Al Estilo O'Hagan 05 PDF

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Este es un proyecto realizado por el grupo Valkyries sin ánimo

de lucro y queda prohibida su distribución y/o modificación sin


el permiso expreso del mencionado grupo.

Se avisa que esta es una obra de contenido homoerótico, con


escenas sexuales explicitas entre hombres, por lo que no es apta
para adultos que puedan sentir herida su sensibilidad o
menores de edad.

No siendo el grupo Valkyries responsable si se continúa con su


lectura.
SINOPSIS
Bevin simplemente quería un descanso lejos de su nuevo
trabajo. En su lugar tropezó con un complot, enterándose de
una información que podía cambiar el curso de la guerra
contra los demonios... Sólo tenía que decírselo al rey Rylan.

Rian y Ronan están ayudando en la viña cuando se


encuentran con un gatito que resulta ser su pareja. Se
sorprenden cuando sienten su miedo y huye de ellos. Dándole
caza, finalmente lo encuentran, desnudo, en compañía de
otros.

Actuando como unos idiotas asustados y celosos, los


gemelos lo reclaman delante de todo el mundo... Y sólo logran
que todo vaya terriblemente mal. Ahora, todo el infierno se
desata y las líneas se definen perfectamente en el aquelarre.
¿Habrán explotado la perfecta alianza que tenían las tres
especies? Y ¿podrá eso arreglarse y podrán solucionar lo que le
hicieron a Bevin?

¿Acaso el destino le había dado a Bevin dos perfectos


compañeros, o dos son demasiados?
CAPÍTULO UNO

Bevin

Yo estaba en mi árbol favorito, simplemente tomándome


un respiro de la jornada, tratando de ocultarme por un tiempo.
Había sido un honor que el rey Rylan me hubiera nombrado su
principal asesor y básicamente su mano derecha... Y no sólo
para los trabajos de mierda. Cuando lo hizo yo sonreí y asentí, y
pensé para mí mismo: ‘Muy bien, esto es como en los viejos
tiempos, cuando salvabas la vida de una persona importante y
se te concedía el honor de ser su sirviente o alguna otra
mierda’.

Pero en realidad no era así en absoluto. Debería haber


sabido que Rylan no haría eso conmigo ya que éramos muy
buenos amigos y todo eso. Sólo que yo creía que lo que el
consejero principal de un rey tendría que hacer... sería limpiar
comedores y manejar la basura, lo que nadie más quería. Y
sinceramente, era más como si yo fuera su vicepresidente. Yo
había pensado que les concedería ese honor a sus compañeros, y
si bien ayudaban significativamente, también eran guerreros
con sus propias obligaciones entre su propia gente.

Ni que decir sobre que el vicepresidente de un recién


nombrado rey/presidente, cuyo pueblo había pasado por un
momento traumático, que se había trasladado a un nuevo país,
y que tenía todo su mundo patas arriba, tenía toneladas de
trabajo.

Yo sólo necesitaba un descanso. Echaba de menos pasar


un día o un fin de semana en mi estudio. Echaba de menos los
domingos perezosos en los que no me levantaba de la cama
hasta después de mediodía y me despertaba con una sonrisa
porque no tenía una resaca de la noche anterior debido a que
era un cambiaformas tigrillo, y con nuestro metabolismo, eso
era más o menos imposible.

Aunque las cosas estaban un poco liadas, tal vez hubiera


una posibilidad de que pudiera conseguir pronto un sábado
salvaje y un domingo perezoso. Pero por ahora, mi indulto era
estar en mi árbol favorito. El nuevo palacio lindaba con la viña y
el Complejo de los Guerreros, y su superficie era más grande
que la de las tierras de cultivo de la viña, pero el viñedo se había
añadido a granja después de que Brian, Banning y Zane lo
adquirieran.

En otras palabras, no era tan grande como la tierra del


Complejo de los Guerreros, pero era más larga, y la tierra de los
tigrillos la rodeaba y conectaba con la de los guerreros, y
básicamente para llegar a mi árbol era más rápido cortar a
través de la tierra de la viña. Y el árbol que amaba era enorme,
existía desde hacía mucho tiempo, y me daba una vista perfecta
de ambos y de la tierra de los tigrillos si me daba la vuelta.

Amaba esto. Mediados de mayo, la brisa cálida, el crujir de


las hojas, el suelo recién removido para la siembra de la viña, y
toda la naturaleza rodeando mi piel. Era como si nada pudiera
penetrar en mi relajante burbuja en mi árbol... Incluso si solo
tuviera veinte minutos.

—Tengo que salir antes de que sea demasiado tarde y esté


muerto —dijo alguien en voz baja, en tono preocupado desde
una buena distancia.

Excepto eso. Eso podría perforar mi burbuja.

—Dubois, te estoy diciendo que lo saben —dijo entre


dientes. Ahora yo no sólo estaba fuera de mi zona de relajación,
estaba totalmente alerta y tratando de averiguar de dónde venía
la voz y así poder ver quién era—. Mantienen a los guerreros al
margen de los asuntos porque saben que el traidor es uno de
nosotros. Diablos, tienen a esa perra de los faes explorando
nuestras mentes junto con ese lobo nenaza de extraños ojos
purpura. ¡Y después harán que el marica del rey engrillete a
todos los sospechosos y nos torturarán hasta que hablemos!

Vaya, esa persona no estaba de nuestro lado. Finalmente


lo vi en el extremo del borde de los jardines del Complejo de los
Guerreros. Me apresuré a bajar del árbol y me mantuve pegado
al suelo acechándolo de cerca, todavía en forma de tigrillo. Yo
era pequeño incluso para un tigrillo normal, de modo que
realmente tendría que estar buscándome para verme... Sobre
todo porque parecía que los guerreros nunca cortaban la hierba.

Yo estaba a menos de cien metros, y sólo pillaba partes de


la conversación en el otro extremo. Necesitaba estar más cerca y
rápidamente, pero sin ser detectado. Maldita sea, yo estaba de
mierda hasta el cuello. No estaba capacitado para el trabajo de
reconocimiento o de espía. ¡Era un artista con un alto
coeficiente intelectual y un montón de dinero familiar, no un
guerrero!

Aunque había descubierto que era un muy buen tirador. Y


me gustaban las armas. Disfrutaba mucho de ellas.

—Estás siendo paranoico —el hombre al otro extremo del


teléfono estaba hablando el traidor con fastidio.

—No lo estoy —el traidor gruñó, girándose al ritmo de su


ansiedad, y me sentí helado. Yo conocía esa cara. ¡Mierda!—.
Están buscando a algunos de los nuestros. Tienen una lista de
sospechosos, y yo estoy en ella. He visto la jodida lista. A pesar
de todos sus procedimientos de seguridad y los extras, algunos
idiotas todavía no han cambiado sus contraseñas de correo
electrónico.
—Entonces, ¿qué quieres hacer? ¿Sólo dejarlo? Siempre
estarás huyendo —preguntó Dubois—. No hemos terminado
aún la planificación del ataque. ¡Necesitamos más
información! Necesito conocer la distribución de ese palacio.
Queremos a los tigrillos. Y tenemos que desactivar a esa puta
fae. Tiene que haber una manera de matarla o dejarla
inactiva. Las brujas que desencantan la sangre de los
demonios nos dijeron que toda la magia puede ser anulada.
Solo que nunca han trabajado con un fae. Necesitamos uno
para que ellas puedan experimentar con él.

—Está bien, cogeré a un par de faes de los más pequeños


y te los llevaré. Pero yo me bajo aquí, Dubois. Cuando fui a
ofrecerte mis servicios no me inscribí para firmar una
sentencia de muerte.

—Lo sé y has sido muy leal. Serás recompensado igual


que yo por el tiempo que pasamos con el enemigo. Osvaldo
Diaz me lo ha asegurado. Dijo que con el fallecimiento de su
hijo, Aemilio, hay un lugar a su lado para un nuevo general. Y
con los ejércitos más grandes que tenemos ahora, habrá
espacio para todos nosotros en la elite.

—¿Cómo puedo garantizar mi lugar y su favor? —


preguntó el traidor con nerviosismo—. ¿Cómo puedo saber que
una vez que haya cumplido mi propósito él no me cortará el
cuello?

—Osvaldo es justo. Has sido leal y has ayudado en la


guerra —Dubois le aseguró—. Pero si quieres tener su favor
para siempre, trae a algunos faes y al Marius compañero de su
hijo, o bien al médico que está diseñado ese tipo de armas.
Sabes que eso te hará pasar de un potencial general a un
potencial y digno príncipe, y ser ante sus ojos uno de sus hijos.

—Damian será más fácil —evadió el hombre—. Él es un


guerrero, por lo que no está protegido. Riley siempre tiene
guardias a su alrededor. Idearé un plan y me pondré en
contacto contigo hacia el final de la semana. Ya se me ocurrirá
una manera de robar los planos del palacio y pillar a algunos
faes, pero estaré fuera de aquí en poco menos de dos semanas,
Dubois. Voy a intentar pillar a Damian, pero no voy a perder
mi vida por conseguir la admiración de Osvaldo. He sido leal y
he hecho más que la mayoría.

—Voy a recordar eso cuando le diga que abandonas tu


posición por miedo a ser atrapado —dijo Dubois antes de
colgar.

—Gilipollas. Maldito idiota. Tal vez debería jodidamente


irme y vivir por mi cuenta —el traidor murmuró mientras se
dirigía de nuevo al Complejo de los Guerreros—. En los jodidos
depravados de aquí no se puede confiar y son unos
pervertidos. Los demonios son brutos e indignos de confianza.
Dubois y Diaz que se jodan. Qué fácil es juzgar cuando estás
sentado tranquilamente en París y en Bilbao, España.

¡Oh dios mío! Yo acababa de encontrar la veta madre.


Noqueado mientras yacía allí, no era capaz de moverme de
inmediato por temor a que me viera. ¡Ellos hablaban de matar a
gente o torturarlos como si estuvieran decidiendo qué tipo de
galletas querían de aperitivo!

Cuando se hubo ido, todavía no podía conseguir que mi


cuerpo funcionara, congelado en ese lugar. Sé que puede
parecer cobarde tener esta reacción, pero no podía evitarla.
Nunca había estado tan asustado en mi vida. Infiernos, pasar
por el portal para asaltar la granja de humanos que los
demonios tenían en las afueras de París y rescatar a los cautivos
ni se acercó al miedo que sentía ahora.

Yo estaba solo y había mucho que considerar. ¿Alguien me


creería? Yo no tenía ninguna prueba. Y no podía sólo lanzar
acusaciones por los alrededores. La gente conocía a ese guerrero
desde hacía siglos, y yo era nuevo en el aquelarre.

De cualquier manera tenía que decírselo a Rylan. El


traidor llevaba fuera de mi vista unos cinco minutos y mi cuerpo
todavía no me escuchaba. «Sólo da un paso. Eso es todo. Un
paso hacia el palacio. Él no está al acecho para matarnos», le
dije a mi tigrillo una y otra vez. Pero yo sabía la verdad... No era
el gato en mí quien tenía miedo. Él era todo instinto y fuego.

Era el humano en mí, que sabía que medía 1.25 metros y ni


siquiera pesaba 45 kilos mojado. Ese guerrero podía aplastar mi
cráneo con la mano o estrujarme y usarme como una pelota de
baloncesto.

Oí voces procedentes de la salida trasera del Complejo de


los Guerreros y eso finalmente me desbloqueó. Salí hacia el
palacio y rápidamente caí de culo. Todos mis músculos estaban
contraídos y rígidos por el tiempo me había mantenido en esa
posición, con el cuerpo tenso y listo para funcionar. Me sacudí
un poco, aunque no podía correr ni de cerca a mi ritmo normal.

Pensando cómo decirle a Rylan lo que sabía, dejé que mi


tigrillo llegara a casa en piloto automático. Lo que resultó que
complicaría mi vida un poco más.

—Rian, Ronan, venid y tendréis la oportunidad de ver a su


un tigrillo en vuestro primer día aquí —Sean gritó.

Me di cuenta que no había corrido hacia el palacio, sino


por delante del viñedo donde la siembra continuaba. Brian y
Banning tenían mucha ayuda, ya que había mucho que hacer.
Sabía que sus hermanos Sean y Shane siempre habían trabajado
con ellos, pero Finn y Fergus también estaban ayudando,
tomándose un descanso de su trabajo normal de diseños y
fabricación de muebles.
Los otros dos gemelos vivían en Grecia, y yo no había
tenido la oportunidad de conocerlos. Aparentemente Rian y
Ronan estaban de visitaba. Yo lo archivé para más tarde y me
giré para regresar al palacio, molesto por tener que cambiar el
curso, pero mi gato no me dejó. «¡Raro!»

Entonces respiré y realmente presté atención. Dios mío,


algo era celestial. ¿Qué fue eso? Seguí el olor de una
combinación de fresas y crema de avellana, que eran mis
favoritos, hasta que estuve a 1.52 metros de distancia del
hombre más impresionante que jamás... Y, o tenía un gemelo, o
yo estaba viendo doble.

—Tú eres un lindo pequeño, ¿verdad? —él susurró


mientras se dejaba caer sobre una rodilla, por lo que su altura
no era tan imponente—. Está bien. No vamos a hacerte daño.
Nunca hemos visto un cambiaformas antes.

—Eso es un hombre de verdad, Rian —el otro dijo


mientras le daba una colleja a su hermano—. Bebé, deja de
hablarle como si fuera un gatito. —Luego me miró fijamente con
los mismos ojos plata que Rian tenía.

—No estamos acostumbrados a interactuar en torno a los


cambiaformas. Sabemos que tú nos entiendes, ¿pero tienes más
el instinto natural de un gato, o quieres que actuemos como si
fueras un hombre que estuviera de pie delante de nosotros? —
Rian me preguntó.

—Él no puede respondernos, imbécil —arrastró las


palabras Ronan—. Tendría que cambiar y volver a… —Sus ojos
se estrecharon ante mí cuando sus colmillos salieron y se
acercó—. Cambia, ‘ahora’.

Rian fue detrás de él, sus colmillos también estallaron


hacia fuera y me miró con los ojos muy abiertos. —Pareja.
—Sí.

Cambié, poniendo mis manos sobre mi ingle para poder


contarles rápidamente lo que estaba pasando. —Volveré. Tengo
que encontrar al rey Rylan, pero volveré. —Cambié de nuevo y
me fui, no era capaz de tratar con ellos, y, al mismo tiempo,
estaba aturdido por la información que tenía, que era más
importante que mi propio acoplamiento. Había vidas en juego.

Ellos me gritaron que volviera, pero no podía. Todavía no.

Todavía no corría en mi mejor forma, mis músculos


sufrían, me palpitaba la cabeza, y mi corazón dolía por correr en
el sentido contrario a mis compañeros. Pero era más que eso,
parecía que el miedo que había sentido antes había gastado toda
la adrenalina que había tenido guardada en mi cuerpo y ahora
solo estaba agotado. ¿O tal vez era el temor de lo que estaba
ocurriendo lo que me estaba pasando factura?

De cualquier manera, yo sólo sé que normalmente


funcionaba mucho más rápido de lo que lo hacía en ese mismo
momento. No volví de nuevo al árbol para recoger mi ropa. No
tenía tiempo, y honestamente, quería volver a la seguridad del
palacio. Cambié de nuevo cuando llegué a la puerta principal,
identificándome ante los guardias.

—Lord Bevin, ¿por qué estás desnudo? —Uno de los


guerreros faes, Zion, me preguntó mientras me miraba con
aprecio—. ¿Es esta tu forma de decirme que finalmente te
rindes a mis avances y quieres sexo?

—¿Qué? —Me quedé sin aliento, sintiéndome de repente


desnudo, pero no refiriéndome a estar sin ropa, ya que ese tipo
de cosas normalmente no nos molestaban a los cambiaformas—.
No, ¿qué?
—Apuesto a que él no sabe que lo deseas —Vega, un
vampiro guerrero, se echó a reír. Me miró con lujuria—. Cariño,
a todos nos gustas. A cualquiera de tus guardias o de los
guerreros les encantaría tener algún tiempo a solas contigo.

—Conozco a uno al que no le gustaría. Me mataría si


tuviera la oportunidad —se me escapó y golpeé mi mano sobre
mi boca. ¡Joder!

—¿Quién? —Vega gruñó mientras tomaba mi brazo—. ¿Te


hizo daño, Bevin? Dínoslo.

—No, tengo que hablar con Rylan primero —le murmuré,


alejándome—. No debería haber dicho nada antes de hablar con
mi rey.

—Está bien, pero sólo danos un nombre, así sabremos que


no debemos dejarlo entrar —Sion imploró.

Abrí la boca para hacerlo y luego lancé una mirada a Vega.


—Lo siento, pero no. Pareces un buen hombre, pero podría ser
amigo tuyo. Debo hablar con Rylan primero. Él decidirá qué
hacer. Sólo llevará unos momentos. —Me lancé lejos antes de
que pudieran discutir conmigo. Entendía sus preocupaciones, y
a mí tampoco me gustaría estar en la oscuridad sobre nada de
esto, pero no podía ser un bocazas.

Especialmente con otros vampiros guerreros que podrían


conocer al traidor.

Miré primero en el comedor, ya que era donde


normalmente Rylan almorzaba. No estaba allí. Entonces pensé
que tal vez ya había almorzado, así que revisé sus habitaciones.
No. Si la casa no estuviera empapada con su olor, ya que
siempre estaba corriendo por todas partes, podría centrarme en
él y seguirle el rastro, pero no era tan sencillo.
Luego fui a la sala del trono, donde recibía a las visitas
formales. No tenía programada ninguna, pero a veces era
simplemente divertido pasar el rato en la habitación más fresca
y sentarse en el trono. Lo sabía, porque nos habíamos
emborrachado y lo habíamos hecho después de que el nuevo
palacio hubiera sido construido. No es que jamás fuera a
contarle a nadie que Rylan y yo éramos así de tontos.

Él estaba allí con la reina Magdalena, el mayor Dawson, y


el alfa Caven. ¡Mierda! Rápidamente bloqueé mi mente como
me habían entrenado hiciera hacer hacía mucho tiempo para
que nadie pudiera leer mis pensamientos. Era algo que a los
tigrillos se nos enseñaba, junto con los guerreros, al parecer
porque el traidor no había sido encontrado.

—Sé que he dicho que actuaras informalmente en el


palacio, pero esto podría ser demasiado, Bev —arrastró las
palabras Rylan mientras me deslizaba hasta detenerme después
de haberme lanzando dentro de la habitación.

—Te he estado buscando por todos lados, Majestad —


jadeé, aspirando en busca de aire—. Tenemos que hablar
‘inmediatamente’. Te lo ruego. —Si bien yo sabía que la reina
Magdalena prefería que todos la llamaran Alteza, habíamos sido
criados de formas diferentes y nuestro rey era tratado con el
título común de un gobernante. Honestamente, Rylan podría
dar una mierda si sólo lo llamábamos Ry, pero había personas
presentes, y para ganarse el respeto de otros paranormales,
tenía que tener el de su propio pueblo.

—¿Qué está pasando, Bev? —me preguntó en un tono de


preocupación, acercándose un poco a mí, y yo me acerqué más a
él. Me volví al oír un estruendo en el pasillo. Mierda.
¿Estábamos siendo atacados? ¿Alguien había descubierto que
había estado escuchando y me había perseguido?
—Sé quién es el traidor —dije en un volumen que estaba
por debajo del nivel de audición normal—. Lo escuché hablando
por teléfono con Dubois.

Por supuesto, el mayor Dawson y el alfa Caven me oyeron,


porque sus cabezas se giraron en mi dirección. No les hice caso,
ya que estaba seguro de que quienes estaban en el pasillo,
posiblemente venían a por mí.

—Él va a ir a por Damian Marius o el doctor Johnson para


probarse a sí mismo ante los demonios. También quieren
algunos faes para investigar cómo drenar la magia y así anular a
la reina. Están tratando de conseguir los planos del palacio, Ry.
Vienen a por nosotros, y pronto. Y sé dónde está Osvaldo Diaz
—divagué en el mismo nivel.

—No digas una palabra más —dijo rápidamente—. Esta


conversación tiene que ser más privada. —Miró a Caven que
temblaba ante la idea de que los demonios fueran detrás de su
cuñado.

—Mierda —susurré—. Lo siento. Es sólo que no sé… —


empecé a decir cuando hubo otro ruido en el pasillo. Rylan
parecía ajeno al mismo, y el resto también. ¿Estaba
simplemente volviéndome loco?

—Voy a llamar al Consejo Superior para una reunión. Allí


nos lo dirás todo. —Asentí, sabiendo que era una orden y no era
como si tuviera elección. Obviamente Rylan no creía que nadie
fuera a dudar de mí. ¡Eso sí que era bueno! Tenía la esperanza
de que eso fuera verdad. Se acercó a sus compañeros, que
habían estado observándolo todo con curiosidad, mientras
sacaban sus teléfonos.

Oí la puerta y antes de que pudiera darme la vuelta estaba


rodeado.
—Huiste de nosotros —gruñó Rian mientras movía un
brazo alrededor de mi cintura.

—Nuestro —siseó Ronan en mi oído mientras su brazo iba


alrededor de mi pecho. Luego hundieron sus colmillos en ambos
lados de mi cuello mientras sus manos se trasladaban a mi
ingle. Grité por el shock y el placer mientras bebían
profundamente de mí. ¡Santa dulce Madre de la misericordia!
¿Esto era lo que se sentía mientras te mordían y bebían?

No es que yo realmente quisiera esto ahora, desnudo, en la


sala del trono frente a la mayoría de los líderes del aquelarre.
¡Pero, era malditamente caliente y divertido! Mi polla se llenó
tan rápido que casi dolía, y luego se puso más dura de lo que
podía recordar que hubiera estado alguna vez. Rian me
acariciaba mientras Ronan apretaba mis huevos. Me corrí más
duramente de lo que pensé que fuera posible. Ronan movió su
mano para ayudar a Rian, por lo que no disparé por el suelo,
sino en sus manos y mi estómago.

Y todavía bebían, tragando profundas cantidades de mi


sangre. Se sentía como horas, pero yo sabía que todo esto había
sucedido probablemente en menos de treinta segundos. Estaban
bebiendo muy rápido y mi reacción a ellos fue instantánea.

Durante todo el tiempo que yo estaba en mi clímax, las


estrellas brillaron detrás de mis ojos y no pude concentrarme en
otra cosa que no fuera lo que estaba sintiendo. Demonios,
escuché sonidos en la distancia, pero ni siquiera podía
distinguir lo que era. Pero cuando mi placer se disolvió y mi
visión dejó de ser clara, me di cuenta de lo que estaba pasando.

—Deteneos —suspiré, comprendiendo por qué estaba


mareado. Con dos, la pérdida de sangre era demasiada—. Por
favor. Deteneos. Demasiado.
Finalmente distinguí una voz clara y Rylan apareció ante
mi visión borrosa y lo vi golpear a Rian en el estómago para que
sus colmillos no me rasgaran.

—¡Soltadlo! ¡Vais a matarlo!

Segundos después, Rian y Ronan se habían ido, hiriendo


mi cuello ligeramente cuando fueron apartados de mí. Comencé
a caer, pero Rylan me agarró antes de que me golpeara contra el
suelo de mármol. Se sentó en el suelo conmigo y en la forma en
la que estaba acostado vi a Rian y Ronan de rodillas delante de
nosotros contenidos por unos guardias.

—Jon —le susurré.

—¿Qué? No hables, Bev —Rylan lloraba mientras sostenía


sus manos en mi cuello—. ¿Dónde diablos está Riley?

—Jon —le dije una vez más. Vi que Rian y Ronan me


habían oído y gruñeron. No estoy seguro de por qué tenían esa
reacción o qué pensaban que estaba pasando, pero todo era
extraño. Entonces, de repente Caven estaba frente a mí.

—¿Estás diciendo lo que creo que estás diciendo? —me


preguntó, su mirada significativa.

—Jon es… —empecé a decir, tratando de aclararlo, pero no


pude conseguirlo antes de que la oscuridad me llevara. Iba a
morir por la sed de sangre de mis compañeros y ni siquiera les
había dicho completamente todo lo que había escuchado. Y todo
lo que había querido hacer era tomar un descanso del trabajo y
disfrutar del día.
CAPÍTULO dos

Rian

Vi con sorpresa cómo nuestra pareja se alejó corriendo. —


La pequeña mierda se aleja de nosotros.

—Cállate, es él —Ronan gruñó mientras despegaba. Me


puse de pie y me posicioné justo detrás de él.

No hay nada como una buena caza de pareja para que la


sangre bombee. «Biiiien». Nosotros volábamos como un flash,
muy rápido para ser vampiros. Honestamente, no éramos
guerreros... pero podríamos haberlo sido. Éramos tan altos
como algunos de ellos, 1.92 metros cada uno, pero no éramos
tan anchos de hombros, ni teníamos tantos músculos como
ellos.

Pero éramos los hijos de puta más rápidos de los


alrededores. Habíamos corrido con Rory antes y sólo habíamos
llegado unos segundos detrás de él. Eso era jodidamente rápido
para ser vampiros.

Había algo más en juego que sólo nuestro compañero


alejándose. ¿Por qué diría que volvería si sólo quería deshacerse
de nosotros? Yo no podía dejar de tratar de entenderlo,
mientras lo perseguíamos. ¿Tal vez alguien lo estaba
persiguiendo para algo malo? Igual querían hacerle daño. Sentí
cambiar mis manos a garras ante la idea. Joderíamos y
pararíamos a cualquiera que intentara dañar a nuestra pareja.

Dios, había tanta adrenalina corriendo por nosotros.


Estábamos confundidos, cediendo a la necesidad más básica
acerca de nuestra pareja, que era perseguirlo, los depredadores
en nosotros nos llamaban, y una vez que lo consiguiéramos,
saldríamos victoriosos. Diablos, yo ya estaba duro.

—Congélalos —gritó Ronan mientras nos acercábamos al


palacio. Yo sabía lo que quería decir. Los dos teníamos el mismo
regalo, una forma de telekinesis. Podíamos mover objetos,
mantener a la gente en su lugar, o hacer que se movieran como
nosotros quisiéramos. Me concentré mientras nos manteníamos
en movimiento y Ronan abría las puertas para que no
tuviéramos que detenernos y abrirlas nosotros mismos.

—¿Qué carajo? —exclamó uno de los guardias mientras los


pasábamos. Yo me adelanté, tenía mejor sentido del olfato que
Ronan. El olor de nuestra pareja viajaba por caminos diferentes,
como si hubiera estado buscando a alguien. Tomé la ruta donde
el olor era más fuerte, girando a la izquierda de repente y ya que
Ronan me seguía, directamente nos estrellamos uno contra el
otro y él golpeó una armadura.

—Bueno, al menos eso no se puede romper —refunfuñó.


Lo ayudé y seguimos nuestro camino... Salvo que lo hicimos de
nuevo y esta vez terminamos golpeando una escultura que
parecía muy cara, y se hizo añicos.

—Mierda. Ahí van nuestros ahorros. —Yo sacudí mi


cabeza. Podríamos aclarar todo eso más tarde. Cuando llegamos
a la sala donde nuestra pareja se encontraba, me di cuenta que
era como un salón del trono, donde se reunía la corte del rey o
algo parecido. Y allí de pie en medio de todos ellos, estaba
nuestro compañero... «Jodidamente desnudo».

¡Infiernos, no! ¿Corrió de nosotros para quedarse de pie


desnudo frente a todas esas personas? ¡Yo estaba reclamando lo
que era mío! Y sentí la necesidad de Ronan y la determinación
de hacer lo mismo. Como sentíamos las emociones uno del otro,
y en cualquier momento sentíamos lo mismo, era como si
nuestro propio sentido fuera el doble de fuerte. Estábamos fuera
de control por la carrera, y yo lo sabía.

Eso no significaba que pudiera pararme a mí mismo


aunque quisiera. Los dos estuvimos sobre él en un instante.

—Huiste de nosotros —gruñí mientras movía el brazo


alrededor de su cintura. No había forma de que le diera la
oportunidad de correr de nuevo.

—Nuestro —siseó Ronan mientras su brazo iba alrededor


del pecho de nuestra pareja. Lo mordimos juntos, cada uno
tomando un lado de su cuello. Me moví para cubrir su ingle y
rocé la mano de mi hermano. «Las grandes mentes piensan
igual.» Eso era nuestro y nadie más tenía que verlo. Entonces
me di cuenta de que podíamos hacer algo mejor. Él era nuestro
para complacerlo, y todos podrían averiguarlo jodidamente
ahora.

Nuestro compañero gritó cuando bebí su sangre. Sentí una


oleada de… ni siquiera sé cómo llamarlo. ¿Poder? ¿Vida? Jesús,
María y José, esta era la sangre más maravillosa en la faz de la
tierra. No quería dejar de beber. Seguí acariciando la polla en
mi mano, sin prestar atención a nada más.

Sólo quería más sangre. Ronan también quería más. Podía


sentirlo, y él podía sentir mi necesidad. Era como si cuanto más
bebiera más fuerte pudiera sentir sus emociones, se hacía más
poderoso... Como estoy seguro que él sentía las mías. Pero era
como un efecto dominó. Todo se hacía más y más grande. ¿Qué
demonios estaba pasando? ¡Yo no podía parar!

Dejé de mover mi mano, dándome cuenta que nuestra


pareja se había corrido. Nuestro compañero. Eso significaba
algo distante en mi cerebro. Lo que estábamos haciendo estaba
dañándolo. Pero ¿qué significaba eso? Nuestro compañero
estaba susurrando algo. Supuse que le gustaba el orgasmo y nos
unimos a él. Mejor que se acostumbrara, ya que ahora nunca lo
dejaríamos ir.

Yo no podía pensar más allá de la sangre. Oí gritos. Sentí


que alguien tiraba de mí. Que se jodan. ¡Este era nuestro
compañero, y su sangre era nuestra!

Alguien me golpeó en el estómago y finalmente me centré.


Vi a un hombre más alto que mi compañero, pero con
características similares, frente a nosotros. —¡Apártate de él!
¡Vas a matarlo!

Inmediatamente sentí pánico, al igual que Ronan, y nos


detuvimos. Cuando estaba retirando mis colmillos, unas manos
fuertes me alejaron de mi compañero y luego me tiraron al
suelo. Luché durante un segundo hasta que me di cuenta de que
estaban tratando de alejarnos para que no lo matáramos, y
entonces me sometí. Ellos estaban ayudando, no eran el
enemigo.

—¿Qué demonios fue eso? —le susurré a Ronan mientras


nos forzaban a estar de arrodillados, nuestras manos extendidas
a nuestras espaldas.

—No lo sé —gimió. Miré hacia donde estaba y vi a nuestro


compañero en el regazo del otro hombre, sangrado, pálido y su
mirada muerta. Oh dios. ¿Qué habíamos hecho?

Él susurró algo que no pude entender. «¡No, por favor, no


puede morir!»

—¿Qué? No hables, Bev —gritó el hombre mientras


sostenía sus manos en el cuello de nuestra pareja—. ¿Dónde
diablos está Riley?

—Jon —nuestro compañero dijo en voz baja. La rabia


regresó a mí. Ronan y yo gruñimos por el nombre de otro
hombre en la boca de nuestra pareja cuando estaba en
problemas. No, las cosas no podían terminar así. El destino no
era tan cruel.

Pero si fuera así, no había a nadie a quien culpar sino a


nosotros mismos.

De repente, el pequeño alfa estaba al lado de nuestro


compañero. —¿Estás diciendo lo que creo que estás diciendo? —
le preguntó, su mirada significativa. «¿De qué estaban
hablando?»

—Jon es… —nuestro compañero empezó a decir, pero sus


ojos se quedaron en blanco y se desvaneció.

—¡No! —grité, luchando contra los guardias que me


sostenían para llegar a él—. ¡Ayudadle! ¡Dejadme darle sangre!

—O al menos lamer las mordidas para cerrarlas —añadió


Ronan, luchando también. Hubo un destello de luz a un lado de
la habitación, pero no le presté atención. El mundo podría
quemarse alrededor de nosotros en ese momento y yo sólo
seguiría centrado en nuestra pareja.

El chico parpadeó ante nosotros en estado de shock antes


de inclinarse y lamerlas él mismo. Me tragué un gruñido.
Ningún otro hombre debería lamer el cuello de nuestro
compañero, pero como era para salvarle la vida, bien valía la
pena. Luego se mordió muñeca y la acercó a la boca de nuestra
pareja. —Vamos, Bev, bebe, amigo.

—Trabaja su garganta —dijo el doctor Riley cuando


prácticamente se lanzó junto a ellos—. Sólo dándole suficiente
de la tuya ayudará. Eres su rey y tu sangre será más fuerte.
Entonces lo llevaremos a la clínica y lo reabasteceremos.

—Ellos lo mataron —el rey gritó cuando después de hacer


lo que Riley dijo, siguió sin haber ninguna respuesta de Bev.
Supongo que Bev era su nombre—. ¡Enciérrenlos hasta que los
ejecuten!

—No, por favor, es nuestro compañero —rogué, luchando


contra los guardias cuando nos pusieron de pie—. Dejadnos
ayudarlo. Lo reclamamos. Nuestra sangre lo ayudará, ¿no? Doc,
por favor.

—Si eso lo puede ayudar, toma toda la nuestra —gimió


Ronan—. Salva a nuestro compañero. ¡No quisimos hacerlo!

—¿Que decides? —El rey le susurró a Riley que había


conseguido que Bev tragara un poco de su sangre. Su muñeca se
había curado, por lo que se la mordió otra vez y le dio más.

—Engrilletadlos y llevadlos a la clínica a través del portal.


Su sangre debería ayudar. Lo hace con los vampiros acoplados,
así que no puedo ver ningún mal en este punto —ordenó Riley.
De inmediato dejé de luchar. Ellos nos podían arrastrar a la
clínica detrás de un auto si querían. Sólo no podía dejar a
nuestra pareja.

Los siguientes minutos fueron como un borrón o mi peor


pesadilla. Y cuando pasamos a través del portal y entramos en la
clínica, yo no podía reaccionar. Grandes y gruesas lágrimas
rodaron en silencio por mis mejillas. Ronan y yo habíamos
acordado mudarnos a Grecia para ayudar un poco a Liam,
Lorcan y Caleb, por lo que nunca tendríamos que ver este lugar
de nuevo.

Nosotros habíamos pasado a través de un portal una vez


antes hasta esta clínica... El día que Ma casi murió y Fergus
perdió su brazo. Aunque lo recuperó de nuevo gracias a la reina
de los faes, pero eso no significaba que los recuerdos y horrores
de esos días no fueran fuertes en nosotros. Sobre todo teniendo
en cuenta que solo habían pasado unos seis meses.
Nos vimos obligados a sentarnos a un lado de la camilla
donde estaba nuestra pareja en el sala de trauma, las cadenas de
nuestros grilletes alrededor de nuestras manos y pies sostenidas
firmemente por los guerreros que nos vigilaban. Riley estaba
ladrando órdenes y yo simplemente me iba a la deriva. Odiaba
esta clínica. Sí, era donde habían salvado a Ma y a Fergus... Pero
no había ninguna palabra para las cicatrices que ese día nos
dejó.

—Rian, Ronan, enfocaos —el doctor nos gritó. Yo volví en


mí y parpadeé—. Ahí estáis. Bueno, necesito vuestra sangre, y
rápido. Un goteo normal no va a hacer que…

—Clávala en la arteria de mi cuello, lo que necesites,


doctor —le dije, inclinando mi cabeza para darle mejor acceso—.
No me importa. Sólo ayúdalo. —Él asintió y luego tuve que
apartar la mirada, porque era una maldita y gran aguja la que
tenía entre sus manos. Normalmente no me molestaban, pero
ese monstruo era un hijo de puta que daba miedo y que iba
hacia mi cuello.

