3 - Stone, Church - Los Años Intermedios de La Niñez
3 - Stone, Church - Los Años Intermedios de La Niñez
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Los años intermedios están comprendidos entre los seis y los doce. Se caracterizan por una
relativa tranquilidad en comparación con los años preescolares y el de la adolescencia. Los
años escolares son los más propicios para el aprendizaje formal que imparte la escuela y la
adolescencia abre paso a la edad denominada “edad de la pandilla” donde los niños pasan a
tener como lo más importante su relación con los pares. A este periodo de quietud sexual entre
el complejo de Edipo y los trastornos de la adolescencia, el psicoanálisis lo llamo Latencia.
Durante los años intermedios los niños vuelven la espalda a los adultos para formar su propia
sociedad de niños, muchas veces, ocultan hasta sus pensamientos de ellos. Los valores
aprendidos por los pares son más importantes que los enseñados por los adultos. Estas
sociedades están sancionadas por juramentos y pactos firmados por los miembros y son
elegidas de forma democrática entre los fundadores, sin importar su verdadera duración.
En compañía de los pares realiza un aprendizaje directo de las estructuras sociales, así como
también características que lo describen. Es así como, aparte de ser un miembro de la
sociedad con sus normas, roles y costumbres va asimilando los de la sociedad adulta de forma
conciente e inconciente.
Podemos observar tres subdivisiones que corresponden aproximadamente a las divisione
escolares:
1. Escuela primaria (del 1er al 3er grado; de los seis a los nueve años): todavía se
conservan muchos rasgos infantiles, es probable que sea un miembro marginal de la
pandilla, el cual imita los usos con total seriedad y cumple las órdenes de los niños
mayores. Puede comentar a los adultos sobre sus actividades y secretos.
2. Escuela elemental (del 4to al 6to grado; de los nueve a los once años): demuestra
afecto de forma escasa, es un miembro activo de la pandilla y conoce con exactitud sus
normas. Aprende a soportar golpes y contrariedades.
3. “Junior High School” (del 7mo al 9no grado; de los doce años en adelante): es seguro y
desenvuelto, es controlado y competente, en la mayoría de los casos. Se burla de todo
lo que considera infantil y se demuestra independiente. Las niñas de doce años cada
vez más van teniendo una figura más femenina, con los varones no es igual, ya que
ellas cambian con mayor rapidez en este periodo.
Durante estos años se sigue creciendo pero con mayor lentitud, miden aproximadamente un
metro y medio, su peso se duplica. La mayoría de los varones duplican su fuerza muscular
mientras que las niñas quedan rezagadas en este aspecto. En el niño, se producen cambios en
los rasgos faciales, caracterizándose por la pérdida sucesiva de los dientes de leche y la
aparición de los permanentes. Es por esto que también llaman a este periodo la edad de los
dientes flojos.
La masculinidad y la femineidad cobra importancia durante este periodo, cada sexo tiene sus
intereses y sus identidades particulares, hasta que la comunicación entre los mismos se reduce
a un mínimo. Durante la adolescencia, ambos sexos volverán a encontrar razones para
reunirse pero con las nuevas personalidades que habrán asumido.
La conciencia sexual se ve afectada ante una exposición temprana debido a los medios de
comunicación de masas, los varones aprenden a mirar de reojo y reírse tontamente.
Este nuevo sometimiento al grupo no solo declara la independencia del niño frente a los
adultos, sino puede convertirse en una clase de servidumbre. Esto presenta dos peligros; el
primero, que la presión del grupo impulse al niño a cometer actos inmorales o contra su opinión
inducidos por la masa, como los de violencia o degradación. El segundo peligro, incluye como
problemática la sumisión, que uno en un futuro no pueda librarse de ella, no llegar a ser capaz
de pensar, juzgar y actuar con independencia, aún frente a las a presiones sociales.
Se suele ver un conflicto suplementario que le plantea la necesidad de conciliar lo que aprende
en el hogar con lo que ve entre sus pares. Es normal sentir cierto disconfort a la hora de
disentir con las normas del grupo o cuando se está en conflicto con ellas, pero son estas
situaciones las que hacen que una identidad madura nos permita saber cuáles son nuestras
opiniones y guiarnos por ellas.
Los niños parecen ignorar las indicaciones y valores que son transmitidas por los adultos, pero
de igual manera los siguen asimilando. A veces el niño da la impresión de no considerar las
censuras de los padres o simula no prestar atención a cosas que no están destinadas a él y
que los padres creen que mantienen fuera de su conocimiento.
Juegos y canciones
El placer que provoca repetir frases o canciones que carecen de sentido para él, lo da una
sensación de participación en el folklore del grupo y de tener la clave del mismo. Lo que hay
que notar es que esos rituales son compartidos y cada persona está obligada a desempeñar el
papel requerido.
