Terapia Cognitiva de Aaron Beck

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Terapia Cognitiva de Aaron Beck

El padre de la terapia cognitiva (TC) es Aaron Beck y empezó a desarrollarla


en los años sesenta para el tratamiento de la depresión. Después se fue
extendiendo y ampliando hacia otros tipos de problemáticas psicológicas.

Si las terapias cognitivo-conductuales son las psicoterapias que tienen más


evidencia científica, la terapia cognitiva de Beck es la que acumula más
estudios que certifican su eficacia. Por este motivo considero que es muy
importante tenerla en cuenta

Tiene mucho en común con la TREC de Albert Ellis y la filosofía es similar.

La idea básica es que no son las circunstancias en sí mismas lo que determina


cómo nos sentimos, sino el significado que atribuimos a los
acontecimientos.

No somos unos receptores pasivos de sucesos, sino que contribuimos


activamente en la construcción de nuestra realidad.

La idea subyacente es que nuestro estado mental (positivo o negativo)


depende fundamentalmente de nuestro diálogo interno.

La conversación que tenemos con nosotros mismos puede ser más o menos
consciente, pero siempre está allí y es lo que determinará nuestro estado de
ánimo. No de forma absoluta, pero sí en gran parte.

Esto incluye tanto las palabras como las imágenes que van apareciendo a
nuestras consciencia y que hacen referencia al presente, pasado o al futuro.

Esto no significa que la persona se crea ella misma sus problemas


emocionales, sino que los exagera con sus propios pensamientos y así daña
su capacidad de manejarse en el medio.

Sólo tenemos que fijarnos en lo que ocurre alrededor nuestro y veremos que el
mismo hecho provoca reacciones emocionales distintas en diferentes
personas. Estas diferencias están condicionadas por la forma en que cada
persona “ve” el hecho.

Por ejemplo, vamos por una calle y notamos que una persona anda detrás
nuestro. Si sospechamos que nos sigue para asaltarnos, empezaremos a
ponernos nerviosos. Si no le damos importancia y pensamos que es una
coincidencia, no nos alteraremos.

Ante el mismo hecho (que alguien nos siga), nuestra reacción emocional es
diferente.
La terapia cognitiva se centra en lo que piensas ahora porque presupone que
nuestros pensamientos y creencias son accesibles y podemos conocerlos.

Este enfoque asume que, si piensas o actúas de forma diferente, cambiará tu


estado emocional.

Se sacan a flote esos pensamientos e imágenes negativos para analizarlos y


cambiarlos por otros más adaptados, funcionales o racionales.

Se detectan y corrigen los errores en el diálogo interno para volvernos más


flexibles y cultivar una mentalidad menos dogmática y más basada en las
evidencias.

Se insiste en que siempre hay visiones alternativas de las situaciones y


tenemos capacidad de elegir entre alternativas diversas.

Niveles de pensamiento:

En la terapia cognitiva se consideran tres niveles de pensamiento:

1-Pensamientos automáticos:

Es el nivel más superficial y al que es más fácil acceder. En la terapia interesan


los pensamientos negativos más perturbadores.

2-Creencias intermedias:

Hay dos tipos: supuestos subyacentes (“si ...entonces...”)


y reglas (“deberías”).

Muchas veces son implícitos, es decir, no somos conscientes de que los


tenemos, pero se infieren de nuestra conducta y de temas comunes en
nuestros pensamientos automáticos.

Esas creencias intermedias pueden crearnos problemas, pero nos evitan tener
que enfrentarnos a nuestras creencias nucleares negativas.

3-Creencias nucleares (esquemas):

Son creencias globales y absolutas acerca del yo, los demás y el mundo.

Muchas veces no somos conscientes de ellas y son el nivel más profundo.

Si las creencias nucleares negativas afloran a la superficie y las cambiamos,


podemos conseguir cambios más dramáticos en nuestra manera de ser.
¿Cuál es la causa de las perturbaciones emocionales y cómo se
mantienen?

Hay que aclarar desde la Terapia Cognitiva NO se afirma que el pensamiento


distorsionado sea la causa que provoca las alteraciones emocionales
(ansiedad, depresión, culpa, ira); sino que forma parte importante de estas
alteraciones emocionales.

En realidad, hay muchos factores que pueden predisponer a sufrir un


trastorno psicológico: genético, físico, ambiental, desarrollo, familiar,
personalidad, cognitivo...