Riley me pinchó primero, ya que tenía la vía puesta en Bev


de modo que entrara directamente en él. Entonces lo vi tomar
bolsas de sangre de Ronan, supuse que se las pondría a nuestro
compañero más lentamente. Justo cuando estaba terminando,
hubo una conmoción en la puerta.

—¡Venimos a ver a nuestros hermanos, tú tonto del culo!


—Banning gritó, su ira creciendo más rápido debido a su
gemelo.

—Muévete, tú jodido idiota, antes de que te movamos —


gruñó Sean. También él tenía un mal temperamento. Habría
sido cómico si la situación no fuera tan grave.

—Él lo va a lograr —anunció Riley.


—Gracias a Dios —el rey suspiró aliviado antes de volver
su mirada a nosotros—. Quiero a estos monstruos encerrados.

—Los llevaremos ante el Consejo Superior —el guerrero


empezó a decir.

—No —el rey gruñó—. A las celdas del palacio. Estos no


son prisioneros del Alto Consejo. Son mis prisioneros por el
intento de asesinato de mi Asesor Jefe, el señor Bevin
Innocente. Se enfrentarán a las leyes de los tigrillos, juicio y
castigo.

—Tienen que alimentarse primero —Riley soltó,


estremeciéndose cuando el cabreado rey volvió su fría mirada
hacia él.

—¡Pueden morirse de hambre!

—Bien, bien, sólo no le grites al doc —le dije


rápidamente—. Esto no es culpa suya. Él nos conoce. Iremos en
silencio. Tiene que ayudar a nuestro compañero. No le eches la
culpa.

El rey suspiró y asintió a nuestros guardias. —Llevadlos de


regreso a través del portal y asegurar el palacio antes de que
todo el mundo se entere de esto. Va a ser una pesadilla y quiero
que estén asegurados antes de que ocurra.

—Rylan, vas a tener un montón de problemas —su


compañero trató de discutir.

—Casi mataron a Bevin, Ferris. Lo habrían matado si no


hubiéramos conseguido quitárselos de encima a tiempo. Tienen
suerte de que no los haya matado ya.

Me encontré con la mirada de Ronan, sintiendo su dolor


acumulándose como el mío. Ni siquiera había palabras para lo
mal que la habíamos jodido. Nosotros no queríamos llegar a ese
extremo.

Y yo no culpaba a nadie por lo que nos pasara después.


Nos merecíamos mucho más. Nos arrastraron a la cárcel y todo
en lo que podía pensar era que Bev no nos iba a perdonar.
Nunca tendríamos la oportunidad de explicarnos. Si teníamos
suerte, al menos le diríamos adiós a nuestra familia antes de
que el rey Rylan nos ejecutara.

Si teníamos suerte.

Rylan

—No lo hagas —le dije a Ferris cuando fue a hablar


después de que los monstruos hubieron desaparecido. Me
concentré primero en el amigo por el que sufría. Me acerqué a
Riley y lo abracé—. Lo siento. Lo siento mucho. No te lo
merecías y debería habértelo dicho de inmediato, pero no pude
frente a ellos. Pero tenían razón. Esto no es culpa tuya y tú eres
increíble, yo no debería haber gritado, y te amo, no me odies.

—Yo no te odio, Ry —se rio entre dientes mientras me


devolvía el abrazo—. Pero no puedes ejecutarlos.

—Casi mataron a Bevin —susurré mientras me apartaba y


me acercaba a la cama de mi amigo. Sostuve su mano y miré a
los monitores, como si viendo los números, que no tenían
sentido para mí, me asegurara de que realmente estaría bien—.
He perdido a tanta y tanta gente. No puedo perder a uno más,
Riley. Simplemente no puedo. Me derrumbaría.

—Va a estar bien. Te lo juro.


Le lancé una mirada de incredulidad por encima de mi
hombro. —Sus compañeros casi lo drenan después de
reclamarlo, y prácticamente abusaron sexualmente de él delante
de su rey y varios líderes de este aquelarre. Sí, estoy seguro de
que estará bien. A esto se añade que ya estaba asustado por lo
que vio o escuchó. Tengo miedo por él. —En realidad, eso me
recordó lo que Bevin había dicho antes de desmayarse.

—Caven y el mayor Dawson ya fueron a detener al


guerrero —dijo Onah como si adivinara a donde se había ido mi
mente—. Bevin nos aclarará la cuestión y nos lo dirá todo
cuando se levante, pero nos dijo lo suficiente para que
pudiéramos tomar las precauciones adecuadas—. Miró a Riley, y
yo asentí.

—¿Qué está pasando ahora? —gimió Riley—. ¿Y por qué


pienso que estoy a punto de conseguir otro guardaespaldas?

—Riley —Micah y Cyrus gritaron desde la distancia,


probablemente desde la entrada principal de la clínica.

—Bevin se enteró de quién es el traidor. Él tenía la


intención de secuestrar a algunos faes y matar a Damian o a ti
para probarse ante los demonios o algo así. Quieren desactivar
el poder de la reina y conseguir los planos del palacio antes de
atacar —yo rápidamente divagué. Justo terminé antes de que
Cyrus y Micah irrumpieran a través de las puertas de la sala de
trauma.

—¿Es cierto? ¿Tu amigo sabe dónde está mi padre? —


preguntó Cyrus mientras miraba de Bevin a mí.

—Él dijo que lo sabía antes de que unos de los gemelos


O'Hagan casi lo mataran —gruñí. Entonces miré a Riley—. Si
Jon tiene amigos o cómplices en el Complejo de los Guerreros,
no estará a salvo aquí en la clínica. ¿Cuánto tiempo pasará hasta
que pueda llevarlo al palacio?
Riley miró los monitores y comprobó algunas cosas más
antes de volverse hacia mí. —Dale esta bolsa de sangre y espera
a que termine de entrarle antes de que lo muevas. Onah sabe
cómo cambiar una bolsa en la IV1, es lo mismo con la sangre.
Cuando una esté vacía solo la cambias por la otra. Cuándo se
despierte dile que escuche a su cuerpo —respondió Riley.

—Bien. —Miré a Ferris—. Bloquea el palacio. Que nadie


entre, solo la lista de aprobados. No hay excepciones. Quiero
francotiradores en el techo con balas normales y ultravioletas.

—¿Balas normales? —Micah me preguntó, con los ojos


como platos—. ¿Por qué necesitarías balas normales?

—Rylan, vas a tener a todo el clan O'Hagan y a sus


compañeros exigiéndote que les dejes ver a sus hermanos —
Riley me advirtió.

—Lo sé —dije con firmeza. Sus ojos se abrieron después de


un momento, su rostro palideció.

—Rylan, no dirás en serio que realmente vas a ejecutarlos.


—Me mordí el labio inferior mientras miraba entre mis
compañeros. Estaban manteniendo la cara desprovista de
cualquier emoción, lo que me indicaba todo lo que necesitaba
saber. Ellos no estaban de acuerdo conmigo.

—Extraoficialmente, no, no voy a hacerles daño más que


negarles sangre durante unos días. Oficialmente, casi mataron a
uno de los míos, Riley. ¿Qué quieres que haga? Si una palabra
de esto llega a los otros aquelarres donde está mi gente, tienen
que ver que haré lo que sea necesario para mantenerles a salvo.
No es sólo Bevin quien me preocupa.

—Lo entiendo —suspiró Ferris—. Estás preocupado por si


otros consideran que eres demasiado indulgente con esto o que

1
Vía intravenosa.
si simplemente lo dejas ir, cada tigrillo podría tener a un
vampiro detrás y ser usado como un juguete, y podrían ocurrir
más accidentes. ¡Mierda! ¡Joder!

—Exactamente. Bienvenido a ser líder —arrastré las


palabras, sacudiendo la cabeza. Entonces miré a Micah—.
Puedes decirles a tus padres la verdad. Confío en su juicio, pero
los O'Hagan en ningún caso deben conocer la verdad. Su
reacción tiene que ser real o nunca se extenderá la idea de que
soy un hijo de puta cuando se trata de la seguridad de mi gente.

—Serás desafiado por esto cueste lo cueste, Rylan —me


advirtió Cyrus—. Por hacer pasar a buena gente a través de este
tipo de dolor cuando son queridos en esta comunidad.

—Y sus hijos no deberían haber casi matado a su jodido


compañero —le espeté—. Yo no inicié este lío. Estoy tratando de
limpiarlo sin que nadie salga herido y que la próxima vez
alguien muera.

—Yo lo sé, y estoy de acuerdo con que este plan es lo mejor


que hay —dijo suavemente—. Sólo te estoy advirtiendo que son
amados. Tienes que saberlo.

—Lo sé. Lo vi cuando la señora O'Hagan estuvo a punto de


morir —estuve de acuerdo con un suspiro—. Ella es una buena
mujer, pero sus hijos son animales salvajes. Parte de mí quiere
ejecutarlos. Podrían haber matado a Bevin, y obviamente, no
pueden jodidamente controlarse a sí mismos.

—Es más complicado que eso —evadió Riley.

—Lo que sea, tengo que hacer frente a esto —refunfuñé.


Ferris y Onah estaban con sus teléfonos y daban órdenes a los
encargados de la seguridad en el palacio. Yo vi que la bolsa
enganchada a la IV de Bevin estaba vacía y asentí hacia la
misma—. ¿Podemos irnos?
—Sí, permíteme preparar la sangre de Ronan para ti. —
Riley fue a decir más, pero luego cerró la boca y sacudió la
cabeza. Buena elección. Yo no estaba de humor para escuchar
excusas.

—El coche viene de camino —me dijo Onah un momento


después. Asentí. Bien. Yo ni siquiera había pensado en eso.
Probablemente, ahora el portal estaría cerrado, pero me alegré
de que él pensara en comprobarlo y arreglar todo esto.

—Onah, es necesario que le adviertas a Magdalena que hay


una línea aquí que no puede cruzar —dije en voz baja cuando
colgó el teléfono. Vi como la cabeza de Ferris se giraba en mi
dirección, mis compañeros me miraba noqueados.

—¿Qué quieres decir, mi amor? —me preguntó.

—Brio está acoplado a dos de los O’Hagan, y he oído decir


que él es como un sobrino para ella, pero no puede saltarse mi
orden de mantener bloqueado el palacio. Si abre un portal y
lleva a alguien en contra de mi decreto, las cosas empezarán a
desmoronarse muy rápido.

—No creo que nunca hiciera eso —evadió Onah.

—Yo tampoco, pero nosotros también somos amigos, así


que ella podría pensar que alguien se quedó fuera de la lista o
no prestar atención porque están con ella. No sé, pero ahora no
es el momento de descartar esa probabilidad, ¿verdad?

—No, no, no lo es —estuvo de acuerdo Ferris—. Joder, esto


es malo.

—No me digas —suspiré—. Y tengo que ver a Caven. Los


lobos tienen tanto que perder en esto como nosotros. Joder.
Hablando acerca de estar divididos por una línea.
—Siento el dolor de cabeza formándose ya —dijo Onah
mientras preparaba a Bevin para moverlo. No podía estar más
de acuerdo. Realmente no podía.

Veinte minutos después estábamos de vuelta en el palacio,


Bevin asegurado en su habitación y los guardias allí con él,
apostados en la puerta, y en varios puntos a lo largo del pasillo.
Yo no estaba dejando nada al azar. Los únicos guardias eran los
que yo conocía personalmente... Y por si acaso, los vampiros no
debían quedarse solos en la habitación de Bevin.

Cuando llegué a la sala del trono, el caos ya había


empezado.

—Rylan, ¿qué estás haciendo? —Magdalena me preguntó


en voz baja, la desaprobación en su voz. La miré un momento y
decidí cortar toda la mierda política e ir al grano.

—Te quiero, lo sabes, ¿verdad? —Ella parpadeó un


momento y luego asintió lentamente—. Eres como la tía
refrescante o el miembro de la familia con el que puedes hablar
de cualquier cosa, que siempre está ahí para ti y te trae los
regalos y juguetes más bonitos.

—Aprecio el sentimiento y también te quiero, pero no


estoy segura de qué tiene que ver con lo que está pasando en
este momento —ella susurró.

—Estoy asegurándome de que lo sepas antes de que


muerdas mi culo y me des esa mirada en mi trono, y uses ese
tono conmigo. Esto es una mierda seria, Magdalena. Bevin
podría haber sido asesinado. Mi gente no tiene una sangre
encantada que los proteja. Joder, nuestra sangre atrae a los
vampiros, y ahora tengo a miles de los míos viviendo con ellos.

»Somos más de los que pensábamos antes de convertirme


en rey. Hay más de tres mil personas que dependen de mí para
mantenerlos a salvo. Al parecer, cuando me dijeron
previamente los que éramos, solo contaron con los tigrillos
ricos, como si los normales no contaran. De cualquier manera,
todos dependen de mí para no terminar muertos. Ahora unos
vampiros casi matan a mi Jefe de Asesores, quien debería haber
estado más que protegido en el palacio.

»Si esto no va bien, nos convertiremos en juguetes.


Estaremos en una posición peligrosa y caeremos directamente
en otras manos.

—Yo lo entiendo y simpatizo con vosotros —ella asintió


estando de acuerdo—, realmente lo hago, pero no puedes
ejecutar a esos chicos. Fue un accidente.

—Un accidente es, ‘huy… bebí un poco demasiado y estás


mareado. Lo sentimos, Bevin’. Pero eso no lo fue. Mi mejor
amigo habría muerto si no hubiera empujado mi muñeca
sangrando en su boca después de quitarle a esos maniacos de
encima. Sabíamos que alguien podría llevar las cosas demasiado
lejos y llegar a estar un poco sobreexcitado cuando bebiera de
alguno de nosotros. Demonios, lo esperaba. El castigo debe ser
severo o sucederá de nuevo porque yo no fui lo suficientemente
duro. Los dos sabemos que así es cómo funciona.

—Entiendo. Lo hago. Pero también sé que es más


complicado que eso. Algo sobre el hecho de que son gemelos.
No sé todos los detalles. Por favor, sólo escucha a su madre o a
uno de sus compañeros. Riley incluso me ha dicho que hay algo
especial acerca de los O’Hagan además de que sean gemelos.
Los Marius también. Brio me pidió que viniera a implorarte que
los escucharas, que dejaras que te explicaran, porque estas
circunstancias son especiales.

Miré a Ferris, que asintió. —He oído decir a Virgil algo en


ese mismo sentido. Algo acerca de que ellos comparten más que
un regalo. Eso podría añadirse a la causa, no sólo que se
volvieron locos por el sabor de la sangre de los tigrillos. Hemos
tenido gente que se ha dejado ir al reclamar a su compañero,
pero esto fue más que eso, Rylan. Tú los viste. Cuando volvieron
a la realidad, fue como si no se hubieran dado cuenta de lo que
había pasado.

Me pellizqué el puente de la nariz, sacudiendo la cabeza. —


Está bien, les permitiré entrar en el palacio. Pero mejor que
entiendan que esto no es un tribunal estadounidense. Mi
palabra es la última, mejor que lo entiendan y la respeten, y si
ellos ponen un pie fuera de la línea o vienen con gilipolleces
frente a otros siendo yo el rey, te juro que estarán fuera, y haré
lo que me parezca, y no hay nadie, ni siquiera el Consejo
Superior, que pueda intervenir en esto.

—Voy a dejarlo claro como el cristal —suspiró—. Voy a


traerlos.

—Advertidles que sus hijos están encadenados y con dolor


debido a los efectos de la sangre de Bevin en ellos —le susurré
para que solo ella pudiera oírme—. Se merecen por lo menos
eso.

—De acuerdo.
CAPÍTULO tres

Ronan

—Esto es jodidamente ridículo —gruñí mientras me


masturbaba otra vez—. Estuvimos a punto de matar a nuestro
compañero, estamos encerrados en la cárcel, tal vez a la espera
de ser ejecutados, tengo miedo de que nuestra pareja pueda
morir y no puedo dejar de hacerme jodidas pajas. ¿Qué diablos
había en esa sangre? ¿Por qué mi polla no baja?

—No lo sé, pero cállate. Estoy fingiendo que tú no estás


aquí —Rian escupió—. Es raro masturbarme contigo aquí.

—Sí.

Habíamos estado haciéndolo durante al menos unas dos


horas. Mi polla estaba casi herida, pero no se detenía, no bajaba,
y de alguna manera había más en mis huevos que quería salir
por ella. ¿Qué diablos había en esa sangre?

Acababa de terminar lo que yo pensaba que era la décima


ronda cuando oímos que alguien llegaba. ¡Mierda! Me limpié
rápidamente con el papel higiénico y después se lo arrojé a
Rian. Me la metí en mis pantalones vaqueros justo a tiempo,
porque los guardias estaban allí cuando me volví hacia ellos,
sonrisas conocedoras en sus rostros. Genial, justo cuando
pensaba que toda esta situación no podía ser peor.

Al parecer, venir a ayudar a Brian y Banning a sembrar sus


cultivos y quedarnos de visita había sido la idea más estúpida
que habíamos tenido nunca.

—El rey os concede una audiencia a vosotros y a los que


hablen en vuestro nombre —explicó uno de los guardias
mientras abría la celda. El otro hizo tintinear las cadenas y
nosotros tendimos las manos obedientemente. A mí casi no me
importaba lo que nos hicieran. Nos lo merecíamos. Me moría de
ganas por saber cómo estaba nuestro compañero.

—¿Existe algún protocolo que debamos seguir? —Rian


preguntó en voz baja mientras sus tobillos eran encadenados.

—Hablad sólo cuando se os haga una pregunta directa.

—Eso, y recordar dirigiros a él adecuadamente. No seáis


unos bocazas. Tenéis una oportunidad en esto y sólo porque
nuestra reina prácticamente se la rogó. Algo acerca de dejar que
los compañeros de vuestros otros hermanos hablen de la unión
entre gemelos.

—Oh, gracias, joder. Al menos el rey sabrá que no somos


unos monstruos —dije, dejando caer mis hombros con alivio.
No importaba lo que nos pasara a nosotros, un aquelarre era
una comunidad muy unida. Brian, Banning, Shane, Sean, y sus
compañeros, todos, podrían ser rechazados o algo peor, porque
nosotros la habíamos cagado.

Nos quedamos en silencio mientras nos llevaban a la sala


del trono, moviéndonos como los jovencitos descarados de una
película de prisiones, porque no podíamos dar pasos completos.
El primer conjunto de ojos con el que me encontré cuando
entramos fue el mi Pa, Michan. Sostenía a mi Ma, mientras las
lágrimas caían por sus mejillas, y Pa tenía una gran tristeza en
sus ojos. Yo no sabía qué más hacer, así que pronuncié:

—Lo sentimos. No era nuestra intención hacerlo.

—Lo sabemos —dijo—. El rey Rylan es un buen hombre. Es


nuestro amigo, entrará en razón.

Yo realmente, realmente esperaba que tuviera razón.


Momentos después llegó el rey con sus compañeros, y todos se
inclinaron sobre una rodilla o hicieron una reverencia, excepto
los que también eran de la realeza... es decir la reina Magdalena
y Caleb. Hombre, a veces era bueno tenerlo como cuñado. No
pensé que estas cosas fueran normalmente tan formales, pero
dadas las circunstancias, existían tradiciones y detalles que
debían cumplirse.

—Rian y Ronan O'Hagan, estamos aquí porque la reina


Magdalena me ha pedido una audiencia especial antes de
empezar a deliberar sobre la sentencia, ya que según ella hay
circunstancias atenuantes de lo que pasó hoy —dijo el rey con
firmeza y en voz alta—. ¿Ambos entendéis que el delito es el de
intento de asesinato de mi Asesor Jefe, el señor Bevin
Innocente?

—Sí, Majestad —los dos saltamos.

—¿Estáis en desacuerdo con los cargos? —nos preguntó,


levantando una ceja.

Eché un vistazo a Rian, y él asintió. —No vinimos aquí con


la intención de matarlo, Majestad. Todo lo contrario. Llegamos
para reclamarlo como nuestro compañero. Él es nuestra pareja.
Fue un accidente. No negamos que hemos cometido un delito,
pero el asesinato implica que vinimos aquí con la intención de
herirlo o matarlo.

—Ambos corristeis aquí, enojados, gruñendo y


refunfuñando, y lo mordisteis salvajemente —argumentó Rylan,
un silbido en su voz.

—Él se alejó de nosotros —explicó Rian débilmente—.


Estaba asustado por algo y corrió. Sólo apareció de la nada,
cambió a forma humana, nos dimos cuenta que era nuestro
compañero, dijo que tenía que hablar con su rey, y salió
corriendo. Le dimos caza. Pero estaba asustado, y nosotros
cabreados con quien quiera que lo hubiera asustado. No con él.
—No estábamos contentos de que huyera de nosotros, pero
no, no estábamos enfadados con él. Nosotros simplemente no
íbamos a dejarlo escapar —estuve de acuerdo—. Corrimos hacia
aquí después de romper una estatua porque estábamos muy
nerviosos por encontrarlo. —Yo hice una mueca de dolor,
ignorando la mirada de Rian. Sí, agregar cosas a nuestra lista de
crímenes no era inteligente—. Y él estaba aquí de pie desnudo
para que todos lo vieran, temblando por alguna razón. Todo el
mundo estaba mirando a nuestro compañero.

—Fuimos unos grandes y asustados cavernícolas. Pero no


vinimos a hacerle daño, y sin duda no vinimos a matarlo.

—Bien —Rylan espetó—. Casi homicidio criminal entonces.


Casi lo matasteis, y eso sin duda habría sucedido si no os
hubiéramos apartado de él. ¿Negáis eso?

—No lo sé —dije en voz baja, y sacudí mi cabeza—. No voy


a mentir y decir que lo sabía y que habría parado, porque no lo
sé. Yo no lo sé, yo no habría golpeado de esa forma a mi
compañero, pero no llegué a darme cuenta de ello como tal. Es
todo borroso.

—Lo mismo para mí —suspiró Rian—. En la parte


posterior de mi cabeza yo sabía que tenía que atender a mi
compañero, pero no lograba hacer la conexión de que la sangre
que estábamos bebiendo era de él.

—¡Eso no tiene ningún sentido! —bramó Rylan—.


¡Vuestros colmillos estaban jodidamente en su cuello! —Fui a
abrir la boca y él levantó la mano para silenciarme, así que
inmediatamente la cerré. Se apretó el puente de la nariz y se
volvió hacia Ma—. Señora O'Hagan, me gustas, lo sabes. La
reina Magdalena dijo que hay algo que necesito saber acerca de
tus hijos y de que sean gemelos. ¿Qué es? ¿Todo esto tendría
más sentido para mí si sé que los hace diferentes?
—Sí, creo que lo hará, Majestad —dijo Ma mientras se
adelantaba—. Cada par de gemelos no sólo comparte sus dones,
sino sus emociones. Lo que uno siente, sus necesidades, deseos
o experiencias, el otro las siente como si fueran propias. —Vi los
ojos de la pareja de Rylan, el vampiro, ampliarse.

—¿Y? Aún no entiendo lo que eso significa.

—Mi amor, si me lo permites —cortó Ferris mientras daba


un paso hacia adelante—. Creo que puedo saber lo que ella está
explicando, pero tengo que hacerle unas preguntas.

—Si puedes darle sentido a esto, adelante. Después de todo


eres un vampiro. Yo nunca he deseado sangre —arrastró las
palabras Rylan.

Él asintió al rey y se movió un par de pasos hacia Ma. —


¿Estás diciendo que Rian podía sentir la sed de Ronan y que la
sentía como si fuera suya? ¿Además de lo que ya sentía?

—Sí. Habría sentido la necesidad de Ronan por reclamar a


su compañero, especialmente si había gente viéndolo desnudo
en público y había signos de sufrimiento en su pareja —
respondió Ma cuidadosamente.

—Pero luego lo mordieron y probaron su sangre, lo que


aumentó su sed y su deseo.

—Sí, pero mezclado.

—¿Qué significa eso? —preguntó Rylan.

—Si me lo permites, alteza —Brio se ofreció dando un paso


adelante. Rylan le hizo un gesto, dándole permiso para dirigirse
a él—. Cuando Fergus estaba herido, Finn estaba devastado,
obviamente, pero era más que eso. Era peor que si Finn hubiera
perdido su brazo e incluso algo más. Brian y Banning entraron
en la clínica y dijeron que Finn tenía que romper la conexión o
los arrastraría a los dos. Pero Finn estaba demasiado ido como
para preocuparse, dispuesto a renunciar. Yo lo saqué, y Fergus
lo sintió incluso estando inconsciente.

—Brian, Banning, sé que estos son tus hermanos, pero


somos amigos —Rylan disparó al mirar a nuestros hermanos
mayores—. ¿Mentiríais para ayudarlos?

—No lo sé —respondió Brian honestamente, negando


mientras daba un paso adelante junto con Banning—. Las
apuestas son muy altas, rey Rylan. Y para ser justos, se trata de
Bevin, y eso es casi como si alguien hubiera dañado a Banning.
No sé si yo podría hacerlo bien y mucho menos ser justo. Pero
puedo decirte la verdad sobre la conexión de la que Brio te
habla. No hay necesidad de mentir acerca de eso.

Rylan frunció el ceño de nuevo. —Explícate.

Él echó un vistazo a Banning que se mordió el labio


inferior y asintió. Brian le hizo un gesto para que siguiera
adelante.

—Piensa en ello como un tornado. En la parte inferior hay


un pequeño punto que me indica que yo tengo una fuerte
emoción. En el momento en el que tuvimos nuestro primer y
loco bucle de conexión, fue desesperación. Brian se sentía de la
misma manera en la que yo me sentía, como si yo estuviera
poseído por la mía propia además de añadir su desesperación a
la mía. Entonces el tornado se abre un poco. Pero Brian lo sintió
dos veces, es decir, la desesperación normal y la de partida,
sumándole la desesperación original.

»El tornado se hace cada vez más grande. Entonces yo


siento lo que ahora es tres veces la desesperación inicial de él,
que se agrega a las dos que ya sentía. Así que ahora el tornado
está en cinco tiempos y me ahogo en él. Añade esos cinco a las
tres de Brian y él ya va por ocho. Entonces sus ochos se unen a
mis cinco y así sucesivamente, y sucesivamente, hasta que casi
nos matamos.

—¿Puede ser posible? —Rylan susurró con los ojos muy


abiertos.

—Lo he visto, rey Rylan —Brio respondió con firmeza.

—Yo también —coincidió el doctor Riley.

—Está bien, ¿quién de aquí que no sea un O'Hagan lo ha


visto? Los que están acoplados con ellos no cuentan —preguntó
Rylan, mirando a su alrededor. Caleb, Ma, Dillon, Zane, Brio,
Riley, y varios de los guardias de Caleb se levantaron.

—Mierda —Ferris susurró mientras nos miraba—. Ni


siquiera sabíais que era Bevin, ¿verdad?

—No —admitimos dejando caer nuestras cabezas.

—Está bien, puedo pillar todo el tema del tornado de


emoción o ese efecto dominó de onda tras onda, lo que sea —
dijo Rylan mientras saltaba a sus pies y se movía hacia el lado
de su compañero. Nos señaló a nosotros y luego miró a Ferris de
nuevo—. Sin embargo no entiendo un punto. ¿Cómo iban a
olvidar que era de Bevin de quien estaban bebiendo?

—Nosotros no tuvimos una reclamación típica, mi amor —


explicó Ferris suavemente cuando ahuecó la mejilla de Rylan—.
Tú estabas afectado por el dolor y estoy seguro de que no viste
mi desesperación en ese momento.

—No —dijo Rylan, sus mejillas calentándose ligeramente—


. Recuerdo que te sentías necesitado, casi en el borde, pero
pensé que era por todo lo que estaba pasando.

—No —se rio entre dientes—. Eso era un vampiro


desesperado por tener a su compañero en todos los sentidos
después de reclamarlo. Es crudo, carnal, y primitivo. Somos
depredadores. Y en ese momento, cuando ese vínculo se desliza
en su lugar, somos hombres de las cavernas que queremos
marcar a nuestra pareja con nuestro nombre.

—Lo tengo, pero ¿qué tiene eso que ver con que ellos no
supieran que estaban drenando a Bevin?

—Somos depredadores, Majestad —dijo Isaac Dragos


mientras daba un paso adelante. Oh bueno, alguien que conocía
la sangre de los cambiaformas—. Darcy tomó demasiado de
Ayden cuando lo mordió. Hice lo mismo con Rory porque me
quedé atónito. Él era mío. Su sangre era mía, y en ese estado
primitivo de la mente, la sangre es buena. El sexo es bueno.
Nuestro acoplamiento, gruñido tras gruñido al ritmo de nuestro
pecho, y toda esa mierda. —Miró a Ferris—. ¿Tú sabías lo que la
sangre de tigrillo te haría cuando reclamaste al rey Rylan?

—Sí, y aun así me noqueó sobre mi culo —se rio entre


dientes Ferris—. Y sólo tomé un sorbo, porque esa fue la noche
de la tragedia.

—Comprensible —asintió Isaac.

—A mí me preocupaba drenar a Caven, y eso que sabía lo


de la sangre de hombre lobo, rey Rylan. Tú lo sabes —Marius
Gabriel anunció—. No estoy seguro de que pueda ponerlo en
palabras, ya que tú no eres un bebedor de sangre, pero vuestra
sangre, chicos, es como poder puro y duro. Es la adrenalina, el
levantamiento a pulso de un coche y la lucha contra los
demonios además de horas de buen sexo, todo mezclado en una
bebida loca.

—Interesante analogía —arrastró las palabras Rylan.


Entonces sus ojos se abrieron como platos—. ¿Entonces, me
estás diciendo que uno de ellos sentía todo eso y el otro sentía
además lo del primero, creando así un efecto dominó?
—Así es como yo lo entiendo —respondió Ferris mientras
nos miraba—. ¿Es eso lo que pasó?

—Sí —dije yo en voz baja, avergonzado—. Yo había oído


que la sangre de hombre lobo es sumamente sabrosa y te pone
caliente, pero esto fue como combustible para aviones, como un
millón de Red Bull, y la necesitaba como nunca he necesitado
nada antes. Jamás ninguno de nosotros hemos sentido algo así
en nuestros trescientos treinta y tres años. Ni una vez hemos
perdido el control con un humano antes de que empezáramos a
beber de bolsas de sangre. No era nuestra intención hacerle
daño.

—Sé que estamos explicando lo que sucedió para que no


nos ejecutes —cubrió Rian mientras miraba a Rylan—. Pero te lo
ruego. Por favor, dinos si se pondrá bien. ¿Nuestra pareja va a
vivir? Sé que el doc dijo que lo haría, pero eso fue hace horas.
Las cosas pueden cambiar en un momento.

¿No era eso una verdad en sí misma? Y lo jodido de todo


esto es que normalmente los cambios más grandes, más
catastróficos, sucedían más rápidamente.

Bevin

Me desperté sintiéndome como si tuviera un camión sobre


mi cabeza y estuviera gordo por primera vez en mi vida. ¿Qué
estaba pasando? Después de parpadear para despertarme, miré
hacia abajo a mi cuerpo y vi que tenía el aspecto de siempre.
¿Por qué me sentía tan pesado?

—Hey, estás despierto —dijo Zion suavemente mientras se


sentaba en la cama—. ¿Cómo lo llevas?
—¿Por qué me siento gordo? —dije con voz ronca, mi
garganta me estaba matando. Él pilló la idea y me dio una
bebida deportiva. Asentí en agradecimiento y tomé varios
sorbos lentos mientras me respondía.

—No es que hayas ganado peso. Tu cuerpo casi fue


drenado de sangre y eso dañó los músculos. Así que a pesar de
que bombearon un montón más en ti, llevará algún tiempo que
pasen los efectos. Durante unos días no sanarás de la manera
normal. Sólo tómatelo con calma.

—¿Qué pasó con esos hombres? —le pregunté. Maldita sea,


era raro que ni siquiera supiera sus nombres.

—Rylan los encerró —respondió Zion—. No te preocupes


por eso en estos momentos. Sólo tienes que descansar, cariño.
—Se inclinó para coger la bebida, y entonces me di cuenta de
que no era la única razón por la que venía hacia a mí. Mientras
se acercaba su mano se movió hasta mi muslo y sus labios
buscaron los míos.

—Zion, estoy emparejado —le susurré volviendo la cabeza


hacia otro lado—. Ellos me reclamaron, y yo nunca deshonraría
ese vínculo.

—¿Incluso después de lo que te hicieron? ¿Cómo puedes


serles leal después de eso? —me preguntó en voz baja. Su mano
detuvo su progresión ascendente, pero masajeó mi pierna.

—Debido a que cuando me encontré con ellos fueron muy


dulces. Dudo mucho que me rastrearan sólo para matarme. No
sé. Sólo sé que son mis compañeros y merecen la oportunidad
de explicarse. No los engañaré.

—Oh bien —suspiró. Giré mi cabeza en su dirección,


parpadeando con sorpresa cuando él se incorporó y se comportó
como si no hubiera hecho ningún movimiento sobre mí—.
Entonces, hay algo que debo decirte. Rylan nos ordenó que te
mantuviéramos en cama descansando, pero las cosas están muy
jodidas, Bev. Es necesario que si puedes vayas a la sala del
trono. Rylan está dictando sentencia contra tus compañeros, y
podría ejecutarlos.

—No —me quedé sin aliento y luego gemí inmediatamente


pasando rápidamente al borde de la cama—. Tengo que hablar
con él. Él tiene que saber que encontré al traidor. No me
acuerdo de cuanto le dije. ¡No puede matar a mis compañeros!
¡Estoy bien!

—Sólo respira, Bev.

Zion pasó un brazo a mi alrededor y me ayudó a salir de la


cama. Comprendí entonces que solo llevaba una bata de
hospital y mi culo estaba al aire. Miré hacia él con confusión. Al
fin y al cabo se me había estado insinuando. Debió haberme
entendido, porque me giró y acunó mi mejilla en su mano.

—Eres una pequeña cosa magnífica e increíble, y para mí


habría sido un honor llamarte compañero —dijo con cariño—.
Pero también tiendes a pensar todo demasiado. Quería ver tu
reacción instintiva hacia tus compañeros después de lo que pasó
antes de decidir si debía romper las órdenes del rey o no.

—Taimado bastardo —me quejé. Me aparté y me puse


rápidamente unos pantalones. Entonces me deslicé en mis
chanclas y di dos pasos antes de sentir como si mis piernas
fueran a derretirse—. Está bien, estarás perdonado sí me ayudas
a llegar a la sala del trono. No hay manera de que vaya andando
todo el camino. Al menos en ningún momento hoy.

—Me encanta cuando te pones mandón —se rio entre


dientes. Zion me alzó con facilidad en sus brazos—. ¿Seguro que
no quieres cambiarte? ¿Tal vez ponerte algo más cómodo o
tomar una ducha?
—Amigo, voy a salvar la vida de mis compañeros, no a
acudir a una cita. —Levantó una ceja, y yo gruñí—. ¡Vamos, arre,
fae!

—Sí, voy a permitirte ese, y sólo ese único desliz.

—Sí, bueno, yo estoy molesto contigo y no sólo por ese


truco cuando me desperté —le dije honestamente. Mientras
caminaba rápidamente hacia la sala del trono, más guardias nos
flanqueaban.

—¿Por qué?

—Porque no me dijiste que te gustaba. Podríamos haber


tenido meses de caliente sexo fae/tigrillo antes de conocer a mis
compañeros. Ahora nunca voy a saber lo que se siente al estar
con un hombre de más de dos metros.

Zion apenas parpadeó, sorprendido por mi arrebato,


mientras que algunos de los guardias se rieron. Luego fue con
un gesto aniñado el resto del camino hasta la sala del trono.
Bien, era bueno saber que podía tirar sobre alguien su propio
juego. Cuando llegamos allí, nos colamos por detrás y me
sorprendió lo llena que estaba la habitación. Los guardias se
apostaron a mi alrededor, pero con mi baja estatura apenas
podría ver a Rylan en el trono.

