Jose Maria Heredia y Heredia

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José Ma.

Heredia y Heredia
D i p u t a d o

José Ma. Heredia y Heredia


D i p u t a d o

–1–
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

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José Ma. Heredia y Heredia
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José Ma. Heredia y Heredia


D i p u t a d o

Onoria Céspedes Argote


Compiladora y Prólogo

Av. M. Hidalgo Pte. 313

–3–
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

José Ma. Heredia y Heredia. Diputado


Compiladora y Prólogo: Onoria Céspedes Argote

Cuidado de la edición: Carlos Muciño Mondragón


Ángel Chopín Cortés
A. Olliver Alberto Carmona Mañón
Diseño de interiores: Mónica Segura Camacho
Digitalización de imágenes: Gabriel Alberto Barrios D.
Diseño de portada: L. en D. G. Mauricio Vargas Arroyo

Instituto de Estudios Legislativos de la LV Legislatura


del Estado de México
Av. M. Hidalgo Pte. 313
Col. La Merced Alameda, C. P. 50080
Toluca, México
E-mail: inesle@cddiputados.gob.mx

Serie: Investigación

ISBN: 968-5127-31-X

DR © 2005. Queda prohibida la reproducción total o parcial


de esta obra por cualquier medio gráfico o magnético.

IMPRESO EN MÉXICO

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José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

Por su colaboración a todas las personas e instituciones que ayudaron a


hacer posible este primer libro sobre la labor legislativa de José María Heredia
y Heredia: Isadora Bravo Céspedes, Leopoldo Céspedes: mi padre, mis hermanas
y hermanos, Óscar Bravo Fong, Norma Reyes Parrales, Berenice Mondragón
Sánchez, Maricarmen Aguilar Franco, Adriana Tavira García, Santa García
Aranda, Liliana Portundo Sánchez, Oslaida Díaz López, Víctor García
Hechavarría, Julio Liy Almenares, Carlos Ramiro González, Mario Castillo
García, Rosario Sánchez, Teodoro Shumacher, María Luisa Gutiérrez de la
Colina, Departamento de Difusión Cultural de la Universidad Autónoma del
Estado de México (UAEM), Biblioteca del Poder Legislativo del Estado de
México “José María Luis Mora”, Instituto de Estudios Legislativos del Estado
de México (INESLE) y su equipo de trabajo, presidido por el Contador José
Luis Dueñas Andrade, Lic. Flor Renatta Paniagua Torres, Gabriel Barrios
Domínguez, Mónica Segura Camacho, Olliver Carmona Mañón; Instituto
Cultural Nicolás Guillén, Cabildo de Almoloya de Juárez (2003-2006),
Ayuntamiento de Almoloya de Juárez, Profr. Benito Mangú Chigora, Dr. Román
Velázquez Mondragón, Archivo Histórico del Estado de México, Comité
Mexicano de Solidaridad con Cuba, Unión Nacional de Escritores y Artistas
de Cuba (UNEAC), LV Legislatura del Estado de México y especialmente al
Diputado Profr. Felipe Rodríguez Aguirre.

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Presentación

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Onoria Céspedes Argote
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José Ma. Heredia y Heredia
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José María Heredia y Heredia es un exponente de la cultura hispana que


encontró en México espacio para desarrollar una amplia obra literaria,
periodística, pedagógica, jurídica y política, entre otras, se destacó por sus
ideas liberales y fue electo diputado en el Estado de México en el periodo
1833-1836.
El presente trabajo nos pone en contacto con elementos importantes de
algunas de sus facetas y especialmente nos da a conocer por primera vez
aspectos relacionados con su labor legislativa, incluyendo documentos inéditos
que avalan su quehacer en este foro.
A través de los textos seleccionados por la licenciada Onoria Céspedes
Argote, historiadora e investigadora cubana, los lectores que se inician en el
conocimiento de la vida y obra de Heredia, podrán motivarse para profundizar
en estudios y lecturas de su extensa labor.
Para los que la conozcan tendrán nuevamente en sus manos diversos
textos que permitirán ahondar en el conocimiento de la historia y la cultura
del siglo XIX, correspondiente al periodo en que Heredia ejercita su labor en
este estado; donde la historiografía lo hace referencia obligada en el análisis
de la época histórica-cultural, y contacto nuevamente con sus siempre
gustadas poesías que inician la corriente romántica en nuestro idioma, donde
especialmente le canta a la naturaleza mexicana, a su gente y de manera
especial a su patria adoptiva y natal, a la que le dedicó no sólo cantos, sino
energías para iniciar el proceso de liberación del yugo colonial español.

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Felipe
OnoriaRodríguez
Céspedes Argote
Aguirre
P Cr oe ms pe in l t a a d c o i r ó a n

Heredia es considerado el poeta de la nacionalidad cubana.


Esta publicación forma parte de voluntades que se están conjuntando
para investigar y publicar toda la labor desarrollada en México por el también
director del Instituto Literario de Toluca (hoy Universidad Autónoma del Estado
de México), y donde nuestra Cámara de Diputados tiene una importante
participación por la documentación inédita que atesora sobre este insigne
cubano-mexicano.

Profr. Felipe Rodríguez Aguirre


DIPUTADO
LV LEGISLATURA DEL ESTADO DE MÉXICO

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Prólogo

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José María Heredia y Heredia (Santiago de Cuba 1803 – Ciudad de México


1839), fue un poeta de valía universal, periodista con obras fundacionales,
abogado, historiador, crítico literario y profesor con aportes a la educación
en el Estado de México, donde dirigió el Instituto Científico y Literario.
En México también fue magistrado, juez, legislador y político vinculado
muy estrechamente a personalidades como Guadalupe Victoria, Lorenzo de
Zavala, Andrés Quintana Roo y Santa Anna en su primera época, con quienes
colaboró directamente.
Compartió funciones de Legislador en la IV Legislatura del Estado de
México, junto a José Manuel González Arratia, Mariano Ariscorreta y Francisco
Suárez Iriarte, entre otros.
Su amplia labor lo hace imprescindible en la historia y la cultura del
Estado de México durante los 9 años que radicó en la localidad.
En Cuba, Heredia también es una figura fundamental para su historia y
su cultura. Es considerado el poeta de la nacionalidad cubana, a través de su
obra poética se da inicio a las manifestaciones de cubanía y comienzan a
mostrarse, de forma, clara sentimientos de pertenencia a la isla caribeña.
La identidad nacional en Cuba es un proceso que se da a través de varios
siglos luego de quedar prácticamente exterminada la población aborigen con
la llegada de los conquistadores españoles, originándose posteriormente una
población autóctona como producto de las migraciones españolas, africanas

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y de otras latitudes que se establecieron y fusionaron, dando lugar


primeramente al criollo y posteriormente al cubano.
Sus poesías expresan un sentir que iría calando poco a poco en la
mente y el corazón de muchas personas de la Isla y que unido a la situación
internacional y las condiciones críticas del país, conducen a varios intentos
de separación para la eliminación del coloniaje español en las primeras
décadas del siglo XIX.
José Martí, prócer independentista cubano, quien también fue poeta y
escritor nacido en 1853 y quien organizó y dirigió la última gesta
independentista contra el colonialismo español a fines del siglo XIX, al valorar
la incidencia de la poesía y obra de Heredia en Cuba, escribió:
¿Qué cubano no sabe de memoria alguno de sus versos, ni por quién sino
por él y por los hombres de sus ideas, tiene Cuba derecho al respeto universal?1
De la inspiración poética pasó José María a los hechos y se involucró en
la conspiración llamada Soles y Rayos de Bolívar en el año 1821, motivo por el
cual fue condenado al destierro de Cuba.
Logró huir a los Estados Unidos y posteriormente invitado por el primer
presidente de México Guadalupe Victoria, radica definitivamente en este país
desde 1826.
Durante su estancia en los Estados Unidos publicó la primera edición de
sus Poesías Completas y su poesía Oda al Niágara, que lo inmortalizó como el
Cantor del Niágara.
La segunda edición de sus Poesías Completas las publicó en Toluca en el
año 1832, y en su prólogo confiesa:
EL torbellino revolucionario me ha hecho recorrer en poco tiempo una
vasta carrera , y con más o menos fortuna he sido abogado, soldado, viajero,
profesor de lenguas, diplomático, periodista, magistrado, historiador y poeta a
los veinticinco años.2
1
Martí José. Carta a Enrique Trujillo. Nueva York, noviembre de 1889, Epistolario de José Martí, 5 tomos,
Centro de Estudios Martianos. Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 1993, t.2. p. 149.
2
Heredia, José María, Poesías. Toluca, México, 1832 Segunda Edición corregida y aumentada.

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Con el presente trabajo pretendemos poner en manos de los interesados


algunos datos y documentos que permitan tener una idea de la vasta obra de
este gran intelectual.
Los materiales aquí reunidos forman parte de un trabajo más amplio de
investigación que desarrollamos, sobre la vida y obra de este ilustre personaje
en México, donde vivió la mayor parte de su corta vida.
Esperamos que estos elementos sirvan para divulgar algunas facetas de
su quehacer y motivar diversos estudios.
Heredia vivió 36 años, distribuidos en Cuba, Santo Domingo, Estados
Unidos, Venezuela y México.
Manuel García Garófalo, en una investigación sobre Heredia en México,
nos ofrece en 774 páginas una información documental, aún incompleta de
este último periodo, no obstante investigaciones recientes muestran que aún
existe un gran volumen de documentación inédita y que se impone la
realización de indagaciones a la luz de la historiografía actual.
Cuando Heredia llega a México en 1826, era un poeta reconocido en el
continente americano y en los países de habla hispana.
Ya había tenido una primera estancia en este país cuando acompañaba
a su padre que se desempeñaba como Alcalde del Crimen en el Distrito
Federal, periodo en que con sólo 16 años, publicó al decir de algunos críticos,
la más perfecta de sus poesías: En el Teocalli de Cholula, canto a la historia y
la identidad mexicana.
Según el poeta y escritor José Lezama Lima ese poema es como la llave
mágica de un cubano para penetrar en el recuerdo imponente de los aztecas.
En el poema, la melancolía, las ruinas, la reflexiva meditación ante las
civilizaciones que desaparecen, son expresadas en forma de evocación y
grandeza.
Uno de sus versos dice:

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Hallábame sentado en la famosa


Cholulteca pirámide. Tendido
El llano inmenso que ante mí yacía,
Los ojos a esparcirse convidaba.
¡Qué silencio! ¡qué paz! ¡Oh! ¡Quién diría
Que en estos bellos campos reina alzada
La bárbara opresión, y que esta tierra
Brota mieses tan ricas, abonada
Con sangre de hombres, en que fue inundada
Por la superstición y por la guerra...?

Con la publicación de este poema se convierte Heredia en el primer


poeta romántico de habla hispana, diez años después aparecería el
romanticismo en España.
De esta época es también Al Popocatépetl, otra de sus grandes
producciones para la historia y la cultura mexicanas, que junto a su crónica
Viaje al Nevado de Toluca, constituyen cantos inspirados en volcanes de este
país.
En este regreso a tierra azteca inmediatamente se inserta en los círculos
intelectuales de la capital, desarrollando una intensa vida cultural.
Inicialmente se desempeñó como colaborador del presidente Guadalupe
Victoria, quien simpatizaba y apoyaba la causa independentista cubana
además de admirar y reconocer el talento de Heredia.
Algunas de sus obras de teatro y traducciones hechas de obras
francesas, se representaron por esta época en la capital mexicana y
circularon comentarios de sus poesías publicadas en Nueva York y que habían
tenido eco en diversas partes del mundo.
Aquí inicia también su labor como crítico literario con la publicación
de la revista literaria El Iris, editada por él, junto a los italianos emigrados a

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México por cuestiones políticas, Claudio Linati y Florencio Galli. El Iris ponía
a los lectores en contacto con lo más actual de la cultura universal.
Entre los múltiples reconocimientos que recibió por su talento y obra
creativa está el nombramiento de socio honorario del Instituto de Ciencias y
Artes de México, según le comunicó el secretario de dicho Instituto, Manuel
Díez de Bonilla: en consideración a las luces, instrucción y demás virtudes
que concurren en usted.3
Por su parte, Heredia se sintió muy honrado con esta distinción y le
escribió a su madre el 1 de marzo de 1826: El instituto, que es el primer cuerpo
Literario de la República, me ha elegido espontáneamente miembro suyo y
me ha encargado una oda para la apertura solemne que será el 2 de abril.4
Andrés Quintana Roo pronunció el discurso de apertura del Instituto y
tres poetas recitaron sus poesías: Tagle, Vaquero y Heredia que declamó su
oda: En la apertura del Instituto Mexicano.
Quintana Roo y Heredia desarrollaron una gran amistad y el bardo
santiaguero le dedicó dos de sus mejores poesías escritas en México, una
de ellas considerada su testamento político.
El 27 de julio de 1826, el Congreso del Estado de México le concedió su
habilitación para ejercer como abogado en este estado, permiso que fue del
conocimiento del entonces gobernador, Sr. Melchor Múzquiz.
Heredia se había recibido de abogado en la ciudad de Camagüey , Cuba,
después de cursar estudios de abogacía en México, Venezuela y Cuba.
Antes de abandonar la ciudad de México, le dieron recomendaciones
sobre las labores que había realizado como oficial 5º de la Secretaría de
Relaciones Exteriores, en este documento fue calificado por encargo del
presidente de la República como de “aptitud y talento sobresaliente”.
Este mismo documento expresa que se hizo acreedor del aprecio de sus
superiores, razón por la cual el propio Presidente le recomendó para el
3
González del Valle, Francisco. Cronología Herediana 1803-1839. Publicación de la Secretaría de Cultura.
Dirección de Cultura. La Habana. 1936 p.186.
4
Ibídem p.187

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Juzgado de Distrito de Veracruz, cargo que no llegó a ocupar, según se le


invocó, de no tener la edad requerida y por ser extranjero.
Ingresa en el Estado de México como Juez de Letras o de Primera
Instancia de Cuernavaca.
A su amigo Silvestre Alfonso le escribe sobre este acontecimiento y
luego de hacer referencia al caos que reina en México por las luchas políticas
existentes, le hace ver que ha aceptado el Juzgado del delicioso y opulento
Valle de Cuernavaca, a 18 leguas de la capital.
Le comunica a su amigo que el clima es el mismo que el de Cuba y el
empleo además le producirá un salario de cuatro o cinco mil pesos, lo cual
le permitirá un establecimiento sólido, pues piensa casarse.
En esta carta también le comenta a su amigo que considera su estancia
en Cuernavaca como un paso preparatorio para la presidencia del Instituto
Literario, que le ha sido prometido por su amigo Lorenzo de Zavala.
Efectivamente, en junio tomó posesión de su cargo de juez de Cuernavaca
y en septiembre se casó en México con la Srta. Jacoba Yáñez, hija del
Magistrado de la Audiencia de México, Isidro Yáñez, amigo de su padre y a
quien había conocido entre 1819 y 1821 en su primera estancia mexicana.
Según le cuenta a Silvestre Alfonso, la hija del compañero de su padre
con la que lleva amores ... me parece la encarnación de mi ideal de esposa que
invoco en los placeres de la melancolía. Y concluye: Voy a casarme ..., pues ya
es tiempo de que acabe la novela de mi vida para que comience su realidad.5
Unido a su intensa vida como juez de Cuernavaca, Heredia no descuida
sus inquietudes literarias, sigue escribiendo y publicando poesías e inicia
la edición de uno de sus periódicos más importantes editados en el Estado:
Miscelánea, periódico crítico- literario, que comenzó a publicarse en
septiembre de 1829 en Tlalplan, cuando la capital del Estado se encontraba
en este municipio.

5
Ibídem p. 216

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Aunque sus actividades en Cuernavaca están todavía por estudiar, existen


referencias de que se desempeñó como vicepresidente de la junta patriótica
de esta ciudad, cargo que ocupaba cuando pronunció en la Plaza Mayor de
esta Villa el discurso por el Aniversario de la Independencia en el año 1828,
sería el primero de los tres discursos pronunciados en la entidad en dicha
conmemoración como orador central en los tres primeros actos del estado,
conmemeorando esta fecha.
Desde el 15 de diciembre de 1828, hasta el 3 de marzo de 1830 desempeñó
la Fiscalía de la Audiencia de México, y según consta en solicitud hecha
por él de Constancia de Servicio, despachó 299 causas sin distinción de
horas ni días, además atendió otras causas y expedientes procedentes de
juzgados de otras salas de la Audiencia.
De sus servicios como juez de Cuernavaca, también se le expide
certificado haciendo constar que por el buen desempeño de sus funciones
en ambos cargos en Cuernavaca se ha hecho acreedor del aprecio público y
a obtener una colocación honrosa.6
El año 1831 marca una etapa importante en la vida de José María Heredia.
A partir de esta fecha comienza su estancia en Toluca, se desempeñó en
varias funciones, mostró su labor polifacética y alcanzó dentro de su corta
vida gran madurez, aquí transcurrió la mayor parte de su vida de adulto, al
llegar contaba con sólo 28 años de edad.
Su quehacer en Toluca asombraba a todos, pues, no obstante dedicar
innumerables horas a los asuntos de la Audiencia, escribía sus Lecciones
de Historia Universal, organizaba los originales de sus poesías para la segunda
edición que trataba de publicar en Nueva York, redactaba los editoriales del
periódico El Conservador, que había comenzado su publicación el 1 de junio
de 1831 en Toluca; colaboraba en las principales publicaciones de México,
estudiaba y leía con detenimiento y placer; sostenía una fluida

6
Ibídem p. 229

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correspondencia con su madre, familiares y amigos de Cuba, Estados Unidos;


producía sus inspiradas composiciones y también tenía tiempo para la
política.
La edición de sus poesías, preparadas desde Toluca y editadas en el año
1833 fueron las más completas y difundidas a nivel mundial, concitaron
interés desde el momento de su preparación.
En Cuba, se esperaba con ansiedad la aparición de la segunda edición
de sus poesías, y varias publicaciones se hicieron eco de ello, por ejemplo,
la Revista Bimestre Cubana publicó un anuncio de este nuevo
acontecimiento cultural, donde el cantor hacía la siguiente valoración de
su producción poética:
En 1825 publiqué la primera edición de estas poesías, sin pretensión
alguna literaria. Mis amigos la deseaban, y sus instancias me distraían
de los vastos designios que me inspiraban la exaltación y el amor a la
gloria. Por este motivo, y con quien arroja de sí una carga, lancé al mundo
mis versos para que tuvieran de sí una carga , lancé al mundo mis versos
para que tuvieran su día de vida, en circunstancias muy desventajosas pues
la tormenta que me arrojó a las playas del Norte, me privó de los
manuscritos, , dejándome sin más recursos que mi fatigada memoria. Olvidé
pronto aquel libro, y entré en la ardua carrera que me llamaba. Un concurso
raro de circunstancias frustró mis proyectos, reduciéndome a ocupaciones
sedentarias, que hicieron revivir mi gusto a la literatura. Entre tanto, mis
poesías habían corrido con aceptación en América y Europa, y la reimpresión
de varias en París, Londres, Hamburgo, y Filadelfia; el juicio favorable de
literatos famosos, y la exaltación literaria excitada en mi país por la discusión
de su mérito prorrogaron el día de vida que yo les había señalado.7
Esta nueva edición de sus poesías, lo confirmó como uno de los bardos
más importantes de su tiempo. También, dio a conocer en las esferas

7
García Garófalo Mesa, Manuel. Vida de José María Heredia en México, Ediciones Botas, México, 1945.
p. 427

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José Ma. Heredia y Heredia
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intelectuales de todo el mundo el nombre de Toluca, la ciudad más alta del


suelo mexicano, donde encontró hospitalidad, amigos, motivaciones para el
desarrollo de su polifacética obra creadora, aunque también incomprensiones.
El 17 de febrero de 1831 tomó posesión de la plaza de Oidor de la
Audiencia de México en Toluca y en su carácter de Magistrado del Tribunal
de Justicia y Audiencia elaboró un plan de Código Penal, que fue circulado
para su aprobación.
En agosto de este mismo año publicó su prospecto de Lecciones de
Historia Universal, el cual tuvo una gran aceptación, al lograr más de 500
suscripciones y con el apoyo de los gobernadores del Estado de México,
Zacatecas, Guanajuato y Tamaulipas, comenzó la publicación de la obra.
En el prospecto de su historia... especifica que es una traducción y
refundición de los Elementos de historia del profesor Tayler que ha realizado
con el fin de subsanar la falta que había de un libro de ese género en lengua
castellana.
En sus últimos capítulos le agrega Heredia una valoración de la situación
actual del mundo con un enfoque dedicado a los estudiantes mexicanos y
latinoamericanos, menciona las personalidades más destacadas de la época
y concluye sus Lecciones con estas palabras: Si la posteridad concede lugar
entre ellos como poeta al autor de estas lecciones, dirá que Cuba fue su
patria.8 Estas lecciones están consideradas las primeras realizadas con un
enfoque latinoamericanista y especialmente para educar a los jóvenes de
México.
Además de su obra poética y su pasión por la enseñanza, en Toluca logró
desarrollar otra de sus inquietudes: el periodismo. Aquí continuó editando
Miscelánea, y vieron la luz tres números de la revista literaria Minerva. En el
diario El Conservador, escribió artículos y semblanzas y dirigió otro periódico
muy reconocido: El Fanal.

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correspondencia con su madre, familiares y amigos de Cuba, Estados Unidos;


producía sus inspiradas composiciones y también tenía tiempo para la
política.
La edición de sus poesías, preparadas desde Toluca y editadas en el año
1833 fueron las más completas y difundidas a nivel mundial, concitaron
interés desde el momento de su preparación.
En Cuba, se esperaba con ansiedad la aparición de la segunda edición
de sus poesías, y varias publicaciones se hicieron eco de ello, por ejemplo,
la Revista Bimestre Cubana publicó un anuncio de este nuevo acontecimiento
cultural, donde el cantor hacía la siguiente valoración de su producción
poética:
En 1825 publiqué la primera edición de estas poesías, sin pretensión
alguna literaria. Mis amigos la deseaban, y sus instancias me distraían de
los vastos designios que me inspiraban la exaltación y el amor a la gloria. Por
este motivo, y con quien arroja de sí una carga, lancé al mundo mis versos
para que tuvieran de sí una carga , lancé al mundo mis versos para que
tuvieran su día de vida, en circunstancias muy desventajosas pues la tormenta
que me arrojó a las playas del Norte, me privó de los manuscritos, , dejándome
sin más recursos que mi fatigada memoria. Olvidé pronto aquel libro, y entré
en la ardua carrera que me llamaba. Un concurso raro de circunstancias frustró
mis proyectos, reduciéndome a ocupaciones sedentarias, que hicieron revivir
mi gusto a la literatura. Entre tanto, mis poesías habían corrido con aceptación
en América y Europa, y la reimpresión de varias en París, Londres, Hamburgo,
y Filadelfia; el juicio favorable de literatos famosos, y la exaltación literaria
excitada en mi país por la discusión de su mérito prorrogaron el día de vida
que yo les había señalado.7
Esta nueva edición de sus poesías, lo confirmó como uno de los bardos
más importantes de su tiempo. También, dio a conocer en las esferas

7
García Garófalo Mesa, Manuel. Vida de José María Heredia en México, Ediciones Botas, México, 1945.
p. 427

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intelectuales de todo el mundo el nombre de Toluca, la ciudad más alta del


suelo mexicano, donde encontró hospitalidad, amigos, motivaciones para el
desarrollo de su polifacética obra creadora, aunque también incomprensiones.
El 17 de febrero de 1831 tomó posesión de la plaza de Oidor de la
Audiencia de México en Toluca y en su carácter de Magistrado del Tribunal
de Justicia y Audiencia elaboró un plan de Código Penal, que fue circulado
para su aprobación.
En agosto de este mismo año publicó su prospecto de Lecciones de
Historia Universal, el cual tuvo una gran aceptación, al lograr más de 500
suscripciones y con el apoyo de los gobernadores del Estado de México,
Zacatecas, Guanajuato y Tamaulipas, comenzó la publicación de la obra.
En el prospecto de su historia... especifica que es una traducción y
refundición de los Elementos de historia del profesor Tayler que ha realizado
con el fin de subsanar la falta que había de un libro de ese género en lengua
castellana.
En sus últimos capítulos le agrega Heredia una valoración de la situación
actual del mundo con un enfoque dedicado a los estudiantes mexicanos y
latinoamericanos, menciona las personalidades más destacadas de la época
y concluye sus Lecciones con estas palabras: Si la posteridad concede lugar
entre ellos como poeta al autor de estas lecciones, dirá que Cuba fue su patria.8
Estas lecciones están consideradas las primeras realizadas con un enfoque
latinoamericanista y especialmente para educar a los jóvenes de México.
Además de su obra poética y su pasión por la enseñanza, en Toluca logró
desarrollar otra de sus inquietudes: el periodismo. Aquí continuó editando
Miscelánea, y vieron la luz tres números de la revista literaria Minerva. En el
diario El Conservador, escribió artículos y semblanzas y dirigió otro periódico
muy reconocido: El Fanal.

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Onoria Céspedes Argote
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Durante el año 1832 se involucra en los acontecimientos políticos que


se estaban desarrollando en el país, posteriormente fue designado
colaborador en la obra de reconstrucción nacional y luego consejero del
presidente, general Santa Anna, en unión de Andrés Quintana Roo y otros
esclarecidos ciudadanos. Posteriormente Heredia rompió con Santa Anna
cuando éste se convirtió en dictador.
La intensa vida política y cultural en la que se desenvolvía Heredia en el
Estado de México, fue motivo para que lo propusieran como diputado por el
Segundo Distrito de Toluca, en las elecciones desarrolladas en enero de 1832,
según lo establecido en el Plan de Zavaleta.
En un comunicado del Gobernador Lorenzo de Zavala, emitido el 2 de
enero de 1833, se dieron a conocer las medidas y características para el
nombramiento de los representantes del pueblo, tanto al Congreso de la
Unión como para el Congreso del Estado, de acuerdo con el tratado de
pacificación concertado en la ciudad de Puebla entre los jefes de los ejércitos
beligerantes y firmado en la hacienda de Zavaleta, el 23 de diciembre de 1832.
El Gobernador Lorenzo de Zavala explica en el comunicado la necesidad
que existe de elegir representantes del pueblo, los cuales deben estar
instalados en la Legislatura el 15 de febrero de 1833.
Dentro de los requerimientos, además de las fechas de cada uno de los
pasos a dar, planteaba que se eligirán para el Congreso General 21 diputados
propietarios y 4 suplentes, y para el del Estado 21 diputados propietarios y 7
suplentes, con arreglo al censo que se tuviera en las últimas elecciones.9
Los once primeros nombrados para la Asamblea del Estado funcionarían
por cuatro años, debiéndose renovar los 10 últimos en el bienio, con arreglo
a la constitución del mismo.
Los Diputados del Estado presentarían sus credenciales en la Secretaría
de Gobierno, para dar cuenta con ellas en la primera Junta Preparatoria.

9
AHEM/555/V.31/EXP.1/1833/14.FS

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José Ma. Heredia y Heredia
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De acuerdo con la lista de Diputados que publicó la imprenta del Estado,


a cargo de uno de los colaboradores de Heredia: Don Juan Matute, se eligieron
21 Diputados propietarios y 7 suplentes, por la cantidad de votos, fue el quinto,
y de acuerdo al reglamento, le correspondían cuatro años en la legislatura.10
El 12 de febrero, Heredia, según consta en documento, comunicó al
presidente de la junta electoral tener en su poder la credencial en la que
constaba haber sido electo como diputado a la Legislatura del Estado para el
cuatrienio de 1834 a 1836.11
El 15 de febrero comenzaron las actividades de la V Legislatura, José
María Heredia laboró en la misma desde el 15 de febrero de 1833 hasta el día
3 de julio de ese mismo año en que el Congreso le aceptó la renuncia que
él había solicitado con anterioridad debido a las contradicciones existentes
dentro del recinto legislativo e incomprensiones con sus ideas y puntos de
vista.
A pesar de su corta labor que no rebasó los cinco meses, fue de gran
transcendencia el aporte de sus intervenciones en cuestiones medulares
de la vida cultural, política y social del Estado de México.
Algunos de los estudiosos de la obra herediana han abordado aspectos
de su participación en el congreso, fundamentalmente teniendo en cuenta
la publicación realizada por M. María Garófalo Mesa en su libro Vida de José
María Heredia en México, estudio de su trayectoria durante los casi 15 años
que nuestro eminente poeta vivió en este país.
En el texto de referencia, se reproducen algunos fragmentos de actas
de las sesiones con información de las intervenciones de Heredia,
reproducidas en El Fanal, periódico dirigido y editado por el propio Heredia y
El Reformador, publicación del Congreso que sustituyó su labor en la difusión
de las actas, iniciativa que había defendido el diputado con el objetivo de que
la ciudadanía se mantuviera informada de todo lo que se analizaba y discutía
en el máximo órgano legislativo del Estado.
10
AHEM/555/V.31/EXP.120/1833/94.FS/002
11
AHEM/555/V.31/EXP.120/1833/94.FS/007

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Las actas originales del Congreso, parte de los diversos documentos


inéditos de José María Heredia , no han sido publicadas ni estudiadas hasta
el momento , sin embargo, nos muestran una de las facetas más dignas de
ser debatidas de este excelso personaje que estuvo en el centro de las
actividades políticas y culturales de Toluca en su época.
Por las razones antes expuestas hemos decidido en esta selección incluir
las actas de la sesión preparatoria de la Legislatura, donde fue electo primer
secretario de la misma y como primer tomo de los dos que recogerán
documentos inéditos de su quehacer legislativo.
A través de más de 500 propuestas y discusiones en la Cámara, mostró
no sólo su valentía y dignidad de hombre probo y firme en sus principios,
sino su ideal de transformador de la sociedad que le tocó vivir.
Entre los aspectos más tratados por Heredia están los siguientes:
– Necesidad de darle participación a la población en las decisiones de la
Cámara de Diputados a través de un buzón instalado en el recinto donde
los ciudadanos emitieran sus juicios sobre lo decidido por la Cámara y
además propusieran los proyectos que estimaran útiles.
– Publicación de las actas de las sesiones en el periódico de la ciudad.
– Solicitar informe al gobierno, de lo colectado en las municipalidades
de Toluca y cuánto ha gastado en escuelas públicas pues, según expresó,
se cometen mil excesos cobrándole sólo a los pobres y no a los ricos.
– Formar un fondo destinado a la instrucción pública, a cuyo efecto se
descontara un tanto por ciento a los réditos en los capitales impuestos
para capellanías y obras pías, sobre las fincas urbanas o rústicas en
territorio del Estado.
– Pedir al gobierno formar y emitir un presupuesto del costo de un
establecimiento penitenciario en Lerma , para que cumplan sus
condenas los criminales del Estado , ocupándolos en talleres y telares
para que con su producto cubran los costos ordinarios del
establecimiento. Fundamentó esta proposición en que los reos por la

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lejanía de los lugares, ya no regresan al Estado.


– Se pronunció en contra de las corridas de toros.
– Rechazó la propuesta de declarar beneméritos del Estado a los Generales
Antonio López de Santa Anna, José Antonio Mejía, Juan Arango, Gabriel
Valencia, Esteban Moctezuma, José Cuesta, C. C. Valentín Gómez Farías
y José Salgado, argumentando, entre otras razones, que sólo … una
dolorosa experiencia tomada principalmente de la historia contemporánea
de América, y en particular de nuestro país, debiera convencernos de que
estos honores solo puede concederlos de un modo irrevocable y seguro
el juicio imparcial de la posteridad. Muchos caudillos que recibieron
en vida la apoteosis por haber presidido a la libertad de su Patria,
embriagados luego en la copa del poder y trastornados por el incienso
de la adulación , han marchitado sus banderas con atento a las libertades
públicas, e intentado reivindicar como una herencia el despotismo que
destruyeron. No prodiguemos, pues, una gloria que debe reservarse a
los héroes en el porvenir, como un fanal, que hasta el término de su
vida los aliente y guíe en la carrera de la virtud y del merecimiento. Espero
que estas observaciones , dictadas por el más puro y sincero patriotismo,
no recibirán una interpretación siniestra , cuando nadie aprecia más que
yo los servicios de los sujetos que han mencionado , y muchos de
ellos, entre los cuales cuento al General Santa Anna, corresponde a mi
afecto, honrándome con su amistad personal y confianza.12
Como se podrá apreciar en las actas que anexamos, un período
importante fue el relacionado con las sesiones preparatorias del IV Congreso,
donde fungió por elección como uno de los secretarios de la misma.
En el breve periodo que fungió como Diputado, se determinaron las líneas
de trabajo de la Legislatura, dio sus criterios sobre asuntos trascendentales
para el Estado y se resolvieron las dudas que existían sobre la Nacionalidad y

12
Acta de la sesión ordinaria del 7 de marzo de 1833. Libro de Actas del Congreso 1833 “Biblioteca José
Luís Mora” del Poder Legislativo de Estado de México.

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posibilidades reales de ejercer como diputado del período 1833- 1836 y que
le había impedido ejercer como juez en Veracruz.
Uno de los temas más discutidos en la segunda sesión del día 16 de
febrero de 1833, fue el problema de su nacionalidad.
Ésta era la segunda vez que se cuestionaba su estatus, debido a la
propuesta para ocupar cargos importantes dentro del país, pues reunía todos
los méritos para ejercerlos.
La primera vez, fue por su designación para juez del Distrito de Veracruz,
asunto ventilado ante un jurado del Senado, pues se le señaló no tener
cumplido los 24 años requeridos para el cargo, además de ser extranjero.
Ahora, al ser propuesto como diputado, Heredia esgrimió los mismos
argumentos: que posterior a la muerte de su padre ( el alcalde Francisco
Heredia) existía intacta la Monarquía Española y sus ciudadanos en todas
partes tenían iguales derechos, México había sido su Patria adoptiva , deseo
que manifestó en varias ocasiones y que después de la muerte de su padre
había regresado a Cuba, pero regresado antes de los cinco años que plantea
la constitución para conservar sus derechos.13
En la segunda sesión de la Cámara, durante la revisión de la
documentación, el Diputado Escudero pidió que: se declarase no ser
conforme a la ley fundamental del Estado la elección que recayó en el
señor Heredia para Segundo Diputado.14
Ante esta propuesta, Heredia con el ímpetu que lo caracterizaba se puso
de pie y abandonó el salón, pero a sugerencia del Sr. Villar fue llamado pues,
según lo establecía el artículo 16 del reglamento, debía permanecer en la
sesión de discusión, el cual plantea que la discusión debía hacerse en
presencia de los vocales y del interesado que podría alegar en su favor para
disipar todas las dudas.