Todos estos factores interaccionan entre ellos, con las creencias de la


persona acerca de sí mismo, los demás y el mundo, con los estresores
actuales y, como consecuencia, precipitan el trastorno psicológico.

La activación de las creencias negativas es lo que actuará como filtro de las


experiencias y hará que se perpetúe el problema.

No sólo eso, sino que cuando nuestro estado mental se altera negativamente
(ansiedad, depresión, ira), se distorsiona nuestra capacidad de razonar y nos
volvemos más rígidos, dogmáticos y generalizamos en exceso.

Como consecuencia, introducimos distorsiones en nuestra visión de las cosas y


se cierra el círculo vicioso perpetuándose o empeorando el trastorno
emocional.

Se asume que los pensamientos, emociones, conductas, fisiología y nuestras


circunstancias se alimentan entre sí. Así pues, una acción positiva en uno de
estos elementos provoca un cambio en el resto.

No es un secreto que desde un estado de serenidad, es más fácil valorar los


acontecimientos y nuestros pensamientos para ver si se ajustan a la realidad.

Como comentaba, desde la TC se considera que las perturbaciones


emocionales se mantienen por el funcionamiento del pensamiento (palabras e
imágenes) actual del individuo.

¿Cuál es la estrategia de la Terapia Cognitiva?

Se centra en el aquí y ahora para modificar los pensamientos automáticos,


supuestos y creencias nucleares de la persona para mejorar su funcionamiento
mental.

Los antecedentes históricos no se pueden modificar. No puedes cambiar cómo


te trataron tus padres, tus compañeros de colegio o los defectos físicos que
tuviste.

Lo pasado, pasado está y no se puede modificar; pero sí puedes cambiar cómo


piensas acerca de ese pasado.
La TC centra la atención hacia lo que piensas ahora acerca de lo que está
pasando, pasó o puede pasar.

Con las intervenciones se busca cambiar los pensamientos y creencias mal


adaptadas por otros más flexibles y ajustados a la realidad y así impactar en
el resto de los procesos: fisiología, conductas, circunstancias...

Igual que en la TREC, el objetivo no es dejar de tener emociones y estar


siempre feliz, sino tener emociones más moderadas, proporcionadas y
flexibles.

Se considera que hay una continuidad entre las reacciones emocionales


normales y las exageradas.

Aunque se considera que el cambio en el pensamiento es fundamental en el


proceso del cambio humano, no siempre se procede así. Hay casos en los que
empieza activando la conducta como por ejemplo en pacientes muy
deprimidos.

La conducta es muy importante porque esta sigue a nuestras creencias y sirve


para mantener estas mismas creencias.

Actuar en contra de tus creencias negativas puede ayudarte a darte cuenta que
son erróneas y así mejorar.

Se asume que el cliente tiene la capacidad de ver sus creencias como


hipótesis y que es capaz de ponerlas a prueba.

Es una actitud parecida a la del científico que cambia sus hipótesis según la
información que recibe con la experimentación.

El terapeuta y el cliente se unen como si fueran dos científicos que


colaboran para confirmar o descartar hipótesis que se ponen a prueba en
experimentos.

¿Cómo se procede en la terapia cognitiva (TC)?

La estrategia más habitual es empezar por el nivel más superficial, los


pensamientos automáticos, e ir avanzando a niveles más profundos:
suposiciones y creencias nucleares.

Muchas veces sólo es necesario centrarse en ese primer nivel (pensamientos


automáticos negativos) para generar cambios.

Cuando experimentamos una perturbación emocional, la pregunta básica que


nos hacemos desde la TC es:
"¿Qué estoy pensando en este momento?"

Anotamos la situación, los pensamientos automáticos que detectamos y las


emociones acompañantes.

Después seleccionamos los pensamientos más perturbadores y puntuamos la


intensidad con la que los creemos (de 0 a 100) y la intensidad de las
emociones (de 0 al 100) que los siguen.

A continuación analizamos la lógica de nuestros pensamientos y


las evidencias a favor y en contra.

Análisis de los pensamientos:

¿Con qué errores nos castigamos al pensar? ¿Cómo nos engañamos a


nosotros mismos?

Hay diferentes listas que varían según los autores, pero hay algunas que se
repiten. Son las llamadas distorsiones cognitivas.

