Obrasdepaso Norma Española PDF
Obrasdepaso Norma Española PDF
Obrasdepaso Norma Española PDF
Obras de paso
de nueva construcción
Conceptos generales
2000
Este trabajo ha sido realizado por la Dirección Técnica de la Di-
rección General de Carreteras. La ingeniero responsable, D." Olga
Calvo Lucas, ha contado para su elaboración con la asistencia de
D.Juan Luis Alcala Sánchez, D. Florencio del Pozo Vindel y
D. José M." Villar Luengo.
Se invita a los usuarios al análisis críticio de su contenido. Los co-
mentarios y sugerencias pueden ser remitidos al Servicio de
Puentes y Estructuras de la Dirección General de Carreteras.
CARRETERAS-Instalaciones accesorias
PUENTES DE CARRETERA-Normastécnicas
624.21.8
625.745.1
I.S.B.N.:84-498-0474-4
NIPO: 161-00-056-1
Depósito Legal: M-24.349-2000
Fotocomposición: AM-2000
Imprime: Cofás. S. A.
Los avances técnicos que se han producido en las Últimas décadas, han propicia-
do la aparición de un amplio espectro de tipologías de obras de paso. Ello, unido al
fuerte impulso inversor de las dos Últimas décadas, ha conducido a disponer en este
momento de la suficiente experiencia en la Dirección General de Carreteras en ma-
teria de concepción, calculo estructural, tecnología de los materiales, sistemas cons-
tructivos, así como en los aspectos más significativos de la conservación y repara-
ción de estructuras.
Por todo lo anterior, se ha considerado interesante disponer del documento que aquí
presentamos, y que pretende ser una ayuda a los Ingenieros Directores de proyec-
tos y obras, así como a los Jefes de Unidades de Carreteras, en su quehacer dia-
rio en materia de obras de paso.
En síntesis, el documento plasma criterios tendentes a la armonización de las so-
luciones tipológicas, así como en los referentes a tableros, pilas, estribos, cimenta-
ciones y elementos funcionales; el Último capítulo se dedica a los casos más fre-
cuentes actualmente en el proyecto y construcción de obras de paso de autovías.
Por Último, una decidida intención al redactar este documento ha sido mantenerlo
“vivo” y permanentemente actualizado. Todo ello, lógicamente, con la necesaria
aportación de todos los ingenieros vinculados con las obras de paso, a los que des-
de aquí les pido sus ideas al respecto.
EL DIRECTOR GENERAL
DE CARRETERAS
3
iNDlCE
Página
INTRODUCCI~N......................................................................................................... 9
.
2 TABLEROS ....................................................................................................... 29
.
2.1.3.1 . Secciones tipo. Esbelteces ................................................ 37
2.1.3.2. Procesos constructivos ...................................................... 39
2.1.3.3. Rango de utilización ......................................................... 39
2.1.3.4. Cuantías ........................................................................ 39
3. PILAS ......................................................................................................... 61
4. ESTRIBOS ................................................................................................... 67
5. CIMENTACIONES ....................................................................................... 75
6
.
6 ELEMENTOS FUNCIONALES ........................................................................ 79
6.1.APOYOS ............................................................................................. 79
6.2.JUNTAS ............................................................................................. 80
6.4.DRENAJE ............................................................................................. 83
.
7 APLICACIONES CONCRETAS ..................................................................... 85
7
Con este documento se pretende mostrar cuáles son las obras de paso de carrete-
ra que, con mayor frecuencia, se proyectan y construyen en nuestro país. Por tan-
to, aunque se relacionan, no se desarrollan tipos que por sus características no son
de uso frecuente o susceptibles de sistematización. Tal es el caso de los puentes
colgantes, atirantados, arcos, etc.; o los puentes con pretensado exterior, que tam-
poco se analizan por ser ésta una aplicación del pretensado de la que en España
hay, por el momento, pocas realizaciones. Asimismo, tampoco se incluyen las es-
tructuras de acero corrugado galvanizado, ni las pasarelas y, aunque algunos de los
tipos estructurales analizados se emplean para la construcción de obras de drena-
je, éstas también quedan fuera del ámbito de aplicación de este documento.
Se consideran no solamente los aspectos estructurales, fundamentalmente condi-
cionados por las luces a salvar y con los que se encuentran estrechamente ligados
los posibles tipos estructurales de obras de paso, sino también otros aspectos de
carácter constructivo, de conservación y explotación, estéticos, etc., que pueden
condicionar, tanto o más que los estructurales, la elección de un determinado tipo.
El documento se ha organizado en siete cepítulos. El capítulo 1, de carácter gene-
ral, trata aquellos aspectos que son comunes a la mayoría de las obras de paso.
Hace especial hincapié en los condicionantes de proyecto y en la relación que exis-
te entre las luces de vano y las posibles tipologías estructurales, así como entre los
rangos de luces y los posibles procedimientos constructivos.
En los capítulos 2 a 6, dado que algunos de los elementos de las obras de paso
pueden resultar comunes a diferentes tipos estructurales, y para que la exposición-
resulte más clara, se analizan respectivamente:
Tableros.
Pilas.
Estribos.
Cimentaciones.
Elementos funcionales.
Por Último en el capítulo 7, en base a lo expuesto en los capítulos anteriores, se
analizan con mayor extensión los tipos de obras de paso de más frecuente utiliza-
ción en los proyectos de autovías, estudiándolos bajo tres epígrafes: pasos supe-
riores, pasos inferiores y otros puentes y viaductos.
9
1. CONCEPTOS GENERALES
1.1. DEFINICIONES Puente de carretera. De acuerdo con la IAP, “en el concepto puentes de carrete-
ra, se consideran incluidas las obras de paso que soportan cualquier tipo de vía de-
finida en la Ley de Carreteras y en el Reglamento que la desarrolla, como de com-
petencia estatal, cuya función sea, por tanto, salvar una discontinuidad en un trazado
para permitir el paso del tráfico rodado formado por vehículos convencionales del
parque automovilístico que circula por la Red”.
A efectos de la D.G.C., dentro de las obras de paso, las estructuras se clasifican
según la luz libre del vano mayor (L) en:
Paso Inferior. Respecto de la vía que se considere, se define así a la obra de paso
que la soporta.
Superestructura de un puente. En este término se engloban todos los elementos
estructurales de la obra de paso y los funcionales que les son anexos, soportados
por la subestructura. Como ejemplo de elementos estructurales se puede citar el ta-
blero y, en su caso, el arco de un puente arco, los tirantes y el pilono de un atiran-
tado, etc. Como elementos funcionales están las juntas, el pavimento, la imperme-
abilización del tablero, los pretiles, etc.
11
l longitud del puente
l f
(vano lateral) I L I de
~ vano (vano lateral)
l
Figura 1
1.2. CONDICIONANTES Las obras de paso forman parte, en general, de un proyecto mucho más amplio con
PARA EL el que mantienen una interrelación en la que se condicionan mutuamente. Por tanto,
PROYECTO las estructuras no son nunca un hecho aislado que se pueda diseñar y proyectar
con total libertad, sino que existen una serie de condicionantes que deben ser con-
siderados “a prior?’. Entre otros se pueden citar:
Los funcionales.
De trazado.
Geológicos y geotécnicos.
Constructivos.
Económicos.
Estéticos.
Medioambientales.
A partir de ellos el proyectista deberá elegir:
El tipo estructural.
Los materiales.
El procedimiento constructivo.
Las características de los elementos funcionales.
En los siguientes epígrafes se analizan cada uno de los grupos de condicionantes
enumerados, tratando de resaltar los aspectos más significativos y su posible inci-
dencia en la elección de las características de la obra de paso.
12
Entre ellos se pueden citar los siguientes:
- Anchura de la calzada.
- Anchura de la mediana.
- Peralte.
Cruces con fuerte esviaje. Dan lugar a estructuras más largas y con mayores lu-
ces de lo necesario, lo que en algunos casos obliga a proyectar soluciones de
cierta singularidad, como por ejemplo las pérgolas, que aunque no plantean difi-
cultad alguna, tienen un coste mayor que soluciones más convencionales.
Desde el punto de vista geotecnico, la capacidad resistente del terreno no sólo pue-
de llevar a no considerar determinadas soluciones, como por ejemplo un arco infe-
rior si ésta no resulta elevada, sino que incluso puede:
Limitar la luz máxima de vano a fin de disminuir las cargas transmitidas a las ci-
mentaciones.
13
Inducir a la elección de tipologías de menor peso propio, como pueden ser las so-
luciones metálicas o mixtas frente a las soluciones de hormigón.
Conviene señalar que siempre se han de estimar los posibles asientos del terreno
puesto que, aunque en el caso de estructuras isostáticas no producen en general
esfuerzos en el tablero, pueden ser inadmisibles desde el punto de vista funcional,
al originar problemas en la rodadura de la vía que soportan.
El tipo estructural guarda una íntima relación con su proceso constructivo, por lo que
las limitaciones que este tenga incidirán en la solución elegida. Así, por ejemplo, di-
ficultades constructivas para realizar las pilas, ya sea por problemas de accesibili-
dad o por la presencia de cursos de agua, pueden aconsejar, aun manteniendo la
misma longitud total de la obra de paso, disminuir el número de vanos aumentando
su luz.
Plazo y programa de obra. Plazos muy estrictos pueden llevar a optar, v.g., por el
empleo de soluciones prefabricadas.
14
Dependiendo del momento, el precio de los materiales, de la mano de obra o de
determinados elementos, v.g. los prefabricados, se ve muy condicionado por las
leyes de la oferta y la demanda.
Determinado el coste económico de una estructura, teniendo en cuenta todos los fac-
tores indicados, el peso que se le quiera dar a éste para decantarse por una solución
concreta, será una decisión que en cada caso se habrá de ponderar adecuadamente.
Un estructura estéticamente agradable no tiene por qué resultar más cara. Las
formas complicadas o el tipo de estructura no aseguran una estética, sino que son
los pequeños detalles los que más contribuyen a este respecto. Como ejemplos
se citan:
- Especial importancia tienen todos los dispositivos que eviten que el agua es-
curra por los paramentos manchándolos y acelerando su deterioro (goterones,
detalles para la recogida y evacuación del agua, etc.), sobre todo cuando con-
viven el acero autopatinable sin protección exterior y el hormigón. Es funda-
mental considerar el aspecto estético de la obra de paso, no sólo tras su inau-
guración, sino a lo largo de su vida útil, ya que éste es el que ha de sufrir el
ciudadano.
Aunque se suele pensar que una mayor esbeltez hará la estructura más agrada-
ble, esto no tiene por que ser cierto, sobre todo si no hay una cierta proporciona-
lidad con el resto de los parámetros de diseño de la estructura: dimensiones de
pilas, estribos, etc. Un claro ejemplo se tiene en el caso de los grandes viaduc-
tos, donde para conseguir una cierta estética es fundamental que exista una ade-
cuada relación entre la luz de los vanos y la altura de las pilas.
Las consideraciones estéticas no pueden ser las mismas en el caso de una es-
tructura urbana, que en el de otra situada en un entorno rural y que apenas sea
visible por los usuarios.