13
Acta de la sesión ordinaria del 16 de febrero de 1833. Libro de Actas del Congreso 1833 “Biblioteca José
Luís Mora” del Poder Legislativo de Estado de México.
14
Ibídem

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José Ma. Heredia y Heredia
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Durante la discusión expuso el cubano de nacimiento, lo difícil que era


para él alegar a favor de su elección, ya que esta acción sería interpretada
por la mal deficiencia como esfuerzo de un aspirantismo degradante, y que
en consecuencia se retraía de exponer razón alguna que sostuviese su
elección y antes bien resuelto a cualquier sacrificio primero que a prestar
el más ligero motivo de duda o interpretaciones maliciosas que pudieran
resultar en descrédito de la corporación que lo había honrado, pedía se
declarase invalidado su nombramiento y se llamase al suplente a quien
correspondiese, bastándole la satisfacción de haber merecido la total
confianza de la Junta Electoral.
Para Heredia tiene que haber sido muy difícil el presenciar una discusión
donde se refutaban los elementos que él daba para considerarse un
ciudadano más dentro de la Unión Mexicana, teniendo en cuenta que en
su época de residente en México, los habitantes en territorio bajo el dominio
colonial español se consideraban con los mismos derechos en los sistios
que decidieran, y más él que había tenido residencias en distintas latitudes
del dominio español: Cuba, Santo Domingo, Florida Española, Venezuela y
México.
Se consideraba, por tanto, un ciudadano de los territorios
latinoamericanos, pues recién ya en su edad de adulto, comenzaron a erigirse
las distintas regiones como naciones, al lograr la independencia de la
metrópoli española.
Heredia, se amparaba en las leyes españolas que lo consideraban
ciudadano de América como a todos los residentes en los dominios hispanos
de acuerdo con el Plan de Iguala, por residir en México durante los años
1819-1820 .
Lo principal que se discutió fue si Heredia se acogía o no al Plan de
Iguala.
El Plan de Iguala, en su introducción , se dirige a todos los Americanos,
bajo cuyo nombre comprende no sólo a los nacidos en América, sino a los

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europeos, africanos, asiáticos que en ella residen y más adelante en sus bases,
la número 12 plantea: Todos los ciudadanos de él, sin otra distinción que su
mérito y virtudes, son ciudadanos idóneos para optar cualquier empleo.15
En el salón de debates se hicieron reconocimientos a las virtudes de
Heredia y de los beneficios que tendría el Congreso con su presencia.
Mientras el Diputado Sr. Escudero, como representante de la Comisión
de Credenciales, expuso cómo esta comisión se llenaba de amargura al
consultar la reparación de un individuo recomendable por su mérito y
sacrificio a la libertad, pero teniendo en cuenta las leyes y los datos que se
le presentaban, no podía menos que pedir su exclusión , e invitó a Heredia
a exponer que hiciera saber su naturalización y demás circunstancias que
exigía el artículo 18 de la Constitución para ser ciudadano del Estado.
En el anexo de las actas de las primeras sesiones cuyas copias están en
este material, se puede observar el extenso debate, ya que algunos no
aceptaban que se le considerara comprendido dentro del Plan de Iguala.
El Diputado Sr. Ariscorreta fue uno de sus principales defensores con el
siguiente alegato:
“Señor, en la Isla de Cuba el Sr. Heredia rodeado de viles satélites del
tirano español prestó servicios constantes y enérgicos a la sagrada causa de la
libertad, vióse sentenciado a muerte. Un asilo a los libres se le presentó en la
República de México: no vacila en adoptarla por su Patria: presta en ellos servicios
interesantes: se le encargan empleos honoríficos que desempeña
satisfactoriamente: talento, instrucción , patriotismo, todo anuncia su utilidad
en el Congreso, todo su firmeza para sostener los derechos sacrosantos del
pueblo. La comisión no está predispuesta en su contra, un celo laudable por
la observancia de las leyes produjo su dictamen; que se emplea a este joven
que ya disfruta de reputación de salir a desvanecer las dudas que se ofrecen.
Un nuevo testimonio de desprendimiento acaba de darnos: escrita nuestra
gratitud y formas hasta sin oírlo nuestra indecisión.16
15
Salmerón, Celerino. En Defensa de Iturbide, Editorial tradición, México 1985, Pp. 73-77.
16
Ibídem

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Finalmente, Heredia accedió a exponer las razones, aclaratorias de su


ciudadanía precisando que aunque si había vuelto a presenciar una discusión
que tanto afectaba su delicadeza, sólo era por el estímulo irresistible que le
ofrecían la buena disposición y excitaciones de la junta para que lo verificara:
que sin que se entienda movido por interés personal haría algunas ligeras
reflexiones con el solo objeto de esclarecer las razones que justificaban su elección;
que no sólo la comisión en el hilo de sus discursos lo han considerado como
ciudadano mexicano al relatar lo acaecido en cuanto a su nombramiento para
Juez de Distrito de Veracruz suceso anterior a la ley de naturalización, sino que
el Presidente de la República y el Senado lo reputaron con las cualidades exigidas
por la constitución, el no al hacer su nombramiento y el otro al declarar sin
lugar la formación de causa contra el Secretario que autorizó la providencia; que
la citada ley tiene excepciones, aún para los soldados de marina que sirven en
clase inferior a la que prestó sus servicios, pues por la residencia son tratados
como ciudadanos mexicanos, y sin embargo no satisfecho consultó al gobierno
si era necesario su naturalización lo que fue contestado negativamente; que el
Plan de Iguala desde el momento de su promulgación situó todo su efecto. Que
la Constitución Española está vigente en cuanto no ha sido derogada por leyes
posteriores y lo aprueba el caso que se practica en la actualidad con la remisión
que ella previno los juzgados de listas y Estados trimestres comprehensivos del
número de causa que despachan, y que no obstante lo expuesto desea se declare
la nulidad de su nombramiento, pues si sus amigos han podido consultarla, en
medio de la adhesión que profesan a su persona y ¡que podía esperar de sus
enemigos, cuando por su amor a la libertad se ha visto amenazado por el puñal
asesino y perseguido de distintas maneras, si se sube a un puesto en que una
justa energía debe prescindir sus opiniones y trabajos.17
Después de esta intervención y oído los criterios de otros diputados, se
declaró la proposición suficientemente discutida y aprobada la elección con
solo un voto en contra: el del diputado Escudero.
17
Ibídem

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El 1 de marzo de 1833, prestó el poeta su juramento ante el Congreso.


Esta discusión de la nacionalidad sería el inicio de sus enfrentamientos
en el Congreso, posteriormente no se aprobarían algunas de sus propuestas,
y se manifestarían otras contradicciones que finalmente lo llevarían a su
renuncia como diputado.
El 24 de marzo hizo una exposición de agravios ante el Congreso, donde
manifestó como desde la segunda junta preparatoria había visto en algunos
de sus compañeros una falta de franqueza que lo hizo presagiar grandes
disgustos en el futuro y como, efectivamente, veía realizarse sus presagios,
ante su oposición a proyectos que le han parecido anárquicos e injustos, los
cuales excitaron resentimientos de algunos compañeros legisladores.
Llegó un momento en que la situación se le hizo insostenible dentro del
Congreso, no se adaptaba a las circunstancias y según plantea el investigador
García Garófalo en medio de una asamblea donde escaseaban los hombres de
la talla de Heredia , y donde la política había llevado sus intereses y egoísmos,
sus odios y maldades, la figura simpática, atrayente, civilizada y llena de sabiduría
no cabía.18
Sus exhortaciones patrióticas, como se observan en las actas, formuladas
con lógica y respeto no podían ser secundadas, las más de las veces por
falta de comprensión de unos e ignorancia de otros.
Entre las medidas políticas contra Heredia, como hemos dicho el
Congreso decidió publicar un periódico por cuenta del Gobierno con el solo
objeto de impedir la publicación de El Fanal, editado y redactado por Heredia,
en el cual se publicaban las actas del Congreso y los anuncios del Gobierno.
El 3 de julio de 1833, en sesión secreta, acordó el Congreso aprobar la
dimisión de Heredia al cargo de Diputado. Una de las facetas importantes de
José María Heredia en el Estado de México fue su labor al frente del Instituto
Literario (hoy Universidad Autónoma del Estado de México).

18
García Garófalo Mesa, Manuel. Op. Cit. p. 404

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José Ma. Heredia y Heredia
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El 13 de octubre de 1834, el Gobernador del Estado de México , Licenciado


Don Manuel Díez de Bonilla expidió un Decreto confiriendo el empleo de
Director del Instituto Literario del Estado al Sr. Lic. José María Heredia,
atendiendo a su mérito, servicios y literatura.
Heredia puso todo su empeño en la atención al Instituto, fundando las
cátedras de Derecho Natural y de Gente, Matemáticas, Gramática Latina,
Gramática Castellana, Idiomas francés e inglés y Dibujo.
La cátedra de Historia era ejercida directamente por él y utilizaba como
texto su obra: Lecciones de Historia Universal en cuatro tomos, pues como
escribió en el Prospecto que precedió la publicación de esta primera Historia
escrita para estudiantes latinoamericanos: a ningún hombre pensador se le
escapa la importancia de estudiar la historia que ilustra la moral y la política
con sus resultados inmensos de la experiencia de los siglos anteriores.... la
historia debe ser, pues uno de los principales objetos de la enseñanza pública.19
Posteriormente estas Lecciones de Historia Universal fueron utilizadas
como texto básico por Don José María Lacunza en el Colegio de San Juan
Letrán de la capital mexicana.
Aunque no se ha realizado un estudio profundo de la trascendencia del
bardo como director del Instituto Literario, fue altamente valorado por
personalidades de la época.
Según el historiador Aurelio J. Venegas era este Plantel, una vieja
fábrica conocida como el Beaterio, abandonada, y en ruinas, lo que no fue
inconveniente para el ilustre cubano, con su recomendable método de
enseñanza, su vasta instrucción y la gran fuerza de su inquebrantable
voluntad, lograse el mayor éxito en sus labores.
Elaboró un reglamento para la dirección del Instituto, según se plantea
el primero de este tipo para dicha institución, donde incluyó un Himno escrito
por él para ser cantado diariamente por los estudiantes.

19
Ibídem

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El 6 de febrero de 1835 fue nombrado Heredia Rector del Instituto


Literario, convirtiéndose así de tercer Director de esta hoy prestigiosa
Institución y en el primer Rector, según el gobernador del Estado Manuel
Díaz de Bonilla por sus méritos, servicios y literatura.
El 15 de octubre de 1835, al interrumpirse el régimen federal y con la
confirmación del sistema central, quedó suprimido el Instituto Científico y
Literario de Toluca.
En este período, en que estuvo al frente de la institución docente, fue
nombrado socio del Instituto de Geografía y Estadística, de la Academia de la
Historia y de la Academia de la Lengua de México.
Múltiples acciones recuerdan sistemáticamente en este territorio la vida
y obra del poeta, maestro, diputado, magistrado, periodista e historiador, por
su dedicación como un hijo de esta tierra.
Una muestra es su representación en el principal reconocimiento que
da el gobierno estatal a los ciudadanos del Estado de México, por méritos y
obras, al incluirlo entre las personalidades que dan nombre a los galardones
anuales en una de las esferas para la PRESEA ESTADO DE MÉXICO.
Según el Reglamento del Mérito Civil de este territorio se concede cada
año la PRESEA ESTADO DE MÉXICO, como el máximo reconocimiento público
que esta instancia otorga a a quellas personas físicas o morales, individuales
o colectivamente consideradas que lo merezcan por su conducta, actos y
obras.
La presea “José María Heredia y Herdia” se concede anualmente a
residentes en el extranjero, y según consta en la convocatoria: se entregará a
las personas físicas residentes en el extranjero que sean originarias del Estado
de México y que hayan realizado acciones, obras o servicios de carácter relevante
a favor de la humanidad, el país, el Estado de México o su comunidad.
La presencia mexicana de Heredia es muy amplia y profunda, el presente
esbozo y los materiales que presentamos a continuación, algunos conocidos
y otros inéditos de los distintos aspectos de su labor, lo hacemos a manera de

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José Ma. Heredia y Heredia
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introducción para propiciar estudios acuciosos y completos que permitan


la publicación de las obras completas de Heredia en México y acceder al
legado, hoy disperso, de este polifacético intelectual que no pertenece sólo a
Cuba y México, sino a hispanoamérica.

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Discursos de Heredia en el
Aniversario del Grito de
Independencia

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José Ma. Heredia y Heredia
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Discursos de José María Heredia en el Estado de México como orador central


en el aniversario del grito de independencia de México.

Oración pronunciada por el C. José María Heredia , Juez de Primera


Instancia de Cuernavaca y Vice - Presidente de su Junta Patriótica en la
Plaza Mayor de dicha Villa, en el último Aniversario del Grito de Independencia
Nacional. Tlalpán: año de 1828.

Conciudadanos:

Si los individuos celebran con placer el aniversario del día que vinieron
al mundo, ningún júbilo será necesario cuando recordamos la resurrección
política de la gran nación a que pertenecemos. Ya postrados al pie de los
altares, entre las pompas solemnes de la religión, hemos ofrecido al cielo la
efusión de nuestras almas reconocidas, y ardiente voto de que nuestra
independencia y libertad sean eternas bajo la omnipotencia égida del Creador
de la raza humana y autor de sus imprescindibles derechos. Habiendo
cumplido con este deber augusto, permitidme que os excite a tributar vuestra
admiración y gratitud a los mártires y defensores de la patria, bosquejándonos
el cuadro de sus altos trabajos y proezas.

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Tres siglos ha que por una de las revoluciones ordinarias en la historia


del género humano, la espléndida monarquía de los aztecas se convirtió en
colonia de España. La tiranía de Moctezuma que brillaba en el zenit de su
gloria, sus ejércitos innumerables y el terror que inspiraba su nombre,
desaparecieron ante la astucia y la espada del aventurero de Medellín. No
es ahora el tiempo de pintaros esta catástrofe sangrienta, que prueba la
tremenda verdad de que el despotismo, como el coloso que viò Daniel en su
empeño profético, jamás se asienta sobre las bases incontrastables. Sus
consecuencias fueron la devastación del país y su degradación moral,
sistemada por una administración débil y tiránica. Los indígenas que
sobrevivieron al furor de la guerra, aislados y sumergidos cuidadosamente
en la miseria y la barbarie, llegaron a olvidar las ofensas de sus padres, y
besaron por siglos la mano de sus opresores. Cerróse toda comunicación
con el resto del mundo para que el pueblo mexicano permaneciera insensible
al vasto impulso de la civilización europea, y si algún genio atrevido osaba
levantar los ojos para recibir la luz del cielo, le devoraban los calabozos del
África, o los antros de la inquisición. La voz, el pensamiento, se vieron
reducidos a una esclavitud ignominiosa. La cátedra del Espíritu Santo,
profanada por los agentes de la tiranía, resonó con anatemas para sostener
el optimismo del régimen colonial y su monopolio monstruoso, mientras los
procónsules enviados de España, devorando la sustancia de los pueblos
americanos , arrancaban con el hierro y el azote sus adoraciones.
El transcurso del tiempo llegó a velar en este sistema los insultos a la
razón y a la justicia.
El pueblo nacido bajo el yugo no percibía un porvenir más halagüeño
cuando la circundaban la tinieblas espesas de la superstición y la ignorancia,
y a no llegar a España los efectos de la vasta reacción del espíritu humano
en nuestros días, quizá, el gobierno colonial se habría prorrogado por una
semana de siglos.

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José Ma. Heredia y Heredia
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El tumulto de pasiones que levantó el trastorno de la península, arrojó


a los españoles a deponer y prender al virrey de México. Estaba escrito en los
decretos eternos de la providencia que los mismos tiranos de Anáhuac diesen
a los pueblos el ejemplo saludable de hollar impunemente a un ídolo supremo
del poder colonial. Los mexicanos atónicos con aquel escándalo, como un
viajero a cuyos pies se precipita un rayo en una noche tenebrosa, palpitaron
luego de gozo y esperanza. El inmortal Hidalgo fue el primero que lanzó el
grito de independencia el 16 de septiembre de 1810. Mil y mil veces
respondieron a la suya y trabóse la lucha tremenda en que las mismas
causas volvieron a coronar á los españoles los laureles desastrosos de la
conquista . Todos los medios fueron permitidos contra los rebeldes.
El asesinato, el saqueo y el incendio multiplicaron por todas partes
cuadros de horror, en que los defensores de la tiranía emularon los crímenes
de Alvarado, Sandoval y Cortés. Pero los mexicanos sin armas, sin experiencia
en el arte funesto de la guerra, opusieron a tanto furor y plagas su patriotismo,
su valor e indómita constancia. Si en muchos encuentros los soldados de
Iberia hollaron los miembros palpitantes de los guerreros americanos, y
sobre ellos ondeó victorioso el oriflama del despotismo, en otros mil se
vieron arrancar la palma del triunfo por turbas que casi no tenían más
armas que la desesperación. Las páginas que contienen la historia de
aquella época están profundamente empapadas en sangre, y la revolución
hija de la desesperación y madre de la vergüenza, no podía descansar sino
sentada sobre sepulcros . ¡Hidalgo, Allende, Matamoros, Morelos, perecisteis
en un patíbulo afrentoso por haber reivindicado los derechos del hombre,
antes de ver alzada la estrella de vuestra patria, y al derramar vuestra sangre
generosa por ella, ignorasteis si regaba un suelo de libertad o servidumbre!.
Después de diez años de la guerra más asoladora, parecía que iba a
perderse el fruto de tantos sacrificios, y los pueblos adormecidos bajo el
peso de la paz, que les impuso una clemencia pérfida, se mostraban
resignados al yugo. El sagrado fuego de la libertad sólo ardía en las regiones

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Onoria Céspedes Argote
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del Sur, iluminando la frente del indomable Guerrero... Pero detengámonos


aquí y no se crea que la adulación ha manchado la austeridad solemne de
este día.
Las alabanzas sólo pertenecen hoy, a los muertos, y aunque es tan
brillante la gloria del héroe del Sur, «lejos esté el día en que alguna lápida
sepulcral lleve su epitafio, y algún orador pronuncie su panegírico».
De repente suena en Iguala un grito de salvación, y los pueblos vuelan
gozosos al estandarte de la independencia. La opinión se uniforma con la
rapidez del fluido eléctrico y los tiranos de Anáhuac tienen que ser
espectadores del movimiento universal que los arrebata en su torrente.
El 27 de septiembre de 1821 completó el drama de la revolución más
asombrosa que vieron los siglos , revolución sin odios, sin proscripciones, ni
sangre: ¡Ultimo gran defensor de esta gran causa! ¿Cómo contendré las
emociones de mi corazón al recordar tu gloria inmensa con el infortunio? La
capital espléndida, orgullo del nuevo mundo, que te admiró en el zenit de tu
triunfo puede parecer un trastorno de la naturaleza. Esos volcanes soberbios
que nos asombran, pueden hundirse y nivelarse con el mar; pero tu memoria
será eterna , y siempre que en México haya un pecho que palpite a los santos
nombres de independencia y de patria, se pondrá en comunicación con tu
espíritu. ¿Qué demonio enemigo te despeñó de errores hasta sepultarse
sangriento en la tierra que libertaste? ¡Víctima preciosa, inmolada en las
aras de la implacable libertad, si los mexicanos después de tu suplicio se
olvidan de sí mismos, postrándose a un príncipe de Europa u otro despreciable
tirano caiga tu sangre sobre sus cabezas impías!.
Al conseguirse la independencia por el brazo del caudillo de Iguala,
todos los intereses, todas las pasiones se precipitaron y fundieron en el
sentimiento sublime de la restauración nacional. Borrascas pasajeras nos
han conducido al establecimiento del sistema de gobierno más perfecto
que han conocido los hombres, y cuyo progreso bajo las alas benéficas de la
paz elevará muy presto al Anáhuac al rango a que lo llama la naturaleza. Las

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José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

heridas de la revolución van cicatrizándose rápidamente y del abismo de la


superstición y de la ignorancia se alza como por encanto la voz de la
humanidad y de la sabiduría. Entre un pueblo abrumado trescientos años
por cadenas de la opresión política y religiosa, han emergido a la luz con
asombro del mundo hombres profundamente versados en la teoría del
gobierno y en los intereses de la sociedad. La moral del pueblo empieza a
mejorar por su celo filantrópico , y las tinieblas de la barbarie se retiran a la
imperiosa voz de la libertad política.
Gloriosa y noble es la carrera que nos abre el gran deber de conservación
y defensa de nuestra independencia y libertad, depositadas en la constitución,
como las tablas divinas de la ley en el arca de la alianza. Pero, conciudadanos,
jamás olvidemos que la justicia es la base de la libertad; que sin justicia no
puede haber paz, y sin paz no puede haber confianza, ni prosperidad, ni
ventura. Maldigamos, compatriotas, las furias de la discordia y ambición que
han precipitado en una tumba sangrienta al libertador del Anáhuac, y hoy
hacen vagar en playas extranjeras a uno de sus más beneméritos hijos.
Desconfiad de los hipócritas odiosos que con la patria en los labios y el
infierno en el corazón , quieren apartaros de vuestro deber. Si os dejáis
llevar de su voz pérfida por el camino de la inmoralidad y de la injusticia, de
círculos en círculos, como en el infierno del Dante, bajaréis a sepultaros en
el abismo pavoroso del crimen y precipitaréis con vosotros a la patria. Ésta
no debe un tributo de sangre al caprichoso furor de particulares ambiciosos,
aunque cubran sus tramas con el augusto de la voluntad del pueblo. El
pueblo no tiene más voluntad legítima que la manifestada por sus
organismos constitucionales, que es la ley, ante cuya presencia magestuosa
deben enmudecer las privadas. La más noble prerrogativa de gobiernos
libres, es que la suerte de los hombres no depende en ellos sino de la ley
universal e impasible. ¿Y esta sublime garantía no es una cruel decepción
cuando todo mal contento atrevido saca la espada para reformar el estado
a su criminal antojo? ¿Qué libertad es ésta sino la horrible de los crímenes?

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Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

No; conciudadanos, todo el que con cualquier motivo quiera sobreponerse a


los poderes legítimos es un enemigo público, es un traidor. Ya es tiempo de
que se rompa la balanza sacrílega en que un puñado de furiosos quiere
pasar los destinos de un gran pueblo. Si sus almas impías no pueden sufrir
el freno saludable de las leyes, si el esplendor sereno de la paz ofende sus
ojos impuros que se alejan del suelo que profanan, y él será feliz cuando
no lo emponzoñe su aliento. Unión moral y respeto religioso a las leyes, o
sólo habrán parecido quinientas mil víctimas para dejarnos un cielo
amenazador, cubierto con las nubes sangrientas de la anarquía.
Conciudadanos: al recordar las calamidades de la época sangrienta y
gloriosa de la revolución, no imaginéis que he revuelto cenizas humeantes
para atizar el fuego odioso de la venganza. No: la filantropía nacional ha
ocurrido un velo sobre ella y todos debemos respetar su voluntad generosa.
Recordemos aquellos males y peligros para avivar nuestra gratitud a los
mártires y defensores de la patria. Presentamos su cuadro a nuestros
compatriotas, como Antonio desplegaba en el senado romano la
ensangrentada túnica de César, á fin de inspirarles un saludable terror a la
guerra civil, que es el más funesto azote que puede lanzar al mundo la
cólera del cielo. Recordemos que esta calamidad es el resultado próximo del
espíritu de partido que hace callar la voz de la razón y de la justicia ,
convierte la espada venerable de las leyes en un puñal del asesino, como un
veneno disolvente ataca en su base misma la organización del cuerpo
social.
Conciudadanos, esta hidra levanta sus cabezas deformes, a toda costa
es necesaria sofocarla. La cadena de los resentimientos empieza en nosotros;
cortemos generosamente sus eslabones, antes que en progresión rápida
envuelva nuestro suelo en una red indisoluble y venenosa. Sin examinar
quién tiene la razón, démonos el ósculo de paz y ofrezcamos con el altar de
la patria el sacrificio de nuestras pasiones tumultuosas. Todos somos amigos
de la libertad, todos ciudadanos de la gran república ¡Qué este día glorioso

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José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

en que celebramos el aniversario de la resurrección nacional sea el último


de nuestra discordia!. Vivimos en un siglo de prodigios, en una época de
crisis moral para el género humano. Giramos en el vórtice de la inmensa
revolución en que luchan la luz con las tinieblas, los dogmas con los
principios, y la tiranía heredada, con la magestad eterna de los pueblos. El
rayo de luz que apareció en el Norte de América reflejó muy presto en Francia,
y este pueblo hubiera regenerado al mundo, sin la exageración y rabia de los
partidos , que produjeron crímenes inenarrables y calamidades inauditas.
En nombre de las divinidades titulares de libertad e igualdad corrió la sangre
a torrentes, y se constituyó un legislación digna del infierno, hasta que el
despotismo vino a enfrentar los fueros anárquicos. El cuadro fúnebre de la
Francia erizada de patíbulos y hundida en el terror y la barbarie por la rabia
de las facciones, no debe apartarse jamás de nuestra memoria. Discite
justitian monoti.
En nuestros mismos días hemos visto levantarse otros pueblos de
Europa a reivindicar sus derechos y poner freno saludable a la soberbia de
los déspotas. En varios puntos de Italia se proclamó la libertad, y Roma
parecía próxima a resucitar de un sueño de veinte siglos : pero presto
desanimada se acogió a las catatumbas con sus dioses y con sus héroes.
España, la supersticiosa y feroz España, engañó al mundo con una parodia
insensata de libertad y grandeza para hundirse más profundamente en el
cieno de la servidumbre y oprobio. Grecia, la tierra donde la belleza de las
formas y la elevación del espíritu enseñaron primero al hombre su aspiración
a la inmortalidad, ha evocado a la voz de la libertad las sombras augustas de
Temistocles y Epaminondas, y visto renovarse los prodigios inmortales de
Artimesio y de Salamina. En fin, todo anuncia grandes acontecimientos , y
el silencio de Europa se parece al síncope de la naturaleza aterrada por la
proximidad del huracán o del terremoto. El espíritu de libertad es como el
fuego central de nuestro globo, que en vano quiere aprisionar con su peso
las montañas y el océano porque su fuerza inherente irresistible, agita al

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Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

mar y la tierra, hasta que en un punto u otro estalla el volcán , y arroja sus
llamas al cielo.
Nuestra misión es augusta y sublime. El mundo fija en América libre
los ojos ansiosos de esperanza y debemos la libertad del género humano la
voz elocuente de nuestro ejemplo. Pero si en vez de paz, seguridad y
abundancia, le presentamos facciones, guerra civil, terror y miseria; seremos
la irrisión de los déspotas y mereceremos las maldiciones de la tierra en que
nuestra insensatez afirmará para siempre la tiranía.
Hidalgo, Allende, Morelos, Matamoros, Galeana, Iturbide; campeones
inmortales de la causa santa porque se ha peleado jamás bajo el cielo,
volved a nosotros la vista desde las mansiones eternas, y contemplad la
nueva creación que han producido nuestras concepciones sublimes, y
distinguid entre las visiones del gozo por vuestros beneficios inmersos, y
distinguid entre las visiones de lo futuro los de nuestros hijos y los de sus
últimos nietos. Y tú, Popocatepetl, gigante de la naturaleza, que en magestad
silenciosa ve nuestro júbilo cívico y viste los triunfos sangrientos de Cortés,
la pompa de los reyes aztecas y la inocencia de las tribus primitivas: ¡Volcán,
escuchad el voto que parte de mis labios al trono de la Omnipotencia! ¡ Qué
la independencia y la libertad obra de Hidalgo y de sus ilustres compañeros,
se conserven puras como la nieve que te corona , por tanto tiempo al menos
como haya de existir tu mole eterna!1

1
García Garofalo Mesa, Manuel. Vida de José María Heredia en México 1825-1939, Editorial Botas,
México, DF 1945. pág. 336.

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José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

Discurso pronunciado en la plaza mayor de TToluca


oluca el 27 de
septiembre de 1834, por José María, ministro de la excelentísima
audiencia del Estado de México y vocal de la junta patriótica
nacional.

Conciudadanos:

Tres años hace que en la última festividad cívica os dirigí la palabra, y


hoy se me impone el mismo honroso deber. En vano alegué la insuficiencia
de mis facultades, la estrechez del tiempo. Conciudadanos respetables, y a
su cabeza el jefe del Estado, han desoído mis excusas, y me ha sido forzosa
la obediencia . Buscad, pues las emociones sublimes del patriotismo en
vuestras almas, no en los esfuerzos mezquinos de una voz que solo sabe
deplorar los males públicos, y de una imaginación casi extinguida por crueles
desengaños y pesares.
Tres años han corrido, conciudadanos, desde la última festividad cívica,
y aunque su celebración sea un deber patriótico, los aniversarios siguientes
pasaron sin las demostraciones acostumbradas. En vez de himnos a la
libertad o acentos de júbilo, sólo escuchamos el ominoso estruendo de las
armas, los gritos del furor y el odio, o los ecos lamentables de la aflicción y
la miseria. Entregados sucesivamente a los desastres de la guerra civil , a
los furores del despotismo o de la anarquía, hemos arrastrado con tedio
una existencia inquieta y azorosa. Aún la esperanza parecía huir de nuestro
suelo, y el genio de Anáhuac, fijo los ojos en el cielo y en el fúnebre porvenir,
se envolvía en su luto majestuoso.
La omisión que acabo de mencionar ofrece al filósofo una lección
importante. Temamos, señores, que las discordias civiles no sólo impidan
la celebración o disminuyan el brillo de las fiestas cívicas, sino entibien y
acaso extingan el entusiasmo patriótico. ¡Ah! no quiera el cielo que en
algún año futuro este día de exaltación y gloria llegue a serlo de maldición

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Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

y lágrimas, y que los pueblos , hostigados por las calamidades públicas, en


vez de considerarlo aniversario sublime de la resurrección nacional y principio
de una carrera gloriosa, lo reputen el primer acto en un drama interminable
de sangre, furores y miserias. Empero, hoy, gracias al cielo, se ofrece una
perspectiva menos lúgubre. El guerrero que en la noche constelación de los
campeones de la Independencia brilló con Ilustre sólo inferior al grande
Iturbide el que en 1822 fundó la República, en 1823 proclamó la Federación,
en 1829 consolidó en Tampico la obra de Dolores e Iguala, en 1832 derribó
una usurpación sanguinaria y en 1833 salvó en Guanajuato la Constitución,
en 1834 ha restituido la paz, enfrenado una demagogia bárbara, y restablecido
las garantías. Bajo sus auspicios y los de su amigo, el digno jefe del Estado,
volvemos a celebrar el gran jubileo cívico de la Nación. Había corrido casi
tres centurias ; desde que un aventurero hábil y feliz sometió el opulento
Anáhuac a la corona española. Los crímenes y desastres de la conquista,
aún recordados en la historia, inspiran indignación y espanto a los corazones
sensibles, pero el justo sentimiento se modera con la reflexión sobria de que
la revolución de 1521 destruyo una espantosa idolatría, y sembró en el suelo
mexicano las semillas preciosas de la civilización y la religión verdadera.
Mas no se imagine que intento paliar los horrores de la conquista, ni los
abusos del régimen tenebroso que la siguió por trescientos años. Los
españoles demolieron las aras de Huitzìlopochtli; pero reemplazaron con
las hogueras impías de la inquisición, en que sacerdotes feroces ofrecían
víctimas humanas a un dios de caridad y misericordia. A los déspotas Aztecas
y a sus sápatras salvajes sucedieron procónsules ávidos y tiranos, jueces
arbitrarios y estúpidos, que compraban con insolencia inaudita la facultad
infame de oprimir y saquear a los pueblos. Los conquistadores no satisfechos
con establecer un sistema de aislamiento absoluto, intentaron esclavizar
aún el pensamiento con terrores supersticiosos, y hacer a la Divinidad
cómplice de su tiranía. Así vemos tenderse bajo este cielo tan puro, las
más profundas tinieblas de ignorancia y nuestras minas inundaban al

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José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

orbe con tesoros inagotables, trabajadas por un pueblo mísero y desnudo. Y


a pesar de obstáculos tan formidables, pudo el espíritu de libertad e
ilustración destrozar aquellas cadenas, reivindicar los derechos del hombre.
Lección terrible, que no deben olvidar los oscurantistas mezquinos de
nuestra época. Las semillas imperfectas de civilización que trajo la
conquista, germinaron lentamente, hasta que su desarrollo irresistible
produjo la insurrección de 1810 y la restauración gloriosa de 1821. Así los
volcanes, que inundaban los campos en torrentes destructores de fuego, se
apagan y dejan al agricultor un suelo fecundado por las convulsiones más
terribles de la naturaleza. El 16 de septiembre de 1810 fue destinado por la
Providencia para dar principio a la resurrección mexicana. Los inmortales
Hidalgo y Allende, un humilde ministro del culto y un oficial subalterno, unidos
a unos pocos patriotas, lanzaron en una población oscura el grito de
Independencia. Difundíose el eco salvador y turbas innumerables, sin armas
ni disciplina corrieron a ofrecer generosamente sus vidas en el altar de la
Patria. Los primeros jefes sucumbieron sin deshonra a la táctica superior
de sus enemigos y en el patíbulo sellaron con toda su sangre, la noble
causa que defendían. El ilustre Morelos, el valiente Matamoros, el constante
Bravo, el caballeroso Mina, y otros mil campeones tuvieron igual
melancólico fin, después que ilustraron la historia nacional con hazañas
maravillosas. Uniéronse el fanatismo y la tiranía contra los libertadores; los
esfuerzos generosos de los Rayones, el joven Bravo, Victoria, Terán, Mùzquiz,
Guerrero, etc., no bastaron a sostener una causa ya moribunda. Viuda la
patria de sus mejores hijos, parecía resignarse otra vez al yugo de España
victoriosa.
Empero las cenizas del gran incendio revolucionario aún abrigaban la
centella verificadora del patriotismo. El gran Iturbide, el héroe de tierna y
lastimosa memoria, erige en Iguala el estandarte patrio, y halla en cada
mexicano un soldado fiel o colaborador celoso. Gallardo, amable y generoso
como Alcibíades, valiente y sagaz como Tomìsticles y redentor de su patria,

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Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

como Washington y Bolívar, le faltó la noble moderación del primero para


brillar entre los astros de la historia con lustre superior al que distingue a
Venus o Júpiter en el glorioso firmamento. Su doloroso fin prueba que la
libertad ofendida, jamás permita a un héroe ciudadano atentar impunemente
a la majestad de los pueblos. En 1821 se vio el poder prodigioso del genio,
cuando dirigen sus inspiraciones la humanidad, el patriotismo y la sabiduría.
Siete meses bastaron a Iturbide para lograr con pocas desgracias la inmortal
empresa que no habían podido conseguir esfuerzos heroicos, en diez años
de una lucha que produjo torrentes de sangre, y estragos y desolación
inmensa. La nación sacudió su letargo, y seguía las huellas del héroe,
desarrollando el impulso regular, majestuoso, irresistible, con que llevan
sus aguas al océano, los ríos gigantescos de nuestro hemisferio. El 21 de
septiembre de 1821 tremolaron los colores nacionales sobre la capital
Anáhuac, último asilo de la tiranía, y el palacio de los virreyes recibió en
sus muros un gobierno verdaderamente nacional. Día feliz , cuya recordación
será siempre dulce y consoladora entre la tormenta posterior de nuestras
dimensiones fratricidas. La mente se abisma al contemplar sus
consecuencias incalculables bajo todos los aspectos, y la imaginación
exaltada por el sublime espectáculo, cree presenciar nueva creación, cuando
a la voz del genio, y del patriotismo, se entreabre el caos de la nulidad
política y sale un mundo bello y brillante de sus tinieblas. Entonces todo
era unión, júbilo y esperanza; todos los corazones rebosaban los afectos
más nobles, patrióticos y puros; y el jefe de Iguala, elevando al poder en
alas de una gloria inmensa, recibía el homenaje más bello en la admiración
universal y vertía lágrimas deliciosas al oír por doquiera las efusiones de
ardiente gratitud que le dirigían sus conciudadanos . ¿Y quién no debió
entregarse en aquellos días a las visiones más halagadoras de gloria? ¡Qué
elementos de prosperidad y de grandeza! La libertad abría espaciosa puerta
a los primeros de las artes y a la luz de la filosofía . El gran pueblo mexicano
se veía señor de un territorio vastísimo, en cuyas entrañas corren inagotables

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José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

ríos de plata y oro; cuya superficie fecunda goza las temperaturas y


producciones de todos los climas, desde el ecuador abrasado, hasta las
nieves eternas del polo; y como un dique de los dos océanos se halla entre
la culta Europa y las regiones opulentas del Asia. La naturaleza benigna
destinó este suelo de prodigios para ser centro, el jardín, el emporio del
universo. Más ¡Ay! el furor insensato de los hombres ha contrariado los
designios de la naturaleza. La ambición de algunos y la ignorancia
lamentable de las masas han sido las amargas fuentes que han abortado
con el dominio de la guerra civil un torbellino de crímenes y desgracias.
Los hermanos se han perseguido con rabia frenética y brazos mexicanos
han vertido a torrentes sangre mexicana. La inseguridad, el terror, han hecho
desaparecer las riquezas, y producido la miseria pública; la inmoralidad
hace progresos horribles, y por todas partes resuenan gritos de dolor, o nos
aterra el silencio sombrío de la desesperación o la muerte. El filósofo imparcial
que examine la historia de nuestros infortunios en el flujo y reflujo periódico
de los partidos que han desgarrado el seno de la Patria, verá con lástima y
asombro las contradicciones más absurdas del entendimiento humano.
Por una parte se vuelven sinónimos el orden y la tiranía, se quiere fundar la
seguridad pública y el imperio de las leyes en cobardes asesinatos, y hombres
infatuados intentan revivir el espíritu de la inquisición, sublevar la delación
religiosa contra la paz de las familias y promover la más ridícula superstición
e ignorancia. Por otro lado se asalta la propiedad, invocando los derechos
del hombre, se atropellan las fórmulas tutelares, se llenan arbitrariamente
los calabozos, se crea un poder absoluto, en obsequio de la libertad y se
destierran ciudadanos a centenares en nombre de la filosofía. Proclamando
la separación de las potestades civil y eclesiástica se quiere gobernar la
iglesia, porque lo resisten sus venerables pastores, se les arroja para siempre
de su país, en virtud de la tolerancia. Por último, reformadores insensatos ,
resueltos a refundir con sólo un acto de su voluntad, los hábitos y creencias
de siete millones, y arreglados a un modelo ideal formado en sus

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Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

imaginaciones calenturientas, casi realizaron en política la fábula de


aquel Procusto, que cortaba sin piedad los hombres al tamaño de su cama
de hierro. No penséis, conciudadanos, que esta amarga censura es ajena
de la ocasión presente. Los padres de la independencia al derramar por ella
su sangre, nos impusieron el deber de conservarla y hacerla servir de base
a la prosperidad y gloria de la nación. ¿Y no será deber patriótico erigir un
fanal sobre los escollos en que hemos naufragado, entregando a la
reprobación pública los errores y crímenes que casi han hecho ilusorios los
resultados de aquella empresa gloriosa, y vano el sacrificio de doscientos
mil mártires? Antes de concluir, séame lícito recordar los consejos saludables
que proferí hace seis años en otra festividad cívica . Si mi débil voz hubiera
podido resonar por el ámbito de la República, y en toda ella hubiera
encontrado oyentes dóciles, cuántas calamidades se habrían evitado, cuán
otra sería nuestra suerte. Conciudadanos, jamás olvidaremos que la justicia
es la base de la libertad; que sin justicia no puede haber confianza, ni
prosperidad, ni ventura. Maldigamos las furias de la discordia y ambición que
han precipitado una tumba sangrienta a dos libertadores de Anáhuac, y echo
vagar en playas extranjeras a muchos beneméritos hijos. Unión y respeto
religioso a las leyes, o sólo habrán perecido tantos héroes para dejarnos un
cielo amenazador , cubierto con los nublados sangrientos de la anarquía.
Temblemos a la sola imagen de la guerra civil, el más funesto azote que
pueda lanzar al mundo la cólera del Cielo. Abjuremos el infausto espíritu
de partido, que hace callar la razón y la justicia, convierte la espada venerable
de las leyes en puñal asesino, y como un veneno disolvente, ataca en su
base misma la organización del cuerpo social. Conciudadanos, esta hidra
levanta sus cabezas deformes, y a toda costa es necesario sofocarla. La cadena
de los sentimientos empieza en nosotros; rompamos generosamente sus
eslabones, antes que su progreso sea rápido, acaba de envolver a nuestro
suelo en red indisoluble y venenosa. Sin disputar quien tiene razón, démonos
el ósculo de paz, y ofrezcamos en el altar de la Patria el sacrificio de nuestras

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José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

pasiones tumultuosas. Todos somos amigos de la libertad, todos ciudadanos


de la gran República . Ojalá este día glorioso, en que celebramos el aniversario
de la insurrección nacional, sea el último de nuestra discordia! Los padres
de la independencia, los héroes cuya gloria conmemoremos , ¿no reclaman
hoy desde las mansiones eternas alguna retribución por su tremendo
sacrificio? Sí; nos manda con acento majestuoso que no acabemos de
rasgar el lastimoso seno de la Patria , esa madre querida, que en orfandad y
viudez llora el desastroso fin de tantos hijos, la ruina de su prosperidad y de
su gloria. Nos advierte que perecieron por darnos patria, no por abrir teatro
ignominioso a nuestros crímenes y locuras. Manes augustos, seréis
obedecidos, lo juramos por vuestra sangre generosa. La era nueva que se
abre a la Nación, borrará los infortunios de las precedentes. Los directores
de la cosa pública, instruidos por una dolorosa experiencia, no querrán
detener el progreso inevitable de la civilización, ni imponérnosla como yugo,
y tomarán por norte la justicia, la moderación y la tolerancia. Su sabiduría
nos guiará en el camino del bien; todos seguiremos sus huellas y pondremos
base a la dicha nacional, elevando un templo indestructible a la
Reconciliación y a la Concordia!.2

2
García Garofalo Mesa, Manuel. Vida de José María Heredia en México 18251839, Editorial Botas, México,
DF 1945. p. 530

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Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

Discurso pronunciado en la festividad cívica de TToluca,


oluca, el 16 de
septiembre de 1836 por el ciudadano José María Heredia, Magistrado
de la Exma. Audiencia. México. Reimpreso por JMF de Lara. Calle
de la P alma número 4. 1836. 8p. 15 x 10 cms.
Palma

DEDICATORIA
EXMO. Sr. D. Luis G. Vieyra.

