14 Leyendas Mexicanas Cortas
14 Leyendas Mexicanas Cortas
14 Leyendas Mexicanas Cortas
Por lo mismo, las leyendas varían de acuerdo con el lugar donde emergen y la
cultura que las transmite. En las leyendas mexicanas podemos encontrar un
amplio repertorio de imágenes simbólicas y representaciones míticas que
cumplen funciones sociales importantes. Aunque existen muchas más, a
continuación veremos varias leyendas mexicanas cortas.
1. La llorona
Cuenta la leyenda que hace mucho tiempo existió una mujer que, en un intento
de vengarse del hombre que amaba, asesinó a sus hijos ahogándolos en un río.
Inmediatamente después se arrepintió, y ante la culpa decidió suicidarse.
Desde entonces, vaga por las calles de distintas ciudades al caer la media noche
(especialmente se aparece cerca de lugares donde hay agua), y repite sin cesar
“¡Ay mis hijos!”. Por esto es conocida como “La Llorona”
Las raíces de esta mujer, y los motivos que la llevan a vengarse, varían de
acuerdo con la versión. Así mismo hay quienes cuentan que se trata de una
mujer que se aparece específicamente a hombres borrachos y a través del susto
les castiga.
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2. El Popocatépetl y el Iztaccíhuatl
En el centro de México existen dos volcanes que se llaman Popocatépetl e
Iztaccíhuatl, tal como habían sido nombrados un guerrero azteca, y la hija de uno
de los jefes, respectivamente. Popocatépetl tuvo que ir a la guerra, pero le
prometió a Iztaccíhuatl que volvería tan pronto como fuera posible.
4. El colibrí maya
Dicen cuando los dioses mayas crearon la tierra, a cada animal le asignaron
una tarea determinada. Pero, al terminar, se percataron de que no había quien
transportara las ideas, los pensamientos y los deseos entre unos y otros.
Encima se habían terminado el barro y el maíz, que son los materiales con los
que habían originado el resto de las cosas. Sólo les quedaba una pequeña piedra
de jade, por lo que decidieron tallarla y crear una pequeña flecha. Cuando
finalizaron soplaron sobre ella y salió volando. Habían creado así un nuevo ser,
al que llamaron x’ts’unu’um, que significa colibrí.
5. La Mulata de Córdoba
La Mulata de Córdoba fue una mujer condenada a la hoguera por el Santo Oficio,
cerca de la costa al este de México. Se le atribuía el poder de la eterna juventud y
ser la abogada de los casos imposibles, como los de obreros desempleados y
mujeres solteras. Se encontraba siempre rodeada de hombres que con facilidad se
enamoraban de ella y perdían el camino de la rectitud. Ante todo lo
anterior, decían que tenía pactos con el diablo y que incluso lo recibía en su
propia casa.
Hasta que fue detenida por el Tribunal de la Santa Inquisición, siendo acusada de
practicar la brujería y de haber llegado en un barco que no había atracado en
ninguna playa. Una noche antes de cumplir su condena y mientras se encontraba
en una celda, solicitó que le llevaran un trozo de carbón, con el que dibujó un
barco y pudo volar fuera de las rejas. Al llegar, los guardias sólo pudieron
encontrar un olor a azufre, cuya existencia se relata hasta nuestros días.
Esta es una de las leyendas de México con unos orígenes más recientes, pero no
por eso deja de formar parte de la cultura popular de la región.
7. El nagual
Desde la época prehispánica, varios de los dioses que han formado parte de la
cultura mexicana han tenido la facultad de cambiar de la forma humana a la de
algún animal. Está facultad se trasladó después a brujos, brujas y chamanes,
quienes adquieren las habilidades del animal en el que se transforman y lo
utilizan en favor de la comunidad.
Así pues, dice la leyenda que los nahuales se aparecen constantemente a las
personas, especialmente a la media noche y tomando la forma de animales
comunes.
Esta es una de las leyendas mexicanas en las que se nota la influencia del folclore
prehispánico fundamentado en muchas creencias animistas según las cuales
objetos y animales no humanos tienen facultades intelectuales propias de nuestra
especie.
Cuando no llevaba ni la mitad del camino se detuvo, ya que creyó haber visto una
sombra detrás de un árbol. Enseguida continuó andando, y cuentan que la sombra
se le acercó, tomando la forma de un hombre que reía intensamente. El hombre
antes escéptico salió corriendo, pero comenzó a sentir que el suelo se hundía y le
atrapaba con fuerza para impedir su huída.
El hombre vivía en una de estas trajineras, y la razón por la que juntaba las
figuras era para ahuyentar a los espíritus de lago. Específicamente, Don Julián
ofrecía estas muñecas en símbolo de paz para ahuyentar el espíritu de una niña
que murió ahogada ahí mismo.
Actualmente existe una pequeña isla con las muñecas recolectadas por Don
Julián en los canales de Xochimilco, y dicen que el alma de este hombre vuelve
constantemente para cuidarlas. De sta manera, esta leyenda mexicana ha dado
paso a una leyenda urbana cuya realidad transcurre en el tiempo presente.
Tiempo después, un pastor que pasaba por la sierra oaxaqueña arrancó una
azucena (flor silvestre también llamada lirio). Al hacer esto, encontró bajo la
tierra lo que parecía ser una cabeza humana, y al rescatarla, la llevó a reunirse
junto con su cuerpo en el templo de Cuilapam. Fue entonces cuando el alma de
la princesa Donají pudo finalmente descansar en paz.
Este es otro de los muchos ejemplos que muestran hasta qué punto la muerte
tiene un rol relevante en las leyendas mexicanas, y casi siempre va de la mano de
elementos narrativos relacionados con el drama.
Una noche, las gentes del poblado decidieron buscar al extranjero para
enfrentarlo, asumiendo que él era el autor de los hechos. Esa noche lo
encontraron intentando morder a un lugareño, así que le clavaron una estaca de
madera y luego sepultaron su cuerpo bajo una pila de ladrillos.
Pero llegado cierto punto del trayecto, las pastoras comunicaron al resto que
estaban agotadas, y que se arrepentían de haber prometido ir a Chalma, de modo
que esperarían allí a que el colectivo de peregrinos regresase en su camino de
vuelta. Sin embargo, al empezar a caminar de nuevo, estos últimos echaron la
vista atrás y en vez de divisar a las pastoras, vieron dos rocas con forma de
mujer.