15
1.2.7. Condicionantes medioambientales
Las estructuras se deben proyectar para que tengan la vida útil fijada por la nor-
mativa vigente, en un medio determinado y bajo unas condiciones ambientales, con
los mínimos costes posibles de mantenimiento. Estas condiciones inciden en la elec-
ción del tipo estructural, sus materiales o el proceso constructivo. A continuación se
enumeran algunos ejemplos:
En una atmósfera muy agresiva, una losa armada puede resultar menos adecua-
da que una solución pretensada, ya que con esta última se controla mejor la fi-
su ración.
Para analizar en este documento las cuantías de las diferentes tipologías, se han
considerado los materiales que hasta el momento son los de uso mas frecuente:
Hormigones:
- Cimentaciones: HA-25
- Estribos: HA-25
- Pilas: HA-25 / HA-35
- Tableros armados: HA-25 / HA-35
- Tableros pretensados: HP-35 / HP-50
- Pasivas: B 500 S
- Activas: Y 1860 S7
16
1.4. TIPOS DE OBRAS Las obras de paso se pueden clasificar según diferentes criterios, pero casi todos
DE PASO ellos hacen referencia a las características del tablero. Así, se puede hablar de:
Marcos.
Pórticos.
Bóvedas.
Puentes extradosados.
Puentes colgantes.
Como se ha expuesto, sólo se indican los rangos más frecuentes. Así, por ejem-
plo, soluciones ingeniosas han permitido construir puentes de 90 m de luz con vi-
gas prefabricadas de 30.
Los rangos de luces en los que se utiliza cada tipología, aumentan en el caso de
las estructuras metálicas y mixtas al disminuir su peso propio. Así:
- Con soluciones de tramo recto simple se cubren los 100 m, y se puede [Legar
hasta cerca de los 150 m.
17
- Los tramos rectos continuos constituidos por vigas metálicas de alma llena al-
canzan los 300 m, rango que se incrementa en el caso de las celosías metáli-
cas hasta superar los 500 m.
- El puente tipo pórtico abarca de los 100 a los 375 m.
- Aunque los arcos metálicos son en la actualidad menos frecuentes, se pueden
establecer entre los 150 y los 500 m.
- Los atirantados están entre los 100 m y los 425 m.
- El mayor rango de luces corresponde a los colgantes, que va desde los 600
hasta los 1.500 m.
Iui
MARCO
PÓRTICO
0 B~VEDA
ARCO
ATIRANTADO
COLGANTE
Figura 2
18
RANGO DE UTILIZACIÓNMÁS FRECUENTE DE TIPOS DE OBRAS DE PASO
TlPOLOGlAS
COLGANTES
I
y - -
ATlRANTADOR l l l I I l l L--TSZIZZ 1 1 ' 1
I I I I I I l I I I I
'l
,inrnS
TRAMO RECTO
p -
7 - -
CAJONES C V I l 1
L - - _ _ A
I l I 1 I I I
CAJONES C C
LOSAS C V
LOSAS C C
L NERVADAS
VIGAS
EOVEDAS
POR 1 ICCS
MARCOS
LUCES EN METROS
L L LANTULUNbIANIt
C V CANTO VARIABLE
' E N SOMBREADO RANGO OPTIMO
E N DISCONTINUA RANGO POSlBLE DE UTILIZACION
PROCESOS CONSTRUCTIVOS
I I l l I
l I I I l
ENCDFRmO ESTRUCTURPL I I l I
NITOPORTp*ITE I I I I
I I I I I I I I I l l I
A V M E POR M L K M Z O S I I 1 I 1 l l
CON ATIRPATMENTO c::
l I I I I I I I l I I
AVPNCE POR \x>LIDIZOS
CON C M R O S
1N SINu'
HlNCMOS
ENCOFRMOTÚNEL
LUCES EN METROS
Figura 4
1.5. PROCEDIMIENTOS Como se ha dicho, en general hay una fuerte interrelación entre la tipología de la
CONSTRUCTIVOS obra de paso y su procedimiento constructivo, siendo ésta más estrecha cuanto más
sofisticada es la estructura. Se analizan a continuación los procedimientos más ha-
bituales para la construcción de tableros, pilas y estribos en las estructuras más fre-
cuentes en la Red de Carreteras del Estado.
1.5.1. Tableros
En el gráfico de la figura 4 se relacionan la luz del vano de la estructura con los PO-
sibles procesos constructivos. Solapando este gráfico con el de la figura 3, se PO-
dría establecer una primera relación entre procesos constructivos y posibles tipos
estructurales.
A continuación se describen brevemente estos procesos constructivos, agrupándo-
los según correspondan, en general, a la construcción de tableros con elementos
prefabricados, o a la construcción de tableros “in situ” o por dovelas prefabricadas,
para dar una visión global de los mismos. Posteriormente, en el capítulo 2, algunos
se especifican con más detalle.
Tradicionalmente se suelen colocar con grúa (figura 5) siempre que el peso de los
elementos y la altura de la rasante lo permita.
Figura 5
Cuando el peso de los elementos no es excesivo, pero las alturas de rasante son
elevadas, el montaje se puede realizar con una grúa que se apoya en el ya construi-
do tramo anterior, para montar el tramo siguiente (figura 6).
Figura 6
21
El procedimiento de izado es muy similar al montaje con grúa, pero se dispone de
dos elementos de elevación, uno en cada extremo del vano, que llevan las vigas
desde el terreno a su posición en las pilas.
Con alturas de rasante excesivas o con pesos de elementos para los que, por cir-
cunstancias de la obra, no sirvan los procedimientos anteriores (v.g. porque no exis-
tan grúas suficientemente potentes), se puede recurrir a la utilización de vigas de
lanzamiento (figura 7). Consisten en esencia en unas grandes vigas en celosía me-
tálica que, apoyándose en las pilas del puente, transportan las vigas a su posición
definitiva e incluso las pueden desplazar lateralmente (ripado).
n n n
I I
i‘
Figura 7
Es el sistema constructivo más frecuente en las obras de paso construidas “in situ”.
Abarca todos los tipos frecuentes de tableros excepción hecha, en la mayoría de
los casos, de los cajones de canto variable, aunque también con él se han proyec-
tado y construido puentes de esta tipología con luces del orden de 50-60 m. Per-
mite construir, junto con el método de construcción por fases que se comenta con
más detalle en el apartado siguiente, obras de los 5 hasta los 1O0 m de luz, tal como
se indicó en la figura 4.
22
Figura 8
Cuando las alturas de rasante no son excesivas (hasta los 15-20 metros) se utilizan
cimbras cuajadas como las de la figura 8. Para alturas de rasante mayores resulta-
rían antieconómicas, por lo que hasta los 35-40 metros, se recurre al empleo de to-
rres y cuchillos metálicos (figura 9).
Figura 9
Dentro del sistema de cimbra convencional se incluyen también los encofrados tú-
neles, que se utilizan hasta los 20 metros de luz, cuando hay que construir obras li-
neales de mucha longitud, como por ejemplo falsos túneles (figura 10).
Figura 10
23
En cuanto al denominado procedimiento de hincado, muy Útil para pasos inferiores
bajo carreteras o vías férreas en servicio, consiste en realizar la estructura, general-
mente de tipo marco, con una cimbra convencional fuera de su posición definitiva,
y posteriormente se lleva hasta ella por hincado. Este procedimiento constructivo,
que suele utilizarse con estructuras hasta de 20 m de luz, viene muy condicionado
por la naturaleza del terreno dónde se vaya a realizar (figura 11).
FASE IV
Figura 11
Tramos sucesivos
1.5.1.2.2.
En el caso de puentes de mucha longitud, al no poderse cimbrar de una sola vez,
es necesario recurrir a la construcción por fases.
Con las cimbras convencionales descritas en el apartado anterior, el sistema apare-
ce esquematizado en la figura 12. Las fases de construcción se disponen entre el
cuarto y el quinto de la luz del vano y es necesario, en el caso de que exista, dar
continuidad al pretensado mediante la disposición de acopladores o cruces de ca-
bles en el frente de fase. Este proceso constructivo modifica poco la respuesta re-
sistente de la estructura frente a la respuesta de la viga continua, y sin embargo
consigue un gran ahorro de cimbra frente al cimbrado en su totalidad. En vigas con-
tinuas, bien losas o cajones, por encima de los 140-150 metros de longitud total, es
obligada la construcción por fases ya que, además del comentado ahorro de cim-
bra, de hacer la construcción de una sola vez las pérdidas de pretensado podrían
resultar excesivas y condicionarían su cuantía.
Figura 12
24
Figura 13
Las autocimbras, muy similares a las vigas de lanzamiento, van avanzando apoya-
das en la coronación de las pilas y en la estructura ya construida, mientras se van
ejecutando las distintas fases constructivas. Su rango de utilización normal es has-
ta los 40-50 metros de vano, aunque se ha llegado a alcanzar los 60 metros. Tie-
nen el inconveniente de resultar muy costosas, por lo que su utilización suele estar
condicionada a la posibilidad de su amortización.
1.5.1.2.3. Empuje
Figura 14
25
1.5.1.2.4. Avance en voladizo
Figura 15
27
2. TABLEROS
Se analizan en este capítulo los tableros de las obras de paso más habituales cla-
sificándolos, según el material que los compone, en:
Tableros de hormigón estructural.
Tableros mixtos hormigón-acero.
No se desarrollan los tableros metálicos con losa ortótropa, porque este tipo no re-
sulta adecuado en el ámbito de las estructuras que se contemplan en este docu-
mento.
2.1. TABLEROS DE Atendiendo a la sección transversal, los tipos más usuales de tableros de hormigón
HORMIG~N estructural que se utilizan son:
ESTRUCTURAL
Tableros constituidos por vigas prefabricadas.
Tableros losa.
Tableros nervados.
Tableros de sección cajón.
29
Como ejemplos ya frecuentes de lo anteriormente enunciado se pueden citar:
las soluciones en alzado de canto constante, acarteladas o de canto variable con
directriz parabólica o circular, hasta luces de 70 metros;
A) Vigas a tope.
6) Vigas doble T.
C) Vigas artesa.
A) Las vigas a tope forman secciones transversales con aspecto exterior visual de
losa y cantos reducidos (por tanto, elevadas esbelteces). Las secciones más ha-
bituales en la práctica son las recogidas en la figura 16.
SECCldN i l P 0 A
SECCldN TlPO B
Figura 16
B) Las secciones más empleadas hoy en día son las de vigas en doble T que se
representan en la figura 17. La sección tipo C corresponde a vigas de canto
normal y la tipo D a vigas de canto reducido.
SECClbN TiPO C
SECCldN TiPO D
Figura 17
30
C ) También se utilizan cada vez con mayor profusión, las secciones en artesa con
una o varias vigas, representadas en la figura 18 por las secciones tipo F y E
respectivamente.
SECCI6N TiPO E
I SECC16N TIPO F
Figura 18
Las soluciones más habituales son las isostáticas, con unas relaciones canto/luz:
k--{
TIPO DE SECCIÓN CANTO/LUZ
C 1 1/16 1
31
La utilización de un procedimiento u otro depende en cada caso, como ya se ha co-
mentado, de la accesibilidad de la obra, la altura del tablero sobre el terreno, la lon-
gitud de la obra de paso, etc.