Toluca, septiembre 20 de 1833

Reciba V. mi antiguo amigo, este discurso, de cuyos defectos es tan


responsable como yo, por haberme comprometido a improvisarlo. Jamás
habría convenido en dar a luz un ensayo tan débil e imperfecto, si los que
cifran su patriotismo en atizar eterna discordia y desmoralizar al pueblo
con máximas atroces, no me hubieran imputado que promoví la sumisión
del país a los españoles y la proscripción de los extranjeros. Debo confundir
tales imposturas con esta publicación, que someto gustoso al juicio de los
hombres sensatos. Ha mucho que me oigo llamar alternativamente servil o
jacobino, impío o fanático, por haber reprobado los excesos de las facciones,
y combatido sus injusticias. Sólo responderé, pues, a los ahullidos de la
calumnia con un silencioso menosprecio.
Acepte V. con esta producción mezquina los sentimientos de estimación
con que me repito su amigo afectísimo.

José María Heredia

CONCIUDADANOS:

Por tercera vez tengo el honor de hablaros en esta solemnidad patriótica,


sin que me hayan conducido a ese lugar la presunción ni el orgullo. El

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José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

mandato del poder y el empeño de la amistad, sin combinación irresistible,


han querido que mi débil voz contribuye a una festividad improvisada y el
término de breves horas ha sido suficiente para formar un discurso digno de
vosotros, y encomendarlo a una memoria enflaquecida. Me será , pues forzoso
abandonarme a las simples inspiraciones del momento actual, apelando a
vuestra indulgencia.
Es costumbre en las repúblicas de la antigüedad celebrar con fiestas y
juegos los aniversarios de los sucesos memorables en su existencia política,
y tales conmemoraciones produjeron resultados útiles y gloriosos. La fama
de los héroes inflamaba en la generosa juventud al noble instinto de la Patria,
y ante el brillo de las palmas antiguas brotaban bosques de laureles . Así, los
trofeos de Maratón, que turbaban el sueño a Temístolcles, fueron casi
eclipsados por las inmortales glorias de Salamina y de Platea.
Nosotros empero, no veníamos hoy a celebrar el lustre pasajero de una
batalla, ni un simple triunfo nacional . Nuestro objeto es más solemne;
más augusto, más sublime.
El 16 de septiembre de 1810, fue señalado por la Providencia divina para
presenciar la resurrección política de un gran pueblo. En este día para siempre
memorable, empezó la lucha tremenda , que terminó por elevar a México al
rango de las naciones. Los ilustres Hidalgo y Allende, nombres enlazados
irrevocablemente con la independencia mexicana, lanzaron el terrible grito,
que hizo sacudir al Anáhuac un sueño de trescientos años. No fue culpa
suya que la suerte les negase ver el triunfo de su noble causa, y terminara
sus vidas en un patíbulo. Igual fin cupo al valiente Morelos, que en un pueblo
de nuestro territorio, en S. Cristóbal Ecatepec, arrostró los horrores del
suplicio con la noble firmeza de Sócatres. En vano los verdugos quisieron
eclipsar la fama de tales héroes, rodeando su destrucción con el aparato de
la justicia.
La voz majestuosa de un pueblo los aclama libertadores y mártires; y el
cadalso erigido al patriotismo por la tiranía, es el altar más glorioso de la
virtud.

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Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

La Providencia celestial reservaba el complemento de la gran obra


emprendida por Hidalgo, al ilustre y desventurado Iturbide, ante cuyo valor y
genio se disiparon los obstáculos, con las tinieblas nocturnas ante la luz
irresistible majestuosa del sol.
Conciudadanos: ¿Quién de vosotros al escuchar el nombre del héroe
libertador, no siente inundar sus ojos de lágrimas de indignación y ternura,
recordando los contrastes de su destino?
¡Iguala! ¡Padilla! La entrada triunfal del 27 de septiembre, la escena
sangrienta, deplorable del 19 de julio ¡Ah!, la nación no fue cómplice en la
bárbara inepcia con que funcionarios usurpadores ejecutaron una ley inicua!
Ella desagravia los manes angustos del héroe con un tributo anual de
gratitud y llanto, y arroja sobre sus viles asesinos la infamia de crimen tan
horroroso!
Realizada la independencia, la nación, árbitra y señora de su destino,
parecía levantarse con rapidez a la grandeza y prosperidad que vislumbraba
en las visiones de lo futuro. Destruido el monopolio del régimen colonial, el
comercio libre nos puso en contacto con todas las naciones civilizadas,
facilitando la adquisición de todos los goces que dignifican y hermosean la
vida social.
La libertad política nos permitió beber plenamente en los manantiales
gloriosos de la sabiduría, y apropiarnos todas las adquisiciones más nobles y
útiles del ingenio humano, para promover nuestra gloria y ventura. Si los
resultados no han correspondidos hasta aquí a tan brillantes esperanzas, no
es culpa de los padres de la independencia, sino de los hombres alucinados
o pérfidos que han abusado de la libertad que les confirió este don precioso,
para labrar la desventura de su patria. La independencia, al igualar a los
mexicanos en derechos, abrió a todos el noble camino de la virtud y el
merecimiento; pero facciones, incapaces de llegar a la altura que
ambicionaban, han querido lograr sus fines con la violencia, la injusticia, la
rebelión y las proscripciones; minando así los cimientos de la sociedad.

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José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

¿Será justo que imputemos a las leyes protectoras de la propiedad el abuso


que haga de la suya un pródigo o un perverso? Cierto es que una larga serie
de errores administrativos ha embarazado la propiedad pública, casi desde
la independencia. Empero la calma de la paz, esos errores habrían
desaparecido ante el influjo tranquilo, pero irresistible de la opinión ilustrada.
¿Podrá condenarse justamente a los diversos gobiernos que se han sucedido
en la nación por no haber dedicado sus energías a la reforma de abusos y
mejoras de la administración pública, cuando todos ellos han tenido que
ocuparse constantemente en prevenir las tramas de las facciones, o defender
su propia existencia en mortal combate contra la hidra de la rebelión?
Reflexionemos solo cuán otra sería nuestra suerte, si las riquezas
incalculables, prodigadas con rabia frenética en tantas guerras fratricidas,
se hubieran destinado a la apertura de caminos, a la educación popular, al
fomento de la industria, y al desarrollo de los elementos de opulencia y
felicidad con que por todas partes nos brinda la naturaleza. Pueblo, cuya
perfectibilidad y ventura han sido en todos los climas y tiempos el sueño
divino de las almas esclavas y generosas, tu candor y crédula docilidad han
sido tus mayores enemigos. Decidme, conciudadanos; vosotros que
pertenecéis a las clases más humildes menesterosas, que tantas veces habéis
expuesto la vida o derramado vuestra sangre en los campos de batalla, por
abstracciones políticas ininteligibles a vuestra capacidad, o por el
engrandecimiento personal de los que os seducen ¿qué fruto habéis sacado
hasta aquí, sino el crimen y al vergüenza, de haber contribuido a la desolación
de la patria? ¿Habéis merecido a vuestros caudillos ingratos una sola mirada
afectuosa después que sobre los cadáveres de vuestros hermanos y amigos
han subido al poder de que abusaron? Al volver de tantos afanes y peligros
heridos tal vez o mutilados, ¿Qué encontrasteis en vuestros míseros hogares,
sino la desnudez y el hambre de vuestras angustiadas familias? El trastorno
revolucionario y la miseria pública consiguiente, ¿no os dificultan cada día
más satisfacer vuestras necesidades con el producto legítimo de vuestras

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Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

tareas? Creed a un hombre, cuya carrera pública ofrece pruebas irrefragables


de su única ambición en la rebelión y la rapiña, cuando solo podéis
conseguirlo con la ilustración, la moralidad y la industria, que hace florecer
la paz bajo sus alas protectoras.
Concidadanos: el aniversario presente se distingue de los anteriores,
porque a su celebración ha cesado, aun de derecho, las hostilidades que
propiciaron en el memorable grito de 1810. El actual gobierno de España,
tan ilustrado y franco en sus principios y conducta, cuanto fueron obstinados
y fieros sus antecesores, ha declarado a la faz del mundo que está pronto a
reconocer nuestra gloriosa independencia, y lo ha verificado ya de hecho,
admitiendo al ministro de la república con las consideraciones debidas a su
alta representación, y abriendo sus puertas al pabellón mexicano. En tales
circunstancias, ¿para qué detenerse, como otros lo han hecho en recordar
los desastres de la conquista y las tremendas represalias de la insurrección,
hechos que ya sólo pertenecen al juicio de la imparcial historia?
No creáis, a los enemigos de vuestro reposo, que pretenden turbarlo
figurando en el sabio decreto de 27 último una trama contra vuestra libertad
e independencia. Estos dones inestimables, comprados con la sangre de
tantos héroes, están asegurados para siempre al Anáhuac por el valor de
sus hijos, y los que por ignorancia o perversidad los suponen a cada
momento en peligro hacen el mayor insulto a la dignidad y al patriotismo
de la nación. Tales hombres, juzgados a caso por sus sentimientos, os
reputan los antes más imbéciles y degradados, cuando os creen capaces
de someteros otra vez al yugo que tan noblemente sacudisteis. Según ellos,
vuestros mártires, y e han borrado de vuestra memoria las tradiciones
augustas de Dolores e igual.
Fue justa la indignación, santa la ira que os animó a reivindicar y defender
vuestros derechos. Pero asegurados y reconocidos éstos por el mundo, la
humanidad, la religión y filosofía reprueban a la vez un odio que ha producido
grandes injusticias, escenas de prostitución vergonzosa, al que se debe en

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José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

mucha parte la miseria que hoy nos aflige. ¡Oh¡ Llegue pronto la época
feliz de reconciliación y calma, en que solo recordamos las grandes simpatías
que deben unirnos a un pueblo, cuya sangre corre en nuestras venas, con
quien compartimos el idioma de nuestros afectos, leyes, y literatura, que
nos trajo la semilla de la civilización, y erigió en nuestras costumbres la cruz
redentora del género humano!
En esta festividad cívica, dedicada a los héroes de la independencia
nacional ¿podremos olvidar sin injusticia al último campeón de su noble
causa? Ninguno reprueba más que yo los errores de ese desgraciado caudillo;
pero aquí no venimos a juzgar su conducta, sino a celebrar a los defensores
de la patria; y el general Santa Anna, cubierto con el manto del infortunio,
debe ser inviolada por las almas generosas....¿Qué pecho de bronce no se
conmoverá de sensibilidad e indignación, al recordar que el vencedor de
Tampico, en manos de pérfidos aventureros, gime aherrojado como un vil
malhechor y agobiado por atroces y morales , que sólo espera terminar en
su patíbulo ignominioso? Evite el cielo tan horrible destino al guerrero que
afianzó la independencia en las orillas del Pánuco, y arrancó a los vencedores
de Ayacucho el más fresco y brillante de sus laureles!
Ya que el progreso de mi discurso me ha conducido a mencionar la
guerra de Texas, ¿podré mexicanos, dejar de llamar la atención al crimen de
esos colonos insolentes y pérfidos, que han pagado con aleve usurpación y
ultrajes y rapiña, la hospitalidad de esta nación generosa? Unos extranjeros
vagabundos, prófugos de sus países natales por sus vicios o crímenes, han
osado apropiarse una gran parte del territorio nacional y no satisfechos con
tal perfidia, se jactan insensatos de que os arrebatarán vuestra soberanía,
leyes y lenguaje, y fijarán sus banderas conquistadoras en las torres de México.
¡Mexicanos¡ Si en tales circunstancias no unierais los brazos y corazones
para vindicar vuestra gloria, redimir a vuestros hermanos cautivos, y lanzar a
tales malvados del suelo nacional, seréis indignos de figurar entre las naciones,
indignos de que por libertaros se inmolarán Hidalgo, Matamoros y Morelos.

– 59 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

Más no: perdonad si os agravio sólo con indicar una suposición tan injuriosa.
Vosotros satisfaréis sus manes augustos, que deploran tales agravios, y
dando a esos bandidos un desengaño terrible, probaréis al mundo que no se
insulta impunemente al honor y patriotismo de los mexicanos.
Conciudadanos: meditad los sublimes deberes que os impone este día,
y resolveos firme y generosamente y desempeñarlos . Abjurad los funestos
rencores que tantas veces han ensangrentado la república, y reunidos en
vínculos fraternales, reservad la saña para los enemigos de su integridad y
de su gloria. Si el sacrificio de las pasiones infaustas que ha hecho vuestra
desdicha, repugna a la fragilidad humana. Recordad el holocausto generoso
de los héroes que hoy conmemoramos, y que vertieron toda su sangre en los
campos y patíbulos, por compraros el derecho de ser libres y dichosos.
Jurad que no haréis inútil su muerte, y la de tantos mártires; que todo lo
sacrificaréis a la patria, y este voto patriótico merecerá la aprobación y la
sonrisa del cielo. Dije.3

3
García Garofalo Mesa, Manuel. Vida de José María Heredia en México 1825-1839, Editorial Botas,
México, DF 1945. pág. 593.

– 60 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

Nombramientos

– 61 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

– 62 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

S ocio del Instituto de Greografía y Estadística


P rimera Secretaría de Estado
Departamento del Interior

El exmo. Sr. Presidente en consideración a las recomendables


circunstancias que adornan a Ud. Se ha servido nombralo socio del Instituto
de Geografía y Estadística, no dudando S. E. que Ud. aceptará gustoso esta
comisión con sus luces a que se obtengan los buenos resultados que el
gobierno se afronte de tan útil Establecimiento.

Dios y Libertad, México, febrero 6 de 1835

Sr. Lic. Don José María Heredia

Por una casualidad llegó con bastante atraso a mis manos la nota de
V. E. fecha 6 del corriente, en que se sirve comunicarme que el E. S.
Presidente me ha nombrado socio del Instituto de Geografía y Estadística.
Acepto con gratitud este honor, que sólo debo a la bondad de S. E. y estoy
pronto a desempeñar los trabajos que me encargue el Instituto, en cuanto
lo permitan mis cortas facultades.

– 63 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

Sírvase V. E. aceptar mi consideración y respeto.

Dios y libertad. Toluca, febrero de 1835


José María Heredia1

Miembro de la Academia Nacional de la Historia


GOBIERNO FEDERAL
PRIMERA SECRETARIA DEL ESTADO
DEPARTAMENTO DEL INTERIOR

El gobierno Supremo, deseoso de ilustrar la historia de nuestra nación


purgándola de errores y de las fábulas que se advierten en las que se han
escrito hasta aquí, deseando igualmente que se forme la que no tenemos de
los trescientos años de la dominación española, pues que todo lo que se ha
escrito sobre ella se reduce a una sencilla nomenclatura de los Virreyes y
Prelados Eclesiásticos que le han gobernado en lo espiritual y temporal, ha
dispuesto establecer una Academia que se denomina Academia Nacional
de la Historia , con el objeto expresado, y con el de que se cumpla con el fin
de su instituto, reúna todos los documentos originales, obras inéditas, y
las que se hayan publicado hasta aquí relativas a la Historia de México.
La Academia se compondrá por ahora de un presidente que el gobierno
nombrará por esta vez y de trece vocales, con su secretario que elegirá la
Academia de entre sus mismos individuos a pluralidad de votos. Los Exmos.
Sres, Gobernadores de los Estados serán socios correspondientes.
Mientras se dispone el local que sea conveniente, la Academia celebrará
sus juntas en una de las salas del colegio de Santos. Más adelante, cuando
los trabajos de la Academia lo demandaren, se hará a las Cámaras la iniciativa

1
García Garofalo Mesa, Manuel. Vida de José María Heredia en México 1825-1839, Editorial Botas,
México, D. F. 1945. p. 547

– 64 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

de ley correspondiente para proporcionar las cantidades que sean necesarias


a llenar su objeto.
La misma Academia formará el Reglamento que crea conveniente para
la división y orden de sus trabajos, y lo pasará al Gobierno para su debida
aprobación.
En tal virtud, y sabedor el Exmo. Sr. Presidente interino de las buenas
circunstancias que adornan a Ud. de su ilustración y patriotismo, y no
dudando se preste a su servicio que debe contribuir al bien general y al
honor de la república lo ha nombrado vocal de la referida Academia para que
con los demás individuos que la componen y que acompaño a usted lista,
concurra al local designado el día que señale el presidente de ella.
Tengo el honor y la satisfacción de comunicarlo a usted de orden del Exmo.
Sr. Presidente interino, y de protestarle la seguridad de mi aprecio y muy
distinguida consideración.

Dios y Libertad. México, marzo de 1835

José María Gutiérrez Estrada

Sr. José María Heredia

ACADEMIA NACIONAL DE LA HISTORIA

Sres. Don José María Fagoaga, Presidente. Don. Ignacio Cubas. Don.
José Bernardo Couto. Don Carlos María Bustamante. Don Agustín Torres Torija.
Don. José María Tornel. Don Mariano Blasco. Dr. Don Miguel Valentín. Don
Juan J. Miguel Santa María Dr. Don José María Mora. Don Lucas Alamán.
Don José Gómez de la Cortina . General Don Juan Orbegoso. Don Manuel
Eduardo Gorostiza. Don Francisco Ortega. Lic. Don José María Heredia. Don
Francisco Sánchez de Tagle. Dr. Don Rafael Olaguibel. Don Isidro Rafael

– 65 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

Gondra, Don José Ramón Pacheco. Don Miguel Bustamante. Don Joaquín
Pesado y Don Joaquín Castillo.
Exmo Sr. Secretario del Despacho de Relaciones

Exmo. Sor. Por la Circular de V. E. fecha en 23 del mes próximo pasado,


me he instruido de que el Sr. Presidente interino ha tenido a bien nombrar
miembro de la Academia de Historia.
Sírvase V. E. ofrecerle mi respetuosa gratitud por su distinción que
sólo debo a sus bondades y aceptar la seguridad de mi consideración y
respetos.

Dios y Libertad. Toluca. 1 de abril de 1835.2

Miembro de la Academia de la Lengua


GOBIERNO FEDERAL
PRIMERA SECRETARIA DE ESTADO
DEPARTAMENTO DEL INTERIOR

La decadencia a que ha llegado entre nosotros la lengua Castellana,


tanto por la falta de principios en la mayor parte de los que la hablan y
escriben, como por la circulación de las malas traducciones de que ha
inundado a la república mexicana la codicia de los liberos extranjeros, y
principalmente por la escasez de obras clásicas y originales producidas por
la incomunicación en que hemos estado con España, ha llamado justamente
la atención de los que se interesan en la conservación de la más rica,
pomposa y sonora de todas las lenguas del Mediodía de Europa.

2
García Garofalo Mesa, Manuel. Vida de José María Heredia en México 1825-1839, Editorial Botas,
México, D. F. 1945. p. 549.

– 66 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

Deseoso el supremo Gobierno de aprovechar tan favorable ocasión para


contener aquel mal y restituir toda la pureza y esplendor a la lengua que
heredamos de nuestros mayores, y que es por consiguiente la nuestra, ha
dispuesto crear una Academia con el título de Academia de la Lengua, cuyas
atribuciones sean:
Primera: Conservarla en toda su pureza.
Segunda: Promover la impresión y circulación de las obras de los autores
clásicos.
Tercera: Formar diccionario de las voces hispano - mexicanas,
distinguiéndolas de las castellanas corrompidas.
Cuarta: Gramáticas y diccionarios de las diferentes lenguas que se hablan
en toda la república.
Quinta: Determinar las obras que deban servir para el estudio de la
elocuencia y poesía castellana.
Sexta: Acopiar materiales que sirvan para la formación del atlas
etnográfico de la república, en la perteneciente a idiomas.
Séptima: Censurar el lenguaje y estilo de todas las obras que le pasen
con este objeto, al Gobierno los cuerpos científicos, o los mismos autores.
Octava: Establecer premios anuales de elocuencia y poesía.
Y constándole al gobierno la instrucción de usted en todos estos
ramos, y su celo y patriotismo en todo lo que puede conducir al buen decoro
de la república, se ha servido nombrarlo vocal de la referida Academia;
debiendo prevenir a usted que ha determinado asimismo el supremo gobierno
nombrar para director de ésta Academia al señor Don José Cortina, porque
reuniendo la circunstancia de ser individuo de la Academia Española de la
Lengua, debe serle fácil organizar y reglamentar a la nuestra, y verificar la
distribución de trabajos según lo práctica.
Tengo el honor y la satisfacción de comunicarle a usted de orden del
Exmo. Sr. Presidente interino, y de protestarle los sentimientos del aprecio y
consideración.

– 67 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

Dios y Libertad. Marzo, 22 de 1834


José María Gutiérrez Estrada

Sr. Licenciado Don José María Heredia

ACADEMIA DE LA LENGUA

Sres. Don José Gómez de la Cortina, Presidente. Don Andrés Quintana


Roo. Don José María Heredia. Don Francisco Sánchez de Tagle. Don Miguel
Valentín. Don Agustín Gómez Torija. Don José Maria Tornel. Don José Mariano
Escobedo. Don Carlos María Bustamante. Dr. Don Basilio Arrillaga. Don
Joaquín Pesado.
Don Manuel E. Gorostiza. General Don Juan Orbegoso. Don José
Bernardo Couto. Don Lucas Alamán . Don Juan José Espinosa de los Monteros.
Don Joaquín Castillo y Lanza. Don Isidro R. Gondra. Don Francisco Ortega,
Don José Ramón Pacheco.
Exmo. Sr. Por la circular de V. E. fecha 22 del último, me he enterado
con gratitud de que el Exmo. Sr. Presidente se ha servido nombrarme para la
Academia de la Lengua, que ha tenido a bien establecer.
De manera alguna me juzgo digno de unir mi nombre oscuro a los
nombres ilustres que conforman el catálogo de la expresada corporación.
Acepto sin embargo el distinguido honor que tal asociación me confiere,
aunque con el sentimiento de mi residencia fuera de la capital hará difícil mi
participación en los trabajos de la Academia.
Sírvase V. E. aceptar las propuestas de mi consideración y respetos.

Dios y Libertad. Toluca . 1 de abril de 1835


José María Heredia3

3
García Garofalo Mesa, Manuel. Vida de José María Heredia en México 1825-1839, Editorial Botas,
México, D. F. 1945. p. 549.

– 68 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

Prospecto de las lecciones de


Historia Universal

– 69 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

– 70 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

A ningún hombre pensador se le escapa la importancia de estudiar la


historia que ilustra la moral y la política con los resultados inmensos de la
esperiencia de los siglos anteriores. Este ramo de estudio, que interesando la
curiosidad que une a la utilidad y el agrado, es aún más necesario en un
país constituido bajo el sistema republicano federal, donde los ciudadanos
según sus talentos y virtudes, tienen más o menos probabilidades de
influir en los negocios públicos, y ocupar los primeros puestos del estado.
La historia debe ser , pues, uno de los principales objetos de enseñanza
pública ; pero hasta aquí falta en nuestro idioma un libro elemental que
sirva de testo a curso de este ramo. El compendio de Anquetil no solo es
muy raro, voluminoso y caro par este fin, sino que carece del espíritu filosófico
reclamado por las leyes del siglo, y además no trata de los sucesos ocurridos
de cuarenta años a esta parte, que tanto importan por su inmenso influjo al
que siga la marcha de la civilización, y quiera formar idea de su actual
estado. El Ensayo sobre las costumbres de Voltaire tiene igual defecto aún
cuando se le agregaron por suplementos los siglos de Luis XIV y Luis XV,
que no están traducidos, y el Discurso de Bossuet, que es muy raro en
castellano. Esta compilación sería además inútil para muchas personas
de conciencia delicada.
Por lo mismo el señor Heredia se ha resuelto a la empresa de llenar
este vacío: su obra reducida a pocos volúmenes, abraza la historia general

– 71 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

desde que hay tradiciones auténticas hasta nuestros días, y es el fruto de


algunos años de lectura y estudio. Sus lecciones no son una crónica árida,
ni una simple tabla cronológica, ni una serie de nombres y genealogías. Su
principal objeto ha sido, dar una idea clara y exacta de la marcha del género
humano y las vicisitudes de la civilización en todos sus ramos. Así al bosquejar
la historia de cada pueblo, trata de sus instituciones, artes, ciencias,
costumbres, etc; etc; explica las variaciones de su gobierno, y sus efectos
benéficos o perjudiciales. Al mencionar los reyes y caudillos, a quienes la
admiración servil ha ceñido injustamente una aureola de gloria, lejos de
adoptar opiniones vulgares, pesa con imparcialidad sus méritos en la balanza
de la justicia, y les distribuye libremente admiración o desprecio. Su libro
está escrito para una juventud republicana.
Tal es el objeto de y el plan general de la obra. No toca al autor hablar
sobre el mérito de su ejecución , aunque espera obtener del público una
parte del favor que ha dispensado a sus demás obras ya impresas.
De cualquier modo, parece que será digna de aceptación e indulgencia
las tareas de un americano en asunto tan vasto, emprendidos con el noble
y patriótico objeto de generalizar la instrucción entre sus conciudadanos,
pues el precio de su libro le pone al alance de todas las clases de la sociedad.
La edición constará de cuatro tomos en octavo de 200 páginas poco
más o menos, impresa en papel y con caracteres de breviario nuevos. Los
suscriptores pagarán cinco pesos por los cuatro tomos encuadernados
elegantemente a la rústica con forros en papel de color, o cinco pesos
queriéndolos en pasta. El precio se exhibirá al recibir el primer tomo de la
obra.
Se reciben suscriciones en esta ciudad, en el despacho de esta imprenta
y en el cajón de Don Luis Varela esquina del Callejón de Capuchinas, y en
la imprenta de Galván. En Cuernavaca en casa de Don José Mariano
Garduño. En los Estados darán al público los correspondientes avisos los
encargados de la suscrición que solo estará abierta hasta el día ultimo de
octubre próximo.

– 72 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

Toluca, agosto 25 de 18311


Editorial de El Sol

México, 27 de agosto de 1831

En este número insertamos el prospecto de una obra que publicará el


señor Don José María Heredia, Ministro de la audiencia del estado de México
bajo el modesto título de Lecciones de Historia Universal. Juzgamos por demás
llamar la atención de nuestros lectores hacia el distinguido mérito de un
mexicano tan conocido de todos por las bellas producciones de su espíritu,
y por su genio literario. Solo diremos que acaso es el primero entre
nuestros compatriotas que se arroja intrépido al Golfo de la historia para
sacarnos una compilación de los sucesos más importantes acaecidos en el
mundo, libertándola, como el mismo asegura, de la crónica, y de la insoportable
serie de nombres y genealogías, con el objeto de presentar a la juventud
mexicana una exacta relación de la marcha del género humano , y de las
vicisitudes en todos sus ramos.
La empresa es grande, y ciertamente no es dado a nuestro limitado
juicio poder alcanzar, ¿ como en 800 paginas a octavo se comprenderán,
aunque en estracto, los acontecimientos de todos los siglos, y una idea,
aunque suscinta, de las ciencias, artes, leyes, costumbres y preocupación
de todos los pueblos? Más tal podrá ser el orden con que el señor Heredia ha
dispuesto sus Lecciones, que abracen todo lo esencial de la historia desde
sus primeros fundamentos hasta nuestros días, y esta dificultad vencida,
hará su mayor gloria, aumentará el mérito de la obra, y se adquirirá la
gratitud pública.

1
García Garofalo Mesa, Manuel. Vida de José María Heredia en México 1825-
1839, Editorial Botas, México, DF 1945. p. 404.

– 73 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

Por lo que respecta al objeto, no podríamos sin duda recomendarlo


mejor que poniendo las propias palabras que Mr. Rollin emplea para
demostrar la utilidad de la Historia: «Ella, dice, se ha visto siempre como la
luz de los tiempos la depositaria de los sucesos, el testigo fiel de la verdad, el
origen de los buen consejos y de la prudencia, y la regla de la conducta y de
las costumbres. Sin ella, encerrados en los límites del siglo y del país en que
vivimos, circunscriptos en el círculo estrecho de nuestros conocimientos
particulares y de nuestras propias reflexiones, nos mantenemos de continuo
en la especie de infancia que nos hace extraños a todo lo demás del
universo, y nos constituye en una profunda ignorancia de todo lo que nos ha
precedido, y de lo que nos rodea. ¿Qué es, pues el corto número de años que
componen la vida más dilatada? ¿Qué es la extensión del país que podamos
ocupar o recorrer sobre la tierra, sino un punto imperceptible respecto a
esas vastas regiones del universo, y de la dilatada sere de siglos, que se han
sucedido desde el origen del mundo? Sin embargo, a solo a solo este punto
imperceptible se limitarían nuestros conocimientos, si no llamásemos en
nuestro socorro el estudio de la historia que nos abre todos los siglos y
todos los países, que obliga a entrar en relaciones con los grandes hombres
de la antigüedad, y pone a nuestra vista sus acciones, todas sus empresas y
todas sus virtudes y todos sus defectos, y que por las sabias reflexiones de
que nos abastece, o que nos da ocasión de hacer, nos procura en todo tiempo
una prudencia anticipada muy superior a las lecciones de los hábiles
maestros.
Se puede decir que la historia es la escuela común del género humano,
igualmente abierta y útil a los grandes y a los pequeños, a los príncipes y a
los súbditos, y todavía más necesaria a los pequeños, a los príncipes que a
todos los demás. Porque ¿cómo al través de esa multitud de aduladores
que los sitian por todas partes, que no cesan de alabarlos y de admirarlos,
es decir, de corromperlos, de emponzoñar el corazón; como, repito, la tímida
verdad podría acercarse a ellos y hacer por su débil voz en medio de ese

– 74 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

confuso tumulto ¿ ¿Cómo osaría mostrarles los deberes, y la servidumbre


del reinado, hacerles entender en qué consiste su verdadera gloria , y
manifestarles que si quisieren subir hasta el origen de su institución, verán
claramente que son hechos para los pueblos y no podría hacer advertir sus
defectos, inspirarles temor al juicio de la posteridad y disipar la densa nube
que forman en derredor de ellos el vano fantasma de su grandeza y la
embriaguez de su fortuna.
No se les pueden hacer servicios tan importantes y tan necesarios, sino
por el socorro de la historia, que únicamente esta posesión de hablarles con
libertad, y que lleva este derecho hasta juzgar soberanamente de las
acciones de los mismos reyes así como de su fama.
Yo miro, pues, la historia como el primer maestro, que debe darse a los
niños, igualmente propio para divertirse como para instruirlos, formándoles
el espíritu y el corazón, y enriqueciendo su memoria con una infinidad de
hechos tan agradables como útiles. Puede servir también de mucho, por el
atractivo del placer, que le es inseparable, para escitar la curiosidad de la
juventud, ansiosa por aprender y darle gusto por el estudio. También en
materia de educación, es un principio fundamental, observado en todos los
tiempos, que el estudio e la historia debe preceder a los demás y preparales
el camino. E. E.2

IRIS

Introducción

Al empezar la publicación del IRIS, creemos de nuestra obligación dedicar


algunos renglones a manifestar al publico nuestro plan y fijar los deberes
que nos imponemos.

2
García Garofalo Mesa, Manuel. Vida de José María Heredia en México 1825-1839,
Editorial Botas, México, DF 1945. p. 405.

