uno. Ya hasta mucho después pusieron ‘colonias’ y esto fue la ‘colonia
Tránsito’ y también duró mucho tiempo llamándose así. Creo que como por
los años noventa, le cambiaron a ‘colonia Esperanza’, pero yo no sé por qué así
ni quien dijo” (Ernesto Prieto, vecino de la colonia Esperanza).
Agrega otra vecina: “Fue hasta 1968 que me vine a vivir a la colonia Es-
peranza. Antes aquí no le llamábamos colonia Esperanza, era la Tránsito, pero
ahora ya tenemos todos que poner Esperanza” (Entrevista Martha Garavito).
Algunos de ellos conservan documentos en los cuales se consigna la
Tránsito en su domicilio” (Acta de matrimonio de María Lugo, 1970). El nom
bre “Esperanza” posiblemente haya sido asignado por el buque del vapor que
con este nombre navegó por el Canal Nacional en la segunda mitad del siglo
xix, aunque este hecho no ha sido corroborado.
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Colonia Esperanza
Características urbanas
Servicios
Al ser tan pequeña la colonia solamente cuenta con una escuela primaria: la
Antonio L. Arellano. Sin embargo, algunos residentes han cursado sus estudios
en la escuela España en San Jerónimo y antiguamente, en una que estaba
cerca del Jardín de la Aguilita, ahora ya desaparecida. Para la secundaria asisten
a la número 1 en Correo Mayor, a la número 7 de Cinco de Febrero e Izazaga
y, anteriormente, a la desaparecida Secundaria Técnica número 1 de Fray
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EL TERRITORIO EXCLUIDO
Límites de la colonia
Los límites de la colonia son al norte Fray Servando Teresa de Mier, al sur
Lorenzo Boturini, al oriente el Eje 1 Oriente, Calzada de la Viga y al poniente
Francisco Clavijero.
Desarrollo
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Colonia Esperanza
este devenir es cortado por el sismo de 1985 el cual marca un giro importan-
te en su fisonomía y poblamiento por haber sido una zona cuyas construccio-
nes —muchas de ellas vecindades antiguas y pobres en su factura—, fueron
muy afectadas.
Debido a esto, los organismos gubernamentales federales y del Distrito
Federal incluyeron a estos inmuebles en programas de construcción y reha-
bilitación de viviendas, tanto las que debieron ser expropiadas como las que
no. Tomando en cuenta aquellas que, por su características, fueron catalogadas
como monumentos y protegidos por el Instituto Nacional de Antropología e
Historia, así como otras que de por sí presentaban un elevado grado de deterio
ro. Estos programas se inscribieron en una política de arraigo de la población
original, de mejoramiento de la vivienda popular y de participación social. Sus
resultados fueron el mejoramiento del perfil general de la colonia y la transferen
cia, en muchos casos, de la propiedad de inmuebles a los antiguos arrendadores
mediante financiamientos accesibles. También, devinieron el incremento de
la población al construir unidades habitacionales de mayor capacidad de las
originales y en la modificación del perfil vecinal de largo arraigo.
A pesar de este giro, la impronta de la colonia se conserva en su estruc-
tura y en su vecindario, cuyo desarrollo tenemos que observarlo en algunos
elementos que vienen de antaño. Aquí los señalamos.
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EL TERRITORIO EXCLUIDO
El Paseo de la Viga
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Colonia Esperanza
Indios Verdes
Como parte del paisaje urbano de la colonia Esperanza, durante 44 años es-
tuvieron los Indios Verdes en el paseo de la Viga, justo cuando doblaba para
dirigirse al sur. Conocidos ampliamente por haber estado muchos años en la
salida a Pachuca, los Indios Verdes son dos esculturas monumentales de bron-
ce, de tono verdoso por el paso del tiempo y la humedad del ambiente.
Estos dos imponentes personajes con 124 años de antigüedad y trashu-
mancia representan a dos tlatoanis mexicas, Ahuítzotl e Itzcóatl, uno de ellos
como un hombre joven con atavíos de Caballero Tigre y el otro, un hombre
maduro que recarga sus manos en un macuahuitl, una especie de mazo de ma
dera con incrustaciones de obsidiana. Su altura llega casi a cinco metros y su
peso es de alrededor de tres toneladas.
Como parte de las celebraciones de la Independencia en 1891 fueron
encargadas por el gobierno de Porfirio Díaz al escultor Alejandro Casarín. Se
colocaron al inicio del Paseo de Reforma, en la glorieta de Bucareli, en cuyo
centro estaba la estatua de Carlos IV. La sociedad y la prensa de entonces, no
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EL TERRITORIO EXCLUIDO
las vieron con buenos ojos; las críticas fueron reiteradas, y quizá por ello se
decidió removerlas en 1902 para ser instaladas al inicio del Paseo de la Viga,
donde permanecieron hasta 1946, cuando fueron trasladados a la avenida
Insurgentes Norte, en la salida a Pachuca1.
Los Indios Verdes permanecieron por más de cuatro décadas en la Viga
con la plena aceptación y nostalgia de sus residentes. “Yo alcancé a ver aquí a
los Indios Verdes, donde está ahora la gasolinera; ahí le decían el Paseo de los
Indios Verdes. Cuando era chico, los viernes de Dolores, entrando la Semana
Santa, adornaban a las estatuas; les ponían una guirnalda y una corona de
flores. Y cuando se terminaba la fiesta, al otro día, nos dejaban que les quitá-
ramos las flores, eran muy altos, pero con garrochas se las tumbábamos; no
era fácil, porque ni siquiera se podía uno parar en los pedestales porque es-
taban muy lizos. A mí no me tocó ver cuando se los llevaron porque vinieron
temprano por ellos; dicen que algunos protestaron, pero de cualquier manera,
se los llevaron”1 (Entrevista Ernesto Prieto).
Siglo xxi
Al arribo del siglo xxi la colonia Esperanza ha dejado de ser barriada chinampe
ra, mercader y navegante, así como lugar consentido de paseantes. Actualmente
está plenamente integrada al modelo urbanístico de la Ciudad de México, parte
del Centro Histórico, vecina de grandes mercados, comunicada por dos arterias
centrales colindantes y múltiples medios de transporte. La Comercial Mexicana,
ubicada en la esquina de Fray Servando y Eje 1, se impuso sobre otros comer-
cios de la zona, los pequeños, y modificó los hábitos de abasto de los vecinos
por su cercanía y novedad, sin que haya desplazado los mercados tradicionales.
Fuera de este supermercado, sobre las dos aceras, se han instalado un número
importante de puestos de comercio informal, entre los que se cuenta una pelu-
quería, una herrería y venta de diversos artículos y, claro, comida.
Patrimonio tangible
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Colonia Esperanza
Jardín Casimiro Chowell mejor conocido como Jardín del Indio. 2011, M. E. Herrera
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EL TERRITORIO EXCLUIDO
La Santa Muerte
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Colonia Esperanza
Vecindades y casonas
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EL TERRITORIO EXCLUIDO
La pulquería La Rosita
sobre la Calzada de la Viga. 2011,
M. E. Herrera.
La pulquería La Rosita
La Rosita es una pulquería ubicada en la
esquina de la Calzada de la Viga y el Calle-
jón de San Antonio Abad, frente al Jardín
del Indio. El local ocupa la planta baja de
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Colonia Esperanza
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EL TERRITORIO EXCLUIDO
Familia Rodríguez
Frente al Jardín del Indio, sobre la Calzada de la Viga, en el número 34 está un
antiguo edificio de dos pisos en perfecto estado de conservación. Consta de
16 viviendas, ocho en cada piso, situadas alrededor de un largo patio central.
La presente entrevista se llevó a cabo en la vivienda número ocho situada al
fondo del patio. El interior de departamento está impecable. Cuenta con un
tapanco sólo posible por la gran altura de los muros. La casa es habitada por
la familia Rodríguez, Javier y Mary, pero en la entrevista participaron también
su hijo David y Celia, la madre de Mary.
Cada familia de la Esperanza tiene una historia doña Mary nos cuenta la
suya: “Mi familia vive en esta vecindad desde el siglo pasado, casi por cien años.
Digo vecindad porque antes se les llamaba así, vecindad. La primera que llegó
fue una tía de mi papá; se llamaba Librada Cabrera. Nos cuentan que cuando
60
Colonia Esperanza
61
EL TERRITORIO EXCLUIDO
La Quinta
En el barrio había muchas vecindades de muchos tipos. La familia Rodríguez
nos arma la historia de una muy singular: “En la Calzada de la Viga entre el
Callejón de San Antonio Abad y Chimalpopoca, estaba una vecindad supere-
norme: tenía una entradita, una especie de pasillo largo como de 20 metros,
con piso de laja y con un cuartito de cada lado, pero ya adentro se abría, y era
un terrenazo tremendo con muchas viviendas como rústicas y ya muy viejas,
todas acomodadas alrededor de un patio largo, de un solo piso. Eran unas casi
tas de techos muy bajitos, chicas, de una habitación y cocinita con lavaderito; con
cuartitos de baño en medio de cada dos viviendas porque se compartía, era
un bañito para dos casitas; claro, sin regadera, solamente el wáter. En el patio,
en su centro, había dos como tinacos grandes en forma de bolas que estaban
sobre unas torres, que, de todas las vecindades de por aquí, era la única con estos
depósitos de agua”.
“Ahí en la Quinta, la primera vivienda, la de enfrente, había un doctor
de apellido Cabrera. Vivía en el segundo piso, su casa era la única que estaba
en la planta alta, pero abajo; lo que era la orilla de la banqueta, había venta-
nitas al ras del piso que daban como a un sótano. Tenía unos balcones que
daban a la calle en todo lo largo, con unos pilares en forma como de jarras.
Las escaleras para subir estaban en la entrada de la vecindad a mano izquier-
da. Pues este doctor ahí tenía un espacio con muchas plantas diferentes,
hierba y arbolitos, como si fuera una selva con animalitos; tenía changuitos,
esos animales que les llaman martas, guacamayas y no me acuerdo que otras
especies.”
62
Colonia Esperanza
El Tango
También en los linderos del Jardín los vecinos recuerdan un cabaret al estilo
de los años treinta y posteriores: “Se llamaba “El Tango” que estaba aquí enfren
te del jardín, sobre la Calzada de la Viga ya llegando al Callejón de San Antonio
Abad, junto al café de chinos. El Tango lo quitaron cuando yo tenía como veinte,
ahora tengo setenta, hace como cincuenta años. No era un lugar ostentoso, ni
siquiera tenía música en vivo, tenía sus rokolitas pero tenía su público que iba
a bailar. También estaba el “Lupe” sobre Fray Servando de este lado, a media
cuadra de Topacio”.
Café de chinos
Tocado el tema de los cafés de chinos, en el siglo pasado éstos eran comunes
en diversos rumbos de la ciudad. En esta colonia los había y son recordados pri
mero por Javier y luego por su esposa, Mary: “Para entonces por todos lados
había cafés de chinos; en esta zona estaban varios. Mi mamá y mis tías trabaja
ron en uno: el Café Colonial. Sus dueños eran chinos de China. Abrían de las
seis de la mañana para cerrar a las doce del día, pero luego volvían a abrir a
las cuatro de la tarde hasta las doce de la noche”. La presencia de estos cafés de
chinos en la zona es explicada por Mary: “Yo me acuerdo, que cuando estaba
chamaca, todas las noches a partir de la una de la mañana había mucho movi
miento en la calle. Nosotros vivíamos aquí y oíamos el ruidero de los camiones
que venían a descargar frutas, verduras y otras mercancías, porque era el paso
a La Merced. Todas las calles de aquí hasta allá tenían mucha gente circulando,
porque, además, había más comercios fijos y en la calle. También había varias
estaciones de camiones foráneos y los cines de Fray Servando. Quizá por eso,
por el rumbo, había tres cafés de chinos”.
Para doña Mary, el movimiento en el barrio es cosa del pasado: “Antes
veías mucha gente por todas estas calles, ahora ya casi no se ve gente en las
noches y tampoco ves abiertos los negocios ya tarde; cierran temprano, sola-
mente los de enfrente que venden cervezas pero nada más. Se acabó la vida
nocturna en el barrio inclusive en Fray Servando y Lázaro Cárdenas con sus
cines, cabarets, cafés de chinos y tepacherías”.
La Holanda
Sobre Clavijero entre Chimalpopoca y el Callejón de San Antonio, abarcando
casi toda la cuadra, estuvo la fábrica de helados Holanda3 con una presencia
63
EL TERRITORIO EXCLUIDO
Ernesto Prieto
La entrevista se hizo en el Jardín que Ernesto le llama “Del Indio”. En la cinta
grabada se registraron los múltiples sonidos propios de un barrio capitalino:
la campana del carro de la basura, los pregones del gas, del agua entre otros,
así como el tránsito de automóviles y camiones de carga.
Después de la Revolución Mexicana, a la colonia Esperanza llegó un gran
flujo migratorio proveniente de varios estados de la República. “Nací en 1929,
tengo 85 años; nací en el 18 de la Viga. Mi familia vino de Ameca. Mi padre nació
allá. Se vinieron acá cuando la Revolución, en 1912. Mi abuelo era español y
ya había muerto allá en Ameca, por lo que solamente se vino mi abuela con sus
ocho hijos, seis hombres y dos mujeres, entre ellos mi padre que era todavía
chico; ninguno de ellos se había casado. Mi tío Rodolfo, el mayor, era carpinte
ro, y empezó a trabajar con todos los hermanos. Primero vivieron a la entrada
de la Viga y ahí comenzaron, ya después compraron el terreno y pusieron su
carpintería. Con eso se sostenía la familia. Estaba en el número seis de la Viga
se llamaba El Ébano, estuvo hasta 1938”.
“Mi esposa se llamaba María Luisa Mejía. Ella era de Santa Anita y por
eso nos casamos allá en Santa Anita. La colonia Esperanza es muy pequeña;
no tiene una iglesia, pero nos quedan cerca Santa Crucita de aquí de Taller y
la de Santa Cruz Acatlán, a la que nos íbamos por todo el Callejón de San
64
Colonia Esperanza
Antonio Abad. Ya para el centro está San Pablo y para la Merced, la Palma, así
le llaman: la Palma, junto a los dulceros en avenida de Circunvalación. Era
fácil ir a cualquiera; nos íbamos caminando; antes no había calles; no pasaban
carros; ya después abrieron avenidas; ya está todo distinto.”
“Lo que sí estaba eran los tranvías eléctricos. Pasaba uno que venía de
la Villa y llegaba a la Viga. ‘Madero-Villa’ decía el tranvía. Llegaba hasta aquí
y daba vuelta por el Callejón de San Antonio Abad; se regresaba a la Villa, en
la Gustavo A. Madero. Salía del Zócalo, casi todos los trenes pasaban por el
Zócalo, luego Cinco de Febrero, para llegar a Cuautemocin, que ahora es Fray
Servando; ahí daba la vuelta, se seguía derecho hasta acá a la Viga avanzaba
sólo una cuadra y daba vuelta al Callejón de San Antonio Abad para salir a la
Calzada de San Antonio Abad, para agarrar Pino Suarez, que es la misma cal-
zada, y de ahí entraba al Zócalo; seguía por Argentina hasta Peralvillo, y to-
maba la Calzada de Guadalupe para llegar a la Villa.”
“Estaba otro tren, el Zócalo-Iztapalapa, que salía también del Zócalo co
mo para el norte pero, daba vuelta luego luego, en la calle de Moneda para
salir a Jesús María, que por acá se llama Topacio; todavía llega esa calle hasta
acá, ahí daba vuelta y se venía derecho, derecho, hasta llegar a Cuauhtemocin.
Nomás la tomaba una cuadra para agarrar la Viga y por ella se iba hasta Izta-
calco, que era la parada, luego pasaba a Mexicalcingo y de ahí se metía la
Iztapalapa y de allá se regresaba. Nosotros íbamos de vez en cuando a Iztapa-
lapa para darnos una vuelta por todo eso. El tren lo quitaron pero la Calzada
de Iztapalapa todavía llega hasta allá.”
“Mercados no tiene la colonia, pero íbamos a la Merced que estaba muy
cerca, no la nueva de Circunvalación, sino la que estaba aquí derecho, la an-
tigua, aquí en Topacio y Roldán. Le decían ‘La Antigua Merced’. Estaba muy
bien. Allá íbamos, nos quedaba cerca, derecho. No había tantas avenidas como
ahora; las demás calles estaban también angostas y algunas no eran tan largas
como ahora.”
“La Clínica de la Prensa fue muy moderna. Estaba ahí en la Viga. El
edificio era muy grande, salía de calle a calle, de la calzada de la Viga para
Circunvalación, que en esta cuadra no se le llama Circunvalación sino calle
del Canal, solo en esta cuadra. Donde estaba la clínica, primero fue un establo;
se llamaba “El Astillero”. Por el lado de la Viga, despachaban la leche, por el
otro lado estaban los animalitos, y tenía un portón donde los sacaba a pastear
a las vacas. Era de una familia. Cuando yo llegué ya estaba el establo, porque
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EL TERRITORIO EXCLUIDO
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Colonia Esperanza
Epilogo
Notas
1
uevas mudanzas los han confirmado como trashumantes: en 1979 cuando se construyó la estación del
N
metro que lleva su nombre fueron movidos a 550 metros al sur de donde estaban. En 2005 por la cons
trucción del metrobús, los metieron a una bodega en el Acueducto de Guadalupe. Finalmente, los llevaron
al Parque del Mestizaje, ubicado en Insurgentes y Prolongación de Misterios, en donde permanecen
hasta hoy día.
2
Los helados Holanda fue fundada por Francisco Alatorre tiene en 1927 con la instalación un puesto en
el jardín del Buen Tono, posteriormente se asoció con su hermana Carmen para abrir otra una nevería
en la calle de Gante. En 1938 se convirtieron en empresa, multiplicaron las neverías y mejoraron su planta
de fabricación instalada entonces en la colonia Esperanza.
3
Casimiro Chowell, fue un personaje que participó en la guerra de independencia al lado de Hidalgo,
capturado y ahorcado por el general realista Félix María Calleja en noviembre de 1910, cuando defendía
la plaza de Guanajuato en posesión de los insurgentes y asediada por los españoles.
Bibliografía
Mecatl, José Luis, Marco Antonio Michel, Alicia Ziccardi, Casa de los damnificados.
Dos años de política habitacional en la reconstrucción de México (1985-1987),
México, unam, 1987, 107 pp.
Moreno, María de la Luz, La Garita de la Viga, un sitio histórico en la Línea 9 de Me
tro de la Ciudad de México, tesis de Arqueología UNAM, María de la Luz
Moreno, 1995.
67
EL TERRITORIO EXCLUIDO
Payno, Manuel (1810-1894), “El rumbo del Canal de la Viga”, en Los Bandido de Río
Frío, México, Porrúa, pp. 49-63.
Zárate Toscano, Verónica, “El papel de la escultura conmemorativa en el proceso de
construcción nacional y su reflejo en la ciudad de México en el siglo xix”, His
toria Mexicana, octubre diciembre, año LIII, Núm. 2, México, El Colegio de
México, 2003, pp. 417-446.
Gaceta de México, México, viernes 18 de marzo de 1796, Tom. VIII, Núm. 7, p. 56.
Mapas y planos
1884 Anónimo, Plano de la división de los potreros de San Nicolás, Santa Crucita y
San Francisco.
1899 Ismael Gutiérrez, Municipalidad de México.
1912. Ferrocarril de San Rafael y Atlixco. Plano de los terrenos del Ferrocarril, de la
Fábrica de San Antonio Abad y del antiguo rastro de la ciudad. Con indicación
de la Calzada Chimalpopoca en construcción, México, septiembre 13 de 1912,
Ingeniero A. Camarena. 1257-CGE-725-A.
Entrevistas
Ernesto Prieto, Jardín del Indio, mayo de 2014.
Martha Guevara Torres, mayo de 2014.
Familia Rodríguez: Celia Cedillo, Javier Rodríguez, María Lugo y David Rodríguez,
mayo de 2014.
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Colonia Vista Alegre
Héctor Mancilla López
Significado
Orígenes
Para encontrar los antecedentes más remotos del terreno donde se edificó esta
colonia, tenemos que remitirnos a los planos de Alzate de 1789 y al de Alfonso
Caso de 1954, los cuales muestran la localización de los barrios indígenas de
México, y que sitúan al barrio de Macuitlapilco, al de Otlica y a parte del de Tul-
tenco dentro de la superficie que actualmente ocupa la colonia Vista Alegre.
Al inicio de la Época Virreinal se construyeron diversas capillas donde
existían poblaciones indígenas; así, en la demarcación actual de la colonia se
fundaron dos: la de Francisco de Asís Tultenco —cercana al Canal de la Viga—
aún prevalece con una nueva construcción. La otra, enclavada en el antiguo
barrio mexica de Macuitlapilco lindante con la Calzada a Iztapalapa, fue La
Candelaria, ya desaparecida pero de gran importancia, pues dio nombre a la garita
que se instaló en la Calzada de San Antonio Abad en su cruce con la Calzada de
Chabacano.
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EL TERRITORIO EXCLUIDO
Fundación
Características urbanas
70
Colonia Vista Alegre
Servicios
La colonia Vista Alegre, fue proyectada con todos los servicios. Desde el princi
pio se contempló una iglesia y un parque. Por su breve superficie y la existencia
de escuelas en la zona no fueron incluidas pero existe una escuela primaria par-
ticular ubicada sobre la Calzada de San Antonio Abad y una pre-primaria en
la calle de Ramón Fabié. Desde antes de su fundación habían varias arterias im-
portantes que la circunscriben y en esta pequeña colonia confluyen tres líneas
del metro en la estación Chabacano, las líneas 2, 8 y 9; también existen varias
líneas de autobuses, trolebuses y colectivas que pasan por la periferia.