De todos los tipos estructurales, los tableros con vigas prefabricadas son, en gene-
ral, los que permiten obtener mejores rendimientos en lo que se refiere al plazo de
ejecución.
Los rangos de utilización de los elementos prefabricados oscilan entre los 5 y los
50 metros, tal como se indicó en el epígrafe 1.4. No obstante, en las aplicaciones
habituales, no es frecuente superar los 45 metros.
2.1.1.4. Cuantías
Al igual que en otros tipos de sección transversal, esta solución puede utilizarse para
tramos continuos o isostáticos. Aunque en lo sucesivo las luces que se mencionan
corresponden a tramos continuos, las consideraciones realizadas pueden aplicarse
a todas las condiciones de sustentación sin más que emplear, de acuerdo con el
esquema de la figura 19, la luz equivalente “L*”.
R=1.20 L’=RxL
===-
n
Figura 19
Las secciones transversales más comunes son las recogidas en la figura 20.
En general las mayores esbelteces las permite la sección tipo B, mientras que la
tipo A representa la mayor economía de materiales. La sección tipo C se reserva,
en general, para aquellos casos en que el aspecto estético y cierta originalidad re-
sulten determinantes, aunque como se ha comentado en el apartado 1.2, cualquier
opinión sobre estética tiene una gran componente de subjetividad.
32
Para la sección tipo A la relación núcleo/ancho total no debe ser inferior a 0,35.Por
lo que respecta a los voladizos, no es frecuente que su dimensión transversal sea
superior a los 3,50m.
Cualquiera de los tipos de secciones mencionadas pueden ser macizas o aligera-
das. Desde un punto de vista económico y constructivo, para cantos inferiores a 90
cm la solución óptima es la maciza, mientras que para cantos superiores a 120 cm
lo razonable es disponer aligeramientos. Para cantos comprendidos entre 90 y 120
cm la opción no resulta clara, influyendo en la misma gran número de factores.
MACIZAS MI GERAüAS
cz0.20 s-0.20
F
h<0.90
I
-f-t
-L hM.20
1 1
SECCIÓN TIPO A > --
I $00
hC0.90 1
SECCION TIPO B
1 h4.20
SECCIÓN TIPO C
Figura 20
a b C
Figura 21
33
mientos circulares suplementados “c”o, para el máximo aligeramiento, a los rectan-
gulares achaflanados “b”.
En cualquier caso el problema práctico que presenta cualquier tipo de aligeramiento
es el de su flotabilidad durante el hormigonado, por lo que deben ser cuidadosamen-
te posicionados y sujetos a los encofrados. Por este motivo y por la practica imposibi-
lidad de asegurar una inmovilidad absoluta de los aligeramientos, según se ha podi-
do comprobar en demoliciones y controles de puentes reales, además de por la
necesidad de tener un espesor mínimo suficiente tanto para absorber los efectos lo-
cales de las cargas, como para asegurar un correcto hormigonado, las distancias a
los paramentos no deben ser inferiores a las indicadas en la figura 22.
Figura 22
Por lo que respecta a la separación entre los aligeramientos, debe fijarse de tal modo
que, en el caso de puentes pretensados, los tendones puedan desplazarse vertical-
mente en el interior de los cercos, cumpliendo las separaciones entre vainas y los
recubrimientos de la armadura pasiva fijados por la normativa (EHE o Instrucción
que la sustituya). A efectos de recubrimiento de las vainas de los tendones de
pretensado, no es necesario considerar el paramento interior del aligeramiento como
paramento exterior, lo que sí debe hacerse con las armaduras pasivas por con-
sideraciones de adherencia y anclaje.
Debe evitarse, siempre que sea posible, el desplazamiento horizontal de los tendo-
nes de pretensado saliéndose de los cercos, debido a la complicación de ferralla
que dicha práctica produce y, sobre todo, a las dificultades que ello añade para el
correcto hormigonado de la zona inferior de los aligeramientos.
En cualquier caso no deben disponerse almas de espesor inferior a 30 cm. En la fi-
gura 23 se representa el caso habitual de dos vainas por alma.
l CERCOS 0 c I
c230p
baz2(r+0c+s/2)
ba230 cm
YPRETENSADO
ba230 cm
..
Figura 23
34
2.1.2.2. Disposiciones longitudinales. Esbelteces
De acuerdo con su disposición longitudinal, los puentes losa pueden ser de canto
constante o variable. Las disposiciones mas habituales en la practica son las recogi-
das en la figura 24.
npo LC - CONSTANTE
m o LV - VARIABLE
npo LA - ACARTELADO
Figura 24
RELACIÓN CANTOAUZ
TIPO DE TIPO DE SECCI~N
ESTRUCTURA
A B C
1 HORMIGÓN
ARMADO
1 1 1 1/15-1120 1 1116-1/22 1
l
- 1
LC 1/22-1130 1\24-1132 1/18-1124
35
Para mayor longitud total, tanto por cuestiones económicas relacionadas con la can-
tidad y tiempo de ocupación de la cimbra y encofrados, como por cuestiones técni-
cas en el caso de puentes pretensados en los que las pérdidas resultarían inadmi-
sibles, es necesario recurrir a una construcción segmentada por fases, sistema
constructivo expuesto con detalle el epígrafe 1.5.1.2.2.
La continuidad del pretensado puede establecerse mediante conectadores en los fren-
tes de fases, que es la solución más habitual en este tipo de secciones, o cruzando
los tendones de una fase, que se anclan en el frente de la misma, con los de la si-
guiente que se anclan en cajetines dispuestos en secciones anteriores a dicho frente.
En puentes con luces moderadas (L c 20 m) puede optarse por la construcción de
dos en dos vanos, aunque dicha solución puede presentar problemas resistentes
en la fase constructiva que obligan a un aumento de materiales (acero pasivo y
pretensado), lo que encarece el puente.
En los casos de construcción por fases se puede recurrir, para alturas de pilas mo-
deradas, al cimbrado convencional. En general requiere el empleo de la cimbra ne-
cesaria para dos fases, lo que permite el desmontaje de la cimbra de la fase ante-
rior y su montaje en la siguiente mientras se ferralla, hormigona y tesa la fase en
construcción.
Para alturas de pilas superiores resulta imprescindible el empleo de cimbras autopor-
tantes y autolanzables que se independizan del terreno, al apoyarse en las propias
pilas de la estructura a través de elementos provisionales.
En ambos casos los rendimientos Óptimos, en circunstancias muy favorables, pue-
den llegar a alcanzar una semana por fase.
2.1.2.5. Cuantías
TIPO DE SECCIÓN
MATERIAL
'
bargo, en las soluciones pretensadas, la cuantía de acero pasivo se ve más in-
fluenciada por las condiciones de apoyo, que condicionan los esfuerzos de flexión '
transversal y de torsión, que por la luz.
36
2.1.3. Tableros nervadoc
Las soluciones de tablero nervado se pueden considerar como una evolución de los
puentes losa aligerados llevados a la máxima economía de materiales. Las seccio-
nes transversales se obtienen de la eliminación total o parcial de la losa inferior por
lo que conducen, de una manera general, a soluciones parecidas a las de vigas pre-
fabricadas, tal como puede verse en la figura 25.
a a
l
Figura 25
SECCIÓN l l P 0 A
SECCIÓN l l P 0 B
Figura 26
Se obtienen, por tanto, tableros extremadamente ligeros aunque, como más adelan-
te se indica, con una respuesta a torsión mucho menos eficaz que los puentes de vi-
gas, los puentes losa o las secciones en cajón, que se analizarán posteriormente.
37
La utilización de las secciones tipo “ A(figura 26) resulta Óptima en soluciones isos-
táticas, ya que el hecho de concentrar el hormigón en la cabeza de comprensión y
eliminarlo de la de tracción, conduce al máximo aprovechamiento resistente de los
materiales.
Figura 27
El espesor mínimo de las almas viene fijado por tres aspectos fundamentales:
a) Resistencia l
b) Facilidad constructiva
!I
c) Recubrimiento de las armaduras
c) Por lo que respecta al recubrimiento de las armaduras, tanto activas como pasi-
vas, son de aplicación las consideraciones realizadas al hablar de losas. i
l
En la figura 28 se recogen, para los casos más habituales de secciones, las dimen- 1
siones mínimas del recubrimiento.
38
ALIGERAMIENTO
PARAMENTO
EXTERIOR
VANAS DE
PRETENSADO 0 p
b20C
ri,0c+2 cm
reai
rez0p -
l
Figura 28
El reducido peso propio de los tableros nervados permite, .en casos especiales, la
prefabricación y colocación de vanos completos para formar puentes de vanos isos-
táticos, o para introducir la continuidad posteriormente mediante hormigonado de
uniones y pretensado de continuidad.
Aunque el rango de utilización suele estar entre los 20 y los 45 metros, el Óptimo se
sitúa entre los 30 y los 40 metros. Actualmente este tipo de tablero, por su poco efi-
caz comportamiento frente a la torsión, por las elevadas relaciones cantohz que
implica, y por las dificultades constructivas que se pueden derivar de la colocación
de cables, ferrallado y encofrado, ha sido desplazado por las soluciones con table-
ros losa que cubren, como se vio en el apartado 1.4,el mismo rango de luces.
2.1.3.4. Cuantías
TIPO DE CECCIÓN
MATERIAL
A. PASIVO (kg/m3)
39
2.1.4. Tableros de sección cajón
Se analizan en este epígrafe los tipos de puentes cuya sección es un cajón (mono
o multicelular), rematado superiormente por dos voladizos. Esta sección, en la que
el canto tiene ya una cierta importancia, es la utilizada para cubrir el rango superior
de las luces que pueden realizarse con los puentes de tramo recto.
Los tipos de sección transversal más habituales son los recogidos en la figura 29.
l ALMAS VERTICALES
I ALMAS INCLINADAS
Figura 29
Puesto que la mayor simplicidad de ejecución se consigue con el cajón Único, la ten-
dencia actual es adoptar secciones monocelulares hasta anchuras de tableros de
Figura 30
40
En los casos de canto variable, la tendencia habitual es adoptar almas verticales,
por razones de sencillez de ejecución (figura 31).
* INSUFICIENTE
Figura 31
1
1 1
1
Ce>20 cm
íi
Figura 32
41
ARMADURA
PASIVA 0 c
s30p
re220c
rea0c+2 Cm
re30p
C&2re+20p+s
CAB30 cm
Figura 33
Los espesores de losas “Cls” y “Cli” deben fijarse según los siguientes criterios:
ARMADURA
PASIVA 0 c
PARAMENTOS
EXTERIORES
3: re220c
rea0c+2 cm
reg0p
VANAS DE
PRETENSADO 0 p CIsa2re+0p Cli*2re+0p
Cls320 cm Cb20 cm
NORMALMENTE Cis y Cli 3 30p
Figura 34
42
2.1.4.2. Procesos constructivos
Insistiendo en lo comentado en el epígrafe 1.5, los procesos constructivos que se
emplean habitualmente en los puentes de sección cajón son:
Cimbra convencional.