– 75 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

El único objeto de este periódico es ofrecer a las personas de buen


gusto en general y en particular el bello secso, una distracción agradable
para aquellos momentos en que el espíritu se siente desfallecido bajo el
peso de atenciones graves, o abrumado con el tedio que es consiguiente a
una publicación intensa, o a la falta absoluta de ocupación.
Lejos de nosotros la idea orgullosa de levantar en el IRIS un monumento
de gloria literaria a la nación o a nosotros mismos. Sabemos comprender
muy bien la esfera limitada de nuestros talentos, y confiamos en que la
benignidad del público dispensará nuestras faltas y favorecerá nuestros
esfuerzos. Tenemos la intención de acompañar con algunos números del
IRIS retratos fieles de los personajes contemporáneos que se han hecho
célebres por sus talentos o virtudes. Cuando escribimos en México, es inútil
decir que escogeremos de preferencia héroes y sabios americanos para objeto
de nuestros grabados tipográficos. Los semblantes venerables de los
caudillos de la revolución multiplicados por los afanes del arte, no solo
presentarán al pueblo las facciones de sus libertadores, sino que recordándole
las guerras sangrientas de la independencia, producirán mayor adhesión a
sus principios, y harán apreciar el valor de nuestras instituciones libres con
la memoria de los esfuerzos y dolores que costó su adquisición a la patria.
La poesía nos dará algunas flores con que adornar nuestras páginas.
Poseemos considerable copia de poesías inéditas que iremos publicando,
sin que por eso se entienda que dejaremos de presentar a nuestros lectores
y generalizar las que veamos en periódicos o publicaciones nuevas y creamos
dignas de atención. ¿Qué alma por bárbara que sea se ha sentido enteramente
negada a los hechizos de las musas?
El teatro merecerá nuestra atención particular, pues siendo la escuela
de las costumbres y el espejo de la vida, no puede ser indiferente a ningún
miembro de racional de la sociedad. Siendo nuestro objeto propagar y
generalizar los principios de buen gusto, no nos ceñiremos a hacer
observaciones sobre la presentación de y el desempeño de los actores, sino

– 76 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

que presentaremos también nuestras consideraciones críticas sobre los


dramas y bailes más notables que se ejecuten.
La biografía de contemporánea nos dará asimismo algunos artículos
que escritos con una pluma filosófica, no sólo ofrecerán cuadros
interesantes, sino promoverán sentimientos nobles y generosos en la
juventud, cuyas almas ardientes nunca contemplan con indiferencia
modelos de virtud y heroísmo, sino que se inflaman a su vista con el amor
sublime de la libertad, de la virtud y de la gloria.
Anunciaremos las obras nuevas más interesantes, particularmente en
bella literatura, y haremos breves revistas y entreactos de las que
consideramos mejores. De este modo pondremos al común de nuestros
lectores en estado de apreciar los progresos y la marcha de las letras en
Europa y América. Es inútil decir que las producciones americanas atraerán
de preferencia nuestra atención. También anunciaremos brevemente los
descubrimientos en las artes y ciencias que lleguen a nuestra noticia.
anécdotas, y ensayos sobre varias materias, contribuirán a ocupar nuestras
páginas, procurando siempre unir lo útil con lo agradable. Las costumbres
mexicanas y sus rasgos particulares y característicos, atraerán también
nuestras observaciones. por fin , nada que sea útil o agradable se excluye
de nuestro plan . Publicaremos los artículos que se nos comunique n, con
tal que no contengan personalidades, ni traten de política directamente, ni
excedan de los
Límites de este periódico. Algunos números del IRIS irán acompañados
de piezas de música moderna, y vistas de escenas mexicanas . Procuraremos
que la ejecución tipográfica sea digna de lo público , en cuento lo permita
el estado de las imprentas de esta ciudad. La suscrición sigue abierta en las
librerías de Valdés, Recio y Ackerman. Nuestra intención es formar un tomo
cada seis meses, y cuando llegue este caso se repartirán gratis a los
suscritores el título grabado, y el índice de las materias.

– 77 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

Pero es necesario que el público favorezca nuestros esfuerzos y que se


aumente el número de suscritores, pues con los reunidos hasta aquí no
alcanza para cubrir los costos indispensables.
El bello secso debe particularmente conceder su favor y protección a
una empresa consagrada en gran parte a su recreo.. -H.-

Indice del primer tomo del IRIS

Núm. 1º.-
EL IRIS

Periódico crítico y literario


Por
Linati, Galli y Heredia
Tomo I.-
México: -1826

En la oficina del IRIS, calle de S. Agustín Núm. 13 y en las librerías de


Recio, Ackerman y Valdés.

- Indice de tomo primero—

Introducción.- Literatura.- Bellas Letras.- Lord Byron.- Literatura francesa


moderna.- Revisión de obras.- Teatros de Europa.- Conciertos.- D. Quijote,
bailes.- Cuestión teatral.- Comunicado.- Sucesos teatrales.- Jenwal y Faustina.-
Inés de Castro Los Templarios. - Arte único.- Tancredo, El Anciano y los
Jóvenes.- A secreto agravio venganza.- Aviso a los Casados. Los gemelos,
Música.- Conciertos.- Modas.-Teatro.- Biografía Americana.- Arte Militar.-
Poesía.- A la Muerte del Redentor.- En la Apertura del Instituto.- La Cifra.-

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José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

Política.- Civilización..- Educación.- Historia Contemporánea.- Expedición a


Cuba.- Diálogo de Napoleón y Alejandro.- Educación física.- Regeneración
Mexicana.- Rumores de Invasión.- Guerra.- Conjeturas Políticas.- Facultades
extraordinarias .-Mensaje del Presidente Adams, sobre el Congreso de
Panamá.- Anécdotas.- Ilustración.- El Conde S: Franklin.- Lodowzka. Casimiro
Delavigne.- Comercio.- Variedad.- Función en San Felipe.- Ideología .- Noticias
de Europa .-Antiguedad.- De la palabra «política».- Paseo. Día de Campo.-
Miscelánea.- Privilegio de juegos.- Amor.- Necrología.- David.- Sociedad Parisina
de Damas.- Café.- Chapultepec.- Ruinas de Luxore.- Contrastes.- Meridianos.-
Publicaciones de Obras.- Papeles sueltos.- Recuerdos Ejército.- De Pradt.-
Contestación.- Preguntas.
Tomo II

1826

Indice

Política.- Literatura.- Tomás Campbell.- Apóstrofe a la Grecia.- Mr. Kriloff.-


Cartas sobre los Estados Unidos.- Monarquía Universal.- Ossian.- Grecia, por
el Conde Pecchio.- Salvandy.- Goethe.- Anuncios Literarios.- Revisión de Obras.-
Historia.- Astronomía.- Física.- Química, Botánica.- Jurisprudencia.—
Civilización.- Educación.- Moral.- Arte Militar.- Fortificación.- Sistema de
Defensa Nacional.- Sistema militar de Bonaparte.- Teatro.- Pelayo.- Abonos.-
La mujer firme.- Otelo.- El sueño, zefiro y Flora, baile.- el duque de Pentiebre.-
El Hipócrita.- La reina de la casa y la madre en la máscara.-Oscar.- Los dos
presos.- El Ilustre Sepulturero.- el Picarillo en España.- el Mandadero Ilustre.-
El prisionero de guerra.- Sancho Ortíz de la Roela.- La musa Aragonesa.- El
seductor moralista.- el marido cortejante.- Discursos. Baile antiguo y
moderno.- Los Templarios .- El si de las niñas.- Los Títeres.- Roma Libre.- El

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Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

avaro.- La vida es un sueño.- Guerra abierta .- Despedida.- Ideología.- Música.-


Moda.- Poesía.- Anécdotas.-Variedades.- Apotegemas.- Avisos.- Comunicados.3

3
García Garofalo Mesa, Manuel. Vida de José María Heredia en México 1825-1839, Editorial Botas,
México, DF 1945. p.224

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José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

Viaje al Nevado de Toluca

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Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

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José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

“El que quiera algo nuevo debajo del sol, suba a la cumbre de una verdadera
montaña, dice un escritor moderno. Hace algunos años que deseaba someter
a la experiencia tal aserción, pero obstáculos del momento y sobre todo, la
flojedad consiguiente a una salud débil y a un período largo de vida sedentaria
había frustrado mis designios.
El señor Sowkins, pintor inglés, me invitó el 1o del corriente Octubre a
que le acompañara en su próxima expedición al Nevado de Toluca y un amigo
complaciente y generoso allanó al punto las dificultades que sugería mi pereza.
A las cuatro de la tarde salimos para la hacienda del Veladero situada a
la falda oriental del volcán y distante cinco leguas de Toluca: allí pasamos la
noche, y debimos las mayores atenciones a su administrador D. José Iniesta,
a quien se sirvió recomendarnos el señor Don José María Franco.
El 2 de octubre a las seis de la mañana partimos acompañados por el Sr.
Iniesta y tres o cuatro sirvientes. La subida es al principio suave; pero muy
luego se vuelve áspera y pendiente, prolongando sus vueltas y revueltas en
un bosque de pinos gigantescos, al parecer interminable. Como a las dos
horas de marcha, dejamos atrás hacia la derecha las cumbres peñascosas y
perpendiculares del cerro nombrado Tepehuizco, y desde una altura igual o
superior a la de la cordillera que divide los valles de México y Toluca,
distinguíamos ya por entre los árboles las cimas nevadas y majestuosas de
Popocatépetl y el Ixtlaccihuatl, cuando las sinuosidades de la vereda nos

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Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

permitían mirar el oriente. La vista descansaba más cerca sobre la parte


sudeste del valle toluqueño desarrollado súbitamente a nuestros pies como
un bello panorama, con sus numerosas poblaciones y ricas sementeras y el
hermoso lago de Atenco, dorado por un sol sin nubes.
Poco después comenzó a notarse espesura en el bosque, y una
disminución progresiva en la altura de los pinos hasta que apenas igualaba
la de nuestras cabezas. Entonces pudimos disfrutar en toda su grandeza la
vasta perspectiva que ofrecía la mitad del valle de Toluca, y el aspecto sublime
de los picos altísimos y desnudos que coronan el cráter del volcán y dibujados
en el azul del cielo, se nos presentaba en una proximidad aterradora por la
extraordinaria transparencia del aire.
La disminución de los pinos continuó con rapidez, según subíamos, hasta
que los últimos apenas tenían media vara de alto, ofreciendo el singular
espectáculo de un bosque en miniatura. Al fin desaparecieron, quedando
reducida la vegetación a una yerba menguada y marchita, entre la cual
sobresalían con frecuencia los tallos espinosos de una especie de cardo
gigantesco, acaso peculiar de aquella región elevada, pues en ninguna otra
parte lo había yo visto. También noté allí por primera vez una planta pequeña
y rastrera cuyas hojas cilíndricas terminan en lindas flores sin olor, ya rojas,
ya amarillas y matizadas de ambos colores. Luego volví a encontrar esta misma
plata florida en el fondo del cráter y entre las arenas que conducen a los
picos más elevados.
Después de alguna dilación, encumbramos a las diez el borde oriental
del cráter que es de más fácil acceso por ser mucho más bajo que el resto de
la circunferencia de aquel inmenso embudo y hallarse libre de las rocas
enormes que defienden los otros lados. Allí nos apeamos previniendo a los
sirvientes nos aguardasen con los caballos junto a las lagunas que ocupan el
fondo del cráter y emprendimos subir a pie hasta el pico basáltico más elevado
hacia el Sur, pasando a veces sobre la nieve cristalizada. Esta parte del viaje
era bien fatigosa por la pendiente rapídima de las alturas, y la flojedad de la

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José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

arena resbaladiza que la cubre. Acaso había también algún peligro; y en ciertos
momentos me sobrecogía la convicción irresistible de que el derrumbe de la
arena que se precipitaba a reemplazar la desalojada por nuestros pies, podía
desequilibrar y despeñar sobre nosotros alguna de las rocas enormes que
parecían colgar sobre nuestras cabezas. A los diez minutos era ya grande la
fatiga, mas recordé afortunadamente que le célebre Boussingault había
logrado llegar sin mucha fatiga a la cima del Chimborazo, con la precaución
de pararse un momento cada minuto. Hícelo así y logré llegar descansado a
la cumbre a las once de la mañana.
Restábame subir a la cúspide del pico aislado que por allí la domina pero
muy luego tuve que abandonar la empresa. A más de la dificultad que había
para trepar y saltar en los prismas basálticos y casi verticales que la forman,
noté que a cada esfuerzo, se esfoliaba copiosamente el basalto en grandes
pizarras bajo mis manos y pies. Tal situación era bien poco segura o agradable
para quien como yo, sólo veía por uno y otro lado profundidades y abismos.
Sentéme pues, en el ángulo más oriental que forma la base del pico y me
abandoné a la contemplación de un espectáculo maravilloso.
El cielo sobre nuestras cabezas perfectamente sereno, era de un bello
azul oscuro, peculiar de aquella región. La luz del sol era tan débil como si se
hallara eclipsado en dos tercios de su disco y su calor apenas era sensible. La
luna en su cuarto menguante brillaba como plata y a la simple vista se definían
con perfecta distinción las manchas oscuras de su medio hemisferio. No
dudo que habría distinguido a Venus, si este hermoso planeta se hubiese
encontrado algo más distante del Sol. La fuerza de los sonidos había
disminuido notablemente en aquella altura. Mi sangre circulaba con mayor
velocidad y sentía impulsos como de lanzarme a los aires.
Hallábame suspenso a unas 5230 varas sobre el mar y a más de 3,000
respecto de Toluca. Elevado sobre los límites de la vegetación y la vida. Sentado
en una peña que probablemente soportaba por primera vez el peso de un
cuerpo humano. Veíame en el fin de la gran meseta central del Anáhuac, que

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C o m p i l a d o r a

desde este punto baja rápidamente hacia el Sur, donde reivindica sus derechos
del Sol de los trópicos; y desde los hielos eternos de su clima polar, dominaba
con la vista las zonas templada y tórrida. Mi asiento era el borde de un volcán.
Por todas partes percibía en rastros evidentes y tremendos la acción de un
fuego apagado por el transcurso de siglos y siglos, y en el centro de aquella
escena desolada, en el horno inmenso que realizó en otros días del Tártaro de
Virgilio y el Infierno de Milton, dormían bajo la luz áurea del Sol dos lagos
bellísimos cuyas aguas glaciales excedían en pureza y hermosura a cuantos
ha soñado la imaginación de cualquier poeta.
Al Norte se extendían los ricos valles de Toluca e Ixtlahuaca salpicados
de pequeños lagos artificiales y numerosas poblaciones y haciendas. El gran
monte cónico de Jocotitlán dominaba el último, y mucho más lejos terminaba
el cuadro una larga serie de alturas. Al Oriente y hacia el gran valle de México,
bajo un mar de vapores entre el cual descollaban majestuosamente los montes
nevados, Popocatépetl y el Ixtlaccihuatl. Tras esas cumbres refulgentes y
gloriosas, ídolos de mi fantasía, torreaban montañas tras de montañas hasta
que las más distantes, (sin duda las de Veracruz) ocultaban sus cimas en una
vasta zosa de vapores hijos remotos del Océano. Por esto no logré distinguir
al Orizaba y Cofre de Perote, aunque las cumbres más lejanas y menos
gigantescas de Oaxaca se veían con mucha claridad al Sudeste.
En esta dirección y la del Sur, se inclinaba en descenso rápido la tierra
caliente cubierta de rica verlura, erizada de montes y precipicios hasta que a
unas cuarenta o cincuenta leguas, limitaban el horizonte las ramificaciones
gigantescas de la Sierra Madre, relazadas en elevación por la profundidad de
los valles ardientes que dominan. Aquel admirable cuadro visto desde la altura
presentaba la imagen de un mar sólido en que cada ola era una montaña. Al
contemplarlo me sentí arrebatado irresistiblemente a época tenebrosa anterior
a la creación del hombre en que la agencia del fuego central elevó esas
desigualdades enormes en la superficie del globo aún no consolidada.
Poco después grandes grupos de nubes formados al Sudeste nos velaron

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José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

aquel espectáculo iluminados gloriosamente por el Sol pasaron navegando


con majestad a unos quinientos pies de nosotros. Por los intervalos que
separaban los diversos grupos distinguíamos a veces las rancherías situadas
en la falda del volcán, el lago de Coatelelco, y la extremidad meridional de
Tenancingo, cuya mayor parte cubría un cerro inmediato. Otras nubecillas
más ligeras subieron a estrellarse en nuestro pico nos cubrieron
momentáneamente con la dispersión de sus vapores.
A las ideas solemnes, inspiradas por cuadros sublimes, siguieron presto
reflexiones graves y melancólicas. ¡Oh, cómo se anonadan las glorias y afanes
fugitivos de la débil mortalidad ante estos monumentos indestructibles del
tiempo y la naturaleza! Por primera vez había llegado a tan estupenda altura y
es probable que no vuelva a recibir iguales impresiones en el intervalo que
me separa del sepulcro. Mi corazón al que inflamó desde la niñez el amor
noble y puro de la humanidad, ulcerado por crueles desengaños y largas
injusticias siente apagarse el entusiasmo de las pasiones más generosas,
como ese volcán, cuyo cráter han transformado los siglos en depósito de nieves
eternas...
Entretanto, las nubes se acumulan en torno y fue necesario que
pensásemos en partir. Entonces precipitamos algunos peñascos sueltos hasta
el fondo del cráter: y al verlos rodar por aquella pendiente de nieve y arena
casi me arrepentí de haber profanado el reposo venerable en que habían esto
quizá treinta o cuarenta siglos...
Antes de bajar, eché la última ojeada al fondo del cráter cuyas lagunas
reflejando con el azul del cielo los colores blanco, rojo y negruzco de las arenas
y cumbres profiríticas que se elevan alrededor suyo, presentaban un aspecto
verdaderamente mágico.
Descendimos en ocho o diez minutos a la orilla del lago mayor
deslizándonos por la arena sobre los talones con una sensación de rapidez
sólo comparable a la que experimentan los patinadores sobre un plano
inclinado de hielo. Las aguas agitadas por un viento sudoeste, formaban olas

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Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

pigmeas, que al romperse murmurando en la playa, dejaban una ligera línea


de espuma. ¡Qué recuerdos, qué imágenes conjuró en mí, tras once años de
ausencia aquella débil semejanza del sublime Océano, delicia de mi niñez y
casi objeto de culto para mi juventud poética!
Nos embarcamos en una canoa labrada de un tronco enorme y puesta
allí por disposición del Sr. Franco; pero no logramos que los criados se
aventurasen a cruzar el lago con nosotros por la preocupación vulgar de que
su profundidad es insondable y de que en el centro hay un vértice peligroso.
Atravesamos el lago en su mayor anchura, describiendo una línea oblicua,
de la orilla septentrional, donde baña la áspera base de una colina de lava,
que alzada en el centro del cráter divide las dos lagunas. La que recorrimos,
tiene, según el señor Velásquez 344 varas en su mayor extensión, y 255 en
dirección transversal. Creo que en esto hay alguna equivocación pues su
longitud parece al menos doble de su anchura. A la simple pista le daría yo
500 varas de largo. Él mismo afirma que la máxima profundidad es de 12
varas; y tal resultado no me parece infalible cuando el poco tiempo que
Velásquez permaneció allí, no pudo permitirle que sondease toda la laguna,
cuyo fondo es probablemente muy desigual como formación volcánica. En la
línea que recorrí juzgo que la profundidad no baja 20 varas en el centro, pues,
a pesar de la extrema trasparencia del agua, ésta se ve azul y no verde como
la del mar en los bajos. A la inmediación de la colina mencionada, se
distinguen en el fondo varias rocas enormes despeñadas evidentemente de
su altura.
Desde el centro del lago, donde esa colina cierra el horizonte al Este, se
disfruta un espectáculo único y verdaderamente sublime. Al Norte, al Sur, al
Oeste, se alzan casi perpendicularmente en forma circular alturas de 800 a
1000 pies cubiertas de arenas y cenizas blancas, azuladas, negruzcas o rojas,
en cuya pendiente cuelgan fragmentos gigantescos de lava, témpanos de
nieve, y cuyas cimas coronan picos inaccesibles dibujados en el cielo. Debajo
yacía un lago cuyas aguas transparentes y profundas me recordaban las

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José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

marinas, aunque flotábamos a 15,000 pies de altura sobre el nivel del Océano.
Las orillas están cubiertas por fragmentos pequeños de piedras pómez,
pórfido y lava, mezclados con arena y en ella encontramos algunos grillos
únicos seres vivientes que se nos presentaron en aquella región desolada y
silenciosa. Mientras descansábamos en la base del pico meridional habían
pasado junto a nosotros algunos cuervos dando fuerte graznidos.
La Señora Franco y otras personas que visitaron estos lagos antes que
nosotros hallaron en sus aguas y orillas señales recientes de un culto
supersticioso. En todo tiempo se ha buscado a la Divinidad en estos altares
sublimes que le erigió la naturaleza: aunque la ignorancia haya confundido a
veces el templo con el Grande Espíritu que los preside. No es, pues, de extrañar
que los indígenas de los contornos en su rustiquez primitiva hayan obedecido
al instinto de adorar a los altos que es casi contemporáneo.
A la una emprendimos la vuelta al Veladero, donde llegamos a las cuatro.
Dos días forman época en mis recuerdos, por haberme asociado a grandes
misterios y prodigios de la naturaleza. En el último subí al Nevado de Toluca:
el anterior me vio inmóvil, atónito, al pie de la gran catarata del Niágara.1

1
García Garofalo Mesa, Manuel. Vida de José María Heredia en México 1825-1839, Editorial Botas,
México, DF 1945. p. 600.

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Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

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José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

Selección de poesías de
José María
Heredia y Heredia

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Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

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José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

A mi padre, en sus días.


Cuando feliz tu familia
Se dispone , caro Padre,
A solemnizar la fiesta
De tus plácidos natales,
Yo, el primero de tus hijos,
También primero en lo amante,
Hoy lo mucho que te debo
Con algo quiero pagarte.
Oh! Cuán gozoso repito
Que tú de todos los padres
Has sido para conmigo
El modelo inimitable!
De mi educación el peso
A cargo tuyo tomaste,
Y nunca a manos ajenas
Mi tierna infancia fiaste.
Amor a todos los hombres,
Temor a Dios me inspiraste,

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Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

Odio a la atroz tiranía


Y a las intrigas infames.
Oye, pues, los tiernos votos
Que por ti Fileno hace,
Y que de su labio humilde
Hasta el eterno se parten.
Por largos años el cielo
Para la dicha te guarde
De la esposa que te adora
Y de los hijos amantes,
Puedas ver a tus biznietos
Poco a poco levantarse,
Como los verdes renuevos
En que el árbol noble renace,
Cuando al impulso del tiempo
La frente sublime abate.
Que en torno tuyo lo veas
Triscar y regocijarse,
Y entre cariño y respeto
Inciertos y vacilantes,
Halaguen con labio tierno
Tu cabeza respetable,
Deja que los opresores
Osen faccioso llamarte,
Que el odio de los perversos
Dé la virtud más realce.
En vano blanco te hicieron
De sus intrigas cobardes
Unos reptiles impuros,
Sedientos de oro y de sangre.

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José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

Hombres odiosos ...! Empero


Tu alta virtud depuraste,
Cual oro al crisol descubre
Sus finísimos quilates
A mis ojos te engrandecen
Esos honrosos pesares,
Y si fueras más dichoso
Me fueras menos amable.
De la triste Venezuela
Oye al pueblo cual te aplaude,
Llamándote con ternura
Su defensor y su padre.
Vive, pues, en paz dichosa;
Jamás la calumnia infame
Con hálito pestilente
De tu honor la luz empañe.
Entre tus hijos te vierta
Salud, bálsamo suave,
Y amor te brinde risueño
Las caricias conyugales.-

Noviembre de 1819

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Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

En una tempestad
Huracán, huracán, venir te siento,
Y en tu soplo abrasado
Respiro entusiasmado
Del señor de los aires el aliento.

En las alas del viento suspendido


Vedle rodar por el espacio inmenso,
Silencioso, tremendo irresistible,
En su curso veloz. La tierra en calma
Siniestra, misteriosa,
Contempla con pavor su faz terrible.

¿Al toro no miráis? El suelo escarban,


De insoportable ardor sus pies heridos:
La frente poderosa levantando,
Y en la hinchada nariz fuego aspirando
Llama la tempestad con sus bramidos.

¡Qué nubes! ¡Qué furor! El sol temblando


Vela en triste vapor su faz gloriosa,
Y su disco nublado sólo vierte
Luz fúnebre y sombría,

Que no es noche ni día ....


¡Pavoroso color, velo de muerte!
Los pajarillos tiemblan y se esconden
Al acercarse el huracán bramando,
Y en los lejanos montes bramando,

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José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

Y en los lejanos montes retumbando


Le oyen los bosques, y a su voz responden.
Llega ya...! ¿No véis? Cuál desenvuelve
Su manto aterrador y majestuoso...!
Gigante de los aires, te saludo...!
En fiera confusión el viento agita
Las orlas de su parda vestidura....
Ved....! En el horizonte
Los braazos rapidísimos enarca,
Y con abarca
Cuanto alcanzó a mirar de monte a monte!

Oscuridad universal!.....Su soplo


Levanta en torbellinos
El polvo de los campos agitado...!
En las nubes retumba despeñado
El carro del Señor, y de sus ruedas
Brota el rayo veloz, se precipita,
Hiere y aterra al suelo,
Y su lívida luz inunda al cielo.

¿Qué rumor? ¿Es la lluvia....? Desatada


Cae a torrentes, oscurece al mundo,
Y todo es confusión , horror profundo.
Cielo, nubes, colinas, caro bosque,
¿Dó estáis...’ Os busco en vano:
Desaparecistéis... La tormenta umbría
En los aires revuelve un acéano
Que todo lo sepulta...
Al fin, mundo fatal, nos separamos!

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Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

El huracán y yo solos estamos.

¡Sublime tempestad cómo en tu seno,


De tu solemne inspiración henchido,
Al mundo vil y miserable olvido
Y alzo la frente, de delicia lleno!
¿Dó está el alma cobarde
Que teme tu rugir....? Yo en ti me elevo
Al trono del Señor: oigo en las nubes
El eco de su voz: siento a la tierra
Escucharle y temblar. Ferviente lloro
Desciende por mis pálidas mejillas,
Y su alta majestad trémulo adoro.

Septiembre de 1822

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José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

La vuelta al sur
Vuela el buque: Las playas oscuras
A la vista se pierden ya lejos
Cual de Febo a los vivos reflejos
Se disipa confuso vapor.
Y la vista sin límites corre
Por el mar a mis ojos abiertos
Y en el cielo profundo, desierto,
Reina puro el espléndido sol.

Del aliento genial de la brisa


Nuestras velas nevadas llenamos,
Y entre luz y delicia volamos
A los climas serenos del Sur.
A tus hielos adiós, norte triste;
De tu invierno finaron las penas,
Y ya siento que hierven mis venas,
Prometiéndome fuerza y salud.

¡Salve, cielo del sur delicioso!


Este sol prodigóme la vida.
Y sus rayas en mi ama encendida
Concentraron hoguera fatal.
De mi edad las amables primicias
A tus hijas rendí por despojos,
Y la llama que aun arde en mis ojos
Bien demuestra cuál supe yo amar.

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Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

¡Oh, recuerdos de paz y ventura!


¡Como el sol en tu bello occidente
inundaba en su luz dulcemente
De mi amada la cándida faz!

¡Como yo del naranja a la sombra!


Y en su seno mi frente posaba,
y en sus labios de rosas libaba
Del deleite la copa falaz!

¡Dulce Cuba! En tus aras sagradas


La ventura inmolé de mi vida
Y mirando tu causa perdida,
Mis amores y amigos dejé,
Más tal vez no esté lejos el día
(¡Cuál me anima tan bella esperanza!)
en que armado con hiero y venganza
A tus viles tiranos veré.

¡Cielo hermoso del sur! Compasivo


Tú me tornas la fuerza y aliento,
Y mitigas el duro tormento
Con que rasga mi seno el dolor.
Al sentir tu benéfico influjo
No al destino mi labio maldice,
Ni me juzgo del todo infelice
Mientras pueda lucirme tu sol.

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José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

¡Adios, hielos! ¡Oh, lira de Cuba!


Cobra ya tu feliz armonía,
Y del sur en las alas envía.
Himno fiel de esperanza y amor.
Por la saña del norte inclemente
Destrozadas tus cuerdas se miran;
Mas las brisas , que tibias suspiran,
Te retornan la vida y vigor.

Yo te pulso, y tus ecos despiertan


En mis ojos marchitos de llanto...
¡Cuál me alivias! Tu plácido encanto
La existencia me fuerza a sentir.
Aun el mar te obedece: sus campos
Abandona huracán inclemente,
Cuando en ellos reluce tu frente,
Y la calma se mira volver.

Tuyas son las montañas altivas,


Que saludan tu brillo primero,
Y en la tarde tu rayo postrero
Las coronas de bello fulgor.
Tuyas son las cavernas profundas,
De la tierra insondable tesoro,
Y en su seno el diamante y el oro
Reconcentran tu plácido ardor.

Aun la muerte obedece tu imperio,


Y al poeta tus rayos animan;
Su entusiasmo celeste subliman,

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Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

Y le ciñen eterno laurel.


Cuando el éter dominas y al mundo
Con calor vivificas intenso,
Que a mi seno desciendes yo pienso,
Y alto numen despiertas en él.
¡Sol! Mis votos humildes y puros
De tu luz en las alas envía
Al autor de tu vida y la mía,
Al Señor de los cielos y el mar .
Alma eterna, do quiera respira,
Y velado en tu fuego le adoro
Si yo mismo ¡mezquino! me ignoro,
¿Cómo puedo su esencia explicar?

A su inmensa grandeza me humillo:


Sé que vive, que reina y me ama,
Y su aliento divino me inflama
De justicia y virtud en amor.
Ven: al bronco rugir de las ondas
Une acento tan fiero y sublime,
Que mi pecho entibiado reanime,
Y mi frente ilumine otra vez.

Las estrellas en torno se apagan,


Se colora de rosa el oriente,
Y la sombra se acoge a occidente
Y a las nubes lejanas del sur:
Y del oeste en el vago horizonte,
Que confuso mostrábase y denso,
Se alza pórtico espléndido, inmenso,

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José Ma. Heredia y Heredia
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De oro, púrpura, fuego y azul.

¡Vedla ya ...! Cual gigante imperioso


Alza el Sol su cabeza encendida...
¡Salve, padre de luz y de vida,
Centro eterno de fuerza y calor!
¡Cómo lucen las olas serenas
De tu ardiente fulgor inundadas!
¡Cuál sonriendo las velas doradas
Tu venida saludan , oh Sol!

De la vida eres padre: tu fuego


Poderoso renueva este mundo:
Aún del mar el abismo profundo
Mueve, agita, serena tu ardor.
Al brillar la feliz primavera,
Dulce vida recobran los pechos.
Y en dichosa ternura deshechos
Reconocen la magia de amor

Tuyas son las llanuras: tu fuego


De verdura las viste y de flores,
Y sus brisas y blandos olores
Feudo son a tu noble poder.

¡Lira fiel, compañera querida


En sublime delicia y dolores!
De ciprés y e lánguidas flores
Ya te debes por siempre ceñir.

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Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

¡Siempre!... No, que en la lid generosa


Tronarás con acento sublime,
Cuando Cuba sus hijos reanime,
Y su estrella miremos brillar.
“Libertad“, clamarán, “en su pecho
“inflamó de su aliento la llama”.
Y si caigo, mi espléndida fama
A los siglos futuros irá.

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José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

Al Popocatepetl
Tú que de nieves eternas coronado
Alzas sobre Anáhuac la enorme frente:
Tú de la indiana gente
Temido en otro tiempo y venerado,
Gran Popocatépetl, oye benigno
El saludo humildoso
Que trémulo mi labio dirige.
Escucha al joven, que de verte ansioso
Y de admirar tu gloria abandonara
El seno de Managua delicioso.

Te miro en fin: tus faldas azuladas


Contrastan con la nieve de tu cima;
Cual descuellas encima
De las cándidas nubes apiñadas
Están en torno de tu firme asiento.
En vano el recio viento
Apartarlas intenta de tu lado.
Cual de terror me llena
El boquerón horrendo, do inflamado
Tu pavoroso cóncavo respira!
Por donde ardiendo en ira
Mil torrentes de fuego vomitabas,
Y el fiero Tlaxcalteca
El ímpetu temiendo de tus lavas,
Ante tu faz postrado
Imploraba glorioso tu clemencia.
Cuan trémulo el cuitado

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Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

Quedábase al mirar tu seno ardiente


Centellas vomitar, que entre su gente
Firmísimos creían
Ser almas de tiranos.
Que a la tierra infeliz de ti venían.

Y llegará tal vez el triste día


En que del Etna imites los furores,
Y con fuertes hervores
Consigas derretir tu nieve fría,
El ancho valle inunde,
Y destrucción por él vaya sembrando.
O bien la enorme espalda sacudiendo
Muestras tu horrible seno cuasi roto,
Y en fuerte terremoto
Vayas el Anáhuac estremecido.
Y las grandes ciudades
¡De tu funesta cólera al amargo,
Con miserable estrago
Se igualen a la tierra en su ruina,
Y por colmo de horrores
Den inmenso sepulcro
A sus anonados moradores.
Ah!, nunca, nunca sea!
¡Nunca, oh sacro volcán tanto te irrites!
Lejos de mí tan espantosa idea.

A tu vista mi ardiente fantasía


Por edades y tiempos va volando,
Y se acerca temblando

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José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

A aquel funesto y pavoroso día


En que Jehová con mano omnipotente
La ruina de la tierra decretara.
El Aquilón soberbio
Bramando con furor amontonara
Inmensidad de nubes tempestuosas,
Que con su multitud y su espesura
La brillantez del sol oscurecieran.
Cuando sus senos húmedos abrieran
El espumoso mar se vió aumentado,
Y entrando por la tierra presuroso
Imaginó gozoso
A su imperio por siempre sujetarla.
Los horribles aterrados
A los enhiestos árboles subían,
Mas allí no perdían
Su pánico terror; pues el océano
Que fiero se entremece
Temiendo que la tierra se le huye,
A todos los destruye
En el asilo mismo que eligieron.
Acaso dos monarcas enemigos
Que en pos corriendo de funesta gloria,
Sobrados materiales a la historia
En bárbaros combates preparaban,
Al ver entonces el terrible aspecto
De la celeste cólera temblaron.
En un sagrado templo guarecidos
De palidez cubiertos se abrazaron,
Y al punto sofocaron

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Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

Sus horrendos rencores en el pecho.


Pero en el templo mismo
Los furores del mar les alcanzaban,
Que con ellos y su odio sepultaban
Su reconciliación y su memoria.

Revueltos entre sí los elementos,


Su terrible desorden anunciaba,
Que el airado Creador sobre la tierra
El peso de su cólera lanzaba

Tú entonces del volcán genio invisible


El ruido de las olas escuchaste,
Y al punto demostraste
Tu sorpresa y tu cólera terrible.
Cual sacude el anciano venerable
Su luenga barba y cabellera cana,
Tal tu con furia insana
La nieve sacudiste que te adorna,
Y humo y llamas ardientes vomitando
Airado alzaste la soberbia frente,
Y tembló fuertemente
La tierra, aunque cubierta de los mares,
Entonces dirigiste
A las ondas la voz y así dijiste:
«¿Quién ha podido daros
Suficiente osadía,
Para que a vista mía
Mi imperio profanéis de a que este modo?
Volvered atrás la temeraria planta,

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José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

Y no intentéis osados
Penetrar mis mansiones, visitadas
Sólo del aire vigoroso y puro».
Así dijiste, y de su seno oscuro
Con horrible murmurio respondieron
Las ondas a tu voz y acobardadas
Al llegar a tus nieves eternales
Con respetuoso horror se detuvieron.
De espuma y de cadáveres hinchadas,
Mil horribles despojos arrastrando
Hasta tu pie venían
Y humildes le besaban
Y allí la furia horrenda contenían.
Jehová entonces su mano levantando,
Dio así nuevos esfuerzos a las ondas,
Que súbito se hincharon,
Y a pesar de tu rabia y tus bramidos
A tus senos ardientes se lanzaron.
Mas aún allí tu cólera temían,
Pues de tu ardiente cráter arrojadas,
Y en vapor transformadas
Vencer tu resistencia no podían.
Pero Jehová contuvo tus furores,
Y sobre tu cabeza
Con inmortal divina fortaleza
Aglomeró las ondas espumosas.
Viéndote ya vencido
Por el mar protegido de los cielos
En tu seno más hondo y escondido
Los fuegos inextintos ocultaste,

– 109 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

Con que tu claro imperio recobraste


Pasados los furores del diluvio.
En tanto de tus senos anegados
Un negro vapor sube,
Que alzando al éter columnosa nube,
Al universo anuncia
Los estragos del húmedo elemento,
De Jehová la venganza y la alta gloria,
Su tan fácil victoria,
Y tu debilidad y abatimiento.
Después de la catástrofe horrorosa
Luengos siglos pasaste sosegado,
Temido y venerado
De la insigne Tlaxcala belicosa.
Jamás humana planta
Las nieves de tu cima profanara
¿Más qué no pudo hacer entre los hombres
La ansia fatal de eternizar sus nombres
Miró tu faz el español osado,
Y temerario intenta
Penetrar tus misterios escondidos.
El intrépido Ordaz se te presenta,
Y a tu nevada cúspide se arroja.
En vano con bramidos
Le quisiste arredrar; entonces airado
Ostentas tu poder. Con mano fuerte
Procura de tu espalda sacudirle,
Y haciéndole temer próxima muerte,
Por los aires despides
Mil y mil trozos de tu duro hielo,

– 110 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

Y amenazas con llamas abrasarle.