Límites originales
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EL TERRITORIO EXCLUIDO
Siglo xxi
Actualmente, la colonia Vista Alegre tiene una forma triangular; cuenta con
31 manzanas y sus límites son, al noreste, con la calle de José Tomás Cuéllar,
al sur, con la Calzada de Chabacano y, al poniente, con la Calzada de San
Antonio Abad.
Desarrollo
72
Colonia Vista Alegre
de división entre ellas de norte a sur a transversal. Con esta insólita medida,
ambas colonias intercambiaron territorios que habían nacido y permanecido
con ellas por treinta años. Esta situación no ha sido del agrado de una buena
parte de los vecinos. Administrativamente las escrituras de las familias afec-
tadas, aquellas que compraron desde los inicios del fraccionamiento, pasaron
a tener una dirección equivocada que, además, no coincide con los datos de
su credencial del Instituto Federal Electoral. A esta anomalía se puede agregar
que el origen social del pueblo original de la colonia Paulino Navarro contrapues-
ta al de la Vista Alegre, poblada por gente venida de fuera, españoles incluidos,
que ha provocado una disgregación del sentido comunitario y la dinámica
social de ambas colonias, así como en la pérdida de identidad y sentido de
pertenencia entre los vecinos. Aunque esta medida se tomó con fines prácticos,
no se evaluó la afectación moral que ocasionó.
La colonia Vista Alegre está rodeada por dos calzadas de gran importancia y
una calle transversal que en algún momento fue el Canal de Derivación.
En la Calzada de San Antonio Abad situada al poniente con dirección
sur-norte y en el tramo que colinda con la colonia Vista Alegre no se han si-
tuado empresas o comercios de gran importancia; podríamos mencionar como
los más recordados, el Banco de Comercio en los años cincuenta en el cruce
de José T. Cuellar; la tienda del 1-2-3 en el cruce con José María Roa Bárcena
—que otorgaba timbres de acuerdo con el importe de las compras los cuales
servían para canjearlos por trastes de cocina de peltre o aluminio—. En este
mismo lugar, a finales de la década del sesenta se instaló un negocio para la
reparación de enseres domésticos, llamado “La Casa de Petra”, del cual se
recuerda una enorme escultura de una mujer afroamericana que, mediante un
mecanismo electromecánico, amagaba con golpear con un rodillo; este nego-
cio aún existe pero la escultura ha desaparecido.
Se dice que la Calzada de Chabacano tomó su nombre de un rancho que
se ubicaba junto a la garita de La Viga. Esta calzada tuvo gran importancia por ser
la vía de comunicación más directa hacia el barrio de la Magdalena Mixiuhca. En
algún momento se constituyó como el límite de la Ciudad de México, ya que al
sur las aguas del lago de Texcoco invadían el lugar (Carrera Stampa, 1325-1519).
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EL TERRITORIO EXCLUIDO
Sobre esta misma calzada, en el cruce con José Sotero Castañeda, el señor
Lazarini implementó la fabricación de jaulas para pájaros con alambre pulido, lo
que vino a revolucionar la elaboración artesanal de las jaulas de madera con alam-
bre. Al emplear su equipo de electro-soldado en otros artículos, como carritos para
mandado y portagarrafones, su pequeña industria creció rápidamente. De tal
manera que a mediados de los años sesenta pudo trasladarla a su tierra natal en
el estado de Guanajuato, dejando en la colonia Vista Alegre una pequeña bodega con
atención de venta al público, la cual desapareció a principios del presente siglo.
Casi al finalizar la Calzada de Chabacano en la esquina con José Tomás
Cuéllar un predio de forma triangular, o lo que los vecinos llaman cuchilla o
esquinada, constituye actualmente los límites de la colonia Vista Alegre con la
Paulino Navarro. Ahí existe una negociación que resulta ser el primer comercio
de esta colonia; se trata de un lugar donde venden materiales para la construc
ción. Su dueño, el señor Valentín, comentó que su padre empezó con la venta
de materiales en 1936 —fecha en que se inició la construcción de las primeras
casas de ambas colonias—; la decisión de poner este negocio la tomó por la
gran demanda de estos productos en esas fechas. Anteriormente este local se
había utilizado para vender alfalfa, ya que también en los alrededores muchas
familias criaban animales que comían este producto.
Calles más adelante, en el cruce con Vicente Beristáin, un edificio llama-
do Marimar es recordado por dos sucesos. Uno de ellos es que ahí se filmaron
algunas escenas de la película El Gran Pillo estelarizada por Adalberto Martí-
nez “Resortes” a finales de los años cincuenta. El otro es un hecho trágico que
relató Rosa María Veramendi: cuando a principios de los años ochenta asesi-
naron al dueño de la frutería y verdulería instalada en una de las accesorias
de este edificio. Resulta que el señor conocido como “Don Lío” era una perso
na muy bromista con las mujeres. En cierta ocasión se presentó una dama joven
a comprar fruta, acompañada de su esposo, agente de la Policía Judicial, el cual
se quedó fuera del establecimiento. Como no se percató de la presencia del es
poso, don Lío empezó a gastarle bromas de índole sexual. Al oírlas el esposo
reclamó a don Lío su comportamiento, pero él no sólo no se amedrentó sino
que, por el contrario, echó mano de su cuchillo para agredir al indignado
marido, pero este último llevaba consigo su arma de cargo y no dudó en uti-
lizarla en defensa de su vida.
Otra de las calles que cruza la colonia Vista Alegre es Juan A. Mateos que
corre paralela a la Calzada de Chabacano. Sobre esta calle se construyó la
74
Colonia Vista Alegre
Línea 8 del Sistema de Transporte Colectivo Metro, así como sus accesos, afec
tando varias construcciones emblemáticas, como la tienda de ultramarinos La
Navarra, fundada en los inicios del fraccionamiento por uno de los tantos
españoles que fueron atraídos por la cercana Plaza de Toros Vista Alegre. Una de
las características propias de este local fue que se convirtió en el punto de reunión
de los españoles del rumbo, que hablaban sobre temas deportivos mientras
fumaban puro o pipa, emitiendo sonidos ininteligibles, si bien entre ellos pare-
cían entenderse perfectamente.
En esta misma calle y en el cruce de José Antonio Torres existió por
mucho tiempo una agencia de bicicletas. Alquilar un vehículo de éstos sólo
requería dejar como depósito una credencial; el alquiler era por tiempo y en
una hora podía uno dar muchas vueltas alrededor del parque El Pípila.
Más adelante, en el cruce con Ramón Fabié estuvo la panificadora Vista
Alegre, un negocio fundado a principios de los años cuarenta y que fue prós-
pero hasta los setenta; después fue menguando su importancia, debido a la
competencia que originó la presencia de la Comercial Mexicana.
En la calle de José María Roa Bárcena y su cruce con Juan de Dios Arias
existió un negocio de taxidermia. Varios fueron los trabajos que se le encarga
ron a este establecimiento. El local, que era muy pequeño, pronto se vio atestado,
por lo cual no resultó raro, aunque sí impactante, encontrarse con tigres, leones
y panteras sobre la banqueta.
En esta misma calle y la esquina de Francisco Ayala se encontraba el Sa
natorio de Maternidad Nina, cuya existencia hubiera pasado inadvertida de no
haber sido por un parto de octillizos en 1967. Debemos imaginarnos la sor-
presa que causó, dado que en esos tiempos la tecnología médica no permitía
saber con anticipación la existencia de un parto múltiple. La crónica de tal evento
fue publicada en los medios periodísticos de la época y causó gran revuelo, ya
que este acontecimiento pocas veces se había presentado en el mundo. Des-
graciadamente, todos los neonatos fallecieron a los pocos días (Excélsior, 16
de marzo de 1967: 15).
En la calle de Ramón Aldana a pocos metros de la Calzada de San Antonio
Abad una pequeña placa dice “Valente Quintana Detective”. Se trata del inmue
ble donde tuvo sus oficinas el famoso personaje al cual le apodaban “El Sherlock
Holmes mexicano” por la sagacidad que demostró en las labores de investiga-
ción policiaca en que intervino y que logró resolver casos y crímenes de la época
en que fungió como jefe de policía de la ciudad o como investigador privado.
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EL TERRITORIO EXCLUIDO
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Colonia Vista Alegre
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EL TERRITORIO EXCLUIDO
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Colonia Vista Alegre
Era muy común que las familias acudieran al parque a disfrutar de sus prados.
En la fotografía de 1962 la familia Mejía en el parque. Archivo Familia Mejía.
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Colonia Vista Alegre
Fachada de la iglesia de
Santa Teresita del Niño Jesús,
2014 Archivo Grupo Tultenco.
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EL TERRITORIO EXCLUIDO
hacia otro lado de la planta, donde por medio de herramientas de corte las
convertían en preciosas lajas de mármol. La materia prima se entregaba por
ferrocarril —que pasaba por la calle de José Sotero Castañeda—, ya que la
planta contaba con una vía de escape hacia su interior.
82
Colonia Vista Alegre
llamábamos ‘tostones’ y que servía para que al otro día yo tuviera un dinero
para gastar en el recreo de la escuela. Fue en una de esas ocasiones que se me
ocurrió impregnar una estopa con thinner para olerla en cualquier lugar; para
evitar que se evaporara la metía en una bolsa de plástico.”
“Mi padre era un gran bailarín. Me gustaba ver el cadencioso movimien-
to de pies que hacía al ritmo de la música. En las fiestas que se organizaban
en nuestra vivienda o en alguna casa de los vecinos siempre había baile. Mi
lugar favorito era cerca del tocadiscos en donde disfrutaba viendo las portadas
de los grandes discos de acetato. Desde ahí seguía el movimiento de las parejas
y podía calificar quienes bailaban mejor. En ese rincón imitaba solitariamen-
te los movimientos que hacían los bailarines.”
“Fue en una de estas fiestas, cuando tenía ocho años, que mi padre me
sorprendió bailando. Cuando paró la música me dijo en voz alta que no lo hacía
tan mal, que de hecho bailaba mejor que muchos de los adultos que ahí estaban,
pero que bailar con pareja era una situación diferente; así que la próxima pieza
la debería de bailar con alguna de las damas que se encontraban ahí presentes.
Recuerdo perfectamente que la pieza que se oyó fue el mambo Patricia de la
gran orquesta de Pérez Prado. Al principio del baile mis nervios no me permitían
saber cómo empezar, pero de repente tuve la sensación de que todo a mi alre-
dedor desaparecía; sólo quedábamos en la pista mi primer pareja y yo, empecé
a mover los pies, las caderas y los brazos al ritmo de aquella música tan sensual.
Lo he de haber hecho bien, pues cuando acabó la música y después de unos
breves momentos de silencio, la gente empezó a aplaudir; alcancé a oír algu-
nos comentarios acerca de que tenía yo un talento especial para el baile.
Desde entonces se me metió la idea de entrar al salón Colonia para aprender
de los grandes la manera de bailar.”
“Un día me atreví a decirle al portero que me permitiera la entrada. Él
se negó, pues decía que estaba muy chamaco y lo podían regañar, que vinera
cuando fuera más grande. Esa ocasión se presentó cuando yo tenía 17 años.
Regresé a ese lugar a decirle a esa persona que me permitiera entrar a ver el
baile. De nuevo me negaron el paso, pero esta vez uno de los ayudantes de la
Danzonera México que estaba metiendo los instrumentos me preguntó que
para qué quería entrar. Le dije que, a pesar de la cercanía de mi casa, yo no
conocía el salón por dentro. Él puso en mis manos una caja con varios cables
y me dijo que lo siguiera. Así, por primera vez vi la imponente pista de baile.
Alrededor de ésta, mesas y sillas y al frente un majestuoso escenario que tenía
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Colonia Vista Alegre
“Durante todo este tiempo mi vicio por los solventes se fue incrementando.
Empecé a perder facultades, las piernas me empezaron a fallar, mi familia me
echó a la calle. Mi domicilio fueron las banquetas o las entradas de los edificios.
Un día sufrí un accidente; caminar fue difícil, me mantenía con el dinero que
sacaba dando grasa a los zapatos. Lo único que conservé de época pasada fue
mi apodo del ‘Jota’. Hace unos pocos años pasaba por un gran local y escuché
música; me metí y descubrí que se trataba de un templo cristiano y que el con
junto musical cantaba alabanzas a Dios. Di la media vuelta para salirme, pero
cuando estaba cerca de la puerta oí una voz muy cerca que me dijo ‘Éste es tu
lugar’. Giré la cabeza buscando a la persona que había dicho esto pero no había
nadie. De nuevo proseguí mi camino hacia la salida y volví a escuchar la voz
que más fuerte me decía ‘Éste es tu lugar’; otra vez busqué a alguien que es-
tuviera diciendo esto, pero nada, sólo bancas había a mi alrededor. Apresuré
mi salida, pero en eso venía entrando una muchacha joven de mirada clara,
de rostro agradable que me preguntó si era la primera vez que asistía. Le dije
que sí; me preguntó mi nombre y me invitó a sentarme. Así que me quedé. El
orador habló de Dios y al finalizar dijo que había un nuevo integrante; dijo mi
nombre y me invitó a ponerme de pie; todos aplaudieron. Sentí muy bonito;
volvía a ser alguien, volvía a ser persona.”
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Epílogo
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Bibliografía
Mapas y planos
Almaraz, R., 1857, Plano Topográfico del Distrito de México, en Archivo Histórico del
Distrito Federal.
Carrera Stampa et al, “México Tenochtitlan Reconstrucción Esquemática”, en Imagen
de la gran capital, México, Enciclopedia de México, 1985.
Caso, Alfonso, 1954, Plano de localización de los barrios indígenas de México, En:
Archivo Histórico del Distrito Federal.
1978, Plano de los barrios indígenas de la Ciudad de México y la mancha urbana en
la primera mitad del siglo xix, en Archivo Histórico del Distrito Federal.
Hemerografía
Universal Gráfico, 5 de junio de 1944, p. 6.
Excélsior, 11 de marzo de 1967, pp. 2 y 16.
El Nacional, 18 de agosto de 1942, p. 4.
Fotografía
CODIFICA, 1932 Fotografía aérea de la Compañía Nacional de Aerofoto.
Entrevistas
Fernando Ramírez y Díaz, 4 de junio de 2014
Orlando Horta Prado, 28 de mayo de 2014
90
Colonia Paulino Navarro
Rebeca Díaz Ziehl
Significado
La colonia Paulino Navarro empezó como una isla, después fue congregación
franciscana, más tarde sede de la fábrica del vestuario militar más importante
del país, y hoy es pueblo original oculto en la Ciudad de México.
Origen
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Fundación
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Colonia Paulino Navarro
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Características urbanas
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Colonia Paulino Navarro
Limites
Servicios
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década de los años cincuenta los predios carecían de agua potable y drenaje,
las calles de iluminación y pavimentación, sobre todo aquéllas no alineadas.
Tampoco se dotó a la colonia de espacios recreativos ni deportivos escuelas,
iglesia ni mercado. Con el tiempo se han ido subsanando estas carencias. En la
actualidad, la colonia cuenta con servicios de infraestructura básicos. La escuela
Quetzalcóatl, que anteriormente pertenecía a la colonia Vista Alegre, fue incluida
en la superficie de la colonia Paulino Navarro. En la década de los ochenta se cons-
truyó un mercado en la esquina de la Calzada de la Viga y Javier Villaurrutia
para alojar a los comerciantes que conformaban el tianguis de “La Placita” y
que estaban instalados principalmente en la calle de Topacio. Una parte del amplio
camellón de la calzada de la Viga fue adaptado como espacio de parque públi
co y le instalaron juegos infantiles, sin embargo este espacio fue tomado por perso-
nas en situación de calle que imposibilitan la presencia de niños en ese lugar.
Desarrollo
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Colonia Paulino Navarro
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EL TERRITORIO EXCLUIDO
Topacio desde su nacimiento, comentó que “allá en los años cuarenta a un lado
de la palma, Doña Carmela, provista de un anafre, un comal de barro, una peque
ña mesa y dos molcajetes, preparaba y vendía unos huaraches que se hicieron
muy populares. Con el tiempo en compañía de su esposo y sus hijos puso un res-
taurante cerca de ahí conocido como El Huarache Azteca”. Este lugar fue muy
concurrido y aún existe en la calle de Torno cerca del actual Mercado de Jamaica.
En la década de los ochenta, cuando empezaron las excavaciones para
la construcción de la Línea 9 del Metro, la palma fue derribada, y se encontra
ron piezas prehispánicas, una de ellas con forma de pez fue colocada en ese
lugar a modo de escultura representativa de los antiguos habitantes.
José T. Cuellar es una calle diagonal que nace en el cruce de la Calzada
de la Viga y avanza hacia el norponiente sirviendo como frontera con la colo-
nia Vista Alegre. En su tramo entre la calle de Francisco Javier Clavijero hasta
unos metros antes de la calle José Antonio Torres quedan tramos de la antigua
y sólida barda perimetral perteneciente a la cove.
Más adelante y cerca de la esquina de esta calle con Vicente Beristaín, en
un modesto edificio marcado con el número 200, vivió un famoso personaje
de cine y televisión que en sus tiempos llegó a ser un luchador conocido como
Frankenstein. Su nombre era Nathanael Evaristo León Moreno, quien no obs-
tante su temible aspecto físico tenía un carácter muy amable.
En esta calle, en el número 166 casi llegando a la Calzada de San Antonio
Abad, sobrevivió un edificio gravemente dañado por los sismos de 1985. Las
autoridades de protección civil lo declararon inhabitable, pues los daños eran
evidentes. Sin embargo, muchas familias carentes de vivienda propia se pose-
sionaron del edificio. Casi 18 años después, la delegación Cuauhtémoc se mostró
interesada en regularizar este tipo de construcciones y el entonces delegado, José
Alfonso Suárez del Real, comentó que el sábado 30 de marzo de 2003, haciendo
un recorrido por varios de estos inmuebles, entró a este edificio en compañía
de una comitiva técnica. Después de supervisar el inmueble, minutos más tarde
de ese lluvioso día y siendo las 15:06, le informaron que aquel edificio había
colapsado. Este hecho marcó, comenta Suárez del Real, el inicio del Programa
de Apoyo a Viviendas en Riesgo.
La Avenida del Taller, que antiguamente llevaba el nombre de La Santa
Cruz, cambió su nombre debido a que la gente daba como referencia a un gran
taller de herrería que se ubicaba cerca del cruce de esta avenida con la calle
de Francisco Javier Clavijero, casi frente a la iglesia de la Santa Cruz.
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Colonia Paulino Navarro
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EL TERRITORIO EXCLUIDO
La cove
A finales del siglo xix se instaló una fábrica francesa de grandes dimensiones
en lo que hoy es la Avenida del Taller y el cruce con la calle de Clavijero. Esta
empresa se constituyó como la Cooperativa Obrera de Vestuario y Equipo,
mejor conocida por sus siglas cove, fabricante de uniformes y fornituras
tanto para el ejército como para las dependencias policiacas de la ciudad,
escuelas y organismos privados. Durante décadas, esta industria atrajo un nú
mero importante de obreros y sus familias, las cuales se fueron asentando en
la zona otrora inhabitada, convirtiéndose asimismo en punto de referencia para
los barrios incipientes que empezaron a formarse hacia el norte de ella. Muchos
vecinos antiguos la incluyen en sus memorias. Una de ellas comenta que se
guiaban por el silbido de la cove que marcaba sus horarios, otra que les rega
laba agua cuando había escasez, una más que los dejaban bañarse en su pis-
cina y varios que sus padres o abuelos trabajaron en ella.
Preocupados por el alto grado de analfabetismo en la plantilla de sus
trabajadores, los directores de esta empresa decidieron construir una escuela de
alfabetización dentro de sus instalaciones, que situaron en la parte norponiente
100
Colonia Paulino Navarro
del predio con salida hacia la Avenida del Taller. Años después, a principio de
la década del treinta, esta escuela fue manejada por la Secretaría de Educación
Pública como escuela primaria con turnos matutino y vespertino, incluyendo
uno nocturno para la atención de los adultos. Posteriormente, y ante la crecien
te población de la zona, la cove donó más terreno a la Secretaría de Educación
Pública para que se construyera la segunda sección de la escuela Quetzalcóatl.
Ambos planteles funcionan hasta la fecha protegidas por el Instituto Nacional
de Antropología e Historia.
En la década de los treinta esta fábrica fue absorbida por el ejército, y su
producción se limitó a la fabricación de uniformes —dejando fuera las tareas
de curtiduría— hasta ser abandonada después del temblor de 1985, siendo de
rribada posteriormente para dar paso a una unidad habitacional de grandes
dimensiones.
A pesar de que la Parroquia de San Francisco de Asís Tultenco está fuera
de los límites de la colonia Paulino Navarro, los vecinos consideran como pro
pio este templo y festejan el día de San Francisco (4 de octubre) la fiesta de su
santo patrono. En esa fecha, y desde hace sesenta años, organizan una carrera
atlética por las calles de la colonia. Entre las categorías resultan interesantes
—y fuera de lo común— las competencias de “bebés gateadores” y de señoras.
En esta última, algunas participantes se han presentado a correr con zapatos
de calle. De cualquier manera, esta carrera no pretende generar deportistas de
alto rendimiento sino crear un ambiente de alegría entre competidores y el
público. Igualmente cada año se instala una feria en las calles colindantes con
la parroquia y se organizan varios eventos de carácter religioso, sociales y
culturales.