Piaget, comprobó una serie de cambios bien definidos según la edad. Al comienzo de los años
escolares las reglas son aceptadas así como las fueron dadas, como eternas, inmutables e
inherentes al juego. Luego, se le permite pequeños cambios en ellas, siempre y cuando todos
estén de acuerdo, siendo estas llamadas por los adultos reglas locales. Hacia el final de los
años escolares, los niños comprenden que las reglas son producto de un consenso y sirven
para definir el procedimiento y el objetivo del juego sistemático.
Durante los años intermedios los niños se dedican cada vez más a juegos competitivos, que
no se limitan a seguir un curso, sino que tiene un puntaje establecido. El ritual predomina en el
carácter compulsivo de las reglas de juego, en la inmutabilidad de los dichos y en el
conservadurismo de las actitudes de los niños.
Otros ritos infantiles
Existen ritos solitarios definidos por la cultura infantil que producen una fuerte sanción del
grupo. Muchos niños inventan también rituales privados. En general esos ritos sirven para
protegerse de algún peligro, innominado o específico.
Están también los ejercicios de destreza, las pruebas físicas que incluyen el control del propio
cuerpo, el cual es muy importante en esta edad y que ofrece tantas posibilidades peculiares e
inesperadas.
Los ritos que promueven la sensación total de identidad, consisten en decir trabalenguas,
habilidades físicas tales como saltar obstáculos, nadar, etc. manipulación de elementos del
exterior y las aptitudes prácticas del niño.
Los niños tienden a coleccionar, al principio de los años escolares son más bien acumulaciones
y en un periodo posterior, estas colecciones son más homogéneas y ordenadas.
EL GRUPO DE PARES
Las pandillas tienen diversos tipos de organización, ya sean en grupos o en pares, pero es raro
que sean en tríos, ya que es casi inevitable que dos de ellos se unan contra un tercero.
Es necesario volver a hacer hincapié en la separación que se produce entre los padres y el
niño- El niño orientado hacia el grupo parece vivir el momento cuando puede salir de su casa a
unirse a los demás niños, dejando de lado sus responsabilidades. Muchos padres al ver estas
conductas tienden a reprochar al hijo, sin saber que esto afianzará más esa separación. Si el
niño reacciona intensamente contra la familia, eso indica probablemente lo fuertes que son los
vínculos que lo unen a ella, y que tiene que superar
El niño está dando un paso hacia la maduración, pero sometiéndose así a una sumisión hacia
la pandilla a la que pertenece, donde se espera que el cumpla algunos papeles específicos.
Esta autoridad estará en contrapuesta a la de los padres.
Otro aspecto a analizar es lo que Margaret Mead llamó “personalidad inmigrante”, cuando el
niño de padres inmigrantes se avergüenza de las costumbres anticuadas y extrañas, tratando
de alejarse de ellas lo mayor posible. Esto puede suceder también a hijos de padres no
inmigrantes, siendo el sentimiento el mismo, ya que la realidad en la que viven los niños es
completamente distinta a la que vivieron los padres. Es en esta edad en la cual surgen las
fantasías sobre provenir de otros padres.
Los varones tienden a orientarse hacia las actividades mecánicas y las niñas hacia las
personas y las relaciones sociales. Las divergentes actividades, actitudes e intereses de
varones y niñas son una expresión de sus roles sexuales, que se adquieren en parte a través
del aprendizaje.
Se puede definir al rol sexual como un conjunto de expectativas sociales, como el modo en
que la gente espera que se comportan las personas de uno u otro sexo.
Las niñas prefieren más las relaciones con los padres, mientras que los niños con los pares. De
igual manera, para los niños el entorno familiar es importante refugio afectivo y fuente de
conocimiento. La mala conducta de los niños no depende solamente de la actividad de los
mismos, sino que también de la forma en la que los juzgan los adultos.
Los niños insisten querer ser independientes de los adultos, se muestran impertinentes,
rebeldes y critican a sus padres. Pero aún así necesitan de sus padres, cuando se separan de
la pandilla, se sienten enfermos, requieren de ayuda con la tarea, etc.
Algunos padres pueden hacer el papel de compinches o seudoniños, pero lo que el niño
necesita es a un adulto que ejerza control sobre él, fuertes, aunque su autoridad no puede ser
absoluta. Los padres tienen que admitir la adhesión del niño a los usos del grupo de pares, y
comprender la importancia que tiene éste en el progreso de aquél hacia la independencia.
La cultura del grupo de pares tiene aspectos positivos y negativos, los padres deben estar
dispuestos a permitirle al niño que intente algunas cosas que ellos saben que están
condenadas de antemano, que cometa algunos errores, con la esperanza de que aprovechará
la experiencia. Y es tarea de los padres darle apoyo al niño cuando experimenta el dolor de un
fracaso y ayudarle a asimilar las lecciones que él mismo le enseña, sin mortificarlo con
reprimendas.