Tramos sucesivos:
- Cimbra vano a vano.
- Autocimbra.
Empuje.
Voladizos sucesivos:
- Dovelas “in situ”.
- Dovelas prefabricadas.
El proceso de cimbrado convencional ya ha sido comentado con detenimiento en el
epígrafe 1.5, por lo que en este apartado se profundizará en los procesos de tra-
mos sucesivos, empuje y voladizos sucesivos.
SECCI6N A-A
Figura 35
La distribución de las fases de hormigonado que permite la utilización de la misma
cimbra y encofrado en todos los vanos, corresponde a vanos extremos de longitud
inferior al 80% de la de los vanos centrales (figura 36). Los rendimientos estimados
son de 1-2 semanas por fase en el caso de construcción con autocimbra. En el caso
de cimbra convencional en que ésta, lógicamente, se tiene que desmontar y volver
a montar según va avanzando la construcción, los rendimientos se sitúan en torno
a las 2-3 semanas por fase.
n
Figura 36
43
2.1.4.2.2.Construcción por empuje
Los pescantes de lanzamiento han evolucionado tanto en su longitud como en su
tipología, coexistiendo actualmente los constituidos por vigas trianguladas con los
de alma llena, sin que la tendencia sea clara hacia uno u otro. La longitud suele es-
tar comprendida entre el 55 y el 65% de la luz del tramo.
La longitud de las dovelas construidas y empujadas en cada fase, suele estable-
cerse en U2,quedando situadas en posición definitiva centradas sobre las pilas (fi-
gura 37).
L O. 4L L 0.75L L L L L i
0.55L-0.65L
I 1 1
I I
DOVELA EN
EJECUCI~N ZONADE
DESLIZAMIENTO
Figura 37
DOVELA EN
EJECUCI~N ZONA DE
$ l ~ A JE
~ /
~ ~ W
DESLIZAMIENTO
GATO HORIZONTAL
Figura 38
Asimismo, los apoyos provisionales de lanzamiento que debían sustituirse por los
definitivos una vez terminada la operación, han dado paso en la actualidad a apo-
yos Únicos aptos para ambos cometidos.
En general, la resultante del pretensado durante el lanzamiento debe coincidir con
el centro de gravedad de la sección. Una vez situado el puente en su posición de-
finitiva se pueden tesar los tendones de refuerzo sobre pilas y centros de vano.
Como se verá posteriormente, este procedimiento constructivo implica un incremento
de la cuantía de la armadura activa.
Los rendimientos obtenidos con este sistema se estiman en una dovela (U2de vano)
por semana.
44
2.1.4.2.3.Construcción por voladizos sucesivos
Como ya se ha comentado, el método admite la doble variante de dovelas ejecuta-
das “in situ” y dovelas prefabricadas.
A) Dovelas ejecutadas ”in situ”
La geometría de la sección responde a las necesidades derivadas de la disposición
del pretensado y sus correspondientes anciajes. La tendencia actual es la siguiente:
El pretensado isostático o de voladizo discurre por el forjado superior sin pene-
trar en la zona interior de los cercos de alma, con trazado en alzado casi recto y
en planta en la típica “espina de pez”. Los anclajes de este pretensado en cada
dovela, se realizan en la zona acartelada en contacto con el alma. Si es necesa-
rio, para compensar la menor eficacia frente al esfuerzo cortante de este trazado
respecto a los primeros que descendían por las almas, se dispone un pretensa-
do vertical centrado en el alma.
El pretensado de continuidad discurre por el forjado inferior con trazado recto en
planta. Su anclaje se realiza en resaltos interiores del forjado, de sección en cuña
y continuos de alma a alma (figura 39),desaconsejándose los dados individuales
porque pueden producir problemas locales en el forjado, y porque además no cum-
plen con otro cometido importante como es la rigidización de dicho forjado, y su
incremento de capacidad resistente frente a las fuerzas normales producidas por
la curvatura de los tendones o sus quiebros.
Se recomienda disponer en las juntas de dovela, en las que no existe el resalto
del anclaje y que están situadas en la zona donde se extiende el pretensado de
continuidad, una pequeña viga transversal de rigidización (figura 39).
I I
I I
++=
I I
I I
I I
/
EFECTO POLlGONAi
EFECTO CATENARIA
EFECTO DE ERRORES
Figura 39
Las dovelas hormigonadas “in situ” mediante carros de avance suelen tener una lon-
gitud comprendida entre 3 y 5 m, dependiendo del canto del tablero, ya que su ac-
tual límite viene impuesto por la capacidad de estos carros, la cual puede acotarse
por los siguientes valores:
Peso máximo de dovela e 150 a 200 t.
Momento en junta con dovela ejecutada < 250 a 300 mt.
En estas circunstancias el peso de los carros está comprendido entre 50 y 65 t.
Actualmente los carros utilizados son de gran rigidez (deformaciones bajo peso del
hormigón inferiores a 2 cm) y anclados al voladizo construido. Solamente en el caso
de puentes curvos se recurre a veces a carros lastrados en la parte trasera para evi-
tar el vuelco, pero este procedimiento de contrapeso debe evitarse siempre que se
pueda, ya que incrementa los esfuerzos que se producen durante la construcción.
45
El “avance por voladizos sucesivos con carros de avance simétricos” es un método
muy extendido, conocido y dominado. Sus mayores y quizás Únicas dificultades, es-
triban en la sujeción del tablero durante su ejecución cuando no está empotrado en
la pilas, y en el hormigonado de la dovela “O” o “cabeza de pila”.
La elección entre empotramiento o simple apoyo en pila, depende fundamentalmente
de la relación altura de pila (H)/distancia al punto fijo (D). El empotramiento suele
realizarse con dos tipologías de pilas (figura 40).
Figura 40
La solución de doble pantalla (figura 40, “a”) está aconsejada cuando el trazado en
planta es recto o con poca curvatura, cuando la altura de pila es inferior a 40 m, o
cuando la relación H/D es menor que 1/7.
La solución de sección en cajón (figura 40, “b”) está aconsejada cuando el trazado
en planta presenta fuertes curvaturas, cuando la altura de pila es superior a 40 m,
o cuando la relación H/D es mayor que 1/7.
En los casos en que no es posible disponer empotramiento, las soluciones más uti-
lizadas para asegurar la estabilidad del voladizo en ejecución son (figura 41):
b) Jabalcón metálico, si H z 20 m.
Figura 41
46
La ejecución de la dovela “O” o cabeza de pila, es una actividad que en cierta for-
ma distorsiona el proceso de ejecución del tablero, ya que requiere medios auxilia-
res distintos: cimbras, encofrados, etc.
En la actualidad se proyectan las cabezas de pila con la menor longitud compatible
con la necesidad de espacio para el montaje de los carros. Para reducir esta dimen-
sión, se tiende al montaje de ambos carros acoplados, lo que requiere una longitud
mínima del orden de 3,80m frente a los 12,OO m necesarios para el montaje simulta-
neo de ambos carros separados, o los 6,50 m que se precisan si no se monta el se-
gundo carro hasta que el primero ha hormigonado la dovela no 1 y se ha colocado
sobre dicha dovela. La “cabeza de pila” reducida sólo puede ser utilizada cuando el
tablero va empotrado en la pila o, en el caso de apoyo, cuando se utiliza durante la
construcción el bloqueo provisional mediante barras pasantes.
Los rendimientos obtenidos pueden estimarse en dos dovelas por semana y pare-
ja de carros.
B) Dovelas prefabricadas
El procedimiento mantiene la misma filosofía que en el caso anterior, simplemente
se sustituye el hormigonado de las dovelas por la colocación y conexión de dove-
las prefabricadas realizadas con anterioridad en un parque de fabricación perma-
nente o situado a pie de obra.
La unión entre dovelas se puede realizar mediante juntas húmedas o secas. Las
juntas húmedas tienen el inconveniente de requerir, con posterioridad a la coloca-
ción de la dovela -que necesita ser soportada por un elemento exterior-, un enco-
frado y hormigonado “in situ” que aumenta los plazos de ejecución. Las juntas se-
cas tienen el inconveniente de que se produzcan fugas de la lechada de inyección,
lo que se puede evitar, en gran medida, utilizando interfases de resina epoxi (2 Ó
3 mm). Aunque este sistema encarece y ralentiza un poco la obra, su utilización es
muy recomendable ya que: lubrica la dovela en el momento de su colocación, lo que
favorece que no se produzcan desconchones ni puntos de concentración de tensio-
nes; subsana las posibles faltas de coincidencia entre las caras de las dovelas; y
sobre todo aporta impermeabilidad a la junta, lo que es de gran importancia en zo-
nas húmedas y frías al evitar que pueda formarse hielo que deteriore la junta.
Por lo que respecta a la prefabricación, las características más importantes del sis-
tema son las siguientes:
Las dovelas prefabricadas tienen una longitud comprendida entre 2 y 3 m
La prefabricación de dovelas se realiza hoy día de modo conjugado, es decir, me-
diante un molde denominado “célula de prefabricación”, en el que el tape dorsal
es ocupado por la dovela anteriormente hormigonada.
La colocación de esta dovela en la célula de prefabricación se controla automati-
camente mediante un sistema gobernado por ordenador, que recibe los datos geo-
métricos reales de dicha dovela, los compara con los valores teóricos, e introdu-
ce, si ha lugar, las correcciones oportunas en su colocación de forma que la nueva
dovela a hormigonar absorba los errores de la anterior, asegurando que el puen-
te mantendrá la forma prevista en el proyecto.
Por lo que respecta a la colocación de las dovelas para la formación del tablero, el
procedimiento más habitual es el avance por ambos lados, del que se destaca:
La primera dovela de cada T, situada sobre la pila, no va colocada sobre los apo-
yos definitivos del puente, sino sobre un conjunto de gatos verticales y horizonta-
les, que permiten orientar el voladizo a su posición teórica corrigiendo los posi-
bles errores geométricos cometidos durante la fabricación o colocación de las
dovelas. Los sistemas utilizados en la actualidad permiten mover voladizos de más
de 100 m y de peso superior a las 2.000 t.
47
Las restantes dovelas se colocan con una viga de lanzamiento, formada por una
celosía de gran canto y longitud en torno a los 100 m.
a) Canto constante: 35 a 80 m.
b) Canto variable: 80 a 200 m.
2.1.4.4. Cuantías
48
4
Figura 42
Para cajones construidos por voladizos sucesivos con dovelas “in situ” y carro de
avance, las cuantías son las indicadas en la figura 43.
49
2.2. TABLEROS MIXTOS En general se puede afirmar que las estructuras mixtas añaden a las ventajas de
las estructuras prefabricadas, las de un peso propio reducido y unos cantos que
pueden ser inferiores a los de soluciones análogas en hormigón. Estas condiciones
hacen muy adecuada su utilización en los casos en que se requiera:
Secciones de gran esbeltez, v.g. si los gálibos son reducidos.
Elementos muy ligeros que faciliten su transporte y montaje
Reducido peso propio de la estructura, condición importante en casos de terrenos
de baja capacidad portante.
Rapidez de ejecución, conveniente si la construcción interfiere tráficos existentes.