En una entrevista, Miguel Hernández, de 72 años y que vive en la calle de
José Algara Cervantes, nos comentó: “…anteriormente la feria se instalaba
desde tres semanas antes del 4 de octubre y abarcaba toda la calle de Roa
Bárcena hasta la calle de Marcos Carrillo de la colonia Vista Alegre, de los jue
gos mecánicos que yo me acuerdo estaban la rueda de la fortuna, la casa de
la risa, que era una especie de columpio dentro de una caja en que las paredes
giraban y daba la sensación que nos parábamos de cabeza. También había
unas tazas que giraban sobre su centro y al mismo tiempo daban vueltas; esto
hacía que bajáramos mareados. No faltaba el tradicional carrusel en donde,
aparte de caballitos, había otros animales, como jirafas, elefantes y avestruces, los
cuales, aparte de girar sobre el carrusel, tenían un movimiento ascendente y
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EL TERRITORIO EXCLUIDO
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Colonia Paulino Navarro
decía que los toreros que quisieran llegar a la plaza de la Condesa antes tenían
que haber toreado aquí. En donde hoy se encuentra la papelera Orpamex
existía una distribuidora de tractores de la marca Massey Ferguson.”
“Así pasaron los años y nací yo, mi colonia había cambiado. El jardín de
la colonia había dejado de ser un cuadro de tierra, y los árboles y el pasto ya
eran parte del paisaje. La Calzada de San Antonio Abad estaba bien trazada y
el paso del tranvía era acompañado de líneas de camiones que nos llevaban
al Zócalo, Xochimilco, Tlalpan y ¡hasta la Villa! El Mercado de Jamaica ya no
era una serie de puestos de madera sobre la tierra, ahora estaba bien estable-
cido. El río de La Piedad estaba ya entubado y pronto se convirtió en el Viaducto.
El parque Asturias pasó a ser una tienda de autoservicio, la escuela primaria
estaba dividida en dos secciones, la plaza de toros se convirtió en un banco y
un taller mecánico, la Calzada de Santa Crucita ahora se llamaba Avenida del
Taller y por ella circulaban trolebuses que llegaban hasta el aeropuerto y hacia
el poniente hasta Mariano Escobedo, también había varias líneas de camiones,
como la Guerrero-San Lázaro, la San Rafael-Roma-Nueva Santa María y la So-
nora-Peñón.”
“Dentro de la colonia teníamos varias carnicerías, misceláneas, farmacias
como la farmacia ‘Oaxaca’, o nuestra papelería ‘La Guadalupana’. También exis-
tía el Sanatorio de Maternidad Vista Alegre, donde varios de nosotros llegamos
a este mundo. José Antonio Torres era una calle de doble circulación y existía
una brigada vial para ayudarnos a cruzar la calle para llegar a la escuela. Los
pasos a desnivel permitían la circulación de los automóviles hacia el otro lado
de la Calzada de San Antonio Abad; muchos de nosotros pudimos jugar en
ellos antes de que fueran inaugurados. Cuando encendieron el nuevo alum-
brado de la Calzada de San Antonio Abad, recuerdo el paso del presidente
Adolfo López Mateos.”
“Llegó el momento de asistir a la escuela secundaria, me tocó estrenar el
plantel de la Secundaria 82. Todavía olía a pintura por las bancas recién pin-
tadas. Había una marcada diferencia con mi vieja escuela primaria, pues ella
ya había visto pasar muchas generaciones de estudiantes. Era el tiempo de los
Juegos Olímpicos, del movimiento estudiantil y la era de los hippies, esa ge-
neración que estaba cambiando los roles sociales y la forma de vestir.”
“Frente a mi hogar había una casa de huéspedes y llegaron a vivir unos
músicos. Ellos venían desde Tijuana, traían el pelo largo, los pantalones acam-
panados, el lema de “paz y amor”. Su grito era de “cambio y libertad”, los
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EL TERRITORIO EXCLUIDO
colores de sus ropas eran estridentes, lo mismo que su música. Ahí vi llegar
al grupo Grass and Flowers, a los Dugs Dugs, a la banda Peace and Love, a
Armando Nava y a Benny Ibarra.”
“La revolución causada alrededor de la colonia fue tremenda. Los camio-
nes con estudiantes llegaban por los grupos musicales para llevarlos a tocar a
los diferentes planteles, secuestraban los camiones y venían por ellos entre
gritos, porras y aplausos; el olor a esa yerba que servía para estar en onda era
frecuente. Una vez, influenciados por una película de los Beatles, subieron la
azotea de la casa donde vivían y nos ofrecieron un concierto con el repertorio
de rolas que tenían. En verdad, qué suerte tuve de vivir ese concierto en pri-
mera fila, y, aunque apenas era una niña de secundaria, vibré al escuchar cómo
saturaban los amplificadores con los acordes de sus guitarras, saxofones, trom-
petas y el sonido profundo de la batería.”
“Fueron años agitados, de cambios muy fuertes e importantes; cambió
la manera de vivir, de pensar y de actuar. En esta colonia ya se habían filmado
películas: en el edificio frente a mi casa vi grabar a Resortes acompañado por
un simpático niño llamado Valentín Trujillo; inclusive en mi casa se hicieron
algunas tomas para una fotonovela en donde el galán era Rogelio Guerra acom-
pañado de Verónica Castro.”
“Por la calle vimos pasar a un señor que traía con una cadena a un oso,
y al compás de su pandero lo obedecía. Lo veíamos emocionados al verlo cami-
nar sobre sus patas traseras, también pasaba el señor que arreglaba cubetas y
ollas que tuvieran hoyos; los ropavejeros que cambiaban la ropa que ya no
usabas por vistosos trastes; los señores que arreaban a las mulas con sus cargas
de polines de madera para las obras, los que llevaban arriando un grupo de
guajolotes, el que con un silbato anunciaba que afilaba cuchillos y tijeras; esos
eran algunos de los personajes que transitaban por nuestras calles.”
“El tiempo continuó y me tocó ir a la Preparatoria 7 y, después, a la Uni
versidad. Luego me casé, llegó el tiempo de convertirme en mamá y la historia
volvió a empezar. Fui de nuevo a la maternidad de la misma colonia, mis hijos
asistieron a la misma escuela que asistí yo, compraron en la misma tienda de
la esquina, jugaron en el mismo parque, caminaron por las mismas calles. Yo, por
mi parte, platicaba mientras caminábamos las historias que mis padres me habían
platicado, les traté de enseñar con orgullo el lugar que mis padres escogieron
para vivir, el lugar en que yo nací, y así poder transmitirles el amor que sien-
to por este suelo en que vivo.”
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Colonia Paulino Navarro
“Aquí en mi casa he visto llover, granizar, nevar, épocas con mucho calor y
hasta el terremoto de 1985, cuando vivimos situaciones muy fuertes, sin agua,
sin luz, con un fuerte olor a muerte y vi cómo poco a poco algunos de mis
vecinos decidieron irse, pues sus viviendas habían sido afectadas; otros se
quedaron, pues el deseo de vivir aquí era más grande que cualquier otro in-
conveniente.”
“Aquí vimos pasar a Tláloc, el dios de la lluvia, viajando sobre enormes
camiones y casi a vuelta de rueda hacia el Museo de Antropología. Vi desaparecer
los tranvías para darle paso a los modernos vagones del Metro. Vi las carreras
de bicicletas que se llevaban a cabo alrededor del parque; la carrera atlética
para la fiesta de San Francisco. Nos hemos formado a la orilla de la calzada para
echar porras por el triunfo de la selección de futbol de México o para ver pasar
a los corredores del maratón de la Ciudad de México. También vimos pasar a
los astronautas que llegaron a la luna, el paso de peregrinos que a pie o en bi-
cicleta se dirigen a la Basílica de Guadalupe y continuamente el paso de mar-
chas y manifestaciones.”
“En fin, espero seguir asimilando experiencias y vivencias alrededor de
mi casa y de mi colonia, de mis rumbos que con el tiempo se han transformado
y cambiado, con decirles que hasta dividieron mi colonia, quedando una parte
como la colonia Vista Alegre y otra Paulino Navarro, así sin preguntar, sin pre-
guntar a nadie. Si lo sabré yo que aquí nací, crecí y la he caminado, a mí que
me enseñaron a querer este lugar, el que se encuentra ¡a tan solo dos kilómetros
del Zócalo!”
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EL TERRITORIO EXCLUIDO
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Colonia Paulino Navarro
al tiempo difícil que vivimos, han sido las causas que han evitado el crecimien
to que normalmente debiera tener el ser humano; Hombres fuertes que con
la entereza moral y física perfectamente desarrollada y fortalecida que logran las
personas para hacerle frente no solo a las adversidades, si no a los enormes retos
que nos presentan los grandes adelantos de la humanidad; toda esta aparente
ayuda ha provocado que no nos fortalezcamos como seres humanos, como fa-
milia, ni como sociedad; con la determinación, la fortaleza y el aplomo tan
requeridos en la lucha diaria, que como personas, como sociedad y como país
no hemos logrado.
Era importante además que dilucidara un poco sobre el porqué de la inspi-
ración de aquellas generaciones que al igual que los árboles, echamos nuestras
raíces en lo más profundo de la tierra y que sin embargo nuestros propósitos,
nuestras intenciones y nuestros ideales en la vida, al igual que las copas de los
árboles que recibieron los embates de cuantos vientos hubiere habido, fueron
golpeados sí pero estuvieron y están por encima de todo, están por encima, para
permitirles el contacto con el aire, con las alturas con el universo y con las es-
trellas; para permitirnos soñar y volar con las alas inmensas de la imaginación;
sustentada en nuestras profundidades, en nuestros viajes continuos al pasado, que
enclaustra ensoñadoramente nuestros recuerdos y en nuestras reconditeces
efímeras que resultan el tronco de la vida.
Para ir a la primaría Quetzalcóatl, tenía que recorrer desde la jacaranda,
que estaba afuera de mi casa justamente en Topacio y José T. Cuéllar; camina
ba por Cuéllar, cruzaba Cristóbal Días Anaya, que en sus orígenes se llamaba
Francisco Olaguíbel, luego el callejón de San Francisco, Sotero Castañeda, que
se llamaba Francisco Clavijero, cruzaba, Albino García, Ramón Fabié, Marcos
Carrillo, hasta llegar a José Antonio Torres, que se llamaba Xocongo, allí daba
vuelta a la derecha hasta Av. del taller y en el No. 37 estaba mi escuela, o sea
mi primer encuentro con mi formación profesional.
De las cosas más importantes que sucedieron a la colonia en mi infancia,
fue la pavimentación de las calles no recuerdo la fecha exacta, pero debe haber
sido por ahí del año 1958, por que recuerdo que tenía como ocho años cuando
entraba a mi casa con los pantalones llenos de chapopote, causándole grandes
enojos a mi santa madre. Años después por 1962, abrieron unas enormes zan-
jas a todo lo largo de la calle de José T Cuellar y creo que terminaban en la Plan-
ta de luz de enfrente de casa, colocaban un enorme tubo amarillo como de 40
cm. De ancho, nunca supe para que era.
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EL TERRITORIO EXCLUIDO
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Colonia Paulino Navarro
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EL TERRITORIO EXCLUIDO
surtía de productos del mercado de Jamaica, hacia los mercados no tan gran-
des de las colonias Obrera y Algarín, en unos enormes carros jalados por el
mismo con unas bandas de cuero que se ponía en la frente y en el pecho, cabe
mencionar que iban desbordando mercancía. El señor bigotón de las pepitas,
que nunca le entendíamos que decía pero se anunciaba con un grito que se
oía a varias cuadras.
El señor flaco de los helados, que con un carrito acoplado a una bicicle-
ta nos proporcionaba las refrescantes nieves de tamarindo, guanábana y limón,
claro que había de otros tres sabores pero estas eran las mejores. El señor gordo
de las gelatinas, también en una bicicleta con compartimentos para sus vitri-
nas, lo mejor eran los flanes y las exquisitas jericallas. Las posadas decembrinas
en Juan A. Mateos desde Cuellar hasta la Viga, llenas de coloridos arreglos tradi-
cionales mexicanos y en un ambiente en verdad envidiable por la tranquilidad
y la alegría en que se desarrollaban, ¡que bonitos recuerdos!
Chucho Báez, un gran organizador de carreras y del maratón azteca, de
oficio fotógrafo siempre fue un gran entusiasta del deporte; Orlando Horta de la
lonchería El Rincón Criollo, siempre propició el ciclismo en la colonia orga-
nizando muchísimos eventos, todos teniendo como centro de operaciones, al
“parque”. La Navarra, era una vinatería en la que se reunían un gran número
de hijos de españoles.
Aquellos lugares de mi colonia también me recuerdan los pasajes que
aparecen en: “Las aventuras de Tom Sawyer” de Mark Twain. A mediados del
siglo veinte, recordando la imagen de afuera de lo que fuera mi casa, se me
agolpan tantos recuerdos que me abruma de tal manera la nostalgia, que me
vuelvo a sentir vivo, vivo sí, pero vivo en aquellos momentos como si hubie-
ra re embobinado mi vida para pasarla de nuevo, cuadro por cuadro claro está.
Con las añoranzas de lo que fuera mi vida, con los recuerdos de un ayer tan
distante que ni la melancolía más dispuesta puede con mi soledad plena de
evocaciones sencillas.
Para terminar queridos lectores les comento que afuera de lo que era mi
casa, en Topacio para ser exacto, había un enorme, montón de basura, y cuan
do digo enorme me refiero a que era un cerro de más de seis metros de altura,
en donde jugábamos muchos niños, no me explico ahora como es que casí
nunca nos enfermábamos, pero de que nos divertíamos nos divertíamos.
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Colonia Paulino Navarro
Epílogo
“Yo por mi parte platicaba mientras caminábamos las historias que mis padres
me habían platicado, les traté de enseñar (a sus hijos) con orgullo el lugar que
mis padres escogieron para vivir, el lugar en que yo nací, y así poder transmi-
tirles el amor que siento por este suelo en que vivo.”
Rosa María Veramendi
Bibliografía
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y Armando Renato Porraz Ortega, Nostalgia por mi barrio. Imágenes y textos del
barrio de Tultenco y sus alrededores, México, Programa de Apoyo a las Culturas
Municipales y Comunitarias, Gobierno del Distrito Federal, s/f, 103 pp.
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trito Federal: Una historia compartida, México, Instituto de Investigaciones
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Martínez, Wulfrano, Historia de la colonia Paulino Navarro, México, manuscrito,
1946, 27 pp.
Rosell, Lauro E., Iglesias y conventos coloniales de México, México, Patria, 1946, 312p.
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EL TERRITORIO EXCLUIDO
Hemerografía
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Mapas y planos
Carrera Stampa et al, “México Tenochtitlan Reconstrucción Esquemática”, en Imagen
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Caso, Alfonso, 1954, Plano de localización de los barrios indígenas de México, En:
Archivo Histórico del Distrito Federal.
1978, Plano de los barrios indígenas de la Ciudad de México y la mancha urbana en
la primera mitad del siglo xix, en Archivo Histórico del Distrito Federal.
Entrevistas
Rosa María Veramendi, junio de 2014.
Héctor Manuel Caballero Saucedo, noviembre de 2014.
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Colonias Asturias y Ampliación Asturias
Gabriel Mejía Fuentes
Orígenes
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EL TERRITORIO EXCLUIDO
mientos en la zona. Todavía entre los años veinte y treinta, prevalecieron los
terrenos para el pastoreo y siembra; solamente continuaban casas dispersas
junto al Canal de la Viga, el Río de La Piedad a flor de tierra y la circulación del
ferrocarril de San Rafael Atlixco por llanos despoblados.
Fundación
Límites originales
En las dos trazas habidas para las colonias, se mantuvo el espacio global que
abarca la Calzada de Chabacano, al norte; la Calzada de la Viga, al oriente; el
Viaducto Miguel Alemán, al sur y la Calzada de San Antonio Abad, al poniente.
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Colonias Asturias y Ampliación Asturias
Desarrollo
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EL TERRITORIO EXCLUIDO
Siglo xxi
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Colonias Asturias y Ampliación Asturias
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EL TERRITORIO EXCLUIDO
Características urbanas
Las dos colonias están conformadas por manzanas de gran amplitud trazadas
de forma rectangular con lotes mayoritariamente de 132 metros cuadrados,
con anchas banquetas. Desde un inicio, proliferó el desarrollo de viviendas
unifamiliares de estilo sencillo en dos niveles, con puertas de acceso individual
y zaguanes para las cocheras y, en algunos casos, patios con jardineras en la
entrada principal. Estas viviendas fueron edificadas de acuerdo con las posi-
bilidades económicas de sus dueños.
Por otro lado, se edificaron edificios de departamentos, varios de los
cuales siguen un patrón similar: con una o dos recamaras, baño y cocina, con
puerta principal de acceso fabricada de acero, escaleras interiores con piso de
granito, cubos de luz con zotehuela, pasillos y áreas comunes con pisos de
mosaicos multicolores. Dichos inmuebles fueron destinados para arrendarse
a familias de clase media, en contraposición a las humildes vecindades habi-
tuales en el rumbo. Es una zona preferentemente habitacional tranquila y
agradable.
En ambas colonias se edificaron algunas viviendas de estilo “barroco
libanés”, cuya característica principal son los techos de teja, ventanas con arcos
tallados en estilo “churrigueresco” y balcones con rejas de fierro. De semejan-
tes características destaca una casa ubicada en la calle de Francisco Ayala 182,
esquina con Juan Hernández y Dávalos, cuyo diseño arquitectónico resalta
por el bello acabado de los marcos de sus ventanas y cornisas.
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Colonias Asturias y Ampliación Asturias
Servicios
Actualmente las colonias tienen una dotación adecuada de los servicios bási-
cos de infraestructura urbana, como son agua, luz, telefonía. Sin embargo, en sus
inicios hubo graves anomalías en su administración. Así, en una nota periodís
tica de El Universal Gráfico del lunes 8 de enero de 1945 se retoma la denuncia
de uno de los primeros habitantes de la colonia Ampliación Asturias contra de
los fraccionadores por el incumplimiento de las promesas de la campaña de ven-
ta que incluían jardines, iglesia, cine, mercado y una escuela, cuyos espacios
proyectados fueron vendidos como viviendas para incrementar sus ganancias.
Añadía que ante tal anomalía, así como la lenta dotación de servicios, los colo-
nos amenazaban con la suspensión de pagos de los lotes.
Los transportes, en cambio, se presentaron tempranamente en algunas
calles principales de la zona. Las rutas más recordadas por los vecinos son
Azcapotzalco-Jamaica, Santiago-Algarín-Potrero, General Anaya, Circuito Co-
lonias y Guerrero, con vehículos de varios colores y de carrocerías redondas.
A partir de las décadas sesenta y setenta, para dichas rutas se modernizó
el servicio con autobuses de amplios parabrisas —conocidos popularmente
como “vitrinas”—, que junto con los “chatos” eran identificables por su ca-
racterístico color crema y franjas verde olivo y otros verde pistache y franja
crema. Posteriormente se sucedieron los “Delfines” y al Metrobús “Ballena”.
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EL TERRITORIO EXCLUIDO
En 1981 y hasta mediados de los noventa circularon por la zona los modernos
camiones de la Ruta 100.
Con la creación de la colonia, se alineó el antiguo camino de Chabacano para
convertirlo en una avenida central con cuatro carriles de doble circulación vehicular
(oriente-poniente). En 1979, durante la administración del regente Carlos Hank
González, se transformó en vía rápida con sentido de oriente a poniente, deno-
minándose a partir de entonces Eje 3 Sur. La misma progresión se observa en las
vialidades circundantes a las dos colonias; en los sesenta ya se habían convertido
en vías importantes el Viaducto Miguel Alemán y las calzadas de San Antonio Abad
y La Viga. Se satisfizo con ellas el acceso hacia otros puntos de la ciudad.
La infraestructura de comunicación que se vio incrementada con el stc
Metro, que desde 1970 dio servicio a la zona con la Línea 2, por lo cual desde
1987 la colonia Ampliación Asturias cuenta con la estación Chabacano en la
calle José Antonio Torres, y la Línea 8 en La Viga y Ventura G. Tena. Con la lle
gada del Metro a la zona, ambas colonias se beneficiaron considerablemente
con mejores medios de transportación a cualquier parte de la ciudad”.
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Colonias Asturias y Ampliación Asturias
posibles. Para tal fin, estableció un cerco fiscal alrededor de la Ciudad de Mé
xico instalando sitios de control en todos los caminos de acceso:
Los edificios de las garitas fueron pensados para que sirvieran de vivienda para
el garitero y su familia, con áreas para despacho y bodega de mercancías en
tránsito o confiscadas. Contaban también con corral para los caballos necesarios
para hacer rondines de patrullaje o persecución de evasores fiscales en fuga
(Mancilla, 2012: 30).
La garita de la Viga tazaba las mercancías que llegaban por el Canal de la
Viga provenientes de los centros de producción agropecuaria ubicados en los
pueblos del sur del valle de México y del estado de Morelos, importante vía
mercantil por ser la principal para el abastecimiento de la ciudad. El control
del paso de las embarcaciones en su navegación hacia la ciudad se daba a través
de un sólido puente construido de mampostería con dos accesos en forma de
túnel, los que se cerraban una vez que terminaban las labores del día. Además
de funcionar como retén, este puente servía para el paso de peatones y carrua-
jes que se dirigía al oriente de la ciudad.