Golpeé el brazo de Zion, que pilló la idea y me bajó, así que


me quedé de pie sobre una de las sillas en la fila de atrás. Caray,
hablando de sentirme como un niño bajito. Me dio la impresión
de que las cosas realmente acababan de empezar, porque Rylan
todavía se mantenía formal. Normalmente solo le llevaba unos
cinco minutos antes de que saliera por la ventana y maldijera
por simplemente ser él mismo en lugar de un rey al que se le
hacía una reverencia ceremonial.
—No vinimos aquí con la intención de matarlo, majestad.
Todo lo contrario. Llegamos a reclamarlo como nuestro
compañero. Él es nuestra pareja. Fue un accidente. No
negamos que hemos cometido un delito, pero el asesinato
implica que vinimos aquí con la intención de herirlo o matarlo
—dijo uno de mis compañeros con seriedad. Estaban
arrodillados en un ligero ángulo, por lo que pude ver al más
cercano a mí, y se veía destruido.

Yo sabía que tenía que haber algo más en lo que pasó. ¡El
destino no me daría a unos compañeros asesinos!

Escuché lo que todo el mundo decía. Yo no conocía a todos


lo que estaban, como Rylan, ya que yo trabajaba más detrás de
las bambalinas, pero sabía que la reina nunca le pediría a Rylan
que hiciera eso si no los creyera. Y no había ninguna diferencia
en lo que todos estaban diciendo. Daba miedo la forma en la
que podían sentir tanto y sentirse abrumados por todo. Pero,
¿quién podría realmente solucionar eso si no lo intentaban?

—Sé que estamos explicando lo que sucedió para que no


nos ejecutes —cubrió Rian mientras miraba a Rylan—. Pero te lo
ruego. Por favor, dinos si se pondrá bien. ¿Nuestra pareja va a
vivir? Sé que el doc dijo que lo haría, pero eso fue hace horas.
Las cosas pueden cambiar en un momento.

—Estoy bien —dije en voz alta a sus espaldas. Todas las


cabezas en el salón del trono se volvieron hacia mí y sentí mis
mejillas calentarse. No tenía intención de que se me escapara
eso.

—Se supone que debes estar descansando, Bev —gruñó


Rylan.

—Con el debido respeto, Majestad, pero normalmente el


perjudicado está presente cuando el acusado comparece ante ti
y este sagrado tribunal. —Le di una mirada que yo sabía que él
podía leer. Yo no estaba contento. Esto no debería estar
sucediendo cuando yo estaba jodidamente inconsciente.

—Esto no es sólo acerca de ti, Bev —suspiró—. Si ahora


aplico un castigo laxo, cuando todo esto se filtre todos nosotros
podríamos convertirnos en juguetes para morder. Además, yo
no iba a sentenciarlos todavía. La reina me pidió una audiencia
en nombre de la familia. Eso es todo.

—Entiendo. Pero yo no he estado dando vueltas alrededor


del trono. He estado aquí de pie, siendo cauteloso. Estoy bien. —
Fui a saltar de la silla y, por supuesto, fue cuando mis piernas
optaron por sentirse débiles y no funcionaron bien.

—¡No! —escuché a dos personas gritar, y mi cuerpo se


congeló en el aire justo antes de que yo chocara de bruces contra
el mármol. Entonces estaba flotando... Sí, flotando hacia la
parte delantera de la habitación.

—¿Um, estoy alucinando por la pérdida de sangre? —


pregunté con un tono de pánico.

—No, ese es nuestro don —respondió uno de mis


compañeros. Se sentaron de nuevo sobre sus pies donde habían
estado de rodillas, y me levitaron directamente a sus regazos—.
¿Estás bien?

—Lo sentimos mucho. ¿Estás herido? —El otro preguntó


mientras movía sus manos sobre mis brazos—. Necesitas comer
y beber. Debes sentirte débil.

—Nosotros cuidaremos de ti —el primero me susurró


mientras me apartaba el pelo de la cara—. ¿Cuánto oíste?

—Creo que todo. El rey Rylan estaba leyendo los cargos


cuando entré —le dije con voz entrecortada. Parte de ello era
porque estaban tocándome... Pero eso no era lo único. Uno de
ellos olfateó el aire y ambos se congelaron.
—Tienes miedo de nosotros.

—Sí —admití—. Tal vez. No sé. Ni siquiera sé vuestros


nombres. Y estoy asustado. Escuché lo suficiente como para que
todos los demonios y el traidor quieran mi cabeza en una
bandeja de plata. Y entonces ocurrió todo esto. Es mucho.

—No vamos a morderte —fue lo primero que me aseguró—


. Las cosas se salieron de madre. No queríamos hacer eso. Sólo
queremos ayudarte y cuidarte. Podemos protegerte.

—Eso está por verse —arrastró las palabras Rylan.

Uno fue a abrir la boca, pero el otro llevó su mano sobre la


boca de su gemelo. —No lo hagas. No dejes que tu
temperamento nos joda. Ya estamos bastantes jodidos. Yo
también estaría enfadado con nosotros si la situación se
invirtiera.

—No, por supuesto, se honesto —Rylan susurró, sus ojos


brillando con travesura—. Dime lo que ibas a decir. —Negué con
la cabeza. Cretino. Él en realidad podría ser un cretino luchador
algunas veces. Creo que se aburría o algo así.

—Eres un gilipollas, Ronan —dijo el primero mientras


quitaba la mano.

—Yo no iba a insultar al rey, Rian —espetó—. Solo iba a


establecer un punto sobre que a pesar de todos nuestros
defectos seríamos buenos protegiendo a nuestra pareja. —Luego
miró a Rylan—. Eso es todo. Fuimos capaces de deshacernos de
tus guardias. Eso es todo lo que iba a decir.

»Y no quiero ser irrespetuoso. Pero tenemos un don de


gran alcance que controlamos fácilmente. Viste lo fácil que fue
para nosotros evitar que nuestra pareja se cayera. Tenemos
suficientes puntos en contra nuestra, no necesitamos añadir
más. Sabemos cómo luchar, y somos buenos en una pelea.
Hemos entrenado duro y podemos defendernos nosotros
mismos. Somos rápidos. Casi alcanzamos a Rory en las carreras.
Podemos ayudar a proteger a Bevin.

—¿Excepto el día en el que vuestra granja fue atacada? —


preguntó Rylan con una ceja levantada. «Wow.»
CAPÍTULO cuatro

Hubo varios jadeos ante la pregunta, y le disparé una


mirada de horror. Eso no era justo y él lo sabía. ¿Qué demonios
le estaba pasando?

—¿Cómo puedes sacar ese tema? —susurró Brian con


horror mirando a Rylan como si fuera el enemigo. Lo que era
raro, porque hasta ahora parecía muy comprensivo con la
postura de Rylan.

—No, es justo que lo pregunte —dijo Rian bruscamente,


silenciando de manera efectiva a su familia. No sé si se daba
cuenta de lo que estaba haciendo, pero me abrazó más fuerte,
como si necesitara la comodidad. Ronan se acercó para poder
tocarme también, y fue muy amoroso.

—¿De verdad? —preguntó Rylan, arqueando sus cejas.


Luego controló su expresión y se quedó neutral—. Explica lo que
quieres decir, además de estar de mi lado, para que así yo sea
indulgente.

—Te hemos dicho que podemos luchar. Ronan te ha dicho


que somos rápidos, que podemos proteger a Bevin. Cuando
fuimos atacados tú no estabas allí, por lo que es justo que
quieras saber cómo nos manejamos —respondió Rian—. La
respuesta es que cuando escuchamos a Finn gritándonos a
todos que fuéramos a la casa, estábamos al otro lado de la
granja. Llegamos allí al mismo tiempo que los demás, y eso que
estábamos tres veces más lejos.

—Nos dimos cuenta de que iban por la parte de atrás, ya


que era la entrada más cercana, pero las espadas de nuestros
padres estaban en la parte delantera de la casa sobre la
chimenea —dijo Ronan quedamente—. Entramos por ahí y las
cogimos

—¿Entonces matasteis a los demonios? —preguntó Rylan,


con curiosidad ahora. Conociéndolo, él sabía la respuesta y
estaba comprobando si ellos serían honestos con él.

—No —respondió Ronan—. Dillon estaba allí y él ha


matado a cientos. Él está mejor capacitado y podía manejar
mejor la situación. Yo le arrojé la espada que tenía.

—Y yo lancé la otra a mi Pa porque se encontraba en el


medio de la lucha mientras que mi otro Pa intentaba salvar a
Ma —añadió Rian—. Saber luchar significa saber cuándo hay
que dejarle paso a alguien mejor preparado.

—De acuerdo —dijo Rylan mientras los miraba a los dos de


nuevo—. ¿Por qué no sois guerreros?

—No somos lo suficientemente grandes —se rio Ronan


sacudiendo la cabeza—. Aparentemente no somos lo
suficientemente anchos de hombros y pecho. Después de
nuestra transición, al ver lo que habíamos crecido, fuimos con
nuestros Pas al Complejo de los Guerreros en nuestra parte del
mundo, y nos dijeron que nunca lo lograríamos mediante el
entrenamiento. Éramos altos, pero no teníamos la estructura
necesaria para el trabajo. Dijeron que seríamos inútiles en una
pelea.

—Su pérdida. Si sois lo suficientemente inteligentes como


para moveros como lo hicisteis, entrando en el palacio y
controlando a dos guerreros bien entrenados, y casi tan rápidos
como Rory, habríais hecho un gran trabajo —dijo Rylan,
sacudiendo la cabeza—. El músculo no siempre te hace el
ganador en la batalla. ─Miró entre mis compañeros y yo me
encogí—. Está bien, admito que podéis ayudar a proteger a
Bevin. Y me disculpo por mi grosería, pero él es mi familia, y la
única amenaza hacia él que veo en la habitación sois vosotros.

—Entendemos —susurró Rian mientras sus ojos se


llenaban de lágrimas. Yo me di cuenta que mis dos compañeros
dejaron caer su cabeza en señal de derrota. «Oh infiernos no.»

—Por favor, mi rey, perdónalos —le rogué, y me aparté de


ellos y me arrodillé a su lado, frente a Rylan—. ¿No he sido un
súbdito leal y un buen amigo? Por favor, no me niegues a los
compañeros que el destino me dio.

—Me gustaría, Bev —susurró Rylan, la tristeza llenaba sus


ojos—. Antes estaba enojado, y pensé que eran unos monstruos
sedientos de sangre. Ahora veo que no es el caso y que fue un
accidente. —Suspiré con alivio—. Sin embargo, ¿qué pasará la
próxima vez que haya un accidente? Alguien podría morir
porque no di un buen ejemplo con ellos. ¿Cómo podría yo vivir
con eso? ¿Cómo podrías tú?

Asentí, entendiendo plenamente su posición. Yo no quería


que nadie saliera lastimado porque un vampiro se saliera de
madre. Entonces me di cuenta.

—Voy a llamar a los aquelarres donde vive nuestra gente.


Emitiré una declaración oficial sobre lo que pasó y haré que
entiendan y acepten que si algo como esto vuelve a suceder,
nuestras donaciones de sangre no sólo se detendrán para ese
aquelarre, sino para todos los demás. Entonces no sólo será
castigado ese vampiro o aquelarre concretos, sino que los demás
aquelarres estarán cabreados con ellos. ¿No sería una amenaza
lo suficientemente dura?

—Y necesitan saber, que accidente o no, si toman una vida


será una sentencia de muerte inmediata —soltó Rylan, mirando
entre sus compañeros. Se inclinaron y le susurraron en voz baja.
Yo oí lo suficiente para saber que Ferris y Onah estaban de mi
lado. No es que yo pensara que Rylan no lo estuviera, pero tenía
a todo un pueblo por el que preocuparse.

—Rey Rylan, ¿me permites? —preguntó la reina


Magdalena mientras se adelantaba.

—Por supuesto, reina Magdalena. Tus consejos e ideas son


siempre bienvenidos en mi corte.

—Gracias. Me siento de la misma manera, Rylan. —


Parpadeé en estado de shock, porque era una declaración
poderosa la que acaba de hacer ante todos los presentes.
Básicamente estaba diciendo que nuestros reinos tenían un
vínculo mucho más profundo que sólo el mero hecho de ser
aliados. Wow—. Anteriormente has mencionado que yo no
podía entender tu posición, porque la sangre de los tigrillos no
estaba hechizada, como la de los faes. Eso podría cambiarse. Y
también sería una poderosa amenaza para mantener a los
aquelarres en línea.

—¿Harías eso? —preguntó Rylan, la esperanza en sus ojos


cuando relajó sus hombros. Yo sabía que eso tenía que pesar
sobre él.

—No sé si mi magia por sí sola será lo suficientemente


fuerte. Por lo que he leído del hechizo que mis antepasados
escribieron, necesitaron a varios ancianos y al rey del momento
para que la magia fuera suficiente para todos los faes.

—No sé si yo sería de alguna ayuda, ya que sólo soy mitad


fae, pero soy de tu línea de sangre —dijo Barnabas Leopold—.
Os daré toda la ayuda que pueda.

—Como yo también haría, mi reina —acordó Asterio,


dando un paso adelante—. Tengo tres mil años de edad, y sabes
que mi magia es poderosa.
Varios otros hicieron lo mismo, y la reina confirmó que
con su ayuda habría suficiente magia para hacer el hechizo. Algo
hizo clic en mi cabeza y me quedé sin aliento.

—Eso es lo que está haciendo que los seres humanos se


conviertan en demonios —solté.

—¿Faes encantando la sangre de los demonios? —preguntó


Rylan, sus ojos abriéndose tanto que se iban a salir de sus
cuencas.

—No, cuando el traidor estaba hablando con Dubois, le oí


decir que tenían brujas.

—Espera, una cosa cada vez —suspiró Rylan, sacudiendo la


cabeza cuando todo el mundo parecía a punto de hacerme
preguntas al mismo tiempo—. Bueno, si hablas con los
aquelarres y están de acuerdo con esto, reduciré drásticamente
su castigo, pero no pueden quedar impunes.

—Entiendo. —Tragué fuertemente mientras miraba a mis


compañeros.

—¿Cuál es tu decisión, mi rey? —Él los miró durante varios


minutos. Justo cuando yo pensaba que me iba a volver loco por
el silencio y la espera, por fin habló.

—Ellos se comprometerán a permanecer en una parte de


este aquelarre y a residir en el palacio. No regresarán a Grecia,
no te llevaran, apartándote de mi autoridad y donde no pueda
vigilarlos.

—Sí, por supuesto —dijo Rian inmediatamente. Miré por


encima del hombro y vi a Ronan asintiendo también.

—Consideraos a prueba —ladró Rylan—. Les diremos a los


demás aquelarres que su condena incluye un año de servicio a
los tigrillos y a la corona, y educar a los vampiros sobre los
verdaderos efectos y peligros de no estar preparados para la
fiebre de la sangre. No puedo prohibirles directamente a los
demás morder a sus compañeros, porque eso ni siquiera nos ha
ayudado aquí. Pero vuestra agresión adicional chicos, parece
haber sido sólo la mitad del problema.

»Además, soy un dolor en el culo, no un hijo de puta. No


es asunto mío lo que se hace en la cama mientras nadie salga
lastimado. Así que quiero que quede claro que ambos estaréis a
cargo de la enseñanza en este aquelarre y en los otros aquelarres
que quieran asesores. Tal vez incluso les requiera a todos que
pasen por un seminario.

—Sí, lo haremos. Por supuesto —estuvo de acuerdo Ronan.

Rylan asintió y entrecerró los ojos hacia mis compañeros.


—Y por último, no se os permitirá estar a solas con Bevin hasta
que yo diga lo contrario. Me jurareis que no lo morderéis y se
mantendrá así hasta que él cambie de opinión. Pero hasta que
yo sienta que os podéis controlar en torno él y beber de él si él lo
desea sin tener que preocuparme por su seguridad, no estaréis a
solas con él. Esto no es negociable. ¿He sido jodidamente claro?

—Sí —ambos susurraron.

—Mi rey, ¿puedo por lo menos elegir a mi guardia? —le


dije en voz baja—. Si va a ver todos los aspectos de mi tiempo a
solas con mis compañeros, te rogaría que sea alguien con quien
me sienta cómodo.

—Tendrás más de uno —Rylan respondió con un


movimiento de cabeza—. Pero no vampiros. Hasta que
aclaremos que no hay más traidores en el aquelarre, no quiero
que tu única línea de defensa en contra de tus compañeros por
si cruzan la línea sea alguien que potencialmente quiera hacerte
daño.
—Como desees, mi rey. —Suspiré con alivio. Eso era
mucho mejor que ejecutarlos. Fue un maldito accidente después
de todo. Por supuesto, uno muy grande, pero bienvenido a la
vida... La mierda ocurre.

—¿Alguien tiene algo más que decir antes de que finalice


de dictar mi sentencia? —preguntó Rylan. Se veía agotado y listo
para una siesta.

Desmond y Elena Marius se acercaron, cada uno poniendo


una mano de apoyo en el hombro de Rylan. —Sólo que tenemos
contactos en todos los Consejos Superiores que tienen en sus
aquelarres a tigrillos, rey Rylan —dijo Desmond—. Nos
aseguraremos de que todos conozcan esta situación y sepan la
gravedad de las consecuencias. Nadie quiere que ocurra otro
accidente.

—Bien, gracias. Os lo agradezco. Bien. Condena


establecida. —Rylan se levantó y se estiró—. Muy bien, a todos,
gracias por venir. El palacio seguirá bloqueado hasta que
manejemos el tema del traidor. Les pediría a los personajes
clave en la próxima discusión con Bevin que por favor se unan a
nosotros en la cena… —me miró entonces— ¿en una hora? Eso
te dará tiempo para ducharte, cambiarte y descansar un poco
después de lo que has pasado. Después, nos aseguraremos de
que comas y consigas un buen descanso.

—Eso suena muy bien —admití. Empecé a levantarme,


pero después de estar en esa posición durante tanto tiempo
después de lo cansado que había estado, empecé a caer de
vuelta otra vez. Al instante yo estaba en los brazos de Rian, ya
que era el que más cerca estaba de los dos—. Gracias.

—Gracias a ti —susurró—. Tú nos has salvado a pesar de lo


que te hicimos. No estoy seguro de que podamos agradecértelo.
Asentí al pensar en ello. —Tened paciencia conmigo. No
estoy seguro de que esté bien estando a solas con los dos
todavía, o si os dejaré morderme otra vez, pero no quiero
negaros ni que muráis. Sólo estoy asustado.

—Entendemos —dijo Ronan, dándome una triste sonrisa,


el dolor nadando en sus ojos—. ¿Podemos ayudarte llevándote a
tu habitación?

—Me encantaría. —Eché un vistazo a Rylan y asentí hacia


sus grilletes.

—Ahora, ponedlos en libertad. Cualquier fae que esté


dispuesto a proteger constantemente a Bevin, no importa dónde
esté o qué esté haciendo, por favor que dé un paso adelante.
Vega y uno más siempre estarán ante sus puertas o serán su
sombra si él no está seguro en su alcoba.

—¿Te dije al menos quien era el traidor? —le pregunté a


Rylan. Él me tendió la mano y me ayudó a levantarme. Mantuve
mi voz baja para que sólo él y tal vez los otros tigrillos y lobos en
la habitación me oyeran. En el segundo en el que mis
compañeros fueron liberados estuvieron rodeados por su
numerosa familia. Wow. Eso era un montón de gente. Debía ser
bueno tener una gran familia como esa con tantas personas que
se preocupaban verdaderamente por ellos.

—Jon está asegurado en las celdas del Alto Consejo —él me


contestó en el mismo volumen—. Eso es lo que estabas tratando
de decirnos, ¿no?

—Sí, y yo creo que sólo es él.

—Es bueno saberlo —suspiró—. Está bien, nos lo contarás


todo en la cena. Toma un descanso, dúchate y saluda a tus
compañeros ahora que no estoy tratando de cortarles la cabeza.
—Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras me tomaba en sus
brazos—. No puedo perderte, Bev. He perdido demasiado y a
demasiada gente. Yo no sobreviviría si perdiera a mi mejor
amigo.

—No me voy ninguna parte, Ry. Yo también te quiero.

—Bueno, está bien —murmuró, aclarándose la garganta,


probablemente recordando que había gente por todas partes—.
Me alegro de que hayamos enderezado todo esto.

—Idiota —me reí.

—Los candidatos están esperando para ver a quien eliges.


—Me eché hacia atrás y miré a Rylan a la cara, levantando una
ceja al ver que él estaba tratando de no echarse a reír. Nos
separamos y yo me volví para ver a todos los guerreros faes que
la reina Magdalena había transferido a la autoridad de Rylan.
Claro, seguían siendo su pueblo, pero como no necesitaba a
tantos le habían jurado lealtad a Rylan. A su vez, los tigrillos
ayudaban a su pueblo de muchas, muchas maneras diferentes.

—¿En serio? ¿Todos vosotros, chicos, estáis tan aburridos


que queréis sentaros en la habitación mientras duermo? —Me
reí nerviosamente—. ¿Qué diversión hay en eso?

—El rey Rylan dijo: ‘todo el tiempo y en todo lo que hagas’


—Zion respondió, moviendo las cejas hacia mí—. Pensé que eso
incluía ducharse.

—Él está tomado —gruñó Rian mientras empujaba al


guerrero a un lado. Con la pared de faes que bloqueaba mi vista
yo no los había visto salir de su círculo familiar —. Tú no puedes
tenerlo.

—Sólo he dicho que la orden era vigilarlo todo el tiempo —


respondió Zion con un encogimiento de hombros—. Yo soy un
voyeur. Así que, que me demanden.
—Tú no me gustas demasiado —se quejó Ronan, que
repentinamente se acercó, abrazándome por detrás. Me
estremecí y él pasó las manos por mis brazos, calmándome—.
No tienes nada que temer, mi corazón. —Para mostrármelo, se
inclinó y besó suavemente mi cuello—. ¿Ves? Sólo quiero
amarte un poco. Nada más. —Luego se trasladó al otro lado e
hizo lo mismo, con los labios demorándose un poco más—. Mi
corazón, tú eres perfecto. Amo ese escalofrío que diste cuanto te
besé.

—Me encanta tu acento —admití, y me fundí en su


contra—. Está bien, Zion no.

—Gracias, mi corazón —dijo Rian mientras se movía a mi


derecha dando cabida a su gemelo, y luego yo estaba entre ellos,
ambos tocándome y besándome suavemente en el cuello, las
orejas y el pelo. Oh Dios, yo iba a terminar siendo un charco en
el suelo—. Sigue adelante y elige para que podamos conseguir
que te duches y te cuidemos.

—Está bien —gemí mientras me sacudía por su atención.

—No te burles de nosotros —respiró Ronan en mi oído


mientras presionaba sus labios contra mí—. Sigue haciendo
ruidos como esos y vamos a pensar en otras formas para
cuidarte, además de mostrarte que podemos ser suaves. Tienes
que saber cuál es el efecto secundario que tu sangre nos ha
provocado. —Me estremecí y él juró por lo bajo—. Lo siento,
pero no puedo ignorar que queremos follarte.

—Lo sé —murmuré. Por lo menos yo no me había


apartado, ¿verdad? Me concentré en los guardias—. Lavache y
Teagani. Zion puede estar con Vega en la puerta, y los que
quieran pueden turnarse con ellos.

—Bueno. Ahora vamos a atenderte —ronroneó Rian. Yo


estuve en sus brazos en un instante, y los dirigí a mi habitación
mientras saboreaba la silueta de Ronan. Realmente era un calco
de Rian. Extraño, pero impresionante, porque eran preciosos.
Era cierto que no eran tan voluminosos como los guerreros,
pero eso me gustaba. Y eran mucho más altos y más grandes
que yo. Es decir, sus brazos estaban llenos de músculos, los
suficientes para el tamaño de mis muslos.

Ellos no necesitaban más. Los que tenían eran deliciosos.

Era casi divertido, porque de camino a mi habitación


Lavache y Teagani iban discutiendo. Al parecer sobre quien iba
a hacer el primer turno para vigilarme en la ducha.

—Tú no sabías que eras tan popular, ¿verdad? —me


preguntó Rian suavemente.

—No —le respondí con honestidad, desviando mi mirada


hacia los guerreros—. Aunque antes yo estaba un poco molesto
por eso.

—¿Por qué? —preguntó Ronan. Abrí la boca y entonces la


cerré de golpe. No podía contarles esa conversación. ¡Eso sería
tan mezquino! Especialmente después del mal comienzo que
habíamos tenido—. Nos puedes contar cualquier cosa. No debe
haber secretos en un acoplamiento.

—Estoy de acuerdo, pero hay cosas que todavía quiero


mantener para mí mismo —yo evadí—. Y no hay necesidad de
poner sal en las heridas abiertas en estos momentos. Sólo
estamos empezando a actuar como compañeros.

—Estoy de acuerdo, y agradezco tu buen corazón —dijo


Rian suavemente mientras Ronan abría la puerta de mi
habitación—. Pero creo que ahora que sabemos que hay algo,
estaremos más preocupados de que te pueda hacer daño porque
no sabemos lo que es realmente. ¿Por favor?
Suspiré mientras me dejaba sobre mis pies. —Zion me dijo
que me quería, y yo estallé contra él diciéndole que si me lo
hubiera dicho hace meses, cuando nos conocimos, yo podría
haber sabido lo que era tener relaciones sexuales con un
guerrero fae. Pero yo nunca haría trampas, y en realidad no es
una gran cosa. Te lo juro. Creo que solo me golpeó que ahora
que sé con quién voy a tener relaciones sexuales por el resto de
mi vida, él va y me lanza eso. Yo podía haber experimentado
algo que ahora no puedo. Lo siento.

—No, lo entendemos. —Rian asintió, pero vi la tristeza en


sus ojos—. Es como tu lista de deseos. Te hubiera gustado
tachar ese.

—Puede ser. No lo sé. —Me encogí de hombros—. Es más


que nadie me ha dicho nada. No me gusta eso. ¿Por qué si me
querían todos lo han ocultado? Hubiera sido agradable sentirse
querido, especialmente cuando estaba adaptándome a vivir
aquí, y a ser el principal asesor de Rylan, además de intentar
sanar después del trauma que mi pueblo sufrió. He estado tan
estresado. Podría haber usado el sexo como alivio y diversión.

Ambos asintieron otra vez y empecé a sentirme incómodo.


Ronan fue el primero en hablar, y honestamente, si yo no
tuviera la buena audición de los tigrillos, ni siquiera creería
haber oído lo que oí. —Si todavía quieres aceptar lo que te
ofrece Zion, nosotros no te detendremos.

—No —me quedé sin aliento, cerrando inmediatamente la


distancia entre nosotros y abrazándolo—. ¡Nunca! Nunca
pienses que no me siento bendecido. Sí, tuvimos un mal
comienzo, pero yo nunca renunciaré a mis compañeros. Si no,
nunca lo habría mencionado. No es como si esa hubiera sido mi
fantasía. Quiero decir que mi mayor fantasía es… —Cerré mi
boca tan rápidamente que sentí mis dientes chocar.
—¿Cuál es? —preguntó Rian. Negué y me aparté de ellos.
Era demasiado pronto como para que ellos lo supieran, y
además parecería como si realmente yo estuviera burlándome
de ellos. Me dirigí a mi cuarto de baño adjunto, dándome cuenta
de que mis compañeros me seguían.

Me estremecí cuando sentí las manos de Ronan contra mi


espalda mientras deshacía los lazos de la bata de hospital. —
¿Cuál es esa fantasía, mi corazón? Vamos a dártela.

—No te juzgaremos —Rian aseguró—. Nosotros también


tenemos fantasías. Y las compartiremos contigo.

—¿En serio? —susurré, con la esperanza de que fuera


verdad... Y que yo pudiera ser suficiente para ellos.

—Sí —dijeron juntos.

—Dos hombres —murmuré, quitándome de la bata y


entrando al baño para encender la ducha.

—¿Quieres dos hombres que te amen de verdad? —Rian


ronroneó mientras sus manos iban a mis pantalones. Movió sus
manos hacia mi culo cuando estuvo bastante seguro de que no
era necesario quitármelos. Él le dio un firme apretón antes de
arrastrar sus dedos entre mis mejillas y acariciar mi agujero. Yo
encogí mis dedos en mis chanclas y asentí. Me besó en el cuello
de nuevo y su lengua trazó la concha de mi oreja—. ¿Dentro de
ti a la vez?

—Sí, para que me tomen en todos los sentidos —gemí,


temblando ante el contacto de sus manos mientras él me bajaba
mis pantalones—. Ser suficiente para satisfacer a dos hombres y
que no quieran a nadie más que a mí.

—Tú eres más que suficiente para satisfacernos a los dos


con este pequeño y sexi cuerpo —me aseguró Rian. Salí de mi
ropa y sacudí cabeza.
—Sólo porque mi sangre hace que mis compañeros se
pongan calientes. No ocurriría si los vampiros estuvieran
normales. No sin mi sangre en la fantasía —le dije con tristeza, y
me metí en la ducha.

—Es bueno que la cortina sea transparente. De lo


contrario, tendrías que dejarla abierta y se liaría una buena —se
rio Lavache. Sí, eso era en lo que me enfocaría en este momento.

—Gilipollas —gruñó Ronan mientras entraba en la ducha


conmigo. Di un grito ahogado y me di la vuelta para mirarlo,
temblando de miedo cuando vi sus colmillos y que sus ojos
habían cambiado y eran de color negro.

—Ronan, retráelos —advirtió Lavache.

—No voy a morderte mi corazón —espetó Ronan—. Estoy


cabreado porque dudes de tu propio valor. —Me sujetó contra
las baldosas, su enorme cuerpo rodeando el mío. Sentí su
erección contra mi cuerpo mientras agarraba mi culo y me
atraía más cerca—. No estoy duro debido a tu sangre, Bev. Te he
visto desnudo y sé que eres nuestro. Eso es lo que me ha hecho
arder. Nunca dudes de que te queríamos incluso antes de
probar tu sangre.

—Te perseguimos porque nos importabas y te queríamos


ferozmente —acordó Rian uniéndose a nosotros en la ducha. Lo
bueno es que se trataba de una ducha grande, de lo contrario no
habría habido espacio para todos nosotros. Ronan me giró para
que mi espalda se apretara contra su cuerpo mientas Rian me
rodeaba desde la parte delantera—. Tú eres todo lo que alguna
vez soñamos y mucho más. Que se joda tu sangre. Beberemos de
las bolsas.

—Tienes una marca de nacimiento —le susurré mientras


me estiraba y la tocaba, tratando de ignorar la polla entre sus
piernas. Maldición, mis compañeros eran muy grandes.
Apostaría a que tenían entre 23 o 24 cm de largo y eran más
anchos que mi mano. Mi agujero se encogió ante la idea de ellos
dos llenándome, era maravilloso.

—Sí. Uno de cada par de gemelos siempre la tiene —dijo


mientras movía mi otra mano a su corazón—. El primero de los
dos al nacer. Técnicamente soy mayor que Ronan.

—Por dos minutos —resopló Ronan.

—¿Sabes por qué te llamamos mi corazón, Bev? —susurró


Rian mientras bajaba lentamente sus labios a los míos. Él no
esperó mi respuesta—. Porque ahí es donde resides con
nosotros, compañero. En nuestros corazones. Tú posees mi
corazón ahora. Es tuyo. Tú lo haces. No tu sangre. El
impresionante hombre delante de mí, al que quiero amar y del
que quiero saberlo todo y hacer que sea feliz siempre, ahora
tiene mi corazón.

—Está bien —dije en voz baja, listo para desmayarme por


tan romántico sentimiento. Él sonrió y me besó. Gemí mientras
lanzaba mis brazos alrededor de su cuello. Sus manos se movían
por mi espalda mientras otro par de manos trazaba los huesos
de mis caderas y se acercaba a mi ingle. Parecía que mientras
hablábamos Ronan había cogido el jabón, y que habíamos
considerado que era donde tenía que ser limpiado
primeramente.

Bien. Por. Mí.

Me lavó a fondo mientras Rian me llevaba al cielo con sus


suaves labios, lengua, talento y ardiente pasión. Cuando Ronan
comenzó acariciando mi polla más y más rápido, tuve que
romper el beso para coger aire. Me apoyé en Ronan, maullando
fuertemente mientras mis caderas se movían con vida propia.
—Ese es el sonido más sexi que jamás he oído hacer a un
hombre —ronroneó Rian en mi oído—. Quiero la crema de
nuestro gatito. ¿Se la negarás a tu compañero, Bev?

—No, si dices mi nombre completo con ese sexi acento —le


respondí con un coraje que no sabía que tenía.

—¿Cuál es tu segundo nombre, mi corazón?

—Antonio —me quedé sin aliento cuando Rian movió su


mano en mi agujero, utilizando el jabón que había recibido de
Ronan, supuse, y empujó un dedo dentro de mí.

—Bevin Antonio Innocente, mi corazón, te pido que me


pintes con tu crema, compañero —me gruñó Rian al oído, con
una voz ronca y profunda. Grité de placer cuando me corrí,
escuchando lo que mi compañero quería—. Hermoso.

—Él es perfecto, Rian —susurró Ronan—. Y es todo


nuestro.

—Sí, así debe ser. —Oí el temor en sus tonos y yo no podía


creerlo. Estaban maravillados de tenerme como su compañero.
Ahora, ¿quién no sonreiría por eso?
CAPÍTULO cinco

Rian

—Dadme un segundo y cuidaré de los dos —jadeó Bev


mientras se apoyaba en Ronan. Yo compartí una mirada con mi
gemelo y sonreí. Qué compañero más atento y especial
teníamos. Le di la vuelta para que Ronan pudiera tener la
oportunidad de probar sus dulces labios como yo.

—Hoy no, mi corazón —le susurré al oído—. Estamos


cuidándote. Considera esto nuestra penitencia por actuar como
unos gilipollas del culo.

—¿Cómo puedes hacer ese sonido tan sexi incluso cuando


maldices?

Me reí cuando Ronan no se molestó en contestar, sino que


besó a nuestra pareja en su lugar. Cogí el champú y enjaboné el
magnífico cabello de Bev, mientras ellos continuaban con lo
suyo. No se parecía a nada que yo hubiera visto antes. Negro
como el cielo nocturno con vetas que tenían que ser naturales de
oro rubio que iban hasta la raíz, y muy suave.

Por otra parte, el del rey tenía el mismo color, así que tenía
que ser algo típico de los tigrillos. Al igual que los ojos.
Normalmente nos llamaban la atención los ojos color plata,
pero Bev tenía los ojos de color naranja. No un naranja normal,
sino como el citrino2. Eran mágicos.

Una vez que acabé de lavar su pelo, cogí aire. —Nuestro


compañero ha sido muy bueno con nosotros, suplicándole a su
rey en nuestro nombre, tratando de dejarnos entrar,

2
Piedra preciosa.
permitiéndonos venir a su suite, y dándonos un primer sabor,
¿no es así? —preguntó Ronan, sabiendo muy bien cuál sería mi
respuesta. Me incliné y besé el hombro derecho de Bev mientras
Ronan hacía lo mismo con el izquierdo.

—Sí. Es el mejor compañero del mundo.

—Creo que deberíamos darle una muestra de su fantasía,


¿no?

—Es nuestro deber como sus compañeros —estuve de


acuerdo.

—Es lo que cualquier buen compañero haría —ronroneó


mientras besaba lentamente el cuerpo de Bev. Yo hice lo mismo
por detrás, frotando mi mano entre las mejillas de su pequeño y
firme culo para asegurarme de que el jabón hubiera
desaparecido.

—Su piel es tan suave —gemí—. Creo que no habrá mejor


almohada y manta. Sólo quiero envolverme alrededor de él para
siempre.