Por contra suelen necesitar un mantenimiento para su protección contra la corro-
sión y, por tanto, su coste conjunto de ejecución y conservación puede ser superior
al de las estructuras de hormigón. La utilización de aceros autopatinables (Corten,
Ensacor, etc.) mitiga los problemas de conservación, si bien las ventajas de su em-
pleo desaparecen en función del ambiente en el que se ubique la obra, según se ha
comentado en el epígrafe 1.2.5.
Los tableros mixtos son muy sensibles al proceso constructivo elegido. Así, por ejem-
plo, si se disponen unos apeos provisionales de la estructura metálica antes de hor-
migonar la losa de hormigón, se consigue un ahorro de acero y una mayor esbel-
tez, ya que el peso propio de la losa solicita a la estructura mixta completa (al retirar
los apuntalamientos) en lugar de tener que ser resistido sólo por la estructura me-
tálica. Este ahorro puede ser significativo según los casos (10% al 20%), ya que
además de la reducción que se consigue en el acero de los elementos metálicos
principales, también se reducen muy significativamente los elementos de rigidiza-
ción de las chapas comprimidas al hacer que la fibra neutra ascienda, dismínuyen-
do o incluso anulando la parte metálica comprimida que, por otra parte, queda arrios-
trada con la propia losa de hormigón.
Aunque las estructuras mixtas ofrecen muchas posibilidades de variedades formales
y estructurales, se van a tratar solamente las dos tipologías más simples de tablero:
Cajones metálicos, únicos o múltiples, con losa superior de hormigón.
Vigas doble T metálicas con losa superior de hormigón.
50
b d b
t v i t
L L
1 1
4 b‘
1
1a.h
4 b’
c
1. Vuelo lateral de la losa: v 5 b/2 5 3 3 0 metros
2. Ancho superior del cajón: b 5 3,50 h
Figura 44
El espesor del alma “ea”, normalmente estará comprendido entre h/80 y h/200, si
no se disponen rigidizadores longitudinales, siendo “h” el canto del cajón metáli-
co. En cualquier caso el espesor cumplirá la condición “ea” 2 8 mm.
El espesor “t” de las alas superiores de los cajones, no suele ser inferior a 1/20
de su ancho si están comprimidas, y a 1/30 si están traccionadas.
El canto total (cajón+losa) suele variar entre U27 y U33;siendo “L” la luz del vano
en estructuras continuas. Para otras condiciones de sustentación se tomará la luz
equivalente “L*” definida en el apartado 2.1.2.
Los criterios geométricos expuestos inciden sobre la composición de la sección
transversal del tablero determinando, para los casos más simples, el número de ca-
jones que deben disponerse en función de la anchura del tablero y la luz del vano
“L” (en estructuras continuas). Esta disposición se representa en la figura 45.
51
I
l 30 40 50 60
LUZ
Figura 45
2.2.1.4. Cuantías
Acero en cajones.
52
Esta cuantía “S,” se refiere sólo al acero de las chapas que forman los cajones,
sin incluir, por tanto, el acero de los rigidizadores longitudinales y transversales,
y corresponde a tableros de esbeltez (luz/canto total) = 27. Para otras esbelteces
(Uh), la cuantía del acero principal se puede obtener multiplicando la anterior cuan-
tía por el factor de esbeltez “K,”, cuyo valor es:
K, = 1 + m(Uh - 27)
siendo:
140.0
120.0
-
2
ul
100.0
80.0
5
60.0
a
0’ 40.0
20.0
0.0
30 35 40 45 50 55 60 65 70
LUZ (m)
180.0
160.0
140.0
g2 120.0
- 100.0
8 80.0
3
o
60.0
40.0
20.0
0.0
30 35 40 45 50 55 60 65 70
c [-----Ancho=lO
LUZ (m)
-Ancho=11.5
Figura 46
53
PUENTE MIXTO 2 CAJONES
(2 carros)
250.0
200.0
T3 150.0
Y
4
5
3
100.0
u
50.0
0.0
30 35 40 45 50 55 60 65 70
LUZ (rn)
~~
1- Ancho=l3.5 - - - - - Ancho= 16 - Ancho=20 - ... .. . - Ancho=23
l
~
30 35 40 45 50 55 60 65 70
LUZ (m)
I
Figura 47
54
CAJONES MIXTOS
FACTOR DE CUANTIA TRANSVERSAL (Kt)
0,350
0,300
0,250
0,200
Kt
0,150
0,100
0,050
0,000
30 40 50 60 70 80 90
LUZ (rn)
Ancho total / no de cajones
Figura 48
A continuación se dan unas orientaciones sobre las dimensiones que suelen ser
más frecuentes en los puentes de carretera (figura 49):
t L?7
L
1
I
1
Figura 49
55
El espesor del alma de las vigas “e” normalmente estará comprendido entre h/80
y h/200 si no se disponen rigidizadores longitudinales, siendo “h” el canto de la
viga metálica. En cualquier caso el espesor cumplirá la condición “e” 2 8 mm.
El espesor “t” de las alas de las vigas cumplirá las siguientes condiciones:
t > b/20; si están comprimidas
t > b/30; si están traccionadas
siendo “b” el ancho de las alas.
Los cantos totales (viga + losa) más habituales para esta tipología están compren-
didos entre los siguientes valores: U22 a U28, siendo “e‘la luz del vano en es-
tructuras continuas. Para otras condiciones de sustentación se tomará la luz equi-
valente “L”’ definida en el apartado 2.1.2.
La distancia entre los planos de arriostramiento transversal está comprendida nor-
malmente entre los valores: 3h y 5h, siendo “h” el canto de la viga metálica.
Los criterios geométricos expuestos en este apartado inciden sobre la composición
de la sección transversal del tablero, determinando el número de vigas que deben
disponerse en función de la anchura del tablero y la luz del vano “L” (estructuras
continuas). En la figura 50 se representan los dominios en los que se utilizarían des-
de 2 hasta 6 vigas.
O
I
o 3 , 4, 5 Ó 6 vigas
z
a
25 30 35 40 45 50 55
LUZ
Figura 50
56
Las vigas metálicas se ejecutan en el taller, siendo perfiles laminados o, si las di-
mensiones de su sección son superiores a las de los perfiles existentes en el mer-
cado, vigas realizadas con chapas soldadas. Se montarán en taller los mayores tra-
mos posibles compatibles con las exigencias del transporte y con los medios de
puesta en obra.
Al igual que en el caso de las vigas de hormigón, los procedimientos de montaje en
obra más habituales son (epígrafe 1.5):
Mediante una o dos grúas.
Lanzamiento de la estructura metálica, bien viga a viga o a tablero completo.
Ripado transversal de las vigas.
Izado de los elementos o del conjunto del tablero.
Respecto a la losa de hormigón, los procedimientos más habituales son:
Hormigonado sobre encofrados convencionales apoyados en las vigas. Para los
voladizos es necesario disponer previamente unas estructuras auxiliares unidas
a la propia viga de borde.
Hormigonado sobre chapas metálicas nervadas que, en general, sólo se consi-
deran como encofrado perdido.
Hormigonado sobre prelosas armadas o pretensadas, que pueden integrarse en
el funcionamiento estructural de la losa o, en menos ocasiones, actuar como sim-
ples encofrados perdidos.
Colocación de losas prefabricadas que se unen a las vigas concentrando los ele-
mentos de conexión en unas zonas donde las losas presentan el correspondiente
cajeado.
Para cualquiera de estos procedimientos son válidos los criterios dimensionales de
la sección transversal dados en el apartado 2.2.2.1, si bien se deberá tener en cuen-
ta que los espesores de la losa definidos corresponden a la sección de hormigón
resistente, por lo que habrá que añadir el espesor de las prelosas en los casos en
que éstas se utilicen Únicamente como encofrados perdidos.
2.2.2.4. Cuantías
Esta cuantía se refiere al acero de las chapas que forman las vigas, por lo tanto no
incluye el acero de los rigidizadores longitudinales y transversales, y corresponde a
tableros de esbeltez (ludcanto total) = 22.
57
Para otras esbelteces (Uh) la cuantía del acero principal será la obtenida para es-
beltez 22, multiplicada por el factor de esbeltez “K,” cuyo valor es:
K, = 1 + m(Uh - 22)
siendo:
30 35 40 45 50 55 60 65 70
LUZ (rn)
- ~ _ _ _
k A n c h o = 8 -----Ancho=lO
.___
-Ancho=ll.51
30 35 40 45 50 55 60 65 70
LUZ (rn)
______- __
I-----Ancho=lO-Ancho=11.5 1
Figura 51
58
PUENTE MIXTO 4 VIGAS
(2 carros)
250.0
200.0
E2 150.0
23 100.0
3
o
50.0
0.0
30 35 40 45 50 55 60 65 70
LUZ (m)
Figura 52
donde “KT” es un coeficiente de cuantía transversal cuyo valor puede verse en la fi-
gura 53.
59
VIGAS DOBLE T
FACTOR DE CUANTIA TRANSVERSAL (Kt)
1,200
1,000
O, 800
Kt 0,600
0,400
0,200
0,000
40 50 60 70 80 90
LUZ (m)
Ancho total 1 node vigas
-4,OO -6,OO -8,OO- - - 10,OO -12,OO -15,OO --*--18,00
Figura 53
60
3. PILAS
Las pilas son los elementos que constituyen los soportes intermedios de las obras
de paso. Su morfología está condicionada fundamentalmente por dos factores: su
altura y el tipo del tablero que sustentan. Para la descripción de los distintos tipos
de pilas posibles, se va a diferenciar entre pilas de altura moderada y pilas de gran
altura. Fijar el límite de altura que permite distinguir entre uno y otro tipo es, sin duda,
muy relativo, pero para la redacción de los siguientes epígrafes se ha considerado
que está en torno a los 20-30 metros.
3.1. PILAS DE ALTURA Las secciones transversales de estas pilas son siempre macizas. Se pueden distin-
MODERADA guir dos grandes grupos: las constituidas por un fuste de tipo tabique que recoge al
tablero en todo su ancho, y las constituidas por uno o varios fustes de secciones
cuadradas, poligonales o circulares.
En estas pilas son frecuentes secciones como las indicadas en la figura 54, en las
que el ancho “a” del tabique vendrá condicionado por el ancho inferior del tablero.
Figura 54
61
Figura 55
'-\w/
7=7
00000
A-) [ -z-
Figura 56
O o
O
Figura 57
62
En el caso de tableros de vigas, es necesario disponer un dintel o cabezal que una
los fustes y que constituye, junto con ellos, un pórtico (figura 58).
Figura 58
Solamente en el caso de tableros con pocas vigas, como pueden ser los constitui-
dos por vigas artesa, se elimina este dintel y se dispone un fuste por viga. Como ya
se ha comentado, las necesidades geométricas de apoyo de las vigas, obligan a
disponer un cabezal en la coronación de los fustes, so pena que éstos se dimensio-
nen excesivamente sobrados (figura 59).