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EL TERRITORIO EXCLUIDO
Esta garita, instalada a la vera del canal y en medio del campo abierto,
fue ampliamente plasmada en pinturas y en fotografías. Por ello se conocen
las características del inmueble que la albergó. De estilo colonial, destacaba
su pórtico situado de cara al canal, de cuatro arcos y tres columnas de so-
porte con discretos y elegantes acabados. Igual que las demás garitas, ésta
siguió funcionando en el México republicano hasta que cambiaron las po
líticas fiscales. Posteriormente, el edificio fue utilizado con otros fines hasta
que fue derribado ya en estado ruinoso. Décadas después, en el predio
donde se ubicó se construyó el edificio que hasta la fecha alberga a los Baños
Granada.
La garita de la Candelaria o Zaragoza estaba también aledaña al antiguo
camino a San Esteban, hoy avenida Chabacano, pero sobre la calzada de San
Antonio Abad. En ella se grababan los productos igualmente provenientes del sur
que eran trasportados por tierra. Siguiendo un modelo de construcción gene-
ralizado para las garitas, ésta también tenía un pórtico abierto a la calzada con
plataforma alta para facilitar la revisión de la mercancía sin que fuesen descar
gadas de los carros que la trasportaban. Estaba la garita construida en un sa-
liente que invadía parte de la calzada de San Antonio Abad para estrechar el
paso y con ello controlar la circulación de personas y vehículos y posibilitar
el cierre de la calzada por las noches el acceso a la ciudad. De igual suerte, la
garita de la Candelaria fue desocupada por la hacienda pública; utilizado el
edificio para otros fines, desapareció a mediados del siglo xx. Actualmente
el lugar está ocupado por viejos edificios de departamentos y un lavado de
autos. Los más de doscientos años de funcionamiento de la garita de la Can-
delaria, hicieron de su entorno un lugar de concurrencia de los andantes que
salían o entraban a la ciudad, de marchantes que recibían mercancías y de
toda clase de vendimias propias de este tipo de lugares.
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Colonias Asturias y Ampliación Asturias
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Comercial Mexicana
Inaugurado en 1963, este supermercado fue construido en los terrenos que
anteriormente ocupara el estadio de futbol. Su inclusión en la colonia incidió
en la dinámica mercantil de la zona, especialmente en la de los pequeños
comerciantes. Según algunos testimonios recabados, para algunos las condi-
ciones en sus ventas se fueron adecuando con el paso del tiempo, pero para
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Colonias Asturias y Ampliación Asturias
ciertos giros si representó una competencia que no han podido superar. Hoy
en día se ven menos panaderías, tortillerías, tiendas de ultramarinos, jarcerías,
papelerías, boticas, verdulerías, pollerías; otras han desaparecido casi en su
totalidad como las boneterías, tlapalerías, mueblerías. Antes eran comunes ver
estos pequeños comercios barriales muchos de ellos de antigua raíz familiar.
Para los habitantes de las colonias Asturias, Ampliación Asturias, así
como de colonias aledañas como Vista Alegre, la apertura de la tienda Comer-
cial Mexicana resultó toda una novedad, ya que ésta marcaría el inicio de la
modernidad para dichas colonias, cambiando los hábitos de abastecimiento
tradicionales por el modelo estadounidense de autoservicio.
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Colonias Asturias y Ampliación Asturias
en la vía que iba sobre el puente. A partir de Ventura G. Tena, hasta la escue-
la eran puros sembradíos de milpas y hortalizas. Era como ejidal, me acuerdo
que en nuestros tiempos, chiquillos, nos íbamos a robar los elotes a las milpas.”
Don Rubén afirma que en los años cincuenta dicho tren dejó de pasar:
“50 o 55 por ahí así, ya no pasaba el tren, quedó la vía muchos años y luego
después esa calle (José Sotero Castañeda); precisamente, es la única que no
estaba pavimentada porque empezaba el terraplén como a medio kilómetro,
antes de llegar al borde del río. Esta calle es la que dividía en aquel tiempo la
Ampliación Asturias con la Asturias; la primera colonia Asturias, ésa es la que
dividía. Hacia el poniente era la colonia Asturias y de la vía para acá, al orien-
te, era la colonia Ampliación Asturias hasta la Calzada de la Viga”.
Sobre los negocios que había en la colonia en aquel entonces, don Rubén
refiere que destacaba la tienda de abarrotes La Asturiana, sobre la calle de
Hernández y Dávalos. Menciona también las pulquerías instaladas en la zona,
muy populares para los parroquianos: La Sultana, en Oriente 67-A esquina
con Chabacano, donde antes estuvo una vecindad y hoy es un centro de ser-
vicio automotriz; El Tigre, en Gumersindo Esquer esquina con Oriente 67, y
El Rincón de los Compadres, esta última se ubicó sobre Juan Hernández y
Dávalos, casi esquina con Oriente 69.
Comenta la existencia de los billares “Los Pericos”, ubicado frente a su
casa, en la calle de Oriente 65 A, esquina con la Calzada de Chabacano, inau
gurados alrededor de 1950: “Era la reunión de toda la barriada de los de aquí.
Ahí se reunían también algunos delincuentes, pero delincuentes muy finos;
se portaban bien, nunca venían a delinquir aquí, nomás a convivir y a jugar.
Nosotros sabíamos que eran delincuentes, pero venían a respetar aquí. Eran
otros tiempos, no como los de hoy”. Los Pericos fueron cerrados a principios
de los años ochenta, y todavía son añorados por muchos antiguos vecinos por
la convivencia entorno a una mesa de billar o de dominó con los amigos de la
colonia.
Para don Rubén, la colonia Ampliación Asturias significa un fuerte ape-
go a sus raíces. En ella se desarrolló como persona, formó un hogar y a título
personal por su gusto por el futbol, la ve como la cuna del futbol mexicano.
129
EL TERRITORIO EXCLUIDO
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Colonias Asturias y Ampliación Asturias
década de los sesenta. De esto comenta: “Por andar de vago en el río (La
Piedad), lo que es ahora el Viaducto (Miguel Alemán), en lugar de ir a la es-
cuela se iba a echar, como dicen, “la cascarita”; así empezó su carrera, a las
puras cáscaras. Ya después empezó a tener amistad con Quintanar (otro juga-
dor profesional). Y, pues, yo creo que de ahí hicieron equipo, o sabe Dios, pero
se abrió paso él sólo, o sea, no necesitó padrino como ahora que se necesita
padrino para todo. Pero no, en ese entonces, era más sano todo”.
Doña Tere no recuerda con exactitud la época de actividad profesional
de su hermano Jesús Flores, pero muestra una foto del equipo Universidad de
la temporada 1964-1965, donde aparece al lado de grandes figuras de ese tiempo,
como Aarón Padilla, Luis Regueiro, Alberto Etcheverry y Rulo Vázquez, entre
otros. Aquel cuadro fue el inicio de la época importante del club auriazul.
Comenta doña Tere que la carrera como jugador del “Topi” Flores, con-
cluyó en los años setenta con el equipo Zacatepec, teniendo 33 años, ya que
su hermano decía que llegando a los 33 o 35 años, se consideraba viejo para
el futbol por lo que era mejor retirarse antes de causar lástima. Actualmente
su hermano vive por el sur del Distrito Federal y trabaja de forma indepen-
diente en un negocio propio.
Finalmente, afirma que en aquel tiempo era muy tranquilo y sano vivir
en la colonia: “Ni borracheras, ni nada de eso, podía andar uno libre en la
calle, por ejemplo, nosotros íbamos al cine, al Cuauhtémoc, ése ya del año de
la canica. También, al Nacional, al Colonial y se podía uno venir hasta caminan
do sin el riesgo de que lo fueran a uno asaltar, ni nada”. La señora Tere termina
diciendo; “Para mí, el vivir aquí, pues, la verdad no lo cambio por nada. Con-
sidero que es una de las colonias más tranquilas”.
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EL TERRITORIO EXCLUIDO
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Colonias Asturias y Ampliación Asturias
explosión, cayó ahí y rompió las láminas y cayó dentro de la casa, pero afor-
tunadamente, aunque el incendio fue a unos metros de nuestra casa, no le pasó
absolutamente nada, fue un verdadero milagro”.
Muchas familias del rumbo resultaron afectadas. El número de muertos y
heridos los hizo protagonistas en la tragedia. Hubo luto en las escuelas de don-
de provenían los niños fallecidos, pero en general la comunidad entera sufrió las
perdidas. En los días posteriores las crónicas periodísticas dieron una amplia co-
bertura al accidente con relatos tristísimos de niños quemados y padres des-
esperados.
133
EL TERRITORIO EXCLUIDO
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Colonias Asturias y Ampliación Asturias
Como parte de ese ambiente comenta que por las calles de la colonia
pasaban diversos personajes ofreciendo sus servicios: “Pasaba un señor con
sus guajolotes, sus huillas y algunos pollos con un lacito moviéndolos para ir
caminando por las calles; pasaba el afilador con su silbato; pasaba el payasito
al que le hacíamos una rueda y con su ayudante, que regularmente era la
esposa, algún hijo que le ayudaban, nos vendía al final unas camaritas”.
También pasaba el que vendía melcochas, que era un dulce largo. Asi-
mismo, en la esquina de su casa había un vecino que vendía migas los viernes;
éstas son los “gorditos” del cerdo: “en tortilla caliente con salsa, era un manjar”.
Entrañable es para don Leonel la tienda que abrió su padre aproxima-
damente en 1940, llamada La Guadalupana, que, según él, también se hizo
famosa en la colonia por ofrecer a sus clientes de todo un poco y sin negarles
nada. Recuerda que los anaqueles de la tienda eran de madera; no se usaban
de lámina, ni de metal. Para sus papás era muy importante que su tienda se
renovara con pintura nueva cuatro días antes del 12 de diciembre, día de la
Virgen de Guadalupe, para, llegado ese día, la tienda luciera bonita y limpia
para todos sus clientes, como una forma de celebración..
La Guadalupana se mantuvo mucho tiempo en servicio, desde 1940 has-
ta 1970. La apertura de la tienda departamental Comercial Mexicana afectó al
principio sus ventas; después se recuperó un poco, hasta su cierre.
De importancia para la colonia Ampliación Asturias, don Leonel recuerda
los Baños Nilo, sobre la calle Andrés Molina Enríquez y con acceso en Orien-
te 69, cuya presencia fue de gran utilidad para los colonos y para él: “Nosotros
si algún día queríamos darnos un baño sabroso, de vapor, íbamos a los Baños
Nilo. Yo no pagaba porque la persona que daba los cuartos o los baños, era
compadre de mi papá”.
Estas anécdotas sobre la colonia Ampliación Asturias son gratas para don
Leonel. Haber nacido en ésta representa un orgullo, algo significativo para él
y para sus hermanos, vivencias que lo hacen evocar los inicios del barrio y de
su propia historia.
Colofón
135
EL TERRITORIO EXCLUIDO
Bibliografía
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por la unesco, como Patrimonio Cultural de la Humanidad: balance y perspec
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jueves 11 de julio de 1963, año XLII, núm. 13,620, p. 2.
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136
Colonias Asturias y Ampliación Asturias
Planoteca
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ahdf, Planoteca, Módulo: 6, planero: 6, fajilla: 134, clasificación: 424.1 (073) / 243,
Año 1943. Alumbrado público a baja tensión en la nueva sección del Fraccio
namiento Parque Asturias. Esc. 1:1000, IV-13-1943.
Testimonios orales:
Antonio Castelán Hernández
Edith Domínguez
Elodia Alcántara Saravia
Jesús Pedraza
Leonel Maldonado Arciniega
Lucía Díaz
Roberto Contreras
Rubén Mejía Prieto
Soledad Oliva Fuentes Anaya
Teniente Christian Quintero González (Guardias Presidenciales)
Teresa Flores Hernández
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Colonia Doctores
Marco Fabrizio Ramírez Padilla
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EL TERRITORIO EXCLUIDO
Origen
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Colonia Doctores
Campo Florido
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EL TERRITORIO EXCLUIDO
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Colonia Doctores
Entre las condiciones que estipularon las autoridades de la ciudad para vender
los potreros vale la pena mencionar la sexta: “En caso necesario se conver-
tirán los potreros en vasos de agua y siempre deberá mantenerse abierto el
portillo del norte para que el río Tacubaya desfogue en los potreros”. Esa
disposición permite suponer que su uso, como vasos de agua para evitar las
inundaciones, era antiguo y frecuente.
Acordadas las clausulas, se llevó a cabo la subasta y Castillo, quien era
representante de María Josefa Asturo de Batres, obtuvo para ella los potreros
a cambio de 70 mil pesos.14 De esa manera, comenzó la carrera de la urbani-
zación en la parte sur de la Ciudad de México. Los funcionarios pensaban que
los compradores seguirían utilizando los terrenos como potreros; se les pasa-
ba de largo que la Ciudad de México había experimentado un importante
aumento de su población, debido, entre otras cosas, a la Guerra de Indepen-
dencia. En 1803 Humboldt calculó en 140 mil los habitantes de la ciudad,
mientras que en 1816 la población ascendía a 168,847 personas.15
Otro suceso de gran importancia en la futura lotificación para uso habi-
tacional fueron los efectos que conllevó la Ley Lerdo (1856), que afectó las
tierras comunales de los pueblos indígenas, al igual que las propiedades de
corporaciones civiles y religiosas. Por medio de una adjudicación no del todo
clara, los predios cambiaron de dueño y en la mayoría de los casos se frag-
mentaron.
Fundación
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EL TERRITORIO EXCLUIDO
del siglo xviii la ciudad fue dividida en ocho cuarteles, y el barrio de Belén y
sus calles aledañas quedaron comprendidas en el VIII Cuartel Mayor. Para el
siglo xix el valor de la vara16 cuadrada de terreno en las calles mejor ubicadas
de la ciudad —es decir las que rodeaban el Zócalo— era de cien reales, en
tanto que el de una vara cuadrada en el Callejón de los Pajaritos era de sola-
mente un real.17Además de la distancia que las separaba, otro de los inconve-
nientes del callejón era lo fangoso del terreno y el peligro constante de las
inundaciones; aunque, por otra parte, contaban con una importante ventaja:
se encontraban muy cerca de la fuente de Salto del Agua que surtía el líquido
que provenía de los manantiales de Chapultepec, así que algunas construc-
ciones del callejón funcionaban como baños públicos.
En la lista de las mercedes de agua que provenían de la arquería de Belén
y Calzada de Chapultepec, y de las cuales la ciudad cobraba una contribución
en 1820, encontramos las siguientes: la casa del Callejón de los Pajaritos 9
que contaba con doscientas varas de cañería para atender sus necesidades,
otra casa sin número en el mismo callejón —conocida como Baños del Señor
San José—, y el jardín con cuatro fuentes y un volumen de agua de cinco
pajas, que llegaban a través de 284 varas de cañerías particulares.
Uno de los vecinos más conocidos fue José María Luis Mora, quien po-
seía una casa habitación cuya renta le sirvió para capotear durante un tiempo
las penurias económicas durante su exilio en Europa, hasta que no tuvo otra
opción que venderla, por lo cual su amigo Francisco Fagoaga la vendió el 12
de octubre de 1848.18
Otra calle del siglo xviii era el Callejón de Nava —actualmente la porción
de Doctor Rio de la Loza entre el Eje Central y Doctor Valenzuela—, y para
mediados del xix es posible localizar la calle de la Ascensión, actualmente
llamada Gabriel Hernández.
En 1899 comienza el fraccionamiento de lotes entre Niño Perdido —hoy
Eje Central— y la Calzada de la Piedad —avenida Cuauhtémoc— para esta-
blecer la colonia que se llamó originalmente Hidalgo. Sus nuevas calles se
ajustaron a la nomenclatura propuesta en 1900, la cual se basaba en los cua-
tro puntos cardinales: las correspondientes al norte y sur serían calles y las del
oriente y poniente serían llamadas avenidas; en ambos casos se distinguiría
entre pares e impares. De tal manera, las calles antiguas perderían sus nombres
y las nuevas quedarían designadas de acuerdo a lo planeado. Así las cosas, la
Calzada Grande del Campo Florido y su continuación en la colonia Hidalgo
144
Colonia Doctores
se llamaría Calle Sur 2, el Callejón de los Pajaritos sería la Sur 2a; las de la
colonia Hidalgo paralelas al Callejón recibieron como nombre los números
consecutivos hasta llegar a la Calle Sur 10. Por otro lado, las nuevas calles recién
trazadas de la Colonia Hidalgo, que corrían de este a oeste, recibieron los
nombres de Avenida Poniente 28 hasta llegar a la Avenida Poniente 48.19 A
pesar de los esfuerzos del gobierno, la medida no prosperó, pues las personas
siguieron llamando a sus calles como siempre. Y a las calles recién construidas
les duró muy poco aquella denominación.
Unos años después, motivados por el establecimiento del Hospital Ge-
neral, las calles de la colonia Hidalgo fueron rebautizadas con los nombres de
destacados profesionales de la medicina. Para 1911 ya tenían nombre de Doc-
tores, refiriéndose al concepto de doctor como profesional de la medicina.
Con el tiempo el nombre de las calles terminó por cambiar el nombre de la
colonia. En la actualidad, solamente tres nombres no corresponde a médicos:
la calle de Gabriel Hernández, Niños Héroes y la de Luis Pasteur que, si bien
realizó aportaciones fundamentales a la medicina, su formación era la de quí
mico. Sus calles forma una cuadricula, con excepción de la calle Doctor Claudio
Bernard —que anteriormente fue un canal de derivación—, y la de Pasteur y
Doctor Terrés, que es su continuación. Esas diagonales generan cuchillas que,
en algunos casos, produjeron construcciones con detalles arquitectónicos muy
interesantes.
En 1911 el concejal del Ayuntamiento de la Ciudad de México, Leopol-
do Villarreal, propuso que se legislara sobre la prostitución y se establecieran
zonas de tolerancia alejadas del centro de la ciudad y las colonias de clase alta.
No se le ocurrió mejor lugar para la zona roja que la calle de Nava, el Callejón
de los Pajaritos y la Plaza de Campo Florido. Como era de esperarse, los habi
tantes de la zona se opusieron de inmediato, consideraron que con las nuevas
disposiciones iban a convertir lo que era un distrito habitacional de gente tra-
bajadora en una lugar de vicio; ya era suficiente soportar las constantes inun-
daciones y las colonias de mosquitos que asolaban el lugar. Francisco Barrera,
vecino, lideró la organización para oponerse a tal medida, pero, a pesar de las
protestas, el área terminó por convertirse en la zona de tolerancia de la capital.
En el Callejón de Pajaritos estuvo un jacalón de burlesque, Madame Ra
ssimi, con un espectáculo que causaba escándalo. Sin embargo, no resultaba
nada extraño que algunos de sus más severos críticos en público fueran incog
nitos y asiduos clientes, ya que siempre se encontraba lleno, en especial la
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EL TERRITORIO EXCLUIDO
La estación Indianilla
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Colonia Doctores
Hospitales
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EL TERRITORIO EXCLUIDO
Hospital Francés
Desde inicios de siglo xx, los hospitales han acompañado a la colonia. Algunos
de ellos ya no existen; ése es el caso del Hospital Francés. Aunque menor que el
Hospital General, era un edificio monumental, propiedad de la Beneficencia
Franco Suiza. En la entrada se veían ondear las banderas de Bélgica, Francia
y Suiza. Las enfermeras se distinguían por estar vestidas al estilo europeo. El
hospital contaba con una hermosa capilla, amplias habitaciones para los enfer
mos y una cocina que, por su calidad, rompía con la mala fama de la comida
de hospital. Las habitaciones de maternidad tenían salida al jardín. Uno de los
médicos que ejercía en el hospital era el eminente doctor Luis Castelazo Ayala.
Aunque el hospital se especializaba en partos, también ofrecía servicios gene-
rales de salud. Entre los pacientes más famosos que alojó se cuenta el torero
Silverio Pérez, quien acudió a curar las heridas propias de su oficio. El Hos-
pital Francés cerró y fue demolido en 1975.
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Colonia Doctores
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EL TERRITORIO EXCLUIDO
Comercios
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Colonia Doctores
Fotografía Luna
Sobre la calle de Arcos de Belén se encuentra un local que en la parte superior
tiene una manta con una leyenda que atrapa la atención de las personas que
pasan por ahí; dice: “Fotógrafo de niños. Tenemos la paciencia del santo Job,
más de 50 años retratando niños”.
La Fotografía Luna es uno de los negocios de mayor antigüedad y tradi-
ción en la colonia Doctores y con toda seguridad uno de los estudios más an
tiguos en la ciudad. Nació cuando Roberto Ochoa Padilla, originario de Silao,
arribó a la Ciudad de México. Para ganarse la vida comenzó a trabajar en un
estudio fotográfico. Con el tiempo aprendió el oficio, y con el apoyo de su es-
posa María Luna, originaria del entonces poblado de Tacubaya, logró montar
su propio negocio, primero en las calles de Izazaga y después en su domicilio
actual. Su descendencia heredó la pasión por el oficio, uno de sus hijos enrique
ció con sus fotografías las páginas del periódico Excélsior. Por su parte, Fernan
do Ochoa Luna continuó con la actividad de su padre haciendo retratos. Desde
siempre su clientela fue muy variada, pero un día una persona le comentó que
sus hijos preferían retratarse con él. Como algunos clientes le mencionaron lo
mismo, desde los años sesenta paulatinamente se fue especializando en foto-
grafiar niños.
Desde 1945 la Fotografía Luna se encuentra en el edifico llamado Arcos
de Belén. Debido a su ubicación sus cámaras han inmortalizado, además, de
una infinidad de niños a algunas de los personajes que brillaron en la época
dorada de la televisión.