—Sí. Si sigue haciendo esos bonitos aullidos nunca lo


dejaremos salir de la cama. —Bev se estremeció y yo sonreí.
Supongo que le gustaba la idea.

—Me voy a correr —él gimió mientras apoyaba una mano


en los azulejos.

—Entonces será mejor que nos pongamos a trabajar —


gruñí. Caí de rodillas y enterré mi cara en su culo. ¡Querido
Dios, incluso su culo sabía cómo el cielo! Oí a Ronan trabajando
la polla de Bev mientras nuestro compañero continuó haciendo
esos sensuales sonidos antes de gritar que se corría. Nosotros
seguimos hasta que él se agotó y sus piernas cedieron. Lo sujeté,
sonriendo cuando se acurrucó contra mí y empezó a ronronear
furiosamente.
—Mierda, eso es sexi. Él ronronea —gimió Ronan. Asentí.
Yo no podría estar más de acuerdo—. Creo que estamos cerca de
nuestra hora.

—Joder —suspiró Bev—. Eso fue increíble. He esperado a


Rylan muchas veces mientras follaba con sus compañeros.
Puedo llegar un poco tarde.

—Sí, pero nosotros no somos sus personas favoritas —me


reí—. No hay que darle otra razón para que se cabree con
nosotros.

—Buen punto, pero yo no creo que pueda levantarme por


el momento —él se rio. Parpadeó hacia mí, sonriendo
ampliamente, y sentí que mi corazón dejaba de latir. Maldición,
era precioso.

—Justo lo que me gusta que sientas después nuestro amor,


corazón —le aseguré. Ronan lo levantó de mí y me duché
mientras él ayudaba a Bev. Luego nos cambiamos rápidamente.
Bueno, tal vez no tan rápido, porque me distraje al ver a Bev
mirándonos como si fuéramos su comida favorita—. Una vez
más.

—Una vez más, ¿qué? —él preguntó, y luego gritó cuando


lo levanté.

—Un sabor más —gruñí. Lo levanté con facilidad y lo


apoyé en los azulejos, moviendo sus piernas sobre mis hombros
antes de tragarme su polla hasta la raíz.

—¡Oh joder! —gritó de placer mientras me agarraba del


pelo—. ¡Oh, mierda! ¡Tan fuerte! ¡Tan caliente! ¡Oh Dios mío!
Sí. ¡Por favor!

—¿Por favor qué, Bev? —Ronan le preguntó por mí.


Después de todo, yo tenía la boca llena.
—¡Por favor, el dedo también! Esto es increíble —suplicó.

Ronan enjabonó mi mano y empujé tres dedos en el


parcialmente estirado agujero de Bev. —Sólo recuerda que nos
gusta que ruegues, corazón.

—¡Juro que lo haré! —Bev gritó de felicidad y montó mis


dedos mientras continuaba tragándolo. Él se corrió duramente y
yo gemí ante su sabor.

—Lo sé. Nunca has probado un semen tan bueno como el


suyo —Ronan se rio entre dientes mientras salía de la ducha.
Amen a eso. El semen de nuestro compañero era similar a la
sangre, la esencia del chocolate y la crema de mantequilla
glaseada con cerezas negras. Deliciosa y mi favorita.

Solté a Bev y lo bajamos colocándolo entre nosotros,


limpiándolo rápidamente de nuevo. Entonces cerré la llave del
agua y entregué nuestro saciado compañero a Ronan, que
estaba esperando con una toalla.

—Tengo un apetito sexual exagerado —Bev se rio mientras


mi gemelo lo secaba—. Y ninguno de los dos ni siquiera me ha
follado todavía. ¿Podemos hacer eso esta noche?

—Creo que primero necesitas comer y recuperar fuerzas —


evadí, mirando por encima de él. ¿Por qué estaba actuando
como si estuviera drogado?—. ¿No te habremos empujado
demasiado? Actúas un poco torpe.

—Sí, cierto —estuvo de acuerdo Lavache—. Riley estará en


la cena. Le preguntaremos.

—¡Soy feliz! —admitió Bev, sin dejar de reírse—. ¿Sabes


cuánto tiempo ha pasado incluso desde que he estado desnudo
con otro hombre tocándome? Y menos con alguien tan caliente
como vosotros. Y dos. Y nunca nadie me ha comido el culo y me
ha levantado hasta hacerme volar de esa manera. Joder, eso fue
caliente. —Las últimas palabras le salieron mal articuladas, y
cuando Ronan lo dejó sobre sus pies, se tambaleó.

—Mierda —juré, y rápidamente lo vestimos, Lavache


ayudándonos a encontrar ropa adecuada. Ni siquiera me
importaba que el guerrero lo viera desnudo.

—Vuestros hermanos trajeron vuestras maletas, por lo que


tenéis vuestras cosas —nos dijo antes de señalarlas. Asentimos y
nos pusimos algo tan rápido que ni siquiera nos molestamos
con la ropa interior. En el momento en el que tuve mis zapatillas
de deporte puestas, agarré a Bev de Lavache y salí por patas.

—¡Espera!

—Guerrero, tienes que mantener el ritmo. ¡Tenemos que


llevarlo al doctor! —grité sobre mi hombro, no estaba dispuesto
a esperar por él—. Aguanta, corazón.

—Estoy bien. Buen apetito sexual —arrastró las palabras


Bev, sus ojos aleteando. Llegamos al pasillo que iba a la sala del
trono y nos dimos cuenta que no teníamos ni idea de a dónde
íbamos. Había otro guardia allí y me volví hacia él.

—Salón comedor. ¿Dónde? —ladré.

—No deben estar a solas con el señor B…

—¿Dónde está? —gruñó Ronan—. Necesitamos al doc. Está


actuando de manera extraña.

—Oh mierda —dijo el guardia, y señaló al final del pasillo—


. La última puerta a la izquierda. —Asentimos y salimos
corriendo. Me detuve en seco cuando entramos, ya que había
gente por todas partes.

—Riley —grité—. ¡Necesitamos al doctor!


—¿Qué pasó? —preguntó Ma mientras se precipitaba hacia
nosotros.

—Ellos tienen un apetito sexual tannnn bueno —se rio


Bev—. Hola, suegra. Gusto en conocerte. Me encanta tu pelo.

—Oh, él nos va a matar más tarde para dejarlo conocerla


de esta forma —se quejó Ronan.

—Sí.

—¿Habéis tenido relaciones sexuales con él después de lo


que ha pasado? —preguntó Ma, su tono de desaprobación.

—No exactamente —evadí. Wow. Eso no era una incómoda


conversación ni nada.

—No ellos solamente…

—Te ruego que no termines la frase, Bev —gimió Ronan


cubriéndole la boca a nuestra pareja.

—Tengo a Riley —dijo Brian mientras llegaba con el


doctor. Él debió haber escuchado la conmoción cuando
llegamos corriendo y se fue por su cuenta a buscarlo. Le hice un
gesto de agradecimiento y me senté con Bev en mi regazo para
que Riley pudiera examinarlo.

—Está bien, dadnos algo de espacio, muchachos —dijo


Riley suavemente a mi familia que se apiñaba alrededor. Todos
dieron unos tres pasos hacia atrás de manera colectiva y él puso
los ojos en blanco—. Ponedme al día.

—Mientras lo bañábamos, le hicimos saber que lo


sentíamos —evadí, eligiendo las palabras con cuidado.

—Me he corrido tres veces —Bevin se rio en voz alta,


incluso fue tan lejos como para sostener tres dedos—. Fue
impresionante, doc. Son muy creativos. Y Dios, son calientes. ¡Y
lo que les cuelga! Tienen un juego de pollas que son tan… —Le
cubrí la boca de nuevo.

—Nosotros no tomamos nada de sangre. Pero esto no


parece que sea debido a que no haya descansado lo suficiente.
Tampoco a la deshidratación —le dije mientras ignoraba los
ronroneos de Bevin y como me lamía la mano—. Mi corazón,
necesitas comportarte. No estás ayudando.

Antes de que Riley pudiera decir algo, el rey llegó


corriendo de nuevo con sus compañeros. —¿Qué le habéis hecho
ahora? —Él entrecerró los ojos en mi mano—. ¡Quita la mano en
este instante! Déjale que diga lo que le habéis hecho. —Suspiré y
lo hice, preparándome.

—Ellos tienen un gran apetito sexual, Ry —chilló Bevin—.


Rian me levantó para que yo estuviera sentado sobre sus
hombros y luego se tragó mi…

El rey se movió tan rápido que fue un borrón. Cuando se


detuvo, su mano estaba sobre la boca de Bevin.

—Gracias, Majestad —murmuré—. Puedes adivinar por


qué yo no quería que nuestros padres oyeran eso.

—Lo supongo. ¿Lo tienes?

—Sí. —Puse la mano allí rápidamente después de que


Rylan quitara la suya—. ¿Podría ser un efecto secundario
extraño debido a la falta de azúcar? He leído que eso podría
volver loco temporalmente a una persona. ¿Tal vez sólo tiene
que comer?

—Nunca he visto a nadie actuar así debido a una bajada de


glucosa —dijo Riley, dejando escapar una risita antes de
morderse los labios—. Es como si estuviera en el séptimo cielo.
—Um, no creo que sea la glucosa —gimió Rylan. Miró a
Bev y juró—. Sus pupilas son del tamaño de unos jodidos
platillos.

—¿Qué significa eso? —preguntó Ronan, su tono asustado.


Sentí lo mismo.

—¿Él ya os mordió? —preguntó el rey en su lugar. Los dos


giramos nuestras cabezas—. ¿Cuándo lo estabais limpiando,
bien, eh, bueno, os marcó?

—¿Cómo si hubiera orinado sobre nosotros como lo hacen


los gatos salvajes? —solté, mis ojos como platos.

—No —gimió Rylan. Lo miré fijamente, pero no estaba


prestando atención porque nuestra pareja se movió como un
relámpago, me quitó la mano de su boca y saltó de mi regazo.

—¡Oh, sí que los marqué! Por dentro y por fuera. ¡Me corrí
sobre ellos, y lo han probado! —Hizo una especie de baile de la
victoria, agitando su pequeño culo respingón, lo que me puso
duro incluso bajo esas locas circunstancias—. ¡He marcado a
estos calientes y divinos hombres que tienen unas enormes
pollas y las bocas más talentosas el mundo!

—Bev —gruñó Rylan—. ¡Conoces las reglas! Tienes que


morder a tus compañeros antes de marcarlos. Se nos enseña eso
incluso antes de aprender acerca de los pájaros y las abejas.

—¡No lo planeé, Ry! Me saltaron en la ducha. Y déjame


decirte, son muy talentosos. Yo estaba todo gelatinoso. Y lo
siguiente que sé es que los estaba marcando. ¡Quiero decir,
vamos, que son calientes!

—¡Oh! —Di un grito ahogado, pillándolo—. ¿Te refieres


con marcar a cuando…? ¡Oh! Sí, sí, lo hizo. —Sentí mis mejillas
calentarse levemente y le disparé un vistazo a Ronan. Vi que lo
había más que comprendido, pero tuvo la decencia de mantener
su boca cerrada—. Bien, entonces ¿cómo podemos ayudar a
Bevin?

—No puedes —suspiró Rylan—. Mis padres decían que era


el castigo de los tigrillos por tener sexo antes del acoplamiento.
Basura total, pero eso es lo que los padres les dicen a sus hijos
para que no vayan follando a todo el mundo cuando son unos
cabrones calientes y se metan en problemas. De todas formas,
cuando mordemos y reclamamos a nuestros compañeros,
liberamos unas sustancias que nos ponen contentos, no es como
cuando vosotros nos mordéis, pero se acerca. Además cambia
nuestro olor, por lo que olemos a reclamados.

»Si un tigrillo marca a su compañero antes de reclamarlo,


la hormona lo droga, va a su sistema y lo deja atontado. Como si
fuera un castigo por no reclamar a tu compañero, como si dijera
que no puedes tener intimidad con él y no aceptar el regalo que
el destino te dio. Y él, que tiene dos compañeros, recibió una
dosis doble.

—Hey, si él no los acepta, yo lo haré —otro tigrillo


ronroneó—. Amaría tener a unos enormes y calientes gemelos
irlandeses. Y por lo que Bevin ha dicho sobre lo talentosos que
son…

—¡Son míos! —gruñó Bevin y saltó hacia nosotros. Aterrizó


sobre Ronan primero y hundió sus colmillos de aspecto
inquietante en el cuello de mi gemelo.

—¡Mierda! —silbó Ronan mientras sostenía a Bev para


estabilizar su peso—. Sí, soy tuyo.

—No tenías que golpearme, Bev —el tigrillo escupió. Le


eché un vistazo y vi que tenía marcas sangrientas de garras
curándose en su rostro. ¡Santa mierda! ¡Nuestro compañero era
muy rápido!
—Bev viene de un linaje muy antiguo y poderoso entre mi
gente —Rylan explicó como si adivinara lo que estaba pensando.
Asentí y segundos después tenía mis brazos llenos con mi
pareja.

—Mío —gruñó.

—Sí, todo tuyo, mi corazón —lo tranquilicé y luego hizo


una mueca mientras me mordía. ¡Está bien! Miré al rey—. ¿Esto
lo ayuda?

—Un poco, pero no del todo. Probablemente le durará al


menos unas cuarenta y ocho horas. Tal vez más, al ser dos. Será
como si se hubieran inyectado una sobredosis durante la luna
llena, y su boca y su mente serán una.

—Presta atención —Bevin gruñó mientras sacaba los


dientes. Estos volvieron a la normalidad y él aplastó su boca
contra la mía—. Acabo de hacerte mío y estás hablando con
otro.

—Sólo porque me preocupo por ti. Estoy emocionado


porque me has reclamado.

—Bueno, pues espero que me lo demuestres toda la noche


con la polla y la lengua —ronroneó—. Un montón de polla y
lengua. Quiero saltar sobre ellas toda la noche hasta mañana.

—Todo lo que nuestra pareja quiera —estuve de acuerdo,


tratando de ignorar que toda mi familia estaba allí.

—Mejor llamo a los aquelarres y hago frente a lo


concerniente con el caso de Bevin —gimió Ferris—. De ninguna
manera puede hablar él con ellos, estando así.

—Lo siento, mi amor. Sé que no te gusta jugar a la


diplomacia —Rylan se echó a reír.
—No queremos herir susceptibilidades, pero ya hemos
empezado —me dijo Pa Manus—. Caleb está de acuerdo, por
supuesto, y les dirá lo mismo a todos sus aquelarres. El único
aquelarre que aún no ha contestado es el de París.

—De todos modos tenemos que sacar a nuestra gente de


allí —dijo Rylan—. No sabemos lo que está pasando allí. Por lo
menos temporalmente. Poner la excusa de que vengan a visitar
el nuevo palacio.

—Sí, sobre todo porque piensan invadir el palacio tan


pronto como consigan los planos —dijo Bevin tranquilamente
mientras ronroneaba en mi contra.

—Jon iba a entregárselos a Dubois, junto con Riley o el


cadáver de Damian y varios faes para que pudieran
experimentar con ellos y así encontrar una manera de
incapacitar el poder de la zorra fae. —Levantó sus manos e hizo
en el aire la señal de comillas—. Supongo que querían decir la
reina. Lo cual es simplemente grosero. Ella no es una puta. Ella
me conmueve.

—Gracias por eso, Bevin —se rio entre dientes la reina


Magdalena—. También te tengo cariño.

—¡Oh! Y llamaron a Caven lobo nenaza de extraños ojos


purpura. ¡Amigo! No es taaaan nenaza. Él es la hostia —
divagaba Bevin—. Y dijo que Ry iba a engrilletar a la gente y
joderlos hasta sonsacarles sus secretos, si Caven y la reina no
podían escanear sus cerebros. ¡Pero por favor! ¿Has visto a sus
compañeros? Sí, él tiene más que suficiente sexo. ¡Y ahora yo
también! ¿No es eso divertido y travieso?

—Sí —estuve de acuerdo, atormentándome cuando vi


todas las caras preocupadas. Bev tenía todas las respuestas, y en
ese momento no había manera de que las diera fielmente
debido a su colocón—. Mi corazón, necesito algo de ti. Quiero
decir que realmente lo necesito.

—Lo que sea por mi sexi compañero irlandés —ronroneó—


. ¿Qué puedo hacer por ti? —El diablillo movió las cejas hacia
mí.

—Sólo quiero un poco de tiempo a solas contigo. Tal vez


podamos comer en tus habitaciones y conocerte mejor.

—¿Eso es lo que me estás pidiendo? Yo también quiero


eso.

—Está bien, pero primero tenemos que decirle al rey lo que


sabes. Sólo suéltalo rápidamente, responde a algunas preguntas
y cogeremos la cena y nos iremos. Pero tienes que concentrarte
por nosotros.

—Puedes hacerlo —acordó Ronan, uniéndose a nosotros y


dándole un rápido beso a Bev—. Tienes que reclamarnos
totalmente, ¿verdad? No podemos hacerlo hasta que le digas al
rey Rylan todo lo que sabes, así él podrá mantenernos a todos a
salvo.

—Claro, sí, me puedo concentrar —dijo, tomando una


respiración profunda. Dejó escapar una risita y meneó la
cabeza—. Bueno, no puedo cuando estás a mi lado. Mejor
déjame. —Lo hice, y se alejó un poco y se sentó en el suelo—.
¿Pueden darme un poco de agua? Me siento muy caliente.

Alguien le consiguió un vaso y tomó varios tragos largos y


profundos respiraciones antes de cerrar los ojos. —¿Puedo
hacerlo ahora y desde aquí? Me siento más centrado ahora.
Aunque me siento caliente y como si estuviera girando.

—Tráeme una compresa fría —dijo Rylan rápidamente.


—Yo tengo —replicó la reina. Algo apareció en su mano y
con gracia se arrodilló y la puso en la frente de Bevin.

—¿Mejor?

—Muchas gracias —suspiró—. Despeja.

—Es temporal.

—Está bien. —Se quedó sin aliento y nos miró—. Oh Dios.


Estoy tan avergonzado…

—No sé por qué —dijo Ma firmemente mientras se


arrodillaba hasta estar ante la vista de Bev—. Tú estabas
presumiendo de mis hijos, feliz porque el destino te los había
dado. Yo diría que has mostrado que eres un hombre
extraordinario después de lo que te pasó cuando os
encontrasteis. Creo que eres una dulce y maravillosa adición a
nuestra familia.

—Gracias. —Bev se sonrojó y vi a Ma hacerle un guiño.


Juraría que esa mujer podía hacer milagros y siempre sabía qué
decir. Nuestro compañero volvió a respirar y luego miró a su
rey—. Yo estaba echado en mi árbol favorito, tomando un
descanso, dejando a mi tigrillo libre. Oí una voz en el borde de
la propiedad del Complejo de los Guerreros diciendo que él
tenía que salir antes de que fuera demasiado tarde y estuviera
muerto. Entonces oí el nombre de Dubois y de inmediato salté y
me arrastré a través de la hierba tan rápido como pude.

Rylan asintió. —¿Y sabías quién era?

—Al principio no. Estaba de espaldas a mí y a bastante


distancia. Oí fragmentos de lo que estaba diciendo Dubois.
Básicamente que Jon estaba siendo paranoico. Luego se dio la
vuelta y no tuve ninguna duda de que era Jon.

—¿Y cómo sabes quién es?


—Yo estaba contigo cuando tú confirmaste con Caven que
él era uno de los guerreros que habían descubierto sus
gargantas ante Caven. Yo vi que Caven y la reina trataron de
escanear su mente.

—Bien. Está bien, ¿qué más dijo, Bev?

—Que nosotros sabíamos que el traidor era un guerrero y


que por eso los manteníamos fuera de los asuntos —dijo en voz
baja, con nerviosismo—. Que había gente tratando de leer su
mente, pero que él había visto la lista de sospechosos, porque
incluso a pesar de las grandes medidas de seguridad algunas
personas no habían cambiado las contraseñas de sus correos
electrónicos. Supongo que jaqueó las contraseñas de alguien,
para saber que estaba pasando.

Me estremecí cuando escuché a varias personas decir


palabrotas. Supongo que más de uno no había cambiado sus
contraseñas. Imbéciles. Eso es lo primero que alguien debe
hacer cuando se produce un fallo de seguridad. Oh bueno,
Supongo que tenían cosas más importantes en su mente.

—Dubois estaba enojado porque quisiera dejarlo. Dijo que


no habían terminado la planificación del ataque, y que
necesitaban los planos del palacio. Así que todavía no los tienen,
pero nos quieren. —Él abrió los ojos y reunió su mirada con la
de Rylan—. Hay cosas que no están en los planos que sólo unos
pocos conocen. Nunca los pusimos en los planos, por lo que no
pueden descubrirlo.

—Bueno, está bien, sí —suspiró Rylan—. ¿Qué más? Dijiste


antes que sabías como estaban convirtiendo a los humanos en
demonios.

—Dubois dijo que necesitaban anular la magia de la reina


Magdalena. Que las brujas con las que trabajan habían dicho
que toda la magia podía ser drenada. Han estado encantando la
sangre de los demonios, por lo que cuando la reina Magdalena
nos dijo que encantaría nuestra sangre para mantenernos a
salvo, todo hizo clic en mi cabeza. Eso tenía que ser, están
hechizando la sangre de los demonios. Y de alguna manera esta
convierte a los humanos en demonios.

—Por todos los dioses —susurró la reina. Ella miró al rey


Rylan, a su nieto Barnabas y a los Marius—. Podría ser posible.
He visto esa magia tan fuerte.

—Hay más —dijo con tristeza Bevin—. Ellos quieren


capturar a algunos faes. Dijeron que no sabían cómo funcionaba
la magia de los faes y querían experimentar con ellos para
encontrar la manera de desactivar tu poder, drenar tu magia o
lo que sea.

—Están pensando en términos de brujas —respondió ella


sacudiendo la cabeza—. No es lo mismo para los faes.

—¿Qué quieres decir? —le preguntó Desmond—. No pillo


la diferencia.

La reina apretó su boca en una línea fina y luego asintió,


como si hubiera encontrado la manera de explicar lo que iba a
decir. —Tenéis que pensar en brujas más como en seres
humanos con un regalo o una afinidad por lo místico. Recitan
embrujos y hacen pociones para conseguir poder. Utilizan
eventos celestiales para aprovechar la energía de la Madre
Tierra, como he oído que llaman a vuestro planeta.

—Bien, he conocido a algunas brujas —coincidió Elena—.


Tuve una vela bendecida por un hechizo que se basaba en el
poder del agua suministrada por la Madre Tierra. Pero no es así
como son los faes. Ni siquiera sois de la tierra.

—Exactamente —la reina estuvo de acuerdo—. No se puede


separar nuestra magia. Es simplemente lo que somos. Yo puedo
cantar para enfocar la magia poderosa o preparar una poción o
un hechizo si es específico, pero no llamo a la energía de otro
lugar para hacerlo funcionar. El poder soy yo. Soy mi propia
fuente de energía. Es como tratar de separar a Rylan de su
tigrillo. No se puede. Ellos son uno. La única manera para
incapacitar mi poder es matarme.

—Está bien, así que al menos no tenemos que


preocuparnos por sus brujas, porque eso no va a ocurrir —dijo
Rylan firmemente—. Eres demasiado dura para que algunas
brujas de mierda puedan acercarse a unos metros de ti o puedan
herirte.

—Gracias, querido. —Ella le dirigió una inclinación de


cabeza, reprimiendo una sonrisa.

—Jon estaba preocupado de si Osvaldo Diaz lo aceptaría


realmente en las filas de los demonios o sólo lo mataría cuando
llegara a su destino —continuó Bevin. Rápidamente explicó que
Dubois dijo que ya que el hijo del demonio estaba muerto y su
ejército creciendo, había un lugar para que Jon fuera general.

—Wow. Eso es sólo, wow —susurró Ronan con un silbido.


Yo no podría estar más de acuerdo—. Hablan de secuestro y
asesinato como nosotros hablamos de sembrar los campos. No
son más que un montón de jodidas malas hierbas.

Bev se rio de eso. —Cuando colgaron, Jon se fue


quejándose de lo mismo mientras se dirigía de regreso al
Complejo de los Guerreros. Dijo que era muy fácil para ellos
juzgarlo por querer largarse después de haber recopilado la
información cuando ellos estaban tan tranquilos en París y
Bilbao, España. Sabemos que Dubois está en París, así que
Osvaldo está en España.
Apenas habían salido las últimas palabras de su boca
cuando una letanía de palabrotas empezó a oírse a unos veinte
metros de distancia... En español.

—Cyrus, habla conmigo —dijo Damian suavemente—.


¿Qué hay en Bilbao?

—Yo sé dónde están —respondió su compañero antes de


irrumpir a través de la habitación.

—Pobre Cyrus —susurró Bev—. Es duro ser el hijo del


enemigo. Por lo menos él creció pensando que su familia había
muerto. Yo no fui tan afortunado. Yo era el jodido monstruo en
mi familia porque era el único que tenía moral.

—¿De qué estás hablando, corazón? —le pregunté en voz


baja.

—Vengo del mal —murmuró antes de que un suave


ronquido escapara de sus labios.

—Maldita sea —la reina maldijo y le quitó la compresa de


su frente—. No quería noquearlo. Sólo aclarar su cabeza. La dejé
demasiado tiempo. Lo siento. Nunca he trabajado con este tipo
de sufrimiento.

—Gracias por lo que hiciste por él —dijo Ronan mientras


nos arrodillamos a cada lado de nuestra pareja—. Necesita este
descanso. Es lo mejor.

—Eres muy amable al decir eso. —Ella se inclinó y besó a


Ronan en la mejilla.

Miré a Rylan. —¿Qué quiso decir Bevin? ¿Qué pasó con su


familia?

—No soy yo quien debe contarlo —respondió Rylan,


sacudiendo la cabeza.
—¿Por favor? —le supliqué, echando un vistazo a nuestra
pareja—. Él ya ha pasado por mucho. No necesita el dolor de
contarnos algo hiriente. Por lo menos dinos si siguen siendo una
amenaza para él.

—No, no, están muertos —susurró Rylan tristemente


mientras empujaba el cabello de Bevin de su frente—. Los mató
para salvarme. Bevin mató a su propia familia que estaba al
servicio de la familia real, pero es aún más que eso, él es leal, y
mi amigo.

—Dios mío —jadeó Ronan con horror. Yo lo sentí fluir


dentro de mí como si yo mismo lo hubiera hecho—. ¿Por qué te
querían muerto?

—Ellos estaban secuestrando y vendiendo tigrillos a los


seres humanos que conocían nuestra existencia —explicó
Rylan—. Experimentaban con nosotros y trataban de utilizar
nuestra sangre y fuerza en su beneficio. ¿Qué mejor cobaya que
el príncipe? Bevin sabía que odiaban a mi familia y que eran
inmorales, pero no sabía hasta dónde llegaban. Cuando vinieron
a él, pidiéndole ayuda para secuestrarme, para que usara
nuestra amistad para tenderme una trampa, él dijo que no.

»Dijeron que encontrarían una manera, con o sin él, y que


si él era parte de su familia, tenía que ayudarlos. Se dio cuenta
de que realmente la encontrarían, así que aceptó. Aunque en su
lugar, los llevó a una trampa. Conocía algunos lobos de la
manada cercana al palacio y les pidió ayuda, ni siquiera quería
su sangre en mis manos. Mató a su padre él mismo y los lobos a
su madre y dos hermanos. Escuchamos una conmoción en la
entrada del palacio y salimos corriendo.

»Imaginad mi sorpresa al ver a Bevin sollozando sobre su


familia muerta, gritando que los había matado para protegerme.
Estuvo inconsolable durante meses. Le di las gracias,
recompensé a los lobos y lo solucioné todo. Bevin exigió un
nuevo apellido, no quería ser parte de ellos nunca más. Fuimos
a los ancianos y acordaron llamarlo Bevin Innocente.

—Que significa inocente —susurré mientras miraba a


nuestra pareja.

—¿Qué edad tenía?

—Hizo doce años la semana pasada, en su cumpleaños —


dijo Rylan con tristeza—. Él acaba de cumplir treinta años.

—¡Dieciocho! Pobre muchacho —exclamó Ma en voz baja—


. Ahora tiene una familia, y lo cuidaremos y lo amaremos como
si fuera de nuestra sangre.

—Sí, nosotros lo haremos —mi Pa Manus estuvo de


acuerdo—. Desde ahora es uno de nosotros.

—Ahora entiendo —le dije mientras miraba a Rylan— por


qué te alteraste tanto inmediatamente después de lo que pasó.
No es sólo tu amigo o uno de los tuyos. Él es tu confidente. Es
tuyo.

—Sí, lo es —acordó Rylan, dándome una mirada


significativa—. Amo a mis compañeros y haría cualquier cosa
por ellos, pero Bev está a la misma altura que ellos. Es mi
confidente. Yo nunca, nunca he dudado de él. Hemos sido los
mejores amigos desde hace veinticinco años. Cuando ese lindo
pequeño llegó hasta mí sólo tenía cinco años. Era pequeño
incluso pequeño para su edad, y anunció que yo no era lo
suficientemente chulo como para ser un príncipe.

—¿Él hizo eso? —se rio Ronan entre dientes, cepillando sus
dedos por la mejilla de Bev.

—Oh, sí —respondió Rylan sacudiendo la cabeza—. Dijo


que un príncipe tenía que ser el mejor en todo y totalmente
chulo. A los diez años yo pensaba que ya lo era, por supuesto, y
lo miré y le pregunté qué no podía hacer yo mejor que él. Estaba
totalmente seguro que él no podía hacer nada mejor que yo. Bev
procedió a eructar el alfabeto y luego me sonrió, diciéndome
que él era mucho más chulo.

»En ese momento me di cuenta que cualquiera, y además


siendo tan joven, que tuviera las bolas de hablar con un príncipe
así, siempre sería sincero conmigo, el amigo más leal, y que me
ayudaría a ser el gobernante que quería ser. Hemos sido amigos
desde entonces.

—Sabes que te preguntaremos si puedes eructar el


alfabeto, mi amor —se rio entre dientes Ferris.

Rylan miró a su compañero y vi la picardía en sus ojos y la


sonrisa en su rostro. —Hacia atrás, hacia delante, y en unos
cuantos idiomas, compañero. Soy el chico más chulo de los
alrededores. Bev se aseguró de ello.

Me reí con todos los demás, mirando a mi pareja. Qué


impresionante era que nuestro compañero tuviera el amor y el
respeto de un rey así. Se había ganado el corazón de su
gobernante. Sinceramente, por lo que ya había visto de nuestro
compañero, yo no podía decir que eso me sorprendiera.
CAPÍTULO seis

Damian

—Háblame, mi alma —susurré suavemente a Cyrus cuando


finalmente dejó de moverse al salir fuera. Pensé que sólo
necesitaba un poco de aire y que era comprensible, pero no lo
podía ayudar si no me decía lo que estaba pasando. Quiero
decir, yo ya había oído que su familia estaba en Bilbao, España,
eso significaba algo para él. Pero era más que eso.

—Justo cuando pensaba que mi alma no podía sufrir más


—él sollozó, mi pecho se apretó por el miedo y por el dolor que
mi compañero estaba sintiendo—. Yo no puedo aguantar mucho
más, amante. Realmente no puedo.

—¿Qué es? —Oí la súplica en mi tono. Yo no sabía cómo


consolarlo si no me lo decía—. Por favor, Cyrus. ¿Qué significa
eso? ¿Cómo sabes exactamente en qué sitio de Bilbao se
encuentran? —Me di cuenta que mi familia nos había seguido
fuera pero estaban dándonos espacio, simplemente estaban ahí
para acompañar si lo necesitábamos.

—En Bilbao es donde está el castillo Diaz —respondió con


una voz ahogada, sus hombros todavía temblando—. Mi padre
no era el mayor de sus hermanos, por lo que no podía heredarlo.
Siempre le molestó y por eso se fue de Bilbao y se mudó a mi
viejo aquelarre en España, donde conoció a mi madre.

—Oh no —dije en voz baja, adivinando lo que venía. Mi


compañero asintió.

—Mi tío murió hace muchos años. Le sucedió mi primo


mayor —explicó—. Si mi padre está en Bilbao, entonces sólo
puedo adivinar lo que le ha sucedido al resto de mi familia.
Tenían muchos niños, Damian. Todos mis primos vivían allí.
Son más que tus hermanos y tú juntos. Once de ellos con
cuarenta y dos niños, algunos acoplados con hijos propios.

—Cyrus. —Yo lo abracé con fuerza, sin saber qué hacer ni


qué decir.

—Puede que sea el último —gritó en mi contra—. Si ellos


han muerto soy el último Diaz de esa línea. Mi abuelo sólo tuvo
cuatro hijos. Uno de ellos murió siendo pequeño. Otro, antes de
que yo naciera. Entonces solo quedaron mi tío y mi padre. Mis
hermanos han muerto. Si mis primos también lo han hecho,
entonces solo quedo yo. Estoy solo.

—Tú no estás solo —dijo Victor con firmeza mientras nos


abrazaba a los dos—. Tienes una familia, hermano. Vamos a
averiguar lo que ha ocurrido en Bilbao y ver si todavía podemos
salvarlos. Pero no importa qué, no estás solo.

—Eres uno de nosotros, Cyrus —mamá estuvo de acuerdo,


y mi padre y ella se unieron al abrazo—. Y la línea no va a
terminar contigo. Damian y tú tendréis un montón de niños.

—Pero serán Marius. No habrá más Diaz.

—Tonterías —argumentó mamá. Mentalmente suspiré de


alivio. No me importaba una mierda cual fuera el apellido de
nuestros hijos. Sólo quería tener hijos algún día y me
encantaba—. No hay ninguna regla que diga que tienen que ser
llamados Marius. Pueden ser Diaz. Incluso pueden ser llamados
Pavos si quieres. Eso depende de Damian y de ti. Vamos a
amarte igual, no importa qué.

—No quiero llamar a nuestros niños Pavos —se rio Cyrus


entre dientes mientras se secaba los ojos—. Pero gracias por
decirlo. Tienes razón. No estoy solo y nunca lo estaré mientras
tenga a mi amante.
—Siempre me tendrás —le juré—. Yo estoy contigo para
siempre, mi alma.

—Gracias a Dios por eso —suspiró. Mi pobre compañero.


¿Qué otra angustia le lanzarían? Era mejor no decirlo, porque
justo cuando pensaba que las cosas no podían empeorar,
siempre lo hacían.

Bevin

Me desperté de la mejor manera posible... Con unos dedos


dentro de mí, unos labios por todo mi cuerpo, unas manos
provocándome, y mis compañeros diciendo sin cesar lo perfecto
que yo era.

—Él aúlla incluso en su sueño. Joder, eso es caliente —


gimió Rian—. Sólo quería despertarlo para que comiera, y lo
siguiente que supe es que estaba preparándolo para mí polla.

—Es demasiado tentador —estuvo de acuerdo Ronan—. No


puedo esperar para verlo cuando le hagamos el amor. ¿Cómo
nos reclamará? ¿La mordedura será suficiente?

—Sí —le susurré cuando levanté mis caderas, llevando sus


dedos más profundamente en mí—. Yo os reclamé a los dos y
vosotros me reclamasteis. —Ambos se congelaron y yo parpadeé
hacia ellos—. ¿Qué?

—El reclamo no funcionó —susurró Rian tristemente


mientras se alejaba, apartando sus labios y sus dedos que me
habían estado dando tanto placer—. Ya no tienes las marcas de
mordedura, y no podemos sentir tus emociones. Al principio
pensamos que era porque no eras un vampiro, pero les
preguntamos a Finn y Fergus y nos dijeron que sienten a Brio.
La mordedura no será suficiente, se necesita mordida y sexo.
Nadie sabe realmente lo que eso significa, algunos dicen que
basta con jugar como lo hicimos.