Figura 59
63
\
1111. 1 1 1 1111
I
Figura 61
3.2. PILAS DE GRAN En el caso de pilas de gran altura, las acciones verticales y horizontales del table-
ALTURA ro se suman a las propias acciones que actúan sobre ellas. Estas elevadas
solicitaciones obligan a recurrir a secciones con dimensiones apreciables, tanto lon-
gitudinal como transversalmente al eje del puente, por lo que se utilizan secciones
de tipo cajón, v.g. rectangulares aligeradas interiormente, algunos de cuyos ejem-
plos pueden observarse en la figura 62.
El espesor mínimo aconsejable de la pared suele estar en torno a los 0,25-0,30 m,
y los espesores máximos no suelen superar los 0,45-0,50 m.
Figura 62
64
Figura 63
!"
Figura 64
65
4. ESTRIBOS
Los estribos son los elementos que constituyen los soportes extremos de las obras
de paso. Además de recibir las cargas transmitidas por el tablero, han de sostener
las tierras de los terraplenes de acceso de la estructura. En general, es este traba-
jo como muro de contención de tierras, el determinante en su dimensionamiento, a
no ser que se ancle el tablero a los estribos, v.g. en zonas sísmicas, en cuyo caso
resultan también muy condicionados por las acciones del tablero. La función de con-
tención de tierras incide también en su durabilidad, por lo que hace necesario una
buena impermeabilización de su trasdós, y la correcta ejecución de los oportunos
sistemas para la recogida, conducción y evacuación del agua.
La altura máxima de los estribos no suele superar los 15 metros, ya que para altu-
ras mayores, e incluso por encima de los 10 metros, dependiendo de la topografía
del terreno y de la rasante, suele resultar más ventajoso aumentar la longitud del
puente y disminuir dicha altura.
Estribos cerrados.
Estribos abiertos.
Sillas-cargadero.
4.1. ESTRIBOS E s la tipología más común de estribo de puente. Su sección transversal es la indi-
CERRADOS cada en la figura 65.
Figura 65
Su cierre lateral vendrá condicionado por el hecho de que las tierras puedan o no
derramar por delante del estribo. En el primer caso, que no es frecuente en los es-
tribos cerrados, la solución es disponer una pequeña aleta triangular, perpendicular
al muro frontal del estribo, cuya altura y longitud dependerán del canto del tablero
y del talud del derrame de las tierras del terraplén (figura 66).
67
ALETA
7
Figura 66
Cuando las tierras no puedan derramar por delante del estribo, caso más habitual,
hay dos soluciones posibles:
Proyectar muros en prolongación del muro frontal -aletas en prolongación- tal
como se indica en la figura 67.
I ALETAS EN
PROLONGAC16N
______
Figura 67
ALETATRIANGULAR
MURO EN W E L T A
-77
Figura 68
68
MURO DE ACOMPAÑAMIENTO
I
Figura 69
4.2. ESTRIBOS En el caso de que las tierras puedan derramar por delante del muro frontal del es-
ABIERTOS tribo (figura 66),la solución de estribo cerrado, sobre todo para alturas de estribo
superiores a los 4 ó 5 metros, supone un consumo de materiales que se puede aho-
rrar, en parte, adoptando la tipología de estribo abierto (figura 70). En esencia con-
siste en un dintel o cargadero, sobre el que apoya el tablero, que descansa en unas
pantallas que transmiten las cargas a la cimentación. Por tanto, en el estribo abier-
to las pantallas sustituyen a gran parte del muro frontal del estribo cerrado, lo que
produce el consiguiente ahorro de hormigón.
DINTEL
7
Figura 70
69
cargadero se ejecuta una vez que se ha realizado el terraplén y los pilotes, y éstos
a su vez se construyen cuando se han finalizado los terraplenes para así descargar-
los, en la medida de lo posible, de los empujes de las tierras.
Figura 71
4.3. SILLAS- Cuando está permitido el derrame frontal de las tierras se pueden utilizar los deno-
CARGADERO minados estribos “sillas-cargadero”. Su sección transversal es la indicada en la fi-
gura 72. Son un durmiente o viga flotante que recoge al tablero en todo su ancho y
que apoya en el terraplén adecuadamente compactado. La necesidad de respetar
un resguardo mínimo “a”, función de las características geotécnicas del terraplén y
de la estabilidad del talud, pero en general no menor de 2 a 2,50 metros, implica
que cuando se adopta esta solución de estribo, ¡os vanos laterales del tablero re-
sulten más largos que cuando los estribos son cerrados o abiertos.
Figura 72
4.4. ESTRIBOS DE En aquellas situaciones en que las tierras no pueden derramar por delante del es-
TIERRA ARMADA tribo, y los terrenos sean de baja capacidad portante y/o muy deformables, por lo
que no es posible disponer “sillas-cargadero”, es frecuente recurrir a estribos de tie-
rra armada. En este tipo de estribos (figura 73) la misión de contener las tierras se
se consigue gracias a los flejes que tienen las escamas.
Deben estar muy bien ejecutados para que no se produzcan las frecuentes patolo-
gías posteriores de rotura de escamas, desplazamientos, etc.
70
Figura 73
FLEJES \x CARGADERO
/
ESCAMAS
Figura 74
9 En el caso de estructuras hiperestáticas, que pueden verse muy afectadas por los
movimientos del macizo de tierra reforzada, lo más común es independizar el apo-
yo extremo del tablero del muro de tierra reforzada disponiendo lo que se podría
considerar como una pila más, tal como se puede ver en la figura 75.
Otra solución que también se emplea consiste en transmitir las acciones verticales
del tablero a través del propio muro de tierra reforzada, para lo que es necesario
aumentar su espesor en la zona de apoyo del tablero con las denominadas “es-
camas integradas”, disponer un cargadero en la coronación sobre el que apoye el
puente, y una cimentación que recoja las acciones verticales transmitidas por el ta-
blero, el peso del dintel de coronación y el peso de las tierras que sobre ella ac-
túen. Las acciones horizontales del puente se absorben a través de los flejes de
las escamas de tierra reforzada. En la figura 76 se puede ver un esquema de lo
comentado.
71
TABLERO FLEJES
Figura 75
Figura 76
4.5. LOSAS DE Como la deformabilidad de los terraplenes de acceso es mucho mayor que la de los
TRANSICI~N estribos, que verticalmente constituyen un autentico punto “duro”, en el trasdós del
estribo tiende a producirse un escalón brusco entre las tierras y el muro frontal. Para
evitar o minimizar este efecto, además de vigilar cuidadosamente las característi-
cas y compactación de los rellenos del trasdós (lo que es fundamental para evitar
problemas posteriores), es necesario disponer losas de transición o de aproxima-
ción en el trasdós del estribo (figura 77). La problemática de las losas de transición
y sus características están tratadas en la “Nota de Servicio sobre tosas de transi-
ción en obras de paso” elaborada por la D.G.C., Tecnología, en julio de 1992. Tan
solo en el caso de las “sillas-cargadero”, cuando las alturas máximas sean del or-
den de 2 metros, puede prescindirse de la losa de aproximación ya que, al estar el
estribo apoyado en el propio terraplén, le seguirá en sus movimientos y, en gene-
ral, no se producirá el escalón típico de otras tipologías de estribos.
72
1
L
I
5.00
t R6TULA FREYSSINET CON
ARMADURA PASANTE
I
LOSADE WROXIMACI~N
Figura 77
73
5. CIMENTACIONES
Las cimentaciones son los elementos a través de los cuáles las pilas y los estribos
transmiten las acciones que reciben al terreno natural. Se distinguen dos grandes
grupos: las superficiales o directas y las profundas.
La elección de uno u otro tipo en general vendrá determinada por dos circunstan-
cias:
La capacidad resistente del terreno. Permitirá que las cimentaciones sean super-
ficiales o bien, si es insuficiente, obligará a buscar estratos más competentes y
profundos, recurriendose a las denominadas cimentaciones profundas.
La deformabilidad del terreno. En algunos casos como son las estructuras espe-
cialmente sensibles a los movimientos -pórticos, arcos, etc.-, pueden aconsejar
un tipo de cimentación y desaconsejar otra.
Como los puentes habituales en los casos de luces medias, tienen una capacidad
razonable para adaptarse a los posibles asientos que se produzcan, desde un pun-
to de vista no funcional se puede decir que el tipo de cimentación en general vendrá
determinado por la capacidad resistente del terreno más que por su deformabilidad.
5.1. CIMENTACIONES Las cimentaciones directas o superficiales más comunes son las zapatas de hormi-
SUPERFICIALES gón. Sus dimensiones en planta, además de por la capacidad resistente del terre-
no, vendrán condicionadas por la tipología del elemento que sobre ellas descansa,
obteniendose las clásicamente denominadas zapatas cuadradas, rectangulares y
corridas, tal como se indica en la figura 78.
Figura 78
75
Figura 79
Figura 80
HORMIG6N POBRE O
MEJORA DEL TERRENO
Figura 81
5.2. ClMENTAClONES Cuando es necesario buscar los estratos competentes a profundidades superiores
PROFUNDAS a los 5 Ó 6 metros, se recurre al uso de cimentaciones pilotadas.
76
El elemento que efectúa la transición entre las pilas y los estribos, y los pilotes, es
el encepado. Es en todo análogo a una zapata, y sus dimensiones están determina-
das por consideraciones resistentes.
Figura 82
Figura 83
77
Figura 84
Figura 85
78
6. ELEMENTOS FUNCIONALES
Los elementos funcionales, a pesar de que por tener un coste mucho menor que el
correspondiente a los elementos estructurales, no se les suele prestar la atención
que merecen, tienen gran importancia no ya desde el punto de vista estructural y
resistente, sino también desde el punto de vista funcional, de durabilidad y de con-
servación.
En este epígrafe se van a dar una ideas muy someras sobre:
los apoyos;
las juntas;
las barreras y pretiles;
y el drenaje;
ya que son o van a ser analizados con mayor detalle en otros documentos de la Di-
rección General de Carreteras.
6.1. APOYOS Los aparatos de apoyo son los elementos a través de los cuáles el tablero transmi-
te las acciones que le solicitan a las pilas y/o los estribos. Establecen, por tanto, una
vinculación entre estos elementos que condiciona en gran medida el diseño de la
subestructura y, en menor medida, el del tablero. A este respecto es especialmen-
te importante resaltar el hecho de que la proyectar las zonas de apoyo en pilas y
estribos, siempre se ha de tener en cuenta:
Que sea posible la colocación de todos los dispositivos que se requieran para la
sustitución de los apoyos una vez que estos hayan alcanzado su vida Útil.
Que no se produzca la acumulación de agua, sino que por el contrario se realice
una correcta evacuación.
El diseño de los apoyos propiamente dichos está condicionado por las cargas que
transmite el tablero y sus movimientos en la línea de apoyo.
Los apoyos que se utilizan en las obras de paso aparecen ampliamente tratados en
documentos de la Dirección General de Carreteras. No obstante, se describen a
continuación muy brevemente los tipos que más frecuentemente se utilizan en las
estructuras que se contemplan en este documento:
El más común es el apoyo de neopreno zunchado (figura 86). Las cargas verti-
cales condicionan, en principio, las dimensiones en planta del apoyo, mientras que
las acciones horizontales y movimientos del tablero, en función de la flexibilidad
de la subestructura, suelen condicionar su espesor.