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EL TERRITORIO EXCLUIDO
Bazar Cuauhtémoc.
Mercado Morelia
Mercado Hidalgo
El mercado Hidalgo es uno de los de mayor tradición en nuestra ciudad. Sin
exagerar, se puede afirmar que no hay un plomero en todo el valle de México que
no conozca o haya oído hablar del mercado Hidalgo como el lugar idóneo para
encontrar cualquier material necesario para realizar su trabajo. Se puede decir
que si no lo hay en el mercado Hidalgo, simplemente no existe en ningún lugar.
Este mercado nació a inicios del siglo xx, no lejos de donde ahora se
encuentra, exactamente en el lugar que actualmente ocupa el parque Lázaro
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Colonia Doctores
Cárdenas sobre la antigua Calzada del Niño Perdido. Se le llamó Hidalgo por
ser el primer nombre de la colonia. En ese sitio comenzaron a reunirse una
serie de personas en improvisados puestos conocidos por los habitantes como
los fierreros, que con el tiempo se fueron especializando en artículos de plo-
mería. Éstos se trasladaron al actual mercado formado por dos naves, locali-
zado entre la calles de Doctor Andrade, Doctor Barragán, y dividido por la de
Doctor Balmis. Muchos de los actuales locatarios son nietos de los fierreros
fundadores de la colonia Doctores.
Si el mercado Hidalgo no fuera ampliamente reconocido por vender
artículos de plomería, de todas maneras lo sería por la exquisita comida que se
puede encontrar en él y sus alrededores. La tradición nació con la llegada de
Alfredo León Salazar, quien, procedente de Arandas, Jalisco, compartió las re
cetas y el sazón alteño, estableciendo una tradición culinaria en la colonia, que
dio inicio con el tepache y las gorditas de chicharrón.
La tepachería Oasis goza de fama internacional; se encuentra incluida
como sitio de interés en la Ciudad de México en algunas de las guías turísticas
que se editan en varios países, por eso no es extraño que personas de todo el mun-
do vengan a probar por vez primera la mexicanísima bebida en su barra de
blancos mosaicos. El gusto por la bebida es compartida por destacados depor
tistas, actores, artistas e intelectuales. Como testimonio inequívoco de su fama,
en las paredes del negocio se muestran algunas fotografías de su participación en
programas de televisión.
Una de las particularidades que tienen las “gorditas” del mercado Hidal-
go es que a diferencia de otros lugares, donde para añadir la salsa se corta a
la mitad por el medio, aquí se les practica un pequeño corte digno de consu-
mado cirujano en la parte superior, se flexiona un poco hacia arriba y apro-
vechando el agujero se vierte la deliciosa salsa.
Aunque son los pioneros, no son los únicos. No se quedan atrás en sabor
los tacos y huaraches de los Calmantes, los antojitos yucatecos del Chac Mol,
las frutas y mariscos de Hawái, las Pirañas y Chapala; sin olvidar los enormes
cócteles de fruta y las aguas de sabores que se encuentran al interior, así como
los tacos de carnitas y los puestos donde se ven montañas de chamorros ar-
tísticamente acomodados esperando la llegada de los hambrientos comensales.
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EL TERRITORIO EXCLUIDO
Cines
Durante gran parte del siglo xx los cines han sido una presencia constante en
la colonia. Por su variedad, número y antigüedad, es imposible no referirse a
ellos cuando se habla de la Doctores. Incluso antes de que la colonia tuviera
su nombre actual, en la fachada el cine Titán en se podía leer: “Teatro Cine
Titán de las Colonias Hidalgo y Obrera”. Por sus salas pasaron generación tras
generación de colonos. Los cines se convirtieron en el lugar ideal para que los
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Colonia Doctores
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EL TERRITORIO EXCLUIDO
Hoteles
La colonia tiene una gran cantidad de hoteles; tal abundancia hace que muchos
habitantes se refieran a la zona hotelera a manera de broma como “La costera
de la Doctores”. Los hoteles que se encuentran son en su mayoría de paso, y
muchos de ellos comparten clientela con los centros nocturnos de la zona,
pero hay que comentar que originalmente la razón de su presencia tiene que
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Colonia Doctores
ver con otro motivo. Antes de que se construyeran las grandes terminales de
autobuses en los puntos cardinales de la ciudad, cada una de las líneas esta-
blecía su propia terminal donde mejor conviniera a sus intereses. En la calle
de Doctor Andrade se encontraba, por ejemplo, la de los Autobuses de Occiden-
te; los hoteles de la colonia ofrecían a los viajeros recién llegados a la ciudad
un lugar bien comunicado cercano a la terminal, al centro, y sobre todo a precios
accesibles.
La Doctores y la literatura
La primera vez que se mencionó algún sitio de lo que ahora es la colonia fue
en el libro del estadounidense Thomas Allibone Janvier publicado en 1891,
Stories of Old New Spain. A Mexican Night. Narra la historia de un hombre que
se ganaba la vida trabajando de sereno. Vivía en el Callejón de los Pajaritos en
una casa de adobe pequeñita con dos habitaciones y un jardín de tierra negra.
El relato termina de manera trágica.
Este escritor recoge historias del tiempo que vivió en nuestra ciudad. La
minuciosa descripción de los detalles lleva a suponer que conoció perfecta-
mente todos los lugares en los que ubica sus historias, incluido el citado ca-
llejón. El carácter de lugar marginal la hizo escenario propicio para narrar
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EL TERRITORIO EXCLUIDO
Personajes
Francisco Cabañas Pardo se hizo famoso por ser el primer mexicano que ase
guró una medalla olímpica; como boxeador de peso mosca participó en la
olimpíada de Los Ángeles de 1932. Nació el 22 de enero de 1912 en la vecin-
dad llamada Casa Sanders. Sus atributos para el deporte se notaban desde que
era niño, cuando acudía a nadar en el rio de La Piedad. Las olimpiadas de los
Ángeles en se presentaban como la oportunidad ideal para que el campeón
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Colonia Doctores
Los Revueltas
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EL TERRITORIO EXCLUIDO
fue vecino de la colonia en la década de los cuarenta del siglo pasado. Vivió
en la calle de Niños Héroes y posteriormente en Dr. Lucio, sitios que le que-
daban muy cerca de la XEW en la calle de Ayuntamiento.
El Temblor de 1985
Desde tiempos remotos el suelo que ocupa la colonia ha sido una de las zonas
más afectadas, dentro de la ya de por sí vulnerable cuenca de México. Los
reportes de daños provienen desde la época virreinal. Una de las primeras
noticias de afectaciones proviene de finales del siglo xviii y ofrece la siguiente
información: resultaron dañadas las casas del Callejón de Pajaritos 2, 6, 8, 10,
11 y 27; y se derrumbaron dos paredes de adobe en la número 6 y en la 9; así
como cuatro jacales, también de adobe, sin que nadie saliera lastimado.26
El 3 de octubre de 1864 un nuevo temblor dañó el acueducto de Belén.
El reporte del temblor del 7 de junio de 1911 es muy interesante, ya que es el
primero que informa de datos que permiten identificar con precisión sitios
vulnerables en la colonia: “se derrumbaron cinco jacales en Doctor Navarro y
Doctor Jiménez”. En 1932, producto de un nuevo sismo, se informa de la rup
tura de las tuberías de Claudio Bernard.
Su pasado lacustre ha convertido a la Doctores en víctima permanente
de los temblores. Sin embargo, ninguno ha afectado tanto la vida de la colonia
como el del 19 de septiembre de 1985. Ese día fue una fecha decisiva para los
vecinos; la muerte, la destrucción y el dolor se hicieron presentes como nun-
ca. Para los que les tocó vivirlo aún es un referente ineludible.
La colonia fue una de las más dañadas de la ciudad y probablemente fue
el lugar en que la catástrofe ofreció su lado más terrible, como se apreció con el
derrumbe de la unidad de ginecología y el edificio de residentes del Hospital
General, la destrucción de Televicentro, el edificio de Radio Fórmula, la secof i,
así como con las cientos de viviendas particulares por desgracia con una can-
tidad enorme de víctimas mortales.
Algunas de las calles y avenidas permanecieron bloqueadas. Hubo cortes
de energía eléctrica, agua y desabasto de gas. Ante un panorama tan desolador,
la llama de esperanza provino de los vecinos. Los habitantes de la colonia se
dedicaron a preparar y repartir alimentos, algunos más brindaron alojamien-
to; vecinos armados con pico y pala se convirtieron en improvisados rescatistas.
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Colonia Doctores
Curiosidades
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EL TERRITORIO EXCLUIDO
Epilogo
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Colonia Doctores
Notas
1
oussaint, 1990, p. 179. Utilizando como referencia el plano de Juan Gómez de Trasmonte (1628)
T
indica que el templo de Belén se encuentra fuera del trazo de la ciudad.
2
El nombre se debe a que los indios guardaban sus canoas en la zona, las Atarazanas viejas se encontraban
en la calle de Guatemala.
3
Se observa la integración de la zona a la ciudad en el plano que levantó Pedro Arrieta en 1737.
4
Ribera Cambas, 1882, p. 253.
5
Ibídem, pp. 254-255
6
Ortega, Dos alegorías marianas en el templo mercedario de Belén, p. 32.
7
Loc. cit.
8
Ribera, op. cit., pp. 256-257.
9
Ibídem, pp. 251-254
10
Fernández Cristlieb, 2006, p. 36.
11
En el caso particular de la Ciudad de México se trata de la Cédula Real expedida en Valladolid el 23 de
agosto de 1527.
12
Memoria económica de la municipalidad de México, p. 72.
13
Ibídem, pp. 73-74.
14
Ibídem, pp. 68-74.
15
Ayala, 1968.
16
Una vara equivale a .835 metros.
17
Memoria económica de la municipalidad… p. 108.
18
Hale, 1988, pp. 182-183
19
Nomenclatura actual…, p. 99.
20
Revista de la Facultad de Medicina de la unam…, 2010, p. 23.
21
Revueltas, 1987, pp. 53-55.
22
http://www.facmed.unam.mx/publicaciones/libros/pdfs/el_doc_xv-xix.pdf.
23
http://wwww.com.org.mx/francisco-cabanas-pardo.htlm.
24
Revueltas, La Indianilla (subestación), 1921, óleo sobre tela 98,5 X 119 cm, colección privada ing.
25
Negrín, 1999.
26
Amerlinck, 1986.
27
Decreto de expropiación del 11 de octubre de 1985.
28
http://www.mx-df.net/2013/10/la-posada-del-sol-uno-de-los-lugares-mas-embrujados-de-la-ciudad-
de-mexico/.
163
EL TERRITORIO EXCLUIDO
29
Homenaje a Jaime Litvak, p. 58.
30
http://amtm.org.mx/amtm2/index.php/featured/664-colonias-futuro-ciudad-mexico.
31
http://www.jornada.unam.mx/2007/06/05/index.php?section=capital&article=041n1cap.
Bibliografía
164
Colonia Doctores
Fuentes electrónicas
http://www.com.org.mx/francisco-cabanas-pardo.htm. http://www.mexicomaxico.
org/zocalo/zocalo2.htm.
http://www.facmed.unam.mx/publicaciones/libros/pdfs/el_doc_xv-xix.pdfhttp://
www.mx-df.net/2013/10/la-posada-del-sol-uno-de-los-lugares-mas-
embrujados-de-la-ciudad-de-mexico/
http://factornoticia.com/2013/09/19/anecdotarios-mexico-19-de-septiembre-de-
1985-como-vivi-ese-dia/.
165
Colonia Obrera
Leslie Teresa Mercado Revilla
Orígenes y fundación
167
EL TERRITORIO EXCLUIDO
168
Colonia Obrera
que en una zona tan céntrica de la ciudad se fraccionaran terrenos en las peores
condiciones y sin ningún servicio de urbanización. Realmente esta colonia es
la más próxima al centro y la más abandonada, requiere para la instalación de
su saneamiento la construcción del colector 8, trabajos proyectados y que
no podrán iniciarse hasta que la Secretaría de Comunicaciones y Obras
Públicas ejecute los trabajos que hemos percibido en el Gran Canal y Canal
del Sur y cuya ejecución ha sido aceptada por los jefes superiores de dicha
Secretaría.15
Se acusaba también a los fraccionadores de utilizar estos terrenos para
enriquecerse, ya que habían sido comprados a precios irrisorios, pero no se in
virtieron capitales para edificar una colonia habitable. La colonia era un claro
ejemplo de cómo los fraccionadores se aprovecharon de las necesidades real-
mente imperiosas de vivienda de la población.16
Con el gobierno obregonista, el modelo de urbanización siguió la misma
dinámica y lógica de finales del siglo xix: las colonias para gente con posibili
dades económicas se localizaban al poniente y al sur, mientras que al norte y
oriente vemos, en el mejor de los casos, la instalación de colonias sin ningún
servicio. A ello se sumó la aparición de asentamientos espontáneos para los
obreros.17 Así, la población con mayores recursos salió del centro de la ciudad y
se instaló en los nuevos fraccionamientos, mientras que las clases bajas se que
daron en las viejas zonas cercanas al centro de la ciudad, ocupando sucias ve
cindades. El centro perdió su aire residencial, pero, a cambio, conservó su
importancia administrativa y comercial.18
En la periferia del centro, se levantaron las fábricas y estaciones de ferro
carril y otros servicios comerciales y de transporte, que constituyeron un polo
de atracción para el crecimiento de la mancha urbana, también surgieron los
barrios proletarios en el marco de una nueva configuración socioeconómica.
En este contexto nace, ya con este nombre, la colonia Obrera, en la cual
se establecieron negocios, como imprentas, maquiladoras, pequeños talleres
de reparación de diferentes clases (soldadores, plomeros, mecánicos, industria
les), además de tiendas y comercios en todos los niveles. Se fundaron también
industrias medianas.
En la década de los años veinte, la colonia estaba integrada casi en su
totalidad. Al Canal de Derivación —que venía desde el Canal de la Viga con
destino al pueblo de Romita y que se desecó— se le dio el nombre de Av.
Oriente 42, hoy José T. Cuellar, siendo la calle de Claudio Bernard su prolon-
169
EL TERRITORIO EXCLUIDO
gación al poniente; San Antonio Abad fue bautizada como Avenida 7 Sur, pero
todavía no contaba con los servicios necesarios.19
Características urbanas
170
Colonia Obrera
Gutiérrez Nájera, Manuel José Othón, Antonio García Cubas, Manuel Payno,
Juan de Dios Peza, Fernando Ramírez, Efrén Rebolledo, José María Roa Bárce
nas, Francisco María de Olaguíbel, Juan Ruiz de Alarcón, Rafael Delgado, An-
tonio Solís, Manuel Caballero, Fray Juan de Torquemada, Ángel del Campo y
José R. Contreras.21
La colonia tiene una extensión total de 156 hectáreas, con 109 manzanas,
y sus calles un área total de 41 hectáreas.22 La traza, de estilo afrancesado, se
reticuló por manzanas y se dispuso que hubiera glorietas que dieron identidad
a la zona y a los barrios obligando a construir en estilo pancoupé23 en cada es
quina. Hasta la fecha se ha conservado esta forma. Se lotificó pensando en la renta
del suelo para especular con viviendas constituyéndose una gran cantidad de
vecindades, respondiendo al tamaño del terreno.24 Así era el modelo de vivien-
da que con el tiempo prácticamente se perdieron al aumentar la población.
Algunos lotes de este tipo aún se conservan con sus medidas originales:
Servicios
171
EL TERRITORIO EXCLUIDO
1
squina de las calles Fernando Ramírez e Isabel La Católica, la colonia
E
conserva aún el estilo con el que se diseñó. Colección Particular.
172
Colonia Obrera
2
alzada San Antonio Abad aún sin pavimentar, aproximadamente en los años treinta, cuando
C
la colonia Obrera no contaba con los servicios necesarios. Archivo Macadam-Palomo.
Desarrollo
La colonia Obrera empezó a ser reconocida con este nombre a partir de 1920
aproximadamente. Realmente no existe una fecha de inicio porque no era una
colonia reconocida por el Ayuntamiento. Sin embargo, durante la década del
veinte, el Departamento del Distrito Federal mandó a regularizar esta zona
que colindaba con el centro y empezó el proceso de urbanización, que tardó
casi dos décadas.31
Existen distintas versiones sobre la razón del nombre de Colonia Obre-
ra. Algo innegable es que el nombre de la colonia cambió al mismo tiempo
que en ella se estableció una importante cantidad de fábricas y talleres. Pero
igualmente coincide con el auge del movimiento obrero urbano y algunos
vecinos señalan que en esta colonia se creó el Partido Liberal Mexicano, en-
cabezado por los hermanos Ricardo y Enrique Flores Magón.32
Otra de las versiones acerca del nombre de la colonia señala que este
territorio fue invadido en el periodo posrevolucionario por algunos viejos
173
EL TERRITORIO EXCLUIDO
174
Colonia Obrera
175
EL TERRITORIO EXCLUIDO
se han filmado son Lola de María Novaro (1989), Espinas de Julio César Es-
trada (2003) y más recientemente Besos de azúcar de Carlos Cuarón (2014).
Siglo xxi
176
Colonia Obrera
Patrimonio cultural
Galas de México
Este monumental edificio se encuentra en Calzada de San Antonio Abad nú-
mero 121 y desde hace más de cien años es una fábrica de calendarios y cromos
publicitarios entre otros productos. El fundador de Galas de México fue el
empresario español Santiago Galas,44 quien llegó a México a los quince años
y trabajó como empleado de un comercio. Con sus ahorros, en 1913 compró
una pequeña imprenta en la colonia Obrera, a la que impulsó hasta convertir
la en una importante industria litográfica, Galas de México S. A. fue sólo una de las
empresas que fundó, y tuvo sucursales en otros países como Venezuela, Co
lombia y España.45
En 1930, Galas de México inició proceso de offset para impresión de
cromos y calendarios publicitarios. También por esos años creó un catálogo
de imágenes impregnadas de un espíritu nacional. Los cromos que allí se pro
ducían adornaban casas, oficinas, negocios, talleres y altares de todo México.
Dentro de sus instalaciones se estableció un estudio para que un grupo de
artistas realizara las pinturas originales sobre las cuales se hacían los cromos.46
Así, entre 1930 y 1960, los pintores: Jesús de la Helguera, Jorge González Ca
3
onstrucción del Edificio Galas de México en la Calzada San Antonio Abad, Archivo Ma
C
cadam-Palomo
177
EL TERRITORIO EXCLUIDO
178
Colonia Obrera
su anuencia y alguna ayuda, pero los dos primeros se negaron. Sin embargo,
se les unió el cuarto impulsor de la homeopatía, el doctor Fernando Gómez
Suárez, que era amigo del Secretario de Gobernación Manuel Romero Rubio, y
les concertó una cita con él, en la cual le expusieron los motivos para fundar
un hospital, asegurándole que no sería un gasto fuerte para el gobierno, porque
ellos cooperarían para su manutención. Así la Tesorería de la Beneficencia Pú-
blica, dependiente de la Secretaría de Estado y del Despacho de Gobernación,
compró a Antonio Escandón este terreno al sur de la ciudad, de 8,662.5 metros
cuadrados de superficie.50
Aunque el hospital empezó sus labores en julio de 1893, la inauguración
oficial ocurrió el 15 de julio de 1894, a la cual acudieron los más distinguidos
miembros del gobierno.51Desde los primeros meses, hubo resultados de su
buen funcionamiento, los cuales eran publicados en la revista La Homeopatía,
periódico mensual de la Sociedad Hahneman,52 que en septiembre de 1893
escribió: El Hospital Nacional Homeopático. Hasta el momento tiene ya ocu-
padas 48 camas. Para el segundo semestre de actividades se reportaban ya
10,449 consultas y 313 ingresos con una mortalidad del 9 por ciento”.53
En sus primeros años la Escuela Nacional de Homeopatía desarrolló su
actividad académica en el hospital, por lo que el Hospital Homeopático fue el
primer hospital-escuela de la República Mexicana. En 1901 el hospital pasó
a ser parte de la beneficencia pública.54
A pesar de que su existencia estuvo amenazada durante los gobiernos
posrevolucionarios, el hospital subsistió y en 1944 pasó a ser institución fun-
dadora de la Secretaría de Salubridad y Asistencia.55 En 1947 empezó a cobrar
cuotas de recuperación.
El sismo de 1985 dañó severamente el edificio principal del hospital, el
cual fue demolido finalmente en 1991. En agosto de 2008 fue cerrado com-
pletamente para reconstruirlo y en enero de 2013 se abrió para dar consulta
externa. Actualmente brinda consultas de lunes a domingo y por una cuota de
76 pesos el paciente recibe la consulta y el tratamiento. Su área de enseñanza
e investigación ésta a punto de ponerse en marcha para aportar a la medicina
homeópata. Dentro del hospital un área no se derrumbó y conserva su estilo
original, de modo que se considera de interés cultural. Se dice que en ella
estuvo Francisco I Madero debido a que existe una fotografía suya dentro del
hospital, aunque en realidad no se alcanza a distinguir si efectivamente es dicho
personaje. En el lugar ahora se encuentra un auditorio.