—Sin embargo, otros dicen que tiene que ser durante el


coito —terminó Ronan por su gemelo—. O pudo ser que cuando
el vínculo se estaba formando, bebimos demasiado de tu sangre
y casi te dejamos sin fuerza vital, por lo que no funcionó.
Nosotros no lo sabemos. Pero reclámanos, aunque nosotros no
te reclamemos a ti.

—¿Qué significa eso? —le pregunté mientras me sentaba


lentamente, muy consciente de repente de que no éramos los
únicos en la habitación. Giré mis ojos hacia Lavache y Teagani—
. ¿Los dos? ¿En serio?

—Órdenes del rey Rylan porque tú estabas ido y se figuró


que tendríais un montón de sexo, por lo que sería más difícil
para uno solo de nosotros intervenir si era necesario —
respondió Lavache. Asentí. Realmente me sentía medio ido y
como borracho, pero la gravedad de la conversación me
mantenía a raya por el momento. Aunque fue creciendo
rápidamente. ¿Tal vez se tratara de un efecto secundario de lo
que la reina me había dado?

—Nada —Rian me aseguró—. Tú eres nuestro compañero y


nos puedes reclamar. —Ambos me dieron unas débiles sonrisas.

—Wow, chicos nunca juguéis al póquer —me quejé cuando


salté de la cama—. ¡No quiero a unos mentirosos como
compañeros! Soy un maldito gato. Puedo oler una mentira —me
puse los pantalones que había usado anteriormente y que de
alguna manera había perdido cuando me desmayé en el
comedor. Supongo que me habían desnudado para mi siesta.

—Mierda, no sabíamos eso —susurró Ronan.


Me di la vuelta y le di un fuerte empujón en el pecho. —
¿Oh, así que estaría bien mentirme si yo no lo hubiera sabido?

—¡No, simplemente no queríamos que pensaras que te


estábamos presionando! —gritó Rian. Negué y fui hacia la
puerta de mi habitación. Él corrió allí y la bloqueó—. Mi
corazón, por favor. Hemos metido la pata jodidamente, pero
solo estábamos tratando de hacer lo correcto por ti. No
estábamos tratando de mentirte como unos jodidos bastardos.

—Una mentira piadosa para que no te sintieras obligado a


hacer algo para lo que no estás listo —explicó Ronan mientras
me abrazaba por detrás—. Lo sentimos. No te ocultaremos nada
de nuevo. Te lo contaremos todo, solo que todavía no.
Necesitamos cuidarte, no que te preocupes por nosotros.

Pensé en ello y pude ver que desde su perspectiva estaban


intentando equilibrar la situación. —Está bien. Vamos a comer.

—Gracias, corazón —susurró Ronan.

—Pero quiero aquí a un vampiro que me pueda decir la


verdad de lo que significa que las marcas hayan desaparecido —
dije con firmeza. Ellos hicieron una mueca y supe que era
malo—. ¡Vega! ¡Entra aquí, por favor!

Se abrió la puerta y me fui a la zona de estar de mi suite.


Corrí por la habitación, ya que realidad era enorme, el
dormitorio, una pequeña zona de comedor, una cocina, un
estudio y un baño. Era un agradable acuerdo. Había ventajas en
ser el asesor principal.

—Bevin, sé que tienes un sistema auditivo que no es de


este mundo, pero sigo diciendo que el nuestro no está mal —Se
rio Vega mientras entraba—. Te oigo muy bien a través de la
puerta. Ya estaba agarrando la perilla para entrar cuando
empezaste a gritar mi nombre.
—Bien, lo siento. —Suspiré mientras me dejaba caer en la
mesa. Mi estómago se quejó totalmente ante la comida delante
de mí. Supongo que tenía hambre, ya que todo lo que había
desayunado era una manzana y ahora eran después de las ocho
de la noche. Maldición. Y casi me había muerto. Necesitaba un
enorme sustento. Cogí un bocadillo y le di un mordisco
directamente, estaba muerto de hambre.

—Necesitas hidratarte —dijo Rian suavemente mientras


colocaba una bebida deportiva en mi mano.

—Gracias. —Soné divertido porque estaba hablando con la


boca llena. Vega me miró con los ojos muy abiertos. Lo sé. Yo
era el chico de los modales perfectos—. Lo que me dio la reina es
temporal. Puedo sentir mi locura volver. Quiero hablar de esto
mientras estoy lúcido, pero me estoy muriendo de hambre, así
que perdonad a mi cerdito.

—Por supuesto. Bueno, deseas saber lo que significa para


Rian y Ronan que no te hayan reclamado oficialmente, ¿no? —
me preguntó Vega. Asentí—. Necesito saber un poco más y lo
siento por el carácter personal de las preguntas. —Otra vez
asentí mientras le daba otro gran bocado a mi comida. Dios,
¿cuándo la comida me había sabido tan bien?—. Los has
reclamado, ¿no?

—Sí, hace un par de horas.

—¿Has tenido relaciones íntimas? ¿Sexo?

—Íntimo, sólo oral. Yo recibí —murmuré, mis mejillas


calentándose—. Yo los he marcado. Han tenido mi semilla en su
cuerpo, y bien, dentro también.

—¿Ambos? —preguntó Vega, mirando a mis compañeros.

—Sí —gruñí—. Ronan me masturbó, por lo que me corrí en


su mano, pero Rian estaba de pie frente a mí, así que también.
Los he marcado a los dos. Mi tigrillo estaba encantado, pero eso
es lo que me ha llevado a estar ido y drogado. Marqué a cada
uno dos veces sin reclamarlos. Así que dime lo que necesito
saber.

—Ellos van a empezar a sufrir pronto —espetó Vega.


Parpadeé en estado de shock hacia él—. Los has reclamado y has
tenido relaciones íntimas. Ferris dijo que estaba empezando a
sentir un poco de dolor cuando reclamó a Rylan, y
aproximadamente ha pasado el mismo tiempo entre vosotros
que el que había pasado para ellos. Y si sienten lo que el otro, y
eso aumenta, podrían empeorar rápidamente.

—¿Y entonces? —le susurré antes de comer más. Si tenía


suficiente comida en mi boca no podría tomar decisiones o
contestar preguntas.

—Se convierte en una necesidad que araña. Normalmente


sentimos el tirón de nuestros compañeros, pero si una parte ha
sido reclamada, pero la otra no, es como esperar en una línea a
la cual estás pegado, sin poder marcharte ni moverte. Es
enloquecedor. Comenzará a afectar su estado de ánimo,
haciéndolos más agresivos y territoriales porque no eres
oficialmente suyo ante sus ojos. Y después comenzará a
afectarlos físicamente. Tendrán dolores en la musculatura y las
articulaciones, después perderán el apetito. Podría llegar a
matarlos.

—Nunca había oído algo así —susurró Rian—. ¿Cómo


sabes tú todo eso? Nunca he escuchado nada de eso, aparte de
que la necesidad por reclamar a nuestro compañero se hace más
fuerte cada día que pasa, y nos puede hacer más agresivos. No
sentimos ninguna picazón, simplemente necesidad.

—Mi padre era el bibliotecario de todos los Consejos


Superiores —explicó Vega en voz baja—. Era su trabajo registrar
nuestra historia y todos los casos sobre los que las generaciones
futuras deberían saber.

—¿Era? —le pregunté con suavidad.

—Un día no volvió a casa. Nadie supo qué le había


sucedido, simplemente desapareció. Pensamos que encontró o
vio algo que alguien no quería que viera y lo hizo desaparecer.
Eso fue antes de mi transición.

—Lamentamos tu pérdida —le dijo Ronan al vampiro.


Asentí. Eso era doloroso. Medité durante un tiempo, para así
pensar en un plan.

—¿Hay alguna distancia a la que podríais estar sin sentir


las emociones del otro? —le pregunté a mis compañeros
vacilante.

—No lo sé, nunca hemos encontrado esa distancia —


respondió Rian con una mueca de dolor—. Quiero decir, cuando
tú te fuiste a Londres una vez sin mí, yo no podía sentirte con
tanta fuerza, pero te sentía.

—Le preguntaré a la reina si nos puede poner en una


burbuja o algo así —soltó Ronan, y se puso de pie—. Ella nos
ayudará. —Abrió la puerta y, tal cual, se había ido.

—Eso no fue extraño ni nada —se rio Vega mientras se


ponía de pie—. Está bien, entonces. Mi parte del trabajo de
echar mierda ya está hecho. Me alegra haber podido ayudar.

—Nos has dicho más de lo que sabíamos, y necesitábamos


saberlo —le aseguró Rian—. Gracias, Vega. —El guerrero asintió
y se fue.

—¿Qué pasa con Ronan? —le pregunté en voz baja,


necesitaba saberlo, pero no quería poner a ninguno de mis
compañeros en la tesitura de mentir.
—Honestamente, no lo sé. Está preocupado, pero sólo sé
eso. No es como si pudiera decirte los motivos por los que lo
está, ya que algunas emociones son difíciles de leer para saber lo
que le está pasando con certeza. Está caliente, no hay dudas en
eso. Pero, triste, feliz, preocupado, todo a la vez, solo sentir eso
me dice más o menos lo que le está pasando.

—Puedo entender eso. Si tuvieras que adivinar, ¿qué crees


que es?

—A ti no te va a gustar —suspiró, sacudiendo la cabeza. Él


encontró mi mirada, y lo que vio le dijo que yo no lo iba a dejar
ir—. Creo que está preocupado de que nos vayas a dar una
patada. No estamos siendo exactamente unos compañeros
normales, serviciales y cariñosos. Somos más o menos los
mayores estúpidos que el mundo ha visto jamás. Cuando te
encontramos la jodimos, y tú tuviste que mendigarle a tu rey
para salvarnos.

»Oh, y entonces saltamos sobre ti en la ducha y la jodimos


al hacer que nos marcaras y terminaras ido por eso. —Sólo que
él lo mencionara de nuevo me hizo sentirme un poco mareado.
¿Cómo era la cita? ‘Menciona al diablo, y aparecerá’. Genial—.
Y ahora enfermaremos y enloqueceremos, eso si no morimos
por no reclamarte correctamente, y hemos jurado que no
beberemos de tu sangre otra vez. Sí, somos unos fantásticos
compañeros.

—Marcaros y la locura es culpa mía, no vuestra —le


aseguré—. Yo lo sabía mejor. Sabía desde que era joven, cómo
debía reclamar a mi compañero para que esto no ocurriera. Yo
estaba caliente, y ambos sois tan hermosos que no estaba
prestando atención. La culpa es mía, y siento haberos humillado
tanto delante de todo el mundo. Me sorprendió que estuvierais
aquí cuando me desperté. Me sorprende que no me dierais una
patada en el culo.
—¡No! Nunca —jadeó Rian mientras se sentaba en la silla a
mi lado y me llevaba a su regazo—. Tú eres mi corazón ahora.
Nunca te dejaré ir, Bev. Estoy enamorándome muy rápidamente
de ti. Ronan y yo hablábamos antes sobre cuánto tendremos que
esperar para hacer nuestro primer bocadillo3 de Bevin.

—¿Eh? —le pregunté al terminar mi sándwich, mirando a


mi plato vacío—. Sí, supongo que le puedes llamar a esto
bocadillo. O bocata, pero normalmente lo llamo sándwich.

—No, no me refiero a la comida —se rio entre dientes—.


Shane y Sean fueron los primeros en acoplarse. Cuando estaban
con Dillon, dijeron que estaban haciendo un sándwich de Dillon
porque él estaba en el centro. Entonces Liam y Lorcan fueron
los siguientes, y supongo que su pareja está bien dotado, porque
decían que cuando él estaba en el medio hacían un perrito
caliente.

—Oh, lo entiendo —me reí, sintiéndose borracho ahora—.


Entonces, ¿por qué soy un héroe? ¿Os habéis quedado sin
términos?

—Siempre habrá más términos. Pero después de escuchar


lo valiente que has sido al encontrar al traidor y contárselo a
todos, sin importar el riesgo para ti mismo, y luego, cuando
Rylan nos dijo lo que hiciste para salvarlo…

—¿Él te dijo eso? «Oh mierda.»

—Sí. Tú mencionaste algo al respecto antes de desmayarte,


y le rogamos que nos lo explicara. Teníamos que saber que no
estabas en peligro.

—¿Y crees que yo soy un héroe por matar a mi propio


padre y por conducir a mi familia a una trampa? —le pregunté.

3
Hay que entender que la broma en castellano pierde el sentido, y los significados de la palabra, puesto
que ‘hero’ en inglés significa bocata y héroe a la vez.
No era muy normal que las personas tuvieran esa reacción. Me
deslicé fuera de su regazo y me bebí lo que quedaba de mi
segunda bebida deportiva con nerviosismo.

—Sí. Salvaste a tu mejor amigo y a la familia real a la que le


habías jurado lealtad, Bev. Eres valiente y fuerte, y un héroe.
Por lo tanto, decidimos que cuando tú estés entre los dos,
haremos un bocadillo de Bevin.

—Gracias —dije en voz baja, conmovido por lo que había


dicho. No tanto por el factor sexual, aunque eso siempre estaba
muy bien, sino por lo increíble que era que fuera tan
comprensivo y amable conmigo.

—Así es como realmente nos sentimos.

—Bueno. —Le sonreí cuando dejé la botella vacía. Yo me


contoneé y caminé hacia atrás a mi habitación, doblando mi
dedo—. ¿Quieres sentirme mientras esperamos a Ronan?

—Siempre —gruñó. Él me persiguió y yo di un chillido


cuando me giré sobre mis talones y corrí. Cuando llegué a mi
habitación me zambullí en la cama, mi compañero un momento
después. Sus ropas volaron mientras besaba todo mi cuerpo—.
¿Cómo lo quieres, corazón?

—Para empezar duro y rápido —gemí, empujando mi culo


y presentándoselo—. Tenemos que llegar al borde. Todavía
estoy tenso de los juegos de antes. Después podemos hacer el
amor y una vez que sepamos cómo romper el efecto dominó me
puedes reclamar, al menos la primera vez.

—Eres increíble —susurró. Oí el chasquido de la tapa del


lubricante y segundos después, sus dedos subieron, probando lo
estirado que estaba mi agujero. Tres dedos entraron fácilmente
y eso era bastante bueno.
—Fóllame, Rian —le rogué—. ¡Por favor, por favor, por
favor! Ha pasado tanto tiempo. Quiero ser follado. Quiero que
me folles hasta que grite. Dijiste que nunca podrías negarme
nada. No me provoques.

—Oh, tú mendigarás, corazón —gimió. Sus dedos se fueron


y sentí su polla presionando contra mí. Dejé escapar un suspiro
y me relajé. Sentí la quemadura mientras se empujaba, no había
bromeado cuando dije que realmente había pasado mucho
tiempo para mí. Maullé y arañé las sábanas, inclinando mi culo
hacia arriba aún más alto—. Tan bello. ¿Estás bien?

—Quema, pero a veces eso me gusta —admití—. No muy a


menudo, pero de vez en cuando.

—Tenemos al gatito más caliente del planeta. —Masajeó


mi culo mientras metía más y más su polla dentro de mí con
cada embestida—.Gatito, ¿me vas a dar tu crema?

—Realmente te gusta ese juego de palabras, ¿verdad? —Yo


arrastré las palabras.

Se quedó inmóvil y quise abofetearme a mí mismo. —¿No


te gusta? Pensamos que te había gustado antes. No volveremos
a hacerlo de nuevo.

—Me gusta —le respondí con honestidad—. Sólo que tal


vez no siempre.

—Oh, sí. Yo me figuro que a veces es un poco pervertido,


pero no diría que este es uno de esos momentos —acordó Rian.

—Bien, ese es un buen plan —me reí—. Pues sí, fóllame


bien y el gatito te dará un montón de crema.

—Joder. Vas a hacer que me corra en tu culo demasiado


pronto solo con hablar —gimió y comenzó a empujarse dentro
de mí otra vez. Yo maullé y grité de placer cuando mi agujero se
aflojó aun más para él. Rian comenzó a golpear en mí, nuestra
piel pegada mientras él gruñía de placer—. Ellos te quieren,
corazón.

—¿Qué? —Me quedé sin aliento, sin saber de qué estaba


hablando. Rian se salió y me giró, y abrió mis piernas antes de
empujarse de nuevo dentro de mí.

—Ellos te desean —dijo de nuevo mientras señalaba a


Teagani y Lavache. Parpadeé en estado de shock.

—Se me olvidó que estaban aquí —me reí, sintiéndome


completamente borracho ahora—. ¿Os gusta el espectáculo,
chicos?

—Oh sí —gimió Lavache mientras se frotaba la mano por la


entrepierna—. Tú eres una cosita apasionada.

—Y muy vocal también. —Teagani se aclaró la garganta


con fuerza, pero vi la tienda de campaña en sus pantalones.

—Él está pillado —gruñó Rian mientras se estrellaba


contra mí una y otra vez—. No es vuestro, es mi corazón.

—Sí —yo grité, cuando él agarró mi polla, sin frenar sus


caderas—. Yo os pertenezco a Ronan y a ti. ¡Soy propiedad de
los dioses gemelos del buen sexo irlandés!

—Tienes toda la razón —gruñó—. Apriétate los pezones


para mí, gatito. Quiero verte atormentarlos antes de que yo
consiga mi crema.

Hice lo que él quería, maullando y ronroneando para él. Al


parecer eso llevó a Rian al borde, porque me folló como un loco.
¡Fue fantástico! Entonces tuve una idea.

—¿Tiene que ser en mi cuello donde muerdas?


—No —contestó, las lágrimas llenando sus ojos cuando
miró hacia otro lado y dejó de follarme como un loco—. No, no
tenemos que morderte ahí.

—¿Por qué estás enojado? ¿Qué he dicho mal?

—Podemos morderte donde te haga sentir más cómodo.


Cualquier cosa con tal hacer esto más fácil para ti —susurró.
Hice la pregunta una y otra vez pero él negó—. No voy a
mentirte, pero no me hagas responderte a eso. Te lo suplico. Yo
lo superaré.

—Necesito saber lo que dije mal, Rian. No lo entiendo. —


Me pareció que Lavache obviamente sabía la respuesta. Le
rogué con mis ojos que me dijera lo que me faltaba.

—La mordedura de apareamiento deja una marca


permanente que es una zona erógena —explicó, Rian le gruñó
por hablar—. Por lo que entiendo, si la pareja de un vampiro no
lleva la marca en su cuello es señal de que piensa que el
susodicho en cuestión no está a su altura o que la familia se
opuso. Oí hablar de ello en la fiesta de Navidad, se suponía que
Elena Marius no podía tener la marca en el cuello debido a que
sus padres no querían que se acoplara con Desmond, pero ella
le dijo que se la hiciera de todos modos.

»Básicamente, en su mundo es como si le dijeran a la


gente que no están acoplados —añadió Teagani—. Como si
alguien tuviera a una esposa escondida en casa mientras sigue
buscando un compañero de cama. Si no llevas las marcas en el
cuello es como si estuvieras avergonzado del acoplamiento y de
tu pareja.

—¿Eso es cierto? —le pregunté a Rian, completamente


sorprendido por eso. Nunca había oído hablar de ello.
—Sí. —Esa palabra lo dijo todo. Él estaba herido porque yo
había sugerido no llevar sus marcas en el cuello. En un instante
usé toda mi fuerza para noquearlo de nuevo a la cama, de
manera que yo quedara en la parte superior.

—Yo no lo sabía. Te lo juro. Estoy orgulloso de ser tu


pareja. No estoy avergonzado ni sigo en el mercado. Yo estaba
asustado. Yo estaba pensando en una manera de no sentirme
tan asustado por tener tus colmillos en mí otra vez.

—Lo sé, y lo merezco —susurró, todavía sin mirarme—.


Hay algunas palabras que no deseas oír de la boca de tu
compañero. Sé que no lo sabías, pero yo nunca, nunca pensé
que escucharía a mi compañero decir que quería que yo lo
‘marcara’ en otro lugar. ¡Lo he arruinado todo!

—No, no, no lo has hecho —le aseguré mientras me


inclinaba—. Rian, me importáis mucho Ronan y tú. Vamos a
estar bien, ¿de acuerdo? —Sabía que estábamos en el punto de
ruptura. Había pasado sólo un día y estábamos a punto de
venirnos abajo si no daba un salto de fe y creía que el destino
sabía lo que hacía. Miré a Lavache y a Teagani—. Salid.

—Bevin, no podemos —dijo Lavache suavemente.

—¡Yo soy el señor Bevin Innocente, Asesor Principal del


rey Rylan, y os ordeno que salgáis de mis aposentos! Podéis
esperar en la sala de estar y si os grito, entonces sabréis que os
necesito.

—Está bien, pero si Rylan nos mata por esto, volveremos


para atormentarte —se quejó Teagani al salir de la habitación—.
Y dejaremos la puerta abierta.

—De acuerdo, pero no te quedes ahí mirando —gruñí.


Justo en el momento en el que se habían ido, miré a mi
compañero.
—¿Por qué haces eso? —me preguntó, todavía sin mirar
hacia mí. Yo giré su cabeza y tuvo que mirarme.

—Porque confío en ti, Rian. Cuando tú estés cerca, toma


un sorbo y reclama a tu pareja —gemí mientras empezaba a
mover las caderas de nuevo—. Soy tuyo, y quiero que todo el
mundo lo sepa. Sin hechizos de la reina, sin guardias, sólo el
hombre del que me estoy enamorando y yo.

—¿En serio?

—Sí —ronroneé mientras lo empujaba para sentarme


encima—. He sido doblemente bendecido por el destino con dos
maravillosos, honorables, sexis y devotos compañeros
irlandeses. No voy a permitir que un poco de miedo interfiera
en nuestro camino.

—Te amo —él gimió mientras se inclinaba y me lamía un


pezón—. Yo te amo, Bev. Sé que es demasiado pronto, y que no
nos conocemos lo suficientemente bien todavía, pero tú eres tan
increíble. No puedo dejar de amarte. —Sus brazos se movieron
alrededor de mi cuerpo hacia mis caderas y me estabilizó
mientras yo saltaba en su polla—. Tan hermoso. Mejor de lo que
nunca soñé que sería.

—Conozco el sentimiento. —Después de eso, no hubo más


palabras. Solo nosotros besándonos hasta que mis pulmones
gritaban por aire, a la vez que nuestros cuerpos se unían una y
otra vez. Fue perfecto.

—Necesito… —él dijo entre dientes cuando sus colmillos


salieron.

—Me ofrezco a ti libremente —le aseguré. Incliné mi


cuello, dejando al descubierto mi garganta para él. La besó
lentamente, la lamió seductoramente, y luego hundió
suavemente sus colmillos en mí. Di un grito ahogado de placer.
Wow. Así que esto era de lo que Rylan siempre estaba hablando.
Se sentía tan bien como ser follado por la gorda polla de mi
compañero. Rian gimió mientras tomaba un trago y yo me corrí
con tanta fuerza que las luces destellaron detrás de mis ojos.
Agarré sus hombros y me aferré a él con todo lo que tenía
mientras gritaba su nombre.

Rian sólo tomó un par de sorbos antes de sacar los dientes


y lamer la picadura de una vez. Supongo que sólo la sanó, pero
al parecer dejaría las marcas de apareamiento en mí. Todavía
estaba culminando cuando él gruñó y nos dio la vuelta. Supongo
que yo no había estado moviendo mis caderas mucho.

—Te amo —prometió una y otra vez a medida que se


estrellaba contra mí. Infiernos, él aferraba el borde del colchón
y se empujaba a sí mismo al mismo tiempo para poder ir más
profundamente dentro de mí. Yo estaba sorprendido de que no
saliéramos rebotando de la cama. Momentos más tarde, bramó
mi nombre y se corrió dentro de mí, bombeando su semilla
profundamente. Mi gato maulló. Ya habíamos sido marcados.

—¿Ambos seguís vivos ahí dentro? —gritó Lavache cuando


nos quedamos en silencio, tratando de recordar cómo respirar.
Yo no podía conseguir suficiente aire para responder y Rian
estaba teniendo el mismo problema. Él me estaba aplastando
con su peso, pero me encantaba. Me envolví en torno a él,
sosteniéndolo mientras seguía lamiendo mi cuello. Cuando oí a
uno de ellos dar un paso en la sala, levanté mi mano y les hice
una señal con los pulgares hacia arriba.

—Sólo quería asegurarme. Bonito culo, Rian.

—Es mío —gruñí, agarrando una mejilla en cada mano.

—Sí, así es —él estuvo de acuerdo—. En cualquier


momento, en cualquier lugar que tú lo quieras.
—Tal vez más tarde. Me estoy divirtiendo mucho con ese
poste al que tú llamas polla en mi culo —me reí—. Además, tú
follas como un dios. ¿Podemos hacer eso otra vez? —Oh,
supongo que una vez más estaba borracho.

—No tienes que pedirme eso dos veces. Sigo duro, y tu


sangre me tiene caliente.

Eso me devolvió mi sobriedad. —¿Cómo fue esta vez?

—Realmente bien —respondió inclinándose y tocando mi


mejilla—. Ahora ya sabía qué esperar, y fue como una
estampida, pero tú no eras el único que tenía miedo, Bev.
Estaba demasiado asustado para tomar más de unos sorbos y
me resultó fácil parar. Te amo. Eso anula cualquier sed que
pueda tener.

¡Genial! Y lo hicimos de nuevo. Él era un ‘animal’.


CAPÍTULO siete

Ronan

—Necesito tu ayuda —le espeté a la reina cuando se unió a


mí—. Por favor, reina Magdalena. Creo que ya amo a Bevin. Los
dos lo hacemos, y nos va a dar una patada en el culo si no
podemos ser mejores para él. Y quiero darle su fantasía. No se
arrepentirá de tenernos cuando vea que queremos darle todos
los deseos de su lista. ¿Podrías hacer que tuviera una altura de 2
metros como uno de tus guerreros durante un tiempo?

—Wow, ese es uno de los mayores y más locos deseos que


he escuchado —el guerrero que estaba con ella, Baylor, se echó a
reír—. ¿Quieres intentarlo de nuevo?

—En realidad, lo siento, Ronan, pero tengo mucho que


hacer y me gustaría dormir un poco en algún momento —evadió
la reina.

—Tú puedes leer mi mente, ¿no? ¿Así sería más fácil para
ti entenderlo? —ofrecí, yo no estaba seguro si eso es lo que ella
quería decir. Ella suspiró y asintió—. Yo soy un libro abierto
para ti, Alteza. —Ella me tomó la mano y sentí el poder, pero era
difícil de describir. No es que fuera como una descarga eléctrica,
o que yo supiera lo que ella estaba haciendo. Tal vez era más
como un sistema de calefacción. Me sentía caliente por todas
partes.

—Oh, Ronan, creo que te preocupas por nada —susurró


después de unos minutos—. Yo entiendo por qué quieres una
burbuja de seguridad para no arriesgarte a provocar el efecto
dominó de nuevo, pero no creo que la necesites. Y estoy muy
segura de que Bevin no quería decir que preferiría estar
acoplado a unos guerreros faes.

—¿Por favor? —susurré mientras las lágrimas se formaban


en mis ojos—. No puedo perderlo. Haría cualquier cosa por él, y
eso que sólo ha pasado un día. ¿Sabes lo raro que es eso? ¿Tener
este tipo de vínculo con tu compañero, sobre todo después de lo
que hemos pasado?

—Sí, lo sé —suspiró—. Entiendo tu miedo, por lo que voy a


darte un encantamiento para que lo puedas usar cuando quieras
separarte de los sentimientos de tu hermano. Pero quiero algo a
cambio.

—Lo que sea —acepté inmediatamente.

—He visto en tu mente que tu hermano y tú sois conocidos


por ser los más pacientes de todos vuestros hermanos, y tu
madre lo ha confirmado. Raramente te enfadas y eres muy
bueno explicando las cosas.

—Oh no —se rio entre dientes Baylor.

—Cállate —ella le espetó—. Parece que mi compañero me


ha amenazado con dejarme si no le permito darme una clase de
conducción porque soy imposible de enseñar.

—Todos pueden aprender —le solté una risita—. Es culpa


del maestro si el estudiante no aprende tanto como él quiere.

—Yo quiero —me aseguró—. Pero no tengo paciencia, y


como puedes ver, siempre estoy en varios frentes.

Pensé en ello un momento y la estudié. —¿Qué es lo que


encuentras más difícil de aprender acerca de la conducción?
¿Hay algo que te detenga de escuchar a tu compañero?
—Nadie me ha preguntado eso —respondió ella,
parpadeando ante mí, noqueada.

Ella lo pensó un momento y asintió. —Sí, estoy distraída.


Nosotros conducimos el coche de los Marius y pienso en que
tengo que hablar con Elena sobre cualquier otra cosa que esté
pasando y lo siguiente que sé es que no he oído ni una palabra
de lo que Terrance me ha dicho y que él está gritándome otra
vez.

—¿Puedes abrir un portal lo suficientemente grande para


un coche? —le pregunté con un encogimiento de hombros—.
¿Podemos conducir uno a través del mismo?

—Sí, podemos. —Ella me sonrió ampliamente—. ¿Tienes


una idea, verdad?

—Podemos conducir por los alrededores de donde yo


vengo. No hay nada más que campos abiertos y naturaleza,
como dice Ma. No hay edificios que te distraigan, no hay puntos
de referencia que te recuerden tus obligaciones. Sólo carreteras
y kilómetros de campos. Conduciremos a lo largo de él y así
daremos el primer paso.

—Eso me gustaría mucho. Iba a ayudarte con la fantasía de


Bevin a cambio de que él me hiciera un favor, pero te la
concederé por las lecciones. Yo ya le preguntaré y le diré que le
deberé un favor. Uno grande.

—Transmitiré cualquier mensaje que tú desees y lo


convenceré, si puedo —me reí.

—Estoy seguro de que lo harás —dijo ella arrastrando las


palabras—. Parece que cuando mi pareja me amenazó
airadamente con dejarme, mis alas se erizaron ligeramente.

—Ella estalló como si fuera uno de esos volcanes que


hemos visto en el Discovery —me dijo Baylor. Eso no era
exactamente como debería ser, pero él era cercano, así que lo
dejé pasar—. Ella lo atacó. Es decir, el humo salía de su culo
mientras lo atacaba.

—Sí, gracias, Baylor. Tengo temperamento. Lo sabemos. —


Ella se pellizcó el puente de la nariz y se centró en mí—. Como
sea. Como símbolo de nuestro acoplamiento y muestra de mi
arrepentimiento por haberlo lastimado, esperaba que Bevin
pudiera crear un lobo de cristal para mí. Quizás un cristal que
pudiera llevar alrededor de mi cuello para mostrarle a mi
compañero que siempre está en mi corazón.

—Se lo pediré, pero eso me suena a que merece ser


liquidado por amenazarte con dejarte —le respondí con
honestidad—. Tú no solo te limitas a ir lanzando amenazas.

—Estoy de acuerdo, pero sus palabras fueron que si no lo


iba a apreciar me iba a dejar en el acto, y que no era lo mismo
que lo que yo le había hecho —ella me aseguró. Me encogí de
hombros. Yo no había estado allí, así que aceptaría su palabra.

—Te prometo que hablaré con Bevin. Estoy seguro de que


le encantará un desafío así. Probablemente lo haría sin el favor a
cambio. Él tiene un corazón demasiado grande como para eso—.
Yo sabía que tenía una sonrisa cursi en mi cara. Sólo hablar de
él me calentaba el corazón.

—Ahh, el amor —se rio entre dientes de la reina. Asentí.

Terminamos, la reina me dio el encantamiento y luego


encantó algunas pociones antes de darme una caja con doce.
Parpadeé hacia ella en estado de shock, diciendo que no
necesitaba tantas. Honestamente, ella me dijo que a veces era
más fácil hacer las cosas a granel, y que ella se figuraba que
Rian también querría algunas. Me encogí de hombros.
Probablemente. Le di las gracias de nuevo, y concerté su
primera lección de conducción para la mañana siguiente,
siempre y cuando todo el mundo no se fuera a la guerra, o
alguna otra cosa.

Ellos aún estaban tratando de interrogar al traidor y


averiguar qué hacer con los Dubois y la familia de Cyrus Diaz.
Yo estaba muy contento de no haber tenido que participar en
esas decisiones. Por ahora, todo de lo que tenía que
preocuparme era de reclamar a mi pareja.

Tan pronto como salí de la casa de Barnabas, me di cuenta


de que no necesitaba el encantamiento. Al estar tan cerca de la
magia de la reina nuestros dones debían haber sido bloqueados
de todos modos, porque no había sentido los sentimientos de
Rian... No hasta que conducía de vuelta al palacio y sentí un
escalofrío recorrerlo a él. Había reclamado a Bevin, y estaban
teniendo sexo de nuevo. Me detuve a un lado de la carretera y
traté de aprender a respirar de nuevo mientras procesaba todo
eso.

Así que… No era que no se fiara de nosotros juntos o de


nuestro efecto dominó. No confiaba en mí. ¿Por qué? ¿Por qué
yo? ¿Yo no había sido tan gentil y amoroso como Rian desde
que habíamos metimos la pata? ¿Qué había hecho que era tan
diferente? Yo no lo sabía, pero no quería que Rian sintiera mi
desesperación y arruinar su felicidad de haber reclamado a
nuestra pareja. Me puse el encantamiento y volví de nuevo a la
carretera, cabreado mientras me secaba las lágrimas y conducía
de vuelta al palacio.

¿Qué iba a hacer ahora? Yo tenía doce pociones para


hacerme enorme y poder darle a mi compañero la fantasía que
él quería, excepto que parecía que no quería nada de mí.
Rian

Bev y yo tuvimos una segunda ronda, después le preparé


más comida y se la llevé a la cama. El diablillo estaba exigente,
demandándome que solo le diera de comer polla, y aunque yo
quería aceptar su amable ofrecimiento, necesitaba asegurarme
de que él era cuidado de otras formas. Me di cuenta de que
estaba mejor y no tan ido después de que me había mordido
otra vez. ¿Tal vez el sexo y que me mordiera de nuevo habían
eliminado algunas de las hormonas que lo habían drogado?

—¿Qué pasa? —me preguntó cuándo me metí en la cama


con él.

—Me siento extraño —le contesté—. Sobrecogido. Como si


estuviera desnudo. —Cuando me di cuenta de lo que era, jadeé y
casi dejé caer el plato—. No siento a Ronan. ¡Dios mío!
Trescientos treinta y tres años siendo capaz de sentirlo y ahora
no. Es casi espeluznante. Antes sintió dolor y pensé que la reina
no lo había podido hacer, pero luego me pregunté por qué él no
sabía que yo te había reclamado y que ya no necesitamos la
burbuja ni ninguna otra cosa.

—¿Tal vez deberíamos ir a buscarlo? —Bev me miró


preocupado, y cuando traté de conseguir que comiera, alejó el
plato—. ¿Si la reina fue capaz de hacer que funcionara, entonces
por qué sentía dolor? Tenemos que encontrarlo.

—Dale tiempo —me reí—. Quizás sólo está probándolo y


divirtiéndose un poco. Es difícil tener un poco de intimidad
cuando alguien experimenta siempre lo que tú sientes. Tal vez él
quiere traerte una sorpresa y no quiere que ni siquiera yo sepa
qué es. Come, y si no ha vuelto en un rato, reuniremos a las
tropas e iremos a buscarlo.
—Está bien —suspiró y mordió otro sándwich—. ¿Podría
ser que haya sentido nuestro acoplamiento y que sus
sentimientos hayan salido heridos?

Pensé en eso y yo sacudí la cabeza. —Nah. Somos los


gemelos tranquilos. Todo el resto de mi familia pierde los
estribos por el temperamento irlandés y las emociones locas.
Honestamente, nunca habíamos tenido una emoción en espiral
hasta que bebimos de ti. Es por eso que no sabíamos qué hacer
o cómo manejar la situación. Somos bastante tolerantes. Nunca
he visto que Ronan tuviera un problema y no viniera a hablarlo
y a solucionarlo.

