Taller de Refuerzo Grado 11
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DEFINICIÓN DE LO URBANO
Las páginas que siguen -que deben considerarse simplemente como una aportación al debate- se refieren a este
problema. Hemos creído que podían constituir una muestra de nuestro sincero homenaje al maestro de la Geografía
española, el profesor don Manuel de Terán, el cual precisamente dedicó hace casi veinticinco años unas páginas a este
mismo problema, y lo ha tratado posteriormente en diversas ocasiones, aportando también a la ciencia española, con sus
investigaciones personales, numerosos estudios modélicos sobre la realidad urbana de nuestro país. Nos anima a
escribir este modesto trabajo las palabras que el doctor Terán pronunció en una ocasión: "todo lo que se intente o realice
en esta dirección (en la del análisis de las características de lo urbano) no será vana especulación, sino esfuerzo
encaminado a dar respuesta a una legítima aspiración del saber.
Dimensión y actividad
El tamaño, medido en número de habitantes, se ha considerado con gran frecuencia como una característica
fundamental, aunque, en general, a un nivel teórico, ha sido utilizada junto con otras características. Lo más frecuente es
considerar la densidad de habitantes o de edificios. Estos criterios fueron utilizados de forma casi exclusiva, tanto por
sociólogos como por geógrafos, en los primeros momentos del desarrollo de los estudios urbanos. Ejemplo de este tipo
de definición es la que en 1910 propuso el sociólogo francés R. Maunier al definir la ciudad como "una sociedad
compleja, cuya base geográfica es particularmente restringida con relación a su volumen y cuyo elemento territorial es
relativamente débil en cantidad con relación al de sus elementos humanos. Los problemas comienzan cuando se quiere
fijar la densidad a partir de la cual puede empezar a hablarse de ciudad como algo distinto a lo rural. La existencia de
áreas agrícolas densamente pobladas, como es el caso de ciertas huertas mediterráneas o algunas regiones deltaicas de
China, ha hecho que la cifra se eleve hasta más de 1.000 habitantes por kilómetro cuadrado. Queda, de todas formas, el
problema de las áreas suburbanas, que pueden presentar densidades inferiores a esta cifra y a las que, sin embargo,
I.E. JORGE ISAACS DEL PLACER
DEPARTAMENTO DE CIENCIAS SOCIALES
gran número de autores no dudan en asignar caracteres urbanos. La solución podría estar quizás en la utilización de
unos gradientes de densidades, tal como propuso K. G. Grytzell o como ha hecho recientemente el Departamento de
Estadística de Argelia.
Posteriormente ha sido el sociólogo belga Jean Remy, en una obra que ha sido saludada como "la más importante
aportación reciente a la teoría de la ciudad por parte de la sociología en lengua francesa", el que ha insistido en esta
misma dirección al analizar las ventajas que ofrece la ciudad para la actividad económica.
Para Remy, la ciudad es un elemento esencial del sistema económico precisamente por su condición de lugar de
intercambio, de elección y de innovación. Es la facilidad de interrelación social lo que hace a la ciudad particularmente
atractiva para las industrias y para los hombres, lo que en definitiva da a la ciudad su valor económico. Desde el punto de
vista del empresario, la ciudad aparece como "un conjunto de economías urbanas estrechamente asociadas entre sí", las
cuales proceden, desde luego, de los equipamientos materiales presentes en la ciudad, pero son también, sobre todo,
ventajas "de tipo inmaterial". La ciudad es el lugar de concentración de bienes producidos colectivamente y que deben
ser consumidos colectivamente, ya que son especialmente indivisibles: ello da lugar a "formas de solidaridad comunitaria,
al crear una dependencia polivalente y difusa respecto a un medio poseído colectivamente". Junto a ello, la ciudad
aparece como un punto privilegiado en el espacio, "el lugar que reúne los centros de decisión e innovación". En resumen,
pues, desde el punto de vista económico, la ciudad "posee economías de aglomeración relacionadas con la producción
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de conocimientos y, específicamente, con la toma de decisiones". En relación con el sistema social y cultural, "la ciudad
es más una modalidad de organización social relacionada con la complejidad del sistema, que el instrumento del
desarrollo de un conjunto preciso de valores". En general, es "un medio privilegiado que estimula las innovaciones de
crecimiento" y que facilita la invención y la difusión de valores nuevos.
El interés de este nuevo enfoque -cuyos precedentes pueden encontrarse, sin duda, en obras anteriores- es evidente.
Pero, desgraciadamente, no se resuelven con ello los problemas. Por un lado se plantea, más allá de la simple definición,
la delicada cuestión metodológica de la cuantificación y el tratamiento de la interrelación, así como la determinación del
nivel a partir del cual puede considerarse significativa. Por otro lado, parece claro que este camino conduce de forma
inevitable a la destrucción del concepto de ciudad en las regiones altamente industrializadas y desarrolladas. En efecto,
en un reciente trabajo, el mismo Remy, al analizar la incidencia de las innovaciones tecnológicas sobre las formas de
vida social, ha puesto de relieve el hecho de que las innovaciones en la transmisión de mensajes y con el
desplazamiento de personas han roto el monopolio que hasta ahora poseía la densidad física del hábitat para crear una
densidad de comunicación social. Incluso se está llegando a la situación paradójica de que son precisamente las áreas
situadas fuera de las aglomeraciones urbanas las que se encuentran favorecidas desde el punto de vista de las
posibilidades de elección e interacción, tal como ocurre en el caso de los espacios rurales situados entre diversas
aglomeraciones y desde los cuales, en oooñjm, i giorazón de las nuevas autopistas construidas, puede 11egarse más
fácilmente al centro de dichas aglomeraciones que desde algunos de los barrios de las mismas.
Desde el punto de vista sociológico, cabe plantearse el problema si tiene sentido seguir hablando de la ciudad y de 1o
urbano como contrapuesto a lo rural en las regiones de elevado desarrollo tecnológico. La pregunta ha sido formulada y,
además, contestada negativamente por numerosos sociólogos y antropólogos: en el coloquio sobre "Sociología y
urbanismo', celebrado en Royaumont, Francia, en 1968, fuerjiohgion numerosos los participantes que a partir de estas
premisas pusieron en duda la validez actual de la contraposición entre lo rural y lo urbano en los países altamente
industrializados. Queda, sin embargo, incluso desde la perspectiva sociológica, el problema de los países
subdesarrollados, donde esta contraposición, nos parece, continúa teniendo validez, aunque sólo sea por el hecho de
que las condiciones técnicas en ellos imperantes hacen que sigan siendo precisamente las ciudades los lugares donde
se consigue el grado más elevado de interacción social.
ACTIVIDAD 4