179
EL TERRITORIO EXCLUIDO
A principios del siglo xx, esta parroquia que pertenecía a la Sociedad de San
José era un jacalón con tabique ligero y lo fueron recubriendo. La dirigían sa
cerdotes josefinos que en aquel entonces levantaron una construcción muy
sencilla, que servía de capilla para celebrar la misa y atender a la comunidad,
en un terreno donado por la familia Escandón. Cerraron el templo en época de
la rebelión de los cristeros (1926-1929); aunque apenas lo estaban constru-
yendo, era una construcción rústica, tenía una campana y el piso firme.56
Así pues, la colonia Obrera y la Parroquia de San José nacieron juntas
hace más de ocho décadas, en medio de sembradíos de maíz, calabaza y flores,
regados por el Canal de la Viga y que, con el paso del tiempo, fueron desapare
ciendo para dar lugar a la urbanización.57 Debe su nombre al santo patrono
de los obreros, ya que atiende a una comunidad conformada en su mayoría por
empleados de pequeñas fábricas y negocios.58
4
Altar de la Parroquia San José de los Obreros, 2015, Colección Particular.
180
Colonia Obrera
Mención especial merecen estos cines que fueron parte muy importante del
entretenimiento de los pobladores de la colonia Obrera y zonas aledañas du-
rante los años cincuenta y sesenta, principalmente.
El cine Coloso, que por su tamaño fue llamado “el coloso de los cines”,
tenía una capacidad para 5,500 personas. Estaba ubicado en la esquina de
Niño Perdido, hoy el Eje Central Lázaro Cárdenas, y la calle de Fernando
de Alva Ixtlixóchitl. Fue inaugurado en 1938 con la proyección de Blanca
Nieves y los siete enanos. Fue derrumbado en la década del setenta. Hasta hace
algunos meses, en el lugar hubo una feria con juegos mecánicos cerrada a
principios de 2014.
Por su parte, en la calle de Lucas Alamán, el cine Estrella era un cine
familiar. Los vecinos aseguran que lo cerraron porque la gente dejó de ir. Se
recuerda que se proyectaron películas del cine nacional e internacional. Los
precios variaban desde setenta centavos a 1.50 pesos.
181
EL TERRITORIO EXCLUIDO
Escuelas
182
Colonia Obrera
Sin duda, todos y cada uno de las personas que han habitado en la colonia
tienen distintas historias que contar. En este apartado seleccioné a dos persona
jes que crecieron aquí y que han destacado en la música y la actuación. Ellos
son el actor Héctor Suárez y el cantante Javier Solís.
A temprana edad Héctor Suárez se fue a vivir con su abuela a la colonia
Obrera donde se nutrió del entorno que rodeó a su infancia y adolescencia
para después interpretar personajes clásicos de la barriada mexicana. Vivió en
Lorenzo Boturini 257, rodeado de cabarets, prostitutas y pachucos, al lado del
Infierno, el Balalaika y La Gloria.66 La experiencia de vivir en la “Obrera” sig-
nificó para Suárez conocer a la gente más bella, más auténtica: “El Ñero”, que no
“El Naco”, aquel que da la vida por ti; el hermano que te quiere, aunque sea
un ladrón o lo que sea. “Soy pues ñero de la Obrera, no olvido mi extracción”.67
Mejor conocido como Javier Solís, Gabriel Siria Levario (1931-1966)
nació en el Hospital Homeopático en la colonia Obrera, en el seno de una
familia desintegrada por la pobreza. En su juventud sobrevivió como panade-
ro, mecánico y carnicero sin imaginar que un día sería “la mejor media voz
de México”.68 En la colonia Obrera conoció a su esposa en la panadería Vista
Alegre de la calle 5 de Febrero.
183
EL TERRITORIO EXCLUIDO
Cabarets
Durante la década de los años cincuenta se vivió el esplendor de los centros
nocturnos en la colonia Obrera, gente de todo el Distrito Federal se daba cita
para bailar al ritmo de los grupos más afamados de la época. Estos escenarios
lanzaron a la fama a músicos, cantantes y bailarines. También era asiduos
visitantes políticos, artistas e intelectuales que compraban fichas y bebían sin
prejuicio dentro de aquellos salones.
A continuación, algunos de los más recordados cabarets:
El Quinto Patio
En este lugar se llegó a presentar Emilio Tuero y la Sonora Matancera. Su
dueño era Manuel Valladolid quién abrió el 20 de diciembre de 1950 en la
calle José T. Cuellar 100-A y aprovechó para bautizarlo “el Quinto Patio” por
el éxito de la canción homónima e invitó a la inauguración a Emilio Tuero,
López Moctezuma y Ramón Gay.69
Salón Colonia
La familia Jara fundó este salón en los años veinte.70 Proveniente de Zacatecas,
y con mucho esfuerzo, esta familia fue comprando terrenos en la colonia Obre
ra y logró obtener un terreno bastante grande, al que le instalaron columpios,
sube y baja, volantín y hasta un ring de box, quedando como centro de en-
tretenimiento donde la gente de esa época iba en fin de semana de descanso
y distracción, pues era como un día de campo por encontrarse en los límites
de la ciudad.71 Ahí se vendía comida como quesadillas, sopes y nieve. El señor
Enrique, padre de la familia, compró un fonógrafo, el cual puso a funcionar y
la gente empezó a acudir a bailar. Debido a su éxito, se pidió cooperación para
comprar más discos, ya que en aquel tiempo eran bastante caros. Así se fue
desarrollando la idea de cobrar por bailar. Después se construyó un pequeño
lugar con piso de cemento y decidieron ponerle de nombre “Salón Colonia”
en alusión a la colonia Obrera. Su inauguración fue un 15 de julio de 1922,
el estreno debía comenzar a las cinco de la tarde, pero a las tres de la tarde cayó
una granizada que deshizo todo el techo. Esto no desalentó a la gente; al
contrario, todos cooperaron a escombrar y el baile se dio con orquesta y todo.72
184
Colonia Obrera
La fama del lugar fue creciendo y el lugar cada vez estaba mejor acondicionado
como salón de baile, así que invitaron a las orquestas más cotizadas del momen
to, quienes acudieron gustosas porque llegó a ser “el mejor salón de baile en
México”. En la actualidad ya no existe, pero subsistió por más de ochenta años
Barba Azul
Ubicado en la calle de Manuel Gutiérrez Nájera número 291, es de los pocos
cabarets que subsisten del México de los años cincuenta. Su decoración de
paredes azules con llamas del infierno en relieve y cuerpos de mujeres volup-
tuosas y la escasa luz, nos transporta años atrás. Parece increíble pero en el
lugar bailarinas conceden piezas de baile por fichas. Su clientela se divide en
dos tipos: los de tradición, que son señores de mediana edad que ya tienen a
su “fichera” favorita y van a bailar y a pasar un rato de diversión, y, por otro
lado, están los jóvenes que gustan de este ambiente “retro”. Los ritmos que se
tocan varían desde el son cubano hasta la salsa.
Se cuenta que en un principio, el dueño del Barba Azul era don Juan.
Pelón, de tez blanca y con sombrerito, era un español que ayudaba a las mu-
chachas que trabajan ahí; cuando ya estaban grandes y cansadas las jubilaba.
El Burro
Estaba situado en la calle de Porfirio Parra 35, cerca de José T. Cuellar. La
fachada del lugar tenía un gran burro y para entrar tenía uno que pasar entre
sus patas. Medía unos 80 metros cuadrados y siempre estaba lleno de gente.
Fue un lugar muy famoso en su época, inaugurado el 30 de marzo de 1934.
Tuvo visitantes tan distinguidos como Adalberto Martínez “Resortes”, Emilio
“El Indio” Fernández y Arturo de Córdova.73 En este lugar se reunía un grupo
de escritores y poetas de una asociación cultural llamada “La Capilla”. Las
lecturas en el Burro, pese a la ironía del asunto, eran frecuentes y animadas.
Para celebrar sus 25 años se presentaron Agustín Lara y Chucho Martínez Gil.
Fue clausurado varias veces pero la definitiva fue en 1970 por el asesinato de
un policía.74
No se pueden dejar de mencionar: El Nopal, que estaba en la calle de
Bolívar; el Caballo Loco; el Mocambo, en la calle de Porfirio Parra; La Lechu-
za, que era el más viejo, en Bolívar y Manuel J. Othón; el San Francisco que
después fue el Tío Sam en Juan A. Mateos esquina con Eje Central; El Cielito
Lindo, de cuyo dueño “Carmelo” se decía que era un matón con carácter
185
EL TERRITORIO EXCLUIDO
Sismo de 1985
Durante años transitamos por la ciudad sin verla, sin oírla, sin atender a
sus advertencias, sin compadecernos cuando la cegaban y mutilaban, sin
hablar en su nombre cuando la enmudecían a punta de perforadoras y
taladros, la sobrecargaban con pesos que no podían resistir, la destruían
con avidez, el lucro y la irresponsabilidad sin medida.78
186
Colonia Obrera
derrumbados como en la colonia Roma, por citar alguna, estaba en medio del
caos y la destrucción. Algunos vecinos o personas que pasaban por la zona
narran sus experiencias: “Iba hacia mi trabajo caminando por Calzada de
Tlalpan porque no había transporte y vi edificios que todavía estaban desplo-
mándose, gente tirada en el suelo en ropa interior, entre el shock; fue escalo-
friante. No pude seguir por Tlalpan; me metí por las calles de la Obrera, con
miedo porque además tenía fama de ser una colonia de ladrones. Llegué cami-
nando hasta Avenida Juárez. Las calles estaban acordonadas. Empezaban las
acciones de rescate más espontáneas que organizadas en ese momento. Se sentía
miedo, pero también un ambiente de hermandad. Pienso que la colonia estaba
muy vieja y no estaba preparada para eso, pero tampoco la cultura de la gente”.80
“Recuerdo que en los días, las semanas posteriores, muchos sacamos lo
mejor de nosotros mismos, pero también lo peor: hubo quien puso albergues en
donde no se albergaba más que su codicia y su inmoralidad… Soy testigo de ello,
sé de cierto que pasó en la calle de Juan de Dios Peza, en la colonia Obrera.”81
“Mi edificio fue expropiado después del temblor y lo reconstruyeron; la
colonia quedó sin luz, sin agua; las tiendas se cerraron, no podíamos comprar
ni comida. Yo me fui a Tlaxcala y cuando regresé estaba lleno de ratas… En el
edificio donde ahora está la ‘Casa de los mil colores’, había una señora atra-
pada; yo veía una luz y avisé a los rescatistas; me hicieron caso y la sacaron…
Todo estaba lleno de polvo.”82
“Junto a mi casa se cayó un edificio encima de una casita, la aplastó y
dos viejitos quedaron atrapados pero si los pudieron salvar. Nuestro edificio
se dañó; se cuarteó, pero nada muy grave. Pero por si las dudas dormíamos en
la calle. Sacábamos nuestros colchones y nuestros vecinos también. Nosotros
poco tiempo porque mis parientes nos invitaron a su casa. Vimos como en Cal-
zada de Tlalpan quedaron atrapadas varias costureras y amarraban las sábanas
y se bajaban. Dicen que a la última no la aguantó la tela y se cayó.”83
“No dormimos tranquilos. Nos acostamos con las ventanas y las cortinas
bien cerradas, pero no conseguimos olvidar que eso está allí, del otro lado de
la calle. El edifico que es pura ruina, dentro hay cadáveres. A veces oímos ruidos,
imaginamos llantos y nos levantamos a mirar. En el edificio nada se mueve,
excepto la ropa que aún está colgando.”84
El caso de las costureras es estremecedor. Esa mañana llegaron a trabajar,
desde la seis de la para cubrir el primer turno con la esperanza de ganar horas
extras.
187
EL TERRITORIO EXCLUIDO
Epílogo
La colonia Obrera, sin duda, representa uno de los barrios más populares de
la Ciudad de México. Nacida en el siglo xx sufrió cambios importantes, ya
188
Colonia Obrera
que de ser una zona insalubre y abandonada por el Ayuntamiento pasó a ser
un símbolo del trabajo, el esfuerzo y la superación constante de sus habitan-
tes que lograron hacer de la colonia un lugar digno para vivir con sus familias.
Notas
1
Pacheco, 1983, p. 13.
2
Extensiones de terreno que pertenecían al Ayuntamiento de la Ciudad de México y que se encontraban
en los límites de la ciudad.
3
Heliodoro Valle y Tovar y de Teresa, 1990. p. 51.
4
Alcántara, 2000, p. 21.
5
“Las calles de México: Entrada de Cortés”, Reforma, México 22 de noviembre de 1995.
6
Archivo Histórico del Distrito Federal, 2003, p. 90.
7
Jiménez Muñoz, 2012, p. 52.
8
Ibídem.
9
Boletín Municipal de enero de 1872 citado por Jiménez Muñoz, op. cit., p. 5.
10
González Martínez, “Génesis de la colonia Obrera en el contexto de la expansión urbana de la Ciudad
de México a principios del siglo xx” en Diacronías.
11
ahdf, fondo colonias, vol. 529, expediente 22, fojas 6, año 1899.
12
Jiménez, op. cit., p. 215.
13
El Ayuntamiento desapareció en 1928 y cedió su lugar al Departamento del Distrito Federal.
14
Ibídem, p. 245.
15
Ibídem.
16
Ibídem, p. 251.
17
Ibídem,
18
Marcial Avendaño, 2004, p. 335.
19
Romero, 1988.p. 87.
20
Alcántara, op. cit., p. 32.
21
Romero, op. cit., p. 87.
22
Alcántara, op. cit., p. 35.
23
El pancoupé o chaflán es una línea recta (a veces curva pero no es lo correcto) que une dos líneas per
pendiculares suavizando el vértice de tal modo que permita el libre tránsito y giro de vehículos. El mí
nimo es de 3 metros de radio, lo que facilita que los autos den vuelta de una calle a la otra.
24
Del Villar, op. cit., p. 29.
25
Ibídem, p. 31.
26
Los vecinos coinciden en que en la década de los veinte no había luz, ni agua, ni pavimento. Ver sección
de entrevistas.
27
a hs, fondo Salubridad Pública, sección salubridad del Distrito Federal, caja 2, exp. 26, citado en Mar
cial, op. cit., p. 336.
28
Entrevista a Salvador Mendiola, abril de 2014.
29
Ibídem.
30
Entrevista a Roberto Correa, Daniel Gutiérrez Espinosa y Domingo Correa (tres personas mayores que
se reúnen a platicar enfrente de la Iglesia de San José de los obreros).
31
Del Villar, op. cit., p. 29.
32
No hay fuentes que comprueben dicha versión, es sobre todo una anécdota que ha pasado de generación
en generación entre los vecinos.
189
EL TERRITORIO EXCLUIDO
33
Del Villar, 1987.
34
“La ciudad de ayer. Las colonias siamesas”, El Universal, 26 de octubre de 2008.
35
hss, fondo Salubridad Pública, sección Salubridad del Distrito Federal, caja 2, expediente 27 citado en
a
Marcial, op. cit., p. 336.
36
Ibídem, p. 339.
37
Ibídem.
38
“Las colonias obreras”, Excélsior, 3 de junio de 1923.
39
Cronista Guadalupe Aguilar, conferencia por los 94 años de la colonia Obrera, 30 de mayo de 2014.
40
Alcántara, op. cit., p. 25.
41
Del Villar, op. cit., p. 33.
42
http://contenido.com.mx/2011/04/las-10-colonias-mas-peligrosas-del-df/, consultado de 12 de mayo
de 2014.
43
http://www.cuauhtemoc.df.gob.mx/paginas.php?id=entorno, consultado el 14 de abril de 2014.
44
http://galas.mx/fabrica-de-empaques/#historia, consultado el 28 de abril de 2014.
45
Gahona, 1995, p. 1356.
46
http://www.soumaya.com.mx/navegar/anteriores/anteriores03/palacio.html, consultado el 1 de junio de
2014.
47
Ibídem.
48
Entrevista al Dr. Fernando Ochoa Bernal, director del Hospital Nacional Homeopático, 4 de junio de 2014.
49
Dr. Fernando Ochoa Bernal, “Reseña Histórica del Hospital Homeopático”, http://www.homeopatia.
com.mx/hospitalnacional/historia01.html, consultado el 23 de mayo de 2014.
50
Ibídem.
51
Entrevista al Dr. Fernando Ochoa Bernal.
52
Samuel Hahneman fue el fundador de la homeopatía.
53
Ochoa Bernal, “Reseña histórica…”
54
Ibídem.
55
Ibídem.
56
Entrevista al Dr. Salvador Mendiola, ex vecino de la colonia, abril de 2014.
57
Ibídem.
58
http://www.siame.mx/apps/info/p/?a=3120&z=21, consultado el 25 de abril de 2014.
59
Ibídem.
60
Ibídem.
61
“Aterriza en kinder”, Reforma, 12 de octubre de 1955.
62
Entrevista a Rodolfo Olguín, habitante de la colonia Obrera desde hace más de cuarenta años, vende
dulces afuera de la escuela primaria Guelatao de Juárez.
63
Larissa Pavlioukóva, “La huella del artista viajero. Los únicos murales de Gabriel García Marotto en
México” en: http://www.revistas.unam.mx/index.php/cronicas/article/viewFile/17166/16336, consulta
da el 15 de abril de 2014.
64
Ibídem.
65
http://www.journals.unam.mx/index.php/cronicas/article/viewFile/17175/16345v consultada el 17 de
abril de 2014.
66
“Héctor Suárez, de ñero a actor”, El Universal, 9 de abril de 2007.
67
Ibídem.
68
http://www.guiadelcentrohistorico.mx/kmcero/cultura/en-garibaldi-diez-grandes. Consultado el 30 de
mayo de 2014.
69
Jiménez, 1991, p. 135.
70
http://www.revistasisomos.com/123, consultado el 25 de mayo de 2014.
71
Ibídem.
72
Ibídem.
73
“Cierran el Burro por asesinato de policía”, Reforma, 13 de agosto de 1994.
74
Ibídem.
190
Colonia Obrera
75
ntrevista a Roberto Correa, Daniel Gutiérrez Espinosa y Domingo Correa (tres personas mayores que
E
se reúnen a platicar enfrente de la Iglesia de San José de los obreros).
76
http://www.eluniversal.com.mx/ciudad/114633.html.
77
Ibídem.
78
Pacheco, op. cit., p. 13.
79
Del Villar op. cit., p. 36.
80
Entrevista a Ana Mendiola, abril de2014.
81
Gustavo Gómez Díaz, http://los21revista.com/21/?p=1308.
82
Entrevista a María de Jesús…
83
Entrevista a Edith Villalobos, vecina de la colonia, mayo 2014.
84
Pacheco, op. cit, p. 23.
85
Ibídem, p. 15.
86
Ibídem, p. 50.
87
Del Villar, op. cit. p. 38.
Bibliografía
191
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Archivo
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Hemeroteca
El Universal
Excélsior
Reforma
La Jornada
Entrevistas
Dr. Salvador Mendiola.
Roberto Correa, Daniel Gutiérrez Espinosa y Domingo Correa.
María de Jesús López.
Julia Flores y Sr. Germán.
Edith Villalobos y Lourdes García.
Rodolfo Olguín.
Dr. Fernando Ochoa (Director Hospital Homeopático).
Dra. Celina Martínez (Hospital Homeopático).
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María del Carmen Cruz Castelo (Conferencia 94 años de la colonia Obrera).
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193
La colonia Buenos Aires
Yabìn Silva Estrada
Desde sus inicios esta colonia ha estado dividida en dos partes claramente
diferenciadas: la parte oeste, la más antigua, ocupada por el Panteón Francés
de La Piedad, y la habitacional en la parte este, habitada muchos años después.
Muchos ubican al Panteón Francés, pero pocos saben que se encuentra en la
colonia Buenos Aires.
Esta colonia de la delegación Cuauhtémoc ha sido históricamente estig-
matizada. Entre sus calles existen múltiples testimonios que tienen que ver
con el crimen en diversas modalidades. Sin embargo, en la colonia Buenos
Aires, debajo del velo del peligro y el crimen, hay otros testimonios que hablan
de lucha y supervivencia, de ganas de superación y de salir adelante, incluso
algunas sobre el cómo cambiar esta percepción.
Muchos juicios han caído sobre la colonia. La arraigada venta de auto-
partes legales e ilegales ha contribuido a acentuar esta concepción de colonia
peligrosa. Los habitantes han luchado para combatir esta generalización, y no
están solos; otras personas, ajenas a la colonia, han pretendido transformar esta
visión negativa con el arte, el arte que libera, que emancipa y transforma.
195
EL TERRITORIO EXCLUIDO
Orígenes
Los terrenos que hoy ocupa el Panteón Francés formaban parte de dos potre-
ros, El Ahuehuete y En medio. En el Archivo Histórico del Distrito Federal,
éstos aparecen mencionados por primera vez en un documento en el cual Ignacio
María del Castillo solicita a esta “Nobilísima ciudad” se le vendan estos dos
potreros por 3,900 pesos; esto sucedió entre 1818 y 1820.5 Algunos años
después, en 1823, a Josefa Arturo de Batres se remataron los potreros Ahue-
huete y En medio en 70 mil pesos.6 En este mismo sentido, doña Josefa cedió
el terreno correspondiente al “Potrero de En medio” al pueblo de La Piedad.7
196
La colonia Buenos Aires
197
EL TERRITORIO EXCLUIDO
Zona habitacional
Como hemos visto, los terrenos que ahora ocupa la colonia Buenos Aires eran
“Potreros de la Ciudad” conocidos como de En medio y el Tinado o Hidalupe;
el último alude a un caserío en torno a un rancho que existió hasta los prime-
ros años de 1900.16
La colonia comenzó a poblarse en la segunda década del siglo xx. En un
informe del Departamento del df, donde se habla de las “Colonias Formadas
durante la Revolución”, se refiere al fraccionador de la colonia, el porfirista
Atenor Sala. Posteriormente su hijo Antonio Sala, prosiguió con el fracciona-
miento en los años siguientes. La colonia comenzó a poblarse a partir de 1911,17
pero no existen registros de que la colonia estuviera autorizada por el Ayun-
tamiento, ni recibida ni urbanizada.18
Existe un registro en el Archivo Histórico del Distrito Federal, fechado
el 24 de junio de 1918, sobre una solicitud de licencia para un expendio de
carbón en la colonia Buenos Aires19 por Mariano Mora. En el mismo año, el 19
de agosto, se indica el retiro de una fianza al propietario de una lechería por
valor de 100 pesos oro nacional (a espaldas del Panteón Francés).20
198
La colonia Buenos Aires
199
EL TERRITORIO EXCLUIDO
Características urbanas
La colonia Buenos Aires estaba delimitada al norte con la calle Morones Prie-
to (hoy Eje 3 Sur Morones Prieto), al sur con el río de La Piedad (hoy Viaducto
Miguel Alemán). Al oeste con la Calzada de la Piedad (hoy avenida Cuauhté-
moc) y al este con la Calzada del Niño Perdido (hoy Eje Central Lázaro Cár-
denas). Sus límites no han variado, sólo cambiaron de nombre.