Cuando los puentes son de gran longitud y las pilas excesivamente rígidas, es ne-
cesario recurrir a apoyos deslizantes que desvinculan, salvedad hecha del roza-
miento, el tablero de las pilas en las direcciones que no se coaccionan mediante
guías. En la figura 87 se recogen algunos ejemplos.
En ocasiones, cuando las reacciones verticales del tablero son elevadas, no es
posible absorberlas con apoyos de neopreno, cuya tensión de trabajo esta limita-
da a 15 N/mm2,siendo necesario recurrir a los denominados apoyos de tipo “caja”
o “pot” (figura 88) que pueden trabajar a tensiones del orden del doble que los de
79
neopreno. La vinculación que estos apoyos establecen entre el tablero y la sub-
estructura puede permitir sólo el giro relativo; añadir el libre desplazamiento en
una dirección pero impedirlo en la perpendicular, apoyo deslizante unidireccional;
o permitir movimientos completamente libres en todas las direcciones, apoyo des-
lizante bidireccional.
.&/
ELASTÓMERO/
Figura 86
I
PERNOS DE SUJEC16N
PERNOS DE SUJEC16N AL TABLERO
AL TABLERO PLACA DE
PLACA DE /DESLIDMENTO
DESLIDMENTO
DESLIZAMIENTO
11 , I Apoyo TIPO
_Apoyo TIPO "POT
"POT
LAMINA DE
TEFLÓNDE
LAMINA APOYO DE
APOYO DE NEOPRENO
ZUNCHADO ~
NEOPRENO TL
L--A
A
TEFL~N
DE
g W P E AR
DE N O SCDE
PERNOSDE; D SüJECldN
JECldN
A LA WBESTRUCWRA
A
1
Figura 87
EJEDEGIRO TAPA
,
Figura 88
En algunas circunstancias, cuando las pilas son muy flexibles o la longitud de los
tableros es pequeña, se prescinde de la utilización de los aparatos de apoyo si el
diseño de las pilas no se ve excesivamente condicionado por las deformaciones del
tablero en su plano.
6.2. JUNTAS Las juntas de calzada son los elementos que salvan las discontinuidadesque exis-
ten entre el tablero y los estribos (figura 89), y entre los distintos tableros de la es-
tructura si se disponen juntas intermedias (figura 90).
80
--
DlSCONTiNUlDAD
Figura 89
DISCONTINUIDAD
rn
TABLERO
7
DlSCONllNUlDAD
Figura 90
El primer requisito de las juntas será, por tanto, el tener la capacidad suficiente para
absorber la totalidad de los movimientos relativos que se producen entre las partes
cuya discontinuidad evita. Otros requisitos que deben cumplir las juntas son:
Tener la capacidad estructural suficiente para resistir las acciones que las solici-
tan.
Integrarse en el sistema general de impermeabilización y drenaje del tablero, adap-
tarse a la geometría de la estructura, y ser estancas, es decir, deben evitar que
el agua se filtre a través de ellas o, en su caso, deben disponer de los adecuados
sistemas para su recogida y evacuación.
La calidad de la rodadura sobre ellas no se debe ver sensiblemente mermada con
respecto a la plataforma en general.
Al paso del tráfico no deben ser origen de ruidos significativos o amplificar los que
aquél produce.
Deben estar adecuadamente fijadas a las partes de la estructura que puentean.
Su durabilidad y las características de su mantenimiento deben se acordes con el
tipo de vía que soporta la estructura.
81
Los tipos más comunes de juntas aparecen representados en la figura 91 donde se
indica el nombre técnico que, con frecuencia, se ve sustituido por el nombre comer-
cial.
Figura 91
Para movimientos importantes se utilizan, entre otras, las juntas modulares (figura 92).
PERFILES DE
NEOPRENO ELEMENTOS METklCOS
Figura 92
Figura 93
Se indica a continuación, para los tipos más comunes de juntas, su rango de utiliza-
ción más frecuente (siendo “H”el desplazamiento horizontal, “V” el vertical, y “a”el
ángulo que forma el eje de la discontinuidad a salvar, con la ortogonal a la tangen-
te del eje longitudinal del tablero en el punto de su intersección con el eje de dicha
discontinuidad):
82
TIPO DE JUNTA 1 RANGO DE UTILIZACIÓN
6.3. BARRERAS Las barreras son un elemento fundamental para la seguridad vial de los vehículos
Y PRETILES que circulan por las obras de paso.
Los pretiles son análogos a las barreras de seguridad, pero específicamente diseña-
dos para los bordes de los tableros de las obras de paso, coronaciones de los mu-
ros de sostenimiento y obras similares. En la figura 94 se muestra un ejemplo.
Estos elementos probablemente son, sobre todo en el caso de las obras de paso
de luces medias, el elemento más visible de los tableros, por lo que resulta de
extraordinaria importancia cuidar su diseño y acabados.
6.4. DRENAJE El drenaje del tablero es aquel conjunto de elementos destinados a recoger y eva-
cuar el agua de la plataforma, evitando que escurra por el tablero o se acumule en
las coronaciones de las pilas y los estribos.
El agua de la plataforma se elimina mediante la adecuada pendiente o bombeo de
la rasante, la impermeabilización del tablero y el oportuno sistema de sumideros.
Una vez llevado el agua a los sumideros, hay que evitar que entre en contacto con
el hormigón o el acero de la superestructura o de la subestructura, mediante el opor-
tuno sistema de recogida y canalización hasta los sistemas de drenaje generales
de la carretera.
En el caso de tableros con secciones transversales aligeradas, vigas artesas o ca-
jones, hay que prever la evacuación del agua que pudiera acumularse en su inte-
rior disponiendo los tubos de desagüe. Se resalta la importancia que a este respecto
tiene el hecho de dar a la estructura la contraflecha de ejecución acorde con su ti-
pología y proceso constructivo, para evitar que se produzcan puntos no previstos
de acumulación de agua.
83
De igual forma hay que disponer siempre los oportunos sistemas de impermeabiliza-
ción y drenaje en el trasdós de los muros, y en particular de los estribos.
Hay que tener siempre presente que la eliminación adecuada del agua es fundamen-
tal, ya que es ella la que propicia la gran mayoría de los fenómenos físico-químicos
de degradación de las estructuras independientemente del material que las consti-
tuya.
84
7. APLICACIONES CONCRETAS
Vía inferior
El ancho de la mediana de la vía inferior, en caso de existir, determina la posibi-
lidad física de disponer o no en ella los apoyos del paso superior, por lo que con-
diciona su número de vanos.
En esta decisión hay que tener también en cuenta los aspectos funcionales de la
vía inferior, puesto que se verán afectados por la existencia o no existencia de pi-
las en la mediana.
Asimismo, debe considerarse la posibilidad de ampliación de la vía inferior y la
posición previsible de dicha ampliación, que puede ser por el interior o por el ex-
terior, afectando tanto al número de vanos como a sus luces.
Las luces de la obra de paso deben fijarse atendiendo también a la existencia, en
la zona de la estructura, de ramales, sobreanchos o incorporaciones en la vía in-
ferior, así como a los resguardos funcionales que se fijen desde la calzada a los
obstáculos laterales en función de la capacidad deseable para esta vía inferior.
Vía superior
Su trazado tiene una gran influencia en el proyecto de la estructura, tanto por su
definición en planta como en alzado.
El trazado en planta define la curvatura de la estructura y su esviaje respecto a la
calzada inferior. En general, atendiendo a consideraciones tanto económicas como
estructurales y estéticas, son preferibles las soluciones no esviadas. En el caso
que cruce un vial de pequeña capacidad, v.g. un camino, se deberá tener en cuen-
ta este aspecto en la medida de lo posible, proyectando trazados que permitan
un cruce ortogonal y recto del vial superior sobre el inferior. En el caso de viales
de mayor importancia, al estar el trazado más condicionado, su modificación re-
85
sultará menos sencilla. En estos, al menos y siempre que sea posible, se evita-
rán ramales de incorporación o sobreanchos que obliguen a proyectar tableros de
ancho variable, ya que encarecen mucho la estructura, dificultan su construcción
y empeoran su aspecto formal.
Por lo que respecta al perfil longitudinal, deberá cuidarse especialmente para evi-
tar el aspecto poco agradable que produce un trazado convexo cuyo punto más
alto no esté situado de forma centrada con la estructura. Asimismo, en el caso de
perfiles longitudinales de curvatura acusada, se debería evitar el uso de elementos
prefabricados que produzcan quiebros en el perfil del intradós de la estructura.
También hay que considerar que cuanto mayor es la luz del vano lateral, más lon-
gitud tiene el puente, por lo que a pesar de que al adoptar unas luces com-
pensadas, el coste por unidad de superficie del tablero es más barato al optimi-
zarse el empleo de los materiales, el coste de la estructura puede resultar mayor
al ejecutarse más superficie de tablero.
Aunque el difícil fijar a priori la mejor longitud para optimizar el coste total, puede
estimarse que en puentes de tres vanos, una buena solución es disponer un tra-
mo lateral de 0,5 a 0,6 veces la luz del vano central; y en puentes de cuatro va-
nos, de 0,6 a 0,7 veces la luz del vano central (figura 95).
En los casos habituales de estructuras con longitud total moderada (inferior a 1O0
m) y para anchos de plataforma menores de 10 m, la acumulación de esfuerzos
de torsión hacia los extremos del tablero no suele ser determinante, o en todo
caso obliga a aumentar algo la relación canto/luz respecto a las indicadas.en el
apartado 2.1.2.2, por lo que pueden diseñarse estructuras con apoyo Único cen-
trado y pilas de un único fuste circular o prismático, que mejoran la estética del
puente y resultan más económicas.
86
Para anchos totales de plataforma superiores a 12 m, suele ser más económico
disponer dos o más apoyos por línea, con pilas de tipo tabique o de varios fustes.
Esta disposición resulta imprescindible para longitudes de tablero importantes.
0.3L-0.35L [ L/2 L
1 1
4rp
l A
TALUD i : m /'
Figura 95
Por lo que respecta a los estribos, se debe evitar, siempre que sea posible, la con-
tención de las tierras, diseñando la estructura de forma que los vanos laterales se
utilicen para los derrames de las mismas. Esta disposición aumenta la amplitud
visual de la estructura, mejorando su aspecto formal.
Partiendo de estas premisas, las soluciones de estribo más habituales serán las
correspondientes a estribos abiertos con o sillas-cargadero. Sólo en el caso de al-
turas moderadas de estribo (hasta unos 5 m), suele ser más barato y construc-
tivamente más sencillo, un estribo cerrado con una pequeña aleta que permita el
derrame del terraplén por delante del estribo.
87
Si el vial inferior se encuentra en servicio durante la construcción de la estructura,
deberán analizarse con detalle las circunstancias de la construcción. Si el gálibo ver-
tical lo permite, podrá recurrirse al empleo de cimbras con vigas apoyadas en torres
(figura 12, epígrafe 1.5.1.2.2) que salven las circulación inferior, dotándolas de las
protecciones necesarias. De no ser así, deberá recurrirse al empleo de elementos
autoportantes (v. g. vigas de hormigón pretensado o vigas de acero para solucio-
nes mixtas) colocados mediante grúas, soluciones empujadas, etc., que no condi-
cionen, o lo hagan de manera mínima, la circulación inferior. En cualquier caso, ha-
brá que estudiar cuidadosamente el programa de trabajo para minimizar las
molestias que cualquier obra produce sobre la circulación.