Y te encumbres el cielo
Y la lejana tierra
Con pómez y volcánica ceniza,
Que a fuer de lluvia bajo si le entierra.
Mas él siempre animoso
Vé tu furor con ánimo sereno:
Holla tu nieve , y desde tu ancha boca
Mira con ansia tu horroroso seno.

Mil victorias y mil do quier lograba


El español ejército valiente,
Pero ya finalmente
La pólvora fulmínea les faltaba.
Y su impávido jefe fabricarla
Con el azufre de tu seno quiere.
Hablará así a sus huestes el grande
“Eterno loor a aquel que se atreviere
A acometer empresa de tal nombre”.
Así dice, y Montaño valeroso
La voz de honor oyendo que le anima,
Baja a tu ardiente sima,
Y tus frutos te arranca victorioso.

Con fuerza te ¿extremeces? ah! Yo creo


Que a cólera mi labio te provoca.
De tu anchurosa boca
Humo y sulfurea llama salir veo,
¿Qué? ¿me quiere decir fiero y airado
Que sólo he murmurado

– 111 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

Los terribles ultrajes que has sufrido?


Basta, basta, o volcán; ya temeroso
El torpe labio sello.
Pero escucha mis súplicas piadoso.
No quieras despiadado
Ser más temido siempre que admirado.
Jamás lleve tu lava su camino
A su fértil hacienda,
No derribes su rústica vivienda
Con tus fuertes y horribles convulsiones:
Que el inextinto fuego
Que en tu seno se guarda
Para siempre jamás quede en sosiego.

Enero, 1820.

– 112 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

En el Teocalli de Cholula
¡Cuánto es bella la tierra que habitaban
Los Aztecas valientes! En su seno
En una estrecha zona concentrados
Con asombro se ven todos los climas
Que hay desde el Polo al Ecuador. Sus llanos
Cubren a par de las doradas mieses
Las cañas deliciosas. El naranjo
Y la piña y el plátano sonante,
Hijos del suelo equinoccial, se mezclan
A la frondosa vid, al pino agreste,
Y de Minerva al árbol majestuoso.
Nieve eternal corona las cabezas
De Iztaccíhual purísimo, Orizaba
Y Popocatépetl sin que el invierno
Toque jamás con destructora mano
Los campos fertillísimos, do ledo
Los mira el indio en púrpura ligera
Y oro teñirse, reflejando el brillo
Del Sol en occidente, que sereno
En hielo eterno y perenal verdura
A torrentes vertió en luz dorada,
Y vió a naturaleza conmovida
Con su dulce calor hervir en vida.

Era la tarde: su ligera brisa


Las alas en silencio ya plegaba
Y entre la yerba y árboles dormía,
Mientras el ancho sol su disco hundía

– 113 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

Detrás de Iztaccíhual. La nieve eterna


Cual disuelta en mar de oro, semejaba
Temblar en torno de él: un arco inmenso,
Que del empírico en el zenit finaba
Como espléndido pórtico del cielo
De luz vestido y centellante gloria,
De sus últimos rayos recibía
Los colores riquísimos. Su brillo
Desfalleciendo fue: la blanca luna
Y de Venus la estrella solitaria
En el cielo desierto se veían.
¡Crepúsculo feliz! Hora más bella
Que la alma noche o el brillante día.
¡Cuánto es dulce tu paz al alma mía!

Hallábame sentado en la famosa


Cholulteca pirámide. Tendido
El llano inmenso que ante mí yacía,
Los ojos a espaciarse convidaba.
¡Qué silencio! ¡qué paz! ¡Oh! ¿Quién diría
Que en estos bellos campos reina alzada
La bárbara opresión, y que esta tierra
Brota mieses tan ricas, abonada
Con sangre de hombres, en que fue inundada
Por la superstición y por la guerra...?

Bajo la noche en tanto. De la esfera


El leve azul, oscuro y más oscuro
Se fue tornando: la movible sombra
De las nubes serenas, que volaban

– 114 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

Por el espacio en alas de la brisa,


Era visible en el tendido llano.
Iztaccíhualt purísimo volvía
Del argentado rayo de la luna
El plácido fulgor, y en el oriente
Bien como puntos de oro centellaban
Mil estrellas y mil.... ¡Oh! Yo os saludo
Fuentes de luz, que de la noche umbría
Ilumináis el velo,
Y soy del firmamento poesía!

Al paso que la luna declinaba,


Y al ocaso fulgente descendía
Con lentitud, la sombra se extendía
Del Popocatépetl, y semejaba
Fantasma colosal. El arco oscuro
A mí llegó, cubrióme, y su grandeza
Fue mayor y mayor, hasta que al cabo
En sombra universal veló la tierra.

Volví los ojos al volcán sublime


Que velado en vaporosa transparentes,
Sus inmensos contornos dibujaba
De occidente en el cielo.
Gigante del Anáhuac! ¿cómo el vuelo
De la edades rápidas no imprime.
Alguna huella en tu nevada frente?
Corre el tiempo veloz, arrebatando
Años, siglo como el norte fiero
Precipita ante sí la muchedumbre

– 115 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

De las olas del mar. Pueblos y reyes


Viste hervir a tus pies, combatían
Cual hora combatimos, y llamaban
Eternas sus ciudades, y creían
Fatigar a la tierra con su gloria.
Fueron: de ellos no resta ni memoria.
¿Y tú eterno serás? Tal vez un día
De tus profundas bases desquiciado
Caerás; abrumará tu gran ruina
Al yermo Anáhuac; alzáranse en ella
Nuevas generaciones, y orgullosas
Que fuiste negarán....
Todo parece

Por ley universal. Aun este mundo


Tan bello y tan brillante que habitamos,
Es el cadáver pálido y deforme
De otro mundo que fue...
En tal contemplación embebecido
Sorprendióme al sopor. Un largo sueño
De glorias engolfadas y perdidas
En la profunda noche de los tiempos.
Descendió sobre mí. La agreste pompa
De los reyes aztecas desplegóse
A mis ojos atónitos. Veía
Entre la muchedumbre silenciosa
De emplumados caudillos levantarse
El déspota salvaje en rico trono,
De oro, perlas y plumas recamado;
Y al son de caracoles belicosos

– 116 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

Ir lentamente caminando al templo


La vasta procesión, do la aguardaban
Sacerdotes horribles, salpicados
Con sangre humana rostros y vestidos.
Con profundo estupor el pueblo esclavo
Las bajas frentes en el polvo hundía,
Y ni mirar a su señor osaba,
De cuyos ojos férvidos brotaba
La saña del poder.
Tales ya fueron
Tus monarcas, Anáhuac, y su orgullo:
Su vil superstición y tiranía
En el abismo del no ser se hundieron.
Si, que la muerte, universal señora,
Hiriendo a par al déspota y esclavo,
Escribe la igualdad sobre la tumba.
Con su manto benéfico el olvido
Tu insensatez oculta y tus furores
A la raza presenta y la futura.
Esta inmensa estructura
Vió a la superstición más inhumana
En ella entronizarse. Oyó los gritos
De agonizante víctima, en tanto
Que el sacerdote, sin piedad ni espanto,
Les arrancaba el corazón sangriento;
Miró el vapor espeso de la sangre
Subir caliente al ofendido cielo
Y tender en el sol fúnebre velo
Y escuchó los horrendos alaridos
Con que los sacerdotes sofocaban

– 117 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

El grito del dolor.


Muda y desierta
Ahora te ves, Pirámide. ¡Más vale
Que semanas de siglos yazcas
Y la superstición a quien serviste
En el abismo del infierno duerma!
A nuestro nietos últimos, empero
Sé lección saludable; y hoy al hombre
Que ciego en su saber fútil y vano
Al cielo, cual Titán, truena orgulloso
Sé ejemplo ignominioso
De la demencia y del furor humano.-

Diciembre 1820.

– 118 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

Niágara
Templad mi lira, dádmela, que siento
En mi alma estremecida y agitada
Arder la inspiración. Oh! cuanto tiempo
En tinieblas pasó, sin que mi frente
Brillase con su luz..! Niágara undoso,
Tu sublime terror solo podría
Tornarme el don divino, que ensañada
Me robó del dolor la mano impía.
Torrente prodigioso, calma, calla
Tu trueno aterrador: disipa un tanto
Las tinieblas que en torno te circundan;
Déjame contemplar tu faz serena,
Y de entusiasmo ardiente mi alma llena.
Yo digno soy de contemplarte: siempre
Lo común y mezquino desdeñado,
Ansié por lo terrífico y sublime.
Al despeñarse el huracán furioso.
Al retumbar sobre mi frente el rayo,
Palpitando gocé: vi al Oceano
Azotado por austro proceloso,
Combatir mi bajel, y ante mis plantas
Vórtice hirviendo abrir, y amé el peligro.
Mas del mar la fiereza
En mi alma no produjo
La profunda impresión que tu grandeza.

Sereno corres, majestuoso; y luego,


En áspero peñazco quebrantado,

– 119 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

Te abalanzas violento, arrebatado,


Como el destino irresistible y ciego.
¿Qué voz humana describir podría
De la sirte rugiente
La aterradora faz? El alma mía
En vago pensamiento se confunde
Al mirar esa férvida corriente,
Que en vano quiere la turbada vista
En su vuelo seguir al borde oscuro
Del precipicio altísimo: mil olas,
Cual pensamiento rápidas pasando,
Chocan, y se enfurecen,
Y otras mil y otras mil ya las alcanzan,
Y entre espuma y fragor desaparecen.

Ved! Llegan , saltan! El abismo horrendo


Devora los torrentes despeñados.
Crúzanse en él mil iris, y asordados
Vuelven los bosques el fragor tremendo
En las rígidas peñas
Rómpese el agua: vaporosa nube
Con elástica fuerza
Llena el abismo en torbellino,
Sube, gira entorno, y al eter
Luminosa pirámide levanta,
Y por sobre los montes que le cercan
Al solitario cazador espanta.

Mas ¿qué en ti busca mi anhelante vista


Con inútil afán? ¿por qué lo miro?

– 120 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

Al rededor de tu caverna inmensa


Las palmas ¡hay! Las palmas deliciosas
Que en las llanuras de mi ardiente patria
Nacen del sol a la sonrisa, y crecen,
Y al soplo de las brisas del Océano,
Bajo un cielo purísimo se mecen?

Este recuerdo a mi pesar me viene...


Nada, ¡oh Niágara! Falta tu destino,
Ni otra corona que el agreste pino
A tu terrible majestad conviene.
La palma y mirto y delicada rosa,
Muelle placer inspiren y ocio blando
En frívolo jardín: a ti la suerte
Guardo mas digno objeto, mas sublime.
El alma libre, generosa, fuerte,
Viene, te ve, se asombra,
y aun se siente elevar cuando te nombra.

Omnipotente Dios! En otros climas


Vi monstruos excerables
Blasfemando tu nombre sacrosanto,
Sembrando error y fanatismo impío,
Los campos inundar con sangre y llanto,
De hermanos atizar la infanda guerra,
Y desolar frenéticos la tierra.
Vilos, y el pecho se inflamo a su vista
En gran indignación. Por otra parte
Vi mentidos filósofos, que osaban
escrutar tus misterios, ultrajarte,

– 121 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

y de impiedad el lamentable abismo


A los míseros hombres arrastraban.
Por eso te busco mi débil mente
En la sublime soledad: Ahora
Entera se abre a ti, tu mano siente
En esta inmensidad que me circunda
Y tu profunda viz hiere mi seno
De este raudal en el eterno trueno.

Asombroso torrente!
Como tu vista el ánimo enajena
Y de terror y admiración me llena!

¿Dó tu origen está? ¿Quién fertiliza


Por tantos siglos tu inexhausta fuente?
¿Qué poderosa mano
Hace que al recibirte
No rebose en la tierra el Océano?

Abrió el señor su mano omnipotente;


Cubrió su faz de nubes agitadas,
Dio su voz a tus aguas despeñadas,
Y ornó con su arco tu terrible frente,
Ciego, profundo, infatigable, corres,
Como el torrente oscuro de los siglos
En insondable eternidad...!Al hombre
Huyen así las ilusiones gratas,
Los florecientes días,
Y despierta al dolor...!ay ¡ agostada
Yace mi juventud; mi faz marchita;

– 122 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

Y la profunda pena que me agita


Ruga mi frente de dolor nublada,

Nunca tanto sentí como este día


Mi soledad y mísero abandono
Y lamentable desamor... ¿Podría
En edad borrascosa
Sin amor ser feliz? Oh¡ si una hermosa
Mi cariño fijase,
Y de este abismo al borde turbulento
Mi vago pensamiento
Y ardiente admiración acompañándose!
Cómo gozara, viéndola cubrirse
De leve palidez , y de ser mas bella
En su dulce terror, y sonreírse
Al sostenerla mis amante brazos...
Delirios de virtud... Ay! Desterrado,
Sin patria, sin amores
Solo miro ante mi llanto y dolores!

Niágara poderoso!
Adiós! adiós! Dentro de pocos años
Ya devorado habrá la tumba fría
A tu débil cantor. Duren mis versos
Cual tu gloria inmortal! Pueda piadoso
Viéndote algún viajero,
Dar un suspiro a la memoria mía!
Y al abismarme Febo en occidente,
Feliz yo vuele do el Señor me llama,

– 123 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

Y al escuchar los ecos de mi fama,


Alce en las nubes la radiosa frente.

Junio 15 1824.

– 124 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

Epístola al ciudadano Andrés Quintana Roo


¿Por qué despiertas, caro Andrés, ahora
La voz del canto en mi afligido pecho?
Huyeron. ¡ Ay!, a no volver los días
En que benigna la celeste musa
Férvida inspiración me prodigaba
Para cantar amores inocentes
O del saber y Libertad las glorias.

En los campos bellísimos de Cuba,


Entre sus cocoteros y sus palmas,
Yace muda tal vez la ebúrnea lira
Que allí pulsó mi juventud fogosa
Más tú lo quieres; y aunque torpe, frío,
Mi labio cantará , que en lazo puro
Ligónos la amistad inalterable:
Cuando la usurpación tronaba fiera,
Apoyada en el hierro y los delitos,
Los dos entonces combatirla osamos,
Con fuerza desigual; y por tu canto
Noble, inspirado, resonó en mi lira
Himno de honor a tu proscripta gloria.
En tanto decenviros inhumanos,
Apóstoles de error y tiranía
Viles fundaban infernal imperio
De calumnia, traición y asesinato,
De reinar instrumentos; ya los vimos
Adquirir en contrato ignominioso
La cabeza de un héroe; y sus verdugos

– 125 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

A lentos tribunales bárbaro a las leyes.


Corrió la sangre; desplegó sedienta
La dilación sus ominosas alas,
Y provocó, para notar traidora
De las víctimas , tristes el despecho.
Las querellas, el llanto, los suspiros.

Colmóse aqueste cáliz, y del crimen


Vengador, aunque lento, inevitable,
Tronó por fin el indignado cielo.
El hijo de Mavorte y la fortuna,
Que en la margen del Pánuco gloriosa
Al ibero invasor ha poco hacía
Morder, muriendo, la salobre arena,
De libertad el estandarte sacro
A los aires desplega; ya vencido
Ya vencedor, combate doce lunas
Del pueblo capitán: sangre a torrentes
Riega de Anáhuac los feraces campos,
Hasta que por su base desquiciada,
La colosal usurpación impía
Con fragoroso estrépito desciende.

Entonces nuestras almas abatidas


Iluminó benéfica esperanza,
Como entre nubes en Oriente ríe,
Precusora del sol, cándida estrella.

¿Lo recuerdas, Andrés? Tú me excitabas


Al celebrar el venturoso día,

– 126 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

Y aun el mismo adalid en tus hogares,


De admiración universal objeto,
Para apurar el cáliz de fortuna
Pidió a mi lira de victoria el canto.
Yo, yo también, alucinado entonces,
Quise cantar, mas la rebelde musa,
Présaga fiel de males venideros,
Prestar no quiso inspiración al labio.
Por todas partes proclamar se oía
De la razón el adorable imperio...
¡Fútil, vana esperanza! El despotismo,
Aunque menos feroz y sanguinario,
Volvió a tender su abominable cetro,
Confundiendo a culpados e inocentes
En ostracismo bárbaro; furiosa
Tronó doquier la pérfida venganza;
Organízose destructor sistema
De explotación y de rapiña infame
Y holláronse del hombre los derechos.
Empero el mismo jefe, cuyo brazo
De los tiranos desarmó la furia,
Impuso dique el popular torrente,
Prometiéndonos régimen estable
De Paz, concordia, libertad y leyes.
Mas luego audaz en dictador se erige,
Cuando falaz, impúdica lisonja
De Washington glorioso, le apropiaba
La pura, noble celestial grandeza.

– 127 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

Perturbador eterno de su patria,


Ciego campeón, de la virtud o el crimen,
Por ansia de mandar, feliz soldado,
Sin genio ni virtud, nunca su mente
Del patriotismo iluminó la llama:
Imprudente, ligero, voluptuoso,
Adorador no más de la fortuna,
Pérfido, ingrato, débil, sostenido
En la ardua cumbre del poder supremo
Por odio universal que menosprecia,
En enigma profundo, pavoroso.

¿Será posible que en la muda noche


No turbe su descanso la presencia
De quince mil espectros, inmolados
Por él la libertad, y que le piden
Cuenta espantosa de su sangre? En vano
La despreciable adulación incensa
Sus yerros y delitos: en la Historia
El brillará, pero con luz sombría,
Y su musa imparcial darále asiento
Cual infausto, motífero cometa;
Entre Mario tal vez y Catilina.
Ante su torvo ceño se desploman
Los templos de Minerva, y los reemplaza
Una torpe, decrépita estructura,
Deposita caduco, monumento
De diez siglos de error, en cuyas torres
Vuela, insultando a la razón humana,
Del goticismo bárbaro la enseña.

– 128 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

Legisladores sin misión, vendidos


A servidumbre dura y afrentosa,
Atropellan frenéticos la santa
Majestad inviolable de las leyes,
Para erigir el execrado solio.
Donde al saber y libertad proscriban,
En insolente alianza coligados,
La profanada cruz y el hierro impío,
El bien común y las sagradas leyes
A la ambición sacerdotal se inmolan:
El insano, expirante fanatismo
Rugiendo ante la luz, ya reanimado
Vuelve a tronar: y estúpidos reprimen
La libertad del pensamiento humano
El duro potro y la voraz hoguera.

¿Y el opulento Anáhuac para siempre


Será ludibrio y compasión del orbe!
Después que con esfuerzo generoso
Y torrentes de lágrimas y sangre
Destrozó del ibero el torpe yugo,
¿Habrá de ser irremediable presa
¿Habrá de ser irremediable presa
De vil superstición y tiranía,
O anárquico furor? Desesperado
Como el sublime historiador de Roma,
Tal vez me inclino a blasfemar, y pienso
Que cual nave sin brújula ni carta,
En turbio mar sin fondo y sin orillas,
El hombre vaga, y que inflexible, sorda,

– 129 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

Ciega fatalidad preside al mundo.

¡Sagrada Libertad!, Augusta diosa,


Del cielo primogénita, del orbe
Decoro, gloria y bendición; mi pecho
Te idolatró desde la simple infancia;
Por ti supe luchar con los tiranos
Adolescente aún, y fiel contigo
Me desperté de mi oprimida patria,
Legislador en turbulentos caos
Fortuna seductora me brindaba
La omnipotencia bárbara del crimen;
Más yo rehuséla: con aliento inútil
Defendí tus derechos, y constante
De la silla curul bajé gozoso
Por no violar tus sacrosantos leyes.
A pesar de los crímenes y males
A que, inocente, de pretexto sirves,
Yo te idolatro: pasan los delitos,
Y en ti mi fé subsiste inalterable .
La demagogia furibunda brama
Profanando tu nombre, cual calumnian
Superstición y fanatismo al cielo.
Mas a tiranos viles y facciosos
Devora el tiempo audaz, y tú serena
Sobre sus tumbas inmortales sonríes.
Perdona, Andrés, si tétrica mi lira
En vez de afectos plácidos te envía
De nuestros tiempos el horrible cuadro.

– 130 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

Huyamos este suelo delicioso,


Que de celeste maldición objeto,
Es ¡ay! al genio, a la virtud infausto.
La industria de los hombres, la rudeza
Puede vencer de inhospitales climas
No de inmortalidad y de ignorancia
El pavoroso destructor imperio.
En las rocas helvéticas y nieves,
Y en el vecino Septentrión helado,
Cubren , fecundan a felices pueblos
De libertad las olas protectoras.
Allá volar anhelo: las orillas
Del Delaware, el Hudson y el Potómac
Asilo me darán , seguro puerto,
Do lejos de tiranos y facciosos,
Bajo el imperio de las leyes, viva
Feliz, tranquilo, ni señor ni esclavo

1835

– 131 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

Himno del desterrado


Canción escrita a la vista de las costas septentrionales de Cuba el 7 de
septiembre de 1825.

Reina el sol., y las olas serenas


corta en torno la prora triunfante,
y hondo rastro de espuma brillante
va dejando la nave en el mar.
¡Tierra! Claman, y ansiosos miramos
al confín del sereno horizonte,
y a lo lejos descúbrese un monte..
le conozco ... Ojos tristes ¡llorad!
Es el pan ...En su falda respiran
el amigo más fino y constante,
mis amigas preciosas, mi amante...
¡Qué tesoros de amor tengo allí!
Y más lejos , mis dulces hermanas,
y mi madre, mi madre adorada,
de silencio y dolores cercada
se consume gimiendo por mi.
Cuba, Cuba, que vida me diste.
dulce tierra de luz y hermosura
¡cuánto sueño de gloria y ventura
tengo unido a tu sueño feliz!
Y te vuelvo a mirar ... ¡Cuán severo
hoy me oprime el rigor de mi suerte!
La opresión me amenaza con muerte
en los campos do al mundo nací:
Mas ¿qué importa que truene el tirano?

– 132 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

Pobre sí, pero libre me encuentro:


sólo el alma del ama es el centro:
¿qué es el oro sin gozo ni paz?
Aunque errante y proscripto me miro.
y me oprime el destino severo,
por el cetro del déspota ibero
no quisiera mi suerte trocar.
Pues perdí la ilusión de la dicha.
dame ¡oh gloria! Tu aliento divino.
¿Osaré maldecir mi destino,
cuando aún puedo vencer o morir?
Aún habrá corazones en Cuba
que me envidien de mártir la suerte,
y prefieran espléndida muerte
a su amargo azorozo vivir.
De un tumulto de mares cercado
el patriota , inmutable y seguro,
o medita en el tiempo futuro,
o contempla en el tiempo que fué.
Cual los Andes de luz inundados
a las nubes superan serenos;
escuchando a los rayos y truenos
retumbar hondamente a su pie.
¡Dulce Cuba! En tu seno se miran
en su grado más alto y profundo,
la belleza del físico mundo.
los horrores del mundo moral .
Te hizo el cielo la flor de la tierra
más la fuerza y destino ignoras,
y de España en el déspota adoras

– 133 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

al demonio sangriento del mal.


¿Ya qué importa que el cielo te tiendas
de verdura perenne vestida,
y la frente de palmas ceñida
a los besos ofrezcas del mar,
si el clamor del tirano insolente,
del esclavo al gemir lastimoso,
y el crujir del azote horroroso
se oye solo en tus campos sonar?
Bajo el peso del vicio insolente
la virtud desfallece oprimida,
y a los crímenes y oro vendida
de las leyes la fuerza se ve,
Y mil necios de grandes se juzgan
con honores al peso comprados,
al tirano idolatran , postrados
de su templo sacríleo al pie,
¿A la sangre teméis ...? En las lides
vale más derramarla a raudales
que arrastrarla en tus torpes canales
entre vicios y angustias y horror.
¿Qué tenéis? Ni aún sepulcro seguro
en el suelo infelice cubano.
¿Nuestra sangre no sirve al tirano
para abono del suelo español?
Vale más a la espada enemiga
presentar el impávido pecho.
que yacer de dolor en un lecho,
y mil muertes muriendo sufrir.
Que la gloria en las lides sostiene

– 134 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

el ardor del patriota constante,


y circunda con su halo brillante
de su muerte el momento feliz.
Al poder el aliento se oponga,
y a la muerte contraste la muerte:
la constancia encadena la suerte:
siempre vence quien sabe morir.
Enlazemos un nombre glorioso
de los siglos al rápido vuelo:
elevemos los ojos al cielo
y a los años que están por venir.
Si es verdad que los pueblos no pueden
existir sino en dura cadena.
y que el cielo feroz los condena.
a ignominia eternal y opresión:
de verdad tan funesta mi pecho
el horror melancólico abjura,
por seguir la sublime locura
de Washinton y Bruto y Caton.
¡Cuba! Al fin te veras libre y pura
como el aire de luz que respiras,
cual las hondas hirvientes que miras
de tus playas la arena besar.
Aunque viles traidores le sirvan .
del tirano es inútil la saña,
que no en vano entre Cuba y España
tiende inmenso sus olas el mar.

– 135 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

Dedicatoria de mis poesías eróticas a mi esposa


Cuando en mis venas férvidas ardía
La fiera juventud, en mis canciones
El tormentoso afán de mis pasiones
Con llanto amargo de dolor vertía
Hoy a ti lo dedico, esposa mía,
Cuando el amor más libre de ilusiones
Halaga nuestros puros corazones
Y sereno y de paz me luce el día.

Bien como en medio a turbulentos mares


El triste navegante al cielo implora
Cuando la aqueja la tormenta grave;
Y libre de naufragio, en los altares
Consagra humilde a la deidad que adora
Las húmedas reliquias de su nave.

– 136 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

A mi madre
(Que me llama a Cuba con motivo de la Amnistía dada por la Reina de
España
I
«Ven otra vez a mis brazos
- me dices con tierno anhelo:-
dale a mi alma este consuelo,
que la tengo hecha pedazos!

Muévete las ansias mías,


mi gemir y mi llorar,
y consuelo venme a dar,
hijo, en mis últimos días;

Porque es terrible aflicción


Pensar que en mi hora postrera
No pueda verte siquiera
Y echarte mi bendición!»

—Ay, triste ¡con que agonía,


y con que dolor tan hondo
a tu súplica respondo
que no puedo, madre mía!

Que no puedo, que no quiero,


porque, entre deber y amor,
me enseñaste que el honor
ha de ser siempre primero;
y yo sé que mal cayera
tu bendición sobre mí

– 137 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

si al decirte “Veme aquí”


sin honor te lo dijera.
II
Pisar mi cubano suelo,
y oír susurrar sus brisas
que son ecos de las risa
de los ángeles del cielo;
alrededor de la ciudad,
ver los grupos de palmares
cual falanges militares
de la patria libertad;
ver desde la loma el río,
sierpe de plata en el valle,
y entrar por la alegre talle
donde estaba el hogar mío;

pasar el umbral , y luego...


no encuentro frase que cuadre...
echarme en tus brazos , madre,
loco de placer y ciego!

Volver a tus brazos ...¡ay!


Para pintar gozo tanto
ni pincel, ni arpa, ni canto,
ni nada pienso que hay!
Porque hasta en mis sueños siento
tan inmenso placer,
que al fin me llego a poner
el corazón en tormento;
y si expresártelo a ti

– 138 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

fuerza fuera, madre mía,


solamente Dios podría
decir lo que pasa en mi.

III
Pero, ¡ay, madre! Que apenas
oigo tu voz que bendice
oiré otra voz que maldice...
¡la voz de Cuba en cadenas!

Dolorosa voz de trueno


que gritará sin cesar;
«Cobarde ¡ven a brindar
con la sangre de mi seno!»
Y al ir a estrechar la mano
del hombre que en otro día
me respetaba y oía
como patriota y hermano.

Sentiré aquel tacto frío


de la suya , que me dice

que su corazón maldice


la debilidad del mío;
y cualquier dedo, el más vil,
contra mí alzarse podrá,
y con razón me dirá
«Bienvenido a tu redil»

Al verme en vergüenza tanta ,


pobre apóstata cubano,

– 139 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

– 140 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

1. Convocatoria del Gobernador del Estado de México Lorenzo de Zavala a


elección de Diputados Locales y Federales con fecha 2 de enero de 1833.

AHEM/555/V.31/EXP.1/1833/14.FS

– 141 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

Lista de los Ciudadanos que han sido nombrados Diputados a la Legislatura


del Estado Libre y Soberano de México.

AHEM/555/V.31/EXP.120/1833/94.FS/002

– 142 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

Notificación de José María Heredia donde hace constar que esta en su poder
la Credencial que lo acredita como legislador.

AHEM/555/V.31/EXP.120/1833/94.FS/007

– 143 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

Excelentísimo Señor

Queda en mi poder la credencial en que consta haber sido electo diputado a


la legislatura del Estado para el cuatrienio inmediato y que sirvió remitirme
vuestra excelencia.

Dios y Libertad Toluca feberero12 de 1833.

José María Heredia

Eximo. señor Presidente de la junta


electoral del Estado E.

– 144 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

Lista de Comisiones del Congreso. Heredia como miembro de las Comisiones


de
_Justicia, Negocios Económicos y Legislación
_Instrucción
_Corrección de Estilo

Biblioteca “José María Luis Mora”, del Poder Legislativo del Estado de México

– 145 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

Documento rubricado por Heredia solicitando el acta original de las últimas


elecciones de Diputados.

A.H.E.M./555/V.31/EXP.20/1833/94.F/14

– 146 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

Excelenticímos Señores

Febrero 20 de 1833
Remítase en cuanto el
Libro que se
Quiere.

La comisión de poderes necesita tener a la vista la acta original de la junta


electoral celebrada en esta ciudad el día 2 del corriente y en tal virtud pedimos
a vuestra excelencia se sirva mandar se nos remita inmediatamente, en el
concepto que será devuelta tan luego como lleve el objeto con que la pide
dicha comisión.

Dios y libertad Toluca, febrero 20 de 1833.

Firma José María Heredia Diputado Francisco S. Iriarte


D. S. Diputado Secretario

– 147 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

Solicitud al gobierno del Estado para que se presente en la Asamblea


Legislativa

AHEM/555/V.31/EXP.120/1833/94.FS/011

– 148 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

Excelentísimo Señor

Marzo 1 de 1833
que concurrirá a
la hora que se cita.

El congreso ha dispuesto que ha las 12 horas de la mañana de hoy concurra


el gobierno al salón de sus sesiones conforme lo disponle articulo 65 de la
constetación para solemnizar el acto de la clausura de las extraordinarias en
que há estado ocupado; á cuyo fin lo avisamos a vuestra excelencia para su
inteligencia.

Dios y libertad Toluca marzo 1 de 1833.

José María Heredia Francisco S. Iriarte


Diputado Secretario Diputado Secretario.

– 149 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

Diputado José María Heredia y Heredia como miembro de la Junta Inspectora


del Instituto Literario del que posteriormente sería Director.

A.H.E.M./ICL/V.I/199,FS.23

– 150 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

– 151 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

EXCELENTÍSIMO SEÑOR

Marzo 19 1833
Enterado

Ayer se reunieron conforme a la ley de 18 de febrero de 1828, los individuos


de que se compone la junta inspectora del instituto literario, y después de
electos el presidente y secretarios de la suprema directora a lo que sin merito
fuimos llamados los que subscribimos, se procedió al nombramiento de
tesorero y de los quince que han de componer la junta inspectora, resultando
llamados para tesorero el señor diputado don Joaquín Valdez; y para vocales
de dicha junta los señores don José María Franco, don Félix María Aburto,
don José Manuel González Arratia, Don Francisco Herrera, don Antonio
Escudero, don Ignacio Aguilera, don Pedro Guadarrama, Don Mariano
Ariscorreta, don Ramón Gamboa, don José María Heredia, don José Vicente
Páez, don José María Rosas, don José Rafael González Arratia, don Ignacio
Dávila, y don Joaquín Bars.

Los que tenemos el honor de participar a vuestra excelencia ofreciéndole


nuestra distinguida consideración y aprecio.
Dios y Libertad Toluca y marzo 13 de 1833.
Ramón García
Presidente
JOSÉ DEL VILLAR FRANCISCO RUANO
SECRETARIO SECRETARIO

Excelentísimo Señor Gobernador del Estado.

– 152 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

Notificación a José María Heredia y Heredia y al gobierno de que


en Sesión secreta extraordinaria de 3 de julio de 1833 se admitió la
dimisión de José María Heredia como Diputado.

A.H.E.M./555/V.31/EXP.20/1833/94.F/40

– 153 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

EXCELENTÍSIMO SEÑOR

Julio 3 1833
transcritaré al señor
José María Heredia
para su crecimiento
y gobierno y constatare.

En sesión secreta extraordinaria de hoy acordó el congreso lo siguiente:


“Se admite al ciudadano José María Heredia la dimisión que hace del cargo
de Diputado”
Lo comunicamos a Vuestra Excelencia para su inteligencia noticia del
interesado y demás fines consiguientes.

Dios y Libertad Toluca julio 3 del 1833.

Mariano Ariscorreta José R. González


Diputado Secretario Diputado Secretario

Excelentísimo Señor Gobernador del Estado.

– 154 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

Acuerdo de la Sesión del Congreso del 12 de agosto de 1833 nombrando al


segundo suplente del Congreso, Manuel Robredo para que entre en
funciones en lugar de José María Heredia y Heredia.

A.H.E.M./555/V.31/EXP.20/1833/94.F/044

– 155 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

EXCELENTÍSIMO SEÑOR

AGOSTO 12 1833
El transcriba
se al segundo
suplente para que
en consecuencia se
presenta hoy a presentar
el juramento.

En la sesión de hoy acordó el congreso lo siguiente:

“Se mandará al segundo suplente para que entre a funcionar en lugar del
señor Heredia”.
“Lo comunicamos a vuestra excelentísima para los fines consiguientes, en el
concepto de que el suplente lo es el ciudadano Manuel Robledo”

Dios y Libertad Toluca agosto 11 de 1833.

Mariano Ariscorreta. José R Gózales.


Diputado Secretario Diputado Secretario

Excelentísimo Señor Gobernador del Estado

– 156 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

. Acuerdo del Congreso para darle voz a José María Heredia y Heredia desde
la Barra y que participe en la discusión del Proyecto de Código Penal con
fecha agosto 21 de 1833.

A.H.E.M./555/V.31/EXP.20/1833/94.FS/052

– 157 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

EXCELENTÍSIMO SEÑOR

Agosto 22 1833
transcribiré del señor Heredia
para la función que se a necesaria
contestaré lo acordado.

En reunión de hoy acordó el congreso lo siguiente.

“Se concederá voz al señor Heredia desde la barra para que se sostenga en la
discusión el proyecto de código penal presirviéndole concurra en los días
señalados”.

L o comunicamos a Vuestra Excelencia para que disponga que desde la reunión


de mañana se presente el señor Heredia en el salón del congreso.

Dios y Libertad Toluca Agosto 22 de 1833.

Joaquín Solórzano Félix María Aburto


Diputado Secretario Diputado Secretario

Excelentísimo señor Gobernador del Estado.

– 158 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

Comunicación de José María Heredia y Heredia Donde solicita se le exonere


de la participación en la discusión del código Penal con fecha 23 de agosto
1833.

– 159 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

A.H.E.M./555/V.31/EXP.20/1833/94.F/054

– 160 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

EXCELENTÍSIMO SEÑOR

Agosto 23 1833

Transcribiré al congreso
como resultado de su
acuerdo del día 21 del presente.

Ayer a las cuatro y medía de la tarde se me entregó el oficio de Vuestra


Excelencia en que me transcribe el de los señores secretarios del H. congreso,
por el que se me llama a las discusiones del código penal.

Sin que se entienda que es mi ánimo rehusar mi cooperación cualquier trabajo


útil al Estado, suplico a Vuestra Excelencia se sirva manifestar a la H.
Legislatura que mi quebrantada salud y las ocupaciones que me impone mi
actual laborioso destino, casi me imposibilitan para llevar sus deseos.

Además no teniendo facultades para reformar, modificar, o redactar de nuevo


los artículos a que se hagan objeciones, es claro que mi presencia en mi
discusión debe ser casi del todo inútil, y si muy gravosa para mi.

Por lo mismo suplico al H. Congreso se digne exonerarme de la expresada


concurrencia a las sesiones, un perjuicio de obedecer desde luego sus ordenes.

Dios y Libertad Toluca Agosto 23 de 1833.

José María Heredia

Excelentísimo Señor Gobernador del Estado.