Hasta las primeras décadas del siglo XX, la Calzada de la Piedad era
camino rural de corta trayectoria y llegaba hasta el pueblo homónimo saliendo
200
La colonia Buenos Aires
de la ciudad de México cuando ésta era más reducida. Hoy en lo que fuera el
antiguo pueblo de la Piedad, es ocupado un centro comercial (antes el Parque
Deportivo del Seguro Social) y ahora la avenida Cuauhtémoc es más amplia
y continúa hasta Coyoacán.
En 1926 se describía la colonia así: “El terreno es plano, cubierto por
tierras de labor del lado de la Calzada de la Piedad y los muladares al sur de
la Avenida Central (hoy Dr. Vértiz) hasta el río de La Piedad, presentándose
esta última porción de charcos de agua estancada, siendo un foco continuo de
infección y al mismo tiempo peligro de inundación”.28
Se alude a que el nombre de la colonia proviene del mal olor que gene-
raba la pestilencia del río de la Piedad29 y de las aguas negras que corrían a
cielo abierto. En esos días el río de La Piedad no estaba entubado, y existían
basureros que se encontraban en la colonia misma. Todos estos factores le die-
ron el irónico nombre de Buenos Aires.
En una carta de la Unión de Colonos de la colonia Buenos Aires, fecha-
da el 2 de febrero de 1940,30 le piden ayuda al presidente Lázaro Cárdenas
pues, una vez fallecido Atenor Sala, la sucesión pretendía cobrarles los terrenos
a precio muy alto. El documento señala la existencia de seiscientos colonos con
lote. La organización que aseguraba ser la nueva dueña de los terrenos era la Com-
pañía Administradora de Bienes Raíces, S.A. El caso de propietarios que, una
vez muerto el fraccionador, aparecían de la noche a la mañana fue un patrón
que se siguió en varias colonias, probablemente en complicidad o desconoci-
miento de las autoridades.31
En 1944 se describe una zona urbanizada con construcciones nuevas
que se refiere a la parte norte de la colonia Doctores y al sur del Panteón
Francés. Los terrenos aledaños no estaban urbanizados, con gran concentración
de población y con viviendas semipermanentes (se señalaba la existencia de
barrancas y de casas de madera en mal estado), incluso ahí se indica la pre-
sencia de una escuela de madera.32
La colonia consta de un total de 27 manzanas y ocupa aproximadamen-
te 33 hectáreas. Sus calles principales tienen nombres de doctores; algunas de
ellas vienen de la colonia Doctores, urbanizada primero, con otras, correspon-
dientes a la Buenos Aires, simplemente se continuó con la misma tendencia.
La sección que se encuentra al este del Panteón Francés tiene nombres de
algunos países de Centro y Sudamérica.
201
EL TERRITORIO EXCLUIDO
Transportes
Con el paso del tiempo la ciudad fue creciendo, y de estar a las afueras, la co-
lonia Buenos Aires se convirtió en una colonia céntrica. De la misma forma, poco
a poco las avenidas que la circundan fueron cada vez más transitada; diversos
tipos de transportes fueron usados por los vecinos de la colonia.
Son recordados los tranvías que transitaban por la Calzada de la Piedad
(hoy avenida Cuauhtémoc), que llegaban al pueblo de La Piedad y pasaban a un
costado del Panteón Francés. Hacían las rutas “Roma-Piedad” y “Piedad”33 hacia
1928. En los años cincuenta las rutas que pasaban por ahí eran la llamada
“Primavera” y “Santiago”. Los vecinos también recuerdan algunas rutas de au-
tobuses, la “Constituyentes”, que daba vuelta en la esquina de Eje 3 y Doctor
Barragán, y otra más, la San Rafael.34
La colonia se encuentra cerca de las líneas del Sistema de Transporte Co
lectivo; la primera de ellas en construirse fue la Línea 3 en 1970, en su tramo
Hospital General-Tlatelolco; la segunda fue la Línea 9 que se inauguró en 1987
y que hacía el recorrido Pantitlán-Centro Médico. Actualmente las estaciones
más próximas a la colonia son la estación Lázaro Cárdenas de la Línea 9 y Cen-
tro Médico de correspondencia entre la Línea 3 y la 9.
Servicios
202
La colonia Buenos Aires
Desarrollo en el siglo xx
203
EL TERRITORIO EXCLUIDO
204
La colonia Buenos Aires
Altar de Hierro Forjado, Parroquia del de la Parroquia del Santo Cristo del Obrero
y de Nuestra Señora de San Juan de los Lagos, colonia Buenos Aires, (junio 2014)47
205
EL TERRITORIO EXCLUIDO
El Barrio Chino
Entre los recovecos que tuvo la colonia Buenos Aires se encuentra su propio
Barrio Chino, que era el nombre que vecinos le daban a una ciudad perdida
que llevaba por nombre Villa María. Ese lugar era conocido muy bien por los
colonos, ya que era muy peligroso para todo aquel que pasara cerca de ella.
Los robos y asaltos en sus accesos eran muy frecuentes y los delincuentes se
perdían entre los laberintos internos de la vecindad.
Cuando Lorena era niña, su madre era profesora de la primaria Celerino
Cano, y todos los días tenía que pasar frente a la vecindad. Varias fueron las
ocasiones en las que le trataron de arrebatar la bolsa, y varias en las que la asal-
taron.48 Todo terminó en 197349 cuando el gobierno expropio los terrenos de
Villa María y del Callejón de San Miguel (otra vecindad) y trasladó a más de
3 mil personas a la colonia Ejército de Oriente. Entre los vecinos se cuenta
que algunos de ellos vienen todavía a “trabajar” a la colonia.
206
La colonia Buenos Aires
Entre sus edificios principales esta la capilla del Sagrado Corazón cons-
truida en 1890, de fachada estilo neogótico, vitrales emplomados del siglo
xix firmados por Félix Gaudin, pinturas de caballete realizadas por Vignal
y nichos cubiertos con lápidas de mármol.53
207
EL TERRITORIO EXCLUIDO
En la colonia Buenos Aires desde sus orígenes han sucedido diversos delitos
y crímenes, desde asesinatos y venta de estupefacientes hasta el robo en va-
riadas modalidades. Sin embargo, un crimen cimbró los cimientos de la co-
munidad y aún hoy se recuerda con tristeza y con indignación.
208
La colonia Buenos Aires
209
EL TERRITORIO EXCLUIDO
y Jaguares, relacionados con los hechos.61 El 17 del mismo mes la policía tomó
la decisión de disolver al grupo Jaguares. El agrupamiento Zorros se amotinó
cuando se dictaron órdenes de aprehensión para catorce de sus miembros.
Finalmente a los jefes de ambos grupos se les dictó auto de formal prisión.62
Pasado un año de la tragedia, un militar de alto rango, un jefe de grupo y 24
policías de tropa permanecían en la cárcel. Se dice que investigaron a cuatro-
cientos miembros de la sgpyv.63
En 2000 once ex policías fueron sentenciados a cincuenta años y dos
más a 18 años; de su apelación no hay noticia. Sobre el Eje 3 Sur una cruz
rememora los hechos; en ella se puede leer:
Galería Bonaerense
Entre 1999 a 2002 el arte se infiltró a la colonia Buenos Aires. A través de una
iniciativa del director del Museo de la Ciudad de México, Conrado Tostado,
se realizó una convocatoria a diversos artistas para llevar la cultura a los barrios
defeños, como Mixquic, la colonia Buenos Aires y Tepito, entre otros lugares.
Fueron muchos los llamados y pocos los valientes que respondieron.
Entre ellos la escultora Ivonne Domenge. Por otros caminos que confluyeron
al mismo sitio llegó también la artista plástica Betsabeé Romero. En entrevis-
ta que concedieron para esta publicación hablaron de sus proyectos, de su
experiencia en la colonia, y de las obras que se lograron.
210
La colonia Buenos Aires
211
EL TERRITORIO EXCLUIDO
Cada pieza dependía de la relación de los materiales con los que estaba
trabajando. En esa época venía la caravana del subcomandante Marcos y estaba
la época del miedo después del 11 de septiembre en donde todo era sospe-
choso. Hice una serie de fotos donde plasmaba una pluma con pasamontañas,
un sobre con pasamontañas, hasta un gato con pasamontañas. Entonces en la
Buenos Aires hice un vocho con pasamontañas (no pudo estar mucho tiempo
en la calle por el tejido con el que estaba hecho).
El siguiente fue uno grande como un Galaxy al cual decidí vendarlo. Le
decía a la gente que ellos eran como quiroprácticos de los carros; entonces
vamos a ponerle un yeso y escribirle como si se hubiera fracturado. Todos le
preguntaban que por qué había escogido ese carro y esa calle; porque me co-
mentaban que en esa calle y en ese lugar era donde habían llegado los camio-
nes de paramilitares cuando fue el problema de 1997.
Todo mundo me comenzaba a contar lo que había sucedido, que llegaron, que
se metieron a esta casa y luego a ésta y se llevaron a muchachos que no tenían
nada que ver porque había habido un robo de un reloj a un hijo de un militar
que pasaba por el Eje Central. En esa pieza la gente misma me llevó hacia su
intervención final. Esa historia que me repetían tanto no tenía un lugar. Enton
ces pensé en darle un lugar. Pedí que me dijeran quién se sabía bien la historia.
Ellos escogieron al narrador, se hizo la versión oficial y, junto con mi asistente,
la fuimos a plasmar. La gente no me ayudaba porque tenía miedo, ya que ahí
decía lo que había sucedido. Se quedó como dos o tres años.
212
La colonia Buenos Aires
El cuarto carro era una camioneta. Ya que había tantos sonidos de autos
y metales, decidí hacer un personaje urbano: un pajarero; puse una jaula de
madera en la parte de atrás de la camioneta. La gente me decía que los niños
eran malos y que no iban a durar los pájaros ni la jaula.
Invité a niños de una escuela cercana para que cada uno le pusiera un
nombre a un pajarito y decidí hacer una especie de celebración para poner
los pajaritos en la jaula y que fueran como de ellos. Alguien le hizo una corti
nita de plástico, se organizaron para alimentarlos. Duró como dos años hasta
que me pidieron la camioneta y se regalaron los pajaritos.
El último carro me decían que no, que ese auto era sembrado —ese lo puso
aquí la policía porque hacen cosas en otros barrios y nos lo echan aquí porque
aquí somos los malos—. —Bueno —les dije— si les siembran cosas malas aquí,
hay que hacer que nazca algo de vida—; le recortamos el techo y sembramos
un nopal, planta emblemática donde puede ser el renacer de la ciudad.
Me invitaron a exponer una pieza en la Ibero; dije entonces que si los de
la Ibero nunca van a la Buenos Aires, que la Buenos Aires vaya a la Ibero. Pedí
que se pagara una renta a la dueña e hice tres veces la exposición, a la Ibero,
al Cervantino y al Colegio Americano.
213
EL TERRITORIO EXCLUIDO
hacer piezas con sus engranes, y paseaba por las calles enseñándoles. Les
decía: esto es lo que podrían hacer si se meten a mi programa.
Había planeado un programa donde cada taller se comprometiera a ha-
cer un módulo y acabaran haciendo una escultura urbana de diez metros, pero
entre ellos no se hablan, y los talleres son de todos tamaños desde pequeñísimos
a enormes. Tuve que estudiar a fondo la dinámica social y hacer un proyecto
que estuviera adecuado a las necesidades de ellos. Finalmente después de tres
años fui aceptada. Nadie me quiso ayudar; a los artistas les daba pánico y no
quisieron ir.
¿Cómo fue su experiencia en la colonia?
Los fui conociendo de forma muy personal. En cada taller que fui acep-
tada les explicaba que yo no ganaba dinero y que no era del gobierno; que no
iba a manipular nada, que lo único que quería era que con su trabajo diario
hicieran algo creativo.
Había una mujer que desarmaba cajas de velocidades (empezó cuando
tenía trece años) y le dije: ¿por qué no terminando tu trabajo te pones a hacer
algo con todo lo que tienes aquí? Le pregunte cuál era su sueño; todos tenemos
sueños. Me dijo que su sueño era hacer muñequitos y animalitos con sus
engranes; terminó haciendo hormigas, tortugas, mariposas, cocodrilos, el
Hombre de la Mancha, y sin darse cuenta su actitud empezó a cambiar, y no
lo vas a creer pero empezó a arreglarse mejor, a subir su autoestima.
Otro señor era veterinario y tenía un
taller. Él tenía el sueño de hacer un caballo,
pero no sabía cómo. Le enseñe que la panza
del caballo podían ser dos tanques de gaso-
lina de un camión, las patas y la cola hacían
el anclaje para que se parara de manos; hici-
mos un caballazo de tres o cuatro metros; él
era el más orgulloso.
214
La colonia Buenos Aires
Incluso hay una obra hecha con resortes que hizo gente que nunca había
ido al mar. El fonca (Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, 1999-2001)
me dio la beca para anclar las piezas, que cuesta muy caro, porque deben
estar bien ancladas. Estas esculturas urbanas que se lograron, se colocaron en
el camellón de Doctor Vértiz que es su lindero. Paralelamente se hizo una
exposición en sedesol de piezas pequeñas.
215
EL TERRITORIO EXCLUIDO
Festividades
En agosto en la colonia Buenos Aires se celebra la segunda fiesta más grande
de México, en honor a la Virgen de San Juan de los Lagos. Desde el año de 1947
se hace un desfile con diversos e inmensos carros alegóricos que los vecinos
elaboran, y recorren las calles de la colonia.69 Se ven cisnes blancos, floreros,
mariposas, enormes balones de futbol, carruajes en forma de nueces tirados por
grillos, rodeados de ranas que croan, elefantes flanqueados por esclavos y mu
chas flores que rodean la imagen de la patrona.70
216
La colonia Buenos Aires
Epílogo
Ahí donde los automóviles se venden en partes, a veces nuevas a veces no, ahí
donde esas partes pueden ser móviles de robo pero también de arte, ahí don-
de está el altar más bello de México pero también una placa perpetuando un
crimen, ahí donde están tumbas ilustres bajo hermosos monumentos, ahí
donde se juntaron un río y un camino ya saliendo de la ciudad, ahí donde
estuvieron la Villa María y la Callejón de San Miguel, pequeños mundos co-
munitarios llamados vecindad; ahí ha estado por casi un siglo, dando nota,
dando lucha, dando la pieza que su carro necesita, la Buenos Aires Señores…
pase usted aquí la puede encontrar.
Notas
1
Javier Pérez Siller, “Los franceses desde el silencio: la población del Panteón francés de la ciudad de México:
1865-1910”, Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego”, Benemérita Universidad
Autónoma de Puebla, consultado en www.mexicofrancia.org/articulos/p23.pdf el 25 de mayo de 2014, p. 5.
217
EL TERRITORIO EXCLUIDO
2
Domínguez Prieto, 2009, p. 100.
3
Javier Pérez, op. cit. p. 5.
4
Ibídem, p. 101
5
Archivo Histórico del Distrito Federal (ahdf), Fondo Ayuntamiento del Distrito Federal, Sección Potre
ros de la Ciudad 1818-1820.
6
Herrera Moreno, 2009, p. 162.
7
El pueblo de La Piedad se encontraba en lo que ahora conocemos como Parque Delta y antes fue el Es
tadio de Béisbol del Seguro Social.
8
Lerdo de Tejada, 1857, http://cdigital.dgb.uanl.mx/la/1080042566/1080042566.html, consultada el
10 de junio de 2014, p. 72.
9
Javier Pérez, op. cit. p. 6.
10
Herrera, op. cit., p. 160.
11
Ibídem, p. 162.
12
Pérez, op. cit., p. 18.
13
Instituto Nacional de Antropología e Historia (inah), Dirección de Medios de Comunicación, “El Pan
teón Francés, una joya de la arquitectura funeraria”, 14 de abril de 2014, núm. 135, en http://inah.gob.
mx/boletines/4-publicaciones/7151-el-panteon-frances-una-joya-de-la-arquitectura-funeraria
consultada el 12 de mayo de 2014.
14
Pérez, op. cit., p. 20.
15
Ibídem.
16
Romero, 2001, p. 16.
17
Jiménez Muñoz, sf, p. 178.
18
Ibídem, p. 216.
19
a hdf, Fondo Ayuntamiento del Distrito Federal, Sección Justicia, Licencias en General, Vol. 3134, exp.
14362, año 1918.
20
a hdf, Fondo Ayuntamiento del Distrito Federal, Sección Justicia, Licencias en General, Vol. 3140, exp.
15141, año 1918.
21
a hdf, Biblioteca Joaquín García Icazbalceta, Boletín Municipal Órgano del Ayuntamiento de México,
enero 1920.
22
a hdf, Fondo Ayuntamiento del Distrito Federal, Sección Secretaría General, Obras Públicas, Vol. 3967,
exp. 103, año 1922.
23
Ibídem.
24
a hdf, Fondo Ayuntamiento del Distrito Federal, Sección Secretaría General, Obras Públicas, Vol. 3967,
exp. 97, año 1922.
25
Ibídem.
26
a hdf, Fondo Ayuntamiento del Distrito Federal, Sección Secretaría General, Obras Públicas, Vol. 3968,
exp. 455, año 1923.
27
Jiménez, op. cit., pp. 244-245
28
González de Cossío, 1926.
29
Josefina Quintero M., “Sobre la Buenos Aires, más fama que culpas: residentes”, el 9 de septiembre de
2003, Sección Capital, en La Jornada.
30
Jiménez, op. cit., p. 271.
31
Ibídem.
32
Landa Jr, 1944.
33
En http://www.mexicomaxico.org/Tranvias/PlanoRutas/RutasTranvias.htm, consultada el 2 de junio de
2014.
34
Entrevista a Lorena Peña, realizada el 8 de mayo de 2014.
35
Entrevista a Alicia Ugalde, realizada el día 14 de junio de 2014.
36
Luis Ramón Ocampo, “La Buenos Aires en el limbo”, 7 de julio de 2001, en Reforma.
37
Ernesto López, “Ofrecen diversidad de refacciones y autopartes”, 20 de febrero de 1994, en Reforma.
38
Ocampo, op. cit.
218
La colonia Buenos Aires
39
Dora Luz How, “Ceden las autopartes su lugar a la Virgen”, 9 de agosto de 2000, en Reforma.
40
Dora Luz How, “Recorra sin temor todos sus rincones”, 12 de junio de 1999, en Reforma.
41
Ibídem.
42
Instituto de Administración y Avalúo de Bienes Nacionales (indaabin), “Parroquia del Cristo Obrero”, en
http://www.indaabin.gob.mx/gxportal51/page.aspx?2,paginas-internas,resenas-historicas-ampliacion-con
tenido,P,es,0,PAG;CONC;71;8;D;parroquia-del-cristo-obrero;1;PAG; consultada el 15 de junio de 2014.
43
Ibídem.
44
How, “Ceden…”, op. cit.
45
Entrevista a Doña Esperancita, 14 de junio de 2014.
46
Colección Particular
47
Colección Particular
48
Entrevista a Lorena Peña, 8 de mayo de 2014.
49
How, “Ceden…”, op. cit.
50
Entrevista a Juan Carlos Sierra, 25 de mayo de 2014.
51
inah, “El Panteón…”, op. cit.
52
Ibídem.
53
Ibídem.
54
inah, “El Panteón…”, op. cit.
55
En http://www.dermapascua.com.mx/index.php/historia, consultada el 7 de mayo de 2014.
56
David Vicenteño y Alfredo Joyner, “Caen dos por tiroteo en la Buenos Aires”, el 9 de septiembre de
1997, en Reforma.
57
Mario Torres, “Reclaman justicia vecinos”, el 10 de septiembre de 1997, en Reforma.
58
Alfredo Joyner y David Vicenteño, “Hallan a tres jóvenes ejecutados”, el 10 de septiembre de 1997, en
Reforma.
59
11 de septiembre de 1997, en Reforma.
60
Juan Velediaz, “Eran de la Buenos Aires”, 1 de octubre de 1997, en Reforma.
61
“Acusan de homicidio a los 18 policías”, 14 de octubre de 1997, en Reforma.
62
David Vicenteño, “Caso Buenos Aires: El nudo de la incertidumbre”, 8 de septiembre de 1998, en
Reforma.
63
Ibídem.
64
Olivier Debroise, “La cosecha de Romero en la Buenos Aires”, el 26 de julio de 2001, en Reforma.