—Sí, pero cuando se trata del amor o los asuntos del


corazón, las cosas no son siempre lógicas o tranquilas —dijo en
voz baja antes de tomar otro bocado—. Lo he visto una y otra
vez con todas las parejas apareadas o tríos en este aquelarre.

Parpadeé hacia él un par de veces. Mierda. Estaba en lo


cierto. Le observé comer y miré el reloj, sintiéndome yo mismo
preocupado. ¿Dónde estaba Ronan?

Ronan

—¿Quién está ahí? —gruñó Brian mientras su compañero


guerrero, Zane, llegaba con la espada en alto.

—Volved a la cama, idiotas —gruñí—. Dejadme que me


beba vuestra bebida.

—¿Ronan? —Banning se quedó sin aliento cuando se


acercó a donde yo estaba arrodillado delante de su mueble bar—
. ¿Qué estás haciendo aquí?
—Cuando regresaba al palacio se me jodió el coche y no
tenía otro lugar al que ir —admití.

—¿Cuándo llegaste? —Brian levantó una ceja y miró a las


botellas vacías alrededor—. Hace un tiempo, por lo que veo.

—Sí, vosotros estabais todos follando como conejos y


gritando como banshees —dije arrastrando las palabras con un
bufido—. Es bueno saber que habéis sido unos chicos malos y
que Zane ha tenido que demostraros a quien pertenecéis. Estoy
orgulloso de que tú giraras las tornas y lo encadenaras debajo de
ti y todo eso antes de que lo follaras y Banning lo montara.

—¿Has venido aquí a beberte nuestra bebida y meterte con


nosotros? —gruñó Banning—. No avergüences a nuestra pareja,
Ronan.

—Lo siento —dije en voz baja, con las lágrimas cayéndome


de nuevo—. Estoy celoso. Tú compañero te quiere. Me
encantaría estar jugando así en el dormitorio con mi pareja. Yo
no quiero joderos, y Zane es genial. Tú no tienes que estar
avergonzado. Yo soy la vergüenza.

—¿De qué estás hablando? Bev te adora —dijo Brian


suavemente, y se arrodilló frente a mí y me apartó el pelo de la
cara, metiéndolo detrás de la oreja. En algún momento la cinta
que lo ataba se me había caído y mi pelo era un desastre.
Normalmente lo tenía atado, pero en ese momento no me
importaba un bledo.

Miré a mis hermanos mayores y a su pareja, sus rostros


preocupados. Me reí por que hubiera seis de ellos, y me di
cuenta de que sólo querían ayudar. Les dije todo lo que Vega
nos había revelado y que yo me había largado a obtener ayuda
de la reina, dejando de lado los detalles acerca de la fantasía de
Bev y de que luego me había dado cuenta de que no se trataba
de nosotros, sino de mí. Así que no quería regresar y verlos
felizmente acoplados. Me pareció una idea mejor estrellarme en
su casa y emborracharme.

Eché un vistazo a las botellas en el suelo e hice una mueca


de dolor. —Lo siento por eso. Os repondré las botellas.

—No te preocupes —dijo Zane suavemente mientras me


ayudaba a sentarme—. La mayor parte de ellas fueron regalos de
inauguración de la casa. Nosotros nunca nos las habríamos
bebido todas, y estamos sembrando las cosechas para un
viñedo. Nunca vamos a estar si alcohol.

—Ronan, tengo un montón de llamadas perdidas de Rian


—dijo Banning mientras agitaba su teléfono.

Asentí, tragándome el dolor que sentía y mi orgullo. —Dile


que lo amo, que los amo a los dos, y espero que sean felices
juntos. Que no los molestaré y que si pueden enviarme mis
cosas. Ya que estamos en periodo de prueba, me quedaré donde
el rey quiera.

—Tienes que hablar con ellos, Ronan. Estoy seguro de que


esto es un malentendido —dijo Brian suavemente.

—Salí por la puerta para ayudar y hacer su fantasía


realidad, y se acoplaron mientras estuve fuera —dije en voz baja
mientras las lágrimas seguían cayendo—. ¿Qué hay que
malinterpretar, Brian? El amor que siento por Bevin es
unidireccional. He debido hacer algo que Rian no haya hecho. O
ellos conectaron de una manera en la que nosotros no lo
hicimos. O él hizo algo que yo no hice. No lo sé, pero yo no soy
querido ni echado de menos.

—Sí, él está aquí, y está jodidamente borracho —murmuró


Banning—. ¿Qué ha sucedido? Él dice que tu pareja no lo
quiere. Que lo reclamaste cuando él se fue porque Bevin tiene
miedo sólo de él.
—Es complicado —oí decir a Rian.

—¡Pregúntale a Bevin si me querría si yo midiera 2.28


metros y me colgara como un guerrero fae! —grité—. ¡Tengo
doce pociones de la reina para hacerlo! ¡Duran tres horas cada
una!

—¿Qué? —Brian se quedó sin aliento, con los ojos como


platos—. ¿Por qué le pediste eso a la reina?

—Bev lo tenía en su lista de deseos —le respondí—. Estaba


molesto porque ninguno de los guerreros le había dicho que lo
quería y con eso se había perdido el poder probar el sexo con un
enorme fae antes de aparearse. Así que le pedí a ella que me
diera algo que me hiciera tan grande como uno para poder darle
lo que él quería. Yo hice un trato por eso. Ella me dio una
docena. Dijo que era más fácil hacerlos a granel, pero creo que
fue un soborno para que yo mantuviera mi parte del trato.

—¿Qué trato hiciste? —gimió Banning.

—Lecciones de conducir.

—Mierda —juró Brian—. Esa mujer no está hecha para


conducir. La adoro, pero a veces el viejo dicho de: ‘a perros
viejos no hay que enseñarles nuevos trucos’, es cierto con las
personas mayores.

—Ella no va a decirlo, pero es mayor que Asterio, y él tiene


tres mil años de edad —se rio Zane entre dientes.

—Ella es inteligente —yo la defendí, sintiendo mi lealtad


hacia mi estudiante—. Todo el mundo siempre está pidiéndole
cosas. Ella tiene mucho en su plato y siempre está para todos los
demás, pero quiere aprender esto. Entonces, ¿qué si no es fácil?
¿Y qué si ella no es paciente? ¡Ha hecho tanto por todos
nosotros, y nadie puede tomarse tiempo para enseñarle a
conducir un maldito coche!
—Tienes razón —reconoció Brian—. Yo no lo había
pensado así, pero tienes razón. Escuché que ella había golpeado
a su pareja cuando él le dijo que la enseñaría.

—Eso no fue todo lo que dijo, y yo no la culpo. No debería


haberla amenazado con dejarla solo porque estaba cabreado. —
Sus ojos se abrieron y yo sacudí la cabeza. Había dicho
demasiado.

—Al parecer hay dos cabezas calientes en ese acoplamiento


—él murmuró.

—No sabemos cómo puede ser eso —arrastró las palabras


Zane, dándole a mis hermanos una mirada mordaz.

—Pero por lo visto tú los nalgueas cuando pierden su


temperamento —bromeé. Lo que por supuesto me llevó a
preguntarme cómo sería jugar así con Bevin. Y entonces las
lágrimas empezaron otra vez... Porque yo nunca llegaría a
saberlo. No es que yo la hubiera jodido y él me hubiera
rechazado, lo habíamos hecho los dos. Entonces, ¿por qué
quería mantener a Rian?

—¿Es este el encantamiento? —preguntó Banning en voz


baja mientras acariciaba la piedra en mi cuello. Asentí—.
Ronan, tienes que quitártela. Rian dice que si lo hicieras lo
entenderías. Se siente solo y vacío por no ser capaz de sentirte.

—Él puede sentir a Bev todo lo que quiera y yo no —gemí


como un niño. Un niño borracho. Ellos trataron de hacerme
entrar en razón, pero después de cuatro botellas de ron y
whisky, sí, cuatro, yo no escuchaba. Honestamente, podrían
haber sido más. Vi solo cuatro más otra medio vacía que tenía
en mi mano. Fui a tomar un trago de ella, pero Zane me la quitó.
—Eso no te ayudará, y no me estás escuchando. Te estoy
diciendo que no creo que las cosas sean tan malas como piensas
que son.

—¿Dónde está? —gritó Bevin mientras Rian y él entraban


en la casa, sus ojos buscando hasta que me encontró. Luego
corrió y me di un golpe duro en el brazo—. ¡No vuelvas a hacer
eso! Estábamos muy preocupados por ti. Tenía miedo de que los
demonios te hubieran cogido porque yo los había delatado y tú
eras mi compañero. Me estaba volviendo loco.

—¿Qué? —Di un grito ahogado—. Pero te acoplaste con


Rian en el momento en el que yo no estaba.

—No, tuvimos sexo porque yo me volví loco de nuevo —


explicó mientras empujaba hacia abajo mis piernas y se dejaba
caer sobre mi regazo, a horcajadas—. Estaba caliente después de
que vosotros estuvierais jugando conmigo, y la jodí. No sabía lo
importante que era llevar las marcas de mis compañeros. Herí a
Rian cuando le pregunté si podía morderme en otro lugar para
que no estuviera asustado. Le rompí el corazón, y cuando me di
cuenta de eso, me arriesgué. Eso no quiere decir que lo ame más
que a ti. Estoy enamorado de ambos.

—¿En serio? —Me llené de tanta esperanza que recé para


que eso fuera real.

—Sí. —Sus mejillas se calentaron y se inclinó y presionó


sus labios a mi oído—. Creo que te amo. Sólo necesito más
tiempo para estar seguro. Nunca he estado enamorado antes y
no soy tan viejo como vosotros. Yo no he visto mucho amor. No
tuve unos padres que me enseñaran lo que era. Diablos, se
odiaban. Creo que esto que siento es amor. Y confío en ti.
Incluso después de lo que pasó, confío tanto en ti para que me
reclames como lo hice con Rian. Quiero que lo hagas. No has
cambiado de idea, ¿verdad?
—¡No! —gemí—. Pensé que ya no me querías. Fui a la reina
en busca de ayuda. También le pedí un favor para poder
demostrarte cuanto significas para mí. —Miré a Brian—. ¿Tienes
sangre? ¿Café? Necesito recuperar la sobriedad. No puedo
reclamarlo borracho. No lo deshonraré así, y no lo voy a asustar
porque no estoy bajo control.

—Estás perdonado por preocuparme de esta manera, amor


—ronroneó Bev mientras frotaba su mejilla contra la mía—. Te
extrañé. La próxima vez prométeme que si crees que está
pasando algo vendrás a hablar conmigo. ¿Soy tan poca cosa
como para que te alejes?

—No —gruñí mientras le daba la vuelta y lo inmovilizaba


en el suelo—. No, no lo eres. Mi corazón se rompió en mil
pedazos cuando dejaste que Rian te reclamara cuando me fui,
pero yo os amaba lo suficientemente a los dos, por lo que estaba
dispuesto que dejaros para que pudierais ser felices juntos. Me
habría matado, pero habría sacrificado mi felicidad por
vosotros. No quiero nada más que a mi compañero y a mi
gemelo.

—Nos tienes, Ronan. Nada se interpone entre nosotros —


dijo Rian suavemente—. Ni siquiera un hombre. Y nuestra
pareja nunca nos haría elegir. Bev es demasiado buen hombre
para eso, y el destino no sería tan cruel.

—Yo sé que él lo es —estuve de acuerdo, bloqueando mi


mirada con la de mi gemelo—. Es por eso que sabía que él
nunca, nunca me diría que sólo te amaba a ti. Él habría hecho lo
correcto y habría estado con los dos, y no podía haceros eso si
no me quería.

—Hey, yo te quiero, por lo que eso no es discutible. No más


asumir cosas —chasqueó Bev—. Sé que tuvimos un comienzo
difícil, pero ahora estamos más allá de eso. Vas a recuperar la
sobriedad y me darás caliente, caliente sexo, donde me
reclamarás. Luego nos iremos a dormir y mañana empezaremos
el día juntos como compañeros.

—Sí —le susurré mientras lamía el largo de su clavícula—.


¿Por qué ya no estás drogado?

—Si él nos muerde no dura tanto —respondió Rian—. Nos


dimos cuenta de eso antes. Así que si empieza a parecer
borracho, pregúntale si tú eres suyo, y él saltará y te morderá.

—Con mucho gusto —gemí mientras masajeaba el culo de


Bev. Entonces le mordisqueé la oreja y él dejó escapar un
hermoso aullido—. Tengo un regalo de acoplamiento, si lo
quieres.

—Amo los regalos —se rio.

—¿Banning, puedes contárselo a Rian lejos o en el baño


con la ducha corriendo para que mi pareja no pueda oírlo? —Yo
moví las cejas hacia Bev y él se rio de nuevo. Resultó que
Banning había tapado el teléfono cuando yo había sido un
bocazas, así que no había reventado mi propia sorpresa.

Nos besamos hasta que Brian entró con el café y la sangre.


Yo me bebí dos bolsas y cuatro tazas antes de sentirme sobrio.
Luego nos fuimos, después de que les pidiera disculpas de
nuevo a mis hermanos y a su compañero. De vuelta al palacio,
les conté lo que la reina había dicho acerca de las clases de
conducir, y su solicitud a Bev.

—En realidad, yo soy capaz de hacerlo mejor que eso —


soltó Bevin mientras se mordisqueaba el labio inferior—. Puedo
grabarlo en el vidrio. Le haré saber que necesito que alguien me
consiga un dibujo de su lobo, y puedo grabarlo en algunas capas
de vidrio por lo que parecerá que está capturado en cristal. No
sé dibujar, pero puedo copiar dibujos y reflejarlos en el cristal.
—¿Ves? Otra cosa más por la que eres increíble —le
susurré impresionado. ¿No sería genial tener esos dones?

—He oído que no soy el único con increíbles talentos de los


que no se presumen —dijo Bevin tranquilamente mientras
caminábamos por el pasillo. Parpadeé en estado de shock y
luego miré a Rian, quien asintió—. No te enojes porque me lo
dijera. Estaba preocupado de que hubieras sido secuestrado, y él
estaba tratando de tranquilizarme diciéndome que podías
defenderte.

—No estoy enfadado. Me alegra que lo sepas —le contesté


con sinceridad—. Es simplemente que es raro que alguien más
lo sepa. Nunca se lo hemos dicho a nadie. Ni siquiera a nuestros
padres o familiares.

—¿Por qué no? Yo creo que es una gran cosa.

—Exactamente. Es una gran cosa —le contesté—. No


sabíamos cómo lo tomarían los demás o si tendrían que
decírselo a alguien. Nuestros Pas son concejales. Es posible que
haya normas sobre decírselo a la gente. Nunca hemos oído
hablar de eso antes.

—¿Escuchar qué? —gruñó Rylan, saliendo de las


sombras—. ¿Cuál es el gran problema y por qué lo estás
escondiendo? ¿Y por qué despides a tu guardia, Bev? Voy a
patear vuestros escuálidos culos.

—Oh, mierda. Justo cuando las cosas empiezan a mejorar


sucede otra cosa —me quejé. Entonces parpadeé hacia Bevin—.
¿Despediste a tus guardias?

—Esta no es una discusión para tenerla en el pasillo —


suspiró Bevin, abriendo la puerta de su habitación y dándole la
espalda a todo el mundo. Resultaba que Onah y Ferris estaban
allí también. Ellos entraron, los otros guardias se fueron, y
Bevin empezó a conectar todas las máquinas que hicieran ruido
para que nadie más pudiera oírnos desde el pasillo. Wow. Era
como una reunión de una sociedad secreta.

Bevin explicó lo que pasaba y por qué había enviado a los


guardias lejos. Rylan suspiró, pero asintió y yo lo entendí. Yo
estaba en realidad agradecido de que él manejara las cosas tan
bien para que mi gemelo no fuera aplastado por un comentario
accidental.

—Entonces, ¿qué hay en la caja y qué otros secretos habéis


estado ocultando? —preguntó Rylan.

—¿Puedo decirte lo que hay en la caja a solas? —evadí—.


Le pedí a la reina un favor, para un regalo de acoplamiento para
Bev. —Él asintió y entró en el cuarto de baño y abrió la ducha.
Le expliqué lo que mi compañero había dicho acerca de Zion y
lo que yo había pedido.

—Así que uno de esos te hará tener el tamaño de un


guerrero fae durante tres horas —se quedó sin aliento, sus ojos
muy abiertos. Yo asentí y él se mordió el labio inferior—. ¿Puedo
tener uno? —Ahora fue a mí a quien casi se le salen los ojos de
las cuencas—. Caven me aseguró que había visto en la cabeza de
Ferris una fantasía en la que ambos estábamos en la cama con
él, pero éramos más grandes, por lo que no éramos realmente
nosotros pero los hombre tenían nuestras cara. Quiere ser
follado por dos tipos grandes.

—Sí, puedes tener uno si no le dices a Bevin lo que es o que


vas hacer con él hasta que yo no lo sorprenda primero.

—De acuerdo —se rio entre dientes. Volvimos con todos


los demás, y podía decir que Bevin se moría por saber lo que
había en la caja. Tomé una de las pociones y se la di a Rylan.
Ahora podía decir que nuestra pareja y las suyas estaban
completamente confundidos—. Lo explicaré más tarde, mis
amores.

—Está bien, entonces —arrastró las palabras Ferris—.


Bien, ¿qué ocurre? ¿Qué habéis estado escondiendo?

—Nuestra familia no lo sabe —suspiró Rian—. No


sabíamos si nuestros Pas tendrían que decírselo al Consejo si
alguien lo descubría.

—¿Descubrir qué? —preguntó Rylan de nuevo. Entonces


vio la aprehensión de Bevin y la nuestra—. Chicos, no voy a
contarlo, ¿de acuerdo? Sí, soy concejal, pero también rey.
Vosotros estáis acoplados a Bevin, lo que técnicamente os hace
de la manada de tigrillos y por tanto estáis bajo las leyes de la
manada. Si sólo fuerais unos simples vampiros, sí, tendría que
decírselo, pero no en este caso.

—Tú le confiarías tu vida, ¿no? —le pregunté a Bev.

Él asintió. —Ry siempre cumple su palabra.

—Está bien, entonces —suspiré, pasando mis dedos a


través de mi cabello. Sin que ni siquiera se lo pidiera, Rian me
entregó una cinta y me recogí el pelo—. Tenemos más de un
don.

—¿Y? —soltó Ferris—. Eso es extraño a vuestra edad, pero


no imposible. Hay vampiros con más de un don. Victor Marius
acaba de descubrir su segundo. Desmond tiene dos. Las líneas
de sangre fuertes tienden a tenerlos.

—Tenemos más de dos. —Rian hizo de una mueca de


dolor—. Tenemos cuatro.

—Eso no es posible —susurró Ferris, su mirada danzando


entre nosotros—. ¿Cuáles?
—Tenemos el don de la telekinesis —yo respondí, y levité
una de las bebidas deportivas que Bevin se había estado
bebiendo. Tomé un sorbo y luego la hice flotar hasta Bev. Él se
rio y me dio las gracias. Entonces levanté a Ferris de su asiento
e hice que el hiciera un pequeño baile.

—Lo pillo, bájame —gruñó. Lo hice, y él negó—. ¿No estás


cansado?

—No, estoy lleno de energía —me reí—. No nos cansamos


cuando los utilizamos.

—¿Qué más?

—Podemos lanzar rayos de energía en rápida sucesión —


respondió Rian—. Tú no quieres que te lo demostremos.

—No, no, no quiero —se rio Ferris.

—Tú tienes el poder de controlar el agua —le dije,


mostrando nuestro tercer regalo. Ferris arqueó la ceja—. Sí,
podemos leer cuales son los dones de otros vampiros. ¿Puedes
enseñarnos el tuyo? —Ferris asintió y se concentró en el vaso de
agua sobre la mesa. Sacó toda el agua arremolinándola
alrededor de la mesa, la dirigió hacia el suelo y luego la roció en
la cara de Onah.

—Muy gracioso, mi amor —el guerrero gruñó


juguetonamente.

—¿Rian?

—Sí, lo tengo —mi gemelo se rio. Se concentró y lo hizo


todo al revés, retiró toda el agua de Onah y la metió de nuevo en
el vaso—. Podemos imitar cualquier don que hayamos visto.

—¿Desde cuándo? —susurró Ferris—. Nunca he oído


hablar de eso don.
—Lo tenemos desde hace cincuenta años, y hasta ahora no
ha habido nadie con quien estuviéramos en contacto al que no
hayamos sido capaces de copiar —yo evadí, mirando a Rian.

—Salvo la cosa esa de la tierra. Yo no estaba prestando


atención cuando Desmond lo hizo —argumentó.

—Sí, para ser capaces de imitarlo tenemos que estar


atentos los dos cuando pasa. No tenemos tan buen control como
si fuera nuestro propio don, pero podemos hacerlo.

—¿Y cuál es el cuarto? —preguntó Ferris, y entonces tragó


ruidosamente.

—Intenta manipular el agua de nuevo —le contesté. Lo


hizo y yo me centré en él. El agua se detuvo y se quedó donde
estaba.

—¿Qué estás haciendo? —jadeó.

—Drenando tu poder. Te lo voy a devolver, pero estoy


quitándotelo como si fuera una batería —le expliqué, y luego lo
liberé—. Podemos drenarte para agotarte y que no puedas
usarlo durante un tiempo, o podemos acelerar el proceso y
drenarte de tal forma que no puedas volver a usarlo.

—Mierda —exclamó Rylan mientras nos miraba—. Tengo


que convocar una reunión del Consejo Superior para mañana.

—¿Qué? —nosotros tres gritamos, poniéndonos de pie.

—Lo prometiste, Ry —dijo Bevin, su tono lleno de dolor—.


Prometiste no contarlo.

—Lo sé, pero tú no lo entiendes. Acabamos de encontrar


nuestra arma contra Osvaldo Diaz. Vosotros dos sois el arma
que necesitábamos.
—Rebobina y explícate —yo arrastré las palabras—. No me
gusta ser llamado ‘ arma’.

—Sí —estuvo de acuerdo Rian.

—Cyrus nos contó en la cena todo sobre el castillo y los


dones que su familia tiene. Al parecer, su padre es como
Magneto en X-Men —explicó Rylan.

—Él puede manipular el metal —yo aclaré, esperando a


que Rylan asintiera—. Así que las armas y las espadas serían
inútiles a su alrededor.

—Riley las ha rediseñado, y con la ayuda de Bevin


pondremos a punto otras de cristal, pero no tenemos tiempo
para hacerlo con todas las espadas. Algunos de la familia de
Cyrus aún podrían estar vivos, y tenemos que sacar a los seres
humanos y detener la creación de más demonios. Además,
tenemos que hacer esto antes de final de semana ya que es
cuando Jon les daría lo que querían. También tenemos que
sacar a los tigrillos de París, y no podemos hacerlo sin correr el
riesgo de que haya un soplo y ellos sepan que tenemos esa
información.

—Mierda —le susurré—. Nos necesitas para drenar al líder


de los demonios para que puedas atacar su fortaleza.

—De ninguna manera —gruñó Bevin—. No vas a arriesgar


a mis compañeros así. La reina Magdalena puede idear algo
más. Ella es lo suficientemente potente como para encontrar
otra solución.

Tuve una mala sensación en la boca de mi estómago


cuando vi la mirada en los ojos del rey. —Probablemente, pero
somos más prescindibles de lo que ella es. Ella es la líder de los
faes. Ellos no pueden ponerla en riesgo, pero sí a un par de
agricultores. —Bienvenido al mundo.
Vi cómo cuando la verdad de la situación golpeó a Bev, sus
ojos se llenaron de lágrimas. Oh, nuestro pobre compañero.
CAPÍTULO ocho

Bevin

Mientras estaba sentado ante el tribunal del Alto Consejo,


sentí que la alfombra que tenía debajo me succionaba. Era como
una sala de reuniones enorme y donde se dirimían los juicios.
Algo así como cuando veía las audiencias del Senado en la
televisión. Yo nunca, nunca, pensé que llegaría a estar sentado
allí. Mientras miraba a mis compañeros, no podía dejar de
pensar en la noche anterior, repitiéndola en mi mente una y
otra vez.

«Ellos no son más prescindibles que ella —discutí, las


lágrimas cayendo por mis mejillas—. Y son más fáciles de
matar. Ella es, básicamente, indestructible. Yo la he oído
decirlo. Deja que ella vaya. Les dijeron que no se les permitía
ser guerreros porque no eran lo suficientemente grandes, ¿y
ahora los van a enviar para que salven sus culos? ¡No! Yo lo
prohíbo.

—Bev, mi corazón —susurró Rian mientras se arrodillaba


delante de mí—. Escúchanos. No nos enviarán solos, y no nos
fallarán, ¿de acuerdo? Si podemos ayudar, ¿tú realmente
podrías amarnos si no les decimos lo qué podemos hacer?
¿Quieres que tus compañeros huyan de la lucha?

—No es huir, sino ser inteligente. La reina es dura, déjala


manejar esto.

—Oh, mi amor —suspiró Ronan—. No sabíamos que los


seres humanos podrían ser convertidos en demonios. ¿Qué
otros trucos tendrán bajo la manga? Su mayor prioridad es
neutralizar a Magdalena. Tú mismo lo descubriste. Nosotros
no podemos enviarla sola a hacer esto.

—¡No la enviáis sola! Todos los guerreros van con ella.

—Pero no serán de mucha ayuda si no podemos ir con


ellos. —Sacudió la cabeza mientras Rian apretaba mis manos.

—Piensa en ello de esta manera. ¿Alguna vez has visto


esas películas donde le gritas a la televisión que están siendo
estúpidos porque están usando pequeñas armas y terminan
con sus culos pateados? Luego regresan con más potencia de
fuego y gente. Y tú te sientas y piensas, ¿por qué simplemente
no hicieron eso desde el principio, y patearon las malas
hierbas? Bueno, nosotros lo vamos a hacerlo a la primera.

Pensé en ello un minuto, asintiendo. —No voy a decir que


sí hasta que veamos lo que dice el Consejo. Mejor que tengan
un enorme y jodido buen plan, porque no voy a sacrificar a
mis compañeros por esto.

—Pero nos sacrificaríamos si eso es lo que se necesita


para mantenerte a ti, a nuestra familia, amigos y a todos los
que nos importan seguros, Bev —dijo Rian suavemente antes
de besar mis manos—. Tienes que comprender que si podemos
inclinar la balanza no vamos a decir que no. Sólo esperamos
que tú lo entiendas y nos apoyes».

¿Qué podría haber dicho a eso? ‘No, soy un bastardo


egoísta y no quiero perder a mis compañeros’. Así que aquí
estábamos sentamos, esperando a que el Consejo se reuniera
para decidir el destino de mis compañeros.

—No te preocupes, corazón —me susurró Ronan al oído—.


Sólo recuerda la noche anterior y espera con ansias todas las
noches como esa que vendrán. Sé que yo lo voy a hacer.
—¿Te gustó mucho? —le susurré con asombro. Él tenía
trescientos treinta y tres años, no había forma de que el sexo
que habíamos tenido fuera tan bueno para alguien con esa
experiencia.

—Nosotros pensábamos que corrernos tres veces seguidas


te lo habría dejado claro. —Besó su marca de acoplamiento en
mi cuello y me estremecí—. Mmm, tan bueno. Sé que voy a
volver del infierno sólo para sentir eso otra vez.

—¿Lo harías?

—Siempre —él juró.

Él también había dicho eso anoche.

«Siempre, mi corazón —gimió Ronan mientras se


empujaba dentro de mí una y otra vez, con su cuerpo envuelto
alrededor del mío mientras enterraba su rostro en mi cuello—.
Te lo juro a ti para siempre. Nunca habrá otro para mí, Bevin
Innocente. Tú eres mi único y verdadero amor, ahora y para
siempre.

—Sí —le susurré mientras corría mis uñas por su


espalda—. Yo sólo amaré a Rian y a ti. Vamos a ser una
familia para siempre. No puedes dejarme nunca.

—Nunca. Tú eres mío ahora —él gruñó. Me lamió el cuello


antes de morderme suavemente. Yo maullé en voz alta y apretó
su control sobre mis caderas. A mí me alegraba que les gustara
tanto el sonido que hacía en la cama, porque sabía que no
había manera de cambiarlo. Era instintivo. Grité su nombre
cuando me corrí. Era increíble cómo ahora, ansiaba con mis
compañeros algo que me había asustado tanto hacía menos de
veinticuatro horas.
Ronan me siguió directamente otra vez, los dos
temblando y jadeando en busca de aire cuando bajamos de
nuestros orgasmos. —Wow.

—Sí. ¿Necesitas dormir?

—¿Por qué?

—No creo que una vez sea suficiente —murmuró en voz


baja—. Hoy pensé que había perdido cualquier posibilidad
contigo. Te necesito otra vez, Bev.

—Sufriré por eso —ronroneé apretando mi agujero


alrededor él—. Soy todo tuyo, Ronan.

—Sí. Y no lo olvides nunca —gruñó. Se alejó de mí y me


dio la vuelta con un movimiento impresionante, envolviéndose
sobre mi espalda antes de volver a follarme como un loco otra
vez... dos veces.»

—¿En qué estás pensando? —me preguntó Rian mientras


frotaba mi muslo. Fue entonces cuando me di cuenta que había
estado tan perdido en la noche anterior que me había perdido lo
que había sido dicho y que yo estaba sentado allí empalmado—.
¿Está nuestra pareja teniendo pensamientos sucios?

—No es difícil cuando estoy cerca de ti —me reí.

—Me alegra que ya no estés ido. A pesar de que fue muy


divertido. Tal vez volvamos a beber de ti una y otra vez. —Él me
dio un guiño para hacerme saber que me estaba tomando el
pelo. Se habían asegurado que yo supiera que no se sentían
avergonzados por nada de lo que yo había dicho.

Ellos eran así de impresionantes.

—¿Por qué estáis sentados allí? —Uno de los concejales


O'Hagan preguntó, mientras su gemelo y él se acercaban.
Todavía no sabía cuál era cuál. Una vez que pillara su olor, los
distinguiría, pero cuando los conocí yo estaba ido. Y nunca
había estado allí en la corte con Rylan para que me dijera quién
era quién—. ¿Qué pasa ahora?

—Hay algo que no os hemos contado —admitió Ronan en


voz baja justo cuando los miembros del Consejo se presentaron
en la habitación—. Mierda. Y ahora no hay tiempo. Lo sentimos.
Sólo tienes que saber esto. No os lo dijimos, porque no
sabíamos si tendríais que contárselo a nuestro Consejo
Superior, y nos daba miedo lo que eso pudiera significar.

—Nosotros no queríamos poneros en el punto de mira —


agregó Rian—. No nos odiéis.

—Nunca podríamos odiaros —dijo su otro padre—. No


importa qué, ¿de acuerdo? No puedo decir que entendemos lo
que has dicho o lo que está pasando, pero os amamos
muchísimo. Nunca lo dudéis.

—Gracias —ambos suspiraron. Sus padres les dieron otra


mirada de preocupación, Brighid mirando como si estuviera
fuera de sí misma. Sí, yo no querría a mis hijos frente al Consejo
Superior... Bueno, si tuviera hijos.

—Rian y Ronan O'Hagan, gracias por venir —nos dijo el


concejal Barnabas Leopold, jefe del Alto Consejo—. Ha llegado a
mis oídos que el rey Rylan aprendió algo acerca de vosotros dos
que tenemos que saber y que debemos tener en cuenta para la
próxima invasión del castillo Diaz. ¿Es eso cierto?

—Sí —dijeron los dos, poniéndose de pie. Yo lo hice


también, aunque estaba muy asustado. Una vez que dijeron eso
en voz alta, ya no había marcha atrás. Ni segundas
oportunidades o simplemente gritar ‘es broma’. Estarían al
descubierto para siempre, y aún después de esta batalla, ellos
serían un objetivo por ser tan fuertes y diferentes a cualquier
vampiro delante de ellos.

—Por favor, explicad lo que es —dijo Barnabas, mirándolos


con curiosidad como si ya sintiera la tensión en el aire.

Ronan respiró hondo y Rian asintió para que él empezara.


Lo que tenía sentido. Eran muy parecidos, pero uno tenía que
hacerse cargo más veces. Definitivamente, ese era Ronan. Pero
no de una manera autoritaria.

—El rey Rylan nos explicó que Osvaldo Diaz tiene el don
de manipular el metal. Nuestros dones pueden ayudar con eso.

—¿Dones? —preguntó Barnabas, con un tono que


mostraba su sorpresa—. Según tengo entendido no tenéis más
que tres siglos y medio de edad. Sois jóvenes para haber
encontrado vuestro segundo don como vampiros.

—Sí. Pero no tenemos sólo dos. Tenemos cuatro. —Ronan


se estremeció cuando hubo algunas exclamaciones de sorpresa y
varios bufidos incrédulos.

—¿Qué? —Todos los O’Hagan casi gritaron a la vez.


Incluso yo hice una mueca ante eso.

—He sido testigo de tres de los cuatro —dijo Rylan en voz


alta, levantándose del estrado—. Nunca he visto una explosión
de energía, pero mi compañero me aseguró no era algo que se
pudiera hacer en el interior. Los gemelos dicen que pueden
hacerlas en rápida sucesión, y por lo que entiendo, eso es raro.

—Mucho —acordó Barnabas—. ¿Cuánto tiempo podéis


mantenerlas? Sólo lo he visto en mi propio compañero, y sólo
puede lanzarlas durante unos veinte minutos antes de que esté
completamente agotado.

—Hemos llegado mucho más lejos que eso —lanzó Ronan.


—¿Cuánto tiempo?

Ronan suspiró. —No nos cansamos. Tenemos más energía


cuanto más utilizamos nuestros dones. Cuando los
descubrimos, nos aburrimos después de una hora, y además
pensamos que alguien se daría cuenta de los daños si seguíamos
jugando con ellos, así que paramos.

—Eso no es posible —dijo el concejal Abbott en voz alta—.


Eso es simplemente imposible.

—¿Por qué nos preguntas, si no vas a creer nuestras


respuestas? —Rian espetó—. Y la gente se pregunta por qué no
queríamos decírselo a nadie. Nosotros no somos unos
mentirosos. ¿Quieres verlo?

—Rian, relájate —dijo Ronan entre dientes, mirando a su


hermano con los ojos muy abiertos. Yo también me asombré.
Rian siempre era muy tranquilo. Yo no podía creer que
estuviera fuera de sí.

—¡No! No queríamos que nadie se enterara. El rey nos


pidió que lo contáramos para poder ayudar, ya que no pueden
utilizar sus armas y, no se van a arriesgar a que la reina vaya en
primera línea o tratar de capturar a Dubois pensando que este
no tendrá más trucos bajo la manga. Bien. Lo entiendo.
Nosotros daríamos la vida por esta lucha. Pero somos tan
honorables como ella. Cuando ella llegó aquí desde otro plano
nadie jodidamente movió ni una pestaña para cuestionar que
ella tenía todos esos dones y talentos.

»No sabíamos que los seres humanos podían convertirse


en demonios. No sabíamos que había cambiaformas tigrillos, y
ahora estamos acoplados a uno. El hecho de que el mundo esté
cambiando y sea más grande de lo que ellos pensaban, que ahí
fuera haya más de lo que sabían, no les da derecho a llamarnos
mentirosos. Somos O’Hagan, hijos de los Concejales Michan y
Manus O'Hagan, y se cuestiona nuestro honor al decir que
estamos mintiendo.

—Al parecer, sí tienes un botón que alguien puede pulsar y


hacerte enfadar y explotar —se rio entre dientes Brighid
O'Hagan—. Nunca me hubiera imaginado que pudieras explotar
así, Rian.

—Eso parece —mi compañero aceptó, tomando varias


respiraciones profundas.

—No es sólo que me estén cuestionando, sino también a


mi gemelo, por lo que cuestionan nuestro honor y así le faltan al
respeto a nuestra pareja y a nuestra familia. No permitiré eso.