– 161 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

– 162 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

Actas de la V Legislatura
del Estado de México
15 de febrero de 1833
a 1o. de marzo de 1833

– 163 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

– 164 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

V Legislatura Constitucional del estado Libre y Soberano de México


Instalada en 17 de febrero de 1833

ACTAS

En limpio de sus primeras sesiones extraordinarias

Día 15 de febrero de 1833

Primera Junta Preparatoria

Reunidos en el salón de sesiones del Congreso once señores de los que


deben componerlo bajo la presidencia del señor González Arratia (Don. J.
Manuel) por ser de los presentes el de mayor edad, conforme á lo prevenido
en el artículo octavo de la convocatoria de dos, del último enero; el expresado
señor Presidente declaró instalada la junta y manifestó la necesidad que habrá
para que se nombrase Secretario, en razón de no haberlo, por ser absoluta la
renovación de la Legislatura, y en consecuencia se procedió a la votación,
resultando electo el Señor Suárez Iriarte con diez sufragios, por uno que obtuvo
el señor Escudero.

– 165 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

El señor nombrado leyó en seguida la lista de los señores diputados,


según dispone el artículo 15 del Reglamento Interior del Congreso, y se diò
principio á la elección de individuos que debían componer las comisiones
revisoras de credenciales, haciéndose uno a uno por petición del señor
Heredia, que apoyó el señor Ariscorreta, fundado en la expeditación y mejor
claridad del acto, quedando nombrados para la primera, el señor Ariscorreta
con diez votos, por uno que sacó el señor Villár: el señor Heredia con diez por
uno que obtuvo el señor Suárez: y el señor Guadarrama con diez por uno que
tocó al señor Valdés. Para la segunda, el señor Escudero con siete sufragios
por cuatro que tuvo el señor Villagran: éste con diez por uno que resultó a
favor del señor Suárez, y el señor Villár con diez por otro que se diò también al
señor Suárez.
Concluido este acto expuso el señor Secretario que debían repartirse las
credenciales entre las comisiones excluyendo de la una las que pertenecieron
á miembros de la otra, para obsequiar el artículo cuarto del Decreto de 21 de
febrero de 1827.
Así se verificó dando a la primera comisión las credenciales de los señores
Villár, Villagran, Suárez, Aburto, González (Don José Manuel) y Escudero; y a
la segunda la de los señores Ariscorreta, Heredia, Macedo, Valdés, Guadarrama
y González (Don José Rafael).
El señor Ariscorreta manifestó que el artículo 15, citado ordena se pasen
las credenciales, actas y demás documentos relativos a la nueva elección, á
una comisión compuesta de diputados antiguos y que siendo ahora dos las
comisiones dudaba cual de ellas o si ambas encaminaban el acta de la junta
electoral.
El señor Suárez opinó porque a cada uno se pasase un testimonio; y que
abriesen separadamente su dictamen.
El señor Heredia contestó que era excusable lo propuesto por el señor
preopinante, supuesto que comprendiendo el acta a todos los señores
Diputados no podría presumirse que una comisión pudiera discutir de la otra

– 166 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

en su opinión, respecto á la validez de los actos de la Junta general, por lo


que entendía que una sola debiera revisarla.
El señor Ariscorreta dijo: que era difícil, pero no imposible que difiriesen
entre sí, pero que además como presidente de la primera, deseaba revisar por
sí mismo aquel documento con el fin de cubrir su responsabilidad.
El señor Suárez repuso: que según el espíritu de la Ley no debería ocuparse
una comisión de actos pertenecientes a los mismos que dictaminaron sobre
su legalidad, lo que podría suceder con la reunión propuesta, que ofendería
quizá también la delicadeza de los miembros que la componen.
El señor Villar dijo: que la unión se pretendía con el solo objeto de
examinar el acta y no las credenciales; por cuya razón no pulsaba
inconveniente en que así se verificara.
El señor Heredia dijo: que si las comisiones hallaban nulidades en los
trabajos de la Junta Electoral, ciertamente las manifestarían, sin que las
retrajere el interés personal de sus individuos, pues que si fuese atendible
este temor sería indispensable un cuerpo extraño que calificare todos los
actos.
Se preguntó á la Junta, si se unirían las dos comisiones con el sólo fin de
revisar las acta; resolvió por la afirmativa.
Se levantó la sesión.

FIRMAS

José Manuel González


Presidente

Fco. Suárez Iriarte


Secretario

– 167 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

– 168 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

– 169 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

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José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

– 171 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

– 172 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

Día 16 de FFebrero
ebrero de 1833

Segunda Junta Preparatoria

Leída y aprobada el acta de la sesión anterior, diò principio la primera


comisión revisora de credenciales con la lectura del Dictamen que entendió
sobre el particular.
Se puso a discusión en lo general, y declarado en estado de votar se
procedió á la particular de las proposiciones con que concluye, manifestando
el señor Ariscorreta, como presidente de la Comisión, que en cada una de
ellas había encontrándose en los individuos los requisitos que la Ley exige
para ser Diputado, así de vecindad, como de edad y bienes que deben poseer
para obtenerlos los que no habitan el territorio del Estado.
Fueron aprobadas sin discusión las dos siguientes proposiciones.
“1ª: Es válido y de aprobarse el nombramiento hecho por la Junta general
del Estado en la persona del ciudadano José del Villar y Bocanegra para tercer
Diputado propietario de la Honorable Legislatura que ha de funcionar en el
cuatrienio próximo”.
“2ª: Lo es igualmente el que recayó en la persona del ciudadano Rafael
María Villagrán para cuarto Diputado propietario de la misma Honorable
Legislatura”.
El señor Suárez dijo: que yéndose a tratar de la proposición que comprende
su aprobación debía salirse del salón por lo menos a la hora de la votación y
que en tal caso quedaría la Junta sin secretario; por lo cual pedía se nombrase
un suplente.
El señor Heredia dijo: que supuesto que se debía nombrar para el acto
en que los señores Diputados prestasen el juramento, opinaba que se hiciese
desde luego para que el electo supla la falta como la del momento que resulta
indispensablemente por la separación del Señor Secretario.

– 173 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

El señor Escudero dijo: que él debía funcionar en el acto del juramento


según la ley ha de ser propietario y no suplente: que por tanto sólo debía
nombrarse para substituir al señor Suárez.
El señor Ariscorreta contestó, que era indispensable el nombramiento
del secretario suplente para ambos actos, si se atiende á que en esta vez no
hay ni puede haber propietario alguno.
Preguntada la Junta si se nombraba el Secretario Suplente, se resolvió
por las afirmativas.
A petición del señor Escudero se hizo la votación nominal, y resultó electo
el mismo con diez votos por dos que obtuvo el Señor Macedo.
“3ª: Lo es asimismo el que se hizo de la persona del ciudadano Francisco
Suárez Iriarte para sexto Diputado propietario de la misma Legislatura”.
Aprobada.
Lo fue igualmente la que sigue: 4ª: Lo es del mismo modo el verificado
en la persona del ciudadano Félix Aburto para séptimo Diputado, propietario
de la mencionada legislatura».
El señor Suárez hizo presente, que según la práctica, el Señor Aburto
como el último que acaba de ser declarado Diputado, era el que debía presidir
la Junta para el sólo acto de votarse la proposición 5ª que pide la aprobación
del señor González Arratia (Don Manuel) que se halla presidiéndola.
Ahí se verificó, siendo aprobada la proposición referida que dice: «5ª: lo
es igualmente el que recayó en la persona del ciudadano Manuel González
Arratia para octavo Diputado propietario de la referida Legislatura».
También se aprobó la siguiente “6ª: lo es por último de la misma manera
el que se hizo del ciudadano Antonio Escudero para undécimo propietario,
Diputado de la misma Legislatura”.
El señor Escudero como presidente de la segunda Comisión revisora leyó
el dictamen respectivo en que consultando la aprobación de las credenciales
de los señores Ariscorreta, Guadarrama, Macedo, Villanueva, Valdés, González
Arratia (Don José Rafael) y Ramírez, por juzgarla con todos los requisitos

– 174 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

constitucionales, concluye pidiendo se declare no ser conforme a la ley


fundamental del Estado la elección que recayó en el señor Heredia para
segundo Diputado.
Puesto a discusión el dictamen en lo general, y declarado en Estado de
votar, se procedió a la particular de las proposiciones con que termina.
El señor Heredia dijo: que sería conveniente que la comisión reformara
el orden de las proposiciones para que la junta pudiese ocuparse
preferentemente de la que indica la invalidación de su nombramiento, a fin
de evitar que pueda decirse de nulidad a los actos de la misma Junta porque
intervenga en ellos un individuo que pueda resultar excluido.
El señor Escudero contestó que admitido en lo general el dictamen, no
podía ni debía reformar el orden de las proposiciones que en ellas, sólo ha
emitido su voto la comisión que desechará o admitirá la Junta, hasta cuyo
caso debe considerarse el señor Heredia como un miembro legítimo de ella;
no debiendo inducir vicios de ilegalidad la concurrencia del señor interesado
sino desde el momento en que pudiera ser declarada nula su elección.
Se preguntó a la Junta si salía del salón el señor Heredia y declarado por
la negativa fueron aprobadas las cinco siguientes proposiciones.
“1ª: Se aprueba la elección que recayó en el ciudadano Licenciado
Mariano Ariscorreta para primer Diputado del Honorable Congreso del Estado”.
“2ª: Igualmente se aprueba la elección del Décimo quinto Diputado
ciudadano Pedro Guadarrama”.
“3ª: Es legítima la elección del ciudadano Miguel Macedo Villanueva
decimosexto Diputado”.
“4ª: Lo es asimismo la del décimo séptimo Diputado ciudadano Joaquín
Valdés”.
“5ª: Se aprueba la credencial del ciudadano José Rafael González Arratia,
electo décimo noveno Diputado”.
“6ª: De la misma manera se aprueba el Décimo Octavo diputado
Ciudadano José Ramírez”.

– 175 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

El señor Escudero dijo: que aunque el señor Ramírez no se ha presentado


en la Junta, la Comisión recibió su credencial, y en la necesidad de consultar
su legalidad o ilegalidad definitivamente, lo hizo en pro por considerarlo con
los requisitos que la ley exige.
Fue aprobada la proposición.
“7ª: No es conforme a la Constitución del Estado la elección que recayó
en Don José Ma. Heredia para segundo Diputado”.
Inmediatamente que se concluyó la lectura de esta proposición, el señor
Heredia se salió del salón.
El señor Villar dijo: que con arreglo al artículo 16 del Reglamento interior,
debía presenciar la discusión, pues previene que se haga en concurrencia de
todos los vocales hasta que se declare en estado de votar y mucho más, si se
atiende a que pueden disiparse las dudas de la Comisión con nuevos datos
que alegue en su favor el señor interesado.
El señor Ariscorreta dijo: que siendo conforme á Reglamento, se llamará
inmediatamente por el señor Presidente, y así se verificó.
El señor Escudero dijo: que la Comisión se llenaba de amargura al
consultar la separación de un individuo recomendable por su mérito y sacrificio
a la libertad, y creyendo, que sólo de este modo daba cumplimiento a las
leyes según los datos que se le presentaban, no podía menos que pedir su
exclusión, o que se desvaneciesen las fuertes dudas que le ocurrían para
reputar invalida la elección que se cuestionaba. A este objeto interesante se
invitó oficialmente al señor interesado para que hiciese saber su naturalización
y demás circunstancias que exige el artículo 18 de la Constitución para ser
ciudadano del Estado. Contestó que en los años de 1819 y 20 estuvo
avecindado en México y cuando en febrero de 1821, marchó a la Isla de Cuba,
por asuntos de familias, quedó comprendido en las prevenciones del Plan de
Iguala cuyo artículo 12 declaró Ciudadano Mexicano a todos los habitantes
de su territorio: que a él volvió antes de que se cumpliesen los cinco años,
que para perder la ciudadanía requiere el artículo 24 de la Constitución

– 176 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

Española vigente en esta parte: que el Gobierno general lo colocó desde luego
en la primera Secretaría de su Despacho y en 1827, fue nombrado Juez de
Distrito de Veracruz, para cuyo empleo exige el artículo 144 de la Constitución
General, no sólo naturalización, sino Ciudadanía: que este nombramiento
fue reclamado en la Cámara de Senadores, cuya sección del gran jurado
declaró no haber lugar, en virtud de las razones, que tuvo presente, a la
formación de causa al Secretario que intervino en su nombramiento para el
juzgado: que el senado lo declaro y reconoció como Ciudadano Mexicano, y
subsistente su elección para Juez de Distrito cuyo empleo renunció
posteriormente por un efecto de delicadeza; y que la Ley general sobre
naturalización fue muy posterior a la Constitución del Estado, la que por lo
mismo al hablar de individuos naturalizados en tiempo presente, sólo pudo
referirse á los que lo estaban antes de la citada ley.
En consecuencia la Comisión en vistas de lo expuesto discutió entre sí
con meditación y escrupulosidad las razones que pudieran favorecer o invalidar
la elección del señor Heredia, y el Presidente tiene la desgracia de ser el
órgano por donde puedan llegar á la Junta las que determinan a la Comisión
á no juzgar desvanecidas sus dudas y reproducir su dictamen. Si es cierto
que el Plan de Iguala, consideró Ciudadanos Mexicanos a todos los extranjeros
que se adhirieron a él existiendo en la Nación Mexicana, también lo es que
ese mismo plan no pudo tener fuerza de ley hasta que recibió la sanción del
cuerpo legislativo y que el señor Heredia hasta el año de 1825 no regresó a
este país después de haber verificado su salida en febrero de 21, como asienta
en su misma exposición: que la Ley fundamental del Estado no consideró
vigente a la Española, y menos podría hacerlo con relación a los Derechos de
Ciudadanía, pues sólo quedó adoptada en partes mientras que llegó á
constituirse como lo estaba hoy. Si el Gobierno Federal lo nombró para el
Ministerio de Relaciones y Juzgado de Distrito de Veracruz, estos empleos no
exigen naturalidad, y además, no debe la Comisión por manera alguna
sujetarse a lo que el Gobierno General disponga en sus actos administrativos,

– 177 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

ni esto debilita las razones que forman su opinión, supuesto que el Estado
tiene su Constitución particular que es a la que ha de estarse. La Ley de 17 de
Mayo de 1830 en su artículo 1º declaró que no son Ciudadanos del Estado los
que siendo de origen extranjero y sin ser naturalizados en la República con
arreglo a las leyes han obtenido carta de Ciudadanía en el mismo Estado; y si
esta soberana determinación fue posterior a la del 26 de febrero de 1827, dejó
a ésta vigente en el respectivo supuesto que no fue revocada:
terminantemente declara Ciudadano del Estado el natural de la comprensión
de su territorio, el natural o naturalizado en cualquier punto de la República
Mexicana y vecino del Estado, y el que obtenga de su Congreso carta de
ciudadanía, cuyos requisitos indispensables no concurren en concepto de la
Comisión en el señor Heredia, y sobre lo cual este señor podría hacer
aclaraciones que deseaba la Comisión como sinceramente interesada en
conservar en el seno de la Legislatura un individuo tan digno de servir el alto
cargo que era llamado por la Junta general.
El señor Heredia expuso, que cuando pudiera manifestar en favor de su
elección sería interpretado por la maledicencia como esfuerzos de un
aspirantismo degradante, y que en consecuencia se retraía de exponer razón
alguna que sostuviese su elección, y antes bien resultó a cualquier sacrificio
primero que ha prestar el más ligero motivo de duda o interpretaciones
maliciosas que pudieran resultar en descrédito de la corporación que lo había
honrado, pedía se declarase inválido su nombramiento y se llamase al suplente
á quien correspondiese, bastándole la satisfacción de haber merecido la total
confianza de la Junta electoral. Se retiró del salón.
El señor Ariscorreta dijo: señor en la Isla de Cuba el señor Heredia rodeado
de viles satélites del tirano español, prestó servicios constantes y enérgicos á
la sagrada causa de la libertad: vióse sentenciado a muerte. Un asilo a los
libres se le presentó en la República de México: no vacila en adoptarla por su
patria: presta en ella servicios interesantes: se le encargan empleos
honoríficos que desempeña satisfactoriamente: talento, instrucción,

– 178 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

patriotismo, todo anuncia su utilidad en el Congreso, todo su firmeza para


sostener los derechos sacrosantos del pueblo. La Comisión no está
predispuesta en su contra, un celo laudable por la observancia de las leyes
produjo su dictamen; que se compela a este joven que ya disfruta reputación
de salir á desvanecer las dudas que se ofrecen. Un nuevo testimonio de
desprendimiento acaba de darnos: excita nuestra gratitud y formas hasta sin
oírlo nuestra indecisión. Se le hizo entrar.
El señor Ariscorreta excitó al señor Heredia con el objeto de que
manifestare los fundamentos que tuviere en apoyo de su nombramiento.
El señor Escudero hizo lo mismo añadiendo que la Comisión estaba
precisada á dictaminar sobre la credencial que ha dado motivo á la discusión:
que deseando el acierto de las deliberaciones de la Junta y no pudiendo sino
resolverse por la nulidad o validez de la elección, en lo que no conocía medio,
de pronto advierte dudas que lo disponen a opinar por la primera; pero desea
se deshagan se le eliminen para tener un particular gesto en retirar la
proposición que llena de sentimiento á sus autores.
El señor Suárez dijo: Me parece muy atendible lo expuesto por el señor
Heredia con relación al artículo citado del Plan de Iguala que consideró
Ciudadanos Mexicanos a los extranjeros residentes en la República: pues el
Decreto de 8 de Abril de 1833 que declaró insubsistente el mismo plan y
tratados de Córdoba sólo fue por lo respectivo á la forma de gobierno y á la
libertad en que la Nación debía quedar para constituirse.
El señor Heredia no ha sido procesado, no ha perdido la vecindad y está
comprendido en el repetido artículo del Plan de Iguala, luego se halla en
ejercicio de sus derechos como ciudadano Mexicano. Esta calidad y la de dos
años de residencia en el Estado bastaría á legalizar su elección; pero además
debe considerarse primero la Ciudadanía que la naturalización, y la Junta
aunque fuese cuestionable el artículo repetido del Plan de Iguala no tiene
hoy atribución ninguna legislativa para interpretarlo bajo cuyo concepto estoy
porque se deseche la proposición.

– 179 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

El señor Heredia hizo presente, que si había vuelto á presenciar una


discusión que tanto afectaba su delicadeza sólo era por el estímulo irresistible
que le ofrecían la buena disposición y excitaciones de la Junta para que lo
verificara: que sin que se entienda movido de un interés personal haría algunas
ligeras reflexiones con el solo objeto de esclarecer las razones que justifican
su elección: que no sólo la Comisión en el hilo de sus discursos lo ha
considerado como ciudadano Mexicano, al relatar lo acaecido en cuanto a
su nombramiento para Juez del Distrito de Veracruz, suceso anterior á la Ley
de naturalización sino que el Presidente de la República y el Senado lo
reputaron con las calidades exigidas por la Constitución; el uno al hacer su
nombramiento y el otro al declarar sin lugar la formación de causa contra el
Secretario que autorizó la providencia; que la citada ley tiene excepciones,
aun para los soldados de marina que sirven en clase inferior a la en que él
prestó sus servicios, pues por la residencia son tratados como ciudadano
Mexicano, y sin embargo no satisfecho consultó al Gobierno si era necesaria
su naturalización lo que le fue contestado negativamente: que el Plan de
Iguala desde el momento de su promulgación surtió todo su efecto: que la
Constitución Española está vigente en cuanto no ha sido derogada por Leyes
posteriores, y lo prueba el caso que se practica en la actualidad con la remisión
que ella previno los juzgados de listas y Estados trimestres comprensivos del
número de causas que despachan: y que no obstante lo expuesto desea se
declare la nulidad de su nombramiento; pues si sus amigos han podido
consultarla, en medio de la adhesión que profesan á su persona ¿que podría
esperar de sus enemigos, cuando por su amor a la libertad se ha visto ya
amenazado por el puñal asesino y perseguido de distintas maneras, si se
sube á un puesto en que una justa energía debe prescindir sus opiniones y
trabajos?.
El Sr. Villar contestó que la Comisión no ha podido considerarlo como
ciudadano, cuando no se halla naturalizado: que aun vigente el Plan de Iguala
no podía comprender al señor Heredia porque entonces se hallaba fuera de

– 180 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

la República, sin saberse si su salida, tuvo por objeto su establecimiento en


país extranjero; mayormente cuando en aquellas fechas era menor y se
hallaban sujeto a la patria potestad, en cuyo caso no podía ejercer los derechos
de ciudadano: que la Constitución Española en la parte que está vigente en
la Federación no tiene valor alguno en el Estado porque éste ya se halla
constituido, bajo reglas fijas.
El señor Suárez repuso que al tiempo de promulgarse el Plan de Iguala el
señor Heredia sólo tenía suspensos los derechos de ciudadano por ser menor
de edad cuya causa ha desaparecido al presente constituyendo en aptitud
por ejercerlos.
El señor Escudero dijo: que no podían tener suspenso unos derechos
que no se conocían pues a la fecha en que se promulgó el referido Plan de
Iguala no había ciudadanos porque estos fueron hijos de la Federación que
designaron esa facultad exclusiva de los Estados, y que el de México exige
para los suyos el requisito de naturalización que no tiene el señor Heredia
aunque sea vecino de él: que si el Gobierno del Estado opinó porque no le era
necesaria, la Comisión disidente en su opinión sobre este caso.
El señor Ariscorreta dijo: era de mucho peso la calificación del Gobierno,
porque estuvo apoyada en la que hizo el general de la Federación y la Cámara
de Senadores, en donde se debiera tener presentes todos los datos
indispensables a la resolución: que no puede negarse que el Plan de Iguala
obtuvo la aprobación nacional, como el de Zavaleta, por más que digan los
enemigos del actual orden de cosas, pues los pueblos lo han sancionado con
generalidad, y así como éste ha surtido todo su efecto debemos considerar
con igual valor á aquel por identidad de principios.
Después de una ligera discusión entre los señores Villar y Suárez se
declaró la proposición suficientemente discutida y fue desechada, salvando
su voto el señor Escudero.
Se procedió enseguida, al juramento, que verificaron los señores
Diputados haciéndola de dos en dos, y en todo conforme á lo que previene el
artículo 18, del Reglamento interior del Congreso.

– 181 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

Acto continuo se dio principio á la elección de Presidente, Vice-Presidente


y Secretario Propietario y Suplente, resultando nombrado el señor Ariscorreta
para el primer encargo con ocho votos por cuatro que obtuvo el señor Heredia.
Salió empatada la segunda votación por haber sacado el señor González
(Don José Manuel) seis votos, tres el señor Escudero y tres el señor Heredia,
de doce señores que sufragaron para Vice-Presidente.
El señor Escudero dijo: que se debía hacer nueva elección entre los tres
Señores que han obtenido votos, o que la suerte decidiese conforme se
previene en el artículo 149 del reglamento.
El señor Villar dijo: que éste se halla bastante claro, y que según él, no
habiendo mayorías en dos individuos, para que se proceda á nueva votación,
la suerte debía decidir de los dos que obtienen el menor número entrando el
que resultó á nuevo escrutinio con el que obtuvo el mayor.
La suerte se declaró por el señor Heredia, el que entró a segunda votación
con el señor González (Don José Manuel) resultando electo el 2º con diez
votos contra dos que sacó el 1º.
Quedó nombrado para primer Secretario Propietario el señor Heredia con
once votos, por uno que sufragó en favor del señor Villagrán.
Para segundo el señor Suárez con once por uno que sacó el señor Villar.
Para primer suplente el señor Aburto con diez por uno que obtuvo el Sr.
Escudero.
Y para segundo el señor Guadarrama con diez por otro que resultó en
favor del señor Macedo.
Concluido este acto el señor Presidente declaró legítimamente
constituido el 4º Congreso del Estado y en consecuencia nombró la Comisión
que debía pasar a participarlo al excelentísimo señor Gobernador, compuesta
de los señores Heredia, Villar, Villagrán, Escudero, Valdés y Guadarrama.
Se suspendió entre tanto la sesión y habiendo regresado la Comisión el
señor Heredia dijo: quedar desempeñado su encargo.
Se levantó la sesión.

– 182 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

FIRMAS

José Manuel González


Presidente

Fco. Suárez Iriarte


Secretario

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Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

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José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

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C o m p i l a d o r a

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Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

Sesión de 17 de FFebrero
ebrero de 1833

Dió principio esta sesión con la lectura del acta del día anterior, que
quedó aprobada.
El Señor Presidente nombró a los Señores Suárez, Aburto, Escudero y
Macedo a fin de que pasasen a recibir al Gobierno, el que habiendo entrado y
tomado el asiento respectivo dijo lo siguiente.
“Señores diputados vuelvo a presentarme ante la asamblea del Estado
de México como jefe del Poder Ejecutivo, después de tres años del tiempo
que fui destituido violentamente del encargo de Gobernador que ejercía por
elección constitucional en 1827: vosotros sabéis señores Diputados, la serie
de atentados que se cometieron a pretexto de restablecer la observancia de
la Constitución Federal en los años de 1830 y 1831, y habéis sido testigo y
aun parte de los grandes acontecimientos que en el último año de 1832 han
proporcionado el desenlace que hoy nos reúne en este lugar, y a los
representantes de la Unión en ambas Cámaras del Congreso general. Una
revolución popular ha derribado la obra de una revolución militar que desde
Jalapa proclamando el imperio de las leyes, entronizó el despotismo y usurpó
los poderes públicos por tres años. La patria ha llorado bastante la pérdida de
muchos de sus hijos beneméritos, el atraso en la marcha de su civilización,
el retroceso de elementos republicanos hacia formales feudales, y los desastres
de dos convulsiones, una para perder, otra para adquirir la libertad.
Como el momento de aparecer delante de vosotros es el mismo en que
debo separarme, no creo deber hacerlo, sin daros cuenta aunque rápidamente,
del estado de los graves asuntos que han estado bajo mi dirección durante, el
peligroso y crítico período en que he vuelto a encargarme del Gobierno de
Estado. Mi sucesor presentará la memoria que por constitución está obligado
a formar, y es el resultado de las providencias que se hayan tomado durante el
año anterior.

– 206 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

Al entrar al mando del Estado el 1º de noviembre último, ocupaba este


cargo interinamente el señor Don Wesceslao Barquera, en virtud de la ley del
26 de septiembre de 1829, que designa al magistrado más antiguo del Tribunal
de Justicia como el que debe entrar al poder Ejecutivo del Estado, a falta de
los funcionarios que señala la Constitución; la completa desorganización en
que se hallaba la Capital con la ausencia de las autoridades anteriores y más
que toda la insurrección entendida por la mayor parte del Estado, cuyo principal
propósito era desconocer los poderes supremos que de hecho gobernaban
en la federación y en él, llamaron al Señor Barquera, que fue reconocido
desde luego, como yo lo fui posteriormente, por aquellos pueblos en que no
existía fuerza armada del gobierno de México, superior a la cívica que
generalmente desconoció a éste. Todo estaba en el más completo desorden
en aquellas circunstancias.
Si al presentar al público el estado en que hemos encontrado los diversos
ramos de la administración del Estado, imitaremos el ejemplo de que a falta
de otro mérito fundan sus derechos al mando sobre las calumnias y las ruinas
de los que le precedieron, al dar cuenta con el triste cuadro en que he
encontrado la tesorería del Estado, diría que las dilapidaciones más
escandalosas para sostener un poder aspirante la han dejado no solamente
exhaustas y adeudada en más de setenta y cuatro mil pesos, sino añadiría
que las administraciones foráneas, único origen de sus rentas, se hallaban
en su mayor parte desorganizadas y en esqueleto. Pero más justo y
circunspecto, debo atribuir, esta desgracia a la calamidad de los tiempos a la
relajación de los vínculos de subordinaciones; a las innumerable multitud de
partidas revolucionarias, a la oportunidad que tenían de abusar los encargados
del cobro, y a la triste necesidad de sostener una fuerza armada para repeler
otra y aun para la seguridad individual de los ciudadanos. Así es que, el Estado
de México ha tenido que soportar durante los dos tercios del año anterior una
guerra desoladora de partida, sin orden, disciplina, ni regularidad, después
de haber sido el teatro de la sangrienta y obstinada lucha del sur en 1830.

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Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

Tan triste herencia era un resultado necesario del Estado de opresión en


que se hallaba la república, y especialmente, el Estado de México, como el
más cercano al foco principal de la tiranía. Era necesario por consiguiente
que su gobierno ó por simpatía o por necesidad, fuese arrebatado a adoptar
una política uniforme con los principios que profesan los directores del orden
de las cosas, establecido en la capital después del Plan de Jalapa. La
enseñanza primaria, que había sido uno de los objetos principales de la
atención de mi gobierno en el período anterior, y cuyos resultados habían
correspondido á los afanes del Congreso y del Ejecutivo de entonces, no
solamente se desatendió, sino que se hicieron desaparecer los brillantes
establecimientos que en Tlalpam existían, y no tenían igual en la República.
El Instituto Literario fue destruido, y los pocos jóvenes que no pudieron
echarse a la calle, estaban entregados a manos de religiosos, que cualquiera
que sea su piedad y su devoción, no son ciertamente los más adecuados para
enseñar los rudimentos de la ciencia social, de que tanta necesidad tienen
los Mexicanos. La biblioteca, que tantos afanes había costado a la
administración de 1828 y 1829, conserva un corto número de libros,
habiéndose extraído además muchas de sus preciosidades. La continuación
de un tal régimen hubiera hecho desaparecer todo cuanto podía enseñar a
los Mexicanos sus derechos, retrocediendo á los tenebrosos tiempos de la
conquista.
En armonía con este sistema se había obrado respecto de la milicia cívica,
ese antemural de la libertad. El establecimiento de la inspección en otras
personas que la que ejerce el Poder Ejecutivo al mismo tiempo, que era
conforme a la Ley General, y á lo que habían hecho los demás estados, es el
medio más conveniente para organizar una fuerza nacional, cuyo instituto
sea sostener el sistema establecido y cuyo interés tengan la misma tendencia.
No podía conformarse esto con la marcha que se habrá adoptado, y se
comenzó por dar a ésta oficina una forma que reducía á nulidad su trabajo. A
continuación se recogieron las armas de las manos de los cuerpos cívicos

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José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

que se habían formado anteriormente y los pueblos quedaron completamente


inermes, dejándose las Bayonetas exclusivamente en las manos escogidas
para tiranizarlos y oprimirlos.
A falta de la milicia cívica, la única y natural fuerza organizada de los
Gobiernos libres, se sustituyó un cuerpo militar llamado de gendarmes o
seguridad pública, a sueldo del estado, para cuya manutención se concedieron
por lo pronto veinte y cuatro mil pesos anuales. El destino ostensible de esta
fuerza era la persecución de malhechores; todos hemos sido testigos de su
verdadero objeto. Un gobierno que no podía contarse apoyado por ciudadanos
libres armados, necesitaba recurrir a una fuerza extraña á la constitución y
destruir la que emana de las instituciones populares. En suma, ciudadanos
diputados, el imperio de la fuerza había sustituido al de la democracia,
establecido en las constituciones de la República, ¿Podía existir por mucho
tiempo semejante régimen entre los ciudadanos mexicanos?
Entráis en la ardua y difícil carrera de dar leyes á un pueblo en el que la
conservación de su tranquilidad es uno de los más difíciles problemas sociales
que se hayan presentado por mucho tiempo en la historia de las naciones.
La grande revolución principiada en 1810 y consumado en 1821,
consiguiendo el grande objeto de la independencia, no hizo más que preparar
un teatro para nuevos sucesos. Los intereses del monarca español y de los
peninsulares pudieron fácilmente dividirse y separarse de los mexicanos: Los
intereses de las clases privilegiadas y simples ciudadanos entre mexicanos y
mexicanos, ofrecerán por mucho tiempo graves dificultades, tanto mayores,
cuanto que las Constituciones Nacionales, respetando por una parte antiguos
establecimientos feudales y monárquicos, han sentado las bases de una
democracia ilimitada. La lucha está empeñada y á vosotros toca decidirla. El
estado de vacilación por más tiempo solo servirá á perpetuar la guerra civil,
atribuida por las gentes ignorantes a las personas, cuando el germen de ella
está en las cosas. Si es inevitable una colisión prolongada entre los intereses

– 209 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

nuevos que se crean, y los antiguos que se destruyen, el primer deber de los
legisladores es el hacerla menos sangrienta. Destrúyanse los medios y los
instrumentos de que se valen las facciones para hacer una guerra organizada
y duradera: el choque entre las masas populares siempre ha sido de corta
duración.
Los que han dirigido la cosa pública en los últimos tres años han cometido
un gran crimen político, y una falta inexcusable. El primero fue el de haber
hecho esfuerzos para cimentar su poder sobre un sistema mixto eclesiástico-
militar, semejante al de los antiguos Virreyes. La segunda, el dejar emprenderlo
los elementos creados después de nuestra gloriosa revolución; elementos de
vida y de libertad, diametralmente opuestos a la marcha que adoptaron. Los
pacíficos gobiernos que les precedieron desde 1824 sin comprender toda la
extensión de las reformas adoptadas por la nación, y los progresos del espíritu
público, creyeron establecido un sistema popular con la publicación de la
constitución federal y la creación de las autoridades que organiza. Este ha
sido un gran error, cuyas consecuencias hemos llorado todos.
Los representantes del poderoso Estado de México en los Congresos
General y del Estado, deberán influir poderosamente en que sí por desgracia
hemos de continuar en esa melancólica y sangrienta alternativa de reacciones,
que al menos no sea para volver sobre nuestros pasos. ¿Hasta cuándo
lucharemos contra los restos de la monarquía española? ¿Tendremos que
repetir la degradante escena de humillar la majestad nacional delante del
obispo de Roma? Representantes del Estado, iniciad vuestras tareas dando
muestras de vida y manifestando al mundo civilizado que la República Mexicana
no está constituida sobre los cánones de esa monstruosa teocracia que
gobernó la Europa por doce centurias.
Al hacerme cargo del Gobierno del Estado, no he podido ceñir todas mis
resoluciones á la constitución ni a las leyes. Rodeado de peligros y de
bayonetas homicidas era necesario repeler la fuerza con la fuerza y tomar
aquellas medidas que aunque necesarias para la natural defensa de la causa

– 210 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

que sostenía el jefe que habíamos reconocido como el supremo magistrado


de la República, y que posteriormente ha recibido la sanción nacional. Estas
medidas serán comunicadas á esta Honorable Legislatura con oportunidad,
para su examen y final resolución. Si he incurrido en alguna responsabilidad,
mis providencias han accedido el nivel de lo que exigía la necesidad de la
defensa y de la corporación al triunfo nacional de la libertad, condenad mi
nombre al anatema y al oprobio: al menos caerá vuestro fallo sobre el examen
de mi conducta administrativa. Pero si esta han sido pura, desinteresada, y
patriótica, merezca yo al menos la satisfacción de hacer callar delante de
vosotros a los infames calumniadores, viles instrumentos de la teocracia y de
la tiranía.
El señor Presidente contestó en los términos que sigue:
Nobles y heroicos han sido los esfuerzos de los Mexicanos para derrocar
la sistemada tiranía de una administración bárbara, cuyos caracteres
distintivos fueron la perfidia, el terror, la hipocresía y la más atroz persecución.
En efecto, un cambio político que tuviera su origen de la ingratitud y de una
asonada militar, y que haciendo retrógradas la marcha de la libertad y de la
civilización conmoviera la máquina social desde sus fundamentos, siguiendo
á la República por un despótico absolutismo, no hubiera podido subsistir sino
apoyado en la superstición y en la fuerza brutal; y así es que atando al carro
de sus triunfos la conciencia de los incautos por la liga que formó con el
clero, sofocó la voz del ciudadano con las trabas que opuso a la libertad de la
prensa, con espías sus suspiros, con el horror de los calabozos, con la
impunidad de los asesinatos y con la repetición de los suplicios. Una lucha
sangrienta y dilatada, fue necesario para reestablecer el imperio de la libertad
y los mexicanos á la par que valientes, generosos y tan entusiastas como
reflexivos, horrorizados por una parte á la presencia de los miles de víctimas
ilustres que los caldazos y en los campos perdieron la vida y el aliento ante
que el fuego patrio que ardía en sus corazones, y por otra convencidos de que

– 211 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

la suerte de la República sólo podría fijarse ocurriendo a la fuerza del poder


depusieron las armas y pidieron uniformemente que elegida una
representación nacional y legitimados los poderes volviese la nación a la senda
constitucional.
Este solemne compromiso en que han tenido parte todos y cada uno de
los Estados de la confederación y que ha recibido la sanción nacional, no por
un decreto arrancado con la violencia y el amargo puñal, asesino, sino por la
espontánea voluntad de los pueblos, es el que, nos reúne hoy en este lugar.
Los representantes del opulento Estado de México conocer muy bien que al
entrar en la difícil y espinosa carrera de dar leyes, no sólo tienen que llenar
sus comunes y ordinarias obligaciones, sino que tienen además que ocuparse
en promover y decretar útiles, grandes reformas, que al paso que ayuden a
contener ese flujo, esa dolorosa alternativa de relaciones, borren de nuestros
códigos ese cúmulo de monstruosidades y contradicciones que impide la
perfección del sistema de federación adoptado y que nos ha dado hasta hoy
una libertad nominal.
Para la consecución de tan elevado y noble objeto, el congreso organizará
el gobierno interior del Estado, depositando el Poder Ejecutivo en manos puras,
que auxilien sus trabajos con patrióticos esfuerzos, con luminosas iniciativas,
y con enérgicas providencias; renovará su representación en la Cámara de
Senadores; elegirá sus candidatos para las supremas magistraturas; organizará
su milicia cívica poniéndola en el esplendor de que es susceptible este apoyo
y columna firme de las libertades patrias; metodizará la educación pública
fuente de la civilización, reponiendo útiles establecimientos, que sólo pudo
destruir el horror á la luz, en que los jóvenes aprendan máximas de una moral
pura y adquieran conocimientos tales, que puedan desempeñar con brillo y
utilidad común los altos encargos a que serán llamados en el porvenir y
procurará el perfecto equilibrio de la sociedad, nivelando los derechos y las
obligaciones de los ciudadanos, aboliendo esa multitud de privilegios, restos
vergonzosos de la dominación goda, que jamás se puedan hermanarse con la

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José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

libertad; disminuirá esa inmensa desproporción de propiedades, que hasta


hoy ha obligado á los pueblos á vivir sujetos a un vigoroso feudalismo: hará
iniciativas al Congreso General para la derogación de varios artículos
constitucionales y de algunas leyes que pugnan con las luces del siglo que
abocan con las instituciones, y que se oponen a los adelantos de la sociedad:
examinará los actos administrativos del Ejecutivo del Estado, atendiendo á
las circunstancias difíciles y peligrosas que lo han rodeado en los últimos
meses.
El Congreso en fin, no teniendo la arrogancia de crearse con las luces
necesarias para dar leyes sabias, si protestas ante el Estado todo, que tiene
las más sanas intensiones, y en sus providencias hará brillar los principios de
su liberalismo y su dedicación á asegurar el triunfo de la causa del pueblo.
Conoce que la revolución que va a emprender principios contra
preocupaciones y rutinas, tendrá que sufrir fuertes embates.
Sabe que desde hoy sólo le esperan costosos sacrificios; pero sus miembros
desde el momento en que fijaron lo plasmó en el umbral del santuario angosto
de las leyes, dotados de una voluntad inflexible y viendo con serenidad todos
los riesgos, no han dudado que sus tareas y afanes han de terminar
precisamente en uno de estos dos extremos: o en cubrirse de gloria afianzando
las libertades públicas; o en rendir el aliento al golpe de la tiranía.
Luego que se retiró el gobierno, el señor Presidente, según previene el
artículo 23 del Reglamento Interior, hizo la siguiente declaración.
“El Congreso del Estado de México abre sus sesiones hoy 17 de febrero
de 1833”.
Se levantó la sesión.