65
Colección Particular Betsabeé Romero
66
Colección Particular Betsabeé Romero
67
Colección Particular Ivonne Domenge
68
Colección Particular Ivonne Domenge
69
Adriana García, “La Buenos Aires. Limpia su imagen con la cultura”, 20 de agosto de 2000, en periódico
Reforma.
70
Ibídem.
71
Dora Luz How, “Festejarán a la virgen en la Buenos Aires”, el 12 de agosto de 1999, en el periódico
Reforma.
72
How, “Recorra…”, op. cit.
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Entrevistas
Lorena Peña, realizada el 8 de mayo de 2014.
Juan Carlos Sierra, realizada el 25 de mayo de 2014.
Entrevistas realizadas el 14 de junio de 2014.
Alicia Ugalde Guerra.
Doña Esperancita.
Porfirio Martínez Lonyi.
Guadalupe Concha Martínez.
222
La Colonia Algarín
Yabìn Silva Estrada
Yo creo que fuimos nacidos hijos de los días, porque cada día tiene una historia
y nosotros somos las historias que vivimos...
Eduardo Galeano
Somos el lugar donde nacimos, nuestra familia, los juegos, los amigos, lo co
tidiano, la calle, los vecinos, la tienda de la esquina. Nuestro arraigo viene de
ahí, de la tierra que pisamos y de la gente con quien crecimos. Conocer sobre
nuestra ciudad, sobre nuestra colonia, nos ayuda a saber un poco más de no
sotros mismos. La historia de la colonia Algarín se inserta en los inicios del
siglo xx, entre la llegada del incipiente cine mudo, la lucha armada revolucio-
naria y los albores de una ciudad que poco a poco buscaba su expansión.
Orígenes
223
EL TERRITORIO EXCLUIDO
pendido el cobro de 151 pesos invertidos en ampliar la baja del río que atraviesa
dicho potrero y cuyo cobro se hacía a Ignacio Ibarra. Para 1878, en otros docu-
mentos del Ayuntamiento, Escudero y Echánove, solicitan que se les devuelva
el potrero llamado de Algarín, ya que ha estado en poder del Ayuntamiento.4
Fundación
Características urbanas
Limites originales
En sus inicios la colonia Algarín estuvo delimitada al norte con la calle José
Peón Contreras; al sur con la Avenida Central (pasando el río de La Piedad);
224
La Colonia Algarín
al este por la Calzada de San Antonio Abad y al oeste por la Calzada del Niño
Perdido, que en ese tiempo era de doble sentido y con camellón en medio.10
De acuerdo a esta demarcación la colonia se extendía más al sur que aho-
ra, dividida por el río de La Piedad en una sección al norte y otra sección al sur.
La sección sur, que hoy en día ya no forma parte de la Algarín, iba desde el río
de La Piedad hasta lo que actualmente conocemos como la calle del Obrero
Mundial (llamada en planos de la época, Avenida Central),11 y hoy forma parte de
la colonia Álamos. Esta información se puede constatar leyendo las tapas de las
coladeras de ese sitio donde se puede ver la leyenda “Algarín”. Cuando se fundó
la colonia Álamos, se decidió anexarle esta sección, en la cual una de cuyas calles
lleva el nombre de “María Hernández Zarco”, quien fuera hija del historiador
José Hernández Dávalos, nombre de una de las calles transversales de la Algarín.
Características urbanas
Hoy en día sus límites no han cambiado mucho; al norte con el Eje 3 Sur José
Peón Contreras (convertido en eje en la época del regente Hank González); al
225
EL TERRITORIO EXCLUIDO
sur con el Viaducto Miguel Alemán (el río de La Piedad se entubó alrededor de
1950); al oeste el Eje Central Lázaro Cárdenas (antes Niño Perdido); y al este
la Calzada de San Antonio Abad.
Consta de un total de 29 manzanas, y ocupa un área 42.4 hectáreas.12
Los nombres de sus calles principales corresponden a escritores poetas, pe-
riodistas e historiadores, entre otros. Los nombres de ellas son:
226
La Colonia Algarín
Transporte
En cuanto el transporte por la colonia fue muy conocido un autobús que re-
corría la ruta Santiago-Algarín, que viajaba por las calles por los años cincuen-
ta o sesenta, sin olvidar el famoso tranvía de antaño que corría por la Calzada
de San Antonio Abad siguiendo la huella del ferrocarril que antes pasaba y dejan-
do la estafeta al Sistema de Transporte Colectivo, el Metro, que apareció en
las inmediaciones de la colonia Algarín desde 1970 con la inauguración de la
Línea 2 en su tramo Taxqueña-Pino Suárez que corre por la Calzada de Tlalpan.
Fue hasta agosto de 1987 cuando se inauguró el tramo Pantitlán–Centro Mé-
dico de la Línea 9 que corre en paralelo por el Eje Central Lázaro Cárdenas.
Desarrollo
A inicios del siglo xx, antes del fraccionamiento, la colonia era un conjunto
de campos y milpas, incluso se estima que a mediados del siglo xix había al-
gunos canales de riego provenientes del río de La Piedad. Después del frac-
cionamiento, y con la llegada de los primeros colonos, el panorama comenzó
a cambiar. Los vecinos cuentan que no era raro que en aquellos primeros años
—es decir, en la primera o segunda década de 1900—, sus antepasados fueran
a lavar al río de La Piedad, e incluso que llevaran animales a pastar a sus ribe
ras. La calle de Bolívar era entonces de tierra y los servicios, agua, luz y drenaje,
“Calz. de Tlalpan y el
Río de la Piedad de
Norte a Sur”. Archivo
Macadam-Palomo
227
EL TERRITORIO EXCLUIDO
La primera casa…
La primera casa que se recuerda es la de un español de apellido Mayo —en la
calle que hoy conocemos como Toribio Medina—, que construyó para instalar
una tienda de abarrotes. A partir de allí se fueron fincando otras casas. Como
ya se mencionó, los primeros colonos fueron españoles y muchos de ellos fue
ron los abuelos o bisabuelos de los dueños de hoy.
228
La Colonia Algarín
La Hora Exacta
En 1938 tuvo lugar la inauguración de una radiodifusora que tendría un im-
portante impacto en su cuadrante de influencia: la xeqk. Los estudios de
transmisión se ubicaban en la calle de Uruguay en el centro. No obstante, la
oficina receptora que emitía la señal al público se encontraba en la colonia
Algarín. En esos días la señal era enviada vía telefónica. De acuerdo con los
vecinos, la antena se encontraba en la esquina de la calle José María Bustillos
y el Eje 3 Sur.19
229
EL TERRITORIO EXCLUIDO
Mercado Algarín
El único mercado de la colonia es el llamado “Mercado Algarín” que data de
mediados de los años cuarenta. En los planos del Archivo Histórico del df se
encuentra el original de su distribución arquitectónica fechado en 1942.22
Antes de su edificación existían locales semifijos de madera en la zona. Los
locatarios señalan que las cosas han cambiado; al cabo de casi setenta años de
existencia, la razón principal es la disminución de la vivienda en la colonia y
el aumento de la zona comercial.
Esta situación ha provocado que al interior del mercado ahora sean me
nos los puestos dedicados a frutas, verduras o abarrotes, mientras que han au
mentado los que se dedican a la comida preparada y otros relacionados con
sistemas de impresión imperantes en la colonia desde hace ya varias décadas.
230
La Colonia Algarín
La Cuna Encantada era una casa de venta de artículos de lujo para bebés.
Fundada en 1936, se ubicaba en la calle de Bolívar número 505. Los vecinos
narran cómo le llegaban visitantes de lejanas colonias, como Las Lomas o Po
lanco, a comprar en autos suntuosos.
Sismo del 85
Hasta la década del ochenta la colonia Algarín era una colonia habitacional.
Sin embargo, a partir del sismo de 1985 los giros comerciales comenzaron a
crecer y hoy predominan en su mayor parte. Así, la comunidad que en otro
tiempo reunió a la “…clase media alta de la creciente ciudad de México…”,
pasado el sismo del 85, “…resintió el cambio social que derivaría de aquel
suceso.” y “…poco a poco, las familias fueron dejando sus casas para dar paso
a la renta de locales”.24
A pesar del fenómeno natural en el que murieron miles de personas y
vistió de luto a cientos de familias, los vecinos recuerdan que afortunadamente
no hubo pérdidas humanas en la colonia. Sin embargo, si hubo heridos y muchos
daños en algunas casas, así lo narra un vecino “…se estaba construyendo el
Metro sobre el Eje 3, todas las casas que daban hacia el Metro se inclinaron
hacia allá; de hecho, esta casa la tuvieron que enderezar con gatos hidráu-
licos y le pusieron setenta columnas de acero…”25 Desde el Eje hasta el Via-
ducto la calle de Bolívar se abrió en dos y varios autos cayeron tres metros.26
Los vecinos narran que había un pozo muy cerca de la iglesia del que iban
a sacar agua. La zanja de Bolívar estuvo abierta como por seis meses, “…
todos teníamos conocidos o familiares que si habían perecido pero ninguno
en la Algarín”.
231
EL TERRITORIO EXCLUIDO
Siglo xxi
232
La Colonia Algarín
233
EL TERRITORIO EXCLUIDO
Delincuencia
La delincuencia es cosa de todos los días en nuestra ciudad. Aunque la colo-
nia Algarín no está exenta de este mal social, los vecinos la consideran una
colonia tranquila por la cual se pueden recorrer sus calles sin miedo. Claro
que han ocurrido asaltos y robos a negocios. Sin embargo, afirman que los
asaltantes no son de la periferia, ni siquiera de la Buenos Aires de la que son
vecinos, sino de otras colonias, como la Portales, o de la delegación Iztapala-
pa, porque dicen que entre vecinos se conocen y se cuidan.
No obstante, en los últimos años, los diarios dan cuenta de los actos
delictivos en la colonia como el robo de cinco autos en una pensión de la
colonia en diciembre de 2012,30 o un asalto a cuentahabiente sobre Calzada
de San Antonio Abad en marzo del 2013.31
Este año en mayo se realizó un operativo denominado “Rastrillo” en la
colonia Algarín, con la participación de cien agentes, para remover autos en
lugares prohibidos, como banquetas, disuadir a la delincuencia y la comisión
de faltas administrativas.32
Como un dato curioso, en septiembre de 2007 se abandonaron en las
calles de la colonia a tres boas y un cencuate (serpiente mexicana) en una caja
de carga. Nadie se hizo responsable de los animales por lo que finalmente
fueron rescatados por la Brigada de Vigilancia Animal.33
Prostitución
Desde hace varias décadas la prostitución se instaló en las inmediaciones de
la Calzada de San Antonio Abad y la de Tlalpan por donde se ve a hombres y
mujeres parados en las esquinas, ofertando sus servicios a transeúntes y au-
tomovilistas, propiciando asimismo la instalación de un número significativo
de hoteles de los conocidos como “de paso”. Tolerantes, algunos vecinos con-
234
La Colonia Algarín
Escuelas
Las escuelas que se encuentran en la colonia Algarín son de nivel básico: una
de educación inicial, cuatro de preescolar y tres de primaria. Cuenta también
con dos escuelas particulares que imparten educación media superior.
La Parroquia en la radio
La parroquia de Nuestra Señora Soledad no sólo es conocida por la gran his-
toria de su construcción auspiciada por colonos de la Algarín, sino también
porque anuncia sus misas por radio en el 1470 de am. Otro dato curioso es
que ha sido partícipe de eventos notorios en la política nacional, como el caso
de las misas que solicitó la madre del político Andrés Manuel López Obrador
para pedir que su hijo no fuese desaforado como Jefe de Gobierno del df. Esto
sucedió en julio de 2004.35
Tiempo después, en 2005, se organizó una misa para que el ex dirigen-
te político del Partido de la Revolución Democrática (prd) René Bejarano sa-
liera bien librado de su proceso judicial.36
Nuestra herencia
cultural-patrimonio tangible
235
EL TERRITORIO EXCLUIDO
se había ganado el título de loco porque, de acuerdo con lo que decía su hijo,
estaba inventando una máquina para hacer tortillas”.37
Desde tiempos muy lejanos la tortilla ha sido la base de la alimentación
de los mexicanos. Así que inventar una máquina que agilizara su elaboración era
importante. Finalmente, no sabemos si el relato habla del verdadero inventor
de las máquinas tortilladoras, si bien alguien tuvo que haberlo hecho. ¿Por
qué no habría de ser alguien de la Algarín? Si la colonia no posee el mérito,
al menos sí el mito.
Personajes importantes
236
La Colonia Algarín
Voces de la Algarín
237
EL TERRITORIO EXCLUIDO
238
La Colonia Algarín
239
EL TERRITORIO EXCLUIDO
240
La Colonia Algarín
antes había una antena enorme. Sobre Viaducto casi esquina con Bolívar hay
una casa Swinger de fachada amarilla.
¿Recuerda cuándo llegaron las imprentas?
Llegaron las imprentas como hace quince o veinte años. Se podía jugar
en la calle, era muy poco el comercio que había. El Eje Central tenía camellón
en medio y era de doble sentido.
¿Cómo ve la delincuencia en la colonia?
La Algarín es más cerrada; los que asaltan vienen de Portales y de Izta-
palapa. En cuanto a la prostitución se da en Tlalpan y Juan Hernández y
Dávalos y también en Toribio Medina. Antes había mucha ahora ya no tanto.
Trabajé en la agencia Nissan en Vértiz y Viaducto veinte años. Había otra
agencia en la Buenos Aires: la Ford consa; el dueño se apellidaba Endeje; era
español. Quien manejaba esa agencia era el señor Maxemin. La agencia duró
sesenta años, y luego se soltó una racha de mucho robo. Desde las oficinas de
Nissan se veía asaltando a ocho coches al mismo tiempo.
En el mercado Algarín hubo una desgracia terrible: una quesadillera
explotó con su tanque de gas, tres personas quedaron quemadas y otras perdie
ron un brazo.
Finalmente alguna anécdota que nos quiera compartir
Pues que nos compraban de la Presidencia. Tengo un amigo tendero que
trabajaba en otra tienda y le vendían a la Presidencia; les vendían lo mejor
para Fox y Martha Sahagún. Ellos compraban el mejor jamón, pero el negocio
les empezó a quedar mal. Mi amigo me dijo que si me contactaba con los
proveedores; Alejandro Ávila era el encargado y nos comenzaron a comprar.
Compraban el mejor jamón “Sánchez Romero Carbajal”, “Foie Gras Trufado
Gruyere”, “Angulas Palacio de Oriente”, “Anchoas de Castaing”, todo de lo
mejor y puro alimento; de bebidas tenía otro proveedor. Siempre pagaron
bien, les vendimos como dos años, y, cuando entró Calderón, él tenía un
compadre que se dedicaba a lo mismo y nos dejaron de comprar.
Epílogo
La colonia Algarín nació con el siglo xx, a la vera de un río y de dos calzadas
centenarias, cuando la ciudad todavía no llegaba tan al sur. Concebida para
vivienda de familias de origen español terminó como tierra de talleres de artes
241
EL TERRITORIO EXCLUIDO
gráficas, referente que la trasciende y dinamiza. Para todo aquel que necesita
“una lona”, “una taza, botón o pluma grabados” o hacer “la imagen” de una
campaña publicitaría, no hay mejor lugar que éste. Alléguese y de paso pase
a comer un pozole ahí en la calle Juan Hernández y Dávalos.
Notas
1
Ruíz Abreu, 2003, p. 90.
2
La “intervención estadounidense” fue una invasión de nuestro territorio que comenzó en 1846 y finalizó
en 1848, y que tuvo por resultado la pérdida para México de más de la mitad de su territorio.
3
Colección Actas de Cabildo, 1 de enero de 1866, Biblioteca Francisco Xavier Clavijero, Departamento de
Historia, Universidad Iberoamericana Ciudad de México, en http://www.bib.uia.mx/gsdl/cgi-bin/
library?e=d-01000-00---off-0actas--00-1--0-10-0---0---0prompt-10---4-------0-0l--11-hr-1000---20-
help---00-3-1-00-0-0-11-0-0gbk-00&cl=CL2&d=HASH55f3d899061ef626fe7772&x=1, consultada el
16 de mayo de 2014.
4
Archivo Histórico del Distrito Federal, Índice Francisco Gamoneda, Vol. 3699, exp. 46, año 1878.
5
Jiménez Muñoz, 2003, p. 243.
6
Barroso Tamariz, 2008, p. 34.
7
Romero, 2001, p. 6.
8
Juan Carlos Sierra, Entrevista del 25 de mayo de 2014.
9
Ibídem.
10
hdf, Planoteca, Planos y Proyectos 1861-1983, Caja 123, Exp. 47 (AI. 1) Plano del Fraccionamiento
a
Algarín.
11
ahdf, Planoteca, Planos y Proyectos 1861-1983, Caja 123, Exp. 47 (AI. 2) Plano del Potrero Algarín.
12
Barroso, op.cit., p. 35.
13
http://ciudadanosenred.com.mx/algarin/., consultada el 16 de junio de 2014.
14
Aeropuerto Internacional Benito Juárez de la Ciudad de México, 2013, p. 6.
15
Carmona R., 2009, p. 3.
16
Carmona Ibidem, p. 3
17
Ibídem.
18
Ibídem.
19
Juan Carlos Sierra, Entrevista del 25 de mayo de 2014
20
Regina Ogaz, “La voz de la hora exacta”, en http://radiofmmx.blogspot.mx/2013/08/xeqk-am.html,
consultada el 20 de mayo de 2014.
21
Ibídem.
22
ahdf, Planoteca, Módulo 3, Planero 4, Fajilla 55, Clasificación 455.5 (073) / 134, año 1942.
23
http://www.youtube.com/watch?v=ULntopETPBk, consultada el 3 de junio de 2014.
24
Carmona, op. cit., p. 3.
25
Juan Carlos Sierra, Entrevista…
26
Ibídem.
27
Barroso, op. cit., p. 42.
28
Ibídem.
29
Ibídem.
30
“Un comando asalta pensión en la colonia Algarín”, en periódico Excélsior, 25 de diciembre de 2012.
31
http://www.aztecanoticias.com.mx/capitulos/seguridad/136966/asalto-en-colonia-algarin-motiva-
movilizacion-policiaca, consultada el 5 de junio de 2014.
242
La Colonia Algarín
32
Atempa y Hernández, 2014.
33
Icela Lagunas, “Abandonan tres boas y un cencuate en colonia Algarín”, en periódico El Universal en
línea, 24 de septiembre de 2007, en http://www.eluniversal.com.mx/notas/450927.html, consultada el
4 de junio de 2014.
34
Claudia Bolaños, “pgjdf detiene a otra banda de lenones”, en periódico Reforma, 15 de enero de 2010.
35
Fabiola Cancino, “Madre de líder del prd llama a misa por amlo”, en periódico El Universal, 6 de julio
de 2004.
36
Alejandra Martínez, “Respaldan a Bejarano con rezos y baile-show”, en periódico El Universal, 17 de
febrero de 2005.
37
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en http://www.alberto-peralta.com/objetariocdmex/tortilladora.html, consultada el 25 de mayo de
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Entrevistas
25 de mayo de 2014.
Carranco Serrano, Julia.
Loza Jorge.
Mateos, Saturnina Ángeles.
Reyes, Adrián Antonio.
Sierra Juan Carlos.
245
El territorio excluido. Historias y patrimonio cultural
de las colonias al norte del río La Piedad.
se terminó de imprimir en el mes de agosto de 2015
en Impresora litográfica Heva, S.A.
Se tiraron 100 ejemplares.
Tipografía y formación de Patricia Pérez Ramírez;
edición al cuidado de Rafael Luna.
La portada del libro es una pintura En la preparación de este libro
El territorio excluido
del artista plástico Héctor Mancilla participaron dos colectivos
Díaz, quien comenta su obra: “La independientes, los cuales han venido
idea es plasmar el entorno de las trabajando de manera conjunta en los
El territorio excluido
estaba en el Salón Colonia de la Obrera; de la memoria y la ha dado a conocer
una carreta de mulitas como las que mediante publicaciones, exposiciones
circularon en sus calzadas; un barquito fotográficas y conferencias. El otro,
de papel que recuerda la navegación por Palabra de Clío, es una asociación de
el canal de la Viga; un carrito que nos historiadores mexicanos, egresados de la
remite a la esencia misma de la colonia unam, que fieles a su lema “Divulguemos
Buenos Aires; uno de los dos Indios la Historia para mejorar la sociedad”,
Verdes que durante 40 años aquí estuvo; a desarrollado un programa de trabajo
y un pequeño círculo que alude a la isla durante diez años, que incluye
de Tultenco, aquélla que estuvo al sur publicaciones y diversas actividades
de Tenochtitlan y perdura transformada académicas en México y el extranjero.
después de siete siglos formando parte La coordinadora de este libro, Ma. Eugenia
de la urbe. Hacia atrás y próximo, se Herrera, es actualmente presidente el
vislumbra el zócalo representativo de la de Palabra de Clío, miembro del Grupo
Ciudad de México, nuestro gran terruño Tultenco y de la Asociación de Cronistas
que nos brinda identidad y pertenencia”. del Distrito Federal y Zonas Conurbadas,
AC. La presentación del libro estuvo a
cargo de Alfonso Hernández Hernández
quien es cronista del Barrio de Tepito y
funge actualmente como Subdirector de
Patrimonio Cultural en la Delegación
Cuauhtémoc, quien ha sido promotor
inicial de la realización de esta obra,
junto con el arquitecto Edgar Tavares
López, gran estudioso de la Ciudad
de México y encargado del Rescate de
la Memoria Barrial en la Delegación
María Eugenia Herrera Cuauhtémoc.
“Divulguemos la Historia para mejorar la sociedad” coordinación