—Me parece bien. No quise decir eso —el concejal Abbott


dijo suavemente—. Honestamente, no estaba tratando de dar a
entender que estabas mintiendo. Simplemente equivocado.

—Entonces sólo estás diciendo que somos tontos —


arrastró las palabras Ronan—. ¿Rian? ¿Vasos?

—Sí. —Rian apenas parpadeó y levantó cada vaso de la


habitación en el aire y los trajo a nuestra mesa—. El primero.
Abre la ventana y podremos mostrarte la explosión de energía.

—Me encantaría ver eso —se rio la reina. Ella asintió con la
cabeza a la ventana en el borde del banco, mesa o cosa en medio
de donde todos estaban sentados, y se abrió. Ronan levantó las
manos, sus muñecas tocándose, y comenzó a disparar algo a
través de ellas. Era extraño. Lo podía ver, pero al mismo tiempo
no podía. Casi como si pudiera ver a través de él, y el aire a su
alrededor se intensificara. Totalmente extraño, malvado y fresco
a la vez.

—¿Rian, quieres encontrar a alguien para que lo imitemos


ante todos? —preguntó Ronan mientras miraba a su hermano
gemelo, aun disparando.
—¿Cómo puedes hablar y mirar hacia otro lado mientras
haces eso? —jadeó Barnabas—. Miles tiene que tener una
concentración completa, y él tiene el don desde hace ciento doce
años.

—Yo podría hacerlo estando de pie sobre mi cabeza si


pudiera pisármela. —Ronan se encogió de hombros—. ¿Cómo
podemos hacer cualquiera de las cosas que hacemos?
Sencillamente no nos afecta. —Vi como Rian se movía hacia la
mesa y empezaba en el extremo en el que estaba el rey Rylan.

—Tigrillo, ningún don que leer. El Alfa Caven, igual. La


reina Magdalena, lo mismo. Elena Marius, el hielo, eso lo
sabemos. Desmond Marius, puede manipular la tierra, algo que
queremos aprender, pero ahora no es el momento para su don,
y ahora también puedes lanzar explosiones de energía.
Felicidades. —dijo Rian con una sonrisa. Siguió moviéndose a lo
largo del banco—. Ronan, el concejal James puede hablar con
los animales. ¿Quieres saber cómo lo hace?

—No, nos enteramos de eso por Remus, ¿recuerdas?

—Sí, se me había olvidado.

—¿Estás diciendo que no sólo puedes leer los dones que


otros tienen, sino imitarlos? —El concejal James preguntó con
los ojos muy abiertos.

—Sí. Siempre y cuando los dos estemos prestando atención


—respondió Rian—. ¡Oh! ¡El concejal Leopold puede tele
transportarse! Siempre quise hacer eso.

—¡Oh infiernos! —Ronan detuvo sus explosiones de


energía y casi inmediatamente estuvo al lado de su gemelo.

—Y también sois más rápidos que la mayoría de los


vampiros —murmuró el concejal Abbott.
—Y pensar que no fuimos aceptados como guerreros
porque éramos demasiado pequeños —dijo Rian con una risita y
chocó los puños con Ronan. Al parecer, mis compañeros se
divertían empujando la incredulidad en sus rostros. Me sentí
orgulloso de ser su pareja. Era bueno saber que no se acostarían
con nadie... Bueno, excepto conmigo—. Concejal Leopold, si
puedes utilizar tu don, por favor.

—Está bien —dijo Barnabas con nerviosismo. Él parpadeó


y estuvo sentado a mi lado—. Hey, Bev, que compañeros más
interesantes tienes.

—Además de calientes, ¿no? —Me reí. Él rodó los ojos y


mis compañeros me dieron un guiño.

—¿Entiendes? —Rian le preguntó a Ronan. Él asintió, y se


tele transportaron a diferentes partes de la habitación. Bas se
tele transportó de vuelta a su asiento y ellos regresaron a sus
posiciones originales.

—¿Así que eso son el tres y el cuatro? Leer los dones y ser
capaces de imitarlos —confirmó Bas.

—Um, no, no del tipo que consideramos un don —Ronan


cubrió cuando miró a su gemelo—. Pero tiene razón. Son
realmente dos. ¿Cierto?

—Tal vez. —Rian se encogió de hombros.

—¿Cuál es el cuarto, entonces? —preguntó el concejal


Abbott, mirando nervioso como Ferris lo había hecho la noche
anterior.

—Podemos drenar la energía, por lo que no podrían


utilizar sus dones —respondió Ronan.

—¿Qué, no hay demostración? —arrastró las palabras el


concejal James.
—No está bien hacerle algo así a una persona sin su
permiso —respondió Rian sarcásticamente—. Pero si te ofreces
voluntario... —se interrumpió.

—Voy a jugar —dijo Maverick Danker detrás de mí. Me


volví lo suficiente para ver al hombre ponerse de pie y
adelantarse—. Tengo dos mil años de edad y soy uno de los
pocos que tienen dos dones. Quiero ver si puedes detenerme.

—Tu don no encaja exactamente para exhibición pública,


Mav —Barnabas arrastró las palabras—. Se necesita a un
participante voluntario que no le importe exhibir algo muy
personal con todos en esta sala.

—Mi regalo no es sólo para dar un orgasmo —se rio entre


dientes Maverick—. Mientras que Zane fríe las terminaciones
nerviosas, yo puedo estimularlas y elegir dónde. Normalmente
elijo hacerlo de esa manera.

—Voy a ser voluntario. Mis compañeros tienen que


demostrar su valía —le dije desde donde yo estaba. Ambos me
gruñeron y levantaron una ceja—. Él no va a tocarme ni a
estimularme. Relajaos.

—Bien —Rian ladró. Maverick se lo mostró, y yo me quedé


sin aliento cuando sentí como si alguien estuviera moviendo sus
manos por mis brazos como si fuera una fresca brisa, así que
tenía la piel de gallina. Tan rápido como empezó, se desvaneció.

—Mierda —murmuró Maverick—. Está bien, yo respondo


por ellos. Ellos pueden drenar a alguien.

—¿Cuánto tiempo dura el drenaje? —preguntó el concejal


Abbott. Cuando dejaron a Maverick, de inmediato vinieron a
abrazarme.
—Estoy bien —me reí, por lo que se centraron en el
hombre que había hecho la pregunta. Volví a mi asiento y
continué viendo el espectáculo.

—El mismo tiempo que si tú usas tu don hasta que estás


cansado, supongo. —Rian se encogió de hombros.

—No lo sabemos muy bien. Nosotros no llegamos a


probarlo o a jugar con él a menudo. Sólo un par de veces cuando
alguien nos tiraba algo que no debía y queríamos detenerlo. Así
es como nos dimos cuenta de que podíamos hacerlo. Algunos
gilipollas pensaron que sería divertido usar su don del fuego
para asustar a Ronan, y lo siguiente que supe es que estaba
drenando su poder.

—¿Cómo te afecta eso? —preguntó Desmond.

—Energía —dijeron juntos, pero Ronan continuó—. Al


igual que el sueño y la sangre de tigrillo, la comida y la
adrenalina. Es una carrera y nos sentimos conectados.

—Por lo que podrías drenar los dones de los demonios en


el castillo y debilitarlos —él saltó, mirando a Maverick—. ¿Cómo
te sientes?

—Igual que si hubiera estado usando mi don demasiado


tiempo o hubiera estado en la batalla, pero está bien. Tengo la
sensación de que no fueron duros conmigo. —Lanzó una mirada
a mis compañeros y ambos asintieron—. ¿Podéis hacerle esto a
más de una persona a la vez?

—Nunca lo hemos intentado —respondió Ronan con


sinceridad—. Podemos hacerlo solos, así que cada uno puede
drenar a alguien, pero más allá de eso, no lo sé.

—¿Qué estás pensando? —Desmond le preguntó Maverick.


—¿No tiene Virgil el don de amplificar los dones de los
demás? Clove tiene ese don también. Si pudiéramos tener a
Rian y Ronan con sus dones y añadir a la mezcla a Virgil y a
Clove, uno de ellos podría desactivar a un grupo de demonios y
drenarlos. Entonces se conectarían y dispararían sus ráfagas de
energía, o infiernos, cualquier otra cosa que puedan hacer.
Quiero decir, esto es asombroso.

—Y peligroso —evadió el concejal James.

—Mira, eso es por lo que no se lo dijimos a nadie —se


quejó Ronan—. Lo estamos contando ahora para ayudar.
Nosotros nunca hemos herido a nadie con nuestros dones
adicionales. Acabamos probándolos como cualquier persona lo
hace la primera vez que se da cuenta que pueden hacer algo
bueno.

—No me refiero a que sean un peligro para su propio


aquelarre, Ronan —el hombre dijo con firmeza, pero había
bondad en sus ojos—. Quiero decir, si sale una palabra de lo que
podéis hacer, la gente vendrá por vosotros. Querrán estudiaros.

—Sí, yo me muero de ganas de hacerlo —se rio Riley—.


Diablos, tengo internos ahora. Quiero trazar sus genomas más
de lo que quiero enseñarles a usar mi don para que me ayuden
después de la pelea. Incluso averiguar por qué tienen más
dones.

—Ese es un punto interesante —coincidió el concejal


Abbott—. Deben tomar varias muestras de ellos antes de que
invadan el castillo.

—Por si acaso mueren, ¿no? —Me atraganté cuando yo


cerré mis manos en la mesa—. Quieres asegurarte de recibir su
sangre y ADN para poder tal vez hacer más a ellos con dones de
gran alcance, pero aparte de eso, siempre que os ayuden a ganar
son prescindibles, ¿verdad?
—Bevin, sabes que eso no es lo que estamos diciendo —
dijo Rylan suavemente—. Nosotros no entraríamos si no
pensáramos que podemos ganar. Sólo estamos diciendo que
debemos estar preparados. Tus compañeros son fuertes, y
además tenemos a otros cuyas fuerzas deben ser tenidas en
cuenta. Sé que piensas que esto es debido a que sus vidas no
valen tanto como la de la reina, pero…

—¿Qué? —La reina Magdalena se quedó sin aliento—. Por


supuesto que sus vidas son valiosas. Hay dos de ellos. Eso los
hace dos veces más valiosos que yo.

—No, no lo somos —se rio entre dientes Ronan—. Lo


sabemos. El rey Rylan no discrepó con nosotros anoche
tampoco. Sabíamos que seríamos enviados antes que tú, porque
somos más prescindibles. Tú diriges a los faes. Te necesitan.
Nosotros solo somos unos agricultores con algunos dones y
algunas peculiaridades extras.

—¡Yo os necesito! —grité, mi voz resonó por toda la


habitación.

—No discrepé contigo porque tienes razón en que los faes


necesitan a su reina, Ronan —dijo Rylan en voz baja, moviendo
la cabeza—. Siento si sentiste que quería decir que estaba de
acuerdo contigo en todo lo demás, porque ese simplemente no
era el caso. Vuestras vidas no son menos valiosas que la de ella.
—Se encontró con mi mirada entonces—. En todos los años que
me conoces ¿alguna vez me has visto tratar a una persona como
si fuera más valiosa que otra? ¿No he sido siempre justo solo
porque son personas?

—Sí, lo has sido, Majestad, y es por eso que te sirvo sin


discutir o cuestionarte. —Incliné la cabeza hacia Rylan. Me
alegró que hubiera aclarado ese punto, porque yo también
pensaba que estaba de acuerdo con mis compañeros por lo de la
noche anterior.
—Lo que estoy diciendo es que no sabemos qué otra cosa
podríamos enfrentar. Puede ser que necesitemos a la reina en
otra parte para ayudar a inclinar la balanza en la pelea —explicó
Rylan—. Debí haber aclarado esto, pero era tarde y todos
estábamos cansados. Vosotros sois nuestro As en la manga.
Ellos esperan a la reina o a los rápidos tigrillos o a los bien
entrenados guerreros. No os verán venir, y eso nos dará una
ventaja.

—No quiero que entréis solos. Quiero que luchéis junto a


vuestra gente y este aquelarre. Sin embargo, vuestro objetivo
será drenar a Osvaldo para que podamos usar las armas que
han sido creadas para ayudarnos y matarlo. Para poner fin a
esto si podemos. Entonces viviréis para regresar con mi mejor
amigo y todos veremos otro día.

—Me gusta ese plan mucho más —Ronan se rio entre


dientes, encogiéndose de hombros—. Estamos dentro. Si crees
que podemos ayudar, lo haremos.

—¡Ellos no han sido entrenados como guerreros o para


luchar! —gritó Brighid O'Hagan mientras saltaba sobre sus
pies—. ¡No podéis enviar a hombres no entrenados en medio del
infierno para que vayan a por la cabeza del demonio y esperar
que regresen! ¡Es una misión suicida, y lo sabéis!

—No, si lo hacemos bien —dijo Maverick mientras miraba


a su compañero, Asterio—. Si los rodeamos de guerreros faes
que puedan controlar el fuego, matarán a cualquier demonio a
su paso. Victor también puede controlar el fuego. Vamos a usar
nuestros dones para protegerlos hasta que puedan drenar a
Osvaldo, entonces pasaremos a las armas. Después no
dejaremos escapar a nadie, mataremos a los demonios,
cogeremos a las brujas que están encantando la sangre y
obtendremos algunas jodidas respuestas. Y se acabó.
—Para que eso funcione necesitaríamos el elemento
sorpresa —cubrió Desmond—. Eso significa estar justo en el
medio de todo. Cyrus conoce el castillo. —Varios otros
asintieron—. Está bien, necesitamos varias cosas para hacer este
trabajo, como una lista de los dones, así podemos emparejar a
los que convenga. Virgil y Clove estarán con Ronan y Rian.
También debemos entrenarlos a ellos tanto como podamos
antes de entrar.

—De acuerdo —el concejal Abbott dijo mientras miraba a


mis compañeros y a mí—. Vamos a hacer todo lo posible para
traerlos de vuelta. Nadie es prescindible en este aquelarre. No
voy a prometerte que volverán, porque todos sabemos que es
una promesa que no puedo cumplir, pero yo también voy a
entrar y lucharé a su lado. Así que no solo voy a enviarlos al
infierno y sentarme a esperar el resultado.

—Los concejales no luchan, Abbott —saltó Barnabas.

—Tu abuela lo hace —el hombre arrastró las palabras—.


He visto a Desmond saltar a la palestra. Caven y Rylan también.
Mi padre lo empezó o ha sido parte de esta mierda, así que estoy
en esto. Además, tengo uno de los dones que tienen los gemelos.
—Él sonrió ampliamente mientras sus colmillos salían.

—¿Cuál es? —preguntó Bas con una sonrisa.

—Él puede imitar un don y usarlo —se rio entre dientes


Rian—. Puede ayudarnos a drenar a los demonios. Te
mostraremos cómo hacerlo, concejal.

—Supe que lo sabías cuando hiciste lo de Maverick.

—Entonces tenemos un plan —dijo Desmond en voz alta—.


Vamos a trabajar. Nos reuniremos en la sala de los guerreros en
tres horas.
Y justo así nos íbamos a la guerra, con mis compañeros
como arma secreta. Joder.
CAPÍTULO nueve

Rian

—Jon está muerto, Bev —dije en voz baja mientras


ayudaba a organizar toda la balas y municiones varias horas
después de la reunión del Consejo Superior. Se habían revisado
todos los planos del castillo, todas las listas de personas, y todo
lo que necesitábamos. Teníamos nuestro plan y nos íbamos a la
batalla en un corto tiempo.

—¿Lo está? —Nuestro compañero susurró, la tristeza


llenaba sus ojos—. Yo no debería estar sorprendido. Quiero
decir, sabía que ocurriría, simplemente no quería que pasara.

—¿Por qué no? Él era un traidor.

—No siempre fue así —murmuró Bevin—. Rylan me


mostró su expediente. Él fue un buen guerrero durante siglos.
No puedo evitar preguntarme qué le hizo cambiar de bando. Sé
que es una tontería, pero es como si preguntármelo me ayudara
a saber por qué.

—No es tonto en absoluto —Ronan le aseguró—. Pero no lo


sabremos nunca. Brian nos dijo que Jon había tenido problemas
con Damian por meterse con su preferencia de estar debajo en
la cama. Llamándole ‘chica’ o alguna otra mierda como si él
fuera una mujer. Supongo que no le gustaba que otros tipos de
paranormales se unieran al aquelarre. Algunas personas están
llenas de odio. Por lo que sabemos, todos esos años ha estado
fingiendo ser un buen guerrero. De cualquier manera, se acabó
y ya no es una amenaza para ti.
—De acuerdo, bien —Bevin asintió y fue a alejarse. Yo no
podía dejarlo así, y vi que Ronan sentía lo mismo. Lo abrazamos
herméticamente—. Yo lo maté.

—No, él se mató por ser un bastardo que traicionó a los


suyos. Los demonios están violando y matando gente, usando a
los humanos como ganado en París, Bev —le recordé—. Jon
optó por alinearse con esa gente y vender a los suyos. Tú no
hiciste otra cosa que salvar las vidas de las personas que
conocemos al descubrir quién era el traidor. Hiciste algo bueno.

—Cierto. Sí, lo hice —él estuvo de acuerdo, tomando varias


respiraciones profundas—. Estoy bien. Lo pillo.

—Está bien, está bien. Me alegro de que el Consejo


Superior fuera lo suficientemente inteligente como para
ejecutarlo. No había manera de que pudieran haber confiado en
todo lo que él decía, y probablemente habría llevado a la gente a
un montón de trampas y podría haber conseguido que los
mataran.

—Sí, es agradable saber que tus jefes nos son unos


gilipollas —Ronan se echó a reír. Se inclinó y besó a Bev—.
Regresaremos, ¿sí? Sólo apoya a Ma y ayúdala a pasar por esto,
tú puedes.

—Umm, yo voy —dijo Bevin—. Soy parte de la batalla.

—Oh —respiré, el pavor me llenó, el rostro de Ronan lleno


de ira—. Ro, no lo hagas.

—¿En calidad de qué vas a participar? —él preguntó con


calma, señalando que había oído mi advertencia. No nos
cabreábamos a menudo, realmente no, pero había algunos
temas que siempre nos tocaban profundamente. Y que nuestro
compañero se pusiera en peligro era uno de ellos.
—Como hicimos la última vez, los tigrillos nos dirigiremos
a las zonas periféricas donde están los demonios y sacaremos a
los seres humanos para ponerlos a salvo —explicó—. Sólo que
esta vez estaremos esperando hasta que tengamos la señal de
que Osvaldo ha sido reducido y podemos entrar. Si no podemos
usar las armas, no iré a no ser que todos estén muertos y yo no
pueda ayudar a los seres humanos.

—Bueno, al menos no estarás en primera línea —dije con


cautela—. ¿Qué tan bueno eres con un arma? Sé que los tigrillos
son instintivamente buenos en eso, pero hay una diferencia
entre ser capaz de utilizar una pistola y dispararle a un
demonio.

—Bevin eliminó a más demonios que yo en la última pelea


—se rio Rylan mientras caminaba hacia nosotros—. Es el mejor
tirador de los alrededores. A la mitad de los guerreros les cabrea
que él sea tan bueno, pero con nuestra hiper visión nunca falla.
No tienes que preocuparte por él.

—¿Vais en parejas? —Ronan les preguntó a Bev y a Rylan—


. ¿Cómo vais los tigrillos a aproximaros?

—Somos demasiado rápidos para mantenernos en parejas.


Entraremos como una línea, y si es necesario la romperemos,
nos moveremos a partir de ahí, contaremos cabezas,
regresaremos a nuestro lado y lo haremos de nuevo —explicó
Rylan.

—¿Así que Bevin podría ser herido en medio de la mierda y


nadie lo sabría? —gruñí, no me gustaba eso.

—Tú lo sabrías —dijo en voz baja Bevin—. Dijiste que


podías sentir mis emociones, ¿no? Así que tú sabrías si estoy
herido.
—Eso no nos ayudará a encontrarte si te hieren —
argumenté.

—No, pero yo sí puedo —el otro compañero de Barnabas,


Digger Slane, ofreció—. Hay una razón por la que siempre me
asignen a la protección, aunque siempre he sido un guerrero. Mi
regalo es la localización de personas. Todo lo que tengo que ver
es su imagen y puedo encontrarlos. Te mostraré cómo, y si
sientes que Bevin está herido, entonces podré encontrarlo.

—Gracias. Lo agradeceríamos —suspiró Ronan mientras


asentía.

—Eso está bien. Quería pedirle a tu pareja un favor para


un regalo para el cumpleaños de Bas —dijo casi con timidez—.
Él ha visto su trabajo y lo ama. No sé mucho al respecto, solo
que es bonito, pero pensé que tal vez podría encargarte algo, si
ese es el término adecuado.

—Por ayudar a aliviar la mente de mis compañeros y ser


tan amable, lo haré, me aseguraré de que hablemos la semana
que viene sobre ello —se rio Bev entre dientes mientras se ponía
de puntillas y besaba la mejilla del guerrero—. Tengo un
proyecto para la reina primero, y estoy recién acoplado, pero
encontraré tiempo para el cumpleaños de Bas.

—Gracias. En realidad es la semana que viene —dijo


Digger con una mueca de dolor—. Pero con todo lo que sucede,
él ha pedido que lo pospongamos hasta finales de junio, así que
tienes hasta entonces.

—Nos las arreglaremos. —Bev rodó los ojos y yo no podía


estar más de acuerdo. Hablando acerca de planificar las cosas
en el último minuto. Fuimos con Digger y nos mostró cómo
funcionaba su don. Después de eso, todo fue hacer más
preparativos, después todo el mundo comió y se preparó, y lo
siguiente que supimos es que era el momento.
—Regresaréis de nuevo con nosotros —susurró Ma
mientras nos besaba a los dos—. Patearé vuestros culos si os
hieren u os matan.

—Nos comprometemos a ser buenos, Ma —me reí—.


Vamos a estar bien. —Yo parpadeé sorprendido cuando mis Pas
se acercaron armados—. Vosotros no vais a venir.

—Sí. Tenemos el don del fuego. Sólo vamos a ayudar hasta


que estemos agotados, entonces regresaremos a través del
portal —me dijo mi Pa Michan—. Y si en el camino podemos
ayudar a rescatar a un ser humano y llevarlo a un lugar seguro,
lo haremos.

—A la mierda —Ronan silbó, y yo no podía estar más de


acuerdo—. Hay guerreros más que suficientes para luchar.
Vosotros no tenéis necesidad de ir.

—Si pudieran usar sus armas de fuego y espadas,


estaríamos de acuerdo —nuestro otro Pa nos dio un guiño—.
Pero tenemos dones y podemos disparar fuego. Nos necesitan.
Remus Marius nos cubrirá con su espada especial, y Dillon
también. Nosotros vamos.

—Cuando entremos, hagámoslo rápido —Danker Maverick


gritó. Estaba sorprendido que fuera una de las personas que
condujeran el ataque, pero de nuevo, dos mil años daban una
gran experiencia, y él no sólo había sido un guerrero, sino el jefe
de los guerreros de Europa occidental—. La reina va a abrir un
portal que destella, lo que significa que es amplio, pero no es
visible. Aunque estará ahí. No queremos transmitirle a nuestros
enemigos que hay una manera de volver aquí.

—Los que no van en la primera oleada estad armados y


listos para disparar a todo lo que traspase el portal que no
seamos nosotros. No permitáis que se os engarroten los dedos
en el gatillo, ya que dependiendo de cómo vaya, uno de nosotros
volverá para avisar que podéis pasar con las armas. Si
comenzáis a cansaros por el uso de vuestros dones, regresad por
el portal. No hay vergüenza en eso. No hay que morir por ser
estúpidos. Somos más que suficientes para luchar, y hay más
cosas en las que ayudar esta noche que sólo luchando. —El
asintió hacia la reina.

—Asterio, haz la cuenta regresiva —dijo ella, poniéndose a


su lado. Él contó hacia atrás desde cinco, y cuando llegó a uno,
la sala estalló con una cortina de la luz y fuimos a través de
ella... al infierno.

Ronan

—¿Por qué estamos en una maldita jaula? —gruñí después


de que hubiéramos pasamos por el portal, mirando alrededor.
Estábamos en una sala de baile enorme, tal y como Cyrus la
había descrito.

—Oh mierda. Aquí es donde están reteniendo a los seres


humanos —rugió Rian. Me di cuenta de que tenía razón. Había
enormes jaulas por todo el lugar llenas de seres humanos. El
portal se abrió, por lo que algunos cayeron en jaulas diferentes y
otros no—. ¡Volved a través del portal! ¡Tenemos que conseguir
quitar estas jaulas fuera del camino!

—Regresad y nosotros las moveremos —Maverick ordenó


cuando Asterio empezó a disparar fuego contra los demonios
que estaban en el salón de baile. Ni siquiera tuve tiempo de
mirar.

—Venid con nosotros —les dije a algunos seres humanos—.


Estamos aquí para ayudar, pero tenéis que venir ahora —yo
extendí mi mano hacia ellos mientras Ronan recogía a algunos
niños. Ellos asintieron y corrieron detrás de Ronan y los otros,
así que terminamos atrapados en medio. No hice caso de la
sensación de opresión al volver a través del portal.

—¿Qué pasó? —preguntó Elena Marius cuando


aterrizamos de nuevo en el Complejo de los Guerreros—. ¿Por
qué ya están estas personas aquí?

—El salón está lleno de jaulas con humanos dentro —le


contesté, preguntándome cuanto tiempo tendríamos que
esperar hasta que Maverick moviera las jaulas—. El portal se
abrió directamente en ellas, así que entramos en las jaulas y nos
quedamos atrapados. Tuvimos que volver para que pudieran
moverlas antes de que pudiéramos regresar.

—¿Así que sólo hay un tercio de ellos en esa lucha al otro


lado? —se quedó sin aliento.

—Sí —dije en voz baja.

—Oh mierda —gruñó y dio un paso a través del portal.

—Espero que ellos hayan movido la jaula —murmuré


mientras la seguíamos. En un abrir y cerrar de ojos estábamos
de regreso en el salón de baile, la reina venía también. ¡Jodida
puta mierda! ¡Había demonios por todas partes! Yo ni siquiera
había visto el número antes porque estaba un poco ocupado
dentro de la jaula, pero ahora era casi abrumador. Quiero decir,
ellos eran como jodidas ratas en una alcantarilla.

—Escudo —gritó Baylor, justo antes de que un demonio


lanzara una explosión de energía dirigida a nosotros y al portal.
Lancé una de vuelta, bloqueando la suya. Pero él no era el único
que podía hacerlo.

—Drénalos —gruñó Victor mientras lanzaba llamas de sus


manos. Yo me centré en los más cercanos, porque nosotros
teníamos la ayuda de Virgil y Clove, así que pudimos drenar
hasta diez. Luego me moví al siguiente grupo.

—A la izquierda —gritó alguien. Tuve el tiempo suficiente


para ver una enorme explosión de energía y una bola de fuego
en nuestro camino cuando alguien arrojó una capa de hielo,
bloqueándola y apagando el fuego.

—¡Madre, lárgate de aquí! —gritó Victor.

—No lo creo —se rio y tiró hielo a unos cuantos demonios,


golpeándolos como bolos.

—No está aquí —Digger gritó—. ¡Osvaldo no está aquí! —


Su trabajo era rastrear al hombre tan pronto como pudiera
tener un momento a salvo para intentar bloquearlo, ya que tenía
un mejor control de su don de lo que nosotros lo tendríamos.
¡Después avisaría y llegarían los demás aquí armados!

—¿Conseguiste las explosiones de energía de fuego? —me


preguntó Rian.

—¿Tal vez? Sentí la energía, pero no estaba muy centrado


—le respondí con honestidad.

—Vamos a intentarlo de todos modos. Nos está llevando


demasiado tiempo drenar y luego matar —me gritó de nuevo.
Asentí y pensé en lo que yo había sentido. Efectivamente una
bola de fuego se formó en mis manos y les disparé—. Esto es
jodidamente rudo.

—Sí, lo es. —Seguí disparándoles, asegurándome de


eliminar a los objetivos mientras miraba a mi alrededor para
encontrar a nuestros Pas. Y entonces vi a un demonio clavar sus
garras en el hombro de uno de ellos. —¡Pa! —La cabeza de Rian
se giró hacia mí y vio lo que yo. Estuvimos allí en un instante,
disparando fuego de nuestras manos.
—¡Lo tengo! ¡Llévalo de vuelta a través del portal!

Rian levantó a nuestro Pa Michan, que era el herido, por


encima del hombro mientras que nuestro otro Pa, Manus, los
seguía, viéndose como si pudiera ser empujado por una pluma.
Yo les hubiera gritado por no haber vuelto antes, pero por los
montones de ceniza en el suelo era más que obvio que los
demonios les habían cortado el paso. Bastardos.

Lancé una bola de fuego y luego otra, eliminando a uno o


dos demonios a la vez. Chillaron y se convierten en cenizas en
cuestión de segundos. Llegamos al portal y Rian dejó a nuestro
Pa sobre sus pies y nuestros dos padres pasaron juntos. Una vez
que estuvieron a salvo, volvimos a la carga.

—¡Necesitamos las jaulas fuera del camino! Se esconden


detrás de la los seres humanos —le dije a Rylan que ya entraba
por el portal.

—¿Podéis hacer un agujero a través de la pared del


castillo? —nos preguntó. Cabeceamos mientras seguíamos
lanzando fuego—. ¿Puedes acercar las jaulas?

—¿Por qué diablos no pensamos en eso? —gruñó Rian.

—Hemos estado muy ocupados —me defendí. Por otra


parte, sí, eso habría funcionado—. Voy a por el agujero. —Me
concentré en el muro exterior más próximo al salón de baile y
envié varias de las más grandes explosiones de energía que
pude, y abrí un enorme y jodido agujero en cuestión de minutos.

—Nosotros te cubrimos —gritó Rylan mientras seguía


disparando. Yo asentí, tratando de no darme cuenta de que
Bevin estaba allí, pistola en mano, y se veía sexi y rudo. Más
tarde, me recordé a mí mismo. Usé mi don para lanzar la jaula
vacía que habían empujado a un lado por el agujero. Entonces lo
hice con otra, golpeando unos demonios por el camino. Venid
por mí. Para entonces Rian había sacado a los humanos de la
jaula que tenía más cerca. Caven estaba arrancando las puertas.

—Vamos, salid, no lo dudéis —les gritó—. Os prometo que


es seguro. ¡Estamos aquí para ayudar! —Nadie dudó entonces,
sabiendo que éramos la mejor opción. Varios lobos entraron en
la jaula para llegar a aquellos que no podían valerse por sí
mismos y llevárselos a través del portal. Una vez que estuvo
vacía la lancé por el agujero y Rian movió otra para nosotros.

—Esto es mucho mejor que el plan original —dijo Caven


alegremente.

—Me alegro de que te guste —se rio Rylan—. Yo soy útil a


veces.

—Cállate y dispara —gruñó Vega. Yo seguía eliminando


demonios tan rápido como podía, pero tan pronto como
reducíamos a uno a cenizas, dos más ocupaban su lugar—. Nos
vamos a quedar sin municiones.

—No me digas —Bevin y Rylan dijeron a la vez.

De repente, dos demonios saltaron a la jodida pared, y


subieron por ella como malditas cucarachas, y estaban a punto
de pillar a Vega y a Clove desde arriba cuando un muro de hielo
se formó de la nada, y se estrellaron contra él en su lugar.

—Eso es caliente, concejala —dijo Vega mientras miraba a


Elena Marius.

—¿En serio? ¿Qué tal sólo gracias? —dijo arrastrando las


palabras. Vi cómo se volvía y disparaba hielo de sus manos, y lo
lanzaba decapitando a tres demonios diferentes.

—Sabemos cómo hacerlo —le ronroneé. Sí, eso fue


caliente. Y era más fácil de usar que el fuego. Porque, nunca
mejor dicho, esa mierda era caliente. Y no podíamos correr el
riesgo de quemar a los seres humanos. Seguí disparando, y me
dirigí a Virgil—. Ayuda a tu madre. Puedo seguir toda la noche.

—Tú puedes —se rio entre dientes.

—Genial. —Me encogí de hombros vaciando la siguiente


jaula. La arrojé hacia el agujero, y continué así durante lo que
me pareció una eternidad, aunque sé que no habrían pasado
más que unos diez minutos y dos jaulas más.

—Tenéis que ser vosotros dos —alguien gruñó en voz alta.


Tuve el tiempo suficiente para agacharme y rodar cuando
alguien prácticamente voló a por mí. Él aterrizó fácilmente
sobre sus pies y yo estaba mirando casi la viva imagen de Cyrus
Diaz... Si él tuviera los ojos rojos.

—¿Quién eres tú? ¿Tonto, tontito, tontaina? Pero eres una


chica, ¿verdad? Es difícil de decir, ya que eres un demonio.
Todos os veis igual. Uno que ya está muerto por lo que he oído
—yo me burlé, tratando de mantener su atención sobre mí,
porque él estaba de pie entre Elena Marius y el resto de
nosotros. Así que ella estaba sola contra los demonios delante
de ella, y eso no era bueno. Ninguno de nosotros debería estar
por nuestra propia cuenta con esos números abrumadores—. Tú
hermano está buscándote.

—Voy a bañarme en tu sangre, irlandés —dijo con un


fuerte acento español.

—Tú estás pirado, idiota —me reí—. Si me matas yo tendré


que vérmelas con mi Ma, y esa mujer es más aterradora cuando
está cabreada de lo que jamás lo serás tú.

—Entonces empezaré con Elena Marius en lugar de acabar


con ella. —El me dio una gran sonrisa y se lanzó hacia ella,
agarrándola por la garganta, justo antes de que yo pudiera llegar
a ella. Él chasqueó la lengua hacia mí—. Demasiado lento,
irlandés. Su compañero mató a mi hermano. Para el momento
en el que haya terminado con ella él deseará haberse cortado su
propia cabeza en lugar de la Aemilio.

—Inténtalo, maldito —gruñó Elena, y le lanzó hielo en el


pie. El demonio rugió de dolor y le apretó la garganta lo
suficiente como para que las garras se clavaran en su cuello.

—Soy el único arma que tienen contra tu Padre. Cógeme


en su lugar —le dije en voz alta, consiguiendo su atención. Sólo
tenía que asegurarme que si él hacía lo que yo quería, no le
arrancara la garganta—. Cógeme a mí e iremos a ver a Cyrus.

—Ya estoy aquí —dijo Cyrus a mis espaldas—. Hola, Pablo.


Deja ir a mi madre.

—Ella no es tu madre —susurró el demonio, sacudiendo a


Elena—. Nosotros somos de la misma madre.

—Y sin embargo la traicionaste haciendo la única cosa que


ella jamás haría, convertirte en un demonio —Cyrus respondió
con calma—. Tú la deshonraste.

—Ella eligió a Dios antes que la vida con su familia —


escupió Pablo—, aunque ella habría elegido esto y habría
perdonado mi elección antes que la tuya y tu repugnante
acoplamiento.

Yo no estaba preparado para lo que Cyrus hizo a


continuación, sobre todo en medio de toda esa muerte y lucha.
Echó la cabeza hacia atrás y soltó una carcajada. —¿Realmente
crees eso? ¿Crees que madre habría aprobado que te
convirtieras en un demonio, mataras, violaras y torturaras a los
seres humanos por encima de que yo fuera gay y aceptara al
compañero que el destino me dio?

—Yo sé eso y que padre nunca te perdonará después de la


muerte de Aemilio.
—Bueno Desmond Marius no mató a Aemilio. Yo lo hice.
Lo capturé, lo torturé para obtener la información que
necesitábamos, y luego lo decapité. Fui yo quien lo hizo.

—¿Cómo pudiste hacerle eso a tu propio hermano?