La elección de la tipología de los estribos también puede venir condicionada por el
programa previsto para la obra. Si se va a construir en primer lugar la estructura y
posteriormente se realiza el terraplenado, será necesario proyectar estribos indepen-
dientes del mismo, por lo que la solución más recomendable es la de estribos abier-
tos con pantallas cimentadas en el terreno natural o, si la altura es moderada, es-
tribos cerrados que permitan el derrame de las tierras por delante mediante una
pequeña aleta. Si los terraplenes de acceso a la estructura pueden ejecutarse con
anterioridad a la construcción de ésta, la solución más económica es la de carga-
dero sobre el terraplén con cimentación directa en el mismo para estructuras isos-
táticas, o soportado por pilotes que trasmitan las cargas al terreno natural en el caso
de estructuras hiperestáticas. Como ya ha quedado dicho en numerosas ocasiones,
es fundamental una correcta evaluación y ejecución para evitar que se produzcan
movimientos que afecten a la funcionalidad de la estructura desde el punto de vis-
ta de la rodadura.
88
confuso de estética dudosa. En este sentido, además de por los problemas de fe-
rrallado que puede implicar, debería evitarse la utilización de cantos variables en el
caso de puentes esviados o de curvatura importante. Tampoco es en estos casos
recomendable el empleo de secciones transversales complejas, como pueden ser
las nervadas, siendo preferibles las secciones de fondo continuo tipo losa.
Por otra parte, son de gran importancia para el aspecto de una obra, unos buenos
acabados.
No hay que olvidar tampoco el papel de los elementos funcionales. Un diseño cui-
dado de las impostas y los pretiles dará lugar a un conjunto armónico que realzará
la estética de la obra. No tendría mucho sentido encarecer la estructura llevando al
límite su esbeltez si luego se dispone un pretil opaco que produzca la sensación de
un canto aparente mucho mayor que el real. Asimismo, si no se disponen los oportu-
nos detalles y sistemas de drenaje para evitar que el agua discurra por los paramen-
tos, ninguna de las anteriores consideraciones tendrá sentido alguno. Este aspec-
to resulta de especial relevancia, como ya se ha indicado, en el caso de estructuras
mixtas realizadas con aceros autopatinables sin protección exterior.
Las consideraciones anteriores son también de aplicación a las pilas. Sus formas
deben ser sencillas y esbeltas, evitándose geometrías que contradigan las formas
del tablero. En general suelen resultar adecuados los fustes cilíndricos o prismati-
COS y las pantallas con remates del mismo tipo.
89
SOLUCIÓN COSTE POR M2 (ptas.)
-
2 vanos hormigón
3 vanos hormigón 60.000-65.000
4 vanos hormigón 50.000-55.000
1 3 vanos mixta 65.000-75.000
90
En el caso de los pasos de camino, y dependiendo de la altura de tierras sobre la
estructura, se utilizan soluciones de tipo pórtico, marco o bóveda, frente a otras so-
luciones como son los tubos de acero corrugado galvanizado, por consideraciones
de mantenimiento y durabilidad.
En los pasos de carretera se suelen emplear los tableros isostáticos o hiperestáti-
COS, tipo losa o de vigas, y generalmente de hormigón armado o pretensado, ya que
dadas las luces máximas de vano de estas estructuras, las soluciones mixtas no
suelen resultar competitivas.
A continuación se tratan con detalle cada uno de los aspectos que influyen en la
elección del tipo de solución.
Paso de camino
Un aspecto de gran incidencia en la elección de la solución para un paso inferior
de carretera o autovía, es el ancho de la vía inferior, lo que condiciona el gálibo
horizontal y, por tanto, la luz de la estructura. Como norma general, conviene de-
jar una luz libre de 8 metros, medidos perpendicularmente al eje del camino, lo
que permite adoptar soluciones tipo marco o pórtico de hormigón armado, que son
las más adecuadas desde el punto de vista económico, siendo las características
geotécnicas del terreno de cimentación las que determinatán la elección de una
u otra tipología: para terrenos de cimentacion con tensiones admisibles por enci-
ma de 3 Kp/cm2, es más adecuada la solución tipo pórtico; la solución tipo marco
es la mejor para terrenos de cimentación poco competentes (tensiones admisi-
bles por debajo de 2 Kp/cm2). Entre 2 y 3 Kg/cm2 la elección entre una u otra so-
lución dependerá de otros factores.
Otro condicionante fundamental es la distancia vertical entre rasantes de los via-
les que se cruzan, lo que determina la montera de tierras que queda sobre la es-
tructura y que, al ser una carga de gran importancia, condiciona la tipología de la
misma. A este respecto se indica que, en un paso inferior de camino, es aconse-
jable mantener un gálibo vertical de 5 m.
Para alturas moderadas de tierras, hasta 6 u 8 metros, son aconsejables solucio-
nes con techo plano, más sencillas de construir; mientras que para alturas supe-
riores a 8 m es aconsejable la utilización de soluciones abovedadas, que son más
adecuadas para soportar cargas verticales de importancia. En el caso de alturas
de tierras muy importantes (>20 m), son convenientes soluciones con bóvedas del
tipo biarticulado o triarticulado, que con espesores de bóveda reducidos pueden
cubrir hasta monteras de tierras del orden de los 40 a 50 metros.
Paso de carretera
El gálibo horizontal aconsejable entre caras de muros es de 15 m, lo que en ge-
neral descarta las soluciones comentadas anteriormente (pórticos y marcos de
hormigón armado), ya que no suelen ser competitivas en este rango de luces. Las
soluciones más adecuadas son los pasos de uno o tres vanos, bien con tableros
con vigas prefabricadas, o losas “in situ” (figura 3, epígrafe 1.4).
En el caso de puentes de un vano tienen una importancia fundamental los estri-
bos, que constituyen en este tipo de estructuras un porcentaje importante del pre-
supuesto total de la estructura (30-35%). Una solución alternativa a los muros con-
vencionales de hormigón armado son los muros de tierra armada con un cargadero
sobre el que apoya el tablero. Esta solución puede abaratar el coste de los estri-
bos pero encarece el tablero, ya que obliga a incrementar la luz del orden de 3 m
para mantener los resguardos mínimos necesarios.
91
Para las soluciones de tres vanos, en el caso de tableros de vigas, son aconseja-
bles pilas tipo pórtico con dos o tres fustes circulares, y estribos cargaderos sobre
el terraplén. En el caso de tableros tipo losa, las pilas están compuestas habitual-
mente por fustes circulares, pudiéndose hacer aquí las consideraciones ya men-
cionadas en el epígrafe 3.1 sobre pasos superiores, respecto a la idoneidad de
uno o varios apoyos en las pilas en función de la longitud total de la obra de paso
y su anchuara. Los estribos, al tratarse de estructuras hiperestáticas, es conve-
niente llevarlos hasta el terreno natural, por lo que son más indicados los de tipo
abierto con pantallas que permiten el derrame de las tierras en el vano lateral.
En el caso de pasos inferiores de autovía, un factor importante es el ancho de la
vía superior. En general, al ser estructuras de una longitud moderada, será ne-
cesario prever la posible ampliación de la autovía en un carril más. En el caso de
tableros de vigas, que son susceptibles de una ampliación a posterior¡ de mane-
ra sencilla, solo sería necesario dejar prevista la ampliación en la subestructura
(estribos y, en su caso, pilas), lo que implica un coste menor en una primera in-
versión. Sin embargo, en una solución tipo losa hay que estudiar las posibles al-
ternativas y ver si es necesario construir el puente para el ancho total con la fu-
tura ampliación, lo que encarecería la primera inversión.
92
Marco de hormigón armado 850.000- 950.000 ptaíml
Hay que señalar que, aunque el coste por unidad de superficie de estructura es ma-
yor en los pasos de un vano debido a la alta repercusión de los estribos (35% apro-
ximadamente), el presupuesto total de la estructura es menor, ya que se ejecuta
menos superficie de tablero (entre 2,2 y 2,4 veces menos).
Las soluciones más frecuentemente utilizadas para pasos de camino son las de pór-
tico o marco de hormigón armado en función del terreno de cimentación, con aletas
formando 30" con el eje del camino. Estas soluciones son competitivas para mon-
teras de tierras de hasta 6 u 8 m. Para una mayor altura de montera son aconse-
jables soluciones abovedadas.
En pasos de carretera la solución más adecuada, si la carretera es importante, es
la de tres vanos con tablero de vigas o tipo losa.
7.3. OTROS PUENTES No es posible Intentar una sistematización o clasificación en el caso de otros puen-
Y VIADUCTOS tes y viaductos, dadas las infinitas posibilidades de los obstáculos a salvar.
Por tanto, al decidir las tipologías más razonables en cada caso concreto, habrá que
analizar y ponderar adecuadamente los distintos condicionantes y las distintas so-
luciones, tal como se indicó en el capítulo 1 de este documento.
No obstante, se pueden hacer unas consideraciones de tipo general:
Debe huirse de realizar estructuras con grandes luces, cuando no sea absoluta-
mente necesario por la naturaleza del obstáculo a salvar, ya que, en general, cuan-
to mayor es la luz, mayor es el coste.
Los costes por unidad de superficie son muy variables dependiendo, fundamen-
talmente, de tres factores:
- Condiciones de cimentación.
- Altura de las pilas.
- Tipo de tablero y proceso constructivo asociado.
En cualquier caso no serían razonables costes por unidad de superficie inferiores
a las 45.000-50.000 ptas./m2 ni superiores a las 130.000-160.000 ptas./m2 para
los distintos tipos indicados en el epígrafe 1.4. Ténganse en cuenta, como resulta
obvio por otra parte, que no todas las tipologías son posibles en todos los casos.
Al objeto de poder fijar, cuando menos, los costos relativos de distintas solucio-
nes, se analizan para un viaducto de 400 m de longitud total y altura media de pi-
93
las 20 m, con una luz máxima de vano que no supere los 45-50 m, los costes de
distintas soluciones posibles. Si se asigna el valor “A’a la solución con vigas pre-
fabricadas:
1 SOLUCIÓN 1 COSTETOTAL
Vigas prefabricadas A
Losa 1,05A-1,1OA
Cajón 1 , l OA-l,15A
Cajón mixto 1,20A-l,30A
En la estimación anterior se ha supuesto para las vigas una luz máxima de vano
de 40-42 m, para la losa 35 m, y para los cajones, tanto de hormigón como mix-
tos, 46-50 metros. No obstante, se ha de tener en cuenta que el coste de las so-
luciones prefabricadas está muy condicionado por las leyes de la oferta y la de-
manda.
En el caso de que la vía principal que soporta el puente o viaducto sea una auto-
vía, hay que valorar adecuadamente la posibilidad de hacer un solo tablero para
ambas calzadas, ya que el mantener la mediana en la estructura en general ele-
va su coste, por lo que su elección debe quedar bien justificada en base a otros
condicionantes.
94