Selecciono las más frecuentes:

-Pensamiento polarizado tipo todo o nada:

“Todo me sale mal”, “Nadie me tiene en consideración”, "Estás conmigo o


contra mí"

-Sobregeneralizaciones tipo siempre o nunca:

“Siempre saco mala nota”, “Nunca consigo acertar”.

-Lectura del pensamiento:

“Lo dijo porque se burlaba de mí”

-Adivinación del futuro:

“Acabará dejándome”. “Suspenderé haga lo que haga”.

-Etiquetado:

“Soy un desastre”, "El mundo es injusto”. “La gente es canalla"

- Inculpación de uno mismo o de los demás:

“Él tiene la culpa de todo”, “La culpa de todo es mía”.

- Deberías dogmáticos:
“¡Deberían hacer su trabajo!”, "¡Deberían tratarme mucho mejor!"

-Magnificación (catastrofismo).

“¡Es horribleeee!!

-Minimización:

“Que me elogiara no tiene importancia”

-Descartar lo positivo:

“Que haya aprobado la mayoría de asignaturas no cuenta”

-Razonamiento emocional:

Si siento algo, significa que es cierto. Por ejemplo: “Si me siento inútil, quiere
decir que lo soy”.

El siguiente nivel sería profundizar hacia creencias intermedias y nucleares,


la estrategia consiste en usar la técnica de la flecha vertical.

A partir de un pensamiento, vas preguntando sucesivamente con cada


respuesta:

¿Y eso que significa?

Así acabarán apareciendo las creencias intermedias (supuestos y reglas) y


profundas acerca de uno mismo, los demás y el mundo.

¿Cuál es el problema de los pensamientos automáticos distorsionados?

Que nos los creemos como si fueran la realidad cuando son sólo conjeturas o
errores lógicos.

Sólo podemos conocer la realidad registrando los hechos de la forma más


objetiva posible y sometiendo a prueba nuestras conclusiones.

No conocemos la realidad en base simples opiniones subjetivas.

Esta objetividad y realismo es lo que pretende la terapia cognitiva.

En la TC escribes tus pensamientos, los clarificas, analizas su lógica,


valoras las ventajas y desventajas de estos pensamientos y los pones a
prueba con experimentos para ver qué evidencia hay de que sean ciertos
o no.

Por ejemplo, si piensas o crees que tu vida es un asco y no puedes ser feliz,
puedes registrar cada hora durante el día las situaciones, los pensamientos y tu
nivel de felicidad.

Al final valoras si es verdad tu afirmación en base a datos objetivos.

Además, esto te puede dar información adicional. Puedes descubrir que eres
más feliz en el trabajo, haciendo deporte, con tus hijos, con tu pareja...

Esto es valioso porque te permite cambiar lo que haces y mejorar.

Como comentaba, aquí no se pretende crear un “pensamiento positivo”,


sino realista.

El objetivo no es llegar a la conclusión de que tu vida es bella y perfecta,


sino analizar los hechos de la forma más objetiva posible.

Es posible que tengas un problema real, por ejemplo, estar en el paro. El


análisis te puede servir para eliminar pensamientos distorsionados, valorar tu
situación de forma objetiva y pensar en posibles soluciones.

Registro por escrito

Trabajando por escrito todo el proceso es el método más eficaz.

Se divide un papel varias columnas y escribes en cada una diversos


aspectos:

1- Situación.

2- Pensamientos automáticos: sobre todo los más perturbadores

3- Emociones

4- Evidencias a favor

5- Evidencias en contra.

6- Pensamientos equilibrados y realistas que tengan en cuenta todos los datos.

7- Resultado de experiencias en las que pones a prueba los pensamientos


equilibrados

En cada caso vas asignando valores al nivel de emoción y al de creencia en los


pensamientos negativos y equilibrados.

Si sigues trabajando cada días, acabarás mejorando mucho y empiezas a


automatizar el proceso a nivel mental.
Conclusión

1-Desde la Terapia Cognitiva se afirma que hay una interacción entre


pensamientos, emociones y conductas.

2-Las causas de las perturbaciones emocionales son múltiples, pero los


pensamientos (palabras e imágenes) son una manifestación muy importante y
contribuyen a su mantenimiento.

3-Los pensamientos pueden ser positivos, negativos o neutros y hay que


someterlos a prueba. Es un enfoque realista.

4-Se centra en lo que piensas ahora y asume que, si piensas o actúas de


forma diferente, cambiarás.

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