—Mi familia está muerta —gritó Cyrus—. Ante mí sólo hay


un demonio y el diablo que anima su cuerpo. Pero si piensas
que el poder que has ganado realmente merecía tu alma y que es
mucho mejor que mis pecados tal y como tú los ves, entonces
lucha conmigo ahora. ¿O estás demasiado asustado? ¿O todavía
el pequeño Pablito necesita a padre para que lo proteja de todos
los demás?

La burla funcionó, porque arrojó a Elena al suelo y fue a


golpear a Cyrus. Yo fui más rápido y le lancé una bola de fuego a
su pecho enviándolo contra la pared. Gritó de dolor antes de
empezar a arder y convertirse en cenizas.

—Gracias, Ronan —susurró Cyrus—. No sé si hubiera


tenido fuerzas para matarlo. Él seguía siendo mi hermano.

—Lo entiendo. No dejes que nadie sepa que fui el que dejó
que Elena saliera herida, y estamos en paz —dije con facilidad.
Él asintió y se acercó a ella, levantándola fácilmente en sus
brazos.

—Yo podría haber avisado de que tenía un demonio detrás


de mí —se quejó, su garganta en carne viva.

—Yo no quería atraer su atención sobre ti o distraerte de


las docenas que tenías delante —dije con una mueca de dolor.

—Buen punto. Bueno, perdonado —se quejó de dolor—.


Hablaremos después. —Me dio una palmadita en la mejilla y yo
no estaba seguro de si era una charla que me gustaría tener o
no. Otra cosa a tratar más adelante.
—¿Dónde has estado? —se quejó Rian cuando volví a mi
posición para ayudarlo con las últimas jaulas.

—No quieras saberlo —gemí—. Más tarde.

—Nosotros no nos perdimos mucho por no poder ser


guerreros. —Él me lanzó una sonrisa torcida—. Esto envejece. —
Él estaba tan lleno de mierda. Estábamos en el mejor momento
de nuestras vidas... y era una locura, y todo estaba patas arriba.

—Sí, hasta hace poco esto no es lo que significaba ser un


guerrero. —Vega arrastró las palabras—. Normalmente era
perseguir a un demonio durante unos días o semanas para
lograr patear su culo y esperar no morir después de luchar
contra él con una espada. La vida se ha vuelto muy interesante
en el último par de años. —Cuando volvió a apretar el gatillo, su
arma hizo clic en lugar de disparar la siguiente ronda—. ¡Estoy
fuera!

Caven arrancó otra puerta de jaula y gritó. —Tengo más. —


Se volvió a tirar un cargador de su bolsillo y un ser humano al
escapar tropezó con él. Yo tiré unas bolas de fuego a los
demonios que nos pisaban los talones, eliminando a varios.
Gracias a Dios, finalmente parecía haber menos, o al menos
estaban huyendo. ¿Pero eso era algo bueno? No,
definitivamente no. Tuvimos que perseguirlos.

—¡Alfa! —gritó alguien. Miré hacia atrás justo a tiempo


para ver una demonio saltando del techo con una espada...
directo hacia Caven. Yo moví mi cuerpo, tratando de ver el
objetivo a tiempo, pero no iba a conseguirlo. Algo que no pude
visualizar se lanzó y sacó a Caven del camino, tomando el golpe
en su lugar. Disparé al demonio e incineré su culo.

—Fletcher —gritó Caven, y se tiró de rodillas al lado del


hombre que lo había salvado—. ¡No! —Yo cerré mis ojos por un
momento, odiando la interpretación que hacía mi cerebro de lo
que había visto. El demonio le había arrancado la cabeza a
Fletcher—. ¡No!

—Caven, vamos, podemos llorarlo después —dijo Vega con


firmeza, agarrando su brazo.

—¡No! Se suponía que debía protegerlos —gruñó Caven,


soltándose airadamente.

—Mierda. Tenemos que llevarlo de vuelta a través del


portal. Nunca había perdido a nadie estando a cargo —explicó
Vega. Asentí y me centré en la cara de Gabriel, utilizando el don
de Digger. Lo encontré y me lancé hacia él.

—Caven te necesita —le dije mientras yo ayudaba a su


grupo, y enviaba varias bolas de fuego, acelerando del proceso—
. Fletcher murió salvando su vida y no lo está llevando bien.

—Mierda, Caven —dijo Gabriel con voz ahogada, y giró


sobre sus talones, corriendo.

—¿Qué pasó? —Victor me preguntó. Yo se lo dije y él negó


mientras seguíamos disparando—. Me alegra que después de
todo Fletcher mostrara que era una buena persona, y lo hiciera
directamente por su alfa y los lobos. Él fue un gilipollas cuando
se presentó aquí, pero es una mierda que acabara así. Joder.
Aunque realmente no quiero que perdamos a nadie. Pobre
Caven. No es fácil llevar a tu gente a la batalla cuando no todos
regresan.

—Hablas como si supieras lo que es —yo evadí.

—Sí, lo hago —respondió sombríamente—. Sé lo que es, lo


he vivido demasiadas veces.

Él no dijo nada más y yo no insistí. No era asunto mío, y


realmente no estaba seguro de querer saberlo. Seguimos
adelante hasta que todos los seres humanos estuvieron libres.
Entonces fue mucho, mucho más fácil eliminar al resto de los
demonios. Rian, varios faes y yo, disparamos continuamente
hasta que todos fueron cenizas. Yo era un gran charco de sudor,
pero todos estaban muertos... Y eso era todo lo que importaba.

—Encontramos a las brujas —uno de los guardias de


Barnabas, Spike, dijo con una sonrisa—. Hay una perra que
tiene una boca demasiado grande. Va a ser divertido
interrogarla. Aunque lo siento por el que esté a cargo de eso.

—¡Qué divertido! —yo jadeé, mi cuerpo temblando.

—¿Estás bien? —me preguntó Victor.

—Creo que he encontrado el límite en que podemos


cansarnos —contesté—. O tal vez es que simplemente no estoy
acostumbrado a rotar de un don a otro. Estoy agotado.

—Creo que es la rotación entre ellos —estuvo de acuerdo


Rian—. Normalmente jugamos con uno por un tiempo. Y ni
siquiera hemos hecho eso durante mucho tiempo. Rotar
constantemente es más difícil de lo que pensé que sería.
Demasiada concentración.

—Nosotros podemos con lo que queda. Volved a través del


portal y conseguid algo de sangre —ordenó Victor. Los dos
asentimos. Sí, no iba a discutir eso. Además, quería ver que
Bevin estaba bien con mis propios ojos. Nos dirigimos a través
del portal y miramos alrededor.

—Santa mierda —jadeó Rian. Yo no pude encontrar mi


voz, así que simplemente asentí. Había más de un centenar de
personas recibiendo ayuda de diversos miembros del aquelarre.
No parecían tantos en el salón de baile, pero claro estábamos en
una parte del salón y solo sacamos las jaulas que estaban en esa
zona—. Va a llevar semanas clarificar esto.

—Sí.
—¡Estás vivo! —chilló Bevin antes de lanzarse a sí mismo
en mis brazos. Lo cogí con un gruñido y enterré mi cara en su
cuello—. Te amo, Ronan. Te amo tanto. Yo estaba muy
asustado. Cuando vi a todos los demonios y cuantos estaban
luchando contra ti, yo sólo quería un momento a solas para
decirte que te amaba. Siento mucho no habértelo dicho antes.

—Oh, mi corazón —dije en voz baja, la emoción


recorriéndome debido a su declaración—. Has necesitado más
de un día para averiguarlo. No hay nada malo en ello. Lo
comprendemos.

—Lo sé, y sé que estoy haciendo el tonto, pero tenía que


decirlo —divagó. Aspiré su olor y deslicé mis colmillos,
raspándolos contra su cuello—. ¿Estás bien?

—Sediento, y tú te veías jodidamente caliente


disparándoles a todos esos demonios, corazón —gruñí.

Rian se movió más cerca y rodeó a Bevin por el otro lado.


—Sí. Tú tenías una puntería perfecta, tan concentrado y tan
duro. Yo estaba encendido.

—¿En serio? —jadeó, y luego aulló cuando mi gemelo besó


el otro lado de su cuello—. Está bien, entonces. Mordedme y
folladme.

—Todavía no —me reí—. Estamos un poco cansados.

—Pensé que no os cansabais al usar vuestros dones como


los otros vampiros —indagó, con un tono preocupado mientras
se deslizaba hacia abajo por mi cuerpo y entre nosotros—.
Entonces tenemos que conseguir que os sentéis y descanséis. —
Él tomó nuestras manos y nos llevó a las gradas—. Sentaos. —
Los dos teníamos una sonrisa mientras él corría fuera y nos
conseguía un poco de sangre.
—Hemos encontrado la felicidad en la forma de un
pequeño tigrillo —dijo Rian con un suspiro.

—Sí, lo hicimos. —Le tendí mi puño y él lo chocó—.


Nosotros lo hicimos.

Nuestro compañero regresó con nuestra Ma, y los dos se


desvivieron por nosotros, asegurándose de que tuviéramos
suficiente para beber. Entonces insistimos en ver a nuestros
Pas. Riley aún no había atendido a nuestro Pa herido, así que lo
sanamos, ya que el doctor nos había mostrado cómo hacerlo, y
después nos pusimos a ayudar donde podíamos durante una
hora.

—¿Estás bien? —me preguntó Bevin cuando me dejé caer


después de un rato.

—Parece que usar un don no es agotador, pero el cambio


de uno a otro es cansado y un poco desorientador —admití.

—Los vampiros dicen que beber de sus compañeros los


ayuda a reponerse más rápidamente —él ofreció

—Si bebo de ti, sabemos qué otra cosa me va a hacer —se


echó a reír.

—Espero que sí —susurró mientras miraba a sus pies—.


Pensé que nunca podría llegar a sentir eso otra vez. —Me di
cuenta de por qué él sacaba a colación lo de beber de él otra vez.
Quería una excusa para tener relaciones sexuales después de
todo este dolor y caos. No quería parecer egoísta, pero lo
necesitaba.

—Necesito sentirte, compañero —gruñí mientras lo


agarraba por la cintura. Encontramos un lugar apartado y le di
exactamente lo que había pedido. Me alimenté lo suficiente
como para revivir, e hicimos el amor apasionadamente.
Entonces Rian apareció, había sentido mis emociones y se había
dado cuenta de lo que estaba pasando, e hizo lo mismo mientras
yo volvía al trabajo.

Después de que todos estuvieron curados, ayudamos a


Dillon y a los demás a eliminar los recuerdos y a reemplazarlos.
Entonces enviamos a los seres humanos para que pudieran
regresar a sus hogares. Estuvimos así hasta el día siguiente, y
solo habíamos hecho la mitad de lo que quedaba por hacer.

Y aún quedaba mucho por hacer y preguntas que debían


ser contestadas. ¿Pero no era eso tan sólo la vida?
CAPÍTULO diez

Magdalena

—¿Por qué ayudar a los demonios? Sois mujeres de la


magia y de la Madre Tierra. Esto va en contra de vuestro código
—les pregunté a las cuatro brujas que habían encontrado en el
castillo Diaz. Ellas se habían negado a hablar con nadie más que
con la reina de los faes. Yo estaba más que dispuesta a
obligarlas.

—No sabes nada de lo que somos —escupió la que estaba


más cerca de mí.

—Yo sé que se acabó. Ganamos, y podéis decirnos por qué


y morir con la conciencia tranquila o ir a vuestro destino con
vuestras almas manchadas.

Ella soltó una carcajada horrible, sacudiendo la cabeza. —


Eres tan estúpida como arrogante. ¿Crees que ese era el único
lugar donde los demonios están convirtiendo a los humanos o
que somos las únicas brujas que ayudan a Osvaldo y a los
demonios? Eres tonta. Hay decenas más.

—No fue a mí a quien capturaron —me burlé con una


sonrisa. Era la única forma en la que pude ocultar el miedo que
sentí al escuchar sus palabras. Además, las personas tienden a
ponerse habladoras cuando están muy cabreadas—. Y no soy yo
la que va a morir. Tú no puedes matarme.

—No lo haré, pero una de nuestras hermanas lo hará —


otro gruñido—. Los demonios nos lo prometieron. Cuando
controlen el mundo como sabemos que lo harán, tendremos tu
poder.
—Estabais atacando vampiros antes de que incluso
pasáramos a este plano —yo argumenté—. Esto va más allá de
eso. A menos que realmente creas que soy tan estúpida. Como,
por ejemplo, tú lo eres. Estabais indefensas. Presumís de ser
brujas poderosas y ni siquiera luchasteis contra nosotros.

—Acabábamos de preparar un nuevo lote de sangre de


demonio para los seres humanos —defendió—. Osvaldo conocía
la existencia de los faes incluso desde antes de convertirse en un
demonio. Cuando se convirtió en uno, nos buscó para que lo
ayudáramos. Él necesita decenas de demonios para sus
ejércitos.

—¿Cómo lo hacéis? ¿Convertir a los seres humanos en


demonios?

—Nunca. Nunca traicionaremos a nuestras hermanas.

Asentí. —Me parece bien. Negociemos entonces


información como personas mágicas. Si me lo dices, antes de
que mueras te daré la respuesta a la pregunta que ha estado
molestándote.

—¿Qué vamos a querer saber de ti? —preguntó,


mirándome con desconfianza.

Sonreí ampliamente, sabiendo que la tenía. —Cómo robar


la magia de un fae. Sabemos que estabas tratando de
averiguarlo, diciendo que toda la magia puede ser robada.

—¿Qué importa cuándo vamos a morir? —Sus ojos


traicionaron sus palabras, mostrando el deseo de saber.

—Esa es la única razón por la que me inclino a contarte


nuestro mayor secreto. —Me encogí de hombros—. Sé lo que es
buscar y rebuscar algo para terminar con las manos vacías.
Saber que moriré sin terminar el trabajo de mi vida o sin
obtener las respuestas que he buscado tan desesperadamente,
sería insoportable.

—Bien —una suspiró, y las otras tres le gruñeron—.


Nosotros encantamos la sangre de demonio y forzamos a los
humanos a beberla.

—¿Y? —Levanté una ceja, sabiendo muy bien cuándo no


me estaban diciendo toda la verdad. Yo no era la reina por nada.
Ojalá no hubieran sido capaces de mantenerme fuera de sus
mentes. Esto habría sido mucho más fácil si pudiera leer sus
recuerdos.

—Ellos tienen que decidir. Si quitan una vida en un plazo


de dos días, se convierten en demonios y permanecen así para
siempre. Si no lo hacen, los devolvemos a las granjas de
humanos y los demonios convertidos los aprovechan como sus
bolsas de sangre.

—¿Es reversible?

—No —se rio entre dientes, una sonrisa malvada se


extendió por sus labios—. Ellos deciden matar para salvar sus
culos. El ser humano por naturaleza es egoísta y débil. Ellos
ceden.

—No todos ellos, o los demonios no tendría ningún


alimento —le disparé. Nadie debería generalizar a todo un
pueblo con una declaración. Pensar eso era ridículo. Giré sobre
mis talones para salir y que su condena fuera llevada a cabo. No
nos iban a decir donde estaban los otros lugares si es que lo
sabían. Evidentemente podríamos torturarlas para que nos lo
dijeran, pero dudaba que lo consiguiéramos. Su magia podría
protegerlas. Era más probable que recargaran su fuerza y
escaparan.

—Espera, me prometiste contármelo —ella me gritó.


—Eso hice —ronroneé, mirándola por encima del
hombro—. La respuesta es que no. No hay una manera de que
drenes el poder de un fae o le quites su magia. No es un don que
provenga como el tuyo de la Madre Tierra o de Dios, ni es algo
que pueda ser quitado. Es lo que somos. Y yo, señoras, soy
indestructible.

»Tengo miles y miles de años y he sobrevivido a cosas


mucho peores que un puñado de perras amenazando a la gente
que me importa. Así que puedes descansar en paz sabiendo que
cazaré y destruiré a cada una de tus hermanas. No voy a mostrar
misericordia alguna, y no voy a descansar hasta que todas se
quemen en el infierno.

Y con eso me marché. Fui a buscar a Elena para ponerla al


corriente, tratando de deshacerme de sus palabras. Pensábamos
que no era el único lugar, pero, ¿decenas más? Realmente
teníamos una guerra seria en nuestras manos o ella estaba
mintiendo.

Tenía la esperanza de esto último, pero temía que era lo


primero.

—¿Qué te dijeron? —preguntó Elena en voz baja, apoyando


la cabeza en el hombro de Desmond.

—Que hay decenas de lugares como el que encontramos. —


Los ojos de los dos se abrieron como platos y les conté el resto.

—Mierda en un palo —suspiró Elena. Ella rodó los ojos


cuando se echó a reír—. He pasado mucho tiempo con Patrick y
Caven. Tienen las mejores frases.

—Voy a ordenar la ejecución —dijo Desmond mientras se


levantaba y se estiraba—. ¿Serías tan amable de vigilar a mi
compañera y asegurarte de que no se meta en más problemas
esta noche? Me gustaría que estuviera viva cuando vuelva. —Se
alejó entonces, con los hombros rígidos y el vapor
prácticamente saliendo de sus oídos.

—¿También estás en la caseta del perro? —le pregunté.

—Oh sí —se rio—. Voy a dormir en la habitación de


invitados por lo menos durante unos días. Está furioso conmigo.
Yo sé que no soy una guerrera, pero teníamos problemas. Mi
compañero y mis hijos estaban allí. ¿Realmente él esperaba que
me quedara aquí cuando la mitad de nuestras fuerzas se
quedaron atrapadas en las jaulas al entrar al castillo debido al
lugar donde se abrió el portal? No es que yo quisiera hacerlo.
Tuve que hacerlo.

—Lo sé. Al menos tú no atacaste a tu compañero


pateándole el culo cuando te amenazó con dejarte si no lo
apreciabas más. Terrance podría dormir en la habitación de
invitados de mi suite durante mucho tiempo.

—Ouch. —Elena se estremeció, y yo asentí—. A veces es


duro estar acoplada.

—No ayuda cuando se comportan como idiotas —me


quejé—. Sí, reaccioné de forma exagerada, pero no debería
haberme amenazado con irse. Él es un anciano. Debería
entender las responsabilidades que tengo. Toda mi raza acaba
de llegar a un nuevo mundo, y vienen a mí en busca de ayuda.
Por no hablar de toda la ayuda que les brindo a todos en este y
en otros aquelarres. Es como si él creyera que no me gustaría
ser una chica enferma de amor que se desmaya sobre su nuevo
compañero y se pasan los días en la cama.

—No, pero tú no puedes ayudar a todo el mundo siempre,


Magdalena. Necesitas asesores reales como los de Rylan que
solucionen mil cosas. Tú lo haces todo tú misma. Necesitas
ayuda, y no hay vergüenza en eso.
—Lo sé. Lo estoy intentando. Llevamos aquí menos de seis
meses, y no es como Rylan, que solo se mudó de país. Nosotros
nos mudamos a otro mundo. Yo no necesitaba un equipo allí
como lo hago aquí, porque no tenía la mayoría de estos
problemas. Era sólo mi pueblo. —Suspiré—. Aunque tener
ayuda no estaría mal. No puedo recordar la última vez que
conseguí más de un par de horas de sueño en una noche.

—Necesitas un grupo de investigación, como Riley. Se me


ocurrirá algo.

—Bien. Es tu problema ahora —me reí, acariciando la


mano de mi amiga—. ¿Cómo está tu yerno? ¿Ha sobrevivido
alguien de su familia?

—Sólo tres de sus primos y algunos de los niños —Elena


susurró—. El resto, incluyendo la última generación, han
muerto. Cyrus está devastado.

—Me lo puedo imaginar.

—Si lo que las brujas dicen es cierto, esto sólo va a


empeorar.

—Es por eso que no tengo tiempo para ser una mujer
recién acoplada llena de pasión y placer —dije con tristeza.

—No, pero al menos podemos conseguir un par de noches


a la semana —respondió ella con determinación. Eso sonó a
gloria en mis cansados oídos.
Una semana más tarde

Bevin

—¿En serio? ¿Cuánto tiempo tengo que esperar? —


escupí—. ¡Es mi regalo de acoplamiento y tú me has estado
haciendo esperar durante una semana! ¡Y yo sabía que existía la
caja, sólo quiero saber que contiene!

—Paciencia, corazón —dijo Rian con una voz


extraordinariamente profunda. Eso fue raro—. ¿Ojos, cerrados?

—Sí. —Los oí moverse durante un momento.

—Está bien, ábrelos —se rio entre dientes Ronan. Lo hice y


me quedé sin aliento.

—¿Rian? ¿Ronan? —susurré mientras me ponía de


rodillas.

—Sí, somos nosotros —se rio entre dientes Rian. Me limpié


los ojos y luego lo hice de nuevo porque seguían viéndose
igual—. No estás loco, Bev.

—Le pedí a la reina que me ayudara, porque tú habías


dicho que te hubiera gustado probar con un guerrero del
tamaño de los faes —explicó Ronan, señalando a su enorme
cuerpo desnudo. Rian y él tenían que medir al menos 2.27
metros de altura... Tal vez más.

—Joder —yo arrastré las palabras. Eran mis compañeros


en todos los sentidos, solo que más grandes—. Te amo por
querer hacer realidad todas mis fantasías, pero os amo tal y
como sois. Lo sabéis, ¿verdad?

—Lo hacemos ahora. Es por eso que decidimos esperar y


hacerlo cuando las cosas se calmaran un poco y pudiéramos
hacerlo por diversión —respondió Ronan.
—Yo quería hacerlo al principio porque pensé que así tú
me querrías, pero ahora sé que me quieres por mí, así que esto
es sólo por diversión.

—Y vamos a tener diversión —yo susurré, sentándome en


la cama y luego extendiendo mis piernas—. Me preparé
mientras vosotros me hacíais esperar. ¿Quién quiere dónde?

—Me encanta cuando es sucio —gruñó Rian mientras


saltaban sobre la cama. Grité cuando me agarraron y me
movieron como querían. Me había empezado a sentir sexi
gracias a mis dos calientes compañeros que me querían en cada
oportunidad que tuvieran, y que realmente me habían aceptado.
Era muy divertido.

Y ellos jodidamente me amaban.

—¿Es esto lo que quieres? —me preguntó Ronan con voz


ronca mientras hundía tres dedos en mi culo, follándome a tope
con ellos.

—Ya me estiré.

—Lo sabemos —respondieron juntos.

—¡Oh mierda! —grité cuando un dedo de Rian se unió a él.

—Planeamos que tuvieras que decirnos cómo querías que


te calentáramos. Es lo menos que podemos hacer por hacerte
esperar por tu regalo de acoplamiento. —Ronan pasó el dedo
sobre la punta de mi polla, torturando la abertura, mientras
trataba de obtener más líquido pre seminal. Luego se lo llevó a
los labios y gimió—. Amo la crema del gatito.

—Permíteme probarla. —Rian hizo lo mismo, tomándose


dulcemente su tiempo, trabajando su dedo en la abertura de mi
polla. Yo nunca hubiera pensado que me habría encendido
como lo hizo. Gemí mientras él se chupaba el dedo lentamente.
Lamí mis labios al tiempo que movía mis caderas,
follándome a mí mismo en sus dedos. —Rylan me dijo que si os
volvíais a portar mal de nuevo os pidiera una mamada con
colmillos. No es que lo hayáis sido, pero tengo curiosidad.

Rian y Ronan se congelaron antes de centrarse en mí. Rian


arqueó una ceja. —¿Confías en nosotros como para que te
mordamos en tu polla?

—Sí —le susurré—. Sin embargo, si puedo tener una


mamada con colmillos y la atención de los dos a la vez, lo
quiero.

—Tengo una idea, pero tienes que ser flexible —evadió


Ronan. Yo sonreí maliciosamente y llevé una pierna detrás de
mi cabeza.

—Creo que puedo manejarlo.

—Joder, eso es caliente —gimió Rian. Sacaron sus dedos


fuera de mí y en un instante me estaban levantando como si no
pesara nada. Terminé con el culo en la cara de Rian, que estaba
arrodillado en la cama, Ronan frente a mí... En la posición del
sesenta y nueve... yo boca abajo con las piernas en los hombros
de Rian.

—Si alguna vez hubiera pensado en esto, habría estado en


mi lista de los deseos —gemí—. ¿Rian, me vas a morder
también? Joder, muerde mi culo. Por favor, devástame con esa
lengua. No, mete tus dedos en mí. Espera, consigue un juguete.
No, fóllame con tus colmillos. O muerde mi agujero. Oh, ya sé…
—Me detuve cuando Ronan me dio una palmada en la cara con
su polla. Parpadeé hacia él, que estaba sonriéndome—. Es
bueno saber que todo eso está en tu lista, pero chúpame la polla
y dale a esa boca un mejor uso. Hemos tomado notas de lo que
quieres y nosotros te sorprenderemos. Si no lo haces, yo tendré
que obligarte que me hagas dos mamadas.
—En realidad, sólo sería justo si yo chupo a Rian también
—ronroneé cuando lamí la cabeza de su polla—. ¿Y si no lo hago,
Ronan? ¿Me nalguearás?

—¿Nuestro malcriado compañero necesita algo de


estímulo? —se rio Rian. No estaba seguro de lo que quería decir
hasta que giró su cabeza un poco y me mordió el interior del
muslo derecho, lo que me hizo gemir. No bebió, sólo me dio
placer con la mordedura. Grité ante las sensaciones y Ronan
aprovechó la oportunidad para empujar su polla en mis labios a
mi abierta boca.

Bastardos. Calientes y hermosos diablos, adorables hijos


de puta que siempre sabían exactamente lo que quería.

Él folló mi boca, empujándose más profundamente antes


de recorrer con sus colmillos el largo de mi polla mientras él me
lamía. Rian retractó sus dientes y volvió a empujar sus dedos
profundamente en mí mientras se comía mi culo. Grité
alrededor de la polla de Ronan cuando me abrieron las piernas
tanto que yo estaba siendo prácticamente dividido en dos.

No era como si yo estuviera usando mis manos para


sujetar mi peso o algo. Simplemente estaba colgado boca abajo.

—Chupa la polla de mi gemelo, corazón. Todo el camino


hacia abajo hasta tu garganta. Tú necesitas tus proteínas
diarias, vamos a dártelas enseguida.

Gemí, sus palabras sucias me ponían a cien. Escuché su


profunda risa cuando mi culo se contrajo alrededor de sus
dedos.

—A nuestro gatito le gusta el lenguaje sucio, Ronan. Los


nervios de su culo se han vuelto locos.

—¿Lo hicieron ahora? —gruñó Ronan—. Eso es


interesante. Me encanta aprender cosas nuevas acerca de
nuestro corazón. Si eres realmente bueno, Bev, te follaremos en
la sala del trono frente a todos los admiradores faes que tienes
para que vean lo que no te pueden tener. Te follaremos juntos y
nos sumergiremos en tu pequeño y apretado cuerpo tan
profundamente que caminarás graciosamente durante días.

Gemí ante la visión, ante la idea tan deliciosamente


pecaminosa.

—Sí, y luego cuando hayamos acabado, te abriremos las


piernas como lo hemos hecho ahora y saquearemos tu dulce
cuerpo, por turnos, mientras que el otro te folla la boca. ¿A ti te
gusta que los dos te proporcionemos tanto placer, verdad? —Él
ni siquiera esperó mi respuesta, ya lo sabía—. Como el buen
compañero que eres, te debemos mostrar muy a menudo lo
mucho que lo apreciamos.

—¿Mamadas con colmillo en la cena? —sugirió Ronan.

—Sí. Que todos sepan que estamos haciéndole cosas malas


debajo de la mesa o rasgar un agujero en sus pantalones y
simplemente sentarlo en una de nuestras pollas, sin movernos,
simplemente acariciando esa polla suya que nosotros amamos.

Eso fue demasiado. Grité y ellos pillaron la pista. Ronan


me tragó entero y hundió sus colmillos en mi polla mientras
Rian empujaba sus dedos hasta el fondo dentro de mí mientras
mordía mi saco. Entonces Ronan gruñó y se empujó hasta el
fondo de mi garganta, lanzando su enorme carga.

Cuando acabamos, ellos se retiraron y me pusieron


suavemente en la cama, cuatro manos frotándome tiernamente
mientras yo recuperaba el aire, mi visión todavía vacilando
ligeramente.
Sin embargo, ellos no habían acabado. Oh no. En el
‘segundo’ en el que yo solo jadeaba y mi ritmo cardíaco era
rápido pero ya no corría, llegó la hora para otra ronda.

Rian a horcajadas sobre mi cabeza, levantándola


ligeramente mientras hacía un guiño hacia su polla. —Tiempo
para otra cosa nueva. Siempre he querido hacer esto.

—Soy todo tuyo —ronroneé mientras miraba hacia él,


haciéndole ver que no lo decía solo por el sexo—. Mi cuerpo
pertenece a mis compañeros y estaré siempre para lo que
quieran y cumplir todas sus fantasías.

—Bien, porque yo quiero una también —Ronan me


aseguró. Yo no podía verlo con el Rian mágicamente cambiado
bloqueando el camino... ¿Qué vas a añadir a la diversión?

Rian empujó su polla en mi boca y comenzó a empujar,


follando mi cara, pero teniendo cuidado de mi cuello. Ronan,
por otro lado, se trasladado a mi lado y me agarró los tobillos
con una mano, levantándome directamente hacia arriba en el
aire cuando se tragó mi polla.

Ahora, ¿por qué tuvo que pasar a mi lado para eso? ¿Y por
qué él me quería en un ángulo de noventa grados?

Obtuve mi respuesta segundos después. Grité cuando algo


duro e implacable golpeó mi culo. Definitivamente no era una
mano. Me quedé mirando a Rian para ver de qué se trataba.

—Tú dijiste que deberíamos castigarte —explicó con una


sonrisa—. Bien le pedimos a Brian una paleta y otros juguetes
después de que nos enteramos de lo pervertida que era su vida
sexual cuando nos alojamos con ellos. No sabíamos dónde
guardarla, y si la hubieran entregado en el palacio tú ya lo
habrías descubierto.
Calentó mi corazón tanto como mi culo que hubieran
pensado en divertidas maneras para complacerme y ampliar
mis conocimientos. Eso y los juguetes eran siempre divertidos.

—Deberías ver lo jodidamente caliente que es ver su culo


rojo, Rian —gimió Ronan, tomando un breve descanso de mi
mamada. Él me pegó unos minutos más hasta que yo no creía
que fuera capaz de aguantar más. Luego volvió a chuparme y
momentos después Rian y yo nos corríamos.

Pero, ¿qué pasaba con Ronan?

Tuve mi respuesta cuando Rian salió de mi boca y cayó a


mi lado. Su gemelo subió hasta mi cara y se corrió en ella,
marcándome con su semen. Fue emocionante para mi gato ya
que teníamos su olor en nosotros. Luego todos nos tumbamos
en la cama, recuperándonos de la diversión.

—¿Estáis cansados? —les pregunté mientras mi


respiración casi había vuelto a la normalidad.

—Joder no —ambos gruñeron, y se levantaron tirando de


mí con ellos y colocándome como me querían.

Rian se sentó sobre sus pies y me movió hasta sentarme en


su regazo, mis piernas a cada lado de las suyas mientras Ronan
se puso delante de mí y me tendió su polla más grande de lo
normal. Me lamí los labios y miré de ella hacia arriba a sus ojos.

—¿Tiempo del bocadillo de Bevin?

—Sí, y durante tres horas. Tenemos más poción, pero la


reina dijo que sólo utilizáramos una al día.

—Pero podemos tener más relaciones sexuales después de


eso, ¿verdad? Tengo todo el día libre.
—Sí, somos tuyos todo el día y para siempre —Rian acordó
mientras me bajaba sobre su polla, empujándome los últimos
centímetros. Grité, nunca me había sentido más lleno antes.

—Chúpame la polla, corazón —exigió Ronan. Me abrí de


par en par para él, mis labios extendiéndose casi hasta el punto
del dolor. Maldita sea. ¡Y había pensado que eran grandes
antes! Wow. Honestamente, era genial jugar de esta manera,
pero ellos eran perfectos tal y como eran. Yo no cambiaría ni
una sola cosa de ellos.

—¿Estás bien? ¿No es demasiado? —preguntó Rian


mientras me movía lentamente. Yo sacudí la cabeza y ronroneé,
haciéndoles saber que podría tomar más—. Gracias joder. Me
estoy muriendo. —Él me golpeó contra su polla mientras Ronan
follaba suavemente mi cara, con cuidado de su nuevo tamaño.
Grité, amando lo que me estaban haciendo y por el placer que
mi cuerpo les brindaba. Nos movimos juntos como si fuéramos
uno, hasta que pensé que iba a morir de placer.

O tal vez sólo de un ataque al corazón.

Cuando Rian se inclinó y mordió mi cuello, yo no pude


dejar de correrme sobre mí mismo y la cama, para hacerles
saber lo mucho que lo amaba. Él sólo tomó un sorbo, morderme
era lo que estaba buscando. Me encantaba cuando hundían sus
colmillos en mi cuello alineando sus marcas... O para el caso en
cualquier otro lugar de mi cuerpo. Y les encantaba hacerlo,
incluso si no era para beber. Ellos sólo querían marcarme.

Yo era en parte gato, así que lo entendía.

Ronan se corrió seguidamente, descargando en mi


garganta segundos antes de que Rian se corriera. Cuando
acabamos, se salieron cuidadosamente porque no querían
hacerme daño, y todos nos derrumbamos sobre la cama.
—Uno de tus deseos tachado de la lista —jadeó Ronan—.
Dos enormes guerreros faes te han follado locamente.

—No, esa no es la fantasía que acabo de conseguir —


ronroneé mientras me acurrucaba en medio de ellos—. De todos
modos no quería eso.

—¿Qué? Pensé que esto te haría feliz —susurró, el dolor en


su tono.

—Estoy loco de alegría —me reí, dándole un sonoro beso


en los labios—. Pero no porque fueras un enorme guerrero fae.
No quiero un fae, ni guerreros faes ni cualquier otro guerrero en
mi cama. Yo sólo quiero a mis compañeros. La fantasía es tener
a mis compañeros haciendo cualquier cosa para hacerme feliz, y
eso es lo habéis hecho. Acabáis de hacerlo, y es mejor que una
fantasía, porque es mi realidad. Y sé que siempre haréis eso por
mí.

—Sí, lo haremos —acordó Ronan, su rostro suavizado


mientras se inclinaba y me daba un beso.

—¿Eso significa que no te gustó la polla de gran tamaño?


—se rio Rian.

—Oh no, eso fue divertido. Aunque no siempre, porque a


vosotros chicos, ya os cuelga, pero nunca he estado tan lleno.
Aunque quiero mis tres horas, eso seguro.

—Sufriremos por ti —gruñeron mientras me asaltaban. Sí,


iban a abusar de mí. Y yo sería un malcriado. Y estaba bien con
eso, porque los amaba y también los malcriaría tanto como
pudiera.

Fin
ACERCA DE LA AUTORA

Joyee Flyn creció en Chicago y vivió en la misma casa


hasta que fue a la universidad. A pesar de tener una gran vida,
ama perderse en la fantasía que solo encuentra en los libros.

Ha escrito cuentos, romance, mística, y por supuesto


añade vaqueros calientes en cualquier momento que puede. Su
gran interés en la lectura se refleja en sus libros. Actualmente
vive con su perro Marius, llamado así por ‘Entrevista con el
Vampiro’ de Ann Rice. Sueña con vivir un día en Montana, y
tener la suficiente tierra para tener unos cuantos caballos, y
encontrar un par de vaqueros para ella.

Amante de los hombres, Joyee los adapta de cualquier


manera en sus libros. Vampiros, hombres lobo, militares, no le
importa de qué manera, siempre y cuando sean calientes,
duros y demonios del sexo.

www.joyeeflyn.com
PROYECTO

Traducción
Lleu

Corrección
Mai

Formato
Gaby

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