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Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

FIRMAS

Mariano Ariscorreta
Diputado

José Ma. Heredia


Diputado secretario

Francisco Suárez Iriarte


Secretario

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José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

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Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

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José Ma. Heredia y Heredia
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Onoria Céspedes Argote
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Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

Sesión de 18 de febrero de 1833

Leída y aprobada el acta de la sesión del día anterior se dio cuenta con
los oficios siguientes que se mandaron archivar.
Cuatro del ex teniente gobernador dirigidos al Congreso y diputación
permanentes. Anteriores relativos doy á quedar impuesto de los individuos
que habían de componer una Corporación en so de aquel y de haber cerrado
el mismo sus segundas sesiones ordinarias del año pasado; y los otros dos á
haber dispuesto el cumplimiento de los derechos sobre el sello que debe
ponerse en cada hoja del papel de oficio y cosas vigentes el de 2 de abril de
1827. En cuanto á la percepción de los sueldos que los prefectos y designando
el que debe percibir estos funcionarios en los casos que menciona.
Tres señores del Secretario de Relaciones y Diputaciones permanecen
de Nuevo León y Sonora felicitando á las legislaturas pasadas por la clausura
de la segunda sesión ordinaria del año anterior é instalación de la misma
diputación permanente.
Uno del Congreso de Tabasco y cinco de su diputación permanente
relativos uno á haber abierto sesiones ordinarias: otro al recibo del acuerdo
dictado por la de éste estado en febrero del año anterior con motivos de las
conmemoraciones, habidas el gobierno y el de la Unión sobre la ocurrencia
de Veracruz, otro a unos documentos impresos que defiende y confirma y
contienen la decisión de la guarnición de aquella Capital, autoridades del
Estado y de la federación residentes en ella a favor del Plan de Veracruz; otro
a felicitar al Congreso de ese Estado por haberse reunido a sesionar
extraordinarias en junio del año pasado; otro á un ejemplar del decreto que
sirviere del decreto expedido por aquella legislatura reconociendo al general
Pedraza por Presidente de la República, y otro a haber cerrado las mismas
sesiones ordinarias e invalidase la referida disposición permanente.

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José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

Dos de la diputación permanente y Congreso de Sinaloa participando la


clausura de la primera sesión ordinaria de éste en el año anterior y apertura
de las segundas en el presente.
Otros dos del Congreso de San Luis Potosí participando haber abierto
sesiones extraordinarias el 2º Constitucional e invalidándose el 3º.
Otros dos de la disposición permanente de Chiapas comunicando la
experiencia y clausura de la sesión de aquel Congreso.
De la 3ª legislatura de Yucatán participando su instalación.
De la diputación permanente de Chihuahua en que se comunica la
instalación por la clausura de la primera sesión ordinaria del 4º Congreso
Constitucional de aquel estado.
De la de Coahuila y Texas sobre haberse insaculado a virtud de la cláusula
de la tercera sesión ordinaria del Congreso.
Del Gobernador del Estado de Oaxaca, acompañando un ejemplar de la
memoria que presentó a aquella legislatura de julio último.
De la Comisión permanente de Tamaulipas en que principia su
invalidación a consecuencia a la clausura de la segunda sesión ordinaria de
aquel Congreso.
De la de Zacatecas recibiendo tres ejemplares del proyecto sobre
establecimientos de una Asamblea extraordinaria de representantes.
De la diputación permanente de Nuevo León se recibió de un impreso
que contiene las proposiciones acordadas por ese Estado del año pasado.
Del exdiputado Don José Antonio de la Vega pidiendo licencia para no
asistir a la diputación permanente por sus enfermedades.
También le dio cuenta con los oficios siguientes que se mandaron
contestar de enterado con agrado.
Del gobernador reuniendo dos ejemplares de los decretos expedidos por
la Legislatura de Zacatecas en 22 y 24 del último enero fijando en el primero
los principios por que ha de dirigirse en las actuales circunstancias de las
República y decidiendo en el segundo de otro proyecto.

– 231 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

Del mismo, acompañando un ejemplar del decreto del Congreso de


Querétaro en que aprueba el Plan de pacificación acordado en Zavaleta y otro
del expedido por el gobernador para el cumplimiento de aquel.
Del mismo, dirigiendo otro ejemplar del decreto de la Legislatura de Nuevo
León adoptando el referido Plan de Zavaleta.
De la diputación permanente de Yucatán participando haberse invitado
como de la Legislatura de 1829 y remitiendo la abolición que publicó.
De la misma legislatura comunicando su instalación y dirigiendo un
ejemplar de su manifiesto.
Del Congreso de Querétaro participando haberse restablecido en aquel
Estado las autoridades que fueron depuestas el año 29.
Del de Guanajuato comunicando su instalación como 4ª Constitucional.
Del de Zacatecas sobre lo mismo que el anterior.
Del de Puebla, relativo al mismo asunto.
Se mandaron contestar de enterado los que siguen.
De la Legislatura de Durango remitiendo un ejemplar del dictamen de la
Comisión especial en que se explanan los fundamentos que tuvo presente
para adoptar el plan de pacificación acordado en Zavaleta.
De la de San Luis Potosí, acompañando ejemplar de su decreto expedido
á consecuencia de haberse adoptado otro plan.
De la de Durango con un ejemplar del decreto que expidió contraído a
uno a admitir el proyecto de reorganización política de la República propuesto
por el Congreso de Zacatecas y a adoptar el Plan de pacificación acordado en
Zavaleta.
Del Congreso de Yucatán remitiendo unos impresos y que contienen las
felicitaciones que dirigió al Presidente de la República Don Manuel Gómez
Pedraza y protesta que ha elevado á la Cámara de la Unión.
Del de Coahuila y Texas y dejan firmando ejemplares de su decreto
adoptando con adiciones el plan de reorganizaciones que propuso la legislatura
de Zacatecas.

– 232 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

Del mismo participando la apertura de las sesiones ordinarias.


Del de Guerrero sobre haber cerrado sus sesiones extraordinarias.
De la diputación permanente de Yucatán comunicando igual suceso de
aquel Congreso.
Del de Yucatán sobre haber cerrado las sesiones extraordinarias.
Del gobernador del Estado de Querétaro participando haber nombrado
para su Secretario. El Licenciado Don Juan José Domínguez cuya firma da á
reconocer en el margen del mismo oficio.
Igualmente se dio cuenta con las comunicaciones siguientes.
Del gobernador insertando el que les dirigió el señor diputado don José
Ma. Vázquez excusándose de servir este encargo por considerarse sin la
capacidad necesaria, demando pasar á la Comisión de Asuntos
Constitucionales.
Del mismo sobre que se apruebe la aprehensión que asignó á la familia
de los ciudadanos Pablo Villa Vicencio y José María Guillén que fueron
asesinados por las tropas de México. El 6 de diciembre del año próximo pasado
a la entrada en esa Capital a las Comisiones Unidas de Justicia y Hacienda.
Del mismo transcribiendo otro del prefecto de Cuernavaca en que se
manifiesta haber llegado á aquella Villa más de cien hombres de undécimo
Regimiento de Caballería cuyo jefe no ha cumplido ni aun con los deberes
más comunes de urbanidad, pasaron dicho funcionario á la de gobernación.
Del mismo participando haber organizado la oficina de inspección de
milicia cívica abolida por decreto del 29 de Mayo de 1830 a la de milicia.
Del Presidente de la República manifestando que los enemigos de la
libertad no cesan en sus maquinaciones contra la actual administración,
siendo una de ellas la de publicar la especie de que trabajan por su reelección
para el poder Ejecutivo federal: que esto es notarialmente falso y que como
libres ciudadanos tienen formada su opinión para la primera magistratura en
favor de los ciudadanos Antonio López de Santa Anna y Valentín Gómez Farias.

– 233 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

A una comisión especial compuesta por los señores Heredia, Escudero


y Villar para que conteste debidamente.
Del general Antonio López de Santa Anna exponiendo las razones que
movieron su conducta pública en la última revolución y la necesidad que hay
en su concepto para que se aprueben el Plan acordado en Zavaleta con el fin
de dar un paso útil para la pacificación de la República. A la misma comisión
especial para que conteste.
El señor Presidente dijo: señor no corresponderíamos á la confianza que
el opulento Estado de México ha depositado en nosotros como sus
representantes de una noble franqueza no presidiere todas nuestras
operaciones legislativas.
Cuando el poder con que se halla investida una antigua asamblea, sólo
en una emanación del de los pueblos y cuando éstos resultan inmediatamente
interesados en las deliberaciones del Congreso, pues sobre ellos hace refluir
el bien o el mal y puedan hacer en los actos todos del mismo, justo sería que
comencemos, con la cooperación de los buenos ciudadanos para el mejor
lleno de nuestras altas funciones.
Poder decirse acaso que la proposición que voy á hacer facilita un camino
á la diatribas de los enemigos de la causa de la libertad, pero el Congreso la
despreciará con la majestad que debe caracterizarlo y tomara en consideración
las opiniones que tengan por objeto el esclarecimiento de las materias de
que se ocupen y los proyectos que tiendan a la utilidad del comunicado.
En atención a lo expuesto fijo la siguiente proposición pidiendo se declare
del momento por los principios de liberalismo que la mueven y por que puede
aprobarse pues no requiere el carácter de decreto.
“Que se abra un buzón en el Palacio del Congreso para que cualquiera
pueda expresar sus conceptos por escrito, con respecto á las providencias
que dicte la legislatura y proponga los proyectos que estime útiles o
necesarios”.

– 234 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

El señor Heredia opinó por la afirmativa por que además de las razones
expuestas no debería considerarse como embarazo el que las sesiones fuesen
extraordinarias porque el acuerdo que pretende no exige otras facilidades
que las económicas que en todo tiempo dejan expeditar las generales de la
legislatura.
El señor Escudero convino en el objeto esencial de la proposición pero
con el sólo fin de que se le diese toda la publicidad posible; era de parecer
que se reservare para cuando hubiera mayor número de diputados á fin de
que se le diere el carácter de decreto, pudiéndose designar entonces el lugar
en que deba colocarse el buzón para evitar de este modo las consultas y
allanar las dificultades que tal vez ocurrirían á la Comisión que se nombrase
al efecto y que darían motivo a nueva resolución.
El señor Presidente comentó que el acuerdo que solicita está en el caso
del artículo 118 del reglamento interior: que la publicidad puede dársele por
medio de los periódicos, diarios y comunicaciones á la legislatura y que la
Comisión de policía es la que debe encargarse de la obra y está compuesta
según el artículo 163 del reglamento, por el Presidente y los Secretarios.
El señor Villar continuó: que además no consideraba necesario se
señalase el lugar del buzón pues la misma Comisión podría hacerlo con
mejores datos donde le pareciera conveniente.
El señor Escudero dijo que sin embargo, de todo, si la proposición le
aprobaba en los propios términos en que está concebida siempre podía haber
demoras necesarias si a la Comisión no se le facilitaba expresamente para
disponer la apertura del buzón en el modo y término que juzgue conducente.
El señor Presidente reformó su proposición bajo el orden que sigue: que
se abra un buzón en el Palacio del Congreso en el lugar que designe la
Comisión de Policía interior para que cualquier ciudadano pueda expresar
por escrito sus conceptos con respecto á las providencias que dicte la
Legislatura, y proponga los proyectos que estime útiles ó necesarios.

– 235 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

Se declaró en el momento nuevo lugar á votar y fue aprobada por


unanimidad de once señores presentes.
El señor Escudero expresó que la galería es tan reducida que es imposible
contener a todos los ciudadanos que ocurren á las sesiones, que quedándose
muchos en consecuencia sin poder asistir a ellos; y que deseando evitar el
mal disponiendo su mayor ampliación cuya medida debe también considerarse
como económica, hacia las siguientes proposiciones que pedía se declarase
el momento.
“La comisión de policía interior dispondrá que a la mayor posible brevedad
se amplíe la galería del salón”.
El señor Presidente aplaudió el celo del autor y dijo abundar en iguales
ideas, pero que las dificultades podrían ser mayores, supuesta la necesidad
de destruir un tabique con las que presentan el mismo edificio, ilusoriando
tal vez el acuerdo del Congreso.
El señor Escudero retiró la proposición, entendido de que la Comisión de
Policía excitada por las ideas vertidas al efecto dispondría lo oportuno sobre
el particular como propio de sus atribuciones.
Se levantó la sesión pública para entrar en lectura de reglamento .

FIRMAS
Mariano Ariscorreta
Diputado Presidente

José Ma. Heredia Francisco Suárez Iriarte


Diputado Secretario Diputado

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José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

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Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

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José Ma. Heredia y Heredia
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Onoria Céspedes Argote
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José Ma. Heredia y Heredia
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Onoria Céspedes Argote
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Onoria Céspedes Argote
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Onoria Céspedes Argote
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José Ma. Heredia y Heredia
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Onoria Céspedes Argote
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José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

Sesión del día 19 de FFebrero


ebrero de 1833

Leída y aprobada el acta de la sesión anterior, el señor Heredia hizo


presente que por un olvido involuntario de la mesa no se público ayer la
elección de las Comisiones de poderes y corrección de estilo, compuestas la
1ª de los señores Escudero, Villagran y Villar, y la 2ª de los señores Heredia,
Suárez y Aburto.
Se dio la primera lectura á la siguiente proposición del mismo señor
Heredia.
“1ª El gobernador que se nombre en estas sesiones deberá funcionar
hasta el 12 de Marzo de 1835” en que termina el período constitucional.
2ª. El ex teniente gobernador funcionará por cuatro años que expirarán
el 12 de marzo de 1837.
3ª. Los dos consejeros últimos nombrados funcionarán por el mismo
tiempo que el gobernador y los primeros por el mismo que el teniente
gobernador.
Los apoyó su autor en la necesidad que considera haber para designar el
tiempo que han de ejercer sus funciones las personas, á quienes ahora se
encomiende el poder Ejecutivo del estado antes de que se verifique su
elección puesto que el período constitucional, respecto del gobernador ha
corrido dos años, y es la época en que debería hacerse la renovación del
teniente y consejeros.
Los señores Escudero y Villar presentaron á la deliberación del Congreso
las proposiciones que siguen.
“1ª. El Gobernador que se nombre en estas sesiones deberá funcionar
por cuatro años”.
“2ª. El Vice gobernador durará dos”.
“3ª. Los dos consejeros primeros nombrados durarán cuatro años y los
segundos dos”.

– 253 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

El señor Ariscorreta dijo: que éstas proposiciones tienen igual tendencia


que las anteriores, pero todas parecen ser objeto de ley o decreto por lo mismo
opinaba que corriesen los trámites de reglamento se tuviesen también como
de primera lectura.
El señor Escudero expuso: que el tiempo que fija la convocatoria para el
nombramiento del gobernador acaso no le presta para que se corran los
trámites por los que se suplicaba se dispensase la segunda lectura y se pasase
a la Comisión respectiva.
Se preguntó si se dispensaba la segunda lectura, acordó el Congreso por
la negativa y se tuvo por primera.
Se levantó la sesión.

FIRMAS

Mariano Ariscorreta
Diputado Presidente

José Ma. Heredia


Diputado secretario

Fco. Suárez Iriarte


Secretario

– 254 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

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Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

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José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

– 257 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

Sesión de 20 de febrero de 1833

Leída y aprobada el acta del día anterior se dio cuenta con los oficios
siguientes:
Del gobernador transcribiendo el que le dirigió el Secretario de Relaciones
sobre el resultado de la Junta habida el 19 del próximo pasado enero entre el
Presidente de la República, Secretario de despacho y Comisionados de varios
Estados, con el fin de que se lleve a efecto en todas sus partes el Plan de
Zavaleta como único que puede salvar á la Nación en las presentes
circunstancias. Se mando contestar de enterado.
Del mismo, en que participa haber mandado publicar para el periódico
de esta ciudad el acuerdo del Congreso que trata de la apertura de un buzón
en su palacio. a sus antecedentes.
Del mismo, remitiendo el expediente que se instituyó en virtud de la
medida dictada para el gobierno cuando fue restablecido el primero de
noviembre último, sobre que los empleados reconociesen la nueva
administración, expidiendo pasaportes á los que se negaron y proveyendo
provisionalmente los empleos que servían a la comisión de puntos
constitucionales.
Del mismo en que contesta haber mandado publicar, el nombramiento
de Presidente, Vicepresidente y Secretarios hechos por el Congreso para las
actuales sesiones extraordinarias. al archivo.
Del mismo remitiendo el expediente relativo a la construcción de dos
espadas, para los generales Santa Anna y serán por el triunfo que obtuvieron
en Tampico contra los españoles a fin de que el Congreso resuelva. El reclamo
que hace el C. Luis Coto de la cantidad de 6500 pesos que dice se le adeudan
a la Comisión
de Hacienda.
Se leyó una felicitación del Ayuntamiento de esta ciudad por la instalación
de la Legislatura y se mandó contestar de enterada con agrado y que se
inserte en el periódico de esta Capital.

– 258 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

También se leyeron y fueron aprobadas las minutas que presentó la


comisión especial, nombrada al efecto contestando al Presidente de la
República y General Santa Anna las dos comunicaciones en que el primero
manifiesta al Congreso que los enemigos de la libertad publican la especie
de que trata de reelegirse para la presidencia y que opina para esta en favor
de los C.C. Santa Anna y Gómez Farías, y el segundo expone las razones que
movieron su conducta política en la última revolución y algunas de las que
hay para que sea aprobado el Plan de Zavaleta.
Se paso á discusión en lo general el dictamen de la comision de poderes
en que consulta la aprobación de las credenciales de los señores Gamboa,
García, Bans y Dávila.
Se declaró haber lugar á votar y se procedió a la discusión en lo particular
de las proposiciones con que concluye:
“1ª. Se aprueba la elección que recayó en el ciudadano Ramón Gamboa
para diputado propietario al H. Congreso del Estado.
El señor Escudero, dijo que la comisión advirtiendo que en el testimonio
del acta de elección aparece el señor Gamboa nombrado por 45 votos de 90
números, que constituye sólo la mitad del total de electores supuso que esto
podría ser efecto de una equivocación cometida al tiempo de extenderse aquel
documento y pidió al gobernador por medio de los señores secretarios del
Congreso el libro de actas de elección. Para ver la original de las que se
celebraron el 9 del presente en esta Ciudad; resultado de esta investigación
que el señor Gamboa fue electo por 45 votos de 89 que forman la mayoría que
se requiere en la Constitución para la validez de nombramientos, concluyendo
con proponer la aprobación de un individuo que reúne los demás requisitos
constitucionales.
Hubo lugar á votar, y fue aprobada.
El señor Presidente hizo la proposición que sigue, y también, lo fue previa
la declaración de ser del momento.

– 259 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

“Que los señores secretarios certifiquen al calce del dictamen que se


discute, ser cierta la equivocación que se nota en el testimonio del acta de
electores, remitida por el gobernador”.
“2ª: Igualmente se aprueba la del ciudadano Ramón García, electo para
diputado del noveno”.
Fue aprobada después de haberla fundado la Comisión para tener el
nombrado las cualidades necesarias.
“3ª: Es de aprobarse la elección del deudécimo diputado C. Joaquín Bans”.
Fue apoyada en iguales principios y se aprobó.
“4ª: Lo es asimismo la del décimo cuarto Diputado Ciudadano Juan
Ignacio Dávila”.
Fue aprobada por los mismos motivos que la anterior.
El señor Presidente dispuso que con arreglo al artículo 158 del Reglamento
pasasen á recibir á los señores diputados nuevamente aprobados. Los señores
secretarios menos antiguo y suplente.
Así se verificó, y en consecuencia prestaron el juramento de estilo.
El señor Suárez dijo: para diversos miembros de esta Asamblea se hicieron
el día de ayer varias proposiciones en opuestos sentidos sobre la duración
que deben tener los funcionarios que van a elegirse para gobernador, su
teniente y los cuatro Consejeros de Estado, a virtud de lo prevenido en el
artículo 10 de la convocatoria del 2 de enero de 1833. Estas proposiciones á
juicio del que subscribe han nacido de dos conceptos equivocados el 1º, de
creerse en el gobernador, actualmente reconocido por el Estado, facultado
para convocar para sí sólo al Congreso á sesiones extraordinarios y designarle
puntos a que deba dirigir sus atenciones; y el segundo de suponer que nos
hallamos en el caso de nombrar un gobernador para muerte o renuncia del
que antes exista. El actual depositario del poder ejecutivo no ha podido tener
más facultades para convocatoria de una nueva legislatura, que las detalladas
por los artículos 3º y 4º del Plan acordado en Zavaleta, por cuyo convenio
recobró la Nación, después de una guerra dimanada de la necesidad y de la

– 260 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

justicia regida, sus sagrados años usurpados por hipócritas antropólogos. La


justicia con que la Nación emprendió el ataque en tales circunstancias del
ser éste el único medio de impedir su destrucción; en el feliz éxito de la buena
causa y la ratihabición posterior de todos los Estados, dar al Plan de Zavaleta
el carácter de voluntad nacional. Explicada para el órgano de los jefes que lo
acordaron por este tratado de pacificación se limitó a facultar á los
gobernadores reconocidos en aquella fecha por sus respectivos estados para
que adoptasen cuantos provincias hallaran conducentes á fin de que los
pueblos procediesen á verificar los actos electorales para la renovación de
sus legislaturas particulares y la general de la unión; designó á todos los
Congresos el día de su instalación y el en que se debían verificar las elecciones
de dos senadores y de dos personas para presidente y vicepresidente de la
República.
Yo no veo en el artículo 10 de la convocatoria citada, más que un rasgo
de moderación y modestia del acta encargado del Poder Ejecutivo del Estado.
Este ameritado ciudadano oprimido por las calumnias de los enemigos, celosos
de sus luces y de su patriotismo, que no cesaban de vociferar que se introducía
fuertemente en el Estado y que se abogaban facultades que no tenía, sin
acordarse que para la conjuración más pérfida se había destituido de los
poderes con que los revistieron los verdaderos representantes del pueblo, quiero
dar una prueba en el citado artículo 10 de su verdadero desprendimiento y
ninguna ambición que le asistía, hostigado de un puesto que a más de ser
muy pequeño y reducido teatro para, sus vastos conocimientos, solo le causaba
sinsabores, sin sacar otro resultado que la murmuración de la malignidas.
Las proposiciones precipitadas parecen nacidas de un espíritu de las
operaciones del Congreso constituyente que volvió á reunirse contra todos
los principios del derecho público en el año de 1830 después de haber
concluido los poderes de su misión y de haber prolongado su existencia política
el tiempo mayor que estuvo en su posibilidad, con las miras arteras que nadie
ignora. Este congreso nulo á todas luces, cuando se reinstalo en el año de

– 261 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

30, repuso en el ejecutivo a un gobierno cuyo período había expirado valiéndose


de cierto fuego de voces para engañar al público, según la costumbre adoptada
para los que proclamaron el Plan de Jalapa. Los encargados de la casa pública
para el Plan de pacificación formado en Zavaleta, hemos tomado por norte de
nuestras operaciones la franqueza y la buena fe que del primero de septiembre
de 1828 al 23 de diciembre de 1832 se cometieron grandes errores, y que la
República marchó por sendas extraviadas, es incuestionable para todo México;
no quedaba otro recurso que cubrir todos estos hechos con el manto soberano
de la Patria, por lo mismo, toda época constitucional debe comenzar después
de este fatal período sin retratar al tipo de la elección que de los nuevos
magistrados a unos días que después de excitarnos funestos recuerdos, serían
el germen de infinitas dudas y tal vez el origen de una nueva revolución.
En consecuencia pongo á la deliberación de esta «H.» Asamblea las
proposiciones siguientes:
“1ª. El artículo 10 de la convocatoria de 2 de enero del presente año, no
liga las facultades de la legislatura para nombrar precisamente en el día que
cita, al gobierno su teniente y consejeros”.
“2ª. Siendo una de las facultades indisputables del Congreso arreglar el
gobierno al interior de su Estado, puede encargarse el día de hoy ó el que le
parezca más conveniente, del nombramiento de gobierno su teniente y
consejeros arreglándose a lo que previene la constitución en el caso en que
nos hallamos de no existir ninguno de los funcionarios pre citados
anteriormente, y de haberse abierto una era nueva a la Constitución para
salvar el decoro de la República”.
Se tuvieron para 1ª lectura.
El señor Presidente dijo el día siguiente para la elección de Gobernador,
Vicepresidente, y Consejeros.
El señor García expuso que era de opinión se difiriese para el día 22
supuesto que según el artículo 8º de la convocatoria, la instalación de la

– 262 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

legislatura ha debido hacerse el 17 del corriente y conforme al 10º el


nombramiento debe efectuarse á los 5 días.
El señor Heredia contestó, que con arreglo á la misma convocatoria, la
primera junta se verificó el día 15, la segunda el 16 y, el 17 se abrieron las
sesiones para la instalación se hizo efectiva desde la segunda en que se
nombraron Presidentes y señores y se declaró el Congreso conforme de lo
prevenido en el artículo 20 del Reglamento interior, legítimamente constituido,
y para consecuencia no deben contratarse los 5 días designados para la
elección sino desde el repetido 16.
El señor García repuso que dudaba si debería estarse á lo prevenido en la
convocatoria o en el Reglamento, para éste puede considerarse, como una
disposición económica, y la otra con el carácter de una ley: que sería
conveniente una aclaración, y además podría entretanto reunirse mayor
número de diputados para la elección, para de este modo tendría mayor
solemnidad.
El señor Ariscorreta dijo, que en su concepto era compatible una y otra
determinación, designando el nombramiento para el 28, pues se hacía á los
cinco días de la instalación y se obsequiaban los artículos respectivos del
reglamento, causas para que no ha vacilado en fijarla, en virtud de sus
atribuciones como presidente.
El señor Heredia manifestó, que el reglamento debe considerarse más
atendible en razón de ser un código de procedimientos del Congreso que se
sancionó y publicó como una ley o documento y que por tanto se estaba en el
caso de hacerse el 21 la elección aunque también desearía que hubiera el
total número de diputados si esto fuese posible.
El señor Escudero dijo, que la convocatoria no quiso que la elección
tuviese efecto precisamente el quinto día después del 17, sino dentro de este
término aunque fuese el cuarto de la instalación de la Legislatura, quedando
obsequiado para consiguiente el artículo si se designa el día de mañana.

– 263 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

Declarado suficientemente discutido, se preguntó si se fijaba el día de


mañana para la elección, y se acordó para la afirmativa.
A pedimento del señor García se levantó la sesión pública para entrar en
sesión extraordinaria.

FIRMAS

Mariano Ariscorreta
Presidente

José Ma. Heredia Fco. Suárez Iriarte


Diputado secretario Secretario

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José Ma. Heredia y Heredia
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Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

Sesión de 21 de FFebrero
ebrero de 1833

Leída y aprobada la acta de la sesión del día anterior, se dio cuenta con
un oficio del gobernador que acompaña un testimonio de las diligencias
practicadas en el Juzgado de Texcoco a virtud de la resistencia que hizo el C.
Manuel Palacios para entregar aquella administración, al C. Samuel Chávez
Macotela, para no reconocer las autoridades que se lo previnieron se mandó
pasar a una comisión especial compuesta de los Señores García, González
(D. José Rafael) y Gamboa.
El señor Presidente dispuso que según el artículo 58 del Reglamento,
pasasen los señores Suárez y Aburto á recibir al señor diputado D. José
Ramírez, el que habiendo entrado, presto el juramento de estilo.
En seguida se procedió á la elección de gobernador, Vicepresidente y
Consejeros conforme á lo que previene la constitución y reglamento;
resultando electo para lo primero el C. Lorenzo de Zavala, por unanimidad de
los diecisiete señores presentes que lo fueron Heredia, Suárez, Aburto, Villar,
Escudero, Guadarrama, Gamboa, González (D. José Rafael), González (D. José
Manuel), Valdez, Villagran, Macedo, Bars, Dávila, Ramírez, García y Ariscorreta,
Presidente.
Los mismos Señores sufragaron en favor del C. general José Figueroa,
que quedó electo teniente gobernador.
Por el sufragio de dichos Señores resultó nombrado primer consejero el
C. Vicente Paez.
También fue electo en iguales términos segundo Consejero el C. Francisco
Herrera Campos.
Para tercer consejero votaron en favor del C. Ignacio Aguilera, los señores
Aburto, Villár, Escudero, Guadarrama, Gamboa, Valdés, Macedo, Bars, Dávila,
Ramírez y García, y por el ciudadano German Pedroza, los señores, Heredia,
Suárez, González, (Don José Rafael), González (José Manuel), Villagran, y

– 276 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

presidente; quedo electo el ciudadano Aguilera por 11 votos contra 6 que


obtuvo el ciudadano German Pedraza.
Resultó por último nombrado cuarto consejero el C. Manuel Ignacio Ortiz
por los mismos 11 señores primeros de la elección anterior contra los seis
segundos que votaron por el C. José Gómez Benítez.
El señor Heredia pidió al congreso que en el distrito que publique el
resultado de las elecciones anteriores, se pongan al fin los dos artículos
siguientes.
“1º Estos funcionarios prestaron juramento de costumbre ante el
Congreso el día 12 de marzo próximo con el ceremonial ordinario”
“2º Un decreto especial designará el periodo en que deben funcionar
respectivamente”.
Su autor las apoyó en la necesidad que existe para que los nombrados
presten el juramento correspondiente, y se fije el día en que deben verificarlo.
Teniendo en consideración que conforme a lo acordado en el Plan llamado
de Zavaleta debe obsequiarse la ley fundamental del Estado, así, como las
particulares y carta federal en cuanto sea posible, supuestos el desorden que
produjo la revolución, hecha para establecer el orden constitucional pues es
claro que con respecto del 1º no ha de tener efecto el artículo 129 de la
Constitución Preventiva de que la elección de gobernador se hiciese el 1º de
Octubre cuyo tiempo ha pasado, puede llenarse el 129 que designa el 12 de
marzo para que dé principio a sus funciones y el 130 que prescribe el juramento;
y en cuanto al 2º ha tenido presente que se han hecho proposiciones al
Congreso para fijar el periodo en que deban ejercer aquellos funcionarios
con anticipación a su nombramiento, y que para la maledicencia a
imputaciones que tendiesen a suponer influencia en las deliberaciones sobre
la duración de los electos para adhesión a las personas que obtuvieron los
cargos, sería muy conveniente que sepa el público que el Congreso se ocupo
antes de designar los individuos, del tiempo que debían funcionar y que reserva
expedir el decreto que lo declare, por que antes no ha podido hacerlo así sin

– 277 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

infringir el artículo 10 de la convocatoria ó el 112 y 115 del reglamento interior


que concuerda con las disposiciones constitucionales; pues el uno dispone
el nombramiento á los cinco días de instalada la legislatura, y los otros eligen
tramites que no pueden darse en tan corto tiempo, causa para que las citadas
proposiciones se declararon de primera lectura; y por último, que no pudiendo
considerarse los artículo que funda con el carácter de ley o decreto, así como
no lo tiene el que publica la elección, suplicaba se declararon del momento.
El señor Aburto se opuso por juzgar los artículos en cuestión en identidad
de circunstancias con las proposiciones citadas, y á la que al mandárseles
dar los trámites de Reglamentos, se tuvieron como objeto de decreto que
ambas son entre sí contradictorias, y para consecuencia uno de los dos
extremos que abrasan, deberá formar la resolución del Congreso: que al
declararse del momento los artículos propuestos por el señor Heredia, se
inducirá una inconsecuencia cuando más se han tenido como de 1ª lectura
y los otros se pretendan publicar en un decreto, con cuyo solo hecho se les
concede el mismo valor.
El señor Heredia contestó desasiendo el equivoco padecido para el señor
que le precedió en el uso de la palabra, puesto que no se trataba de resolver
las proposiciones, sino de indicar que el Congreso se ocupa de ellas, y ofrece
dar oportunamente el resultado de sus deliberaciones sobre el particular.
Se declararon del momento, hubo lugar á votar, y se pasó á la discusión
de los artículos en particular.
El señor Villar dijo refiriéndose al primer supuesto que ya ha designado
en la ley fundamental el día de la posesión y juramento, era en su concepto
inútil la declaratoria que se solicitaba.
El señor Escudero dijo que aunque es cierto que se halla hecho ésta
sólo es para los casos ordinarios, y no extraordinarios como lo es el presente
para efecto de las combinaciones políticas; que un gobernador
constitucionalmente electo, debe jurar cuatro años comenzando sus
funciones el 12 de Marzo después de su elección, que como ya se ha dicho,

– 278 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

debió hacerse el 1º de octubre que acaso podrá pretenderse que se contara


el tiempo con inclusión del en que ha ejercido el poder ejecutivo del Estado
para el reconocimiento que ha obtenido de los pueblos que lo componen y el
del gobierno federal, y esto produciría una traba para seguir el orden que se
ha procurado restablecer: que en contra pudiera objetarse que sigue en el
gobierno sin aquella garantía, pero no es así si se atiende a que en el año de
29 fue destituida por la fuerza de un empleo a cuyo desempeño fuese llamado
legalmente y para el que prestó el juramento respectivo en el de 27 que hoy le
obliga hasta el día en que ha de sujetarse á otro nuevo á causa de la reelección
y que en tal virtud opinaba para la aprobación del artículo que se discute no
creía inconveniente alguno.
Declarado suficientemente discutido fue aprobado.
El señor Escudero, expuso que entendía que el Congreso al declarar del
momento los artículos, lo había hecho en el concepto de ser un puro acuerdo
que cabe en sus facultades económicas y por lo mismo no estaba para que se
insertase el 1º en documento que publique las elecciones sino que por medio
de un oficio se comunique al gobierno; y que por lo que toca al 2º esa de
opinión que lo retirase su autor porque que se han fijado proposiciones que
serán resueltas necesarias y acaso prontamente y entonces se dirá el resultado.
El señor Heredia dijo que no podía retirarlo porque estaba admitido a
discusión y se verá en la necesidad de repetir que no tiene por objeto la
determinación definitiva de las proposiciones presentadas con anterioridad
sino el anunció de que la legislatura las turnó en consideración.
Después de una ligera discusión entre los Señores García y Heredia,
éste reformó el artículo añadiéndole después de la palabra respectivamente
las siguientes:
“1ª. Para obsequiar la disposiciones constitucionales de la materia”
Se aprobó, previa la declaración de estar suficientemente discutida.
Se levantó la sesión pública para entrar en secreto de reglamento.

– 279 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

FIRMAS

Mariano Ariscorreta
Diputado Presidente

José Ma. Heredia


Diputado secretario

Fco. Suárez Iriarte


Secretario

– 280 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

– 281 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

– 282 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

– 283 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

– 284 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

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Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

– 286 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

Sesión de 22 de febrero de 1833

Leída y aprobada el acta de la sesión del día anterior se dio cuenta con
los oficios siguientes.
Del gobernador acompañando una representación de varios empleados
que no le reconocieron cuando el 1º de noviembre último volvió a encargarse
el gobierno del Estado ni se adhirieron al plan del general Santa Anna. Se
mandó para la Comisión que tiene antecedentes.
Del Secretario de Relaciones en que comenta quedar enterado el
Presidente de la República de la instalación de ese Congreso. Al archivo.
Del Secretario de Relaciones de Tabasco conservando á la legislatura
del año pasado solo la clausura de sus sesiones extraordinarias en el 21 de
julio. Archivo.
De la disposición permanente Tabasco contestando a la legislatura del
año próximo pasado sobre la clausura de sus sesiones extraordinarias el 4 de
julio. Al archivo.
Leyeron por segunda vez las proposiciones hechas por los señores
Escudero y Villar y la del Sr. Heredia, relativas al tiempo que deban funcionar
los individuos del gobierno nombrados en las presentes sesiones.
Fueron admitidas por el Congreso ambas proposiciones y se mandaron
pasar a la Comisión de asuntos constitucionales.
La de poderes presentó su dictamen que concluye con las siguientes
proposiciones.
“Se aprueba la elección que recayó en el Ciudadano general Juan de
Dios Lascano para décimo tercer diputado propietario de H. Congreso del
Estado”.
La turnado el señor Escudero en que el señor Lascano tenía todos los
requisitos necesarios y que las leyes exigen para obtener el cargo de diputado.
Se aprobó la proposición.

– 287 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

El señor Presidente dispuso que los señores Suárez y Guadarrama saliesen


á recibir al señor Lascano.
Así se verificó y en seguida hizo el juramento correspondiente.
El señor Heredia puso a la deliberación del Congreso, la proposición que
sigue.
“Pidió al H. Congreso se sirva disponer que la comisión de policía conteste
la publicación de sus actas en el periódico de esta ciudad.
Se apoyo su autor diciendo: señor esta augura asamblea acaba de dar
prueba inequívoca de su republicanismo y del interés que la mueve para que
los pueblos del Estado contribuyan del modo posible al esclarecimiento de
las materias de que pueda ocuparse la atención de su cuerpo legislativo
acordando la apertura de un buzón que facilite a los ciudadanos el conducto
más seguro para que envíen sus opiniones.
Todo gobierno popular procura la publicación de sus tareas con el fin de
potenciar a sus súbitos que se afanan para fijar la felicidad comunal. El nuestro
abunda en principios de igual naturaleza.
Las sesiones del Congreso imprimen para formar volúmenes excesivos y
ve tal cual particular y siempre con el atraso de un año o más que dilata su
impresión; y como no se llena por este medio la publicidad y aun cuando sé
consiguiera las reflexiones que sobre los asuntos que les discutan puedan
hacer algunos ciudadanos á la vista de las actas si se insertasen en un
periódico, resultaría inútil en caso contrario, sería muy conveniente que se
aprobará la proposición declarándola previamente del momento supuesto,
su carácter económico y que la Comisión de policía se halla ya para el artículo
108 del reglamento interior encargada exclusivamente de la redacción de
actas y decretos y de sus impresiones y de hacer al efecto las contrataciones
convincentes y equitativas que debe presentar a la aprobación del Congreso.
Estoy cierto de que se destruirá el atraso por la inspección de los
comisionados, circulará por todo el Estado el periódico de esta Ciudad y con
él las sanas intenciones de la legislatura. Los ayuntamientos se sobrevivirán

– 288 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

á el pues está mandado que lo hagan al en que conocen las sesiones, y los
editores no exigirán por esto más recompensa que la de que se contrato con
ellos la impresión de los tomos de actas.
El señor Gamboa dijo que en el Distrito Federal se publican el periódicos
diarios y de mayor extensión que el de esta Ciudad y sin embargo no se
consigue que en ellos se inserten sin demora las actas de las Cámaras, y
consiguientemente menos se lograría evitarla en el muy reducido del Fanal
que les han expuesto razones con el intento de fundar la proposición que
pugnan con ella, pues se asegura que no se retribuirán á los editores por las
impresiones y se pide que la contrate la Comisión de policía: que además se
ignora quienes sean y si convendrán en lo que se propone.
Fue declarada del momento y al señor Heredia dijo: que parece habría
un equívoco al suponer que el Congreso tenía necesidad de hacer el contrato
y del saber quienes eran los edictores cuando por virtud del artículo citado
del reglamento, el convenio era de la Comisión y no del Congreso, y ella
cuidaría de que no fuese grabado el erario y de que no se dilatase la
publicación, lo que sucediera nunca sería por tanto tiempo como en la
actualidad.
El señor García dijo que estuvo porque no se declarase del momento la
proposición porque aunque es muy laudable la intensión del autor son
atendibles las razones dispuestas por un señor preopinante, pero que ya lo
estaba y por tanto sería oportuno que se tuviere como de primera lectura
pues nada importaban dos días más o menos para la resolución y se daría
tiempo a que se meditase detenidamente su objeto librándose así de un
compromiso al Congreso, si dispusiera un gasto cuya cantidad no se designara
cuando todos y cada uno de sus miembros desean la publicación de sus
trabajos, pero también que por ella vean sus comisiones que no proceden a
la erogación de suma algunas sin tener antes presentes los actios precisos
para determinarla.

– 289 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

El señor Heredia reprodujo las razones que favorecen su proposición


añadiendo que de todo deberá encargarse la Comisión de policías así como
de que en manera alguna se grave el erario y que no podía tenerse como de
primera lectura cuando ya había sido declarada del momento.
El señor García dijo: que no ha podido ni debido dudar de la buena fé de
la Comisión y está muy cierto que el contrato no seria oneroso al Estado y se
halla dispuesto por el objeto de la proposición pero no en el modo con que
está redactada pues deja arbitrario el gasto supuesto que no se regula
anticipadamente.
El Señor Escudero dijo: que los señores que le habían precedido en el
uso de la palabra estaban de acuerdo con el fin esencial de la proposición y
sólo diferían en los modos de llenarlo: que podría adoptarse un temperamento
permitiendo la impresión de las actas á los editores y prefiriéndolos en igualdad
de circunstancias para la de los turnos de sesiones lo que podría conseguirse
si el autor redactaba de otro modo el artículo.
El señor Heredia añadió al fin de su proposición las palabras «con tal,
que en ello no se grave el erario público».
El señor García insistió en que no se hería el punto de la dificultad, pues,
en concepto de la Comisión podría gastarse una cantidad por cuantoquiera
enviarla y no resultar gravado el erario.
El señor Heredia substituyó las palabras no se grave con las de nada
grave.
El señor Escudero dijo: que si no se gasta le parecía inútil la voz contrato
que se usa en la proposición.
El señor Heredia dijo: que no media precio en el contrato porque no es
pecuniario sino un convenio un pacto para acordar el modo de hacer las
impresiones.
Precisó la proposición.
El mismo señor presentó las que siguen:

– 290 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

“La 1ª : las primeras sesiones se cerraron el 1º de marzo después que le


hagan los nombramientos prevenidos en el artículo 4º del Plan de Zavaleta”
“2º El mismo día, en la tarde se celebrará la junta preparatoria para la
apertura de las sesiones extraordinarias que se hace verificar el 2 de marzo
siguiente.
Su autor dijo: que el artículo 11 del reglamento interior previene que 8
días antes de las primeras sesiones se celebre la primera firma preparatoria y
cuatro después la segunda para el nombramiento de Presidente y Secretarios,
los que no ha podido hacerse por virtud de la circunstancia y el artículo 4º del
Plan de Pacificación señala el 1º de Marzo para la elección del Presidente de
la República, Vice presidente y Senadores, y en consecuencia sólo queda la
tarde del día 1º para la junta preparatoria, y nadie por tanto durará de la
precisión que haga para que sean aprobados los artículos propuestos, previa
la declaración de los del momentos, supuesto que ella, cabe en las facultades
económicas de la legislatura de las que han usado en sesiones anteriores
por iguales motivos.
Se declararon del momento y habiendo lugar á votar fueron aprobados
sin discusión.
Se levantó la sesión.

FIRMAS

Mariano Ariscorreta José Ma. Heredia


Presidente Diputado secretario

Fco. Suárez Iriarte


Secretario

– 291 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

– 292 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

– 293 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

– 294 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

– 295 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

– 296 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

– 297 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

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José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

– 299 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

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José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

– 301 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

Sesión del 23 de febrero de 1833

Leída y aprobada el acta de la sesión del día anterior, se dio cuenta con
un oficio del Gobernador en que remite el expediente sobre la petición interina
que hizo de algunas plazas de la Secretaría de este congreso, con objeto de
que al tiempo de su instalación hallare expeditas sus oficinas.
Se mandó pasar a la Comisión de Justicia.
Se dio 2ª lectura á la proposición de los Suárez relativas a que declare
que el artículo 10 de la convocatoria no ligó las facultades del Congreso para
nombrar precisamente el día que sita a los individuos del gobierno.
Su autor dijo, que la causa que los motivó ha cesado con la elección de
gobernador, vice presidente y consejeros, pues no hay otra que la de que se
designe el día en que debía verificarse aquella sin sujetarse a lo que previno
la convocatoria; y que para tanto resultaban inútiles sus proposiciones y se
hallaba en el caso de retirarlos, como un efecto lo hizo.
El señor García expuso que la opinión y merecido concepto que obtiene
en el juez el C. general José Sigüenza puede y debe hacer muy conveniente
su presencia en el estado para el que ha sido nombrado teniente gobernador,
mayormente en la actuales circunstancias en que asoman algunos
movimientos en el Distrito de Cuernavaca: que en consecuencia y estando
de comandante general. De la alta o baja California le es indispensable la
licencia correspondiente del Presidente de la República y por lo mismo pedía
, al Congreso declarase del momento y se sirviese aprobar la proposición que
sigue:
“que el gobierno exige al presidente de la República para que en obsequio
del Estado se sirva permitir al general C. José Sigüenza venga á desempeñar
el empleo teniente gobernador para que lo nombró esta honorable asamblea,
a la mayor posible brevedad”.
Se declaró del momento, hubo lugar á votar y fue aprobada.
Se levantó la sesión.

– 302 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

FIRMAS

Mariano Ariscorreta
Presidente

José Ma. Heredia Fco. Suárez Iriarte


Diputado secretario Secretario

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Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

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José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

– 305 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

Sesión de 25 de febrero de 1833

Leída y aprobada la acta de la sesión anterior del día 23, se dio cuenta
con los oficios siguientes.
De la Cámara de Diputados del 5º Congreso Constitucional de Oaxaca,
participando haber dado principio á sus funciones abriendo sesiones
extraordinarias. Se mandó contestar de enterado con agrado.
Del de San Luis Potosí comunicando su instalación como 3º
Constitucional. De entender con agrado.
Del de Querétaro haciendo igual comunicación que se conteste del
mismo modo que los anteriores.
Del Ayuntamiento de Zacatecas, acompañando tres ejemplares de la
lista de jurados que se acuse el recibo.
Se leyó una exposición de los Ciudadanos José Francisco Gutiérrez,
Antonio Salsos y Pablo Ochoa, sobre que se le pague el haber que disfrutan
como retirados del Ejercito. Se mandó pasar al Gobierno para que resuelva
sobre el particular.
También se dio cuenta con dos oficios del gobierno.
1º Contestando haber dirigido al Presidente de la República la excitación
que acordó este Congreso para que permita al general ciudadano José
Figueroa, venga a desempeñar su encargo de teniente gobernador, a sus
antecedentes.
2º manifestando los motivos por que suspendió los efectos de decreto
expedido para la anterior legislatura sobre devolución de sus bienes á los
misioneros de Filipinas, y proponiendo un proyecto de ley para que
declarándose pertenecientes al Estado los bienes, se dividan en posesiones
suficientes para alimentar una familia, los terrenos de las fincas rusticas,
distribuyéndose entre los ciudadanos que quieran tomarlas a censo perpetuo
á razón del poblado anterior. Se mandó pasar á la Comisión de Asuntos
Constitucionales y Hacienda.

– 306 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

El señor Heredia dijo, que los principios que envuelven y proposiciones


que contiene la iniciativa del gobierno, hacen honor al individuo encargado
del Poder Ejecutivo del Estado, lo mismo que al Congreso en que justamente
supone ideas liberales y un interés muy vivo en procurar la felicidad de los
pueblos que representa: que para que lo conozcan y vayan teniendo pruebas
de esta verdad, sería conveniente, como lo proponía, que en el periódico de
esta ciudad se imprimiese la expresada iniciativa.
Pregunto el Congreso, lo acordó así por unanimidad de los señores
presentes. El mismo señor Heredia dijo que observó de acuerdo a la mayor
parte de los señores diputados en cuanto á la impresión de las actas de la
legislatura en la discusión anterior, definiendo solamente algunos en punto
á la redacción de los artículos, que retiro y que presentaba reformas pidiendo
fuesen declarados del momento como puramente económicos: que la utilidad
de la publicación de las actas era conocida por votos; y que como en el
documento del 7 de Mayo de 1824 se prohíbe la impresión si no es con permiso
del Congreso obtenerlo tiene por objeto su primera proposición que la segunda
sólo esta arreglada al espíritu del acuerdo de 18 de Mayo de 1831, preventivo
de que un diputado corra con la dirección de todas las impresiones del
Congreso y el gobierno cuide de hacer los ajustes,, entregar, el papel y verificar
los pagos, previo aviso de los señores secretarios.
Declaradas del momento, hubo lugar á votar, y se procedió á la discusión
en lo particular.
“1ª Pido al Congreso se sirva acordar que las actas de sus sesiones se
publiquen en el periódico de esta ciudad, haciéndose al Gobierno, la
comunicación correspondiente”. Aprobado.
“2ª En consecuencia pido también al mismo Congreso, se sirva nombrar
el Diputado comisionado para su impresión, de que habla el acuerdo de 18
de Mayo de 1831”.

– 307 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

El señor Heredia dijo que acordada la impresión de las actas, el


nombramiento del señor diputado que se encargarse de ella era una
consecuencia precisa y que por lo mismo debía aprobarse.
El señor Aburto dijo, que el señor Presidente y no el Congreso, hiciese el
nombramiento por ser de sus atribuciones..
El señor Heredia contestó que si se aprobaba el artículo, se preguntaría,
si el Congreso o su presidente lo verificaba, pero ya se había declarado en
estado de votar.
El señor García propuso que se adicionase con las palabras por conducto
de la Mesa, después de la de nombrar.
El señor presidente, dijo creía que el artículo debía aprobarse en los
términos en que se halla redactado, para luego hacerse la conveniente
aclaración. Se aprobó.
A petición del señor García se preguntó, si la Mesa nombraba el Diputado
que había de dirigir la impresión de las actas, y se declaró para la afirmativa,
resultando electo el Sr. Heredia.
El mismo señor Presidente manifestó que estaban nombrados para la
Comisión de Asuntos Constitucionales los señores Suárez, Villagrán y González,
(Don José Manuel).
Se levantó la sesión pública para entrar en secreta de reglamento.

Mariano Ariscorreta
Diputado Presidente

José Ma. Heredia Fco. Suárez Iriarte


Diputado secretario Secretario

– 308 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

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Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

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José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

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Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

– 312 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

Sesión de 26 de febrero de 1833

Leída y aprobada el acta de la sesión del día anterior se dio cuenta con
los oficios siguientes del Gobierno.
1º Contestando quedar impuestos del acuerdo de este Congreso sobre
que las sesiones se cierren el día 1º de Marzo próximo, celebrándose en la
tarde, la junta preparatoria para la apertura de las extraordinarias. Se mandó
archivar.
2º remitiendo una exposición del perfecto de presupuesto de jula en que
pide se trasladara á Tepeji del Río, la Cabecera de aquel Distrito a la Comisión
de Gobernación.
Se leyó por 4ª vez el Dictamen., de la Comisión de puntos constitucionales
que recayó en las proposiciones relativas al tiempo que deban funcionar los
individuos del gobierno, últimamente electos.
También se dio 1ª lectura á otro dictámen de la misma Comisión sobre la
renuncia que ha hecho del cargo de Diputado el ciudadano José María
Vásquez.
El señor Heredia dijo, que el interés de que se aumentase lo más pronto
posible, el número de Señores diputados para que se acabaràn de nombrar
las comisiones y se distribuyesen las tareas del Congreso para, de este modo,
debía caminar en su deliberaciòn con mejor regularidad, lo estimulaba a pedir
como lo hizo, que se declarase del momento, el dictamen anterior, tanto más
cuanto que el objeto que contiene es seguramente económico.
El señor García, coincidió con respecto á la utilidad que produciría la
mayor reunión de miembros en la legislatura, pero no en lo que tocaba á
declarar de obvia resolución el dictamen para que su concepto envolvía una
dispensa de ley, y no consideraba que hubiese una absoluta necesidad para
precipitar determinada que deben ser presididas para la circunspección y
madurez, exponiendo que el señor Vásquez, como dice, no tiene la ilustración

– 313 –
Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

necesaria para servir el alto encargo de representante del pueblo, no debe


por manera alguna suponerse falto de sentido común y antes bien indica su
diéresis la sencilla exposición que forma su renuncia que siendo sumamente
delicado aprobar ó reprobar la proposición con que la Comisión concluye, al
emitir su parecer, convendría al cierto dejar que corriese todos sus trámites y
que últimamente, el Congreso tenía facultades para conocer de la nulidad ó
validez de los actos electorales de la junta general, por lo que no se le había
dado una medida para la que pudiese juzgar el grado de ilustración de los
electos, para lo que no siendo clara la legalidad de la excusa, y estando en el
caso de pasarse con detenimiento las razones que pudieran favorecer la
renuncia o su in admisión, insistía en los trámites que exige el artículo 11 del
Reglamento.
El señor Heredia contestó que el artículo que se cita previene que ningún
proyecto de ley o documento pueda acordarse sin que sobre él haya dado su
dictamen la Comisión y sin que éste haya sufrido dos lecturas con intervalos
de cinco días entre una y otra; pero es en su concepto muy distinto el caso en
que esta el dictamen, para la resolución que demanda solo puede gravarse
como económica y no con el carácter de ley ó decreto: que no debe tenerse la
reprobación de aquel pues esta apoyado por el artículo 66 de la Constitución,
que dice: «Ningún ciudadano podrá excusarse del cargo de Diputado, sino
en el caso de reelección inmediata avisando si fuese posible, á la junta
electoral á efecto de que nombre otro antes de disolverse»
El señor González (Don José Rafael), dijo que además de los fundamentos
en que descansa la opinión del señor García, el artículo 113, del Reglamento
dispone que sólo en asuntos de poca importancia que no puedan producir
resolución, que sea ley, decreto o disposición trascendental a todo el Estado,
o parte considerable de él puedan hacerse producir para que desde luego se
discutan y resuelvan, que el punto en cuestión tiene por base dejar á una
parte del Estado, sin su representación, ó con ella, y nadie dudará que interesa

– 314 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

inmediatamente a todo o á una parte considerable de el, y bajo este concepto


juzgaba que no debía declararse del momento el dictamen.
El señor presidente expuso que el Congreso 1º Constitucional y el del
año de 30, sin duda declararon de obvia resolución casos de igual naturaleza,
para entre sus acuerdos están incluso los que trataron de las renuncia que
los señores diputados de aquella épocas, la Madais, Montañes y Manzano.
El señor García dijo que los mismos términos que conducen á dictar una
ley deben llevar a su derogación ó modificación, y que para obsequiar este
principio, no hay necesidad alguna de apresuramientos en un asuntos en
que deben examinarse con escrupulosidad si son o no justos los motivos que
alega en su favor el renunciante cuando hay reglas fijas en la carta
fundamental, de nada puede servir la conducta buena o mala de nuestros
antepasados.
Se preguntó al Congreso si se declaraba del momento el dictamen, y
acordó por la negativa.
Se levantó la sesión pública para entrar en secreta extraordinaria.

FIRMAS

Mariano Ariscorreta
Presidente

José Ma. Heredia Fco. Suárez Iriarte


Diputado Secretario Secretario

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Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

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José Ma. Heredia y Heredia
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Onoria Céspedes Argote
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José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

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Onoria Céspedes Argote
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Sesión de 27 de FFebrero
ebrero de 1833

Leída y aprobada el acta de la sesión del día anterior, se dio cuenta con
un oficio del gobierno en que consulta cual sea la cooperación que ha de
prestar el Gobierno en que tenga efecto el acuerdo del Congreso relativo a
que las actas de sus sesiones se publiquen en el periódico de esta ciudad. Se
mandó pasar á la Comisión de Policía.
El señor García dijo, que creía no haber necesidad de que se abriese un
dictamen cuyos trámites demorarían la impresión de las actas; mucho más
sólo se trata de una aclaración que inmediatamente puede hacer la Comisión
de Policía.
El señor Presidente expuso, que al dar el trámite á la consulta del
Gobernador, tubo presentes las razones vertidas por el señor Preopinante,
porque se resolvió sin embargo, para que desde luego presentase la Comisión
por escrito como lo verificaría.
Se dio cuenta con el dictamen de la Comisión de Poderes, que concluye
con la siguiente proposición.
“Se aprueba el nombramiento que para 21 diputados propietarios se
hizo en él de Don Joaquín Solórzano.
El señor Villar dijo, que no había tenido inconveniente la Comisión en
consultar se aprueba la elección del señor Solórzano, por encontrar en el los
requisitos que exige la ley.
Declarada en estado de votar fue aprobada la proposición.
El señor Presidente dispuso enseguida que los señores Suárez y Aburto
pasasen á recibir al referido señor Solórzano; el que prestó el juramento de
estilo.
La Comisión de Policía presentó su dictamen sobre el oficio de que se ha
hecho mención, proponiéndose conteste al gobernador, lo que sigue.
“La cooperación que el gobierno ha de prestar á la impresión de las actas
de las sesiones del Congreso en el periódico de esta Ciudad, es la que se

– 320 –
José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

demarca en la orden de 18 de Mayo de 1831, comunicada al Ejecutivo en 2 de


Junio del mismo”
El señor Presidente dijo que el acuerdo de que se trata, se contrajo
únicamente a la inserción de las actas en el periódico esta Ciudad con el
objeto de que los pueblos se instruyan de las deliberaciones legislatura y no a
la impresión de los tomos, que se hace por separado de otras actas; que la
mente del Congreso al darlo, fue la de que se sujetare el Gobierno., a lo que
previene la que se cita en la proposición que se discute la cual deja al cuidado
del Gobernador, hacer los ajustes, entregar el papel y verificar los pagos de
dichas impresiones, remitiéndosele al efecto los expedientes y demás papeles
que existían en el archivo sobre la materia; y que por tanto pedía se aprobase,
previa la declaración de ser del momento.
Así se acordó y fue aprobada la proposición.
Se levantó, la sesión pública para entrar en secreta extraordinaria.

FIRMAS

Mariano Ariscorreta
Diputado Presidente

José Ma. Heredia Fco. Suárez Iriarte


Diputado secretario Secretario

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Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

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José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

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Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

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José Ma. Heredia y Heredia
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Sesión de 28 de FFebrero
ebrero de 1833

Leída y aprobada el acta del día anterior, se dio cuenta con una exposición
que apareció en el buzón, relativa á que en el local donde este se haya se
pinte una concha ó cualquier adorno con un lema que manifieste el objeto
de su apertura, así para llamar la atención del público, como para evitar la
equivocación que pueda haber. Se mandó pasar a la Comisión de policía
interior.
El señor Gamboa, hizo la siguiente proposición que pidió se declarase
del momento.
“Se presentará á la aprobación del Congreso la contrata que se celebró
con los Editores del Fanal, acerca de la publicación de las actas”.
Su autor la fundó, diciendo que con ella se sigue el espíritu del artículo
108 del reglamento interior que faculta a la Comisión de Policía, para toda
clase de impresiones haciendo los ajustes y contratos más convenientes y
equitativas, que presentará á la aprobación del Congreso sabe que el Gobierno,
paga actualmente 300 pesos para el sostén del periódico de esta Ciudad,
dando además el papel que se necesita; y que debiéndose comprender estos
gastos en la contrata que se celebre, se pone de este modo bajo un punto de
vista el asunto y con la aclaración necesita para su aprobación.
Declarada del momento, hubo lugar á votar, y fue aprobada.
El señor Villar expuso que aunque no se halló presente en la sesión del
día en que se mandó imprimir la iniciativa del gobierno sobre que se ocupen
para él Estado los bienes que administraban los Padres Misioneros de Filipinas,
estaba impuesto de este acuerdo; y como observaba que en el número del
periódico en que se imprimió, no se hacía mención de él excitaba á la Mesa
á fin de que se hiciera constar en el número subsecuente.
El señor Presidente anunció para mandar, la elección de Senadores y
candidatos para la presidencia y Vicepresidencia de la República.
Se levantó la sesión pública para entrar en secreta ordinaria.

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Onoria Céspedes Argote
C o m p i l a d o r a

FIRMAS

Mariano Ariscorreta
Presidente

José Ma. Heredia Fco. Suárez Iriarte


Diputado secretario Secretario

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José Ma. Heredia y Heredia
D i p u t a d o

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Onoria Céspedes Argote
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José Ma. Heredia y Heredia
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Sesión de 1º de Marzo de 1833

Leída y aprobada el acta del día anterior, se le dio cuenta con los oficios
siguientes:
De la legislatura de Michoacán participando su instalación, se mandó
contestar felicitándole.
De la de Guanajuato haciendo igual comunicación y que se contestó del
mismo modo:
De la de Veracruz sobre lo mismo: que se le felicite.
Del gobernador contestando haber librado la orden correspondiente a la
tesorería, para que se abonen las dietas á los Señores Diputados desde las
fechas en que han comenzado a ejercer sus funciones, al archivo.
Del mismo en que remite una solicitud del ciudadano Lic. Agustín Vallarta
en que se rehabilite para poder obtener empleo de su profesión. A las
comisiones unidas de Justicia y Legislación.
Se reservó para el lunes la lectura de una exposición que se recibió para
el buzón.
Se procedió enseguida á la elección de los dos candidatos para la
presidencia y vicepresidencia de la República resultando electos para el primer
encargo el ciudadano general Antonio López de Santa Anna por unanimidad
de los diez y ocho Señores y sufragaron y los fueron Heredia, Suárez, Villa,
Aburto, Lazcano, Guadarrama, González (Don. José Rafael), González (D. José
Manuel), Gamboa, Villagrán, Solórzano, Bans, Macedo Dávila, Ramírez, Valdés,
García y Ariscorreta presidente.
Quedó nombrado para el segundo encargo el ciudadano Valentín Gómez
Farìas por unanimidad de los mismos Señores.
Para primer senador, salió electo el ciudadano general Antonio Mejía,
por quince votos de los Señores que concurrieron a las votaciones anteriores
excepto los señores Heredia, González (don José Rafael) y Villagrán, que
sufragaron en favor del ciudadano Lic. Mariano Ariscorreta.

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Onoria Céspedes Argote
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Para segundo quedó nombrado el ciudadano Juan Wenceslao Barquera


por unanimidad de los mismos señores.
El señor presidente dispuso que los señores Suárez, Solórzano, Dávila y
Ramírez saliesen á recibir al gobierno y habiéndose presentado éste, el E.S.
gobernador pronunció el siguiente discurso:
Señores Diputados: en los doce días que han durado las sesiones
extraordinarias de esta H. Asamblea se han hecho por parte del Ejecutivo del
Estado las comunicaciones que en su opinión eran de absoluta necesidad
poner en conocimiento de los legisladores para descargar la responsabilidad
que ha pesado únicamente sobre sus hombros durante el periodo de tres
meses y medio en las más arduas circunstancias. La elección que habéis
hecho por unanimidad en mi persona para desempeñar el encargo de
gobernador, me indica que mis procedimientos han merecido la aprobación
del pueblo y de sus representantes y que la calumnia se ha estrellado en la
fuerza y energía que ha opuesto el resultado de nuestras luminosas
investigaciones. Habéis salvado Señores diputados mi reputación y este
honroso testimonio de vuestra parte me impone una nueva obligación de
cumplir los graves compromisos en que entra un funcionario de tal categoría
en una República.
Vosotros habéis ejercido los sagrados deberes á que fuiste convocados
para este corto intervalo dejáis reorganizado, el Estado sobre las bases de la
Constitución y de los tratados de Zavaleta y habéis sufragado para los destinos
de presidente, vicepresidente y senadores para el gobierno de la Unión. Nuestra
sagrada misión está cumplida en esta parte cooperando con los otros Estados
á dar á los poderes generales la estabilidad y firmeza que sólo pueden emanar
de la legalidad de los actos y de la libre expresión de la voluntad de los pueblos.
El Señor presidente contestó en los términos siguientes:
Memorable será por siempre en el Estado de México este día en que sus
representantes va a suspender sus tareas, será de eterna y feliz recordación
porque su venida en el anuncio de que el Congreso llenó ya los objetos del

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José Ma. Heredia y Heredia
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Plan de concordia firmado en Zavaleta y de la convocatoria que expidió el


Ejecutivo.
La legislatura á pesar de que en el cortó periodo de su reunión
extraordinaria ha tenido limitado el uso de sus facultades a determinados
objetos y atadas las manos por decirlo así, para ocuparse de grandiosos
proyectos se congratula de haber puesto al frente de los negocios del Estado
a la virtud y al mérito de haberle dado digna representación de la al pleno
goce de la libertad.
Ha procurado además dar parte al pueblo en sus deliberaciones
franqueando arbitrios a los ciudadanos para que su voz se deje escuchar en
el santuario de las leyes, ha dispuesto publicar sus trabajos haciendo
desaparecer los tiempos de oscuridad en que la simulación y el misterio
caracterizaban los actos de los encargos de dirigir la cosa pública.
No ha podido en fin poner en acción todos los resortes que los
representantes del Estado desean mover para afianzar las libertades públicas,
pero los objetos que lo han ocupado son tales que el resultado de sus tareas
han llenado de aliento y esperanza a los libres y de confusión y despecho a
los enemigos de la libertad, ellos conocen ya las manos con que han de luchar,
para que la tiranía recobre su fando imperio, y desesperando del triunfo ocurren
a desahogarse atacando con torpes imposturas la conducta de los depositarios
del poder.
Mañana brillará la aurora más risueña y expedito el Congreso en el uso
de todas sus facultades constitucionales iniciará sus tareas después de un
pequeño receso, deseoso de dar a los pueblos paz, abundancia y libertad.
Habiéndose retirado el gobierno se suspendió la sesión que continuó
después procediéndose a la elección de presidente y secretario, de la Junta
preparatoria de la tarde de este día quedando nombrado para lo primero el
señor Ramirel y para lo segundo el señor Solórzano.
El Señor presidente dijo: «El Congreso del Estado de México cierra sus
sesiones hoy día 1º de Marzo de 1833»

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Con lo que leídas y aprobadas estas actas se levantó la sesión.

FIRMAS
Mariano Ariscorreta
Diputado Presidente

José Ma. Heredia Fco. Suárez Iriarte


Diputado secretario Secretario

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Bibliografía

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José Ma. Heredia y Heredia
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Cronología herediana (1803-1839), González del Valle Francisco. Cuba, 1939.


Crónicas de Santiago de Cuba. Bacardí, Emilio. Cuba, 1922.
Datos para la historia de Toluca, Salinas, Miguel. Biblioteca del Estado de
México, México, 1965.
Diccionario biográfico cubano, Calcagno, Francisco. Nueva York, 1878.
El Estado de México. Marcos Históricos y geográficos, Romero Quiroz,
Javier. Ediciones del Gobierno del Estado de México, Toluca, 1984.
Fundación del Instituto Literario del Estado de México, Herrejón, Carlos.
Universidad Autónoma del Estado de México, Toluca, 1978.
Historia de la literatura mexicana, González Peña, Carlos. Secretaría de
Educación Pública, México, 1978.
Historia de Cuba, Guerra, Ramiro. Ciencias Sociales, La habana, 1968.
Historia del Estado de México, Sánchez García, Alfonso, Universidad Autónoma
del Estado de México, Toluca, 1969.
Obras Completas, José Martí, Ciencias Sociales, La Habana, 1973
Obras Poéticas de José María Heredia, dos tomos. Poesías. Imprenta y
Librería de N. Ponce . Nueva York, 1875.
Poesías Completas de José María Heredia. (Estudio preliminar de
Raimundo Lazo). Editorial Porrúa, S. A. México, 1974.
Vida de José María Heredia en México, García Garófalo Mesa, Manuel .
Ediciones Botas, México, 1945.

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Índice

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Presentación ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 9

Prólogo ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○
13

Discurso de Heredia en el Aniversario del Grito de Independencia ○ ○ ○ ○ 37

Discursos de José María Heredia en el Estado de México como orador


central en el aniversario del grito de independencia de México ○ ○ ○ ○ ○ ○ 39

Discurso pronunciado en la plaza mayor de Toluca el 27 de septiembre de


1834, por José María Heredia, ministro de la excelentísima audiencia del
Estado de México y vocal de la junta patriótica nacional. ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 47

Dircuso pronunciado en la festividad cívica de Toluca, el 16 de septiembre


de 1836 por el ciudadano José María Heredia, Magistrado de la Exma.
Audiencia México. ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○
54

Nombramientos ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○
61

Nombramiento del Lic. José María Heredia y Heredia como socio del
Instituto de Geografía y Estadística de México. ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 63

Nombramiento del Lic. José María Heredia y Heredia como miembro de


la Academia Nacional de la Historia ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○
64

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Nombramiento del Lic. José María Heredia y Heredia como miembro de


la Academia de la Lengua de México. ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 66

Prospecto de las lecciones de Historia Universal ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 69

Índice el primer tomo del IRIS Núm. 1 El Iris Periódico, crítico y literario
por Linati, Galli y Heredia Tomo I México: 1826 ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 78

Viaje al Nevado de Toluca ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 81

Selección de poesías de José María Heredia y Heredia ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 91


A mi padre, en sus días ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 93
En una tempestad ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 96
La vuelta al sur ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 99
Al Popocatepetl ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 105
En el Teocalli de Cholula ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 113
Niágara ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 119
Epístola al ciudadano Andrés Quintana Roo ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 125
El himno del desterrado ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 132
Dedicatoria de mis poesías eróticas a mi esposa ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 136
A mi madre ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 137

Documentos: Labor como diputado ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 141

Actas de la V Legislatura del Estado de México 15 de febrero de 1833 a 1o.


de marzo de 1833. ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 165

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Día 15 de febrero de 1833. Primera Junta Preparatoria. ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 167


Día 16 de febrero Segunda Junta Preparatoria ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 175
Sesión de 17 de febrero de 1833 ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 206
Sesión de 18 de febrero de 1833 ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 230
Sesión del día 19 de febrero de 1833 ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 253
Sesión de 20 de febrero de 1833 ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 258
Sesión de 21 de febrero de 1833 ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 276
Sesión de 22 de febrero de 1833 ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○
287
Sesión del 23 de febrero de 1833 ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 302
Sesión de 25 de febrero de 1833 ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 306
Sesión de 26 de febrero de 1833 ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 313
Sesión de 27 de febrero de 1833 ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 320
Sesión de 28 de febrero de 1833 ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 325
Sesión de 1º de marzo de 1833 ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 329
Bibliografía ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 339

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